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EL MILAGRO JAPONÉS DE LA POSTGUERRA.

Ponente: Excelentísimo señor Embajador de Japón en Venezuela, Kenji Okada.

El Embajador realizó una breve exposición sobre el crecimiento económico y


la estabilidad social de Japón, después de la Segunda Guerra Mundial. La misión
diplomática llevada a cabo en Venezuela corresponde a su segunda aquí en
Latinoamérica. Anteriormente, se desempeñó como embajador en Honduras,
destacando la principal interrogante que le planteaban en ese país: “Todo el mundo
me preguntaba sobre el milagro japonés de la postguerra”. De igual forma comentó
la pregunta que más le hacían durante su trabajo como embajador en Alemania:
“Todo el mundo me preguntaba por qué no hay disturbios, ni saqueos, tras un
desastre natural.” Esto en relación al terremoto y tsunami en 2011. El señor Okada
argumentó el valor de la disciplina de los japoneses, de esta manera, los disturbios
y saqueos no se presentan cuando ocurren estos eventos catastróficos.

Antes de narrar algunos aspectos de la historia de Japón, hizo una


comparación entre el país asiático y Venezuela. Japón (377.915 Km²) es apenas un
tercio del territorio venezolano (916.445 Km²). En cuanto a población, Japón cuenta
aproximadamente con cuatro veces mayor población. Después de la devastación de
la II Guerra Mundial, cerca de tres millones de japoneses murieron y el 44% del
territorio fue devastado por los ataques aéreos; el país quedo muy arruinado. Los
siguientes siete años (1945-52) fueron muy difíciles para la nación, debido a la
ocupación extranjera y la escasez, que originó un mercado paralelo (mercado
negro); afectando a la población más pobre. A partir de 1955, Japón empieza a
revitalizarse, y en los siguientes quince años logra una tasa de crecimiento
económico de 10 por ciento. En la posguerra, el país asiático resolvió dejar “la fuerza
militar” y se concentró en “el camino de la paz”, buscando el crecimiento económico.
Fue así como bajo la coordinación de la comunidad internacional, se llevó a cabo la
prosperidad del país. Ciertamente, a continuación de la guerra, Japón ha sido un
país pacífico y no se ha envuelto en conflictos armados.

La principal medida tomada por parte del gobierno japonés, fue la apertura
económica hacia el mundo. En primer lugar, a partir de 1960 se produjo un aumento
del ingreso por familias. Durante la década de los sesenta, los japoneses gozaron de
un superávit y aumento del poder adquisitivo. Esto se aprecia en el incremento de
las ventas de electrodomésticos (neveras, televisores y lavadoras principalmente).
El gobierno también cambio sus políticas en materia de divisas, favoreciendo a la
industria, especialmente a la petroquímica, industria automotriz y fabricas de
electrodomésticos. Para 1968, Japón es la segunda potencia económica mundial, el
Embajador señalo la importancia de la política liberal económica adoptada en estos
años. La integración de la nación a sistemas económicos internacionales como el
FMI y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), fue
también un impulso importante. Así como el desempeño de los japoneses por
mantener una alta tasa de ahorro, lo que hizo que muchos se convirtieran en
inversionistas. Se creó un sistema legal en materia económica. Reforma Agraria,
disolución de conglomerados empresariales y surgimientos de sindicatos.

El señor Okada, enfatizó que fueron especialmente ocho los puntos para
semejante logro: la educación, la disciplina, la unión de la población, la armonía, el
estímulo a la cordialidad y el respeto del otro, el amor al trabajo, y la austeridad en
el gasto público. “Entre las razones antes expuestas, quisiera explicar tres puntos
en específico. El primero, por ser un pueblo fuertemente unido, que le da gran
importancia a la disciplina y al trabajo. El segundo punto, el alto nivel de educación
del pueblo japonés, es decir, poseíamos abundantes recursos humanos de alta
calidad y el tercer punto, cumplir con la renuncia a la guerra, decretada en la nueva
constitución de la paz,” decantó el Embajador.

Relató que su país estuvo aislado del mundo hasta 1868 cuando se inicia la
Restauración Meiji, empezando el proceso de modernización. En ese entonces la
idea se centró en el aprendizaje de la cultura occidental. La palabra usada para este
periodo fue “Wakonyosai”, que significa “espíritu japonés con aprendizaje
occidental”. Esta es una palabra compuesta. “Wakon” se refiere al espíritu tradicional
japonés, basado en el respeto por la disciplina, el valor de la cortesía, la laboriosidad
y la armonía. “Yosai”, figura el aprendizaje de occidente, por medio de la
introducción de tecnología y conocimiento académico europeo. A partir de la
restauración, se fortaleció la educación y se crean universidades, así como varias
escuelas primarias y secundarias. El enfoque nipón en la educación data de la “era
Edo”, antes de la apertura del país en el Siglo XIX. La tasa de alfabetización de Tokio
(70 por ciento) sobrepasa a la de Londres (20 por ciento) y París (10 por ciento). El
enfoque nipón en la educación data de la “era Edo”, antes de la apertura del país
en el Siglo XIX, relata. Además, como parte del “Yosai”, Japón adopta como
referencia el sistema jurídico de Alemania y Francia y se estableció la constitución,
el derecho penal, el derecho civil y un sistema legal de código de comercio, todos
ellos necesarios para el funcionamiento del sistema económico. Finalmente, el
Embajador señalo: “La reconstrucción del Japón, no fue de la noche a la mañana,
también intervinieron nuestros ancestros.”

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