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I N T E R G E N E R A C I O N A L

“Tu Dios, será


mi Dios”

S I N O D A L I D A D
(Rut 1, 17)

Caminando juntos
por un proyecto de
vida común con una
mirada
intergeneracional
I N T E R G E N E R A C I O N A L

“Tu Dios, será


mi Dios”

S I N O D A L I D A D
(Rut 1, 17)

una metáfora...
En la época en que gobernaban los Jueces, hubo hambre en el país. Un
hombre de Belén de Judá se fue a residir, con su mujer y sus dos hijos, a los
campos de Moab. El hombre se llamaba Elimélec, su mujer Noemí y sus dos
hijos Majlón y Quilión. Eran efrateos, de Belén de Judá. Llegados a los
campos de Moab, se establecieron allí. Murió Elimélec, el marido de Noemí,
y quedó ella con sus dos hijos. Éstos se casaron con mujeres moabitas,
llamadas Orfá y Rut. Allí habitaron unos diez años. Murieron también los
dos, Majlón y Quilión, y quedó sola Noemí, sin sus dos hijos y sin marido.
Entonces decidió regresar de los campos de Moab con sus dos nueras,
porque oyó en los campos de Moab que Yahvé había visitado a su pueblo y
le daba pan. Salió, pues, con sus nueras, del país donde había vivido y se
pusieron en camino para volver a la tierra de Judá.
Noemí dijo a sus dos nueras: «Andad, volveos cada una a casa de vuestra madre.
Que Yahvé tenga piedad con vosotras como vosotras la habéis tenido con los que
murieron y conmigo. Que Yahvé os conceda encontrar vida apacible en la casa de
un nuevo marido.» Y las besó. Pero ellas rompieron a llorar, y dijeron: «No.
Volveremos contigo a tu pueblo.» Noemí respondió: «Volveos, hijas mías, ¿por
qué vais a venir conmigo? ¿Acaso tengo yo aún hijos en mi seno que puedan llegar
a ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, andad, porque yo soy demasiado vieja
para casarme otra vez. Y aun cuando dijera que no he perdido toda esperanza, que
esta misma noche voy a tener un marido y que tendré hijos, ¿habríais de esperar
hasta que fueran mayores?, ¿dejaríais por eso de casaros? No, hijas mías. Siento
gran pena por vosotras, porque la mano de Yahvé ha caído sobre mí.» Ellas
rompieron a llorar de nuevo. Después Orfá besó a su suegra y se volvió a su
pueblo, pero Rut se quedó con ella.
Pero Rut respondió: «No insistas en que te
abandone y me separe de ti, porque adonde
tú vayas, iré yo, donde tú vivas, viviré yo. Tu
pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi
Dios. Donde tú mueras moriré y allí seré
enterrada. Que Yahvé me dé este mal y añada
este otro todavía si no es tan sólo la muerte
lo que nos ha de separar.»

VIENDO NOEMÍ QUE RUT ESTABA DECIDIDA A ACOMPAÑARLA, NO INSISTIÓ


MÁS. CAMINARON, PUES, LAS DOS JUNTAS HASTA BELÉN. CUANDO
LLEGARON A BELÉN, SU PRESENCIA PROVOCÓ UNA GRAN EXCITACIÓN EN
TODA LA CIUDAD…
1.Breve contextualización
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El libro comienza con una hambruna generalizada


(1,1), muerte inesperada de los hombres de la familia
(1,3-5), expatriación (1,6-8), incertidumbre, “abandono”
por parte de Dios y soledad de unas viudas
desamparadas en medio de la cultura machista (1,8-9).
Después que el autor nos dramatiza esta historia con
tantas calamidades, nos presenta el valor, la
creatividad, la fortaleza y fidelidad de estas dos
mujeres con distintas edades y tal vez proyectos
distintos que saben amarse y solidarizarse para
descubrir la presencia de Dios en medio de sus
tragedias (1, 16-17).
1.Breve contextualización
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Son mujeres que, juntas han recorrido el camino


