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Adivinación y

Astrología en el
Mundo Antiguo
José A. Delgado Delgado
Aurelio Pérez-Jiménez
FUNDACIÓN MAPFRE Guanarteme

Presidentes de Honor
Fernando Arencibia Hernández

Adivinación y
Julio Caubín Hernández
Presidente

Astrología en el
José Barbosa Hernández
Vicepresidente
Ignacio Baeza Gómez
Vocales
José Luis Catalinas Calleja
Teóilo Domínguez Anaya
Mundo Antiguo
Fundación Ignacio Larramendi
- Repte. Miguel Hernando de Larramendi -
César García Otero
Santiago Gayarre Bermejo
José A. Delgado Delgado
José Hernández Barbosa Aurelio Pérez-Jiménez
Miguel Herreros Altamirano
Tomás Hidalgo Aranda
Andrés Jiménez Herradón
Filomeno Mira Candel
Humberto Pérez Hidalgo
Jorge Carlos Petit Sánchez Director cientíico
Asunción Rodríguez Betancort José A. Delgado Delgado
Julián Pedro Sáenz Cortés Coordinación editorial
Juan Francisco Sánchez Mayor Laura Carvias Carrillo
Isabel Suárez Velázquez
Secretario © De los textos, sus autores
Jaime Álvarez de las Asturias Bohorques
© De la presente edición
Patronos Históricos FUNDACIÓN MAPFRE Guanarteme
Manuel Jordán Martinón Calle Castillo nº 6. 35001.
Silvestre de León García Las Palmas de Gran Canaria
Santiago Rodríguez Santana
Félix Santiago Melián Realización
ACOSERPA Digital, S.L.
Directora Mónica Pedrós-elterete
Esther Martel Gil
ISBN: 978-84-15654-45-2
Jefa de Actividad Fundacional
Alicia Batista Couzi Depósito Legal:
ÍNDICE
CAPÍTULO I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 07
LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO
José A. Delgado Delgado

CAPÍTULO II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO
DE ADIVINACIÓN
Aurelio Pérez-Jiménez

CAPÍTULO III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS
BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS
Aurelio Pérez-Jiménez

BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .111

RESEÑAS BIOGRÁFICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . .125


CAPÍTULO I

LA ADIVINACIÓN EN
EL MUNDO ANTIGUO
José A. Delgado Delgado
Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

1. La adivinación en las sociedades tradicionales meras décadas del siglo XX. Insignes y respetados estudiosos aún defendían
en esas fechas la relación directa entre la adivinación y el supuesto ‘primiti-
La adivinación es una práctica integrada plenamente en la vida pri- vismo’ o ‘estadio intelectual inferior’ de aquellas culturas que la practicaban
vada y pública de las sociedades tradicionales, de tal manera que en ellas (véase el capítulo siguiente).
juega un papel central tanto en las decisiones de los individuos como en las
que afectan a la comunidad en su conjunto. En este sentido se documentan
extensamente en las fuentes de conocimiento prácticas adivinatorias en bue- Entre las sociedades tradicionales históricamente conocidas, las cul-
na parte de las culturas del Próximo Oriente antiguo, la Antigüedad Clásica, turas de la Antigüedad constituyen un marco ideal para el estudio de la adi-
de amplias regiones de Asia, África y América a lo largo de su historia, así vinación, pues todas ellas la practicaron en sus más diversas formas y con un
como también de la Europa medieval y moderna1. nivel de desarrollo probablemente único. En casi todos los estados y pueblos
En estas sociedades en las que la adivinación forma parte regular antiguos se reconoce al menos la práctica de alguna forma de adivinación,
de las instituciones de gobierno y la vida social, los hombres estiman que como sucede entre los babilonios, asirios, hititas, hebreos, griegos, etruscos,
los sistemas adivinatorios reposan sobre principios racionales, pues de he- umbros, romanos y celtas. La única excepción aparente entre las grandes ci-
cho se ajustan a los mismos fundamentos que los que regulan la práctica vilizaciones fue Egipto, pues los egiptólogos no han encontrado pruebas con-
del derecho, la política o la administración. En estas sociedades, además, el sistentes de su práctica más que a partir de una época muy tardía2. La cons-
‘adivino’ forma parte del cuerpo de agentes responsables de la vida en co- tatación de la extensión de la adivinación corrobora de forma independiente
mún del grupo, y sus competencias se deinen y delimitan en relación con la propia percepción de Cicerón (Sobre la adivinación, particularmente I, 2
las de los otros garantes de la vida social. La ‘racionalidad adivinatoria’ no y I, 87-94) de la universalidad de tal práctica en los pueblos ‘civilizados’ y
formaba, pues, un sector aparte ni una mentalidad aislada, sino que estaba ‘bárbaros’ desde los tiempos más remotos, de los que menciona expresamen-
coherentemente inserta en el pensamiento social (Vernant 1974a). Hasta tal te a asirios, caldeos, cilicios, carios, frigios, pisidios, lidios, etruscos, persas,
punto esto se concebía así, que la adivinación cumple en muchas de estas galos, umbros, árabes y, por supuesto, griegos y romanos.
comunidades la función de instancia de legitimación de las actuaciones oi-
ciales, proporcionando decisiones socialmente objetivas (pues teóricamente
quedan al margen de intereses particulares) y por encima de cualquier posi- La relativa abundancia de fuentes es otro factor de gran importancia
ble contestación. a la hora de considerar la Antigüedad como territorio privilegiado para la
investigación de la adivinación. Los trabajos arqueológicos y epigráicos en
Pero la omnipresencia de la adivinación en el cuerpo social de estas las bibliotecas y archivos de los centros palaciales del Próximo Oriente están
culturas tradicionales no ha sido siempre bien entendida por los intelectua- descubriendo a la comunidad cientíica la literatura técnica especíica de los
les y élites cultas del mundo occidental moderno. Ya los ilustrados europeos pueblos de esa región. Se trata de documentos oiciales que recogen la prác-
del siglo XVIII descaliicaban las prácticas adivinatorias, considerándolas tica pública de la adivinación, por lo que son fuentes primarias de gran valor
burdas especulaciones motivadas por la superstición e ignorancia o bien por para el estudioso. La riqueza de esta documentación queda de maniiesto en
intereses personales. Esta visión tan llena de prejuicios se ha mantenido has- las más de 300 obras consagradas a la adivinación catalogadas hasta ahora
ta tiempos recientes, y todavía se rastrea en la literatura cientíica de las pri- en la que fuera biblioteca del rey asirio Asurbanipal (669-631 a. C.) (Botttéro
1974: 70-72 y 168s.). En cuanto a las fuentes griegas y latinas, es la tradi-
1 Sobre la adivinación en estas últimas culturas no especíicamente antiguas puede consultarse los artí-
culos reunidos en Hastings 1911 y la colección más reciente de ensayos editados por Caquot y Leivovici 2 Cf. Leclant 1968. Es de interés notar que en el Reallexikon der Ägyptologie no hay ninguna voz general
1968. concerniente a la adivinación.

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ción literaria la que aporta la evidencia más rica e informativa, si bien cierto mismo a su práctica en determinados momentos de la vida oicial, lo que
material arqueológico y papirológico y, sobre todo, un número creciente de no deja de ser una auténtica paradoja. En cualquier caso, la aceptación de la
inscripciones, están contribuyendo decisivamente a un conocimiento más ‘normalidad’ de la adivinación en las estructuras mentales y en las prácticas
preciso y detallado de determinadas formas de adivinación, particularmente colectivas e individuales de las sociedades antiguas, premisa irrenunciable
la oracular. Pero frente al carácter oicial de la documentación mesopotá- para su estudio cientíico, es una adquisición metodológica relativamente
mica, la tradición literaria es toda ella de producción privada, por lo que en reciente de las disciplinas humanísticas y las Ciencias Sociales, pues no se
sentido propio hay que considerarla fuente secundaria en lo que respecta aprecia en la literatura especializada más que a partir de la segunda mitad
al estudio de las formas públicas de adivinación en Grecia y Roma. De ella del siglo XX.
destaca especialmente la obra de Cicerón titulada Sobre la adivinación (De
La posición oicial de la Iglesia y los poderes públicos ante la adivina-
divinatione), escrita hacia el inal de su vida, entre los años 45 y 44 a. e. Sin
ción en la Edad Media queda bien relejada en el tratado teológico de Tomás
ser realmente un tratado técnico, presenta una discusión con vocación sis-
de Aquino Summa theologiae (1266-1273). El ilósofo dominico dedicó allí
tematizadora sobre las distintas formas de adivinación y los principios que
un capítulo especíico a la “superstición adivinatoria” (II, II, quaest. 95), ana-
las fundamentan que, por su extensión, prolijidad y conocimiento, no se en-
lizando el problema y sus causas y estableciendo inalmente el carácter irra-
cuentra en ningún otro autor3.
cional y pecaminoso de la pretensión humana de conocer el futuro (que es
una capacidad únicamente reconocida a la divinidad). La misma rotunda
condena a todas las formas de adivinación, entendidas como invocaciones de
2. La adivinación antigua en la historia del pensamiento
los demonios, se encuentra en el Malleus maleicarum (I, quaest. 16 [1486]),
occidental
el ‘manual’ de la Inquisición contra toda forma de poder maléico.
El interés por la adivinación antigua se reconoce en Occidente ya en
En el gran retrato de la condición humana que propone Dante en su
los mismos escritos de los Padres de la Iglesia, y a partir de ahí se extiende
Divina Comedia (c. 1308-1321) se juzga también severamente la igura del
sin solución de continuidad hasta nuestro presente. Claro está que a lo largo
adivino clásico, siguiendo la misma línea de pensamiento establecida por la
de todo este tiempo ese interés se ha manifestado de muy diversas mane-
Iglesia. Obsérvese en este pasaje que el carácter del suplicio de los conde-
ras y con ines muy distintos. En términos generales se puede decir que los
nados en el Inierno está en relación con su falta. Al mítico adivino griego
observadores occidentales cultos o vinculados a las instituciones de poder
Aniarao se lo castiga desplazándole la cabeza hacia atrás por el ‘pecado’ de
han adoptado tradicionalmente actitudes abiertamente negativas, cuando no
haber querido ver demasiado adelante para averiguar el futuro:
hostiles, hacia la adivinación antigua (o de otras épocas), movidos general-
mente por determinadas consideraciones de orden religioso, moral, ilosói-
co o cultural imperantes en sus respectivas épocas. No es menos cierto, sin
«Alza la frente y mira de este lado / al que ante Tebas se tragó la tierra; /
embargo, que frente a una crítica pública generalizada de los integrantes de
gritábanle: “¿Dó te hundes desalado, / Aniarao? ¿Por qué dejas la guerra?”
estos sectores sociales hacia la adivinación clásica, se reconoce por su parte
/ Y cayó sin parar, todo derecho, / hasta Minos, que a todo el mundo aferra.
no ya sólo un interés en su estudio de forma privada, sino incluso el recurso
/ Mira su espalda convertida en pecho: / pues quiso en demasía ver avan-
te, / mira y anda hacia atrás el contrahecho» (Inierno, XX, 31-39; trad. A.
3 Sobre el contexto cultural e intelectual de este texto fundamental puede verse el artículo de Beard 1986
y algunos pasajes de Santangelo 2013: 10-36. La mejor edición comentada de la obra sigue siendo la que Echeverría [Alianza] 1995).
preparara hace ahora ya más de noventa años Pease 1920-23; entre las más recientes de valía se encuen-
tran las de Timpanaro 19995 (con traducción italiana) y Wardle 2006 (sólo el libro I, con traducción
inglesa). El lector español interesado encontrará una buena traducción, aunque con comentario limitado,
en el volumen 271 de la Biblioteca Clásica Gredos.

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Estas condenas públicas de la adivinación durante el medievo con- La recuperación de la Antigüedad Clásica que proclamaba el
trastan sensiblemente con la continuidad de dichas prácticas a lo largo de Renacimiento europeo promovió un renovado interés por la adivinación an-
casi todo el periodo, incluso en el seno de la propia Iglesia. Se recordará tigua, del que dan buena cuenta los 59 manuscritos producidos en el siglo
que las primeras comunidades cristianas adoptaron y adaptaron ciertas for- XV conteniendo el tratado ciceroniano Sobre la adivinación o las 56 edicio-
mas de adivinación clásica (Barns 1911), particularmente las ‘suertes’, que se nes publicadas en el siglo siguiente de esta misma obra (un esfuerzo edi-
mantuvieron en uso largo tiempo en los ambientes oiciales en general y los torial sin precedentes que sólo se igualaría en el siglo XIX [Pease 1920-23:
eclesiásticos en particular. Los mismos apóstoles escogieron al sucesor de 422-452]). Los resultados de este interés fueron naturalmente muy diversos5.
Judas por sorteo (Act. 1, 26) y reyes, gobernantes, hombres y mujeres de Dios Así, Pico della Mirandola teorizaba en su De rerum praenotione (1506) sobre
consultaban en época medieval las sortes para tomar decisiones trascenden- los posibles beneicios prácticos de determinadas formas de conocimiento
tales o aventurar sucesos futuros. Para las consultas se usaba bien la Biblia, del futuro, que habrían de distinguirse de otras ciertamente banales o ilíci-
que se abría al azar (y de ahí el nombre de sortes biblicae), bien colecciones tas. El severo teólogo protestante Kaspar Peucer, por su parte, reunió una
de oráculos o respuestas que se elegían por sorteo según determinados pro- gran cantidad de información dispersa en la tradición literaria para compo-
ner un gran tratado crítico sobre los géneros de la adivinación grecolatina
cedimientos (sortes sanctorum)4. La primera de estas formas tiene un claro
(Commentarius de praecipuis divinationum generibus [1553]), en el que se
precedente romano en las “suertes virgilianas” (sortes Vergilianae), en las que
alternan los modernos métodos de la erudición anticuaria con la condena
eran los textos de Virgilio los que se abrían al azar, y la segunda parale-
ciega y severa de la Iglesia más ortodoxa. En una línea más moderada, un
los precisos en determinadas formas de consulta oracular conocidas por los
gran estudioso de la naturaleza humana, Michel de Montaigne, aceptaba tá-
griegos (véase capítulo 4.3.1.). citamente en uno de sus ensayos, “Los pronósticos” (I, 11 en la ed. póstuma
Pero no son sólo las suertes las prácticas adivinatorias de tradición de 1595 a cargo de M. de Gournay), la doctrina de la Iglesia Católica ante las
antigua que se mantuvieron durante esta época. Entre los nobles castellanos prácticas adivinatorias (antiguas y contemporáneas) al considerarlas artes
de la Alta Edad Media persistía aún cierta forma de consulta auspicial de vanas y sin provecho alguno. Escribiendo en los difíciles años de las guerras
clara raigambre romana (véase capítulo 4.4.2.), empleada en los mismos con- de religión y las sangrientas persecuciones contra los hugonotes en Francia,
textos públicos que en la propia Roma, es decir, antes de emprender acciones adoptar una postura conservadora era la mejor garantía para mantenerse
bélicas o adoptar decisiones de grave trascendencia. En el propio Cantar de libre de toda sospecha.
Mio Cid (c. 1200) se presenta a Ruy Díaz, su protagonista, como experto Los ‘anticuarios’ de los siglos XVI y XVII desarrollaron también su
consultor de las aves: particular proyecto académico centrado en la Antigüedad Clásica, aunque
ahora trabajando fundamentalmente sobre las instituciones civiles, milita-
res y religiosas de griegos y romanos (sus ‘antigüedades’, como se entendía
«Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas. / A la exida de entonces), en el que también tuvieron su lugar las prácticas adivinatorias.
Bivar ovieron la corneja diestra / e entrando a Burgos oviéronla
Las principales disertaciones en este último ámbito fueron compiladas en
siniestra. / Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta: / -
los volúmenes VII y V del hesaurus Antiquitatum Graecarum (1697-1702)
¡Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra! -» (I, 10; ed. de
y el hesaurus Antiquitatum Romanarum (1694-1699) respectivamente,
A. Montaner [RAE], 2011)
editados por los grandes eruditos holandeses Jakob Gronov(ius) y Johann

4 La obra de referencia fundamental sobre este último tipo de sortes, con edición crítica, traducción espa- 5 Sobre la recepción de la adivinación antigua en los inicios de la edad moderna en Europa, véase la síntesis
ñola y comentario, es la de Montero Cartelle y Alonso Guardo 2004. de Burnett y Giglioni 2010, con buena bibliografía.

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Georg Graeve(ius). El autor más prolíico fue sin duda el jesuita Julius Caesar los, hubo unas solteronas que, sin estar adscritas a ningún templo, se de-
Bulengerus, que trató sobre los oráculos griegos (De oraculis et vatibus li- dicaron a profetizar por cuenta propia» (XXXI-XXXII; trad. M. Caparrós
ber), la práctica auspicial romana (De auguriis et auspiciis) y los prodigios [Tecnos] 1990).
(De prodigiis). En estos estudios aparecen ya presentadas un buen número
de cuestiones fundamentales con un importante apoyo documental, si bien
los resultados obtenidos pudieran parecer limitados en la actualidad por la En el mismo siglo XVIII se gestó igualmente la desafortunada aso-
aplicación de un método de trabajo aún poco reinado. En su favor se añadirá ciación entre adivinación y primeras y más rudimentarias capacidades in-
que en todos ellos predomina el tono académico frente a la crítica por moti- telectuales del hombre que tan intensamente desarrollarían los estudiosos
vos religiosos o culturales. de la centuria siguiente (sobre todo a partir de la difusión de los principios
de la antropología evolucionista). Giambattista Vico proponía en Principi di
La ‘Edad de la Razón’, orgullosa en su cuestionamiento de todas las Scienza Nuova (17443, II, I, 1), su gran obra de indagación en los orígenes
creencias e ideas ajenas a la ‘razón ilustrada’, ha dejado ejemplos notables de y la naturaleza de la Humanidad, explicar el nacimiento de la adivinación
incomprensión de la adivinación clásica. Así el holandés Anton Van Dale como una creación de la más primitiva forma de entendimiento humano, la
publicó en 1683 dos eruditas disertaciones latinas contra los ‘errores’ de los «sapienza poetica».
Padres de la Iglesia acerca de la naturaleza de los ‘oráculos de los antiguos’
(De oraculis veterum ethnicorum dissertationes duae), a la par que pretendía Los sociólogos y antropólogos evolucionistas anglosajones de la se-
demostrar que éstos no eran más que meros artiicios de los ‘sacerdotes pa- gunda mitad del siglo XIX determinaron que la adivinación, como el resto de
ganos’. Sus tesis y argumentos serían popularizados algunos años más tarde las ‘ciencias ocultas’ (magia, brujería...), era practicada colectivamente sólo
por Bernard de Fontenelle, al adoptarlos en su Histoire des oracles (1687). por las ‘razas mas primitivas’, por lo que la vincularon a formas de pensa-
Allí el ilustre miembro de la Academia de las Ciencias de París, ‘cartesiano’ miento ‘salvajes o bárbaras’, propias, en deinitiva, de lo que se consideraba
convencido, insistía en el carácter fraudulento de las respuestas oraculares y estadios culturales muy simples. La obra de Edward Tylor (I, 18732: 112-159)
la manipulación e impostura de los sacerdotes que atendían los santuarios. es probablemente el mejor ejemplo de esta forma de acercamiento a la adivi-
Más allá fue aún Voltaire, quien en la Philosophie de l’histoire (1765) con- nación y, en todo caso, gozó de una autoridad enorme y su inluencia pronto
sideraba todas las prácticas adivinatorias burdas especulaciones motivadas se dejó sentir en los estudios de historiadores y ilólogos de inales del siglo
por la superstición e ignorancia o promovidas por intereses personales6. Su XIX y primeras décadas del XX. De esta manera, en el reconocido Dictionary
discurso contra tales ‘desviaciones’ está cargado de malicia e ironía: of Greek and Roman Antiquities, editado por William Smith (1875: 416), se
lee la siguiente airmación sobre la adivinación:

«Las adivinaciones, los augurios, eran especies de oráculos y son, según


creo, más antiguos... Pero ¿quién inventó este arte? El primer pícaro que «La convicción de que los designios de la voluntad divina eran revelados
ocasionalmente por la misma divinidad, o podían ser descubiertos por
dio con un imbécil... Cuando casi toda la Tierra estaba cubierta de orácu-
ciertos individuos, la desarrollaron los pueblos clásicos de la Antigüedad
(en común con otros pueblos) antes de alcanzar cierto grado de desarrollo
6 Las opiniones de estos doctos ilustrados fueron a su vez blanco de la crítica inteligente y reinada de uno intelectual».
de los más grandes hombres de letras del siglo XIX , homas De Quincey. En uno de sus mejores ensayos
sobre la Antigüedad, “he Pagan Oracles” 1842, desmontó brillantemente las acusaciones que se vertie-
ron contra esa venerable institución y explicó con gran conocimiento y sin prejuicios de ningún tipo su
dimensión política y social en el mundo grecolatino.

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Muy signiicativa igualmente es la opinión del latinista Herbert J. campo de investigación y anticipó (al menos en cierta medida) algunas de
Rose (1911: 775), comenzada ya la segunda década del siglo XX: las pautas metodológicas que caracterizarían los estudios sobre esta materia
en el siglo XX. Como colofón y complemento a su fecunda indagación sobre
las formas y principios de la adivinación antigua, publicó en 1899 L’Astrologie
«Pensadores antiguos y modernos han denunciado y expuesto repetida- grecque, aún hoy el mejor tratado técnico sobre la materia.
mente su falacia [de la adivinación]; aún así es practicada en todo el mundo
por las razas más retrógradas de la humanidad y por los miembros más
incultos de los pueblos civilizados. Incluso en las grandes religiones los adi- La renovación teórico-metodológica que desde mediados del siglo
vinos, como otros magos, siguen proliferando, aunque sus artes no forman XX están experimentando las Humanidades y las Ciencias Sociales ha pro-
parte de los ritos y creencias principales y a pesar de que son denunciados movido ciertamente un cambio radical en la percepción de la adivinación en
frecuentemente por los líderes de la religión. Como otras pseudo-ciencias, general y la antigua en particular, limitando los juicios morales y las posturas
la adivinación se fundamenta en convicciones muy antiguas y extendidas, anacrónicas e impulsando los análisis cuidadosos de las especiicidades his-
heredadas de los estadios más bajos de la cultura...». tóricas y culturales. Es éste evidentemente el contexto intelectual que ampara
este pequeño estudio sobre la Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo.
Pero al margen de los ambientes estrictamente académicos, todavía en nues-
Pero este mismo siglo XIX impregnado de prejuicios culturales sobre tra sociedad occidental se mantienen ciertos prejuicios sobre la adivinación
la adivinación de las sociedades tradicionales alumbró también al más gran- antigua. Se me permitirá citar en favor de esta tesis, por su popularidad,
de y sensible historiador de la adivinación antigua de nuestra época, Auguste uno de los mejores cómics europeos y ejemplo signiicativo de la recepción
Bouché-Leclercq. La introducción a su monumental Histoire de la divination de la Antigüedad en nuestra época, Astérix el Galo (Astérix le Gaulois). El
dans l’Antiquité (París, 1879-1882) es una declaración bien elocuente de la volumen19 de la genial creación de René Goscinny y Albert Uderzo se titula
orientación de la investigación (I: 5-6): precisamente El adivino, y en él (especialmente pág. 9 de la edición española)
si insinúa abiertamente el carácter fraudulento y picaresco de la adivinación
y de quienes la encarnan, en una línea no muy distinta (aunque mucho más
«No se sabría estimar suicientemente la inluencia que ejerció sobre las simpática) de un Fontenelle o un Voltaire. También los académicos de nues-
sociedades antiguas la creencia en la adivinación… Podemos juzgarla por tra lengua aceptan y ijan ciertas acepciones para determinados vocablos que
el vigor que debió tener una fe tal en los tiempos donde, en lugar de ser remiten a esos prejuicios residuales que aún permanecen en nuestro mundo
ridiculizada como una superstición, era profesada por los gobiernos, re- sobre la adivinación clásica. En la última edición (200122) del DRAE se leen
presentada por instituciones veneradas, alabada por los poetas, demostra- las siguientes deiniciones (la cursiva es mía):
da por los ilósofos y practicada por todos… El estudio previo que vamos
a emprender, antes de abordar las cuestiones de detalle, está destinado a s.v. adivinar. «Predecir lo futuro o descubrir lo oculto, por medio de agüe-
demostrar que los principios sobre los que reposa y las consecuencias que ros o sortilegios».
entraña [la adivinación] no son en absoluto esas prácticas absurdas que se s.v. agüero. «Procedimiento o práctica de adivinación utilizado en la
llevan a cabo con una sonrisa». Antigüedad y en diversas épocas por pueblos supersticiosos... ».
s.v. sortilegio. «Adivinación que se hace por suertes supersticiosas».
Con esta obra, todavía hoy de consulta imprescindible, el sabio fran- s. v. superstición. «Creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón».
cés no sólo consiguió demostrar la importancia de las prácticas adivinatorias
en las sociedades antiguas, sino que abrió a la comunidad cientíica un nuevo

