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GUIA CLINICA PARA LA REALIZACION DE RASPAJE Y ALISADO


RADICULAR

Chapter · January 2004

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Fernando Aneiros López


Complutense University of Madrid
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Prof. Dr.
Jaime del Río Highsmith

,/ ,/

GUlA S CLINICAS
DE LAS TERAPÉUTICAS
EN ODONTOLOGÍA
INTEGRADA PARA ADULTOS
Todos los derechos reseIVados.
Prohibida la reproducción total o parcial
de este libro, por ningún procedimiento electrónico
o mecánico, sin el permiso por escrito del editor.

ISBN: 84-8497-367-0
Depósito legal: M. 34.303-2004
Segunda edición: Madrid, 2004
Impreso en España - Printed in Spain
Lerko Print, S. A. - Paseo de la Castellana, 121 - 28046 Madrid
Guías clínicas de las terapéuticas de Odontología
Integrada de Adultos
Jaime del Río Highsmith
Catedrático de Prótesis Dental y Maxilofacial. Departamento de Estomatología I
Facultad de Odontología. Universidad Complutense de Madrid

Ignacio Ardizone GarCÍa. Praf. Asociado. Especialista en Prótesis Bucofacial.


U.e.M. Médico de Empresa LN.S.H.T.
Luis Cañada Madinazcoitia. Praf. Asociado. Especialista en Prótesis Bucofa-
cial. U.C.M. Especialista en Implanto-Prótesis. U.e.M.
Alicia Celemín Viñuela. Praf. Asociada. Especialista en Periodoncia e Implan-
tología. U. de Texas. Especialista en Endodoncia. U.C.M.
Borja Echevarría Canales. Praf. Asociado. Especialista en Rehabilitación y
Oclusión. U.e.M. Especialista en Estomatología
Jesús López Miranda. Praf. Asociado. F. continuada en Diagnóstico y Trata-
miento de Urgencia. U. Zaragoza. D. en Patología Quirúrgica Oral y Maxi-
lofacial. U.C.M.
Juan Antonio Martínez Vázquez de Parga. Praf. Titular Especialista en Re-
habilitación y Oclusión. Especialista en Implanto Prótesis
Fernando del Río de las Heras. Catedrático. Postgrado en Prótesis U.S.e. Di-
plomado en Odontología Pública por la O.M.S.
Fernando del Río Highsmith. Prof. Asociado. Especialista en Ortodoncia.
e.E.O.S.A. D. en Reanimación Cardio-Pulmonar. U.C.M.
Carlos Sanz Alonso. Praf. Asociado. Master en Prótesis y Oclusión. L Pankey.
C. en Estética Dental. U.S.e.
Javier Vázquez de Prada Valáres. Colaborador Especialista en Pediatría y
Puericultura. U. de Valladolid. Praf. Ayudante Medicina Legal. U. de Valla-
dolid
Marta Romeo Rubio. Profa. Asociada, Especialista en Implanto-prótesis
U.e.M. Especialista en Endodoncia U.e.M.
Miguel Ángel Baños. Prof. Asociado, Ldo. en Medicina y Cirugía, Especia-
lista en Implanto-prótesis U.C.M.
María Antonia Rivero González. Profa. Ayudante. Master en Prótesis
U.C.M. Especialista en Implanto-prótesis U.C.M.
Fernando Aneiros López. Prof. Asociado. Postgrado en Periodoncia, Endo-
doncia e implantología. Estomatólogo.

