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Paisajismo

EL ARTE DE DISEÑAR JARDINES


AL ALCANCE DE TODOS
Liliana González Revro

Paisajismo
EL ARTE DE DISEÑAR JARDINES
AL ALCANCE DE TODOS
PAISAJISMO
es editado por: Ediciones Lea S.A.
Av. Dorrego 330 (C1414CJQ),
Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
info@edicionesiea.com
www.edicionesiea.com

ISBN 978-987-634-406-7

Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.


Prohibida su reproducción total o parcial, así como
su almacenamiento electrónico o mecánico.
Todos los derechos reservados.

© 2011 Ediciones Lea S.A.


Primera edición, 5000 ejemplares.
Impreso en Argentina.
Esta edición se terminó de imprimir
en octubre de 2011 en Gráfica Pinter.
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González Revro, Liliana


Paisajismo : el arte de diseñar jardines al alcance de todos . - 1a ed.
Buenos Aires : Ediciones Lea, 2011.
32 p. ; 24x17 cm.

ISBN 978-987-634-406-7

1. Jardinería. 2. Paisajismo. I. Título


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Se conoce con el nombre de paisajismo al arte de diseñar parques y


jardines. En él se ponen en juego, por un lado, la creatividad, y la imagi­
nación como fuerzas expansivas y, por otro, la planificación, y la organi­
zación como formas de poner límites y coto. En medio de todas ellas, por
supuesto, los conocimientos y competencias acerca de las plantas operan
como factores fundamentales para lograr el éxito en la tarea. Efectiva­
mente, para planificar y diseñar un jardín hay que poseer conocimientos
botánicos y, de hecho, los paisajistas profesionales estudian y se preparan
durante años para cumplir eficientemente su función. Sin embargo, con
una guía como la que usted tiene entre sus manos le será posible conocer
algunas opciones básicas y planificar su propio jardín. Puntuales conse­
jos de orden general, más información sobre césped, árboles, arbustos,
enredaderas, flores, setos y macizos, entre otros elementos, le permitirán
diseñar su propio espacio verde de acuerdo a sus posibilidades, deseos y
necesidades.

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Consejos para planificar un jardín
• Antes que nada, tenga en claro cuál es el clima del lugar donde se en­
cuentra su jardín: temperatura máxima en verano, mínima en invier­
no, lluvia promedio y si hay heladas o nevadas. Luego, elija sus plantas
en base a esos datos.
• Después, considere el tipo de suelo para continuar con la elección. El
pH (potencial de hidrógeno que convierte a una sustancia o mezcla de
ellas en ácida o en alcalina) es un importante factor a tener en cuenta,
ya que da como resultado un suelo ácido u otro calizo o alcalino. Y en
cada uno de ellos algunas plantas se sienten cómodas, mientras que
otras no lo hacen.
• En tercer lugar, pregúntese cuáles serán los usos que se le dará al jar­
dín que está proyectando. Algunas preguntas orientativas al respecto
son: ¿cuántas personas viven en la casa?, ¿hay niños en la familia que
valorarían -y mucho- un espacio de juegos?, ¿existen personas mayo­
res que necesitarían un lugar tranquilo y sosegado dentro del jardín?.
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¿va a haber animales en él?, ¿qué actividades piensan realizar en el jar­
dín?, ¿será sólo un espacio verde o tiene planeado colocar un quincho,
una piscina, alguna cancha de juegos?, ¿la idea que tiene en mente es
ocuparse usted mismo de su mantenimiento o piensa contratar un
jardinero?
• Si no quiere que el cuidado le insuma demasiado tiempo, planifique
un jardín con menos mantenimiento. Dos puntos para hacerlo son:
uno, elija especies que no requieran excesivos cuidados y/o plantas
autóctonas que se adaptarán fácilmente y, dos, no coloque demasiado
césped. Escoger una variedad de pasto y un abanico de plantas re­
sistentes a la sequía también es de mucha ayuda a la hora de ahorrar
tiempo.
• Todo árbol, arbusto, enredadera, tiene su forma, su color, su tamaño
y su textura. Nunca lo olvide y trabaje con esas cuatro variables para
planificar su jardín.
• Un jardín cuadrado es poco atractivo. Rompa las geometrías rígidas, y
juegue con curvas y diagonales.
• Asimismo, evite la monotonía jugando con las alturas al combinar
plantas altas y bajas, por un lado, y angulosas con redondeadas, por
otro.
• Si el jardín es lo suficientemente amplio puede jugar con distintos
niveles y/o alturas: hacer lomas, crear pequeñas terrazas con flores,
etc.
• Si es afecto a las flores, procure floraciones escalonadas a lo largo de
todo el año, esto es, plante especies que florezcan en primavera y vera­
no, pero también haga otro tanto con aquellas que lo hacen en otoño o
que tienen flores durante todo el año.
No plante con excesiva densidad colocando los ejemplares muy cer­
canos unos de otros. De esa forma, deberán “pelearse” por el espacio,
los nutrientes del suelo y el agua del riego. Por el contrario, sitúe las
plantas con el suficiente espacio entre sí como para que puedan desa­
rrollarse sin ocupar territorio ajeno.
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• Estudie las zonas de sol y de sombra para decidir qué plantar en cada
lugar. Algunas especies necesitan sol muy fuerte mientras que otras al
recibirlo se secan.
• Las zonas húmedas y sombreadas resultan excelentes para emplazar
helechos.
• Agrupar las plantas por demanda de agua -esto es, colocar en un
sector aquellas que necesitan poca cantidad, en otro las que necesitan
una medida media y en un tercer lugar las que demandan abundante
riego- es un muy buen criterio.
• Si va a colocar plantas con espinas, emplácelas lejos de los caminos y
áreas de tránsito. Mucho menos, colóquelas en zonas que se prevén de
esparcimiento infantil.
• Asimismo, no coloque en esas mismas zonas plantas cuyas hojas, flo­
res y/o frutos resulten tóxicos al ser ingeridos. Algunas de las más fa­
miliares y usuales son el cissus y el potus, pero como realmente la lista
es muy extensa porque son muchas, vale la pena que la conozca en su
totalidad y que la tenga en cuenta para evitar sorpresas desagradables.
• Los jardines excesivamente pequeños necesitan un tipo de planifica­
ción especial. Si usted cuenta con unos pocos metros cuadrados para
realizar su jardín es fundamental que no lo sobrecargue de ejemplares,
que tenga muy en cuenta los tamaños y escalas (arbustos grandes, por
ejemplo, no suelen ser la mejor opción) y que considere que los espa­
cios reducidos no “perdonan” errores, ya que todo se visualiza de un
golpe de vista.
• En todo jardín siempre es bueno crear un punto de atracción visual, el
cual puede ser un árbol especialmente añejo, un conjunto de rosales,
una escultura, una fuente.

