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Pedro y el lobo
Pedro era un pastor que siempre llevaba sus ovejas al campo. Un día, estaba
muy aburrido y decidió hacer una broma: empezó a gritar que venía un lobo
pero, en verdad, no había ninguno.
Al otro día, Pedro repitió la broma y los aldeanos volvieron a retarlo. Pasaron
los días y Pedro seguía llevando sus ovejas a pastar. Un día estaba en el
campo y vio que se acercaba un lobo, entonces, Pedro comenzó a gritar
pidiendo ayuda.
Esta vez, los aldeanos no le creyeron. Entonces, el lobo atacó a algunas de sus
ovejas y Pedro salió corriendo. Desde ese día, Pedro no volvió a decir
mentiras.
En una granja vivía una pareja que tenía varias gallinas. Un día la mujer entró
al gallinero y vio que una gallina no había puesto un huevo común, sino que
había puesto un huevo de oro.
Los días pasaban y la gallina ponía un huevo de oro por día. El hombre decidió
que tenían que matar y abrir la gallina, porque creía que adentro tenía oro. La
mujer accedió.
Pero cuando la abrieron, se dieron cuenta de que era una gallina como
cualquier otra.
Esta fábula también contiene una moraleja: no hay que ser ambicioso.
Finalmente, llegaron a otro pueblo, y los habitantes del lugar se rieron de ellos
porque ninguno iba montando el burro.
Este cuento tradicional tiene una moraleja: no hay que escuchar las críticas y
las burlas de los demás.