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INFORME DE LECTURA:

“Sobre la identidad de la ingeniería” de A. Valencia Giraldo. “¿Qué pasa con la ingeniería


en Colombia?” de G. Ulloa Villegas.

Elaborado por: Juan Pablo Castro Hoyos


Universidad de Antioquia

I. INTRODUCCIÓN

El desconocimiento de la labor del ingeniero de sistemas es un problema persistente en la sociedad


colombiana. Igualmente, existe un déficit en la oferta de ingenieros de sistemas en la región, que
no se alcanza a cubrir con los estudiantes graduados de forma periódica en las universidades del
país. Estos fenómenos se dan en el intento de construir la identidad de un ingeniero de sistemas,
donde su aporte social parece no quedar claro, en un panorama diversificado de prácticas
competentes para un profesional de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación).
Además, esta situación produce la pérdida de interés por parte de estudiantes de la carrera y
aspirantes a ella, en vista de que la ignorancia frente a la importancia de un ingeniero de sistemas
puede llevar a la aplicación políticas débiles que no promuevan las garantías necesarias para su
desempeño laboral adecuado. Basta con remontarnos al año 2020, cuando la ministra de interior
(perteneciente en aquel entonces a la cartera de trabajo), Alicia Arango, señalaba que un ingeniero
de sistemas no requería trabajar en jornada completa, reduciendo las actividades de su labor a dos
horas, comentario por el que fue duramente criticada de parte de profesores, ingenieros y
empleadores de empresas relacionadas (Semana, 2020). Es también persistente el miedo de los
estudiantes por adentrarse a la ingeniería de sistemas debido a las áreas que componen su ciclo de
estudios, constituido por una compleja gama de matemáticas, física y (dependiendo de la
institución y enfoque) química. Lo anterior lleva a preocuparnos por qué tan necesario es un
ingeniero de sistemas para la sociedad colombiana, qué debemos cambiar e invertir para que esta
profesión siga creciendo de forma acertada y así cubrir el déficit, para adicionalmente medir cuánto
impacto puede tener su participación como programadores en el desarrollo económico regional.
En este informe, se desarrollan de manera crítica dos textos que ponen de relieve la falta de una
identidad para el ingeniero, aplicados al área de sistemas, además de las dificultades y miedos que
se presentan en los interesados y aspirantes a la carrera.

Nos encontramos en el primer texto con la redacción del M.Sc. Asdrúbal Valencia Giraldo,
reconocido ingeniero metalúrgico y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
Antioquia, quien ha publicado diversidad de artículos relacionados con investigaciones y análisis
que recogen la historia, identidad y futuro de la ingeniería en la región, además de haber
participado en eventos importantes para la ingeniería en Colombia, como reuniones de la
Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería, en el rol de organizador; y en América Latina,
relacionadas con su área profesional en el manejo de materiales. Por otra parte, nos encontramos
en el segundo artículo con el actual decano de la Facultad de Ingeniería y Diseño de la Universidad
Icesi Ph. D Gonzalo Vicente Ulloa Villegas, ingeniero electricista de la Universidad del Valle,
quien ha publicado artículos enfocados en conceptos como el gobierno de las Tecnologías de
Información y la formulación de pruebas estandarizadas para medir los programas de ingeniería
en Colombia.