Buscando la armonía: el diseño del jardín y los colores


No sobrecargar el jardín con un exceso de variedad de plantas o de co­
lores es una regla muy importante a tener en cuenta si lo que realmente
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se busca es un espacio donde prime la estética y no un “cambalache” de
plantas. Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de elegir las plantas
para poblarlo son los siguientes:
• Si el jardín es pequeño y en pos de evitar el “cambalache”, se reco­
mienda poner en juego una paleta sencilla, que no exceda tres colores
básicos. El imprescindible verde más flores de dos colores puede ser
una opción. Otra, un jardín sin flores, pero con arbustos no sólo ver­
des, sino también grises y rojizos.
• El verde cuando no se mezcla con otros verdes genera una sensación
de frescura y relajación.
• Sin embargo, decir “el verde” es un tanto injusto, ya que se trata de un
color que tiene tonalidades más oscuras, más claras, tendientes al azul,
al amarillo. Y es bueno tener en cuenta esas variaciones para poder
jugar con ellas en el diseño de un jardín.
• La combinación de flores violetas, azuladas y celestes (todos ellos,
colores fríos) dan sensación de tranquilidad y amplitud.
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• El blanco combina con todo y otorga un toque elegante, por lo que las
flores de este color son siempre bienvenidas. Si se le agrega alguna flor
rosa el efecto no se rompe. Pero si se abusa del blanco en un jardín hay
un factor que debe ser muy tenido en cuenta: cuando las flores de este
color se marchitan y permanecen en la planta el aspecto es muy feo, con
lo que para mantener bien cuidado el jardín cuando este tono predomi­
na se necesita más trabajo que si prevalecen flores de otros colores.
• El rojo imprime fuerza y hace muy buen contraste con el verde. Sin
embargo, si se abusa de las flores de este color sin combinarlas con
variedades de otros colores, se genera cierto efecto oscuro que le resta
luminosidad al jardín.
• Por el contrario, si al rojo se lo combina en el mismo sector con flores
naranjas y amarillas, se crea un clima de calidez y luminosidad que
aporta un toque de alegría al jardín.
• Un color demasiado fuerte colocado en el fondo acorta el espacio. Por
lo general, se logra un buen equilibrio colocando las flores de colo­
res más vivos en la zona delantera y enfriando la paleta de colores a
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medida que se alejan las plantas.
Lo ideal es, entonces, colocar en
un primer plano las plantas con
flores amarillas, rojas y naranjas,
y más lejos, las plantas con flores
violetas, azuladas y celestes, así
como también aquellas que care­
cen de flores.
• También es necesario tener en
cuenta el color que adquie­
ren algunos árboles durante el
otoño (algunos viran al marrón,
otros al rojo-bordó y otros al
amarillo) ya que esto también
modifica temporalmente la
paleta de colores del jardín en
cuestión.

