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LOS NUEVOS LINDEROS / Pensamientos Masónicos Contemporáneos

SECCIÓN MASONERÍA Y ESOTERISMO

ALQUIMIA Y MASONERÍA

Luis Alberto Granja Avalos


M.·. M.·. B.·. R.·. L.·. S.·. Voltaire Nro.7
En S.·.

Transformaos vosotros mismos de piedras muertas en piedras vivas. [29]

Tanto la Alquimia como la Mas.·. tienen como objetivo un cambio radi-


cal en la materia prima que se utiliza en el proceso. La intención de esta
plancha es evidenciar los paralelismos que podemos encontrar entre el
Opus alquímico y la Obra Masónica.
A lo largo de la evolución el ser humano se fue alejando de lo natural
y sacro. Perdió de vista los valores -que en forma inmanente le eran
propios- en la medida en que fueron apareciendo las necesidades de la
nueva realidad que se iba instaurando, conforme pasaba de las socie-
dades nómadas a la de cazadores y agrícolas que, paulatinamente, se
fueron constituyendo en comunidades y aldeas hasta transformarse en
ciudades e imperios.
En todas las esferas crecieron los virtuosos y los arbitrarios que em-
pezaron a guerrear por el pan, las tierras y los dogmas. Con la nueva
estructuración de la sociedad aparecieron las castas y las clases sociales.
Los reyes y sumos sacerdotes se fueron apropiando de los mitos y los
ritos dedicados a las deidades naturales y los fueron transformando en
religiones, muchas de ellas crueles, bárbaras, que puestas al servicio de
las clases dominantes fueron instaurando el fanatismo, el dogmatismo,
la intolerancia, el afán de poder y la ambición de tener.
[29] Máxima alquímica escrita por Dorn y citada por Jung en Psicología y Alquimia.

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Poco a poco, el hombre fue perdiendo de vista lo esencial de las cosas.


Los conceptos y los valores se fueron paulatinamente desvaneciendo y
se fue alejando lo natural en lo humano llegando al punto de volverse
esotérico. Los principios de libertad y equidad se fueron limitando ante
la conveniencia de sus gobernantes.
El hombre que mantenía en su memoria los viejos valores y principios
tuvo que hacer de ellos algo escondido y clandestino y para que el hom-
bre común tenga acceso a lo inmanente, al conocimiento de su esencia,
tenía que matar al ser antiguo y ser probada su entereza para poder ser
iniciado en los “antiguos misterios”, que no constituyen sino el reencuen-
tro de la esencia perdida a través de la ignorancia, la intolerancia, la am-
bición, la pasión esclavizadora, el apego a lo material e intrascendente.
Los ritos iniciáticos tienen una larga historia que empieza con las sociedades
primitivas y que en alguna forma perduran hasta nuestros días. Los ritos ini-
ciáticos tienen una larga historia que empieza con las sociedades primitivas
y que en alguna forma perduran hasta nuestros días. “En términos filosóficos,
- dice Mircea Eliade- la iniciación es el equivalente a un cambio básico en la
condición existencial; el novicio emerge de su dura experiencia dotado con un ser
totalmente diferente del que poseía antes de su iniciación; se ha convertido en
otro. [30] Para lograrlo utiliza una serie de ritos y enseñanzas orales de la más
variada índole de acuerdo a la cultura y la finalidad que estas persigan.
Los ritos de paso pueden tener muchas variaciones en la forma pero el fon-
do es el mismo, ya que lo que pretenden es introducir al candidato en una
sociedad determinada y en un mundo de valores espirituales y culturales. A
través de ellos accederán a una serie de símbolos, mitos y tradiciones que
le acercarán a la concepción del mundo que tienen los ya iniciados.
“A ese conocimiento tradicional es al que tienen acceso los novicios. Reciben
instrucción prolongada de sus maestros, presencian ceremonias secretas,
pasan por una serie de terribles pruebas u ordalías. Y son precisamente
esas ordalías las que constituyen la experiencia religiosa de la iniciación, el
encuentro con lo sagrado. La mayoría de los calvarios iniciáticos implican, de

[30] Eliade, M.: Nacimiento y Renacimiento. El significado de la Iniciación en la cultura humana.

