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SANTIAGO MONTERO

D ic c io n a r io
DE ADIVINOS,
MAGOS
Y ASTRÓLOGOS
D E LA
A n t ig ü e d a d

e d i t o r i a l t r o t t a
DICCIONARIO
D E A D I V I N O S,
MAGOS Y
ASTRÓLOGOS DE
LA ANTIGUEDAD

SANTIAGO
MONTERO
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Diccionario de adivinos, m agos
y astrólogos de la Antigüedad
Diccionario de adivinos, magos
y astrólogos de la Antigüedad

Santiago Montero

e d i t o r i a l t r o t t a
Esta obra ha sido publicada con ayuda de la Dirección General del Libro,
Archivos y Bibliotecas del M inisterio de Educación y Cultura

C O L E C C I Ó N P A R A D I G M A S
B i b t i o t o. c a d e C i e n c i a s d e ¡ a s R e l i g i o n e s

© Editorial Trotta, S.A., 1997


Sagasta, 33. 2 8 0 0 4 Madrid
Teléfono: 593 90 40
Fax: 593 91 11
E-mail: trotta@infornel.es
http://www.trotta.es

© Santiago Montero, 1997

Diseño
Joaquin Gallego

ISBN : 84-8164-161-8
Depósito Legal: VA-852/97

Impresión
Simancas Ediciones, S.A.
Pol. Ind. San Cristóbal
C / Estaño, parcela 152
4 7 0 1 2 Valladolid
CONTENIDO

Presentación......................................................................................... 9
Introducción........................................................................................ 13
Bibliografía.......................................................................................... 29
Adivinos, magos y astrólogos de la Antigüedad
(por orden alfabético)......................................................................... 41

7
PRESENTACIÓN

La extraordinaria importancia que las prácticas adivinatorias y mágicas


de la Antigüedad tuvieron no sólo en la religión, sino también en la
política, en el ejército o en la sociedad, contrasta sin embargo con los
escasos nombres de adivinos, astrólogos y magos conservados por las
fuentes.
Ya el Antiguo Testamento se refiere a innumerables «profetas», «vi­
dentes», «hombres de Dios» cuyos nombres, en la mayoría de los casos,
desconocemos.
Del mundo clásico greco-romano, sobre todo antes de la era cristia­
na, ignoramos los nombres de muchos adivinos, profetas y «hombres
divinos» como es el caso, por ejemplo, del «griego desconocido»
(graecus ignobilis) que según Livio introdujo en Roma la celebración de
las célebres Bacanales del 186 a.C.:

La cosa comenzó con la llegada a Etruria de un griego desconocido que no po­


seía ninguna de las muchas artes que difundió entre nosotros el más culto de los
pueblos para el cultivo de la mente y del cuerpo: una mezcla de practicante de
ritos y adivino; y no era de los que imbuyen el error en las mentes con unas
prácticas religiosas declaradas predicando abiertamente la doctrina de la que
viven, sino un maestro de ritos ocultos y nocturnos (Liv., X X X IX , 8, 3-4).

Las fuentes antiguas, intelectuales y conservadoras, mantuvieron


un «despreciable silencio», en expresión de Cracco Ruggini, hacia estos
hombres y mujeres, cuyos nombres citaban sólo cuando sus pronósticos
ponían en peligro los intereses del Estado de la aristocracia.
A finales del siglo n d.C., Clemente de Alejandría realiza una lista
de los más célebres adivinos griegos. Muchos de ellos, como Aristón de
Tesalia, Cleofonte de Corinto, Dionisio de Cartago, Nicias de Caristo,
Polícratres de Tasos o Timóxeno de Corcira son, sin embargo, para
nosotros sólo nombres.

9
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

Los magos son silenciados aun con más frecuencia, probablemente


a causa de la clandestinidad de sus prácticas, perseguidas casi siempre
por las autoridades políticas. Tampoco se conservan los nombres de las
pitias que a lo largo de un milenio emitieron desde el santuario de
Apolo en Delfos sus influyentes oráculos dirigidos a ciudades y particu­
lares.
Este diccionario nace precisamente de la necesidad de preservar y
tener reunidos bajo su forma biografiada aquellos nombres de los que
aún sabemos algo. Existen numerosas monografías sobre los grandes
santuarios oraculares (Delfos, Claros, Dídima, el Serapeion de Alejan­
dría, Praeneste, etc.), pero ningún trabajo ha recogido hasta la fecha los
nombres de los adivinos que ofrecían sus servicios itinerantemente. A
ellos, también por primera vez, se incorporan los de los magos y astró­
logos más influyentes de la Antigüedad.
Cronológicamente la obra comienza con la figura del profeta Ba-
laam, a finales del segundo milenio a.C., y concluye con Albicerio, adi­
vino de los primeros años del siglo v d.C. Otro de los objetivos del
presente diccionario ha sido, precisamente, mostrar la sincronía de adi­
vinos y magos greco-romanos y orientales, así como de sus respectivas
técnicas.
Desde el punto de vista geográfico se ha pretendido abarcar todas
las culturas del mundo antiguo. Es evidente que Grecia, con sus nume­
rosos santuarios oraculares y sus adivinos y magos itinerantes, ejerció
un indudable predominio en este ámbito; pero limitar nuestro diccio­
nario a la cultura griega hubiera dado una visión greco-céntrica y par­
cial muy alejada de la realidad. De aquí la inclusión, por ejemplo, de
profetas y videntes judíos, de hechiceras tesalias o africanas, de astrólo­
gos babilonios o egipcios o de harúspices etruscos.
Hace unos años, el gran estudioso francés R. Bloch escribía:

Como en todos los ámbitos de la investigación religiosa, el estudio de la adivina­


ción exige acudir constantemente al método comparativo, pues si el papel y el lugar
del adivino varía según el caso y si las técnicas de adivinación son numerosas, la
vida adivinatoria, en cambio, tiene en todas partes las mismas tendencias, las mis­
mas necesidades, y como la imaginación del hombre tiene sus límites hay muchas
similitudes en las formas de interrogación y de respuesta observadas en los cuatro
puntos del mundo (La adivinación en la Antigüedad, México, 1985, p. 9).

Estas palabras de uno de los mejores conocedores de la adivinación


y los prodigios en la Antigüedad como era R. Bloch, justifican la publi­
cación y el planteamiento del presente diccionario.
Entre los criterios de selección seguidos en esta obra figura, ante
todo, el de incluir en ella a los adivinos, astrólogos y magos que ejercie­
ron su arte de una forma que hoy llamaríamos «profesional»; por esa

10
PRESENTACIÓN

razón he optado por dejar fuera aquellos personajes históricos —reyes,


políticos, militares, etc.— que sólo de forma ocasional o en calidad de
simples aficionados actuaron como tales.
Por el contrario, se presta atención a aquellos teóricos que escribie­
ron libros o tratados sobre adivinación, magia y astrologia. Son, por lo
general, adivinos y astrólogos que no ejercieron públicamente su arte
pero que, a su manera, es decir, sistematizando o profundizando en sus
respectivas doctrinas, contribuyeron a difundirlas.
Todos los personajes reunidos son históricos (o supuestamente his­
tóricos); quedan fuera —aunque nunca del todo— los adivinos, magos
y astrólogos de la literatura. Se ha hecho, no obstante, una excepción:
incluir los adivinos griegos de los ciclos tebano y troyano. Todos ellos
están más próximos a los hombres que a los dioses y la similitud de sus
técnicas adivinatorias con las practicadas por los profesionales históri­
cos así lo aconsejaba. El lector podrá reconocerlos fácilmente por la
ausencia de indicación cronológica en la entrada de la voz.
Por la misma razón han sido excluidos los dioses, héroes o ninfas
que sobresalieron por sus dotes adivinatorias o sus conocimientos má­
gicos, dado que hoy día existen en lengua española diccionarios muy
completos que cubren estas voces. Será oportuno recordar a este res­
pecto el magnífico estudio introductorio de C. García Guai, Introduc­
ción a la mitología griega (Madrid, 1992) y los repertorios de P. Grimal,
Diccionario de la mitología griega y romana (Barcelona, 1965) y A.
Ruiz de Elvira, Mitología clásica (Madrid, 1982).
Cada entrada consta del nombre en castellano seguido del nombre
originario (hebreo, griego o latín). Para la transcripción de los nombres
griegos se han seguido los criterios de M. Fernández Galiano, La trans­
cripción castellana de los nombres propios griegos (Madrid, 1969).
Junto al aspecto biográfico, cada voz recoge —cuando las fuentes
nos lo permiten— la palabra profètica, el pronóstico astrológico o el
conjuro mágico, que aparecerá en cursiva. Por último, no he renuncia­
do ni a la cita de las fuentes antiguas ni (cuando es posible) a una corta
referencia bibliográfica (que complementa el elenco bibliográfico de
carácter general que se incorpora al comienzo); tal información permi­
tirá en muchos casos profundizar en el conocimiento sobre determina­
do personaje. Las siglas de las revistas se corresponden con las recogi­
das en L ’Année Philologique y en J. L. Areaz, J. J. Caerols y A. López,
Clavis Periodicum, Madrid, 1995.
También he creído conveniente introducir al lector —mediante una
somera visión de carácter general— en la evolución de la adivinación,
la magia y la astrologia a lo largo del mundo antiguo, así como en las
diferentes formas que de ellas se practicaron.

11
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

En cualquier caso el objetivo principal de este diccionario es mos­


trar, a través del conocimiento de las biografías de estos personajes
históricos de la Antigüedad, lo alejado que nuestro concepto del anti­
guo adivino, astrólogo o mago suele estar de la realidad. Lejos del tópi­
co de un charlatán o falsificador, que sin duda también existieron, en­
contraremos a figuras que, al tiempo que practicaban sus técnicas,
participaban en la política o eran destacados militares, filósofos, litera­
tos o deportistas. Sea como fuera, con sus predicciones, con sus previ­
siones astrológicas o con sus conjuros cambiaron en no pocas ocasiones
el curso de la Historia.

12
Introducción
ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS DE LA ANTIGÜEDAD

1. LOS ADIVINOS

En todas las épocas y en todas las culturas del mundo antiguo, el hom­
bre ha sentido la necesidad de averiguar el futuro y en ocasiones tam­
bién el pasado y el presente que le era desconocido y al que por vías
racionales no podía acceder. Se dice por ello en la litada del famoso
adivino Calcante, que sabía «las cosas presentes, las futuras y las pasa­
das» (I, 70).
Las religiones oficiales e incluso los cultos mistéricos se preocupa­
ron por satisfacer esta necesidad de los fieles; pensemos, por ejemplo,
en el trance profètico de la Pitia en el santuario apolíneo de Delfos. Sin
embargo, al margen de ellas, proliferaron adivinos, magos y astrólogos
que — sobre todo en épocas de crisis— fueron consultados también a
título individual.
Pero reducir la adivinación a la práctica de profetizar los aconteci­
mientos futuros o de descubrir lo oculto y oscuro por medios sobrena­
turales o agentes mágicos, no sería justo. En un sentido más amplio, la
adivinación debe entenderse como la comunicación con el orden sagra­
do, con la divinidad, con las fuerzas naturales que se supone intervie­
nen en la vida del hombre y de la comunidad. Como dice A. Neher en
referencia a los profetas bíblicos, «la profecía responde a la nostalgia de
un conocimiento; pero no del conocimiento del mañana, sino del co­
nocimiento de Dios».
Entre los griegos la adivinación —considerada una técnica (téchne)
o un arte— se llamaba mantiké. Platón (Fedro, 244C) hacía derivar este
término del verbo máinesthai, «estar furioso», «loco», sin duda en refe­
rencia a la exaltación profètica, la más extendida —pero no la única—
de las técnicas adivinatorias; mántis, por tanto, designa al adivino. Los

13
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

romanos usaron el término divinatio, relacionado con divus y divinus,


para designar la adivinación, y el de divinus (pero también vates) para
referirse al adivino.
Los términos utilizados, pues, por griegos y romanos para designar
la adivinación tienen diferentes sentidos: los primeros, dándole una
interpretación más restringida, se fijan en la finalidad práctica del he­
cho, mientras los segundos hacen referencia con el vocablo a su aspecto
más general y sobresaliente. Cicerón así lo observó:

En esto, como en otras muchas cosas, nosotros hemos actuado mejor que los
griegos, ya que hemos dado a esta facultad superior un nombre sacado de la
divinidad, mientras que los griegos, según la interpretación de Platón, lo hacen
derivar de «locura» (furor) (De div., I, 1, 1).

Las formas de adivinación practicadas por los pueblos antiguos fue­


ron extraordinariamente numerosas y variadas, lo que explica que pron­
to surgiese la necesidad de clasificarlas. La división más común, que se
encuentra ya en Platón (Fedro, 244c) y será seguida más tarde por los
filósofos estoicos (Cicerón, por ejemplo, la desarrolla en su De divina-
tione, I, 72; I, 109-110; II, 26-27) es aquella que reconoce una adivina­
ción «intuitiva» o «natural» (mantiké átechnos, divinatio naturalis) y
una adivinación «inductiva» o «artificial» (mantiké techniké, divinatio
artificiosa).
En la adivinación intuitiva o natural los dioses se revelan directa­
mente a los hombres valiéndose de la posesión de una persona. El adi­
vino es directamente inspirado por la divinidad entrando así en un esta­
do de éxtasis o trance. Pertenecen, pues, a ella el delirio profètico, las
prácticas oraculares y los sueños premonitorios.
La adivinación natural estuvo especialmente arraigada en el Orien­
te. Desde el tercer milenio encontramos en Babilonia al baru o «viden­
te», término que parece corresponderse con los hebreos roeh y hozeh\
el término hebreo nabi, quizá de origen acadio, más genérico, suele
designar al profeta y acabó por imponerse a los anteriores cuando el
pueblo de Israel se instala en Canaán. Como el prophétes griego, el nabi
es un anunciador, es la boca de Yahveh porque anuncia su palabra. N o
obstante, en los primeros tiempos de la historia de Israel los que trans­
mitían oráculos de Yahveh eran llamados «videntes» y anunciaban
extáticamente las alabanzas de Dios. Hombres de Dios como Amos,
Isaías, Miqueas o Jeremías nunca se designaron a sí mismos nabi, térmi­
no que aparece en profetas como Oseas o Ezequiel.
Las formas de la revelación profètica se producían por medio de
sueños o de visiones, muy ligados —como en el caso de Jeremías— a los
éxtasis. Por lo general los libros proféticos no fueron escritos por los

14
INTRODUCCIÓN

profetas mismos, pero éstos sí dictaron oralmente oráculos aislados que


fueron fijados por escrito y coleccionados por sus discípulos, a los que
luego se añadieron noticias biográficas hasta configurar los actuales li­
bros proféticos.
Por otra parte, el texto bíblico da el nombre de «falsos profetas» a
hombres que se hacían pasar por profetas pero que, en realidad, no lo
eran: hablaban en nombre de Yahveh, sin haber sido enviados por él.
Los verdaderos profetas les acusaban de mentir, profetizar por dinero o
confundir al pueblo. De igual forma, son los profetas los suscitados por
Yahveh para que hablen en su nombre y no los magos y adivinos:

Cuando hayas entrado en el país que Yahveh, tu Dios, te otorga, no aprenderás


a imitar las abominaciones de aquellas naciones. N o ha de hallarse en ti quien
haga pasar a su hijo o su hija por el fuego, quien practique la adivinación, agore­
ro por las nubes, adivino, mago, quien obre encantamientos, consultor de espec­
tros u oráculos o evocador de muertos; pues constituye una abominación para
Yahveh el hombre que hace tales cosas, y por causa de estas abominaciones,
Yahveh, tu Dios, arroja a estas naciones delante de ti. H as de ser perfecto con
relación a Yahveh, tu Dios. Pues esas naciones que tú vas a expulsar escuchan a
agoreros y adivinos, mientras que a ti no te consiente cosa parecida Yahveh, tu
Dios (Dt 18, 9-14).

También la adivinación natural o inspirada se desarrolló mucho des­


de antiguo en Siria. Por los archivos de Mari, ciudad del Eufrates medio,
se conoce la existencia del mahhu, verdadero enviado de la divinidad
que surge inesperadamente como portador de un mensaje revelado. Aún
en época tardía grandes personajes históricos como Alejandro Magno o
Mario recibieron oráculos de profetisas de esta nacionalidad.
En el mundo griego fue generalmente una mujer (sacerdotisa o no)
la escogida como médium para revelar el futuro. Cualquier dios podía,
en principio, adueñarse de ella para hablar por boca suya pero fue Apolo
el que con más frecuencia recurrió a este tipo de adivinación. La pose­
sión del dios fue considerada como un acceso de «locura» (manía en
griego, furor en latín), comparada muchas veces con los ataques epilép­
ticos o la inspiración poética. En la mitología griega, Casandra, invadi­
da por Apolo, ilustra bien esta forma de revelación; en época histórica
las pitias, sacerdotisas del templo de Apolo en Delfos, y las sibilas (en
singular es citada por primera vez en el siglo vi a.C. por Heráclito de
Efeso), mujeres mortales pero de gran longevidad establecidas por lo
general en una ciudad o cerca de ella, aparecen como prototipos de esta
adivinación natural.
Existieron, no obstante, contrapartidas masculinas de las sibilas:
los «báquides», quizá un término genérico para designar a los profetas
extáticos itinerantes en época arcaica. En el siglo iv a.C. Platón mencio­

15
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

na a los theomanteis y chresmódoí como adivinos inspirados y Plutarco


a los engastrimythoi.
Dentro de este mismo tipo de adivinación, figuraron los sueños.
Muchos pueblos antiguos consideraron los sueños como revelaciones
divinas de lo futuro, de verdades ocultas o, simplemente, como avisos
de los dioses. En el mundo griego y, más tarde en el romano, se multi­
plicaron los templos en los que los particulares recibían instrucciones
oníricas del dios (incubatio), generalmente para mostrarles el camino
de la curación; los de Asclepio (Esculapio) y Serapis se especializaron
en este método. Como los sueños que los dioses enviaban eran a menu­
do simbólicos y requerían una interpretación, tanto el personal de los
asklepieia y de los serapieia como los intérpretes de sueños profesiona­
les se prestaron a ello. Pero, al margen de los ritos de incubación, exis­
tían también intérpretes especializados, como Artemidoro de Daldis,
que viajaban de forma itinerante explicando el sentido de los ensueños
o las visiones nocturnas.
La adivinación artificial (a veces llamada también inductiva) es una
téchne o un ars\ el hombre no es — como en el caso anterior— invadido
por la divinidad, no sufre ningún raptus, sino que recibe de ella un
signo que le anuncia el futuro y que debe ser interpretado. Este signum
(seméion en griego) suele ser de carácter excepcional, por lo que no es
difícil reconocerlo pero ha de ser un intérprete, es decir, un exeghetés
(gr.) o interpres (lat.) quien lo interprete. Este es, por lo común, un
hombre y no una mujer: si Casandra era el prototipo de la profetisa
inspirada de la adivinación extática, su hermano Héleno destaca por
sus cualidades para la adivinación artificial. Dicho intérprete debe re­
unir — en Grecia y en Roma— las características contrarias a la «locu­
ra» de las pitias y sibilas: es un coniector y por tanto debe observar
continuamente la relación entre los signos y los acontecimientos para
saberlos predecir. El Estado se cuidó de que recibieran la educación
necesaria, siendo su téchne equiparada a otras que, como la agronomía,
la medicina o la meteorología, también predicen para el hombre.
En Grecia surge pronto la figura del sacerdote adivino, el mantis,
prototipo del hombre sabio. Se trata de auténticos profesionales some­
tidos primero a largos períodos de aprendizaje; unas veces transmiten
su saber especializado a personas especialmente cualificadas; en otras
ocasiones, el don de la interpretación se transmite dentro de una misma
familia, de generación en generación, como es el caso, por ejemplo, de
los Yámidas de Olimpia.
En los ciclos legendarios griegos aparece ya un buen número de
adivinos que realizan esta función de intérprete. Los manteis más anti­
guos de la mitología griega participan en empresas colectivas como la

16
INTRODUCCIÓN

expedición de los Argonautas y las dos guerras de Tebas, ambas fecha­


das por los historiadores antiguos en el siglo xm a.C. y, posteriormente,
en la guerra de Troya u homérica (Calcante, Héleno), que se creía cele­
brada a finales del siglo xn. Sólo a partir de comienzos de la época
arcaica vemos a los adivinos griegos al servicio de un gobernante.
Próximos a los manteis, los chresmologoi (o chresmódoí) ejercieron
en las ciudades griegas una notable influencia; coleccionaban oráculos
(generalmente versificados), atribuidos a algún adivino legendario como
M useo o Bacis, que luego transmitían al pueblo; aún a comienzos de la
guerra del Peloponeso (s. v a.C.), según sabemos por Tucídides (II, 8,
2), los cresmólogos seguían anunciando el futuro. M. P. Nilsson advir­
tió que el papel de los cresmólogos —como el de los manteis— no debe
ser subestimado, ya que desempeñaron en tiempos de agitación política
una extraordinaria influencia.
En el mundo greco-romano eran los animales y en particular las
aves los que más frecuentemente proporcionaban esos signos indirec­
tos. La ornitomancia descansaba en la atenta observación del tipo de
ave, del vuelo o del graznido, siendo fuente de presagios importante
entre los pueblos indoeuropeos. Dicha «ciencia» la practicaron los grie­
gos desde muy temprano; Calcante es llamado por Homero «el mejor
de los oionopóloi» (de los intérpretes de pájaros); pero fueron sobre
todo los pueblos itálicos como los etruscos, umbros, marsos y latinos
los que más desarrollaron este arte. En Roma un colegio sacerdotal
especializado, el de los augures, fue el encargado de observar el vuelo
de las aves (auspicium) y revelar a los magistrados su significado.
Pero los dioses podían transmitir también sus signos valiéndose de
animales terrestres. La hepatoscopia o inspección del hígado de la vícti­
ma sacrificada (corderos y terneros) era una técnica usada entre los
babilonios y los hititas; los israelitas posiblemente la conocieron tam­
bién, pero no la practicaron. Recientemente ha sido hallado un hígado
votivo de bronce en el templo micénico II de Kition (Chipre), datado
en el siglo xii a.C. Pero aún anteriores son los hígados rituales encontra­
dos en la acrópolis de Ras Shamra, junto con textos mitológicos hurri-
tas y vasos micénicos del fines del siglo xiv y comienzos del xm.
La hepatoscopia griega (también hieroscopia o extispicina), desco­
nocida aún a comienzos de la época arcaica, debió de llegar de Etruria.
Aquí existía un sacerdocio, el de los harúspices, especializado en esta
técnica adivinatoria así como en la interpretación de los rayos y los
prodigios. Tales signos eran considerados como expresión directa de la
voluntad de los dioses, manifestaciones de la voluntad o de la cólera
divina ante el comportamiento de los hombres. Estos sacerdotes creían
en un principio de correspondencia entre el mundo terrestres y el mun­

17
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

do celeste, en base al cual el hígado de los animales era imaginado como


reflejo de la división de la bóveda celeste.
Roma requirió la presencia y la colaboración de los harúspices
etruscos a comienzos del siglo 11 a.C., lo que constituyó un caso único;
pocas sociedades antiguas permitieron que un sacerdocio de nacionali­
dad extranjera —etrusca en este caso— participara en la religión y en
los asuntos políticos nacionales. Es cierto que no faltaron en Roma
actitudes de desconfianza hacia los harúspices y, así, Tiberio Graco se
refiere a ellos como Tusci ac barbaria pero dichas actitudes fueron mi­
noritarias, ya que los harúspices llegaron a contar incluso con el apoyo
del Senado romano. En el año 186 a.C. el cónsul Postumio equipara,
por primera vez, la ciencia de estos adivinos con los decretos de los
pontífices y los senatusconsulta. Pocos años después, el Senado dictaba
un decreto por el que protegía los estudios de esta ciencia adivinatoria,
creando un Ordo L X haruspicum, órgano supremo de los harúspices
con sede en la ciudad etrusca de Tarquinia.
La colaboración del Senado con los harúspices etruscos, pertene­
cientes por lo general a las oligarquías locales, se explica por la induda­
ble atracción que los romanos sintieron por sus técnicas adivinatorias y,
en particular, por sus libros sagrados (conocidos como la Disciplina
Etrusca) donde se recogían las revelaciones de los dioses a Tages y
Vegoia.
En Roma la adivinación artificial es una de las características de la
religión. Los cargos sacerdotales romanos relacionados con la divinatio
—augures y decénviros— eran compatibles con el ejercicio de las ma­
gistraturas, aunque a diferencia de éstas podían desempeñarlos de por
vida. Además, su objetivo no era revelar el futuro (para lo que ya conta­
ban con los harúspices etruscos), sino reconocer los signos que adver­
tían la ruptura de la pax deorum, es decir, de las relaciones entre los
dioses y la comunidad. En el caso de que los dioses se indispusieran
contra la ciudad a causa de alguna falta, los hombres debían realizar las
expiaciones rituales indicadas por decénviros y harúspices para resta­
blecer cuanto antes la normalidad.
Otra forma más de adivinación artificial fue la cleronomancia o
adivinación por medio de las suertes, practicada sobre todo en Grecia.
Las suertes (lat. sortes) eran, generalmente, pequeñas tablillas de madera
sobre las que estaban inscritas palabras o letras que, al unirse, formaban
frases; otras veces eran dados, habas o huesecillos. Solían ser extraídas
por un niño o arrojadas fuera desde un recipiente; naturalmente no se
consideraban sólo cuestión de azar, sino también manifestación de la
voluntad misma de los dioses. En Roma algunos santuarios, como el de
Fortuna de Praeneste, estaban especializados en este tipo de adivinación.

18
INTRODUCCIÓN

Dentro igualmente de esta categoría existían diferentes variedades


en función del instrumento que se utilizaba, como las flechas (beloman-
cia), las varitas (rabdomancia) o los dados (pseformancia). Otros méto­
dos como la hidromancia (adivinación por el agua) o la cataptromancia
(adivinación mediante espejos), basadas en las virtudes de los objetos
resplandecientes, estuvieron más ligados a los santuarios (como el de
Deméter en Patras) que a los adivinos, siendo también menos populares.

2. LOS MAGOS

La magia — como la haruspicina o la astrología— descansa sobre unos


principios básicos. Considerada como «hermana bastarda de la ciencia»
(Frazer), se basa, como ésta, en la observación (aunque sea superficial y
rudimentaria) y en el principio de que existe un orden o unas leyes en la
naturaleza que permiten que las cosas, las palabras y las personas estén
íntimamente relacionadas entre sí.
Es característica de la magia la idea de que el mago o la hechicera
obran por virtud de sus propios medios y poder, independientemente
del dominio divino o de la ley moral. Para ello, el mago puede actuar
bien mediante la «homeopatía» o «magia simpática» (si se quema una
imagen de cera, el enemigo arderá de fiebre; si se golpea un escudo, se
provocará el trueno), bien mediante el «contagio» (se tendrá poder so­
bre una persona si se dispone de algo que pertenece a ella, a veces
incluso simplemente conociendo su nombre).
La magia fue utilizada con fines diversos: protegerse de enemigos y
peligros (magia apotropaica), curar enfermedades y aliviar dolores (ma­
gia terapéutica), suscitar el amor de un hombre o una mujer (magia eró­
tica) o adivinar el futuro (magia adivinatoria). N o obstante, los papiros
mágicos combinan en ocasiones algunas de estas funciones.
La extraordinaria variedad de amuletos o de tablillas de execración
(tabellae defixionum) bastan para darnos una idea de la diversidad y de
las finalidades de la magia; las tabellae (tablillas cuyo objetivo era so­
meter a una persona o anular su voluntad mediante una inscripción en
la que se invocaba el poder de las fuerzas infernales) fueron clasificadas
por A. Audollent en: judiciales (empleadas en los juicios), agonísticas
(en competiciones deportivas), eróticas (para actuar sobre la persona
amada), execratorias (contra calumniadores o ladrones) y comerciales
(para favorecer transacciones).
La magia fue, en el mundo antiguo, un fenómeno prácticamente
universal, si bien las fuentes clásicas señalaron a algunos pueblos o tri-
»' bus por sobresalir en el dominio de técnicas mágicas de características

19
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

propias; así, los babilonios, los persas, los egipcios, los hebreos, los
galos, los marsos, los psilos o los tesalios.
La arqueología ha puesto al descubierto textos mágicos (sobre tabli­
llas de arcilla) pertenecientes a la biblioteca del rey Asurbanipal en Nínive
y en las ruinas de Assur. Se trata de documentos que datan de los siglos
vm-vn a.C. pero seguramente inspirados en textos sumerios o acadios de
comienzos del segundo milenio. N o sorprende, pues, que los historiado­
res griegos hiciesen a los babilonios maestros de los grandes magos
iranios, como Zaratustra, Ostanes o Histaspes.
Precisamente la palabra «mago» viene, a través del griego (magos),
del persa (magu). Designaba, en origen, una tribu meda (Herod., I,
101) que constituía —según los antiguos— una casta sacerdotal al tiem­
po que una clase social, al estilo, pues, de los brahmanes entre los in­
dios. Sus deberes religiosos eran muy variados (sacrificios y libaciones,
ritos funerarios, himnos rituales) y llevaban a cabo prácticas más de
tipo adivinatorio (como la interpretación de sueños) que propiamente
mágico. Muchos de estos magoi persas se vieron envueltos en las luchas
dinásticas que concluyeron con la toma del poder por Ciro y Darío.
Tampoco faltaron leyendas sobre los contactos de los magos iranios
con Egipto, donde la magia está documentada ya en los Textos de las
Pirámides del Imperio Antiguo; el clero egipcio hacía uso de ella sobre
todo para asegurar la felicidad del faraón en el M ás Allá. El Antiguo
Testamento es rico en alusiones a los magos egipcios que, al servicio del
faraón, llegan incluso a competir con el propio Yahveh.
Sin embargo, los magos egipcios no parecen haber existido como
tales. En Egipto, los sacerdotes desempeñaban un papel fundamental
en el mantenimiento del orden social y del orden cósmico, tan estrecha­
mente ligados; como intermediarios entre los dioses y los hombres,
gozaban de un enorme prestigio. Pero, en particular, su poder les vino
tanto de su condición de depositarios de las tradiciones nacionales como
de su gran sabiduría. Desde la Baja Epoca, el sacerdote es un represen­
tante culto y letrado, cuyo saber es de carácter universal (astrología,
farmacopea, filosofía, etc.), célebre, sobre todo, por su capacidad para
transmtir la voluntad de los dioses mediante la interpretación de signos
y oráculos y para intervenir en el ámbito de la magia. Este tipo de cono­
cimiento, que en realidad constituía sólo una parte de las ciencias sacer­
dotales, proporcionó a los sacerdotes un poder ilimitado sobre los seres
—vivos y muertos—, los dioses o las fuerzas del Universo. Recurrían
con frecuencia a fórmulas mágicas antiguas (cantos, exorcismos) reco­
gidas en papiros celosamente custodiados en los sótanos del templo
(ádyta hypogaia). Dichos textos escritos se caracterizaban por su her­
metismo; eran difícilmente comprensibles para quien no fuese sacerdo­

20
INTRODUCCIÓN

te o escriba. N o puede sorprendernos, por tanto, que durante la época


helenística y romana el mago egipcio estuviera identificado con el «sa­
cerdote lector» (el hierogrammateus, o «escriba sagrado», en griego).
Adquirir todos estos conocimientos (religiosos, filosóficos, científi­
cos) exigía no sólo una iniciación, sino también un largo aprendizaje
(incluido el de la escritura jeroglífica), pues constituía una ars o téchne,
una scientia o sophía, generalmente consignada en libros. Era pues ne­
cesario iniciarse en ella pero también estudiarla, aprenderla. La arqueo­
logía ha puesto al descubierto cámaras y galerías secretas en el Serapeion
de Alejandría o en los templos de Dendera y Edfú, donde transcurría el
largo aprendizaje de los sacerdotes egipcios.
En todas las culturas del mundo antiguo los hombres y mujeres que
se entregaban a las prácticas mágicas —y, en general, todo especialista
religioso— solían pasar una iniciación ritual; pero también debían re­
unir unas facultades especiales que a veces reclamaban de los dioses
como nos recuerda Platón, en su República-,

... por su parte los adivinos y sacerdotes itinerantes (agyrtai kai manteis) van
llamando a la puerta de los ricos y les convencen de que han recibido de los
dioses poder para borrar, por medio de sacrificios o conjuros [...] cualquier falta
que haya cometido alguno de ellos o de sus antepasados; y si alguien desea per­
judicar a un enemigo, por poco dinero lo harán, sea justo o injusto, valiéndose de
encantos o de ligámenes, ya que, según aseguran, tienen a los dioses convencidos
para que los ayuden (364 b-c).

La magia fue uno de los elementos más decisivos para la penetración


de los cultos egipcios en Occidente, dado que las ideas o especulaciones
teológicas apenas jugaron papel alguno. Los ritos y fórmulas mágicas de
los magos egipcios o persas cautivaron al pueblo romano.
En Roma nunca llegó a desarrollarse una magia de características
propias; ésta se practicaba, sobre todo, en el campo (para atraer o recha­
zar las lluvias, para hacer pasar las cosechas de un campo a otro) y estaba
particularmente vinculada a la medicina. Roma toma tardíamente (a
mediados del siglo i a.C.) el término magus del griego. La magia griega
y especialmente la amorosa fascinó a los latinos, como refleja la literatu­
ra desde Levio a Virgilio. Por lo general la figura del mago se asocia con
extranjeros, sobre todo griegos, tesalios y, más tarde, egipcios.
Las autoridades romanas se resistieron inicialmente a ellos dictan­
do orden de expulsión en tres ocasiones: en el 33 a.C. (junto a los
astrólogos), en el 28 a.C. y en el 8 a.C. Muchos de los juicios de maiestas
celebrados durante la dinastía Julio-Claudia tuvieron como causa las
consultas de los particulares a los magos sobre el futuro del emperador
o de los miembros de la familia imperial. Pero con el paso del tiempo
fueron tolerados cada vez más e incluso atraídos a la corte. Durante el

21
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

Imperio conocemos nombres de magos célebres, sobre todo de origen


egipcio, al servicio del Estado o del emperador como Queremón, pre­
ceptor del emperador Nerón, o Arnufis, colaborador de Marco Aure­
lio. Pertenecen a una élite de profesionales admirada por sus conoci­
mientos religiosos, filosóficos y científicos.
Prueba de la libertad de actuación de la magia y también de la nota­
ble actividad de los magos egipcios es, sin duda, la circulación en el
Egipto greco-romano de un gran número de papiros griegos mágicos,
en su mayor parte datados en los siglos m y iv d.C. El contenido de estos
papiros, recopilados y traducidos por primera vez por K. Preisedanz, es
muy variado: unos pertenecen a la magia protectora y apotropaica,
otros a la magia maléfica, otros a la magia amorosa y un nutrido grupo
de ellos a la magia adivinatoria.
Nuestra información de la magia greco-romana procede de las ins­
cripciones sobre plomo (las tabellae defixionum o tablillas de execra­
ción), los papiros, y la documentación literaria. Desgraciadamente los
libros de magia que circulaban clandestina o subrepticiamente se han
perdido. Las razones son obvias: sabemos que un joven de la aristocra­
cia romana, hijo del prefecto de la ciudad, Lampidio, fue condenado y
decapitado en el siglo iv d.C. por haber copiado textos mágicos (Amm.
Marc., XXVIII, 1, 26). Los emperadores cristianos ofrecían a los magos
la posibilidad de escapar de las persecuciones quemando sus libros ante
los obispos y adoptando la fe de la nueva religión oficial (CTh IX, 38,
3-8). El propio Crisòstomo (Acta Apost. Hom., XXXVIII = PG , IX,
273) describe libros de magia flotando sobre las aguas del Orontes,
arrojados por sus propietarios por temor a los fuertes castigos de la
legislación imperial o por simple precaución.
Con el paso del tiempo, los antiguos llegaron a distinguir varios
tipos de magia según su grado de evolución y desarrollo: además de la
magia propiamente dicha, la goecia y la teúrgia. Aún a comienzos del
siglo v d.C., Agustín de Hipona mantenía esta triple distinción:

Y se realizaban por la fe sencilla y la piadosa confianza, no por los hechizos o


vaticinios compuestos por el arte de impía curiosidad, que designan con el nom­
bre de magia, o con el nombre más detestable de goecia, o con el menos deshon­
roso de teúrgia (CD, X , 9, 1).

La goecia (goetia), que podríamos identificar con la «hechicería» o


«magia negra», es una magia vulgar, grosera, degradada, que descansa
en el ilusionismo y la charlatanería.
Generalmente la goetia va asociada a la magia nociva o maléfica, así
como a la magia amorosa o erótica, por lo que era perseguida y castiga­
da por la ley. En el primer caso recurría a los maleficios, las prácticas

22
INTRODUCCIÓN

necrománticas y, sobre todo, a la elaboración de venenos (venena, phár-


maka)\ en el segundo, a los nudos, a efigies de las personas a las que se
desea atraer o a la elaboración de filtros amorosos (pocula amatoria).
En Roma y en general en el Imperio, este tipo de magia era practi­
cada casi exclusivamente por mujeres y, particularmente, por la saga, es
decir, por la hechicera no especializada, que con frecuencia actúa tam­
bién como alcahueta (lenae) o trabaja como mesonera (caupona). La
literatura latina nos ofrece una amplio repertorio de ellas: Canidia,
Ságana, Veya, Folia, Ericto, Meroe, etc.; suelen ser viejas de tez pálida
y cabello desordenado, que andan descalzas y actúan de noche cerca de
los cementerios. Se las conoce también por utilizar para sus prácticas
víctimas humanas (niños especialmente) y mutilar cadáveres.
En el extremo opuesto, durante el Imperio romano, se desarrolló
una forma más «evolucionada» de magia, conocida con el nombre de
teúrgia (theurgia). A su fundador, Juliano el Teúrgo, se atribuyó una
obra en hexámetros titulada Oráculos caldeos que fue muy bien acogi­
da por filósofos posteriores como Porfirio, y, en especial, por los neo-
platónicos (como Jámblico, el emperador Juliano, M áximo de Efeso);
aún en la Atenas del siglo v, Proclo dedica a la obra un extenso comen­
tario.
El foco desde el cual partió la teúrgia fue la escuela de Alejandría, a
finales del siglo i d.C.; los magos griegos y caldeos fueron quienes más
contribuyeron a difundirla por el Mediterráneo. El término «teúrgo»
no aparece antes de Porfirio (232-303 d.C.), quien, en opinión de algu­
nos estudiosos, pudo haber sido el inventor del mismo.
Se ha definido la teúrgia como una magia aplicada a un fin religio­
so; la diferencia entre ambas es clara: mientras la magia hace uso de
nombres y fórmulas de origen religioso con fines profanos, la teúrgia se
sirve de los procedimientos de la magia vulgar con un fin puramente
religioso.
La principal aplicación de la teúrgia fue la adivinación, como se
desprende de la existencia de sus dos ramas (Dodds): la consagración y
animación de estatuas de los dioses para obtener oráculos y el empleo
del trance de un médium (encarnación temporal de un dios en un ser
humano).
Los teúrgos componían y utilizaban una amplia colección de orácu­
los sagrados, generalmente de contenido muy oscuro, parecidos a res­
puestas de un médium. La teúrgia conoció un rápido desarrollo entre
las clases cultivadas, alcanzando su máximas cotas de popularidad a
mediados del siglo iv d.C.
Las teologías gnósticas y herméticas que se desarrollaron en el Im­
perio a partir del siglo m también estuvieron contaminadas de magia y

23
DICCIONARIO DE ADIVINOS. MAGOS Y ASTRÓLOGOS

por ello Agustín asoció los gnósticos a los teúrgos. Uno de los textos
más importantes del Corpus Hermeticum, el Asclepius, retoma el tema
de la simpatía universal propia de la magia atendiendo también al papel
del demiurgo y los daimones.
Para entender las diferencias entre goecia o hechicería y las formas
más evolucionadas de la magia, como la teúrgia, es necesario conocer
las palabras que Heliodoro (s. iv d.C.), pone en sus Etiópicas en boca
del mago Calasiris:

Sin embargo, hay que distinguir dos tipos diferentes [de sabiduría]: una es vulgar y,
por decirlo así, camina sobre la tierra; es servidora de ídolos y da vueltas entre los
cuerpos de los cadáveres; es muy aficionada a los yerbajos y sólo se sostiene con
encantamientos; ni tiende ella a ningún fin digno, ni se lo procura a los que la
emplean; fracasa por su propia culpa la mayoría de las veces y en los casos en que
tiene éxito sus resultados son dolorosos y mezquinos, como alucinaciones en que lo
irreal se toma como existente, y frustraciones en las esperanzas; es hábil para encon­
trar todo lo que sea ilícito y magnífica cómplice en cualquier placer intemperante.
La otra, en cambio, la que verdaderamente hay que llamar sabiduría, porque la
primera no ha hecho más que usurpar y adulterar su nombre, esa en la que nos ejer­
citamos desde jóvenes los consagrados a la divinidad y todo el linaje sacerdotal, mira
a lo celestial, convive con los dioses y participa de su poder connatural, investiga el
movimiento de los astros y logra pronosticar el futuro; se mantiene lejos de los males
terrenales y se aplica al bien y a la utilidad para los hombres (III, 16, 3-4).

3. LOS A STRÓ LO GO S

La astrología fue conocida por primera vez en la tierra del Tigris y el


Eufrates. Los textos asirio-babilonios hallados en las excavaciones de
mediados del siglo xix permiten concluir que la «astromántica», quizá
emanación de una «religión astral», era practicada al menos ya en la
Mesopotamia del siglo vn a.C., si bien algunos de estos textos, según los
especialistas, parecen remontar incluso a la civilización sumeria del III
milenio. La antigüedad y superioridad de la técnica astrológica babiló­
nica es apuntada también por autores griegos como Diodoro:

Los caldeos, pues, que se cuentan entre los más antiguos habitantes de Babilonia,
ocupan en la distribución del estado una posición semejante a la de los sacerdo­
tes en Egipto: adscritos, en efecto, al culto de los dioses, dedican al estudio todo
el tiempo de su vida, disfrutando de la máxima reputación en el campo de la
astrología. Se dedican también en buena medida a la mántica, haciendo previsio­
nes acerca del porvenir, y se esfuerzan en procurar el alejamiento de los males y
la cumplimentación de los bienes, en unos casos mediante purificaciones, en
otros mediante sacrificios y en otros mediante algún tipo de conjuro (II, 29).

Se trata, pues, de sacerdotes dedicados al estudio de una ciencia en


la que astronomía y astrología se confunden. Los sacerdotes asirio-ba-

24
INTRODUCCIÓN

bilonios eran estudiosos del Universo, el cielo y sus constelaciones; pero


también consideraban que todo ello venían a ser «la caja de resonancia
de los acontecimientos terrestres y de las actividades y hechos del hom­
bre» (F. Lara). En los astros estaba contenido todo cuanto se desarrolla­
ba en la tierra y, por tanto, su adecuada interpretación permitía deter­
minar los hechos concretos presentes y las predicciones para el futuro.
Leer en los astros, interpretar sus «estaciones», era averiguar aquello
que iba a ocurrir en la Tierra. Los sacerdotes no observaban el cielo
sólo para profundizar en el movimiento de los planetas, las estrellas y
los fenómenos celestes desde un punto de vista «científico», sino tam­
bién para conocer el destino de los hombres.
Por lo general la frontera entre astronomía y astrología estuvo en el
Oriente, como más tarde en Occidente, mal definida, interfiriéndose
mutuamente. Astrónomos tardíos, como Naburamanni (hacia el 425
a.C.), Kidinnu (hacia el 300) o Sudinas (hacia el 240 a.C.) son citados a
veces como autoridades en materia astrológica.
Es esta casta sacerdotal la que, como sucede en el Poema babilónico
de la Creación, proyectó posteriormente una interpretación astrológica
sobre determinados mitos — como la lucha entre M arduk y Tiamat— de
la que inicialmente éstos carecían. En esta misma línea, los astrólogos
babilonios o «caldeos» (el término chaldaeus acabó siendo sinónimo de
astrólogo) también fueron expertos en la elaboración de horóscopos;
partiendo de la influencia y el determinismo que los astros ejercen sobre
una persona en el momento de su nacimiento podían predecir la vida de
cualquier sujeto.
Los griegos, llevados de su interés tanto por lo religioso como por
las leyes del cosmos y la naturaleza, siguieron — en lo que a este ámbito
se refiere— dos vías diferentes. Por una parte, una «vía astronómica»,
que en el siglo v a.C. había rechazado la idea de la Tierra como centro
del Universo y que en el m a.C. anticipó el descubrimiento copernicano
del movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Durante la época clásica
no faltaron escuelas griegas de astronomía, como las de Atenas, Rodas
o Samos, interesadas en el estudio del movimiento de los astros y, en
consecuencia, también en la medida del tiempo (determinación de la
hora, el día o la noche, fijación de una unidad de tiempo invariable, fi­
jación del calendario, etc.).
Por otra parte, en los círculos pitagóricos se puso de manifiesto un
temprano interés por la astrología caldea viva en el ámbito de la Acade­
mia de Platón, si bien no será hasta el período helenístico cuando la as­
trología oriental deje sentir su influencia sobre la sociedad. La expedición
de Alejandro, en los últimos decenios del siglo iv a.C., abrió —de forma
decisiva— el pensamiento científico griego hacia las observaciones y los

25
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

cálculos de los babilonios. Entre los tres siglos que transcurren de Alejan­
dro a Augusto la astrología oriental vencerá de forma definitiva.
Las doctrinas astrológicas de los babilonios o caldeos se difundie­
ron pronto por el Mediterráneo, sobre todo cuando Beroso, sacerdote
de Baal, fundó —hacia el 280 a.C.— una escuela en Cos. Fue también
autor de una Historia de Babilonia, dedicada a Antíoco I Sóter, donde
exponía las ideas básicas de la astrología. Astrónomos griegos de la talla
de Hiparco (190-120 a.C.), considerado por muchos como el más sa­
bio de los astrónomos de la Antigüedad, no tuvieron impedimento en
reconocer la superioridad de la ciencia astronómica oriental.
Pero no menos decisivas fueron también para Occidente las influen­
cias de la astrología egipcia, pues también a los sacerdotes egipcios se
les atribuyó una gran cantidad de observaciones astronómicas sobre el
movimiento de los planetas o la duración del año solar. Dichos conoci­
mientos eran celosamente guardados por la casta sacerdotal en el inte­
rior de los templos, si bien la perseverancia de los griegos, siempre
atraídos por la cultura egipcia, permitió que algunos de ellos —como
Tales o Eudoxo— recibieran sus enseñanzas de los sabios egipcios.
Hoy se considera que la astrología egipcia, como tal, es tardía, pues
apenas existen huellas de ella en el Imperio Antiguo. Las paredes de los
templos de Denderah, Edfú y Athribis, donde se representa a divinida­
des egipcias y signos zodiacales, serían los primeros testimonios conoci­
dos. Dicha astrología, de origen babilonio, no se practicaría pues antes
de la dominación griega del país. Pero para el futuro de la astrología
tendría una particular influencia una obra atribuida al rey Nequepso (s.
vil a.C.) y a su sacerdote, Petosiris que, aunque publicada hacia el 150
a.C., incorporaba conocimientos más antiguos. Dicho tratado, escrito
posiblemente en Alejandría, impulsó el prestigio de la astrología egipcia,
cuya influencia sobre la vida política y religiosa de la Roma se hizo sentir
ya en el siglo i a.C.
Roma, poco interesada en la astronomía como ciencia matemática,
vio cómo la astrología, pese a ser conocida tardíamente, ganó adeptos
entre los diferentes medios sociales: la poesía (y, en general, la literatu­
ra), la filosofía, la política e incluso la religión (una teología solar co­
nectada a cultos mitraicos) quedaron también impregnadas por esta
pseudo-ciencia.
Es una astrología que llega del Oriente, de mano de los llamados
«caldeos», pronto también conocidos como mathematici o astrologi-,
ambos términos son usados, sin embargo, para designar también — du­
rante el Imperio— al astrónomo: el término «astronomía» es atestigua­
do sólo a partir de época neroniana (Sen., Ep., 9 5 ,1 0 ; Petron., Sat., 88,
6) y el de astronomus aún más tarde.

26
INTRODUCCIÓN

Los primeros astrólogos debieron de llegar a Roma a comienzos del


siglo ii a.C., pues no sólo son citados por Catón (De agr. 5), sino que un
edicto fechado en el año 139 a.C. les obliga —por primera vez— a aban­
donar Italia en un plazo inferior a diez días. Pero este tipo de disposicio­
nes oficiales se reveló poco eficaz, como demuestra el hecho de que se
repitieran continuamente a lo largo de cuatrocientos años. Los astrólo­
gos no sólo no abandonaban Roma sino que fueron sumándose a otros
procedentes sobre todo de Egipto y de ciudades greco-orientales.
Durante el Imperio, la astrología conquistó casi todos los estratos
de la sociedad romana, desde los esclavos hasta el emperador. Busca­
ban en ella lo mismo que en otros ámbitos de la adivinación tradicional,
como la auguratio o la haruspicina: las llamadas «iniciativas» (gr. katar-
chái-, lat. electiones), es decir, saber si una empresa iba a tener éxito.
Otro método astrológico — éste más complejo y costoso— era la elabo­
ración de un horóscopo, es decir, la determinación de los astros en el
momento del nacimiento o —incluso— de la concepción de un indivi­
duo; dicha disposición determinaba el destino de la persona así como la
fecha de su muerte.
Juvenal (Sat., VI, 575-581) nos dice que las mujeres constituían las
mejores clientes de los astrólogos. Pero, como ya se ha dicho, tanto la
plebe como la aristocracia consultaron en mayor o en menor medida a
los astrólogos. Las diferencias entre una y otra eran, básicamente, dos:
los motivos de las consultas y el prestigio profesional del astrólogo.
Muchas escuelas filosóficas de época helenística prestaron a la as­
trología un valioso punto de apoyo, especialmente el estoicismo, que
defendía —aunque no unánimemente— la conexión recíproca o sym-
pátheia entre todas las partes del cosmos y la analogía entre el micro­
cosmos (el hombre) y el macrocosmos (el cielo). Zenón, Cleanto y
Crisipo, pero sobre todo Posidonio, ferviente defensor de la simpatía
universal, dieron un fundamento filosófico a la creencia en la astrología
situándola además en el conjunto de las ciencias y technai. Tampoco le
faltó el apoyo de algunos filósofos pitagóricos, como el célebre Nigidio
Fígulo.
Sólo los epicúreos o algunos escépticos radicales como Sexto Empí­
rico se mostraron hostiles a la astrología por considerarla una forma de
superstición.
Los más destacados personajes de la política —ya desde época re­
publicana— se sintieron pronto atraídos por esta pseudo-ciencia; Pom-
peyo, César o Craso —en el siglo i a.C.— no ocultaron sus consultas a
los caldeos. Continuando con esta tradición muchos emperadores ro­
manos —desde Augusto— se rodearon de ilustres astrólogos, sobre todo
de origen egipcio.

27
DICCIONARIO DE ADIVINOS, MAGOS Y ASTRÓLOGOS

Pero la astrología también pasó a ser, desde los primeros años del
siglo i a.C., un peligroso instrumento de oposición a la política oficial;
Tiberio Graco y Cneo Octavio fueron quizá los primeros políticos re­
publicanos en recurrir a los consejos de la astrología. Las consultas a los
astrólogos, intensificadas a partir de Augusto, favorecieron las intrigas
sobre el futuro del emperador o de los miembros de la familia imperial.
Dichas consultas, efectuadas, sobre todo por los miembros de la aristo­
cracia, acabaron constituyendo un crimen de maiestas.
A partir del siglo 11 d.C. se advierte una distinción cada vez más
clara entre astronomía y astrología, como pone de manifiesto, por ejem­
plo, la obra de Sexto Empírico, Contra los astrólogos, y sobre todo la
producción de Claudio Ptolomeo, astrónomo y astrólogo alejandrino
de este mismo siglo.
Por último no podemos olvidar la «literatura astrológica», en la que
junto a tratados clásicos como el Tetrabiblos de Ptolomeo, las Antolo­
gías de Vetio Valente o la Matbesis de Fírmico Materno se incluyen
también numerosos manuscritos y textos astrológicos que han sido re­
unidos en los doce volúmenes del Catalogus Codicum Astrologorum
Graecorum (CCAG), publicados en Bruselas entre 1898 y 1953. Dichas
obras, de tipo teórico y doctrinal, daban a la astrología una apariencia
de rigor científico, contribuyendo así también, junto a la práctica diaria
de los astrólogos, a guiar los actos de muchos hombres. «Raramente
— escribió R. Turcan— una ideología ha regido la vida personal, fami­
liar, política con tanta prepotencia».

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40
DICCIONARIO DE ADIVINOS,
MAGOS Y ASTRÓLOGOS DE LA ANTIGÜEDAD
A

ÁBARIS / Ábaris (s. vi a.C.?).— Legen­ (quien sin embargo le considera un es­
dario adivino y taum aturgo (iatro- cita) y por Hipóstrato3.
mantis) hiperbóreo, pueblo al que los En sus viajes4 se detenía para reali­
griegos atribuían el conocimiento de la zar purificaciones, alejar pestilencias5
magia. Según la leyenda transmitida o desviar los vientos6, siempre sin to­
por Licurgo1, atravesando los mortales mar alimento alguno. En época hele­
un período de hambre y enfermedades, nística se le imaginó viajando a través
un oráculo de Apolo informó que sus de los aires transportado por una fle­
penalidades acabarían cuando los ate­ cha mágica que le había entregado el
nienses realizaran cierto sacrificio propio Apolo7 y que le permitía llegar
(proérosiá) en su honor. Ábaris llegó a a lugares inaccesibles.
Grecia procedente de una isla fértil y Ábaris reconoció en el filósofo Pitá-
de suave clima, de extensión no menor goras una encarnación del Apolo hi­
que Sicilia, situada «más allá de donde perbóreo. La relación de Ábaris con
sopla el viento del norte». Al verle, los Pitágoras (nacido en Samos hacia el
atenienses quedaron sorprendidos tan­ 580 a.C.) es mencionada por Aristó­
to por su carácter y la sencillez de sus teles y Heráclides, aunque probable­
costumbres como por su atuendo. mente se hablaba de ella ya en épocas
Atendiendo al oráculo, Ábaris reali­ anteriores; serán, no obstante, los filó­
zó el sacrificio y logró eliminar las cala­ sofos neoplatónicos los que más insis­
midades que padecían los mortales; tan en esa coetaneidad en la que hoy
dicho sacrificio parece ser una antigua no se cree. No tardó, pues, en hacerse
institución religiosa, probablemente de Ábaris un discípulo de Pitágoras, de
anterior a la fecha en que se creía había quien recibiría conocimientos sobre la
vivido Ábaris. Píndaro2 sitúa al perso­ naturaleza y los dioses e, igualmente,
naje en tiempos del rey Creso, es decir, sobre la adivinación por los números
hacia el 546 a.C. Según la Suda (s. x (cuando, hasta entonces, Ábaris sólo
d.C.), Ábaris habría llegado a Atenas utilizaba la observación de las entrañas
como embajador de los hiperbóreos de los animales8).
durante la LUI Olimpiada, es decir, Jámblico ' hace a Ábaris y Pitágoras
hacia el 568/565 a.C.; la misma fecha contemporáneos del tirano Fálaris de
es propuesta por Eusebio en su Crónica Agrigento (Sicilia), lo que es muy du­

43
A B D íA S

doso. Según este autor, Ábaris plantea­ co18). Otros autores, como Hecateo de
ba diversas cuestiones de carácter cien­ Abdera, le prestaron también gran
tífico y teológico a Pitágoras cuando atención19. En la Antigüedad circulaba
éste era prisionero del tirano griego y, un Lógos pros Abarin atribuido a Pitá­
viendo la lucidez de sus respuestas, goras.
pasó a venerarle com o a un dios. En Virgilio20 Ábaris es un guerrero
Fálaris decidió entonces actuar contra rútulo, muerto por Eusialo durante
los dos sabios, pero el mismo día en una salid a nocturna, m ientras en
que iba a ejecutarlos una conspiración Ovidio21 es un amigo de Fineo, y en
acabó con su vida. Ábaris es el destina­ Silio Itálico22 es un cartaginés.
tario de una carta del Pseudo-Fálaris10
seguida de una respuesta (falsa) del 1. Orat., fr. 86. / 2. Fr. 270 Snell-Mahler.
propio Ábaris. /3. Apud Harpokrat., s.v. «Ábaris»; Suidas, s.v.
El propio Jám blico11 nos dice tam­ «Abaris. Proerósia». /4. Herod., IV, 36; Steph.
Byz.,Hyperbóreioi./5.Jambl., Vit. Pyth., 135.
bién que Ábaris se detenía a veces en / 6. Porfirio, Vit. Pyth., 29 / 7. Jambl., Vit.
tierra, descendiendo de su flecha mági­ Pyth., 91; Porfirio, Vit. Pyth., 29; 140. / 8.
ca, para hacer una colecta con la que Jambl., Vit. Pyth., 147. / 9. Vit. Pyth., 215-
construir un templo al Apolo hiperbó­ 217. / 10. Ep., 56. / 11. Vit. Pyth., 91. / 12.
reo, a modo, pues, de los agyrtes o sa­ Diod., II, 47. / 13. Licurg., Orat., fr. 86. /1 4 .
Eq., 729. Cf. Suda, s.v. «Skythikoi». / 15.
cerdotes mendicantes de la Antigüedad.
Paus., III, 13, 2. / 16. Jambl., Vit. Pyth., 92. /
No han faltado mitógrafos que re­ 17. Plut., De aud. poet., 14 e; Anécdota
construyeran d itinerario geográfico Graeca, 1,178. / 18. Vit. Pyth., 215-221. / 19.
seguido por Ábaris a lo largo de su Diod., II, 47; Schol. Apoll. Rhod., II, 675. /
vida. Una de las escalas debió hacerla 20. Aen., IX, 344. / 21. Met., V, 86. / 22. Pun.,
en Délos, donde Ábaris renovó la anti­ X, 134.
gua alianza entre los hiperbóreos y los
habitantes de la isla12. Algunos autores [B ib l.: P. Boyancé, «Su r PÁ baris
d’Heraclide le Pontique»: REA, 36 (1934),
antiguos consideran que fue entonces pp. 321-352; G. Colli, La sabiduría griega,
— y no antes— cuando recibió de Trotta, Madrid, 1995, pp. 441-442.]
Apolo sus dotes proféticas13. En su
condición de profeta y purificador de
almas, Ábaris recorrió toda Grecia, re­ ABDÍAS / ‘Obadyahu (s. vi a.C.).—
velando los secretos del futuro y cu­ Uno de los doce profetas menores ju­
rando las enfermadades mediante fór­ díos (nabi), asentado probablemente
mulas mágicas. en Palestina tras la deportación de los
Según un escolio14, Ábaris recopiló israelitas a Babilonia. Su misión va es­
unos oráculos (los chrésmoi de Ábaris pecialmente ligada a sus ataques pro-
o chrésmoi Skythikoi) que, en su ma­ féticos contra el reino de Edom, en el
yor parte, eran prescripciones rituales. sur de Palestina.
Así, liberó a Esparta de una peste, sien­ La cronología de Abdías es, sin em­
do recordada su presencia en la ciudad bargo, discutida. Para unos, su misión
con un monumento levantado en el tuvo lugar en el siglo ix; en este caso su
templo de Koré Soteira'5. De igual for­ hostilidad contra Edom vendría justi­
ma purificó tam bién la ciudad de ficada por el ataque de este reino con­
Cnossos en Creta16^ tra Jorán, rey de Judá.
La leyenda de Ábaris —que, por Parece más probable, sin embargo,
otra parte, tanto recuerda a la de que la figura del profeta haya que si­
*Aristeas— fue tratada en una obra es­ tuarla en el siglo vi, cuando, tras la caí­
pecial por Heráclides del Ponto17 (con­ da de Jerusalén (587 a.C.) a manos de
sultada quizá más tarde por Jám bli­ los babilonios, los edomitas llevaron a

44
ACÁNTIDE

cabo repetidos saqueos sobre sus tie­ la luna, transformar la tierra firme en
rras e invadieron parte de su territorio; agua corriente o convertirse en lobo.
el libro de Reyes’ denuncia a «las ban­ En un acto de magia simpática cegaba
das de Aram» (Edom) y tanto los profe­ a los maridos arrancando con su uña
tas como los salmistas posteriores a los los ojos de las cornejas. Acántide con­
acontecimientos siguieron maldicién- sulta a los vampiros (striges) sobre la
dolos. Incluso después de la desapari­ muerte del poeta y con el propósito de
ción de Edom, el reino quedó como hacerle enloquecer elabora un filtro
prototipo de opresor del pueblo judío. (hipomanes) mezcla de hierbas y secre­
Abdías cree y espera la llegada del ciones de yegua preñada.
«día de Yahveh» o día del juicio contra El poeta recoge las seductoras pala­
las naciones (y en especial contra bras que Acántide, ahora en su faceta
Edom). Se le atribuye el libro más cor­ de alcahueta, dirige a Cintia, amante
to del Antiguo Testamento (21 versí­ del poeta, y con las que corrompe poco
culos), redactado, quizá, en el período a poco a la joven alejándola de éste:
posterior a la caída de Jerusalén (587
a.C.). En él se transmite el siguiente Si te agrada la aurífera ribera oriental
oráculo de Yahveh: de los Dorozantes [lejano pueblo del
Oriente, famoso por su oro] y la con­
¿Acaso en aquel día no exterminaré de cha que se enorgullece en el fondo del
Edom a los sabios y de la montaña de mar de Tiro, y te placen los tejidos de
Esaú la inteligencia? Y se aterrarán tus la Minerva de Cos, patria de Eurípilo,
guerreros, oh Temán, de suerte que y la frágil imaginería arrancada de los
todo varón será extirpado de la monta­ lechos atálicos, o los vasos que para ser
ña de Esaú. Por la mortandad, por la vendidos envía Tebas rodeada de pal­
injusticia, contra tu hermano Jacob, te meras, o los murrinos [vasos frágiles]
cubrirá la vergüenza y serás extirpado que se cuecen en los fuegos de Persia,
para siempre (Ab 8-10). ¡desprecia la fidelidad, derriba las imá­
genes de los dioses, triunfen las menti­
1 .2 R 24, 2. ras y quebranta las leyes de un pudor
perjudicial! Añade precio inventar un
[Bibl.: M. A. Arroyo, «El profeta Ab­ marido; haz uso de pretextos. El deseo
días»: Cult.Bib., 11 (1954), pp. 32-33; J. D. se acrecerá demorando la noche prome­
W. Watts, Obadiah, Grand Rapids, 1969.]
tida. Si acaso te mesara los cabellos, su
enojo puede serte provechoso: hay des­
pués que oprimirlo con una paz rega­
ACÁNTIDE / Acanthís (s. i a.C.?).— teada [...] Suplicante, siéntate a tu
Hechicera (saga) y alcahueta citada por lado, tú dispon tu sillón, escribe cual­
el poeta Propercio (50/47 a.C.-2 d.C.), quier cosa: si él teme tus artimañas
quien dirige contra ella una de sus ele­ ¡tuyo es! Muestra siempre mordiscos
gías1; el personaje es histórico, en opi­ recientes en tu cuello, que él piense que
nión de algunos autores. Propercio te los han dado en lid alterna [...[ Aco­
maldice a esta saga, corruptora de jó­ módate a las costumbres de tu amante;
venes enamoradas, cuya muerte desea; si canciones vocea, acompáñale y, em­
el tema fue tratado también por Hora­ briagada, une tu voz; que tu portero
cio (quien en Epodos2 execra a la lena esté despierto para los dadivosos: que
*Canidia) y Ovidio (quien en Amores3 se adormezca sobre el cerrojo bien
maldice a *Dipsas). echado, si viene desprovisto el que lla­
Propercio destaca los poderes de la ma. Y no te desagrade un soldado rudo
hechicera, capaz de alterar el curso de en am or, ni un marinero, si en su

45
ACHINAPOLO

encallecida mano trae monedas, ni ignoran, igualmente, inquietudes as­


aquellos de cuyos bárbaros cuellos pen­ trológicas en este personaje.
dió un cartel cuando untados de greda La idea de que el momento de la
danzaron en medio del foro [esclavos concepción era el más importante en la
extranjeros]. Tú atiende al oro, no a la determinación del horóscopo debió de
mano que lo trae. De oir versos, équé ser emitida por los filósofos antiguos
sacarás en limpio sino palabras? ¿De (J. Soubiran), si bien era muy difícil
qué sirve, vida mía, presentarte con el precisar dicho momento a causa del
cabello adornado y mover los pliegues largo período de gestación. Fue un mé­
delicados de un vestido de fina seda de todo astrológico, pues, poco extendi­
Cosf Del que te ofrende versos, pero do y reservado sólo a personajes de la
no el regalo de un vestido de Cos, séate realeza como Antíoco I Epífanes o el
la lira sorda y sin metal. Mientras la emperador Augusto. La mayor parte de
sangre bulle primaveral, mientras tu los astrólogos consideraba que concep­
edad carezca de arrugas, disfruta, no ción y nacimiento se producían nece­
sea que el día de mañana le quite la sariamente en las mismas circunstan­
flor a tu rostro. Yo vi las fragantes cias y bajo influencias astrales análogas,
rosaledas de Pesto, que vida prometían, por lo que el horóscopo del nacimien­
quedar mustias bajo el viento de una to era suficiente.
mañana {Eleg., IV, 5, 21-62).
1. De arch., IX, 6.
Estas palabras explican que la figu­
ra de Acántide, como la de *Dipsas,
haya sido considerada un precedente ÁGABO / Aagabo (s. i d.C.).— Miem­
de ciertos personajes literarios como la bro de la primera comunidad cristiana
Celestina. de Jerusalén, dotado del don de la pro­
fecía. Poco después de haberse conver­
1. IV, 5 . / 2 . 5 y 1 7 . / 3 . 1 , 8 . tido, anunció desde la ciudad de An-
tioquía un periodo de hambre «en todo
[Bibl.: A. M. Tupet, La magie dans la el orbe», es decir, en las provincias del
poésie latine, Paris, 1976, pp. 285-288.] Imperio rom ano. Hechos' recuerda
que la epidemia se produjo, efectiva­
mente, bajo el gobierno del emperador
A CH IN A PO LO / Achinapolus (s. i Claudio; conocemos, concretamente
a.C.?).— Astrólogo egipcio citado sólo una carestía en Judea durante los años
por Vitrubio1. Dejó una teoría de los 45-46 d.C., lo que justificaría el envío
horóscopos basada no en el momento de suministros por parte la comunidad
del nacimiento, sino en el momento de cristiana de Antioquía a los hermanos
la concepción. Los manuscritos dudan de Judea2.
entre Achi- y Archi- pero el nombre no Agabo reaparece en Cesarea, años
es citado por otras fuentes. Algunos más tarde (58 d.C.), en compañía de
autores (E. Maas) han leído Anchimo- Pablo. El profeta predice entonces,
lus, identificándolo, a su vez, con el mediante gestos simbólicos, la próxi­
Molón citado por Teócrito, si bien éste ma cautividad del apóstol. Concreta­
no dice que Molón sea astrólogo. Otro mente le quitó a Pablo el cinturón, se
autor (V. Rose) propone leer Atheno- ató con él los pies y las manos y dijo:
dorus e identificarlo con Kordylion, un
filósofo estoico al frente de la Bibliote­ El Espíritu Santo dice lo siguiente: «Así
ca de Pérgamo que vivió hacia el año atarán los judíos en Jerusalén al hom­
70 a.C. y que murió en Roma, pero se bre de quien es este cinturón, y lo en-

46
AGESIAS

fregarán en manos de gentiles» (Hch dote Josué se iniciaron los trabajos de


21 , 12). reconstrucción de la Casa de Yahveh. El
oráculo de Yahveh transm itido por
En efecto, la revuelta producida por Ageo dice:
los fanáticos judíos en las proximida­
des del Templo de Jerusalén fue la cau­ Subid al monte, traed madera y recons­
sa de que Pablo fuera detenido por las truid la Casa, y me complaceré en ella
autoridades rom anas, encerrado en y seré así honrado... Porque es mi Casa
Cesarea y, posteriormente, llevado a la que está en ruinas y vosotros corréis
Roma3. cada uno a vuestra casa. Por eso los cie­
los os negaron su rocío y la tierra rehu­
1.11, 27. / 2. Hch 11, 29-20. / 3. Hch 28, só los productos. Y llamé a la aridez
16 ss. sobre la tierra, y sobre las montañas, y
sobre los cereales, y sobre el mosto y
sobre el aceite y sobre lo que el suelo
AGÉLOCO / Agélochos (s. v a.C.).— produce, y sobre el hombre, y sobre las
Adivino (mantis) griego perteneciente bestias, y sobre todo trabajo manual
a la rama espartana de la familia de los (A g í, 7-11).
*Yámidas. Era hijo del célebre mantis
*Tisámeno y padre de * Agías y quizá
En el oráculo de 2, 10-14 se alude a
también de *Tisámeno el joven según una futura ley sacerdotal que regule los
recuerda Pausanias1. N ada sabemos de
elementos santos e impuros introduci­
su actividad como adivino.
dos en el interior del Templo, cuya
construcción se estaba llevando a cabo
1.111,11,5.
entonces, pero del que el profeta espe­
ra que sobrepasará al primero.