El césped es una planta gramínea y es el elemento que hace que un


jardín sea tal. De lo contrario, sólo se tratará de un espacio con plantas.
Pero es el césped el que le otorga unidad al jardín y le da carácter como
tal. Algunos consejos al respecto de este elemento imprescindible en
todo jardín son los siguientes:
• En general, se suele calcular el césped de forma tal que cubra un tercio
de la superficie total del jardín. Por supuesto, ese cálculo no es exclu-
yente y pueden realizarse otros en base a los elementos a colocar en el
espacio en cuestión y a las necesidades de quienes harán uso de él.
• En las zonas donde se prevé que haya mucho tránsito (áreas de juego,
solarium, etc.) es preferible una variedad dura y que no sufra cuando
se la pise.
• Se recomienda plantar en los bordes del césped las especies que re­
quieran más agua, ya que en esas zonas disfrutarán de más humedad.
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• Tenga en cuenta que el césped tiene dificultad para crecer adecuada­
mente bajo los árboles o en zonas sombreadas. Se puede reemplazar
por otra alternativa o bien agenciarse de semillas de césped especial­
mente diseñadas para la sombra.
• Su colocación junto a la piscina debe considerársela de carácter casi
imprescindible.
• Si considera que su jardín pasará o puede pasar por períodos extensos
de falta de mantenimiento, es preferible no usar césped.
pero se trata de una planta tapizante tan bella e interesante que me­
rece la pena ponerla en este apartado. Es, en cierta medida, similar
al trébol, consume menos agua que el césped y no resiste el tránsito
excesivo.

• Festuca arundinacea: proporciona un césped muy resistente, pero no


alcanza mucha densidad, por lo que en general se lo combina con
otras especies. Admite ciertos niveles de sombra, resiste el frío y el
calor, y puede soportar tanto el suelo seco como el encharcado.

Lolium perenne, lolium multiflorum: conocido como “raygrass” o


“césped inglés” es, quizás, la variedad más utilizada en el mundo.
Es barato, se adapta bien a todos los climas y crece con facilidad.
También destaca por su rápida germinación, su resistencia al trán­
sito y por formar una alfombra de extraordinaria densidad en color
verde oscuro. Sin embargo, no ofrece un césped de alta calidad,
con lo que muchas veces se lo mezcla con otros que sí la tienen,
pero que no cuentan con tantas ventajas como el raygrass. Otro
punto en contra es que no se adapta bien a las sequías y hay que
regarlo bastante.

Pennisetum clandestinum: popularmente conocido como “kikuyo”,


se trata de un césped que tiene una excelente resistencia al tránsito
intenso, que brinda una alfombra de color verde claro y muy densa,
y que se recupera rápido de los posibles daños sufridos. Su desven­
taja más notable es que durante la temporada fría se torna amarillo y
entra en estado de latencia, por lo que suele plantárselo en combina­
ción con otras variedades que no tienen esta característica. No resis­
te lugares sombríos.
• Stenotaphrum secundatum: el “gramillón” o “gramón” es una especie pe­
renne, de crecimiento rápido, y que posee gruesos y potentes estolones.
Es muy resistente al frío y forma una alfombra un tanto rústica que a al­
gunas personas puede resultarles desagradable pisar descalza. Se adapta
bien a cualquier tipo de suelo y es resistente a las sequías, pero no tiene
gran tolerancia al tránsito.

• Zoysia japónica: especie de clima cálido, con el que se logra una al­
fombra uniforme, fina, pisable y bella. Resulta muy resistente al trán­
sito intenso, el frío y las plagas, y soporta niveles altos de salinidad, así
como también sequías de hasta un mes.

Plantar el césped

¿Cómo colocar esta verde alfombra en su jardín?

Una alternativa es conseguir las semillas correspondientes a la varie­


dad o variedades elegidas y plantarlas a una profundidad aproximada
de unos 30 cm. Para ello, lo mejor es ayudarse con una azada (en caso
de que no se trate de una superficie muy extensa) o de una motoazada,
máquina que efectúa ese trabajo y que suele alquilarse en las casas que
se dedican al ramo; un abono para césped también es bienvenido en
esta instancia. Una vez labrado el suelo, se distribuyen las semillas lo
más uniformemente posible en una cantidad aproximada de 40 g por m2
(aunque la validez de esta cantidad que hace a un criterio general debe
verificarse en las indicaciones del envase de las semillas) y se rastrilla
superficialmente para enterrarlas. Por último, se pasa un rulo para poner
en contacto la tierra con las semillas y favorecer la germinación de estas
últimas. Al igual que en el caso de la motoazada, se puede alquilar. Una
vez sembrado, se recomienda regarlo, en principio, de forma poco abun­
dante entre 2 y 4 veces por día. Cuando el césped asome unos 2 cm del
suelo, la frecuencia de los riegos se deberá ir espaciando al tiempo que se
va aumentando la cantidad de agua en cada ocasión.
Por supuesto, la otra alternativa es el césped en panes. Se trata de
una opción más onerosa, pero tiene la ventaja de que su lucimiento es
inmediato, constituyendo una solución instantánea al deseo de contar
con una verde alfombra de césped. En estos casos, la mayor parte de las
empresas que proveen los panes ofrecen también los servicios de colo­
cación. Pero, en caso de que no lo hagan o de que usted quiera realizar
el trabajo, este consta de dos pasos: cálculo de los panes a solicitar y
colocación de los mismos.