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forma más o menos clara, una muerte ritual seguida de la resurrección de un


renacimiento. El momento central de toda iniciación está representado en
la ceremonia que simboliza la muerte del novicio y su retorno a la compañía
de los vivos pero regresa a la vida como un hombre nuevo, asumiendo otro
modo de ser. La muerte iniciática significa el fin inmediato de la infancia, de
la ignorancia y de la condición profana.” [31]
La Mas.·. nos obliga a confrontar dos entidades polares –el ser antiguo y
el ideal propuesto- que, utilizando términos alquímicos, deben esta-
blecer entre ellas una conjunción si se desea desencadenar el proceso
creativo. Está por demás aclarar que para establecer estas dos entida-
des debemos conocerlas en su individualidad, y es aquí en donde em-
pieza la Gran Obra, el Opus Masónico que desemboca en la restitución
integral del individuo gracias a una recuperación psíquica y espiritual
que lleve al hombre a un estado de armonía en el cual pueda hacer uso
de su libre albedrío, para que con sus instrumentos vivos y sanos, pueda
encaminarse hacia la consecución de sus fines trascendentes.
Una concepción más profunda del ser, al menos en cuanto a su psi-
quismo, nos llevará indudablemente a la postulación de un principio
evocado desde una estructura de mayor profundidad que en términos
jungianos lo denominaremos Sí Mismo; y es lógico que así sea, puesto
que si es ese el arquetipo de los arquetipos, el arquetipo de la totalidad o
arquetipo luz, quien pretenda tener una visión de plenitud, para obte-
nerla deberá intentar una aproximación al complejo primordial alrede-
dor del cual giran todas las manifestaciones inconscientes.
Sabemos que esta aproximación, que constituye el sumum de la reali-
zación profunda, no puede llevarse a cabo sino a través de un proceso
lento de desarrollo psíquico que no es otro que el proceso de individua-
ción, que en apariencia mantiene cierta ordenación o modelo y cuya
meta es, según la Dra. Marie Louise von Franz [32], la realización de la uni-
cidad del hombre individual que le lleve a cumplir la mayor hazaña humana:
alcanzar su propio destino.

[31] Eliade, M.: Nacimiento y Renacimiento. El significado de la Iniciación en la cultura humana.


[32] Von Franz, M.L.: El Proceso de individuación.

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En definitiva, todas las sustancias y los seres son susceptibles de tornarse


más dinámicos y energéticos gracias a una trasmutación alquímica, que
busca, como dice Mircea Eliade [33], el perfeccionamiento de la materia y
de la vida humana” gracias a que muere en su estructura original para
resurgir vivificada y dinámica con el fin de completar el Opus Alquímico y
Masónico de procurar la perfección posible del hombre y según le dicte su
libre albedrío, su trascendencia.
Si analizamos las fases del proceso alquímico surgirá, sin necesidad de
acudir a la fantasía, la similitud que tiene con el proceso de desarrollo
personal que propone nuestra Venerable Institución.
En la Alquimia, partiendo de la materia prima, en la Nigredo o fase inicial,
ésta se presenta como masa confusa gracias a la división inicial de la mate-
ria (solutio, separatio, divisio, putrefactio) en la cual muere la unión de los
elementos iniciales, se descompone (mortificatio, putrefactio) para dar ori-
gen a un nuevo elemento de características y propiedades diferentes. [34]
En casi todos los ritos iniciáticos la ceremonia empieza por separar al neófito
de todo lo cotidiano, familiar y mundano. En la Mas.·., esta separación está re-
presentada en “el despiste”, en el cual el candidato realiza a ciegas un viaje por
el mundo externo, al cual volverá horas más tarde con una visión renovada.
Este viaje simboliza el tránsito de lo profano a lo sagrado que culmina cuando
llega a someterse a la prueba de la tierra en la Cámara de Reflexiones.
El rito masónico, al igual que todos los ritos de paso, cumple el principio
alquímico sintetizado en el acróstico elaborado por Basilio Valentino
con el término VITRIOL que significa: Visita Interiorem Terrae Rectificando
Invenies Occultum Lapidem; Visita el interior de la Tierra y con la purificación
encontrarás la piedra oculta.
La fase inicial de la alquimia, la Nigredo, se cumple en la primera
experiencia del candidato, en la que partiendo del caos profano inicia

[33] Eliade, M.: Herreros y Alquimistas.