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

3. La adivinación en la vida pública antigua «Y, para poner a prueba los oráculos, despachó a los lidios con las siguientes
instrucciones: debían llevar el cómputo del tiempo transcurrido a partir
Una de las principales particularidades de la adivinación en el mun- del día en que salieran de Sardes y, a los cien días, consultar los oráculos,
do antiguo es su plena integración en las instituciones públicas de pueblos preguntando qué es lo que estaba haciendo en aquel momento el rey de los
y estados, y es ésta una de las razones más evidentes y poderosas para su
lidios, Creso, hijo de Aliates; debían anotar, entonces, las respectivas res-
estudio. Como ya se ha explicado, la adivinación ha estado presente de una
puestas de los oráculos y traérselas. Pues bien, no consta referencia alguna
forma u otra en la vida privada de casi todas las sociedades tradicionales a
de las respuestas de los demás oráculos; pero en Delfos, así que los lidios
lo largo de su historia, aunque siempre ha sido una práctica relativamente
hubieron penetrado en el sagrario (mégaron) para consultar al dios y pre-
marginal en los ámbitos públicos. La notable excepción a esta regla la cons-
tituyen precisamente las civilizaciones de la Antigüedad: guntaron lo que les había sido ordenado, la Pitia, en hexámetros, respondió
lo que sigue:
Yo sé el número de los granos de la arena y las dimensiones del mar; / y al
«Pues bien, ¿quién no advierte que, en todo Estado de pro, han tenido gran
sordomudo comprendo y al que no habla oigo. / A mis sentidos llega el aroma
vigencia los auspicios y los demás tipos de adivinación? ¿Acaso ha habido
de una tortuga de piel rugosa, / que en recipiente de bronce cociéndose está
algún rey o algún pueblo que no recurriera a las predicciones divinas? Y
con carne de cordero; / bronce tiene abajo y bronce la recubre.
no sólo en tiempos de paz, sino mucho más, incluso, en tiempos de guerra,
por el hecho de que el peligro y el riesgo que corría la supervivencia eran Los lidios, después de consignar por escrito esta respuesta de la Pitia, par-
mayores. Dejo a un lado a los nuestros, que no emprenden nada, en tiempo tieron de regreso a Sardes. Y, cuando los otros enviados a los restantes lu-
de guerra, sin consultar las entrañas, y que nada preservan, sin consultar los gares comparecieron, asimismo, con las respuestas de los oráculos, enton-
auspicios, en tiempo de paz » (Cicerón, Sobre la adivinación, I, 95; trad. de ces Creso fue desenrollando y leyendo, uno a uno, los escritos. De hecho,
A. Escobar, [Biblioteca Clásica Gredos = BCG], 1999). ninguno de ellos lo satisfacía, pero, cuando leyó el que procedía de Delfos,
lo acogió al instante con fervor y reconoció su exactitud, con el convenci-
miento de que el oráculo de Delfos era el único verídico, porque le había
Tal como explica Cicerón, efectivamente, los dirigentes de los pue- descubierto lo que él, personalmente, había hecho. Resulta que, después
blos y estados antiguos solicitaban regularmente la opinión de sus dioses de enviar a los diferentes santuarios a los consultores, aguardó el día con-
antes de tomar decisiones o emprender acciones que afectarían a la vida
venido y puso en práctica la siguiente idea: pensando en algo que fuera
pública, de tal manera que el recurso a ritos adivinatorios era una práctica
imposible de adivinar o imaginar, descuartizó una tortuga y un cordero y
ordinaria y bien establecida en las instituciones de gobierno de cada uno de
él mismo los puso a cocer juntos en un caldero de bronce que tapó con una
ellos. Veamos al respecto un caso histórico ya famoso en tiempos del esta-
tapadera también de bronce... Con posterioridad a estas consultas, Creso
dista romano.
procuró propiciarse al dios de Delfos con espléndidos sacriicios... Y, cuan-
El episodio en cuestión se conoce principalmente por el relato de do concluyó este sacriicio, mandó fundir una inmensa cantidad de oro...
Herodoto y se sitúa en los momentos en los que el rey persa Ciro intenta Después de terminar estas ofrendas, Creso las envió a Delfos... A los lidios
someter a su dominio las prósperas regiones en Asia Menor, hacia mediados que debían llevar esos presentes a los santuarios [también había decidido
del siglo VI a. e. Gobernaba por entonces en Lidia Creso, el rey más podero- consultar el de Aniarao], Creso les ordenó que preguntaran a los oráculos
so de esos territorios, quien en esta difícil y comprometida tesitura decidió si debía emprender la guerra contra los persas y si debía ganarse la amistad
pedir consejo a los oráculos de Grecia y Libia antes de tomar una determina- de algún pueblo... Los dictados de ambos oráculos coincidieron en advertir
ción. Pero dada la gravedad de la situación, tomó la poco usual precaución a Creso que, si emprendía la guerra contra los persas, destruiría un gran im-
de ponerlos a prueba antes de someterse a sus designios:

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

perio; también le aconsejaron que averiguara quiénes eran los griegos más pacios para el ejercicio de actividades oiciales, asignar ciertas dignidades o
poderosos y que se ganara su amistad... Creso hizo al oráculo [de Delfos] competencias entre quienes estaban cualiicados para ello, equilibrar la rela-
una tercera consulta...le preguntó si su monarquía sería duradera. Y la Pitia ción de la ciudad con sus dioses o incorporar nuevos cultos. En este estado
le dio esta respuesta: de cosas se comprende que la gestión de los ritos de adivinación fuera de
Mira, cuando un mulo sea rey de los medos, / entonces, lidio de afeminado competencia exclusiva de las autoridades públicas o de expertos reconocidos
andar, allende el pedregoso Hermo / huye; no te quedes, ni te avergüences de oicialmente como tales y al servicio de los poderes establecidos.
ser cobarde.» La evidencia (como el citado caso referido por Herodoto) permite
[Convencido Creso por esta declaraciones y seguro de interpretarlas in- deducir que con las prácticas adivinatorias los dirigentes públicos buscaban
equívocamente como vaticinio de una victoria cierta, envió delegados a compartir con sus dioses las tareas de gobierno, hasta el punto de hacer des-
Esparta para ganarse su apoyo y se lanzó a una guerra abierta contra Ciro. cansar sobre ellos la responsabilidad última de las decisiones más graves. La
En poco tiempo, sin embargo, fue derrotado por los persas, que tomaron adivinación se maniiesta en este contexto como una poderosa instancia de
su capital y lo hicieron prisionero. En estas terribles circunstancias pidió legitimación de las acciones de estado y, en consecuencia, como un elemento
permiso a Ciro para enviar emisarios a Delfos con sus quejas por haberlo determinante en el mantenimiento de la estabilidad social y del orden im-
aconsejado tan mal]. Cuando llegaron los lidios y transmitieron su mensaje, perante.
se cuenta que la Pitia se pronunció en los siguientes términos:.. Respecto
al vaticinio emitido, Creso se queja sin razón, pues Apolo le predijo que, si
entraba en guerra con los persas, pondría in a un gran imperio. Pero, ante
4. Fundamentos teóricos de la adivinación (oficial)
esta respuesta, tenía que haber enviado a preguntar – para adoptar una de-
antigua
cisión acertada - si se refería a su imperio o al de Ciro. Y si no entendió la 4.1. El término ‘adivinación’ en la literatura antigua
respuesta ni pidió explicaciones, que se considere a sí mismo responsable. El término latino divinatio, del que deriva directamente el sustantivo
Igualmente, tampoco entendió lo que, en su última consulta, le dijo Apolo español ‘adivinación’ (inglés, francés y alemán ‘divination’; italiano ‘divina-
acerca de un mulo, pues ese mulo era precisamente Ciro, ya que era hijo de zione’), es muy reciente en Roma, lo que contrasta con la antigüedad que se
dos personas de diferente condición, de una madre de alta alcurnia y de un le supone a la práctica a la que alude. El vocablo aparece por primera vez en
padre de condición más humilde...Al oír [la respuesta], convino [Creso] en la literatura antigua en la obra de Cicerón y con tres acepciones diferentes
que la culpa era suya y no del dios.» (Herodoto, Historia, I, 46-91; trad. C. que conviene distinguir (Schaefer 1977): a) como sinónimo de las expresio-
Schrader [BCG] 1984). nes ‘pura especulación’ o ‘simple conjetura’; b) como término técnico que
designa un determinado procedimiento judicial; c) como equivalente latino
del griego mantiké, que es el que aquí interesa. En su tratado Sobre la adivi-
En todos los ámbitos de la vida oicial de las comunidades antiguas
nación deine así el vocablo:
se hacía uso de la adivinación. En el funcionamiento de la administración ci-
vil, el desarrollo de la actividad militar o el ejercicio cultual era imprescindi-
ble la consulta de la voluntad divina. La consulta adivinatoria se concebía así «Es una vieja creencia, sostenida ya desde los tiempos de los héroes, y ratii-
en estas sociedades como parte integrante de los complejos procedimientos cada, además, por el asentimiento del pueblo romano y de todas las gentes,
que se seguían a la hora de elegir representantes de la comunidad, convocar la de que hay entre los seres humanos una especie de poder adivinatorio al
organismos públicos, decidir campañas militares, habilitar determinados es- que los griegos llaman mantiké, esto es, la capacidad de intuir y de llegar

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a saber lo que va a pasar … Y, de la misma manera que, en otros muchos citada en el apartado precedente (4.1.; cf. la deinición del DRAE en el capí-
casos, nosotros hemos sabido derivar palabras mejor que los griegos, así tulo 2). Por medio de la adivinación los hombres trataban de conocer cuál
nuestros antepasados derivaron de ‘deidades’ su denominación para esta era la disposición de sus dioses en lo que afectaba a su propia existencia, a
capacidad tan notoria, mientras que los griegos, según interpreta Platón, lo sus propósitos o a sus acciones, pues era creencia compartida por todos que
hicieron de ‘delirio’» (I, 1). ninguna comunidad humana podría prosperar sin el consejo y la tutela de
sus divinidades. Así Cicerón pone en boca del ilósofo estoico Crisipo la si-
guiente airmación:
Según la deinición ciceroniana, los romanos vinculaban el término
divinatio al sustantivo divus (‘dios’, ‘deidad’), seguramente a través de la for-
ma adjetival divinus (‘de naturaleza divina’, ‘inspirado por la divinidad’); de «Crisipo, al menos, deine la adivinación con las siguientes palabras: es la
ahí el sustantivo divinus (‘adivino’) y el verbo divinare (‘predecir el futuro’). capacidad de reconocer, ver y explicar aquellos signos que los dioses anun-
Así, en esta construcción, el vocablo divinatio adquiere el sentido de ‘capaci- cian a los hombres. La función de tal adivinación, por otra parte, es la de
dad de adivinar (el futuro)’. conocer de antemano cuál es la disposición de los dioses hacia los hombres,
qué es lo que les indican y con qué signos y de qué modo pueden conjurarse
Esta deinición es claramente restrictiva, pero se explica por su inser- o expiarse» (Sobre la adivinación, II, 130).
ción en un debate ilosóico que conduce Cicerón, con el que pretende deter-
minar si le es posible a un adivino intuir el futuro. Naturalmente nuestro au-
tor piensa inmediatamente en el mundo griego, y otorga al término divinatio Los dioses eran estimados en este sentido fuente de todo conoci-
el campo semántico del vocablo heleno mantiké. El sustantivo griego designa miento, y sabedores por tanto de todo lo que los humanos ignoraban acerca
el ‘arte (téchne) profético’ (en el sentido de predecir el porvenir a través de la de su pasado, de su presente o de su futuro. Lo que el hombre antiguo per-
inspiración divina), es decir, la forma adivinatoria más prestigiosa, con mu- sigue con la adivinación es pues alcanzar ese conocimiento, sólo accesible a
cho, entre los griegos. Fuera de este preciso contexto, el término divinatio se través de determinadas vías previstas por los propios dioses. He aquí el axio-
extiende semánticamente en el discurso ciceroniano para designar cualquier ma base, el principio angular de todos los sistemas y prácticas adivinatorios:
tipo de práctica adivinatoria conocida por los hombres. la convicción de que los dioses enviaban mensajes signiicativos cuyo sentido
La aparente paradoja entre la novedad del concepto y la antigüedad podía ser dilucidado:
de su ejercicio queda resuelta justamente al notar que Cicerón idea el vocablo
porque le conviene, diríamos hoy ‘por motivos metodológicos’, pues agrupa
«Pero los dioses existen, luego envían mensajes. Y, si envían mensajes, no
así todas las formas adivinatorias (divinandi genera) y le permite abordarlas
pueden dejar de darnos alguna vía para el conocimiento de su signiicado,
conjuntamente.
porque, si no, en vano los enviarían...» (Cicerón, Sobre la adivinación, I, 83).

4.2. La adivinación como conocimiento de la voluntad divina. Los mensa-


La variada naturaleza de tales mensajes requirió la aplicación de cri-
jes de los dioses
terios que permitieran la inteligencia y, en su caso, ejecución de sus prescrip-
La adivinación en la Antigüedad tenía como propósito fundamental ciones. Naturalmente cada cultura disponía de un canon propio de normas,
el conocimiento de la voluntad divina, y no tanto o no tan sólo el averiguar pero se comprueba la existencia en todas ellas de unos criterios comunes
lo futuro, como parece inferirse aparentemente de la deinición ciceroniana tenidos por fundamentales.

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Los hombres prestaban también atención al momento temporal al nar en cierto modo la respuesta del dios. La consulta del oráculo de Apolo
que el mensaje aludía, es decir, tenían en consideración si se refería a un Corópeo en Demetrias (Tesalia), regulada minuciosamente por un decreto
tiempo pasado, a una situación presente o a un acontecimiento aún por lle- fechado hacia el 116 a. C., es un ejemplo muy explícito:
gar. Para la práctica oicial importaban, naturalmente, sólo los dos últimos
tipos de mensaje, pues eran los únicos que de una forma u otra podrían
afectar a las empresas en curso o previstas para una futuro más o menos «... Apruébese por el Consejo y el Pueblo que, cuando se consulte al oráculo,
próximo. marche el sacerdote de Apolo nombrado por la ciudad y, de cada magis-
tratura, un estratego y un guardián de la ley, además de un prítano y un
De igual manera les interesaba, evidentemente, la naturaleza misma
tesorero, y el secretario del dios y su profeta. Si alguno de los mencionados
de la notiicación, en el sentido de estimar si era de carácter aprobatorio o
estuviese enfermo o en el extranjero, se enviará a otro. Los estrategos y los
reprobatorio, contenía una predicción o una advertencia, o bien si se tra-
guardianes de la ley inscribirán también como líctores a tres hombres de
taba de una prohibición. En la vida pública adquirían auténtica relevancia
entre los ciudadanos no menores de treinta años, quienes también tendrán
únicamente los mensajes cuyo contenido manifestaba de alguna manera
autoridad para expulsar al que cause disturbios. Se pagará a los líctores el
una oposición de la divinidad, pues podrían obligar a aplazar o suspender
dinero que se recaude en dos días, a razón de una dracma diaria. Si algunos
una determinada acción. Las notiicaciones aprobatorias sólo reairmaban la
de los inscritos no hubiese prestado su servicio adecuadamente, pagará a la
conformidad del dios con las actuaciones emprendidas, de tal manera que no
ciudad cincuenta dracmas después de que lo hubiesen acusado los estrate-
inluían en su marcha.
gos y los guardianes de la ley. Cuando los arriba citados, estando presentes
Además de la consideración del momento o naturaleza, los antiguos en el oráculo, realicen el sacriicio conforme a las normas patrias y obtengan
se preocupaban especialmente por determinar el ambiente, privado o públi- auspicios favorables, el secretario del dios cobrará, inmediatamente tras el
co, al que el mensaje aludía. Cuando un dios se comunicaba con un simple sacriicio, las inscripciones de aquellos que quieren consultar el oráculo, y,
particular el contenido de su mensaje le afectaba sólo a él y no tenía, por tan- cuando haya inscrito los nombres de todos sobre un álbum, a continuación,
to, ninguna trascendencia para la colectividad en la que vivía. Ahora bien, colocará la lista en la fachada del templo e introducirá a las personas citán-
cuando era reconocido y aceptado por una autoridad competente como per- dolas por el orden de inscripción, salvo que a algunos se les haya otorgado
teneciente a la esfera de lo público inmediatamente generaba consecuencias el privilegio de entrar los primeros. Si el llamado no se encontrase presente,
institucionales, pues obligaba al Estado a tomar medidas de carácter oicial. se pasará al siguiente hasta que se halle presente el citado. Los inscritos se
sentarán en el templo en orden, vestidos con ropas espléndidas, coronados
Se consideraba importante atender a la iniciativa, humana o divina,
con coronas de laurel, puriicados y en ayunas, y recibirán las tablillas de los
que había dado origen a la señal; es decir, se tenía en cuenta si la divinidad
que consultan el oráculo. Cuando hayan redactado sus consultas, arrojando
enviaba el mensaje por iniciativa propia o a requerimiento del hombre.
las tablillas a una vasija la sellarán con los sellos de los estrategos y de los
En el primero caso las manifestaciones divinas escapaban completa- guardianes de la ley, y también con el del sacerdote, y la dejarán que per-
mente al control humano; los dioses podían dar a conocer sus intenciones a manezca en el templo. Con el día, el secretario del dios, después de traer la
los hombres en cualquier momento que lo estimasen oportuno, de tal mane- vasija y mostrar a los convocados los sellos, los abrirá y, llamándolos por la
ra que siempre cabía esperar su injerencia en los asuntos terrenales. lista, entregará a cada uno la tablilla [---] las repuestas de los oráculos [---]»
En el segundo caso, en cambio, se seguía un procedimiento reglado (Sylloge Inscriptionum Graecarum [= SIG] 1157; trad. J. M. Cortés Copete,
que permitía al hombre guiar la consulta adivinatoria y, por tanto, condicio- Epigrafía griega, Madrid, 1999, pp. 153-154).

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La operación consultiva se concebía como un procedimiento institu- Este principio fue canonizado entre los modernos por Auguste
cional ordinario; tanto la exposición de la pregunta (por parte del hombre) Bouché-Leclercq (véase capítulo 2), asumiéndolo como criterio clasiicato-
como el mensaje de respuesta (por parte de la divinidad) debían ajustarse a rio para organizar su monumental tratado, y desde entonces no ha dejado de
normas establecidas. inluir en los estudiosos de la adivinación.

4.3. El medio de transmisión del mensaje 4.3.1. Revelación directa


Se valoraba igualmente el medio por el que el dios hacía llegar sus La revelación directa del mensaje divino fue conocida y apreciada
notiicaciones a los hombres. La divinidad podía revelar su mensaje directa- especialmente, aunque bajo diferentes formas, en el antiguo Israel y entre los
mente (aunque bajo ciertas condiciones) a personas concretas, o bien comu- griegos8.
nicar sus designios a través de signos.
Entre los hebreos esta forma de conocimiento de los designios di-
Los estoicos antiguos hicieron precisamente del medio por el que el vinos se desarrolló singularmente en la igura del ‘profeta’, que en los tex-
mensaje divino era transmitido a los hombres el pilar para formular el cono-
tos del Antiguo Testamento se presenta como un especialista religioso que
cido principio de la división de todas las formas de adivinación en dos clases
transmite un mensaje revelado directamente por Yahveh (los textos hablan
o tipos. Según Cicerón (Sobre la adivinación, I, 34; I, 72; I, 109; II, 26-27), que
de ‘visión’ o ‘audición’ de la divinidad). A menudo sus predicciones tenían
sistematiza el pensamiento estoico, había dos tipos de adivinación7: la ‘artii-
cial’ (artiiciosa), basada en la observación, compilación e interpretación de como objeto reyes y gobernadores y eran de contenido religioso o político
los signos (que requería un aprendizaje), y la ‘natural’ (naturalis), en la que (Grabbe 1995: 66-118).
el mensaje era revelado directamente por inspiración divina (se prescindía Entre los griegos y sus vecinos más helenizados, la oniromancia, o
del aprendizaje): adivinación por los sueños, y la adivinación oracular fueron las dos formas
principales de revelación directa. De la variada gama de prácticas oniromán-
ticas9, la adivinación terapéutica fue una de las más extendidas y populares,
«Por tanto estoy de acuerdo con quienes han dicho que hay dos tipos de adi- como demuestra la tradición literaria y, especialmente, la epigrafía asocia-
vinación, uno basado en el aprendizaje y otro que prescinde de él. Y es que da a los grandes santuarios donde se practicaba (como los de Asclepio en
hay aprendizaje en quienes, una vez han conocido los hechos pasados a tra-
Epidauro, Cos o Pérgamo o Aniarao en Oropo [Bouché-Leclercq III, 1881,
vés de la observación, indagan en los nuevos a través de la interpretación.
271-307]). Se trata de un proceso adivinatorio con ines curativos cuyo mo-
Pero prescinden del aprendizaje quienes no intuyen el futuro a través del
mento central era el sueño durante el cual el dios revelaba al enfermo el
razonamiento y la interpretación, observando y anotando los signos, sino
remedio para su mal. Los individuos interesados que acudían a los santua-
a través de una especie de turbación del espíritu, o de un impulso desinhi-
bido y espontáneo, cosa que a menudo le sucede a los que sueñan y, de vez
rios médicos para tal in debían aceptar las reglas atinentes a la pureza que
en cuando, a quienes vaticinan bajo los efectos del delirio...A este tipo de exigían las leyes particulares de cada uno de ellos (abluciones, baños, sa-
adivinación han de adscribirse también los oráculos; no los que se extraen criicios...) antes de ser introducidos en la cámara especial (abaton) donde
mediante tablillas iguales, sino aquellos que se emiten bajo la instigación y
el soplo de la divinidad» (Cicerón, Sobre la adivinación, I, 34). 8 En Mesopotamia la revelación directa conoció una escasa difusión temporal y espacial: Bottéro (1974:
89-95). En la Italia antigua no se reconoce en contextos públicos.
9 La bibliografía sobre esta forma de adivinación es extensísima. Entre las obras más antiguas conserva
7 Sobre la teoría ciceroniana de la adivinación, Guillaumont 1984; en general, sobre la teoría antigua de la valor la de Bouché-Leclercq (I, 1879: 277-329); de las más recientes cabe citar las de Holowchak (2002) y
adivinación, Guillaumont 2006. Näf (2004).

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se acostaban a la espera del sueño sanador (técnica que se conoce con el tamente inteligible, exigir que la consulta se formulase por escrito, respon-
nombre de incubatio: Graf 20124). Los enfermos que sanaban solían dejar diendo también ella de la misma manera (Champeaux 1997; Rosenberger
como exvoto en el templo una tablilla en la que se relataba su experiencia y 2001: 166-176), e incluso requerir la ejecución de actos rituales en el curso
se representaba la parte del cuerpo que se había curado. Todo este material de la demanda. En tales casos se hacía necesaria la asistencia de reconocidos
era periódicamente compilado por los sacerdotes a cargo del santuario y ex- expertos que actuaban, siguiendo determinadas reglas, como mediadores
puesto públicamente en estelas de mármol (lo que se puede entender como (Georgoudi 1998).
interés propagandístico)10.
Entre los episodios históricos más instructivos acerca de los proce-
A diferencia de la adivinación oniromántica, estrictamente privada, dimientos precisos de esta forma de consulta adivinatoria y sus efectos en el
la oracular tenía una dimensión pública muy reconocida y apreciada en to- cuerpo cívico griego, se pueden citar los «terribles oráculos», como los llamó
das las poleis griegas (Burkert 2007: 155-161). De entre los muchos santua- Herodoto, procedentes de Delfos que llenaron de pánico a los ateniense en
rios oraculares (manteia) que conoció el mundo griego, destacaron por su los momentos previos a la invasión de su territorio por el rey persa Jerjes
fama y su carácter panhelénico los de Apolo en Delfos y Asia Menor (Claros, (480 a. C.):
Dídima) y los de Zeus en Dodona y Olimpia11. Las consultas adivinatorias se
llevaban a cabo conforme a las leyes y reglas particulares de cada uno de ellos
y eran atendidas por un personal muy especializado. En el caso de Delfos, «Resulta que los atenienses habían despachado emisarios a Delfos, decididos
tenemos a la Pitia (Pythia), la famosa virgen que gracias a una preparación a consultar el oráculo. Y cuando, tras haber realizado en el recinto sagrado
ritual especial, aunque mal conocida (abluciones en la fuente Castalia, mani- las ceremonias rituales, los consultores entraron en el mégaron y tomaron
pulación del laurel sagrado, ingestión de agua de la fuente Casotis), recibía la asiento, la Pitia, cuyo nombre era Aristonice, les dictó el siguiente vaticinio:
inspiración directa de Apolo para responder, oralmente, a quien consultaba. ¡Desdichados! ¿Por qué permanecéis inactivos? ¡Huye al in del mundo / y aban-
La acompañaban los ‘profetas’ (prophetai) y los hosioi, que atendían a las dona tus casas y de tu circular ciudad los eminentes baluartes!... Abandonad,
actividades rituales que requería la consulta oracular, y también los exégetas pues, este sagrado lugar y, ante las desgracias, comportaos con entereza.
(exegetai), que interpretaban las palabras de la Pitia al consultante y, si éste lo
solicitaba, las ponían por escrito (Maurizio 1995; Suárez de la Torre 2005a). [Los consultantes quedan desolados por estas palabras y solicitan, por con-
sejo de un ciudadano delio, un nuevo vaticinio:]
La revelación directa, en contra de lo que quizá cabría esperar, no
siempre implicaba la ausencia de mediación entre el dios y el destinatario No puedes Palas aplacar a Zeus, dios del Olimpo, / pese a que, en todos los
del mensaje. Por la descripción hecha del personal que atendía en el oráculo tonos y con sagaz astucia, súplicas le dirige. / No obstante, voy a darte ahora
délico ya se habrá entendido que la divinidad podía utilizar un interme- una nueva respuesta, inlexible como el acero. / Mira, cuando tomado sea
diario para verbalizar su respuesta, ofrecer una contestación no inmedia- todo cuanto encierran la tierra de Cécrope y el valle del Citerón augusto, /
Zeus, el de penetrante mirada, concederá a Tritogenia un muro de madera,
/ único – pero inexpugnable – baluarte, que la salvación supondrá para ti y
10 Del Asclepieum de Epidauro se conservan cuatro grandes estelas que registran las sanaciones habidas en
el lugar. Es especialmente signiicativa, por su extensión (más de 125 líneas de texto) y detalle, una fecha- para tus hijos. / Ahora bien, tú – eso sobre todo – no aguardes indolente a la
da hacia el año 320 a. C. (SIG3 1168). Ha sido editada y comentada ejemplarmente por Rhodes y Osborne
2003: 532-542, nº 102. caballería / y al ingente ejército de tierra que del vecino continente llega; al
11 La tradición moderna de estudios sobre centros oraculares, que comienza con Bouché-Leclercq 1880- contrario, / retírate; vuelve la espalda. Un día, tenlo por seguro, ya les harás
1881, ha generado una enorme bibliografía. Sobre Delfos son fundamentales los estudios de Amandry frente. / ¡Ay, divina Salamina! ¡Que tú aniquilarás a los frutos de las mujeres,
1950, Fontenrose 1978, Parke 1985, Maaß 1993, Suárez de la Torre 1999 (bibliografía sobre oráculos
de Apolo) y Bowden 2005; sobre los oráculos de Zeus la obra clásica es la de Parke 1967. General: / bien sea cuando se esparce Deméter o cuando se reúne!
Rosenberger 2001 y Eidinow 2007.