Para calcular los m2 de panes de césped a solicitar, haga lo siguiente:

1. Encuentre y/o delimite formas en las superficies a cubrir. Se trata,


básicamente, de que identifique cinco configuraciones o áreas que
se parezcan lo más posible a: rectángulos, cuadrados, semicírculos,
círculos y triángulos.

2. Luego, tome sus medidas, anótelas y calcule la superficie de cada


una en base a las siguientes fórmulas estipuladas:
Rectángulo: lado x lado.
Cuadrado: lado x lado
Círculo: 3,14 x radio2.
Semicírculo: 3,14 x radio2y dividido 2
Triángulo: lado x lado y dividido 2

Una vez munido de los panes, labre el área a una profundidad de unos
10 o 15 cm, nivele el terreno agregando unos cm de tierra negra, rastrille
superficialmente, fertilice, riegue y coloque los panes de césped. Para ello,
plántelos en forma paralela al borde recto máslaígo del terreno, intentan­
do que queden lo más juntos posible uno de otros. En caso de que queden
espacios vacíos, estos se pueden rellenar con turba o arena. Fundamental;
no pise el césped mientras lo está colocando. Una vez emplazados todos
los panes, pase el rulo para evitar que queden huecos con aire por debaio.
Riegue de manera abundante, pero sin encharcar a diario, y espere como
mínimo una semana para caminar sobre él.

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_os árboles
Si el terreno posee suficiente
lugar, tener uno o varios árboles
hará que su jardín sea realmente
un sitio muy especial. Sin embar­
go, como se trata de un vegetal de
gran envergadura, antes de tomar
la decisión de plantarlo, es desea­
ble que tenga en cuenta y evalúe
algunas cuestiones:

El primer tema a tener en


cuenta es saber qué tamaño
adquirirá el árbol en cuestión
cuando transcurran los años y
se encamine hacia su pleno de­
sarrollo. Se suele clasificar a los
árboles en tres grupos según su
tamaño: pequeños (menores a
6 metros de altura), medianos
(entre 6 y 15 metros) y grandes
(más de 15 metros de altura). Y
a la hora de plantarlo hay que
tener la certeza de a qué grupo
pertenece el ejemplar elegido, de forma tal que cuente con el espacio
suficiente para crecer como debe y sin crear con ello inconvenientes.
El ceibo (Erythrina crista-galli L.) es un árbol pequeño que rara vez
supera los 6 metros de altura, mientras que un plátano (Platanus x
hispánica) a los 15 años ya podrá haber alcanzado una altura cercana
a los 20 metros.

La velocidad de crecimiento también es uno de los primeros factores


a considerar. A veces, se desea un árbol de crecimiento rápido para
que cumpla sin dilación posibles funciones tales como proteger del
viento o ofrecer sombra, mientras que puede suceder que se desee uno
de crecimiento lento. Entre los primeros, por ejemplo, se encuentra el
ya mencionado plátano mientras que el tejo (Taxus baccata L.) es un
ejemplo de los segundos.

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• La forma de la copa es, asimismo, una cuestión a evaluar. ¿Se desea un
árbol que “caiga” tal como lo hace un sauce llorón (Salix babylonica
L.) o, por el contrario, uno que dé imagen de compacta fortaleza como
el ciprés (Cupressus sempervirens L.)?

• Asimismo, se debe tener cuidado con las raíces de ciertos árboles que, al
crecer, pueden dañar tuberías, edificaciones y levantar pavimentos, si se
encuentran cercanos a estos. Entre las especies más peligrosas al respecto
pueden mencionarse, entre otras, el castaño de Indias (Aesculus hippo-
castanum L.) y el tilo (Tila spp.) Las podas anuales minimizan en cierta
medida este problema, al hacer que las raíces se desarrollen menos. Otra
posible solución consiste en crear una zanja a cierta distancia del tronco y
rellenarla con cemento, de forma tal de bloquear el paso de las raíces.

• Por supuesto, es primordial saber si a la especie de árbol elegido le


sienta bien el clima de su jardín. Hay que saber si soportará la tempe­
ratura máxima habitual en verano y la mínima de invierno y, en caso
de que nieve o se produzcan heladas, si la especie lo soporta. Otros
factores a tener en cuenta son: el viento, la lluvia y la luz.