y la participación de los alumnos de Odontología Integrada de Adultos de


las promociones de 1990 a 2004 de la U.C.M., a quien va dedicada esta guía.
GUÍA CLÍNICA PARA LA REALIZACIÓN
DE RAS PAJE y ALISADO RADICULAR
1. Definiciones y fundamentos
2. Indicaciones
3. Objetivos
4. Instrumental
4.1. Instrumentos Manuales
4.2. Instrumentos Mecánicos
4.3. Instrumentos Rotatorios
4.4. Instrumentos Complementarios
4.5. Desensibilizantes
5. Factores que influyen en el raspaje y alisado radicular
6. Plan de tratamiento para el raspaje y alisado radicular
7. Condiciones para realizar la técnica de raspaje y alisado
radicular
8. Fases para la realización del raspaje y alisado, paso a
paso
9. Técnica de instrumentación ultrasónica
10. Pulido
11. Defectos que se pueden producir a la hora de realizar
el raspado
12. Complicaciones
13. Instrucciones para después del raspaje-alisado radicular
Bibliografía
Raspaje es la técnica destinada a eliminar cálculos, placa, pigmen-
taciones y otros depósitos orgánicos de todas las superficies dentarias.
La remoción del tártaro por debajo del margen gingival se denomina
raspaje subgingival, y si es por encima del margen de la encía se lla-
ma raspaje supragingival.
El alisado radicular es la técnica mediante la cual los cálculos in-
cluidos residuales y las porciones del cemento son eliminados de las
raíces para dejar una superficie lisa, dura y limpia.
Ambos constituyen el tratamiento etiológico fundamental de la en-
fermedad periodontal, ya que el objetivo principal del raspaje y alisado
radicular es restaurar la salud gingival mediante la remoción comple-
ta de factores locales de la superficie dental que producen inflamación
gingival: placa, cálculo y cemento alterado.
El raspado y el alisado radicular no son maniobras separadas. To-
dos los principios del raspado se aplican igualmente al alisado radicu-
lar. La diferencia es cuestión de grados. La naturaleza de la superficie
dental determina el grado en que debe ser raspada y alisada su super-
ficie.
Los depósitos de placa y cálculo que se forman en la superficie del
esmalte suelen estar unidos superficialmente y no están agarrados en
las irregularidades. Las superficies del esmalte son relativamente lisas
y uniformes, salvo que estén agrietadas o presenten fositas. Por consi-
guiente, con el raspado por sí sólo se consigue quitar completamente
la placa y el cálculo del esmalte, dejando una superficie lisa y limpia.
En las superficies radiculares, los depósitos de placa y cálculo suelen
estar incluidos en las irregularidades cementarias, por lo que el raspa-
je es insuficiente para eliminados. Es preciso quitar una parte del ce-
mento propiamente dicho, mediante el alisado radicular, para retirar
estos depósitos.
Tanto el raspaje como el alisado radicular se pueden realizar por
métodos abiertos (cirugía) o cerrados, según que la instrumentación
subgingival se lleve a cabo sin desplazamiento intencional de la encía
o desplazándola y exponiendo la superficie radicular y haciéndola vi-
sible.
Aleo y Col. (1975) indican que el cemento alterado es una fuente
de irritación gingival y debe eliminarse en el alisado radicular para de-
jar una superficie dura, limpia e inalterada, sin sustancias tóxicas. A
veces, al quitar el cemento alterado se deja la dentina expuesta de ma-
nera inevitable, aunque no es la meta del tratamiento. Es evidente, por
tanto, que el raspado hecho sin alisado radicular no alcanza a eliminar
de las superficies radiculares todos los factores constantes de la infla-
mación gingival. Por ello, no deben ser considerados, ni practicados,
como procedimientos separados.

En todo paciente con enfermedad periodontal o con depósitos den-


tarios, para que pueda efectuar un control de placa que sea efectivo.
Para prevenir la enfermedad periodontal y llevar adelante el man-
tenimiento de los pacientes con cualquier proceso periodontal.

• Asegurar una biología aceptable para las superficies radicu-


lares.
Reducir la profundidad de sondaje (eliminar bolsa).
• Facilitar las técnicas de higiene oral.
• Mejorar y mantener los niveles de inserción.
• Preparar los tejidos para las técnicas quirúrgicas.

Los objetivos vistos son, resumiendo, la eliminación total de la en-


fermedad y el mantenimiento de la salud periodontal (Carranza, F. A.,
1982).

Todos ellos tienen en común una forma similar y constan de 3 re-


giones: mango, cuello y parte activa, que es la parte específica del ins-
trumento y es la que da el nombre al mismo.

Utilizada para determinar la profundidad de la bolsa, la pérdida de


inserción y la presencia de cálculo subgingival. Con ella realizamos la
primera exploración y las sucesivas exploraciones de control para ver
la profundidad de la bolsa, pérdida de inserción, sangrado al sondaje,
grado de inflamación, lesiones de furcación, etc. Algunas de las son-
das más conocidas son:

• Sonda Marquis: Es una sonda con bandas coloreadas que alter-


nan blanco y negro cada 3 mm. hasta llegar a los 12 mm.
• Sonda Williams: Se utilizan marcas con la siguiente frecuencia:
1,2,3 mm., a continuación 5 mm. y después 7,8,9 Y 10 mm.
No se utiliza por ser demasiado gruesa para obtener una correc-
ta inserción.
• Sonda Michigan: Diseñada por la universidad de su nombre,
tiene marcas en 3, 6 Y 8 mm.
• Sonda Nabers: Es curva y no está calibrada, la empleamos pa-
ra la exploración de las furcaciones.
• Sonda de la O.M.S.: Es una sonda que termina con una peque-
ña bola y que tiene marcado en negro la zona comprendida en-
tre los 3,5 y los 5,5 mm.
• Sonda Florida: Es una sonda retráctil calibrada para efectuar
una presión de 25 gr. que puede efectuar múltiples registros por
diente debido a su sensibilidad de 0,2 mm. y a su grosor de 0,4
mm. Los datos se marcan con un pedal que envía la orden a un
ordenador que los almacena y que más tarde imprime en forma
gráfica o bien en forma numérica.

