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TRADICIÓN – Revista Peruana de Cultura (Compilatorio)

ron siempre. Su culto es inmemorial.

Niño Nakaq en el templo del Arco de dicha ciudad.

cuando en las épocas de peste (especialmente de viruela) hay muchas criaturas enfermas y que
sufren mucho, los parientes llevan al Niño a la casa y lo tienen hasta que el enfermo muere. De
este modo, la imagen va trasladándose constantemente.
Si la danza de Kaype tiene profundas sugerencias, el Niño Nakaq merece un estudio comple-
to y muy serio. En este trabajo apenas si apuntan los datos quemando las manos.
ALGUNAS CONSIDERACIONES HISTORICAS

de un largo ciclo histórico de América, es la relativa al uso del UNTo o grasa humana en diver-
sos menesteres especialmente médicos.
Apuntando de nuevo la necesidad de estudiar con detenimiento el tema, damos algunas
fuentes de fundamental utilidad.
Antonio Herrera, Cronista Mayor de las Indias, hablando del trato que se dispensaba a los
aborígenes de América, escribía, entre otras cosas, la siguiente, en 1601:
“…véase a quantos asaron e quemaron vivos, a quantos echaron a los perros bravos que
los comiesen vivos, a quantos mataron porque estaban gordos para sacalles el unto para
curar las llagas de los castellanos; a quantos degollaron quencadenados llevaban cargas
porque se cansaban e por non quitalles las argollas.”6.
Y, en 1571, el Padre Cristóbal de Molina, escribía por su parte:
“El año del 71 atrás de ayer tenido y creído por los indios, que de España habían enviado
a este reino por unto de los indios para sanar cierta enfermedad que no se hallaba para
ella medicina sino el dicho unto, a cuya causa en aquellos tiempos andaban los indios muy
recatados y se extrañaban de los españoles en tanto grado, que la leña, yerbas y otras cosas
no la querían llevar a casa de español, por decir que los matasen allí dentro para les sacar
el unto”7.
El UNTO aplicado a la cura de los castellanos conquistadores del Centro y Sud América,
muchos años después, por 1922, había conseguido múltiples aplicaciones algunas de las cuales
serían registradas en “La Medicina Popular Peruana”, monumental obra de los doctores Hermi-
6
pp. 201 - 205.

7
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