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Otro punto muy importante a tener en cuenta es el tipo de suelo. Por
ejemplo, hay algunas especies que aguantan bien el suelo arcilloso donde se
estanca el agua, mientras que para otras resulta fatal. Entre los primeros se
encuentran el ya mencionado sauce llorón que, de hecho, es una típica es­
pecie de ribera de río y entre las segundas el olivo (Olea europaea L.). El pH
del terreno también debe tenerse en cuenta, ya que algunos árboles necesi­
tan suelos ácidos y nos les van los terrenos calizos, tal es el caso de el abedul
(Betula alba L.) y el roble (Quercus robur L.). En general, el buen drenaje y
la tierra rica en humus son siempre buenos para todos.

También es fundamental saber si se desea que sea perenne o caduco.


Un árbol de hoja perenne mantendrá su copa y su color durante todo
el año, y protegerá de los vientos fuertes y por igual período al sector
en cuestión, pero impedirá que la luz del sol tenga una buena llegada
al jardín, tanto en verano como en invierno. Pertenecen a este grupo:
la magnolia (Magnolia grandiflora L.) y la casuarina (Casuarina equi-
setifolia L.). Por el contrario, un árbol de hoja caduca da sombra en
verano y permite un buen pasaje de luz solar durante el invierno. Sin
embargo, vuelve a su área de influencia más vulnerable a los vientos
invernales y cuenta con la desventaja de que deben barrerse sus hojas
en otoño. En algunas ocasiones se eligen árboles de hoja caduca por
la tonalidad que estas toman durante el otoño: el amarillo inigualable
del ginkgo (Ginkgo biloba L.), por ejemplo, o el maravilloso rojo del
liquidambar o estoraque (Liquidambar styraciflua L.)

Por todo lo que venimos diciendo, un consejo primordial es: nunca


plante árboles perennes delante o cerca de una ventana, pues lo priva­
rán de luz solar durante el invierno.

Por el contrario, ese tipo de árboles constituye una excelente opción


para ocultar zonas o elementos poco estéticos.

También debe evitarse ubicar árboles de hoja cacfüca cerca de las


piscinas, ya que durante el otoño las hojas secas irían a dar al agua y
resultaría mucho más dificultosa su limpieza.

Para colocar en zonas próximas a la vivienda conviene optar por ár­


boles pequeños, tales como el naranjo amargo (Citrus aurantium var.
amara L.) o el ya mencionado ceibo.
Posibles funciones de los árboles en un jardín
En solitario:

• Resaltar un lugar focalizando la atención en esa área.

En grupos:

• Hacer de pantalla para impedir el exceso de viento.


• Crear un fondo.

• Generar alineaciones a los costados de los senderos, dando sombra al


paseo.

Cómo comprar un árbol


Si bien es posible obtener árboles a partir de semillas (de hecho, así
se reproducen en la naturaleza) a la hora de planificar y hacer un jardín
lo mejor es comprar en un vivero de confianza el ejemplar ya formado
y contenido en una maceta o recipiente similar. Para hacerlo, tenga en
cuenta lo siguiente:
• Debe tener un aspecto sano, lo cual implica ausencia de heridas y de
ramas rotas, y tronco y ramas sin agujeros ni huecos de ningún tipo.

• Asimismo, es bueno que a la vista aparezca proporcionado y bien formado.

los arbustos
A medio camino entre las herbáceas y los árboles, los arbustos son
vegetales que poseen tallos y ramas leñosas, pero no de tanta contunden­
cia como los árboles. Y resultan casi imprescindibles en todo jardín que
se precie de tal. Algunos consejos a la hora de pensar en arbustos para
engalanar un jardín:

• Se pueden plantar en grupos (conformando, de esa manera, una masa


arbustiva) o bien, de forma aislada sin nada a su alrededor.