Son los instrumentos más usados para el raspaje y alisamiento, su-


pra e infragingival, y el tratamiento de las furcaciones. La cureta es
considerada el instrumento más eficaz para la completa eliminación
del cálculo y para el alisado de la superficie radicular (Pattison, G. L.,
Periodontal instrumentation, 1979).
Tiene forma de cucharilla alarga-
da y su hoja tiene dos bordes cortan-
tes. Se puede utilizar muchos tipos
de curetas:
• Curetas universales: Los extre-
mos de corte de las' curetas
Universales pueden insertarse
en la mayor parte de las super-
ficies dentarias, modificando y
adaptando el apoyo del dedo, el
fulero y la posición de la mano.

En este tipo de curetas, el tamaño


de la hoja, la angulación y la longi-
tud del cuello pueden variar, pero, independientemente, la cara de la
hoja siempre forma una angulación de 90° y cuenta con dos superficies
de corte.
La posición de trabajo se obtiene introduciendo la cara de la cureta
paralela a la superficie radicular a instrumentar, y, al activar el instru-
mento, éste ha de estar inclinado un poco sobre el diente, con el objeto
de obtener una angulación entre 4SOy 90°, que resulta óptima para tra-
bajar.
Las curetas Columbia números 13-14, 2R-2L Y 4R-4L son las más
conocidas de entre las Universales.
• Curetas Gracey: Son un
juego de 7 curetas con la
siguiente numeración e in-
dicaciones:

1-2/3-4: Dientes anterio-


res
®
5-6: Dientes anteriores y
premolares
7-8: superficie de dientes
anteriores
9-10: superficies vestibulares y linguales o palatinas de dientes
posteriores
11-12: superficies mesiales de dientes posteriores
13-14: superficies distales de los premolares y molares.
Las curetas Gracey, a diferencia de las Universales, presentan una
sola superficie de corte, determinada por una angulación de 70° entre el
vástago terminal y la parte activa de la cureta.

Son curetas Gracey llloJificadas que permiten alcanzar bolsas perio-


dontales estrechas y profundas. La modificación consiste en alargar 3
mm el tallo de las curetas pudiendo llegar a profundidades de bolsa de
5 mm o más. Son muy útiles, sobre todo en zonas mesiales y distales,
donde el acceso al cálculo subgingival es todavía más difícil.
Son curetas «After-Five» modificadas. El tallo es también 3 mm
más largo que las curetas convencionales, pero su extremo activo tiene
la mitad de longitud. Estas curetas con un extremo más corto y delgado
pueden acceder más fácilmente en bolsas estrechas y profundas, furcas
y líneas ángulo sin producir lesiones en el tejido blando. Estos instru-
mentos permiten acceder a zonas donde era imposible llegar con instru-
mentos convencionales. Además proporcionan una mayor sensibilidad
táctil que las delgadas puntas de ultrasonidos.

Tienen una adaptación superior al resto de curetas, sobre todo en


dientes anteriores, tanto superiores como inferiores. Está formado por
un set de cuatro mini-curetas Sub-O y 1-2 usadas para dientes anteriores
y premolares; la 11-12 para superficies mesiales de dientes posteriores
y la 13-14 para las superficies distales de estas piezas. La hoja de estas
curetas son un 50% más cortas que las curetas convencionales y tienen
una ligera curvatura que permite una mejor adaptación a la superficie
del diente, sobre todo en las líneas ángulo. Son muy útiles en bolsas pe-
riodontales estrechas y profundas de dientes anteriores. Además posee
dos marcas en el tallo, a 5 y a 10 mm para tener una referencia de la
profundidad de la bolsa en la que trabajamos y una marca en el mango
para identificar el borde cortante correcto.
Para raspar correctamente debemos afilar cada poco tiempo las
curetas, ya que el ángulo de corte se deteriora al cabo de algunas pa-
sadas.
En realidad las curetas son raspadores profundos con un diseño tal
que permite instrumentos subgingivalmente, produciendo un mínimo
daño en los tejidos blandos.

Hoces: Son de mayor tamaño que las curetas y sirven para eli-
minar cálculo supragingival.
Cinceles: Están en desuso.
Limas: Uso restringido, por lo difícil de su afilado.
Azadas: Se utilizan poco, ya que su manejo es lento y dificul-
toso.

