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Paleontologia
2.2.2. Fósil
La palabra fósil, propuesta por Plinio el Viejo, proviene del latín fodere, que significa
cavar la tierra, y con este término se designó durante mucho tiempo todo cuerpo extraño
extraído del suelo, que incluía desde resto de organismos hasta minerales, piezas
arqueológicas, etc. A finales del siglo XVIII se restringió su uso para designar
únicamente los restos de seres vivos conservados en las rocas. Actualmente, fósil se
define como cualquier resto de organismo o de actividad orgánica que esté contenido en
el registro geológico. (Domenech & Martinell, 1996).
Los fósiles son considerados como entidades dinámicas que evolucionan y se modifican
para mantenerse en equilibrio con el medio en que se hallan. Así, se habla de la
producción de entidades mediante la muerte o la realización. Las entidades producidas
por muerte son los restos de los organismos una vez llegados al final de su vida. Las
·entidades producidas por realización son las originadas por la actividad propia de los
organismos, pero no implican la muerte del productor. Comprenden, por ejemplo, las
hojas caídas de los árboles, las pisadas, las trazas de bioerosión, etc. Las posibilidades
de fosilización de todas las entidades producidas no son las mismas, sino que dependen
de una serie de factores, entre los cuales destacan: la posesión o no de partes duras,
Medio donde se produjo la entidad y el Enterramiento rápido, (Torres, 2014).
2.2.3. Taxonomía
La Taxonomía es quien se encarga de describir, identificar y clasificar a los organismos
en un sistema jerarquizado e inclusivo. Cada nivel de este sistema se denomina
categoría taxonómica y las diferentes categorías se incluyen unas dentro de otras, desde
la categoría fundamental (especie) hasta otras de mayor rango como género, familia,
orden, clase, phylum (filo o división) y reino. Según aumenta la complejidad de las
clasificaciones van apareciendo categorías intermedias como subphylum, superclase,
subclase, infraclase, superorden, suborden, superfamilia, subfamilia e incluso
subespecie. Todas estas categorías taxonómicas y los elementos que contienen reciben
el nombre genérico de taxones, (Arija, 2012).
La especie, además de ser la categoría taxonómica fundamental, cuenta con una estricta
Nomenclatura que establece las normas para asignarle un nombre único y universal: el
nombre científico. Para los animales esas reglas se consignan en el Código Internacional
de Nomenclatura Zoológica. Un nombre científico siempre estará formado por dos
palabras de raíz latina o griega que se escribirán en cursiva (o, en su defecto,
subrayadas). La primera de ellas (el género) comenzará con mayúscula mientras que la
segunda (el epíteto específico) no. Cada nombre científico (Género + epíteto específico)
es exclusivo de una especie, es decir, representa únicamente a los individuos
pertenecientes a la misma. El género puede ser común a varias especies que estén
estrechamente emparentadas y que se diferenciarán entre sí por el epíteto específico,
(Arija, 2012).
La Formación Chulec consta de una variedad importante de fósiles de entre los cuales
A. Clase Bivalvia.
B. Clase Gasteropoda.
Los gasterópodos son moluscos generalmente asimétricos, casi todos con una
concha externa enrollada en espiral. La característica común a todos ellos es
que la masa visceral sufrió un proceso de torsión durante la evolución de la
clase.
C. Clase Cephalópoda
Esta quizás es sin duda alguna la Clase, a la cual la Formación Chulee hace
gala ya que comprende estadios de desarrollo morfométrico formidables
durante este lapso de tiempo que luego después no lograrían volver a
desarrollar sino hasta tiempo después como es el caso del calamar gigante del
Atlántico Norte. Quizás de todos ellos los ammonoideos de gran tamaño son el
fósil representativo de la Formación Chulec. Los cefalópodos aparecen en el
estadio medio de desarrollo de la Formación, logrando tamaños gigantes y se
extienden hasta los límites de esta, con la Formación Pariatambo, Torres,
(2014).
2.2.6. Tafonomia
2.2.7. Necrobiosis