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Género e Historia Francisco Eduardo Urrutia Jiménez

Tarea 2

- Escoja una fuente primaria y analícela de acuerdo con los temas y


bibliografía pertinente.

El presente trabajo tiene como objetivo determinar el papel social y político que
tuvieron las congregaciones religiosas católicas femeninas en el Ecuador del siglo XIX,
tomando como ejemplo la Compañía de las Hermanas o Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paul, que llegaron al país en el año de 1870, durante el gobierno del
mandatario conservador Gabriel García Moreno. Para este cometido, será efectuado el
análisis de una fuente primaria esencial, la compilación de los discursos y escritos de
García Moreno, compilados por el arzobispo católico ecuatoriano Manuel María Polit
en 1888.

Será de utilidad teórica el concepto implementado por Kathryn Burns (1999) sobre la
“economía espiritual” (spiritual economy), que resalta la agencia de las monjas dentro
de los conventos y en la difusión del catolicismo en sociedad. También ha sido revisada
la revista de la Compañía de las Hermanas de la Caridad de Quito (2020), que narra la
historia de su organización y su evolución dentro del contexto ecuatoriano. Sin
embargo, el breve análisis histórico presente se centrará, primordialmente, en el
contexto del gobierno garciano.

El papel de las mujeres en el clero secular

Para Burns (1999), los conventos como espacios y la agencia de las monjas son
elementos de gran importancia en la conservación de la hegemonía y del orden social.
Las monjas también han estado dedicadas, inclusive en tiempos coloniales, al ámbito de
la educación de la población, pero su actividad no ha sido relevante para las
perspectivas historiográficas tradicionales y su voz ha sido apartada de los procesos
estructurales (Silverblatt 1995, 26). Aunque la autora, utiliza un ejemplo de la época
colonial peruana, se puede apreciar un fenómeno similar en el estudio del Ecuador del
siglo XIX. Prontamente, lo lazos espirituales desarrollados por las gestiones de las
monjas dentro de los ámbitos educativos y religiosos, tomarían una conformación socio
económica. Puesto, que las obras efectuada de manera habitual y cotidiana en servicio a
la comunidad, vinculadas a los procesos de evangelización y de salvación de las almas,
necesitan de retribución e intercambios económicos y materiales para su continuidad
(Burns 1999, 3).

La autora utiliza el concepto de “habitus” planteado por el académico Pierre Bourdieu


para enfocarse en las prácticas y actividades producidas por las mujeres enclaustradas.
Las monjas se convierten en los actores que lideran este proceso desde sus espacios y
cotidianidad. El intercambio de las practicas ideológicas con la comunidad se manifiesta
por medio de una cierta “economía espiritual” que formaba parte de las narrativas de las
mujeres, quienes reproducían categorías y conceptos vinculados con las clases sociales,
género y raza.

Las organizaciones religiosas femeninas empezaron a desarrollar gestiones de


administración económica, puesto que se ocupaban de ámbitos tradicionales como la
caridad, el cuidado de huérfanos y enfermos, y la educación de la niñez y la
adolescencia (Burns 1999, 10). Estos conceptos muestran que las monjas lideraban un
proceso para reproducir las practicas hegemónicas y económicas (Gauderman, 2004)
que no se manifestaba de manera estructural dentro del orden social, sino que se
proliferaba con las actividades espirituales y económicas desarrolladas en la
cotidianidad del día a día, y en los espacios de educación de los diferentes sectores de la
sociedad.

Como afirma Martínez (2008), los procesos de evangelización no estuvieron alejados de


las categorías de castas y de “limpieza de sangre”, como mecanismos para generar
diferenciaciones y jerarquizaciones sociales. Dentro de los procesos de legitimación de
estatus social, el grado de conversión de la población determinaba la posición de los
individuos dentro del sistema de clasificación social (Martínez 2008, 2). Prontamente,
las conversiones, se transformarían en un aspecto “espiritual” necesario en la vida e
identidad de las personas, su legitimidad y sus genealogías (Black, 2010). Es preciso
afirmar, que la naturaleza de intercambio económico y la estratificación de estatus
social, determinarían la diferenciación entre las clases sociales como las elites, clases
medias y sector popular.