El afilado de curetas es necesario ya que se disminuye el riesgo de


que se rompa la cureta, disminuye el riesgo de lacerar los tejidos blan-
dos o rayar la superficie dentaria y se aumenta la eficacia del raspado.
Existen varias técnicas que permiten obtener un buen afilado y cual-
quiera será aceptable si se obtiene un borde cortante sin modificar el di-
seño del instrumento. El ángulo entre el frente del extremo de trabajo y
la cara lateral de cualquier cureta es de 70 a 80°, si se aumenta no será
capaz de arrancar cálculo, sólo de bruñirlo, y si se disminuye, se au-
menta el riesgo de lacerar los tejidos.
Se coloca la parte activa de la cureta paralela al suelo, en una posi-
ción estable, por ejemplo sobre una mesa, y la piedra con una angula-
ción de 100-110°. De este modo se consigue un ángulo de corte de 70°.
A continuación, con esta angulación se desliza la piedra con presión
leve pero uniforme, para evitar hacer indentaciones en la cureta, desde
arriba hacia abajo, siguiendo el contorno del borde cortante. En las cu-
retas Columbia se debe tener en cuenta que hay que afilar los dos bor-
des cortantes mientras que en las Gracey sólo hay que afilar un borde
cortante. Se puede utilizar una barrita de prueba de plástico para eva-
luar el afilado. La punta de la cureta deberá conservar su forma redon-
deada.
Otra técnica es mover la cureta mientras la piedra queda inmóvil,
aunque es una técnica un tanto complicada porque es más difícil mante-
ner la angulación correcta del borde respecto a la piedra.
Para afilar los instrumentos se pueden utilizar piedras abrasivas na-
turales, sintéticas, manuales o rotatorias. La piedra de Arkansas es una
piedra natural de grano fino. Esta se lubrica con aceite o agua para dis-
minuir la fricción y evitar que los fragmentos de metal dañen la misma
piedra. «También existen las piedras de cerámica, el carborundo, y las
piedras de rubí». Como desgastan mucho sólo se utilizan en casos don-
de el borde está muy romo. En cuanto a las piedras manuales, pueden
ser planas, rectangulares, cilíndricas, o cónicas. Las piedras rotatorias
se utilizan con una pieza de mano a baja velocidad.
Los instrumentos ultrasónicos transforman la energía eléctrica en
ondas de alta frecuencia produciendo microvibraciones en la punta de
la pieza de mano que provocan la fractura del cálculo. Van conectados a
la corriente eléctrica y al agua. Existen varios tipos de aparatos ultrasó-
nicos según se genere el campo eléctrico con un transductor de láminas
metálicas (magnetoprecisión. Ej.: Cavitron) o un cristal de cuarzo (pie-
zoeléctrico. Ej.: Satelec) que al ser estimulados por la corriente eléctri-
ca se dilatan y se contraen a más de 20.000 ciclos/sg.

Son neumáticos, utilizan aire a presión a través de un rotor para pro-


ducir las microvibraciones; se conectan a la manguera del equipo y tie-
nen menos potencia de 20.000 ciclos/sg., pero permiten que las puntas
sean más finas.
Se libera mucho calor lo que obliga a la irrigación continua de la
punta para su refrigeración. La placa dental es un biofilm hecho de or-
ganismos y rodeado por matriz extracelular que es sensible a los efectos
físicos de los ultrasonidos. Al chocar el agua con la punta se produce un
aerosol con microburbujas llenas de vapor de agua que destruyen las
bacterias al chocar con ellas, a este fenómeno se le llama cavitación, y
una microvibración del agua que produce el desprendimiento de las
partículas adheridas al diente, llamado microflujo acústico. Ambos fe-
nómenos requieren vibraciones de más de 25.000 ciclos/segundo; por
ello los sónicos no lo producen (Fig. e)).
Modo de utilización: Se coge el mango en forma de lapicero modifi-
cada y se establece un apoyo digital estable. Los depósitos de cálculo se
abordan desde la parte coronal con el borde lateral de la punta casi pa-
ralelo al diente, realizando ligera presión y sin pararse nunca para no
calentar el diente. No presionar fuerte contra el diente porque disminu-
ye la energía de la vibración sonora y aumenta el calor. No se debe tra-
bajar con la punta para no rayar el diente.
Las ventajas de los instrumentos mecánicos son que eliminan más
rápidamente y con menos esfuerza el cálculo supragingial, el operador
tiene una posición estática sin realizar fuerza y sin gran apoyo digital.