AGEO / Haggay (s. vi a.C.).— Profeta 1. Esd 5, 1; 6, 14. / 2. Ag 1 ,1 ; 2, 20-23. /


hebreo de Jerusalén (uno de los doce 3. Ag 1,1.
«profetas menores»). Debió regresar a
la Tierra Santa con los repatriados del
exilio del 587 a.C. Es, por tanto, el AGESIAS / Agestas (466/5 a.C .).—
primero de los tres profetas posexí- Adivino griego (mantis) perteneciente
licos, junto a ^Zacarías y *Malaquías. a la rama siracusana de la familia de
Su actividad profètica coincide con los *Yámidas (que custodiaba el altar
el segundo año del reinado del persa de Zeus en Olimpia), hijo de Sóstrato1.
Darío (en el 520 a.C.). El libro de Vivió en la primera mitad del s. v a.C.
Esdras1 señala que profetiza para los Sirvió como jefe militar y como adi­
judíos de Judá y Jerusalén; Ageo hace vino a las órdenes del tirano Hierón I
una llamada para reconstruir el Tem­ de Siracusa (478-466 a.C.), de quien
plo ante la indiferencia generalizada acabó haciéndose am igo; nada, sin
del pueblo hebreo. embargo, sabemos de ambas activida­
Un corto libro del Antiguo Testa­ des, si bien unos escolios2 dicen que
mento lleva el nombre del profeta destacó en los combates por su arte y
Ageo; seguramente recoge sus pala­ su valor personal.
bras, pero debió de ser obra de algún Píndaro le dedicó su sexta Olímpi­
testigo. ca3 por su triunfo en la carrera de ca­
En uno de los oráculos se elogiaba a rros de muías en los juegos olímpicos
Z orobabel2, gobernador de Ju d ea3, del 4 68. El éxito fue celebrado en
bajo cuya dirección y la del sumo sacer­ Estínfalo (ciudad de Arcadia, de don­

47
AGIAS

de procedía la madre de Agesias) con de antemano el tiempo en que la luna


la oda que Píndaro compuso en Tebas es oscurecida «por la sombra de la Tie­
para la ocasión; a la fiesta se sumó rra». Engañaba así a las mujeres, a las
*Eneas, otro adivino estinfalio, quizá que convencía durante los eclipses de
pariente de Agesias. embrujar la luna y poder «hacerla ba­
Agesias murió asesinado en el 466/ jar». La creencia de que las mujeres
5, durante una revolución interna pro­ tesalias tenían el poder de «bajar la
ducida en la ciudad de Siracusa pocos luna» estaba muy extendida en la Anti­
meses después de la muerte del tirano4. güedad4. Ignoram os cuándo vivió,
aunque el personaje parece histórico.
1. Pind., OI., 6, 9; Schol. Pind., 14a. / 2.
Schol. Pind., 30c. / 3. OI., VI, 4, 22 ss. / 4. 1. Mor., 145 C; 416 F-417 A. / 2. Schol.
Schol. Pind., OI., VI, 165. Apoll. Rhod., IV, 59. / 3. Mor., 417 A. / 4.
Aristof., Nubes, 749; Platón, G o r g 513a;
[Bíbl.: Cauer, «Agesias»: RE, 1 ,1 (1894), Apol. Rodas, Arg., IV, 54 ss.
col. 795.]

AJAB / ‘Ajab (s. vi a.C.).— Falso pro­


AGIAS / Agías (2.a mitad s. v a.C.).— feta hebreo que vaticinaba en nombre
Adivino griego (mantis) hijo de Agélo- de Yahveh a la comunidad israelita de­
co y nieto del célebre *Tisame-no, per­ portada en Babilonia1. Fue denuncia­
teneciente a la «rama espartana» de la do y maldecido por * Jeremías (profeta
familia de los *Yámidas. verdadero), quien invocó —tanto con­
Las fuentes antiguas1recuerdan que tra él como contra Sedecías— un orá­
fue Agias quien animó de forma deci­ culo de Yahveh que decía:
siva al rey espartano Lisandro a atacar
a la flota ateniense en Egospótamos He aquí que yo los entregaré en manos
(405 a.C.), afirmando que lograría so­ de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
meterla toda entera a excepción de que los hará m atara vuestros ojos; y de
diez embarcaciones que se refugiarían ellos se originará una imprecación pro­
en Chipre, como así sucedió2. verbial entre todos los desterrados de
En agradecimiento por este servi­ Judá que se hallan en Babilonia, excla­
cio, los espartanos elevaron en su ho­ mando: «¡H aga Yahveh contigo como
nor una estatua de bronce en el ágora con Sedecías y con Ajab, a quienes el
que aún podía ser contemplada en el rey de Babilonia tostó al fuego», ya que
siglo ii d.C. junto al altar de Augusto. obraron villanía en Israel, y cometie­
También tuvo otra en Delfos, próxima ron adulterio con las mujeres de sus
a la de Lisandro3. compañeros, y pronunciaron en mi
nombre palabras falsas que yo no les
1. Paus., X, 9, 7. / 2. Paus., III, 1 1 ,5 / 3 . había ordenado decir (Jr 29, 21-23).
Paus., X, 19, 7.
Por su condición de falso profeta,
A G L A O N IC E / A glaonike (s. n Nabucodonosor (605-562 a.C.), ins­
d .C .?).— Hechicera tesalia, hija de trumento de la justicia divina, lo man­
Hegétor, citada por Plutarco1y por al­ dó arrojar al fuego.
gunos escolios2. Era famosa por sus
1. Jr 29,21-23.
conocimientos astrológicos (astrologi-
kégyné, la denomina Plutarco3). Según
este autor, era experta en predecir AJÍAS / Ahiyyah (s. x a.C.).— Profeta
eclipses de luna llena, ya que conocía hebreo, originario de Siló, que anun­

48
ALBICERIO

ció el cisma de Israel mediante una ac­ der al príncipe Abdías, hijo de Jero­
ción simbólica1. Cuando en los últimos boam, muy enfermo, le anunció no sólo
años del reinado de Salomón (970-931 la muerte del niño sino la desgracia para
a.C.) Jeroboam salía de la ciudad de toda la casa real culpable:
Jerusalén, Ajías, que iba embozado en
un manto nuevo, le salió al encuentro. ...Así, pues, tú levántate y vete a tu
Cogiendo el profeta su manto lo rasgó casa; cuando tus pies penetren en la
en doce pedazos y, dirigiéndose al fu­ ciudad, morirá el niño. Todo Israel le
turo rey, le dijo: llorará, y le enterrarán; pues éste será
el único de los de Jeroboam que vaya a
Cógete diez trozos, pues así ha dicho parar a una sepultura, por cuanto que
Yahveh, Dios de Israel: He aquí que se ha hallado en él alguna cosa buena
desgarro el reino de la mano de Salo­ hacia Yahveh, Dios de Israel, dentro de
món y te daré diez tribus. La otra tribu la casa de Jeroboam. Yahveh se suscita­
será para él, en gracia a mi siervo David rá un rey sobre Israel, que aniquile la
y a Jerusalén, la ciudad que escogí de casa de Jeroboam: ¡en ese día! Luego
entre todas ¡as tribus de Israel [...] Sin Yahveh vapuleará a Israel, como la
embargo no retiraré de su mano todo el caña es agitada por las aguas, y arran­
reino, pues lo mantandré príncipe todos cará a Israel de este excelente país que
los días de su vida, en consideración a había dado a sus padres, y los dispersa­
David, mi siervo, a quien escogí, el cual rá a l otro lado del río [Eufrates] [...]
guardó mis mandamientos y mis leyes; Entregará a Israel, a causa de los peca­
pero retiraré el reino de mano de su hijo dos que Jeroboam ha cometido y ha
y lo daré a ti: las diez tribus; y a su hijo hecho cometer a Israel (1 R 14,12-16).
entregaré una sola tribu, a fin de que
David, mi siervo, tenga siempre una Los hechos no tardaron en confir­
lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad mar las predicciones del profeta. Muer­
que yo escogí para poner allí mi nom­ to Jeroboam, Nadab, su único hijo su­
bre. A ti te cogeré y reinarás sobre todo perviviente, sólo gobernó durante dos
lo que tu alma desee y serás rey sobre años, siendo asesinado por Basá, uno
Israel (1 R 11, 29-37). de sus generales. Este, tras proclamarse
rey, exterminó a toda la descendencia
Con este acto simbólico el profeta de la casa de Jeroboam3. Más tarde, a
daba a entender cuál es la voluntad de finales del siglo viii a.C., se cumpliría
Yahveh: Jeroboam reinará sobre la también la segunda parte del oráculo:
mayor parte de las tribus de Israel, el exilio de Israel al otro lado del Eu­
mientras que a causa de las infidelida­ frates.
des de Salomón, entregado al culto de
Astarté, éste sólo conservará la de Judá 1.1 R 11, 29-39. / 2 .1 R 12,26-33. / 3.1
(dos, en realidad, con la de Benjamín). R 14, 2-18; 1 R 15.
La promesa de Ajías, y en particular
el anuncio divino de una «casa firme»,
animaron a Jeroboam a acelerar sus ALBICERIO / Albicerius (s. iv d.C.).—
planes para asegurarse el poder. Adivino (divinus) de origen cartaginés
Pero una vez rey de Israel, Jeroboam citado por Agustín de Hipona en su li­
apartó a su pueblo de la religión de bro Contra los Académicos', escrito
Yahveh incitándolo a practicar sacrifi­ hacia el año 368 d.C. A los que iban a
cios en honor de Baal2, lo que no tardó consultar a este «vidente» respondía
en desatar la cólera de Dios. Cuando cosas «maravillosas y ciertas». En el
Ajías fue llamado por la reina para aten­ diálogo agustiniano, Albicerio es de­

49
ALEJANDRO

fendido por uno de sus personajes, Li­ lecturas), le advirtió que delante del
cencio, quien narra cuatro casos asom­ templo yacía tirada la estatua de un
brosos de los que fue testigo: antiguo sátrapa de Frigia, Ariobarza-
1) A una persona, a la que no cono­ nes; esta señal y otros presagios favo­
cía, que había perdido en su casa una rables animaron al adivino a asegurar
cuchara le adivinó no sólo lo que bus­ al monarca macedonio que obtendría
caba y dónde se hallaba oculta, sino su la victoria en una gran batalla de caba­
propio nombre. llería, especialmente si se daba la cir­
2) A un niño que llevaba unas mo­ cunstancia de celebrar el combate en
nedas, parte de las cuales había roba­ los confines de Frigia, como poco des­
do, le obligó a devolver las que había pués sucedería en la batalla de Gránico
hurtado sin haber visto la suma y sin (mayo/junio del 334 a.C.).
ser informado de lo que aquél había Finalmente anunció que con sus
hecho. propias manos Alejandro daría muerte
3) Estando Flaciano, un hombre de en el transcurso de un combate a un
alta posición social, en tratos para destacado general enemigo y que la
comprar una finca, preguntó a Albice- diosa Atenea colaboraría en su éxito.
rio si sabía qué asunto estaba llevando Como agradecimiento por el oráculo,
entre manos. El adivino manifestó la Alejandro dedicó su propia armadura
naturaleza del negocio y el nombre de como ofrenda a la diosa2.
la finca, que ni el propio Flaciano re­
cordaba. 1. XVII, 17, 6 - 7 /2 . Diod., XVII, 18,1.
4) Un hombre joven le desafió en
una ocasión a que adivinase lo que es­
taba pensando en aquel mismo instan­ A LEJAN D RO DE A B O N U T IC O /
te. Albicerio le respondió que tenía en Alexandrós (s. n d.C .).— Adivino y
mente un verso de Virgilio. Como él, mago fundador de un célebre oráculo
lleno de asombro, no pudo negarlo, le en Abonutico (Paflagonia), su ciudad
preguntó qué verso era y el adivino, natal. Sabemos de él a través de la bio­
que apenas sabía gramática, se lo reci­ grafía que le consagra su enemigo per­
tó completo. sonal, Luciano de Sam ósata (en su
San Agustín atribuye las dotes adi­ Pseudomantis) quien, sin embargo, re­
vinatorias de Albicerio a demonios o conoce haber consultado el oráculo de
espíritus que embaucan a los hombres2. Abonutico en varias ocasiones con el
En otra de sus obras3 explica las causas fin de poner al descubierto las super­
por las que Dios permite la adivinación cherías de Alejandro1, al que conside­
de los demonios. ra un «falso adivino» {pseudomantis).
Existen no obstante otras fuentes, ar­
1. Aug., C. Acad., VI, 17-18. / 2. De ordine, queológicas, epigráficas2 y numismáti­
II, 9, 27 = PL, 32, 1007. / 3. De div. cas, que prueban la historicidad de
daemonum = PL, 40, 582-591. Alejandro.
Alejandro debió de vivir en época
de los Antoninos, es decir, a mediados
A L E JA N D R O / A lexandrós (s. iv del siglo ii d.C. Dotado de gran talen­
a.C .).— Adivino (m antis) troyano. to, fue educado por un mago amigo y
Diodoro1 dice que una vez levantado compatriota de * Apolonio de Tiana,
el campamento de Tróade, Alejandro cuyo nombre no se cita. Concluida su
Magno se dirigió al templo de Atenea etapa de aprendizaje, decidió sacar
donde el encargado de los sacrificios, provecho de sus conocimientos. Se
Alejandro (o Aristandro, según otras asoció primero con un bizantino de

50
ALEJANDRO DE ABONUTICO

nombre ^Coconas, con el que acordó boca se abría o cerraba a voluntad del
fundar un oráculo en la ciudad de Abo- impostor y.
nutico bajo la protección del dios Una escultura marmórea hallada en
Asclepio. la antigua Tomi, considerada como
Para darle apariencia de autentici­ una imagen cultual, permite darnos
dad enterró unas tablillas de bronce en una idea de su apariencia: es de gran
el templo de Apolo en Calcedón —que tamaño (4,60 m) —enrollada al cuello
simuló después haber «descubierto»— y al torso de Alejandro aún tocaba el
en las que se anunciaba que «pronto suelo—, de cabeza «antropomórfica»
Asclepio, acompañado de Apolo, su —sobre todo los cabellos y las orejas—
padre, vendrían al Ponto y fijarían su pero también con partes propias de
residencia en Abonutico». El oportuno cabezas de perros y ovejas.
descubrimiento de estas tablillas difun­ Pronto estableció el método adivi­
dió inmediatam ente la noticia por natorio del oráculo de Glicón-Ascle-
Bitinia y el Ponto y, sobre todo, entre pio, tom ando com o m odelo el de
los habitantes de Abonutico. Anfíloco de M alo (Cilicia). Indicaba al
La llegada de Alejandro a su ciudad consultante que escribiera en una tira
natal despertó una gran expectación. de papiro lo que deseaba saber y que
De larga cabellera rizada, iba vestido luego la atara y la sellara con cera. El
con una túnica blanca y purpúrea so­ mismo tomaba las tiras y, ya en el inte­
bre la que caía un manto blanco y por­ rior del santuario, llamaba por orden a
taba una espada curva. Diversos orá­ los consultantes por mediación de un
culos hacían de él un descendiente de sacerdote. Después escuchaba al dios y
Podalirio (médico y adivino hijo de devolvía la tira sellada, sin abrir, tal y
Asclepio que participó activamente en como fue entregada, pero incluyendo
la guerra de Troya) y de Perseo, así en ella, debajo de la consulta, la res­
como un gran profeta. Uno de estos puesta del dios4. Luciano de Samósata
oráculos decía: describe algunos de los trucos utiliza­
dos por Alejandro para abrir los sellos
Este que veis aquí, hombre grato a sin que fueran advertidos5.
Zeus, de la estirpe de Perseo, / es el adi­ El precio de la consulta era caro:
vino Alejandro, partícipe de la sangre una dracma y dos óbolos6; un oráculo
de Podalirio (Alex., 11). emitido por Glicón había, sin embar­
go, anunciado el desinterés por el di­
Los habitantes de Abonutico fueron nero:
testigos del nacimiento de un nuevo
dios: Alejandro depositó en los cimien­ Os exhorto a conferir honores a mi ser­
tos del templo de Asclepio (cuya cons­ vidor y profeta, / no me preocupo en
trucción se iniciaba) un huevo de oca, exceso de las riquezas, sí de mi profeta
previamente vaciado, que encerraba en {Alex., 24).
su interior una serpiente recién naci­
da. Al «eclosionar» el huevo, apareció N o obstante, quienes pagaban más
la nueva divinidad, que recibió el nom­ podían recibir oráculos «autófonos», es
bre de Glicón (Glykón); algunos estu­ decir, pronunciados en voz alta por la
diosos (Eitrem) han relacionado el serpiente misma: un tubo acústico que
teónimo con el del dios de la gnosis salía de la cabeza del reptil permitía a
Chnubis o Cnumis, iconográficamente Alejandro simular el oráculo de Glicón.
afín. El dios tenía cuerpo de serpiente Las respuestas solían ser equívocas
y cabeza con rasgos humanos (la cabe­ y ambiguas recurriendo con frecuen­
za había sido pintada o modelada y la cia a expresiones tales como: Todo su­

51
ALEJANDRO DE ABONUTICO

cederá cuando yo quiera, y Alejandro, El niño murió a los pocos días, pero
mi profeta, me lo pida, y ruege por vo­ Rutiliano defendió al oráculo dicien­
sotros7-, a veces incluso carecían de sen­ do que lo ocurrido era precisamente lo
tido. Glicón prescribía también medi­ que el dios había querido predecir,
camentos y dietas, recomendando con pues ambos — Pitágoras y Homero—
frecuencia las cytmides, nombre inven­ muertos muchos siglos antes serían sus
tado por él para designar un remedio maestros, pero en el Hades.
fortificante hecho con grasa de oso. En otra ocasión Rutiliano le pregun­
Cuando el oráculo estaba en su apo­ tó de quién era el alma que él había
geo, Alejandro ideó un tercer método de recibido, a lo que el oráculo respondió:
consulta: los oráculos «nocturnos». To­
maba las tiras de papiro y se acostaba Primero fuiste el Pelida, después de
sobre ellas, dando las respuestas como si esto, Menandro, luego el que ahora pa­
las hubiese oído al dios en sueños8. reces, más tarde serás rayo solar, y vivi­
Con las enormes sumas que obtenía rás ochenta, ad em ás de cien años
(setenta u ochenta mil dracmas al año, (Alex., 34).
dice Luciano9) pagaba a las muchas
personas que estaban a su servicio: una Luciano dice que el oráculo se equi­
red de espías que le proporcionaba in­ vocó nuevamente con él, dado que
formaciones útiles, el personal dedica­ sólo vivió hasta los sesenta años.
do a la propaganda del oráculo, guar­ Fue precisamente gracias a la me­
dianes del templo, falsificadores de diación de Rutiliano como Alejandro
sellos, etc. logró entrevistarse con el emperador
La fama del oráculo se extendió por Marco Aurelio. Según Luciano, duran­
las ciudades vecinas llegando incluso a te la guerra contra los marcomanos
Roma, entre cuyos consultantes figu­ (hacia el 170 o 171 d.C.) el oráculo de
raron hombres de la categoría social de Alejandro prescribió arrojar «dos fie­
Severiano, tetrarca de Galacia, que lle­ les servidores de Cibeles» al Danubio,
vó a cabo una expedición militar con­ junto con perfumes de la India y otras
tra Armenia siguiendo las indicaciones magníficas ofrendas, como garantía de
del siguiente oráculo autófono: victoria y paz:

Después de someter a partos y arme­ En los remolinos del Istro, el río que se
nios con diestra lanza / regresarás a nutre de las lluvias de Zeus, / mando
Roma, y al agua del Tíber luminosa en arrojar a dos fieles servidores de Ci­
las sienes / llevando una diadema cen­ beles, / fieras en las montañas criadas,
telleante (A l e x 27). y cuanto cría el aire indio / de flores y
plantas perfumadas. Y al momento ha­
Otro personaje de alta condición so­ brá / una victoria, y gloria magna, jun­
cial que consultó repetidamente —me­ to con la anhelada paz (Alex., 48).
diante em isarios— al profeta fue P.
Mummius Sisentta Rutilianus, de fami­ El emperador, siguiendo las instruc­
lia romana consular y procónsul de Asia ciones del oráculo, arrojó dos leones
en el 150 d.C. Una de estas consultas se al río; los animales tras alcanzar a nado
refería al maestro que debía elegir para la orilla enemiga, fueron muertos por
que dirigiese los estudios del hijo de su los bárbaros. Sin embargo el oráculo
anterior esposa; Alejandro respondió: se mostró poco efectivo, pues, poco
después, cerca de veinte mil soldados
A Pitágoras y a l excelente aedo mensa­ romanos fueron hechos prisioneros y
jero de guerras (Alex., 33). los bárbaros lograron penetrar en sue­

52
ALEJANDRO DE ABONUTICO

lo itálico. Alejandro se defendió recu­ ayudar eficazmente a los hombres para


rriendo a la ambigüedad de los orácu­ evitar tales desastres. Uno de estos
los délficos, es decir, afirmando que la «oráculos autófonos» es citado tam­
victoria prometida por el dios se refe­ bién por Luciano:
ría a la de los bárbaros. Sólo entre los
años 166 y 169 el emperador logró a L a peste ahuyenta el bien crinado
duras penas rechazar a los marcoma- Apolo (Alex., 36).
nos invasores de las provincias orien­
tales. Algunos autores han creído re­ El verso era escrito sobre las puer­
conocer a los leones representados en tas de las casas para preservar a los ha­
la célebre columna de Marco Aurelio, bitantes de la plaga. Precisamente una
pero parece difícil admitir que un he­ inscripción con este mismo verso fue
cho de tan desgraciado recuerdo para hallada en Antioquía, lo que demues­
el ejército romano fuese conmemora­ tra la veracidad del relato de Luciano
do en un monumento oficial de estas (L. Robert).
características. Pero también es cierto que el orácu­
Alejandro mantuvo buenas relacio­ lo de Glicón-Asclepio desencadenó
nes con otros oráculos de la zona, en­ una fuerte oposición, sobre todo por
viando con frecuencia a muchos de sus parte de los filósofos epicúreos, resuel­
clientes a Claros, Dídima o Malo, lo tos a desenmascarar la farsa de Alejan­
que sin duda también contribuyó a dro. Desde su santuario, Alejandro
prestigiar el suyo. La ciudad de Abo- — dice Luciano— sostenía contra ellos
nutico llegó incluso a hacerse insufi­ una guerra sin tregua ni concesiones.
ciente para albergar el gran número de Una de sus armas fue el propio orácu­
peregrinos venidos de todas partes del lo: Alejandro emitió uno en el que, tras
Imperio. El propio Alejandro logró de haber sido preguntado por alguien qué
Roma que el topónimo de su ciudad hacía Epicuro en el Hades, respondió:
natal fuera sustituido por el más altiso­
nante de Ionopolis (conservado en el Lleva grilletes de plomo y está sentado
actual nombre turco de Ineboli), deri­ en cieno (Alex., 25).
vado de Ion, héroe epónimo de los
jonios. La ciudad recibió también, des­ En otra ocasión quemó una de las
de Lucio Vero, el derecho a acuñar más preciosas obras de Epicuro en el
moneda con las efigies del dios y del centro del ágora al tiempo que emitía
profeta. un nuevo oráculo:
En los últimos años, al decir de
Luciano, Alejandro dirigió sus orácu­ Te ordeno consumir en la hoguera las
los a los extranjeros que venían a con­ máximas del viejo ciego (Alex., 47).
sultarlo en sus idiomas de origen (si­
rio, celta, escita); la respuesta era Junto a los epicúreos, también los
escrita en esas mismas lenguas gracias ateos y los cristianos formaron parte
a la creación de un servicio de agentes de la oposición al oráculo. Por el con­
que la traducían10. trario, los filósofos platónicos, estoicos
También emitió oráculos durante la y pitagóricos (siempre según Luciano)
peste del año 165, distribuidos poste­ apoyaron al profeta.
riormente por todas las ciudades del Pero al margen de la actividad ora­
Imperio. Pretendiendo haber sido emi­ cular, Alejandro instituyó también
tidos con anterioridad a la aparición unos misterios (muy similares a los de
de la plaga predecía, junto a la peste, Eleusis) celebrados durante la noche
incendios y terremotos pero prometía con marchas de antorchas y ceremo­

53
ALEJANDRO DE ABONUTICO

nias sagradas. El primer día tenía lugar bañado con un color dorado, como el
la representación del parto de Latona que, según una tradición, tenía Pitágo-
(madre de Apolo), el nacimiento de ras; de esta forma aparentaba ser una
Apolo y su boda con la ninfa Coronis y reencarnación del filósofo griego. Para
la venida al mundo de Asclepio. El se­ resolver la polémica sobre si tenía o no
gundo día la aparición y el nacimiento el alma de Pitágoras, Glicón emitió el
del dios Glicón y, por último, el terce­ siguiente oráculo:
ro, las bodas de Podalirio (hijo de Es­
culapio) y de la madre de Alejandro El alma de Pitágoras, ora se extingue,
(que se decía descendiente de Perseo). ora crece de nuevo, i La del Profeta es
Una última representación cerraba los flujo del espíritu divino. / La envió el
misterios: la hierogamia de Selene (la padre como una ayuda para los hombres
Luna) y Alejandro. El papel de Selene buenos; / y a Zeus de nuevo volverá ful­
estaba encarnado por Rutilia, una her­ minada por el rayo de Zeus (Alex., 40).
mosa mujer hija del citado Rutiliano:
mientras Alejandro yacía dormido, ella Alejandro había anunciado en un
descendía sobre él desde el techo (que oráculo sobre sí mismo que viviría
simbolizaba el cielo) y, a la luz de las ciento cincuenta años y moriría fulmi­
antorchas, se daban besos y abrazos nado por un rayo14, pero murió en el
ante los presentes. Fruto de esta unión 174 d.C., es decir a los setenta, vícti­
nacería una hija, con la que más tarde ma de una pierna gangrenada «hirvien­
contrajo matrimonio el propio Ruti­ do de gusanos». Al morir, sus colabo­
liano, siempre siguiendo uno de los radores se disputaron su sucesión; su
oráculos de Alejandro. suegro, Rutiliano recibió el derecho a
Según Luciano11, muchas mujeres, impartir los oráculos «aunque él no
con la aprobación de sus maridos, pre­ estuviera». Algunos autores piensan
sumían haber parido un hijo de Alejan­ por ello que el oráculo pudo haber ad­
dro. Posiblemente éste las fecundaba quirido un carácter necromántico. Las
sustituyendo a Glicón pues las mujeres, monedas de Abonutico con la efigie de
llevadas de la extendida creencia griega Glicón llegan hasta la época de Trebo-
de que un dios-serpiente podía dejarlas niano Galo (251-253 d.C.), si bien es
preñadas, se acercaban con ese fin al posible que el oráculo permaneciese
santuario. Precisamente una inscrip­ activo algunas décadas más.
ción12 alude a un sacerdote llamado
Miletos, «hijo de Glicón Paflagonio». La 1. Alex., 53. / 2. IGRom., IV, 1498; CIL,
madre de Miletos debió, pues, de haber III, 1021-1022. / 3. Alex., 17. / 4. Alex., 19. /
visitado el santuario de Abonutico don­ 5. Alex., 20-22. / 6. Alex., 23. / 7. Alex., 22. /
S. Alex., 49.19. Alex., 2 3 ./ 10. Alex., SI. 1 11.
de recibió el milagro de un hijo, natural­ Alex., 42. / 12. ÍGRom., IV, 1498. / 13. CIL,
mente con la mediación de su sacerdote. III, 1021 y 1022./ 14. Alex., 59.
En Dacia (Apulum y Alba Julia) fue­
ron halladas dos inscripciones13 a Gli­ [Bibl. : Edición española del tratado de
cón (una de ellas hecha iussu dei). El Luciano: M. Giner Soria, Ello Arístides.
culto había penetrado más allá de los Luciano de Samósata. Discursos sagrados.
Cárpatos. Quizá esta expansión por Sobre la Muerte de Peregrino. Alejandro o el
falso profeta, Madrid, 1989. Sobre el per­
tierras danubianas se debió a la in­
sonaje: F. Cumont, «Alexandre d ’Abonoti-
fluencia de Rutiliano, el suegro de Ale­ chos: un épisode de l’histoire du paganisme
jandro, gobernador de la Mesia Supe­ au II siècle de notre ère», Mémoires de
rior entre los años 155 y 158 d.C. l’Academie Royale Belge, 40 (1887), pp. 3-
Muchas veces Alejandro se presen­ 54; E. Babelon, «Le faux prophète Alexan­
taba en público mostrando su muslo dre d ’Abonotichos»: RNum, 4 (1900), pp.

54
A MÓ S

1-30; F. Cumont, «Alexandre d ’Abonoti- 1. XXVIII, 1, 19. / 2. Amm. M arc.,


chos et le néo-pythagoricisme»: RHR, 86 XXVIII, 1, 19. / 3. Amm. Marc., XXVIII, 1,
(1922), pp. 202 ss.; A. D. Nock, «Alexan­ 20. / 4. Amm. Marc., XXVIII, 1, 21.
der of Abonuteichos»: CQ, 22 (1928), pp.
160-162; M. Caster, Commentaires sur Ale­ [Bibl.: S. Montero, Política y adivina­
xandre ou le faux prophète de Lucien, Paris, ción en el Bajo Imperio romano: emperado­
193 8 ; S. Eitrem, Orakel und Mysterien am res y harúspices, Bruxelles, 1991, p. 129.]
Ausgang der Antike, Berlin, 1947; L. Ro­
bert, «Lucien et son temps», en À travers
l’Asia Mineure, Paris, 1980, pp. 393-421; AMIAS DE FILADELFIA / Ammia (s. i
D. C lay , «L u cian o f S a m o sata: F ou r
d.C.?).— Profeta de la Iglesia, del que
Philosophical Lives (Nigrinus, Demonax,
Peregrinus, Alexander Pseudom antis)»:
nada sabemos, citado, junto a *Cuadra-
ANRW II, 36.5 (1992), pp. 3406-3450; F. to, por un antim ontanista anónimo
Guillaumont, «Lucien et la divination», en cuyo testimonio es recogido por Euse­
Les écrivains du deuxième siècle et l ’Etrusca bio de Cesarea1.
Disciplina. Caesarodonum, 1996, supl. 65,
pp. 13-25.] 1. HE, V, 17,3.

AM ANCIO / Amantius (s. iv d.C.).— A M Ó N / Ammon (s. iv d.C.).— Autor


Conocido harúspice de la segunda mi­ de un poema astrológico, Katarcha, del
tad del siglo iv d.C. citado por el histo­ que sólo se conservan 19 versos cita­
riador Amiano Marcelino1. El adivino dos por el escritor bizantino Tzetzes (s.
fue llevado ante un tribunal, por una xn). Este le menciona como destacado
delación anónima, acusado de haber astrólogo, aunque es probable que le
ofrecido sus servicios en Africa a Hyme- confunda con el Ammon al que están
tius, procónsul de la provincia conoci­ dedicadas las latrom athem atika de
do por sus críticas al emperador Valen- Hermes. Los críticos fechan los frag­
tiniano (364-375). mentos conservados en el siglo iv d.C.
El objeto de la visita de Amando es
revelado por Amiano: hacer un sacrifi­ [Bibl.: A. Ludwich, Maximus et Ammon,
cio «con propósitos criminales»; la acu­ Leipzig, 1877; Riess, «Ammon»: BE, I, 2
sación fue negada por Amando2. Pero (1894), col. 1858.]
en un registro privado fue encontrado
un escrito de Hymetius en el que roga­
AMÓS / ‘Amós (s. viii a.C.).— Profeta
ba al harúspice que realizara un rito
hebreo (nabí) nacido en Teqoa, al sur
solemne a la divinidad para aplacar a
de Judea. En origen debió de ser pro­
los emperadores Valentiniano y Gra­
p ie ta rio de g a n a d o 1 y q u izá de
ciano en su hostil actitud hacia su per­
sicómoros2. En 7 , 14a afirma: «Cierta­
sona3.
mente soy profeta (nabí) pero no un
Desconocemos qué ritos religiosos
profeta profesional (ben nabí)», lo que
pudo realizar el harúspice Amancio
ha dado lugar a interpretaciones muy
(Amiano parece referirse a un sacrifi­
diversas: a) funcionario cúltico dedi­
cio: ritu sacrorum sollemnium), pero
cado a la adivinación; b) profeta de
parece claro que no se trata de un rito
oficio; c) profeta pero no de oficio, es
haruspicinal a través del cual se quisie­
decir, llam ado expresam ente por
ra conocer el porvenir de los empera­
Yahveh.
dores o la voluntad de los dioses.
Amancio debió de intervenir en prácti­ Su actividad profètica hemos de si­
tuarla en el reinado de Jeroboam II
cas mágicas como confirma la pena ca­
(786-746 a.C.); es, por tanto, el pri­
pital que le fue impuesta4.

55
ANA

mer profeta cuyos oráculos se han con­ segador el que pisa la uva con el que
servado (en el Antiguo Testamento). esparce la semilla; y las montañas des­
Amos denuncia, ante todo, los ma­ tilarán mosto y todas las colinas se de­
les sociales de su tiempo: el lujo en el rretirán. Y repatriaré a los cautivos de
que viven los ricos de Samaria, el for­ mi pueblo Israel (Am 9, 11-15).
malismo cultural y la corrupción de los
profetas; también condena la violación Sin llegar a una concepción mono­
de los «derechos humanos» entre los teísta, Amos presenta a Yahveh como
pueblos extranjeros (2, 1). Sus ideas Señor de la naturaleza y las Naciones,
fueron la causa de que Amasias, sacer­ an ticip án d o se así a las id eas del
dote de Betel, ordenase su expulsión al Deutero-Isaías.
reino de Judá3.
Destacan sus profecías sobre el jui­ 1. Am 1,1. / 2. Am 7,14. / 3. Am 7, lOss.
cio final, reservado a una minoría:
[Bibl.: A. Neher, Amos. Contribution á
Así dice Yahveh: «Como rescata el pas­ Vétude du propbétisme, Paris, 1950; H. W.
Wolff, Uenracinement spirituel d ’Amos,
tor de las fauces del león dos patas o el
París, 1974; A. González, «Semblanza de un
extremo de una oreja, así serán resca­
profeta: Amos», en Profetas verdaderos,
tados los hijos de Israel que moran en profetas falsos, Salamanca, 1976, pp. 77-
Samaria, como un extremo de un le­ 95; J. L. Vesco, «Amos de Téqoa, défen-
cho, o como un pedazo de p ata de seur de l’homme»: Revue Biblique (1980),
cama» (Am 3, 12). pp. 481-513; A. G. Auld, «Amos and Apo­
calyptic: Vision, Prophecy, Revelation», en
El día de Yahveh, entendido por Storie dei profeti, Brescia, 1991, pp. 1-14.]
Amos en un sentido escatológico, no
será lu m inoso — com o el p u eblo
creía— sino triste y lleno de tinieblas: ANA / Ana (s. i a.C.).— Profetisa he­
brea, hija de Fanuel, de la tribu de Aser,
Ay de quienes ansian el día de Yahveh. citada en el Nuevo Testamento. Tras
El día de Yahveh, ¿de qué os servirá? siete años de matrimonio quedó viuda
Será tinieblas y no luz. Como cuando hasta los ochenta y cuatro. N o se apar­
huye un hombre delante de un león y taba del Templo de Jerusalén, sirvien­
topa un oso o entra en casa y, apoyan­ do a Dios con ayunos y plegarias día y
do su mano en la pared, le muerde la noche1. Por su condición de profetisa
culebra (Am 5, 18-20). se creía que en ella estaba el espíritu de
Dios y que recibía revelaciones divi­
Israel perecerá por completo si no se nas2; una de ellas le permitió recono­
convierte y hace el bien; sólo así situará cer al Mesías en el niño Jesús3.
a su pueblo en la tierra de la Promesa: Hechos4 alude a las cuatro hijas de
Felipe (cuyos nombres, sin embargo, no
En aquel día levantaré la cabaña de conocemos) también como profetisas.
David, que habrá caído, y repararé sus
brechas, y alzaré sus ruinas, y la recons­ 1. Le 2, 36. / 2. Le 2 ,25. / 3. Le 2 ,3 8 . / 4.
truiré como en otros tiempos de anta­ 2 1,9.
ño. A fin de que tomen a poseer el resto
de Edom y todas las naciones sobre las ANAXILAO DE LARISA / Anaxílaos
cuales es invocado mi nombre —orá­ (s. i a.C .).— Filósofo pitagórico y
culo de Yahveh que tal hace—. He aquí mago, originario de Larisa (Tesalia),
que llegan días —oráculo de Yahveh— expulsado de Roma e Italia por orden
en que el arador se encontrará con el de Augusto en el año 28 a.C .1. Dióge-

56
A N Fí L IT O

nes Laercio2 le atribuye un tratado So­ 175. / 7. Fr. 9 = Ps. Cypr., De rebapt., XVI. /
bre los filósofos, aunque también se le 8. Refut., IV, 28. / 9. NH, XIX, 21-26 y 28-
31. /1 0 . Ireneo, Adv. Haeres., 1,13; Ps. Cypr.,
considera autor de otros tres: Physikd,
De rebapt., III, 184.
Baphiká y Paígnia.
El motivo de su expulsión fue, más [Bibl.: Fragmentos: M. Wellmann, «Die
que sus enseñanzas filosóficas, la prác­ Physiká des Bolos Demokritos und der M a­
tica de la alquimia, la astrología y la gier Anaxilaos aus Larissa. Teil I», en Ab­
m agia. Los principales fragm entos handlungen der Preussischen Akademie der
conservados hacen referencia a los si­ Wissenschaften. Phil. Hist. Klasse, 1928; L.
guientes asuntos: T arán , «A n axilau s o f L arissa»: D SB, I
1) Propiedades ignífugas e insono- (1970), p. 150.]
rizantes del amianto3.
2) La tinta de la sepia posee poderes
tales que, puesta en una lámpara, la luz A N E B Ó N I Anebon (s. iv d.C.).— Des­
precedente desaparece y hace aparecer tinatario de una Carta de Porfirio so­
a etíopes. De igual forma, si el pulmo bre la filosofía de la religión y la
marinus se frota sobre un bastón, éste teúrgia. Debió de ser un mago y sacer­
se hace fosforescente4. dote de origen egipcio, discípulo de
3) Si se deposita el hipómano (sudor Porfirio y, después, de Jámblico. Di­
de yegua) en una lámpara, hace apare­ cha Carta se ha perdido pero podemos
cer cabezas de caballo5. hacernos una idea de su contenido a
4) Añadiendo azufre en un poco de través de los pasajes citados por Jám ­
vino y haciéndolo girar con los brazos blico, Eusebio de Cesarea y Agustín.
en alto se obtiene un reflejo que, al di­ Gran parte de la Carta estaba dedicada
fundirse sobre los invitados, hace que a las revelaciones oraculares, las epifa­
éstos adquieran un color pálido y mor­ nías o las apariciones de los dioses du­
tecino6. rante las sesiones teúrgicas', técnicas
5) Técnicas para hacer aparecer fue­ todas ellas en las que Anebón debía de
go sobre el agua7. ser un consumado maestro. Algunos
Existen algunas razones para creer autores proponen identificarlo con el
que Anaxilao conocía un método para «profeta egipcio» citado por Proel o2.
«fabricar» plata; la receta pudo apro­
piársela de alguna de las obras de * Bo­ 1. Porf., Ep. ad Aneb., II, 3b Sodano. / 2.
in Timaeum, I, 29-255.
los de Mendes.
En opinión de algunos estudiosos [Bibl.: A. R. Sodano, Porfirio. Lettera ad
(Wellmann) Anaxilao es el autor de Anebo, Napoli, 1958.]
prodigios y milagros atribuidos más
tarde a * Simón M ago8.
Un siglo después de su muerte, Ana­ ANFIARAO.— *Anfíloco.
xilao seguía siendo recordado como
autoridad en su materia. Así, Plinio el
Viejo le cita como una de sus fuentes ANFÍLITO / Amphílytos (s. vi a.C.).—
en los libros de su Historia N atu ral. De origen acarn an io , el ad ivin o
Autores paganos y cristianos aluden a Anfílito era contemporáneo del tirano
él aún en el siglo ii d .C .10. ateniense Pisístrato (527 a.C.), quien,
durante uno de sus exilios, recibió de
1. Jer., Chron. OI., 188, 1. / 2. III, 2. / 3. aquél el siguiente oráculo:
Fr. 1 = Plin., NH, XIX, 19 / 4. Fr. 2 = Plin.,
NH, XXXII, 141. / 5. Fr. 3 = Plin., NH, H a sido echada la trampa, la red se ha
XXXII, 141. / 6. Fr. 4 = Plin., NH, XXXV, tendido / y los atunes se precipitarán

57
ANFÍLOCO

con ímpetu en noche / de luna (Herod., A nfiarao participó activam ente


I, 62 ). — como guerrero y adivino— en la ex­
pedición de los «Siete contra Tebas»5
Comprendiendo el vaticinio, puso bajo el mando de A drasto, rey de
en movimiento sus tropas y, cayendo Argos; en las Olímpicas6 de Píndaro,
sobre Atenas cuando la población des­ Adrasto le llama «el ojo de mi tropa»,
cansaba, logró hacerse fácilmente con elogiando sus cualidades adivinatorias
el poder. Un autor cristiano, Clemente y guerreras.
de Alejandría1, dice que Pisístrato afir­ Durante el viaje a Tebas, a su paso
mó su tiranía gracias a que Anfílito le por Nem ea, los héroes pidieron a
designó cuál era «el instante propicio». Hipsípila, la esclava encargada de la
Se trata, probablemente, del primer custodia de Ofeltes (hijo del rey del
oráculo favorable sin reservas a un ti­ país), que les diese de beber. La mujer
rano. Anfílito debió de recibir de Pisís­ dejó al niño en el suelo durante unos
trato, como recompensa, la ciudadanía instantes siendo así que un oráculo ha­
ateniense, pues Platón2 y otros autores bía ordenado que no fuera depositado
más tardíos3 le consideraban origina­ antes de que aprendiese a andar. Apro­
rio de esta ciudad. vechando el descuido de la mujer una
El vaticinio de Anfílito fue emitido serpiente se precipitó sobre la criatura
en estado de trance (Heródoto emplea y la ahogó7. Anfiarao reveló el funesto
el término griego entheázon). Algunos significado de aquél prodigio: la expe­
autores han observado que Anfílito dición fracasaría y los jefes morirían.
abandonó las tradiciones de los anti­ El niño fue llamado Arquémoro («el
guos *M elampódidas para adoptar la primer muerto»), instituyéndose en su
adivinación intuitiva, entonces de honor unos juegos — conocidos más
moda. En su figura se confunde, sin tarde como ñemeos— en los que el
embargo, el cresmólogo con el exége- propio Anfiarao participó (en las mo­
ta, lo que también sucede en otros adi­ dalidades de salto y disco).
vinos como * Onomácrito. En Tebas, ante los muros de la ciu­
dad, Anfiarao intentó retrasar el últi­
1. Clem. Alex., Strotn., I, 132. / 2. Thea- mo —y fatal— asalto a la ciudad de­
ges., 124 d. / 3. Temist., Orat., 1, 26; III, 46; claran d o que las entrañas de las
XX, 235. víctimas prohibían atravesar el Ismé-
nos8. Fue quizá en aquel momento
[Bibl.: Hiller, «Amphilytos»: RE, I, 2
cuando Anfiarao, revelando su secre­
(1894), col. 1941.]
to, predijo que de todos los jefes de la
expedición sólo Adrasto regresaría
vivo al hogar; el héroe se entregaba así,
ANFÍLOCO / Amphílochos.— Héroe con resignación, al destino.
y adivino (mantis) mítico griego, hijo Poco después, Melanipo hería en el
del célebre Anfiarao y de Erifile. An- vientre a uno de los «Siete», Tideo.
fiarao, su padre, era un héroe y adivi­ Cuando éste yacía moribundo, Atenea
no griego de origen beocio. Su nombre le llevó un remedio para hacerlo in­
aparece ya en las tablillas micénicas1. mortal. Pero Anfiarao, que odiaba a
La mitología griega le presenta como Tideo, al darse cuenta de la intención
hijo de Oícles y de Hipermestra2, des­ de la diosa, cortó la cabeza de M e­
cendiente, por tanto, de *M elampo. Su lanipo y se le llevó a Tideo; éste la
mujer es la ambiciosa Erífila, hermana abrió y se comió los sesos. Al verlo,
de Adrasto’. Zeus y Apolo aparecen Atenea, asqueada, desistió de su buena
como sus protectores4. acción y lo aborreció9.

58
ANFÓTERO

Ya en los últimos momentos de la tarde, volviendo a la Hélade, la de


batalla, Anfiarao, herido en la espalda Argos (en Acarnania) si bien, al no
por la lanza de Periclímeno, iba a ser agradarle la evolución de la nueva ciu­
alcanzado por éste cuando Zeus hizo dad, regresó a Malo. Allí reclamó el
abrir la tierra ante él por un enorme mando a Mopso, pero, ante la negati­
trueno10, desapareciendo en su interior va de éste a entregárselo, ambos pelea­
Anfiarao con sus caballos, su carro y ron, pereciendo en el combate18.
su auriga. Conocida la noticia, su hijo Según Pausanias19 en su época exis­
Alcmeón —siguiendo las instrucciones tía un oráculo de Anfíloco en M alo de
de su p ad re11— m ató a su m adre, Cilicia, el más verdadero de todos. N o
Erífila, al regresar a Argos. Más tarde obstante, las fuentes atribuyen la fun­
organizaría una segunda expedición dación de varios oráculos al otro
contra Tebas en la que Alcmeón parti­ Anfíloco, hijo de Alcmeón y Manto.
ciparía junto a su hermano Anfíloco. Anfíloco recibió culto en Oropos, Ate­
Zeus concedió la inmortalidad a nas, Esparta y Etolia.
Anfiarao, que pudo así seguir impar­
tiendo sus orácu los (oníricos) en 1. KN, X, 94: A-pi-ja-re-wo. / 2. Pind., P.,
8, 39; Diod., IV, 68, 4. / 3. Od., XI, 326 ss.;
Oropo (Atica). Pausanias12 menciona a
Apolod., Bibl., III, 6 ,4 ; Est., Teb., 734 ss. / 4.
un exégeta, Iofón de Cnossos, que Od., XV, 244-246. / 5. Paus., IX, 18, 1;
versificó (en hexámetros) los oráculos Apolod., Bibl., III, 60 ss. / 6. VI, 14. / 7.
atribuidos a Anfiarao y dirigidos a los Apolod., Bibl., III, 6 ,4 . / 8. Esquil., Siete, 276
siete jefes argivos en su guerra contra ss. / 9. Apolod., Bibl., III, 6, 8; Schol. Hom.,
Tebas; también se le atribuye otra co­ IL, V, 126. / 10. Pind., N., IX, 21 ss. / 11.
Apolod., Bibl., III, 6, 2. / 12. I, 34, 4. / 13.
lección de oráculos de *M opso. Iofón Apolod., III, 7 ,2 . /1 4 . III, 7, 5. / 15. Apolod.,
no es datado por ningún autor antiguo. III, 10, 8. / 16. Apolod., III, 10, 8, 2. / 17.
Anfíloco debió, pues, de heredar las XIV, 5,16. /18. Licofr., 439 ss.; Apolod., Ep.,
cualidades adivinatorias de su padre. VI, 2-4. / 1 9 . 1, 34, 3.
Bajo las órdenes de su herm ano,
Alcmeón, participó en la segunda ex­ [Bibl.: Sobre Anfiarao: E. Bethe, «Am-
phiaraos»: RE, I, 2 (1894), cois. 1886-
pedición de los «Siete» contra Tebas13,
1893; A. Moreau, «Fonction du personna­
conocida como la de los Epígonos. ge d ’A m phiaraos dans les Sept contre
A polodoro14 dice que Alcmeón dio Thèbes: le blason en abyme» : BAGB (1976),
muerte a su madre bien solo o con la pp. 158-181; P. Vicaire, «Images d’Amphia­
ayuda de su hermano; en cualquier raos dans la Grèce archaïque et classique»:
caso no fue perseguido por las Erinias BAGB (1979), pp. 2-45; I. Krauskopf, s.v.
como lo fue su hermano. Su nombre «Amphiaraos»: LIMC, I (1981), pp. 691-
figu ra15 entre los pretendientes de 713. Sobre Anfíloco: E. Bethe, «Amphilo-
Helena, razón por la cual intervino en cos»: RE, I, 1 (1894), cols. 1938-1940; I.
la expedición contra Troya16. Krauskopf, s.v. «Am philocos»: LIM C, I
(1981), pp. 713-717.]
A Anfíloco no se le cita en los poemas
homéricos y sí en los nostoi. En Troya,
Anfíloco, que heredó de su padre el don A N F Ó T E R O / A m phóteros (s. v
de la profecía, colaboró con el célebre a.C .).— Adivino (m antis) ateniense
adivino ^Calcante al que luego acompa­ perteneciente a la familia de los *Me-
ñó —por tierra— hasta Claros (Colofón, lampódidas. En el siglo v a.C. Eupolis1
en Asia Menor); aquí Calcante competi­ lo considera un vidente, al estilo de
ría en un certamen mántico en el que fue *Estilbides, colaborador de Nicias.
derrotado por *M opso. Nada sabemos de él.
Estrabón17afirma que Anfíloco fun­
dó la ciudad de Malo de Cilicia y más 1. Poleis, fr. 211 Nock.

59
ANTICARES

A N T ÍC A R E S / A n tich áres (s. vi curso del mismo se había abstenido de


a.C.).— Adivino (exégeta o intérprete carne humana, volvía al lago y, tras
de oráculos), natural de Eleon, que vi­ haber alcanzado la otra orilla, recupe­
vió en la época del rey espartano Cleó- raba su condición originaria.
menes I (h. 520-480 a.C.). Agustín2, siguiendo quizá a Varrón,
Contemporáneo del adivino *Lisís- narra una tradición análoga aunque sin
trato, sólo sabemos de él que aconsejó citar el nombre de la familia. Los auto­
a E u ristén id es D o rieo co lo n izar res modernos han señalado las enor­
Heraclea de Sicilia siguiendo los orá­ mes semejanzas de dicha tradición con
culos de Laios (Laiou chrésmoi) —no los ritos en honor de Zeus Lycaios3: el
sabemos si oráculos revelados a Laios, margo geográfico, el papel jugado por
pronunciados por Laios o colecciona­ el azar y, sobre todo, la metamorfosis
dos por L aios— , padre de Edipo. en lobo. N o obstante en el rito del
Antícares le dijo que todo el territorio genos de los Antidas hay elementos (la
de Eris, por haberlo poseído antes ropa colgada, cruzar el lago a nado)
Heracles tras vencer a aquél, era pro­ propios de los «ritos de paso», quizá
piedad de los Heráclidas. La interpre­ de iniciación al propio genos.
tación dada por Antícares a estos orá­
culos recibió la aprobación de Delfos1. 1. NH, VIII, 81. / 2. CD, XVIII, 17. / 3.
El historiador griego atribuye el fraca­ Paus., VIII, 38, 6.
so de la empresa a que Dorieo (que
encontró allí la muerte) no siguió fiel­ [Bibl.: C. Mainoldi, L ’Image du loup et
du chien dans la Grèce Ancienne, d ’Homère
mente las indicaciones de los adivinos2.
à Platon, Paris, 1984.]
1. Herod., V, 43. / 2. V, 46 ss.

A N T IFO N T E DE A TEN A S / Anti­


A N T ÍC R A T E S / A n tíkrates (s. i phon (s. v a.C.).— Experto en la inter­
a.C .?).— Astrólogo, probablemente pretación de sueños1 y de prodigios2.
histórico, del que se burla el poeta Originario quizá de Atenas, era con­
Filodemo, contemporáneo de Cicerón, temporáneo del orador Antifonte de
en uno de sus epigramas1. Ramnunte (h. 490-411), colaborador
del régimen oligárquico de los Cuatro­
1. Anth, Pal., 318. cientos, con quien a veces se le con­
funde.
[B ibl.: R iess, «A ntíkrates»: RE, I, 2 Además de adivino, Antifonte era
(1894), col. 2427.] poeta (epopoiós) y sofista3, siendo co­
nocido como rival de Sócrates4. Se le
atribuyen, al menos, las siguientes
A N T ID A S / A n th id ae.— Fam ilia obras: a) Sobre la interpretación de los
(genos) originaria de la Arcadia, famo­ sueños (Peri krtseos oneíron)-, b) Sobre
sa, según Plinio1, por la transformación la Verdad (Peri aletheías); c) Sobre la
en lobo de sus miembros. Concordia.
Según el naturalista latino los miem­ Antifonte es recordado por Cice­
bros del genos elegían a suerte a uno de rón5, quien recoge una anécdota atri­
ellos, que era llevado a un lago; después buida a él: un atleta que deseaba parti­
de haber colgado su ropa en una enci­ cip ar en las o lim p íad as soñ ó ser
na, atravesaba el lago a nado y, trans­ transportado por una cuadriga; acudió
formándose en lobo, permanecía largo a un intérprete de sueños (coniector)
tiempo lejos de los suyos. Si en el trans­ quien le aseguró que vencería, pues la

60
ANTÍGONO

velocidad y el ímpetu de los caballos queña serpiente, que tras dar la vuelta
tenían ese significado. Pero después se alrededor de la cáscara del huevo in­
dirigió a Antifonte quien le anunció: tentó volver a entrar por donde había
salido. Pero al meter dentro la cabeza
Estás destinado a perder; ino entien­ murió.
des que en el sueño cuatro corredores El intérprete, inspirado por un dios,
te precedían? (De div., II, 144). le explicó el significado de lo sucedido
a la luz del futuro nacimiento de su hijo
De igual forma, otro corredor ha­ Alejandro:
bía soñado ser transform ado en un
águila. Primero un intérprete de sue­ Rey, tendrás un hijo que ha de dar la
ños le anunció la victoria, ya que nin­ vuelta al universo entero sometiendo a
gún ave volaba con tanto ímpetu como todos a su propio poder, pero a l regre­
aquélla. Pero consultado también An­ sar a su reino, al cabo de pocos años,
tifonte, le respondió: perecerá. El ofidio es un animal regio,
y es una imagen del universo el huevo,
Estúpido, ino entiendes que ya estás de donde había surgido la serpiente. Ya
derrotado? Este pájaro, el águila, dado ves que, después de dar la vuelta a l uni­
que sigue y da caza a otros pájaros, vue­ verso y queriendo regresar allí de don­
la siempre la última respecto a las de­ de había salido, murió antes de lograr­
más (De div., II, 144). lo (Ps. Calist., Alex., I, 11).

También Artemidoro6, en el siglo n No obstante, la misma historia es


d.C., se refiere a él, y es posible que atribuida a *Aristandro, célebre adivi­
algunos pasajes suyos7 pertenezcan a la no de Alejandro Magno, al que acom­
obra de Antifonte. pañará en su expedición.

1. Hermog., 400, 3 Rabe: «oneirocrites». / 1. Ps. Calist., Alex., 1,11.


2 . ¡bid.; Diog. Laert., 11,46: «teratoskópos». / 3.
Suda, s.v. «sophistés». /4. Arist., fr. 75 R ./5.D e [Bibl.: Wellmann, «Antiphon»: RE, I, 2
div., I, 39. / 6. Oneir., II, 14. / 7. Oneir., I, 8. (1894), col. 2529.]

[Bibl.: Fragmentos: H. Diels, Die Frag­


mente der Vorsokratiker, Berlín, 1903 (n.°
80); M. E. Reesor, «The Truth of Antiphon
A N TIGO N O /Antígonos (s. n d.C.).—
the Sophist»: Apeiron, 20 (1987), pp. 203- Nacido probablemente en la ciudad de
218.] Nicea, vivió en la segunda mitad del
siglo ii d.C., siendo por tanto contem­
poráneo del también astrólogo *Vetio
A N T IF O N T E / A ntiphon (s. iv Valente. De él se conservan tres horós­
a.C.).— Intérprete de signos (semeio- copos de relevantes figuras históricas
lytes), de origen desconocido, contem­ de su tiempo. El más interesante es, sin
poráneo del rey Filipo de Macedonia. duda, el horóscopo del em perador
Para algunos autores fue él quien reve­ Adriano (117-138 d.C.), que conoce­
ló el significado de lo que sucedió al mos a través del astrólogo del siglo rv
monarca m acedonio1 cuando en los d.C. *Hefestion de Tebas1. Se trata de
jardines reales vio cómo, de pronto, un un documento de excepcional impor­
pájaro revoloteó hasta su regazo, so­ tancia, ya que es el único ejemplo co­
bre el que puso un huevo. Éste se des­ nocido de lo que los latinos llamaban
lizó rodando por sus ropas y, al caer a genesis (o genitura) imperatoria, es de­
tierra, se quebró. De él surgió una pe­ cir, de un horóscopo imperial.

61
ANTIGONO

Adriano había nacido el 24 de enero A continuación el horóscopo expli­


del 76 d.C. al levantarse el sol: Acuario ca los detalles de los mecanismos pro­
era pues su signo solar y su signo ascen­ piamente astrológicos que explican los
dente; en el zodíaco estaban la Luna y episodios más importantes de su vida:
Júpiter en conjunción. El horóscopo su elección como emperador y kosmo-
explica que la vida del emperador que­ crátor [«el que gobierna el cielo»]:
dase reducida a 62 años y 6 meses:
El llega a ser emperador a causa de la
Había un hombre nacido cuando el sol presencia de dos planetas en el sector
estaba en el 8.° (o 2 0 °) grado de Acua­ horoscópico (Marte y la Luna) y parti­
rio, la Luna, Júpiter y el Punto horos- cularmente porque la luna estaba en
cópico, los tres juntos en el primer gra­ ascendiente y coincidiendo con el sec­
do del m ism o sign o de A cuario, tor horoscópico y que Júpiter estaba
Saturno en el 16.° (o S.°) grado de Ca­ próximo a elevarse en el Oriente en los
pricornio, Mercurio en el mismo signo, siete días. Y como los «satélites» se en­
en el 1 2 °, Venus en Piscis en el 1 2 °, contraban en sus propios domicilios y
mientras que Marte estaba en el 2 2 °, Venus se estaba en la hypsóma del suyo
pero el Mesuranema se encontraba en y Marte en su propio triángulo, tenien­
Escorpión, en el 2 2 ° . En este horósco­ do su posición en sus propios sectores
po Saturno es el dueño del domicilio mientras que los dos planetas (Marte y
de la Luna. Estando en su propio do­ Venus) están cerca uno de otro y a pun­
micilio, da la muerte a la edad de 56 to de elevarse ante la Luna. Además, el
años. En tanto que Venus le favorece, Sol también, el soberano es el servidor
ella añade otros seis años a su vida, de la Luna en los seis sectores de ésta y
haciendo un total de 64. Después de el mismo es servido, a su vez, por Sa­
61 años y diez meses, sin embargo, el turno en su propio domicilio y por Mer­
Punto horoscópico y la Luna aparecen curio, encontrándose uno y otro en su
en el cuadrado de Saturno... (CCAG orto matinal. Queda por señalar que la
VI, 67, pp. 1 ss.). Luna también estaba a punto de entrar
en conjunción con una brillante estre­
Los datos astronómicos del horós­ lla fija en el grado 22. Pues no debe
copo han permitido conocer la fecha atenderse sólo a la conjunción de la
exacta del nacimiento del emperador. Luna con los planetas, sino también a
Después el horóscopo continúa recor­ su conjunción con las estrellas fijas
dando algunos hechos de su vida, (ibid.).
como su adopción por Trajano:
Por último, Antígono de Nicea trata
de justificar astrológicamente el culto
Fue adoptado por un emperador que imperial que se le debe dispensar así
había emparentado con él, llegando a como la sumisión de los súbditos del
ser emperador a la edad de 42 años. Imperio:
Estaba intelectualmente dotado y bien
cultivado, siendo honrado en los tem­
Que él fuese honrado y recibiese la pros-
plos y bosques sagrados. El se casa una
kynesis de todos los hombres se explica
sola vez, con una soltera intacta, pero por el hecho de que Júpiter estaba vigi­
no tuvo hijos. Tenía solamente una
lante, «epicéntrico» sobre el Sol, pues
hermana. Se hizo sospechoso y se diri­
una planeta que «sirve» de esta manera
gió contra los miembros de su familia.
al Sol y a la Luna, tiene como efecto que
En su 63er año murió de hidropesía,
el hombre (nacido bajo estos signos) es
sucumbiendo a la enfermedad (ibid.).
altamente estimado por sus iguales o

62
ANUBIÓN

superiores. Y las cualidades benéficas bre a través de H eródoto1, pero nada


las recibe de la posición ya citada de de su actividad como adivino.
Júpiter. Que él fuese benefactor de
l.I X , 33,1.
muchos y que reciba la proskynesis se
explica porque el «epicéntrico» Sol, y la
Luna, se encontraban igualmente servi­
A N TIO CO DE ATENAS / Antíochos
dos por otros cinco planetas. Pues si el
(s. ii d.C.).— Astrólogo griego que vi­
Sol y la Luna o los dos se encuentran en
vió entre los años 150 y 200 d.C.. Su
los puntos activos, es decir, en el Punto
cronología es bastante insegura (algu­
horoscópico o Mesuranema y están ser­
nos autores le creen de finales del siglo
vidos por todos los planetas, hacen que
i d.C.), pero sabemos que en sus escri­
aquellos que nazcan bajo tal conjunción
tos citaba a *Ptolomeo y ^Doroteo de
lleguen a ser reyes que reinen sobre to­
Sidón. Porfirio1, y más tarde *Hefes-
das las naciones (ibid.). tion2, nos dicen que era ateniense.
De su obra se conserva parte de una
Se trata, pues, de un razonamiento
«Introducción» (Eisagogiká) incluida
astrológico extremadamente complejo
en las Apotelesmaticas de Porfirio y en
ideado para justificar la presencia y los
los fragm entos de Retorio (h. 500
hechos de Adriano en el trono: in­
d.C.). También se le atribuye una an­
fluencia de los signos zodiacales, de la
tología titulada Tesoros (Thesayroi),
posición de los planetas en los signos y
compuesta en exámetros. Fírmico M a­
sus relaciones con las estrellas fijas.
terno3, en el siglo iv d.C., sitúa a An-
Estos y otros detalles explicaban para
tíoco junto a astrólogos de la talla de
los astrólogos su fama de constructor
Ptolomeo y Doroteo de Sidón.
y viajero o justificaban la elección de
su sucesor.
N o obstante, de Antígono de Nicea 1. Isagoge, 194. / 2. CCAG, VIII, 2,16. / 3.
Mathes., II, 29.
conocemos otros dos horóscopos más:
uno (post mortem) sobre Cn. Pedanius
Fuscus Salinator, ejecutado por Adriano [Bibl.: Los fragmentos se hallan recogi­
dos en CCAG, I, pp. 140-146; IV, pp. 155
quizá porque otro horóscopo le prome­
ss; VII, pp. 107-128, 194, 213 y 224. Estu­
tía el trono2. El segundo no incorpora dios: Riess, «Antiochos»: RE, I, 2 (1894),
el nombre, de forma que los estudiosos col. 2429.]
se dividen: para unos (Gundel) se trata
de P. Aelius Afer, el padre de Adriano,
mientras para otros (Cramer) se refería ANTÍFATRO/Antipater (s. n a.C .?).—
a Serviano, cuñado del emperador. Astrólogo citado por Vitrubio1 del que
nada sabemos. Algunos autores (H.
1. Lib. III = CCAG, VI, 67,1 ss. / 2. Dion Markowski) han intentado identificar­
Cass., LXIX, 17, 13; SHA, Hadr. 23, 1-9.
lo con Antípatro de Tarso2, un filósofo
[BibL: Fragmentos: CCAG, VI, pp. 67-
estoico alumno y continuador de Dió-
71; VIII, 2, pp. 82-84.] genes de Babilonia (s. n a.C.), pero no
existe total seguridad.

