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Pedro y el lobo

Pedro era un pastor que siempre llevaba sus ovejas al campo. Un día, estaba muy
aburrido y decidió hacer una broma: empezó a gritar que venía un lobo pero, en
verdad, no había ninguno.

La gente de la aldea salió corriendo a ayudar a Pedro, pero cuando llegaron solo
vieron a Pedro riéndose a los gritos. Los aldeanos le dijeron que no podía mentir
con ese tipo de cosas y que no era bueno hacer ese tipo de bromas.

Al otro día, Pedro repitió la broma y los aldeanos volvieron a retarlo. Pasaron los
días y Pedro seguía llevando sus ovejas a pastar. Un día estaba en el campo y vio
que se acercaba un lobo, entonces, Pedro comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Esta vez, los aldeanos no le creyeron. Entonces, el lobo atacó a algunas de sus
ovejas y Pedro salió corriendo. Desde ese día, Pedro no volvió a decir mentiras.

Esta fábula se le atribuye a Esopo, pero no se sabe con certeza si él es el autor.


Como todas las fábulas, busca transmitir una moraleja: no está bien mentirle y
burlar a la gente.

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