Como actúan por microvibraciones dan un mejor acceso en las furcas


abiertas de molares y premolares y hay una menor distensión de los te-
jidos. El agua produce un lavado continuo del cálculo y placa despren-
dido y se eliminan bien las endotoxinas sin necesidad de eliminar ce-
mento. Se pueden añadir antimicrobianos. El efecto de la cavitación es
bactericida sobre la placa bacteriana y el microflujo acústico produce la
disgregación de los biofilms.

El sarro radicular y las áreas furcales a veces crean ciertos proble-


mas técnicos para su limpieza con instrumentos de mano o ultrasoni-
dos. Allí se pueden utilizar instrumentos rotatorios con diamantes de
grano fino y siempre con muchísimo cuidado para no eliminar una
cantidad excesiva de tejido dentario.
Se ha demostrado que las curetas (las Gracey y otras curetas me-
cánicas más modernas como raspador pieza-ultrasónico, etc.) así co-
mo las fresas de diamante de grano muy fino, dejan una superficie ra-
dicular muy fina. Sin embargo, los instrumentos sónicos y ultrasónicos
y el diamante de grano, tienden a asperizar la superficie (Schlagter, L.,
y otros, 1996).

Son aquellos que utilizamos en determinadas ocasiones para reto-


car o acceder a ciertas zonas que por su situación no se han instru-
mentado debidamente con los instrumentos manuales o ultrasónicos; y
además para conseguir un acabado perfecto:
sido sometidas al tratamiento con raspado o ultrasonidos; este pulido
se efectúa con:

• Tazas de goma: Son los más utilizados y los que presentan ma-
yores ventajas ya que no dañan los tejidos blandos y permiten
pulir hasta 1 mm. subgingival, teniendo así mismo buen acceso
a los espacios interproximales.
• Cepillos: Con forma de copa, pueden utilizarse en la corona
dentaria y con forma de disco en los espacios interproximales,
pero hay que utilizarlos con cuidado, ya que pueden dañar los
tejidos periodontales.

Tanto las tazas como los cepillos se utilizan con una pasta abrasi-
va de las que hay muchos tipos en el mercado (con o sin flúor, polvo
pómez, etc.).

Es para secar los dientes y separar los tejidos. Se puede utilizar pa-
ra detectar el cálculo supragingival que está mojado por saliva y difí-
cil de detectar, especialmente en los estadios finales de limpieza o
cuando sólo existen ligeros depósitos. Cuando buscamos la presencia
del tártaro subgingival, podemos emplear aire comprimido para sepa-
rar los tejidos, permitiendo un examen más completo del área subgin-
gival.
Cuando el paciente presenta una sensibilidad grande y no está ba-
jo anestesia, secamos los dientes con gasas.

Cintas con acción abrasiva por una de sus caras, que se utilizan pa-
ra pulir eliminando pigmentaciones y cálculos proximales.
Se trata de partículas de bicarbonato sódico micronizado de IOn,
que son proyectadas a presión sobre el diente, junto con un chorro de
agua.
El efecto óptimo se obtiene cuando la dirección del spray forma
con la superficie dentaria un ángulo entre 30° y 90°, siendo 45° el más
adecuado.
Es buen auxiliar para la eliminación de placa bacteriana, las tin-
ciones extrínsecas del diente, siempre que no sea cálculo teñido, y pa-
ra la separación de encía libre, que permite la visualización de sarro
subgingival.

Es un instrumento activado mecánicamente, el cual está compues-


to por un contraángulo de movimiento especial de vaivén y una serie
de fresas de punta aplanada y con forma triangular. Tienen una cara
diamantada que es la que actúa y otra lisa para que en los desplaza-
mientos no dañe a los tejidos blandos. Su utilidad consiste en remode-
lar o pulir las obturaciones desbordantes, tanto de resina como de alea-
ción, con un mínimo traumatismo para los tejidos blandos. Mediante
este sistema hay fácil acceso a las zonas interproximales.

Una consecuencia frecuente del raspado y alisado radicular es la


sensibilidad dentinaria que se debe a la eliminación de cemento y den-
tina durante la instrumentación. Por lo tanto, existe exposición de los
túbulos dentinarios que se hacen sensibles a los cambios térmicos, quí-
micos, etc.
Existen muchos productos en el mercado de eficacia demostrada
(fluoruro de sodio, nitrato potásico, etc.) que pueden ser utilizados (P.
Martínez Canut, 1995). Con ello conseguimos que la sensibilidad no
cree en el paciente una cierta aversión hacia un nuevo tratamiento y
hacia las técnicas de higiene que debe seguir, que son muy importan-
tes para evitar una nueva acumulación de placa.
Los agentes desensibilizantes utilizados en la actualidad pueden di-
vidirse en dos grupos:

a) Aplicados por parte del paciente en forma de colutorio, gel o


pasta dentrífica.
b) Aplicados por el profesional, ya que tienen mayor concentra-
ción. En este último caso hay que limitar la zona de aplicación
y la cantidad que se usa con objeto de impedir la posibilidad
de una reacción tóxica o irritar los tejidos blandos.