II. CONTENIDO

Ambos textos se sitúan en el año 2010, donde a más de una década de sus publicaciones, exponen
una situación que se mantiene vigente, a pesar de todos los avances y nuevas ramas que
corresponden a las áreas tratadas por un ingeniero de sistemas. El artículo de Valencia (2010) se
divide en una estructura evolutiva, que contempla varios apartados que van construyendo lo que
se conoce como la identidad del ingeniero y desemboca en las causas de su carencia. Inicia
contextualizando el origen del concepto de la ingeniería, pasando por su historia, modo de laborar
en la antigüedad y la separación que ubicó a las prácticas ingenieriles como elemento diferente de
la arquitectura. Posteriormente, ubica un apartado donde describe la invisibilidad del ingeniero en
la sociedad, mencionando cómo los ingenieros carecen de una imagen representativa en los medios
de comunicación masiva, señalando esta falta como la entrada a la concepción de ideas erróneas
sobre qué es la ingeniería o en qué se desempeña esta área (independientemente de su enfoque).
Además, critica la forma en la que se alude a la ingeniería como participante de los procesos
evolutivos de la tecnología, donde es ella misma, junto a la ciencia, quienes se llevan el título por
los desarrollos celebrados. Luego da paso a un componente que describe la diversificación de las
ingenierías bajo el concepto de la evolucion, evocando a los orígenes de la tecnología y la
ingeniería moderna, como un resultado de la convergencia que Valencia (2010) analiza en la
separación de la ciencia antigua y la moderna, que difieren en la división de la ciencia y la técnica,
componentes articulados por medio del conocimiento en la ciencia moderna. Finaliza este
recorrido por la historia evolutiva que forja a la ingeniería como área independiente, para dar paso
a lo que constituye su identidad, señalando a la diversificación como la responsable de la
ignorancia social que existe frente a las funciones de un ingeniero. Durante este recorrido, el autor
se apoya de citas de autores que han abordado el tema histórico pertinente a la ingeniería, para
recordar que sus inicios se dan de forma ligada con prácticas militares, donde los ingenieros, en
vez de crear, se daban a la tarea de acatar órdenes, con respecto a sus prácticas actuales donde no
existe, en el pensamiento colectivo, un ideal común del accionar del ingeniero. Así, Valencia
(2010) introduce paralelismos de Rapp y Mitcham en la formación de la ciencia moderna, la
tecnología y el método ingenieril para atribuir estas áreas como fuentes de la ingeniería.

Formando y desarrollando las concepciones anteriores, Valencia (2010) desemboca en la identidad


del estudiante de ingeniería, quien incluso llega a desconocer en algún momento de su carrera,
sobre su enfoque u objetivo laboral y social, determinando como principal causante a la malla
curricular, compuesta por materias lejos de significar un impacto social en el ingeniero, desviando
el contexto formativo meramente a lo operativo, sin dejar un espacio para crear una identidad que
unifique la ingeniería como entidad. Concluye reafirmando la invisibilidad de la ingeniería,
agradeciendo a las razones históricas mencionadas, la diversificación de sus áreas de impacto y de
la preconcepción de la ingeniería como una ciencia aplicada.

Para el segundo texto, Ulloa (2010) se permite dar un enfoque nacional sobre la identidad de la
ingeniería, con los problemas de carencia que igualmente describió Valencia (2010), apoyado en
estadísticas que dan cuenta de las dificultades que se presentan antes, durante y después de la
formación de ingenieros en las instituciones de educación superior de Colombia. Para ello, Ulloa
(2010) se permitió traer a colación las preocupaciones que rodean al mercado laboral colombiano
de ingenieros, responsabilizándolos de ser agentes importantes en el desarrollo económico y
tecnológico del país, donde a falta de ellos hemos presentado retrasos, evitando que posicionemos
al país de manera global en materia de avances tecnológicos, por medio de la pobre explotación
del talento local existente en los ingenieros colombianos.