A N TÍO CO / Antíochos (s. vi a.C.).— 1. De arch., IX, 6,2. / 2. Diog. Laert., 4,64.
Adivino griego, de la familia de los
Yámidas. Vivió en la segunda mitad del
siglo vi. Era padre del mantis *Tisa- A NU BIÓ N / Annoubíon (s. i d.C.).—
meno. De él solo conocemos su nom­ Astrólogo autor de tratados y poemas

63
APFE DE CALCEDONIA

astrológicos, de los que se conservan teria de sueños; probablemente ejerció


algunos fragmentos. De su vida no te­ la oniromancia.
nemos ninguna noticia aunque sabe­
mos que “‘Manetón utilizó sus escritos; 1. Oneir., I, 79.
por su nombre (quizá un pseudónimo),
parece de origen egipcio.
De un poema suyo, escrito en griego, APOLONIO DE M INDO S / Apolló-
cuyo título desconocemos, se conser­ nios (s. m a.C .?).— Es considerado
van doce versos en la obra de Hefes- como uno de los primeros astrólogos
tion1, dos en la de Retorio2y unos pocos griegos de época helenística (h. 225
más en la antología astrológica de un a.C.?), quizá ligeramente posterior a
papiro. De todos estos fragmentos, el *Beroso; no parece probable, como se
más largo3 se refiere a la influencia ha sostenido, que fuera contemporá­
astral en el momento del nacimiento. neo de Séneca y del emperador Nerón
(54-68 d.C.).
1. CCAG, VIII, 1,147. / 2. CCAG, VIII, 4, Sus teorías sobre los cometas deri­
208, 4. / 3. CCAG, VIII, 1,147.
van posiblem en te de trad icion e s
orientales. Séneca1 sostiene que, se­
APFE DE CALCEDONIA / Ápphe (s. gún Apolonio, el cometa no se forma
n d.C .).— Profetisa de Calcedonia, por la reunión de muchos planetas,
quizá de los primeros siglos del Impe­ sino que — por el contrario— mu­
rio romano, citada en una inscripción chos cometas forman planetas; los
griega1 donde también se alude a su cometas son astros propios y distin­
alumna Orbanilla. tos, como el sol o la luna, de forma
esbelta y prolongada. En otro pasa­
1. CIG, 3.796. je2, Séneca dice que Apolonio era un
experto (peritus) en el arte de elabo­
rar horóscopos.
A PO LO BEX / Apollobex o Apollo- En cualquier caso sus libros, hoy
beches (s. v a.C.?).— M ago originario perdidos, ejercieron una considerable
de Coptos (Kuft) en el Alto Egipto. influencia sobre muchos autores grie­
Según Plinio1, el filósofo griego Demó- gos y romanos.
crito (muerto entre el 380 y 370 a.C.)
utilizó sus escritos mágicos junto a los 1. NQ, VII, 17,1. / 2. NQ, VII, 4, 1.
de *Dárdano. Apuleyo2 le cita entre los
grandes magos de la Antigüedad. La
mayor parte de los estudiosos conside­
APOLO NIO DE ATALIA / A polla­
ra su nombre relacionado con el del
mos (s. II a.C.?).- Originario de la ciu­
dios egipcio Horus.
dad de Attaleia (en Panfilia), escribió
un tratado de onirocrítica en dos li­
1. NH, XXX, 9. / 2. Apol., 90.
bros, donde se describían los sueños y
[Bibl.: Riess, «A pollobex»: RE, I, 2 su significado. Es citado en dos ocasio­
(1894), col. 2847.] nes por *Artemidoro de Daldis1. En la
primera afirma que Apolonio diserta
ampliamente en el libro II sobre el sig­
A PO LO D O R O / A pollodoros (s. ii nificado de los sueños en los que apa­
a.C.?).— Originario de Telmeso, es ci­ rece la lengua; en la segunda alude a lo
tado en una ocasión por *Artemidoro1 dicho por Apolonio sobre la capacidad
como renombrado especialista en ma­ de predicción de los hechos que acon­

64
APOLONIO DE TIANA

tecen de día y los que se producen du­ i d.C., conocido a través de la biografía
rante una visión onírica. que le dedica Filóstrato a comienzos del
siglo m. En ella le presenta bajo los ras­
1. Oneir., I, 32; III, 28. gos de un théios anér («hombre divi­
no») con poderes sobrenaturales: Apo­
[Bibl.: Riess, «Apollonius»: RE, II, 1 lonio es cap az de hacer m ilagros,
(1895), col. 161.] adivinar el futuro, expulsar démones,
evocar a los muertos, ver lo que sucede
a mucha distancia o entender el lengua­
APOLONIO EL EGIPCIO / Apolló-
je de los animales. N o obstante, otros
nius (s. i d.C.).— Astrólogo egipcio
autores antiguos vieron rasgos negati­
que desde su patria predijo la muerte
vos en esos mismos poderes extraordi­
del emperador Calígula (37-41 d.C.),
narios, califican d o a A polon io de
por lo que fue detenido y trasladado a
mágos o, aun peor, de góes1.
Roma según sabemos por nuestra úni­
Nació en la ciudad de Tiana, en la
ca fuente, Dion Cassio1. Respecto a
Capadocia (Asia Menor), en torno al
este traslado, caben dos posibilidades:
año 3 o 4 a.C. A la edad de catorce años
a) que Apolonio fuese ciudadano ro­
estudió en Tarso con el retor Eutidemo
mano, en cuyo caso tenía derecho a
de Fenicia; poco después realizó sus
apelar ante la administración imperial
primeros estudios filosóficos en Egea
la sentencia de muerte dictada por el
recibiendo enseñanzas pitagóricas de
gobernador romano de la provincia; b)
Euxenos de Heraclea. A los 16 años
si no poseía la ciudadanía el goberna­
adoptó el pitagorismo, viviendo cerca
dor, tras su sentencia, pudo haber con­
del templo de Asclepio de Egea, donde
siderado el caso lo suficientemente
llevó a cabo reform as en los ritos
importante como para ordenar su tras­
sacrificiales. Quizá ya entonces realiza­
lado a Roma, quizá en la esperanza de
ra las primeras curaciones: reciente­
que allí implicase a otros importantes
mente ha sido descubierta una inscrip­
personajes.
ción, procedente de A igai, con un
Apolonio llegó a la capital del Impe­
epigrama que evoca los poderes tera­
rio pocos días antes de que el empera­
péuticos de Apolonio2.
dor muriese asesinado víctima de una
Tras cinco años de vida pitagórica,
sedición (41 d.C.). Pese a ser hallado
Apolonio realizó un largo viaje visitan­
culpable de un delito de lesa majestad
do a los magos persas, los sabios de la
(F. H. Cramer), la ejecución fue anula­
India y los gim nosofistas etíopes.
da (quizá gracias a una amnistía o a una
Filóstrato pretende que en muchas ciu­
orden del emperador Claudio) y pudo
dades llevó a cabo labores de media­
salvar su vida. El episodio recuerda al
ción, lo que quizá en algún caso sea
del astrólogo *Largino Próculo.
cierto. Sus relaciones con los empera­
dores romanos fueron muy irregula­
1. LIX, 29, 4. res: malas con Nerón y —sobre todo—
con Domiciano y buenas con Vespa-
[Bibl.: F. H . C ram er, A strology in
siano, Tito y Nerva.
Román Law and Politics, Philadelphia,
1954, pp. 111-112 y 271-273.] También mantuvo un trato desigual
con otros filósofos de la época. Mien­
tras se mostró enemigo del filósofo es­
A POLONIO DE TIAN A / Apollónios toico E ufrates, entabló relaciones
(3/4 a.C.-97 d.C.).— Célebre tauma­ amistosas con Musonio Rufo, Dion de
turgo y filósofo neopitagórico del siglo Prusia o Demetrio el Cínico.
En tanto que filósofo neopitagórico

65
APOLONIO DE TIANA

sus enseñanzas se ajustan a la doctrina pe de ellos en lo que pueda. Quizá tam­


del fundador de la escuela: los anima­ bién las almas de los griegos que encon­
les, como los hombres, tienen un alma traron aquí su destino me encaminan
divina y por tanto es una falta grande para beneficio de su tierra... (I, 23).
matarlos para comer su carne, aprove­
char su piel u ofrecerlos en sacrificio. Conoce el pasado, el presente ocul­
Renuncia a los placeres carnales y pro­ to y el futuro, como se desprende de
pugna una vida ascética y pura. Apolo- varios episodios. Así, Apolonio reco­
nio cree también en la metempsicosis, mienda al sacerdote de Asclepio que
asegurando acordarse de sus preceden­ expulsara del templo a un cilicio al que
tes reencarnaciones. no conocía pero del que sabía que no
El de Tiana se rodeó de numerosos había tenido una conducta honrada (en
discípulos, como recuerdan Luciano3y concreto mantener relaciones con una
la propia correspondencia de Apolo- hija de su anterior matrimonio). El dios
nio4, dirigidas tois mathetais. La Vida se apareció de noche al sacerdote para,
de Filóstrato menciona, sobre todo, a confirmando las palabras de Apolonio,
Damis, Menippo de Licia, Dioscórides ordenarle que expulsara al cilicio de su
el Egipcio y Filisco de Melos, de los templo5.
que nada sabemos. En otra ocasión, viendo una leona
Los poderes taumatúrgicos de Apo- muerta en una cacería, de cuyo vientre
lonio, podemos agruparlos en dos ám­ se habían extraído ocho crías, anunció
bitos diferentes: el de la adivinación a su amigo Damis la duración de su
(sueños, visiones, oráculos) y el de la estancia en Babilonia:
magia (exorcismos, evocaciones de es­
pectros, etc.): Damis, la duración de nuestra estancia
junto al rey será de un año y ocho meses,
a) Poderes adivinatorios: pues ni aquél nos dejará irnos más pron­
Apolonio domina todos los ámbitos to, ni para nosotros el marchamos antes
de la adivinación, incluido el de la in­ de eso será más ventajoso. Preciso es
terpretación de sueños. Viajando ha­ conjeturar los meses por los cachorros,
cia la región de Cisia, próxima a Babi­ y el año por la leona, ya que hay que
lonia, él mismo tuvo uno en el que se comparar enteros con enteros (I, 22).
aparecían unos peces que, salidos del
mar, daban boqueadas en tierra y emi­ Durante su estancia en Efeso, cuan­
tían un lamento propio de seres huma­ do una epidemia estaba a punto de bro­
nos, suplicando a un delfín que nada­ tar en la ciudad pero la enfermedad aún
ba cerca de tierra que los salvara. no se había declarado, Apolonio se dio
Apolonio reveló a su amigo Damis el cuenta de su inminencia prediciéndola
significado del sueño: en varios de sus discursos mediante ex­
presiones como: «Tierra, permanece
Yo te voy a explicar qué alcance tiene el como eres», «Sálvalos», «N o llegarás
ensueño. Es que los habitantes de esta aquí»6. Nadie, sin embargo, le creyó,
región de Cisia son unos eretrios traídos por lo que decidió abandonar la urbe.
desde Eubea por Darío antaño, hace En Eleusis reveló la identidad del
quinientos años, y dicen, tal y como se hierofante que cuatro años después le
mostró el ensueño, que se les trató como iniciaría en los misterios7. Al llegar al
a peces respecto a su captura, pues fue­ Istmo de Corinto anunció con el si­
ron prendidos en una red y capturados guiente oráculo que com enzaría a
todos. Los dioses, por tanto, parecen excavarse un canal, pero que las obras
exhortarme a que, visitándolos, me ocu­ no serían concluidas:

66
APOLONIO DE TIANA

Ese cuello de tierra será cortado o, más Vitelio pocas semanas después y Otón
bien, no (IV, 24). se suicidó en Brixello, a orillas del Po.
Durante el trayecto de Siracusa a
Estando en Creta fue escuchado un Grecia, la nave en la que Apolonio via­
trueno procedente no de las nubes sino jaba hizo una escala en Léucade (una
del interior de la tierra, al tiempo que isla frente a la costa de Acarnania). Al
el mar retrocedió unos kilómetros. La llegar a ella, Apolonio dijo a sus ami­
población se asustó, pero Apolonio gos: «Desembarquemos de esta nave,
dijo: «Tened ánimo. El mar parió tie­ pues es mejor no hacer en ella la trave­
rra». Al cabo de unos días se anunció sía hasta Acaya»10. Sólo los que le co­
que poco después de producirse el fe­ nocían siguieron su advertencia: pocos
nómeno se había form ado una isla días después la nave siracusana se hun­
emergida del mar, entre Tera y Creta8. día cerca del golfo de Corinto.
Días después se produjo un eclipse Tan pronto como llegó de Grecia y
de sol acompañado por el ruido de un Rodas a la ciudad de Alejandría, don­
trueno. Apolonio, alzando su mirada de fue recibido por una multitud, vio
hacia el cielo, dijo: «Sucederá algo cómo eran conducidos al lugar de eje­
grande y no sucederá»9. Interpretar sus cución doce hombres, acusados de ser
palabras fue algo imposible para quie­ bandidos. Entonces, dirigiéndose a la
nes le acompañaban, pero al tercer día escolta que los llevaba, les dijo:
de producirse aquel fenómeno todos
comprendieron el significado de su No todos, pues Fulano ha sido falsa­
vaticinio: había llegado la noticia de mente acusado y se marchará [...] Os
que un rayo había caído sobre la mesa ruego que aflojéis el paso y lleguéis algo
de Nerón, destrozando la copa que se más tarde a la fosa, y asimismo que no
hallaba en sus manos. Al saberse, pues, matéis a este último, pues no tiene
que el emperador estuvo a punto de nada que ver con lo que se le acusa; así
morir fulminado, las palabras de Apo­ que vosotros obraríais con mayor pie­
lonio cobraron sentido. dad si dejarais vivir por un breve mo­
Cuando Apolonio llegó a Siracusa mento del día a los que mejor sería no
(Sicilia) supo que una mujer de la clase matarlos (V, 24).
alta había parido un monstruo de tres
cabezas, cada una con su propio cue­ La intención de Apolonio pronun­
llo, pero unidas a un solo cuerpo. Tras ciando estas palabras en un discurso
convocar a sus amigos, les anunció: más largo de lo que en él era habitual
pronto se puso de m anifiesto, pues
Serán emperadores de los romanos los cuando ya se había cortado la cabeza a
tres a los que yo recientemente llamé ocho de ellos, un jinete llegó cabalgan­
tebanos, pero ninguno acabará por ejer­ do hasta la fosa para ordenar que se
cer el poder, sino que, tras haber domi­ perdonase la vida de Farión, pues ha­
nado unos en la propia Roma y otros en bía mentido por miedo a ser torturado,
la periferia de Roma, perecerán, qui­ pero los demás habían coincidido en su
tándose la máscara más deprisa que los declaración que se trataba de un hom­
tiranos de los actores trágicos (V, 13). bre de bien. Conocido el desenlace, la
admiración de los egipcios por Apolo­
Los acontecimientos producidos a nio creció aún más.
lo largo del año 69 d.C. aclararon la Fue también en Egipto donde tuvo
oscura interpretación del prodigio ofre­ lugar el primer encuentro entre Apolo­
cida por Apolonio: Galba murió en nio y el futuro emperador Vespasiano;
Roma apenas hubo tomado el poder; éste le pidió que dado que siempre sa­

67
APOLONIO DE TIANA

bía cuál era el deseo de los dioses, le la biografía de Apolonio da, pues, por
dijera si éstos apoyarían su deseo de sentado algo que no todos los autores
llegar al trono de Roma, a lo que el sostienen: que Tito murió envenenado
taumaturgo le contestó: por su hermano Domiciano con una
liebre marina.
Zeus Capitolino (pues sé que eres el En los últimos meses de su vida,
árbitro de la siguiente situación), con­ Apolonio tuvo en Efeso una visión del
sérvate para él y consérvalo para ti. asesinato de Domiciano (septiembre
Pues el templo que ayer quemaron m a­ del 96 d.C.). En el momento en que, en
nos injustas está determinado por el Roma, el odiado emperador caía vícti­
destino que este hombre volverá a ele­ ma de una conjura, Apolonio paseaba
girlo (V, 30). por una alameda de la ciudad griega, en
compañía de algunos seguidores; pri­
Se refería Apolonio al incendio del mero bajó la voz, atemorizado, luego
templo de Júpiter en el Capitolio (di­ siguió su explicación, pero siempre
ciembre del 69 d.C.), consecuencia de como si estuviera distraído por algo.
los enfrentamientos en Roma entre los Finalmente se calló, miró hacia el suelo
seguidores de Vespasiano y los del y, avanzando unos pasos, exclamó:
emperador Vitelio (meses después el
templo sería, en efecto, restaurado por ¡Golpea al tirano, golpéalo! ¡Ánimo se­
Vespasiano, ya como emperador). La ñores, pues el tirano ha sido asesinado
noticia no había llegado aún a Egipto y hoy! ¿Qué digo hoy? ¡Ahora mismo,
Vespasiano quedó extrañado por las por Atenea, ahora mismo, en el mo­
palabras del profeta; Apolonio añadió mento en el que callé en mi discurso!
entonces: (VIII, 26).

Las cosas se manifestarán por si mis­ Naturalmente los efesios creyeron


mas, a sí que no me preguntes nada, que Apolonio se había vuelto loco,
sino concluye lo que con todo derecho pero éste les dijo:
te propusiste (V, 30).
No me extraña que aún no me aceptéis
En el año 71 tuvo lugar su encuen­ una noticia que ni siquiera conoce aún
tro con el emperador Tito, hijo de Ves­ Roma entera. Pero ya lo sabe, pues se
pasiano. Este se interesó por conocer está extendiendo. Son diez mil ya los
de quién debía guardarse más. Apolo­ que le dan crédito, salta de alegría el
nio le contestó que los dioses le habían doble, y aun el doble de éstos, y el cuá­
advertido que, en vida de su padre, te­ druple, ¡todo el pueblo! Llegará la no­
miera a sus mayores enemigos, pero a ticia también aquí, así que diferid los
su muerte a los más allegados. Interro­ sacrificios por este motivo hasta el mo­
gado también sobre la forma en que mento oportuno en el que se os anun­
moriría, éste respondió: ciará. Yo me voy a dar gracias a los dio­
ses por lo que he visto (VIII, 26).
Igual que dicen que murió Ulises, pues
también cuentan que la muerte le llegó Cuando, treinta días después, Nerva
del mar (VI, 32). comunicó por carta al filósofo y adivi­
no que ya se había hecho con el poder
En efecto, según una tradición grie­ en Roma y que lo conservaría con ma­
ga referida en la Telegonía, Ulises mu­ yor facilidad si acudía a su lado como
rió tras ser herido por una espina de consejero, Apolonio le contestó con
raya conchada. Filóstrato, el autor de estas enigmáticas líneas:

68
APOLONIO DE TIANA

Estaremos juntos, emperador, muchí­ tor, parecido al anfiloquio, y se halla


simo tiempo, durante el cual ni man­ junto a tal fuente, temblando, pues de­
daremos sobre nadie, ni nadie sobre sea el agua y la teme. Tráemelo a la
nosotros (VIII, 27). orilla del río en la que están las pales­
tras, con sólo que le digas que yo lo lla­
Apolonio sabía que no iba a vivir mo (VI, 43).
mucho tiempo más y que Nerva reina­
ría por poco tiempo (murió el 27 de El perro, que llegó arrastrado por
enero del 98). Damis, se echó a los pies de Apolonio,
llorando «como los suplicantes ante el
b) Prácticas mágicas: altar». Apolonio lo tranquilizó y puso
Apolonio destaca, ante todo, por la al muchacho de pie, a su lado diciendo:
realización de milagros (aretaí) y cura­
ciones milagrosas, que aprendió de los Ha trasmigrado a este muchacho el
brahmanes. Uno de los primeros mila­ alma de Télefo de Misia y las *Moiras
gros recordados por la biografía es la quieren la misma suerte para él (VI, 43).
resurrección de una muchacha, cuya
familia era de rango consular, a la que De la misma forma que Apolo dijo a
se dio por muerta el día de la boda. T éle fo , rey de M isia, herido por
Apolonio, que se hallaba casualmente Aquiles, que sólo sanaría si el que había
presente en el duelo, dijo: causado la herida era también su sana­
dor, así Apolonio ordenó al joven que
Poned las andas en el suelo, pues os el perro le lamiera la herida producida
haré cesar del llanto por la muchacha por la mordedura. El muchacho pudo
(IV, 45). así volver con sus padres y el perro ra­
bioso, tras cruzar el río Cidno, pudo
Preguntó después cómo se llamaba curarse de su enfermedad.
la muchacha y, sin más que tocarla y Apolonio actúa como exorcista en
decirle algo en secreto, aquélla desper­ varias ocasiones. La primera en Efeso,
tó de su muerte, recobró el habla y donde una plaga afectaba a la mayor
volvió a casa de su padre. Los amigos y parte de la población que fue reunida en
familiares entregaron a Apolonio una el teatro; entre la gente estaba un viejo,
suma de ciento cincuenta mil sester- cubierto de harapos, de rostro escuáli­
cios, que éste, sin embargo, entregó a la do, que cerraba artificiosamente sus
joven como dote. El episodio tiene co­ ojos y llevaba una alforja y un mendru­
nocidos paralelos en los Evangelios". go de pan en ella. Apolonio, disponien­
En la ciudad de Tarso, bajo el go­ do a los efesios a su alrededor, les dijo:
bierno de Domiciano, un perro rabio­
so había atacado a un muchacho y su Apedread a ese enemigo de los dioses,
mordisco le hacía comportarse como cogiendo cuantas más piedras podáis
un perro: ladraba, aullaba, corría a (IV, 10).
cuatro patas. Cuando llevaba treinta
días en estas condiciones, fue a verlo Los efesios se resistieron inicial­
Apolonio, que acababa de llegar a mente a ello, pareciéndoles mal matar
T arso; pidió que buscaran al perro a un hombre que se hallaba en un esta­
causante de la enfermedad, pero nadie do tan lastimoso y que, además, supli­
lo conocía. Apolonio, dirigiéndose en­ caba piedad. Pero ante la insistencia de
tonces a su amigo Damis, le dijo: Apolonio, el viejo comenzó a recibir
las primeras pedradas y abriendo re­
Damis, el perro es blanco, lanudo, pas­ pentinamente sus ojos ante la multitud

69
APOLONIO DE TIANA

los mostró llenos de fuego; los efesios decir, la buena novia es una de las
reconocieron inmediatamente en él a empusas, a las que la gente considera
un demon y lo lapidaron hasta quedar lam ias o m orm olicias. E sas pueden
completamente cubierto de piedras. Al am ar, y am an los placeres sexuales,
poco rato Apolonio los exhortó a que pero sobre todo la carne humana, y se­
apartaran las piedras y conocieran la ducen con los placeres sexuales a quie­
bestia que habían matado. Al ser des­ nes desean devorar (IV, 25).
cubierto, el que creían haber apedrea­
do había desaparecido y en su lugar Su amante y futura esposa era, pues,
apareció un perro de gran tamaño que una empusa, es decir, una especie de
escupía espuma, como los rabiosos. vampiro infernal sediento de sangre,
El segundo ritual de exorcismo tuvo capaz de adoptar formas diferentes;
lugar en Atenas. En esta ciudad Apolo­ proporcionaba todo tipo de placeres a
nio hablaba a un pequeño grupo de Menipo con objeto de devorar su cuer­
ciudadanos sobre las libaciones, cuan­ po y tomar su sangre. Con las palabras
do un joven soltó una extensa y des­ de Apolonio todos los ornamentos y
vergonzada carcajada; Apolonio, diri­ regalos de la mujer se esfumaron: co­
giéndose a él, dijo: pas de oro, objetos de plata, los coci­
neros, la servidumbre. La mujer, que
No eres tú quien te comportas con ese inicialmente se echó a llorar y pidió
descaro, sino el demon que te impulsa que no se la torturara, acabó recono­
sin tú saberlo (IV, 20). ciendo su verdadera naturaleza.
En otra ocasión Apolonio tuvo opor­
Estaba, efectivamente poseído por tunidad de expulsar al demon de un
démones, causantes de que pasara de la sátiro que, loco por las mujeres, fre­
risa al llanto sin motivo, de que conver­ cuentaba una aldea de Etiopía; había
sara y cantara para sí mismo o de que matado, además, a dos de ellas, de las
actuara como si estuviera bajo los efec­ que parecía estar especialmente enamo­
tos de la embriaguez. Al descubrirlo rado. Apolonio reconoció inmediata­
Apolonio, el demon prorrumpió en ri­ mente al sátiro, poniendo en práctica
tos de pavor y cólera, prom etiendo para acabar con él un plan del que se
abandonar el cuerpo del joven y no decía se había valido el rey Midas enuna
apoderarse del de ningún otro hombre. ocasión: se escanciaron primero cuatro
Pero Apolonio, dirigiéndose encoleri­ ánforas egipcias de vino en un abreva­
zado a él, le exhortó a que demostrase dero; después Apolonio pronunció un
sus buenas intenciones. El demon mo­ conjuro secreto. El sátiro no se dejó ver,
vió primero y derribó después una de pero el nivel del vino comenzó a bajar
las estatuas del ágora: inmediatamente como si alguien lo estuviera bebiendo.
el joven, como si acabara de salir de un Apolonio llevó entonces a los aldeanos
sueño, recobró su propia naturaleza. a una gruta de las ninfas donde les mos­
Pero quizá el caso más célebre tuvo tró al sátiro, que dormía profundamen­
lugar en C orin to. En esta ciudad te. Prohibió, sin embargo, que se le gol­
Menipo, un joven filósofo dotado de peara o injuriara, asegurando que, en
singular inteligencia y belleza, era ama­ adelante, ya no molestaría a nadie más12.
do por una rica extranjera. Sin embar­ Nuestro taumaturgo era conocido
go fue Apolonio quien le reveló la ver­ también por su poder sobre los espec­
dadera naturaleza de la mujer: tros. Mediante una sencilla invocación
—al estilo de las que hacían los in­
...Pues no es materia sino apariencia de dios— logró entablar una conversa­
materia. Y para que sepáis lo que quiero ción con Aquiles:

70
APOLONIO DE TIANA

Aquiles, la mayoría de los hombres ase­ Apolonio desapareció de Roma antes


guran que estás muerto, pero yo no ad­ de mediodía y por la tarde se mostró
mito esa idea, ni Pitágoras, ancestro de en Dicearquía ante los ojos de Deme­
mi sabiduría. Si estamos en lo cierto, trio y Damis. Aquél, al verle, no sabía
muéstranos tu propia figura, pues en si estaba vivo o resucitado y Apolonio,
gran medida te beneficiarías de mis ojos tendiéndole su mano, le dijo:
si te sirvieras de ellos como testigos de
tu existencia (IV, 16). Tócame, y si me evado de ti, soy un
fantasma que te viene de los dominios
Inmediatamente sobrevino un tem­ de Perséfone, como los que muestran
blor de tierra y surgió un joven de cin­ los dioses infernales a los que se hallan
co codos de alto y gran belleza que, al vencidos en exceso por sus penas. Pero
ser contemplado por Apolonio, dobló si, a tu toque permanezco, convence
su estatura y acrecentó su hermosura. también a Damis de que vivo y de que
Dentro también del ámbito de la no he abandonado mi cuerpo (VIII, 12).
magia podemos incluir el episodio,
narrado por Filóstrato13, en el que F ilóstrato asegura que, m uerto
Apolonio, encerrado y encadenado en Apolonio, pocos años después, se apa­
una prisión por orden del emperador reció a un joven que dudaba sobre la
D om iciano, dem ostró a su am igo naturaleza del alma para demostrarle
Damis su poder, sacándose primero la su inmortalidad.
pierna de los grilletes e introduciéndo­ La figura de Apolonio fue contra­
la de nuevo en ellos al tiempo que vol­ puesta a la de Cristo por muchos paga­
vía a com portarse como un prisio­ nos, pero sólo a partir de la época de
nero. Filóstrato. Así, Porfirio, en su tratado
Precisamente poco después de esto Contra los CristianosH, o Hierocles, en
Apolonio protagonizó un hecho aún su obra Los Amantes de la Verdad, afir­
más asombroso: su traslación mágica man la superioridad del taumaturgo de
desde el tribunal, en Rom a, hasta Tiana. N o obstante, también cristianos
Dicearquía, en las proxim idades de como Eusebio (Contra la «Vida de Apo­
N áp o les; dirigiéndose a su am igo lonio» de Filóstrato) acusaron a Apo­
Damis le anunció: lonio de ser un charlatán favorecido en
sus milagros por los demonios.
Mi defensa tendrá lugar en el día fija­ En época bizantina circulaban con
do, pero tú encamínate a Dicearquía, éxito talismanes atribuidos a Apolonio.
pues es mejor que vayas por tierra y, Su leyenda como sabio experto en talis­
después de entrevistarte con Demetrio, manes, bajo el nombre de Balinus, fue
tuerce hacia la orilla del mar frente a la conocida también en el Oriente árabe.
que se halla la isla de Calipso, pues me Los textos antiguos mencionan es­
verás aparecer allí (VII, 41). tatuas o retratos de Apolonio15. Dion
C assio16 asegura que cuando el empe­
Cuando Damis llegó a Dicearquía rador Caracalla llegó a Tiana en el 217
tres días después oyó hablar de una a.C. hizo erigir un heroon en su honor,
tormenta y de un violento vendaval sancionando así con la autoridad im­
que, por aquellos días, había causado perial una tradición local.
el hundimiento de varias naves; com­ Destaca igualmente la imagen que se
prendió así por qué Apolonio le había conservaba en el larario del emperador
recomendado que hiciera el viaje por Alejandro Severo (222-235 d.C.), jun­
tierra. Tras el juicio en presencia de to a la de Cristo, Abraham y Orfeo17.
Dom iciano y posterior absolución, Lamentablemente de todas ellas no se

71
APOLONIO DE LAODICEA

ha conservado ninguna. Un medallón n io 1 junto a Zaratus (gr. Zarátas),


con inscripción18, descubierto en Roma transcripción latina de Zaratustra.
y posteriormente perdido, recoge la
única imagen fiable de Apolonio. 1. NH, XXX, 5.
Se atribuye a Apolonio una gran
cantidad de obras: Sobre los sacrificios,
un Testamento, unos Oráculos, una A Q U IN IO / Lucius Aquinius (s. iv
Vida de Pitágoras, unas Cartas (de las a.C .).— Harúspice, quizá de origen
que se conserva una colección de 77, si etrusco, llamado por el Senado roma­
bien algunas de ellas no son suyas), un no en el año 389 a.C. para ser consul­
Himno a la Memoria, una obra Acerca tado sobre el ritual haruspicinal que
de la adivinación por las estrellas y las debía seguir uno de los tribunos mili­
Opiniones de Pitágoras. tares durante la batalla de Allia. Sólo
es citado por Macrobio1.
1. Lucían., Alex., 5. / 2. N. J. Richardson y Se trata del primer caso conocido
P. Burian, «The Epigram on Apollonius of en el que Roma solicita la intervención
Tyana»; GRBS, 22 (1981), pp. 283-285. / 3. pública de un harúspice etrusco, coin­
Alex., 5. / 4. Ep., 77. / 5. I, 10. / 6. IV, 4. / 7.
IV, 18. / 8. IV, 34. ¡9 . IV, 43. /10. V, 18. / 11.
cidiendo con un período de fuerte
Marc., V, 40; Luc., VII, 11. / 12. VI, 27. / 13. «etrusquización» de la ciudad: inme­
VII, 38. / 14. Fr. 4. / 15. VIII, 29; Lact., Inst. diatamente después de la tom a de
Div., V, 3. / 16. LXXVII, 18,4. / 17. HA, AS, Veyes y en tiempos de la alianza con la
29, 2. /1 8 . CIL, VI, 29828. ciudad etrusca de Caere. Un siglo más
tarde2 (en el año 273 a.C.) el estado
[Bibi.: Fuentes: A. Bernabé Pajares, romano comenzó a ejercer de forma
Filóstrato. Vida de Apolonio de Tiana, M a­
oficial, por medio de sus pontífices, un
drid, 1979. Las Cartas de Apolonio han sido
editadas por Kayser, Leipzig, 1870-1871.
control directo sobre las prácticas y la
Estudios: Miller, «Apollonios von Tyana»: organización de los harúspices etruscos.
RE, II, 1 (1895), cois. 146-148; G. Petzke,
Die Traditionen über Apollonios von Tyana 1. Sat., 1 ,16, 22. / Plin., NH, XI, 186.
und das Neue Testament, Leiden, 1970; W.
Speyer, «Zum Bild des A p ollon ios von
Tyana bei Heiden und Christen»: JbAC, 17 A R EX IÓ N / Arexíon (s. v a.C.).— Adi­
(1974), pp. 48-64; E. L. Bowie, «Apollonius vino (hieróscopo) griego, natural de
of Tyana: Tradition and Reality»: ANRW, II, Parrasia (Arcadia), que ocupó el pues­
16.2 (1978), pp. 261-327; G. Anderson,
to dejado por *Silano en la Expedición
Philostratus. Biography and Beiles Lettres in
the Third Century A.D., London, 1986; M.
de los Diez Mil (mercenarios griegos
Dzielska, Apollonius o f Tyana in Legend and al servicio del príncipe persa Ciro).
History, Roma, 1986.] Según Jen o fon te1 los estrategos
ofrecieron en Heraclea un sacrificio,
dirigido por Arexión (h. 400 a.C.). Las
APOLONIO DE LAODICEA / Apo- entrañas de las víctimas no fueron fa­
llónios (s. ii d.C.?).— Autor de un tra­ vorables para la reanudación de la
tado sobre auspicios ornitoscópicos ci­ marcha. Hubo sospechas de que, dado
tado por Pselo1. que Jenofonte no quería abandonar la
ciudad, para llevar a cabo otras empre­
1. Phil., VIII, 167. sas, había convencido al adivino para
que anunciara que las entrañas no se
mostraban propicias; este hecho obli­
APUSORO / Apusorus (s. m a.C.?).— gó a que, en lo sucesivo, los sacrificios
Mago persa citado únicamente por Pli- tuvieran que realizarse públicamente.

72
ARISTANDRO DE TELMISO

Cuando, pocos días después, Jeno­ dad de Libetra (al pie del monte Olim­
fonte sacrificaba de nuevo, Arexión vio po), una estatua de Orfeo sudó ininte­
un águila, signo de buen augurio, ex­ rrumpidamente. Pese a que, en general,
hortando a continuación al estratego a este tipo de prodigios era interpretado
abrir la marcha2. Por último, en los muy desfavorablemente, Aristandro
momentos previos al encuentro con el dio un significado bien distinto al afir­
ejército de Farnabazo, Arexión sacrifi­ mar que Alejandro iba a realizar haza­
có una víctima y las entrañas resulta­ ñas dignas de ser cantadas y celebradas,
ron —a la primera— favorables; el adi­ que darían mucho trabajo y sudor a los
vino no erró su p ron ó stico, pues poetas y músicos que compusieran sus
Jenofonte logró una victoria sobre himnos.
Farnabazo y los bitinios ’. En una novela tardía (Vida y haza­
ñas de Alejandro de Macedonia, atri­
1.Anab., VI, 4,13. / 2. Anab., VI, 5 ,2 . / 3. buida por la crítica moderna al Pseudo
Anab., VI, 5, 8. Calístenes), Aristandro, que aparece
con el nombre de *M elam po (como el
mítico adivino), ofrece una interpreta­
ARISTANDRO DE TELM ISO / Arís- ción diferente del mismo prodigio:
tandros (s. iv a.C.).— Célebre adivino
(mantis) telmesio colaborador de Ale­ Del mismo modo que Orfeo, tocando
jandro Magno durante su expedición la lira y cantando, persuadió a los grie­
asiática (334-323 a.C.). gos, ahuyentó a los bárbaros y amansó
La primera intervención conocida las fieras, así también tú, esforzándote
de Aristandro tuvo lugar poco antes de con tu lanza, los harás a todos tus súb­
que naciese Alejandro. Según Plutar­ ditos (I, 42).
co’, Filipo de Macedonia soñó después
de su boda con Olimpide que imprimía A partir de este momento y hasta la
un sello con forma de león en el vientre batalla de Gaugamela (1 de octubre de
de su mujer. Mientras otros adivinos 331) Aristandro será consultado cada
no dieron im portancia a la visión, vez con mayor frecuencia por Alejan­
Aristandro afirmó que la mujer estaba dro. La hepatoscopia, la onirocrítica y
encinta de un niño del ánimo de un la interpretación de prodigios no pare­
león. La misma anécdota es narrada por cen tener secretos para él. Las consul­
Tertuliano2, que sin embargo silencia tas de estos años se centran en los si­
el nombre del adivino. Este episodio guientes casos:
prueba la presencia de Aristandro en la a) Durante el asedio de Halicarnaso
corte de Filipo desde el año 3S7/356. apareció una golondrina que revolotea­
N o obstante, se trata de una profecía ex ba insistentemente sobre la cabeza de
eventu que debió ser divulgada cuando Alejandro, posándose una y otra vez
el Macedonio trataba de poner de ma­ sob re su n ido trin an d o de form a
nifiesto su carisma; en este sentido es estruendosa. Alejandro, dormido, es­
probable que Aristandro haya divulga­ pantó con la mano suavemente la go­
do la interpretación del sueño de Filipo londrina pero ésta se posó sobre su ca­
no en el 357/356, sino hacia el 336. beza y no levantó el vuelo hasta que
En los meses previos al inicio de la hubo despertado por completo. Con­
expedición asiática Aristandro demos­ sultado Aristandro, éste le contestó que
tró su habilidad para dar un significado aquello era indicio de la traición de al­
positivo a prodigios aparentemente guno de sus amigos, añadiendo que, sin
ambiguos o, incluso, amenazadores. embargo, la conjura llegaría a ser des­
Según Plutarco3 y A m ano4, en la ciu­ cubierta, pues la golondrina es un

73
ARISTANDRO DE TELMISO

pajarillo que convive con el hombre, de ñalar los límites que marcaran las obras
quien es su amigo. Poco tiempo des­ de fortificación; como no tenía con
pués se detenía a Alejandro, hijo de qué hacerlo utilizó la harina que los
Aréope, por tramar una conspiración soldados transportaban en unos barri­
contra él5. les. Reflexionando sobre esto Aristan­
b) Durante el asedio de Tiro, Ale­ dro, vaticinó que la nueva ciudad sería
jandro tuvo un sueño en el que creía próspera por muchas razones, y en es­
aproximarse a los muros de la ciudad, pecial por su fertilidad en frutos de la
donde Heracles estrechaba su mano tierra10.
derecha y le introducía en la ciudad. e) Tras vadear el río Tigris, Alejan­
Aristandro interpretó este sueño afir­ dro, aprovechando un eclipse de luna
mando que Tiro sería tomada a costa (21 de septiembre de 331), realizó un
de un laborioso esfuerzo, como ocu­ sacrificio conjunto a la Luna, al Sol y a
rriera con los trabajos de Hércules. la Tierra. A juicio de Aristandro, la
Tras el largo asedio, de enero a julio o coyuntura de la luna era favorable a los
agosto del 332, la ciudad fenicia cayó macedonios y a Alejandro, afirmando
finalmente en manos de Alejandro. que el combate contra los persas ten­
Arriano6, Plutarco7 y Quinto Cur­ dría lugar en ese mismo mes y que las
d o 8 ofrecen sus particulares versiones víctimas presagiaban la victoria del
de la intervención de Aristandro, pero macedonio".
siempre favorables a Alejandro. Casi todas las fuentes coinciden en
Merece la pena, no obstante, recor­ reconocer la presencia de Aristandro
dar lo transmitido por *Artemidoro en junto a Alejandro en los momentos
su célebre Oneirokritiká: durante el previos a la batalla de Gaugamela.
asedio de Tiro, Alejandro soñó que un P lutarco12 y C u rcio 13 afirm an que
sátiro danzaba sobre un escudo. El in­ Aristandro hizo sacrificios en nombre
térprete descifró el sueño: «Tuya (sá) de Alejandro (a Fobos según Plutarco,
será Tiro (Tyros)». a Zeus y Atenea Niké según Curcio) y
c) Durante el asedio de Gaza, mien­ que al inicio del combate, vestido con
tras Alejandro preparaba un sacrificio, un manto blanco, indicó a los solda­
ya a punto de ofrecer la primera vícti­ dos que soltaran un águila sobre la ca­
ma, un pájaro carroñero que revolo­ beza de Alejandro como auspicio de
teaba por encima del altar dejó caer victoria. Arriano14 silencia este episo­
sobre su cabeza una piedra que llevaba dio pero recuerda que A ristandro
entre sus patas. Interrogado sobre el anunció la victoria cuando se produjo
suceso por Alejandro, Aristandro res­ el citado eclipse de luna.
pondió: Tras la batalla de Gaugamela las in­
tervenciones de Aristandro se espacian
Señor, conseguirás tom ar la ciudad, más observándose, sobre todo, que sus
pero tú deberás tener una extrema pre­ interpretaciones de los presagios son
caución en el día de hoy (Arr., Anab., cada vez menos favorables a Alejandro
II, 26). y su empresa.
Curcio afirma que tras el episodio
de las llamadas «Puertas persas» Aris­
Desatendiendo u olvidando los con­ tandro renunció a sacrificar en nombre
sejos de su adivino, Alejandro arriesgó de Alejandro alegando que era inopor­
su vida durante el combate, resultando tuno15. Poco después, cuando el m o­
herido9. narca decidió luchar contra los escitas
d) Durante la fundación de Alejan­ y realizaba los sacrificios previos al
dría quiso el monarca macedonio se­ combate, Aristandro le dijo que las víc­

74
ARISTANDRO DE TELMISO

timas indicaban algún peligro. Ante la Arriano, Plutarco y Curcio, que citan
actitud impaciente y hostil de Alejan­ de pasada a otros adivinos llamados en
dro, el adivino manifestó que no era lugar suyo, como *Demofonte, *Cleó-
posible interpretar los sacrificios con­ menes y *Pitágoras. Dicha desaparición
tra la evidencia de los signos del cielo podemos ponerla en relación con el
por más que Alejandro deseara tener último período de la vida de Alejandro:
mejores noticias16. Sobre la conclusión aquel en el que el héroe macedonio
de este episodio las fuentes no concuer- pretendió el reconocimiento de una
dan: según A rriano17 el adivino fue naturaleza divina. Las razones del dis-
obligado por Alejandro a repetir el tanciamiento de Aristandro no debie­
sacrificio, que dio de nuevo resultado ron de ser muy diferentes de las del
negativo, rehusando modificar su in­ historiador Pseudo Calístenes quien,
terpretación de los signos celestes. Cur­ conforme a la mentalidad griega tradi­
d o 18 sostiene que Aristandro, atemori­ cional, se había negado a aceptar la di­
zado ante la ira de Alejandro, no sólo vinización del soberano.
repitió los sacrificios sino que extrajo El silencio del nombre de Aristan­
de ellos presagios favorables para la dro en las fuentes historiográficas
empresa que el monarca macedonio pudo deberse, según unos (Robinson),
proyectaba. En cualquier caso ambos a la interrupción de la obra del Pseudo
autores ponen claramente de manifies­ Calístenes; según otros (Berve, Hamil-
to el deterioro de las relaciones entre ton, Greenwalt, Prandi) a la muerte del
Alejandro y Aristandro. adivino, un año después (327 a.C.).
Otro episodio, el de la muerte de Sin embargo, se ha demostrado re­
Clito, pone también de relieve cómo cientemente (F. Landucci Gattinoni)
Alejandro iba perdiendo el favor divi­ que Aristandro no sólo pudo morir
no. Aristandro hizo ver al héroe mace­ después de esta fecha, sino que nada
donio que la fuga de tres ovejas duran­ excluye que siguiera formando parte
te un sacrificio celebrado por Clito era del grupo de manteis del séquito de
uno de los peores presagios posibles19. Alejandro hasta el 323 a.C. Es más,
Tras el asesinato de Clito a manos de Eliano23 sostiene que a la muerte del
Alejandro, Aristandro se limitó a impu­ macedonio sus generales discutieron
tar lo sucedido a la voluntad inmutable durante treinta días sobre el lugar don­
del destino20. El filósofo Anaxandro de debía ser enterrado el cuerpo de
justificó el homicidio parangonando a Alejandro. Aristandro, que había pro­
Alejandro con Zeus21. fetizado un poder eterno al diádoco
La última de las consultas a Aristan­ que sepultase a Alejandro en su terri­
dro tuvo lugar a orillas del Oxo (en el torio, indujo a Ptolomeo a trasladar el
confín entre la Bactriana y la Sogdiana) cuerpo a su satrapía egipcia pese a la
en la primavera del 328 a.C. Cerca del oposición de Pérdicas. La noticia de
lugar donde se fijó la tienda de Alejan­ Eliano parece, sin duda, una reelabo­
dro en el campamento brotaron dos ración tardía pero pone de manifiesto
manantiales, uno de agua y otro de una que muchos consideraban a Aristandro
sustancia oleaginosa (petróleo). Ante el vivo en aquella fecha.
prodigio Alejandro ofreció un sacrificio. La fama de Aristandro se perpetuó
Aristandro interpretó la fuente de aceite al menos hasta el siglo n d.C. Clemen­
como indicio de futuros sufrimientos te de Alejandría24 le cita entre otros
pero también de una victoria que llega­ adivinos célebres. Luciano25 considera
ría tras algunos contratiempos22. a Aristandro una autoridad en la inter­
A partir de entonces el nombre de pretación de los sueños, como también
Aristandro desaparece de los escritos de *Artemidoro. Algunos autores m oder­

75
ARISTEAS DE PROCONESO

nos, aceptando lo que dicen de él Pli­ aquí, al de los isedones, donde recopi­
nio y Luciano, creen que Aristandro ló noticias sobre otros pueblos legen­
pudo haber sido autor de algunos tra­ darios. Sus experiencias fueron relata­
tados sobre oniromántica y sobre el das en el citado poem a del que se
significado de los prodigios. conservan algunos fragmentos.
Aristeas tenía la facultad de desdo­
1. Alex., 2, 4-5. / 2. De anim., 46, 5. / 3. blarse y viajar en espíritu, mientras
Alex., 14, 8-9. / 4. Anab., I, 11, 2. / 5. Arr., que su cuerpo esperaba el regreso del
Anab., 1,25,6-8. / 6.Anab., II, 18,1. / 7. Alex.,
alma en vuelo2. En Heródoto3 aparece
25, 1-3. / 8. IV, 2, 4. / 9. Arr., Anab., II, 26-
27.; Plut., A/ex., 25,4-5; Curi., IV, 6 ,1 2 /1 0 . como un personaje capaz de morir y
Arr., Anab., III, 2,1-2; Plut., Alex., 26, 8-10; resucitar varias veces, desaparecer y
Curt.,IV, 8 ,6 ./1 1 . Arr., Anab., III, 7 ,6 ; Plut., reaparecer en un lugar lejano. Este his­
A/ex., 31, 8; Curt., IV, 10,1-7. / 12.A/ex., 31, toriador asegura que murió en un
9. /1 3 . IV, 13,15. / 14. Anafe., III, 15, 7. / 15. batán de su ciudad natal y que el
V, 4 ,2 . /1 6 . Arr., Anafe., IV, 4,3 . / 17. Anafe.,
IV, 4, 3. / 18. VII, 7, 23-29. / 19. Plut., A/ex.,
batanero, después de cerrar su taller,
50, 4-5. / 20. Plut., A/ex., 52, 2. / 21. A/ex., marchó a comunicarlo a los parientes
52, 5-7. / 22. Arr., Anafe., IV, 15, 7-8. / 23. del muerto. Difundida la noticia, un
HV, 12, 24. / 24. Sírom., I, 21, 134, 4. / 25. hombre venido de Artace sostuvo ante
Philopatris, 21-22. los vecinos de Proconeso no sólo ha­
berle encontrado en aquella ciudad,
[Bibl,: Kaerst, «Aristandros»: RE, II, 1 sino incluso haber hablado personal­
(1895), cois. 859-860; C. A. Robinson, mente con él. Cuando los parientes
«The Seer Aristander»: AJP, 50 (1929), pp. acudieron al batán para enterrarlo, el
195-197; M. Plezia, «De Aristandri vatici­
cuerpo de Aristeas no apareció. Sólo
nio»; Eos, 59 (1971), pp. 227-230; W. S.
G reen w alt, «A M acedon ian M an tis»:
al cabo de seis años Aristeas volvió a
AncW, 5 (1982), pp. 17-25; F. Landucci Proconeso para componer el citado
Gattioni, «L ’indovino Aristandro e l’eredità poema, tras lo cual desapareció nue­
dei Telmesii», en La profezia nel mondo vamente.
antico, Milano, 1993, pp. 123-138.] Aristeas está por ello muy ligado a
la figura de Apolo (cuyo culto se pre­
ocupa en propagar) y comparte mu­
A R IST E A S D E P R O C O N E S O / chos de los rasgos del hiperbóreo
Aristéas (s. vn a.C.).— Originario de *Abaris4. Así, después de su «segunda
Proconeso (una isla de la Propóntide), muerte», se le ve aparecer en la ciudad
fue un taumaturgo (iatromantis), entre de Metaponto, en la Magna Grecia,
mítico e histórico, al que se le atribuye para ordenar a los habitantes que ele­
un poema hexamétrico titulado Ari- vasen un altar en honor de Apolo y,
maspeas, en el que relataba su prodigio­ junto a él, una estatua suya, ya que ha­
so viaje al país de los isedones para in­ bía acompañado al dios a Italia bajo la
formarse en él de todo lo concerniente forma de un cuervo5; después, desapa­
a las regiones más septentrionales de la reció súbitamente. Los metapontinos,
tierra habitadas por los arim aspos tras enviar una embajada a Delfos, pre­
(hombres con un solo ojo), los grifos guntaron al dios qué significaba la apa­
guardianes del oro y los hiperbóreos1. rición de aquel hombre; como la Pitia
Desde el estudio de Bolton se acep­ les ordenó hacer caso de la aparición,
ta que Aristeas vivió en el Proconeso ya que sería de gran provecho para
entre 650 y 625 a.C. Posiblemente en ellos, decidieron seguir el consejo de
la época en la que los griegos explora­ Aristeas. Además de su célebre poema,
ban las costas del mar Negro viajó has­ ya citado, se le atribuía una Teogonia
ta el territorio de los escitas y, desde en prosa cuyo contenido desconoce­

76
ARISTÓNICA

mos6. Otros llegaron incluso a hacerle rio de Delfos que vivió en época de las
preceptor de Homero7. guerras médicas (h. 480 a.C.). Aristó-
Tampoco tenemos noticias de orá­ nica dio el siguiente oráculo a una de­
culos pronunciados por Aristeas, pero legación de magistrados atenienses in­
sabemos que de un laurel de bronce que teresados en conocer el futuro de los
los metapontinos levantaron en el ágora suyos ante la amenaza persa:
para conmemorar la visita de Apolo y
su profeta salía una voz o un ruido que ¡Oh desgraciados!, ¿por qué permane­
provocaba el delirio extático de los céis sentados? / Huye a los extremos de
adivinos de la ciudad. Los pitagóricos la tierra, abandonando / tus casas y las
sintieron también gran interés por su altas cimas de tu ciudad circular. /Pues
figura, haciendo de Aristeas maestro o ni la cabeza permanece en pie, / ni el
discípulo del fundador de la escuela. cuerpo, ni los pies situados en las ex­
tremidades, / ni por tanto las manos, /
1. Herod., IV, 16; Paus., V, 7, 9 ./2 . Pind., ni nada del centro queda, sino que se
frag. 194; Max. Tyr., Diss., XVI, 2; XXXVIII, encuentra / en estado lamentable. / Pues
3; Suidas, s.v. «Aristeas». / 3. IV, 13-15. / 4.
la destruye el fuego y el activo Ares, /
Herod., IV, 13. / 5. Herod. IV, 15. / 6. Suda,
s.v. «Aristeas». / 7. Strab. XIV, 1, 18. que conduce un carro de origen sirio. /
También aniquilará otras muchas for­
[Bibl.: Fragmentos: A. Bernabé Pajares, talezas, / y ñ o la tuya sólo. / Entregará
Fragmentos de épica griega arcaica, Madrid, a l devastador fuego muchos templos de
1979, pp. 344-351; G. Colli, La sabiduría dioses, / que ahora se alzan bañados en
griega, Madrid, 1995, pp. 50-51 y 441-442. sudor, / temblando de miedo; y en lo
E stu d io s: Bethe, «A risteas»: RE, II, 1 más alto de los techos / se ha derramado
(1895), cois. 876-878; J. D. P. Bolton, sangre negra, / que presagia fatalidades
Aristeas o f Proconnesus, Oxford, 1962.]
de desgracia. / Ea pues, salid del santua­
rio, / mostrad entereza ante las desgra­
cias (Herod., II, 140).
A R IST O G IT Ó N / Aristogeíton (s. iv
a.C.).— Político y sykophante atenien­
Al escuchar el oráculo, los enviados
se de la época de Demóstenes, quien le
atenienses quedaron sorprendidos y
cita en uno de sus discursos1 escrito
abatidos. Timón, una de las autorida­
hacia el año 324 a.C.. Fue llevado a
des religiosas de Delfos, les aconsejó
juicio tras la batalla de Queronea por
entonces entrar de nuevo en el oráculo
falsa acusación y más tarde se vio impli­
con traje de suplicantes y llevar ramas
cado en el proceso de Harpalos. Por los
de olivo en las manos. Esta vez Aristó-
discursos de Demóstenes sabemos que
nica les contestó así:
como hechicero fue iniciado en los se­
cretos de los venenos y encantamientos
N o puede Palas aplacar a Zeus Olím­
por la esclava de *Teóride de Lemnos,
pico, / aunque le suplica con muchas
con la que tuvo dos hijos. Demóstenes
palabras y / con prudente discreción. /
le acusa de componer sortilegios (tna-
Pero a ti de nuevo dirigiré esta respues­
gganeúei), abusar de las gentes y preten­
ta, / comparándola con el acero: / Mira,
der curar a los enfermos de epilepsia.
al ser tomado lo demás que contienen
1. Or. XXV.
en su interior I la frontera de Cécrope y
la gruta del divino Citerón, / Zeus, de
amplia mirada, concede a Tritogenia /
que una m uralla de madera / sea la
A R IS T Ó N IC A / A ristoníka (s. v
única inexpugnable, que te servirá a ti
a.C.).— *Pitia y promantis del santua­
y a tus hijos. I Pero tú no aguardes in­

77
ARNUF1S

mutable a la caballería y I al numeroso Marco dice el historiador griego Dion


ejército / de tierra que viene desde el Cassio). Sus «artes ocultas» (sophía
continente, sino retirándote i tras vol­ tiní) lo g raro n la intervención de
ver la espalda; sin duda, todavía algu­ Hermes Aérios (Thot, el dios de la
na vez / estarás frente a él. I ¡Oh divina magia al que por entonces también se
Salamina, aniquilarás tú a tus hijos / asimiló el Mercurio latino).
de mujeres, / bien al esparcirse Demé- Durante las excavaciones del preto­
ter o bien al reunirse! (H erod., II, rio imperial de Aquileya (levantado en
141). el invierno del 168-169 d.C.) fue ha­
llada una dedicación de Arnufis a Isis
Los atenienses tomaron por escrito (Dea Epiphane) que parece probar la
esta segunda respuesta, más suave que historicidad del personaje.
la primera, y regresaron a su ciudad. Un pasaje de la Historia Augusta2
Allí se dieron interpretaciones dispa­ alude a que, antes de este episodio, el
res del oráculo hasta que, finalmente, emperador M arco Aurelio convocó
se impuso la de Temístocles: el orácu­ sacerdotes de todas partes del Imperio
lo iba dirigido a los enemigos de Ate­ para ejecutar «ritos extranjeros» (pere-
nas, y lo que sus habitantes debían ha­ grini) de profilaxis colectiva con moti­
cer era disponerse para una batalla vo de una pestilentia; el mago egipcio
naval, ya que era a esto y no a las mu­ pudo haber participado en dicho ri­
rallas a lo que se refería el «muro de tual, ya que un fragmento de Eliano
madera». Poco después los atenienses atestigua entre las especialidades de los
obtenían bajo sus órdenes una victoria hierogrammateis ritos purificatorios
naval sobre los persas en la batalla de contra las epidemias. Poco después, en
Salamina (480 a.C.). el 167 d.C., debió de pasar a formar
Plutarco1dice que Aristónica, como parte del séquito del ejército romano.
las pitias y ^sibilas más antiguas, pro­ No obstante, otras religiones se atri­
fetizaba en verso. buyeron la autoría del «milagro de la
lluvia». Así, uno de los fundadores de
1. Pyth. or., 23. la teúrgia, ^Juliano el Teúrgo, muy co­
nocido en aquel tiempo, hijo de un fa­
moso mago (Juliano el Caldeo) que vi­
ARNUFIS / Amoüphis (s. n d.C.).— vió en época de Dom iciano. Se le
M ago egipcio conocido, sobre todo, menciona en algunas fuentes como ri­
por el episodio que protagonizó en el val de Apuleyo y *Apolonio de Tiana
año 172 d.C., bajo el reinado de Mar­ en la purificación de Roma durante
co Aurelio. El ejército romano (la le­ una pestilencia3.
gión XII Fulminata), aislado en las Las fuentes oficiales, de las que la
montañas de Panonia, cercado por los escena XVI de la columna de Marco
cuados1y agobiado, además, por el ca­ Aurelio (erigida hacia el 176 d.C.) así
lor sofocante y la falta de agua, se vio, como un medallón romano del 1734 se
de repente, sorprendido por una opor­ hacen eco, atribuyeron el prodigio
tuna tormenta acompañada de lluvias —dentro de la más estricta ortodoxia
abundantes; este hecho permitió a los romana— a la intervención de Júpiter
romanos reponerse y rechazar a los Tonante que, con sus rayos detuvo a
bárbaros. los bárbaros. En el siglo iv d.C. el poe­
El milagro fue atribuido a Arnufis, ta Claudiano, aun conociendo la atri­
sacerdote (hierogrammateys) de Isis, bución del milagro a Juliano el Teúrgo,
que por entonces pertenecía al séquito se inclina también por la «versión ofi­
imperial de Marco Aurelio (synonta to cial» romana:

78
ARQUÉSTRATO

Y tú, benévolo Marco, no regresaste Pese a todo, las recientes contribu­


a los templos de la patria invocando ciones (Guey, Posener) se inclinan a
con tan gran entusiasmo cuando For­ aceptar la historicidad de la «versión
tuna liberó de peligros semejantes a egipcia» frente a todas las demás.
Hesperia por todas partes cercada por
pueblos bárbaros. No hubo allí mérito 1. Dion Cass., 71, 8,4. / 2. Vit. MA, 13,1-
alguno de los caudillos. Pues cayó so­ 3. / 3. Anast., Quaestiones et responsiones
bre los enemigos una lluvia de fuego. A centum quinquaginta quattor, Q. XX = PG
89, coll. 524-525. / 4. Gnecchi, I medaglioni
uno su abrasado caballo lo llevaba romani, II, p. 28, tav. 6 0,1. / S.Tertul., Apol.,
tembloroso en el lomo humeante; otro 5 ,6 ;a d Scapulam, 4, 7-8; Eus., HE, V, 5,1-6;
cayó consumido por el casco que se Oros., VII, 15, 9-11; Acta Sanctorum: Vita
fundía; las lanzas resplandecieron de­ Abercii, 485 ss. Nissen. / 6. Médit., V, 7.
rretidas por los rayos y las espadas se
desvanecieron de pronto en humo. En­ [B ib l.: A. C ald erin i, « L ’ iscrizio n e
tonces la batalla, restringida al cielo, aquileien se di H arn o u p h is»: A quileia
Nostra, 8-9 (1937-1939), pp. 67-72; J.
desconoció las almas mortales, ya si las
Guey, «La date de la pluie miraculeuse (172
fórmulas caldeas armaron con sus ritos après J.C .) et la colonne Aurélienne I et II»:
mágicos los dioses, o si, como pienso MEFR, 60 (1948), pp. 105-127; 61 (1948),
yo, la vida intachable de Marco pudo pp. 3-118; J. Guey, «Encore la “ pluie
merecer todo el apoyo del Tonante (De miraculeuse” »: RPh, 22 (1948), pp. 16-62;
VI cons. Hon., 340-350). M. Sordi, «Le monete di Marco Aurelio e la
p io g g ia m ira c o lo sa »: Ann. Ist. Ita l.
Pero desde Tertuliano (que escribe Numism., 5-6 (1958-1959), pp. 41-55; W.
cinco años después del acontecimien­ Jobst, «11. Juni 172 n. Chr. Der Tag des
Blitz- und Regenw unders im Quaden-
to) también las fuentes cristianas recla­
lande»: SAWW, 335 (1978), p. 3 6 ; Z.
maron para su Dios el milagro. La legio Rubin, «Weather miracles under Marcus
XII Fulminata (así llamada desde el si­ Aurelius»-.Athenaeum, 57 (1979), pp. 357-
glo I) era originaria de Melitene, una 380; G. Fowden, «Pagan Versions of the
de las ciudades más cristianizadas de Rain Miracle of A.D. 172»; Historia, 36
Asia Menor y fue precisamente —se­ (1 9 8 7 ), pp. 8 3 -9 5 ; A. Birley, M arcus
gún dichas fuentes— la plegaria de los Aurelius, London, 1987, pp. 227 y 251-259
sold ad os cristianos (precationibus passim.]
militum) la que logró que Dios obrara
el milagro. Una pretendida carta ofi­
cial del emperador Marco Aurelio al ARQUÉSTRATO / Archéstratos (s. v
Senado (auténtica según M. Sordi) es a.C.?).— Adivino (mantis), quizá de
argumentada por las fuentes cristianas origen ateniense, citado por Alexis1
como prueba5. De hecho, en la escena junto a otros literatos del siglo v a.C.
XVI de la columna de Marco Aurelio conocidos por su delgadez. Alexis dice
se representa a un soldado con los bra­ de él que cuando los enemigos captu­
zos y la mirada dirigidos hacia el cielo. raron a Arquéstrato y le pusieron so­
En un pasaje de sus Meditaciones6 el bre una balanza, pesaba solo un óbolo
propio Marco Aurelio atribuye un mila­ [= 72 cg], Polemón el Periégeta, en el
gro de características similares a éste a la libro Sobre las cosas asombrosas, afir­
plegaria simple y libre dirigida por los ma que fue al subir a la horca, tras ser
atenienses al amigo Zeus, lo que parece capturado por sus enemigos, cuando
reforzar la hipótesis de que adscribiese se advirtió que tenía el peso de un
el prodigio danubiano a las invocacio­ óbolo2. Eustacio' insiste también en su
nes de sus propios soldados, si bien di­ poco peso. Quizá de la noticia de
rigidas quizá a Júpiter Tonante. Alexis pueda deducirse que el adivino

79
ARRUNTE DE LUCA

era una figura destacada de la come­ Ante tales indicios (los dúo capita re­
dia antigua. presentan a Pompeyo y César, que se
enfrentarán en la batalla de Farsalia) el
1. Apud Elian., HV, 10, 6. / 2. Apud Ate­ adivino se percata de la inminencia de
neo, XII, 552. / 3. In Hom., II, 1288, 46. grandes desgracias y exclama:

A duras penas, dioses celestiales, me


A RRUN TE DE LUCA / Arruns (s. i será lícito revelar a las gentes todo lo
d.C.P).— Con este nombre es citado en que maquináis; pues no ha resultado en
la Farsalia de Lucano (39-65 d.C.) un tu honor, Júpiter supremo, este sacrifi­
harúspice etrusco de avanzada edad, cio que he ofrecido, y en el pecho del
originario de Luca (Dante1dice que era toro inmolado se han introducido los
de Luni, pero no sería improbable que dioses infernales. Nos asaltan temores
hubiese manejado un códice enmenda­ indecibles, pero vendrán desastres peo­
do), llamado por las autoridades de res aún que los que tenemos. ¡O jalá los
Roma para que expiara e interpretara dioses conviertan en favorables mis vi­
los prodigios aparecidos en vísperas de siones, y no haya que confiar en las vis­
la guerra civil (49-45 a.C.). El perso­ ceras, antes sea todo ello una invención
naje es, para algunos estudiosos, histó­ de *Tages, el fundador de esta ciencia!
rico. (Fars., I, 631-637).
Arrunte es experto en la interpreta­
ción del rayo, «de las venas calientes 1. lnf., 20, 46.
de las visceras» y de «los avisos del ala
que revolotea por el cielo». Ordena,
ante todo, quemar los «monstruos» ARTEM IDORO DE DALDIS / Arte-
(seres deformes) que la naturaleza ha­ mídoros (s. n d.C.).— Artemidoro vivió
bía producido y después un ambur- en la segunda mitad del siglo n d.C.
bium (procesión purificatoria del pue­ Había nacido en Efeso pero siempre se
blo, encabezada por los magistrados y consideraba de Daldis (Lidia), patria de
sacerdotes, alrededor de la ciudad). su madre1. En esta localidad existía un
Mientras, Arrunte concentra las ho­ templo a Apolo Mistes y Arte-midoro
gueras provocadas por el rayo, las en- confesaba haber iniciado la redacción
tierra en el suelo y pronuncia ante ellas de su tratado oniromántico obedecien­
un «lúgubre recitado». do los dictados del dios que se le apare­
Finalmente, sacrifica un toro en cía frecuentemente en sueños2.
honor a Júpiter, pero de la víctima no A él se refieren algunos autores con­
brotó «sangre corriente» sino una «ho­ temporáneos suyos, como Frontón,
rrible sangraza», lo que hizo palidecer Galeno3 y Luciano4. También le cita la
al harúspice. A éste siguieron otros sig­ Suda (léxico bio-bibliográfico escrito
nos no menos intranquilizantes: al ob­ en el siglo x).
servar el hígado vio «amenazantes las Su única obra conservada es un ma­
venas por la parte enemiga»; el «ten­ nual onirocrítico (Oneirokritiká), divi­
dón del pulmón» quedaba oculto; una dido en cinco libros: los tres primeros
pequeña fisura cortaba las partes vita­ dedicados a Casio Máximo (bajo cuyo
les; el corazón estaba encogido y las nombre parece esconderse el del sofista
visceras echaban pus a través de hendi­ Máximo de Tiro, que vivió entre 125-
duras abiertas. Pero el más grave de 185 d.C.) y los otros dos a su hijo, tam­
todos los presagios era que en la «ca­ bién llamado Artemidoro, que se dedi­
beza del hígado» se había desarrollado có a la misma actividad que el padre;
la masa de otra cabeza (dúo capita). en este sentido el libro V de su obra no

80
ARTEMIDORO DE DALDIS

es sino una recopilación de sueños in­ ro habla de los adivinos, en conjunto,


terpretados a lo largo del ejercicio de la señala que de ellos hay que excluir, por
profesión. em baucadores e im postores, entre
El propio Artemidoro, según él mis­ otros, a los quirománticos:
mo nos dice, practicó el arte de la adi­
vinación por los sueños, recorriendo ... los fisiognomistas, los que averiguan
Grecia, las islas del Egeo, Asia e Italia5. el porvenir mediante unos dados, el
En Roma tuvo ocasión de conocer al queso o una criba, los que interpretan
célebre retor M. Cornelio Frontón, las formas del cuerpo o las líneas de la
hombre próximo a la familia imperial. mano, los que se sirven de recipientes y
La frecuencia con la que alude a sue­ los que consultan a los muertos. Cier­
ños de los atletas que competían en los tamente, sus prácticas son de tal índole
grandes certámenes, sobre todo en los y no saben ni una pizca del arte mánti-
Juegos Olímpicos, hace suponer que ca, pero, sirviéndose de charlatanerías
Artemidoro ejerció buena parte de su y de engaños, desvalijan a los que caen
profesión aprovechando la celebración en sus manos (Oneir., II, 69).
de este tipo de certámenes.
Artemidoro se acoge a la tradición, Por el contrario, Artemidoro salva
muy difundida en el mundo antiguo, —como auténticas— las siguientes téc­
que creía en el valor premonitorio de nicas adivinatorias:
los sueños. El sueño dice (o predice) la
verdad, como Artemidoro intenta pro­ Únicamente restan como veraces los
bar cuando establece la etimología de vaticinios hechos por los que analizan
óneiros (sueño), de tó ón (lo que es y, los sacrificios o el vuelo de las aves, los
por tanto, lo verdadero) y eírein, forma observadores de estrellas y prodigios,
arcaica de légeitt (decir); por tanto: «lo los descifradores de sueños y los exa­
que dice lo verdadero». Los sueños pro- minadores del hígado de las víctimas
féticos (óneiroi) son subdivididos, a su 0Oneir., II, 69).
vez, en directos y simbólicos, conocién­
dose de éstos hasta cinco clases: propios, Desde que Freud se interesara por
ajenos, comunes, públicos y cósmicos. la obra de Artemidoro (traducida al
Pero existen otros, no p roféticos, alemán por F. S. Krauss), ésta ha sido
enypnia, que ponen de manifiesto las objeto de numerosos estudios.
pasiones del alma o del cuerpo.
El mismo alude, a otros trabajos 1. Oneir., III, 66. / 2. Oneir., II, 70. / 3.
anteriores a éste: uno de teoría oniro- Comm. in H ippocratis librum De victu
crítica6, otros sobre argumentos diver­ auctorum, I, 15. / 4. Philopatris, 21-22. / 5.
Proem., I y V. / 6. I, 1. / 7. III, 66. / 8. s.v.
sos7. La Suda8 atribuye a Artemidoro «Artemidoros»/ 9. Contra fatum, 60.
un tratado sobre la adivinación por
medio de las aves (Oionoskopia), tam­ [Bibl.: Traducción española: E. Ruiz
bién citado por Galeno entre los libros García, Artemidoro. La interpretación de los
más famosos sobre el tema, y otro so­ sueños, Madrid, 1989. Sobre el autor y su
bre la quiromancia (Cheiroscopika). obra: C. Blum, Studies on the Dream-Book
Quizá por ello no sea casualidad que o f Artemidorus, Uppsala, 1936; D. Del
Gregorio de Nisa9 divida el arte de pre­ Corno, «C ’e del método in questa follia:
decir el futuro en: interpretación de Artemidoro», en G. Guidorizzi, II sogno in
G recia, B ari, 198 8 , pp. 1 4 7 -1 5 9 ; H .
sueños, observación de prodigios y
Bender, «Predizione e simbolo in Artemi­
quiromancia. doro alia luce della moderna Psicología del
N o obstante, algunos autores dudan sogno», en G. Guidorizzi, II sogno in Gre­
de estas obras, pues cuando Artemido­ cia, Bari, 1988, pp. 161-171.]

81
ARTEMÓN DE MILETO

A RTEM Ó N DE M ILETO / Artémon le sepultura con el máximo cuidado.


(s. i d.C.?).— Onirócrita originario de Pero cuando se cumplían estas órde­
Mileto, autor de una obra, en 22 li­ nes, una fuerte lluvia extinguió las lla­
bros, de la que quedan algunos frag­ mas de la pira fúnebre y los perros des­
mentos1. En ella se recogían los signifi­ m em braron el cad áver a m edio
cad os de los sueños así com o las quemar, lo que fue puesto en conoci­
curaciones obtenidas en los santuarios miento del emperador.
de Serapis, donde, como sabemos, se Sus escritos son citados con fre­
practicaba la incubatio. A él se refiere cuencia por autoridades de la talla de
*Artemidoro de Daldis2, quien pudo *Vetio Valente4, Palchus5 y Lido6.
haber seguido su clasificación de los
sueños (D el C o rn o ). La ob ra de 1. Suet., Domic., 15, 3. / 2. Epit., 67, 16,
Artemón iba precedida de una intro­ 3. / 3. Domic., 15, 3. l4.Anthol., 9. / 5. Cat.,
ducción teórica, también citada por 1, 8 0 ,1 5 ./6 . Deost., 2.
Artemidoro.
[Bibl.: Fragmentos de la obra en CCAG,
VIII, 4, 101, pp. 2-12. Estudios: F. H.
1. FHG, IV, 340 / 2. Oneir., I, 2; II, 44.
Cramer, Astrology in Román Law and Poli-
tics, Philadelphia, 1954, pp. 143-145.]

A S C L E T A R IÓ N / A scletario (96
d.C.).— Astrólogo, condenado por el ASTÍFILO / Astyphilos (s. v a.C.).—
emperador Domiciano en el año 96 Adivino griego (mantis y onirócrita),
d.C. por haber hecho predicciones y originario de Posidonia (en la Magna
haberlas propagado1. El historiador Grecia), que anunció al ateniense Ci-
D ion C a ssio 2, m ás ex p líc ito que món la proximidad de su muerte tras
Suetonio, revela el delito cometido por narrarle éste el sueño que había tenido
Ascletarión: éste había predicho a Do­ antes de emprender la que sería su últi­
miciano el momento y la form a de ma expedición (450/449). En dicho
su muerte. sueño se le apareció una perra muy fu­
Su nombre aparece citado por las riosa que emitía un ladrido mezclado
fuentes de diversas maneras (Asele- con voz humana que le decía:
tarius, Asclepion, Asclation), pero, en
cualquier caso, parece de origen egip­ Ve, porque has de ser amigo / mío y
cio (H. Cramer). Pudo, de esta forma, de estos mis tiernos cachorrillos (Plut.,
pertenecer a un reducido pero impor­ Cimón, 18).
tante grupo de astrólogos egipcios cuya
influencia fue creciendo desde finales Astífilo, al ser consultado por su
del siglo i a.C. y al que pertenecerían, amigo Cimón, declaró que aquello sig­
por ejemplo, *Balbilo, *Queremón, nificaba su muerte, pues el perro es
*Ptolomeo Seleuco o *Pámmenes. enemigo de aquel a quien ladra y el
Ascletarión fue detenido en agosto mayor placer que se puede hacer a su
o septiembre del 96 d.C. y llevado ante enemigo es morir. En cuanto a la mez­
el emperador el 17 de septiembre de cla de la voz, designaba un enemigo
ese mismo año. Según Suetonio3, Do­ medo, porque el ejército de los medos
miciano le preguntó si sabía cuál era la se compone de griegos y bárbaros1.
suerte que le estaba reservada, a lo que Plutarco2 dice que después de este
el astrólogo respondió que en breve los sueño, estando Cimón sacrificando a
perros le despedazarían. Para demos­ Dióniso, el sacerdote que le ayudaba
trar que su arte carecía de fundamen­ (quizá el propio Astífilo) troceó la víc­
to, el emperador ordenó matarlo y dar­ tima; la sangre que se derramaba, ya

82
ATEYO CAPITÓN

cuajada, fue llevada poco a poco por (1898), pp. 96-105; Riess, «Astrampsy-
unas hormigas hasta ponerla pegada en chos»: RE, I, 2 (1894), cols. 1796-1798; G.
el dedo grande del pie de Cimón. M. Browne, «The C om position o f the
Cuando éste lo advirtió, vino el sacer­ Sortes Astrampsychi»: University o f London
Institute o f Classical Studies Bulletin, 17
dote mostrándole el hígado de la vícti­
(1970), pp. 95-100; G. M. Browne, The
ma sin «cabeza» (caput hiecoris), con­ Papyri o f the Sortes Astrampsychi, Meisen-
siderado como el peor de los presagios heim am Gian, 1974.]
en las técnicas hepatoscópicas.