Es necesario entender estos procesos coloniales para identificar el papel de las monjas y
sus actividades como la caridad, el servicio social, la salud pública, y la educación de
las generaciones siguientes –especialmente la educación de las mujeres, lo que vincula
temas como el género y la sexualidad femenina-, logrando la reproducción de su
hegemonía desde el habitus y los espacios cotidianos (Martínez 2008, 4). También es
necesario identificar la importancia y complejidad que tuvieron los procesos de
conversión al catolicismo en el desarrollo de un sistema de diferenciación y de
categorización, y la inserción del cristianismo en la vida diaria de las personas por
medio de la educación, la salud y asistencia públicas (Ramos 2010, 14).

La llegada del carisma vicenciano al Ecuador

Durante la primera presidencia de Gabriel García Moreno, iniciada en 1861, fue


planteado uno de sus proyectos de gobierno más significativos; posicionar a las Hijas de
la Caridad de Paris, dentro del escenario ecuatoriano, para ponerlas al mando de los
hospitales. A pesar de haber iniciado dicha gestión, y por la escasez de fondos públicos,
esta iniciativa no se hizo realidad, sino hasta el año 1870, luego de que la Convención
Nacional del Ecuador aprobó el decreto de su inclusión. Cuando llegaron al país fueron
ubicadas en las principales ciudades del país (Quito y Guayaquil), para ejercer
funciones relativas al cuidado de la salud. La congregación formó parte de las
transformaciones globales que vivieron las órdenes religiosas durante el siglo XIX
(Revista HDLC 2020, 11).

La organización venida desde Francia, desempeñó un trabajo innovador al combinar los


recursos materiales, así como simbólicos, para satisfacer las necesidades de la población
como salud, pobreza, educación y desigualdad. En la capital de la república, ocuparon
una propiedad adquirida por la potentada quiteña, doña Virginia Klinger de Aguirre -
quien compró la propiedad por más de 100.000 francos-, para el uso de la compañía y
para el servicio social del pueblo (Freire 2020, 1). El avance fue rápido, y se
extendieron a las demás ciudades de la nación como Riobamba, Ibarra, Otavalo y
Latacunga. Su gestión en el área de la salud pública es fundamental en el desarrollo de
campos especializados como la enfermería, la tecnología de uso médico y la farmacia.

Otro campo de gran importancia es el sector de la educación, ya que las Hermanas de la


caridad, han acompañado en el proceso de formación de la niñez y la juventud
ecuatorianas. Esto nos muestra en camino de servicio y trabajo comunitario realizado
por una gran cantidad de mujeres dentro del contexto del siglo XIX. La convención
Nacional se reunió en Quito, y aprobó el 28 de agosto de 1869, el decreto que
legitimaba la dirección de los hospitales y casas de beneficencia por parte de las
Hermanas de la Caridad, y poco después fue reconocida por el primer mandatario. Fue
comisionado para el cumplimiento del decreto el arzobispo de Quito, Monseñor José
Ignacio Checa, quien firmó el contrato fundacional en París el 11 de octubre del mismo
año (Revista HDLC 2020, 23).

La llegada de las primeras hermanas al Ecuador se dio a inicios de 1870, y tomó la


forma de una misión religiosa dividida en varios grupos que vinieron desde Francia y
Perú. Se unieron a dicha misión, los padres lazaristas -quienes viajaron al país para
efectuar procesos de evangelización-, entre ellos el Padre Jean Claverie, Primer Director
de las HDLC del Ecuador. En Guayaquil, fueron recibidas por Rosario García, hermana
del presidente de la república. La cabeza de la organización, denominada como primera
visitadora, fue la francesa Sor Florine Hernu. Luego visitaron al primer mandatario
quien les otorgó oficialmente el manejo de los hospitales y de los niños pobres. Los
hospitales que fueron asignados eran los civiles y militares de Guayaquil, y el Hospital
San Juan de Dios de Quito (Freire 2020, 2).