• Por supuesto, la mayoría de ellos resultan ideales para realizar setos,


cerramientos y borduras.
Si bien todos ellos se desarrollan plenamente en la tierra, es bueno te­
ner en cuenta la posibilidad de colocar alguno en una maceta de buen
tamaño.
Algunas especies resultan particularmente aptas para realizar podas ar­
tísticas u ornamentales, dándole formas de animales, jarrones, persona­
jes, etc. Ello se conoce con el nombre de topiaria y consiste en mantener
un arbusto (también puede ser un árbol) con una forma determinada,
recortando regularmente las brotaciones que sobrepasen ese perfil. En­
tre las especies más aptas para este tipo de trabajo se encuentran el boj
(.B uxus sempervirens), la ligustrina (Ligustrum ovalifolium ) y el mirto
(.M yrtus communis)
Tenga en cuenta que muchos arbustos tienen flores, como es el caso
del jazmín del cabo (Gardenia jasminoides), la hortensia (Hydrangea
microphylla) y la rosa china (Hibiscus rosa-sinensis). En esos casos el
arbusto podrá, además, colocar una nota de color en el jardín y, en el
caso de los jazmines, también lo perfumará de forma inigualable.
Para poner un toque de color menos intenso que el de las flores, es
bueno tener en cuenta el color de las hojas del arbusto en cuestión.
Muchos de ellos son verdes, por supuesto, pero también los hay ro­
jizos como la dodonea (Dodonaea viscosa), con hojas variegadas en
blanco y/o amarillo, tal como el vistoso coprosma o planta espejo (Co-
prosma repens) y grisáceos, como es el caso de la santonila, cipresillo
o abrótano hembra (Santolina chamaecyparissus), sin dejar de men­
cionar que este último, además, tiene floración amarilla.
Algunos arbustos son, además, plantas aromáticas, tal como es el caso del
laurel (Lauras nobilis). Tener uno de ellos en el jardín supone, por lo tanto,
contar con la posibilidad de tener siempre a mano esta hierba recién cortada.
A la hora de comprarlos deben ser de calidad, forma armoniosa y no deben
llevar mucho tiempo en la maceta. Cuando sí lo hacen resulta evidente,
pues es posible apreciar una masa de raíces apiñada y congestionada.
Al plantarlos, tenga en cuenta el futuro desarrollo y crecimiento, de
forma tal de proporcionarle suficiente lugar a su alrededor. Sobre todo
si los va a plantar en grupos, no lo haga a una distancia muy escasa
entre ejemplar y ejemplar, pues al cabo de unos años tenderán a for­
mar una masa enmarañada e informe.
• En general, no les va nada bien el agua que se encharca y necesitan un
muy buen drenaje. En todos los demás aspectos y/o variables, habrá
que averiguar cuáles son las correspondientes a cada especie en parti­
cular, ya que ciertos arbustos van bien en todo tipo de suelo, mientras
que otros mueren en uno calizo o alcalino, algunos necesitan muchos
nutrientes y otros muy pocos y, mientras que ciertos arbustos necesi­
tan luz plena otros están cómodos en la semisombra.

Las ioorduras
Se conoce con el nombre de bordura a una agrupación continua de pía
ntas de altura similar que tiene el objetivo de separar sectores y/o delimi­
tar caminos o macizos. Al idearlas, tenga en cuenta los siguientes puntos:
• Se prefieren las borduras de un
mismo color o de la misma gama
de colores (para generar un efecto
de armonía) en lugar de un caótico
“colorinche”.
• Para realizarlas puede emplear, por
ejemplo, plantas de temporada, ya que
con su variación ayudarán a hacer
otro tanto con la estética del jardín.
• Si combina plantas de temporada
con otras perennes logrará tener
una bordura colorida durante todo
el año.
• Una excelente opción es hacer bor­
duras con plantas aromáticas, como
la lavanda (Lavanda angustifolia).
En general son fáciles de cuidar,
perfuman el ambiente y tienen la
ventaja extra de que permiten contar con hierbas frescas para nuestras
preparaciones culinarias.

Los macizos, canteros y arriates


Se conoce con esos nombres a los sectores y/o espacios de forma di­
versa donde se agrupan plantas. Algunos consejos para planificarlos:
• Esos espacios pueden estar conformados por plantas sin flores. Sin
embargo, lo usual es que estas formen parte de ellos agregando un
toque de color al jardín en cuestión.
• Contrariamente a las borduras, los macizos, canteros y arriates ad­
miten favorablemente las combinaciones de colores y se ven bien con
ello. Sin embargo, esto siempre debe hacerse en base a ciertas reglas
cromáticas y tendiendo a una armonía (Ver “Buscando la armonía: el
diseño del jardín y los colores”).
En cuanto al tamaño, se recomienda poner las plantas más pequeñas en
los bordes y/o adelante y las de mayor tamaño atrás y/o en el centro.
• Si en los macizos, canteros y arriates se combinan plantas de tempora­
da con otras perennes, se disfruta del color durante todo el año.
• Casi todos aquellos espacios específicos con flores deben gozar de
buena luz solar
• Importante: los arriates elevados a una cierta altura resultan mucho
más cómodos de trabajar que aquellos otros que se encuentran a la
altura del suelo.
• Un fondo verde -ya sea este una reja cubierta con hiedra, un arbusto
sin flores o un seto de coniferas- realzará aún más el colorido del ma­
cizo, el cantero o el arriate.

Los setos y cerramientos


Se utilizan para separar zonas, aislar del exterior y del ruido, y prote­
ger del viento.
• Básicamente, pueden ser de dos tipos: formales e informales.
• Los formales son aquellos que
obligan a un mantenimiento
constante, siendo más adecuados
para jardines pequeños, ya que
al cortarlos se evita que invadan
espacios. Para realizarlos, se
suelen utilizar arbustos perennes
y coniferas.
• En los setos y cerramientos in­
formales, por el contrario, se deja
que las especies que los confor­
man crezcan libremente y sólo se
efectúan las podas imprescindi­
bles de limpieza. En general, para
realizarlos se utilizan arbustos y/o
árboles que resulten atractivos, ya
sea por su floración o por su follaje. No resultan tan adecuados para jar­
dines pequeños, pero sí lo son para los grandes, en los que resultan muy
atrayentes y no precisan de tantos cuidados para mantenerse.