1. P l u t Cimón, 1 8 ./2 . Cimón, 18,4. ATEN A IS / Atbenais (s. iv a.C .).—


Adivina (m an tikégyn é) griega, origina­
ria de Eretria, que vivió en tiempos de
ASTRÁMPSICO / Astrámpsychos (s. n Alejandro M agno (356-323 a.C .).
d.C.?).— Seudónimo de un mago y as­ Estrabón1 dice de ella que tenía el don
trólogo egipcio que utilizó el nombre de la profecía y la com para con la
de un antiguo mago persa de época de * Sibila, originaria de la misma ciudad.
Alejandro Magno1. Algunos autores le También señala2que fue ella quien pro­
atribuyen un poema (libellus) sobre clamó el origen divino de Alejandro.
interpretaciones de sueños, del que se
conservan 101 versos, escrito a co­ 1. XIV, I, 34. / 2. XVII, I, 43.
mienzos del siglo ii d.C. También se le
atribuyen otros tratados sobre geo-
mancia, oráculos y hechizos de amor2.
A TEN IÓ N / Atheníon (s. ii a.C.).—
Un papiro griego3 conserva una invo­
Esclavo de origen cilicio que recurrió
cación a Hermes para conseguir éxito
a técnicas astrológicas durante la lla­
y favores atribuido a Astrapsuco (As-
mada «segunda rebelión de esclavos»
trámpsico).
(104-100 a.C .). «Lugarteniente» de
Junto con *D oroteo de Sidón y
*Salvio, dio a conocer a los esclavos
*Manetón, representa el prototipo del
sublevados (en Egesta y Lilibeo) un
astrólogo-poeta que alcanzó gran po­
pronóstico astrológico, tras el estudio
pularidad durante los siglos ii y iii del
de las estrellas, según el cual la isla de
Imperio.
Sicilia caería en sus manos, advirtien­
Bajo el nombre de Sortes Astram-
do por ello que la tierra y sus cultivos
psycbi se conoce una serie de fragmen­
debían ser tratados con respeto como
tos de papiros con oráculos numera­
si le pertenecieran1.
dos que comprenden tanto la pregunta
A las órdenes de Salvio conquistó
form ulad a com o su resp uesta. El
Triokala, enfrentándose a Licinio Lú-
consultante anotaba el número de la
culo en el 103. Tras la muerte de Salvio
pregunta seleccionada, extraía luego
pasó a dirigir el movimiento servil, ocu­
otro número por sorteo y, mediante un
pando Makella. Fue derrotado y muer­
com plicado sistem a, llegaba a otro
to por el cónsul M. Acilio en el 101.
que, en teoría, se correspondía con la
respuesta.
1. Diod., XXXVI, 5,1-3; XXXVI, 4 ,4 ; 2,5.
1. Diog. Laert., pr. 2. / 2. Suidas, s.v. «As-
trampsychos». / 3. PGM, VIII, 1.
ATEYO CAPITÓN / C. Ateius Capito
[Bibl.: Fragmentos: Hercher, Astram- (22 d.C.).— Experto romano en dere­
psychi oraculorum decadas CIII. Estudios: cho civil y religioso (pontifical y sacral),
P. Tannery, «Astram-psychos»: REG, 11 en el año 17 a.C. interpretó un oráculo

83
ATTO NAVIO

que justificaba la elección de esta fecha viendo, avergonzado, se ahorcó. Aquel


para la celebración de los Ludi Saecula- que habría podido vivir consciente de
res, presididos por Augusto y Agripa1. su ignorancia muere ignorante, viene a
De origen humilde (su abuelo fue un decirnos el poeta. N o sabemos si Aulo
centurión de Sila), alcanzó destacadas fue — com o parece— un personaje
magistraturas (cónsul suffectus en el real, contemporáneo de Lucilio.
año 5 d.C.). Dejó numerosos escritos,
de los que se conservan sólo unos po­ 1. Ajtth. Pal., XI, 164.
cos fragmentos: Coniectanea (en nue­
ve libros); Epístolas; De pontificio iure
(en seis libros); De iure sacri-ficiorum, AURINIA / Aurinia (s. i d.C.?).— Una
y un tratado sobre derecho augural. de las primeras sacerdotisas y profeti­
Su adversario en el campo de lo ju­ sas germanas conocidas1, al estilo de
rídico fue el célebre Antistio Labeón2. *Véleda o *Ganna, y quizá, como és­
Su obra fue consultada por juristas, tas, opuesta a los romanos.
anticuarios y filólogos incluso de épo­
ca bajoimperial. 1. Tac., Germ., VIII, 3.

1. Zos., II, 4. / 2. Tac., Ann., III, 75.

[BibL: Fragmentos: W. Strzelecki, Atei AZARÍAS / Azaryahu (s. x-ix a.C.).—


Capitonis fragmenta, Berlín, 1960.] Profeta hebreo, hijo de Oded, que ins­
tigó al rey Asá de Judá (911-870 a.C.)
a luchar contra los ritos paganos, a eli­
A TT O NAVIO: “'Navio. minar sus imágenes y a favorecer el
culto de Yahveh1:

A U L O IAulus (s. i d.C.?).— Astrólogo ¡Escuchadme, oh Asá y todo Ju dá y


citado por el poeta Lucilio (que vivió Benjamín! Yahveh estará con vosotros
en Nápoles en época de Nerón), en mientras vosotros estéis con El; si lo
uno de sus epigramas satíricos1. Cuan­ buscareis, se dejará hallar de vosotros;
do Aulo logra descifrar su propio ho­ mas si lo abandonareis, os abandona­
róscopo, declara: rá. Por mucho tiempo ha estado Israel
sin verdadero Dios, sin sacerdote que
Ha llegado el momento marcado por guíe y sin Ley; pero cuando en su an­
el Destino; no me quedan más que cua­ gustia se convirtió a Yahveh, Dios de
tro horas de vida (Ant. Pal., XI, 164). Israel, y lo buscó, El dejóse hallar de
ellos (2 Cro 15, 2-4).
Lucilio dice que cuando llegó la
quinta hora y vio que continuaba vi­ 1. 2 Cro 15.

84
B

BA C IS IBákis (s. vi-va.C.?).— Célebre médicas) y tres en Pausanias (dos sobre


chresmologos (coleccionista oficioso de Mesenia4 y uno sobre Beoda5).
oráculos) griego, sin duda, el más famo­ Heródoto muestra una gran con­
so y mejor conocido de todos ellos. Los fianza en las colecciones oraculares de
chresmologoi suelen clasificarse en tres Bacis y en particular por la precisión
«generaciones»: una «mítica» o «legen­ con que anunció los acontecimientos
daria» (Orfeo, Laio, *Euclo y “'Museo); del 480/479; él es también el primero
otra «histórica», que aparece ligada, en citarlo.
sobre todo, al siglo vi a.C. (*Onomácri-
to, *Lisístrato, *Anfílito) y una «terce­ 1) El primer oráculo, cumplido tras
ra generación», testim oniada sobre la retirada de la flota griega de Artemi-
todo por las obras de Aristófanes (Tri- sio, decía:
geo).
Las fuentes le consideraban, pues, Procura, cuando eche sobre el mar un
un adivino histórico, de origen beocio, puente de papiro el que habla un len­
que profetizaba antes de las guerras guaje bárbaro, alejar de Eubea tus ca­
médicas (s. v a.C.). También se sabía bras que mucho balan (VIII, 20, 1-2).
que sus facultades proféticas las había
adquirido de las ninfas'; Bacis era, 2) En otro pasaje, Heródoto cita
pues, un nympholeptos, es decir, un siete versos de Bacis anunciando la de­
hombre «poseído por las ninfas». Sólo rrota de los bárbaros y el triunfo de los
algunas fuentes2 sostienen que fue griegos que el historiador consideró
Apolo quien envió a Bacis a profetizar. referidos a la batalla naval de Salamina
La crítica moderna no cree, sin em­ (en el 480 a.C., concluida con la victo­
bargo, en la historicidad del personaje, ria griega sobre el rey persa Jerjes):
inclinándose a considerarlo una perso­
nificación popular de la báxsis («pro­ Pero cuando unan con un puente de
fecía»); sería, pues, un vate ficticio, naves la orilla consagrada a Artemisa,
como Orfeo, Laio, M useo y tantos de espada de oro, y la marítima Cino­
otros. sura, con loca esperanza tras saquear la
Conservamos seis oráculos de Bacis: esplendorosa Atenas, la divina Dike
tres en H eródoto’’ (sobre las guerras apaciguará al fuerte Coro, hijo de

85
BA C IS

Hibris, que es terriblemente ávido pues Mas cuando Titoreo a Anfión y Zeto
cree que seducirá a cualquiera. En efec­ libaciones y plegarias y ruegos sobre la
to, el bronce chocará con el bronce, y tierra derrame, mientras el sol glorioso
Ares de sangre enrojecerá el mar. En­ permanece halagando al toro, entonces
tonces, el día de la libertad para la Hé- guarda a la ciudad de un mal no leve
lade trae el Cronida que ve a lo lejos y que la amenaza: pues los frutos perece­
la augusta Nike (VIII, 77). rán en ella arrebatados del suelo, lleva­
dos a la tumba de Foco (Paus., IX, 17,
3) El tercer oráculo se creyó referi­ 4-6).
do a la batalla de Platea (479 a.C.), en
la que los griegos derrotaron a los per­ Bacis alertaba a los tebanos de la
sas mandados por Mardonio; aunque iniciativa de los titoreos que, cuando
es probable que se haya perdido el el sol entraba en el signo del Toro, sa­
principio (o que Heródoto no lo cite), caban la tierra del túmulo de Anfión y
en él se habla claramente del destino Zeto ‘en Tebas) para trasladarla al de
adverso del ejército persa: Foco (en Titorea) con el fin de acre­
centar la productividad de sus cultivos
La reunión de los helenos a orillas del y empobrecer la tierra de los tebanos.
Termodonte y del herboso Asopo y un Según la leyenda, Antíope, madre de
grito de dolor de sonido bárbaro, don­ los gemelos Anfión y Zeto, construc­
de por encima de la suerte y del destino tores de las murallas de Tebas, huyó
caerán muchos de los medos portado­ de la ciudad, refugiándose en Titorea,
res de arcos, cuando sobrevenga el día donde se casó con Foco compartiendo
fatal (IX, 43). después su tumba.
Entre la época de Heródoto (s. v
4-5) Las alusiones a los oráculos de a.C.) y la de Pausanias (s. n d.C.), Bacis
Bacis reaparecen algún tiempo después es parodiado en las obras de Aristó­
de las guerras médicas, ya en el siglo iv fanes6, quien por primera vez utiliza el
a.C., y hacen alusión, sobre todo, al rey verbo bakitsein («profetizar»). Concre­
Epaminondas, cuya política antiespar­ tamente en Los caballeros", el político
tana en favor de Mesenia se vio favore­ Cleón y el charcutero, tratando cada
cida por los oráculos de Bacis. El pri­ uno de ellos de atraerse al demos, apor­
mero decía: tan en su favor gran cantidad de orá­
culos (inventados). Cleón presume de
Y cuando de Esparta la brillante flor que sus predicciones son de Bacis,
perezca, Mesenia volverá a ser poblada mientras que el charcutero se inventa
por siempre (Paus., IV, 27, 4). el nombre de un supuesto hermano de
éste: Glaniss.
Pausanias declara haber descubier­ Todo parece indicar, pues, que en
to que otro oráculo anunciaba también el siglo iv a.C. sus profecías estaban ya
la toma de Hira: muy desacreditadas. En este mismo si­
glo T eopompo4 consideraba a Bacis un
Los de Mesenia, con ruidos y fuentes «purifícador» y profeta apolíneo que,
domada (ibid.). siguiendo los consejos de Apolo, puri­
ficó a las mujeres espartanas presas de
6) El último oráculo conservado es delirio (nymphomanía). El epicúreo
bien diferente de los anteriores y se re­ Boeto10 no tenía dudas sobre la false­
fiere a una disputa de carácter agrícola y dad de los oráculos de Bacis si bien
religioso entre dos ciudades de Grecia admite alguno. Aun Luciano cita un
central: Titorea (en la Fócide) y Tebas: (falso) oráculo de Bakis".

86
BALAAM

Con alguna frecuencia las fuentes teuco. Es un extranjero proveniente de


recogen la forma plural, Bákides. Pro­ Petor1, «junto al río» (es decir, el Eu­
bablemente su origen se halle en la le­ frates; la localización del topónimo es
yenda de los «tres Bacis». De éstos el incierta pero podría tratarse de Aram-
más antiguo es el ya citado (supra), un Naharayin, en la Alta Mesopotamia2).
vate de Eleon (Beocia) inspirado por Según este dato sería un adivino meso-
las ninfas cuyos oráculos se referían potámico pero según otra tradición3 se
sobre todo a acontecimientos míticos trataría de un madianita, lo que expli­
e históricos beodos12. El segundo Bacis caría más fácilmente su relación con
fue ático; quizá sea a él a quien se re­ Yahveh.
fiera Heródoto como autor de las pro­ Fue llam ado por Balac, rey de
fecías sobre las grandes batallas nava­ Moab, cuando éste se enfrentaba a los
les atenienses (Pausanias, sin embargo, hebreos venidos de Egipto a través del
las atribuía al Bacis beocio). En Atenas Sinaí. El experto adivino marchó hacia
una tradición sostenía que Bacis era él no sin antes haber recibido en sue­
quizá un epíteto del tirano Pisístrato13 ños de Yahveh la orden de hacer lo que
(h. 560 a.C.), famoso por su pasión por le ordenara4. Sin embargo, sus inten­
los oráculos y su aplicación a la políti­ ciones no son sinceras: Balaam sabía
ca. El tercer Bacis era un arcadio de que el rey le colmaría de riquezas y
Kaphyai, conocido también por otros honores por maldecir al pueblo de Is­
nombres (Kydas, Aletes). Sobre esta rael aun a costa de desafiar el poder de
base se fue haciendo de Bacis un nom­ su Dios. Se desencadena así la ira de
bre genérico que designaba a cierto Yahveh, lo que da origen al célebre
tipo de adivino que profetizaba en es­ episodio de la burra: el animal se de­
tado de posesión, como una contrapar­ tiene al ver el ángel de Yahveh, lo que
tida masculina de las ^sibilas. a Balaam no sucede. Atemorizado fi­
nalmente por la visión divina, acaba
1. Aristof., Pax, 1070-1071; Paus., X, 12, por someterse a la voluntad de Yahveh,
21. / 2. Teopompo, 786H. / 3. VIII, 20, 77; comprometiéndose a transmitir a los
IX, 43. / 4. IV, 27, 4. / 5. IX, 17, 4-6. / 6.
Equit., 123 ss.; 997-1068; Pax, 1046-1126;
hombres cuanto Dios le ordene5.
Av., 959-991. / 7. Equit., 1002-1096; 1229- De esta forma, transformado en un
1240. / 8. vv. 1015 ss. / 9. FCrHist, 115 F 77 profeta verdadero a su pesar, Balaam
Jacoby. /1 0 . Apud Plut., De Pythiae oraculis, se ve obligado a pronunciar oráculos
399 A. /11. De mort. Peregr., 30. /1 2 . Paus., de bendición para el pueblo de Israel,
IV, 2 7 ,4 ; IX, 17-5-6; X, 12,11 ; Cíe.,Dediv., precisamente lo contrario de lo que el
I, 34. /1 3 . Schol. Aristof. Pax., 1071.
rey Balac esperaba de él. Al divisar el
campamento de Israel emite un primer
[Bibl. : 1. Trencsényi-Waldappel, «Die
Weissagungen des Bakis», en Untersuchun- oráculo; se trata de una visión extática
gen zur Religionsgeschichte, Amsterdam, en la que ve un futuro Estado, asenta­
1966, pp. 232-250; L. Prandi, «Conside­ do en su tierra de promisión, podero­
razioni su Bacide e le raccolte oracolari so y rico en agua y bienes naturales:
greche», en La profezia nel mondo antico,
Milano, 1993, pp. 51-62; D. Asheri, «Ero­ Oráculo de Balaam, hijo de Beor, orá­
doto e Bacide. Considerazioni sulla fede di culo del varón de cerrada vista, I o r á ­
Erodoto negli oracoli (Herod., Vili, 77)»,
culo de quien oye las palabras de El, de
en La profezia nel mondo antico, Milano,
1993, pp. 63-76.]
quien ve las visiones de Sadday; / que
cae y se le abren los ojos. ¡Qué bellas
son tus tiendas, oh Jacob; tus pabello­
BALAAM / Balaam (s. xm a.C.?).— nes, oh Israel! / Dilátanse como valles,
Prestigioso adivino citado en el Penta- cual jardines a la vera del río, / como

87
B ALBI LO

áloes que plantara Yahveh, cual cedros dificultades). En ella Balaam no sölo
junto a las aguas. / Agua fluye de sus habla en nombre de los dioses, sino
nubes y su sementera abundante agua que su palabra se transforma en juicio
rebosa. / Más ensalzado que Agag será y castigo.
su rey, y exaltado será su reino. / El,
que le sacó de Egipto, es para él como 1. Num 22, 5. / 2. Dt 23, 4, 5. / 3. Num
los cuernos del búfalo. / Devora las na­ 31, 8 ,1 6 . / 4 N um 22, 9-21. / 5. Num 2 2,23-
ciones enemigas suyas, y quebranta sus 3 8 ./6 . Jos 1 3 ,22.
huesos / y con sus flechas los traspasa. /
[Bibl. : E. Puech, «Le texte ammonite de
Luego se ha agachado, se ha tumbado
Deir ‘Alla: les admonitions de Balaam», en
como un león y como una leona; / La vie de la Parole: De l ’Ancien au Nouveau
iquién le hará levantarf /¡Benditos Testament, Paris, 1987, pp. 13-30.]
quienes te bendigan; quienes te maldi­
gan, malditos sean! (Num 24, 3-9).
BALBILO / Ti. Claudius Balbillus (s. i
El rey de Moab, indignado por el
d.C.).— Influyente astrólogo alejandri­
cambio de actitud de su adivino, orde­
no de época del emperador Nerón. Sus
na su inmediata expulsión, no sin que
orígenes son mal conocidos: según
antes Balaam emitiese un segundo orá­
unos (C. Cichorius) sería hijo de Ti.
culo. En él ve el esplendor de la mo­
Claudius Thrasyllus (T rasilo ), el as­
narquía de David, al que llama «estre­
trólogo de Tiberio; según otros, su nie­
lla» y «gobernante»; la tradición judía
to. Si se le considera como su hijo de­
y cristiana vieron en sus palabras un
bió de ocupar, bajo el reinado de
anuncio del futuro M esías, descen­
Claudio, el cargo de archiereus Aegyp-
diente del rey David:
ti, un verdadero ministro del culto im­
perial en la provincia.
Lo veo, mas no ahora; lo diviso, pero
Algunos autores (Piganiol, Schwartz)
no de cerca: / ha salido una estrella de
fechan en estos primeros años el inicio
Jacob, y ha surgido un gobernante de
de la hostilidad de Balbilo hacia los cris­
Israel I y ha quebrado las sienes de
tianos (en particular hacia la comunidad
Moab y el cráneo de todos los hijos de
de Efeso); se ha creído ver una alusión al
Set. / Edom se va empobreciendo y em­
astrólogo en la segunda bestia del Apo­
pobrécese Se’ir, su enemigo, / mientras
calipsis', un falso profeta que seduce y
Israel adquiere riqueza. / De Jacob sal­
engaña, valiéndose de magia y prodigios
drá Dominador y aniquilará el rema­
raros, induciendo a dar culto al Anticris­
nente de la ciudad (Num 24, 17-19).
to. Pero la documentación disponible
no permite confirmar esta hipótesis.
Balaam reemprendió así el regreso
Es posible que Balbilo entrara en
a su patria, pero, según el libro de
contacto directo con la corte a través
Josué6, fue muerto por la espalda du­
de Agripina (madre de Nerón), vién­
rante los combates de los hebreos con­
dose así involucrado en las intrigas
tra los madianitas, que auxiliaban a
para eliminar a Británico. En el 41 d.C.
Moab.
Balbilo debió de ser (J. P. Martin) el
Además de la información que so­
astrólogo que predijo a Agripina el des­
bre Balaam nos proporciona el texto
tino que esperaba a su hijo (es decir, el
bíblico, disponemos hoy de un segun­
trono) pero también que ella moriría a
do testimonio: una inscripción de fi­
manos de él. Tácito2 atribuye a Agripi­
nales del siglo vin a.C., hallada en Deir
na la célebre respuesta: «Que la mate,
Alia (de unas cincuenta líneas, aunque
con tal que reine». Se conserva una ins­
la lectura del texto presenta muchas

88
BALBILO

cripción hallada en Esmirna3 en la que en el poder, propalándose incluso el


un Tib. Claudius Thrasyllos (probable­ nombre de Rubelio Plauto como próxi­
mente nuestro astrólogo) manifiesta su mo sucesor de Nerón. Para acallar esos
lealtad hacia Agripina y su hijo Nerón. rumores, el emperador tomó la precau­
Pero su influencia en la corte au­ ción de hacer alejar de Roma8 a su ad­
menta con la llegada de Nerón al po­ versario, pero no ordenó su ejecución,
der (13 octubre del 54 d.C.). Según sin duda siguiendo la interpretación
T ácito4, la noticia de la muerte de «optimista» del significado del cometa
Claudio fue dada a conocer sólo en el (J. P. Martin) hecha por Balbilo.
momento que los «caldeos» lo consi­ Pero a finales del año 64, Balbilo
deraron oportuno. Esta precaución to­ intervino más directamente para inter­
mada por Agripina, sin duda aconseja­ pretar la aparición de un nuevo come­
da por B alb ilo, parece explicarse ta durante varias noches seguidas9. El
porque el horóscopo de Nerón (naci­ astrólogo sugirió al emperador la con­
do el 15 de diciembre del 37) contenía veniencia de conjurar tal presagio con
no pocos elementos inquietantes5. alguna muerte muy sonada para que,
Balbilo sobresalió del resto de los de esta forma, desviándolos de su per­
«caldeos» de su época (como entonces sona, fueran a recaer sobre otros.
se llamaba genéricamente a los astrólo­ Suetonio10 dice que Nerón sentenció a
gos); el emperador Nerón recurrió a muerte a los ciudadanos más conspi­
Balbilo no sólo para sus consultas astro­ cuos coincidiendo con la conspiración
lógicas sino para compartir con él sus de Pisón en Roma y de Vinicio en Be-
aficiones egipcianizantes y, en general, nevento. N o obstante, algunos estu­
orientalizantes; su colaboración debió diosos (H. Cramer) piensan que duran­
de haber favorecido el desarrollo de la te estos últimos años Balbilo mantenía
mitología solar que marcan los prime­ una actitud discreta, tratando de dis­
ros años del reinado neroniano, apor­ tanciarse de la feroz represión del 66.
tando también la tradición astrológica Al mismo tiempo Popea, la esposa de
de las monarquías helenísticas. Séneca6 Nerón, contaba con su propio astrólo­
dirige hacia él grandes elogios como go, ''Ptolomeo Seleuco, enemigo o ri­
persona y hombre de letras. Pocos me­ val de Balbilo.
ses después de la llegada al poder de La mejor prueba de este distancia-
Nerón, Balbilo fue recompensado con miento es su abandono de Roma entre
la prefectura de Egipto (55 d.C.). los años 66 y 70 d.C. El astrólogo Bal­
La muerte de Agripina (59 d.C.) no bilo parece, pues, haber estado ausen­
fue un obstáculo para que Balbilo, que te cuando se produjo la muerte del
regresó a Roma quizá en este mismo emperador, la guerra civil del año 69/
año, entrara a formar parte, junto a 70 o el advenimiento de Vespasiano,
otros hombres de origen greco-orien- permaneciendo quizá en Alejandría o
tal, de círculos aún más próximos al en Efeso. Para entonces su hija, Clau­
emperador. Algunos autores (J. Gagé) dia Capitolina, había contraído ya (64
le consideran dueño, desde entonces, d.C.) matrimonio con C. Julio Antío-
del destino de Nerón. co Epífanes (hijo del ex-rey de Com-
Así, en el año 60, cuando en Roma magene Antíoco IV) del que nacerían
fue visto (durante seis meses) un come­ dos nietos: C. Julio Antíoco Epífanes
ta al norte de la constelación de Perseo Filopapo (cónsul en el 109 d.C.) y Ju ­
que se dirigía a la de Virgo7, Balbilo lia Balbilla. Esta acompañaría años más
debió intervenir ante Nerón. Dicho fe­ tarde (130 d.C.) al emperador Adria­
nómeno celeste fue considerado popu­ no y a su esposa Sabina en su viaje a
larmente como un anuncio de cambio Egipto.

89
BALTASAR

Se cree (H. Cramer) que entre los Politics, Philadelphia, 1954, pp. 108-141;
años 69 y 72 d.C. Balbilo debió de R. Merkelbach, «Ephe-sische Pererga 21.
mantener contactos con el emperador Ein Zeugnis für T. Claudius Balbillus aus
Smyrna»: ZPE, 31 (1978), pp. 186-187; J.
Vespasiano, conocido también por su
P. Martin, «Néron et le pouvoir des astres»:
fe en la astrología; es posible incluso
Pallas, 30 (1983), 63-73.]
que en los años siguientes (73 y 74)
Balbilo mediase en las malas relacio­
nes políticas entre Roma y el reino de
Commagene, una de cuyas figuras más BALTASAR: * Melchor.
destacadas era precisamente su yerno.
Dion Cassio11dice que para demos­
trar a Balbilo la consideración que le B A R D E SA N E S D E SIR IA / Bar-
profesaba, el emperador Vespasiano Daisan (154-222 d .C .).— Filósofo es­
permitió que los habitantes de la ciu­ toico y astrólogo cristiano. Nacido en
dad de Efeso celebrasen juegos sagra­ Edessa (Siria) el 11 de julio del 154
dos en su honor. Dichos juegos —co­ d.C., sus padres eran paganos, pero él
nocidos como Balbillea o Balbilleia— se convirtió pronto al cristianismo.
fueron luego muy populares como re­ Según algunas fuentes tardías estu­
vela la epigrafía12; los testimonios más dió en Hierápolis, según otras, en Apa-
antiguos datan del año 90 pero se con­ mea. Probablemente estuvo también
servan algunos del 105. en Babilonia, donde pudo haber segui­
Se ha sugerido (F. Cumont) que do las enseñanzas de los astrólogos
Balbilo fue el autor de la interpretación (caldeos); en los primeros siglos del
astrológica del cometa aparecido en el Imperio dicha ciudad aún mantenía su
79 d.C., en lo cual era —como hemos prestigio cultural.
visto— una autoridad. Desconocemos Jerónim o1 cita a Bardesanes cuan­
la fecha exacta de su muerte, quizá a do se refiere a los gimnosofistas indios
comienzos de la década de los 80 d.C., y le llama vir babylonius. N o obstante,
medio siglo después de la de *Trasilo. Bardesanes pudo haber recibido sus
Se conserva de Balbilo un resumen enseñanzas astrológicas en Siria. Se
en lengua griega de sus reglas sobre la cree que su padre era él mismo un as­
duración de la vida en función de cál­ trólogo, ya que dicha disciplina, como
culos astrológicos. la de los magos, solía transmitirse de
padres a hijos.
1 .1 3 ,1 1 . / 2.Ann., XIV, 9 ,3 .1 3 . ZPE, 31 De su vida sabemos poco. Al frente
(1978), pp. 186-187. / 4. Ann., XII, 6 8 ,3 . / 5. de una delegación recibió a Abertius,
Suet., Ñero, 6, 2; 40, 2. / 6. N Q , IV, 2 ,1 3 . / 7. obispo de Frigia (hacia el 175) durante
Sen., NQ, VII, 17, 2; 21, 3. / 8. Tacit., Ann., el viaje que éste realizó por el Oriente,
XIV, 22. / 9. Suet., Ñero, 36, 1-2. / 10. Ñero, hecho recordado por una inscripción.
36. / 11. LXV, 9, 2. / 12. CIG, 2810; 3208;
3675; 5913; 6916. Escribió numerosos poemas, reco­
pilados por su hijo Armonio pero pos­
[Bibl.: Fragmentos: CCAG, VIII, 3, p. teriormente perdidos, que el pueblo
103; VIII, 4 cod. Paris, pp. 233-234. Estu­ cantaba en las iglesias y en las calles,
dios: F. Cumont, «Astrologues romains et pero que no gustaban a las autoridades
byzantinsl: Balbiílus»: MEFR(A), 37 (1918- esclesiásticas; algunos han llegado in­
1919), pp. 35-54; A. Piganiol, «Balbiílus», cluso a considerarle instigador de cier­
en Mélanges G. Glotz, vol. II, Paris, 1932, tas herejías de la época bajoimperial.
pp. 723-730; ]. Schwartz, «Ti. Claudius
Sus ob ras debieron escrib irse en
Balbiílus»: BIAO, 49, 1950, pp. 45-55; F.
H. Cramer, Astrology in Román Law and
siriaco, la lengua aramea hablada en el
norte de Siria desde el siglo i d.C.

90
BASÍUDES

Se le atribuye un tratado astrológi­ formó parte de la célebre expedición


co Sobre la conjunción de los Planetas, de los Diez Mil (401-399 a.C.). Jeno­
en el que estimaba la duración del fonte, uno de los jefes de la expedi­
mundo en 6.000 años. ción, propuso en Pérgamo de Misia un
De sus ideas filosóficas y astrológi­ plan para capturar al persa Asidates'.
cas (diferentes éstas de la astrologia Antes de llevarlo a cabo realizó un sa­
popular) podemos hacernos una idea a crificio. Basias el adivino, que estaba
través de El libro de las Leyes de los presente, dijo que las víctimas le eran
países, obra de Filipo —uno de sus dis­ muy favorables y que el enemigo persa
cípulos— conservada en un manuscri­ sería capturado, predicción que más
to del siglo vil d.C. Es aquí donde se tarde se cumplió2. Con Jenofonte ha­
recoge su peculiar visión del horósco­ bía colaborado también, durante esta
po y la necesidad de someterse al des­ m ism a e x p e d ic ió n , el adivin o
tino (hermarmen ) de los astros. Con­ ''Euclides.
tamos también con algunos fragmentos
conservados en fuentes tardías. l.Anab., VII, 8 ,9 ./ 2. Anafe., VII, 8,10; 23.
Tuvo algunos discípulos, entre los
que (según Efrén) se encontraba el cé­
lebre *M ani. Siguiendo las doctrinas BASÍLIDES / Basílides (s. i d.C .).—
del maestro, aquéllos creían en la exis­ Sacerdote y profeta egipcio, quizá
tencia del Bien y del Mal, en el Genio miembro del alto clero (Tácito1: e
de la Fortuna, los oráculos y las conste­ primoribus Aegyptiorum), que tuvo
laciones. Negaban la libertad en el dos encuentros con Vespasiano (69
hombre y la resurrección de los cuer­ d.C.) poco antes de que éste accediera
pos. Vestían siempre de blanco porque al poder.
pensaban que así participaban del Bien. Tácito dice que cuando Vespasiano
A Bardesanes se le atribuyen2 unos se encontraba en el monte Carmelo (Si­
Diálogos contra los marcionitas, una ria) sacrificando en un templo, el sacer­
obra, Sobre el destino, dedicada a dote Basílides, tras mirar una y otra vez
Antonino3y diversos tratados sobre las las entrañas de la víctima, le advirtió:
persecuciones de los cristianos en épo­
ca de Caracalla o de Heliogábalo; tam­
Sea lo que sea lo que proyectas, Vespa­
bién se afirma que perteneció a la es­
siano, ya construir una casa, ya dilatar
cuela de Valentín, contra la que se
tus tierras ya aumentar tu servidum­
volvería más tarde, lo que no parece
bre, se te conceden una gran morada,
cierto. Su fama se mantuvo varios siglos
ingentes confines y muchos hombres
dando lugar a numerosas leyendas.
(II, 78, 3-4).
1. Ad Jovianum, 2, 14; PL, 23, col. 317. /
2. Euseb. Caesar, HE, IV, 30. / 3. Fr. Apud Las mismas fuentes señalan un se­
Euseb., PE, 6, 10, 1-48. gundo encuentro entre Vespasiano y
Basílides, celebrado poco después, esta
[Bibl.: H. J. W. Drijvers, Bardaisan of
vez en Egipto. Según Tácito2 y, con li­
Edessa, Assen, 1966; J. Teixidor, Bardesane
d ’Edesse. La première philosophie syriaque,
geras variantes Suetonio3, Vespasiano
París, 1992.] entró a visitar el Serapeion de Alejan­
dría para consultar sobre los asuntos
políticos. Cuando se encontraba en el
BASIAS / Basías (s. v a.C.).— Adivino interior, completamente solo, creyó
eleo, perteneciente quizá a la familia ver a sus espaldas a Basílides (Suetonio
de los *Yámidas o de los *Clítidas, que dice que le ofrecía verbenas, guirnaldas

91
BATACES

y pasteles, como era tradición en el BEO / Boió (s. iv a.C.?).— Según Pau-
país), del que no ignoraba que se encon­ sanias1 era una mujer de Delfos que,
traba enfermo, lejos de Alejandría, a quizá por inspiración del dios, compu­
varios días de camino. Inmediatamen­ so un himno a su ciudad en el que afir­
te preguntó a los sacerdotes si habían maba que el oráculo de Apolo fue esta­
visto a Basílides entrar en el templo. b lecid o por lo s h ip e rb ó re o s que
Tras enviar a unos soldados, Vespasia- llegaron con Olén. Este era un adivino
no comprobó que Basílides se encon­ y músico que había sido el primero en
traba a ochenta millas del Serapeion. dictar los oráculos en hexám etros
Entonces interpretó lo sucedido como dactilicos.
una visión divina y, al mismo tiempo, Pausanias afirma también que, en
como oráculo favorable (pues Basílides época histórica, los delios cantaban him­
deriva, en griego, de basileus, «rey»). nos en honor de la diosa Ilitia2, de Hera3
Algunos autores creen, sin embargo, y de Acaya4 compuestos por Olén.
que el sacerdote del Monte Carmelo y La noticia transmitida por Pausa­
el del Serapeion son personajes dife­ nias parece ser una invención de época
rentes. helenística. El texto dice:

1. Hist., IV, 82. / 2. Hist., IV, 82. / 3. Vesp., 7, 1. Donde de cierto cumplieron un orácu­
lo digno de recuerdo / los hijos hiper­
[Bibl.: K. Scott, «The Role of Basílides bóreos, Págaso y el divino Agieo / [ ...] /
m the Events of AD 69»: JRS, 24 (1934),
y Olén, que se tomó en el primer profe­
pp. 138-140; L. Herrmann, «Basílides»:
Latomus, 12 (1953), pp. 312-315.] ta de Febo / y en el primero que com­
puso un canto de antiguos versos (Frs.
1 y 2).
BATACES IBatakes (s. i a.C.).— Gran
sacerdote y profeta de la Magna Mater Clemente de Alejandría^ alude a
(Cibeles) en Pessinunte (Asia Menor). Beo como cresmóloga y en el siglo x la
Llegado a Roma en tiempos de Mario, Suda6 menciona su m atrimonio. Su
aseguró ante el Senado que la diosa le nombre suele confundirse con Boios,
había anunciado en su santuario que al que Ateneo7 atribuye un tratado ti­
los romanos obtendrían una victoria tulado Omithogonía (Sobre el origen
aplastante sobre sus enem igos, los de las aves) que manejó Ovidio.
cimbrios y teutones1. El Senado prestó
fe a la profecía e hizo erigir un templo 1 .1,18, 5; VIII, 2 1 ,3 ; IX, 27,2. / 2. II, 13,
a Cibeles como agradecimiento por la 3. / 3. V, 7, 8. / 4. X, 5, 8. / 5. Strom., I, 132,
3. / 6. s.v. «Palaíphatos». / 7. IX, 393.
victoria que les prometía.
Pero Bataces se presentó al pueblo
[Bibl.: A. Bernabé Pajares y H. Rodrí­
con la intención de repetir las mismas guez Somolinos, Poetisas griegas, Madrid,
profecías. El tribuno Aulo Pompeyo se 1994, pp. 133-137.]
lo prohibió, llamándole charlatán y ex­
pulsándole de la tribuna con injurias.
Aulo, poco después de ser disuelta la
BEROSO / Berossós (s. m a.C.).— Sa­
asamblea, cogió unas fiebres tan eleva­
cerdote babilonio del dios Marduk (su
das, que murió una semana después. Al
nombre originario era, quizá, Bel-
conocerse la noticia aumentó la con­
re’usu), escribió en griego una obra muy
fianza de la población romana en los
consultada sobre la historia mesopotá-
oráculos de Cibeles.
mica (no exenta de referencias astroló­
1. Plut., Mar., 17, 9-11.
gicas), en tres libros, Babyloniaka o

92
BEROSO

Chaldaika, dedicada al rey Antíoco I concluía con el ordenamiento de los


Sóter (281-262 a.C.); de ella sólo que­ astros), otros autores (Jacoby) defien­
dan algunos fragmentos transmitidos den la existencia de dos autores dife­
sobre todo por dos autores: Eusebio de rentes: Beroso y un Pseudo-Beroso de
Cesarea y Flavio Josefo. Cos. Este último, un astrólogo, sería el
Como sacerdote de Marduk en Ba­ autor de los fragmentos astrológicos
bilonia, Beroso colaboró con los nue­ conservados y al que se referiría la lite­
vos monarcas greco-macedonios en la ratura técnica de época imperial (Pli-
consolidación de su poder, tratando nio, Ptolomeo, Séneca, Vitrubio, etc.).
también de que los grupos sociales más Sería también este (Pseudo) Beroso
influyentes del país conquistado pres­ el primero que reveló los secretos de la
tasen al gobierno su apoyo. En este astrología babilonia a los griegos2, fun­
sentido se le comparó a su contempo­ dando una célebre escuela de astrolo­
ráneo *M anetón de Egipto, autor de gía en Cos (que acogió a los astrólogos
unas Aigyptiaka dedicadas a Ptolomeo *Critodem o y *Antípatro)3. La elec­
II Filadelfo. ción de dicha isla se explica bien por
Las Babyloniaka constaban de tres su fama como centro médico, donde
libros: confluían todas las disciplinas. Quizá
I: Prefacio y dedicación, informacio­ muchos de los estudiantes de su escue­
nes biográficas y referencias a las fuen­ la eran los que asistían a la célebre es­
tes. En los orígenes de la civilización se cuela de medicina en la isla; la iatro-
encuentra la figura de Oannés, un matemática, «ciencia» que estudiaba
monstruo con cuerpo de pez pero cabe­ las relaciones entre las diferentes par­
za y piernas humanas, que, mediante tes del cuerpo humano y las constela­
un escrito, da a conocer a los hombres ciones o planetas, se creía muy antigua
la civilización y les revela los orígenes y de origen egipcio.
del mundo: al principio todo era agua, Los fragmentos de contenido astro­
de donde nacieron las criaturas mons­ lógico se refieren a los siguientes as­
truosas, pero luego Belos instauró el pectos:
orden dividiendo el cuerpo de Talat a) Fr. 19-20: una explicación de los
(que gobernaba sobre las aguas primi­ eclipses y de las fases de la luna a partir
genias) en dos, el cielo y la tierra, creó de su naturaleza (hemípyron).
a los hombres y ordenó los astros. b) Fr. 21: una versión de las catás­
II: Lista de los diez primeros reyes y trofes universales, diluvio y conflagra­
monstruos ictiformes. Reyes y dinastas ción, determinadas por las conjuncio­
hasta Nabonasar (s. vin a.C.). nes de los astros.
III: D om inación asiría, im perio El fuego y el agua era frecuente­
neo-babilonio y dominación persa has­ mente considerados entre los filósofos
ta Alejandro Magno. griegos como causas de la destrucción
Para autores antiguos como Flavio periódicas de los seres vivos4, pero la
Josefo1, Beroso inició a los griegos en idea no parece griega.
los secretos de la ciencia caldea y fue el Una tradición atribuye al (Pseudo)
introductor de la astrología oriental en Beroso de Cos, como esposo de E n ­
el mundo griego. Pero la crítica moder­ manto, la paternidad de la ^sibila Cal­
na se divide sobre los conocimientos dea5.
astrológicos de Beroso. Mientras para Plinio6 dice que los atenienses eri­
unos (Schwartz, Schnabel, Burstein) los gieron, a expensas públicas, en honor
fragmentos astrológicos proceden del de Beroso, una estatua suya con la len­
libro I de las Babyloniaka (después de gua de oro, en agradecimiento por sus
la exposición de la cosm ogonía que profecías divinas.

93
BESOS

Precisamente fue a partir de finales atención sobre el parecido fonético


de la época helenística, es decir, en el con un rey egipcio de nombre Bidis,
momento que Roma comienza a sentir­ citado en las Aegyptiaka de Manetón.
se poderosamente atraída por la cultu­ Parece menos probable que pueda
ra oriental, cuando la obra de Beroso identificársele con *Pitis de Tesalia o
comenzó a gozar de gran popularidad y con Bithos de Durratium’.
fue ampliamente consultada, incluso ya
tardíamente, por los autores cristianos. 1. DeMysteriis, 267 ,1 5 y 293. / 2. Comm.,
9. / 3. Plin., NH, XXVIII, 23, 82.
1. Flav. Josef., Contra Apión, I, 129. / 2.
Ibid., I, 129. / 3. V itrub., De arch., IX, 6;
FG rH , 680 T 5. / 4. Platón, Timeo, 22b-e / 5. BO LO S DE M E N D E S / Bolos (s. m
Pausan., X, 12, 9; Suda, s.v. «Sibylla Delphís». a.C.).— Escritor de hechos milagrosos,
/ 6. N H , VII, 37, 123; FGrH, 680 T 6. originario de Mendes (en el delta del
Nilo), cuyas obras eran dadas a cono­
[Bibl: Fragm entos: F. Jacoby, F G rH , III
c, sec. V, pp. 364-397. E studios: P. Schnabel, cer bajo el nom bre de D em ócrito
Berossos und die babylonisch-hellenistische (Suidas1, Columela2). De este falsario
Literatur, Leipzig-Berlin, 1920; A. K uhrt, sabemos sólo que vivió hacia el año 200
«Berossus’Babyloniaka and Seleucid Rule in a.C., pues utiliza con frecuencia (por
Babylonia», en A. K uhrt y S. M . Sherw in ejemplo en su Physika) la obra de los
W hite, H ellenism in the E ast: The Interac­ magos *Zaratustra y *Ostanes, textos
tion o f Greek and Non-Greek Civilizations traducidos al griego en época de Ptolo-
from Syria to C entral Asia after Alexander, meo Filadelfo y catalogados por Her-
L ondon, 1987, pp. 32-56.] mipo hacia el 200 (J. Bidez y F. Cu-
mont). Según Suidas’ era un pitagórico
(pithagóreios), pero con dicho término
BESOS / Bessoí.— Casta sacerdotal del parece dar a indicar su afición al ocul­
oráculo dionisiaco de Tracia. Según tismo, ya que en época helenística Pitá-
H e ró d o to 1, en el territorio de los goras pasaba por ser uno de los maes­
satras, en lo más elevado de sus mon­ tros de las artes mágicas.
tañas, se hallaba un oráculo de Dioni- Fue autor de tratados de contenido
so cuyos intérpretes eran los Besos. muy diverso: a) paradoxografía (Peri
Una sacerdotisa de esta casta vaticina­ thaumasíon)-, b) m edicina (Physiká
ba en su interior al estilo de la *pitia dynamerá): los libros X X V III-X X X de
de Delfos. la Historia Natural de Plinio nos pue­
den dar una idea de su contenido, ya
1. IV, 111. que este autor lo utiliza como fuente;
c) agricultura (Perigeorgías): Colume­
[Bibl.: O berhim m er, «Bessoi»: RE, III, 1 la (en su De re rustica, VII, 5, 17)
(1897), cois. 329-331.] consulta este escrito cuando escribe
sobre los instrumentos de los veterina­
rios; d) astrología.
BITIS / Bítys (s. iv d.C.?).— Sacerdote Sus observaciones sobre las enfer­
y profeta egipcio citado por Jám blico1 medades de los animales fueron teni­
como traductor al griego de libros her­ das en cuenta por autores tan impor­
méticos escritos en caracteres jeroglífi­ tantes como el citado Columela quien,
cos. Según algunos autores (Reitzen- siguiendo a Bolos, recomienda4 exami­
stein) puede ser indentificado con el nar con atención el dorso de las ovejas
Bitos al que Zósim o2 atribuye un dia- para ver si tienen la enfermedad cono­
gramma. Otros (Hopfner) llaman la cida como sacer ignis (pústula); si se

94
BOLOS DE MENDES

hallaran los síntomas ha de cavarse un pisada de una mujer desnuda durante


hoyo en la puerta del establo y ente­ la menstruación / orugas; patas de lie­
rrar viva y boca arriba la oveja que ten­ bre o ciervo / chinches; pico / peonía;
ga la enfermedad dejando que pase so­ elefante / carnero o cerdo; avispa /
bre ella todo el rebaño; haciéndose así, rama de encina de frutos comestibles;
asegura, la enfermedad desaparecerá. marta / olor de la mirra; tigre /sonido
En otro pasaje5 Bolos aconsejaba del tímpano; plumas de águila / pluma
plantar después del equinocio, en un de otras aves; tamariz / rata.
sitio de la huerta que sea abrigado y Tres conciernen a las simpatías: ser­
estercolado, hileras de férulas y zarzas, pientes / granos de hinojo; salamandra
así como abrir sus mérulas con una / fuego; golondrina / hierba celidonia.
vereta para echar estiércol y semillas El resto del tratado versa sobre ciertas
de cohombro por el agujero; al nacer propiedades maravillosas de animales,
las semillas se van incorporando a las hierbas o piedras: se domestica un toro
cañahejas o a las zarzas, ya que no sa­ furioso atándole en las patas un hilo
can alimento de sus propias raíces sino de lana o atándolo a una higuera; la
de aquéllas. Injertada la planta de esta lengua de una rana viva puesta sobre el
manera da fruto de cohombro incluso pecho de una mujer le hace confesar
durante el invierno. todos sus actos; la médula espinal de
Una de sus más célebres obras fue un una hiena cura las enfermedades de
escrito —firmado también como De- espalda; el hígado de la hiena cura las
mócrito— titulado Sobre las simpatías oftalmías; si se come el corazón o el
y antipatías (Perí sympatheion kaíanti- hígado de las serpientes se comprende
patheion)é tanto de animales como de el lenguaje de las aves; el lagarto ama­
plantas y piedras (por orden alfabéti­ rillo aleja las influencias hostiles y má­
co). El contenido de la obra ha sido gicas; el imán frotado con ajo no atrae
reconstruido por Wellmann (quien el hierro.
atribuye a Bolos 82 fragmentos). En El Libro de las simpatías de Bolos
ella se trataba de las propiedades natu­ de Mendes fue muy leído a partir del
rales, es decir, ocultas, de los tres rei­ siglo i a.C., siendo su autor reconoci­
nos de la naturaleza; Bolos añadía apli­ do como una autoridad en lo que se
caciones médico-mágicas de cada uno refiere a las ciencias naturales. Plinio,
de los objetos. Plutarco, Eliano o las Geoponica la ci­
Bolos sostenía en esta obra7 que los tan con frecuencia.
persas conocían una planta venenosa Los fragmentos relativos a la agro­
que cultivaron en Egipto con la inten­ nom ía p od em o s e n co n trarlo s en
ción de hacer matar a muchos de sus Cassio (88 a.C.); los fragmentos botá­
habitantes; pero dicha planta, transfor­ nicos en Krateuas (ii-i a.C.); los frag­
mándose en su contrario, se hizo co­ mentos zoológicos, en los tratados de
mestible y produjo un fruto muy dulce. Juba, rey de Mauritania (i a.C.-i d.C.);
Entre los fragmentos explícitamen­ los fragmentos filosóficos, en Posi-
te dados como democriteos veinte con­ donio. De su obra se aprovechan tam­
ciernen a las antipatías: comadreja / bién numerosos autores del siglo n
albahaca; ibis / serpiente; serpiente / d.C., como Plinio, Plutarco o Eliano.
hojas de encina; serpiente / saliva de Plinio —como con anterioridad Vi-
un hombre en ayunas; serpiente / rába­ trubio— cita los Cbeirókmeta (tratado
no negro; león / gallo; león / fuego; sobre hierbas mágicas no siempre fácil
hiena / pantera; camaleón / gavilán; de distinguir del Perí sympatheion), atri­
escorpión / lagarto; escorpión /asno; buyéndola a Demócrito (al que conside­
zorro / ruda; siempreviva / insectos; ra como el más apasionado estudioso de

95
BRÁNQUIDAS

los magos después de Pitágoras), pero el santuario oracular de Dídima, al sur


Columela8 asigna con acierto su pater­ de Mileto, que, atendido más tarde por
nidad a Bolos de Mendes. sus descendientes, los Bránquidas,
tuvo gran prestigio durante la época
1. s.v. «Bolos». / 2. VII, 5 ,1 7 . / 3. s.v. «Bo­ clásica.
los». / 4 . C olum ., RR, VII, 5 ,1 7 . / 5. XI, 3 ,5 3 . Apolodoro de Corcira dice de Bran-
/ 6. Ibid.-, Scbol. Nie. Ther., 764. / 7. Ibid. / 8. co que purificó a los milesios de la pes­
VII, 5 ,1 7 .
te (quizá después de la fundación de
[Bibi.: M . W ellmann, «B olos»: RE, III, 1
Mileto) asperjando a la población con
(1897), cois. 6 7 6 -6 7 7 ; M . W ellm ann, Die ramas de laurel3.
Physiká des Bolos Dem okritos und der Salvo Lactancio Plácido, quien le
Magier Anaxilaos aus Larissa, T eil I, Ab­ considera peritissimus futurorum deus4,
handlungen der Preussischen Akadem ie der en general fue considerado como un
W issenschaften. Phil. Hist. Klasse 1928 (la m ortal. Branco tuvo un tem plo en
segunda parte del trabajo nunca fue publi­ Dídima antes del 494 a.C., el llamado
cada); W. Kroll, «B olos und D em okritos»: Branchiadón5; otro, en honor de Bran­
Hermes, 69 (1934), pp. 228-232.]
co y de Apolo, era llamado Filesia6.
Pese a su origen griego, durante la
expedición persa contra los griegos
BRÁNQUIDAS / Branchídai.— Fami­ (480 a.C.) los Bránquidas colaboraron
lia (clan, genos) sacerdotal a cuyo car­ económicamente con Jerjes, al que en­
go estaba el oráculo de A polo en tregaron el tesoro del templo. Al fra­
Dídima (Asia Menor)1, también cono­ casar la empresa y ante el temor a ser
cido como de Apolo Milesio. castigados por sus compatriotas, soli­
Los Bránquidas decían descender citaron al rey persa ser transferidos a
del adivino Branco (Bránchos), adivi­ la Bactriana. Según C urdo7, Alejandro
no y purificador legendario, hijo de Magno castigó (150 años después) a
Esmicro (héroe originario de Delfos), los descendientes, a instigación de los
establecido en Mileto. Antes de darle milesios que formaban parte de su ejér­
a luz, su madre había tenido una vi­ cito.
sión en la que el sol descendía hasta su La sacerdotisa de Apolo Didimeo
propia boca, pasaba a través de su (quizá reclutada de los Bránquidas)
cuerpo y le salía por el vientre. El hijo daba sus profecías tras caer en trance
fue llamado Branco, es decir, «bron- extático, de forma análoga al sacer­
quio» porque fue por estos órganos dote de Apolo Clario o a la * pitia de
por donde su madre sintió descender Delfos. El ritual oracular era también
el sol. muy parecido al de ésta: sostenía en­
Según Conón2, siendo joven aún, tre sus manos una vara, se sentaba so­
mientras cuidaba del rebaño en el mon­ bre una tabla, lavaba sus pies y el bor­
te, Branco fue amado por Apolo, quien de del vestid o en agu a sag ra d a ,
le obsequió con el don de la adivina­ aspiraba vapores, ayunaba tres días,
ción, dándole como prendas y símbo­ se retiraba al adyton. Apuleyo8 dice
los una corona y un ramo. Dichas fuen­ que el oráculo del dios milesio res­
tes aseguran que fue «el beso» del dios pondía per sortem-, el término latino
lo que hizo del joven un adivino. puede referirse tanto a la técnica de
Levantó entonces un altar a Apolo extracción de una sors («suerte»), do­
Filesio («Amistoso») y empezó a pro­ cumentada por otra parte también en
fetizar. Posteriormente desapareció o Delfos desde el siglo iv a.C ., como
murió repentinamente. Los milesios le — genéricam ente— a la respuesta
edificaron una tumba y construyeron oracular.

96
BRÁNQUIDAS

Es posible que los Bránquidas tuvie­ 2-4. / 3. apud Clem., Strom., V, 8 (243). / 4.
sen a los Evangélidas (Euangelidai), Ad Theb., Ili, 479. / 5. Varr., apud Lact. Theb.,
V ili, 198. / 6. Conón, Narr, frag., 33; Schol.
otro genos milesio, como colaborado­
ad Paus., V, 8, 8; Str., VII, 421; 634. / 7. VII,
res en calidad de mensajeros de las res­ 5, 28-35. / 8. Met., IV, 32. / 9. Conón, Narr,
puestas o de intérpretes de su signifi­ /rag., 33, 44.
cado9.
[Bìbl.: J . Fontenrose, Didyma. Apollo’s
1. Paus., I, 16, 3 y IX, 10, 12. / 2. Narr. Oracle, Cult and Companions, Berkeley,
frag., 33; Ludan., De domo, 24; Dial. Deor., 1988.]

97
c

C A FA C IO / Lucius C afatiu s (s. i CALCANTE / Kálchas.— Famoso adi­


a.C.?).— Harúspice citado en la céle­ vino (mantis) legendario griego, origi­
bre inscripción bilingüe etrusco-latina nario quizá de Micenas o de Niágara1,
de Pessaro1: [L(ucius) Caf]atius L(uci) que participó en la guerra de Troya.
F(ilius) Ste(llatina tribu) Haruspe[x) Hijo de Testor, es conocido en la Iliada
Fulguriator; [CJafates L(a)rth L(a)r por su habilidad en la interpretación
(thal) netsvis trvtnvt frontac. del vuelo de las aves, así como por sus
En la inscripción latina se distin­ dotes proféticas, que le permiten co­
guen los términos haruspex y fulguria­ nocer «el pasado, el presente y el futu­
tor, mientras la etrusca distingue tres: ro»2.
netsvis, trvtnvt, frontac. Los filólogos Guió a los aqueos hasta Troya gra­
suelen identificar haruspex=netsvis y cias al arte que Apolo le había procu­
fulguriator=trutnvt. El término fron­ rado3; no obstante, en tanto que sim­
tac es un hapax y parece indicar un ter­ ple demiurgos, socialmente era mucho
mino étnico alusivo a la ciudad de ori­ menos considerado que los héroes de
gen del harúspice, quizá Ferentum (la la expedición.
inscripción latina sólo indica la tribu). Dada la enorme popularidad de la
En todo caso queda clara en el epitafio figura de Calcante conviene distinguir
la especialización del personaje: se tra­ el tratamiento que recibe en los poe­
taría de un haruspex-fulguriator, capaz mas homéricos de la elaboración pos-
de atraer o rechazar los rayos (general­ homérica del mito.
mente para lanzarlos contra el ejército Las únicas intervenciones de Cal­
enemigo como sabemos por Livio). cante en la litada se producen:
a) En el canto I, cuando explica a los
1. CIL, XI, 6363 = ILS, 4958. suyos las causas de la ira de Apolo en el
décimo año de la guerra (el sacerdote
[Bibl.: La inscripción ha sido nuevam en­ de Apolo, Crises, había acudido al cam­
te publicada por E. Benelli, Iscrizioni bilingui
pamento de los aqueos a rescatar a su
etrusco-latine, Firenze, 1 9 9 4 ; M .H a n o ,« L e
hija Criseida y Agamenón le había ex­
tem oignage des inscriptions latines sur les
haruspices», en Les écrivains et l ’Etrusca
pulsado de él en un tono violento. A
Disciplina de Claude á Trajan. Caesaro- petición del sacerdote, Apolo castiga a
donum, 1995, suppl. 64, pp. 184-199.] los aqueos enviándoles una peste).

99
CALCANTE

Ni por voto incumplido ni hecatombe / b) Sugirió el sacrificio de Ifigenia


os hace ahora reproches, /sino por cau­ para que la flota griega pudiese zarpar
sa de su sacerdote, / al que Agamenón de Aúlide'.
ha deshonrado, / ya que él ni a su hija c) Tras la muerte de Aquiles y el
ha liberado / ni ha aceptado tampoco suicidio de Áyax anuncia a los griegos
los rescates; /por eso, pues, el flechador que la ciudad no puede ser tomada a
certero ¡ nos ha dado dolores / y otros menos que se procurasen el arco de
habrá de damos todavía. /Y no aparta­ Heracles6 (según otros autores la pro­
rá antes de los dáñaos / la peste igno­ fecía la hizo *Héleno).
miniosa, ¡ antes de que a su padre se d) Aconsejó a los aqueos la captura
devuelva / la muchacha de ojos girado­ de Héleno, que se había retirado a los
res / sin recibir a cambio / ni precio ni bosques del Ida, ya que era el único
rescate, / y una sacra hecatombe / a capaz de revelar las condiciones nece­
Crisa le llevemos; / podríamos enton­ sarias para apoderarse de la ciudad de
ces convencerlo, / si propiciárnoslo an­ Troya7.
tes conseguimos (I, 92-101). e) Calcante fue para algunos auto­
res quien tuvo la idea de construir el
b) Cuando los griegos se encontra­ caballo de madera gracias al cual los
ban en Aúlide dispuestos a zarpar rum­ aqueos lograron introducirse en el in­
bo a Troya, quedaron sobrecogidos al terior de la ciudad enemigas.
ver, durante la celebración de un sacri­ f) Tras la conquista de Troya orde­
ficio, cómo una serpiente, tras devorar nó los sacrificio s de A stianacte y
a ocho gorrioncillos en su nido y a con­ Políxena9.
tinuación a la madre, quedó petrifica­ g) En el momento del regreso pre­
da. Calcante calmó los temores al inter­ dice a los griegos que el viaje no será
pretar que, de igual manera, los aqueos fácil, pues Atenea estaba irritada con
lucharían por nueve años ante Troya y ellos a causa de la impiedad de Áyax,
no la tomarían hasta el décimo: su protegido; aquéllos quisieron matar
al adivino, pero al haberse refugiado
¿Por qué os quedasteis en silencio, / de en el altar de la diosa lo dejaron10.
larga cabellera en las cabezas? I En ver­ Los nostoi señalan que Calcante se
dad a nosotros ver nos hizo / Zeus, el embarcó junto a *Anfíloco, otro adivi­
consejero, este prodigio, / tardío en su no, y un grupo reducido de héroes,
llegada y cumplimiento, I del que ja ­ naufragando en la costa de jónica, cerca
más perecerá la fama. / Así como esa de C olofón". Otros autores apuntan
sierpe devoró /a los gorriatos y a la pro­ lugares diferentes como Claros, Cilicia
pia madre ¡ (ocho en total que hacían o el santuario de Apolo Grineo12.
con la madre / que los pariera un gru­ Un oráculo (o una profecía de Hé­
po de nueve), / así nosotros allí lucha­ leno) había anunciado que Calcante
remos I a lo largo de otros tantos años, moriría el día en que encontrara otro
/ pero al décimo año tomaremos / la más sabio que él; en la ciudad de Colo­
ciudad de anchas calles (II, 321-329). fón el adivino *M opso le derrotó en
un certamen de enigmas, del cual cir­
En la elaboración poshomérica del cularon diversas versiones1’. Calcante
mito de Calcante se añadieron otros murió poco después, apesadumbrado
episodios: por la derrota.
a) Calcante señaló la presencia de Las noticias sobre el lugar donde
Aquiles (cuando éste contaba sólo con descansa el cuerpo de Calcante también
nueve años de edad) como necesaria difieren entre sí, si bien N otio14 parece
para la conquista de Troya4 . ser el más comúnmente aceptado. Al­

100
CAMPESTRE

gunos autores localizan su tumba en la al séquito del tirano Polícrates y cuya


Magna Grecia (Italia), como por ejem­ vida perdonó el rey persa Darío3.
plo, en la montaña Drion y en Siris15, lo
cual parece explicarse por una confu­ 1. Herod., V, 44. / 2. Herod., V, 4 5 ,2 . / 3.
Herod., III, 132.
sión con Calco, rey de los daunios.

1. Hyg., Fab., 97; Paus., I, 43, 1. / 2. II., I,


68-71. / 3. II., I, 72-76. / 4. Apol., Bibl., III, C A M P E N S E / Cam pensis (s. iv
13, 8 ./5 . Proel., 138-140; Esq., Ag., 122-158; d.C.).— Según el historiador Amiano
Eur., Ipb.T., 15-24; Iph.A., 87-93; Enn., Iph., Marcelino, en el año 369 d.C. Chilón,
242-244; Hyg., Fab., 98; Prop., IV, 1, 109- antiguo vicario de África, denunció
112; Ovid., A te., XII, 27, 29. / 6. Apolod.,
ante el prefecto de la ciudad al harús-
Ep., 5, 8. / 7. Conón, fr. 1, 34; Serv., AdAen.,
II, 166; Ps. Apoll., Ep., V, 8; Quínt. Esmirn., pice Campense (junto al organarius
VI, 57-67; IX , 325-332. / 8. Virg., Aen., II, Sérico y al palaestrita Absolio) de ha­
185; Apolod., Ep., 5, 8. / 9. Astianacte, Acc., ber intentado envenenarle1. Los acu­
171-172; Sen., Troad., 365-370; Serv., Ad sados fueron inmediatamente encarce­
Aen., III, 3 21; Políxene: Sen., Troad., 360- lados.
365; Serv., Ad Aen,, III, 321. / 10. Apolod.,
Bibl. Ep., 5, 23. / 11. Proel., 288-289. / 12. El caso quedó finalmente en manos
Claros: Callim., fr. 8; Cilicia: Sofoc., fr. 180; del prefecto de la annona, Maximino,
Apolo Grineo: Serv., Ad Buc., VI, 72. / 13. quien inició una dura persecución, a la
H es., Melamp., fr. 278 M ; Ferec., fr. 95; que no escaparon ilustres personajes
Sofoc., fr. 181 N ; Apolod., Ep., 6, 2. / 14. senatoriales, bajo el pretexto de haber
Apolod., Ep., 6, 4 / 15. Str., VI, 284; Lyc.,
utilizado prácticas mágicas contra sus
1047 ss.
enemigos2.
[Bibl: H eckenbach, «K alchas»: RE, X , 2
La suerte del harúspice Campense
(1919), cois. 15 5 2-1555.] fue peor que la de sus compañeros al
ser condenado por Maximino a morir
arrojado a las llamas3. Se trata, pues,
CALIAS / Kalltas (s. vi a.C.).— Adivi­ de uno de los pocos casos (quizá junto
no griego (mantis) perteneciente a la al de *Amancio) en el que un harúspi­
rama de los *Yámidas, asentada en Si­ ce, apartándose de sus técnicas habi­
cilia quizá a finales del s. vm a.C. Las tuales, participa en prácticas mágicas.
fuentes le hacen contemporáneo del Algunos autores han propuesto identi­
tirano de Síbaris, Telis. ficar a Campense con ’’'Campestre.
Al observar Calias presagios sacrifi­
1. Amm. M arc., XXVIII, 1, 8. / 2. Amm.
ciales desfavorables en el momento en
M arc., X X V III, 1, 29. / 3. Amm. M arc.,
que los sibaritas iban a emprender una XXVIII, 1 ,2 9 .
guerra contra los crotoniatas, Telis se
indispuso contra él llegando a amena­ [Bibl.: S. M on tero, Política y adivina­
zarle, por lo que tuvo que buscar refu­ ción en el Bajo Imperio: emperadores y
gio en la ciudad de C rotona (510 harúspices, Bruxelles, 1 991, pp. 128-129.]
a.C .)1. Com o agradecimiento por la
sinceridad de su vaticinio los habitan­
tes de Crotona entregaron a Calias C A M P E ST R E / C am pester (s. n
unas tierras que en tiempos de Heró- d.C.?).— También citado como Cam-
doto aún eran disfrutadas por sus des­ pestrius (Kampéstrios), escribió un tra­
cendientes2. tado sobre el valor profètico de los co­
Algunos autores (Weniger) han in­ metas1 (para el que quizá utilizó como
tentado identificar a Calias con un adi­ fuente a *Petosiris) y un libro sobre ne­
vino que hasta el año 522 perteneció cromancia2. Algunos autores lo identi-

101
C A N I D IA

fican con el haruspice *Campen-sis, huesos quitados a una perra. Después


ejecutado por orden de Maxi-mino3, describe cómo se lleva a cabo la muer­
sin que existan plenas garantías, ya que te de un niño de corta edad con el fin
para Campestre se han propuesto di­ de elaborar con sus visceras secas un
versas cronologías: comienzos del Im­ filtro amoroso. Durante el ritual, Ca­
perio (Gundel), siglo 11 d.C. (Müller) y nidia dirige el siguiente conjuro a los
siglo ni (Wachsmuth). dioses de la magia para atraerse el
amor de Varo:
l.S e r v.,adA en., X, 273; Lyd., Ost., 1 0 ./
2. Fulg., Alieg. Vergtl., 142. / 3. Amm. M arc., ... ¡Protectoras / más fieles, Diana, No­
XXVIII, 1, 8. che, que el silencio / riges y ritos arca­
nos, / mostraos ahora, volved las divi­
nas ¡ iras contra hostiles casas! /
CANIDIA / Canidia (s. i a.C.?).— He­ Cuando languidecen con dulce sopor /
chicera citada en la obra poética de en la temerosa selva / las fieras, / que
Horacio (sobre todo en su épodo V, todos se rían del viejo / galán, ungido
pero también en otros poemas)1. So­ del nardo / mejor que mis manos ha­
bre la posible historicidad del persona­ yan hecho, al cual / ladren suburanas
je no hay unanimidad: para unos (L. perras. / ¿Qué p asa? ¿No valen los
Herrmann) fue real, mientras para crueles venenos / con que al huirse ven­
otros (E. Fraenkel) pertenece a la fic­ gó t Medea de la hija del grande
ción literaria. Algunos estudiosos, en Creonte, / su altiva rival, la novia / víc­
una posición intermedia, consideran tima del don, la túnica ardiente / en
que Canidia es un seudónimo de un sangre empepada? ¡Pero / si no existe
personaje real. Ya un escoliasta anti­ yerba ni raíz que en ásperas / breñas se
guo, Porfirion2, presentaba a la maga me haya escapado! / Ya duerme en su
como una perfumista (ungüentaría) na­ lecho que el olvido impregna / de todas
politana cuyo verdadero nombre sería mis contrincantes. / ¡Ahora está andan­
G ratid ia, enam orada de Q uintilio do, le libera el cántico / de alguna maga
Varo, un crítico literario de Cremona más sabia! / ¡Pues no, no serán usuales
amigo de Horacio, si bien no existe pociones / las que a mí me traigan, Varo
acuerdo sobre la verdadera identidad / que has de llorar tanto, ni fórmulas
de la mujer a la que este seudónimo marsas / te harán entrar en razón! /
encubriría. ¡Mayor, mayor filtro daré a tus desde­
Tampoco el nombre aclara mucho. nes! ¡ ¡Antes debajo del mar / se pon­
Canidia parece estar relacionado con drán los cielos y encima la tierra / que
canus y no con canis-, aludiría, por tan­ dejes tú de incendiarte / en mi amor lo
to, a una mujer de cabellos blancos. mismo que el betún cuando arde con
Horacio la describe adornada con negras llamas! (Ep ., V, 47-82).
pequeñas víboras en su despeinado
pelo y con las uñas sin cortar. En el Además de sus conocimientos en el
épodo V el poeta narra primero el ri­ ámbito de la magia amorosa (como es
tual de magia negra dirigido por Cani­ la preparación de filtros), Canidia co­
dia a la que asisten otras hechiceras noce también fórmulas para atraer los
(Ságana, Folia y Veya): preparación de astros3 y moldea figurillas de cera para
una h oguera a la que se arro jan evocar las almas de los muertos e inte­
cabrahigos sacados de tumbas, cipre- rrogarles sobre el porvenir4.
ses funerarios, huevos y plumas de Las otras tres hechiceras colabora­
búho em badurnadas con sangre de doras de Canidia pudieron ser proba­
sapo, hierbas de Yolco y de Hiberia y blemente también personajes históricos

1 02
CASANDRA

(aunque conocidas por sus seudóni­ s s .; S. S. In gailin a, Orazio e la m agia,


mos). Se trata de Ságana, Folia y Veya. Palerm o, 1 974; A. M . Tupet, La magiedans
La primera acompaña a Canidia al la poésie latine, Paris, 1976, pp. 293 ss.]
cementerio de las Esquilias (en Roma)
y participa directamente en la muerte
de un niño5. Su nombre viene de saga CA R M EN D A S / Carm endas (s. iii
(«hechicera»), término relacionado en a.C.?).— Mago, quizá de origen orien­
latín con sagio («tener buen olfato»). tal, citado por Apuleyo1 y por Plinio2
El escoliasta Porfirion6, recuerda que con el nombre de Tarmoendas. Algunos
existió una Ságana, liberta del senador autores consideran que su nombre pro­
Pomponius, pero todo parece indicar viene del carmen (qui carmen dat) o in­
que el nombre alude a la profesión de vocación al que recurrían los magos. En
la hechicera. Según cree A. M. Tupet, tiempos de Plinio (s. i d.C.) no se conser­
el comparativo maior que le acompa­ vaba ningún documento escrito suyo.
ña indica que existirían dos Ságana,
quizá hermanas. Horacio la describe 1. Apol., 90, 6. / 2. NH, X X X , 2, 5.
con las sayas arremangadas y el cabe­
llo tieso asperjando la casa con «agua
avernal». CASANDRA / Kassándra.— Hija de
En cuanto a Folia7, su nombre po­ Príamo y Hécuba y hermana gemela de
dría estar relacionado con el griego *H éleno. Cuando ambos hermanos
Phyllts, pero en masculino aparece nacieron, sus padres celebraron una
también en latín (A. M. Tupet). H ora­ fiesta en el templo de Apolo Timbreo,
cio dice de ella que procedía de Arimi- en las afueras de la ciudad de Troya.
nium (en la Umbría, hoy Rimini), que Al anochecer, embriagados, regresaron
tenía instintos viriles y que era capaz al hogar, olvidándose de sus hijos, que
de hacer bajar del cielo a los astros y a p asaron la noche en el santuario.
la luna con sus cantos tesalios. Cuando a la mañana siguiente fueron
Por último, Veya8 (su nombre se a buscarlos, los encontraron dormidos
atestigua con alguna frecuencia en la mientras dos serpientes les lamían los
epigrafía latina) ha sido puesto en rela­ oídos; de esta forma Héleno y Casan-
ción (A. M. Tupet) con el dios infernal dra, purificados por el animal que sim­
Vedius, lo que conviene bien a una bolizaba a Apolo, adquirieron el don
hechicera que realiza prácticas de ma­ de la adivinación1.
gia negra. Horacio la describe cavan­ Existe, sin embargo, otra versión de
do en la tierra, jadeante, para enterrar este mismo hecho: Apolo, enamorado
a un niño vivo al que dejaba sacar la de Casandra, prometió enseñarle a adi­
cabeza «al m odo de quien flota en vinar el porvenir si, a cambio, se entre­
agua»; después le extraía el hígado gaba a él. Cuando finalizó el aprendi­
seco y la médula, con los que fabricaba zaje, Casandra se negó a cumplir lo
un filtro amoroso. pactado con el dios. Entonces Apolo le
escupió en la boca, retirándole no el
1. Ep., III, 8; XVII, 6; Sai., 8, 24 y 4 8; II, don de la profecía — verídica siem­
1 ,4 8 ; 8, 95. / 2. Ep., 3, 8. / 3. Ep., 1 7 ,4 ss. / 4. pre— pero sí el de la persuasión: en
Ep., 17, 76. / 5. Ep., V, 25. / 6. Ep., V, 25. / 7. adelante Casandra podrá adivinar el
Ep., V, 42. / 8. Ep., V, 29 (30). futuro pero no será creída2.
Casandra es la más hermosa de la
[Bibl.: L. H erm ann, «C anidia»: Latomus
hijas de Príamo3, «semejante a la áurea
(1958), pp. 6 6 3 -6 7 0 ; T . Zielinski, « L ’en-
Afrodita»4. A diferencia de su herma­
voutem ent de la sorcière chez H orace», en
Mélanges O. Navarre , Toulouse, 1935, 44 2
no Héleno, experto en la interpreta­