5. FACTORES QUE INFLUYEN EN EL RASPAJE y ALISADO


RADICULAR

• Tipo de instrumento.
• Afilado del instrumento.
• Habilidad y experiencia del operador.
• Tiempo de instrumentación.
• Zona de instrumentación: superficies proximales, furcas.
• Tipo de cálculo.
• Topografía de la bolsa (bolsas complejas en las que es más di-
fícil la limpieza).

Bolsas menores de 3 mm. (surcos): No es necesario hacer ras-


pado radicular. Con tartectomía e higiene paciente se pueden
eliminar.
Bolsas de 3 a 6 mm.: El raspado es más eficaz. Disminuye pro-
fundidad de bolsa y suele ser el único tratamiento.
Bolsas mayores de 6 mm.: Debemos remitir al paciente al pe-
riodoncista para tratamientos más complejos (quirúrgicos, etc.).
6. PLAN DE TRATAMIENTO PARA EL RAS PAJE y ALISADO
RADICULAR

Una vez realizada la Historia Clínica y anamnesis completa del pa-


ciente y las exploraciones oportunas, llegaremos a un diagnóstico y
preparamos un plan de tratamiento para el raspaje y alisado radicular.
En el caso de que no haya contraindicación alguna para su realización,
los pasos preliminares al raspado y alisados serían:

Un examen periodontal minucioso, para determinar la magni-


tud del compromiso periodontal con el objeto de establecer la
cantidad de visitas que se necesita fijar con el paciente. Para
ello utilizamos la sonda periodontal para lograr información
sobre la ubicación, distribución, forma y profundidad de las
bolsas. Con la radiografía y examen visual por sí solos no es
posible predecir la presencia de bolsas periodontales.

• Número de sesiones de R/A.


• Número de dientes por sesión. Trabajaremos por cuadrantes o
sextantes.
• Orientación sobre la anestesia a utilizar. Generalmente cuando
las bolsas son de más de 4-5 mm., se realiza anestesia local del
cuadrante a trabajar.

Instrucciones para el control de placa, que debemos comenzar


en la primera visita y proseguir en cada vista de raspaje y ali-
sado. El mal control de placa por parte del paciente traería co-
mo resultado la recurrencia de la inflamación gingival.
La secuencia típica de visitas para el raspaje y alisado radicular des-
pués del examen, para un paciente con periodontitis moderada, al que
hay que raspar en cuadrantes y que no tiene problemas inmediatos que
requieran endodoncia u operatoria durante el tratamiento inicial, sería:
ciente sobre los métodos para mejorarla. Realizamos el
raspaje y alisado R/A del cuadrante superior derecho.
VISITA 2. Evaluamos higiene y repasamos instrucciones si es ne-
cesario. Comprobar sensibilidad y aplicar agente de-
sensibilizante si es necesario. R/A cuadrante superior
izquierdo.
VISITA 3. R/A cuadrante inferior izquierdo. Reevaluamos de nue-
vo todo lo visto en la primera visita.
VISITA 4. R/A cuadrante inferior derecho. Reevaluamos todo lo
ya mencionado.
VISITA 5. Reevaluar: observamos la respuesta de los tejidos y la
higiene bucal; volvemos a sondar; buscamos y elimi-
namos el tártaro residual y pulimos los dientes.

Generalmente, si existe un cuadrante con mayor compromiso pe-


riodontal, es el primero, que se elige para que la resolución de los te-
jidos pueda comenzar antes allí, pero si el paciente tiene mucho temor
por el tratamiento, podemos comenzar por una zona menos compro-
metida para aumentar su confianza.
Si el tártaro y la enfermedad del paciente son menos extensos po-
demos terminar el raspaje y alisado radicular en menos visitas, instru-
mentando en tal caso los cuadrantes superior e inferior del mismo la-
do en lugar de instrumentar todo el arco superior o el inferior. En caso
contrario, el paciente extensamente comprometido que tenga mucho
tártaro, bolsas profundas y lesiones de furcación se puede planear ras-
par y alisar por sextantes.