Estos acontecimientos marcaron el inicio de un proceso innovador religioso que


conllevó la inclusión de las Hermanas de la Caridad en la sociedad ecuatoriana. Su
agencia y gestión de las necesidades sociales son evidencia del impacto de las
congregaciones religiosas femeninas dentro del orden social impuesto por el proyecto
garciano y su modernidad católica.

El gobierno garciano y las congregaciones religiosas femeninas

Los conceptos teóricos analizados en la primera parte de este trabajo, permiten realizar
un análisis más complejo de la fuente primaria, es decir, de los discursos y opiniones
que efectuó el presidente García Moreno durante su gobierno, sobre la gestión de la
salud y la educación llevada a cabo por la Hermanas de la Caridad en el Ecuador. Como
se ha visto, en el siglo XIX se mantuvieron ciertas actividades que fueron desarrolladas
en la época colonial por parte de los conventos, solo que ahora el proyecto garciano
había traído a monjas extranjeras desde Francia, con métodos y sistemas de
organización más modernos, “La venida de las admirables Hermanas de este nombre,
que por si solo las define y encomia, ha cambiado ya el aspecto de los hospitales de
Quito y de Guayaquil; y por medio de ellas, a medida que se aumente su número,
sucederá lo mismo en los restantes de la Republica;” (García Moreno 1888, 286).
Sin embargo, las Hermanas de la Caridad se seguían ocupando de los ámbitos como la
pobreza, las enfermedades, las desigualdades sociales y la educación de los más jóvenes
de la población. De igual manera, estas gestiones no estaban alejadas de los ámbitos
necesariamente materiales y económicos, “En esta misma sesión, so aprobó el Proyecto
que permitía el establecimiento de las Hermanas de la Caridad en cualquier punto de la
Republica y prohibía las logias de francmasones.” (García Moreno 1888, 48)

Y, simultáneamente, no se abandonaron las intenciones de conversión en la población


ecuatoriana decimonónica; es más, uno de los requisitos para ser ciudadano de la
república era profesar la religión católica.

“El H. García Moreno replico: que nadie, puede inculparle de que quiera dar
facultades monárquicas al Ejecutivo; que no atendía sino a la naturaleza de las
cosas, haciendo abstracción de las personas; que en un gobierno libre debía
también ser libre el establecimiento de todas las instituciones ; que, si en el
Ecuador no se hubiese consagrado la religión católica como la única del Estado,
siendo católico como es, habría pedido el establecimiento de toda orden o
instituto, sea de la religión que fuese, porque así lo exigían los principios”.
(García Moreno 1888, 47)
En el contexto decimonónico, existieron otras organizaciones similares a las HDLC,
como las Hermanas de la Providencia que practicaban la beneficencia y las religiosas de
los Sagrados Corazones en la educación; sin embargo, la fue esa la que llevó mayor
atención del mandatario, ya que se alineaba con su proyecto de gobierno modernizador
católico. Aparte de ocuparse de los hospitales como el San Juan de Dios, conformaron
escuelas y centros de acogida a niños de escasos recursos como el “Asilo de la Infancia”
y la Casa de expósitos de San Carlos, espacios que servían para la educación y
beneficencia de cerca de doscientos niños, huérfanos y en situación de calle.

