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Por fin llegamos a una de las grandes preocupaciones de los propietarios de cachorros.
¿Cómo le enseño a hacer pipí y caca en la calle? Para tranquilizaros os diré que lo hagáis
como lo hagáis, la inmensa mayoría de perros lo acaban aprendiendo. Lo que queremos
enseñaros en este curso es a hacerlo de una manera respetuosa con el perro y siempre en
positivo.
Restregar el hocico del cachorro en el pipí o la caca cuando llegamos a casa no sabemos
si funciona (la ciencia nos dice que no), o realmente el perro acaba aprendiendo de las
pocas veces que lo hace bien. Aun así, lo que sí podemos asegurar es que este gesto puede
tener consecuencias muy negativas, como reacciones de miedo o coprofagia (comer
heces).
A partir de los 3 meses si el perro está correctamente vacunado podemos empezar a educar
los pipis y cacas en la calle. El control de esfínteres se considera que aparece entre los 3
y 5 meses, en cada cachorro será en un momento diferente y el proceso siempre es gradual,
hay que respetar el ritmo de cada uno. Es normal que durante el proceso de aprendizaje
haya “accidentes”. La paciencia es fundamental, si se realiza una educación adecuada
estamos hablando de un proceso que puede durar unas semanas. Vale la pena esforzarse
y tener confianza, es una pequeña inversión que a la larga saldrá muy rentable.
En este apartado especialmente se recomienda el aprendizaje libre de errores. Castigar a
un perro por haber hecho pipí o caca en casa, regañarle, restregarle le hocico en orín...
todo esto no ayuda al perro a aprender, al contrario, puede ser fuente de muchos
problemas. Cuando lleguéis a casa y encontréis pipis o cacas, respirad profundo,
limpiadlo bien y pensad que es una cuestión de días que la cosa se solucione.
Los problemas de eliminación en el perro, es decir que orine y/o defeque en lugar
inadecuado (desde el punto de vista del propietario), son bastante frecuentes. Las dos
principales causas son: errores de aprendizaje y miedo.
Toby es un cachorro y todavía no sabe que en casa no se deben hacer las necesidades,
así que cuando siente la necesidad lo hace. Cuando llega su propietario, Pepe, le riñe y
le grita cuando encuentra “los regalitos”. Toby puede mal interpretar este castigo de
varias maneras:
a. A Pepe no le gusta encontrar cacas cuando llega a casa, así es que antes de que
llegue me comeré las cacas para hacer desparecer “las pruebas del delito”.
Coprofagia.
b. A Pepe no le gusta que haga pipis y cacas, así es que nunca lo haré en
presencia de Pepe. Cuando paseamos por la calle me aguanto y me espero a
llegar a casa y quedarme solo para poder desahogar mis necesidades.
c. Pepe me va a reñir haga lo que haga, así que haré mis necesidades cuando me
apetezca, total, me va a regañar igualmente.
En los tres casos, Toby ha malinterpretado las intenciones de Pepe y eso ha provocado
un problema de conducta.
¿Cómo limpiar bien los pipis y las cacas? Puede parecer una tontería, pero si no lo
limpiamos bien y quedan restos de olor (especialmente de orina) estamos incitando al
perro a repetir la “mala conducta”. Recoged el pipí o la caca con un papel absorbente y
después limpiadlo bien con algún producto de limpieza desinfectante, pero NO con lejía
porque aumenta el olor de pipí.
Antes de empezar la educación de pipis y cacas tendréis que decidir dónde permitiréis
que vuestro perro haga sus necesidades. La mayoría de las personas quieren que
solamente lo hagan en la calle, pero hay más opciones igualmente respetables. Hay gente
que tiene un patio o una terraza grande y puede reservar un pequeño rincón para hacer un
pequeño “pipican”, incluso algunos propietarios de perros pequeños compran areneros de
gatos. Lo que no es recomendable es dejar que el perro orine o defeque en cualquier lugar
del patio o terraza, puesto que en este caso el perro puede tener problemas para distinguir
entre dentro y fuera de casa. Algunos perros se acostumbran a hacer sus necesidades
solamente sobre arena o tierra, no sobre el pavimento de la calle, y son capaces de esperar
todo el paseo hasta que encuentran un “sustrato” adecuado.