7. CONDICIONES PARA REALIZAR LA TÉCNICA


DE RAS PAJE y ALISADO RADICULAR

Colocación adecuada del paciente y del terapeuta: La instru-


mentación, como comentamos anteriormente, se suele hacer
por cuadrantes o sextantes; pues bien, cada profesional debe
buscar su posición de trabajo, aunque lo más usual para las
personas diestras es trabajar siempre a las 9 h., excepto para
el cuadrante inferior derecho, en el que elegimos la posición
de las 12 h.
Buena iluminación del lugar de trabajo, donde podemos tra-
bajar con luz directa o reflejada en el espejo; cada persona tie-
ne sus hábitos, pero lo más frecuente es utilizar visión directa
en las caras vestibulares y la reflejada en las linguales o pala-
tinas.
Instrumentos esterilizados, afilados y preparados.
Conocimiento exacto de todas las profundidades de sondaje.
Sistemática de actuación paso a paso.

8. FASES TÉCNICAS PARA LA REALIZACIÓN DEL RAS PAJE


y ALISADO, PASO A PASO (Pattison-Pattison, 1985)

1. Sujeción de la cureta. Se hace con una toma de lapicero mo-


dificado, con lo que se consigue la suficiente firmeza y sen-
sibilidad en la instrumentación. El pulpejo del dedo mayor se
coloca en el tallo del instrumento. El dedo índice se dobla en
la segunda articulación contando desde la punta y se coloca
por encima del dedo mayor del mismo lado del mango. El
pulpejo del pulgar se ubica a mitad de camino entre el índice
y el mayor del lado opuesto del mango. Esto crea un triángu-
lo de fuerzas que contrarresta la tendencia del instrumento a
girar de un modo incontrolado entre los dedos cuando se apli-
ca presión al diente.
2. Se establece un apoyo digital estable para proveer un punto
de fulcrum estable, permitir una óptima angulación de la ho-
ja y facilitar el uso de un movimiento de muñeca-antebrazo.
3. Se selecciona la parte activa correcta.
4. La hoja se adapta suavemente al diente.
5. Se inserta suavemente la hoja hasta el epitelio de unión (o
fondo de la bolsa).
6. Se establece una angulación de trabajo de más de 45° y me-
nos de 90°.
7. Se ejerce una leve presión lateral contra la superficie denta-
nao
8. Se realizan algunos movimientos exploratorios hasta encon-
trar tártaro o irregularidades.
9. Si se encuentra cálculo, se realizan movimientos de raspaje
con presión lateral firme en una serie de movimientos de trac-
ción cortos, controlados, potentes y superpuestos hasta haber
eliminado todo el cálculo.
10. En las superficies radicu1ares se siguen haciendo movimien-
to de alisado radicular con presión lateral leve, en una serie
de movimientos largos, superpuestos, hasta que las superfi-
cies de las raíces queden lisas y duras.
11. A medida que se realizan los movimientos alrededor de los
ángulos diedros, las convexidades y concavidades, se mantie-
ne una continua adaptación haciendo rotar el mango con los
dedos.

Los movimientos de raspado iniciales se hacen en sentido apical-


coronal, pero luego se complementan con otros horizontales en senti-
do distomesial y otros oblicuos con el objeto de conseguir una limpie-
za lo más perfecta posible.
Es importante tener en cuenta que no sólo juega la mano durante la
instrumentación al coger la cureta, sino que el resto del brazo también
participa para que la mano no se fatigue. Por ello:

Se debe buscar un apoyo de la mano que trabaja en los dien-


tes adyacentes, bien directamente o interponiendo la mano iz-
quierda.
La muñeca debe permanecer recta y rígida, es decir, la muñe-
ca no trabaja y sólo queda como un traI}smisor de la fuerza del
brazo.
El brazo se mueve y con su desplazamiento envía un impulso
poderoso a los dedos, que a su vez activan la cureta.
En su utilización se aplica la punta al diente con muy ligera presión
y se la desplaza ida y vuelta en movimientos de barrido y de modo que
la pauta de vibración sea paralela a la superficie del diente para evi-
tarle daños a éste.
Se debe aplicar la sonda periodontal para verificar las características
de la superficie radicular después de la instrumentación ultrasónica.
Sobre el esmalte no hay que insistir demasiado, ya que podemos
dañar los prismas del esmalte y producir irregularidades que poste-
riormente facilitarían la acumulación de placa. Sí conviene insistir en
la línea amelo-cementaria, pues aquí se produce una solución de con-
tinuidad entre el esmalte y cemento que favorece la acumulación de
cálculo, cálculo que en cierta forma está protegido por la curvatura del
esmalte y, por ello, es difícil de eliminar (Bascones, García Núñez, He-
rrera y otros, 1983).
También los ultrasonidos son de gran utilidad después del raspado
y alisado con instrumentos manuales, ya que nos van a lavar la zona
eliminando detritus, restos de cálculo, sangre, etc., dejando un campo
visible para revisarlo antes de proceder al pulido radicular.

