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Trataremos el sistema de navegación desarrollado por los aborígenes de Polinesia, que constituye

un extraordinario sistema de representación cognitiva y de razonamiento analógico.

La mayoría de las islas del Pacífico están pobladas. Ello ha supuesto un proceso de colonización
desarrollado por los polinesios antiguamente. La separación entre algunas islas es de centenares y
a veces de miles de kms., por lo cual sorprende cómo los viejos navegantes pudieron alcanzarlas
en embarcaciones tan endebles como las que todavía perduran, y sin contar con los modernos
instrumentos de navegación. Los recientes estudios de GLADWIN (1970) y LEWIS (1972) sobre el
tradicional arte de navegar en los puluwatanos de las islas Carolinas proporciona una respuesta
adecuada.

Los polinesios no navegan azarosamente por el Pacifico, ni poseen un «sexto sentido» que les
permita orientarse de modo intuitivo. Por otra parte, a diferencia de los navegantes occidentales,
no se apoyan en ningún instrumento auxiliar (mapas cartográficos, compases, sextantes, etc.). El
secreto de su éxito estriba en que poseen una compleja red de conocimientos sobre relaciones
espaciales entre islas, movimientos estelares e indicios ambientales, así como ciertos procesos de
razonamiento que les permiten mantener el rumbo. Todo este sistema conceptual se denomina
etak.

El conocimiento de etak no es sencillo y requiere un aprendizaje laborioso de contenidos teóricos


y prácticos. No todos los puluwatanos llegan a ser expertos navegantes. Estos son los aspectos que
debe dominar el navegante:

— Conocimiento de la posición relativa de varias decenas de islas. Puesto que el navegante no


lleva mapas a bordo, las posiciones deben ser memorizadas con cierta precisión. Para ello se
utilizan procedimientos mnemónicos, de modo que las islas se organizan en pautas significativas.
El procedimiento es análogo al empleado por los occidentales desde antaño al asimilar las
constelaciones de estrellas a objetos conocidos.

— Conocimiento de la posición tanto de salida como de acuitamiento en el horizonte de cierto


número de estrellas. De este modo los puluwatanos disponen de un verdadero compás marítimo
con 32 posiciones **[...]**. Cada estrella determina dos puntos, el de salida y el de ocultamiento,
como puede verse. El compás tiene dos diferencias notables con los empleados por los
occidentales. En primer lugar, los intervalos no son equidistantes; y por otra parte, es un marco de
referencia puramente mental, sin existencia física.
El navegante integra en su mapa cognitivo las direcciones estelares y las posiciones de las islas.
Para ello memoriza con precisión el curso de las estrellas entre los pares de islas que visita en los
viajes habituales. Para esta tarea de memorización recurre una vez más a procedimientos
mnemónicos. Concretamente, las historias míticas acerca de dioses estelares y sus movimientos
tienen un extraordinario valor funcional para el navegante.

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