103
CASANDRA

ción de sign os, C asan d ra era una por la ciudad entera, anunciando a los
profetisa «inspirada»; corno las * pitias habitantes lo que sucedía:
y las "sibilas, el dios se apoderaba de
ella y, en pleno delirio, emitía orácu­ Venid aquí, troyanos y troyanas, / a
los. N o obstante, la tipología de C a­ contemplar a Héctor, / si alguna vez
sandra como profetisa inspirada por otrora os alegrabais / al verle regresar
Apolo parece fijarse definitivamente de la batalla I vivo, puesto que él era la
sólo a partir de Esquilo (525-455 alegría / de la ciudad y de su pueblo
a.C.): en su Agamenón5, Casandra apa­ todo (II., XXIV, 703-706).
rece con el epíteto de phrenománe, que
será retomado más tarde por Platón6 5) Casandra se opuso a que el caba­
para aplicarlo a la Sibila. llo de madera arrastrado por los troya-
Las profecías de Casandra van liga­ nos fuera introducido en la ciudad, ase­
das, sobre todo, a la guerra de Troya. gurando que el caballo estaba lleno de
1) Cuando Paris, cuya verdadera guerreros armados, pero tampoco en
identidad no era aún conocida, llega a esta ocasión fue creída por los suyos9.
Troya, Casandra anuncia que traerá la 6) Se atribuyen a Casandra nume­
ruina a la ciudad. Sólo Eurípides7 sos­ rosas profecías sobre el destino de las
tiene que fue Casandra —y no *Esa- mujeres troyanas hechas prisioneras
co— quien aconsejó que se matase a tras la caída de la ciudad y, de igual
Paris, recién nacido. forma, los muchos sufrimientos de los
2) Ordenó el rey Príamo que el día aqueos para regresar a su patria. Así:
del aniversario de la exposición de su
hijo, al que se creía muerto, se cele­ ¡Desgraciado Ulises que no sabe qué
braran unos magníficos juegos fúne­ sufrimientos le aguardan! Mis desgra­
bres. Paris llega a Troya para tomar cias y las de los frigios algún día le
parte de los juegos y ganar el toro pro­ parecerán deseables como el oro. Diez
metido al vencedor. Vence en todas años habrá aún de esperar, además de
las pruebas y a todos los concursantes, los que aquí ha pasado para llegar solo
incluidos sus hermanos, quienes, hu­ a su patria [...] (Verá) el angosto desfi­
millados e indignados de que un pas­ ladero rocoso donde habita la terrible
tor los derrotase, quisieron matarlo. Caribdis; el montaraz Cíclope, devora-
En ese preciso instante, Casandra, in­ dor de carne cruda; Circe, la liguria,
vadida por el delirio profètico de que transforma a los hombres en cer­
Apolo, reconoce en el pastor al hijo dos; naufragios en el salino mar; la
de Príamo, en otro tiempo abandona­ atracción del loto y las vacas sagradas
do. Es éste uno de los pocos casos en del sol cuyas carnes cobrarán voz un
que Casandra es creída, pues Paris fue día para augurar a Ulises amargas pro­
aceptado y reconocido por el palacio fecías. Para abreviar, descenderá vivo
real8. al Hades y, cuando escape a las aguas
3) Cuando Paris regresa a Troya del mar, encontrará, al llegar, en su
con Helena, Casandra predice que casa mil calamidades. Pero ¿para qué
aquel rapto provocará la destrucción disparar como dardos los sufrimientos
de la ciudad. de Ulises? (Eur., Troy., 430-445).
4) Después de la muerte de Héctor
y de la embajada de Príamo a Aquiles, 7) Durante el saqueo de Troya, Ca­
Casandra es la primera en reconocer a sandra se refugió junto al altar de la
su padre, de pie sobre el carro de mu- diosa Atenea; Ayax quiso arrancarla
las, y el cuerpo yacente de Héctor en violentamente de la estatua a la que
el lecho mortuorio. Vociferó entonces estaba abrazada, arrastrando a la mu­

104
CASANDRA

chacha y a la imagen y cometiendo así mis hermanos. Y hay cosas que no quie­
un grave sacrilegio (la escena fue fre­ ro decir. No quiero yo cantar el hacha
cuentemente representada en el arte que se abatirá sobre mi cuello y sobre
griego, como nos recuerda Pausanias10). los de otros, ni las luchas matricidas
Los aqueos quisieron lapidarlo pero el que causará mi boda, el derrumbe, en
héroe se refugió en el altar de la diosa y fin, de la casa de Atreo. Voy a demos­
logró salvarse11. Apolodoro12 sostiene trar que el destino de esta ciudad fue
que Ayax, viendo a Casandra abrazada más venturoso que el que aguarda a los
a la estatua, la violó y por eso la imagen aqueos. Aunque poseída por el dios,
mira hacia el cielo. voy a salir, para probarlo, de mi delirio
8) En el reparto del botín, Casandra (Troy., 352 ss.).
fue entregada (como esclava) a Agame­
nón13, quien se enamoró ardientemen­ También ve su propia muerte:
te de ella. Hasta entonces había sido
solicitada por un buen número de pre­ En cuanto a mí, las aguas impetuosas
tendientes y, en especial, por Otrioneo, de los torrentes arrastrarán mi cadáver,
el cual llegó a pedir a Príamo la mano arrojado desnudo a las quebradas, cer­
de su hija a cambio de liberarlo de los ca de la tumba de mi esposo, para en­
griegos, pero murió en el intento14. tregarme como festín a las fieras. ¡A mí,
Según algunas versiones la mucha­ la servidora de Apolo! (Troy., 365 ss.).
cha dio a Agamenón dos hijos geme­
los, Teledamo y Pélope. A su regreso a En el siglo m a.C., Licofrón escribió
Argos, Agamenón fue muerto por su un poema cuya protagonista es Casan­
esposa Clitem nestra, quien, celosa, dra (llamada en la obra Alejandra) a la
también m ató a C asandra15. Com o que enriquece con nuevos elementos.
consecuencia de este crimen, para ven­ Su autor imagina que Príamo, descon­
gar a su padre asesinado, Orestes ma­ tento con las dotes proféticas de su
taría a su madre, Clitemnestra. hija, a quien nadie cree, y temiendo las
En el teatro de Esquilo, Casandra burlas de sus súbditos, la encierra en
no logra convencer al coro con sus una prisión donde no penetra la luz del
profecías sobre la muerte inmediata de día16. Las similitudes entre Casandra y
Agamenón: la sibila son evidentes: ambas viven
encerradas en una cueva; ambas son
¡Ay de mí! ¡Oh desventura! Nuevamen­ comparadas a la esfinge17 y los vatici­
te / terrible, el mántico aguijón me azu­ nios de Casandra, como los de la sibila
za, / con siniestros preludios perturbán­ o la esfinge, son oscuros y enigmáti­
dome / {...] /Me es igual que no logre cos18. N o sorprende, pues, que Casan­
persuadirte. I El futuro vendrá; pronto dra acabara confundiéndose más tarde
tú mismo / lleno de compasión, has de con una sibila19.
llamarme / profetisa verídica en exceso El poema es, en realidad, un relato
(Ag., 1130-1134). que hace a Príamo el guardián encar­
gado por el rey de la custodia de Ale­
En Eurípides, Casandra anuncia su jandra: vv. 1-30: prólogo del guar­
propia boda y las trágicas consecuen­ dián; vv. 31-1460: vaticinios de la
cias que ésta traerá para la familia de profetisa; vv. 1461-1474: epílogo del
Agamenón: guardián. Los oráculos abarcan mu­
chos episodios: la destrucción de
Pues yo lo haré perecer [a Agamenón] y Troya, la muerte de los héroes tro-
destruiré su casa, tomando así vengan­ yanos; las desgracias de las mujeres
za de la ruina que causó a mi padre y a troyanas y las que se abatirán sobre

105
CATA

los griegos en su viaje de regreso a la bió que se le diese de comer a pesar de


patria después de la guerra; las dificul­ encontrarse enferma; Cata había pro­
tades de aqueos y troyanos para esta­ nosticado que el reinado de Vitelio se­
blecerse en tierras extrañas (particu­ ría duradero y estable si éste sobrevi­
larm ente los periplos de Ulises y vía a la muerte de sus padres. Otras
Eneas), etc. videntes germanas en la Roma de los
Flavios fueron *Véleda y *Ganna.
1. Schol. II., VII, 44 = Anticlides, 140 F
17. / 2. Serv., ad Aen., II, 247. / 3. II., XIII, 1. Suet., Vitel., 14, 5.
365-363. / 4. II., XXIV , 699. / 5. v. 1140. / 6.
Fedro, 244. / 7 Androm., 296-300. / 8. Hig.,
Fab., 91; Fafe., 273, 12; Ovid., Her., XVI,
359 ss.; Serv., ad Aett., V, 370. / 9. Apolod., CECINA / Aulus Caecina, Avie Caim a
Bibl. epit., V, 17; Virg., /le«., II, 245. / 10. V, (s. i a.C.).— Autor y traductor de di­
19, 5; X , 26, 3. / 11. Licofr., A /ex, vv. 357- versos libros sobre adivinación etrusca
364. / 12. Bibl. epit., V, 17. / 13. Eur., Troy., (Disciplina Etrusca). Pertenecía a la co­
2 47-259; Hécuba, 8 2 7 ; Licofr., Aíex., vv. nocida gens etrusca de los Ceicna
1108-1119; Apolod., Bibl. epit., V, 23. / 14.
H om., II., XIII, 363; Virg., Aen., II, 343. / 15. (lat. Caecina) originaria de la ciudad
H o m , Od., XI, 421-423; Pind., Pit., XI, 19; etrusca de Volterra, de la que salieron
H ig., Fab., 117; Apolod., Bibl. epit., VI, 23. / muchos ilustres harúspices. Fue educa­
16. Licofr., Alex., v. 1461. / 17. Alex., v. 7. / do en Roma siendo compañero de es­
18. Alex., v. 1465. / 19. Suda, s.v. «Sibylla tudios de Cicerón, con el que entabló
Phrigía».
estrecha amistad. Llegó a entrar en el
orden ecuestre.
[Bibl.: Edición española de la Alejandra
de Licofrón: L. M asciliano, Licofrón: Ale­
Se casó en segundas nupcias con
jandra, Barcelona, 1956. Sobre el persona­ una noble tarquiniense, Caesennia
je: J. D avreux, La légende de la prophétesse (viuda, a su vez de un rico banquero
Cassandre, Liège, 1 9 4 2 ; J . B ollack y H . de Tarquinia). A la muerte de su mujer
W ismann, «Le thèm e de C assandre (Aga- tuvo que someterse a un complicado
m em non, 1322 -1 3 3 0 )»: REG, 94 (1981), proceso judicial para recibir la heren­
pp. 1-1 3 ; M . F u sillo, «L a A lessandra di cia que le había correspondido en el
L ic o fr o n e , r a c c o n to e p ic o e d isc o r so testamento, siendo defendido por Ci­
“ dram m atico” »: ASNPS s. m, 14, 2 (1984),
cerón en su célebre discu rso pro
pp. 4 9 5 -5 2 5 ; G . Am iotti, «Gli oracoli sibi­
llini e l’A lessandra di Licofron e», en La
Caecina (68 a.C.).
profezia nel mondo antico, M ilano, 1993, Miembro del partido pompeyano,
pp. 139-149. Para los aspectos iconográfi­ luchó en la batalla de Tapso. Cecina
cos: O . Paoletti, s.v. «K assandra»: L/M C , escribió un libelo contra César1, lo que
VII, 1, pp. 956-970.] le costó un breve exilio en Sicilia en el
año 46 a.C., al que aluden algunas car­
tas de Cicerón; éste debió de recomen­
CATA / Chatta (s. i d.C.).— Adivina darle ante el gobernador de la isla. Para
germana consultada por el emperador obtener el perdón de César, Cecina
Vitelio (69 d.C.). Poco antes de que compuso unas Querelae en las que ha­
Vespasiano asumiera el poder, Vitelio cía un encendido elogio del dictador2.
obedecía los vaticinios de esta adivina, Dejó escritas numerosas traduccio­
perteneciente a la tribu de los catos, nes (del etrusco al latín) y comentarios
que había traído consigo desde Germa­ sobre la ciencia adivinatoria etrusca
nia1. (= Disciplina Etrusca), especialmente
Suetonio recoge el rumor de que sobre la doctrina de los rayos (libri
Vitelio estuvo implicado en la muerte fulgurales), tradición que había here­
de su madre, pues la profetisa prohi­ dado de su padre3. Su obra, perdida,

106
CIPRIANO EL MAGO

fue consultada por Cicerón, Séneca4 y tradición recogida por Tácito1 asegu­
Plinio'. raba que un adivino cilicio, Támiras,
Cecina sostenía la existencia de tres antepasado de una familia vinculada a
tipos de rayos: a) consejero: cuando los Ciniras, introdujo el arte de la
estalla antes de un acto pero después hepatoscopia o extispicina en el san­
de que el hombre pensase en llevarlo a tuario de Afrodita de Pafos (Chipre).
cabo; cuando en la vacilación de si «se
hará o no se hará», el estallido del rayo 1. Hist., II, 3. Cf. Hesych, s.v. «Támiras».
persuade o disuade; b) el autoritario:
cuando se produce después del hecho,
significando si éste es bueno o malo; c)
el de estado: cuando sobreviene de CIPRIANO EL M AGO / Kyprianós
manera impensada y o bien amenaza, (205-258 d.C.).— Retor y más tarde
o bien promete, o bien avisa. obispo de Cartago. En los últimos años
Se ha especulado mucho sobre una de su vida o posiblemente ya después
posible relación de esta rama de la adi­ de su muerte comenzó a circular en las
vinación con la filosofía; algunos au­ provincias griegas del Imperio una le­
tores (Münzer) creen que, al menos, la yenda sobre Cipriano el Mago que aca­
obra de Cecina no estaría desprovista baría por confundirse con su figura.
de ciertas influencias filosóficas. S. Dicha leyenda se recoge en unas Con­
Weinstock ha probado en un minucio­ fesiones, una biografía (apócrifa) de
so artículo cómo la citada representa­ Cipriano. Cuando, un siglo después
ción de los tres tipos de rayos entronca (hacia el 379), Gregorio de Nacianzo
con ciertas clasificaciones propias de la escribió un panegírico sobre el mártir
ciencia y la filosofía griegas. cristiano, le resultó casi imposible dis­
cernir unos elementos de otros, atri­
1. Suet., /«/., 75, 5. / 2. Cic., Fam., VI, 5; buyéndole funciones y operaciones
VI, 6. / 3. Cic., Fam., VI, 6 ,3 .1 4 . NQ, II, 39. mágicas antes de su conversión1. En la
/ 5. NH, II, 137-146. misma línea de Gregorio de Nacianzo,
Isidoro de Sevilla sostiene que, después
[Bibl.: F. M ünzer, «C aecina»: RE, III.1 de haber sido mago, Cipriano fue obis­
(1897), cois.. 1 2 3 7 -1 2 3 8 ; P. H ohti, «Aulus po y mártir2.
C aecina the V olterran», en Studies itt theRo-
Según las Confesiones, desde su in­
manization ofEtruria, Rom a, 1975, pp. 812-
fancia fue instruido en todo aquellos
81 4 . Sobre su doctrina: S. W einstock, «Libri
fuigu rales»: PBSR, 19 (1951), pp. 122-153.] que existía sobre la tierra, en el aire o
en el agua. Siendo niño fue entregado
a Apolo, quizá en su santuario de
CIDEN AS / Kidenás (s. iii a.C .?).— Delfos, e «iniciado en la dramaturgia
Nombre de uno de los pocos astrólogos de la serpiente»; a los siete años fue
tardo-babilonios conservados (quizá iniciado en los misterios de Mitra y a
Kidinnu)'. Influyó notablemente sobre los diez en los de Deméter y Core. A la
los primeros astrólogos griegos. edad de quince años pasó cuarenta días
sobre el Olimpo, donde bajo la direc­
1. Strab., XVI, 1 ,6 . ción de siete hierofantes asistió a toda
clase de ritos secretos. Después tomó
parte en los misterios de Hera en Argos
CIN1RAS / Kinirai.— Familia de adi­ y más tarde en los de Artemis Tauro-
vinos de origen chipriota. Conocemos polo en Esparta. Por último viajó a
sólo los nombres de algunos de sus Frigia, donde aprendió técnicas mánti-
miembros de época legendaria. Una cas y hepatoscópicas:

107
OLEANDRO

No había nada en la tierra, en el mar o ga guerra. De su actividad como adivi­


en el aire que no conociese, ni fantas­ no no conocemos nada.
ma, ni objeto de gnosis, ni artificio de
ningún tipo, y sabía hasta el arte de 1. VI, 8 3 ,2 .
cambiar, por mis sortilegios, las escri­
turas y todas las maravillas de la natu­
C L E Ó B U L O / K le ó b o u lo s (s. iv
raleza misma (Conf. Cypr., 1107).
a.C.).— Adivino {mantis) griego, hijo
de Glaukos y hermano de Glaukothea
N o contento con la sabiduría adqui­
o Glaukis (madre del orador ateniense
rida durante los primeros años de su
Esquines), nacido en el demo ático de
vida, Cipriano viajó a Egipto; en los
Acharnai. Debió de morir hacia el año
templos subterráneos de Menfis apren­
370 a.C. Nuestra única información
dió la comunicación de los demonios
sobre él procede de un epigrama con­
con las cosas terrestres, cuáles son los
servado en una inscripción griega’ .
lugares y los astros que aquéllos abo­
rrecen, qué lazos mágicos y qué obje­ 1. SEG, 16.
tos les gustan, cómo se les puede cap­
turar, cómo viven en las tinieblas o [Bibl.: J . Papadim itriou, «Attiké III, H o
cómo se comunican con las almas y los th e io s t o u A is c h in o u K le o b o ú lo s h o
cuerpos3. Cipriano llegó incluso a des­ mántis»: Platón, 9 (1957), pp. 154-163.]
plazarse hasta un santuario donde los
demonios tomaban form as ilusorias
para inducir al hombre al mal4. C L E O D E M O / K leód em os (s. n
Tras haber permanecido diez años d.C.?).— Personaje citado por Luciano
en Egipto, a la edad, pues, de treinta de Samósata (s. n d.C.) en su Philopseu-
años, Cipriano viajó a Caldea para ins­ des. Se trata de un filósofo peripatético,
truirse en los secretos de la astrología. probablemente histórico, que posee
Dueño de toda ciencia, se instaló defi­ conocimientos mágicos y defiende la
nitivamente en Antioquía, donde aca­ existencia de los encantamientos.
bó convirtiéndose al cristianismo. Cuando, junto a otros filósofos, vi­
sita a Eucrates, enfermo, Cleodemo
1. Orat., 24, 8-12. / 2. Isid., Ex. pren = aporta su propio remedio:
PL, 8 3 ,1 2 5 4 , v. 118. / 3. Conf. Cypr., 1107. /
4 . Conf. Cypr., 1110.
Si con la mano izquierda se coge del
suelo el diente de una comadreja muer­
[B ibl.: C . Sau m ag n e, Saint Cyprian,
évéque de Carthage et «pape» d ’Afrique, ta, como antes he dicho, y se envuelve
Paris, 1975.] en la piel de un león recién desollado, y
se rodea enseguida a las piernas, cesa el
dolor al punto {Philops., 7).
CLEANDRO / Kléandros (s. v a.C.).—
Cleodemo reconoce en el diálogo
Adivino (mantis), natural de Figalia
haber sido incrédulo respecto a este tipo
(en la Arcadia), que vivió en la primera
de remedios hasta que vio personal­
mitad del siglo v a.C. En torno al año
mente volar a un extranjero del país de
465 a.C., Cleandro alarmó a los escla­
los hiperbóreos; le vio caminar en ple­
vos tirintios sobre su futuro, indispo­
no día por el aire, andar sobre el agua y
niéndolos contra sus dueños argivos.
pasar entre las llamas con total tranqui­
Según H eródoto1 fue él quien conven­
lidad. Cleodemo llevaba el calzado de
ció a los esclavos para que atacaran a
cuero sin curtir, como era costumbre
sus amos, lo que desencadenó una lar­
en aquel país. Finalmente, añade:

108
C LiT IDA S

¿Pero qué vale esto en comparación de gún Plutarco1cuando Clito, poco antes
los prodigios que nos hizo ver inspiran­ de su muerte (328/327 a.C.), se encon­
do amores, evocando demonios, resu­ traba haciendo un sacrificio y fue lla­
citando muertos antiguos, obligando a mado por Alejandro, los tres carneros
presentarse en forma visible a la tre­ que ya habían sido rociados con liba­
menda Hécate y haciendo bajar del cie­ ciones, le siguieron. Informado Alejan­
lo a la Luna? (Philops., 13). dro del hecho, lo puso en conocimiento
de los adivinos * Aristandro y Cleoman-
Por último describe lo sucedido a te, quienes le dijeron que se trataba de
Glaucias, su discípulo, quien apenas un mal indicio. El rey les ordenó que
fallecido su padre se había enamorado hicieran rápidamente sacrificios en fa­
de Crisis. Cleodemo llevó a casa de vor de Clito. Pero antes de que esto
Glaucias al mago hiperbóreo, al que le sucediera, Clito moría asesinado duran­
prometió una suma si lograba hacer te la celebración de un banquete, a
gozar a Glaucias de la mujer. Narra así manos del propio Alejandro.
los acontecimientos:
1. Alex., 5 0 ,5 .
Nuestro hiperbóreo aguardó al pleni­
lunio, época en que son más eficaces
estos encantamientos; hizo un hoyo en C L E Ó M E N E S / Kleom énes (s. iv
el patio de la casa y comenzó a media­ a.C.).— Adivino (mantis), probable­
noche por evocar a Alexicles, padre de mente griego, contemporáneo de Ale­
Glaucias, muerto hacía siete meses. El jandro Magno. Arriano1le cita entre las
anciano, irritado por el amor de su hijo, autoridades que fueron a consultar al
comienza por enfurecerse, pero acabó oráculo de Serapis (=M arduk?) en Ba­
cediendo. Evocó enseguida a Hécate, a bilonia sobre la conveniencia de trasla­
la cual mandó traerse el cerbero, hizo dar a Alejandro, gravemente enfermo,
bajar la Luna, ofreciendo a nuestra vis­ al templo. El dios respondió que «lo
ta el espectáculo más variado y multi­ mejor» era que se quedara donde esta­
forme, pues primero se presentó una ba. Junto a Cleómenes figuraban en la
forma de mujer, después un buey mag­ delegación el mantis *Demofonte, ade­
nífico y, por fin, una perrita. El hiper­ más de altos oficiales macedonios, lo
bóreo terminó por hacer un pequeño que permite pensar que Cleómenes era
Cupido de barro a l cual le dijo: «Ve y también de origen griego.
tráete a Crisis». Voló el barro y poco
después llama Crisis a la puerta: entra, 1. Anab., VII, 26, 2.
abraza a Glaucias como loca de amor y
yace con él hasta que canta el gallo.
Entonces sube la Luna al cielo, baja al CLÍTIDAS / Klytídai.— Familia grie­
infierno Hécate, desvanécense los de­ ga de adivinos, originaria de Olimpia y
más espectros, y casi al amanecer lle­ rival de la de los T ám id as, que decía
vamos a Crisis a su casa. Si hubieses descender de Clitio (hijo de Alcmeón,
visto esto [...] no negarías la utilidad nieto de *Anfiarao y biznieto de Oicles
de los encantamientos (Philops., 14). quien emigró a Elis porque no quiso
convivir con los hermanos de su ma­
dre que habían d ad o m uerte a
C L E O M A N T E / Kleóm antis (s. iv Alcmeón1).
a.C.).— Adivino griego (mantis), naci­ En tiempos de Heródoto pasaban
do probablemente en Esparta, que vi­ por ser una rama de la familia de los
vió en época de Alejandro Magno. Se­ Yámidas2 con la que compartían la téc­

109
CLODIO TUSCO

nica de la empiromancia. Adueñándo­ dón redactando, según dice Luciano3,


se del nombre de Melampódidas pare­ oráculos vagos, ambiguos y retorcidos.
cen haber roto con su pasado y con la Murió poco después mordido por una
subordinación que se les atribuía. Sólo víbora.
conocemos dos Clítidas de época ante­
rior al siglo i a.C.: Teógono y *Epe- 1. Alex., 6-10. / 2. Alex., 6. / 3. Alex., 10.
rasto. Los demás, que figuran en las
tablas sagradas de Olimpia, son de
época romana (datadas entre los años C O R N ELIO L A B E Ó N / C om elius
36 a.C. y 265 d.C.) Labeo (s. iii d.C.).— Filósofo neopla-
tónico, autor de numerosas obras so­
1. Herod., IX, 33, 1; Paus., VI, 17, 6. / 2. bre la adivinación de las que sólo se
IX, 33, 1. conservan algunos fragmentos. Sobre
su cronología existen importantes dis­
crepancias; sin embargo Mastandrea,
CLO D IO T U SC O / Clodius Tuscus estudioso de su obra, lo sitúa en la se­
(s. i d.C.).— Autor en época augústea gunda mitad del siglo m d.C., como
de un calendario elaborado sobre doc­ contemporáneo del también neoplató-
trinas astrológicas y haruspicinales, no nico Porfirio. Según el estudioso ita­
conservado'. También debió de tradu­ liano, en materia de filosofía se nos
cir al latín algunos escritos de la llama­ presenta como un teólogo ecléctico
da Disciplina Etrusca. que trata de unificar concepciones y
experiencias diversas pero tomando el
1. Lyd., De o st.,5 9 , 71. misticismo como tema central. Es pre­
ciso recordar que desde el siglo ii d.C.
el término pbilosophia engloba —con­
COCO NAS / Kokkonás (s. ii d.C.).— fundiéndolas entre sí— disciplinas ta­
Adivino griego (cresmólogo) citado en les como la mitología y la astronomía,
una de las obras de Luciano de Samó- tradiciones paganas y filosofía, magia,
sata1 (s. i i d.C.) como compañero de pensamiento científico y especulación
* Alejandro de Abonutico. Originario metafísica.
de Bizancio, era autor de cantos líricos Se conservan sólo fragmentos de las
para los coros en los concursos. Tras siguientes obras:
entablar amistad con Alejandro, ambos a) Un tratado de anticuario sobre el
viajaron juntos de un lugar a otro ejer­ calendario religioso romano (F asto-
ciendo, según dice Luciano2, de em­ rum libri). Trata sobre la duración de
baucadores y hechiceros. los días y los meses, especulaciones
Después de algún tiempo decidie­ teológicas sobre los dioses a los que se
ron establecerse en Calcedón, en cuyo consagraban las festividades, etc. En
santuario de Apolo (importante centro ella recogía los casi trescientos epíte­
oracular) enterraron unas tablillas de tos cultuales de la diosa Afrodita1.
bronce; el texto escrito en ellas anun­ b) Escritos sobre la antigua Discipli­
ciaba que muy pronto A sclepio y na Etrusca. Cornelio Labeón trata de
Apolo irían al Ponto y se establecerían actualizar y adaptar a los nuevos tiem­
en Abonutico. Las tablillas, oportuna­ pos los antiguos textos adivinatorios
mente descubiertas, difundieron la no­ etruscos. Concretamente sabemos que
ticia por toda Bitinia y el Ponto. Ale­ comentó en quince volúmenes las dis­
jandro marchó poco después hacia ciplinas etruscas de *Tages y Battis. De
Abonutico (donde fundó su oráculo), los dos fragmentos conservados, uno2
mientras Cocona se quedó en Calce­ alude a las llamadas «piedras manales»;

110
CRISANTIO DE SARDES

el segundo, a observaciones de la luna y fijaba los horarios con arreglo al


a partir del solsticio de verano3. movimiento de los astros. Dejó una
c) Uno o varios libros sobre los dio­ fortuna de diez millones de sestercios,
ses animados (De diis animalibus) con después de haberse gastado casi otro
el que intentó dar respuesta cultual a tanto en hacer construir una muralla
las concepciones salvíficas de los cul­ para su ciudad natal.
tos orientales y del cristianismo. Según
uno de los fragmentos conservados4, 1. NH, XXIX, 9.
mediante ciertas ceremonias las almas
humanas eran transformadas en divi­ [Bibl: Fragmentos en CCAG, XII, 168,4.]
nidades, llamadas «animadas» porque
tenían origen en un «alma». También
afirmaba que Platón5 debía ser recor­ C R ISA N T IO DE SARDES / Chry-
dado entre los semidioses, al estilo de sánthios (h. 310-390 d.C.).— Filósofo
Hércules y Rómulo y, por tanto, en neoplatónico y teúrgo, maestro del
una escala superior a la de los héroes emperador Juliano y de Eunapio de
pero por debajo de los dioses. Sardes. Su biografía es conocida, sobre
También distinguía las divinidades todo, a través del capítulo que le con­
buenas de las malas según la diversi­ sagra Eunapio en su Vida de los filóso­
dad de su culto (las negativas eran fos'.
aplacadas con sacrificios cruentos Pertenecía a la aristocracia senato­
mientras las buenas sólo exigían jue­ rial de Sardes. Era nieto de Intio-
gos y ceremonias similares, tendentes centius, autor de importantes obras ju­
a la alegría6). rídicas en griego y latín; no llegó a
d) Un libro sobre el oráculo del conocer a su padre. Estudió en Pérga-
Apolo de Claros (De Oráculo Apollinis mo con Edesio, discípulo de Jámblico;
Clarii). El único fragmento conserva­ entre los contenidos de dichos estudios
do7 recoge una consulta al oráculo de figuraban no sólo las doctrinas filosó­
Apolo Clario sobre quién era Iao. ficas de Platón y Aristóteles, sino tam­
bién la retórica, la teírgia y todas las
1. Macrob., Sat., 1, 21. / 2. Fulg., Serm. ramas de la adivinación. Eunapio dice
Ant., 4. / 3. Lyd., Ost., 42. / 4. Serv., adAen., de él que «veía» más bien que «prede­
III, 168. / 5. Aug., CD, VIII, 13. / 6. Aug., CD, cía» los acontecimientos futuros, como
II, 1 1 ./7 . Arnob., IV, 16.
si conviviera con los dioses y se hallara
en su presencia.
[Bibl.: Fragmentos y estudio de la obra
en P. Mastandrea, Un neoplatónico latino
Hacia el año 350 fue llamado por
Comelio Labeone, Leiden, 1979.] * Máximo de Efeso, junto a Eusebio de
Mindos, para hacerse cargo de la edu­
cación filosófica de Juliano. Posterior­
CRINAS / Krinas (s. i d.C.).— Médico mente, siendo ya emperador Juliano
y astrólogo del que tenemos noticia, (361-363 d.C.), fue llamado a la corte.
sobre todo, por Plinio. Originario de la Pero antes de iniciar el viaje, Crisantio
ciudad de Massalia (Marsella) practicó tomó los signos sacrificiales revelados
con éxito en la Roma de Nerón la ia- por los dioses; al ver que se le mostra­
tromatemática (o astrología al servicio ron desfavorables decidió no empren­
de la medicina) que tanto se difundió derlo2.
durante la Edad M edia y el Renaci­ Pese a ello, el emperador nombró a
miento. Plinio1nos dice de él que, con­ Crisantio y a su mujer grandes sacerdo­
sultando tablas astronómicas (epheme- tes de Lidia3. Dice su biógrafo que Cri­
rides), regulaba el régimen de comidas santio, puesto que conocía claramente

111
CRITODEMO

lo que iba a suceder (es decir, la muerte Eunapio, que además de discípulo
de Juliano y el triunfo del cristianismo), de C risantio era tío de su esposa
no edificó ningún templo ni se mostró Melita, evoca los paseos con su maes­
duro contra los cristianos4. Crisantio, tro por las calles de Sardes. Tuvo un
pese a que sus convicciones eran firme­ hijo, llamado Edesio, como su maes­
mente paganas y no mantenía actitud tro, muerto a la edad de veinte años5.
alguna de tibieza en materia religiosa, C risantio vivió hasta una edad
fue respetuoso con el cristianism o avanzada, superando los ochenta años,
— entonces en claro ascenso— y evitó sin preocuparse de los asuntos ordina­
poner sus ideas al servicio de una polí­ rios de la vida humana a excepción de
tica pagana que no preveía duradera. su propia casa, de la agricultura y del
Así lo ilustra lo sucedido a Crisan­ dinero que pudiera conseguir de ma­
tio con Justo, vicario de la diócesis de nera honesta6. Su dieta era muy senci­
Asia entre los años 370 y 380. Este lla y nunca comió cerdo u otras espe­
pagano venido de Roma celebró un cies de carne7; rara vez acudía a los
sacrificio público en presencia de los baños. Rendía culto a los dioses con
más sabios ciudadanos de Sardes. Fi­ devoción y asiduidad y nunca descui­
jando la mirada sobre la víctima pre­ dó la lectura de los autores antiguos, a
guntó a los invitados qué presagiaba la los que citaba de memoria. Escribió
postura en que el animal había caído. numerosas obras, ninguna de las cua­
Cada uno de ellos fue ofreciendo una les se ha conservado.
solución distinta hasta que Crisantio,
interrogado también, se negó a anun­ 1.23,21-101.12. Eun., 4 7 ,19-20./3. Eun.,
ciar el porvenir sin haber clarificado 50, 6-7. /4 . Eun., 93, 20-94, 6. / 5. Eun., 98,
23-25. / 6. Eun., 95, 14-17. / 7. Eun., 95,18.
previamente los puntos del método:
[Bibl.: W. Kroll, «Chrysanthios», RE, III,
Pero, si deseas que también yo dé una 2 (1899), col. 2 4 8 3 ; R. Penella, Greek
opinión acerca de esto, primeramente, Philosophers and Sophists in the Fourth
si tú realmente entiendes los modos de Century A.D. Studies in Eunapius ofSardis,
adivinación, dime qué modo de adivi­ Leeds, 1990, pp. 75-78.]
nación es éste, a qué tipo pertenece, qué
es lo que pretendes aprender y qué mé­
todo sigues en tu inquisición. Si tú quie­ C R IT O D E M O / Kritódem os (s. m
res decirme todo esto, yo te diré cuál es a.C.).— Considerado como uno de los
el significado que para el futuro tiene primeros astrólogos griegos, sus cono­
esto que vemos. Pero hasta que me di­ cimientos derivaban probablemente de
gas estas cosas, puesto que son los dio­ fuentes m esopotám icas1, quizás del
ses mismos los que revelan el futuro, propio *Beroso. Algunos autores le
seria indigno de mi parte, como res­ hacen contemporáneo de *Antípatro y
puesta a tu pregunta, responder a tu *Achinapolo, que vivieron entre el 290
cuestión y hablar a l mismo tiempo del y 250 a.C. A mediados del siglo n d.C.
futuro, vinculando de esta manera el *Vetio Valente2 le acusa de ser dema­
futuro con lo que ahora mismo acaba siado críptico y *Fírmico Materno (h.
de ocurrir. Pues de esta manera surgi­ 355 d.C.) le incluye en el reducido gru­
rían dos preguntas a la vez, y nadie po de padres legendarios de la astrolo-
plantea dos o más cuestiones al mismo gía, com o, por ejem plo, H erm es,
tiempo. Pues cuando las cosas tienen O rfeo , A braham y *N e q u e p so -
dos definiciones independientes, una Petosiris’.
explicación sola no se acomoda a am ­ Vetio Valente atribuye a Crito-
bas (Eun., 91, 13-92, 12). demo fragmentos de un cierto número

112
CULÉOLO

de horóscopos que, sin embargo, fue­ de Padua. Plutarco dice que este per­
ron escritos entre los años 87-115 d.C. sonaje era, además de pariente del his­
(O. Neugebauer). De la obra astrológi­ toriador Tito Livio, un adivino reputa­
ca de Critodemo conocemos los títu­ do (eudókim os... m antiké). Por su
los y parte de sus respectivos conteni­ parte Gelio deja bien claro que no se
dos de dos tratados. En su H orasis trata de un adivino cualquiera: era un
(«Visión») se propone revelar un men­ sacerdote ilustre por su nacimiento,
saje visionario divino; es conocida gra­ respetable por la santidad de sus fun­
cias a los astrólogos * Veti o Valente4 y ciones y por la pureza de su vida.
Retorio (que escribe hacia el año 500 El relato de Plutarco es un tanto
d.C.), si bien Plinio (en los libros II y sorprendente, pues dice que el adivi­
VII de su Naturalis Historia) alude an­ no, tras observar el vuelo de las aves
teriormente a ella. Su otra obra, Pirtax, (parece tratarse, pues, de un augur)
es mencionada por el astrólogo *He- conoció el comienzo de la batalla,
festion de Tebas5, que vivió en el siglo anunciando que los hombres se prepa­
iv d.C. Ambas obras dejan traslucir su raban para el combate; poco después,
piedad, próxima a alcanzar un cierto mientras meditaba sobre los signos
misticismo entre religioso y astrológi­ augurales, saltó del lugar y gritó «en
co: la genetlialogía es para él el medio un transporte de entusiasmo»: Tú eres
de obtener la inmortalidad. el vencedor, César. La técnica augurai
y el éxtasis profètico rara vez fueron
1. Plin., NH, VII, 57, 193. / 2. Anthol., compatibles en Roma, pero el biógra­
301,27. / 3. Fírmico, Math., 4 pr. / 4. Anthol.,
fo griego insiste, en cualquier caso, en
III, 12, 150. / 5. II, 10; CCAG, VIII, 1, cod.
París, p. 257. que la visión le llega al sacerdote por
medio de la adivinación natural o ins­
[Bibl. : Fragmentos Horasis: CCAG, V, pirada.
2, 48 ss.; Fragmentos Pinax: Ibid., 3, VIII, Gelio, por su parte, nos dice que
1, 257 ss.] Cornelio Culéolo experimentó un re­
pentino entusiasmo y anunció que veía
a lo lejos una batalla encarnizada, con
C U A D R A T O / Q u a d ratu s (s. n retiradas, persecuciones y heridas. La
d .C .?).— Eusebio de Cesarea' dice figura de Culéolo se ajusta a lo que en
que, según una tradición, Cuadrato Rom a se conocía com o un hariolus
«sobresalía en el carisma profètico, (adivino inspirado), ya que, como dice
junto a las hijas de Felipe». Se cree (G. Gelio, todo lo veía con claridad, como
Bardy) que nada tiene que ver con el si se encontrase en el campo de batalla.
obispo de Atenas del mismo nombre. El descrédito que en Roma merecía este
1 .H E, 111,37,1.
tipo de adivinación se refleja en el he­
cho de que la profecía de Culéolo pasa­
[Bibl.: G. Bardy, «Sur l’apologiste Qua­ se inicialmente por locura del sacerdo­
dratus», en Mélanges H. Gregoire, voi. I, te, causando un profundo asombro la
Bruxelles, 1949, pp. 86 ss.] confirmación de su visión.

1. Caes., 47, 3-6. / 2. NA, XIV, 18.


CULÉO LO / Comelius Culleolus (s. i
a .C .).— Según relatan P lutarco1 y [Bibl: S. Montero, «Mántica inspirada y
Gelio2 el mismo día de la batalla de dem onologia: los harioli»: L ’Antiquité
Farsalia (48 a.C.), entre César y Pom- Classique, 42 (1993), pp. 115-129; Id., «La
peyo, Cornelio Culéolo profetizó el gens Cornelia y la adivinación natural» (en
desenlace de la misma desde la ciudad prensa)]

113
D

D A M IG E R O N / Dam igeron (s. n Sobre la cronología del libro que


a.C.?).— Autor de un tratado sobre las lleva su nombre en el Antiguo Testa­
propiedades mágicas y medicinales de mento existen diversas opiniones pero,
las piedras (Lapidario) que circulaba en en general, se admite (O. Eissfeldt) que
el siglo ii a.C. Su nombre aparece en la fue redactado entre los años 167 y 163
lista de los grandes magos1. a.C., es decir, durante la persecución
de los judíos por Antíoco IV Epífanes.
1. Tert., Deanim., 57; Arnob ,,Adv. Nat., No obstante, la base del mismo fueron
I, 52. diversas tradiciones sobre un judío lla­
mado Daniel, parte de las cuales re­
monta hasta la época persa.
DANIEL / Daniyyél (s. vii-vi a.C.).— El favor especial de Dios le propor­
Profeta hebreo. Procedía de una fami­ cionó una sabiduría especial; algunos
lia noble de Judá y, según autores más autores han identificado incluso al Da­
tardíos1, era de sangre real. niel citado por el profeta *Ezequiel4
En el año 605 a.C. llegó a Babilonia con el profeta Daniel, ya que se alude
con los primeros deportados judíos, a su fidelidad a la ley y a su sabiduría.
siendo — por su condición social— Ésta fue repetidas veces puesta de ma­
educado en la corte del rey Nabuco- nifiesto.
donosor; en ella aprendió la lengua y El rey Nabucodonosor llamó a ma­
la escritura babilonias. Permaneció en gos, adivinos, hechiceros y caldeos
el exilio desde el reinado de Nabuco- para que interpretaran su sueño, pero
donosor, en el tercer año del rey Jo a­ sin revelarles cuál había sido éste5.
quín de Judá (606-605), hasta el reina­ Ante la imposibilidad de adivinar tal
do de Ciro en Babilonia, que comienza cosa, Nabucodonosor mandó extermi­
en 538 a.C. Su nombre babilónico fue narlos a todos, pero Daniel, en una vi­
el de Baltasar2. sión nocturna tuvo conocimiento del
Su observancia y fidelidad a la ley sueño; advirtiendo que su ciencia le
israelita le valieron la protección de viene de Dios y no de técnicas oniro-
Yahveh, puesta primero de manifiesto critas, se presentó ante el monarca para
en la corte y luego en la fosa de los revelarle tanto el sueño como su inter­
leones3. pretación:

115
DANIEL

Tú, ¡oh rey!, estabas mirando, y hete medio de la tierra existía un árbol, de
aquí una gran estatua. Tal estatua era enorme altura, que creció hasta el cie­
enorme y su brillo extraordinario se er­ lo y sobre los confines de la tierra. Su
guía ante ti y su aspecto era temible. ramaje era hermoso y su fruto abun­
La cabeza de tal estatua era de oro fino; dante y había en él comida para todas
su pecho y sus brazos de plata; su vien­ las criaturas. De repente, un ángel san­
tre y sus lomos, de bronce; sus piernas to descendió del cielo y ordenó talar­
de hierro, y sus pies, parte de hierro y lo, desmochar las ramas y desparramar
parte de arcilla. La estabas mirando los frutos pero dejar en la tierra el to­
cuando se desgajó una piedra sin que cón con sus raíces que debía ser atado
interviniera mano alguna e hirió a la con ligaduras de hierro y bronce entre
estatua en sus pies de hierro y arcilla y la hierba del campo. Con el rocío del
los pulverizó. Entonces se pulverizaron cielo debía ser bañado y tener contac­
a una el hierro, la arcilla, el bronce, la to con las bestias del campo hasta que
plata y el oro, y vinieron a ser como el transcurran siete años7.
tamo de las eras en verano; el viento La interpretación ofrecida por Da­
los arrebató sin que rastro alguno se niel fue la siguiente: el árbol era el rey,
encontrara ya de ellos; pero la piedra cuya enorme grandeza había llegado a
que hiriera la estatua se convirtió en los cielos. El ángel anuncia que el mo­
una gran montaña que llenó toda la tie­ narca será arrojado de entre los hom­
rra (Dn 2,31-35). bres y morará con las bestias del cam­
po, com iendo hierba durante siete
La interpretación que el profeta años hasta que reconozca que el Altísi­
hizo del sueño6 es bien conocida: la mo tiene dominio sobre los hombres y
cabeza de oro representa al rey y su lo otorga a quien quiere.
propio imperio; después de él se alzará Así sucedió, según el libro de Da­
otro reino inferior al suyo, y luego un niel, pues, afectado por una especie de
tercer imperio de bronce, que domina­ demencia, el rey se creía un buey, su
rá toda la tierra; luego un cuarto impe­ «corazón de hombre» se transformó en
rio será fuerte como el hierro. La críti­ «corazón de bestia» y adoptó la forma
ca m oderna cree que los im perios de vivir de este animal. Transcurrido
aludidos serían los de Babilonia, M e­ cierto tiempo y vuelto a su primer es­
dia, Persia y Macedonia. tado, proclamó la huella y la justicia
El que los pies y los dedos de la es­ de Dios.
tatua fueran en parte de arcilla y en El hijo de Nabucodonosor, el rey
parte de hierro indica que el reino de Baltasar, celebró en cierta ocasión un
Nabucodonosor será dividido, siendo gran banquete en el que se utilizaron
una parte fuerte y otra quebradiza. La vasos de oro y plata que su padre había
piedra que desgajada de la montaña sacado del templo de Jerusalén8. En
pulverizó la estatua simboliza al reino aquel momento los dedos de una mano
de Dios que se alzará tras desplomarse de hombre escribieron sobre la cal de
los anteriores. Tampoco aquí han fal­ la pared del palacio real, lo que produ­
tado interpretaciones modernas: los jo un gran temor, especialmente en el
pies se refieren a los sucesores de Ale­ rey. Este hizo llamar nuevamente a los
jandro: unos de arcilla (los Lágidas), adivinos, caldeos y astrólogos para que
otros de hierro (los Ptolomeos). descifraran lo que había sido escrito,
Otro sueño de Nabucodonosor pro­ pero aquéllos se mostraron incapaces
porciona a Daniel una nueva ocasión de revelarlo. Sólo Daniel logró leer las
de poner de relieve la omnipotencia de palabras escritas, Mené, Medéd, Tekel,
Yahveh. El rey sueña esta vez que en Ufarsín, que anunciaban la muerte in­

116
DANIEL

mediata del rey. He aquí su interpreta­ En la segunda parte del libro de


ción de las mismas: Daniel aparecen cuatro visiones y orá­
culos proféticos sobre el destino de Is­
Mené: Dios ha contado los días de tu rael en tiempos de los Seléucidas:
reinado y le ha puesto fin. Tekel: has a) La visión, en un sueño, de los
sido pesado en la balanza y hallado fal­ cuatro imperios de la tierra, simboliza­
to de peso. Perés: tu imperio ha sido dos por cuatro bestias y el Hijo del
dividido y dado a los medos y los per­ hombre11: cuatro bestias enormes sa­
sas (Dn 5, 26-28). lían del mar. La primera, el león con
alas de águila, corresponde a la cabeza
El siguiente episodio protagonizado de oro del primer sueño, es decir, al
por el profeta Daniel es la célebre es­ imperio neobabilónico; el oso, al pe­
cena del foso de los leones ya bajo el cho y los brazos de plata (imperio
reinado del «rey medo» Darío (que, en medo); el leopardo alado al «vientre y
realidad, no existió, aunque pueden a los muslos de bronce» (imperio per­
existir en él reminiscencias de Darío I, sa); la bestia de dientes de hierro que
que conquistó Babilonia en el 520 tritura todo, a las piernas de hierro
a.C.). Un edicto del monarca prohibía (imperio macedónico). Los diez cuer­
que, transcurridos treinta días desde su nos que nacen de esta última son los
promulgación, fueran elevadas plega­ reyes Seléucidas y el cuerno que surge
rias a cualquier dios u hombre que no más tarde es, sin duda, Antíoco IV
fuera el rey mismo. Daniel desoyó la Epífanes, el perseguidor.
prohibición orando a su Dios tres ve­ b) La lucha y la victoria del macho
ces al día en dirección a Jerusalén, por cabrío sobre el carnero12; se trata de
lo que fue detenido y, poco después, una visión que confirma la anterior: el
arrojado al foso de los leones. Al día carnero cuyos cuernos representan a
siguiente el monarca se acercó al foso los reyes de medos y persas es vencido
para saber cuál había sido su suerte y por el macho cabrío, símbolo del rey
escuchó la respuesta del profeta: de Yaban (el imperio de los griegos).
El gran cuerno de este último deja paso
Mi Dios ha enviado a su ángel y ha ce­ a otros cuatro (Egipto, Tracia, Mace-
rrado las fauces de los leones, que no donia-Grecia y Asia); de uno de ellos
me han causado mal alguno, por cuan­ (los Seléucidas de Asia) nace un nuevo
to he sido hallado inocente ante El, y cuerno «malhechor» que crece hasta el
tampoco respecto a ti, ¡oh rey!, he co­ cielo (elevándose contra Dios). Por
metido maldad alguna (Dn 6, 23). culpa de él el sacrificio del Templo se
verá interrumpido.
La Septuaginta incorpora otros dos c) El ángel Gabriel se presenta ante
episodios no recogidos en el texto ara- el profeta para interpretar un antiguo
meo: el de la «casta Susana» y el de «Bel oráculo de ^Jeremías, quien anunció
y la Serpiente» 9; en este último, Daniel que el exilio de Babilonia duraría 70
descubre la superchería de los sacerdo­ años; se trata de «70 semanas de años»
tes del templo de Bel que pretendían repartidas en tres períodos: uno de 7 (=
hacer pasar a su ídolo por un dios vivo. 49 años) que concluye con la llegada de
También se recoge el episodio en el que un «ungido» que será jefe13; otro de 62
Daniel, para demostrar la falsedad de la (= 434 años), tras el cual será suprimi­
bestia que los babilonios adoran como do «un ungido»; un último de una sola
dios, la hizo reventar con unas bolas semana de años, la mitad de la cual
dañinas, lo que le cuesta ser encerrado transcurrirá antes de que el devastador
de nuevo en el foso de los leones10. sea exterminado. Sobre esta interpreta­

117
DÁRDANO

ción del ángel Gabriel se han ofrecido, II, 13, 7. / 2. NH, XXX, 9. / 3. Colum., X,
a su vez, otras muchas, sin que exista 358; Apul., Apol., 90; Tert., De anim., 57.
entre ellas plena coincidencia.
d) Visión de los sucesos desde el
hundimiento del imperio persa hasta DECENEO / Decaeneus (s. i a.C.).—
la persecución del pueblo israelita y la Gran sacerdote, mago, teólogo y juris­
derrota del perseguidor14. ta de los dacios, conocido en la histo­
ria y en la leyenda como héroe civili­
1. De Judá: Dn 1, 6; Sangre real: Flavio zador de los getas. Según Estrabón1,
Josefo, Ant., 10, 10, 1; Jer. PL, 25, 518. / 2. Burebista, jefe de la tribu tracia de los
Dn, 1, 7. / 3. Dn 1, 6; 14, 22-42. / 4. 14, 14- getas ( 44 a.C.) y artífice de la unidad
20. / 5. Dn 2, 4. / 6. Dn 2, 36-45. / 7. Dn 4, 7 política de los dacios, se valió de él
ss. / 8. Dn 5,1 ss. / 9. Vulg. Dn., 13 y 14. / 10.
para someter a su pueblo.
Dn 14,23-26. /11. Dn 7. / 12. Dn 8. /13. Dn
9 ./1 4 . Dn 10-12. Deceneo, siempre según Estrabón,
habría adquirido durante su larga es­
[Bibl.: F. A. Tatford, The Climax ofthe tancia en Egipto el conocimiento de
Ages: Studies in the Prophecy o f Daniel, ciertos signos prem onitorios con la
L ondon, 1953; D. Flusser, «The Four ayuda de los cuales era capaz de anun­
Empires on the Fourth Sibyl and the Book ciar la voluntad de los dioses2. El geó­
of Daniel»: Israel Oriental Studies 2 (1972), grafo griego lo presenta, pues, como un
pp. 148-175; A. Lacocque, Le livre de D a­ mago, «gran sacerdote de los dacios, a
niel, Neuchátel-Paris, 1976; J. J. Collins,
la vez profeta y asociado al trono». Por
The Apocalyptic Vision ofth e Book o f D a­
niel, Missoula, 1977; A. Momigliano, «D a­
esta razón lo compara con *Zalmoxis,
niel y la teoría griega de la sucesión de los un esclavo geta de Pitágoras que, al
imperios», en La historiografía griega, Bar­ regresar de Grecia junto a los suyos,
celona, 1984, pp. 257-264.] llegó a ser consejero del rey e incluso
elevado a la categoría de dios. Siglos
después, bajo el reinado de Burebista
DÁRDANO (Libros de) I Dárdanos.— (del que sería consejero), esta alta dig­
Identificado por algunos con el mítico nidad sería desempeñada por Deceneo.
fundador de Troya, fue considerado Nuestra otra fuente sobre el perso­
por los escritores tardíos como uno de naje, Jordanes3, sitúa a Deceneo entre
los más grandes magos, fundador de los godos. Es posible (Mircea Eliade)
los misterios de Samotracia e introduc­ que Jordanes, que utiliza como fuentes
tor en Frigia del culto de Deméter1. a Casiodoro y Dión Crisòstomo, trate
Plinio2 dice que era originario de de exaltar a los getas como «antepasa­
Fenicia y que el filósofo griego Demó- dos» de los godos.
crito se desplazó hasta este país para Según Jordanes, Deceneo, recibido
buscar los volúmenes de Dárdano, de­ por el rey godo Sitalcus, ejerció sobre
positados en su tumba. Siempre según este pueblo una enorme autoridad en
el naturalista latino, Demócrito utilizó muchos ámbitos. Deceneo les habría
su obra junto a la del también mago dado una formación «filosófica» (qui­
*Apolobex. zá entendida como una enseñanza de
El Papiro de París menciona un libro los doce signos del zodíaco, las fases
mágico titulado La espada de Dárdano. de la Luna y el Sol y el estudio de la
Los autores tardíos se refieren con fre­ vegetación). Prueba de su prestigio es
cuencia a las Dardanicae artes como que, pese a la belicosidad del pueblo
sinónimo de prácticas mágicas3. godo, logró que depusieran durante al­
gunos días sus armas para dedicarlos a
1. Diod., V, 48, 4; Clem. Alex., Protrep., la observación astronómica. En el ám-

118
DEMOFONTE

bito religioso la influencia de Deceneo gendario que histórico, gustando del


vino demostrada, según Jordanes, por sacrificio que los arcades hacían a su
la creación de nuevos templos y sacer­ dios Liceo (de lykos, lobo) con la
docios. También dio al pueblo godo inmolación de un niño, se transformó
leyes escritas llamadas belagines'. en lobo. Al cabo de diez años, restitui­
do nuevamente a su forma primitiva,
1. VII, 3, 5 y 11 y XVI, 2, 3 9 ./2 . VII, 3, se ejercitó en el pugilato y triunfó en
11. / 3. Get., XI, 67-73. / 4. Get., XI, 69.
los Juegos Olímpicos. Plinio2, siguien­
do al historiador griego Scopas, relata
[B ibl.: C. G. B randis, «D ecaen eus,
la leyenda prácticamente en los mis­
Dekaíneos»: RE, IV, 2 (1901), cois. 2244-
2245; R. Vulpe, «Décénée, conseiller inti­ mos términos: durante el sacrificio a
me de B urébista: Stu dia Thracologica Zeus Liceo comió las visceras de un
(1976), pp. 62-68; R. Iordache, «Portrait muchacho que había sido inmolado y
de Décéneus dans les Getica de Jordanés ou se transformó en lobo; nueve años des­
Remarques sur le processus d ’éducation pués recuperó su forma humana. La
chez les Géto-Daces du temps de Buré- historia es muy parecida a la que el
bistas», en Mediterraneo Medievale: scritti naturalista narra de los * Antidas3.
in onore di Francesco G iu n ta, Soverìa
La literatura latina recuerda otros
Manelli, 1989, t. II, pp. 619-628.]
casos de licantropía, como el de Meris
(Moeris), un poderoso mago citado por
Virgilio4, cuyo nombre nombre quizá
DEÍFOBE: »Sibila. esté en relación con el griego moira.
Es quien proporciona a Amarílide
herbas y venena cogidos en el Ponto
DEÍFO NO / Detphonos (s. v a.C.).— con los que hacer regresar a casa al in­
A divino g rie go (m an tis), h ijo de fiel Dafnis. El pasaje virgiliano parece
*Evenio, originario de Apolonia (en la derivar de Teócrito5. Gracias a dichas
costa iliria), que vivió en época de las hierbas mágicas, Meris era capaz de
guerras médicas. Las fuentes le citan al convertirse en lobo, sacar las almas de
servicio de la flota corintia (Corinto era los sepulcros profundos y cambiar de
la metrópoli de Apolonia) que venció a un lugar a otro las mieses sembradas.
los persas en Micala (479 a.C.). Poco En el libro IX de las Bucólicas, Meris
antes de este encuentro realizó un sa­ mantiene un diálogo con Licidas.
crificio en D élos1, obteniendo presa­
gios favorables que anunciaban una vic­ 1. apud Aug., CD, XVIII, 17./2.N H , VIII,
toria2. 82. / 3. NH, VIII, 81. / 4. Bucol., VIII, 96-98.
Heródoto ’ se hace eco del rumor / 5. Idil., II, 161-162.
de que, en realidad, Deífono no era
hijo del adivino Evenio pero que se sir­
vió de este parentesco para vaticinar D E M O F O N T E / Demophón (s. iv
más tarde contra Grecia al servicio de a.C.).— Adivino griego (teratoskópos)
los persas. experto en la interpretación de prodi­
gios1 y visceras de los animales2. De
1. Herod., IX, 92,2. / 2. IX, 9 6 ,1 ./ 3. IX, origen desconocido, sirvió en la expe­
95,1. dición asiática de Alejandro Magno. Se­
gún Diodoro3cuando Alejandro se dis­
ponía en la India a marchar contra una
D E M E N E T O D E PA R R A SIA / de las ciudades de los malios, en el
Dem aenetos (s. vn a.C .?).— Según 326/325 a.C., Demofonte se le acercó
Varrón’, Demeneto, personaje más le­ para anunciarle que a través de ciertos

119
DEXICREONTE

presagios preveía un gran peligro para gen tracio. Plutarco le califica de


él a consecuencia de una herida pro­ agyrtes, en alusión a los charlatanes que
ducida en el transcurso de un asedio. se dedicaban a la distribución de rece­
Por ello aconsejó a Alejandro que deja­ tas mágicas o a vender oráculos clero-
ra temporalmente en paz a esta ciudad nománticos.
y se centrara en otros objetivos.
Alejandro, sin embargo, reprendió l.Q G , 54.
a Demofonte por socavar el ánimo del
ejército y ordenó disponer todo lo ne­
cesario para el asalto. En la versión D IO C LES / Dioklés (s. vi a.C .?).—
de C urdo4 el héroe macedonio recri­ A divino g rie g o , q u izá de origen
mina al adivino diciéndole que si al­ corintio, que vivió en época del tirano
guien le interrumpiera mientras estaba Periandro (625-585 a.C.), con quien
dedicado a su arte, contemplando las mantuvo relaciones amistosas. El nom­
visceras, le parecería igualmente in­ bre es conocido sólo a través de Plu­
oportuno y molesto. tarco, que se sirve de él en uno de sus
Otros adivinos más, como *Aristan- tratados (El Banquete de los Siete Sa­
dro, habían desaconsejado también la bios)' para dirigirse en primera perso­
toma de esta plaza en la que, pese al na a un tal Nicarco.
éxito final, Alejandro pasó, en efecto, La conversación entre los asistentes
graves apuros5. al banquete es interrumpida por un jo­
Arriano6 informa que, según los ven pastor, enviado por el tirano, que
diarios reales, Dem ofonte formaba trae en su zurrón una criatura nacida
parte de una delegación (junto con Pi­ de una yegua: la parte de arriba (hasta
tón, Atalo, Peucestes, *Cleóm enes, el cuello y los brazos) era de forma
Menidas y Seleuco) que, poco antes de humana y el resto del cuerpo la de un
la muerte de Alejandro, consultó en caballo; el ser lloraba con voz parecida
Babilonia al dios Serapis (= Marduk?), a la de un niño recién nacido. Uno de
sobre la oportunidad de trasladar al los invitados, dirigiéndose a Diocles, le
monarca enfermo al templo para ser preguntó en broma si iba a organizar
curado por el dios. ritos de purificación, a lo que éste, pre­
1. Diod., XVII, 98,3: «teratoskópos». / 2. ocupado, respondió:
Quint. Cure., IX, 4, 27: «exta spectantem». /
3. XVII, 9 8 ,3 ./ 4. IX, 4,2 8 . / 5. Diod., XVII, ¿Y por qué no? En verdad se trata de
9 9 ./ 6. Anab., VII, 2 6 ,2 . un presagio de querella y discordia y
temo que alcance al matrimonio y a l a
D EX IC R EO N T E / Dexikreón (s. vil descendencia [en referencia a la fam i­
a.C.?).— Adivino y taumaturgo grie­ lia de Periandro], pues la diosa, antes
go1 que mediante ritos purificatorios de que se le haya podido aplacar la pri­
liberó a las mujeres de Samos, caracte­ mera ofensa contra ella, nos la ha mos­
rizadas hasta entonces por su vida des­ trado, como ves, por segunda vez (Sept.
enfrenada a causa de la lujuria y la Sap. Conv., 149C).
«insolencia». Recuerda por tanto a lo
que *M elampo hizo con las Prétides y La mayor parte de los editores de
*Bacis con las mujeres espartanas. Plutarco consideran el personaje de
En opinión de algunos autores mo­ Diocles una invención y no un adivino
dernos (Halliday), el episodio podría histórico del siglo vi a.C.
tratarse de un intento de racionalización
y helenización de ciertos cultos de ori­ 1. Plut., Mor., 149.

120
DIOPITES DE ATENAS

D IO D O R O IDiódoros (s. iv d.C.P).— Anaxágoras poco antes del inicio de la


Ausonio1 cita a un harúspice de este guerra del Peloponeso; el filósofo pen­
nombre (probablemente ficticio) quien saba, en efecto, que el sol era una masa
aseguró al enfermo Marco que sólo le de hierro candente más ancha que el
quedaban seis días de vida. El médico Peloponeso y creía que se eclipsaba por
Alcón trató de demostrar que el vatici­ interposición de la luna. En el juicio
nio era falso, pero al tocar la mano de Anaxágoras fue declarado culpable y
Marco, dice el poeta, «se le acabaron a se vio obligado a abandonar Atenas.
Marco los seis días». El citado decreto de Diopites trata­
ba no sólo de proteger la religión cívica
1. XXVI, 80, 1. sino también de defender sus intereses
particulares, puesto que la segunda
parte iba dirigida expresamente contra
D IO F A N T O / D ió p h an tu s (s. i la astronomía, cuyo conocimiento po­
d.C.?).— Astrólogo (mathematicus), día perjudicar la credibilidad de deter­
dudosamente histórico, citado por el minadas prácticas adivinatorias (Mar-
poeta Lucilio (que vivió en la Neapolis tínez-Pinna).
de época de Nerón). En uno de sus epi­ Diopites fue uno de los miembros
gram as satíric o s1, tras predecir la más activos de la oposición al régimen
muerte del médico Hermógenes antes de Pericles y, quizá por ello, pasó a ser
de nueve meses, muere de un ataque. colaborador del político Tucídides.
Pocos años después, según los escolias­
1.Anth.Pal., 11,34. tas3, trabajó a las órdenes de Nicias.
Algunos autores creen que Diopites
pudo ser también el autor de una mo­
D IÓ N DE N Á PO LES / Dton (s. i ción sobre la ciudad de Methone apro­
a.C.?).— Astrólogo (mathematicus) ci­ bada por la Asamblea, entre los años
tado por Varrón en su tratado De gen­ 428 y 425 a.C.4 Quizá en sus últimos
te populi R o m a n i Según este erudito años se trasladó a Esparta (siendo en
fue Dión de Nápoles quien dató en el este caso el mismo personaje que figu­
reinado de Ogiges (mítico rey atenien­ ra a continuación), pero dicha identifi­
se) un extraño portento: la brillante cación no es segura.
estrella de Venus que cambiaba de co­ Diopites es repetidas veces citado
lor, de forma y de trayectoria. por Aristófanes5. Se decía6 que tenía
una mano deforme. Los comediógra­
1. apud. Aug., CD, XXI, 8, 2. fos griegos lo presentan como un la­
drón del erario público, un vidente
loco7 y un enfurecido orador8; estos
DIOPITES DE ATENAS / Diopeíthes mismos ataques confirman que se tra­
(2.a mitad del s. v a.C.).— Adivino y taba de una figura conocida e impor­
cresmólogo ateniense. Según sabemos tante en la Atenas de Pericles9. Un pa­
por D iodoro1 y Plutarco2, en el año saje del cómico Frínico10 hace alusión
432 la asamblea ateniense aprobó a a la práctica de expiaciones y cultos
propuesta del adivino Diopites un de­ orgiásticos por parte de Diopites.
creto según el cual se perseguiría por
delito de impiedad (asebeia) «a todos 1. XII, 39,2. / 2. Peric., 32. / 3. Scbol. Eq„
aquellos que no creyesen en los dioses 1085. / 4. Syll., 75: «D[iopeí]thes eipe...». / 5.
y que enseñasen doctrinas relativas a Av., 988; Eqr., 1085; Vesp., 380. / 6. «Kyllós»:
los fenómenos celestes». Tal disposi­ Schol. Eq., 1085./7. «Ameipsias», Fr. 10 Kock.
/ 8. «Tekleides», Fr. 6 Kock. / 9. Aristof., Av.,
ción fue la causa del proceso contra
988: «ho megas Diopeithes». / 10. Fr. 9 Kock.