Una vez eliminado el cálculo (tanto supragingival como subgingi-


val) y realizado el alisado radicular, se puede realizar el pulido de la
superficie dentaria con tazas (con pasta de profilaxis), montadas en
contraángulo de baja velocidad; se presiona ligeramente contra el
diente, siendo la flexibilidad de la taza la que permite que penetre par-
cialmente en el surco.

11. DEFECTOS QUE SE PUEDEN PRODUCIR A LA HORA


DE REALIZAR EL RASPADO
Dejar escalones o superficie rugosa, donde se acumula mucha
placa bacteriana.
Eliminar tejido dentario sano, dejando concavidades en el
diente; se crean zonas retentivas de placa y problemas de sen-
sibilidad.
Bruñir o alisar el cálculo y no eliminarlo (confundirlo con el
diente).

Las posibles complicaciones del raspaje y alisado radicular son:


Dolor.
Dañar la adherencia epitelial.
Inflamación.
Bacteriemia.
Absceso periodontal (localizado).
Hemorragia.
Movilidad.
Sensibilidad a la percusión.
Sensibilidad térmica y táctil (muy frecuente) ..

El odontólogo tiene que tener presentes estas complicaciones y ac-


tuar debidamente para, en primer lugar, prevenirlas y, en su caso, tra-
tarlas.

13. INSTRUCCIONES PARA DESPUÉS DEL RAS PAJE-


ALISADO RADICULAR

Es conveniente decir al paciente de forma clara, pero sin alarmar-


le, los problemas que puede tener después del tratamiento radicular y
. darle instrucciones al respecto:
menor de molestias gingivales después del raspaje y alisado radicular.
La intensidad y duración de estas molestias dependen del tipo de pa-
ciente y, según el estado de sus encías, así los pacientes que tienen
GUNA y bolsas muy profundas son los que presentan más molestias.
Puede ser necesario prescribir algún calmante y decirle al paciente que
no se alarme si nota molestias.
• Sensibilidad: Es común un aumento de sensibilidad dentinaria,
sobre todo cuando la retracción y contracción de los tejidos blandos
exponen las superficies radiculares de los dientes. Estos dientes pue-
den estar sensibles al frío, al calor y a los dulces. Hay que advertirle al
paciente sobre ello y, además, decirle que pueden pasar varias se-
manas, y hasta tal vez un mes o dos, hasta que se elimine completa-
mente. El factor más importante en el éxito del control de la hipersen-
sibilidad es el minucioso control de la placa (ya que los ácidos y las
toxinas producidas por los microorganismos de la placa son suma-
mente irritante s para la pulpa por vía de las prolongaciones odonto-
blásticas). Le prescribimos agentes desensibilizantes (colutorio, gel,
dentrífico) para que los aplique el paciente o, en ciertos casos, se lo
aplicamos nosotros en clínica. Asimismo, hay que advertirle al pa-
ciente que evite los alimentos que aumentan la sensibilidad como los
azúcares refinados, las frutas cítricas y sus jugos.
• Higiene bucal: Se debe enfatizar la importancia de continuar
con las medidas de higiene adecuadas después del raspaje y alisado ra-
dicular. Durante este período postoperatorio inicial, si la encía está do-
lorida, hay que aconsejar al paciente que se cepille suave pero minu-
ciosamente. Hay que advertirle que aunque haya hemorragia cuando
se cepille, tiene que continuar con las medidas de higiene bucal.
Es muy importante insistir al paciente que acuda a las posteriores
citas de revisión.

• Hemorragia: Si la hemorragia es menor y no persiste, el pa-


ciente puede tratarlo con enjuagues de agua fría de vez en cuando o ha-
cer presión con gasa en el área. El té y el ácido tánico también pueden
ayudar en estas medidas.
• Absceso: Es un problema relativamente infrecuente. Aun así, se
debe advertir al paciente de la posibilidad de su aparición y aconsejar-
le que vuelva al consultorio en el caso de que se produzca.
• Aspecto: Advertir a los pacientes sobre los cambios morfoló-
gicos que se pueden presentar (exposición de raíces, aparición de es-
pacio entre los dientes ... ), además de señalar todos los cambios positi-
vos que el paciente puede notar a medida que va ganando salud
periodontal.

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