Las enredaderas y piantas trepadoras


Las plantas trepadoras y/o enredaderas le otorgan a un jardín un toque
absolutamente único e inigualable, adornando paredes, celosías, muros y
glorietas de una manera especial. Algunos consejos para elegir y plantar
una o varias de estas especies:
• En general, las enredaderas y plantas trepadoras pueden colocarse
tanto en el suelo como en maceta. Sin embargo, en este último caso no
crecerán tanto como en la tierra. Si decide por colocarla en una ma­
ceta, tenga en cuenta que, cuanto mayor sea esta, más tiempo vivirá la
planta.
• Al igual que en el caso de los árboles es necesario considerar si se
desea una enredadera de hoja perenne o caduca. La primera, asegura
sombra todo el año. La segunda, sólo en una parte de este.
• Asegúrese de que le sienta bien el clima de su jardín. Hay que saber si so­
portará la temperatura máxima habitual en verano y la mínima de invier­
no, y en caso de que nieve o se produzcan heladas, si la especie lo resiste.
• Con relación al factor luz, tenga en cuenta que hay enredaderas que
aman la sombra -tal es el caso de la hiedra (Hederá helix ), mientras
que otras como la buganvilla o santa rita (Bouganvillea spectabilis,
Bouganvillea glabra) prefieren el sol para desarrollarse en plenitud y
florecer abundantemente. No olvide averiguar a qué grupo pertenece
la variedad por usted elegida.
• En cuanto al riego, deberá considerar que mientras algunas trepadoras
pueden soportar la sequía (es el caso de la ya mencionada bunganvi-
11a) otras, como la clemátide (Clematis spp), necesitan un alto nivel de
humedad.
• En general, la mayoría de las plantas trepadoras no resiste suelos
muy arcillosos, pues estos hacen que el agua se estanque, lo que suele
provocar el pudrimiento de
las raíces. Compruebe que su
suelo drene adecuadamente
y, si no lo hace, refórmelo
para lograr un mejor drenaje
u opte por emplazar la enre­
dadera en una gran maceta
con un sustrato adecuado.
• La pobreza o riqueza del
suelo también es otro factor
a tener en cuenta: algunas
enredaderas necesitan un sue­
lo rico, con lo cual conviene
abonarlo (tal es el caso de la
antes mencionada clemátide)
mientras que otras, como la
madreselva (Lonicera caprifo-
lium) se desarrollan perfecta­
mente en sustratos pobres.
• En general, las plantas
trepadoras se compran en un
vivero, en una maceta o en
una bolsa plástica.
• Allí mismo, averigüe cuál o cuáles son las épocas adecuadas para
plantar esa especie en particular aunque, por regla general, cuando se
coloca en tierra la planta ya crecida, puede hacerse en cualquier mo­
mento del año, siempre que se eviten los picos de frío del invierno y
los de calor durante el verano. Primavera y principios del otoño suelen
ser las épocas ideales para plantarlas.
• Al plantarlas contra un muro, pared o un tipo de soporte similar, se
recomienda separarlas unos 45 cm o más del soporte en cuestión.
• Si desea plantar varias enredaderas, separe unas de otras por un míni­
mo de dos metros.

26
• En el
plantarla siempre es
bueno enriquecer
la tierra con abo­
no orgánico.
• Algunas enredaderas ti
poder de agarrarse solas a través
ventosas y raíces aéreas. Es el caso,
ejemplo, de la hortensia trepadora
(.Hydrangea petiolaris)
• Cuando no es el caso, será usted
deberá ir fijándola y guiándola a
de soportes y/o alambres a medida que
crezca. Asegure firmemente en paredes
y soportes a la enredadera. Si no lo
corre el riesgo de que con el paso de los
años se provoque un derrumbe. Asimis­
mo, añada nuevos anclajes cada año.

Algunas
opciones de enredaderas
• La glicina (Wisteria sinensis) es una
planta trepadora cuya cascada de flo­
res lilas resulta de una belleza incom­
parable, además de sutilmente fragante.
Es de hoja caduca, resiste bien las heladas,
se la debe podar anualmente y se recomien­
da utilizar soportes resistentes, ya que crece
mucho y es una planta muy longeva.
« La ya mencionada hiedra es una especie
de hoja perenne, más bien rústica y de fá-
cil cultivo, que para su buen mantenimiento sólo necesita
semi-sombra, mucha humedad y clima fresco. Resiste
muy bien las temperaturas bajas.
• El mburucuyá, flor de la pasión o pasionaria azul. (Passi-
flora caerulea) es una enredadera de hoja perenne nativa
de Sudamérica y, por lo tanto, que se adapta muy bien a
nuestro país. Es de crecimiento rápido, necesita mucha
luz y aguanta temperaturas muy bajas, incluso por debajo
de los 0o. Prefiere los suelos fértiles y húmedos, y es por
eso que debe regársela a menudo. Su flor es muy caracte­
rística y de una belleza muy especial.
• La parra ( Vitis vinifera) es una buena cubierta para una glo­
rieta, ya que es de hoja caduca y no tapa el sol en invierno,
pero durante el verano ofrece un abundante follaje. Es poco
exigente en cuanto al suelo, y se da especialmente bien en
terrenos pedregosos y bien drenados. Entre sus desventajas
se cuenta el hecho de que atrae insectos y que se produce la
caída de sus frutos una vez que estos se pudren.