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Como quiera que esta respuesta les pareció que resultaba – como así era 4.3.2. El signo adivinatorio12
– más benigna que la anterior, los consultores la registraron por escrito y
Todos los pueblos de la Antigüedad que hicieron uso de algún gé-
emprendieron el camino de vuelta a Atenas. Pero, a su regreso, cuando los
nero de adivinación en su vida pública contemplaron el signo adivinatorio
emisarios informaron del oráculo al pueblo, se suscitaron muchas interpre-
(σημείον, signum) como forma de manifestación divina:
taciones tratando de descifrar el vaticinio [entre ellas las de intérpretes de
vaticinios o chresmologoi]... Temístocles airmaba que la conjetura de los
chresmologoi no era totalmente correcta; si los versos en cuestión – alegaba «Desde luego, no encuentro pueblo alguno - por muy formado y docto, o
– se referían, en realidad, a los atenienses, en su opinión el oráculo emitido muy salvaje y muy bárbaro que sea - que no estimase que el futuro puede
no hubiera sido tan benigno, sino que sus términos hubiesen sido: “¡Ay, fu- manifestarse a través de signos, así como ser captado y predicho por algu-
nesta Salamina!”, en lugar de “¡ Ay, divina Salamina!”, si es que realmente los nas personas» (Cicerón, Sobre la adivinación, I, 2).
habitantes iban a perecer en aguas de la isla. El caso, en suma, era que, inter-
pretándolo correctamente, el vaticinio pronunciado por el dios se refería al
enemigo, y no a los atenienses. Por consiguiente, aconsejaba a sus conciuda- El reconocimiento de tales signos se fue estableciendo empírica-
danos que se aprestasen para combatir a bordo de sus naves, pues, según él, mente en cada cultura a través de un largo proceso de observación que cul-
a eso aludía el muro de madera» (Herodoto, Historia, VII, 140-143). minó con la formación de un corpus canónico:

La consulta oracular, con ser la de más autoridad y prestigio, no era «Y es que aquello que llega a intuirse a través de las entrañas, a través de
la única modalidad de revelación directa conocida por los griegos en ámbi- los rayos, de los portentos y de los astros, ha podido constatarse gracias a la
tos oiciales. También los mensajes eran ocasionalmente transmitidos a las observación cotidiana» (Cicerón, Sobre la adivinación, I, 109).
autoridades por adivinos inspirados o intérpretes de oráculos (chresmologoi)
(Burkert 2007: 152-155; Johnston 2008: 109-143), como el que vaticinó a
Pisístrato de Atenas la victoria sobre sus enemigos: Se trataba de una operación inductiva a través de la que se llegó a
determinar la identidad precisa de cada signo y su lugar, función y valor en
el ordenamiento institucional de la comunidad, estableciéndose la relación
«Compareció, entonces, ante Pisístrato, movido por una divina inspiración, entre los signos y los dioses, la solidaridad de cada uno de ellos con la ce-
Anfílito de Acarnania, un adivino, que se acercó a él y pronunció en hexá- lebración de determinados actos públicos y el procedimiento formal por el
metros el siguiente vaticinio: que debían ser solicitados, obtenidos y dilucidados. La interpretación histó-
Echado está el lance, la red tendida, / y acudirán los atunes en la noche de luna. rica de los signos adivinatorios, en consecuencia, no se fundaba tanto en las
deducciones derivadas del examen concreto de cada uno de ellos (decisivas
Éste fue el vaticinio que, inspirado por un dios, le pronunció el adivino;
entonces Pisístrato, que comprendió la profecía y dijo que aceptaba el vati-
12 Sobre el signo adivinatorio y su interpretación en las sociedades de la Antigüedad existen dos colec-
cinio, lanzó su ejército al ataque» (Herodoto, Historia, I, 62-63) ciones recientes y bien documentas de ensayos: una centrada en el Mediterráneo antiguo, Georgoudi
2012, y otra en el Próximo Oriente, Annus 2010. Un estudio teórico sobre el ‘signo adivinatorio’ en
la Antigüedad, entendido como ‘signo no lingüístico’, desde la perspectiva de análisis de la Semiótica
se encuentra en el interesante (aunque no siempre bien informado sobre la realidad antigua) libro de
Manetti 1987.

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sólo en el caso de que tal signo jamás se hubiera constatado con anteriori- 4.4. Los signos adivinatorios
dad) como en la aplicación de los principios doctrinales contenidos en el 4.4.1. Entrañas de animales sacriicados
corpus canónico:
Las entrañas de animales sacriicados, siempre domésticos y prefe-
rentemente de especie ovina o bovina (aunque también se contemplaron cá-
«Algunas de ellas [de las prácticas adivinatorias] se basan en testimonios pridos e incluso aves), constituyeron el tipo de signo adivinatorio probable-
y doctrinas como manifiestan aquellos libros etruscos referentes a la ob- mente más extendido entre los pueblos de la Antigüedad. La universalidad
servación de entrañas, a los rayos y a las ceremonias, así como vuestros de tal signo se explica bien por la omnipresencia del sacriicio, acto ritual por
libros augurales -, pero otras se explican mediante una interpretación, excelencia, en la vida oicial de todas las sociedades antiguas (su ejecución
realizada de manera inmediata y acorde con la situación» (Cicerón, Sobre culminaba un buen número de las más importantes ceremonias públicas).
la adivinación., I, 72). La observación de las entrañas con ines adivinatorios se conocía ya
en la Mesopotamia de ines del III milenio antes de la era15, estando bien do-
cumentada entre los babilonios y asirios a lo largo de toda su historia (Jeyes
De esta literatura especializada se conocen abundantes ejemplos en 1989; Annus 2010); los etruscos, entre los pueblos mediterráneos, fueron
Mesopotamia y Anatolia (Bawanypeck 2005) y al menos sus trazos esenciales considerados los mayores expertos en su conocimiento16. El órgano privi-
en Italia13. legiado para la observación fue el hígado (considerado la entraña vital por
La nómina de signos reconocidos oicialmente no fue nunca, natu- excelencia), tal como demuestran los textos y los modelos17 - en arcilla o
metal- que nos ha legado la Antigüedad; a la práctica de su exploración se
ralmente, una lista cerrada, pues siempre se contempló la posibilidad de la
alude generalmente con el término técnico de origen griego ‘hepatoscopia’.
incorporación de nuevos signos (o nuevos procedimientos para su interpre-
Además, también se investigaban con regularidad los pulmones, el corazón,
tación) en función de las necesidades que imponía el devenir histórico.
la vesícula biliar y los riñones; el vocablo de raíz latina - aunque de acuña-
La necesidad de conservar, explicar, aplicar y, en su caso, actualizar ción moderna- ‘extispicina’ designa el examen conjunto de estos órganos.
este conocimiento tan especializado y técnico, sometido a una rígida y com- En cualquiera de los dos casos la predicción requería un minucioso estudio
pleja trama de normas y leyes, exigió la formación de cuerpos de expertos, anatómico de las entrañas (en las que se consideraba que de algún modo el
que se conocen en todos los pueblos y Estados antiguos14. dios ‘imprimía’ su mensaje), teniéndose en cuenta como variables principa-
les la presencia o ausencia de un determinado órgano, su estado, posición,
tamaño o color.

15 El testimonio más antiguo, una inscripción con el nombre técnico del especialista en la extispicina, se
13 Que han de inferirse de las referencias ofrecidas por la tradición literaria, pues los documentos primarios fecha en la época de Ur III: Bottéro 1974: 145.
(oiciales) se han perdido (véase capítulo 1). Sobre los libros de adivinación etruscos, véase hulin I, 1905:
1-12 y Capdeville 1997; sobre los de los augures romanos, Linderski 1986: 2241-2256 y Giovannini 1998. 16 hulin II, 1906. Los extispicina griega ha sido poco estudiada (la adivinación oracular ha centrado la
atención de los historiadores); las páginas fundamentales se encuentran todavía en las clásicas obras de
14 Mesopotamia: Bottéro 1974: 127-134. Antiguo Israel: Grabbe 1995: 119-151. Grecia: Bouché-Leclercq I, Bouché-Leclercq I, 1879: 166-174 y Blecher 1905: 171-181; recientemente Straten 1988 y particularmente
1879: 285-340 (relación biográica); Burkert 1985: 111-114; Suárez de la Torre 2005b: 33-57. Mundo celta: Collins 2008. Sobre la extispicina romana, Blecher 1905: 181-203; hulin II, 1906: 3-10).
Guyonvarc’h y Le Roux 1986: 126-138. Etruria: Haack 2003 y 2005; Rüpke 2008: 975 (relación de harús-
pices conocidos). Roma: Linderski 1986: 2151-2225; Rüpke 2008: 579-581 (listado de todos los miembros 17 Biggs y Meyer 1980-83. Sobre el famoso hígado etrusco de Piacenza: hulin 1906; Maggiani 1982; Van
conocidos del colegio augural). der Meer 1987.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

La operación adivinatoria según la técnica etrusca se desarrollaba en partes vitales. El corazón está en un lugar bajo y las vísceras dejan salir
una serie de fases que eran cuidadosamente observadas por los harúspices por unas isuras abiertas sangre corrompida y los intestinos muestran sus
(los expertos en esta diciplina). En primer lugar, se procedía al examen pre- repliegues. Y, prodigio horrendo que no apareció impunemente en ningún
vio del animal seleccionado para el sacriicio (denominado hostia consulta- tipo de entrañas, he aquí que ve que a la cabeza de las ibras le crece la masa
toria), pues su estado debía ser conforme con las normas establecidas (esta de otra cabeza; una parte pende enferma y débil, otra parte brilla y mueve
fase se conoce con el nombre de probatio). Una vez aceptado y sacriicado, incesante las venas con rápido impulso» (Lucano, Farsalia, I, 611-629; trad.
se pasaba a la consulta de sus entrañas (consultatio). El hígado (iecor) era el D. Estefanía [Akal] 1989).
órgano privilegiado de la haruspicina para la observación adivinatoria, pues
se consideraba un microcosmos relejo del macroscosmos o templum celeste,
que era el espacio donde se manifestaban las divinidades (como muestra el 4.4.2. Aves
célebre ‘hígado de Piacenza’ [s. II-I a.e.]). La técnica etrusca distinguía en Las aves fueron consideradas por los antiguos mensajeras de los dio-
dicho órgano tres partes fundamentales: la región favorable al consultante ses y portadoras de la voluntad divina y de ahí que se presentaran como los
(pars familiaris), la región desfavorable (pars hostilis) y el lóbulo superior animales adivinatorios oiciales por excelencia; sobre ello insiste la tradición
(caput iocineris). De esta forma, la lectura escrupulosa del estado del hígado literaria y se conirma de forma independiente por la existencia misma de
(que el harúspice realizaba teniéndolo en su mano izquierda), sus acciden- títulos como ‘observador de aves’, que aparece en Asiria, ‘el que observa las
tes morfológicos, sus posibles anomalías, sus manchas o la ausencia de un aves’ o ‘el que tiene que ver con las aves’, en la documentación hitita y la li-
determinado elemento posibilitaba al harúspice intuir la voluntad divina y teratura griega, o ‘aquel que va a observar a las mensajeras [las aves]’, en la
hacer predicciones sobre acontecimientos futuros (Delgado Delgado 2012: epigrafía umbra y en inscripciones latinas de las provincias occidentales del
465-467). Imperio Romano.
El siguiente pasaje de Lucano describe literariamente el examen de Los pueblos anatólicos (Bawanypeck 2005), itálicos18 y, especialmen-
las entrañas de un toro sacriicado que supuestamente realizó un harúspice te, los romanos19, conirieron un singular prestigio a este tipo de signo, que
de nombre Arrunte con ocasión de ciertos prodigios acaecidos en vísperas dio precisamente origen a la práctica auspicial.
de la guerra civil entre César y Pompeyo (49 – 45 a.e.):
La toma de auspicios entre los romanos (auspicia capere) era un rito
adivinatorio que tenía como in determinar la aprobación o desaprobación
«... y la víctima que durante mucho tiempo se había resistido al sacriicio no de Júpiter (el dios único de los auspicios y los augurios) a una determinada
agradable, en el momento en que los servidores, ceñidos con sus vestidos, acción pública proyectada para un futuro inmediato. En consecuencia los
sujetaban sus cuernos amenazadores, doblada la rodilla, ofrecía su cuello magistrados eran los únicos, en virtud de su poder ejecutivo, que legítima y
vencido. Y no brotó el crúor acostumbrado, sino que de la larga herida se plenamente podían y debían tomar los auspicios ante cualquier acción pú-
derramó en lugar de sangre roja un humor siniestro. Palideció atónito ante blica de su competencia. Los augures eran únicamente los especialistas en el
aquel sacriicio funesto Arrunte y buscó en las entrañas arrancadas la cólera derecho augural (ius augurum), que regía los procedimientos de la consulta
de los dioses de lo alto. El color mismo aterró al vate; pues una intensa livi- auspicial.
dez salpicada de sangre presentaba con varios matices las vísceras pálidas
moteadas de manchas negras e impregnadas de un crúor gélido. Percibe el
18 Adivinación auspicial etrusca: Bouché-Leclercq IV, 1882: 57-60. Adivinación auspicial umbra: Bouché-
hígado lleno de podredumbre y las venas amenazadoras por la parte hos- Leclercq IV, 1882: 169-174; Poultney 1959: 228-239.
til. La ibra del pulmón jadeante está oculta y una pequeña grieta corta las 19 Bouché-Leclercq IV, 1882: 180-261; Valeton 1889 y 1890; Catalano 1960; Linderski 1986; Vaahtera 2001.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

De los cinco signos auspiciales que contemplaba la práctica auspicial Júpiter, entre los romanos, o Tinia, entre los etruscos) estaban generalmen-
romana (Delgado Delgado 2010), los signa ex avibus ocupaban un lugar de te asociados de forma solidaria a tales fenómenos, hasta el punto de que
privilegio. Las especies consideradas a estos efectos eran relativamente pocas formaban parte de su misma naturaleza, constituyéndose en sus atributos
(águila, pájaro carpintero, corneja, cuervo y chotacabras, entre las principa- característicos y en signos de su voluntad (Delgado Delgado 2012: 454-457).
les), y estaban cuidadosamente registradas en los comentarios de los augures.
Según la doctrinal fulgural de los etruscos, en la evaluación de estos
Recibían el nombre genérico de aves augurales y eran descritas con el preciso
signos era fundamental un conocimiento preciso de la bóveda celeste (que
caliicativo de “mensajeras y acompañantes de Júpiter” (internuntiae Iovis).
dividían en 16 regiones), teniéndose en cuenta, además, variables como la
En la observación de las aves se tenía en cuenta principalmente la especie,
dirección e intensidad del signo, el momento del día en que se observaba o,
la dirección desde la que volaban según el punto de vista del observador, su
en su caso, la categoría del lugar (o persona) afectado20:
número y su graznido.
La más importante y legendaria de todas las auspicaciones romanas
fue la de Rómulo y Remo para decidir a quién le correspondía el derecho de «Se consideran favorables los [rayos] de la izquierda, ya que por esa parte del
la fundación de Roma. Se reproduce aquí el episodio según el poeta Enio, mundo está el naciente. No se atiende tanto a su llegada como a su retorno:
conservado en Cicerón: si a consecuencia del choque echan fuego, o si despiden un soplo cuando ha
concluido el efecto o cuando se ha apagado el fuego. Los etruscos dividieron
al respecto el cielo en dieciséis partes: la primera es desde el septentrión
«Actuando entonces con gran cuidado, anhelantes como estaban del reino, hasta el naciente equinoccial, la segunda hasta el mediodía, la tercera hasta
se dedican, ambos a un tiempo, al auspicio y al augurio. Sobre el monte se el poniente equinoccial, la cuarta ocupa lo que queda desde el poniente hasta
consagra Remo al auspicio y, a solas, atiende al ave favorable. Mas el hermoso el septentrión. A su vez subdividieron cada una de éstas en otras cuatro par-
Rómulo inquiere desde el alto Aventino, atiende al linaje de los de alto vuelo. tes; a ocho de ellas a partir del naciente, las denominaron ‘izquierdas’ y a las
Se disputaban si a la ciudad llamarían Roma o Rémora, a todo varón preocu- equivalentes del lado contrario, ‘derechas’. Son particularmente hostiles las
paba cuál de los dos sería el jefe... Entretanto, el blanco sol se retiró hacia lo que llegan al septentrión desde el poniente. Por eso, es muy importante de
profundo de la noche. Luego, una luz deslumbrante, henchida de rayos, se dónde vienen los rayos y hacia dónde se retiran. Lo mejor es que vuelvan a
expandió por el exterior, y al tiempo, en lo alto, un ave favorable, con mucho las partes del naciente, así que, cuando proceden de la primera parte del cielo
la más hermosa, voló del lado izquierdo. Al tiempo que sale un sol dorado, y tornan a la misma, se pronostica la felicidad suprema... Las demás partes
tres veces cuatro cuerpos sagrados de aves bajan del cielo, y se posan sobre son menos favorables o perjudiciales según su lugar en el cielo» (Plinio el
lugares favorables y hermosos. De ahí desprende Rómulo que se le habían Viejo, Historia Natural, II, 142-144; trad. A. M. Moure Casas [BCG] 1995).
dado las primicias, tronos estables, gracias al auspicio, y el territorio propio
de un reino» (Enio en Cicerón, Sobre la adivinación, I, 107-108).
Ante la caída de un rayo, los harúspices especialistas en esta materia
(fulguriatores) oiciaban una ceremonia ritual compleja que implicaba tres
4.4.3. Fenómenos meteorológicos fases o actos fundamentales (Delgado Delgado 2002: 253-256): a) explora-
tio (o consultatio), o determinación de la naturaleza del fenómeno, donde
Algunos fenómenos meteorológicos, especialmente el rayo, el true-
no o el relámpago, fueron también considerados signos adivinatorios. Los
grandes dioses vinculados al dominio celeste (como Zeus, entre los griegos, 20 Sobre la doctrina fulgural de los etruscos: hulin I, 1905: 13-128; Weinstock 1951; Maggiani 2005: 59-64.
Sobre Tinia y otros dioses etruscos lanzadores de rayos: Capdeville 1985; id. 1992.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

se estudiaba, entre otras circunstancias, la categoría de la persona o lugar buidos regularmente a lo largo de todo el conlicto bélico (Delgado Delgado
fulminados (público / privado; religioso / civil), el momento del día en que 2008: 119-123). La expiación de los prodigios (procuratio prodigiorum) era
caía el rayo y al dios al que había que asignarlo; b) interpretatio, o evaluación un asunto de estado y seguía unos cauces institucionales precisos. Una vez
del carácter favorable o no del rayo (fulgura bona aut mala) y, en su caso, su anunciada la presencia de prodigios, un magistrado competente (normal-
sentido fatídico; c) procuratio (o exoratio), donde se procedía a la expiación mente un cónsul) convocaba al Senado y le presentaba la cuestión para que
propiamente dicha, cuyo momento central era el rito denominado “enterrar decidiera la conveniencia de su aceptación; los aceptados entraban en la ca-
el rayo” (fulmen / fulgur condere / conditum). tegoría de ‘prodigios públicos’. A partir de ese momento, el senado tenía la
potestad de ordenar directamente la celebración de los ritos expiatorios per-
Entre los romanos, para la evaluación favorable o negativa de estos
tinentes o bien consultar y requerir la colaboración de los sacerdotes com-
signos se tenía en cuenta la dirección desde la que procedían y el tipo de
petentes en esta materia: pontíices, quindecénviros y harúspices. Uno de los
ceremonia en que se manifestaban. Así, según los libros augurales no estaba
casos históricos más impresionantes por la magnitud del programa ritual
permitido celebrar comicios cuando Júpiter enviaba truenos o relámpagos,
puesto en marcha por los romanos se registró en el año 207 a.e.:
explicando Cicerón (Sobre la adivinación, II, 42-43) que esos signos eran ne-
gativos sólo en ese contexto, mientras que para cualquier otro asunto público
y cuando procedían de la izquierda eran el mejor auspicio.
«Antes de que los cónsules se pusieran en marcha, se celebró una novena
sacra porque en Veyes había llovido pedrisco. En seguida de la noticia de
este primer prodigio, como suele pasar, se fueron comunicando también
4.4.4. Prodigios
otros: cayeron rayos en Minturno sobre el templo de Júpiter y en el bosque
Determinadas manifestaciones celestes o terrestres de carácter ex- sagrado de Marica y, asimismo en Atela, sobre la muralla y la puerta. Los de
traordinario, inusual o anormal (como eclipses, cometas, terremotos, lluvia Minturno añadían que un arroyo de sangre, lo cual sería espantoso, había
de piedras, sangre o leche, etc.), así como otras consideradas contrarias a las luido en la puerta de la ciudad, y en Capua un lobo, atravesando la puerta
leyes de la naturaleza (nacimientos de animales o niños deformes o mons- por la noche, había despedazado al centinela. Estos prodigios fueron ex-
truosos, animales parlantes) eran catalogadas como ‘prodigios’ (térata, pro- piados con la inmolación de animales adultos, y a tenor de un decreto de
digia), es decir, signos a través de los cuales las divinidades manifestaban su los pontíices se celebró una súplica por un solo día. Después, de nuevo fue
descontento con los hombres21. Ante su presencia, los humanos debían en- reanudada la novena sacra, porque en el Armilustro se había visto llover
contrar los remedios rituales para expiarlos y asegurar de nuevo la concordia piedras. Liberados los corazones del temor religioso, volvió a conmoverlos
con los dioses: la noticia de que en Fronsinone había nacido un niño tan grande como si
En Roma, la constatación de un prodigio era interpretada como una tuviera cuatro años de edad, y no era tan impresionante su tamaño como
desestabilización de la relación entre el cuerpo cívico y sus dioses, una rup- la ambigüedad de sexo de este recién nacido, como el de Sinuesa dos años
tura de la pax deorum. Estos signos se multiplicaban especialmente en mo- antes. Los harúspices llamados desde Etruria señalaron que este prodigio
mentos o periodos de gran ansiedad, tensión y miedo generalizados, tales era abominable y nefando; que tras expulsarlo de territorio romano, debía
como hambrunas, plagas o guerras. Durante la guerra anibálica (218-202 ser hundido en las profundidades lejos del contacto con la tierra: lo ence-
a. C.), por ejemplo, el historiador romano Tito Livio señala 19 casos, distri- rraron vivo en un arcón y, tras llevarlo lejos, lo tiraron al mar. Asimismo
los pontíices decretaron que tres grupos de nueve vírgenes, en procesión
21 Sobre este tipo de signos en Mesopotamia: Bottéro 1974: 106-107. Sobre los térata entre los griegos: por toda la ciudad, fueran cantando un himno. Cuando estas doncellas,
Steinhauser 1911. Los prodigia en Roma: MacBain 1982; Rosenberger 1998; Rasmussen 2003; Engels en el templo de Júpiter Estátor, estaban aprendiéndose el himno que había
2007; Delgado Delgado 2012: 450-451.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

compuesto el poeta Livio, cayó un rayo del cielo contra el templo de Juno la distribución de ciertos beneicios de los templos entre funcionarios de
Reina sobre el monte Aventino, y puesto que los harúspices respondieron igual rango, entre los asirios se aplicó para determinar el epónimo, entre los
que este prodigio atañía a las madres de familia y que debían aplacar a la hititas se usaba a la hora de decidir y preparar campañas militares (Milano
diosa con una ofrenda, por un edicto de los ediles curules fueron convoca- 2001), y en Roma (Rosenstein 1995; Stewart 1998: 22-51; Johnston 2003) se
das en el Capitolio todas aquellas que tuvieran domicilio en Roma y dentro recurría a ella para distribuir competencias entre colegas de magistratura,
del perímetro de diez millas alrededor de la ciudad; ellas mismas eligieron para asignar recursos o para decidir el orden de ejecución de determinados
una comisión de veinticinco matronas para hacer la colecta de aportacio- actos públicos. En cuanto a Atenas, probablemente en ninguna otra ciudad
nes procedentes de sus dotes. Después, fue fabricada una vasija de oro y se encuentra un uso tan regular y extenso en la vida oicial de esta forma de
llevada como ofrenda al Aventino, y las matronas hicieron sacriicios con adivinación como en el periodo democrático de la polis, especialmente en la
pureza y religiosidad. En seguida, en honor de esta misma diosa, los de- época de Demóstenes (403-322 a. e.). Anualmente se seleccionaban median-
cénviros señalaron un día para otro sacriicio, cuyo orden fue el siguiente: te sorteo unos 1100 magistrados y sacerdotes de entre el cuerpo cívico, frente
desde el templo de Apolo fueron conducidas dos vacas blancas por la puerta a los poco más de 100 magistrados y funcionarios públicos que se elegían a
Carmental hasta la ciudad; detrás de éstas portaban dos imágenes de Juno mano alzada22:
Reina hechas de madera de ciprés; luego, las veintisiete vírgenes, vestidas
de largas túnicas, marchaban entonando el himno en honor de Juno Reina,
que quizá en aquella época fuera digno de elogio para aquellos rudos in- «En cuanto a los cargos de la administración ordinaria, los [atenienses los]
genios, mas ahora, si fuera reproducido, parecería desagradable y sin valor asignan todos por sorteo, salvo... El Consejo lo forman quinientos, elegi-
estético; detrás de las ilas de la vírgenes iban los decénviros, coronados de dos a sorteo, cincuenta de cada tribu... Los recaudadores son diez, elegidos
laurel vistiendo la toga pretexta; desde la puerta Carmental, a través del ba- por sorteo, uno de cada tribu... Eligen también a suertes a los inspecto-
rrio Jugario llegaron al foro; en el foro se detuvo la procesión, y pasándose res de cuentas, uno de cada tribu, y dos auxiliares para cada inspector...
una cuerda entre las manos, las vírgenes desilaron acompasando el son del Igualmente se eligen por sorteo diez restauradores de templos... Designan
canto con el ritmo de sus pasos. Después, a través del barrio etrusco y del también por sorteo los Once que han de cuidarse de los de la cárcel... Eligen
Velabro continuaron por medio del foro Boario hacia la cuesta Publicia y también por sorteo a los Cuarenta, cuatro por cada tribu, a los que tocan en
hasta el templo de Juno Reina. Allí, los decénviros inmolaron las dos víc- suerte las demás causas... Eligen por suerte asimismo diez encargados del
timas e introdujeron las tallas de madera de ciprés en su santuario.» (Tito culto, los llamados ‘de las expiaciones’, que celebran los sacriicios prescritos
Livio, Historia de Roma, XXVII, 37; trad. J. Solís [Alianza] 1992). por los oráculos y, si fuere menester tomar auspicios, los toman en unión
de los adivinos» (Aristóteles, Constitución de los atenienses, 43-54; trad. A.
Bernabé [Abada] 2005).
4.4.5. Las ‘suertes’
Las ‘suertes’ (kleroi, sortes) (pequeñas tablillas marcadas, piedras
de formas y colores diversos, dados, habas blancas y negras, huesecillos...),
mezcladas y extraídas según procedimientos diversos, fueron consideradas 22 La bibliografía sobre el sorteo público en Atenas, su origen, naturaleza y relación con la introducción
signos adivinatorios en un buen número de sociedades antiguas. La ‘tirada a de las instituciones democráticas en la ciudad es extensa y polémica. El texto de partida debe ser toda-
vía el viejo artículo de Fustel de Coulanges 1879, anterior a la aparición del papiro con la Constitución
suerte’, simple en su forma y práctica pero muy sólida en su principio teórico de los Atenienses de Aristóteles; a partir de ahí puede consultarse los trabajos de Glotz 1911; Ehrenberg
(los dioses dirigen el ‘azar’: Platón, Leyes, 759c), fue ampliamente utilizada 1927: 1467-1490; Headlam 1933² y, especialmente, las recientes contribuciones de Demont 2001;
Daverio Rocchi 2001; Alieri Tonini 2001 (cf. Di Salvatore 2001). Importante, además, Hansen 1999:
en la vida pública. Así en el período paleobabilónico se empleó para dirimir 49-52, 230-237.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ADIVINACIÓN EN EL MUNDO ANTIGUO