hacia la “casa”, han caminado en medio de
incertidumbres y carencias para volver a las raíces,
y a pesar que Noemí se encuentra al “final” de un
ciclo, de un final que para ella está cerrado, Rut, a
pesar de la muerte de su marido, se encuentra
ante un final abierto.
Ella al ser joven, tiene una relación con el futuro
distinta a la de Noemí. Esta es una característica de
las generaciones jóvenes de todos los tiempos a
diferencia de aquellas generaciones ya entradas en
años.
1.Breve contextualización
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Rut, siendo joven, y habiendo vivido unos


años con suegra, elige la carencia, la
incertidumbre, la precariedad… pero ella
opta por la VIDA verdadera: Tu Dios,
será mi Dios, esta es la proclamación
de fe de Rut y sabe que elegir a Dios
es elegir la Vida.
1.Semejanzas y diferencias
de contextos
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Tras el exilio, tiempo de crisis de



Nuestra época, se caracteriza por
identidad[1] judía, Noemí aparece como la ya conocida denominación
aquella que podría representar la “modernidad líquida, donde los
comunidad judía: antes madre cambios, la adaptabilidad o el
fecunda, ahora viuda y sin hijos; movimiento característico de este
antes, hermosa y feliz, ahora estado de la materia están
desgraciada, desterrada y volviendo definiendo nuestro contexto social
vacía; y con todo, puede esperar un hoy.
futuro dichoso de fecundidad en su La crisis antropología, ambiental,
tierra, pues todavía la comunidad del económica, social y las
Señor es fecunda, todavía la tierra consecuencias que estamos
dará sus frutos. Todavía se espera a viviendo en este tiempo de post-
un nuevo David que entronca con pandemia, hacen parte de esta
Jesé y hunde sus raíces en Belén de sociedad compleja e incierta, donde
Judá. están insertos los jóvenes que
hacen parte de nuestras
comunidades religiosas hoy.
1.UNA GENERACIÓN NARRA A LA
OTRA

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C O N S A G R D A D
Los jóvenes son hijos de este tiempo,
hijos del cambio de época y ellos
aprenden y renuevan aquello que las
generaciones anteriores les han
enseñado implícita o explícitamente.

la etapa de la juventud es y ha sido siempre una etapa de la vida

V I D A
acosada por tormentos y errores, por fragilidades y riesgos: en
ninguna otra fase del ciclo de la vida se tan estrechamente
vinculadas la promesa de encontrarse y la amenaza de perderse.
Es la edad soñada de un cuerpo sano y de un futuro siempre
abierto, pero también es la edad de las oscuridades interiores.
ES NECESARIO INSISTIR EN EL HECHO

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QUE ES FUNDAMENTAL CONSIDERAR LA

C O N S A G R D A D
CATEGORÍA JUVENIL NO SEGÚN
CRITERIOS DE UNIFORMIDAD Y
HOMOGENEIDAD, YA QUE SE ANULAN
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA, SU
ORIGINALIDAD Y SU PROCESO DE
DESARROLLO PERSONAL. ESTO IMPLICA
QUE HOY MIRAR A CADA JOVEN EN SU
PROPIA REALIDAD, COMO PERSONA
ÚNICA. RECONOCER LOS ROSTROS DE

V I D A
LOS JÓVENES SIGNIFICA RECONOCER
LA RIQUEZA Y EL GRAN POTENCIAL
QUE SE ENCUENTRAN EN CADA UNO DE
ELLOS.