Recoge como ejemplo el caso de la universidad para la que labora, donde afirma que la tasa de
desempleo para ingenieros graduados de la Facultad de Ingeniería y Diseño, entidad que lidera, es
mínima para un país en el que los indicadores de desempleo son altos. Y, aun así, resalta la falta
de ingenieros que se entregan para la demanda laboral. Critica la falta de políticas de estado que
promuevan la ingeniería, asunto que se ha traducido en desventajas competitivas para Colombia a
nivel mundial, sumando la ínfima cantidad de doctorados que se otorgan anualmente en territorio
colombiano a las preocupaciones en el mercado laboral y comercial tecnológico, que se encuentra
necesitado de mano de obra, permitiendo inferir además la necesidad de las empresas colombianas
de priorizar la contratación de ingenieros locales sobre la importación de mano de obra para llevar
a cabo sus actividades. Posteriormente, intenta aliviar las preocupaciones con cifras mundiales del
futuro déficit de ingenieros a nivel global, mostrándolas como una oportunidad para Colombia de
explotar su mano de obra, siempre y cuando aumente la cantidad de ingenieros graduados en el
país, que sirvan como competidores a nivel global. Seguidamente, cuestiona la razón de ser de este
fenómeno, pregunta con la que busca responder el porqué de la insignificante relevancia social que
posee la ingeniería en Colombia. Se apoya del contexto histórico que envolvía al ingeniero,
reconocido por las grandes obras arquitectónicas con las que se ha llegado al nivel de desarrollo
local actual. También se apoya en la falta de referentes en los populares medios de comunicación
acerca de los ingenieros y sus prácticas, invitando a cuestionarnos si ha existido ocasión donde
hayamos apreciado un ingeniero en un caso de éxito en formatos como las telenovelas (Ulloa,
2010).

Adicionalmente, Ulloa (2010) recorre el proceso formativo de los ingenieros en Colombia,


compuesto principalmente por ciencias básicas (como la física, química y biología) y las
matemáticas, criticando la falta de estrategias para facilitar su aprendizaje en la estructura
curricular, y culpando sus enfoques levemente orientados a la práctica, abarcados por una
metodología de aprendizaje memorístico, que solo ha llevado a que los estudiantes de ingeniería
se atormenten con esta clase de ciencias y las conozcan únicamente por su operatividad,
comparando esta forma aburrida de enseñar estas materias con respecto a las actividades
propositivas y prácticas que se llevan a cabo en las instituciones de formación europeas. Las
metodologías locales mencionadas por Ulloa (2010) han acompañado a los estudiantes desde la
enseñanza en bachiller, haciendo que los interesados en acceder a la educación superior, para
formarse como ingenieros, encuentren dificultades (o de plano pierdan su interés) en estudiar una
ingeniería. También hace alusión a la cercanía que ha construido la sociedad entre el estereotipo
de nerd con el de ingeniero, gracias a los casos de éxito de empresas que trabajan las TIC, fundadas
por personas que encajan en la imagen de un nerd. Señala que es la asociación de esta imagen a la
identidad indefinida del ingeniero como el principal problema de que los jóvenes no quieran
identificarse propiamente con un área de la ingeniería.

Hace uso de gráficas con información recopilada por la Universidad Javeriana para comparar, a lo
largo de finales de los años 90 e inicios de los 2000, la cantidad de ingresos registrados a facultades
de Ingeniería en la ciudad de Cali, Colombia, donde la cantidad de inscritos (a partir del año 2000)
mantiene una tendencia de casi duplicar la cantidad de estudiantes inscritos al primer semestre,
con respecto a los que terminan matriculados y cursando semestres superiores que reducen las
cifras de los inscritos, explicando más adelante que cada vez menos personas desean ser ingenieros
y se decantan por ciencias administrativas, económicas o humanas. (Ulloa, 2010).

Dentro del texto, Ulloa (2010) también se refirió a una reunión nacional de la Asociación
Colombiana de Facultades de Ingeniería, a la que asistió una representante de la conocida marca
de equipos tecnológicos Hewlett Packard quien, en armonía con lo que expresó el autor
inicialmente, menciona la responsabilidad que conservan los ingenieros para concretarse como
pilares fundamentales de la economía local y competitiva global, y que además existe la necesidad
de reformar su educación en función de la innovación y la ampliación de la oferta de ingenieros.