4.4.6. Sacriicio humano gullosamente en su país]» (State Archives of Assyria 8, 168, l. 1-5; versión
española a partir de la trad. inglesa de Koch-Westenholz 1995: 182).
Un tipo especial y de empleo muy localizado de signo adivinatorio
era el obtenido a través de un sacriicio humano. Tal como lo practicaban los
druidas galos y los lusitanos, la predicción se obtenía por la forma en que La adivinación astrológica fue también bien conocida (por inluencia
caía el cuerpo al ser acuchillado, por las convulsiones de sus miembros y por oriental aunque con postulados teóricos originales), entre griegos y roma-
el modo en que manaba la sangre de la herida: nos, pero en estas culturas no formó nunca parte de las formas de adivina-
ción oicial, quedando relegada estrictamente al marco privado. La segunda
parte de este trabajo está consagrada enteramente a ella.
«Ofrecen [los druidas] la muerte de un hombre y le clavan un cuchillo en
la región por encima del diafragma, y cuando la víctima herida ha caído
interpretan el futuro a partir de la forma de su caída y de las convulsiones
de sus miembros, así como del manar de la sangre, pues aprendieron a con-
iar en una práctica antigua y continuada de observación de tales materias»
(Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica, V, 31, 3-4)23.

4.4.7. Los astros


Los astros fueron tenidos por signos adivinatorios de especial im-
portancia en la vida pública principalmente por babilonios y asirios, pueblos
que desarrollaron extraordinariamente la astrología y la astronomía como
disciplinas cientíicas. Esta forma de adivinación se basaba en el princi-
pio general del ‘equilibrio del universo’, en el que las estrellas ijas, el sol, la
luna y los planetas tenían un papel determinante (Barton 1994: 9-31; Koch-
Westenholz 1995; Rochberg 2004). Las consultas adivinatorias de esta natu-
raleza concernían casi exclusivamente a la ‘salud’ del Estado o del rey como
representante del mismo:

«Si en [el día decimosexto la luna y el sol] son vistos juntos: / un rey enviará
enemistad a otro rey, / el rey será coninado en su palacio durante todo el
mes, / [el enemigo marchará] contra su país, / el enemigo marchará [or-

23 Para el sacriicio humano adivinatorio lusitano: Str., III, 3, 6-7. Guyonvarc’h y Le Roux 1988: 66-77;
García Quintela 1999: 243-251. Tácito relata (Ann., XIV, 30, 3) que los druidas britanos consultaban a sus
dioses a través de las entrañas humanas (hominum ibris).

42 43
CAPÍTULO II

LA ASTROLOGÍA,
UN MÉTODO CIENTÍFICO DE
ADIVINACIÓN
Aurelio Pérez-Jiménez
Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

Pese a que vivimos en una Era en la que el progreso técnico y cientíi- del Nilo y los insoportables bochornos en que se sumía la isla de Ceos que
co ha generado en nosotros la idea de que podemos controlar muchos de los sólo cesaba cuando sus habitantes sacriicaban un perro al astro? De todo
fenómenos con que se maniiesta la naturaleza; aunque los astrónomos cada esto y de más los astrólogos daban cumplida cuenta y con su saber podían
día recopilan, almacenan y estudian miles y miles de nuevos datos enviados decirnos cuándo era el mejor momento para procrear un niño o una niña,
por las sondas espaciales, con los que pretenden descubrir los secretos y ex- para escribir una carta de negocios o de amor, para organizar un banquete
plicar el origen del Universo; aunque todos esos avances y otros muchos en de bodas o para denunciar ante los jueces al vecino que se lleva el agua de
medicina, biología, física, etc. hacen cundir el escepticismo sobre las ideas nuestra parcela. Entre todos esos aprovechados que presumían de conocer el
religiosas y místicas con que el hombre, desde su existencia, ha tratado de futuro, la voluntad de los dioses sobre tan insigniicantes criaturas como no-
dar un sentido trascendente a la vida. A pesar de todo eso, una sociedad sotros, tan sólo el astrólogo parece utilizar un método cientíico, en el que la
como la actual en la que nos enfrentamos al día a día a menudo sin tiempo buena o mala voluntad de un dios o de un demonio no tiene cabida. Veamos,
para la relexión, en la que el progreso o el fracaso personal sigue dependien- pues, en qué consiste, qué fundamentos tiene y cómo va ganando terreno a la
do de la irracionalidad de la suerte, en la que frases y refranes como “estaba religión en general y a los métodos de adivinación en particular esta ciencia
en el lugar menos adecuado en el momento más inoportuno” o “no hay mal de los astros en el mundo grecorromano24. Y veamos cómo, a pesar de todo,
que por bien no venga” son parte de nuestra experiencia, no es muy distinta como dice el refrán “no es oro todo lo que reluce” tampoco en este campo.
de la de los funcionarios, comerciantes, banqueros, soldados, prostitutas, es-
tudiosos, echadores de suertes, adivinos, sacerdotes y pícaros que pululaban
por las calles de Alejandría en el Egipto de los Tolomeos o que trataban de 1. Diferencia entre astrología y astronomía. Cuestiones
sobrevivir en muchas ciudades de la Roma imperial. Aquellos individuos, terminológicas
como estos, cansados ya de consultar sobre su futuro los oráculos tradicio- Bajo el nombre general de Pseudociencias incluimos una serie de
nales (el de Apolo en Delfos, el de Zeus en Dodona o el de Amón en Siwa, prácticas que se sirven de los materiales y métodos propios de la ciencia para
por citar sólo algunos de los más conocidos) acudían a la casa del mago, del especular sobre cuestiones que trascienden la simple observación y compro-
nigromante, del quiromante o, sobre todo, del astrólogo. Este último, ade-
bación. Este ingrediente especulativo tiene su fundamento en la religión, el
más, parecía tener ventaja sobre los demás; pues su método de adivinación
mito o la magia y otorga a estas prácticas un sentido hermético, trascendente,
era aparentemente objetivo, cientíico. Utilizaba los avances de la astrono-
que muchas veces las convierten en alternativa religiosa. Las más conocidas,
mía, justiicaba la inluencia de los astros con los cambios estacionales de la
por su amplio desarrollo en todas las culturas son la astrología y la alquimia;
naturaleza y con las energías planetarias a que estaba sometida la centralidad
en el Universo de la Tierra; y, en sus predicciones, no intervenían para nada pero también merece la pena citar a la hermana menor de las matemáticas,
seres invisibles (dioses, démones, ángeles, santos, etc.) en los que uno podía la aritmología, que parte del sentido simbólico atribuido a los números. En
creer o no creer, sino el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno cuanto que se sirven de un ropaje cientíico para sus especulaciones queda
y las constelaciones que estaban todos ahí a la vista y cuyos movimientos justiicada la inclusión del término ciencia en su denominación. Pero desde
eran explicables con la más exacta de las ciencias: las matemáticas. ¿No era la el momento en que esos elementos cientíicos apenas superan el lenguaje o
luna, con sus fases (por no hablar del Sol) la que hacía crecer y menguar co-
sas tan próximas como las plantas o el pelo? ¿No era ella la que determinaba 24 La bibliografía sobre este tema es muy amplia (una idea puede darse el lector consultando nuestro artícu-
los ciclos de la mujer y el sexo de los neonatos? ¿No eran los planetas los cul- lo de 2001 o los repertorios en páginas web serias, como la de G. Bezza, L. Ness y D. Juste). No obstante,
hay estudios de conjunto a partir del clásico manual de Bouché-Leclercq 1899 que, algunos de ellos tra-
pables de que cambiara el viento del Bóreas al Noto? ¿Y no era la estrella de ducidos al español o al italiano, dan una idea clara sobre los temas aquí tratados. Entre esos manuales,
Sirio la que producía desde que el hombre tiene memoria las inundaciones recomendamos los de Boll, Belzold & Gundel, 1918, Gundel 1922, Cramer 1954, Gundel 1966, Tester,
1987, Barton, 1994, Holden 1996, Stuckrard, 2003, Beck 2007 y Campion 2009.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

los materiales y objetos con los que estas prácticas se relacionan, la ciencia en refutado a quienes profesan estas disciplinas) ni tampoco de la facultad de
ellas es sólo apariencia; pues no se atienen a sus reglas principales que son la predicción cultivada por Eudoxo, Hiparco y otros parecidos, a la que algu-
observación de los hechos naturales, la comprobación de las tesis propuestas nos llaman también astronomía (pues ésta, como la agricultura y el arte de
y la formulación de leyes a partir de ello, sino que pretenden ir más allá de la navegar, consiste en la observación de fenómenos, y por medio de ella se
naturaleza, unas veces para violentar sus leyes (la alquimia) y otras, como es pueden predecir sequías, inundaciones, plagas, terremotos y otros trastor-
el caso de la astrología, para defender su carácter necesario y, conociéndolas, nos semejantes de la bóveda celeste), sino contra la ciencia genetlíaca, que
desentrañar también el futuro (astrología). los caldeos adornan con nombres más pomposos, llamándose a sí mismos
matemáticos y astrólogos, insolentándose de formas varias con la gente
De estas doctrinas la más importante, por su desarrollo y populari- corriente, levantando contra nosotros un gran muro de superstición y no
dad, y la que concierne a este libro, es la astrología, alternativa a la verdade- permitiéndonos llevar nada a cabo siguiendo la recta razón» (Sex. Emp.,
ra ciencia que nosotros designamos con el nombre de astronomía. Ambas Contra los matemáticos, V, 2; trad. J. Bergua Cavero [BCG] 1997).
tienen como objeto de observación los astros; pero los objetivos de dicha
observación y las conclusiones derivadas de ella son bien diferentes. La as-
Pues bien, durante casi toda la Antigüedad los términos ἀστρονομία
tronomía en la Antigüedad trataba de explicar las posiciones relativas y mo-
y ἀστρολογία, lat. astronomia y astrologia, designaban nuestra ciencia “as-
vimientos del Sol, la Luna y los planetas a su paso por el Zodíaco y en rela-
tronomía”, no la “astrología”25. De hecho, el único nombre atestiguado antes
ción con la Tierra. Lo que nosotros entendemos por astrología, transcripción
de Platón para la “astronomía” era ἀστρολογία; después de él se utiliza uno
sin más del término griego ἀστρολογία, es en cambio especulación, en lugar
u otro indistintamente, aunque por lo general el de ἀστρονομία queda vin-
de ciencia; quiere explicar los fenómenos del mundo sublunar y la existencia
culado a la ilosofía platónica. Y, si bien ya en los primeros siglos de nuestra
misma del hombre, así como sus actividades y realizaciones históricas, a par-
Era se percibe cierta diferenciación entre los dos términos latinos, habrá que
tir del conocimiento exacto de las posiciones ocupadas en el irmamento por
esperar hasta el siglo IV (san Jerónimo) para encontrar una distinción más
el Sol, la Luna y los planetas, con relación a ellos mismos y a las estrellas ijas
tajante; el primer autor que deine claramente astronomia como “astrono-
del Zodíaco. Más próxima a la primera que a la segunda, pero que brinda a
mía” y astrologia como “astrología” es san Isidoro de Sevilla26. En cuanto a los
los defensores de ésta sus fundamentos empíricos, está la astrometeorología,
o estudio de los fenómenos meteorológicos (mareas, inluencias atmosféri- términos griegos, Sexto Empírico conserva el nombre de ἀστρολογία para la
cas de los cambios estacionales, indicados por la aparición de determinadas “astronomía” y la “astrología” y reserva el de ἀστρονομία para la “astrome-
estrellas, o por el Sol, la Luna y los planetas, etc.) cuya causa está en o se teorología”. Hasta Simplicio y Olimpiodoro, en el siglo VI, no encontraremos
atribuye a los astros. De hecho es la constatación experimental de estas in- una oposición en sentido moderno. Pero, si esto era así, ¿cómo se referían los
luencias lo que se ha utilizado por los astrólogos como argumento principal griegos y romanos a los astrólogos y su doctrina?
(cientíico?) para defender la veracidad de su doctrina. Tolomeo estudió la
astronomía en el Almagesto  y la astrología (con la astrometeorología) en el 25 El estudio moderno más serio y profundo que se ha realizado sobre estas cuestiones terminológicas es el
librito de Hübner 1989.
Tetrabiblos. Y Sexto Empírico, en su tratado Contra los matemáticos, distin-
26 Etymol., III, 27: «Sobre la diferencia entre astronomía y astrología. Entre astronomía y astrología hay
gue claramente los tres métodos de estudio del cielo: sin duda alguna diferencia. En efecto, la astronomía se ocupa de la revolución del cielo, la salida, ocaso
y movimiento de las estrellas, o de la razón por la que recibieron su nombre. La astrología es a su vez en
parte natural y en parte supersticiosa. Natural, siempre que trata de explicar el curso del sol y de la luna
o las posiciones temporales precisas de los planetas. Es en cambio supersticiosa aquella que siguen los
«Nos proponemos investigar acerca de la astrología o matemática, pero no astrólogos, que basan sus predicciones en los planetas y que incluso distribuyen los miembros del cuerpo
y del alma por cada uno de los doce signos del cielo, e intentan predecir con el curso de las estrellas los
de la ciencia completa compuesta de aritmética y geometría (pues ya hemos nacimientos de los hombres y sus comportamientos».

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

En todas las épocas, cuando quería designarse la astrología, frente a 2. Algo de historia: grandes astrólogos de la Antigüedad
la astronomía, se añadía a los términos anteriores el adjetivo γενεθλιακή (de
La astrología como método de adivinación era en principio ajena al
γενέθλη = “nacimiento”) o ἀποτελεσματική (de ἀποτέλεσμα = “efecto”, por la
mundo griego antiguo, cuyo interés por los astros tenía motivaciones de ca-
creencia en que los astros producían efectos determinados sobre el mundo
lendario y de orientación más que religiosas o cientíicas. Los dioses griegos
sublunar) o bien se empleaban estos adjetivos solos con el artículo o con el
eran dioses personales, próximos a la naturaleza humana, y para el conoci-
sustantivo τέχνη. A partir de ellos se formó el sustantivo γενεθλιαλογία o miento del futuro era suiciente la especialización de determinadas divini-
γενεθλιολογία, genethliologia. En relación con tales nombres, a los astrólo- dades como Apolo o de oráculos ligados a la Tierra y a dioses, como Zeus
gos se los llamaba ἀποτελεσματικοί, γενεθλιακοί, genethliaci. Como es obvio, (Dodona, Amón), cuya capacidad de intervención en el destino humano era
estos términos tienen que ver con el ámbito de actuación principal de la incuestionable. Ahora cada vez está más claro que el origen de la astrología
astrología (la ijación del horóscopo en el momento del nacimiento) y con está en Mesopotamia, de donde llegan a Grecia las primeras noticias en el
la esencia misma de este arte, el cumplimiento en la tierra de los efectos que siglo IV a.C. (Eudoxo) y de donde procedía Beroso, como hemos dicho an-
producen las coniguraciones planetarias y/o zodiacales. tes, alrededor del 280 a.C. Pero la importancia cultural y cientíica que tuvo
Otra forma para referirse a la astrología fue el uso restringido de los Alejandría desde la muerte de Alejandro y algunos aspectos astrales acusa-
términos μαθηματική τέχνη, mathematica y μάθησις, mathesis, para la pro- dos de la religión egipcia, como el carácter solar de su dios principal Osiris
fesión y μαθηματικοί, mathematici, para los astrólogos, que tienen que ver y la vinculación de Isis con la Luna o con Sirio, hizo que los griegos de este
con el prestigio adquirido en determinada época por estas prácticas o con período asociaran también con la tierra del Nilo el nacimiento de la astro-
logía. Así que, básicamente, Babilonia y Egipto son las dos regiones en las
su relación inicial, fundamentos y método compartido con la astronomía,
que nace esta nueva religión desde la perspectiva de los griegos alejandrinos
una ciencia matemática cuya base es la aritmética, la geometría y, luego, la
primero y de los romanos después, como testimonia el propio Cicerón en su
trigonometría.
De divinatione29. En cualquier caso, la aportación histórica de Egipto a la sis-
Por último, el nombre más popular a partir del siglo III a.C. en tematización de la doctrina astrológica es evidente. Egipcios son los prime-
que, según la tradición recogida por Vitrubio27, la astrología fue divulgada ros personajes a los que se atribuye la autoría de los nuevos conocimientos:
en Grecia por Beroso28 y sus discípulos Antípater y Aquinápolo, fue el de Hermes Trismegisto, Nequepso y Petosiris, así como otros pseudepígrafos:
χαλδαική o Χαλδαίων τέχνη, ars o doctrina Chaldaeorum, de forma que, a Erimabas (tal vez Hermanubis), Odapso de Tebas, Sousothis, Bitis, Fanes,
partir de este momento, χαλδαῖος, Chaldaeus, pierde casi por completo su Hermenis, Cerásforo, Sasiquis y el mismo Manetón.
sentido étnico para designar al profesional de este arte, al astrólogo. En cuanto a los caldeos, las prácticas astrológicas se asocian por
primera vez, en lo que a nombres concretos se reiere, a astrónomos como
Sudines y Seleuco de Seleucia o a astrólogos propiamente como Naburiano y
Cidinno, todos ellos anteriores a Beroso.

27 De arch., IX, 6, 2: «Y el primero fue Beroso, que se estableció en la isla y ciudad de Cos, donde inició la
enseñanza de la materia. Después estudió con él Antípatro y también Aquinápolo, que incluso dejó expli- 29 Para la división de las fuentes grecorromanas que se decantan por uno u otro origen o por ambos, sigue
cados los cómputos de la astrología no desde el momento del nacimiento, sino de la concepción». siendo válida la clasiicación que nos ofrece Bouché-Leclerq I, 1879: 35, nota 1 y ss. Pero el libro más
completo en que se recogen todas las noticias sobre los distintos personajes (teóricos y practicantes) de
28 Sacerdote babilonio (caldeo) que se estableció en Grecia y divulgó aquí la historia, la cultura y la religión la astrología es el de Gundel 1966, de obligada consulta para este tema. Muy útil al respecto (con buena
de los babilonios (lo mismo que hizo con la egipcia Manetón a inales del siglo IV a.C.). reseña de fuentes) es también el diccionario de Montero 1997.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

Cuando la astrología se populariza entre los judíos también entra- piraciones contra ellos32 y la presencia de signos zodiacales identiicativos del
rán en su ámbito de competencia nombres bíblicos como Abraham, Henoch, emperador, de las legiones o de las ciudades en las monedas desde Augusto
Adán, Daniel y Salomón o personajes como Ezra (s. V a.C.).Y, por supuesto, hasta Constantino, especialmente en las provinciales.
no faltan en el repertorio de los iniciadores de la astrología los magos persas,
especialmente el nombre de Zoroastro que habría traído estas doctrinas a
Grecia con las invasiones de occidente por Darío y Jerjes30. 3. Fundamentos de la astrología
Sea como sea, los primeros textos sistematizados de astrología pa- Tal vez la clave para la aceptación de la astrología como método de
recen haber sido escritos a mediados del s. II a.C. y, por lo que atañe a la adivinación en el mundo griego, donde la tradición mántica estaba fuerte-
Antigüedad, los nombres de autores reales que forman parte de su historia mente enraizada por la actividad de adivinos y oráculos desde probablemente
pertenecen a un espectro cronológico que va desde el s. I a.C. (Teucro de la época micénica, esté en la incorporación a su corpus doctrinal del diseño
Babilonia) hasta el VI/VII d.C. (Retorio). Entre esos nombres merecen ser astronómico geocéntrico y de algunos principios extraídos de las principales
citados el latino Manilio (su Mathesis se basa en gran medida en el tratado corrientes ilosóicas del siglo V y IV a.C. En efecto, sus agentes principales
astrológico de Hermes Trismegisto, del que tenemos ahora una versión la- de inluencia son el Zodíaco y los planetas, a los que la astrología alejandrina
tina que probablemente remonte a los primeros siglos de nuestra Era) y el
añadió los antiguos decanos egipcios, poco después integrados totalmente
griego Doroteo de Sidón (I d.C.), los griegos Antígono, Antíoco, Anubión,
en el sistema como sectores zodiacales regentados por los planetas. En cuan-
Pseudo-Manetón, Tolomeo y Vetio Valente (II d.C.), el latino (luego conver-
tido al cristianismo) Fírmico Materno y el griego Paulo de Alejandría (IV to a las doctrinas de los ilósofos, el pitagorismo y la Academia aportaron la
d.C.) y, ya a comienzos del V, Hefestión de Tebas, que escribió un manual esfericidad y el movimiento circular de los planetas como rasgos propios de
recogiendo todo el saber astrológico anterior y Olimpiodoro, al que se atri- la divinidad, la uranización de las almas y luego de la mística escatológica
buye un comentario a Pablo de Alejandría que nos ha llegado bajo el nombre (con aportaciones en este campo del orismo); el concepto de armonía de
de Heliodoro. las esferas, la identiicación de lo impar con lo masculino y lo par con lo
Aparte de esta tradición literaria, la astrología gozó de una gran po- femenino, que determinará el sexo de los signos zodiacales y la aceptación
pularidad no solo entre las clases baja y media alejandrina y romana (como platónica de la doctrina del Gran Año, cuyo origen hay que situar en oriente
demuestran numerosos horóscopos encontrados en papiros, óstraca y en los (ya sea Babilonia o la India); y, sobre todo, las iguras geométricas (triángulo,
propios manuales astrológicos31), sino también entre las élites grecorroma- cuadrado y hexámetro) que, junto con el diámetro, deinen las relaciones
nas, como demuestran las anécdotas de los historiadores sobre la actividad positivas y negativas entre los signos zodiacales y los planetas que se encuen-
de los astrólogos consejeros de los emperadores y de los implicados en cons- tran en ellos (doctrina de los aspectos). El Perípato aporta la doctrina física
(ya perilada por Empédocles) de los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y
agua) y de las cuatro cualidades (seco, caliente, húmedo y frío), así como de

32 La bibliografía sobre estas implicaciones es extensa, aunque, para la historia de las relaciones entre as-
30 Más detalles sobre la identiicación de todos estos autores pseudepígrafos y sobre el contenido de esos trólogos y emperadores hasta mediados del siglo III, sigue siendo indispensable el libro de Cramer 1956,
textos pueden leerse en un reciente artículo, Pérez Jiménez 2012. que resume en los dos últimos capítulos (pp. 232-280) los decretos de expulsión de astrólogos en Roma.
Más reciente, el libro de Martin 1982 es interesante para conocer el uso que los emperadores hicieron de
31 El libro de Neugebauer y van Hoesen 1959 contiene una completa recopilación de estos (tanto docu- la astrología como un fundamento más para su idea de la providencia divina personiicada en ellos. Una
mentales como literarios) con útiles explicaciones y precisiones cronológicas. Lo completan libros con síntesis de estas cuestiones relacionadas con la interferencia de los astrólogos en la política es nuestro
horóscopos papiráceos como el de Baccani 1992 y Jones 1999. discurso de ingreso en la Sociedad Erasmiana de Málaga (2009).