121
DIOPITES DE ESPARTA

[Bibl: Swoboda, «Diopeithes»: RE, V, 1 D IO SC Ó R ID ES / D ioskorídes (s. i


(1905), cois. 1046-1047.] a.C.?).— Astrólogo egipcio. Se conser­
va de alguna de sus obras una breve
noticia en Censorino1: según Dioscó-
DIO PITES D E ESPARTA / Diopeí- rides los hombres que en Alejandría
thes (s. v-iv a.C.).— Cresmólogo, iden­ embalsamaban a los muertos conside­
tificado por algunos con el anterior, raban que el ser humano no podía vi­
quizá también de origen ateniense pero vir más de cien años, como indicaba el
establecido en Esparta, donde vivió a corazón de aquellos que habían muer­
finales del siglo v a.C. to sin haber sufrido alteraciones cor­
Diopites intervino hacia el 399 porales; en efecto, gracias a la práctica
a.C., en la disputa por el trono entre de pesar los corazones a lo largo de
Agesilao y Leotíquidas en tiempos del muchos años, observaban los aumen­
rey espartano Lisandro1. El adivino tos y las disminuciones correspondien­
declaró que Agesilao, que era cojo, no tes a cada edad. Así, el corazón de un
podía ser rey de Esparta alegando la niño de un año pesaba dos dracmas, el
existencia de un oráculo de Apolo que de dos, cuatro dracmas, etc. A partir
advertía que se había de evitar una rea­ del momento en que el corazón pesaba
leza coja. Plutarco nos ha transmitido cien dracmas, es decir, a los 50 años,
el oráculo: perdía cada año dos dracmas, volvien­
do al peso inicial del primer año de
Cuídate bien, a pesar de tu orgullo, oh vida cuando cumplían los 100 años.
Esparta / ligera de piernas, si de ti nace
un reinado cojo: / durante largo tiem­ 1. De die natali, 17,14.
po te abrumarán inesperados males / y
las ráfagas de la guerra, destructora de
hombres (Plut., Ages., 3). D IO TIM A / Diotím a (s. v a.C .).—
Sacerdotisa y profetisa del templo de
A esto Lisandro replicó, defendien­ Apolo en Mantinea conocida también
do a Agesilao, que no creía que el dios por sus enseñanzas filosóficas.
mandara cuidarse de uno que cojeara En el Banquete de Platón1, Sócrates
a causa de haberse caído, sino más afirma que Diotima había celebrado un
bien de que no reinara si no era del sacrificio con la intención de alejar
linaje (Leotíquidas no era hijo de Agis, durante diez años la peste que asoló a
como se decía, sino fruto del adulterio Atenas a comienzos de la guerra del
de su esposa Timaia con Alcibíades). Peloponeso; debemos, pues, admitir la
La realeza estaría verdaderamente coja presencia de esta extranjera en Atenas
si los descendientes de Heracles no di­ hacia el año 440 a.C. (diez años antes
rigían el Estado. Finalmente, gracias a de la peste). Se trata de un sacrificio
Lisandro, Agesilao fue proclamado rey que recuerda al efectuado por el sabio
(399-360 a.C.). cretense *Epiménides, quien a comien­
zos del siglo vi a.C. libró a Atenas de
una peste que asolaba la ciudad2.
1. Jenof., Hel., III, 3, 3; Plut., Ages., 3; En el citado diálogo platónico, Só­
Lys., 22.
crates se declara discípulo de Diotima
y dice haber aprendido de ella la doc­
[Bibl.: Kirchner, «Diopeithes»: RE, V, 1
trina de la inmortalidad del alma y las
(1903), col. 1046; H. W. Parke y D. E.
W ormell, The Delphic Oracle, O xford,
teorías de la rem iniscencia y del
1 9 5 6 ,1, 181; II, n. 112.] Amor3. En el Banquete de Platón apa­

122
DIVICÍACO

rece la primera teoría bien definida so­ (1905), col. 1147; W. Theiler, «Diotima
bre los démones, como categoría dis­ neuplatonisch»: AGPh, 50 (1968), pp. 29-
tinta y funciones especiales. Es preci­ 4 7; G. Fougères, Mantinée et l ’Arcadie
sam ente D iotim a quien en dicho Orientale, Paris, 1972, pp. 325-330.]
diálogo platónico dice:

A través de él [el demon Amor] pasa DIPSAS / Dipsas (s. i a.C.?).— Alca­
toda la mántica y las artes sacerdotales hueta y hechicera citada por Ovidio1.
concernientes a los sacrificios, las Su nombre en griego significa «sedien­
iniciaciones y los encantamientos y ta», en el sentido de «entregada a la
todo tipo de adivinación y magia. Los bebida». Se cree que bajo él se oculta
dioses no se mezclan con el hombre, alguna popular hechicera romana.
pero por medio de Amor les es posible El poeta dice de Dipsas2que domina
toda comunicación y coloquio con los las artes mágicas y los conjuros de Ea
hombres, en vigilia o en sueño (Plat., (es decir, de Circe). Para demostrarlo
Symp., 202e). recuerda sus poderes en este ámbito:
hace volver las aguas corrientes a su
Dicha teoría fue después elaborada manantial, los efectos de las hierbas, así
por Jenófanes y otros autores tardíos como la de las cintas movidas por la
como Plutarco, Apuleyo o Celso. rueda y las aplicaciones del veneno de
Las enseñanzas de Diotima se expli­ una yegua en celo. Con su sola volun­
can en opinión de algunos autores (A. tad se aglomeran las nubes en el cielo y
Somigliana) por el hecho de que en los hace brillar la luz en la bóveda celeste.
templos apolíneos, como el de Apolo Hace aparecer los astros centelleantes
de Mantinea, a cuyo cuerpo sacerdotal con el color de la sangre. Convertida en
pertenecía Diotima, se cultivaba la fi­ pájaro revolotea en las sombras de la
losofía. noche y su cuerpo de anciana se recubre
Para otros autores se hace necesa­ de plumas. La doble pupila de sus ojos
rio disociar el carácter histórico del despide rayos. Hace salir de sus sepul­
personaje de Diotima del uso filosófi­ turas a los muertos y con sus ensalmos
co que de ella hace Platón. Algunos logra abrir el suelo.
estudiosos han dudado de su historici­ En la citada pieza de Ovidio, los
dad, señalando que Platón la hizo ori­ Amores, el poeta, escondido detrás de
ginaria de la ciudad de Mantinea por unas puertas, escucha cómo la vieja
la similitud fonética entre el topónimo trata de convertir a su amada en presa
y el término mantis. El significado eti­ de otro hombre, más rico y generoso
mológico de su nombre permite supo­ que él, por lo cual desea su muerte.
ner también que Diotima pudo haber Dipsas, recuerda a otra célebre hechi­
realizado iniciaciones mistéricas; de cera y alcahueta: la *Acántide de Pro-
hecho, en la Grecia clásica no faltaron percio.
mujeres expertas en teología, como re­
l . A , 1,8, 1-20./2. A , 1,5-6.
cuerdan el propio Platón4 y Demóste-
nes5. A ella aluden aun autores tardíos
como Clemente de Alejandría6.
DIVICÍACO / Divitiacus, D(e)ivicía-
1. Symp. 201 d; 207 a-c. / 2. Diog. Laert., cus (s. i a.C.).— Druida y jefe de la
1,110. / 3. Plat., Symp., 201. / 4. Menón, 81a. tribu gala de los eduos (aliados de Cé­
/ 5. 18, 259 ss. / 6. Strom., III, 31. sar en la guerra contra el rey germáni­
co Ariovisto). Divicíaco se trasladó a
[Bíbl.: P. N atorp, «D iotim a»: RE, V Roma en el año 61 a.C. para pedir

123
DOROTEO DE SIDÓN

ayuda contra los secuanos y contra El poema comienza con una refe­
Ariovisto1, siendo acogido probable­ rencia a la tradición hermética: Doro­
mente por Cicerón. Según éste, Divi- teo se presenta a sí mismo como rey de
cíaco presumía de que gracias a sus co­ E gipto y dirige su libro a su hijo
nocimientos de physiologia, al arte de Hermes2. También nos dice haber via­
los augurios y a la interpretación de jado por Egipto y Babilonia estudian­
los sueños, era capaz de predecir el fu­ do con las autoridades más prestigio­
turo2. sas en la materia.
Es el único druida histórico cuya La Pentabiblia fue utilizada por au­
existencia conocemos, si bien no tene­ tores como *Fírmico Materno (en su
mos noticias de sus funciones rituales Mathesisi dice que es «hombre de gran
o religiosas. Su hermano, jefe del par­ ciencia que ha dejado escritos apoteles-
tido antirromano, se llamaba Dumno- máticos redactados en versos llenos de
rix; ambos tienen nombres paralelos: verdad y elocuencia»), Hefestion de
Diviciacus es el «adivino» y Dumnorix Tebas (s. iv d.C.), Palco y Retorio (s. vi
el «rey del mundo». d.C.); de ellos sólo Hefestion nos ha
conservado algunos fragmentos4.
1. Caes., BG, VI, 13-14. / 2. Cic., De div., La obra de Doroteo gozó de espe­
I, 90. cial estima en el Oriente, siendo tra­
ducida primero al pahlevi en el siglo
ni y después al árabe. Para los árabes
[Bibl.: F. Le Roux y Ch. J. Guyonvarch,
Les Druides, París, 1986, pp. 381-382.]
fue uno de los más famosos astrólogos
occidentales, precedido en la fama
sólo por Hermes, Platón y Claudio
* Ptolomeo.
D O RO TEO DE SIDÓN / Dorótheos El tratad o De fluviis 5 cita a un
(s. i d.C.).— Célebre astrólogo griego Doroteo «el Caldeo» como autor de un
que escribió la mayor parte de su obra Lapidario. Si al término Chaldaios se
en forma versificada. El primer autor le diera, como parece, el sentido de
que le cita es *Antíoco de Atenas, que «astrólogo», quizá pudiéramos identi­
vivió entre los años 150 y 200 d.C. ficarlo con Doroteo de Sidón.
*Hefestion de Tebas1 le sitúa cronoló­
gicamente después de *Trasilo (muer­ 1. II, 22; CCGA., VIII, 2. / 2. 5, 1, 2, p.
to en el 36 d.C.); parece, pues, haber 262; 1 pr. 1-5, p. 161. / 3. II, 29, 2. / 4.
vivido entre Trasilo y Ptolomeo; D. Apotélesm., I, 7; CG4G, VIII, 1, pp. 145 ss. /
Pingree data su actividad como astró­ 5. De fluviis, 23, 3.
logo entre los años 25 y 75 d.C.
[B ib l.: E d ició n : D. Pingree (ed .),
Su obra principal fue un largo poe­
Dorothei Sidonii Carmen Astrologicum,
ma, la Pentabiblia o Pentateuco, divi­ Leipzig, 1976 (texto árabe con traducción
dido en cinco libros. El árabe Omar- inglesa). Estudios: V. Stegemann, «Doro-
ben-Farchan, autor de un comentario theos von Sidon»: RbM, 91 (1942), pp.
a la obra de Doroteo, nos ha trasmiti­ 326-349; Id., Die Fragmente des Dorotheos
do los asuntos sobre los que trataba von Sidon, Bonn, 1939-1943; Id., «Doro-
cada uno de ellos: teus von Sidon und Firmicus Maternus»:
I: De natalibus Hermes, 78 (1943), pp. 113-131.]
II: De epochis et periodis
III: De geniturae dominis
IV: De annorum natalicium D O SITEO / Dosítheos (s. i d.C .).—
conversione Profeta o «mesías» samaritano, funda­
V: De actionibus incipiendis dor de la secta de los dositenos, con-

124
E

ELCESÍAS / Elkesat o Elkasaí o Elxat considerar que las ideas básicas se en­
(s. h d.C.).— Profeta y fundador de la contraban ya en la filosofía griega o
secta gnóstica judeo-cristiana de los en los libros egipcios); dichas citas son
elcesaítas, originaria del este del Jo r­ fundamentales para conocer tanto al
dán. fundador como a la secta del elce-
En torno al año 100 d.C. Elcesías siaísmo4.
dejó por escrito la visión que tuvo en la
ciudad parta de Serae. En ella vio un án­ 1. Hipol., Haer., 9, 8. / 2. Hipol., Refut.,
gel, alto y bien proporcionado, en com­ IX, 13, 3; IX, 12. / 3. Haer., IX, 13-17. / 4.
Epifanio, Panarion, 53; Eus. Caes., HE, VI,
pañía de otros seres celestiales femeni­
38.
nos que decía ser el hijo de Dios1; reveló
muchas cosas de interés sobre Cristo [B ibl.: A. F. J . K lijn -G .R .R ein in k ,
(como que tuvo una vida en la Tierra «Elchasai and Marci»: Vigiliae Cbristianae,
anterior a su nacimiento de la Virgen 28 (1974), pp. 277-289; G. P. Luttikhuizen,
María) y sobre cómo debían vivir los The Revelation o f Elchasai: Investigation
hombres sus vidas si querían salvarse. into the Evidence fora Mesopotamian Jewish
En su libro se señalaba que junto al Apocalypse o f the Second Century and Its
principio masculino, representado por Reception by Judaeo-Christian Propagan-
el hijo de Dios, existía otro femenino dists, Tübingen, 1985]
que era el Espíritu Santo2.
Un siglo después (hacia el 222), el ELEAZAR / Eleazar (s. i d.C.).— Bajo
Libro de las Revelaciones fue traduci­ el reinado de Vespasiano (69-79 d.C.),
do del arameo al griego y llevado a el judío Eleazar liberaba a los posesos
Roma por un misionero de la comu­ de los démones usando el «anillo de
nidad parta, Alcibíades de Apamea. La Salomón», donde se había engastado
obra causaría un tremendo impacto en un fragmento de raíz de la que Salo­
la comunidad romana cristiana, divi­ món solía servirse. También recitaba
dida ya por las controversias de los encantamientos (epodai) y fórmulas de
dos aspirantes al obispado: Calixto e exorcismos que el rey mismo habría
Hipólito. Precisamente éste3 nos ha dejado por escrito, con las que prohi­
transmitido fragmentos de la obra de bía al demon regresar al cuerpo de la
Elcesías para refutarla (a veces por víctima una vez expulsado1.

127
ELíA S

Un apócrifo griego, el Testamen- Por ello se vio obligado a retirarse al


tum Salomotiis, ilustra esta tradición desierto, cerca del «torrente de Que-
que atribuía a Salomón poderes sobre rit», quizá el Yabis, afluente del Jordán.
los espíritus2. En dicho escrito judeo- Cuando pasado algún tiempo el torren­
cristiano se narra cómo el arcángel te se secó en cumplimiento del oráculo
Miguel entregó a Salomón un anillo divino, Elias, siguiendo las instruccio­
que le otorgaba el poder de evocar e nes de su Dios, se dirigió a Sarepta, en
interrogar a los démones. Fenicia, que, como Israel, también atra­
vesaba momentos difíciles. Es allí don­
1. Flav. Josef., Ant. Jud., 8, 2, 5. / 2. Test. de el profeta protagoniza un milagro:
Salom., 18, 39. con la escasa harina y el poco aceite que
le entrega una viuda — en cuya casa es
alojado— pudieron com er durante
ÉLEN O: *Héleno. días, hasta la llegada de una nueva co­
secha:

ELÍAS / Eliyyahu (s. ix a.C.).— Profe­ ...la tinaja de la harina no se agotará ni


ta hebreo (nabt) de época de la monar­ la orza del aceite se vaciará hasta el día
quía. Su nombre significa «Yahveh es en que Yahveh conceda lluvia sobre la
mi Dios»; no conocemos el de su pa­ superficie del cielo (1 R 17, 14).
dre aunque sí sabemos que era origina­
rio de Tisbé de Galaad1. Se le describe Después tuvo lugar otro hecho no
provisto de una pellica y un cinto de menos milagroso: Elias hizo volver a la
cuero ceñido a la espalda2. vida al hijo de la viuda fenicia, muerto
Su figura, histórica, podem os si­ de enfermedad; Elias cogió el cuerpo
tuarla bajo el reinado de Ajab de del muchacho, lo subió al aposento su­
Samaría, que subió al trono en el 847 perior donde moraba y lo acostó sobre
a.C. Tras el triunfo de los omridas, Is­ su lecho. Dirigiéndose a Yahveh, dijo:
rael se había apartado de Yahveh3; en
este proceso de paganización, la actua­ Yahveh, mi Dios, ¿también a la viuda
ción de Jezabel, esposa de Ajab y prin­ de quien soy huésped causarás mal,
cesa de Sidón, debió de ser determi­ haciendo morir a su hijo? (1 R 17, 20).
nante: fue ella quien introdujo el culto
del dios Baal y quien ordenó asesinar a Tendiéndose sobre el niño tres ve­
los profetas yahvistas4. ces, exclamó de nuevo a Yahveh:
Los combates que Elias libró contra
el rey y su esposa Jezabel reflejan la ¡Yahveh, mi Dios, vuelva, te ruego, el
oposición de los yahvistas contra la re­ alma de este niño a su interior! (1 R
ligión de Baal, pero también la opre­ 17, 21).
sión de los pobres, bien expresada en
una alusión de 2 Reyes a la servidum­ Yahveh, escuchando los ruegos de
bre por deudas; el profeta se constitu­ su profeta «volvió el alma del niño a su
ye, pues, en portavoz de los oprimidos. interior» y lo revivió. Después, Elias se
En los primeros años de Ajab, Elias lo entregó a la madre. Se trata de la
proclamó un oráculo de venganza: primera resurrección testimoniada por
las Sagradas Escrituras y recordada
¡Vive Yahveh, Dios de Israel, a quien más tarde por el propio Jesús5.
sirvo, que en estos años no ha de haber Obadyahu, mayordomo del palacio
ni rocío ni lluvia, sino con arreglo a mi y colaborador del rey, concertó un en­
palabra! (1 R 17, 1). cuentro entre el monarca y el profeta.

128
ELIAS

Éste le hizo el siguiente desafío: que asombro del rey Ajab, se desencadena­
ante el pueblo, congregado en el mon­ ba una intensa lluvia que acababa con
te Carmelo, los cuatrocientos cincuen­ la larga sequía.
ta profetas de Baal más los cuatrocien­ Pero al conocer los hechos, Jezabel
tos de Aserá imploraran a su dios el descargó toda su furia sobre el profeta,
fuego del cielo que encendiera una pira que se vio obligado a huir a Betsabé.
sobre la que estaba preparada un novi­ Reconfortado en el desierto por un
llo para el sacrificio. El, por su parte, ángel que lo visitó llevándole pan y
invocaría el nombre de Yahveh para agua (los mjsmos dones que el pueblo
que respondiese igualmente mediante durante el Exodo), se dirigió a Horeb,
el fuego. donde, tras la aparición de terribles
Desde la mañana hasta el mediodía prodigios, le fue dirigida la palabra de
los profetas de Baal invocaron el nom­ Yahveh.
bre del dios, exclamando: «iOh Baal, Yahveh le da una nueva misión:
atiéndenos!»6; entre las burlas de Elias, ungir a Jazael como rey de Aram, a
danzaban, gritaban cada vez más fuer­ Jehú como rey de Israel y hallar un su­
te y, conforme a sus ritos, se hacían cesor o discípulo que le sustituya en el
incisiones en el cuerpo con espadas y ministerio profètico8; será, en realidad,
lanzas hasta hacer brotar su sangre. ‘ Eliseo quien lleve a cabo las dos pri­
Pero todo era inútil: nada ocurría. meras misiones, que se traducirán en
Llegada la primera hora de la tarde, el castigo de los israelitas infieles y de
Elias convocó al pueblo. Luego cogió la casa de Ajab.
doce piedras, tantas como tribus de Ajab, mientras tanto, había cometi­
Jacob, y construyó con ellas un altar do aun mayor su impiedad asesinando
rodeado de una profunda zanja. Final­ a Nabot para apropiarse de sus ricos
mente ordenó derramar cántaros de viñedos y ampliar sus propiedades9.
agua sobre el holocausto y la leña, de Elias se enfrenta a él, recriminándole
suerte que tanto el altar como la zanja sus actos y transmitiéndole las palabras
quedaron anegadas, y exclamó a con­ de Yahveh:
tinuación:
Te he pillado, por cuanto te has vendi­
Yahveh, Dios de Abraham, de Isaac y do para obrar lo malo a los ojos de
de Israel, conózcase hoy que Tú eres Yahveh. He aquí que yo acarrearé so­
Elohim en Israel y yo soy tu siervo y bre ti la desgracia, barreré de lleno y
por mandato tuyo he hecho todas estas aniquilaré a Ajab y a cuantos orinan en
cosas. ¡Contéstame, Yahveh!, contésta­ pared, esclavos o libres, en Israel (1 R
me para que sepa este pueblo que Tú, 21 , 20 ).
Yahveh, eres H a-’Elohim, y así habrás
vuelto atrás el corazón de ellos (1 R 18, También anunció el destino de su
36-37). mujer, la reina Jezabel:

El fuego de Yahveh cayó y consu­ Los perros comerán a Jezabel en la par­


mió el holocausto, la leña, las piedras cela de Israel. Al que de la casa de Ajab
y aun lamió el agua que había en la muera en la ciudad le comerán los pe­
zanja. El pueblo, al ver esto y compren­ rros y a quien muriera en el campo le
der el significado del prodigio, se con­ comerán las aves de los cielos (1 R 21,
virtió a la fe de Yahveh: «¡Yahveh es 23-24).
Dios!». Elias, conforme a la ley del
talión, ordenó la ejecución de los pro­ Viendo sin embargo Yahveh que el
fetas de Baal7. Poco después, y ante el rey parecía sinceramente arrepentido,

129
ELIEZER

comunicó a Elias que la desgracia sobre ELIEZER l ’Eli‘ezer (s. ix a.C.).— Pro­
Ajab no se abatiría en sus días, sino que feta hebreo, hijo de Dodayá, origina­
sería castigado en su descendencia10. rio de Maresá, que profetizó contra el
El profeta asistió al primero de es­ rey Yosafat por su cooperación con los
tos castigos. Ocozías, hijo y sucesor de reyes de Israel1.
Ajab (853-852), siguiendo las tradicio­
nes religiosas paganas de la familia, 1. 2 Cro 20,37.
ordena consultar el oráculo de Baal-
Zebub (el Baal cananeo venerado en la
ciudad filistea de ‘Eqrón) sobre su en­ ELIMAS / ‘Elymas (s. i d. C.).— Mago
fermedad. Pero sus mensajeros traen hebreo citado en los Hechos de los
consigo un oráculo de Yahveh: «No Apóstoles' con motivo de su encuentro
has de bajar del lecho adonde has subi­ con los apóstoles Pablo y Bernabé en
do, sino que morirás de cierto»11. El Pafos (Chipre), hacia el año 45 d.C. Su
monarca mandó entonces hacer venir nombre quizá proceda del árabe ‘alim,
a Elias pero éste, invocando a Yahveh, «sabio» (el sabio en ciencias ocultas era
lanzó en repetidas ocasiones «fuego del mago), aunque sería más lógico que
cielo» sobre los destacamentos milita­ derivase de la raíz semita ‘LM, «estre­
res que trataban de prenderlo. Final­ char», «atar» (en alusión a sus poderes
mente se dirigió por sí mismo al lecho capaces de someter y dominar a las
de Ocazías para confirmar el oráculo fuerzas ocultas).
de su Dios: En otros códices se lee Etoimas (o
Etimas) siendo por ello identificado con
Por cuanto has enviado mensajeros a un mago chipriota que en el año 54 d.C.
consultar a Baal-Zebub, dios de Eqrón indujo a Drusila a casarse con el procón­
— ¿acaso es p om o haber Dios en Israel sul romano Félix después de haberse
para consultar su palabra?—, por eso divorciado de Azizo, rey de Emesa2, pero
no bajarás del lecho adonde subiste, se trata de una conjetura insegura. Tam­
sino que morirás de cierto (2 R 1, 16). bién se alude a él como el «falso profeta»
(pseudomantis) Bar-Jesús3.
Elias muere durante el reinado del Elimas trató de apartar de la fe al
sanguinario Jorán (848-841). A orillas procónsul Sergio. Pero Pablo, indigna­
del Jordán, en compañía de su discípu­ do, clavando en él los ojos y llamándo­
lo Eliseo, al que invistiera con anterio­ le «hijo del diablo, enemigo de toda
ridad y en presencia de los «hijos de justicia» le dejó ciego, obligándole así
profetas», Elias fue elevado a los cielos a caminar en adelante llevado de la
en un carro de fuego tirado por caba­ mano. El procónsul, testigo de lo ocu­
llos también de fuego12. rrido, se convirtió, maravillado, a la
doctrina del Señor.
1. 1 R 1 7 , 1 . / 2 . 2 R 1, 8 . / 3 . 1 R 16, 23-
34. / 4. 1 R 18, 20-29; 1 R 18, 30. / 5. Le 4, 1. 13, 6-12. / 2. Flav. Jos., Ant. jud., XX,
2 6. 16 .1 R 18,25. / 7. I R 18,40./ 8.1 R, 19, 142. / 3. Hch XIII, 7.
1 4-18./9.1 R 21,1-6. /10. 1 R 21,27-29./
11. 2 R 1, 4. / 12. 2 R 2,11.
ELISA: *Sibila.
[Bibl. : Elie le prophète. I: Selon les Écri­
tures et les traditions chrétiennes; II: Au
Carmel, dans le Judaïsme et l ’Islam, Paris-
Brugge, 1956; G. F. Willems (éd.), Élie le ELISEO / Elishah (heb.), Elissaíos (gr.)
prophète. Bible, tradition, iconographie, (s. ix a.C.).— Profeta hebreo y tauma­
Bruxelles, 1985.] turgo, discípulo y sucesor de *Elías.

130
ELISEO

Hijo de Safat, abandonó una vida aco­ Esto ha dicho Yahveh: Id y haced en
modada para seguir a Elias y ejercer el este valle aljibes y más aljibes; pues así
ministerio profètico, cuyo inicio vino afirma Yahveh: No veréis viento ni llu­
marcado por el sacrificio de dos bue­ via, pero ese mismo valle se henchirá
yes. Permaneció al lado de su maestro de agua, y beberéis vosotros, vuestros
hasta que un día, cerca de Jericó, a ori­ ganados y vuestras bestias de agua.
llas del Jordán, un carro y unos caba­ Pero aún ha parecido esto poco a los
llos de fuego se interpusieron entre ojos de Yahveh, y va a entregar a Moab
ambos y Elias subió en un torbellino al a vuestra mano. Y destruiréis toda ciu­
cielo’ . Con el manto de Elias (símbolo dad fortificada, toda ciudad importan­
del poder), que había caído sobre él, te, talaréis todo árbol hermoso, cega­
golpeó repetidas veces las aguas del río réis todos los manantiales de agua y
Jordán, hasta que éstas se separaron en echaréis a perder con piedras los mejo­
dos; Eliseo pasó así a la otra orilla res campos (2 R 3, 16-19).
uniéndose a un grupo de «hijos de pro­
fetas» que se prostraron ante él2. El error fue, pues, duramente paga­
A partir de entonces realiza nume­ do, como había pronosticado Yahveh
rosos prodigios. El primero tuvo lugar por medio de su profeta.
en Jericó, donde las aguas de la fuente Una de las mujeres de sus discípu­
eran malas y la tierra resultaba estéril3. los, había enviudado y sus dos hijos
Ordenó traer una escudilla con sal y, amenazados con ser vendidos como
dirigiéndose al manantial, la arrojó, esclavos, ya que el «código de la Alian­
exclamando: za» permitía que se tomara por escla­
vos a los hijos de un deudor5. Siguien­
Así ha dicho Yahveh: Yo he saneado do las instrucciones del profeta, la
estas aguas, de las cuales no saldrá ya mujer pidió prestadas a las vecinas
muerte ni esterilidad (2 R 2, 21). muchas vasijas vacías; con una única
orza de aceite logró llenar todas las dis­
Las aguas, que quedaron saneadas ponibles. El milagro le fue comunica­
al instante tras la palabra del profeta, do a Elíseo, quien le dijo:
han sido identificadas con las de Es-
Sultan, al pie de la vieja Jericó. Ve y vende el aceite y paga tu deuda, y tú
Se narra también que en Betel unos y tus hijos vivid de lo restante (2 R 4, 7).
muchachos se rieron de Eliseo a causa
de su calvicie (quizá, la tonsura de con­ En otra ocasión, Eliseo, que solía
sagración). Volviéndose hacia ellos los alojarse en una casa de la ciudad de
maldijo en nombre de Yahveh; dos osas Sunem, hizo llamar a su dueña, una
salieron entonces de un bosque y despe­ mujer que no tenía hijos y su marido
dazaron a cuarenta y dos muchachos4. era ya viejo, para decirle:
Durante la campaña de Jorán de Is­
rael y de Josafat de Judá, en coalición El año próximo por estas fechas abra­
con el rey de Edom, contra los moa- zarás a un hijo (2 R 4, 15).
bitas, Eliseo hizo cavar fosos que se lle­
naban de agua para dar de beber a los Transcurrido dicho tiempo conci­
hombres y animales; sin embargo, esas bió y dio a luz a un hijo, tal como el
mismas aguas bajaban hacia el enemigo profeta le había anunciado. Sin embar­
cargadas de arenas rojas como si estu­ go, el niño, ya crecido, murió6; la mu­
vieran teñidas de sangre, lo que hizo jer sunamita viajó en busca de Eliseo,
creer a los moabitas que sus adversarios que se encontraba en el monte Car­
se habían dado muerte unos a otros. melo, y le hizo saber lo ocurrido. Lle­

131
ELISEO

gado a la casa, penetró en la estancia planes y las maniobras de los arameos.


donde, sobre una cama, yacía el cuer­ El rey de Aram, al tener noticia de ello,
po del niño muerto. Tras orar a Yah- lo mandó capturar en la ciudad de
veh, se acostó sobre el muchacho, po­ Dotán (al norte de Samaria), pero el
niendo su boca sobre la boca de éste, profeta logró escaparse cegando y cap­
sus ojos sobre sus ojos y sus palmas turando a las tropas que venían a pren­
sobre sus palmas; estuvo inclinado so­ derle10; para ello recurrió a la súplica a
bre él de suerte que el cuerpo del niño Yahveh:
cobró calor. Después se retiró, paseó
por la casa y subió a inclinarse de nue­ Hiere, te ruego, a esta gente de ceguera
vo sobre él hasta que, finalmente, el (2 R 6, 18).
niño estornudó siete veces y abrió los
ojos7. Tras recibir del profeta a su hijo Después, sin embargo, les dispensó
vivo, la mujer se echó a sus pies. un buen trato y los devolvió a su señor.
Eliseo regresó a Gilgal, donde rei­ Poco tiempo después sucedió que
naba el hambre. Allí, el profeta ordenó Ben-Hadad, rey de Siria, sitió Samaria;
poner una olla grande a cocer mien­ con el largo asedio se produjo una epi­
tras uno de sus discípulos salió al cam­ demia de hambre hasta el punto de que
po para recoger hierbas, hallando una la población se vio obligada a comer
cepa silvestre de la cual co gió niños. El rey de Israel hizo responsable
coloquíntidas silvestres. Sin saber lo de la situación a Eliseo (la narración
que eran, e ignorando sus mortales no explica claramente los motivos),
efectos, las echó en la olla de la que pero éste anunció la pronta llegada de
todos comenzaron a comer; al adver­ la abundancia. El cerco de Samaria tie­
tirlo uno de ellos («¡la muerte está en ne, en efecto, un final prodigioso: los
la olla!»), Eliseo ordenó traer harina y, arameos abandonan el campamento,
a modo de exorcismo, la echó en la olla sus equipos y víveres al escuchar el «tu­
haciendo aséptico su guiso8. multo de un gran ejército» (que creye­
En un milagro muy parecido al de ron integrado por hititas y musritas)
la multiplicación de los panes9, distri­ cuando, en realidad, se trataba de una
buyó —ante el asombro de uno de sus ilusión enviada por el cielo'1.
siervos— veinte panes entre cien hom­ Transcurrido el episodio, Eliseo se
bres para que comiesen: dirigió a Damasco llamado por el rey
de Aram (quizá Ben-Hadad II). Este se
Dalo a las gentes para que coman, pues hallaba enfermo y quiso consultarle, a
Yahveh así ha dicho. Se comerá y habrá través de uno de sus oficiales, las posi­
de sobra (2 R 4, 42). bilidades de curación. Es a éste, Jazael,
al que Eliseo le predice la muerte del
Servidos los panes, comieron y so­ enfermo:
bró conforme a la palabra de Yahveh.
Eliseo curó de la lepra a Naamán, Ve y dile: «Sanarás ciertamente»; pero
general del rey de Aram (al que orde­ Yahveh me ha hecho ver que morirá sin
nó lavarse siete veces en el Jordán para remisión (2 R 8,10).
que su carne quedara nuevamente pu­
rificada), con lo que además le atrajo a Al mismo tiempo, Eliseo anunció a
la fe del verdadero Dios de Israel. Jazael su próxim a subida al trono
El profeta, iluminado por su Dios, como sucesor de Ben-Hadad. Los he­
jugó un destacado papel en la guerra chos no tardan en desencadenarse: al
entre el rey de Aram y el de Israel día siguiente, Jazael mata al rey, su se­
(Jorán), informando a los suyos de los ñor, y pasa a reinar en su lugar.

132
EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO

Con la unción de Jehú, decimo rey 1.2 R 2,11 ss. / 2 .2 R 2 ,1 5 ./ 3 .2 R 2 , 19.


de Israel (841-814 a.C.), por un discí­ / 4 . 2 R 2 , 23-24./ 5 .2 R 4 , lss. / 6 . 2 R 4 , 18.
/ 7 .2 R 4, 33-36. / 8 .2 R 4 ,38-41./9 . Mt 14,
pulo de Eliseo, éste provocò la caída
13-21. /1 0 . 2 R 6, 9-20. / 11. 2 R 7-16. / 12.
de la dinastía de Ajab, anunciada ya 2 R 13, 20 ss.
por el profeta Elias.
Poco después de su advenimiento al [Bibl.: R. Graves, La historia de Elíseo y
trono el nuevo rey recibió un alenta­ la sunamita, Madrid, 1995.]
dor oráculo de Eliseo, quien, ya ancia­
no y apunto de morir, le promete una
victoria —aunque incompleta— sobre EMILIO POTENSE / Aemilius Poten-
el invasor arameo. El anuncio profèti­ sis (s. ii a.C.).— En el año 102 a.C. el
co, basado quizá en antiguas prácticas templo de Júpiter en Roma fue alcan­
mágicas, se desarrolla de la siguiente zado por un rayo cuando estaba cerra­
forma: el profeta ordenó al rey dispa­ do. Según Obsequens1, el harúspice
rar sus flechas desde una ventana que Emilio Pótense fue el primero en mos­
se abría a oriente: trar la fórmula de la expiación, obte­
niendo por ello una recompensa (prae-
Es saeta de victoria de Yahveh, saeta de m ium ). El nom bre del h arú spice
victoria contra Siria, pues batirás a los parece etrusco2.
sirios en ‘Afeq hasta exterminarlos (2 R
13, 16). 1. Obs., 44. / 2. Cf. «putinas»: CIE, 2166.

Después le ordenó disparar nueva­ [Bibl.: C. O. Thulin, Die etruskische


mente contra la tierra, pero el monar­ Disziplin, Darmstadt, 1968, IV, p. 154.]
ca la «hirió» tres veces y se detuvo.
Eliseo, enojado con él, dijo:
EM PÉDOCLES DE A GRIGENTO /
De haberla herido cinco o seis veces, Empedoklés (483-423 a.C.).— Célebre
hubieras entonces batido a los sirios has­ filósofo y taumaturgo griego que se
ta exterminarlos; pero ahora sólo tres consideraba discípulo de Pitágoras y
veces batirás a los sirios (2 R 13, 19). que, como éste, vestía un manto espe­
cial. Fue un demócrata ardiente que
Según sabemos, Joás se enfrentó al derribó una organización oligárquica
terrible Ben-Hadad III, hijo de Jazael, llamada «Los Mil» y rehusó la monar­
al menos en tres ocasiones, derrotán­ quía en su ciudad natal1.
dolo en todas ellas; ello le permitiré En su actividad como «purificador»
recuperar al enemigo las ciudades is­ presenta analogías con la actividad
raelitas que habían caído en sus manos. mágico-religiosa desarrollada en este
Eliseo murió bajo el reinado del nie­ m ism o sentido por figu ras com o
to de Jehú, el rey Joás de Israel (798- *Epiménides o *Abaris. Los tres casos
783 a.C.). Un pasaje del libro12 afirma conocidos son los siguientes:
que sus propios huesos operaban mila­ a) Sabem os que actuó sobre los
gros: al año de haber muerto, cuando vientos en la ciudad de Agrigento (sólo
unos hombres llevaban a enterrar un citada por Clemente de Alejandría2)
cadáver, divisaron unas bandas de cuyos efectos malsanos eran causantes
moabitas, por lo que, asustados, arro­ no sólo de la improductividad de la tie­
jaron el cuerpo a la sepultura de Eliseo rra3 sino también de la esterilidad de
y huyeron. En cuanto el cuerpo de las mujeres.
aquel hombre tocó los huesos del pro­ Sobre los m edios utilizados por
feta, resucitó y se levantó. Empédocles para poner fin al proble­

133
EMPEDOCLES DE AGRIGENTO

ma no existe unan im idad. Según contra las miasmas pestilentes. En el


Timeo4 hizo despellejar asnos y con­ reverso figuran, divinizados, los ríos de
feccionar con sus pieles odres que ex­ Selinunte (Selino e Ipsa) en el momen­
tendió sobre las alturas y las cimas de to de hacer una libación sobre el altar
los montes para «recoger el viento» de Asclepio mientras una grulla, sím­
hasta que éste finalmente cesó. En re­ bolo de la infección proveniente del
lación con este remedio en el siglo i aguazal, se da a la fuga.
d.C. ColumelaJ aún recomendaba en Laercio añade que, tras haber hecho
su De Re Rustica sacrificar un asno cesar la pestilencia, Empédocles se apa­
para mantener alejados los vientos ne­ reció a los selinuntinos cuando éstos se
fastos y favorecer la fertilidad de los hallaban banqueteando en las proximi­
campos. No obstante, el sacrificio de dades del río; al verle, se levantaron y le
los asnos constituye una característica invocaron como a un dios.
del culto de Apolo Hiperbóreo (dios c) Por último era famosa su salva­
protector de las pestilencias, loimoi), ción de una mujer que había yacido
muy difundido en la Magna Grecia y durante treinta días sin respiración y
en Sicilia, y al que Empédocles parece sin pulso9.
haber estado especialmente vinculado. Se le atribuyen, al menos, dos tra­
Otras fuentes6 aseguran, por el con­ tados en los que debió de dejar cons­
trario, que Empédocles liberó a la ciu­ tancia de sus artes curadoras y tau­
dad de la esterilidad y la pestilencia matúrgicas: Peri physeos y Katharmoí
obstruyendo las gargantas del monte (katharmós indica, en origen, el reme­
desde el que soplaba el viento del sur dio mágico para llevar a cabo la puri­
hacia la llanura. ficación).
En realidad, Empédocles continúa Su fin está envuelto en una mística
aquí una vieja tradición griega, pues las oscuridad. Entre las diversas leyendas
fuentes citan a una familia {genos) de que circulaban sobre su muerte, la más
Corinto, los Anemokoitai, que calma­ conocida es la de su precipitación al
ban los vientos7. Se trataría de una fa­ cráter del Etna. Para unos (G. Panessa)
milia especializada en acciones mágicas Empédocles se aproximaba más a la fi­
para propiciar los vientos moderados y gura de un mantis (adivino y sacerdo-
favorables en una zona, como Corinto, te-purificador) del siglo vi a.C. Para
de intenso tráfico marítimo. Es posible otros (Dodds) era un chamán que unía
que los Eudanemoi de Atenas tuvieran en su figura las funciones indiferencia-
también idénticas funciones. das del mago y naturalista. Empédo­
b) Se recuerda8 que Em pédocles cles fue, en cierta forma, un preceden­
hizo cesar con éxito las emanaciones te del theios aner popu lar (com o
malignas de un río próximo a la ciu­ *Apolonio de Tiana)10.
dad de Selinunte (Sicilia) que causaba
muertes y abortos entre las mujeres. 1. Diog. Laert., VIII, 66 y 63. / 2. Strom.,
Para ello, mezcló sus aguas con las de 6, 30, 1. / 3. Timeo, FGrH, 556 F 30. / 4.
otro río y las hizo desembocar en el FGrH, 556 F 30. /5. X, 331 ss. /6 . Plut.,Mor.,
1126B. / 7. Suda, s.v. «A nem okoitai»;
mar, saneando así la zona costera seli- Eusthat.,tfí¿ Od., X, 22. / 8. Diog. Laert., VIII,
nuntina. 70. / 9. Diog. Laert., VIII, 75. / 10. Diog.
El saneamiento llevado a cabo por Laert., VIII, 51-77.
Empédocles es recordado en las mone­
das de Selinunte de mediados del siglo [Bibl.: J. Z aph iropoulo, Empédocle
v a.C. En el anverso se representa a d ’Agriegente, París, 1953; J. Brun, Empédo­
Apolo y Artemis; aquél aparece des­ cle, ou le philosophe de l’amour et de la
viando las flechas, símbolo de su lucha haine, París, 1966; D. Fausti, «Su alcuni

134
EPÉBOLO

problemi empedoclei»: ASNP (s. ni), 10 EPÉBOLO / Epébolos (s. vm a.C.).—


(1980), pp. 363 ss.; B. Inwood, The Poem Adivino griego (mantis) originario de
o f Empedocles, Toronto, 1992] Mesenia. Vivió en época de la «prime­
ra guerra mesenia», es decir, en la se­
gunda mitad del siglo vili a.C .1; la cro­
ENAREOS / Enarées.— Según Heró- nología del personaje y el silencio de
doto1 son hermafroditas o andróginos las fuentes impiden disipar las dudas
(el término, quizá escita, parece equi­ sobre su historicidad.
valente del griego androgynoi) que en Durante la guerra entre Esparta y
Escitia pretendían haber recibido sus Mesenia, los mesemos decidieron reti­
dotes proféticas de la diosa Afrodita. rarse al monte Itome, un lugar fuerte y
Para sus pronósticos se valían de una de difícil acceso que les permitió resis­
membrana extraída de la corteza inte­ tir ante los espartanos mucho tiempo.
rior del tilo: una vez que la dividían en Desde allí enviaron a Tisis, considera­
tres partes, enroscándolas en sus pro­ do como el más sabio adivino2, a con­
pios dedos y soltándolas, emitían sus sultar el oráculo de Delfos. Cuando
vaticinios. regresaba del santuario fue capturado
Según el historiador griego, si el rey por los espartanos; el adivino se resis­
de los escitas caía enfermo eran llama­ tió y fue herido, oyéndose de repente
dos tres de los enareos para que dieran un grito desde lo alto: «Deja al porta­
a conocer, siempre mediante el citado dor del oráculo»3.
procedimiento, el desarrollo de la en­ Salvado milagrosamente, Tisis huyó
fermedad. a Itome y refirió el oráculo al rey poco
antes de morir de sus heridas. El orácu­
1. IV, 67. lo dèlfico, dado a conocer a los mese­
mos, decía así:

Una doncella intacta de la sangre de los


ENEAS / Ainéas (s. v a.C.).— Adivino
(mantis) perteneciente a la rama arcà­ Epítidas / sacada a la suerte, a los dio­
dica de la familia de los *Yámidas. Pa­ ses infernales / sacrificad en nocturnos
riente de *Agesias, encargó al poeta sacrificios. / Si os faltara, de otro padre
Píndaro la célebre sexta olímpica en / sacrificadla si la da a la muerte espon­
táneamente (Paus., 4, 9, 3).
honor suyo. Este, a su vez, exhorta1 a
Eneas a cantar a Hera Partenia durante
la fiesta en honor de Agesias celebrada Inmediatamente se sortearon todas
en la ciudad de Estínfalo. De su activi­ las muchachas de los Epítidas, siendo
dad como adivino no sabemos nada. elegida la hija de Licisco. Es entonces
cuando interviene el adivino Epébolo
para anunciar que no se la debía sacrifi­
1 .0 /., VI, 88.
car pues no era hija de Licisco ni, como
se creía, la había dado a luz la mujer de
éste. Mientras Epébolo hablaba en estos
É N N O M O / Énnom os.— Adivino términos, Licisco escapó con la mucha­
[mantis) citado por Homero en la ¡lia­ cha pasándose al bando espartano4.
d a'. Jefe de los misios, pese a su cono­ Aristodemo, también de la familia
cimiento de las técnicas augurales no de los Epítidas, cedió entonces volun­
fue capaz de evitar su propia muerte a tariamente a su hija para ser sacrifica­
manos de Aquiles. da. Pero un mesenio que amaba a la
joven denunció públicamente que se
1. II, 858; XVII, 218. había unido a ella y que estaba emba­

135
EPERASTO

razada de él. Loco de rabia, Aristo- nos autores (W. Hyde) le consideran
demo mató a su hija y después abrió su incluso de comienzos del Imperio.
vientre demostrando así que no lleva­
ba nada en sus entrañas. 1. VI, 17,6.
De nuevo intervino Epébolo pidien­
do que algún otro ciudadano entregase
a su hija, pues la de Aristodemo había EPÍGENES / Epigénes (s. n a.C .).—
sido muerta pero no ofrecida a los dio­ A strólogo bizantino. Según ciertas
ses como la * pitia había ordenado. Al oír fuentes1 estudió directamente con los
al adivino, los mesenios quisieron matar astrólogos babilonios. Algunos autores
al amante de la muchacha, responsable modernos (Bouché-Ledercq) le consi­
de dificultar la salvación de la ciudad5. deran un discípulo de *Beroso, mien­
El rey Eufaes logró, no obstante, con­ tras otros (Rehm) rebajan la cronolo­
vencer a su pueblo de que, muerta la gía haciéndole contem poráneo de
muchacha, el oráculo estaba obedecido *Apolonio de Mindos. Tanto Posido-
y bastaba lo hecho por Aristodemo. nio como Varrón lo utilizaron como
La última intervención conocida de fuente.
Epébolo tuvo lugar algún tiempo des­ Según Plinio2, Epígenes sostenía
pués, cuando, muerto el rey mesenio que el hombre no podía vivir más allá
sin haber tenido hijos, compitieron por de los 112 años3, mientras que otros
el trono Aristodemo, Cleonis y Damis. astrólogos como Beroso y *Nequepso-
El parecer de los dos adivinos, Epébolo Petosiris aumentaban ligeramente la
y *Ofioneo, fue contrario a que la dig­ esperanza de vida. La influencia de los
nidad real recayese en un Epítida, mal­ astros en la duración de la vida del
dito, sobre el que pesaba la muerte de hombre era entonces una extendida
su hija. Sin embargo, Aristodemo fue creencia astrológica.
elegido rey. Plinio nos dice también4 que, según
Epígenes, al que califica de gravis
1. Paus., IV, 9, 5. / 2. Paus., IV, 9, 3. / 3. auctor, existían entre los babilonios
Paus., IV, 9, 3. / 4. Paus., IV, 9, 5. / 5. Paus., ladrillos cocidos con observaciones as­
IV, 9, 8-9. tronómicas incisas que remontaban a
720.000 años antes de su época.
Séneca5 nos ha transmitido algunas
E P E R A ST O / E p érasto s (s. i-ii enseñanzas de Epígenes sobre los co­
d .C .?).— Adivino (mantis) pertene­ metas. Otras observaciones de Epíge­
ciente a la rama elea de la familia de nes se referían al momento del naci­
los *C lítid a s (K lytiadas), hijo de miento; así, afirmaba que la mujer
Teógono. Obtuvo una victoria en los podía alumbrar en el séptimo mes de
Juegos Olímpicos (en la carrera con su gestación6.
armas). Pausanias1 vio su estatua en
Olimpia con esta inscripción: 1. Sen., NQ, VII, 4 ,1 . / 2. NH, VII, 160. /
3. Fr. 33 Schnabel. /4 . VII, 193. / 5. NQ, VII,
De la raza de los Clítidas de lengua sa­ 4-10. / 6. Cens., De die natal:, 7, 5, 6.
grada me glorío de ser adivino, de la
sangre de los Melampódidas iguales a [Bibl.: Fragmentos: CCAG, IV, 150 ss. y
los dioses. VIII, 2, 117 ss. Estudios: A. Rehm, «Epíge­
nes»: RE, VI, 1 (1907), cois. 65-66.]
A juzgar por el contenido de la ins­
cripción, Eperasto no parece haber vi­
EP IM ÉN ID ES / Epim enídes (s. vi
vido antes de Alejandro Magno; algu­
a.C.?).— Taumaturgo y adivino (cres-

136
EPIMÉNIDES

mólogo) cretense, probablemente his­ La revelación profètica de Epimé­


tórico, aunque presentado por las fuen­ nides no parece, pues, deber nada a
tes con muchos elementos biográficos A polo, que quizá originariam ente
legendarios. Ante todo debió de ser un —como le sucedía a las * sibilas— era
purificador de almas y de objetos inani­ hostil a él. Se conserva incluso una po­
mados. El prestigio de los kathartaí lémica entre Epiménides y el oráculo
cretenses en época arcaica griega está de Delfos, ya que aquél refutó el mito
atestiguado por figuras como las de del ómphalos u «ombligo de la tierra»,
Carmánor, que purificó a Apolo des­ negando validez a la leyenda de las aves
pués de matar a la serpiente Pitón1, o que Zeus echó a volar en los confines de
por la de *Taletas, que liberó a Esparta la tierra para determinar como centro
de una peste en el siglo vn a.C. del mismo el punto en el que ambas se
Como adivino, según Aristóteles2, encontraran. Para su refutación se valió
no pronosticaba las cosas futuras, sino del siguiente oráculo:
los hechos pasados que habían queda­
do ocultos. Pese a ello, en una oca­ Pues no existió un ombligo, centro de
sión3, fijando la vista sobre el puerto la tierra ni del mar. Si alguno existe, es
de Muniquia, mucho más tarde guar­ evidente a los dioses, pero invisible a
nición macedonia, advirtió a los ate­ los hombres (Plut., Mor., 409e).
nienses:
Algunos autores (Huxley) creen
¡Qué ciego es el hombre para lo futuro! probable que un fragmento atribuido
con los dientes desharían los atenien­ a Epiménides en el que se insulta a los
ses este rincón, si previeran cuántas pe­ cretenses («¡Cretenses, siempre menti­
sadumbres les ha de costar (Plut., Sol., rosos, malas bestias, vientres perezo­
12 , 10). sos!»9) forme parte, en realidad, de una
respuesta dèlfica a dicho ataque.
También predijo la derrota de los En cualquier caso, su método adivi­
espartanos en la batalla de Orcómena4. natorio parece estar, pues, más acorde
Se decía5 que era hijo de una ninfa con el de las ninfas o el de las propias
(Blasta) y de un mortal (Bolos o Dosia- sibilas.
des o Agesarco); aunque no consta que Pero la religión apolínea acabó por
recibiese la inspiración de las ninfas, valerse de él. Durante una peste el orá­
éstas debieron de transmitir a Epimé- culo de Delfos señaló a los atenienses
nides su capacidad adivinatoria tras su la necesidad de purificar la ciudad, por
famoso sueño de 57 años en una gru­ lo que éstos enviaron a Nicias con la
ta6, durante el cual tuvo contacto con misión de traer consigo a Epiménides
los dioses, la Verdad y la Justicia7. Se­ (el nombre de Nicias ha hecho pensar
gún Teopompo, cuando despertó, Epi- que la noticia sea una elaboración del
ménides decidió consagrar la gruta a siglo v a.C.). El adivino hizo soltar des­
las ninfas pero una voz del cielo le or­ de el Areópago algunas ovejas, blancas
denó que lo hiciera a Zeus. y negras, permitiéndoselas que toma­
El escritor helenístico Demetrio de sen la dirección que quisieran, pero allí
Magnesia afirma que Epiménides reci­ donde se detuvieron ordenó que fue­
bía la comida de las ninfas y que la sen sacrificadas al dios más próximo.
guardaba en la pezuña de un buey de La peste cesó entonces.
donde la iba tomando poco a poco, Otra tradición asegura que la causa
por lo que no necesitaba excrementar8. de la llamada no fue la peste sino la
De esta forma se nos presenta también mancha de los atenienses tras la ma­
como un asceta, al estilo de *Abaris. sacre impía de los seguidores del tira­

137
EPIMÉNIDES

no Cilón, refugiados en la Acrópolis de (tan sólo un ramo del olivo sagrado);


la ciudad (612 a.C.). Epiménides ex­ un tratado de amistad entre Atenas y
pió la ciudad sacrificando a dos jóve­ Cnosos culminaría su actuación. Des­
nes, Cratino y Ctesibio; la purificación pués regresó a Creta, donde murió,
se data en 596/593 a.C. Por estas fe­ siendo su cuerpo trasladado más tarde
chas, según Plutarco, Epiménides en­ a Esparta siguiendo las recomendacio­
tabló amistad con Solón, a quien abri­ nes de un oráculo13.
ría el camino de su legislación: con sus Otro rasgo peculiar de su leyenda
reformas hizo los funerales atenienses es que después de su muerte se obser­
más moderados y suprimió los ritos vó que su cuerpo estaba cubierto de
«agrestes y bárbaros» a que en estas tatuajes14, marcas que, siguiendo una
ocasiones estaban acostumbradas mu­ costumbre, se imponía a los servidores
chas mujeres. de los dioses en diversos pueblos bár­
Platón10 pone en boca del cretense baros vecinos de Grecia.
Clinias la noticia de que Epiménides Como en el caso de *Zalm oxis, la
llegó a Atenas diez años antes de las figura de Epiménides ha sido interpre­
guerras médicas; viendo Epiménides tada por la historiografía moderna a la
entonces el miedo de sus habitantes a luz de la apertura de Grecia, en el siglo
la expedición de los persas, dijo que vil a.C., al comercio del mar Negro,
éstos no vendrían antes de diez años y que introdujo a los griegos por vez pri­
que cuando llegaran no lograrían nada mera ante una cultura fundada en el
de lo que se habían propuesto, reci­ chamanismo y enriqueció con nuevos
biendo mayores daños de los que infli­ rasgos la figura del theios aner.
giesen a los griegos. Textos tardíos datados en el siglo m
Sobre la fecha de la presencia de d.C., pero siguiendo fuentes anterio­
Epiménides en Atenas existen por tan­ res, aseguran que Pitágoras fue inicia­
to notables discrepancias, pues si bien do por Epiménides en el antro del Ida,
Platón la sitúa, como hemos visto, en donde permaneció «tres veces nueve
torno al año 500 a.C., Aristóteles la re­ días» vestido con lana negra.
trasa hasta el 612 y la Suda al 604/601. N o sabemos si Epiménides llegó a
Algunos autores antiguos, como Jenó- escribir algo pero son muchos los tra­
fanes, quisieron explicar estas diferen­ tados que se le atribuyen, casi todos
cias cronológicas asegurando la excep­ ellos falsos. Ante todo unos Oráculos
cional duración de su vida: 157 años. redactados por algún imitador en épo­
Hoy se cree (Bernabé Pajares) que Pla­ ca helenística (M. L. West), que cir­
tón no está en lo cierto y que la figura cularon de la misma forma que los
de Epiménides debe situarse hacia el oráculos de la * Sibila. También epo­
600 a.C. peyas teogónicas y heroicas (5.000
Probablemente Epiménides fue in­ versos sobre el nacimiento de los Cu-
troductor del culto apolíneo en Atenas, retes y los Coribantes y 6.500 sobre
hasta entonces reservado a las familias la construcción de la nave Argos y el
aristocráticas (Bouché-Leclercq). Des­ viaje de Jasón a la Cólquide) llevan su
de luego, autores tardíos como Jámbli- nombre.
co no dudaban ya en identificar el A Epiménides se le atribuyeron, de
nombre de Epiménides con los orácu­ igual forma, algunas obras en prosa
los de Apolo11. como, por ejemplo, una Constitución
Según dice Diógenes Laercio12, con­ política de Creta, otra sobre Minos y
cluida la misión de Epiménides, los Radamantis, un tratado sobre los sa­
atenienses quisieron pagarle, pero el crificios y otro sobre los misterios.
adivino no consintió aceptar presentes Diógenes Laercio y la Suda han con­

138
E S P IR I D Ó N

servado, desordenadamente, la mayor E S C R IB O N IO / Scribo n iu s (s. i


parte de los fragmentos. d.C.).— Astrólogo, quizá liberto de los
Libones, que en el año 42 a.C. predijo
1. Paus., II, 30, 3; X, 7, 2. / 2. Retórica, a Livia, tras haber dado a luz a su hijo,
1418a, 21. / 3. Plut., Sol., 12, 10. / 4. Diog. el futuro emperador Tiberio, que «lle­
Laert., I, 10, 11. / 5. Plut.. 5o/., 12, 7- / 6. garía un día en que sería rey, pero sin
Diog. Laert., I, 109 ss.; Val. Max., VII, 13;
Plin., NH, VII, 52, 175. / 7. Max. Tiro, 10. / los atributos de la realeza».
8. Diog. Laert., 1,110./ 9. Pablo, Ad. Tit., 4 , 1,
12. / 10. Leyes, 642d. /11. Vit. Pyth., 32,222. 1. Suet., Tib., 14, 3.
/ 12. I, 111. / 13. Diog. Laert., I, 115. / 14.
Suidas, s.v. «Epiménides».
E S P IR ID Ó N / Spyridon (s. iii-iv
[B ibl: F ragm en tos: H. D iels, Über d.C.).— Obispo chipriota (nacido en
Epimenides von Kreta, Berlin, 1891; A. Ber­ la ciudad de Trimithus) al que se le atri­
nabé Pajares, Fragmentos de épica griega
buyeron varios milagros más propios
arcaica, Madrid, 1979, pp. 328-343. Estu­
dios: H. Demoulin, Epiménide de Créte, del «folklore pagano» que de la litera­
Bruxelles, 1901; C. Latte, «Epimenides»: tura cristiana hagiográfica (F. Thela-
RE, VI, 1 (1912), cois. 173-178; C. García mon). Es citado ya por Atanasio1 en el
Gual, Los siete sabios de Grecia y tres más, 348 pero sabemos de él sobre todo por
Madrid, 1989, pp. 159-181.] Rufino de Aquileya, quien —junto a
*Pafnucio— le cita entre los Padres del
Concilio de Nicea (325) presentándo­
ES ACO / Aísakos.— Adivino (onirókri- lo como un hombre excepcional com­
tés) troyano. Hijo de Príamo y Arisbe parable a los Profetas.
había sido instruido por su abuelo De los numerosos gesta mirabilia
"M érope en el arte de interpretar los protagonizados por Espiridón, Rufino
sueños. Su nombre deriva de la varita destaca dos. El primero2 tuvo lugar
de los hechiceros y magos, aisakos. cuando, pese a ser ya obispo, seguía
Cuando Hécuba, poco antes de dar trabajando como pastor de ovejas. Du­
a luz a Paris, soñó que paría una antor­ rante la noche unos ladrones quisieron
cha encendida que se extendía por robar su rebaño; pero, de repente, que­
toda la ciudad y la quemaba, Ésaco, daron inmovilizados «por una especie
consultado sobre su significado, predi­ de lazos invisibles». Cuando a la ma­
jo que el niño (Paris) habría de causar ñana siguiente llegó Espiridón, los vio
la ruina de su patria y aconsejó que se colgados del redil, encadenados sin la­
le abandonara, como así se hizo1. zos de origen humano; tras reprochar­
Ésaco odiaba las ciudades y, lejos les su conducta, los «desligó» de sus
del esplendor del palacio, habitaba los ataduras invisibles y les entregó a cada
montes y cam pos apartados. Persi­
uno una oveja diciéndoles que más les
guiendo por ellos a la ninfa Esperie, de hubiese valido obtenerlas mediante la
la que estaba enamorado, vio cómo plegaria que mediante el robo.
ésta, en su huida, era mordida por una El obispo cristiano recurre, pues, a
serpiente; él, sintiéndose culpable por una de las técnicas mágicas más comu­
haberla acosado, se arrojó al mar.
nes: el rito de la defixio (en griego ka-
Compadecida, la diosa Tetis lo trans­ tádesmos), por el cual se podía ligar o
formó en un somormujo2. fijar a un rival (o enemigo) o atraer
sobre él el castigo divino. La inmovili­
1. Apolod., Bibl, III, 12, 5; Licofr., Alex.,
224; Schol. Lyc., 224. / 2. Ov., Ató., XI, 763; zación de los culpables era signo de una
Tzet., ad Licofr., Alex., 224; Serv., ad Aen., intervención divina directa y en ella
IV, 254; V, 128. creían tanto paganos como cristianos.

139
ESPU RINA

Así, por ejemplo, las vírgenes vestales pues es únicamente su vox la que opera
podían retener, mediante la plegaria, a el milagro del diálogo y no las técnicas
los esclavos fugitivos que aún no habían mágicas que son propias.
abandonado Rom a3. De igual forma, la Espiridón debió de morir en el año
Historia monachorum4 narra un mila­ 343. Una Vita del santo escrita en ver­
gro parecido al de Espiridón obrado en sos yámbicos a fines del siglo v por
este caso por el monje Theón. Leoncio de Neápolis se ha perdido. Se
El segundo factum mirabile relata­ conserva un Panegírico del obispo T eo­
do por Rufino es aún más espectacular, doro de Pafos leído en 655 ante una
pues trata de demostrar que Espiridón reunión de obispos en el que se enu­
podía franquear los límites de la condi­ meran diecisiete milagros hechos por
ción humana entrando en contacto con Espiridón, entre ellos la resurrección
el más allá mediante la evocación de un de Irene.
muerto. Muerta Irene, la hija del obis­
po, se presenta un hombre para recla­ 1. Apología secunda contra Arianos, 50, 2.
mar una suma de dinero (o un brazale­ / 2. Rufino, HE, I, 5. / 3. Plin., NH, XXVIII,
te de oro, según otras fuentes) que en 2. / 4. 6, 2-3. / 5. V, 92. / 6. XI, 90-135. / 7.
VI, 679-891.
el pasado había confiado a la mucha­
cha. Se buscó por toda la casa, pero sin [Bibl.: P. Van den Ven, La légende de S.
éxito. Conmovido por las lágrimas del Spyridon, évêque de Trimithonte, Louvain,
hombre, Espiridón se acercó hasta la 1953; F. Thelamon, Païens et chrétiens au iv
tumba de su hija; tras llamarla por su siècle. L ’apport de l ’«Histoire ecclésiastique»
nombre, con voz fuerte, mantuvo con de Rufin d'Aquilée, Paris, 1981.]
ella el siguiente diálogo:

— ¿Qué quieres, padre f ESPURINA / Spurinna (s. i a.C .).—


— ¿Dónde has puesto el depósito Harúspice de César. Pertenecía a la
que se te reclama f gens etrusca de los spurina, conocida
— Allí lo encontrarás enterrado por algunos epígrafes latinos de co­
(Rufin, HE, I, 5). mienzos del Imperio romano descu­
biertos en las proximidades del Ara
Siguiendo las indicaciones que su della Regina en la ciudad de Tarquinia.
hija le había dado desde la tumba, Probablem ente fue Espurina el
Espiridón halló el dinero, que entregó summus haruspex que intentó disuadir
a su dueño. a César en el 46 a.C. de no viajar a
El tema de la evocación de los muer­ Africa antes del solsticio de invierno'.
tos es, en origen, pagano. Ya Heródo- César desobedeció al adivino y ganó la
to3cuenta cómo Periandro, el tirano de campaña.
Corinto, evocó la sombra de Melissa, Su nombre se ha hecho famoso, so­
su mujer muerta, para poder hallar un bre todo, por advertir a César, en los
depósito reclamado por un extranjero idus de marzo del 44 a.C., de un peli­
cuya localización ignoraba. La Odisea6 gro, cuando tras sacrificar un magnífi­
y la llíada 7 ofrecen también casos pare­ co buey no encontró entre sus visceras
cidos de necromancia. La creencia de el corazón (según otros autores le fal­
que los muertos poseían un conoci­ taba la parte superior del hígado2):
miento de carácter adivinatorio estaba «Este signo tiene algo que ver con tu
muy extendida en la Antigüedad greco- vida y con tu prudencia, porque ambas
latina. tienen su asiento en el corazón»3. Cé­
No obstante, en este caso, Espiridón sar, desoyendo sus advertencias, fue
se aparta de la necromancia tradicional, asesinado.

