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TEMA: El amor, el trabajo y el esfuerzo

Todos sabemos que existe cierta cantidad de trabajo que debemos realizar para
mantenernos vivos. Y también que algo más de trabajo es necesario para no solo
sobrevivir, sino en lo posible, acumular bienes que nos den una perspectiva de vida
superior a la supervivencia diaria.

El trabajo en sí, no entusiasma a nadie. El trabajo es presentado como un castigo en


el Génesis judeocristiano, con el que el primer humano debe sufrir para conseguir lo
que quiere. En el día del trabajador no se trabaja. En sí, nadie disfruta el trabajo
como tal. Existe un dicho “haz lo que amas y no trabajarás un día de tu vida”. Esto es
parcialmente cierto. Si el trabajo es un gasto de energía para obtener un objetivo
específico, entonces en cualquier sistema político se necesita trabajar para mantener
la vida.

Trabajar es algo activo, que uno hace en vigilia. “Trabajar toda la noche” implica
siempre que uno no durmió esa noche. Y no significa que uno tomó té toda la noche,
implica que una tarea fue realizada con un objetivo específico que impedía dormir.

Supongamos que una persona es enfermera y trabaja toda la noche en cuidar la


salud de un paciente herido. ¿Está esa persona esforzandose? Eso depende del amor
que la persona tenga por su tarea. Donde hay amor, hay trabajo sin esfuerzo. Donde
no hay amor, hay trabajo con esfuerzo.

No podemos crear amor por una tarea de la nada. Por ejemplo, no podemos de la
nada amar la erradicación de todos los árboles del mundo y realizar la tarea sin
esfuerzo porque el amor implica el deseo de vivir, y un mundo sin árboles es
antitético a la vida humana. Por lo tanto el amor ya lo tenemos, de forma automática,
por el solo hecho de estar vivos. Amar es desear la continuidad de algo y su
bienestar. Si uno se ama, desea el propio bienestar y continuidad. Por lo tanto el
suicidio es lo opuesto al amor propio.

Si uno ama a alguien, no desea que se suicide. Desea que viva muchos años más y
con la mayor salud posible. Pero en la sociedad actual nadie le desea a nadie “que
trabaje toda su vida” ya que las sociedades desarrollaron sistemas de jubilación; en
los que sin trabajar, uno gana dinero.

Por lo tanto los humanos se pusieron de acuerdo en que el trabajo es necesario, pero
no todos deben realizarlo (ni niños ni ancianos) porque en algunas situaciones no es
bueno.

Sin embargo, para el amor no hay una edad limitante dentro de dos personas con
edad similar (niños se ponen de novios con niñas, adolescentes con adolescentes,
adultos con adultos, ancianos con ancianos). Como si el amor no fuera desgastante,
pero el trabajo sí. Como el ser humano no vive aislado, no solo desea para sí mismo
su salud y continuidad, sino que a las personas que nos rodean. Por lo tanto el amor
a uno mismo está relacionado con el amor a los demás. Hay gente que, sin amor por
si misma, evita el suicidio solo porque tiene seres queridos a quienes no quiere
perjudicar emocionalmente. Así vemos como el amor a uno mismo o a otra persona
es algo interrelacionado.

Nadie se esfuerza para besar a alguien que ama. Quizas, un anciano de 90 años no se
esfuerce en besar a su pareja de edad similar, quizas, el trabajo requerido para
besarla sea llevado a cabo con una ligereza facilitada por el amor.

Entonces, el trabajo es necesario en la vida. El amor, también. El esfuerzo, es


necesario?...

Es probable que un excelente deportista que ame su deporte sea mejor en el deporte
que ama que en uno que no, y que debe esforzarse para tener un nivel medio en un
deporte que no es de su preferencia, mientras que en el que ama, simplemente lo
hace con disfrute.

TEMA: El sexo

Estamos sumidos en la ignorancia. El conocimiento requiere principalmente


voluntad. Todos los conceptos importantes requieren entendimiento inteligente en
una persona que no se haya degenerado. ¿Qué es el sexo? Primero que nada, todos
tenemos un impulso sexual de una u otra manera. ¿Qué debemos hacer con ese
impulso? Ese impulso sexual es uno más del cuerpo como es el impulso de la vista,
el impulso de comer, el impulso de conocer, el impulso de comunicarnos, el impulso
de respirar. Imaginemos a un artista con un lienzo en blanco frente a él. Él puede
crear lo que desee, y lo que esté dentro de él creará. Otro artista creará otra obra.
Incluso sobre un mismo tema, los artistas hacen distintos rostros, distintas formas,
distintos colores. Esto quiere decir que si bien al hablar todos tenemos una idea en
común, las formas y colores varían. Por lo tanto, debemos buscar qué corresponde
que sigamos en mente y cuerpo, que más allá de nuestras diferencias personales,
son universales.