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

la quintaesencia aristotélica, el éter, que, aplicada a los signos y a los plane- Y, inalmente, otro de los fundamentos básicos de la astrología, que
tas, dará un sesgo más cientíico, al incidir en la naturaleza física de éstos, la convierte de pretendida ciencia natural en auténtica religión e ingrediente
a los elementos que tienen el protagonismo en el sistema astrológico. Pero no despreciable de los rituales mágicos (a este respecto los papiros están pla-
la ilosofía que deinitivamente sustenta el ediicio teórico de la astrología gados de referencias astrales) es el carácter astral de las corrientes religiosas
es el estoicismo cuyos principios principales (simpatía entre microcosmos y orientales que penetran en Grecia y Roma en su época. Esto lleva a un sin-
macrocosmos, ciclos y conlagración universal y determinismo derivado del cretismo solar y lunar de los principales dioses griegos, romanos, egipcios,
movimiento mecánico del universo) hacen posible, al menos desde el punto semíticos y babilonios que introducen en el credo (y cada vez con más inten-
de vista teórico y bajo ciertas condiciones, tanto la inluencia de los astros en sidad) de la religión de Isis y Serapis, de Atargatis, del Olimpo grecorromano
nuestro mundo como el conocimiento del futuro que es el objetivo último de y de las ciudades caldeas de Siria al Sol, la Luna y determinados planetas (es-
la astrología: la adivinación. pecialmente Venus y Mercurio) como referentes divinos personales, merece-
dores de culto. A ello hay que añadir el peril mistérico, salvíico de muchas
Este determinismo, sin embargo, choca frontalmente con el princi-
de estas religiones que acaban por diseñar un espacio planetario concreto
pio de libertad y responsabilidad humana (condición sine qua non para la
tanto para el viaje estelar de las almas hacia la encarnación como para la
ética de las ilosofías socráticas, incluido el propio estoicismo, y sobre todo
escatología de regreso a la morada celeste. Y esto no sólo será válido para las
del Cristianismo) y, casi desde su implantación en el mundo grecorromano,
religiones paganas, sino que impregnará también el diseño del más allá en el
la historia de la astrología va a estar marcada por el debate entre sus partida-
Cristianismo, con variantes muy precisas a veces en sus corrientes heréticas,
rios y practicantes y los defensores de la Providencia como principio rector
fuertemente contaminadas de gnosticismo.
del cosmos (platonismo y, por tanto, también cristianismo) y del libre albe-
drío y la responsabilidad del hombre respecto de sus actos33.
A estos fundamentos ilosóicos hay que añadir también, como par- 4. Los dioses de la astrología: Zodíaco, Planetas, Decanos
te esencial del sistema astrológico, la mitología asociada a los signos del y Paranatéllonta
Zodíaco y a las constelaciones extrazodiacales (identiicadas desde Homero Podríamos imaginar los elementos de la astrología como un gran
y Hesíodo con personajes y objetos mitológicos), formulada de manera siste- teatro cuyo telón de fondo es el Zodíaco, los actores los planetas y las dos lu-
mática por los catasterismos de Eratótenes y por los Fenómenos de Arato, así minarias34 y el escenario la dodecátropos o carta astral. La única diferencia es
como la asociación de los planetas a los dioses griegos (tomada de Babilonia) que, en la comedia o tragedia (según a cada cual le vaya en la vida) represen-
que encontramos expuesta de forma completa en el Epínomis de Filipo de tada, esos tres elementos interieren entre sí, complicando la acción de unos
Opunte (Ps.-Plat., Epin., 987b-d) y que transiere a la acción de aquellos las y otros y con ello las víctimas del drama que son todos los seres, actividades
cualidades personales y las leyendas atribuidas a éstos. y hechos que existen en el mundo sublunar. Veamos, pues, brevemente esos
elementos.

33 El debate se coniguró deinitivamente en el siglo II, se agudizó en el III, afectando a corrientes gnósticas
y heréticas cristianas y continuó en el siglo IV, cuando se radicalizaron las posturas entre el pensamiento 34 La importancia astrológica de los planetas, sus relaciones, doctrinas e inluencias, así como las cuestio-
oicial, el arrianismo y el maniqueísmo. Sobre el papel de la astrología en esta última etapa de la polémica, nes relacionadas con su física y astronomía están bien resumidas (con excelente aparato documental de
cf. Pérez Jiménez 2011. fuentes) en el artículo de Gundel 1950.

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4.1 El Zodíaco35 esas relaciones es la de los aspectos, nombre que (del latín adspicio = mirar)
tiene que ver con la forma en que se miran (positiva o negativamente) unos
Es una banda de cielo de aproximadamente 12º de anchura que se
a otros (Bouché-Leclercq 1899: 157-177). Con ella se distribuyen en forma
distribuye a ambos lados de la eclíptica36 y que viene delimitada por la sepa-
de triángulo (trígono o triplicidad, cada cuatro signos) (ig. 1), de cuadrado
ración máxima en latitud de los planetas con respecto a aquella. Los pueblos
(cuadratura, cada tres) (ig. 2), de hexágono (sextil, doble triángulo, cada
de Mesopotamia la dividieron en sectores y asociaron las constelaciones que
dos) (ig. 3), y en diámetro (oposición) (ig. 4). A esas iguras geométricas el
los ocupaban a diferentes objetos o animales relacionados con la vida econó-
pitagorismo les atribuía efectos positivos (triángulo y hexágono) o negativos
mica, social o religiosa de sus ciudades; los doce signos, tal como aparecen
(cuadrado) que serán muy importantes para establecer coniguraciones en-
en la astronomía grecorromana, eran conocidos al menos por los caldeos
tre los planetas que se encuentran en ellos37. Por lo demás, a los triángulos se
hacia el 600 a.C. Una tablilla de la biblioteca de Sippar indica en el recto las
aplica la doctrina de los elementos y así tenemos que el primero (el de Aries)
constelaciones con sus nombres y en el verso las distancias entre ellos. Es
es de fuego, el segundo (el de Tauro) de tierra, el tercero (el de Géminis) de
curioso que en ella aparece diferenciado el signo de Libra (MUL.GIS.ERÉN
aire y el cuarto (el de Cáncer) de agua (ig. 1), con todas las implicaciones
= un tipo de balanza; Pettinato 1998: 97-99), siendo así que entre los grie-
que la naturaleza de estos elementos conlleva. En cuanto a los cuadrados, los
gos el signo se identiica con las pinzas del escorpión y sólo a partir del s. I
signos se asocian a su posición estacional de modo que los equinocciales y
a.C. se reinterpretarán éstas con los platillos de la balanza, lo cual será im-
trópicos signiican cambio, los siguientes (que ijan la estación) son sólidos y
portante para sus inluencias astrológicas. Sin embargo, el nombre continuó
los últimos (que comparten rasgos de la suya y de la estación siguiente) son
siendo χῆλαι (= “pinzas”) que recuerda su antigua vinculación con el signo
mixtos (ig.2). Hay otras clasiicaciones relacionadas con la representación
siguiente. Los griegos les dieron el nombre de ζῴδια (de donde Zodíaco),
de los signos (animales, humanos, con voz, sin voz, etc.), pero la más impor-
manteniendo las identiicaciones de la mayoría de ellos o asociándolos a per-
tante es la que, de acuerdo con el principio pitagórico que considera lo impar
sonajes y objetos de sus mitos, especialmente del de Heracles. Este proceso
masculino y lo par femenino, se les atribuye sexo a los signos según su orden
de astralización, generalizado a otras constelaciones extrazodiacales, dio lu-
empezando por Aries38; esta alternancia, precisamente, nos da un hexágono
gar a una literatura de catasterismos, cuyos nombres más importantes son
masculino y otro femenino (ig. 3).
Eratóstenes (III a.C.) y Arato (III a.C.) que los consagró en forma poética.
Como ya hemos indicado a propósito de Libra, las asociaciones naturales
y adscripciones mitológicas de los diferentes signos fueron esenciales para
4.2. Los planetas
la astrología, ya que muchas de sus inluencias se deben a ellas. Su conside-
ración como seres vivos ha motivado no sólo la terminología de referencia Son estos los verdaderos dioses de la astrología. Para los babilonios
a ellos (el nombre griego signiica “igurita de animal”), sino también la de (que habían identiicado las dos luminarias y los cinco planetas) eran pro-
sus relaciones. En efecto, una de las doctrinas más importantes relativa a piedad de los dioses tutelares de las ciudades de Mesopotamia y sus rela-
ciones y movimientos indicaban la voluntad de esos dioses y, por tanto, los
momentos propicios o no para las relaciones políticas, comerciales y milita-
35 Una excelente visión de conjunto sobre todas las cuestiones relacionadas con el Zodíaco es el artículo de
Gundel y Böker 1972, así como en el libro del primero de 1992, con amplia documentación iconográica.
Para la historia literaria del Zodíaco sobre todo en el pensamiento cristiano, recomendamos la lectura de 37 Por ejemplo, Aries, Leo y Sagitario conforman el primer triángulo. Pues bien, si en Aries, por ejemplo, se
Hübner 1983. encuentra Júpiter (planeta benéico) y en Sagitario Saturno (planeta maléico), la triplicidad se suma a la
inluencia positiva de Júpiter y contrarresta la negativa de Saturno.
36 La eclíptica es un círculo inclinado 24 grados en relación con el ecuador del Universo y que recorre el
Sol en su andadura anual por el Zodíaco. Se llama así porque cuando la luna o los planetas entran en ella 38 Los egipcios y los griegos (probablemente por su inluencia) comenzaban el año con el trópico de Cáncer
se producen los eclipses. Los puntos en que la eclíptica toca el ecuador celeste son los equinoccios y los (aparición de Sirio); pero pronto se optó por Aries como equinoccio a partir del que se establece el del
más alejados de aquél (en los que el Sol cambia de dirección (de N a S o viceversa) se llaman trópicos (de calendario (probablemente por inluencia de los caldeos) y el orden quedó deinitivamente ijado para la
Cáncer, meridional y de Capricornio el septentrional). astrología a partir de él.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

res entre las distintas ciudades.


Entre esos astros, los babilonios
daban mayor importancia a los
tres primeros de su orden, la
llamada tríada sagrada (Sim, la
Luna, Shamash, el Sol e Isthar,
Venus), que representan a me-
nudo en sus monumentos (ig.
5) y que condicionaría en gran
medida para la posteridad el
culto relacionado implícita o
explícitamente con los astros.
El interés de los griegos por la
observación de los planetas es
Fig. 1. Trígonos de fuego, tierra, agua y fuego. Fig. 2. Cuadraturas asociando signos trópicos, sólidos
tardío y responde a un conoci-
y comunes. miento de la astronomía babi-
lonia. Hasta el siglo IV a.C. sólo
conocen bien el sol y la luna y
el planeta Venus, identiicado
como el lucero de la mañana
Fig. 5. Kudurru babilonio con representación de la tríada
o de la tarde con los dioscuros sagradas (Sim, Shamash e Isthar). Louvre.
(Cástor y Pólux). Por primera
vez en el Timeo de Platón (Tim.,
38 c-d) y en Aristóteles (Metaph., 1073B; De mundo, 392a, 399a) se mencio-
nan otros planetas y en el Epínomis (atribuido a Platón) de Filipo de Opunte
se adscriben los cinco planetas sistemáticamente a los cinco dioses (Hermes,
Afrodita, Ares, Zeus y Crono) como propiedad de estos, lo mismo que ocu-
rría con los planetas de Babilonia. En cuanto al orden, hubo varios sistemas,
pero pronto se ijó como canónico el orden pitagórico, de acuerdo con las
distancias relativas a la tierra, que quedó como centro del Universo: Luna,
Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno39 (ig. 6). Este orden (como
el de los signos zodiacales) es fundamental, pues casi todas las doctrinas
referidas a los planetas y a sus vinculaciones zodiacales lo tienen en cuenta.
Son masculinos el Sol, Marte, Júpiter y Saturno, femeninos la Luna y Venus,

39 Sobre los órdenes de los planetas, cf. Bouché-Leclercq 1899: 104-109, Gundel 1950: cols. 2096-2101 y
Fig. 3. Sextil masculino y femenino. Fig. 4. Signos en oposición (diámetro).
Beck 1987: espec. 1-34.

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y ambiguo (hermafrodita) Mercurio. Por otra parte, son benéicos Venus y


Júpiter, maléicos Marte y Saturno e indiferente (depende de sus relaciones
con los demás) Mercurio. La Luna y el Sol en principio quedan al margen de
esta clasiicación, aunque su acción es habitualmente positiva. La intensidad
de sus efectos depende también de su marcha que puede ser progresiva, re-
trógrada o estacionaria y, sobre todo, de sus relaciones con los signos zodia-
cales que se asocian directamente con ellos por la doctrina de las casas, de
los decanos y de los términos.

4.2.1. Doctrina de las casas o de los domicilios planetarios40 (ig. 7)


La astrología basa en
parte su reconocimiento cientí-
ico en un afán desmedido por
dar la impresión de un sistema
coherente. Así, si los signos son
doce y los astros siete (cinco
planetas y dos luminarias) el re-
parto era difícil. Los astrólogos
resolvieron el problema atribu-
yendo un domicilio (diurno) al
Sol y otro (nocturno) a la Luna y
dos (diurno y nocturno) a cada
planeta, con lo que el círculo zo-
diacal quedó dividido en dos he-
misferios (nocturno y diurno).
Fig. 7. Domicilios o casas planetarias.
Naturalmente, el domicilio de
un planeta es aquel signo en que
dicho planeta se encuentra mejor y por tanto su inluencia es mayor. Razones
imitativas, así como la física de los astros, hicieron fácil asociar al Sol (rey
Fig. 6. Orden planetario (Livre du Tresor, f. 38v). de los planetas, por cuanto ocupa la órbita central en el orden pitagórico-
astrológico) con Leo y a la Luna (astro húmedo) con Cáncer. En cuanto a los
demás, se fueron asignando los signos sucesivos a los planetas de acuerdo

40 Bouché-Leclercq 1899: 182-192.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

con su orden de más próximo a la tierra a más lejano: Mercurio (Virgo y ma se van complicando las inluencias de los grados zodiacales, tutelados
Géminis), Venus (Libra y Tauro), Marte (Escorpio y Aries), Júpiter (Sagitario ahora no sólo por los planetas de los que los signos son domicilios, sino
y Piscis) y Saturno (Capricornio y Acuario). también por los decanos planetarios.

4.2.2. Doctrina de los decanos41 (ig. 8) 4.2.3. Los términos43 (ig.9)


La segunda adscripción planetaria de los signos del Zodíaco se debe La tercera doctrina importante que relaciona signos y planetas es la
al desarrollo de la astrología en Alejandría. En efecto, como hemos dicho de los términos. Según ésta, de la que había tres sistemas (el caldeo, el egipcio
más arriba, los egipcios marcaban el recorrido anual del sol mediante la ob- y el de Tolomeo), los grados de cada signo se reparten entre los cinco plane-
servación de estrellas o grupos de estrellas que anticipaban su orto durante tas de una forma desigual y un tanto arbitraria44. Naturalmente, esta doctrina
diez días, los llamados decanos. Pues bien, cuando los alejandrinos dieron incide también en la diversiicación de los grados de cada signo en relación
forma al corpus doctrinal de la astrología zodiacal, decidieron rescatar sus con sus inluencias astrológicas.
antiguos decanos e integrarlos en el Zodíaco. La cuestión era fácil con sólo
asignar a cada signo tres deca-
nos, lo que hacía los treinta y
seis. Al principio, los decanos
mantuvieron sus antiguos nom-
bres egipcios que todavía con-
servan los compiladores como
Hefestión42; pero con el desarro-
llo de la astrología griega, esos
nombres dejaron de tener sen-
tido y los astrólogos decidieron
sustituirlos por los planetas, in-
cluidas las luminarias, partien-
do de Marte (primer decano de
Aries, que era su casa nocturna)
y siguiendo el orden descenden-
Fig. 8. Decanos planetarios. te (Sol, Venus, etc.). De esta for- Fig. 9. Doctrina de los límites (método egipcio).

41 La monografía más importante sobre el tema, que mantiene todavía su validez, es el libro de Gundel 1936.
42 Según él (Astrol., I, 1-236), los nombres egipcios eran en griego: Χονταρέ, Χονταρχέ, Σικέτ (Aries), Χώου, 43 Bouché-Leclercq 1899: 206-215.
Ἔρω, Ῥομβρόμαρε (Tauro), Σοσόλκ, Οὔαρε, Φούορι (Géminis), Σωθίς, Σίτ, Χνουμίς (Cáncer), Χαρνούμις,
Ἤπη, Φούπη (Leo), Τώμ, Οὐεστεβκώτ, Ἀφόσο (Virgo), Σουχωέ, Πτηχούτ, Χονταρέ (Libra), Στωχνήνε, 44 Los intentos por encontrar una explicación coherente para dicha distribución no han tenido éxito. Hay
Σεσμέ, Σισιεμέ (Escorpio), Ῥηουώ, Σεσμέ, Κομμέ (Sagitario), Σμάτ, Σρώ, Ἰσρώ (Capricornio), Πτιαῦ, Ἀεύ, razones de diversa índole (casa, exaltación, etc.) para justiicar el orden de los planetas en la doctrina de
Πτηβυού (Acuario ) y Βίου, Χονταρέ, Πτιβιοῦ (Piscis). los términos, pero la mayoría de las asociaciones escapan a nuestra comprensión.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

4.2.4. Exaltaciones y depresiones inluencias sobre la tierra también tienen que ver (casi siempre) con su re-
presentación mitológica o con su relación con el signo al que se vinculan.
Por último, tenemos que mencionar otra doctrina según la cual hay
Entre estas constelaciones tuvo una especial importancia la del Perro cuya
un grado zodiacal en el que cada astro tiene su mayor intensidad (exalta-
estrella Sirio marcaba el comienzo del año egipcio y anticipaba la inundación
ción) y otro, el opuesto, en el que su inluencia es débil (depresión). Tampoco
del Nilo; pero también otras, como el Delfín (sus hijos serán nadadores, bu-
en este caso sabemos la razón por la que se ha elegido ese grado concreto,
ceadores, malabaristas, etc.), la Nave Argo (sus hijos serán marinos), el Altar
aunque sí pueden intuirse los motivos de asociación entre el signo y el pla-
(hace sacerdotes), sobre el que volveremos, la Cratera (causa borrachos), etc.
neta (doctrina de las casas, razones mitológicas, etc.). La distribución es la
Hubo toda una literatura descriptiva de esas ascensiones ligadas no sólo a
siguiente:
los signos en general, sino también a sus decanos e incluso a sus grados.
Exaltaciones Depresiones Entre ella destacan los tratados de Teucro de Babilonia, de Manilio y el Liber
Sol 19º Aries 19º Libra Hermetis e incluso uno de los últimos astrólogos de la Antigüedad, Fírmico
Materno (luego convertido al cristianismo), dedica amplias secciones de su
Luna 3º Tauro 3º Escorpio Mathesis a esta materia.
Mercurio 15º Virgo 15º Piscis
Venus 27º Piscis 27º Virgo 5. La Dodecátropos45
Marte 28º Capricorniio 28º Cáncer Los Decanos y los Planetas, servían, a in de cuentas, para adivinar
Júpiter 15º Cáncer 15º Capricornio el futuro de sus clientes. Y para ello su instrumento esencial, en el que con-
vergían todos sus conocimientos y los datos que la astronomía ofrece, era la
Saturno 21º Libra 19º Aries
carta astral.
En los textos astrológicos antiguos existían dos sistemas, la octótro-
4.3. Paranatéllonta pos y la dodecát(r)opos, de los que, por razones obvias -al coincidir el número
Menos inluencia tienen, aunque no es despreciable, otras estrellas de particiones del esquema con el número de signos zodiacales- acabó impo-
y constelaciones extrazodiacales que se ven todo el año (según las latitudes) niéndose deinitivamente el segundo. Del primero contamos tan sólo con el
en el hemisferio norte (como, en nuestro caso las Osas) o en el hemisferio testimonio de Manilio, Antíoco y alguna otra esporádica alusión en autores
sur (por ejemplo, la Nave Argo) o que van apareciendo y desapareciendo en sobre todo de tradición romana, como Fírmico Materno.
distintas épocas, con la aparición y ocultación de los signos del Zodíaco. De La dodecátropos (ig.10) es una división imaginaria de la eclíptica re-
su descripción, mitos y cualidades astrológicas dan cumplida razón Boll y ferida a unas coordenadas geográicas concretas (las de la posición del con-
Gundel en su excelente artículo en el volumen VI del Roscher, por lo que no sultante) y a un momento exacto que es el del nacimiento, el de la consulta
vamos a detenernos aquí en esas particularidades. Ahora bien, dentro de este o el de la iniciación de la actividad para la que se realiza la consulta, si se
tipo de constelaciones extrazodiacales las más interesantes para la astrología trata de una katarché. Esos lugares o divisiones de la dodecátropos (también
son los paranatéllonta (o paranatéllontes), es decir, aquellas que vinculan sus llamadas ‘casas’, como para los domicilios planetarios) tienen unas propieda-
momentos de ascensión y de ocultación a determinados signos zodiacales
(el término signiica “los (astros) que ascienden al mismo tiempo”) y cuyas 45 Bouché-Leclercq 1899: 256-288 y, más reciente, Hübner 1995ª: 2003.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

des astrológicas propias, que les vienen dadas por razones diversas, como la
orientación según los puntos cardinales, los hemisferios (sobre el horizonte
de la tierra o bajo éste), las relaciones aspectuales de unos lugares con los
principales (los Centros, especialmente de los que están en triplicidad con el
horóscopo), o los dioses bajo cuya tutela están algunos de ellos (7 en total,
como planetas hay)46. Los Centros o cardines son los lugares que marcan
los cuatro puntos cardinales en la eclíptica del lugar en el que se encuentra
el astrólogo o el individuo para el que se levanta la carta astral; son los más
importantes e indican el grado de signo que en ese momento está subiendo
por el este (Horóscopo), que se encuentra en la parte central visible de la
eclíptica (en nuestro hemisferio, el sur: Medio Cielo), que está ocultándose
en ese momento por el oeste (Occidente) y que está más bajo en la eclíptica
(ocupando el centro de la eclíptica bajo el horizonte, es decir en el norte: Bajo
Cielo). De los demás lugares (que se llaman epanaphoraí (término griego
cuya traducción es “los que suben después”), si siguen a los centros o apoklí-
mata (“los que declinan”) si los preceden), los más positivos son los que es-
tán en coniguración triangular con los centros del horizonte, es decir con el
horóscopo (el lugar quinto y el noveno) o con el occidente (el lugar tercero y
undécimo). Veamos ahora los nombres, cualidades y planetas que rigen los
distintos lugares.
Nombres y rasgos de los doce lugares:
Lugar I (κέντρον): Es el primer Centro, llamado Horóscopo (=
Ascendente). Fija el futuro de la vida (βιοδότης) y es señor del nacimiento
(ἀφέτης, οἰκοδεσπότης, κύριος καὶ ἐπικρατήτωρ τῆς γενέσεως). Su importan-
cia viene dada por nombres como οἴαξ “timón”), βίος (“vida”)ο βάσις. Es el
lugar y personiicación de Mercurio. Manilio: vita.
Lugar II (ἐπαναφορά): Llamado ῞Αιδου πύλη, inferna porta, es un lu-
gar inactivo (ἀργός, piger) y permite hacer pronósticos sobre las propiedades
y ganancias. Manilio: lucrum.
Fig. 10. Dodecátropos. Lugares positivos en triplicidad y sextil con el horóscopo. Lugar III (ἀπόκλιμα): Llamado θεά, dea, pertenece a la Luna y nos in-
forma sobre estancias en el extranjero, sobre hermanos, amigos, etc. Manilio:
fratres. Triplicidad con el Occidente.