140
EU C LID ES

Apiano4 es quien relata la reacción En efecto, el 27 de agosto del año


de César de forma más pormenoriza­ 413 a.C., cuando el ejército ateniense
da: el dictador se burló primero del se disponía a abandonar Siracusa, tuvo
harúspice recordándole que algo pare­ lugar un eclipse de luna. La mayoría
cido le había sucedido ya en Hispania; de los atenienses, llenos de terror, pi­
el adivino le respondió que ya en aque­ dieron que los generales aplazaran la
lla ocasión había estado en peligro, marcha1. Nicias, «excesivamente dado
pero que ahora el presagio era mucho a los presagios», prometió a los suyos
más seguro. César, cediendo, sacrificó que no tendría en cuenta la posibilidad
nuevamente sin que las víctimas die­ de ponerse en marcha antes de que
sen mejores signos. Finalmente, moles­ transcurrieran «tres veces nueve días»
to con los sacerdotes por hacerle de­ (es decir, un ciclo lunar), tal como los
m orar sus asu n tos, pen etró en el adivinos prescribían. Por esta razón los
interior de la Curia, donde fue asesi­ atenienses demoraron su partida y per­
nado. La noticia es corroborada por manecieron en Sicilia, decisión que
otras fuentes5. poco tiempo después la suerte de los
Sin em b argo, es p o sib le que combates demostraría ser fatal.
Espurina hubiese advertido a César de Plutarco2 asegura que Nicias, un
su trágico final con alguna anteriori­ hombre bastante supersticioso, tenía
dad. Valerio M áxim o6 señala que el presente los consejos del adivino ‘ Dio-
harúspice le advirtió (no nos dice pites antes de la llegada de Estílbides.
cuándo) de que se guardara de los Filocoro5 cita a Estílbides también
«treinta días próximos», de los que el como afamado cresmólogo. En La Paz
último coincidiría con los Idus de mar­ de Aristófanes4, en el momento de en­
zo, porque iban a ser fatales. Plutarco cenderse la llama para el sacrificio en
también recoge esta profecía', pero sin honor de la Paz, el adivino Trigeo se
citar a Espurina, añadiendo que cuan­ com para con Estílbides y dice: «El
do llegó la fecha anunciada, César sa­ humo de las astillas incomoda a Estílbi­
ludó al harúspice, en tono de burla, des»; el comediógrafo hace un juego de
recordándole que ya habían llegado palabras con la etimología del nombre,
los Idus de marzo, a lo que el harúspi­ que significa «lucir», «brillar» (stílbein).
ce respondió: «Han llegado, sí, pero
no han pasado»8. 1. VII, 50, 4. / 2. Nic., 4. / 3. FGrH., 328 F
César, quizá para recompesar sus 135a y 135b. / 4. Pax., 1031.
servicios, le había hecho ingresar en el
Senado, lo que Cicerón9 reprobó. [Bibl.: Fiehn, «Stilbídes»: RE, 111, A, 2
(1929), col. 2522.]
1. De div., II, 52. / 2. BC, II, 16, 116. / 3.
Val. Max., I, 6, 13; cf. Cic., De div., I, 119./
4. BC, II, 116; II, 153. / 5. Suet., /«/., 81, / 6. EUCLIDES / Eykletdes (s. v a.C.).—
VIII, 11, 2. / 7. Caes., 63, 3. / 8. App.,BC, II,
Adivino originario de Fliunte que for­
153.19. AdFam., 6, 18; IX, 24.
mó parte (con *Basias de Elis) del con­
tingente de mercenarios griegos (cono­
ESTÍLBIDES / Stilbídes (s. v a.C.).— cido como Los Diez Mil) al servicio del
Adivino griego (mantis), quizá de ori­ ejército persa de Ciro (401 a.C.). Su
gen ateniense, colaborador habitual de padre, Cleágoras, al decir de Je n o ­
Nicias. Murió durante las operaciones fonte1, pintó Los sueños (quizá un cua­
de la expedición ateniense en Sicilia, dro alegórico) en el Liceo.
poco antes de que tuviera lugar el Euclides es citado como adivino e
eclipse de luna del 413 a.C. intérprete de sacrificios tanto por Je ­

141
EU C LO

nofonte como por Eliano2. Fracasada le consideran anterior a Homero, ya


la expedición, solos, traicionados por que profetizó su nacimiento en estos
el aliado persa, sin dinero ni medios versos:
para adquirir vituallas, tuvo lugar, en
Lámpsaco, un encuentro entre el adi­ Entonces en la marítima Chipre habrá
vino y Jenofonte (el célebre historia­ un gran cantor I a quien Temistó, divi­
dor, autor de la Anábasis, que dirigía na entre las mujeres, parirá en el cam­
entonces la retirada de los griegos, de po / lejos de la rica Salamina, y él será
quienes acabó siendo el jefe principal). glorioso. / Dejará Chipre y será llevado
Preguntado Jenofonte por el adivino por las olas a cantar el / primero las
cuánto dinero llevaba, le contestó bajo desgracias de la ancha Grecia / y será
juramento que ni siquiera tenía medios inmortal y siempre joven por todos los
suficientes para llegar a Atenas, lo que tiempos (Pausan., X , 24, 3).
Euclides no creyó. Una vez que los ha­
bitantes de Lámpsaco entregaron unos
presentes de hospitalidad a Jenofonte, También se creía que Euclo era an­
éste ofreció sacrificios a Apolo, situan­ terior al mítico *Bacis, ya que fue aquél
do a su lado a Euclides. Cuando éste quien por primera vez profetizó las
vio las entrañas dijo que estaba con­ guerras m édicas2. Las profecías de
vencido de que, efectivamente, no te­ Euclo circulaban, con las de *Bacis y
nía dinero, añadiendo: “"Museo, después de los acontecimien­
tos que presumían haber anunciado. A
Pero sé que, aunque algún día lo ten­ Euclo se le representaba a veces profe­
drás, se te presentará un obstáculo, si tizando sobre un trípode, a la manera
de las “'pitias3.
no es otro, tú mismo (Jenof., Anab.,
VII, 8, 3).
1. Pausan., X, 24. / 2. X, 14, 6. / 3. H e-
Finalmente el adivino le aclaró que sych., s.v. «Empyribétes».
su obstáculo era Zeus Miliqueo (Meili-
chios: «acogedor de sacrificios expia­
torios»); preguntado sobre si ya le ha­ EUDEM O / Eúdemos (s. iv a.C.?).—
bía ofrecido sacrificios, Jen ofon te Farmacopola («vendedor de drogas»)
contestó negativamente. citado por Teofrasto1. Gozaba de mu­
Al día siguiente, en Ofrinio, Jeno­ cha reputación en su oficio. Trató de
fonte realizó sacrificios y quemó unos demostrar que cuando los hombres es­
lechones según la costumbre paterna, taban acostumbrados a las drogas no
resultando favorables las entrañas de sentían sus efectos. Apostando que no
las víctimas. Poco después, Bión y sentiría ningún efecto antes de la pues­
Nausiclides se presentaban ante Jeno­ ta de sol, ingirió una moderada canti­
fonte para dar dinero al ejército con el dad de droga.
que poder reanudar el camino de re­ Teofrasto2 recuerda un caso análo­
greso. go: el de Eudemo de Quíos, farmaco­
pola distinto del anterior, que bebía
1. Anab., VII, 8, 1. / 2. HA, VIII, 5. heléboro sin llegar nunca a notar sus
efectos purgantes. En cierta ocasión
bebió más de veintidós tragos en el
EUCLO / Eüklos (s. vi a.C. ?).— Adivi­ ágora y no se levantó de allí hasta la
no semilegendario, originario de Chi­ llegada de la tarde. Finalmente, regresó
pre, ligado probablemente a la familia a casa, se bañó y cenó como de costum­
sacerdotal de los *Cíniras. Las fuentes1 bre y no vomitó. Pero, según Teofrasto,

142
EU N O

este Eudemo resistió porque se prove­ sentes, ordenó que el sacrificio fuera
yó con antelación de un antídoto: a cumplido conforme a las instrucciones
partir de la séptima dosis bebía un trago de Eufrántides. El relato, que contiene
de vinagre fuerte espolvoreado con pie­ sin duda elementos fantásticos, puede
dra pómez, y después otro sorbo de vino encubrir, según algunos autores, la
con los mismos ingredientes. Asegura­ práctica de sacrificios humanos en vís­
ba Eudemo de Quíos que la piedra peras de la batalla de Salamina.
pómez era tan poderosa que, si se echa­
ba en una tinaja de vino en fermenta­ 1. Tucid., 13; Ansí., 9.
ción, éste deja de cocer en el momento
gracias a la virtud desecadora de la pie­ [Bibl.: Kirchner, «Euphrantides»: RE, VI
dra. Con este antídoto Eudemo resistía (1907), col. 1195.]
los efectos del heléboro, pese a tomarlo
en grandes dosis.
E U N Á C T O R / E y n ák to r (s. iv
d.C.?).— Adivino egipcio citado como
1. HP, IX, 17, 2. / 2. HP, IX, 17, 3. colaborador del emperador Juliano
(361-363 d.C.) por un tratado sirio
pseudo-histórico compuesto entre los
EUFRÁNTIDES / Eyphrantídes (s. v años 502/532 d.C.
a.C.).— Plutarco1, siguiendo a Fainias
de Eresos, constituye nuestra fuente [Bibl.: J. Richer, «Les Romains Syria­
principal sobre este adivino griego, ori­ ques (vi' et vu' siècles)», en L'empereur
ginario de Atenas o de alguna ciudad julien, De l ’histoire à la légende (331-1715),
de Asia Menor y colaborador de Te- Paris, 1978, pp. 181 ss.]
místocles en vísperas de la batalla de
Salamina frente a los persas (480 a.C.).
Cuando Temístocles ofrecía un sa­ EU N O / Eunus (s. n a.C.).— Esclavo
crificio en la trirreme de mando le fue­ originario de Apamea (Siria) que pro­
ron llevados ante él tres prisioneros de tagonizó una sublevación servil (135-
magnífica presencia, vestidos con ro­ 132 a.C.) en Henna (Sicilia) al frente
pas costosas y adornados con oro, que de 20.000 hombres.
decían ser hijos de Artayktos y de Según Diodoro1, pasaba por mago
Sandaucé, hermana del rey persa. En y era capaz de realizar milagros (an-
el preciso instante en que el adivino thrópos magos kaí teratourgós), fin­
Eufrántides los vio, el fuego del sacri­ giendo también recibir en sueños ór­
ficio resplandeció con gran brillo y se denes divinas (sobre todo de la diosa
produjo un estornudo que sonó a la siria Atargatis) y predecir el futuro.
derecha (presagio favorable entre los Cuando profetizaba, echaba fuego de
griegos). Eufrántides, tom ando la su boca, lo que producía gran asombro
mano de Temístocles, le recomendó entre los presentes2; según el historia­
dar muerte a los tres jóvenes, ofrecién­ dor griego, dicho efecto se debía a un
dolos como víctimas en honor de Dio- truco (una nuez de azufre introducida
niso Omesta (Omestés, «crudívoro»), disimuladamente en la boca). Durante
a quien aconsejaba dirigir plegarias; de el trance extático, sus cabellos estaban
esta form a —anunció— los griegos desordenados como los de una ‘ sibila.
conseguirían a un mismo tiempo la sa­ Euno, valiéndose de sus profecías,
lud y la victoria. logró hacerse nombrar rey con el nom­
Temístocles se sorprendió del vati­ bre de Antíoco, ciñéndose una diade­
cinio pero, ante el deseo de los allí pre­ ma como símbolo político y dominan­

143
EURICLES

do la casi totalidad de la isla de Sicilia. gobierna desde el fondo de ellos mis­


Roma envió contra él, durante tres mos la llevan siempre consigo, como le
años, varios ejércitos hasta que en el sucedía al «extravagante» Euricles.
132 logró sofocar el movimiento y dar­ Más tarde los «genios», instalados
le muerte5. Su movimiento tuvo reper­ en el cuerpo de los ventrílocuos —y
cusiones en Atica, Délos y Roma. por extensión los profetas mismos—,
recibieron el nombre de «pitones» en
1. X X X IV /X X X V , 2, 5. / 2. D iod., honor al dragón Python, que pasaba
XXXIV/XXXV, 2, 6-7. / 3. Flor., II, 7, 7; por haber profetizado en Delfos8. Esta
Oros., V, 6, 4. forma de adivinación encontró en la
demonología pitagórica, platónica y
cristiana un punto de apoyo, lo que
EURICLES / Eyryclés (s. v a.C .).— aseguró a los ventrílocuos (o engastri-
Célebre «ventrílocuo» (engastrimy- mythoi) una considerable vigencia.
thos) al que se atribuye la invención de
este arte, aplicado con frecuencia a la 1. Plat., Sophist., 252c. / 2. Plat., Sophist.,
necromancia; quienes lo practicaban 252c. / 3. De Def. Orac., 9, 414E. / 4. Epid.,
recibieron el nombre de euríclidas (las V, 63 = VII, 28. / 5. Athen., Deipnos., I, 35. /
6. Vesp., 1017-1020. / 7. Plat., Sophist., 252c.
mujeres el de euriclesas1). Unos y otros
/ 8. Plut., De Def. Orac., 9.
tenían en su interior una segunda voz
que dialogaba con ellos2 y predecía el
futuro y de la que se creía que era la EURIDAM ANTE / Eyrydámas.— In­
voz de un demonio; no eran, pues, térprete de sueños citado una sola vez
ventrílocuos en el sentido moderno de por Homero1. Probablemente pertene­
la palabra: de una alusión de Plutarco3 cía a alguna de las tribus aliadas de los
se desprende que a través de sus labios troyanos, pues al frente de ellas vemos
se oía la voz de un demonio, quizá una combatir a sus dos hijos: Abante y Po-
voz ronca del vientre. El ventrilocuis- liido. El poeta señala que cuando éstos
mo suponía probablemente el trance estaban a punto de marcharse para la
del sujeto: en un tratado hipocrático4 guerra, el anciano Euridamente no lo­
se compara la respiración ruidosa de gró interpretar sus sueños. Poco des­
un paciente con la de las mujeres lla­ pués eran muertos por Diomedes.
madas engastrimy thoi.
Eurides había convencido a los ate­ 1.i/.,V , 149.
nienses de que tenía en sus entrañas un
genio parlante, permitiéndosele dar
representaciones en el teatro5. Quizá E U T IFR Ó N / Eythyphron (s. va.C .).—
su intención inicial no fue otra que Adivino griego (mantis) originario del
burlarse del Genio de Sócrates (Bou- demo ático de Próspalta, que vivió en la
ché-Leclercq) pero, al ser tomada en segunda mitad del siglo v a.C.
serio su idea, quiso explotar su éxito. Platón dio su nombre a uno de sus
Aristófanes6 dice que así como Apolo diálogos. En él, el sacerdote ateniense
se metía «dentro de vientres ajenos» se ve obligado a acusar a su propio pa­
para dar a conocer sus profecías, él dre que por negligencia ha dejado mo­
mismo utiliza el vientre de los actores rir a un asalariado; éste, a su vez, había
para dar a conocer sus chistes. asesinado a uno de los servidores de la
Platón7 cita a Euricles en uno de sus casa. En el diálogo, Sócrates se extraña
tratados: sostiene el filósofo que algu­ de que Eutifrón, llevado de su fanatis­
nos hombres alojan en su seno al ene­ mo religioso, considere que lo que
migo y al contradictor y esta voz que les hace es un acto piadoso; por su parte

144
EZEQUIEL

el adivino tampoco logra entender que por una esterilidad general. Sus habi­
sus familiares se irriten con él por ha­ tantes acudieron a consultar los orácu­
ber acusado a su padre. El episodio es, los de Dodona y Delfos para conocer la
probablemente, histórico. causa de tantas calamidades; los dioses
Pero es en otro diálogo platónico, respondieron que ésta no era otra que
Crátilo, donde uno de los interlocuto­ haber privado de la vista al guardián
res, Sócrates, hace alusión, siempre en Evenio, advirtiendo también que de­
un tono irónico, al estado de posesión bían de concederle la satisfación que
de Eutifrón bajo el cual emitiría sus exigiera por la injusticia que se había
oráculos1. En este mismo diálogo2 pa­ cometido con él. Finalmente los orácu­
rece que Sócrates atribuye a Eutifrón los anunciaron que una vez satisfecha
alguna actividad en el estudio etimoló­ la indemnización, los dioses le harían
gico, pero carecemos de pruebas sobre un regalo a Evenio tan grande que
el particular. muchos hombres le envidiarían.
En suma, del testimonio de Platón se Una em bajada se entrevistó con
deduce que Eutifrón era un adivino Evenio para preguntarle por la recom­
inspirado y un experto en materia reli­ pensa que aceptaría de los apolonios en
giosa, puesto que pretendía poseer la caso de que quisieran éstos satisfacerle
ciencia de las cosas divinas y era capaz por su error. Evenio, que nada sabía de
de interpretar la voluntad de los dioses. los oráculos, declaró darse por satisfe­
cho con las dos mejores tierras de
1. Crat. , 399e, 407e, 409d. / 2. Crat., Apolonia y una magnífica casa. Una vez
399e. satisfecha la indemnización, Evenio
recibió de los dioses el don de la profe­
[Bibl.: Platón. Diálogos, I. Crátilo, M a­ cía por el que fue muy celebrado2. Dejó
drid, 1981, pp. 218-242.]
un hijo, ‘ Deifono, también adivino.

1. Herod., IX, 94, 3. / 2. Herod., IX, 93-


EVENIO / Euénios (s. vi a.C.).— En la 94. / 3. Herod., IX, 92,2.
figura de Evenio de Apolonia se mez­
clan elementos históricos y legenda­ [Bibl.: R. Crahay, La littérature oraculai-
rios. Las fuentes griegas hacían de él re chez Herodote, Paris, 1956, 82 ss.]
un adivino (mantikén eiche') de la ge­
neración inmediatamente anterior a las
guerras médicas. E Z E Q U IE L / Y ehezq’el (s. vii-vi
En principio, Evenio no sólo no a.C.).— Profeta hebreo, hijo del sacer­
parece haber pertenecido a ninguna de dote Buzí, autor del libro del Antiguo
las grandes familias de adivinos, sino Testamento que lleva su nombre. Se­
que carecía incluso de dotes proféticas: gún la mayor parte de los especialistas
se le arrancaron los ojos como conde­ (Albright), Ezequiel fue desterrado a
na por haber dejado que los lobos se Babilonia en el 598/597 a.C. (tras la
llevaran una parte del ganado sagrado victoriosa campaña contra Jerusalén de
cuya custodia le había sido confiada; Nabucodonosor), donde debió ejercer
la rapidez con que fue ejecutada la sen­ su labor profètica (hasta el 571 a.C.,
tencia impidió declarar a Evenio que fecha de su última profecía1) y donde
su propósito era el de comprar y repo­ moriría (quizá asesinado). N o obstan­
ner las sesenta ovejas perdidas. te, otros investigadores (Herntrich) no
Pero tras el cruel castigo, el territo­ descartan que Ezequiel ya predicara en
rio de Apolonia, con sus campos y el Jerusalén antes del destierro. Incluso
ganado, se vió repentinamente asolado se considera que en esta ciudad fue dis­

145
EZEQUIEL

cípulo de ‘ Jeremías, quien ejerció una Estos «cuatro vivientes», inspirados


notable influencia sobre él, como se probablemente en la iconografía babi­
evidencia en su libro. lónica, sostienen el trono de Yahveh y
Su mensaje va dirigido sobre todo a son transportados en un carro (cuyas
los exiliados, aunque también le pre­ ruedas llevan innumerables ojos y que
ocupa la situación de Judea y de Jeru- se dirige a las cuatro direcciones), sím­
salén, ciudad que «visitó» muchas ve­ bolo de la omnisciencia y omnipresen-
ces en visiones extáticas2. cia de Dios.
Se ha discutido mucho la fecha del A continuación tiene lugar la visión3
libro si bien parece que en lo esencial en la que Yahveh se dirige al profeta
éste contiene el mensaje escrito del para definir su misión; a diferencia de
profeta. Generalmente (N. Fernández lo sucedido a otros, guiados por una
Marcos) suele dividirse en tres partes: comunicación interior, cuando Eze-
a) 593-587 a.C., desde su llamada has­ quiel alzó la vista vio que una mano se
ta la caída de Jerusalén: profecías de hallaba extendida hacia él, en la cual
juicio con las que intenta que los de­ había un rollo. Yahveh lo desplegó
portados no hagan depender su fe en ante él: lo escrito, tanto en el anverso
Yahveh de la existencia de Jerusalén y como en el reverso, eran lamentacio­
su templo; b) 586-585: anuncio de la nes y gemidos que parecen referirse a
salvación de los deportados si se con­ la destrucción del Templo y el reino
vierten a Yahveh; c) de 585 en adelan­ de Judá.
te: anuncio de profecías incondiciona­ Tras el relato de la llamada divina,
les de salvación y vaticinio del culto el libro muestra en su primera parte a
ideal del futuro. la comunidad judía deportada a Babi­
Una extraña visión desencadena la lonia (en el 597). Ezequiel trata de ha­
vocación del profeta: cer ver a los suyos que, en contra de lo
que creen, no sólo tardarán en regre­
Y miré, y he aquí que un viento huraca­ sar a Jerusalén sino que la ciudad será
nado venía del Norte, una enorme asediada y destruida4. Para ello el pro­
nube con un fuego relampagueante y feta lleva a cabo una serie de acciones
un fulgor en tomo, y en medio de él o gestos proféticos con los que preten­
como un brillo de electro [que salía] del de simbolizar dramáticamente el men­
medio del fuego. Del centro del mismo saje. En el primero de ellos representa,
¡emergía] la forma de cuatro seres cuyo valiéndose de un ladrillo, el asedio de
aspecto era éste: tenía forma humana y Jerusalén5. Siempre siguiendo la pala­
cada uno poseía cuatro caras y cuatro bra de Yahveh, se acuesta inmóvil du­
alas cada uno de ellos. Sus piernas eran rante 190 días y luego durante otros
rectas y las plantas de sus pies, como la 40 más: es el equivalente al número de
planta del pie de un ternero, y brilla­ años que durará el exilio de Israel y de
ban cual bronce bruñido. Por debajo de Judá, respectivamente; durante estos
sus alas tenían manos de hombre a los meses, el profeta consume alimentos
cuatro lados, y los cuatro poseían ros­ impuros, símbolo del «pan inmundo»
tros y alas. Sus alas se tocaban las unas que los hijos de Israel comerán duran­
a las otras; al marchar no se volvían, te el exilio6.
mas cada uno marchaba de frente. En En otra ocasión se afeitó con una
cuanto a la forma de sus rostros era navaja los cabellos y la barba (lo cual
rostro de hombre y los cuatro poseían era un oprobio, signo de esclavitud)7;
rostro de león a la derecha, rostro de dos terceras partes de los pelos serían
toro a la izquierda los cuatro, y rostro quemadas en medio de la ciudad cuan­
de águila los cuatro... (Ez 1, 4-10). do se hubiesen cumplido los días del

146
EZEQUIEL

asedio (símbolo de los muchos judíos su doctrina es de esperanza; contiene


que serán exterminados); la otra, es­ promesas de salud dirigidas a Israel:
parcida al viento (símbolo de la Diàs­ restauración del reino y su pueblo y vic­
pora). toria definitiva sobre las potencias ene­
En el capítulo 6 se recoge un anun­ migas.
cio de la devastación del reino de Is­ Así, la célebre la visión (37, 1-27),
rael y, en el siguiente, la inminencia de motivada por la desesperada situación
un trágico fin: de los exiliados, en la que el espíritu
de Yahveh le traslada a una vega llena
Tocarán la trompeta y estará todo pres­ de huesos resecados (hijos de Israel y
to, mas no habrá quien vaya al comba­ Judá) para ordenarle profetizar que
te; porque mi cólera gravita sobre toda Yahveh hará penetrar en ellos el espíri­
su multitud. La espada por fuera y el tu divino que les permitirá revivir.
hambre y la peste por dentro: quien Por último11 hace alusión a un ene­
esté en el campo, con la espada morirá, migo de Israel, que vendrá contra él,
y a quien esté en la ciudad, hambre y pero que será destruido por los ele­
pestilencia lo han de devorar [...] Arro­ mentos que Yahveh le lanzará. Es Gog
jarán su plata a las calles y su oro re­ («tinieblas» en sumerio), rey de Ma-
sultará basura; ni su plata ni su oro po­ gog, nombre simbólico que designa a
drán salvarlos en el día del furor de la tierra hostil a Dios. Los intentos de
Yahveh (Ez 7, 14-19). identificar a Gog, venido del norte,
con algún monarca de la época, no han
Las amenazas se dirigen también culminado con éxito.
contra los falsos profetas y profetisas8. Los capítulos 40-48 que cierran el
Se recogen además sermones sobre la libro y que a juzgar por el estilo no
venganza divina y sobre la historia de pertenecen al profeta, anuncian el nue­
Israel9, lamentaciones y cantos de ame­ vo Templo y el nuevo culto de la co­
naza10. munidad restaurada.
A partir del capítulo 25 encontra­
mos una colección de oráculos contra 1. Ez 2 9 , 17. / 2. 8 , 11,40 ss. / 3 .2 , 8-3, 3.
/ 4 . 4 ss. / 5 . 4,1-6. / 6 .4 ,1 3 . / 7 .5 . / 8.12,21-
naciones extranjeras (amonitas, moa- 1 4 ,1 1 ./9 .1 4 ,1 2 ,1 3 ,1 8 ; 20. /1 0 .1 9 ; 21,1-
bitas, edomitas, filisteos, fenicios de 10; 13-22; 24, 1-14. / 11. 38, 1-39, 20.
Sidón y Tiro, egipcios), emitidos posi­
blemente tras la caída de Jerusalén. [Bibi.: P. Auvray, Ézéchiel, Paris, 1946;
Ezequiel cree que Nabucodonosor era C. Westermann, The Basic Forms o f Pro­
el instrumentro divino para castigar a phetie Speech, Ph iladelph ia, 1 9 6 7 ; J.
estas potencias. Gerscha, Studien zum Ezechielbuch. Euro­
Del capítulo 33 al 48 el mensaje del päische Hochschulschriften 23/24, Bonn,
1974; B. Lang, Kein Aufstand in Jerusalem:
profeta cambia; tras el saqueo de Jeru­
Die Politik des Propheten Ezechiel, Stutt­
salén por el ejército de Nabucodonosor gart, 1981; L. Boadt, «Rhetorical Strategies
y la llegada a Babilonia de nuevos de­ in Ezekiel’s Oracles of Judgment»: BETL,
portados del reino de Judá (586 a.C.), 74 (1986), pp. 182-200.]

147
F

FA ÉNIDE / Phaennís (s. m a.C .).— mienzos del vi d.C.— es el historiador


Profetisa, citada por Pausanias en dos griego Zósimo quien atribuye a Faenó
ocasiones. Primeramente1nos dice que otro oráculo dado «cuando entraba en
era hija del rey de los caones (habitan­ trance»3. Dicho oráculo, según nos
tes de una parte del Epiro), nacida a dice, ya había sido seguido e interpre­
comienzos del reinado de Antíoco I tado por Nicomedes II, rey de Bitinia,
poco después de la captura de Deme­ hijo de Prusias II, quien llegó al poder
trio I Poliorcetes, es decir, hacia el después de haber luchado contra su
281-280 a.C. padre y haberle dado muerte, hacia el
A ñade d espués P au san ias2 que 150 a.C., gracias a la alianza con Atalo
Faenó profetizó, una generación antes II de Pérgamo, cuyo consejo parece
de que tuviera lugar la invasión de Asia seguir. Dice así:
Menor por los gálatas (en 277 a.C.), que
esta región sería rechazada por el rey de La ciudad dejarás, rey de los tracios, y
Pérgamo Atalo II; el oráculo transmiti­ entre reses / gran león, de uñas curvas,
do por Pausanias es el siguiente: terrible, criarás, / que un día los tesoros
habrá de arrebatar del suelo patrio / y
Entonces atravesando el estrecho paso hará suya esta tierra sin esfuerzo. Y digo
del Helesponto / se enorgullecerá el te­ que tú no / te has de ufanar por mucho
rrible ejército de los gálatas que sin ley con honores de cetro, j mas del trono
t destruirá Asia, pues un dios tramará caerás, pues a un lado y al otro tienes
desgracias / para todos los que habitan perros. I A un lobo dormido, de uñas
del mar / en la orilla. Pero pronto el curvas, terrible, pondrás en movimien­
Crónida les suscitará / un valedor, hijo to. / Y uncirá, aun a quien no lo quiera,
querido de un toro divino, i que procu­ penoso yugo al cuello. / Entonces, sí,
rará todos los gálatas un funesto día lobos habitarán la tierra de bitinios /
(X, 15, 3). por designio de Zeus. Y pronto el impe­
rio va a tocar / a los hombres que pue­
El oráculo, evidentemente post blan el suelo de Bizante. / Tres veces
eventum, alude al rey de Pérgamo Ata­ feliz Helesponto, por dioses fabricados
lo («hijo de un toro»). muros de hombres, / [...] por divinos
Más tarde —finales del siglo v, co­ dictados / a quien de espanto un lobo

149
FANOTEA

colmará, un lobo de desdicha, en razón [Bibi.: F. Paschoud, Zosime. Histoire


de imperioso destino. / Así, a los que de Nouvelle, Paris, 1971, pp. 109-110; 237ss.;
mí saben porque habitan mi templo / H. W. Parke, «The A ttribution of the
no ocultaré por más del padre los pro­ Oracle in Zosimus, New History 2, 37»:
CQ (1981), pp. 441-444.]
yectos, sino que mostraré / de inmortal
vaticinio a los mortales el certero can­
tar (Zos., II, 3 7).
FANOTEA.— *Sibila.
Pero Zósimo no está en lo cierto,
pues, en realidad, el oráculo se refiere
FAVILLA / Favilla (s. i d.C.).— He­
a Nicomedes I, rey de Bitinia, quien
chicera africana citada por los médicos
sucedió hacia el 280 a.C. a su padre
Escribonio Largo1 (s. I d.C.) y Galeno2
Prusias II; en el 277 tomó a su servicio
(s. iii d.C.). Del testimonio de ambos
a los gálatas, probablemente sintiendo
la amenaza de Antíoco I. Los filólogos se desprendí, que Favilla vendió con
consideran que en el oráculo transmi­ éxito i-n la Roma de Tiberio (14 d.C.-
tido por Zósimo existen algunas inter­ 31 d.C.) una compositio contra las
afecciones del colon coincidiendo con
polaciones: los catorce primeros ver­
una grave epidemia de esta misma en­
sos constituyen un oráculo dado a
Nicomedes I tras acoger a los gálatas fermedad que afectó al propio empe­
rador3. La receta se conserva en las
en Asia y aliarse con ellos; los siete úl­
obras de los médicos citados. Los in­
timos son dirigidos por Apolo a los
habitantes de Bizancio para que se gredientes del remedio son: cuernos de
ciervo, nueve granos de pimienta blan­
guarden de los gálatas.
Algunos autores (Kaegi, Paschoud) ca triturada, mirra, un caracol africa­
no y tres vasos de vino.
creen, sin embargo, que el oráculo es
una invención pagana para anunciar la Sabemos también que Favilla tomó
futura prosperidad de Constantinopla, otras recetas (malagmaé) de una mujer
de nombre Antiochis.
dentro de un contexto pagano y, por
tanto, un arma contra los cristianos,
1. Comp., 122. ¡2 . De Comp. medie., XIII,
que creían que la fortuna de la ciudad 250; 341. / 3. Plin., NH, XXVI, 9.
se debía a la protección divina.
Paschoud nos aclara algunos deta­ [Bibl.: S. Montero, «Medicina y supers­
lles: Nicomedes I de Bitinia es llamado tición en el Africa Romana: la hechicera
«rey de los tracios», ya que los bitinios Favilla», en XI Convegno Ititernazionale
han sido habitualmente llamados por L ’Africa Romana (Cartagine, 15-18 dicem-
los historiadores y geógrafos griegos bre 1994), Sassari, 1996, vol. I, pp. 403-
«tracios de Asia» o de «Bitinia». El león 408.]
del que habla la profetisa es Leónno-
rios o Lonorius, uno de los jefes gálatas.
Los perros no pueden ser más que los FEBO DE ANTIOQUÍA / Phoibos (s. i
gálatas, que después de haber sido alia­ a.C. - 1d.C.).— Es mencionado en cuatro
dos de Nicomedes, se volvieron contra ocasiones por * Artemidoro1, tanto por
él según el oráculo (también son llama­ haber practicado la oniromancia como
dos «lobos» en el v. 9). Tzetzes, que por componer un tratado sobre la mate­
recoge un fragmento del mismo orácu­ ria, quizá de características similares a la
lo, cita a una Phaennó del Epiro4. célebre Oneirocritika de Artemidoro.
Debió de vivir en el cambio de era.
1. X, 12, 10. / 2. X, 15, 2-3. / 3. HN, II,
36, 2 ./ 4 . VII, 549 ss.; 564. 1. Oneir., I, 2; II, 9; IV, 48 y IV, 66.

150
FERÉCIDES DE SIROS

FEM ONOE: »Sibila. el punto en el que el sol «gira» sobre la


elíptica, en la mitad del verano o del
invierno) que había pertenecido a Fe­
FERÉCIDES DE SIROS / Pherekydes récides.
(s. vi a.C.).— Filósofo jonio, escritor y Las fuentes le atribuyen tres impor­
adivino, desarrolló su actividad hacia tantes predicciones (que, sin embargo
mediados del siglo vi a.C. protagoni­ otros autores, como Andrón de Efeso,
zando una gran cantidad de hechos in­ asignaban también a Pitágoras):
sólitos. a) Según Apolonio5, estando en la
Es posible, si seguimos la datación isla de Siros pidió un poco de agua a
de Apolodoro, que viviera una genera­ uno de sus familiares para apagar la
ción después de Tales y fuera contem­ sed; cuando la bebió, predijo que iba a
poráneo de Anaximandro. Su momen­ producirse un seísmo en la isla cuatro
to de mayor éxito tuvo lugar durante días después. Al producirse el fenóme­
la LIV Olimpiada, es decir, hacia el no, Ferécides aumentó notablemente
544-543 a.C. (von Fritz). su fama y prestigio. En esta misma lí­
Según la Suda' escribió: Heptá- nea otras fuentes6 sostienen que Feré­
mychos (Siete Escondrijos), título que cides, tras haber bebido agua de una
parece ser el verdadero, aunque otros fuente de la isla de Siros, «se volvió
pudieron ser Mezcla divina o Teogo­ muy profètico» y anunció terremotos
nia. Por su parte Diógenes Laercio2, y otros acontecimientos.
recogiendo el testimonio de Teopom- b) Tras abandonar la isla para diri­
po (s. iv a.C.), nos dice que fue el pri­ girse hacia Samos, al santuario de la
mero en escribir sobre la naturaleza y diosa Hera, vio un barco que se dirigía
los dioses, así como en editar una com­ hacia el puerto; Ferécides, dirigiéndo­
posición en prosa. se a los presentes, les predijo que la
De los fragmentos conservados de nave se hundiría antes de entrar en
su obra se desprende que Ferécides fue puerto7. Cuando todavía trataba de
una figura notable dentro de la histo­ convencerles se abatió una tempestad
ria de la especulación cosmogónica tan violenta que la nave desapareció
griega; su afirmación de que existieron súbitamente.
siempre tres divinidades, Zas, Crono y c) Según Teopom po8, cuando salía
Ofioneo, parece llevar implícita una de Olimpia hacia Mesenia aconsejó a
corrección del sistema cosmogónico su huésped Perilao que se trasladase
griego tradicional. junto con todas sus pertenencias; éste
Sobre su formación y actividad exis­ no le obedeció y Olimpia fue después
ten numerosas incertidumbres. En el tomada.
pasado unos consideraron que había Este m ism o autor sostiene9 que
sido un autodidacta y otros que se va­ Ferécides aconsejó a los espartanos que
lió de libros secretos fenicios3; esta úl­ no estimaran ni el oro ni la plata, lo
tima noticia puede explicarse, quizá, que le h abía sid o ord en ad o por
por los motivos aparentemente orien­ Heracles durante un sueño. A su vez,
tales de su pensamiento. También se le en aquella noche, el dios había orde­
relacionó con el zoroastrismo. nado a los reyes espartanos que obede­
Muchas veces se le consideró as­ cieran a Ferécides, prueba evidente de
trónomo, lo que debemos aceptar con la autoridad suprema del taumaturgo
cautela; así, Diógenes Laercio4 afirma griego.
que en Siró, la isla donde Ferécides ha­ Según varios autores antiguos10, Fe­
bía nacido, se conservaba un «marca­ récides murió a causa de la erupción
dor de solsticio» (aparato que señalaba de unos extraños granos, castigo de los

151
FILINA

dioses por haberse negado a ofrecerles templo de Atenea Polias y una estrella
sacrificios. Su cadáver dio la victoria a que permaneció en el cielo tras la salida
los efesios tras su combate contra los del sol. Ambos presagios fueron inter­
habitantes de Magnesia. pretados — acertadam ente— com o
anuncio del regreso de los exiliados ate­
1. s.v. «Ferecides». / 2 . 1,116; II, 122. / 3. nienses promacedonios sin que ello su­
Suda, s.v. «Ferecides». 1 4 .1,119. / S. I, 5. / 6. pusiera la caída del gobierno en el po­
Paradox. Vat., 30; cf. Teop., 2. / 7.Apol., 1,5;
der5.
Teop., 2. / 8. Teop., 2. / 9. Teop., 2. / 10.
Antig., I, 88. Otro fragmento6 le menciona como
intérprete del eclipse de luna del año
[Bibl.: Fragmentos: G. S. Kirk y J. E. 413 a.C. (*Estílbides); según Filócoro
Raven, Los filósofos presocráticos, Madrid, el fenómeno anunciaba la huida del
1966, pp. 76 ss.; F. L. Lisi, «La teología de ejército ateniense de Nicias (en Sicilia),
Ferécides de Siró»: Helmantica, 36 (1985), si bien sabemos que la tardanza de
pp. 251-276. Estudios: Von Fritz, «Phere- Nicias hizo imposible el regreso.
kydes»: RE, XXII (1938), cois. 2025-2033; La Suda7 asegura que Filócoro fue
P. Tozzi, «Ferecide di Siró»: Rend. Accad.
eliminado por los seguidores de Antí-
Une., 22 (1967), pp. 207-235.]
gono G onatas a causa de su anti-
macedonismo, víctima, por tanto, de
un asesinato político; sucedía en torno
FILINA / Philíne (s. i a.C.?).— Hechi­
al año 262 o 261, tras la capitulación
cera tesalia citada en un papiro mágico
de Atenas.
griego1del siglo i a.C., junto a "'Sira de
Su obra principal (en diez libros),
Gádara, como autora de un conjuro
consultada por Asinio Polión, trató so­
contra el dolor de cabeza:
bre la historia de Atenas, pero también
escribió cuatro libros sobre adivina­
Huye, dolor de cabeza, huye y desapare­
ción (Peri mantikés) y otro Sobre los
ce bajo la piedra: huyen los lobos, huyen
sacrificios, así como varios sobre calen­
los solípedos caballos a golpe de...
dario y fiestas religiosas áticas. En to­
1 .PGM, XX.
tal se conservan 230 fragmentos.

1. FGrH, T 1 y 2. / 2. FGrH., 238 T 1. / 3.


T 2. / 4. Fr. 67. / 5. Fr 66; Jacoby, 224 / 6. Fr.
FILÓCO RO / Philóchoros (340-263/2 1 3 5 b /7. s. v.
a.C.).— Nacido en Atenas, era hijo del
magistrado ateniense Kyknos y estaba [Bibl.: Fragmentos en FGrH, 1,415-417
casado con Archestrate; vivió en la (Müller-Didot (ed.); Laqueur, «Philocho-
transición del siglo iv al m a.C. Gracias ros»: RE, X IX , 2 (1937), cois. 2434-2442.]
a la vita que le dedica la Suda1dispone­
mos de varios datos biográficos suyos.
Fue en sus inicios un adivino (mantis) y FILOM ENA/F¿/o«m é«a (s. nd.C.?).—
hieróscopo2, pero más tarde se hizo Es citada como una virgen «poseída»
también exégeta y coleccionista de orá­ (por el demonio, según sus adversarios)
culos3. Se le considera uno de los últi­ que emitía profecías dentro de la secta
mos y más señalados atidógrafos. herética de los marcionitas. Sus revela­
Por un fragmento4sabemos que en el ciones extáticas y sus prodigios sirvie­
año 306/5 era conocido ya por su acti­ ron de base a Apeles para sus Phanore-
vidad como mantis, siendo consultado seis o Revelaciones'.
sobre el significado de dos signos: una Según unas anotaciones a un manus­
perra que se había introducido en el crito del De haeresibus de Agustín (ano­
taciones que podrían derivar del Adver-

152
FINEO

sus Apelleiacos de Tertuliano, hoy per­ Harpías, demonios alados que lo ator­
dido), Filomena aseguraba haber reci­ mentaban continuamente:
bido revelaciones de una especie de
fantasma que aparecía bajo la forma de Ya que no sólo la Erinis me ha golpea­
un niño y se presentaba unas veces do con su pie en mis ojos, y tengo que
como Cristo y otras como Pablo2. arrastrar hasta el fin una interminable
Fue Filomena quien indujo a Ape­ vejez. Aún otro amarguísimo mal se
les a modificar sus primitivas convic­ añade encima a mis desgracias. ¡Las
ciones doctrinales, persuadiéndole de harpías que arrebatan de mi boca el ali­
que las profecías vienen de un espíritu mento y que me caen encima de impro­
contrario al principio único3, que las viso con increíble furia! [...] Y si por ca­
almas poseen un sexo antes de entrar sualidad me dejan alguna vez una pizca
en los cuerpos4, y que el cuerpo de de alimento, éste apesta a putrefacto
Cristo era cuerpo verdadero pero no con un intenso hedor insoportable...
había tenido nacimiento5- (Apol., Arg., II, 211 ss.).

1. Eus., HE, V, 13, 2. / 2. Aug., De Haer., Cuando los argonautas emprendie­


24. / 3. Eus., HE, V, 13,2. /4 . Tert .,Deanim., ron la expedición a la Cólquide, acu­
3 6 ,3 ./ 5. Tert., Adv. Maro., III, 1 1 ,2 .
dieron a Fineo para que les indicara el
camino que habían de seguir. Fineo
pidió que antes lo librasen de las
FINEO / Phineys.— La leyenda sobre
H arpías. Los dos hijos de Bóreas,
este adivino del ciclo de los Argonau­
Calais y Zetes, se lanzaron sobre los
tas, originario de Salmydessos (Tracia),
dos monstruos y les dieron muerte6 (se­
presenta numerosas variantes. Apare­
gún Apolonio de Rodas7, Iris les impi­
ce como hijo de Agenor1, o de Fénix2 o
dió destruirlas pero a cambio les ase­
de Poseidón3. Fineo fue castigado por
guró que Fineo no sería atacado),
los dioses con la ceguera (al igual que
cumpliéndose así una antigua profecía.
*Tiresias).
Fineo les reveló entonces, con todo
La versión más extendida sobre la
detalle, la ruta que habían de tomar para
causa del castigo fue la de haber abusa­
llegar a la Cólquide. La parte más arries­
do de sus dotes proféticas revelando a
gada del trayecto era, din duda, las dos
los hombres el destino que los dioses
Rocas Oscuras en los estrechos mari­
les tenían reservado:
nos, de donde nadie había logrado salir
con vida, pues entrechocaban una con
En el pasado he irritado el pensamien­
la otra (por lo cual eran llamadas las
to de Zeus al profetizar insensatamen­
Simplégades). El adivino les aconsejó:
te el futuro en detalle y hasta el fin. Ya
que el dios quiere que ofrezca a los
Probad primero con un augurio con
hombres incompletos vaticinios de mi
una paloma, soltándola desde la nave
adivinación, para que así esperen algo
por delante de ésta. Si pasa a través de
de la providencia de los hom bres
las mismas rocas hacia el mar Negro
(Apol., Arg., II, 315 ss.).
sana y salva en su vuelo, ya no os apar­
téis más tiempo vosotros de la ruta,
Pero existen otras versiones más
sino que gobernad bien los remos en
sobre los motivos del castigo: haber
vuestras manos y cruzad el estrecho del
m ostrado el camino a Frixo4, haber
mar (Apol., Arg., II, 325 ss.).
cegado a sus propios hijos instigado
por la madrastra de ellos5, etc. Helio le
Si, por el contrario, la paloma pere­
hizo sufrir aún más enviándole a las
cía en su vuelo a través de las Rocas,

153
FiRMICO MATERNO

les pidió que regresaran. Ante la insis­ administración imperial (la Mathesis
tencia por parte de los hijos de Bóreas está dedicada a un personaje de la aris­
de nuevos detalles sobre la suerte del tocracia romana, Egnatius Mavortius
viaje tras cruzar las dos Rocas, éste les Lollianus, quien debió de favorecer su
respondió: carrera).
Su Mathesis, escrita antes del 337
Hijo, una vez que hayas cruzado a través a.C., no pone de manifiesto los grandes
de las destructoras rocas, puedes tener conocimientos astrológicos de su au­
confianza. Porque una divinidad guiará tor; se trata, más bien, de una obra de
el resto de vuestra navegación desde Ea; compendio en la que se vierten al latín
e incluso hasta Ea tendréis suficientes fuentes del Egipto ptolemaico (*Ne-
guías. Pero amigos, procuraos la astuta quepso-Petosiris, Hermes, Asclepios,
ayuda de Afrodita, que en su mano tiene »Anubión). La Mathesis está desprovis­
los decisivos resultados de su empresa, y ta de toda crítica, si bien junto a las
ya no me preguntéis más sobre estas fuentes principales maneja otras griegas
cosas (Apol., Arg., II, 425 ss.). (»Doroteo de Sidón, Hiparco) y latinas
(Frontón, Navigius). La Mathesis inclu­
Tras partir la expedición, Fineo si­ ye un horóscopo' de Caeionius Rufius
guió siendo visitado por sus vecinos Albinus, prefecto de la ciudad del 335
que, como de costumbre, le llevaban al 337.
comida en agradecimiento porque sus Mientras que la Mathesis fue escrita
profecías habían evitado muchas des­ durante la etapa de su autor como pa­
gracias. gano, su otra gran obra, De errore
profanarum religionum, publicada en
1. Apol., Arg., II, 178; Apolod., I, 9, 21. / el 350 y dirigida a los emperadores
2. Schol. Apol. Rod., II, 178. / 3. Apol., Arg., Constante y Constancio II, responde a
11, 178. /4 . Hesiod., Fr. 254. / 5. Schol. Odis., sus ideas cristianas. Dicha obra ha sido,
12, 69. / 6. Apolod., Bibl., I, 9 ,2 1 ./ 7. II, 84.
pues, considerada como un panfleto y
—como su conversión— parece enten­
[Bibl. : D. Bouvier, «Phinée ou le père
aveugle et la marâtre aveuglante»: RBPh, derse bien a la luz de la dura legisla­
61, 1 (1983), pp. 5-19; S. Protomártir, «EÍ ción antipagana del 341 y 346.
mito de Fineo», en Homenaje a E. Segura
Covarsi, B. Muñoz Sánchez y R. Puente 1. II, 29,10-20.
Broncano, Badajoz, 1986, pp. 139-146.]
[Bibl.: Ediciones: J. R. Bram, Theory
and practice, Mathesis libri VIII, by F. M a­
F ÍR M IC O M A T E R N O / Ju liu s temus, Park Ridge, 1975; P. Monat, Firmi­
cus Matemus. Mathesis. Tome I: Livres I II,
Firmicus Matemus (s. iv d.C.).— As­
Paris, 1992; Tome II: Livres 1II-V, Paris,
trólogo romano, autor de un tratado 1995. Estudios: L. Thorndike, «A Román
titu la d o M ath esis. O rigin ario de astrologer as a historical source: Julius Fir­
Siracusa (Sicilia), debió de nacer entre micus M atem us», Classical Philology, 8
el 300 y el 310 d.C. Realizó estudios (1913), pp. 415-435.]
como abogado, pero pronto su voca­
ción se dirigió hacia la astrología. Las
fuentes le citan como vir clarissimus, F O N T E Y O C A P IT Ó N / Fonteius
lo que parece implicar que pertenecía Capito (s. i a.C.).— Autor de escritos
al orden senatorial y que muy posible­ sobre adivinación etrusca. Comentó
mente era propietario de latifundios en los libri Tagetici (*Tages) de la antigua
Sicilia (R. Turcan); no hay que descar­ Disciplina Etrusca y escribió una obra,
tar que alcanzara un alto puesto en la Tonitruale, sobre los truenos y su sig­

154
FULONIO SATURNINO

nificado (según el día en que son escu­ mico Materno'. Algunos autores pien­
chados)1. Según Weinstock, combinó san que su nombre es una deformación
la tradicional hatuspicina etrusca con de *F o n te y o C ap itó n , am igo de
la astrología, que poco a poco se im­ *Nigidio y Varrón. Fírmico nos dice
ponía en la Roma de su tiempo. Fue, que retomó el sistema de los antiscia
como *Tarucio de Firmo (con cuya de Hiparco y asegura2 que en sus trata­
obra guarda ciertas similitudes), con­ dos existían fórmulas exactas de pre­
temporáneo de Varrón. Algunos auto­ dicción y consultas astrológicas, si bien
res le identifican con el pontífice máxi­ se muestra crítico con sus métodos.
mo y cónsul sufectus del año 33 a.C.
X.Math., II, 1; 4 . 1 2 . 11,4.
1. Lyd., De Ost., 39-41; 88-92.

[Bibl.: S. Weinstock, «C. Fonteius Capi- FULO N IO SATURNINO / Fullonius


to and the Libri Tagetici»: PBSR, 5 (1950), Satuminus (s. iv d.C.?).— Astrólogo
pp. 44-49.] {scriptor mathematicus) conocido sólo
a través de Sidonio Apolinar1, quien le
cita junto a Juliano Vertaco.
FR O N TÓ N / Fronto (s. i a.C.).— As­
trólogo romano citado sólo por *Fír- 1. Carm., XXII, ep. 4; VIII, 11,10.

155
G

GAD / Gád (s. xi-x a.C.).— Profeta he­ nuevo a su profeta para que transmi­
breo citado en el Antiguo Testamento tiera a David, arrepentido, un nuevo
como «vidente de David»1 (1015-975 mensaje divino: la erección de un altar
a.C.). Según el Cronista2 fue enviado en la era de Arauná el yebuseo5; en él
por Yahveh al lado del profeta * Natán ofreció «sacrificios pacíficos» que pu­
para que procediese a la organización sieron fin a la plaga que gravitaba so­
del culto en el santuario davídico. bre Israel y que él mismo había escogi­
Conocemos dos intervenciones del do como castigo.
p ro fe ta . G ad con v en ció a D avid De las «visiones» de Gad nada se ha
(quien, perseguido por Saúl antes de conservado así como tampoco de una
su llegada al trono, se había refugiado obra sobre los hechos de David que el
en la caverna de Adulam) para que re­ cronista6 le atribuye.
gresara a Judá3.
En los últimos años del rey David el 1. 2 S 24, 11; 1 Cro 21, 9 . / 2 . 2 Cro 29,
profeta Gad reaparece nuevamente. El 25. / 3.1 S 22,5. / 4 . 2 S 24,11-14; 1 Cro 21,
monarca había ordenado un censo4, 9-13. / 5. 2 S 24, 18-19. / 6 .1 Cro 29, 29.
considerado en los ambientes sacerdo­
tales como pecado por tratarse de una
irrupción en el terreno de los exclusi­ GALEOTAS / Galeótai, Galeot.— Fa­
vos derechos de Yahveh. Gad se pre­ milia o corporación sacerdotal de adi­
senta ante él para transmitirle el cas­ vinos originaria de Hiblas (Gareátide)
tigo dictado por Dios; David debía en Sicilia1.
escoger entre una de estas tres cosas: Recibían este nombre quizá porque
se servían de lagartos (gr. galeotes) con
iQuieres que te sobrevengan siete años fines adivinatorios, si bien es preciso
de hambre en tu país, o tres meses en recordar también que este animal, tan
que huyas ante tu enemigo y él te persi­ proclive a buscar el sol, estuvo siem­
ga, o que haya tres días de pestilencia pre muy vinculado al dios Apolo.
en tu país? Ahora reflexiona y ve qué Las primeras referencias a los galeo­
he de responder ha quien me ha envia­ tas aparecen en la comedia ática2, ha­
do (2 S 24 ,1 3 ). cia el 410 a.C.
Según Filisto3, los Galeotas eran in­
Poco después, Yahveh utiliza de térpretes de portentos y sueños desta­

157
GALLICENAS

cando sobre otros pueblos sículos por GARM ANES / Garmánes.— Pueblo
su celo religioso. Antes de hacerse con indio citado por Estrabón1famoso por
el poder, el tirano Dionisio de Siracusa sus adivinos, magos y filósofos exper­
(405-367 a.C.) consultó a los Galeotas tos en fórmulas y en ritos funerarios
cuando un enjambre de abejas se con­ que ofrecían sus servicios de forma iti­
centró sobre su mano; éstos le respon­ nerante. Algunos de ellos eran acom­
dieron que era un signo de monarquía4. pañados de mujeres que también re­
Años antes, la madre del tirano, hallán­ nunciaban a los placeres del amor. El
dose encinta de éste, los había consulta­ geógrafo griego recuerda que a los
do sobre el significado de un sueño5. médicos de los garmanes se les consi­
Clemente de Alejandría6 los inclu­ deraba capaces de hacer fecundas a las
ye, junto a los *Telmésidos, entre los mujeres estériles así como, a base de
chresmologoi. suministrar ciertas drogas (phármaka),
de que se pudiera dar a luz a elección
1. Hesich., s.v. «Galeotai». / 2. Archip., hembras o varones.
Ichthles apud St. Byz., s.v. «Galeotai». / 3. apud
Paus., V, 23. / 4. Elian., HV, 12, 46. / 5.
1. XV, 1, 60.
FGrH., 556 ss. / 6. Strom., I, 21.

GASPAR: * Melchor.
GALLICENAS / Gallizenae.— Sacer­
dotisas o «druidesas» de la isla de Sena
(Sein) conocidas sólo por la Chorogra-
pbía1de Pomponio Mela (escrita hacia G A U M A T A / G a u m ata (s. vi-v
el año 43 d.C.). Eran nueve sacerdoti­ a.C.).— Célebre mago persa que du­
sas de una divinidad gala a la que con­ rante el reinado de Darío (521-485
sagraban su virginidad a perpetuidad. a.C.) protagonizó una sublevación co­
Según el geógrafo podían calmar los nocida como la «revuelta de los ma­
mares y los vientos con fórmulas mági­ gos». Según la inscripción de Behistun,
cas, m etam orfosearse a voluntad en dicho personaje se hizo pasar por
cualquier ser animado, vencer enfer­ Bardiya, hermano menor (asesinado)
medades incurables y, sobre todo, co­ de C am bises. Durante siete meses
nocer y predecir el porvenir. Sus facul­ (522) logró el control del Estado su­
tades eran reservadas a los navegantes primiendo los impopulares tributos y
que viajaban hasta la isla a veces con el reclutam ientos y destruyendo los
único propósito de consultarlas. ayadanas (donde eran adorados «los
otros dioses»).
1.111,48.
Los magos, con Gaumata a la cabe­
za, fueron ejecutados por Darío I1 con
ayuda de Ahura Mazda, según reza una
inscripción. Para celebrar esa victoria
G A N N A / Gánna (s. i d.C.).— Profeti­ instituyó la fiesta de la magophonia
sa germana, sucesora quizá de *Véleda («ejecución del mago»).
y colaboradora del emperador Domi-
ciano (81-96 d.C.), conocida entre las 1. Herod., 111, 79.
tribus germanas también por su inspi­
ración divina. Dion Cassio1 dice que,
después de ser honrada por el empera­ GÉM IN O / Géminos (s. iv a.C.?).—
dor, regresó a casa. Originario de la ciudad fenicia de Tiro
es conocido a través de una cita de
1. LXVI1, 5, 2. *Artemidoro de Daldis1, quien sostie­

158
GREGORIO TAUMATURGO

ne que compuso una obra sobre oniro- guardián recurre entonces a la ayuda de
crítica en tres libros (recogiendo mu­ Gregorio convencido de que si él había
chas de las milagrosas curaciones otor­ sido capaz de impedir al dios la entrada
gadas por Serapis mediante visiones también podía obligarle a regresar. Al
oníricas). Gémino es mencionado por hacerlo, el guardián se da cuenta de que
Artemidoro junto con »Demetrio de el ser venerado por Gregorio es mucho
Falero y *Artemón de Mileto. más potente que el dios pagano. Este
personaje fue el primer cristiano de la
1. Oneir., II, 44. provincia convertido por Gregorio y,
más tarde, sucesor suyo como obispo.
Tras el episodio, Gregorio hace una
G R E G O R IO T A U M A T U R G O / posterior demostración de sus poderes
Gregórios (213-270 d.C.).— Célebre trasladando sobrenaturalm ente una
taumaturgo cristiano. Nació en el seno roca a otro lugar.
de una distinguida familia pagana en el En otra ocasión, cuando Gregorio se
año 213 en Neocesarea del Ponto, ciu­ encontraba predicando el mensaje cris­
dad de la que llegaría a ser obispo. Del tiano a una multitud, inesperadamen­
233 al 238 estudió —junto a su herma­ te, un joven salió de ella gritándole a
no Atenodoro— con Orígenes en Ce- voces en tono desafiante. Gregorio ex­
sarea, donde los dos hermanos se con­ pulsó también a este demon diciéndo-
virtieron al cristianismo. Al despedirse Ie: «No soy yo quien te lo ordeno, sino
del maestro pronunció un discurso de Cristo quien te ha arrojado al mar jun­
gratitud, que todavía se conserva. to a los cerdos [Mt 8 ,3 2 ]: ¡abandona a
Gregorio escribió varias obras teo­ este joven!»2. El demonio, al escuchar
lógicas pero destacó, sobre todo, como el nombre de Dios, gritó fuerte, dicien­
hombre de acción y predicador del do: «¡Pobre de mí, por Jesús! ¡Pobre de
cristianismo en el Ponto, realizando mí, a causa de su discípulo!». El mismo
milagros extraordinarios que, en épo­ diablo3, furioso porque el obispo le
ca del emperador Constantino, fueron había expulsado de su territorio, indu­
recopilados en una Vida. Dicha obra se jo a una mujer a calumniarlo. Ésta, una
perdió, pero conservamos una traduc­ prostituta, le acusó de ser uno de sus
ción siriaca; existen también algunas amantes; pero Gregorio expulsó tam­
versiones latinas y griegas, si bien me­ bién al espíritu maligno que la poseía4.
nos fieles. En dichos textos se relatan Siempre según las fuentes, sabemos
tres asombrosos episodios protagoni­ que Gregorio desvió el curso de un río
zados por Gregorio. para prevenir así daños irreparables
El prim ero de ello s1 narra cómo debidos a las crecidas de primavera5;
Gregorio, viajando por la provincia del igualmente, desecó un lago que era
Ponto, se refugió, al llegar la noche, en causa de disputa entre dos hermanos6.
el interior de un templo solitario don­ Pero Gregorio sabía no sólo hacer
de, como era costumbre en él, pasó las milagros, sino también castigar —me­
horas rezando. Al amanecer llegó el diante procedimientos sobrenatura­
guardián del templo para reanudar la les— a quien lo merecía. Dos hebreos
actividad oracular (que se realizaba quisieron arrancarle una limosna me­
mediante las respuestas del dios a las diante el engaño: uno de ellos fingió
preguntas que le formulaban los fieles). estar muerto para, de esta forma, con­
Pero el «demon», es decir, la divinidad mover al obispo7. Sin embargo éste,
tutelar del templo, se negó a entrar en advirtiéndolo, le hizo morir fulmina­
su propia morada donde aún resonaban do, resucitándole después mediante
las plegarias del viajero cristiano. El sus plegarias. Los dos hebreos acepta­

159
GREGORIO TAUMATURGO

ron inmediatamente ser bautizados y 1. Gregorio de Nisa, Vita S. Greg. Tau-


se hicieron monjes. mat., 5. / 2. Id., 11. / 3. Id., 11 y 13. / 4. Id.,
11. / 5. Id., 7-8. / 6. Id., 9. / 7. Id., 4. / 8. Id.,
Como resultado de la predicación
10.
de Gregorio y de sus milagros, el nú­
mero de 17 cristianos que inicialmente
existían en la provincia pasó a ser, se­ [Bibi.: V. Ryssel, Gregorius Thauma-
gún sus hagiógrafos, el de los que no turgus. Sein Leben und seine Schriften,
lo eran. Los convertidos eran tan nu­ Leipzig, 1880; W. Telfer, «The Latin Life
of St. Gregorius Thaumaturgus»: JThS, 31
merosos que una de las ciudades del
(1930), pp. 142-155 y 354-363; U. W.
Ponto tuvo necesidad de nombrar a su Knorr, «Gregor der Wundertäter als M is­
propio obispo8. Pero la misión evange­ sionar»: Evangelisches Mission Magazin,
liz a d o s de Gregorio se vio interrum­ 110 (1966), pp. 70-84; L. Abramowski,
pida por las persecuciones de los años «Das Bekenntnis des Gregor Thaumaturgus
cincuenta del siglo ni y tanto el obispo bei Gregor von N issa und das Problem
como su «movimiento» fueron obliga­ seiner Echtheit»; Z/K, 87 (1976), pp. 145-
dos a permanecer en la clandestinidad. 166.]

160
H

HABACUC IHabaqquq (s. vii a.C.).— HAGESIAS: *Agesias.


Profeta hebreo profesional (nabl), aun­
que de nombre quizá acadio, de cuya
existencia se ha dudado. Asociado pro­ HALITERSES / Halithérses.— Home­
bablemente al Templo de Jerusalén1, ro lo presenta en la Odisea' como «an­
su actividad profètica suele situarse en ciano varón relevante en la ciencia de
los años de la opresión del reino de las aves y en dar solución a sus signos y
Judá por Babilonia, tras la caída de agüeros».
Nínive (612 a.C.). Si aceptamos su Próxima la llegada de Ulises se pro­
existencia sería contemporáneo de “'Je­ duce en Itaca un prodigio: dos águilas,
remías. al llegar al centro del ágora, empeza­
El Antiguo Testamento conserva un ron a girar sobre las cabezas de los
Libro de Habacuc integrado por la­ hombres. Después se desgarraron la
mentos y oráculos2, im precaciones una a la otra las cabezas y los cuellos
contra el opresor impío y una oración perdiéndose de vista en dirección al
final que celebra la intervención de oriente de la ciudad. Todos quedaron
Yahveh. En Qumrán ha aparecido un sobrecogidos meditando sobre el sig­
comentario a Habacuc3 centrado sólo nificado del presagio.
en los capítulos 1 y 2. Haliterses se dirige entonces a los
Sin duda el problema más debatido habitantes de la isla dándoles a conocer
del libro es la identificación de los el significado del signo augurai: éste iba
«caldeos», acaso —com o ya se ha dirigido a los pretendientes de Penèlo­
apuntado— el imperio neobabilónico pe, y anunciaba un castigo próximo (el
cuyo poder iba en ascenso. El «hom­ que recibirán de Ulises cuando éste re­
bre amenazado» parece referirse, según grese):
algunos autores, a los asirios que ac­
túan como instrumento de Yahveh. El Habitantes de Itaca, oíd lo que voy a
«justo» es, sin duda Judá, que sobrevirá deciros: / a los nobles galanes aquí debo
gracias a su fe. hablar ante todo, / porque tienen encima
una ingente desgracia. No mucho / que­
1. Ha 2, 1, 4. / 2. Ha 1, 2 - 2, 4. / 3. da a Ulises de estarde su gente apartado;
IQpHab. sembrando / bien de cerca ya viene ma­

161
HECAS

tanza y ruina en aquéllos / y este mal busque una nueva desdicha (O d.,
cogerá a muchos otros varones que hoy XXIV, 454-462).
/ habitamos en Itaca insigne. Pensemos
con tiempo / en el modo de dar fin a esto: 1. II, 157. / 2. II, 209 ss.
que sean los galanes I quienes luego se
arredren, pues suya será la ganancia. / [Bibi.: Friedländer, «Halitherses»: RE,
Mi presagio no es vano, en verdad, que VII, 2 (1912), col. 2271.]
bien sé lo que digo (Od., II, 161-170).

Después les recordó el anuncio que HECAS / Hékas (s. v a.C.).— Según
le hizo a Ulises y cuya veracidad el Pausanias1 se trata de un adivino grie­
tiempo se encargó de confirmar: go (m antis), descendiente de otro
Hecas que llegó a Esparta con los hijos
Para Ulises también rico en trazas cum­ de Aristodemo.
plido ha quedado / cuanto yo le anun­ A comienzos de la «segunda guerra
cié que le habría de pasar aquel día / mesenia» (según Pausanias), o de la
que embarcó para Troya en unión de «tercera» (hacia el 490 a.C.), según in­
los otros argivos: / «Mucho —dije— terpretaciones modernas, Hecas repre­
tendrás que sufrir, perderás a tus hom­ sentó a los espartanos en los sacrificios
bres / e ignorado de todos vendrás a tu preliminares a la batalla que iniciaba las
patria». Ya todo a su término toca hostilidades contra los mesenios de
{Od., II, 171-176). Aristómenes, aconsejado por el adivino
*Téoclo. Ambos bandos, según el his­
Uno de los pretendientes, Euríma- toriador griego, animados por la inter­
co, escéptico ante el anuncio del adivi­ pretación de sus respectivos adivinos,
no, da una interpretación diferente e se dispusieron a combatir con especial
interesada2; pero en el poema el trági­ coraje. La guerra duró, sin embargo,
co final de Eurímaco pone de manifies­ cerca de once años pues los mesenios
to la certeza del pronóstico. sublevados, haciéndose fuerte en la for­
El segundo anuncio hecho por Hali- taleza de Hira, hostigaron con sus fre­
terses tiene lugar al final de la Odisea, cuentes salidas a los espartanos.
cuando, muertos ya los pretendientes, En el último y decisivo combate de
durante los funerales tiene lugar una la guerra, se desencadenaron truenos y
deliberación de los ítacos en el ágora relámpagos. Pausanias2 afirma que el
para discutir la conveniencia de formar adivino Hecas consideró como buena
una pequeña tropa frente a Ulises. Ha- señal que relampagueara a la derecha,
literses intenta disuadirles del proyecto: lo que, a su vez, reforzó la moral del
ejército espartano. Al mismo tiempo
Habitantes de Itaca, oíd lo que voy a fue también él quien discurrió una es­
deciros. / Vuestra propia flaqueza, ¡oh tratagema que más tarde se mostraría
amigos!, os trajo estos males; / nunca a decisiva: puesto que los espartanos,
mí ni a Mentor, el pastor de su gente, pese a ser muy superiores en número,
atendisteis / en frenar las locuras que no lograban vencer dado que la batalla
aquí vuestros hijos hacían; I grande ha se hacía en distintos lugares de la ciu-
sido su crimen en largo furor de desma­ dadela y con poco espacio, mandó que
nes; / destrozaron los bienes, trataron algunos hombres se retirasen al campa­
sin honra a la esposa / de un excelso mento a comer y dormir y que por la
varón que pensaron jam ás volvería; / tarde relevasen a los que habían parti­
mas ahora haced esto, seguid el conse­ cipado en el combate3. De esta forma,
jo que os doy: / no vayamos allá, nadie descansando y combatiendo por turno,

162
HEGESÍ STRATO

los espartanos dosificaban sus energías, H EGESÍSTRATO / Hegesístratos (s. v


al tiempo que sus enemigos, cansados, a.C.).— Adivino griego (mantis) de la
se iban rindiendo. Como consecuencia familia de los *Telíadas, originario de
de esta táctica, Aristó-menes y los su­ la Elide1 o de Arcadia2, que vivió en
yos no tardaron en abandonar Hira. época de las guerras médicas.
Pausanias alude por último al adivi­ El aspecto más relevante de la bio­
no en otro episodio que pone nueva­ grafía de este mantis es narrado por
mente de manifiesto su autoridad: fue Heródoto’. Capturado por los espar­
Hecas quien ordenó a los espartanos tanos poco antes de la batalla de Pla­
no hostigar a los mesemos vencidos4. tea, fue encerrado en prisión y conde­
nado a muerte «a causa de los males
1. IV, 16,1. / 2. IV, 21, 7. / 3. IV, 21, 8-9. (agársia) infinitos que les había causa­
/ 4 . IV, 21, 12. do». H egesístrato decidió entonces
cortarse por el empeine —con un cu­
chillo— la parte anterior del pie para
H EFESTIÓ N DE TEBAS / Hephais- librarse del grillete de hierro que lo
tíon (s. iv-v d.C.).— Astrólogo de fina­ encadenaba. Concluida la operación,
les del siglo iv d.C. originario de Tebas tras agujerear la pared logró escapar de
(Egipto). Según él mismo nos dice, na­ la cárcel en dirección a Tegea, ciudad
ció el 26 de noviembre del 380 d.C. que le dio refugio4. Allí curó su herida
Se conserva de él un tratado, Apo- y suplió con un pie de madera la parte
telesmática, de contenido variado: el que le faltaba, jurando declararse ene­
primer libro contiene fragmentos de migo eterno de los espartanos5.
''Ptolomeo y nos transmite textos astro­ Por esta razón Hegesístrato entró a
lógicos egipcios y caldeos. El segundo las órdenes del persa Mardonio6 y así,
está dedicado al tema de la genetlialo- en vísperas de la batalla de Platea (479
gía (astrología natal) incorporando pa­ a.C.), es citado examinando víctimas
sajes de Ptolomeo y ^Doroteo. El ter­ sacrificiales poco propicias al servicio
cero contiene las Iniciativas, tema del ejército persa. Heródoto7 se hace
extraído del libro V de la obra de Do­ eco de un enfrentamiento entre el adi­
roteo. vino y Mardonio, quien, deseoso de
Hefestión aporta, pues, pocas ideas entrar en combate, desestimó el conse­
personales pero su obra tiene el valor jo de Hegesístrato de esperar a que las
de compilar las de sus predecesores. víctimas fuesen favorables. Por su par­
Así, nos ha conservado el horóscopo te, los mercenarios griegos reclutados
del em perador A driano (117-138 por los persas llevaban consigo a su
d.C.), junto a otros dos más elabora­ propio adivino, *H ipóm aco de Leu-
dos, compilados todos ellos por *Antí- cadia, cuyos pronósticos coincidieron
gono de Nicea en el siglo n d.C. también con los de Hegesístrato8.
Tras la derrota persa, Hegesístrato
[Bibl. : Fragmentos: CCAG, VIII, 2, pp. tuvo que refugiarse en Zacinto, donde
81-82; D. Pingree, Apotelesmatica, Leipzig,
siguió vaticinando contra los esparta­
1973. Estudios: J. Schwartz, «Héphestion
de Thèbes», en J. Vercoutter (éd.), Institut
nos, quienes allí mismo lograron darle
Français d ’Archéologie Orientale: Livre du muerte9. Hegesístrato es el último de
Centenaire (1880-1980), Cairo, 1980, pp. los *Telíadas citado por las fuentes.
311-321; A. Caballos Rufino, «Los horós­
copos de la Apotelesmatica de Hefestión de 1. IX, 37,1. / 2. Plut., De Frat. Ara., 3. / 3.
Tebas y los senadores hispanorromanos»: IX, 37, 38. / 4. IX, 37, 2-3. / 5. IX, 37, 4. / 6.
Memorias de Historia Antigua, 7 (1986), IX, 37,1. / 7. IX, 4 1 ,4 ./ 8. Herod., IX, 38,1.
pp. 121-128.] 19. IX, 37.

163
HÉLENO

[Bibl.: Sundwall, «Hegesistratos»: RE, los suyos, es decir, de los troyanos, al


VII, 2 (1912), col. 2612.] ver cómo Aquiles sucumbe ante Paris5
y cómo Príamo le niega la mano de
Helena, que es entregada a Deífobo,
HELCESAÍ.— *Elcesaí. más joven que él6.
Decide entonces pasarse al campo
enemigo7, es decir, a los aqueos y no
H ÉLEN O / Hétenos.— Adivino y gue­ seguir participando en la campaña; por
rrero tro y an o , hijo de Príam o y eso lo vemos refugiado en el monte Ida
Hécuba. Había recibido el don de la o en el templo de Apolo en Chrysis.
adivinación de Apolo Timbreo al mis­ Pero finalmente pasa a colaborar con el
mo tiempo que su hermana gemela, ejército aqueo (otras versiones sostie­
*Casandra. Se decía1que los dos niños, nen que fue capturado por Ulises), a
olvidados un día en el templo del dios, cuyo servicio pone sus facultades ora­
se despertaron a la mañana siguiente culares. Es él quien revela las tres con­
rodeados de serpientes que les lamían diciones necesarias para que Troya ca­
las orejas (cf. la historia de *Melam- yera en manos griegas: traer los huesos
po), gracias a lo cual pudieron años de Pélope; que Neoptólemo (el hijo de
después interpretar el lenguaje de las Aquiles) volviese a combatir con los
aves y, en general, las manifestaciones griegos y accediese a entregarles las fle­
de la naturaleza. Otras tradiciones se­ chas y el arco de Heracles y, por último,
ñalan, sin embargo, que las dotes adi­ robar la estatua de Palas Atenea (pues
vinatorias fueron aprendidas del hijo mientras estuviera dentro de la ciudad
del tracio Edon, regresando después a enemiga ésta sería inexpugnable)8. Al­
Troya2. Héleno fue el favorito del dios, gunas fuentes le atribuyen también la
recibiendo de éste como regalo el arco idea de construir un caballo de madera
de marfil. para introducir secretamente soldados
En la llíadUt’ Heleno aparece sobre en el interior de las murallas troyanas9.
todo como héroe guerrero: dirige un Su contribución a la victoria de los
escuadrón de combatientes en el ata­ aqueos fue para éstos merecedora de
que al muro (canto XII) y traspasa con recompensa y participó por ello en el
su espada tracia la sien de Deípiro ha­ reparto del botín, correspondiéndole
ciendo saltar el yelmo de su cabeza. Hécuba; algunas tradiciones creen, por
También durante la guerra aconseja a el contrario, que fue hecho prisionero
Héctor volver a Troya para realizar por los aqueos10y entregado a Neoptó­
sacrificios en honor de la diosa Atenea4, lemo (Pirro).
lo que Héctor hace; el consejo es dado Los servicios prestados por Héleno
porque el adivino «comprende en su al ejército aqueo le permitieron que­
alma» los proyectos que Apolo y Atenea dar en libertad tras la caída de Troya y
tienen reservados a los hombres. el fin de la guerra.
Pero después de Homero (pues la A partir de este momento las dife­
«biografía» de Héleno fue continuada rentes tradiciones literarias varían pero
por otros poetas y mitógrafos poste­ casi todas ellas le hacen compañero de
riores) se alude a él sobre todo como Neoptólemo, al que acompaña en su
adivino. Según fuentes tardías predijo viaje a la Grecia continental11 tras con­
a su hermano Paris todas las calamida­ vencerle (siempre inspirado por Apolo)
des que iban a derivarse de su viaje a de que debían hacerlo por tierra y no
Grecia, que culminarían con el rapto por mar12: el consejo salvó a Neoptóle­
de Helena. mo de morir durante una fuerte tem­
El adivino se aparta de la causa de pestad.

164
HÉLENO

Otras tradiciones señalan que, si­ los lagos del infierno y la isla de la dea
guiendo el consejo de Héleno, Neop- Circe, / antes de que puedas fundar tu
tólemo renunció a la Tesalia y se esta­ ciudad en una tierra segura. / Te diré las
bleció en el Epiro13. Según Eustacio14, señales, tú tenias guardadas en tu me­
Héleno le había aconsejado mediante moria (Aen., III, 374-388).
un oráculo que se estableciese donde
las casas tuvieran cimientos de hierro, Ante todo le revela cuál será el sig­
paredes de madera y tejados de tela; no enviado por los dioses que le per­
los indígenas de Epiro vivían en tien­ mitirá saber el lugar escogido para fun­
das con estas características. dar la ciudad (Palanteo, a orillas del
Cuando Neoptólemo es muerto en Tíber, sobre la que más tarde se levan­
Delfos por Orestes, Héleno le sucede tará Roma):
como rey del Epiro (Virgilio15 dice que
había hecho de la ciudad epirota una Cuando, angustiado, junto a las aguas
Pérgamo y una pequeña Troya copia­ de un río escondido / encuentres bajo
das de la grande) y como esposo de las encinas de la orilla una enorme cer­
Andrómaca; de dicho matrimonio na­ da / blanca echada en el suelo, recién
cería más tarde Cestrino al que las parida de treinta j cabezas, con las
fuentes no atribuyen dotes adivinato­ blancas crías en tomo a sus ubres, / éste
rias algunas. Sin embargo, Héleno no será el lugar de tu ciudad, éste el seguro
pasó el trono a su hijo sino a Moloso, descanso a tus fatigas. / Y que no te es­
hijo de Neoptólem o. Otros autores panten los mordiscos que ciarás a las
antiguos creen que antes pudo haber mesas: / los hados encontrarán el ca­
contraído matrimonio con Deidamia, mino y Apolo llegará si le invocas
mujer de Aquiles16. (Aen., III, 389-395).
Virgilio, que presenta al troyano
Héleno como un «intérprete de los Después le advierte de uno de los
dioses» experto en los trípodes del peligros que debe evitar en su largo via­
Apolo Clario, en las estrellas, el len­ je marítimo: la costa italiana oriental
guaje de las aves y los auspicios de su
vuelo17, recoge en su Eneida el largo Sin embargo estas tierras y esta ribera
oráculo que el vidente troyano da a de Italia / cercana que baña la marea
Eneas (hijo de Anquises y de la diosa de nuestro mar, / evítalas; todas las
Afrodita) en su palacio de Butrotis; en murallas están llenas de malvados grie­
él le advierte los peligros de su próxi­ gos (Aen., III, 396-398).
mo viaje a Italia:
Héleno aconseja a Eneas que sacri­
Hijo de la diosa [...] / poco de mucho te fique, una vez llegado a Italia, velato
voy a aclarar con mis palabras, para que capite, es decir, con la cabeza cubierta
más seguro / recorras mares hospitala­ para evitar ver durante el rito, hostiles
rios y arribes / al puerto ausonio; pues facies:
saber el resto lo prohíben / las parcas a
Héleno y hablar me impide Juno Satur­ Y cuando tras cruzarlo al otro lado del
nia. / De Italia primero, aunque tú ya mar se detenga la flota / y estés cum­
piensas, ignorante, / que está cerca y te pliendo ya tus votos en altares dispues­
dispones a entrar en puertos vecinos, / tos en la playa / oculta tus cabellos cu­
lejos te separa un largo y difícil camino briéndolos con un manto de púpura /
por largas tierras. I Antes debes hincar tu para que entre los fuegos sagrados en
remo en la ola trinacria / y recorrer con honor de los dioses / no acuda alguna
tus naves la llanura del mar ausonio / y aparición hostil que turbe los presagios.

