- Los 3 “prejuicios” o “trampas” previos a toda negociación:
Hay tres cuestiones en las que no nos debemos ver tentados a caer cuando somos los encargados de llevar a cabo una negociación, y estos son (hay que prestar mucha atención porque son trampas en las que caemos inconscientemente cuando comenzamos a negociar):
Primera trampa: Dejarme manejar por los supuestos
Los supuestos representan la manera en la que entendemos la situación previamente (ya damos por supuesto que va a ser así porque ya lo venimos pensando así) y por lo tanto representan la plataforma desde la que lanzamos nuestras acciones. Y hay veces en las que estos “supuestos” no nos permiten ver certeramente ni nos permiten negociar con libertad y amplitud. No debemos caer en ellos como primer consejo. Ejemplo 1: Soy gerente de RRHH de una empresa y para mañana los operarios Juan y Pedro, representantes del gremio, me piden un reunión porque quieren plantear un tema. Yo, en mi supuesto de que toda reunión del personal es para pedir un aumento de sueldo, ya me predispongo mal y al día siguiente arranco la negociación equivocadamente, con una actitud hostil, mientras que los operarios me querían plantear un modelo de producción más eficiente que seguro mejoraría el rendimiento empresarial. Ejemplo 2: Soy alumno de cuarto año en el colegio Don Orione, tengo mi primer examen con César y veo que va a tomar una evaluación un día en el que ya tenemos dos evaluaciones. Anteponiendo el supuesto que traigo del año pasado, de que él, Gatti, Zumbo y Cirimelo son inflexibles, ni siquiera me planteo la posibilidad de una negociación, porque total sé que me va a decir que no. La realidad es que César no había visto el segundo examen porque la profesora lo había anotado al dorso de la planilla de exámenes, y yo me perdí la posibilidad de negociar dicha fecha por elevar un supuesto erróneo.
Segunda trampa: Asumir que negociar implica “repartir la torta”
Este concepto no va con la idea de verdadera negociación. En una negociación genuina, o sea una negociación creativa, se debe eliminar la idea de “regateo”, porque no se puede repartir lo que hay, sino agregar valor a lo que hay, por lo que la idea no es “repartir la torta”, sino “agrandarla” por el efecto sinérgico que produce trabajar realmente para el beneficio de ambas partes. Si arrancamos pensando en una negociación que sólo vamos a “distribuir” lo que hay, ya arrancamos perdiendo. En una negociación siempre se debe arrancar con la idea de “expandir” lo existente, para que ambos salgan ganando.
Tercera trampa: Alguien tiene que ceder…
Esta frase tan conocida es inadmisible en todo buen proceso de negociación. Es muy fácil “negociar” basándose en el regateo o en el hecho de que alguien ceda en algo para que el otro gane algo. El desafía de toda buena negociación es lograr que los dos ganen sin haber cedido y sin haber regateado. Los que logran salir de esta trampa son los que encuentran el equilibrio entre “empatía” (ponerse en el lugar del otro) y “asertividad” (saber poner las cosas en su lugar y saber decir que no sin por eso arruinar una negociación). Esta es la verdadera negociación, y para eso está la negociación creativa.
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