46 Todos esos parámetros y las cualidades derivadas de ellos para los lugares se analizan con detalle en
Hübner 2005: 34-53.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

Lugar IV (κέντρον): Es el segundo Centro ὑπόγειον, imum caelum. signos correspondientes. Después, colocará los planetas allí donde corres-
Nos orienta sobre los padres y parientes. Manilio: genitor. ponda, de acuerdo con las tablas astronómicas que tiene en su poder y que
ijan las posiciones de esos planetas en determinados grados y minutos de
Lugar V (ἐπαναφορά): Llamado ἀγαθὴ τύχη, bona fortuna, está tu-
los signos. Y una vez hecho esto, interpreta, de acuerdo con las diferentes
telado por Venus y se reiere a los hijos. Manilio: nati. Triplicidad con el
doctrinas de que hemos hablado, los datos que ofrece la carta astral teniendo
Horóscopo.
en cuenta sobre todo las relaciones de los signos planetas con el signiicado
Lugar VI (ἀπόκλιμα): Negativo, es κακὴ τύχη, mala fortuna, ἀπόκλιμα de las casas de la dodecátropos y de los planetas con ellos y entre sí. De este
negativo, que nos informa sobre las enfermedades, esclavos, enemigos, pero modo, el astrólogo se ofrece como un adivino que basa su saber en una pre-
también sobre el trabajo. Tutelado por Marte. Manilio: valetudo. tendida ciencia y que con su arte puede predecir el destino o las cualidades
Lugar VII (κέντρον): Es el tercer Centro occidental y contiene lo re- y tendencias de un individuo (astrología genethliaca) o el resultado de una
lativo a la vejez, el matrimonio y también las enfermedades. Manilio: uxor. actividad (un viaje, una operación quirúrgica, una inversión, una boda, un
juicio, la construcción de una ciudad o de una casa, la consagración de un
Lugar VIII (ἐπαναφορά): Otro lugar inactivo, llamado θάνατος, templo o de una estatua, etc.) según el momento en que se inicie (astrología
mors, que informa sobre la forma de muerte y las herencias. Manilio: mors. catárquica)47. Para esta última, el astrólogo cuenta con algunas indicaciones
Lugar IX (ἀπόκλιμα): Pertenece al Sol y se llama θεόν, deus, contiene previas, que le dan los manuales y que asignan los elementos principales de
las informaciones sobre viajes y la religión. Manilio: pietas. Triplicidad con la actividad casi siempre a los centros (por ejemplo, en un juicio, el horósco-
el Horóscopo. po corresponde al cliente, el occidente a su contrincante, el MC al juez y el
IC al tribunal o lugar donde se celebra el juicio. En este ejemplo también se
Lugar X (Κέντρον): El Centro más importante, puesto que ocupa el lu-
atribuye la epanaphora del horóscopo (2º lugar) a los testigos del cliente y la
gar más alto de la eclíptica, el meridiano, se llama μεσουράνημα, medium cae-
del occidente (8º lugar) a los del contrincante)48.
lum, y nos informa sobre la juventud, el poder y el prestigio. Manilio: regnum.
Lugar XI (ἐπαναφορά): En oposición con el lugar V, es como él po-
sitivo. Se llama ἀγαθὸς δαίμων, bonus genius, y está presidido por el otro 6. Las suertes (κλῆροι, sortes o athla en Manilio)49
planeta benéico, Júpiter. Se reiere a los favores y amigos. Manilio: benefacta. Ligada a la dodecátropos hay otra doctrina, la de las suertes; se trata
Triplicidad con el Occidente. de grados concretos de la eclíptica determinados por la distancia entre los
Lugar XII (ἀπόκλιμα): Como su opuesto, el lugar VI, es negativo. Se planetas y su proyección a la dodecátropos partiendo del horóscopo. Estas
llama κακὸς δαίμων, malus genius, y pertenece a Saturno. Nos orienta sobre posiciones tienen importancia para aspectos o actividades concretas de la
los enemigos, esclavos, presos, etc. Manilio: carcer.
47 Una detallada exposición sobre las instrucciones de los manuales astrológicos a propósito de las katar-
chaí para todas estas actividades puede leerse en Hübner 2003: 135-244.
Una vez que el astrólogo tiene su esquema (la dodecátropos), de 48 Dorot. Sid., V, 33, 22 (= Hephaest., Astrol., III, 37-38): «A propósito de los juicios y de la presentación
de acusaciones hay que hacer la observación así, atribuyendo el horóscopo al acusador, el medio cielo al
acuerdo con el momento y las coordenadas geográicas del lugar para el que juez, el occidente al acusado, y el bajo cielo al juicio y al resultado del litigio. Y hay que observar también
el segundo lugar y el octavo, así como la coniguración de los planetas con ellos, para conocer a los que
es válida la consulta, ija el signo y el grado de signo del horóscopo y a con- ayudan a cada uno de los litigantes; pues el segundo representa a los aliados del acusador y el octavo a los
tinuación rellena las doce casas (cada una de 30º) con los signos o partes de del acusado». (cf. Hübner 2003: 170-176).
49 Bouché-Leclercq 1899 : 288-297.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

vida y algunas de ellas, como la de la Fortuna y la del Daimon, se tienen en 6. Audacia (Τόλμα): Se determina (para un nacimiento diurno) mi-
cuenta en casi todos los horóscopos. La doctrina tuvo mucho éxito en la diendo la distancia que hay desde Marte hasta la Fortuna y llevando esa dis-
astrología tardía y en autores árabes (como Albumasar) se llegaron a tener tancia a partir del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia se
en cuenta hasta casi un centenar de estas posiciones. Pero las tradicionales computa desde la Fortuna hasta Marte.
y más antiguas (que leemos en Tolomeo, Valente o en Pablo de Alejandría y
7. Venganza (Νέμεσις): Se determina (para un nacimiento diurno)
que estos autores reieren a menudo a Hermes Trismegisto) son siete:
midiendo la distancia que hay desde Saturno hasta la Fortuna y llevando esa
1. Fortuna (Τύχη): Se determina (para un nacimiento diurno) mi- distancia a partir del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia
diendo la distancia que hay del Sol a la Luna y llevando esa distancia a partir se computa desde la Fortuna hasta Saturno.
del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia se computa desde la
Luna hasta el Sol (por ejemplo, si el Sol está en 1º Géminis y la Luna en 1º Leo
y el horóscopo en Acuario 1º y el nacimiento es diurno, la distancia Sol-Luna 7. Acción de los astros sobre el hombre: Melotesia
(= 2 signos : 30º de Géminis + 30º de Cáncer) se contará a partir del horósco- zodiacal y planetaria
po (1º Acuario), de modo que la Fortuna estará en 1º Aries (30º Acuario + 20º De la lectura de todos esos elementos técnicos relacionados con la
Piscis); si el nacimiento es nocturno, contaremos la distancia Luna-Sol (en el astrología que, de una manera bastante sintética, acabamos de exponer, cual-
ejemplo 10 signos, desde Leo hasta Géminis) y la llevaremos a la eclíptica a quiera puede deducir ya la importancia de esta pseudociencia como técnica
partir del horóscopo (en el ejemplo caería la Fortuna en 1º Sagitario). adivinatoria y la incidencia que tuvo en el mundo helenístico-romano en que
2. Genio (Δαίμων): Se determina (para un nacimiento diurno) mi- se fue conigurando. Su capacidad de previsión (y a veces de solución de los
diendo la distancia que hay de la Luna al Sol y llevando esa distancia a partir problemas que aquejaban a los clientes) fue asombrosa, ya que se extendía a
del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia se computa desde todos los ámbitos de la vida pública y privada. Reyes, cabecillas de facciones
el Sol hasta la Luna. Es lo inverso de la Fortuna. políticas y emperadores tuvieron (pese a irmar muchas veces decretos de
expulsión) a conocidos astrólogos como consejeros (Pérez Jiménez 2009) y
3. Victoria (Νίκη): Se determina (para un nacimiento diurno) mi-
la tradición nos dice que algunas ciudades importantes como Alejandría,
diendo la distancia que hay desde Júpiter hasta el Genio y llevando esa dis-
Constantinopla, Antioquía y otras, fueron fundadas previo conocimiento de
tancia a partir del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia se
las mejores condiciones astrales para su futuro50.
computa desde el Genio hasta Júpiter.
Igual que en Mesopotamia dijimos que la estrecha relación entre las
4. Necesidad (Ἀνάγκη): Se determina (para un nacimiento diurno)
ciudades y los planetas de sus dioses tutelares era el fundamento para prede-
midiendo la distancia que hay desde Mercurio hasta la Fortuna y llevando
cir determinados momentos de su historia política y económica, los astró-
esa distancia a partir del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distan-
logos grecorromanos basaron gran parte de sus predicciones concernientes
cia se computa desde la Fortuna hasta Mercurio.
a países, ciudades e individuos en la adscripción de los seres de la tierra y,
5. Amor (Ἔρως): Se determina (para un nacimiento diurno) midien-
do la distancia que hay desde la Suerte del Genio hasta Venus y llevando esa
50 El manuscrito de Leiden, Codex Leid. B.P. Gr. 78 (editado por St. Weinstock en CCAG, IX2, 1953: 177-
distancia a partir del horóscopo; para un nacimiento nocturno, la distancia 179) recoge algunos de estos horóscopos (Alejandría, Antioquía, Gaza, Cesarea y Neápolis), aunque las
se computa desde Venus hasta el Genio. posiciones astrales que se establecen en ellos o tienen algún error o no corresponden a la realidad astro-
nómica, por lo que hay que considerarlos icticios. Sobre la importancia dada a la astrología en la funda-
ción de las ciudades, remitimos a nuestro artículo de 2004.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

en el caso concreto de la geografía y del cuerpo humano, a los diferentes


signos, planetas o decanos, de modo que el comportamiento de aquellos o
el paso de los astros principales por el Zodíaco (sobre todo la luna, ya que
ésta recorre cada signo en dos días y medio aproximadamente) permitía al
astrólogo aconsejar sobre cuestiones de política, economía, catástrofes na-
turales, salud y enfermedades. Sería largo tratar detalladamente todas esas
cuestiones (existe una zoología, una gemología, una botánica, una farmaco-
pea, una geografía astral51) y no es este el ámbito adecuado para ello. Pero,
dada su popularidad (que llega hasta nuestros días) y su atractivo para noso-
tros, mencionaremos aunque sólo sea de forma breve la melotesia zodiacal y
planetaria que ya nos ocupó en otro momento (Pérez Jiménez 1999) y que ha
sido objeto de uno de los últimos libros de Hübner (2013, exhaustivo y con
abundante aparato de ilustraciones).
La melotesia (del griego μέλος = “miembro” y θέσις = “disposición”)
es el reparto del cuerpo humano entre los signos del Zodíaco, los decanos
o los planetas. En cuanto a la zodiacal, Aries rige la cabeza, Tauro el cuello,
Géminis los brazos, Cáncer el pecho, Leo el corazón, Virgo el pubis, Libra
las caderas, Escorpio el sexo, Sagitario los glúteos, Capricornio las rodillas,
Acuario las piernas y Piscis los pies (ig.11). Naturalmente, los dolores que
el hombre siente en esas partes se atribuyen de alguna manera a los signos
que las rigen y, para la curación de las enfermedades o dolencias correspon-
dientes, se proponen remedios constituidos por las plantas regidas por esos
mismos signos zodiacales o evitar sangrías en esas partes durante los días
en que la luna recorre el signo que rige el miembro enfermo. Se establece
así una verdadera medicina astrológica (iatromatemática) que se enriquece
con la adscripción de los órganos internos y también de las partes del cuer-
po a los planetas (melotesia planetaria, ig. 12). Es aquí donde actúan sobre
todo las asociaciones con las características físicas de los planetas o con las
atribuciones de los signos en los que se encuentran en exaltación o que son
sus domicilios. A Saturno se le adscribe la oreja derecha, la vejiga, el bazo, la
lema y los huesos, todo lo húmedo y duro con mezcla de frío. Júpiter rige el

51 Para las plantas, metales, piedras y animales remitimos a Pérez Jiménez 2010. En cuanto a la geografía,
hay varios trabajos (cf. De Callatay 2001) que analizan en concreto la zodiacal, decánica y planetaria Fig. 11. Hombre zodiacal. Très Riches Heures du Duc de Berry, fol 14r (XV, Musée Condé, Chantilly).
(Bouché-Leclercq 1899: 327-347). Una síntesis sobre las adscripciones en los diferentes textos, con inten-
to de explicar las asociaciones puede verse en Pérez Jiménez 1998.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo LA ASTROLOGÍA, UN MÉTODO CIENTÍFICO DE ADIVINACIÓN

tacto, el pulmón, las arterias y el esperma, todo lo templado y pneumático.


Marte rige la oreja izquierda, como colaborador de Saturno en malas obras,
los riñones, las venas y los testículos, fuente de calor y pasión. El Sol, ojo del
mundo, rige los ojos, el cerebro, el corazón, los nervios y el lado derecho del
cuerpo, que corresponde al hemisferio de los domicilios diurnos. Rige los
órganos hegemónicos. Venus tiene el olfato, el hígado, asiento de la intuición
femenina, la carne. Mercurio domina la lengua y la bilis, por su movimiento
rápido. La Luna, por último, rige la mitad izquierda del cuerpo, el sentido del
gusto, el estómago, el vientre y la matriz.

Fig. 12. Melotesia planetaria. Ms.Gl.Kgl.S.78, f.8r (XV). Copenhague. Kongelige Bibl.

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CAPÍTULO III

RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y
ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA
DE LOS ASTROS
Aurelio Pérez-Jiménez
Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

Pero la astrología no se limitó a los aspectos más o menos estricta- al oasis de Siwa y frecuenta-
mente técnicos que hemos expuesto en el capítulo anterior, o a ser un méto- do por los griegos de Cirene
do de adivinación que no basaba sus predicciones en la voluntad imprede- (ig. 13), se identiicó pronto
cible y a veces caprichosa de los dioses tradicionales; sino en la necesidad, con Zeus y como tal lo visitó
en el fatalismo impuesto por el movimiento mecánico de los astros que, con y fue proclamado hijo suyo
su movimiento, determinaban la vida, la muerte y todo cuanto existe sobre Alejandro Magno. En cuan-
la tierra: animales, plantas, metales, minerales, piedras preciosas, el hombre, to a Serapis (su etimología
las ciudades, las actividades humanas, las catástrofes y los acontecimientos se interpretaba como fusión
históricos de toda índole. Los teóricos de la astrología basaban precisamente Fig. 13. Óbolo de oro de Cirene (AV 9.73 gr.) de c. 308-277 de Osiris y Apis), fue una in-
BC. Anverso: Zeus Amón a dcha. Reverso: Rayo entre dos
en ello las virtudes de su método de predicción y el propio Tolomeo, el gran estrellas de 8 puntas (Ref. British Museum Coins, 217. SNG vención de los Tolomeos que
cientíico del siglo II d.C. llegó incluso a establecer teóricamente la infalibi- Copenhagen 1233. también acabó adoptando la
lidad del método, atribuyendo los fallos a la incompetencia de sus practican- personalidad y los rasgos de
tes52. Sin embargo, intentos de este tipo, que son más que otra cosa ejemplo Zeus (ig. 14); en calidad de
de habilidad retórica, no lograron limpiar la astrología de todo el bagaje tal, se convirtió en divinidad
ilosóico, mítico, religioso y especulativo que la habían conformado desde dominadora del Universo;
sus orígenes caldeos hasta su momento álgido en los tiempos del Imperio. Y, e Isis no sólo aumentó las
salvo escasísimas excepciones, como la del citado Tolomeo, los practicantes competencias astrales que la
de estas doctrinas se subirán también al carro de las religiones mistéricas relacionaban con Sirio-Sotis,
que desde Egipto, Siria y Mesopotamia se extienden por el Imperio en los el astro que servía en Egipto
primeros siglos de nuestra Era. para ijar el calendario y que,
cuando el Zodíaco entra en
Fig. 14. Serapis-Osiris. Moneda (AE 36) de Antíoco IV el país del Nilo, queda ligado
1. Vinculación de la astrología con las religiones Epífanes (c. 169/168 a.C.j al signo de Cáncer, sino que
helenístico-romanas acabó identiicándose con la
Había motivos para ello en la propia estructura de esas religiones cuyos luna (ig. 15) e igual que su nueva pareja masculina, se convirtió en seño-
principales dioses tenían un componente astral importante. Así en la reli- ra de todo lo creado, especialmente del irmamento. Serapis, Isis y su hijo
gión greco-egipcia los dioses antiguos como Osiris (que ya era una hipós- Harpócrates fueron así, desde el siglo IV a. C. hasta inales del IV d.C., las
tasis del Sol) son sustituidos por dioses nuevos de corte más helénico como divinidades egipcias más importantes de Egipto, Grecia y Roma; y en torno a
Amón y Serapis o asimilados a divinidades griegas como Isis, identiicada ellas se desarrolla una cierta mística astral que da fuerza religiosa a las corrien-
con Deméter. Amón (una divinidad solar y oracular transferida de Tebas tes astrológicas del momento. Junto a ellos, otra divinidad muy importante
en Roma fue Mitra, antiguo dios persa de corte guerrero y que, como tal, se
convierte en principal objeto de culto para los legionarios romanos. También
52 Tetrabiblos, I, 2,1 2: «En primer lugar, los errores de los que no conocen los detalles de la empresa, al ser
muchos, como es normal en doctrina tan importante y compleja, también producen impresión de casua- Mitra es un dios astral en cuya iconografía está presente el Sol, la Luna y los
lidad para los aciertos, injustamente; pues eso no signiica imposibilidad de la ciencia, sino incapacidad signos del Zodíaco (ig. 16) y cuyos grados de iniciación integran los plane-
de sus practicantes. 13 Luego además la mayoría, por lucro, tratando de prestigiar otro arte con el nombre
de ésta engañan a los profanos con la pretensión de que pueden hacer muchas predicciones y conocer tas de la astrología y algunas constelaciones extrazodiacales que suben a lo
de antemano lo que no es posible; y a los más inquisitivos les ofrecen con esto un motivo para condenar
igualmente los que es posible predecir».

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

Fig. 16. Tauroctonia en mármol de Paros del Mitreo de Sidón (Colonia Aurea Pia, Siria) del IV d.C., Museo
del Louvre (9362285553). Foto de Carole Raddato, Frankfurt (wikicommons).

ya tienen en su nombre esta proyección astral propiciada por las creencias


astrológicas. Gracias a ello seguramente cobran importancia en la misma
Fig. 15. Isis-Urania (Luna), Harpócrates-Helios y Eros. Fresco de Pompeya. Sobre el creciente se ve la
época otras divinidades más tradicionales, pero de fuerte componente astral,
estrella de Sothis. como los Dioscuros (ig. 17), ligados desde muy pronto al destino de Roma,
y la astrología se convierte en un elemento cotidiano de las regiones orien-
tales del Imperio. El culto solar de Heliópolis, el culto a la luna en Carras, la
largo del año al mismo tiempo que los signos (paranatéllonta)53. En cuanto a asociación de algunas ciudades grecoasiáticas a los signos del Zodíaco que
Asia, la diosa más importante (con el Sol y la Luna) de Mesopotamia, Isthar y presidían el horóscopo de su refundación como ciudades romanas o que
la siria Atargatis personiican al planeta Venus y con Zeus-Helios y Mercurio formaban parte de la tradición de sus reyes, son ejemplo de esta difusión
o Apolo va a constituir la tríada sagrada de ciudades como Heliópolis que política y religiosa de la astrología. También las legiones adoptaron a veces
los signos zodiacales (el Capricornio, el León, el Toro) como emblema (ig.
53 Merkelbach 1984: 77-103 y, sobre todo, los trabajos de Beck citados en la bibliografía, todos ellos (1987)
centrados en la exégesis de esos elementos astronómicos y astrológicos de los misterios mitraicos. 18) y las corrientes gnósticas idearon toda una escatología mística en la que

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

el otro mundo estaba constituido por las esferas planetarias a través de las
cuales bajaba el alma hacia la encarnación y regresaba a las estrellas después
de la muerte54. Con estas corrientes se enfrentó el Cristianismo, luchando
por la Providencia y el libre albedrío del hombre que lo hacía responsable
de sus actos frente al determinismo astrológico; pero tampoco se libró por
completo de su fuerza. La astrología pervivió en la semana planetaria (ig.
19) donde el orden de adscripción de los días a los planetas (reproducido en
Fig. 17. Moneda de Antíoco VI Dioniso de la ceca de Antioquía
el símbolo mágico del heptagrama, ig. 20) viene determinado por las cro-
(AR 23, 143-142 a.C.). Reverso: Dioscuros al galope con
estrellas sobre sus cabezas.
nocratorías que estos tienen de las horas a partir de la primera del domingo
(adscrita al Sol); e incluso Cristo acabó identiicándose con el Sol, rey del
Universo, los ángeles ocuparon el puesto de los planetas en las escatologías
pre- y bizantinas y los arcángeles, apóstoles y patriarcas sustituyeron en la
Edad Media a los signos del Zodíaco (Hübner 1985).

2. Astros y dioses orientales en las monedas antiguas


La importancia que tuvieron los astros en todo el ámbito geográico del
Fig. 18. Taurus. Augusto, AV
Imperio encontró amplio eco en la iconografía religiosa de templos y tum-
Legio XII Julia. bas; pero también es una prueba de la cotidiana convivencia de la gente con
ello su relejo en las monedas,
cuyos motivos iconográicos,
por el uso diario que se ha-
cía de ellas, cumplieron mu-
chas otras funciones además
Fig. 19. Tutelas horarias de los
planetas durante los días de la de la de instrumento para el
semana.
intercambio económico. Así
es frecuente que en sus an-
versos y reversos iguren per-
Fig. 21. Gorgona en el anverso de una semidracma (AR,
sonajes (como la cabeza de 2.4gr.) de Parion (IV a.C.). En el reverso, toro de pie a la izq.
con la cabeza vuelta mirando hacia atrás y estrella de ocho
la Gorgona, ig. 21), objetos puntas debajo.
Fig. 20. Orden de los planetas según las líneas
del heptagrama (en el círculo exterior puede 54 Sobre el viaje de las almas y su entrada en la Vía Láctea o en el Universo planetario a través de Cáncer
comprobarse que el orden es el astrológico (Sol, y Capricornio, véase Culianu 1983, espec. 48-55, Pérez Jiménez 1993, Setaioli 1995, espec. 63-87,
Marte, Júpiter, etc.). Merkelbach 1994: 237-244 (con relación a los misterios de Mitra), Alesse 2002 y Hübner 2006.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

(como la maza de Heracles, ig. 22 y el cuerno de la abundancia, ig. 23) y


símbolos (como el pentagrama, ig. 24) cuyo sentido mágico y apotropaico
las convierte en verdaderos amuletos en manos de la gente común; la mayoría
de las veces eran un recurso propagandístico de los magistrados que las acu-
ñaban, lo que está muy claro en los denarios de época republicana55 y en las
tetradracmas imperiales de Alejandría (Poole 1892: XXVIII-XXXII; Geissen
2005); aquí, como en otras muchas ciudades de oriente y occidente, con sus
monedas, las diferentes cecas hacían valer los mitos de sus orígenes, sus cul-
tos y dioses y, sobre todo, trataban de obtener la protección de la fortuna so- Fig. 25. Reverso de un denario
de Man. Aquillio AR18mm
Fig. 26. Moneda de Cilicia Mopsos (época de Marco Aurelio)
AE15, en que aparece en el anverso un Cangrejo con estrella
bre ellas, simbolizadas muchas veces en los signos zodiacales que las vieron (3,7gr). Ceca de Roma. 109 o encima (lo que indica que se trata del signo Cancer) y en el
108 a.C. Luna en biga hacia reverso un Altar (ref. SNG Levante 1338).
renacer o que eran propios de la familia regente56. Es probable que la mayoría dcha. Encima, menguante y
3 estrellas que pueden ser
de las estrellas y símbolos celestes que vemos en las monedas desde el prin- Júpiter, Marte y Venus. Debajo
de los caballos otra estrella, tal
cipio indiquen el poder político o la preeminencia económica de las ciuda- vez el Mercurio. Referencias: Cr.
des que las acuñaron; otras veces, relejan fenómenos astronómicos como el 303/1. Syd. 557.

paso de cometas o representan eclipses y coniguraciones planetarias o fases


lunares que fueron testigos (y tal vez propiciaron) hechos históricos impor-
tantes, o reproducen coniguraciones astronómicas especialmente relevantes

55 Véase al respecto, con todo lujo de detalles, la magníica monografía de Zehnacker 1973.
56 Para el simbolismo de los astros en estas monedas la monografía más completa hasta la fecha es el libro
de Faintich 2008.