“Hacemos esfuerzos incesantes por mejorar y aumentar los hospitales y casas de


beneficencia; pero las Hermanas de la Caridad no han podido encargarse sino de
cuatro hospitales y de la casa de expósitos con la sala de asilo anexa. Espero que,
al número existente de estas dignas hijas de la Caridad católica, se agregarán este
ano las que con tenaz insistencia hemos pedido”. (García Moreno 1888, 296)

Muchas mujeres ecuatorianas y extranjeras de la época analizada, luego se involucraron


en esta congregación religiosa femenina, expandiendo su obra inclusive en situaciones
de desgracia poblacional, como desastres naturales, enfermedades catastróficas y obras
de asistencia social.
Conclusión
Mediante el análisis de las fuentes primarias y secundarias, se ha logrado evidenciar el
proceso de introducción de la congregación de las Hermanas de la Caridad en el
Ecuador de mediados de siglo XIX. Este acontecimiento fue propiciado por el gobierno
del mandatario conservador Gabriel García Moreno, y significó uno de su proyecto de
gran alcance dentro del orden social local. La primera misión religiosa de las HDLC
provino desde Francia, un país que estaba plenamente actualizado y modernizado en
relación a las estrategias de servicio social y comunitario, también trajeron grandes
innovaciones en los ámbitos médicos, educativos y tecnológicos.

La revisión de las fuentes teóricas ha brindado la posibilidad de complejizar la


comprensión de la agencia de las monjas dentro de los contextos estudiados, al
identificar su “habitus” o actividad en la vida cotidiana de las personas y dentro del
orden social hegemónico. La importancia de los procesos de evangelización y
conversión vuelven a tener gran importancia durante el gobierno garciano, en el que
era necesario ser católico para ser considerado ciudadano de la república. Esto permite
entender el importante papel de la religión al momento de diferenciar los estratos
sociales y los grupos étnicos en relación al estatus socioeconómico de los individuos.

Claramente, la acción efectuada por las organizaciones femeninas, al ser analizada


desde los conceptos de género y de economía espiritual, logran evidenciar que el
poder de la religión no es estructural del todo, sino que su hegemonía es reproducida
mediante ámbitos y espacios de la cotidianidad como la salud, la educación y la
beneficencia.
Bibliografía

Black, Chad (2010) The limits of Gender Domination. Women, the Law and Political
Crisis in Quito, 1765 – 1830. Albuquerque: University of New Mexico Press. Pp 1 – 25

Burns, Kathryn (1999) Colonial habits: convents and the spiritual economy of Cuzco, Peru.
Durham - London: Duke University Press. Pp 1- 40

Freire García, Susana (2020). “Una casa que se abre desde el corazón”. Artículo de Diario “La
Hora”. Disponible en: https://www.lahora.com.ec/revistas-y-suplementos/una-casa-que-se-abre-
desde-el-corazon/

Gauderman, Kimberly (2004) Women’s Lives in Colonial Quito. Gender, Law and Economy in
Spanish America. Austin: University of Texas Press. Pp. 1 - 29

Martínez, María Elena. 2008. Genealogical Fictions. Limpieza de Sangre, Religion, and Gender
in Colonial Mexico. Stanford: Stanford University Press – Introducción

Ramos, Gabriela (2010) Muerte y conversión en los Andes: Lima y Cuzco 1532-1670.
Lima: Instituto de Estudios Peruanos (IEP): Cooperación Regional para los países andinos:
Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA); pp. 13 – 85

Revista de la Compañía de las Hijas de la Caridad (HDLC) de San Vicente de Paul


(2022). “Siglo y medio sirviendo a Cristo en los más pobres de Ecuador (1870-2020)”.
Artes gráficas Silva.

Silverblatt, Irene (1995). Luna, sol y brujas: género y clase en los Andes prehispánicos y
coloniales. Cusco, Perú: Centro de Estudios Regionales Andinas Bartolomé de las Casas.

Fuente primaria
García Moreno, Gabriel (1888). “Escritos y discursos de Gabriel García Moreno”. Compilados
por Manuel María Pólit. Tomo II. Archivo Biblioteca Nacional del Ecuador “Eugenio Espejo”.
Quito-Ecuador. Imprenta del clero.

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