Empezamos pues el aprendizaje. Las pautas a seguir son las siguientes:
· Repelentes: Son sustancias que se colocan en las zonas donde no queremos que el
perro orine. Tienen un olor que resulta desagradable para el perro.
· Atrayentes: Son sustancias que se colocan en el lugar donde queremos que el perro
haga pipí. Estimulan a hacer pipí allí dónde queremos.
· Pañales: Son pañales especialmente diseñados para perros, con un agujero para
sacar la cola. Hay de diferentes medidas. Son especialmente adecuados para los perros
con incontinencia urinaria. También se pueden utilizar durante el celo en las perras.
Para cachorros es mejor evitarlos y dedicar esfuerzo en educarles. Hay que cambiarlos
siempre que estén sucios o húmedos y hay que vigilar que el perro no se los quite y se
los pueda comer.
A los cachorros que se excitan mucho o que son muy sumisos se les puede escapar el pipí
cuando se ponen muy nerviosos o cuando les regañamos.
Cuando se trata de micción por excitación el problema se suele resolver a medida que el
cachorro se hace mayor, podemos decir que es un problema de inmadurez. Aun así, se
recomienda reforzar las conductas tranquilas en estos perros, puesto que es un signo de
que será un perro muy fácilmente excitable.
En los casos de micción por sumisión el problema se puede prolongar a la vida adulta. En
estos casos se recomienda ser suaves en la interacción con el perro, es decir, si realmente
se trata de un perro muy sumiso no hay que reforzar nuestra posición de líderes y
evitaremos regañar con contundencia al perro.
En los dos casos el pronóstico es favorable y suele resolverse a medida que el cachorro
madura y se hace mayor.
¿Qué pasa con los perros adultos que no han aprendido? Por ejemplo, perros que siempre
han vivido en una protectora y que han adquirido el hábito de orinar y defecar cuando
quieren y donde quieren.
Los perros adultos mantienen la capacidad de aprender a controlar sus necesidades. Como
ventaja ya tienen un control total de los esfínteres, como inconveniente ya tienen un mal
hábito adquirido. La técnica es la misma que en el caso de los cachorros. ¿Cuánto tiempo
tardarán en aprender? Dependerá de cada caso particular.
Si no conseguimos que nuestro perro aprenda a hacer caca y pipi en la calle tenemos que
sospechar que existe algún tipo de problema. Por un lado, tenemos los problemas médicos
que pueden producir incontinencia. Por otro lado, algunos problemas de conducta pueden
dificultarnos el aprendizaje (por ejemplo, miedo a la calle, marcaje o ansiedad por
separación).
En cualquier caso, si después de aplicar esta técnica vuestro perro no ha aprendido a hacer
pipí y caca en la calle consultad con el veterinario.
¿Pipican sí o no?
Los pipicans se popularizaron en las ciudades hace unos años como “wáter público
canino”. ¿Es positivo o no acostumbrar al perro a ir al pipican? Pues cómo siempre,
depende.
En primer lugar, no podemos esperar que nuestro perro se aguante el pipí y la caca
hasta el pipican más cercano, más aún si es cachorro. Aun así, algunos perros
prefieren hacer sus necesidades sobre tierra y quizás preferirán esperar a llegar.
El pipican es un lugar donde se puede dejar libre al perro para hacer sus necesidades y
también para explorar, es una zona con una concentración de olores elevadísima y
puede ser muy interesante. Hay que recordar que aunque sea un pipican hay que
recoger las defecaciones, sino pronto será impracticable. La lástima es que a menudo
los pipicans son demasiado pequeños, puesto que también serían adecuados para que el
perro pudiera correr un rato libre sin peligros.
Algunos perros, sobre todo los más sumisos, pueden sentirse intimidados por los olores
y rehusar usar este “wáter”.