[34] La mayoría de las referencias a la Alquimia están extraídas del libro Alquimia de Stanislas
Klossowski de Rola.

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un proceso de caos personal en la que es masa confusa y pasa por los


proceso de solución, separación y división en el cual no es profano ni
iniciado, está en un limbo conceptual y vivencial que por lo general pro-
duce un estado de expectativa ansiosa que culmina ante la experiencia
de la muerte del hombre antiguo para dar paso al nuevo hombre o al
menos a su posibilidad de cambio.
Dentro de la Cámara de Reflexiones, sobre la mesa, encontraremos
una porción de azufre, quizás el elemento que con más dificultad desci-
fra el candidato pese a que posiblemente sea el símbolo que sintetiza el
objetivo de la Iniciación.
En la alquimia es el principio activo que actúa sobre el mercurio inerte
al que fecunda o mata. Corresponde al principio generador masculino y
es representado como el fuego, su acción sobre el mercurio o principio
femenino representado por el agua, en el interior de la tierra produce
los metales. El azufre, al actuar sobre el mercurio lo trasmuta y con-
vierte en Cinabrio, la droga de la eternidad.
Ya en los viajes simbólicos el candidato en estado de tinieblas, se entre-
ga a las pruebas simbólicas del rito en el cual se pasa por un proceso de
purificación por el aire, el agua y el fuego.
En virtud del lavaje (ablutio, baptisma), -dice Jung_ se puede pasar de la
nigredo directamente al emblanquecimiento, o bien el alma (anima), que ha
huido del cuerpo muerto, vuelve a unirse a éste para vivificarlo.... (6) En la
prueba del aire, recreada en el primer viaje, están presentes un sinnú-
mero de obstáculos y ruidos que no solo representan las dificultades
que encontramos en la vida, el azote de las falsas creencias, el embate
del mundo profano con su ambición, codicia y pasiones, sino también al
caos que precede a un nuevo orden y armonía que gradualmente se van
instaurando en los siguientes viajes; imagen de la evolución del Universo
que va en forma natural, continua y cíclica del caos al cosmos, proceso
que también repite el ser humano.
La prueba del aire, visto desde la Alquimia, representa también el
retorno del alma al cuerpo del candidato que simbólicamente murió en

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el Cuarto de Reflexiones, que junto con la prueba del agua permiten


que el profano pase a la segunda fase del proceso alquímico, el Albedo
o emblanquecimiento.
El agua simboliza lo preformado, lo preexistente, la gran generadora
de cual nacieron los seres y las cosas. La isla que de pronto brota de
las aguas nos da la imagen del nacimiento; su inmersión en cambio la
relacionamos con la disolución, el retorno a lo preformado y su resurgi-
miento representa la restitución, la regeneración y el renacimiento pero
con un nuevo potencial de vida puesto que el agua fertiliza y purifica. No
efectúes ninguna operación antes de que todo haya sido reducido al Agua,
reza una vieja máxima de los alquimistas.
Del Albedo se pasa a la Rubedo o enrojecimiento mediante el fuego. En
la alquimia se utiliza un recipiente hermético en el cual se transforman
las sustancias hasta llegar a la transparencia de la solución, lo cual repre-
senta la unión de todos los colores o cauda pavonis.
La Mas.·. utiliza la prueba del Fuego que, si bien es de purificación ya
que con él se queman los errores y las pasiones, se eliminan las impure-
zas, es también el símbolo de la Luz iniciática que dispersará las tinieblas
propias de la superstición y la ignorancia. El fuego es energía esencial
que genera Verdad a través de la Luz, Poder a través del calor y Vir-
tud al consumir las pasiones; limpieza del ser que lo puede llevar hasta
su transparencia consiguiendo la absoluta libertad, la completa igualdad
y la total fraternidad, lo cual nos permitirá luchar sin temores por la
tolerancia, la equidad y la armonía. La cauda pavonis de los alquimistas,
la verdadera piedra filosofal, el Opus Magnum de la Alquimia y la Mas.·.
Así como el alquimista en sus investigaciones proyectaba su inconscien-
te a la oscuridad de la materia para iluminarla; la materia prima, personi-
ficada en el candidato, ya vivificada por el dinamismo producido en el
proceso de muerte simbólica y renacimiento producido en la Cámara
de Reflexiones que actúa como el horno alquímico o atanor, proyecta
su poder oculto ya liberado sobre el psiquismo del neófito y suscita en
él una respuesta fundamentalmente psíquica, gracias a la exacerbación
de ciertas particularidades caracterológicas y la liberación de conte-