Es evidente la relación que existe entre ambos textos, el desinterés de identificarse con una imagen
que no existe es entendible, y por lo mismo la ingeniería no se ha impulsado de forma popular en
nuestro país. Así es como la ingeniería de sistemas no ha encontrado una concepción acertada en
el pensamiento colectivo de nuestra sociedad, lo que ha llevado hasta a los mismos empleadores
de requerir a ingenieros de sistemas en cargos que pueden ser ocupados por técnicos o tecnólogos
en sistemas. Adicionalmente, traté esta problemática como idea principal en mi proyecto central
de escritura, ya que existe la necesidad de definir cuáles son las funciones de un ingeniero de
sistemas, qué alcances y capacidades posee desde sus dimensiones del ser, saber y hacer, en vista
del etéreo concepto que existe sobre sus prácticas. Ciudades como Medellín se están preparando
para ser partícipes de la cuarta revolución industrial, y para lo mismo requieren que la oferta de
ingenieros de sistemas aumente significativamente, para que así pueda hacer honor a su nombre
de Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, donde se conozca al desarrollador
principal del componente “Tecnología” como un ingeniero de sistemas.

III. CONCLUSIÓN

El ingeniero, independientemente de su área de aplicación, ha demostrado ser un sujeto necesario


en los avances tecnológicos y sociales que hoy disfrutamos, y que se han mantenido a la tendencia
de mejorar. Por lo mismo, es necesario que en nuestro territorio se promueva al ingeniero de
sistemas desde una imagen agradable e importante, para fomentar su oferta educativa y ampliar la
disponibilidad de ingenieros de sistemas en el mercado. Incluso teniendo en cuenta la creación de
carreras como la ingeniería de software, y diferentes especializaciones que van surgiendo en medio
de la diversificación de los sistemas informáticos, para que sean considerados dentro de esta
imagen.

Con respecto a mi proyecto central de escritura, encuentro fundamental el uso de ambos textos
como base, hallando en ellos la necesidad de brindar una imagen social del ingeniero de sistemas
como responsable de los avances en materia de software, con los que en la actualidad se da solución
a los sistemas más complejos de la industria. Es como esta imagen se encarga de consolidar una
presencia más distinguible del ingeniero de sistemas, misma que le permita a la sociedad
colombiana comprender los verdaderos límites, alcances y capacidades de este profesional y
estandarizar en las empresas de desarrollo de software, o que requieran de un ingeniero encargado
en el área de sistemas, las funciones a desempeñar en su trabajo, con el objetivo de que las
universidades reestructuren la malla curricular que compone los estudios para obtener el título,
creando mayor interés por parte de la población que se adentra en la educación superior para
acercarse a estudiar una ingeniería, y finalmente cubrir el déficit que responde a las actuales
medidas que, como hemos visto, terminan dejando a la suerte de las empresas el encontrar un
ingeniero de sistemas ajustado a sus necesidades en la región.
REFERENCIAS

- Curriculum Vitae para Latinoamérica y el Caribe CvLAC. (s.f.). Asdrúbal Giraldo


Valencia.
https://scienti.minciencias.gov.co/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_rh=
0000031690

- Semana. (3 de febrero de 2020). Lluvia de críticas a Mintrabajo por su propuesta de


contratación por horas. Revista Semana.
https://www.semana.com/nacion/articulo/lluvia-de-criticas-a-ministra-de-trabajo-
alicia-arango-por-su-propuesta-de-contratacion-por-horas/650524/

- Ulloa, G. (2010). ¿Qué pasa con la ingeniería en Colombia?. Ingeniería y Sociedad,


(2), 38-41. https://revistas.udea.edu.co/index.php/ingeso/article/view/7303

- Universidad Icesi. (s.f.). Gonzalo Vicente Ulloa Villegas.


https://www.icesi.edu.co/profesores/cv/gonzalo-ulloa

- Valencia Giraldo, A. (2010). Sobre la identidad de la ingeniería. Ingeniería y Sociedad,


(2), 28-36. https://revistas.udea.edu.co/index.php/ingeso/article/view/7302

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