Fig. 22. Semidracma (AR11) de Fig. 23. Cornucopia en el Fig. 24. Reverso de una estátera Fig. 27. Monedas
Quersoneso (Tracia), c. 386-338 reverso de una moneda de AV18 (8.56g) de Filipo III Arrideo zodiacales corres-
a.C. En el reverso, incuso con Tolomeo III del 246-221; a (323-317) de la ceca de Ábido. pondientes a diver-
maza en cuadrante superior ambos lados bonetes de los Victoria alada a izq. con ramo sas ciudades de las
dcha. dioscuros. de laurel. Delante pentagrama provincias orienta-
y cornucopia. SNG, ref. 860180. les del Imperio.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

en el cielo de las ciudades que las acuñaron (ig.25)57. En cualquier caso, al


inal, también ellas se hicieron eco de la importancia de la astrología para las
ciudades a que pertenecían esas monedas y encontramos en sus reversos los
signos (ig. 26) que aseguran, como acabamos de decir, la fortuna de las ciu-
dades, como es habitual en monedas provinciales de las provincias de Asia:
Aries en Antioquía (ig. 27, 1ª izq.) y en Nisibis (ig. 27, 2ª izq.), Cáncer en
Gabala (ig. 27, 3ª izq.), Leo en Heliópolis y en Anemurion, Cilicia (ig. 27,
4ª izq.), Escorpio y Capricornio en Comágene (ig. 27, centro), Sagitario en
Singara (ig. 27, 1ª centro, inferior), Capricornio en Zeugma, Comágene (ig.
27, 2ª centro, inferior) y tal vez Acuario en Edessa (ig. 27, 4ª dcha.), o incluso
zodíacos completos que representan el Universo controlado por la divinidad
principal de la ciudad (ig. 27, 1ª y 2ª centro, superior y 1ª, 2ª y 3ª dcha.) o tal
vez por el Emperador que preside sus anversos. El siglo II d.C. (la época de
Vetio Valente, de Tolomeo y tal vez de poetas como Antíoco y Anubión) es la
edad de oro de la astrología. Adriano creía irmemente en ella y en su viaje a
Egipto (129) lo acompañó la poetisa Julia Balbila, nieta del famoso astrólogo
de la segunda mitad del s. I d.C. Tiberio Claudio Balbilo (hijo del astrólogo
de Tiberio Claudio Trasilo),
y experta también ella en as-
trología; en sus monedas son
frecuentes los símbolos as-
trales (estrellas y crecientes,
ig. 28). Y el azar quiso que
Fig. 29. Tetradracmas con las casas zodiacales de los planetas, conmemorativas de la coincidencia entre
en el año octavo del reina- el año zodiacal grecorromano y el año sotíaco (la serie comienza por la parte superior izquierda con
Aries-Marte). Año 8 (144/145) de Antonino Pío (ceca de Alejandría). En el centro, moneda con círculo
do de Antonino Pío el ciclo zodiacal y dioses Serapis e Isis.
sotíaco egipcio (después de
1461 años) (cf. Merkelbach Fig. 28. Denario de Adriano (AR18, 3.33gr), acuñado
1995: 111) coincidiera con el alrededor de 124-128. En el reverso vemos siete estrellas y comienzo del año zodiacal. Esto motivó la acuñación conmemorativa de la
creciente. RIC II202, BMC 464, RSC 466. SNG, ref. 761928.
serie astrológica de tetradracmas más importante de la numismática antigua,
donde se aplican con rigor los conocimientos alcanzados por la astrología.
57 La moneda que reproducimos representa la Luna en biga hacia la dcha. Sobre los caballos vemos cre- En sus reversos nos topamos con cada uno de los dioses planetarios (en su
ciente y 3 estrellas, interpretadas como la Constelación de Aquila (Zehnacker, 1973: 527, con dudas) o
simplemente (así Faintich 2008: 85) como una conjunción planetaria que se dio en el cielo de Roma al eigie clásica) sobre la imagen del signo zodiacal que es su casa diurna o
amanecer del 17 de junio de 109 a.C. (Man. Aquillius acuñó este denario en 109-108 a.C.). Entonces se
pudo ver cerca la luna creciente junto con los planetas de Júpiter, Marte y Venus en la parte superior del nocturna (ig. 29). Y la importancia astral que las divinidades grecoegipcias
horizonte y Mercurio en la parte inferior, justo encima de éste. La belleza de esta coniguración pudo
animar al triunviro monetal a tomarla como motivo. habían alcanzado en este momento se simboliza con un Zodíaco completo

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

en cuyo centro igura Serapis, o, como en el conjunto que reproducimos,


Isis y Serapis juntos. La religión solar a que iba derivando el sincretismo
de los antiguos dioses, siempre de la mano de la astrología, va a ser un mo-
tivo inspirador de muchas monedas imperiales de los siglos II a IV58. Ella
es la responsable de que las divinidades astrales Helios y Selene que vemos
en el reverso de una moneda de Severo Alejandro (ig. 30, centro dcha.), se
transformen en los emperadores y emperatrices a partir de ese momento: los
primeros estarán caracterizados por la corona radiada que durante todo el
s. III se impuso en su cabeza, como vemos en la igura 30: Probo (ig. 30, ila
superior izq., con Sol y cuadriga en el reverso) y Galieno (ig. 30, ila superior
dcha.); y las emperatrices, por el creciente sobre el que se asienta su busto:
Julia Domna, madre de Caracalla (ig. 30, reverso Luna lucifera), Julia Maesa,
Fig. 30. Identificación del emperador con madre de Heliogábalo (ig. 30, 1ª ila inferior) Otacilia Severa, esposa de
el Sol y de la emperatriz con la Luna en
monedas romanas del siglo III d.C. Filipo I (ig. 30, 2ª ila inferior) y Cornelia Solonina, esposa de Galieno (ig.
30, 3ª ila inferior). Signiicativas de esta penetración de los elementos astra-
les en las religiones orientales aceptadas por Roma son acuñaciones como
la del buey Apis en monedas
a partir de Calígula con un
creciente en su lomo (ig. 31)
y las estrellas de ocho puntas
y seis (probablemente el Sol)
que adornan a menudo las
escenas religiosas protago-
nizadas por el emperador, la
personiicación del Sol o las Fig. 31. Dracma de Adriano con el buey Apis y creciente
iguras alegóricas acuñadas en su lomo de la ceca de Alejandría. AR33, del año quince
(134-135 d.C.).
Fig. 32. Monedas de en los reversos de monedas
Severo Alejandro y
Heliogábalo (fila su-
del siglo II, III y IV (ig. 32); así llegamos a Constantino, cuya moneda con-
perior, III d.C.), Aquilia memorativa de la fundación de Roma nos muestra a los gemelos amaman-
Severa y Diocleciano
(fila central, III d.C.) y tados por la loba, pero con dos estrellas (los Dioscuros) sobre su cabeza que
Constantino y Valenti-
niano (fila inferior, IV
d.C.). En los reversos,
figuras alegóricas, de 58 Cf. F. Cumont, 1913 y R. Merkelbach, 1994, especialmente pp. 153-188, para la relación entre Mitra y el
Marte o del Sol con Imperio; idem, 1995, con amplia documentación sobre el tema del sincretismo solar/lunar, pp. 71-113 y con
estrellas de seis u un catálogo explicativo de las monedas y gemas con representación de estos dioses, pp. 684-691. Al tema de la
ocho puntas. presencia de las divinidades orientales en las monedas hemos dedicado un trabajo, actualmente en prensa (b).

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

3. Adivinos y adivinación en los textos astrológicos


Con este ambiente no es de extrañar que los oráculos antiguos, ya en
decadencia en época de Plutarco (I/II d.C.), dejen paso a los nuevos adivinos
astrales. Estos son al menos muy conscientes del papel que les correspon-
Fig. 33. Follis AE18 de la ceca de
Arlés. Serie conmemorativa del
de jugar en el nuevo mundo, más individualizado y, por tanto, más exigente
335 d.C. (Constantino). Loba ama- con las técnicas adivinatorias que puedan mejorar su modus uiuendi y mejor
mantando a Rómulo y Remo con
dos estrellas sobre ellos. dispuesto a aceptar predicciones inmediatas que no estén sometidas al capri-
cho de unos dioses humanizados como eran los del panteón grecorromano.
Manilio, el poeta astrólogo de la época de Tiberio, que nos ha dejado el primer
manual latino conservado sobre el tema (Astronomia), inicia su obra invocan-
do precisamente al dios de la técnica (evoca además con ello tal vez el nombre
de uno de los iniciadores de la doctrina astrológica, Hermes Trismegisto), al
mensajero Mercurio para que le transmita todos los secretos sobre el funcio-
namiento del Universo necesario para conocer y controlar sus leyes:

«Tú, Cilenio, fuiste el iniciador y el inspirador de ese conocimiento sagrado


Fig. 34. Sólido de oro (4.44 gr.). Ceca de Ticinum. Constantino Figura 35. Doble maiorina de tan importante; tú hiciste conocer más profundamente tanto el cielo como
I sentado cogiendo la rueda del Zodíaco. RIC 54. Numismatica Juliano (AE24). Reverso con las estrellas, a in de que se ampliase la visión del universo, fuesen dignos de
Ars Classica. toro y dos estrellas sobre él,
una entre los cuernos (Marte?) veneración no sólo el aspecto exterior, sino también el poder mismo sobre
y otra sobre la cerviz (Venus?)
probable configuración de fi- las cosas, y conociesen los pueblos hasta qué punto el dios es inmenso» (I,
nales de abril del 360, antes de 30-39, trad. F. Calero y Mª J. Echarte).
la conjunción del 4 de mayo.

El mismo poeta, bastante más adelante, se dispone de forma todavía


pueden interpretarse en esta época como Géminis (ig. 33); o que hace valer más entusiasta (y pertinente para nuestro tema concreto) a exaltar el presti-
su control victorioso del Universo sentado en su trono delante de un cír- gio de su profesión y entra de lleno en el análisis de la superioridad de la as-
culo zodiacal y coronado por una Victoria (ig. 34). El último intento por trología sobre otras técnicas adivinatoria más tradicionales, como la oracular
rescatar la religión astral pagana de las redes providencialistas en que se iba o la haruspicina. El texto en cuestión merece también nuestra lectura:
sumiendo el Imperio mediatizado por obispos y clérigos es Juliano que ini-
cia su breve reinado con esta discutida maiorina de bronce (ig. 35) donde
«Para estas acciones tan importantes pido la conianza que con frecuencia
las dos estrellas sobre el toro podrían representar a Marte y Venus en Tauro
reciben las aves y las entrañas temblorosas en el pecho de los animales.
(coniguración de inales de abril del 360 d.C. tal vez interpretada como un ¿Acaso es menos importante encontrar la explicación de las cosas por me-
anuncio de su futuro: Faintich 2008: 83-84). Si así es, estamos ante el canto dio de los signos sagrados, que hacerlo con la muerte de animales o con el
de cisne de la astrología en cuanto referente religioso y político del Imperio. canto de las aves? Por eso dios mismo no niega a la tierra la contemplación

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

del cielo, sino que descubre su aspecto y su ser por medio de su continua
revolución, mostrándose a sí mismo una y otra vez para poder ser bien co-
nocido, y enseñar a los que lo ven cómo se mueve, así como para obligarles
a observar sus leyes. El propio universo invita a nuestros espíritus hacia las
estrellas, y no consiente, al no ocultarlas, que sus leyes queden en la oscuri-
dad. ¿Quién podría pensar que es una irreverencia conocer lo que se puede
contemplar?» (IV, 911-922).

La astrología se propone de este modo a sí misma como alternativa,


tanto religiosa como cientíica, para el conocimiento del futuro (más res-
petuosa con el medio como dirían nuestros ecologistas defensores de los
animales) y busca en las estrellas todos los condicionamientos celestes de
la profesión misma. Hasta con la tradicional hepatoscopia que remonta a
Mesopotamia y encuentra su más reinada expresión plástica en el hígado
etrusco de Piacenza (véase capítulo I.4.4.1), se atreve esta ciencia avalada por
la autoridad de las matemáticas. En un texto recogido por Hefestión de Tebas
se mencionan las adscripciones planetarias del hígado, estableciendo asom-
brosas coincidencias con las divinidades que presiden las partes del etrusco,
un texto que ya hemos comentado en otra ocasión59, pero que merece que
leamos de nuevo aquí, teniendo a la vista la imagen que reproducimos y en la
que se indican los diferentes planetas que rigen sus regiones (ig. 36):

«Las partes del hígado están distribuidas entre los planetas y el círculo zo-
diacal de este modo: Al Sol corresponderán las regiones del corazón, las
que van desde el corazón hasta el vientre, el hombro derecho, la vesícula
derecha, y los caliciformes o gemelos. A la Luna la membrana del corazón,
el hombro izquierdo y la vesícula izquierda (puesto que cuando la diosa se
encuentra en creciente o menguante, se encuentran en la misma situación
la vesícula y el bazo); A Saturno, las venas de los miembros que circundan
la raíz (del hígado), la mesa izquierda y la parte opuesta izquierda (preci-
samente la mesa del corazón); A Júpiter, la región de la vejiga y la cabeza
Fig. 36. Hígado etrusco de Piacenza en el que hemos situado los signos de los planetas donde figuran
los nombres etruscos de los dioses correspondientes.

59 Pérez Jiménez 2005: 168-176. Obsérvese en la parte superior de la igura 35 cómo el Sol (usils) ocupa la
parte derecha y la Luna (tiv) la parte izquierda. Los nombres etruscos correspondientes están escritos en
el reverso.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

derecha. A Marte, la elevación y la hoz derecha, también llamada bastión y Obsérvese el orden de todos estos oicios generados por la conigura-
cuchillo, y las partes derechas e izquierdas de las puertas. A Venus, la cabeza ción de ambos planetas y el puesto que ocupan los astrólogos, junto a los
y las cubiertas del hígado y el pulmón. A Mercurio, las dos orejas del cora- geómetras y matemáticos (probablemente aquí en el sentido de astrónomos)
zón, las manos y la boca del hígado y de las dos regiones comunes llamadas y delante de los magos sacerdotes que abren la relación de técnicas adivi-
caminos, las que están cerca de las puertas» (Heph., Astr., III, 6, 15). natorias. Como vemos en este texto y como demuestra un sondeo por los
manuales antiguos de astrología grecorromana, la ciencia astral somete a su
ineluctable control todas las formas de adivinación antiguas y los planetas
Pero no sólo el arte adivinatorio en su conjunto o, como en el caso antes más implicados en el ámbito de la religión se convierten en responsables
mencionado, algunas de sus especialidades, sino incluso los profesionales del nacimiento de estos profesionales del futuro. La terminología60 con su
del mismo en todas sus variedades quedan desde ahora sometidos al movi- variedad y riqueza demuestra esa apropiación completa de la capacidad pre-
miento mecánico de los astros. La astrología y los astrólogos pasan a formar dictoria, ahora explicada, no por la inspiración o la posesión divina, sino
parte de este modo del saber más antiguo y fascinante para los hombres, por la naturaleza pretendidamente física de los planetas responsables de ello
curiosos siempre tanto del pasado como, sobre todo, de lo que pueda depa- y por las relaciones matemáticas que se establecen en un momento preciso
rarles el futuro. En los largos catálogos de los textos astrológicos la encon- y en un lugar concreto (el del nacimiento del adivino) entre esos planetas
traremos mencionada junto a otros métodos de adivinación (la inspiración y su paso por determinados signos zodiacales; o, incluso, por la aparición
profética, la necromancia, la lecanomancia, la palmomancia, la observación de constelaciones extrazodiacales (los paranatéllonta) a las que la historia
de las aves, la orinomancia y la haruspicina) y convertida en la reina de to- mitológica de las iguras que las representa les ha dado esa capacidad de
das estas disciplinas. Lo podemos leer, por ejemplo, en este texto del Pseudo predecir el mañana. Palabras generales que se reieren a la inspiración divina
Manetón, cuyo poema, aunque redactado entre el siglo II y IV, está inspirado (pero como resultado de la inluencia astral) son habituales: ἀποφθεγγόμενοι
en doctrinas más antiguas, remontando a los textos alejandrinos de Hermes (“inspirados”) ἐγκατόχοι, κατόχοι (“poseídos”), ἐκστακτικοί (“indivíduos
Trismegisto y de Nequepso y Petosiris. De nuevo aquí la divinidad que inspi- en éxtasis”), ἐνθεαστικοί, ἔνθεοι, ἐνθουσιασμοί, θεόληπτοι, θεοφορούμενοι,
ra estos saberes proféticos es el planeta de Hermes, Mercurio, en connivencia μανιώδεις, enthei (todos ellos signiicando la posesión divina); o también los
con Venus y a su paso por los signos zodiacales: que denotan la propia profesión profética ya sea espontánea (προφήτορες,
προφῆται, φοιβηταί, φοιβαστικοί, φοιβαζόμενοι (“inspirados por Apolo”),
πτωματικοί, πτωματισμοί, prophetae) o institucionalizada como parte de la
«Cuando el resplandeciente astro del cilenio Hermaón religión (θεσπισταί, μαντεία, μαντική, μάντεις, μαντοσύνη, ἱερομάντεις, di-
alcanza con sus rayos al lucífero de la brillante Citerea, vinatores, deorum interpretes, praecantatores, praeuaticinantes futura, vates,
y con sus ojos puestos en el estrellado cielo signorum dissolutores, uaticinatores, uaticinium). Y, por supuesto, no quedan
siguen el curvo paso de los dodecatemorios, de los mortales al margen de esta inluencia todas las especialidades arriba mencionadas, de
cuyos oiciantes encontramos variedad de denominaciones que no vale la
indican que aparecerán geómetras y matemáticos,
pena repetir aquí de nuevo. Tan solo citaremos, pues es obligado en nuestro
astrólogos y magos oiciantes de sacriicios; buenos adivinos, tema, los de los adivinos cientíicos que, en este contexto reciben títulos tan
observadores de las aves e infalibles hidromantes hace, prestigiosos como los de ἀστρολόγοι (ἀστρολογικοί), astrologi, ἀστρόνομοι o
a quienes da crédito la lecanoscopia o la necromancia» μαθηματικοί y, su técnica, los de μάθησις, matheseos periti, mathematici.
(Maneth., IV, 206-213). 60 Que recogemos con profusión en un trabajo que, después de seis años verá la luz probablemente en 2014,
en prensa (a).

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

4. Planetas y constelaciones de la adivinación nen en diicultades con su lengua y con sus oídos; lo mismo sucede con
Mercurio en las casas o límites de Saturno, pero hace también adivinos,
Pero ¿cuáles son los astros responsables de tan amplio listado de pro- oiciantes de sacriicios, observadores de las aves, que se ganan la vida con
fesiones adivinatorias? Naturalmente, como ya podemos imaginar por los su propio esfuerzo» (Doroth., II, 29, 6: 357 Pingree).
textos de Manilio con que comenzamos este capítulo, el primero y más im-
portante es Mercurio, el planeta de Hermes que, en la versión divina del
egipcio hot o de Hermes Trismegisto, pasa por ser el iniciador de la doctri- Naturalmente, también el dios de la religión, el Sol, tiene competen-
na astrológica misma. Su papel en el campo de la adivinación está claro en el cia sobre los adivinos, especialmente en coniguración con Venus, planeta
siguiente texto de Retorio (probablemente tomado de Antíoco): que aporta en cualquier arte los aspectos positivos, estéticos incluso, de su
método y de su práctica. De ello vuelve a ser testimonio Doroteo de Sidón
«Si Mercurio se encuentra en un lugar bueno, sobre todo si se trata de una cuando atribuye al Sol en las casas o términos de Venus el nacimiento de
casa de Saturno, libre de los rayos del sol y en coniguración con Júpiter, adivinos, decidores de oráculos e intérpretes de sueños (Doroth., II, 33, 47:
Saturno y Marte, hace astrólogos, adivinos y sacerdotes. Y si se da el caso 361 Pingree). Ahora bien, la profesión oracular no es sólo cosa de uno o dos
de que Saturno se encuentra en el horóscopo, en una casa de Mercurio, o planetas, sino que a veces intervienen varios (aportando cada cual su espe-
Mercurio está en el horóscopo, hace astrólogos para siempre» (Rhet., De cial inluencia) para crear un buen adivino.
artibus 76, CCAG VIII 4 [1922]: 214-215). Así, en otro texto del mismo autor están implicados de nuevo los favora-
bles Venus y Júpiter con el astro de la noche, la Luna, para producir decidores
Y es que ya la historia del dios, inteligente, inventor, experimentado en de oráculos y adivinos en general (Doroth., II, 24, 37: 363 Pingree).
recorrer el Universo como mensajero divino y encargado incluso de traspa- En cuanto a los signos, en general inluyen en el nacimiento o la pro-
sar los límites del mundo de los vivos en su función como dios conductor de fesión de los adivinos los domicilios o signos que tienen relación especial
las almas (psicopompo) al otro mundo, daba al planeta bastantes puntos fa- con los planetas más implicados, a saber, Mercurio y Saturno. Así los astró-
vorables para convertirse en el principal hacedor de personal religioso y sus logos se atribuyen normalmente a Géminis y Virgo (casas de Mercurio) o a
asimilados, entre los que naturalmente están los adivinos y los magos (vid. Capricornio y Libra, el primero por ser casa de Saturno y el segundo porque
Pérez Jiménez, 2006). El carácter oculto de la materia sometida a predicción es su exaltación. Pero en estos dos casos habría que contar también con una
(referida toda ella al futuro), que es una de las razones por las que Mercurio creencia extendida entre los astrólogos antiguos de que los signos trópicos
es preeminente en este campo, como acabamos de decir, hace que comparta son especialmente favorables para las predicciones. No comparte esta opi-
con él méritos en el mismo terreno el otro planeta más esotérico, Saturno, nión, sin embargo, el poeta Ammón, cuando dice que en los signos trópicos
tal como precisa el texto citado arriba. Dios de la vejez, próximo a la muerte, los oráculos y sueños son de poco iar (una crítica que hay que poner en
de la que su eigie de divinidad agrícola romana con la guadaña acabó en relación con la condición cambiante de estos signos, como ya indicamos a
símbolo inequívoco, el planeta está implicado en muchas prescripciones de propósito de los tres cuadrados zodiacales). Ya en particular, hay un texto de
los astrólogos a propósito de adivinos y adivinación. Está colaboración está Hefestión muy interesante para nuestro tema, pues atribuye distintas espe-
clara en textos técnicos como el siguiente de Doroteo de Sidón: cialidades adivinatorias al paso de la luna por diferentes signos; como era de
esperar, la naturaleza de esas especialidades tiene que ver normalmente con
«Saturno en las casas o términos de Mercurio produce personas que se la prosopografía de los signos implicados o con sus cualidades astrológicas.
ocultan, sabedores de secretos, expuestos por ello a peligros y que nos po- Dice así:

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

«Particularmente también cuando la luna llega al lugar de las actividades, VIII 17-30 de Fírmico Materno que sin duda derivan de un manual griego
abandonando en su marcha la conjunción en compañía de Mercurio, en hermético probablemente del siglo II o I a.C. Éste en concreto parece es-
Tauro, Capricornio y Cáncer produce adivinos, oficiantes de sacrificios y tar traduciendo el tratado hermético Myriogenesis. La doctrina debió ser
lecanomantes; si está en Sagitario y Piscis, nigromantes y removedores de muy popular entre los receptores árabes y bizantinos de la astrología gre-
espíritus; en Virgo y Escorpio, magos, astrólogos, decidores de oráculos corromana, pues la encontramos recogida en los manuscritos astrológicos
y expertos en pronósticos; y en Libra, Aries y Leo, inspirados, perjuros e alfonsíes con precisiones iconográficas que han dado como resultado el
intérpretes de sueños» (Heph. Astr., II 19). Astrolabium planum de Johannes Angelus (XV), inspirador de la decora-
ción astrológica de palacios renacentistas italianos como la del Palazzo de-
lla Ragione de Padua. A esta obra, en la versión alemana que leemos en el
Para empezar, observemos que se habla otra vez de Mercurio, ahora Codex Palatinus Germanicus 832, BL 36-83 de la Biblioteca Universitaria
como acompañante de la Luna, pues este es el planeta de la adivinación. de Heidelberg (XV) pertenece las imagen que reproducimos por su perti-
En cuanto a los signos, Tauro puede ser motivo para que nazcan ofician- nencia para nuestro tema (fig. 37). Pues bien, entre las constelaciones a que
tes de sacrificios (pues el toro es una víctima habitual en ellos), mientras nos referimos, algunas tienen que ver con la adivinación por la vincula-
que Capricornio y Cáncer son signos trópicos, favorables por tanto a la ción religiosa (como el Altar, la Lira y el Trípode, asociados al dios Apolo),
adivinación en general. La lecanomancia (adivinación con la ayuda de un instrumental (Aquila, Corvus) o incluso profesional (Uranoscopus) con la
lebrillo) tiene que ver tal vez con el carácter acuático de Cáncer. En cuanto mántica. Otras, por el temperamento mercurial o/y saturniano de sus es-
a Sagitario y Piscis, la relación que se establece entre la nigromancia y estos trellas, como es el caso de Orión (naturaleza de Marte y Mercurio o de
signos quizá haya que explicarla por la que se establece en otro texto con- Júpiter y Saturno), Bootes (temperamento de Mercurio), Cratera (tempe-
cerniente a la consagración de estatuas de dioses con Serapis61 (Sagitario) y ramento de Venus y Mercurio), Lira (Mercurio y Venus) y Cisne (Mercurio
con Osiris (Piscis), ambos ligados al mundo de los muertos. y Venus). Y otras, por estar ligadas a signos o términos (Ibis, que aparece
Por último, entre los paranatéllonta hay constelaciones especialmente en 4º-10º de Acuario, términos de Mercurio) especialmente influyentes en
favorables por su identidad, por su naturaleza planetaria62, o por su mi- este terreno, como (también) Bootes, que se vincula a 4º Virgo y explica
tología, para las artes adivinatorias. Las influencias adivinatorias debidas también el nacimiento de astrólogos en 29º Libra. Leamos, como ejemplo,
a estos paranatéllonta permiten explicar en parte, además, los catálogos lo que nos dice Manilio en su descripción sobre el Altar y Teucro a propó-
astrológicos que atribuyen a la ascensión de determinados grados de cier- sito del Trípode, la Cítara y la Cratera.
tos signos el nacimiento de profesionales de la actividad oracular. Estos Con respecto al Altar, el poeta romano lo considera paranátellon de
catálogos, de los que tenemos noticia a partir de Teucro de Babilonia, han Escorpio63:
conformado parte de la doctrina astrológica del Liber Hermetis y del libro

61 Heph., Astr., III, 7, 13-18 (cf. Pérez Jiménez 2007). Serapis es un dios que, aunque toma desde su origen «¿Qué aparece en la zona de Escorpio cuando apenas ha arrastrado su
la personalidad de Zeus, nunca perdió totalmente la relación con el mundo de los muertos que le venía octavo grado? El Altar que lleva incienso en sus estrellas semejantes al
tanto por su identiicación originaria con Hades (en monedas de época romana todavía aparece con el
cancerbero) como con el mismo Osiris del que los etimólogos derivaban la primera parte de su nombre. fuego; en él cayeron en tiempos pasados los Gigantes, que habían recibido
Y Osiris es una divinidad ligada al mundo de los muertos.
esa maldición, y Júpiter no armó su derecha con el violento rayo antes de
62 Hay toda una literatura que atribuye a las constelaciones rasgos relacionados con los planetas (general-
mente basados en percepciones visuales, como el brillo, el color o el tamaño de algunas de sus estrellas). presentarse él mismo como sacerdote delante de los dioses. Estas salidas
Textos en los que se exponen sistemáticamente estas cualidades son, por ejemplo, los del Anónimo del
379 (CCAG V1 [1904]: 196-206) y de Retorio, 58 (CCAG VIII 4 [1922]: 174-182) o los cap. I 4-5 de
Hefestión. 63 Sobre el problema de adscripción a distintos signos, cf. Pérez Jiménez 2011: 328-334.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

formarán, con preferencia, a los que se ocupan de los templos, sacerdotes,


ministros encargados del tercer grado, cantores que veneran a las divi-
nidades con su voz sagrada, y casi dioses, esto es, los que pueden ver el
futuro» (V, 339-347; cf. Pérez Jiménez 2011: 338-345).

El reflejo de estas influencias, por lo que concierne a la adivinación,


es evidente en los grados que otros textos ligan a su ascensión en diferen-
tes signos, como vemos, por ejemplo, en la imagen de Angelus, referida al
grado 11 de Géminis (fig. 37) que da nacimiento a augures.
En cuanto a la Lira, la Cratera y el Trípode, es muy elocuente el texto
de Teucro de Babilonia y del Liber Hermetis donde se indican expresamen-
te sus propiedades adivinatorias:

«Hasta el grado veinticinco (sc. de Géminis) el Trípode, la Cítara y la


Cratera (hacen nacer) adivinos, intérpretes de sueños, médicos, poetas,
gramáticos, citaristas, personas con una buena mezcla de prudencia, go-
bernantes, piadosos y sacerdotes» (Teucr., II, 3,10: 113 Hübner 1995).