¿Para qué debemos prepararnos? Lo mejor es afrontar la situación actual de la mejor


manera, solucionar los problemas que se nos presentan. No tener faltas ni excesos.
¿Cómo es un cuerpo perfecto? Ni falta de músculo, ni exceso de grasa. No se trata de
dañarnos o hedonizarnos, sino hacer cuanto sea necesario para que nuestro espíritu
se regocije ante la belleza que somos y percibimos.

Mucho énfasis se hizo históricamente en el amor. Pero sabemos que las cucarachas
nunca recibieron amor de los seres humanos. Amor recibe quien acumula belleza
real. ¿Cómo alcanza belleza real un ser humano? Primero: admirando a quienes
acumularon belleza real. Segundo: siguiendo los pasos que ellos siguieron.

Vayamos a los sueños. En sueños podemos sentir emociones al estar quietos que no
podemos sentir al estar despiertos y quietos. Los sueños presentan posibilidades
reales mezcladas con el conocimiento de la realidad que tenemos. ¿Qué necesita
hacer una persona? Sentirse lo mejor posible sin que su conciencia se dañe.
Sabemos que comer es necesario, y comer excesivamente convertirá el placer en
dolor. Sabemos que el cuerpo es capaz de crear y sentir mucho placer, así como
dolor.

La gente huiría del sexo si este causase dolor. Y mucha gente lo hace. La gente
adoraría el sexo si este causase placer. Y mucha gente lo hace. Esto deja en claro que
el sexo es tanto fuente de placer como de dolor. Dependiendo de cómo se dirija la
sexualidad. Si la energía sexual es fuego: con el fuego podemos darnos vivos al
cubrirnos del frío, o utilizarlo para cocinar nuestros alimentos. De la misma manera
el fuego pero quemar y matar a una persona o destruir un edificio, incluso una
ciudad entera.

Crear una ideología anti-fuego porque hubo gente que murió quemada es como
crear una ideología anti-sensual porque hubo gente que murió en excesos de
pérdidas de esencia sexual.

Esta antisensualidad se ve en los extremos de las ideologías que intentan dar a


conocer lo divino. Como la fisiología del ser humano implica que para estar sensible
a las maravillas de la existencia uno no debe perder esencia sexual, se han creado
caminos antisensuales parar percibir lo divino. Lo cual es una contradicción eterna,
ya que para estar atentos a lo maravilloso, debemos tener la sensualidad
ampliamente desarrollada. Por ejemplo: alguien que daña su cuerpo para sentir
dolor y evitar así tener pérdidas sexuales. Muchas personas dañan su cuerpo y lo
muestran orgullosamente.

Ahora, el hombre nace en un mar de sensualidad y el despertar de su conciencia


implica el despertar de sus sentidos. Ver, oler, degustar, palpar y oír marcan su
existencia de principio a fin. Pero estos sentidos se ven dañados en cuanto ese
hombre pierde fluidos vitales a través de la sexualidad, sea en sueños o despierto.

Si una persona tiene un dolor físico, ese dolor será también espiritual. Si una
persona tiene placer físico, ese placer será también espiritual.

Las palabras en la mente funcionan dando significado a la existencia material.


Supongamos que somos pequeños y nuestra madre nos manda a comprar. Mas nos
vale que tengamos en la mente lo que debemos comprar, ya que de olvidarlo,
compraremos algo que no necesitamos o no compraremos nada. Por lo tanto, la
palabra en sí juega un rol esencial en la vida humana.

Si la palabra encamina el destino de una persona, entonces hay palabras que


encaminan al mal y otras que encaminan al bien.
Pero es en el silencio que podemos juzgar el valor de la palabra. El eco emocional
que producen las palabras determinan su valor. Si mis palabras causan un dolor
emocional a una persona, lo denominamos malas palabras. ¿Y cuales son buenas
palabras? Amor, belleza, luz, alimento, energía, vitalidad, descanso, acción, felicidad,
encuentro, brillo, vida, paz, charla, gozo, emoción, entendimiento, comprensión,
empatía, disfrute, genio, humor, calidez, olorcito, virilidad, hombría, divinidad.

Hay mil trillones de eventos sucediendo al mismo tiempo en cualquier momento y


sin embargo, no podemos percibirlos todos. Solo somos capaces de sentir un
pequeño porcentaje de todo lo que sucede. Y con eso, se supone que nuestro
accionar sea sin errores. ¿Qué nos da paz? ¿Qué nos da felicidad? Saber que
hacemos bien, saber que nos sentimos bien. Eso requiere pensamiento correcto y
acción correcta. Necesitamos corregirnos. Somos un examen viviente. Que necesita
corrección constante porque por supuesto: somos capaces de fallar, aunque no
debemos hacerlo. El paso principal es dejar que la belleza llene nuestra vida. De
principio a fin del día la belleza debe reinar. Porque si la belleza se detecta más
rápido que el bien: habremos hecho el bien sin haber leído mil libros de ética y
moral, pero habremos hecho lo correcto: respetar y admirar la divinidad de la
Belleza.

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