C O N S A G R A D A V I D A
¿EL PROBLEMA?
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Las generaciones adultas tienen una paternidad muy distinta, y
por lo tanto, casi espontáneamente, tienden a considerar la
situación actual como un “tiempo de pérdidas”. Al poner en
confrontación lo real, sea las jóvenes generaciones que
aquellas adultas se corre el riesgo de inventar la realidad según
los propios intereses; pero son los adultos los que se llevan la
peor parte, porque están obligados a asumir el cambio radical
de paradigma antropológico-cultural que apenas entienden y al
principio sienten la necesidad de no aceptar.
POR LO TANTO...
Encontramos aquí el reto de un diálogo intergeneracional en
nuestras comunidades religiosas: “Los jóvenes, en las estructuras
habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes,
necesidades, problemáticas y heridas. A los adultos nos cuesta
escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus
reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos
comprenden”. (EG 105).
ES NECESARIO vivir profundamente inmersos en nuestro tiempo,
PARA encontrar realmente las nuevas generaciones que son la
expresión vital de este mismo contexto.
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C O N S A G R A D A
Caminando juntos por un

V I D A
proyecto de vida común con una
mirada intergeneracional
El documento final de la XV Asamblea General Ordinaria: LOS JÓVENES, LA FE Y EL
DISCERNIMIENTO VOCACIONAL, nos recuerda que es necesario caminar con los jóvenes
para encontrar con ellos “la verdad, el asombro ante la belleza del Señor, la capacidad de
compartir y la alegría del anuncio” por eso es “ vivir en comunión con ellos, creciendo
juntos en la comprensión del Evangelio y en la búsqueda de formas más auténticas para
vivirlo y testimoniarlo […] Las fatigas y fragilidades de los jóvenes nos ayudan a ser
mejores, sus preguntas nos desafían, sus dudas ponen en cuestión la calidad de nuestra
fe. También necesitamos de sus críticas, porque a menudo a través de ellas escuchamos
la voz del Señor que nos pide la conversión del corazón y la renovación de las
estructuras”. (DF 116)
¿Qué luces nos da esta
parábola de la comunión
para vivir en nuestras

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C O N S A G R D A D
comunidades religiosas?

EL ELEMENTO FUNDAMENTAL QUE NOS


DEBE MOVER ES EL SER COMUNIDADES
MISTAGÓGICAS QUE SE DEJAN FORMAR
POR LA EXPERIENCIA DE DIOS.
ES IDEAL QUE CADA UNO DE

V I D A
LOS MIEMBROS DE LAS
COMUNIDADES RELIGIOSAS, -
JÓVENES, ADULTOS Y ANCIANOS
- VIVAN UNA PROFUNDA
EXPERIENCIA DE DIOS.
¿QUÉ SIGNIFICA?
Pensar y construir con los jóvenes una comunidad sinodal intergeneracional
Renovar la motivación profunda de la propia opción fundamental y de la
propia vocación
Motivar cada día el sentido de pertenencia comunidad acogiendo lo distinto
como oportunidad y no como amenaza,
Integrar las diversidades manifestadas por los grupos generacionales y llegar
a una comunión vital generada por la misma diversidad
Es necesario saber reconocer lo esencial de lo marginal,
Disponibilidad a estar en el cambio de época
Construir comunidad en misión
Asumir el acompañamiento recíproco, carismático y fraterno
Simplificar la vida, eliminar poco a poco lo que es secundario,
Responsabilidad generacional de todos los miembros de la comunidad
El texto de Rut nos ofrece una metáfora muy apropiada para este tema, ya que en medio de
incertidumbres y carencias, estas dos mujeres deciden caminar juntas compartiendo la
responsabilidad de continuar con la Alianza que Dios hizo con su pueblo, por eso, podemos
concluir con las del Papa Benedicto XVI: “La búsqueda, siempre nueva y fatigosa, de rectos
ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación; nunca es una
tarea que se pueda dar simplemente concluida. No obstante, cada generación tiene que ofrecer
también su propia aportación para establecer ordenamientos convincentes de libertad y de bien,
que ayuden a la generación sucesiva, como orientación al recto uso de la libertad humana y den
también así, siempre dentro de los límites humanos, una cierta garantía también para el futuro”.
La crisis generacional en un contexto de sinodalidad, se hace provocación generativa
para construir comunidades de vida reales donde, en el signo del encuentro, la escucha,
la confianza y la centralidad en Dios, podemos crecer en la responsabilidad de un mundo
y de la misión eclesial en él.

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