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INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL

Capítulo II
Lic. Concepción Valdes Gutiérrez

LICENCIATURA EN PSICOLOGÌA
2º A

DAFNE IDALY CENICEROS CALDERA


MADISON SAMAI REZA RUBIO

27 de mayo del 2022, Gómez Palacio Durango


CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO
2.1 Factores que contribuyen al aumento de acoso y violencia contra las
mujeres.

La violencia y el acoso que viven las mujeres hoy en día es una problemática
social de gran magnitud pues las cifras van cada vez en aumento, de acuerdo con
información de la OPS (Organización Panamericana de la Salud y la OMS
(Organización Mundial de la Salud), la violencia contra la mujer puede ser
generada según el ambiente social en el que se desarrollan, siendo estos patrones
culturales, sociales o incluso religiosos.

Sin embargo también se sabe que hay otros factores que influyen en los que se
consideran a la mujer en mayor condición de vulnerabilidad, además se explica
que las mujeres con mayor nivel de educación son menos propensas a sufrir algún
tipo de violencia, sin embargo, esto no las mantiene exentas de ello y también
están propensas a sufrir de violencia.

Basándonos en que:

“El factor de riesgo se define como cualquier característica de una persona


o grupo que asociada a otras características o circunstancias tiene la
probabilidad de desarrollar algún efecto o estar expuesto a un proceso
mórbido; de ésta manera el factor biológico, ambiental, sociocultural,
económico y/o de comportamiento puede generar una probabilidad de
riesgo, sumándose unos a otros”. (Pita, Vila y Carpente (2002:46).

Los factores que pueden influir a la violencia hacia la mujer pueden surgir en un
contexto económico, en donde se ve una diferencia en la falta de bienes
materiales y recursos, por otro lado, se encuentra el contexto conyugal, aquí
puede haber una variación de edades notoria en la pareja, el tiempo que se lleva
de violencia en la relación, etc. Pasando a los factores en un contexto social,
pueden influir la asistencia a reuniones sociales, el consumo de alcohol, etc. El
contexto cultural está relacionado al contexto en el que se desenvuelve, pues este
propicia a la mujer a ser víctima, de modo que tanto las características de la
dinámica familiar y como las características de cada país pueden construirse como
un factor de riesgo que contribuyen al aumento de violencia.

Otro factor importante que está relacionado a la violencia hacia la mujer es el bajo
nivel de instrucción, pues las mujeres que tienen mayor instrucción acerca del
tema tienen menos probabilidad de sufrir de violencia por parte de su pareja,
además las mujeres que sufrieron algún tipo de violencia durante su infancia son
más propensas a sufrirla también durante su vida adulta, otro de los factores
importantes de los que hay que hacer mención es la toma de decisiones, pues una
mujer que es totalmente activa en las actividades sobre tomas de decisiones
dentro de la relación con su pareja, es menos propensa a llegar a ser víctima.

Por lo tanto se puede cerrar con que los factores asociados hacia la violencia a la
mujer son: las experiencias anteriores de violencia, consumo de alcohol excesivo,
los bajos niveles de educación, los ingresos económicos de forma precaria,
problemas de desempleo, problemas de personalidad, relaciones de pareja
conflictivas y el predominio masculino en las familias.

2.2 Tipos de violencia contra la mujer

La Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) citada


por Banchs (1996) dice que:

“La violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales


fundamentales mediante los que se coloca a la mujer en una posición de
subordinación frente al hombre. En muchos casos, la violencia contra las
mujeres y las niñas ocurre en la familia o en el hogar, donde a menudo se
tolera (...). [Las diferentes formas de abuso doméstico] no suelen
denunciarse, por lo que son difíciles de detectar. Aun cuando se denuncien,
a menudo sucede que no se protege a las víctimas ni se castiga a los
agresores.

La violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones de


poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que han
causado la dominación de la mujer por el hombre, (...) dimana
esencialmente de pautas culturales, en particular de los efectos
perjudiciales de algunas prácticas tradicionales o consuetudinarias y de
todos los actos de extremismo relaciona dos con la raza. ‘el sexo, el idioma
o la religión que perpetúan la condición inferior que se asigna a la mujer en
la familia, el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad.” (p. 15 – 16)

“La violencia contra la mujer se refiere a la violencia física, sexual y


psicológica, la violación por el esposo, la mutilación genital y otras prácticas
tradicionales que atenten contra la mujer, la explotación sexual, el tráfico de
mujeres y la prostitución forzada, el hostigamiento y la intimidación sexual
en el trabajo y en instituciones educacionales y la violencia física, sexual y
psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, donde quiera que ocurra.

Hoy en día, lo que permite que podamos identificar distintos tipos de


violencia es su visibilización como problema social. La violencia atraviesa la
esfera de lo privado a lo público y, por tanto, debemos estar atentos a su
detección.” (Aliaga P., Patricia, Ahumada G., Sandra, & Marfull J., Marisol.
(2003), 68(1): 75-78.)

La visualización del tema de la violencia obedece a una realidad social cambiante.


Cambian la percepción y percepción de temas que antes eran invisibles pero que
en algún momento resonaron entre los miembros de la comunidad. De esta forma,
se perpetúan cambios y percepciones en la memoria colectiva, lo que permite
crear mecanismos para la aparición de problemas que antes no querían ser
advertidos.

La violencia contra la mujer está presente en la mayoría de las sociedades, pero a


menudo no se reconoce ni se acepta como parte del orden establecido. Desde
esta perspectiva, “la mujer se encuentra en una situación de desamparo y
vulnerabilidad, escondida bajo la tradicional cercanía e intimidad de la vida
familiar”.

Banchs (1996) dice que:


Podemos distinguir dos tipos de violencia de género: Una violencia
subterránea sobre la cual se apoya el reparto desigual del poder, es decir
del acceso y control de recursos. La llamamos subterránea porque no suele
ser percibida como violencia y una violencia explícita y reconocida como tal,
pero frecuentemente mitificada a través de su negación, de su ocultamiento,
de su justificación o de la culpabilización de las víctimas.

Después viene la violencia silenciada, esta segunda forma de violencia es


reconocida por todos como tal, pero sin embargo es ocultada. Se trata de
los casos de violación, de acoso sexual en el trabajo, de maltrato
doméstico, de abuso sexual incestuoso, de trata de mujeres. Nadie niega
que estos sean actos de violencia y pocos ponen en duda que en la
mayoría de estos actos el agresor es un hombre y la agredida una mujer.
Sin embargo, en todos ellos se suele pensar que algo hizo aquella mujer
para recibir tal maltrato. La violada se supone que se expuso, dijo “no” pero
en realidad quería decir “sí”, o se vistió de manera tentadora o andaba sola
por un lugar oscuro y peligroso. Datos de sentencias de violación
demuestran clara mente que no es esto lo que sucede (Banchs, 1991a
1991b). El acoso sexual en el trabajo es silenciado, o disfrazado. Si los
hombres sintieran que, al acosar mujeres ponen en riesgo su estabilidad
laboral o su prestigio personal, con toda seguridad esta conducta
disminuiría. El maltrato en pareja es definido como pelea de marido y mujer,
asuntos privados en los que terceros no tienen por qué inmiscuirse. El
abuso sexual incestuoso es simplemente “escotomizado”, nadie lo ve, nadie
lo sabe, nadie lo cree y manifiesta en nuestro país indicadores alarmantes
en cuanto a su posible existencia (Banchs, 1994b). (p. 16 – 20)
Referencias

 Árias, E. F., Baldeón, L. M. V., & Bueno, Y. A. (2019). Factores de riesgo de


violencia a la mujer de parte del cónyuge. Socialium, 3(1), 69-96.
 Aliaga P., Patricia, Ahumada G., Sandra, & Marfull J., Marisol. (2003).
VIOLENCIA HACIA LA MUJER: UN PROBLEMA DE TODOS. Revista
chilena de obstetricia y ginecología, 68(1), 75-
78. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-75262003000100015
 Banchs, M. (1996). Violencia de género. Revista venezolana de análisis de
coyuntura, 2(2), 11-23.

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