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nidos inconscientes individuales y colectivos, que pasan a ser parte


esencial de la experiencia iniciática.
Cuando en el caos del mundo profano ingresa una información diná-
mica y renovadora que exalta todos los mecanismos conscientes e in-
conscientes del individuo, si bien inicialmente se intensifica el caos éste
va cediendo en forma paulatina hacia un nuevo orden que se traduce en
bienestar y plenitud tal y como lo ha demostrado la nueva Teoría del
Caos y el Paradigma de la Complejidad.
Se ha pasado de la nigredo a la albedo, proceso de transformación profun-
da que permite al ser un cambio de actitud de vida gracias a un proceso
de concienciación gradual que le permitirá una realización más plena e
integrada consigo mismo y con su entorno. Cuando en este proceso par-
ticipa el espíritu del Hombre, y gracias a su fuego la vida retoma un mejor
sentido, se ha pasado a la fase de la rubedo, en la cual cada individuo cons-
tituye su propio atanor en el que suceden todas las transmutaciones.
No existe ninguna enseñanza esotérica o exotérica, no hay en el mundo
ningún mito, rito o simbolismo, no hay ningún libro académico o de de-
sarrollo personal que sea capaz de generar algo nuevo en el ser huma-
no. Todos ellos lo que hacen es despertar una información dormida en
nuestro inconsciente; evidencian, actualizan, hacen brotar conocimien-
tos que yacen latentes en nuestra alma. Todos somos portadores de
una sabiduría ancestral que va siendo despertada a través de la mayéu-
tica que caracteriza, en nuestro caso, a la enseñanza masónica.
Jung [35] afirma que en el alma, independientemente de las condiciones ex-
teriores se verifica un proceso que busca una finalidad. Este telos o sentido
mantiene en lo psíquico cierto orden o sigue un modelo al que lo de-
nominó proceso de individuación del que lentamente va emergiendo una
personalidad, más amplia y madura, que llega incluso a ser detectable
por los demás (von Franz), y al que cualquier método de concienciación
profunda no hacen más que favorecer, puesto que se produce aún sin la
participación de la consciencia.

[35] Jung, C.G.: Arquetipos e Inconsciente Colectivo

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Estamos, entonces, frente a un proceso natural que busca la forma-


ción de una personalidad a través del mundo de los arquetipos, de los
símbolos, mitos, sueños y actitudes que ellos generan y a los que el ser
en lugar de asimilarlos y utilizarlos como potencias del alma, se aferra,
se reviste de ellos y vive la fascinación que producen las inflaciones que
absorben su ego.
Todos somos parte de la sabiduría universal, y qué mejor testimonio
de su existencia que las palabras de Khalil Gibran [36] que lo expresa
bellamente: Todo lo creado existe dentro de ti y todo lo que hay en ti existe
en la creación. Estás en contacto ilimitado con las cosas más próximas y,
más aún, la distancia no es suficiente para separarte de las cosas distantes.
Todo, desde lo más bajo hasta lo más sublime, desde lo más pequeño hasta
lo más grande, existe en ti por igual. En un átomo se encuentran todos los
elementos de la tierra. Una gota de agua contiene todos los secretos de los
océanos. En un impulso de la mente se encuentran todos los impulsos de
todas las leyes de la existencia.
O, como dice Joseph Campbell –el gran mitólogo- en su obra “Mitos
de la Luz” al hablar de la Sumisión de Indra: “Ahora lo tenía todo dentro
de sí, igual que todos nosotros”. Todo lo que tienes que hacer es despertar al
hecho de que eres una manifestación de lo eterno …de modo que identifíca-
te ahora con lo eterno que está dentro de ti y dentro de todas las cosas”.

[36] Gibran, H. Toda la creación existe en ti

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