Las flores
Elemento cuasi imprescindible en un jardín, las flo­
res pueden colocarse en tierra y conformar de esa ma­
nera macizos, canteros y arriates, o bien, emplazarse en
macetas. Por supuesto y tal como ya lo mencionamos y
explicitamos, existen arbustos, árboles y enredaderas que
florecen y nos regalan sus colores. Pero en este apartado,
nos referiremos específicamente a las floraciones que
han quedado fuera de las clasificaciones anteriores y que
suelen ser las que más comúnmente se asocian a la idea
de flores: las plantas o flores de temporada, las bulbosas,
y la vivaces y perennes.
• Las plantas o flores de temporada se dividen en anuales y
bianuales. Las primeras son aquellas que viven solamente
29
unos cuantos meses (los cuales coinciden con su floración que se produ­
ce en las épocas de más altas temperaturas), luego de lo cual al llegar las
temperaturas bajas deben retirarse de la tierra o la maceta. Proporcio­
nan gran colorido y larga floración, y resultan la opción ideal para hacer
pruebas de color y conseguir un efecto inmediato en un jardín. Algunas
plantas anuales muy difundidas son: la caléndula (Caléndula officinalis),
la alegría del hogar (Impatiens walleriana) y la petunia (Petunia hybrida).
Las plantas o flores bianuales reciben esa denominación porque requieren
de ese lapso para desarrollarse, con lo que sus flores tardan mayor tiempo
en aparecer. Concretamente, durante el primer año producen tallos y ho­
jas, y es en el segundo cuando hacen su aparición las tan esperadas flores.
El pensamiento ( Viola x wittrockiana) es una de ellas, aunque en algunos
climas pueda convertirse en una planta anual.
• Las flores bulbosas son aquellas que se cultivan a partir de un órgano
que genéricamente se denomina bulbo y que se caracterizan por tener
flores muy vistosas y en la mayoría de los casos, de considerable fortale­
za y excelente diseño, tal es el caso del tulipán ( Tulipa spp) y de narciso
(.Narcissus spp). Como las flores duran relativamente poco, o conviene
plantar grandes extensiones solamente con este tipo de plantas ya que se
transformarán en espacios vacíos cuando se marchiten. Para evitar ese
efecto, conviene combinarlas con arbustos, y con flores vivaces o anua­
les. Otra manera de conseguir un efecto más permanente es combinar
las bulbosas que se plantan en otoño y florecen en primavera junto con
aquellas otras que se plantan en primavera y florecen en verano. Entre
las primeras se encuentran la fresia (Freesia x hybrida ) y los ya mencio­
nados narcisos y tulipanes. Entre los segundos, se cuentan la amarilis
(.H ippeastrum spp) y el gladiolo (Gladiolus spp).
• Las plantas vivaces y perennes son aquellas que dan flores y que viven
varios años. Si durante el invierno pierde sus hojas y tallos, y se mar­
chita, pero conserva su raíz y vuelve a brotar en primavera, estamos
ante una vivaz, por ejemplo, la peonía (Paeonia suffruticosa). A la hora
de planificar un sector del jardín con plantas vivaces conviene tener
en cuenta que la mayoría de ellas florece un promedio de 3 a 4 sema­
nas, por lo que deberá contar con al menos 7 especies para que haya
flores durante el período de vegetación activa. Por el contrario, cuan­
do la planta pasa el período invernal de la misma manera en que lo
hace el resto del año, hablamos de una planta perenne. Es el caso de la
ya mencionada lavanda.

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Indice
Introducción........................................................................ ,,3
Consejos para planificar un jardín................................ ,4
Buscando la armonía: el diseño del jardín y los colores 6
El césped........................................................... 9
Tipos de césped........................................ .11
Plantar el césped....................................... ,13
Los árboles........................................................ ,15
Posibles funciones de los árboles en un jardín ,18
Cómo comprar un árbol............................ ,18
Los arbustos......... ,19
Las borduras........ 21
Los macizos, canteros y arriates............ 22
Los setos y cerramientos...................... 23
Las enredaderas y plantas trepadoras 24
Algunas opciones de enredaderas, 27
Las flores..........

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