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Genesis 2:18-25

18Después, el SEÑOR Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una
ayuda ideal para él». 19Entonces el SEÑOR Dios formó de la tierra todos los animales
salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre para ver cómo los
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llamaría, y el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos. 20Puso nombre a todos
los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales salvajes; pero
aún no había una ayuda ideal para él.
21Entonces el SEÑOR Dios hizo que el hombre cayera en un profundo sueño. Mientras
el hombre dormía, el SEÑOR Dios le sacó una de sus costillas y cerró la
abertura. 22Entonces el SEÑOR Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al
hombre.
23«¡Al fin! —exclamó el hombre—.
¡Esta es hueso de mis huesos
y carne de mi carne!
Ella será llamada “mujer”
porque fue tomada del hombre».
24Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa,
y los dos se convierten en uno solo.
25Ahora bien, el hombre y su esposa estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.

Genesis 3: 1-12

GÉNESIS 3
El hombre y la mujer pecan
1La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el SEÑOR Dios había
hecho. Cierto día le preguntó a la mujer:
—¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del
huerto?
2—Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer
—. 3Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite
comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”.
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4—¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—. 5Dios sabe que, en cuanto
coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y
del mal.
6La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso,
y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un
poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió. 7En ese momento, se les
abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron
hojas de higuera para cubrirse.
8Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre 3:8 O Adán; igual en todo el capítulo.  y

su esposa oyeron al SEÑOR Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron


del SEÑOR Dios entre los árboles. 9Entonces el SEÑOR Dios llamó al hombre:
—¿Dónde estás?
10El hombre contestó:
—Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba
desnudo.
11—¿Quién te dijo que estabas desnudo? —le preguntó el SEÑOR Dios—. ¿Acaso has
comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras?
12El hombre contestó:
—La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí.

Salmo 102: 1-7

1 SEÑOR, ¡oye mi oración!


¡Escucha mi ruego!
2No te alejes de mí
en el tiempo de mi angustia.
Inclínate para escuchar
y no tardes en responderme cuando te llamo.
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3Pues mis días desaparecen como el humo,
y los huesos me arden como carbones al rojo vivo.
4Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba,
y perdí el apetito.
5Por mi gemir,
quedé reducido a piel y huesos.
6Soy como un búho en el desierto,
como un búho pequeño en un lugar remoto y desolado.
7Me acuesto y sigo despierto,
como un pájaro solitario en el tejado.

Salmo 139:1-12

1Oh SEÑOR, has examinado mi corazón


y sabes todo acerca de mí.
2Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.
3Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
4Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, SEÑOR.
5Vas delante y detrás de mí.
Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
7¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
8Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba, 139:8 En hebreo al Seol.  allí estás tú.
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9Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
10aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
11Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
Salmo 63:1-8

1Oh Dios, tú eres mi Dios;


de todo corazón te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi cuerpo te anhela
en esta tierra reseca y agotada
donde no hay agua.
2Te he visto en tu santuario
y he contemplado tu poder y tu gloria.
3Tu amor inagotable es mejor que la vida misma;
¡cuánto te alabo!
4Te alabaré mientras viva;
a ti levantaré mis manos en oración.
5Tú me satisfaces más que un suculento banquete;
te alabaré con cánticos de alegría.
6Recostado, me quedo despierto
pensando y meditando en ti durante la noche.
7Como eres mi ayudador,
canto de alegría a la sombra de tus alas.
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8Me aferro a ti;
tu fuerte mano derecha me mantiene seguro.

Juan 16:32

32Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando ustedes serán


dispersados, cada uno se irá por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estoy solo,
porque el Padre está conmigo. 
Hebreos 2:18

18Debidoa que él mismo ha pasado por sufrimientos y pruebas, puede ayudarnos cuando
pasamos por pruebas.

Juan 14:18-20

18No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes. 19Dentro de poco, el mundo


no me verá más, pero ustedes sí me verán. Dado que yo vivo, ustedes también
vivirán. 20Cuando yo vuelva a la vida, ustedes sabrán que estoy en mi Padre y que
ustedes están en mí, y yo, en ustedes. 

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