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La principal funcionalidad del frasco de la calma es que el niño o la niña lo agite con todas sus fuerzas
cuando se encuentre en un momento en el que no sepa cómo canalizar y gestionar sus emociones
negativas. Mientras lo agita, libera tensiones emocionales acumuladas y, cuando estas se reducen y deja
de mover la botella, el efecto de la purpurina descendiendo lentamente relaja al pequeño. Además de
ayudar a rebajar la sensación de frustración, ansiedad o enfado en momentos delicados, también es una
técnica muy eficaz para estimular la concentración y la atención selectiva.
Materiales
1. Vierta el agua en la botella de plástico hasta llenar una octava parte (1/8) del recipiente.
Recomendamos usar una botella de plástico en caso de que el niño sea muy pequeño, ya que en
caso de romperse podría hacerse daño.
2. Añada dos cucharadas soperas de pegamento. Tenga en cuenta que mientras más pegamento
añadas más tiempo tardará la purpurina en descender y tendrá un efecto más calmante.
3. A continuación, deje que la niña elija el color de purpurina que más le guste y añada al agua
unas 3 o 4 cucharaditas de postre llenas de purpurina. Remuévalo bien para que la purpurina se
mezcle con el agua y el pegamento.
4. Añada dos o tres gotitas de colorante para darle color al agua. Intente que se trate de un color
tenue para que el efecto relajante sea mayor.
5. Termine de rellenar la botella con más agua, casi hasta arriba de todo. Luego, ponle la tapa y
ciérrala con fuerza para que el agua no se salga al remover la botella.
*Si prefiere ver cómo son los pasos en vídeo, aquí le compartimos uno que lo explica a la perfección:
https://youtu.be/31eQ69ur9C4