Está claro que se com-


binan aquí las propiedades
del signo (casa nocturna
de Mercurio) con las de las
constelaciones. De ellas, sin
duda la que más aporta al
campo de la mántica es el
Trípode, aunque también
la Cítara, pues ambas son
atributo de Apolo, dios de
la adivinación, como vemos Fig. 38. Estatera de plata emitida por la Anfictonía de Delfos
en esta bella moneda délfi- (c. 336-334 a.C.). En el anverso, Deméter. En el reverso,
Apolo Pitio, laureado y vestido con chitón, sentado en el
ca del siglo IV a.C. (fig. 38); ómphalos, con la cítara. A la izq. el trípode. Ref. Gulbenkian
Fig. 37. Grado 11 Geminis en horóscopo (Codex Palatinus Germanicus 832, BL 36-83 de la más difícil es la función al 487, Kinns, Amphictionic O3/R6, Svoronos, Delphi, 32.
Licencia wikicommos: Classical Numismatic Group, Inc.
Biblioteca Universitaria de Heidelberg (XV), fol. 85v. = Johannes Angelus, Astrolabium planum,
Augsburgo, 1488: Aquila super tres pullos suos uolans. Homo augurium exercens). respecto de la Cratera, que http://www.cngcoins.com

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

podría compartir esas propiedades por su temperamento mercurial o bien combinan y sirven a los astrólogos para explicar a sus clientes la razón de sus
por la relación de la copa con ciertos métodos de adivinación (hidromancia, dotes adivinatorias en un momento dado de su vida o con validez para toda
lecanomancia, etc.)64. ella. En concreto analizaremos dos horóscopos de Vetio Valente.
En in, la casuística es enorme y los ejemplos expuestos son ya sui-
cientemente ilustrativos. Pasemos, pues, al último elemento de la doctrina
5.1. Neugebauer-Van Hoesen: 104 (Nº L 108, III, de 28-3-108) (ig.39)
astrológica implicado en este mundo de la adivinación.
El primero se reiere a un nacimiento del 28 de marzo del 108 d.C. y se
encuentra en el libro II del manual de Vetio Valente (II 37.70-73). El texto
5. Los lugares de la dodecátropos griego dice así
Entre los lugares de la dodecátropos destaca sobre los demás, como es
lógico, la casa novena, que tiene que ver en general con la religión, en la que
«Ἄλλη. Ἥλιος, Ἑρμῆς Κριῷ, Σελήνη Ἰχθύσιν, Κρόνος, ὡροσκόπος ὑδροχόῳ,
están integradas estas actividades. Ya lo dice Vetio Valente, cuando describe
Ἄρης, Ἀφροδίτη Ταύρῳ, Ζεὺς Ζυγῷ. κλῆρος τύχης Ἰχθύσιν, κλῆρος δαίμονος
sus propiedades, como lugar del extranjero, del dios, del rey, de la mántica y
Αἰγοκέρωτι. ὁ τοιοῦτος θεόληπτος, μανιώδης. ὁ κύριος τοῦ κλήρου, Ζεύς, εἰς
de la técnica oracular y, después de él otros textos, como los tratados hermé-
τὸν περὶ θεοῦ, Ζυγόν· ὁ τοῦ δαίμονος κύριος, Κρόνος, ὡροσκόπῳ· εὑρέθη δὲ καὶ
ticos y Pablo de Alejandría (IV, 15; cf. Pérez Jiménez 2013: 241-242).
Ἀφροδίτη ἐν τῷ ὑπογείῳ». Y he aquí nuestra traducción:
En cuanto a los demás, Valente atribuye en el mismo texto iguales pro-
«Otro. Sol, Mercurio en Aries, Luna en Piscis, Saturno, horóscopo en Acuario,
piedades al lugar tercero (diametral con el noveno y tutelado por la diosa, la
Marte, Venus en Tauro, Júpiter en Libra. La suerte de la fortuna en Piscis, la
Luna; Vett. Val., I, 15, 1-2) y las competencias mánticas que también Valente
suerte del demon en Capricornio. Tal individuo fue poseído por un dios, enlo-
asigna al undécimo tienen que ver con el papel desempeñado en este sentido
quecido. El señor de la fortuna, Júpiter, en el lugar del Dios, Libra; el señor del
por su planeta (Júpiter) (Vett. Val., IX, 3, 17). Las prescripciones mánticas re-
demon, Saturno, en el horóscopo;
feridas a otros lugares tienen que ver más que con las cualidades de éstos con
y se encontró también Venus en el
la naturaleza de los planetas que transitan o están en aspecto con ellos. Así
bajo cielo».
en el ascendente la luna llena con Mercurio en ángulo y Saturno interirien-
do en esa coniguración da como resultado augures, astrónomos, astrólogos,
adivinos, observadores de aves, intérpretes de sueños, etc. (Liber Hermetis Aunque el comentarista es
XXVI 77). Saturno y Marte en el horóscopo con el Sol y Venus en el sexto, te- poco explícito respecto del signifi-
nemos nigromantes y astrólogos. También puede tener importancia el cuar- cado de las posiciones de todos los
to, pues Saturno con Marte o la Luna en conjunción en ese lugar producen planetas en este horóscopo, alguna
efectos relacionados con la mántica (Vett. Val., II 43 y, excepcionalmente, en indicación precisa indica la im-
el sexto hay efectos similares cuando lo transitan Júpiter y Mercurio, espe- portancia de sus configuraciones
cialmente por la noche (Firm., Math. 3.10,8) (cf. Pérez Jiménez, en prensa para el nacimiento de un adivino
[a]). Veamos por último con algunos ejemplos prácticos cómo estos elemen- y persona relacionada con la reli-
tos astrológicos (planetas, signos, suertes y lugares de la dodecátropos) se gión. El tránsito de Júpiter por la
casa novena sugiere la vinculación Fig. 39. Horóscopo de adivino (Vett. Val., II 37.70-73).
64 Sobre el tema, véase Hübner 1995a, II: 25-26 (cf. Pérez Jiménez, en prensa[a]).

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

profesional de este individuo con el ámbito divino, tanto por la casa en la 5.2. Horóscopo L118 de Neugebauer & Hoesen (ig. 40)
que se encuentra (la de la religión) (cf. Pérez Jiménez 2013: 251-253) como
El otro horóscopo que vamos a comentar se encuentra también en el
por el carácter institucional que coniere el planeta. Sucede además que se
libro II de Valente (Val., II, 37, 31-34) y es del 26 de noviembre del 118 d.C.,
encuentra en el domicilio diurno de Venus, Libra, que por ser uno de los
aunque tiene una variante que se reiere al planeta Saturno en Val., VII, 3,
signos trópicos tiene que ver con la mántica. El protagonismo de Júpiter se
23-29. Veamos la versión principal:
subraya también por el hecho de ser planeta tutelar del signo (Piscis) en el
que se encuentra la suerte de la fortuna y la propia luna. En cuanto al Sol y
Mercurio, ambos en conjunción, se encuentran en el lugar tercero que com- «Ἄλλη. Ἥλιος Ἀφροδίτη, Ἄρης, Τοξότῃ, Σελήνη Ζυγῷ, Κρόνος Καρκίνῳ,
parte con el lugar noveno (como decía Vetio Valente) las inluencias mánti- Ζεὺς Παρθένῳ, Ἑρμῆς Σκορπίῳ, ὡροσκόπος Αἰγοκέρωτι. 32 κλῆρος
cas. Positivo es por otra parte que Venus se encuentre en su domicilio (en el Σκορπίῳ· ἐσινώθη τὸ μόριον. 33 ὁ κύριος τοῦ Σκορπίου ἐν Τοξότῃ γέγονεν·
bajo cielo) un lugar que da solidez al horóscopo no sólo por la naturaleza de φαλακρὸς καὶ πηρὸς διὰ τὴν ἀκίδα. 34 Ζεὺς δὲ ὁ κύριος Ἄρεως καὶ τοῦ
δαίμονος ἐν τῷ περὶ θεοῦ τόπῳ εὑρεθεὶς ἐποίησεν ἀναβλέψαι διὰ θεοῦ·
la casa (fundamento de cualquier actividad), sino por tratarse en este caso
γέγονε δὲ καὶ χρησμοδότης.»
de un signo sólido y térreo. Contribuye por último al futuro mántico del na-
cido con esta carta astral la posición del otro gran planeta implicado en este «Otro. Sol, Venus, Marte en Sagitario, Luna en Libra, Saturno en Cáncer,
ámbito, Saturno, que no sólo está en el horóscopo, sino que también es se- Júpiter en Virgo, Mercurio en Escorpio, el horóscopo en Capricornio. 32. La
ñor del signo que lo ocupa (Acuario es su casa nocturna), así como de aquél Suerte (de la fortuna) en Escorpio: sufrió una afección en el miembro. 33.
(Capricornio, su casa diurna) en el que cae la otra suerte importante por su El señor de Escorpio está situado en Sagitario; calvo y ciego por causa de la
punta65. 34. Pero Júpiter, el señor de Marte y del demon, al encontrarse en
carácter religioso, el Δαίμων, y que, para mayor abundancia también es el
el lugar del Dios, hizo que recuperara la vista gracias al dios; ha resultado
lugar de la dodecátropos regido por este planeta. Ahora bien, la relevancia
también dador de oráculos».
que las coniguraciones planetarias dan a Saturno (en cuadrado por otra
parte con Marte) hacen que el origen y manifestación de las habilidades
profesionales de este adivino no También aquí las posiciones de los planetas y las coniguraciones (espe-
sean todo lo ortodoxas que sería cialmente las de Júpiter) explican bien el futuro de este posible adivino. La
deseable y que emita sus prediccio- conjunción del Sol con Venus y Marte en Sagitario (y en un lugar negativo
nes como un poseso (θεόληπτος) de la dodecátropos como es el duodécimo, regido por Saturno) afecta tanto
enloquecido (μανιώδης); pero en a los problemas venéreos del individuo (motivados por la relación Venus-
cualquier caso, la acción negativa Marte) como a su ceguera (motivada por el Sol en esa posición). El problema
de Saturno que, como acabamos
de decir, afecta al perfil mántico 65 Esta frase hay que referirla solamente y en sentido literal a Sagitario y probablemente aquí el astrólogo
tiene in mente el texto de Teucro de Babilonia concerniente a la descripción del signo (De duodecim sig-
del personaje, queda atenuada en nis, apud Retorio, CCAG, VII: 207), pues hay demasiadas coincidencias terminológicas. En efecto, allí se
parte por la configuración en tri- puede leer que Sagitario causa individuos calvos (φαλακρούς) ο que viven en la sombra, epilépticos o que
sufren molestias o defectos de la vista (φθαλμ ν πόνους πηρώσεις πομένοντας) a causa de la punta (se
plicidad con Júpiter y, porque la entiende de la lecha del Sagitario: δι τ ν κίδα); en el texto de Teucro está claro que el valor del acusativo
es causal y no espacial, ya que otras inluencias negativas las atribuye en una construcción paralela a los
cuadratura con Marte también lo paranatéllonta del signo: caídas desde alturas a causa del Desgraciado (π ψους πτώσεις δι τ ν Τάλανα, para
es con el planeta favorable Venus la identiicación de este personaje, tal vez Atlas o Talos, cf. Hübner, 1995, II, p. 70) o riesgo por causa de
cuadrúpedos o pérdidas de miembros o daño por ieras a causa de Cefeo (π τετραπόδων κίνδυνον μελ
que, encima, se encuentra en su ν ποβολ ς π θηρίων δικίας δι τ ν Κηφέα). Nos apartamos así de nuestra interpretación anterior (2013, p.
domicilio nocturno. Fig. 40. Horóscopo de adivino (Vett. Val., II 37.31-34).
253) en que dábamos un sentido igurado a δι τ ν κίδα (= glande) y considerábamos su frase complemen-
taria de la anterior en la que se atribuye al nacido con este horóscopo una enfermedad venérea.

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

de su sexo se agudiza por el hecho de que Mercurio (sexualmente ambiguo) bien, no causan daño, quedándose su inluencia sólo en principios de en-
y la suerte de la fortuna caen en Escorpio, signo que en la melotesia rige fermedad y en daños temporales. 36. Y si acaso los señores de la suerte de
precisamente los órganos sexuales. Aunque el astrólogo no comenta nada la fortuna o del demon casualmente están interceptados por maléicos o en
al respecto (se limita a enunciar los resultados de ambas coniguraciones aspecto con ellos, dan nacimiento a individuos inspirados o enloquecidos
inmediatamente después de la descripción), la teoría general evidencia la re- relacionados con pronósticos».
lación causa-efecto. Importante es de nuevo la presencia de Júpiter en la casa
novena. El comentarista señala que su posición favorable (triplicidad con el De este comentario adicional no nos interesan a nosotros especial-
horóscopo) y el hecho de que sea señor del signo causante de los males del mente las inluencias negativas o positivas para la salud que se atribuyen
personaje al que se reiere la carta, permite una recuperación de éstos (sólo a los planetas benéicos en mala coniguración y a los maléicos en buena;
se alude a la ceguera, por ser señor del signo en que está también el δαίμων pero sí las que se recogen para los planetas benéicos señores de la fortuna
(en Piscis, e identiicado con el Sol, lo mismo que la fortuna se identiica o del demon en mala coniguración con planetas maléicos, cuyo resultado
con la Luna); pero lo que a nosotros más nos interesa es la frase (fue dador son adivinos enloquecidos. Es lo que ocurre precisamente en el horóscopo
de oráculos) con que se cierra la descripción del horóscopo. Teniendo en de Valente, II, 37, 70-73, donde (como hemos comentado en su momento)
cuenta la doctrina general relativa a las inluencias astrales en la mántica, Júpiter (señor de la fortuna) está en aspecto (aunque positivo, triplicidad)
hay diversos factores que concurren, además de la presencia de Júpiter en la con Saturno y con Marte (también positivo, sextil) y Saturno (señor del de-
casa novena: el horóscopo está en un signo trópico (Capricornio) que es casa mon) está en aspecto cuadrado con el otro planeta maléico, Marte Venus
diurna de Saturno, a su vez en otro signo trópico en el Occidente (Tauro); está en conjunción con Marte (aunque en su propia casa nocturna). Y es lo
y lo mismo sucede con la Luna, en el medio cielo, en Libra. Por otra parte, que ocurre también en el segundo horóscopo al que se añade el comentario;
la acción oracular de Mercurio (en la casa undécima) se realiza por su as- pues Júpiter (señor del demon, que está en Piscis) se encuentra en cuadratu-
pecto trigonal con el otro planeta implicado en la adivinación (Saturno) y ra con Marte (en Sagitario) y en aspecto sextil con Saturno (en Cáncer) o, en
por la triplicidad igualmente de Júpiter con el horóscopo, que es positiva. la versión diferente de Valente, VII,
Finalmente, la casa novena está representada precisamente por le signo más 3, 23-29 (ig. 41, donde Saturno está
favorable a la mántica, Virgo, casa diurna de Mercurio. colocado en Géminis), en cuadra-
Estas cuestiones (como las relativas al horóscopo analizado en el apar- tura también con éste; en cuanto a
tado 6.1) no son indicadas en detalle por Valente; sin embargo, también a Marte, señor de la fortuna, no tie-
aquél le son aplicables algunas notas (II, 37, 35-36) que el astrólogo da a ne coniguración con Saturno en la
propósito del segundo horóscopo: versión de II, 37, 31-40, comentada
por nosotros, pero sí (cuadratura y
oposición) en la modiicada de VII;
«Ὅθεν καὶ οἱ ἀγαθοποιοὶ σίνεσι καὶ πάθεσι περιτρέπουσι κακῶς πεσόντες de modo que, a la vista de estos da-
καὶ οἱ κακοποιοὶ καλῶς ἀσινεῖς, αἰτίας μόνον καὶ χρονικὰ ἐμποιοῦντες. 36
tos, incluso podemos formular la
ἐὰν δέ πως οἱ κυριεύσαντες κλήρου ἢ δαίμονος ἐν τῷ θεῷ ἢ τῇ θεᾷ τύχωσιν
ὑπὸ κακοποιῶν ἐναπειλημμένοι ἢ μαρτυρούμενοι, ἀποφθεγγομένους ἢ
hipótesis de que el astrólogo de esa
μανιώδεις ἢ προγνωστικοὺς ἀποτελοῦσιν». versión alternativa tal vez modiicó
la posición de Saturno para ajustar-
«Se deduce de este horóscopo que también los planetas benéicos nos afec- se mejor a la doctrina de Valente II,
tan con desgracias y sufrimientos cuando caen mal y los maléicos, si caen 37, 36.
Fig. 41. Horóscopo de la fig. 40 con variante en la
posición de Saturno (Vett. Val., VII 3.23-29).

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo RELIGIÓN, ADIVINACIÓN Y ADIVINOS BAJO LA INFLUENCIA DE LOS ASTROS

6. Síntesis y conclusión a modo de epílogo fue la de los oráculos, con la que Delfos controló casi toda la actividad eco-
nómica, política, militar y, con frecuencia, individual de los griegos y en
A lo largo de estos dos capítulos dedicados a establecer la relación de parte de los romanos; y que, como fue el caso del oráculo de Amón en Siwa,
la astrología con la mántica en el mundo antiguo hemos podido compro- contribuyeron a la conformación de mitos históricos como el de Alejandro.
bar de qué modo una técnica puramente especulativa, pero que supo darse
aires de ciencia por su uso instrumental de la matemática y la astronomía, La astrología no atacó ciertamente la línea de flotación de esos orácu-
fue comiéndole terreno a los dioses y a sus oráculos hasta imponerse y lo- los ni de los adivinos que interpretaban la voluntad (a menudo caprichosa)
grar que todavía hoy se consulte a los astrólogos y hablemos de ella. de los dioses humanizados moradores en el Olimpo griego y en el Panteón
romano. Lo que hizo es apropiarse todos esos métodos de adivinación tra-
Era necesario, antes de afrontar el tema importantísimo de las impli- dicionales y someterlos a las leyes mecánicas del movimiento de los astros,
caciones religiosas de este método de adivinación, hablar, aunque fuera de al principio signos naturales de los dioses y luego sustitutos ellos mismos
forma sintética, sobre su nombre, su origen, sus fundamentos filosóficos, de esos dioses a los que pertenecían. Los textos son elocuentes, como lo
científicos y míticos y sobre sus practicantes y las doctrinas más elementa- son también las imágenes. Sus doctrinas empezaron a formar parte de los
les que conforman el sistema astrológico. Es lo que hemos tratado de hacer dogmas religiosos de la época helenístico-imperial y las esferas planetarias
con el segundo capítulo de este libro, prefiriendo la claridad a la erudición, junto con los signos del Zodíaco y algunas otras constelaciones, confor-
pero sin obviar algunas precisiones filológicas o científicas indispensables maron la geografía mística de sus escatologías. Las alegorías astrológicas
para el conocimiento de esta materia. Creo que el lector podrá seguir bien de los mitos antiguos, la religión de Mitra, de Isis y Serapis, de Isthar, de
el hilo de nuestra exposición, en tema tan difícil como es este, ayudado por Astarté, de los dioses heliopolitanos y los cultos al Sol y la Luna, nunca
las imágenes que la acompañan. olvidados en Oriente desde el auge cultural de Mesopotamia, prestigiaron
Pero el verdadero objetivo de estos dos capítulos era fijar la conexión la astrología como un método de interpretación más de aquellos o cola-
de la astrología con las tradiciones mánticas griegas. Una relación que, boraron con ella, éstas, acentuando los elementos astrales de sus dioses y
naturalmente, está en la misma esencia de su doctrina, pues también ella dogmas y facilitando así la difusión y transformación de esta nueva reli-
es un método de adivinación, aunque relativamente reciente en el mundo gión astral. En ella el pasado, el presente y el futuro ya no va a pertenecer
helénico. Antes del siglo IV/III a.C., época en la que empiezan a tener no- al capricho de unos seres sobrenaturales, incontrolables para los hombres;
ticias de la astrología caldea, los griegos contaban con una amplia práctica sino que, como establece Tolomeo, es el movimiento mecánico del Sol, de
adivinatoria, profundamente enraizada en su pensamiento religioso y par- la Luna y de los planetas en su recorrido eterno por el Zodíaco, lo que ex-
te muchas veces de sus rituales y del culto. Los adivinos acompañan a los plica cuanto sucede en la tierra; y quien sea capaz de conocer sus leyes a la
ejércitos (ya desde el Calcante de la Ilíada) y aconsejan a los gobernantes perfección conocerá sin atisbo de error el futuro, sin que por ello se sienta
en situaciones extremas (como el Tiresias de las tragedias); incluso ciertos obligado ante los dioses, pues su única condición es aplicar con rigor las
métodos de adivinación menos ortodoxos, como la nigromancia (tratar de leyes más exactas de la astronomía y de las matemáticas. Pero otra cosa
averiguar el porvenir por medio de los muertos) se encuentran en las fuen- va a ser la práctica y el uso que hagan los astrólogos de su método, para
tes más antiguas de la literatura griega (el propio Odiseo la practica por lucro personal o para conseguir puestos de influencia al lado de empera-
consejo de Circe) y no faltan otras formas de adivinación más próximas a la dores, reyes y gobernantes. Cumont, que remontaba la difusión de la astro-
que ha sido nuestro tema, como la observación del cielo (aves migratorias logía al reinado de los Tolomeos (desde el IV a.C.), busca en las estructu-
y constelaciones) para conocer la llegada de las estaciones (tal como hace ras económicas, sociales, política y religiosas de Alejandría los nombres y
Hesíodo en sus Trabajos y Días); pero la verdadera mántica institucional prescripciones astrológicas que llenan los tratados de época republicana e

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Adivinación y Astrología en el Mundo Antiguo

imperial grecorromana66. Y, en gran parte, las encuentra. Lo cierto es que


los planetas se apoderaron en los primeros siglos de nuestra Era no sólo
del futuro como tal de nuestra existencia, sino también de quienes podían
predecir ese futuro, ya fueran arúspices, augures, nigromantes, echadores
de suertes o dadores de oráculos. Todo se somete a las normas de los astros
y, aunque los nombres de los dioses siguen siendo los mismos (Afrodita,
Hermes, Zeus, Crono, Ares, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Marte y el
Sol y la Luna con la multiplicidad de epítetos que nos dejaron los poetas),
son los cuerpos celestes visibles y no sus patrones imaginarios los que con-
figuran nuestra vida con sus movimientos. Cuando un planeta está en tal
signo y otro en tal otro, si tienen aspecto con los planetas benéficos y no
interfiere ninguno maléfico, el viaje será productivo, se encontrará o no al
esclavo, nacerá un adivino, etc., etc. Todas las variedades de adivinación,
públicas y privadas, quedan subordinadas a la astrología. Y, con el triunfo
del Cristianismo, su prestigio no desaparecerá por completo. Los planetas
se transforman en demonios, el Sol en símbolo de Cristo, la Virgen se apro-
piará de las letanías que recibía la Luna en su personificación como Isis y
la estrella de Venus adornará con el Sol y con la Luna los frontones de las BIBLIOGRAFÍA
catedrales o mantendrá su antigua identidad planetaria, reconvertida en
Lucifer, fuente de todos los males. El Zodíaco se llena de santos y patriar-
cas o de ángeles y arcángeles, pero el carácter astral de la nueva religión
propiciada por la astrología quedará para siempre enraizada en la cultura
grecorromana hasta nuestros días. Quizá la clave de la supervivencia de
la astrología haya sido precisamente su imposibilidad como ciencia (pese
a los esfuerzos teoréticos de Tolomeo) y el hecho de tener que adaptarse,
por ello, como materia cultural y religiosa a las exigencias de una sociedad
en la que muchas veces (sobre todo con el poder temporal del cristianis-
mo) las tendencias irracionales y supersticiosas podían más que la verdad
científica sometida a comprobación. No en balde contó desde su ingreso
en la vida de Grecia con la colaboración de los filósofos y con la mitología
que, al enriquecer sus componentes especulativos, aseguraron su secular
existencia.

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den Römer, Leipzig.
Zehnacker, H. (1973), Moneta. Recherches sur l’organisation et l’art des
émissions monétaires de la République romaine (289- 31 av. J.-C.), 2
vols., Rome.
Zuesse, E. M. (2005), «Divination», ER2 4, pp. 375-382.

RESEÑAS BIOGRÁFICAS

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RESEÑAS BIOGRÁFICAS

José A. Delgado Delgado es profesor titular de Historia Antigua en la


Universidad de La Laguna. Doctorado en 1997 en la ULL, sus publicaciones
académicas se centran en la religión de los romanos, la adivinación clásica, la
historiografía de la Historia Antigua y la historia de África en la Antigüedad
y su entorno insular atlántico. Ha formado parte de distintos proyectos de
investigación de ámbito nacional e internacional en sus líneas de trabajo.
Actualmente colabora en la publicación del hesaurus Cultus et Rituum
Antiquorum, que aglutina a instituciones e investigadores de Alemania,
Austria, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Italia, Egipto, España, Polonia, Suiza
y Grecia. Desde el año 2004 dirige el Seminario (Extraordinario) de Historia
Antigua auspiciado por la Fundación Mapfre Guanarteme.

Aurelio Pérez-Jiménez es catedrático de Filología Griega en la


Universidad de Málaga. Doctorado en 1978 en la Universidad de Barcelona,
cuenta con numerosas publicaciones sobre Plutarco, mito, religión, tradición
clásica y astrología antigua. Ha fundado en la Universidad de Málaga la revista
MHNH, dedicada (desde el año 2001) a la investigación cientíica sobre Magia
y Astrología Antigua. Es Presidente de la Sociedad Española de Plutarquistas
desde su fundación (1987) y lo ha sido también de la International Plutarch
Society (trienio 2002-2005). Además es Coordinador de una Red Temática
Europea sobre Plutarco, integrada por Universidades de España, Portugal,
Italia, Bélgica, Francia y Suiza (desde 2009) y Vicepresidente de la Sociedad
Erasmiana de Málaga (desde 2008).

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