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1.

El zorro y el tigre

Cierta vez, un tigre quiso cazar a un zorro. Pero el zorro lo detuvo y le dijo que
él era el rey de los animales y, por eso, el tigre no debía dañarlo.

El tigre le pidió que se lo demostrara, entonces, el zorro le dijo que lo


acompañara porque al ser el rey, todos los animales huirían de él. Y así fue,
todos los animales se iban corriendo cuando los veían llegar y el tigre le creyó.
Lo que el tigre no sabía era que los animales no huían del supuesto rey, el
zorro, sino que huían del tigre, porque le tenían miedo.

Esta fábula china tiene una moraleja: es mejor usar la inteligencia que la fuerza
para superar una situación difícil.

1. Los halcones y el rey

Un día un rey recibió dos pichones de halcón como regalo. El rey le pidió a uno
de sus hombres que los cuidara y que los entrenara. Pasaron algunos meses y
el rey fue a ver cómo estaban sus halcones y vio que uno volaba, pero que otro
no se movía de la rama en la que estaba apoyado. El súbdito no sabía qué
estaba pasando con este halcón.

El rey decidió ofrecer una recompensa a la persona que pudiera hacer volar al
halcón. Un día, volvió al árbol donde estaban los halcones y vio que estaban
los dos volando. Averiguó quién era la persona que lo había hecho volar: un
campesino.

El rey fue a conversar con el campesino y le preguntó cómo lo había logrado.


El campesino le contestó que había roto la rama y que el halcón se había
echado a volar en ese momento.

Este cuento tradicional busca transmitir la enseñanza de que es necesario que


algunas cosas cambien para que otras puedan suceder.

1.
Los halcones y el rey

Un día un rey recibió dos pichones de halcón como regalo. El rey le pidió a uno
de sus hombres que los cuidara y que los entrenara. Pasaron algunos meses y
el rey fue a ver cómo estaban sus halcones y vio que uno volaba, pero que otro
no se movía de la rama en la que estaba apoyado. El súbdito no sabía qué
estaba pasando con este halcón.

El rey decidió ofrecer una recompensa a la persona que pudiera hacer volar al
halcón. Un día, volvió al árbol donde estaban los halcones y vio que estaban
los dos volando. Averiguó quién era la persona que lo había hecho volar: un
campesino.
El rey fue a conversar con el campesino y le preguntó cómo lo había logrado.
El campesino le contestó que había roto la rama y que el halcón se había
echado a volar en ese momento.

Este cuento tradicional busca transmitir la enseñanza de que es necesario que


algunas cosas cambien para que otras puedan suceder.

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