165
HÉLENO

/ Guarda tú esta costumbre en tus sa­ te aconsejaré repitiendo una y otra vez:
crificios y así tus compañeros; / que fie­ / de Juno la grande adora lo primero el
les permanezcan a esta devoción tus numen con tus plegarias. / a Juno can­
descendientes (Aen., III, 403-409). ta en tus libaciones y a la dueña pode­
rosa / aplaca con dones de súplica; así
al fin vencedor, / serás enviado a las
Después vuelve a advertirle de los
ítalas tierras dejando atrás Trinacria. /
peligros de la navegación en el viaje de
Una vez allí llegarás a la ciudad de
regreso, en especial los escollos de
Cumas / y a los lagos divinos y al Aver­
Escila y Caribdis:
no resonante de bosques, / veras a la
vidente frenética que al fondo de una
Y cuando tras tu partida el viento a la roca / canta el destino y confía a las
sícula costa te empuje / y ralas se vuel­ hojas señales y nombres. / [...] Ella te
van las barreras del estrecho Peloro, / hablará de los pueblos de Italia y de
habrás de buscar las tierras a tu izquier­ las guerras / venideras y de cómo evi­
da y a tu derecha los mares / en largo tar o soportar todas las fatigas, I y, si
circuito; evita la costa de la derecha y la veneras, te marcará caminos favora­
las olas / [...] Ocupa Escila el lado de­ bles. / Esto es cuanto me está permiti­
recho y la implacable Caribdis / el iz­ do que con mi voz te advierta. / Ponte
quierdo, y en el profundo remolino de en marcha y lleva la gran Troya con
tu abismo tres veces / sorbe de pronto tus hazañas a los astros (Aen., III, 433-
vastas olas y otras tantas las lanza de 462).
nuevo / al aire, y azota las estrellas con
el oleaje. / A Escila por su parte una En Ovidio, Héleno (vate y vidente)
caverna la encierra en ciegos escondri­ aparece prediciendo a Eneas, cuando
jos / y ella saca la cabeza y atrae las Troya estaba a punto de caer, el renaci­
naves a los acantilados. / Por arriba, un miento de la ciudad en la futura Roma,
rostro humano y es doncella de hermo­ así como la grandeza de ésta bajo Au­
so pecho / hasta la ingle, monstruo gusto:
marino de enorme cuerpo por abajo /
con panza de lobo terminada en colas Hijo de diosa, si conoces lo suficiente
de delfín. / Es mejor recorrer la línea los presagios de mi mente, no caerá
del Paquino trinacrio I en tu ruta y dar Troya por entero salvándote tú. El fue­
un largo rodeo / que contemplar una go y el hierro te dejarán paso: escapa­
sola vez en su enorme antro a la defor­ rás y arrebatando los Pérgama [dioses
me / Escila y las rocas resonantes de domésticos] te los llevarás contigo has­
cerúleos canes {Aen., III, 410-433). ta que Troya y tú alcancéis un suelo
más acogedor que el de tu patria, y es­
Finalmente le aconseja que, para toy viendo también que los descendien­
tener éxito en su empresa, haga votos tes de los frigios tienen destinada una
a la diosa Juno e interrogue a la * sibila ciudad tan grande como ni existe ni
de Cumas para despejar las últimas in­ existirá ni ha sido vista en tiempos an­
cógnitas de su misión: teriores. A esta ciudad otros paladines
la harán poderosa durante largos siglos,
pero un descendiente de la sangre de
Por último, si aún queda sabiduría en lulo la hará señora del mundo; cuando
Héleno el adivino / si aún confianza, si de ese hombre haya terminado de be­
llena aún su corazón Apolo con la ver­ neficiarse la tierra, pasarán a gozar de
dad, I una sola cosa te he de advertir, él las moradas celestes y el empíreo será
una sola por todas, / hijo de la diosa, y su fin (Met., XV, 439-449).

166
HERENio s ì c u l o

Cicerón18 cita a Héleno entre los H E L IO D O R O / H e lió d o ro s (s. i


grandes adivinos (Anfiarao, *Poliido, d .C .).— A strólogo, probablem ente
*M elampo, *M opso y “'Calcante) cu­ histórico, citado en tono burlesco por
yas predicciones resultaron ciertas. Lucilio1 (poeta que vivió en Nápoles
Algunas tradiciones hacen de Héle­ en tiempos de Nerón). Heliodoro sabe
no el fundador de la ciudad de Butrotis por su horóscopo que Cronos le es des­
(en el Epiro) cuyo emplazamiento fue favorable. Durante la noche roba del
indicado por los dioses mediante un templo la estatua de oro de Cronos y
prodigio: mientras Héleno ofrecía a dirigiéndose al dios le dice:
los dioses un sacrificio como agradeci­
miento, la víctima, un buey, huyó tras Quien por sus fechorías llega el prime­
haber recibido el golpe mortal que la ro, hace experiencia, Señor, tú apren­
consagraba; tras atravesar a nado una derás cuál de nosotros dos es un Cronos
bahía próxima fue a morir a la orilla. para el otro. Quien para el otro trama
Héleno, comprendiendo la adverten­ m aleficios se prepara a sí m ism o;
cia divina, mandó construir la ciudad ¡cuando me hayas procurado una bue­
«del buey herido» (boutrotós)''1. Tam­ na suma, obra todos los ortos que quie­
bién se le atribuye la fundación de Ilion ras! (Anth. Pal., 183).
(Epiro).
N o han faltado autores modernos l.Anth. Pal., 183.
(P. Vincenzo Cova) que hayan insisti­
do en su fama de «traidor»20 y, al mis­
mo tiempo, de sabio. Su dominio en el
H E L IO D O R O / H eliódoros (s. iv
país de los vencedores21 simbolizaría,
d.C.).— Astrólogo implicado en los
en cierta manera, el paso de una cultu­
célebres juicios de maiestas celebrados
ra (troyana) a otra (griega). Su traición
en Antioquía durante el reinado del
explicaría, a su vez, la amistad entabla­
emperador Valente (372 d.C.).
da con Eneas, cuyo comportamiento
Un hombre llamado Procopio de­
fue también muy similar.
nunció a dos corruptos tesoreros por
haber intentado deshacerse mediante
1. Eust., ad II., 663, 40; Schol. ad II., VI, prácticas mágicas de Fortunatianus (te­
76; VII, 44-45. / 2. Eust., 626,25. /3 . XII, 94;
XIII, 576-579; 754-783. / 4. //., VI, 76; VII,
sorero de las finanzas imperiales). Los
44. / 5. Sófocles, Philoct., 605 ss. / 6. Conon, dos funcionarios recurrieron a un
Narr., 34; Tzetzes, ad Lycofr., 911. / 7. Dion. hombre llamado Palladio (un envene­
Chrys., Or., 11, 142. / 8. Qynt. Smyrn., 10, nador) y al astró lo go H eliod oro .
353; Apolod., Bibl., 5,9-10; Ovid. Ate., XIII, Amiano M arcelino1 ofrece un relato
333-337; Serv., ad Aen., II, 166. / 9. Conon, minucioso del juicio.
Narr., 34. / 10. Paus., X, 25, 5. /1 1 . Apolod.,
Bibl., 6, 12; Paus., I, 11, 1; Serv., adAen., II,
166. /12. Serv.,adAen., II, 166; III, 297. /13. 1. XXIX, 1, 5-6.
Paus., 1,11,1; Serv.,adAen., 111,297./ 14.ad
Od., III, 189, p. 1463. / 15. Aen., III, 345 ss. /
16. Apolod., Bibl., 6, 13. / 17. Aen., III, 360
ss. /1 8 . De Leg., II, 13, 33. /1 9 . Teucr. Cyz., HERENIO SÍCULO / Herennius Sicu­
Etym., p. 210, 22; Apolod., Bibl., 6, 13; lus (s. ii a.C.).— Harúspice amigo de
Steph. Byz., s.v. «boutrotós». / 20. Antol. Gr., Q. Fulvio, seguidor de Cayo Graco.
II, 158; Tzetzes, Epist., 6, pp. 13 y 14. / 21. Según Valerio M áxim o1, cuando iba a
Dion. Chrys., 11, 137-138. ser encarcelado por su amistad con el
político romano (h. 121 a.C.) estrelló
[Bibl.: Otto, «H elen os»: RE, VII, 2 su cabeza contra la puerta de la prisión,
(1912), cois. 2844-2847.] cayó a tierra y expiró en el mismo mo-

167
HERMÁGORAS DE ANFÍPOLIS

mentó en que iba a dar comienzo la la noche o el día, erraba por diversos
ejecución de la sentencia. lugares y volvía a entrar en él; refería
Veleyo Patérculo2 narra el hecho entonces muchas noticias de lugares
con ligeras variantes; cuando Herenio lejanos que no podían ser conocidas de
Sículo era conducido a prisión, pre­ no haber estado alguien presente allí.
guntó dirigiéndose a su amigo: «¿Por Un día su mujer entregó el cuerpo
qué no haces así?». En ese instante se inanimado de su esposo a sus enemi­
abrió la cabeza contra el dintel de pie­ gos (llamados Cantáridos) que lo que­
dra de la puerta de la prisión (el cere­ maron en su casa2.
bro quedó asomando) y murió. Según algunos autores3 el alma del
filósofo se habría reencarnado poste­
1. IX 12, 6 ./ 2 . II, 7, 2. riormente en Pitágoras.

1. De gen. Socr., 22,592 c-d. / 2. Plin., NH,


H ERM Á GO RA S D E A N FÍPO LIS / VII, 174;Tert., De anim., 44. / 3. Diog. Laert.,
Hermagóras (s. m a.C .).— Discípulo 8, 5; Porf., VP, 45; Hipol., Philos., 2,11.
del filósofo Perseo y uno de los prime­
ros estoicos, escribió un manual de
ooscopia [adivinación a través del exa­ HIEROCLES / Hieroklés (s. v a.C.).—
men de los huevos]1. También circula­ Adivino griego (mantis y cresmólogo)
ba otro tratado, de idéntico conteni­ natural de Atenas que vivió en la se­
do, atribuido a Orfeo, salido de los gunda mitad del siglo v a.C. De él sa­
círculos órficos. bemos, sobre todo, por Aristófanes1 y
otros comediógrafos de la época.
1. Suidas., s.v. De un acuerdo de los calcidios, fe­
chado en 446/445 a.C.2, se desprende
que Hierocles trajo a esta ciudad una
HERM ÓCLIDES / Hermokleides (s. i respuesta oracular sobre Eubea. Algu­
d.C.?).— Astrólogo citado por Lucilio nos autores (U. Kohler) piensan, en
en uno de sus epigramas satíricos’. relación con esto, que Hierocles parti­
Todos los astrólogos habían anuncia­ cipó en el ejército ateniense durante el
do a cierto personaje una larga vida, levantamiento de Eubea (446/5) e in­
pero Hermóclides había predicho que cluso que pudo comandar las tropas
moriría antes de lo esperado; el vatici­ tras la caída de la isla. Con el someti­
nio lo hacía, sin embargo, en el mo­ miento de Eubea por parte de Atenas,
mento en que se lloraba ya su muerte. Hierocles pudo haberse transformado
en un cleruco en la región de Oreo;
1. Anth. Pal., XI, 159. esto explicaría que Aristófanes3 le con­
siderara originario de ella.
Hierocles es citado por Aristófanes
H ERM Ó TIM O D E CLAZÓM ENAS como un exégeta de oráculos que prac­
/ Hermótimos (s. vi-v a.C.).— Filósofo tica, ocasionalmente, la hepatoscopia.
y taumaturgo semilegendario. Nacido, También citaba oráculos de *Bacis y de
quizá, hacia finales del siglo vi a.C. en la *Sibila. En Aristófanes4 aparece ridi­
la ciudad de Clazómenas, en la costa culizado, olfateando el humo del sacri­
jónica de Asia Menor, poseía, como ficio ofrecido por Trigeo a la Paz a la
*Abaris y *Aristeas, poderes «chamá- que el adivino se opone (una paz entre
nicos». los griegos que ponga fin a la guerra del
Según Plutarco1, el alma de Hermó- Peloponeso); dirigiéndose a T rigeo
timo, abandonando su cuerpo durante — que le interrumpe continuamente

168
HIG IN IO

mientras celebra el sacrificio— le dice, Esta última, publicada en época au-


en hexámetros oraculares: gústea (entre los años 11 y 3 a.C.) con
el propósito de superar los Fenómenos
... el Destino no había dado aún la se­ de *Arato, estaba dedicada a un cierto
ñal de liberar a Paz de sus cadenas, sino Fabio (a quien Carcopino identificó con
que antes [...] No es del agrado de los Paulo Fabio Máximo, un aristócrata
bienaventurados dioses que las discor­ cultivado casado en el año 11 a.C. con
dias concluyan antes que el lobo cele­ Marcia, sobrina de Augusto). Es posi­
bre el himeneo con la oveja. Mientras ble que tanto Higino como Fabio M áxi­
las cucarachas en su huida tiren unos mo y Ovidio hubieran formado parte
pedos in agu an tables y el jilguero de alguna secta pitagórica (J. Carcopi­
cantarín en su apresuramiento tenga no), lo que explicaría su caída en des­
crías ciegas, durante todo ese tiempo es gracia ante el emperador.
n ecesario que no se haga la paz La obra se compone de un prefacio
(Aristof., Pax, 1072 ss.). seguido de cuatro libros:
I: Breve compendio de cosmografía
Finalmente, cuando se dispone a con definiciones elementales sobre el
comer las entrañas de la víctima sacri­ universo, la esfera celeste, su centro y
ficial sin el permiso de Trigeo, es apa­ su círculo y, por último, sobre la tierra
leado con una vara por éste y su criado. y sus zonas.
II: Sobre las leyendas estelares y a
1. Pax, 1043 ss; Schol., 1046, 1063. / 2. los catasterismos. Las cuarenta y dos
I.G., I2, 39, 66 ss. / 3. Pax, 1046. / 4. Pax, constelaciones son repartidas en cinco
1030.
zonas separadas por los círculos celes­
tes. Finalmente, una narración de las
[Bibl.: Sundwall, «Hierokles»: RE, VIII,
2 (1 9 1 3 ), col. 1476.]
leyendas relativas a los planetas y a la
Vía Láctea.
III: Las mismas constelaciones son
retomadas en idéntico orden para des­
H IG IN O / C. lulius H yginus (s. i cribir su posición sobre la bóveda celes­
a.C.).— Astrólogo y bibliotecario de te e indicar el número de estrellas que
Augusto conocido sobre todo a través constituyen cada figura y su disposición.
de Suetonio'. Nació en Hispania o en IV: Retoma el estudio de los círcu­
Alejandría (lo que parece menos pro­ los celestes abordado en el primer li­
bable). Hacia el 45 a.C., a la edad de bro, situándolos entre las constelacio­
19 años, fue llevado como esclavo por nes que las atraviesan. Después explica
César a Roma. Como liberto pudo di­ el movimiento de la esfera, la desigual­
rigir la biblioteca del Palatino suce­ dad de noches y días, ortos y ocasos de
diendo en el cargo a Pompeyo Macer; las estrellas en sincronismo con los
mantuvo relaciones amistosas con el ortos de los signos zodiacales, el curso
poeta Ovidio (cuyos intereses literarios del Sol y de la Luna. Finalmente elabo­
defendió durante el exilio de éste2) y ra una teoría de las revoluciones, sus
con el antiguo cónsul Clodio Licinio. distancias y la armonía de las esferas.
Higino escribió varias obras sobre Se trata, en definitiva, de una obra
agricultura, gramática, mitología, etc., con escasas especulaciones astrológi­
que son conocidas por alusiones indi­ cas, al contrario de lo que sucederá en
rectas de otros autores. De carácter as­ los tratados posteriores al siglo I d.C.
tronómico dejó escritas dos obras en Entre sus fuentes figura, ante todo, el
latín: unas Fabulae o Genealogiae y el astrónomo *Arato (Aratos) (310-245
tratado De astronomía. a.C.), contemporáneo de *Beroso (s. m

169
HILARIO

a.C.), cuyos Fenómenos (publicados tras haber suplicado a la divinidad que


hacia 275 a.C.) se publicaron bajo la inspira las profecías (quizá Apolo), se
forma de poema didáctico versificado puso sobre el trípode soltando un ani­
y fueron muy elogiados por Cicerón3. llo consagrado suspendido de un hilo.
Higino se propone en su obra dar una El anillo, moviéndose por impulsos se
exposición del universo más clara y detenía sobre varias letras, formando
completa que la de Arato. las respuestas en hexámetros, de for­
ma idéntica, pues, a los célebres orácu­
1. Gramm., 20 / 2. Trist., III, 14, 2; Pont., los délficos4. Finalmente, a una pre­
IV, 16, 1. / 3. De Orat., I, 69; Rep., 1, 22. gunta sobre el nombre del futuro
em perador, se detuvo en las letras
[Bibl. : Ediciones: A. Le Boeuffle, Hygin. THEO: uno de los presentes, adelan­
L ’astronomie, Paris, 1983; Viré Ghislaine, tándose a la respuesta oracular y aña­
Higini. De astronomía, Stuttgart, 1992. Es­ diendo las restantes, anunció el nom­
tudios: Viré Ghislaine, «Le texte du De
astronomía d ’Hygin: questions de métho­
bre de T e o d o ro siendo la sesión
de»: Latomus, 51 (1992), pp. 843-856.] inmediatamente interrumpida5; este
hecho impidió, sin embargo, conocer
el verdadero nombre del sucesor de
Valente, que no sería el notario Teo­
H ILA RIO / Hilarius (s. ivd.C.).— Adi­
doro sino Teodosio.
vino (vates) de origen frigio1, citado
Siempre en la misma ceremonia adi­
junto a su colega Patricio por el histo­
vinatoria, Hilario y Patricio anuncia­
riador Amiano Marcelino2. A finales
ron su propia muerte, pero también
del siglo iv d.C. un cierto Paladio acusó
advirtieron serios peligros para los jue­
a Fidistio (un ex-gobernador), a Perga-
ces y el emperador6. Todos estos acon­
mio y a Ireneo de haber intentado ave­
tecimientos no tardaron en cumplirse,
riguar mediante «prácticas nefandas»
pues los inculpados en el caso fueron
quién sería el sucesor del emperador
condenados a muerte por orden de
Valente (364-378 d.C.). Fidistio fue
Valente7, en el 371/372; la misma suer­
detenido y confesó lo sucedido, impli­
te siguió el filósofo Máximo, acusado
cando en su declaración también a Hi­
de haber escuchado el oráculo8.
lario y Patricio, «expertos en la adivi­
nación»: narró que las sortes, movidas
1. Eun., Fr. 40; Zos., IV, 1 5,1.12. XXIX, 1,
por éstos con técnicas secretas, habían 5-6. / 3. Amm. Marc., XXIX, 1, 29. / 4. Amm.
anunciado la llegada de un nuevo em­ Marc., XXIX, 1, 31. / 5. XXIX, 1, 32. / 6.
perador y un triste fin para aquellos que XXIX, 1,3 3. / 7. XXIX, 1,3 8. / 8. XXIX, 1,42.
las consultaban.
Más tarde, tras ser sometidos a tor­
H ILO / Hyllos (s. n a.C.?).— Adivino,
tura, Hilario y Patricio explicaron los
probablemente no histórico, citado por
detalles de la técnica adoptada: cons­
Flegonte de Trales (s. n d.C.) en su tra­
truyeron con madera de olivo un trí­
tado Sobre los prodigios. La narración se
pode —a semejanza del de Delfos— y
presenta bajo la forma de una carta de
lo consagraron según un ritual prescri­
to3. Emplazado el trípode en el centro un oficial regio a sus superiores, quizá
bajo el reinado de Filipo V (238-179
de la casa, previamente purificada con
a.C.). El episodio, que será retomado
incienso, situaron sobre él un plato en
por Proclo1, narra lo sucedido con
cuyo borde estaban escritas las veinti­
Filino, una joven muerta que, «por vo­
cuatro letras del alfabeto griego cuida­
luntad divina», abandonaba la tumba
dosamente separadas unas de otras. El
para encontrarse en un albergue con su
oficiante, vestido para la ceremonia,
pretendiente; el fenómeno despertó el

170
HISTASPES

natural temor entre la familia y la pobla­ HISTASPES (Oráculos de) / Vishtaspa


ción, sobre todo cuando se comprobó (s. i a.C.).— Durante el siglo i a.C. cir­
que la tumba se hallaba vacía. cularon unos Oráculos de Histaspes
Se decidió entonces recurrir a los (rey de Media anterior a la guerra de
servicios de Hilo, que era considerado Troya), que, redactados en griego, iban
como «el mejor adivino» y un hábil dirigidos contra Roma, cuya caída
augur, así como por «tener de las cosas anunciaba. Según algunos autores
una destacada visión de conjunto»2. (Bidez y Cumont) dichos oráculos no
Hilo ordenó que enterraran a la mujer son anteriores a la derrota de Mitrída-
fuera de los límites de la casa, alejando tes y la conquista de Siria (64 a.C.).
mediante un sacrificio expiatorio al Pudo ser obra de amigos de Mitrídates
Hermes infernal y a las Euménides. o de los partos, fuera o dentro del Im­
Después recomendó que purificaran perio romano. Sabemos por Pausanias1
con agua todos los objetos sagrados. Al y más tarde, por una carta de Basilio2,
oficial, autor de la carta, le encomendó que en Asia Menor existía una colonia
que hiciera sacrificios en honor al rey y persa con sus magos.
pusiera los asuntos públicos bajo la pro­ En estos oráculos se anunciaba tam­
tección de Hermes, Zeus y Ares. bién que la vida de la humanidad dura­
ría siete milenios (en analogía, pues,
1. In Remp., II, 115-116. / 2. Fleg., 1. con otros textos apocalípticos judíos y
cristianos posteriores). Durante los seis
[Bibl.: Fragm entos de la obra en F. J. primeros, el Bien y el Mal se disputa­
Gómez Espelosín, Paradoxógrafos griegos. rán el dominio de la tierra. En el sépti­
Rarezas y maravillas, Madrid, 1996, pp. mo, el Mal se impondría trayendo todo
166-170.]
tipo de calamidades hasta que Ahura
Mazda envíase a Mitra al final de este
milenio estableciendo una época dora­
H IPÓ M A C O / H ippóm achos (s. v da. A comienzos del octavo milenio lle­
a.C.) .— Adivino griego (mantis) ori­ garía la epikrosis, en la que sólo los jus­
ginario de la isla de Leukas (según tos gozarán de la beatitud eterna.
otros acarnanio) y que vivió en época Muchos autores cristianos trajeron
de las guerras médicas. a colación los oráculos de Histaspes.
De él sólo sabemos que consultaba Así, Lactancio asegura que el rey
las entrañas de las visceras al servicio Histaspes trasmitió a la posteridad un
de los mercenarios griegos que forma­ extraño sueño interpretado por un
ban parte del ejército persa, en víspe­ niño: «Que será arrancado del mundo
ras de la batalla de Platea en 479 a.C .1. el imperio y el nombre de Rom a»3.
Su pronóstico del examen de las visce­ Lactancio resume la mayor parte del
ras sacrificiales preveía un desenlace de oráculo, que, en su opinión, coincidía
la batalla desfavorable para los persas, con las ideas escatológicas cristianas.
coincidiendo así, según el historiador También recuerda que el oráculo, tras
griego, con el que *Hegesístrato hacía describir la m aldad de los últimos
al servicio del persa de Mardonio y con tiempos, anunciaba el fin del mundo.
el que *Tisámeno a su vez realizaba Justino4 sabía que la circulación del
para los griegos. oráculo de Histaspes estaba prohibida
bajo pena de muerte. Una versión cris­
1. Herod., IX, 38. tianizada del oráculo circulaba por el
Imperio ya en el siglo n d.C. Clemente
[Bibl.: W iedersich, «H ippóm achos»:
de Alejandría atribuye5 una cita de
RE, suppl. IV (1924), col. 749.]
Histaspes a san Pablo, aunque quizá se

171
HOCHMEA

trate de algún texto apócrifo atribuido ¿Adonde te precipitas, errabundo Pro­


al Apóstol. En esta versión cristianizada, percio, cantando destinos ignorante del
Histaspes alude expresamente a Cristo. futuro? Esos hilos no están torcidos en
rueca favorable. Con tus cantos te bus­
1. V, 2 7,5. / 2. Epist., 258. / 3. Lact., Inst. cas lágrimas, Apolo te es enemigo; quie­
div., VII, 15, 19. / 4. Apol., I, 44, 12. / 5. res sacar de una lira que se resiste pala­
Strom., VI, 5, 43, 1.
bras de las que habrás de arrepentirte.
Cosas ciertas diré, con firmes pruebas,
[Bibl.: H. Windisch, Die Orakel des
Hystaspes, Amsterdam, 1929; J. Bidez y F.
y si no, soy astrólogo que no sabe hacer
Cumont, Les mages hellénisés. Zoroastre, girarlas estrellas en la esfera broncínea.
Ostanes et Hystaspe d ’après la tradition A mí, que soy Horo, me ha engendrado
grecque. I: Introduction; II: Les textes, ‘Orope babilonio, descendiente de
Paris, 1938.] Arquitas, linaje que se remonta a nues­
tro antepasado Conón (vv. 71-78).

H O C H M E A / H ochm aea (s. n Horo lamenta, luego, la avidez de


d.C.?).— Una inscripción bilingüe de dinero de los astrólogos de su época:
Niha (Siria), grabada sobre una estela
funeraria erigida por un soldado roma­ Ahora han hecho de los dioses medio
no en honor de Hochmea1, nos dice de lucro y (con oro engañan a Júpiter)
que esta mujer era profetisa (vates) de de las constelaciones reunidas en la ór­
la diosa siria Nihathena. bita oblicua, y del jovial astro del pa­
M ás que de una intérprete de orá­ dre de los dioses y del violento Marte, y
culos y omina parece tratarse de una del de Saturno que amenaza cualquier
profetisa que revelaba a los consultan­ cabeza (vv. 82-84).
tes la voluntad de la diosa mediante la
Recuerda que, consultado por una
inspiración directa. Se asemejaría mu­
madre, Arria, le advirtió cuál iba a ser
cho, por tanto, a la profetisa * Marta.
el futuro de sus hijos, en contra de los
1. IGLS, VI, 2929,1967. planes que ésta les tenía reservados:

[Bibl.: Y. Hajjar, «Dieux et cuites non


Yo predije [...] que no volverían a traer
heliopolitains de la Béqa1»: ANRW, II, 18.4 sus lanzas a los penates paternos: pues
(1987), pp. 1521-1522.] ahora sus dos piras aseguran mi crédi-
to[...]. El acierto me fue concedido,
pero a pesar mío (vv. 89 ss.).
H O RO / Horos (s. i a.C.).— Astrólogo
babilonio, histórico en opinión de algu­ También presume de haber reco­
nos autores, citado por Propercio (50/ mendado a otra mujer, Cinara, cuan­
47 a.C .-2 d.C.) en una de sus Elegías. do el parto se retrasaba, hacer un voto
Dice ser discípulo del babilonio Orope, a Juno para aplacarla2. Proclama:
seguidor, a su vez, de Arquitas (filósofo
... hay que mirar los caminos del cielo y
pitagórico del s. iv a.C.). El poeta se
el curso a través de las estrellas; la ver­
propone, al comienzo de su IV libro,
dad hay que buscarla en las cinco zonas
ensalzar la grandiosidad de la Roma de
(vv. 107-108).
Augusto y evocar el glorioso pasado de
la ciudad. Pero en la segunda parte del Finalmente, tras evocar a ^Calcante,
poema pone en boca del astrólogo un anuncia el futuro al propio Propercio3.
llamamiento a las dificultades de la
empresa: l.IV, 1./2.IV, 1,99-102.13. IV, 1,119-150.

172
I

ID M Ó N / ídm on.— Adivino argivo IDO / ídos (s. x a.C.).— Profeta he­
(hijo de Abas o de Anficos) y miembro breo testigo del cisma de Israel. Se le
de la expedición de los Argonautas; su atribuye la redacción de una crónica
nombre puede estar relacionado con la titulada Hechos de los reinados de
raíz griega que significa «ver». El prin­ Roboán y de Abías'.
cipal método adivinatorio practicado Se le suele identificar con Yedó el
por Idmón era la ornitomancia1, pero Vidente, que dejó un escrito sobre sus
Apolonio de Rodas2 dice que también visiones relativas a los reinados de
aprendió de Apolo a explicar los sig­ Salomón y Jeroboam; de ellas sabemos
nos de las víctimas sacrificiales. sólo por las Crónicas2.
Como Anfiarao de Tebas, conocía
1.2 Cro 12,15; 2 Cro 13,22. / 2 .2 Cro 9,
por los augurios la proximidad de su
29.
propia muerte, pese a lo cual no dudó
en incorporarse a la expedición3. Mu­
rió en el país de los mariandinos, en el ISAÍAS / Yesa ‘yahu (s. viii-vii a.C.).—
lugar donde más tarde se levantaría la El primero de los grandes profetas de
ciudad de Heraclea, pero las versiones Israel. Hijo de ‘Ames, nació en Jerusa-
sobre las circunstancias de su muerte lén en el seno de una familia acomoda­
difieren: atacado por un jabalí4, de una da, familiarizándose con el culto desde
mordedura de serpiente5 o a causa de la niñez. Oyó la llamada de la voca­
una enfermedad mortal6. En el mo­ ción hacia el 740 a.C. (bajo el reinado
mento de fundar Heraclea un oráculo del rey Ozías) cuando, según él mismo
ordenó a los niseos y beocios tenerlo narra en su libro1, vio en el interior del
como protector de la futura ciudad. Templo de Jerusalén a Yahveh sentado
Idmón tuvo un hijo, Téstor (sacerdote sobre un trono mientras los vuelos de
de Apolo) y un nieto, el célebre adivi­ su manto llenaban el Templo; unos
no ^Calcante. serafines, de seis alas, se mantenían er­
guidos por encima de él. Después de
que uno de ellos tocase con una brasa
1. Higin., Fab., 14. / 2. Arg., 1 ,142 ss. / 3.
Higin., Fab., 14. / 4. Apol., Arg., II, 815 ss. / del fuego del altar la boca de Isaías
5. Orph. Argón., 185. / 6. Val. Flacc., Argón, para expiar sus pecados, Yahveh se di­
5 ,2 . rigió a él para dictarle su misión:

173
ISAÍAS

Ve y di a este pueblo: / Escuchad bien rano favorable a una coalición antiasi-


pero sin comprender, y mirad, mas sin ria. El profeta exhortó a Ajaz a que tu­
percibir. / Embota el corazón de este viera confianza y fe en Yah veh, el único
pueblo, y entorpece sus oídos, y ciega que podía salvarle6. Pero Ajaz, indife­
sus ojos, / para que con sus ojos no vea, rente a los signos de la presencia de
ni oiga con sus oídos, / ni con su cora­ Yahveh7, inmoló a su hijo a las divini­
zón entienda, ni se convierta y se le dades paganas invocando su auxilio e
cure (Is 6, 8-10). hizo un llamamiento a Asiria8. Isaías
emite entonces el llamado «oráculo de
Isaías nos ofrece algunos detalles Emmanuel»:
sobre su familia, su esposa, que tam­
bién era «profetisa»2, y sus hijos, a los Y acaecerá en aquel día que silbará Yah­
que dio nombres simbólicos3. Desem­ veh al tábano / que está en el confín de
peñó el papel de «profeta de la corte» los Nilos de Egipto, / y a la abeja que
en el Templo de Jerusalén; es posible mora en la tierra de Asiria, / y vendrán
que gracias a su buena formación (do­ y se posarán todos ellos en las hoces de
minaba la cultura de los escribas) acce­ los valles / y en las hendiduras de las
diera a la corte sirviendo en calidad de rocas, / y en todos los matorrales y en
sacerdote a varios reyes. todas las malezas. / Aquel día rasurará
Su vocación se desarrolla bajo los Adonay con navaja alquilada del / otro
reinados de Jotam (745-742 a.C.), Ajaz lado del Río, a saber, por medio del rey
(741-726) y Ezequías (725-697). Se tra­ de Asiria, / la cabeza y el pelo y las pier­
ta de un período rico en acontecimien­ nas, y arrancará hasta la barba... (Is 7,
tos a los que con frecuencia alude el 18-20).
profeta en sus mensajes: la guerra siro-
efraim ita (734-733), la muerte del El oráculo será repetido en otras
monarca asirio Tiglatpileser III (hacia ocasiones más a lo largo del libro9. La
el 726), la rebelión del reino del Norte prueba de que Dios estaba con su pue­
contra Salmanasar V (concluida con la blo y asiste a la dinastía será el naci­
caída de la capital, Samaría, en el 721), miento de un niño en el harén real, lla­
los intentos independentistas de Eze­ mado Enmanuel (‘lmmanu-El, «Dios
quías (ayudado por Egipto) y la amena­ con nosotros»), en alusión, quizá, a
za de Jerusalén por Senaquerib (701). Ezequías, hijo del propio Ajaz. Dicha
Durante su primera etapa predicó profecía influiría considerablemente,
muchos de los temas preferidos del siglos más tarde, sobre el pensamiento
profeta a'Amós, censurando el lujo des­ cristiano que reconoció en Emmanuel
medido de las mujeres de la alta socie­ al Mesías.
dad4, condenando la injusticia de los La incredulidad del pueblo provocó
tribunales y atacando la corrupción de el castigo divino que se materializó con
muchos sabios y políticos5. la caída y ruina de Samaría. Ezequías
Los oráculos que se conservan de la (716-687), sucesor de Ajaz al frente de
predicación de Isaías están recogidos Judea, trató de llegar a un acuerdo de
en la primera parte del libro que lleva alianza con Egipto para sacudirse el
su nombre (caps. 1-39), a la que des­ yugo de los asirios; a la embajada judía
pués se añadieron materiales más tar­ se refiere también Isaías10 en tono iró­
díos (que componen las otras dos par­ nico, ya que no creía que dicha alianza
tes del libro: caps. 40-55 y 56-66). sirviera frente a Asiria. Nuevas profe­
En el año 735 los reyes de Aram y de cías11, emitidas probablemente tras la
Israel se coaligaron contra Judá, inten­ caída de la ciudad de Asdod por las tro­
tando sustituir al rey Ajaz por un sobe­ pas de Sargón (711 a.C.), anunciaron la

174
ISAÍAS

superioridad de los asirios sobre los ella baluartes; / por el camino que tra­
egipcios; el propio profeta se mostró jo habrá de volverse / y en esta ciudad
desnudo por las calles de Jerusalén en no penetrará — oráculo de Yahveh—. /
señal prefigurativa del estado en que Yo ampararé esta ciudad para salvarla
iban a quedar egipcios y etíopes como en atención a M í ¡ y a David mi siervo»
cautivos de los asirios: (Is 37, 33-35).

Así como mi siervo Isaías ha caminado La profecía fue cumplida cuando


desnudo y descalzo, y ha sido durante Senaquerib, por motivos de índole di­
tres años signo e indicio contra Egipto versa (epidemia en el ejército, subleva­
y Etiopía, así conducirá el rey de Asiría ción de las provincias orientales), se
a los cautivos de Egipto y a los depor­ vio obligado finalmente a retirarse de
tados de Etiopía, muchachos y ancia­ Jerusalén.
nos, desnudos y descalzos y con las po­ Como profeta, Isaías era un hom­
saderas al aire, las vergüenzas de Egipto bre inspirado por la divinidad; entraba
(Is 20, 3-4). en éxtasis cuando la «mano de Yahveh»
se posaba sobre él14. Unas veces tenía
A la muerte del rey asirio Sargón, visiones, otras escuchaba la voz divina
Isaías anunció que su sucesor sería aún «con sus oídos»15. Su fuerte carácter le
mucho más terrible, describiendo así llevaba a cometer actos excéntricos,
la marcha irresistible del invasor: cantando o lamentándose en la plaza
pública16. Sin duda se consideraba en
Y tremolará una enseña para un pue­ posesión de poderes sobrehumanos17y
blo lejano I y le silbará haciéndolo ve­ no evitaba anunciar en sus oráculos
nir desde el extremo de la tierra / y he fechas precisas18.
aquí que apresuradamente, ligero, ven­ Siempre sus presentimientos vienen
drá. / No hay en él cansado ni quien se dictados más por exigencias morales o
tambalee, no dormita ni duerme / ni se religiosas que por motivos de índole
desabrocha el cinturón de sus lomos, ni política o social. En este sentido es un
se rompe la correa de sus sandalias. / profeta de la santidad purificadora de
Sus saetas son afiladas y todos sus ar­ D ios, santidad entendida siem pre
cos están tensos; I los cascos de sus ca­ como sinónimo de gloria, de majestad;
ballos se tomarían por pedernal, y sus el pueblo se presenta, por el contrario,
ruedas por huracán. / Tiene rugido como ingrato hacia su dueño legíti­
como de león, ruge como los leoncillos; m o19. Respecto a la monarquía apoya,
/ gruñe y atrapa la presa, la arrebata y como hemos visto, la legitimidad de la
no hay quien la libere (Is 5, 26-29). casa de David20 (como también el Tem-
plo y su culto) y no duda en colaborar
Assur es para el profeta el «bastón con ella interviniendo directamente en
de la ira de Dios»12. Aunque criticó las los asuntos políticos.
medidas militares tomadas para refor­ Respecto al contenido de las otras
zar la capital13 también anunció que dos partes restantes del libro que lleva
Dios no permitiría que el enemigo en­ su nombre podríamos resumirlo así:
trara en ella, donde Él reside, a causa los capítulos 40-55 (el llamado Déute-
de las promesas hechas a David: ro-Isaías) comprende una serie de pro­
fecías destinadas a dar ánimo a los ju­
Por ello así dice Yahveh respecto al rey díos exiliados en Babilonia poco antes
de Asiría: / «No penetrará en esta ciu­ de que el rey Ciro les permitiese re­
dad, ni disparará allí flecha, / ni le gresar a su patria (537 a.C.). Los capí­
opondrá escudo, ni acumulará contra tulos 56-66 tratan temas que presupo­

175
ISAÍAS

nen la reconstrucción del Templo (h. [Bibl.: J. H. Hayes, «The usage of ora­
520). cles against foreign nations in Ancient Is­
rael»: JBL (1962), pp. 81-92; J. Vermeylen,
1. Is. 6 ,1 . / 2. 8, 3. / 3. 7, 3; 8, 3. / 4. 3,16- Du prophète Isaïe à l ’apocalyptique, 2 vols.,
24. / 5 .5 ,2 3 ; 5,11-22. /6 .7 ,1 - 9 ./ 7. 7,10-12. Paris, 1981; G. R. Hamborg, «Reasons for
/ 8. 2 R 16, 3-9. / 9. 8, 5-8, 23; 9, 6; 11, 1-9. / judgement in the oracles against the nations
1 0 .1 8 ,1 -19, I S . / I I . 20; 1 8 ,1 -6 ./1 2 .1 0 ,5 . of the prophet Isaiah»: VT, 31/2 (1981), pp.
/ 13. 22, 8-14; 30, 15-17. / 14. 8, 11. / 15. 6; 145-159; P. Cesare Bori, «L’esperienza pro­
28, 19; 5, 9; 22, 1 4 ./1 6 . 2; 5, 1 -6 ./1 7 . 7,11. fetica nell’Ascensione di Isaia», en L'estasi
/ 18. 7, 16; 8, 4; 29, 1. / 19. 1, 2-4. / 20. 7, 17. del profeta, Bologna, 1989, pp. 17-30.]

176
J

JA N A N I / Janant, Ananí (s. ix a.C.).— de los objetos sagrados del Templo de


Vidente (roeh) judío, padre del tam­ Jerusalén, saqueado por los babilo­
bién profeta *Y ehú'. H acia el 875 nios, y la restauración de la dinastía
amonestó al rey Asá de Judá por haber davídica:
proyectado una alianza con Ben-Jadad,
rey de Aram (frente al rey de Israel Así me habla Yahveh, rey del Israel:
Baasá), antes que con Yahveh: «¡He decidido quebrar el yugo del rey de
Babilonia! Dentro de dos años comple­
Por cuanto te has apoyado en el rey de tos haré restitutir a este lugar todos los
Siria y no te has apoyado en Yahveh, tu objetos de la Casa de Yahveh que N a­
Dios, por eso el ejército del rey de Siria bucodonosor, rey de Babilonia, tomó de
ha escapado de tu mano [...] Has obrado este lugar y transportó a Babel. Y a
neciamente en esto; pues desde ahora Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá,
habrá guerras contra ti (2 Cro 16,7 y 9). y a todos los desterrados de Judá emi­
grados a Babilonia, los haré retomar a
Su ataque al rey le costó ser encar­ este lugar, pues quebraré el yugo del rey
celado2. de Babilonia» (Jr 28, 6-9).

1.1 R 16,1 y 7 ./ 2 . 2 Cro 16, 10. Para afirmar sus palabras, el falso
profeta cogió el yugo que Jeremías lle­
vaba al cuello como símbolo de sus
JA N A N I AS / Ananías (s. vn-vi a.C.).— ideas y lo quebró. Jeremías le anunció
Nombre de un «falso profeta», hijo de entonces el castigo que iba a recibir de
Azur, originario de Gabaón y contem­ Yahveh por haber engañado al pueblo
poráneo de * Jeremías. Ambos se en­ con sus mentiras: su muerte en ese mis­
frentarán abiertamente, con sus pro­ mo año.
fecías, en tiempos del rey de Judá,
Sedecías (hacia el 597 a.C.). Jeremías 1. Jr 28,10. / 2. Jr 28, 16.
creía necesaria y conforme al deseo de
Yahveh, la sumisión a Babilonia y a su
rey, Nabucodonosor. Jananías, por el JE R E M ÍA S / Yirm eyahu (h eb r.),
contrario, profetizaba la inminente li­ Hieremías (gr.)(650-586 a.C.).— Pro­
beración de Judá, la pronta restitución feta hebreo, quizá el más grande de los

177
JEREMIAS

pre-exílicos, nacido en torno al año mos a qué pueblo se referiría Jeremías


650 a.C. en el seno de una familia sa­ (¿escitas?), pero lo cierto es que la in­
cerdotal de ‘Anatot, en las proximida­ vasión anunciada nunca se produjo y
des de Jerusalén. Judá era entonces el profeta se vio en la obligación de
vasallo de Asiria, pero pocos años des­ retirarse, siendo objeto de burlas que
pués, bajo el reinado de Josías, el reino él mismo recuerda4. Sólo el desarrollo
asirio comienza a debilitarse bajo los de los acontecimientos convencería a
golpes del nuevo Imperio babilónico; los suyos de la veracidad de sus revela­
la muerte de Asurbanipal en el 627 ciones: en el 609 el rey muere a manos
acentúa el declive asirio consumado del faraón Nekao II en la batalla de
más tarde con la destrucción de Nínive Megiddo y Judá pierde su autonomía
(612). Aprovechando los aconteci­ política; el nuevo monarca, Joaquim,
mientos el rey Josías logrará la inde­ será vasallo de Egipto, primero, y de
pendencia para su pueblo. Babilonia —el «enemigo del Norte»—
La vocación del profeta tuvo lugar después5.
en el 627 a.C., convirtiéndose desde La segunda época de su actuación
entonces en «boca de Yahveh»1. La pri­ coincide, pues, con el reinado de
mera predicación repite tem as de Joaquim (608-597). Seguro de su mi­
* Oseas, en especial la relación conyu­ sión, en el 604 dictó al escriba Baruc
gal de Yahveh con Israel. Se dedica a todas las profecías hechas desde los
censurar el desorden público, la apos- tiempos de su conversión6, particular­
tasía y la injusticia, el culto de los «al­ mente aquellas que se referían a Jeru­
tos lugares» y la situación social de salén y Judá, así como las palabras di­
pobres y huérfanos2. rigidas contra los pueblos vecinos que
Probablemente en el 622, cuando el hostigaban al reino de Judá. El rollo
rey Josías lograba conquistar una par­ fue leído públicamente en el Templo
te del reino del Norte, Jeremías emite por Baruc, siguiendo las órdenes de su
un oráculo en el que Yahveh llama a la maestro y después (en el 604 a.C.) por
reconstrucción de la unidad de Israel: los consejeros del rey Joaquim, en pre­
sencia suya, quien, a medida que reali­
Así dice el Señor Dios de Israel: Escribe- zaba su lectura, lo iba destruyendo.
en un libro todas las palabras que te he Jeremías se esforzó por denunciar
dicho. Porque llegarán días en que cam­ los falsos cultos y en particular la de­
biaré la suerte del pueblo de Israel y voción a la «reina de los cielos»:
Judá y los traeré a la tierra que di en
posesión a sus padres (Jr 30, 2-3). ¿No ves acaso lo que ellos hacen en las
ciudades de Judá y en las calles de Jeru­
N o obstante, durante los años de la salén? Los hijos recogen leña y los pa­
reforma de Josías, Jeremías parece re­ dres encienden el fuego; las mujeres
tirarse; dado que nada sabemos de su elaboran la masa para hacer tortas a la
actividad podríamos suponer que bási­ reina de los cielos y vierten libaciones a
camente estaba de acuerdo con las lí­ los dioses extraños para irritarme (Jr 7,
neas de aquella reforma. Sin embargo 17-18).
otros autores creen que el profeta ha­
bría caído en descrédito ante los suyos, Se trata de una alusión a Ishtar, dio­
pues en aquella época sus oráculos iban sa asirio-babilónica de la fertilidad, si­
acompañados de una amenaza de cas­ milar a la Astarté cananea.
tigo divino por medio del «enemigo del Pero también ataca al rey y a sus
Norte», arqueros y gentes de a caballo funcionarios: a Joaquim por el palacio
cuya «lengua nadie conoce»3. N o sabe­ que se hace construir7, a éstos por el

178
JE REM ÍA S

mal funcionamiento de la justicia. En mienda continuamente la sumisión a


13, 1-7 compara el destino que aguar­ Nabucodonosor, una prueba destina­
da a Judá con el de una faja de lino que da a purificar a Israel; consciente tam­
se deja pudrir en una hendidura del bién de la debilidad de Judá, predica
roquedal del Eufrates. dicha sumisión con un acto simbólico:
Muchas de sus invectivas van dirigi­ poniéndose él mismo un yugo sobre el
das también contra el Templo y contra cuello:
el culto, por lo que se le prohibió su
entrada al recinto sagrado; el profeta Así me ha dicho Yahveh: «Fabrícate
llegó a sentirse en peligro de muerte8. unas coyundas y unos yugos y púntelos
Jeremías no dudó en llegar a poner sobre el cuello [...] Y sucederá que la
a Nabucodonosor (rey de Babilonia nación o el reino que no se someta a él,
desde el 605) —en cuanto ejecutor de a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y
la cólera que convertirá al país «en rui­ que no preste su cuello al yugo del rey
na y devastación»— como servidor de de Babilonia, con la espada, el hambre
Yahveh: y la peste castigaré a tal nación hasta
que yo la haya puesto en su mano (Jr
Pues no habéis escuchado mis palabras, 27, 1-8).
he aquí que Yo envío a tomar todas las
familias del Norte y enviaré también a De igual forma, lucha abiertamente
mi vasallo Nabucodonosor, rey de Ba­ contra los falsos profetas, como *Jana-
bilonia, y los traeré contra este país nías, sembradores de vanas esperan­
contra sus habitantes y contra todas las zas".
naciones de alrededor y los consagraré En una carta dirigida a los deporta­
al anatema y los convertiré en objeto dos del 597 (fecha en la que fracasó la
de pasmo y rechifla y en ruinas perpe­ rebelión de Joaquim y su hijo Jeconías
tuas (Jr 25, 8-9). ante el ejército babilonio), les invita a
que se establezcan en Babilonia12: ellos
Ciertamente no puede sorprender­ no podrán volver a ver el país de sus
nos que el rey Joaquim hiciera quemar antepasados, pero la prosperidad que
el rollo sobre el que Jeremías había darán a la tierra del exilio se converti­
hecho transcribir sus profecías. En los rá también en la suya.
últimos años de este reinado el profeta Célebre es su visión de las dos ces­
tuvo que permanecer «ocultado por tas de higos —una de higos sanos, la
Yahveh». Durante este retiro secreto otra de higos podridos— mostrando
Jeremías y Baruc procedieron a una que ahora el porvenir estaba en los de­
segunda redacción de los oráculos9, en portados (cap. 24). Jeremías cree que
la que fueron añadidas «numerosas la dominación babilónica será larga
palabras más del mismo género» (que pero que concluirá al cabo de setenta
han provocado no poca confusión en­ años13, plazo que nunca iba a cumplir­
tre los exégetas). se; se trata, pues, de una liberación
Inició un nuevo período de activi­ pero no inmediata, que llegará sólo
dad en tiempos de Sedecías (desde el cuando la justicia y la fe en Yahveh se
597), nombrado por el rey Nabuco­ consolidarán en el país.
donosor para gobernar en su nombre Los consejos de Jeremías, sin em­
sobre Judá. Pero la crítica a las injusti­ bargo, no tienen éxito. En el 588 N a­
cias del rey, a la prevaricación de sus bucodonosor pone sitio a Jerusalén
fu n cio n ario s (lo s «p rín cip e s de para prevenir una nueva rebelión
Sedecías»'0) y al nacionalismo antiba­ como la que se había producido en el
bilonio continuaron. El profeta reco­ año 600. Una fuerza arm ada egipcia

179
JEREMÍAS

hace concebir esperanzas a Sedecías. Yo entregaré a l faraón Ofra, rey de


Jeremías le advierte de que no se fíe Egipto, en manos de los enemigos que
del ejército del faraón14, anunciándole lo persiguen a muerte, como entregué a
que Jerusalén será pronto tomada e Sedecías, rey de Judá, en manos de N a­
incendiada, el rey de Judá entregado al bucodonosor, rey de Babilonia, el ene­
vencedor y con él su pueblo: migo que lo perseguía a muerte (Jr 44,
30).
Tal dice Yahveh, Dios de Israel: He aquí
que yo haré volver atrás las armas que Los acontecimientos del 586 con­
lleváis en vuestra mano y con las cuales firmaron los pronósticos de Jeremías y
peleáis contra el rey de Babilonia y los es posible que sus palabras fueran es­
caldeos que os tienen asediados, del pecialmente meditadas por la comuni­
exterior de la muralla, y las reuniré en dad judía cautiva en Babilonia.
medio de esta ciudad; y yo mismo pe­ Un segundo oráculo en tierras egip­
learé contra vosotros con mano exten­ cias lo dirige contra los refugiados de
dida y brazo fuerte, y con cólera, furor Judá establecidos en colonias por todo
y grande ira. Y heriré a los moradores de el país; les acusa de sus prácticas idóla­
esta ciudad, a los hombres y las bestias; tras (probablemente influidas por el
de una gran pestilencia morirán. Des­ entorno religioso pagano), de descui­
pués de esto, a Sedecías, rey de Judá, a dar al Dios de Israel y negar sus men­
sus servidores, a l pueblo y a los que sajes. Por esta traición sólo «un peque­
hayan quedado en esta ciudad de la ño número volverá al país de Judá en
peste, la espada y el hambre los entre­ tiempos de la reconciliación»16.
garé en manos de Nabucodonosor, rey N o sabemos exactamente cuál fue el
de Babilonia, y en manos de sus enemi­ fin del profeta, que debió de morir en
gos, y en poder de quienes atenían con­ el 586. Según una tradición tardía fue
tra su vida, y él los pasará a filo de espa­ lapidado en Tafnes por aquellos mis­
da, sin que los compadezca ni se apiade, mos cuya conducta había reprochado.
ni tenga misericordia (Jr 21, 3-7). Junto a sus oráculos merecen recor­
darse de su «libro» los pasajes llama­
Pero todo fue inútil. El «partido» dos «Confesiones de Jeremías»17, en las
antibabilónico, alimentado quizá por que lamenta su soledad terrenal (sin
Egipto, hace encarcelar al profeta. En mujer ni hijos) y los tormentos y la per­
julio del 586 Jerusalén es tomada e in­ secución sufridos por su condición de
cendiada por los babilonios ordenan­ mensajero de Dios.
do Nabucodonosor una nueva depor­
tación en masa de judíos con el rey a la 1 .1 5 ,1 9 ./ 2 . Caps. 1 y 5. / 3. 5,15-16; 6,
cabeza15. Las tropas del faraón Ofra 22-23. /4 .1 7 ,1 5 . / 5 .2 R 2 4 ,1 ./ 6 .2 5 ,3 ; 36,
2. / 7. 22,13-17. / 8. Cap. 26. / 9 .3 6 ,3 2 . /10.
(Haibria-Apries), en socorro de sus
24, 8. / 11. 27, 9-10.14-18. / 12.29,4-9. /13.
aliados, fueron escasas y llegaron de­ 2 5 ,1 1 ; 29,10. / 14. 37, 6. /15. 52,4-11 ; 39,
masiado tarde. 2-7. / 16.44,7,12-14,26-28. / 17.11, 18 a 12,
Jeremías fue respetado por los ba­ 6; 15,10-21; 17,14-18; 18,18-23; 20, 7-18.
bilonios, pero poco después no tardó
en ser hecho prisionero por sus enemi­ [Bibl. : A. Aeschimann, Le prophète Jéré­
gos, los consejeros reales que le odia­ mie, Neuchâtel, 1959; A. Neher, Jérémie,
ban, y trasladado a Egipto. En Tafnes Paris, 1960; C. Wolff, Jeremía im Frühju-
dentum und Urchristentum, Berlin, 1967;
(en la orilla oriental del Delta) profeti­
W. Rudolph, Jeremías, Tübingen, 1968; J.
zó la invasión de esta nación por N a­
M. Berridge, «Prophet, People and the
bucodonosor (que tendría lugar en el Word ofYahweh. An Examination of Form
568) y la derrota del faraón Ofra:

180
JEZABEL

and Content in the Proclamation of the guerra, siete años después, se le oía in­
Prophet Jeremiah»: BST, 4 (1970), pp. 49 cansablemente el mismo lamento que,
ss. ; P. M. Bogaert, Le livre de Jérémie. Le en los días de fiesta, era de tono más
prophète et son milieu. Les oracles et leur
elevado. Cuando, por fin, la ciudad de
transmission, Louvaine, 1981; L. Wisser,
Jerusalén fue cercada por las legiones
Jérémie, critique de la vie sociale, Genève,
1982; A. G. Auld, «Prophets and Prophecy romanas (mayo del 70 d.C.), todos en­
in Jeremiah and Kings»: ZAW, 96 (1984), tendieron el significado de sus pala­
pp. 66-82; J. M. Asurmendi, «Jeremías y las bras. Jesús se sosegó, gritando desde el
naciones», en N . Fernández Marcos, Sim­ muro:
posio Bíblico Español, Madrid, 1984, pp.
325-343.] ¡Ay, ay de ti, ciudad, templo y pueblo!
(ibid.).

JESÚ S / Joshua Ben Ananiah (hebr.), Presintiendo que llegaba el fin de


Iesoys (gr. ) (s. i d.C.).— Profeta he­ sus días, añadió:
breo que anunció la caída del Templo
de Jerusalén por el emperador Tito. ¡Ay de m í también! (ibid.).
Flavio Josefo, nuestra única fuente,
dice que era un hombre rústico y ple­ En ese instante, un proyectil lanza­
beyo, hijo de Ananías. Cuatro años do contra el muro le alcanzó provo­
antes de comenzar la guerra (70 d.C.), cándole la muerte. Josefo añade que,
cuando Jerusalén aún estaba en paz, entonces, «salió el alma que aún llora­
durante una de las fiestas del Templo, ba todo el daño y la destrucción»1.
comenzó, repentinamente, a dar gran­ La ciudad fue tomada en septiem­
des voces diciendo: bre del 70, tras cinco meses de asedio,
siendo incendiada y su templo comple­
Voz por oriente, voz por occidente, voz tamente destruido.
por las cuatro partes de los vientos, voz
contra Jerusalén y contra el templo, 1. Joseph., BJ, VI, 300-309.
voz contra los recién casados y recién
casadas, voz contra todo este pueblo
(BJ, VII, 12). JEZ A BEL / Yezabel (s. i d.C.?).— Falsa
profetisa de la secta de los nicolaítas
Muchos de los habitantes, pesándo­ (que en algunas ciudades de Asia M e­
les mucho saber la suerte adversa que nor practicaba ritos paganos, tales
el profeta les anunciaba, lo prendieron como banquetes sagrados). Jezabel es
y le azotaron para que callase. Los citada sólo por el autor del Apocalipsis1
magistrados de la ciudad, al ver que en la carta a la iglesia de Tiatira. En ella
seguía gritando el mismo mensaje, lo se dice que es una mujer «que se dice
presentaron a las autoridades romanas, profetisa y enseña» y se la acusa de en­
quienes ordenaron azotarlo nueva­ gañar a los fieles «haciéndoles fornicar
mente, desollándolo «hasta los hue­ y comer lo sacrificado a los ídolos»2; a
sos», pero sólo lograron que, en un continuación se amenaza con el castigo
tono más suave se lamentara: para ella y sus seguidores:

¡Ay, ay de ti, Jerusalén! (ibid.). Mira, voy a postrarla en el lecho; y a


los que adulteran con ella, en una gran
Finalmente, dándosele por loco, se tribulación, si no se arrepienten de las
le dejó en libertad. Hasta el inicio de la obras de ella; y a sus hijos los remataré
con la muerte (Ap 2, 22).

181
JOEL

La mayor parte de los críticos con­ Por otra parte, se insiste en los orá­
sidera, sin embargo, que Jezabel es un culos contra las naciones: después de
nombre simbólico, tomado de la espo­ la caída de Jerusalén y el exilio, Yah­
sa fenicia de Ajab (rey de Israel) para veh traerá la salvación para Israel y la
evocar las depravadas costumbres de destrucción de las naciones impías:
la secta.
Pues he aquí que en aquellos días y en
1. Ap 2, 20. / 2. Ap 2, 20. aquel tiempo / en que Yo repatríe a los
cautivos de Judá y Jerusalén, / congre­
garé a todas las naciones y les haré ba­
jar al valle de Josafat, / y entraré allí en
JO E L / Yo’el (s. iv a.C.?).— Profeta
juicio con ellos por mi pueblo y mi he­
hebreo asociado al Templo cuya doc­
redad, / Israel, a quien dispersaron en­
trina era, sobre todo, de tipo escatolò­
tre los gentiles, / mientras se repartían
gico. Ocupa, cronológicamente, el úl­
mi tierra-. / y sobre mi pueblo echaron
timo lugar entre los profetas menores.
suertes, y entregaron muchachos por
Su nom bre sign ifica «Yah[veh] es
prostitutas / y muchachas vendieron
Dios». Parece haber vivido en Judá en
por vino, y bebieron (Jl, 4, 1-3).
época posexílica.
Su obra comienza anunciando dos 1. Jl 1,4-9. / 2. Jl 1,10-12./ 3. Jl 1,13-15.
terribles plagas para el país: una inva­
sión de langostas1 y una gran sequía2; [Bibl.: A. Lods, Les prophètes d ’Israël et
como consecuencia de ambas ni siquie­ les débuts du judaïsme, Paris, 1969.]
ra los sacerdotes del Templo dispon­
drán de los productos necesarios para
los ritos sacrificiales. JO N Á S / Jonah (s. vin).— Profeta he­
Para apaciguar la cólera divina, el breo (nabi), hijo de Amitay1, origina­
profeta invita a los sacerdotes a hacer rio de Gat-Jefer (Nazaret); su misión
penitencia, a prescribir un ayuno ofi­ tuvo lugar bajo el reinado del rey
cial y a convocar al pueblo a una litur­ Jeroboán II (783-743 a.C.). El nombre
gia especial3 del profeta («paloma» en hebreo) hace,
Pero dos son, en particular, los men­ quizá, alusión a Israel2.
sajes que aparecen en su libro. Por una Según el Libro de los Reyes anunció
parte las tradiciones concernientes al que, conforme a la palabra de Yahveh,
tema del «día de Yahveh» que, en sen­ Israel restablecería sus antiguas fronte­
tido escatològico, no se refiere a la sal­ ras desde la entrada de Hamat hasta el
vación de Israel, sino, por el contrario, mar de Arabá3. Parece que, en efecto, el
a su destrucción: rey Jeroboán logró ampliar notable­
mente los límites de Israel.
¡Sonad el cuerno de Sión! ¡Y tocad a El nombre del profeta fue dado pos­
rebato sobre mi monte santo! / Tiem­ teriormente al héroe del Libro de Jonás
blen todos los moradores del país, pues (en el Antiguo Testamento), redactado
viene el día de Yahveh; / en verdad está quizá en época posexílica (s. v a.C.).
próximo. Día de tinieblas y oscuridad, En él, Jonás es un profeta judío que
/ día de nubes y densa niebla. / Como trata de eludir el mandato recibido de
la aurora se extiende sobre los montes, Dios para que vaya a Nínive, capital
un pueblo numeroso y fuerte; / seme­ del imperio asirio, y advierta a sus ha­
jante a él no ha existido jamás, / ni des­ bitantes que Dios ha decidido destruir­
pués de él se dará en los años de gene­ los, a menos que se arrepientan4. La
ración en generación (Jl, 2, 1-2). intención del autor era demostrar que

182
JUDAS

Yahveh deseaba el bien tanto para los cía no haber probado ni pan ni alimen­
judíos como para los gentiles. to alguno cocido. Recomendaba la pu­
rificación del corazón mediante la pu­
1.2 R 14,25. / 2. Os 7,11; 1 1 .1 1 ./3 .2 R reza de intención. La gloria postuma
14, 25. / 4. Jon 4, 2. de Juan fue explotada por los monofi-
sitas de Egipto, que hicieron del asceta
[Bibl.: A. Feuillet, Le livre de Joñ as, cristiano el interlocutor profètico de su
Paris, 1957; V. Mora, Jonás, Estella, 1983.]
enem igo, el em perador M arcian o
(450-457 d.C.).
JU A N DE LICÓPOLIS / loánnes (s. iv 1. CD, V, 26; Rufin., HE, XI, (II), 32;
d.C.).— Asceta egipcio originario de la Sozom., HE, VII, 22; Philost., HE, XI, 2. / 2.
Tebaida, famoso por sus poderes para Pali., Hist. Laus., 35. / 3. Cap. 1.
curar y realizar profecías, por lo que
era conocido como el «vidente de la [Bibl.: P. Peeters, «Une vie copte de S.
Tebaida». Juan de Lycopolis»: An. Boll., 54 (1936),
Mantuvo estrechas relaciones con el pp. 359-381; J. Festugière, Historia mona-
emperador Teodosio, quien insistió en chorum in Aegypto, Bruxelles, 1960, pp. 9-
35; Id., Les moines d ’Orient VI/1, Paris,
vano para que Juan se incorporase (si­
1968, pp. 9-28; P. Devos, «La “ servante de
guiendo el ejemplo de *Arnufis) a su Dieu” Poemenia d’après Pallade, la tradi­
comitiva imperial. Durante la campa­ tion copte et Jean Rufus»: An. Boll., 87
ña contra el usurpador Máximo (388 (1969), pp. 189-212.]
d.C.) y, más tarde, contra Eugenio
(394 d.C.), tuvo que contentarse con
enviar mensajeros al desierto egipcio JUDAS / Yehudah (s. n a.C.).- Profeta
para consultarle —siempre en calidad esenio citado por Flavio Josefo, de
de servus Dei— sobre el desenlace del quien asegura que «nunca erró en pro­
encuentro'. Juan le predijo en ambos fetizar ni jamás mintió»1. Solía rodear­
casos una victoria segura (nuntia vic- se de un nutrido grupo de discípulos y
toriae certissima), que posteriormente gentes que venían a pedirle consejo.
se produjo. En la segunda de las con­ Narra el historiador que viendo pa­
sultas también anunció a Teodosio su sar al príncipe Antigono (hermano de
próxima muerte en su propio lecho, Aristóbulo I, rey de la «gran Judea»)
pero a consecuencia de una extraña por el Templo de Jerusalén, Judas dijo
enfermedad (más tarde se supo que el en voz alta:
emperador murió de hidropesía).
Una rica mujer, la noble Poemenia, Ahora me es a m í bueno morir, pues la
emparentada con el emperador, afron­ verdad murió, quedando yo en vida, y
tó en el año 394 serios peligros (aun­ se ha hallado alguna cosa falsa, en lo
que acompañada por obispos y servi­ que yo tenía profetizado, pues vive ese
dores mauros) para visitar a Juan en su Antigono, el cual debía hoy morir. Te­
gruta de Licópolis (Asiut, a 400 km al nía ya por suerte señalado lugar para
sur de El Cairo), donde fue curada de su muerte en la torre de Estratón, que
su enfermedad y recibió consejos pro- está a seiscientos estadios de aquí: son
féticos2. ya las cuatro horas del día y el tiempo
Los autores de la Historia mona- no pasa, y con él mi pronóstico (BJ, I,
chorum in Aegypto3 encontraron a 3 ,5 , 78-80).
Juan poco antes de su muerte, cuando
ya contaba noventa años de edad. Se Cuando Judas, entristecido, se puso
alimentaba únicamente de fruta y de­ a meditar sobre las causas del fracaso

183
JUDAS DE GALILEA

de su pronóstico, le llegó la noticia de piadosa temerosa de la furia destruc­


que Antígono había sido asesinado por tora del impío Manasés. A iniciativa
la guardia en un oscuro sótano de la del rey, una delegación sacerdotal en­
fortaleza Baris, la futura Antonia, de­ cabezada por el sumo sacerdote Jilqui-
nominada también «Torre de Estra- yahu consultó a Juldá, inspirada por
tón» y causa del equívoco del profeta Yahveh, sobre dicho descubrimiento1.
(104 a.C.). El oráculo pronun ciado por la
profetisa amenaza con el castigo divi­
l.B J, I, 3, 5, 78. no al pueblo de Judá que, olvidando al
Dios de Israel, se ha vuelto hacia la ido­
latría y los cultos extranjeros:
JU D A S DE GALILEA / Yehudah (s. i
d.C.).— Profeta y jefe de rebeldes judío Así ha dicho Yahveh: «He aquí que voy
citado por el historiador Flavio Josefo1. a acarrear desventura sobre este lugar y
Llamado también el Gaulanita (por ser sobre sus habitantes: todas las cosas del
originario de Gamala, en la región de libro que ha leído el rey de Judá; en
Gaulanítide), intentó sublevar a sus pago de que me han abandonado y han
compatriotas en el año 6 d.C., coinci­ quemado incienso a otros dioses a fin
diendo con el censo ordenado por de enojarme con todas las obras de sus
Roma (el censo de Caponio y Quirino) manos, de suerte que mi furor se ha
tras la anexión de la región al Imperio. encendido contra este lugar y no se apa­
El móvil de la insurrección fue de gará» (2 R 22,15-20).
orden religioso por cuanto el censo ve­
nía a refrendar la sujeción de la nación N o obstante anuncia que el castigo
judía a los romanos y, por tanto, de una vendrá después de la muerte del pia­
nación que no debía tolerar, después de doso rey Josías:
Dios, «ningún señor mortal».
El fariseo Gamaliel le evoca en un ...Por esto, he aquí que Yo te reuniré
discurso ante el Sanedrín2, junto a con tus padres y serás acogido en tu se­
*Teudas. Los seguidores de Judas fue­ pulcro en paz, y tus ojos no verán todo
ron dispersados, pero formaron, más el mal que Yo voy a acarrear sobre este
tarde, el movimiento de los zelotas. lugar (2 R 22, 20).

1. BJ, II, 118; 433; VII, 253; Ant. jud., Algunos especialistas advierten que
XVIII, 4-10; 23-25. / 2. Hch 5, 37.
en el oráculo de Juldá puede haber sec­
ciones posexílicas, si bien, en general,
[Bibl.: J. S. Kennard, «Judas of Galilee
and his Clan»: Jew ish Q uart. Rev., 36
parece escrito antes de la muerte del rey.
(1945-1946), pp. 281-186.] La actividad de esta profetisa podría­
mos situarla cronológicamente, pues,
entre la de los profetas *Sofonías y "'Je­
remías. Con anterioridad a ella sólo dos
JU LD Á / Huldah (s. vil a.C.).— Profe­ mujeres, Miriam (hermana de Moisés)
tisa hebrea, esposa de Salún (guardián
y Débora (juez y autora de un largo
del vestuario litúrgico del Templo de cántico), reciben el título de «profetisa».
Jerusalén). Bajo el reinado de Josías
(hacia el 622 a.C.) tuvo lugar, durante 1 .2 R 22,12-14.
los trabajos de restauración del Tem­
plo, el descubrimiento del Libro de la
Ley (valioso manuscrito del Deutero- JU LIA N O EL TEÚ RGO / ¡oulianós (s.
nomio), oculto quizá por alguna mano n d.C.).— A Juliano el Teúrgo, que vi­

184
JULIANO EL TEÙRGO

vió en época del emperador Marco «teúrgos» como autores de la obra. Al­
Aurelio (161-180 d.C.), se atribuye la gunos autores antiguos (como Pselo)
autoría de los Oráculos caldeos (Logia sostienen que Juliano padre formuló en
chaldaiká). Todo lo que sabemos de él versos sus doctrinas, m ientras que
nos ha sido transmitido por la Suda’, un Juliano hijo las «escribió» también en
diccionario bizantino del siglo x d.C. versos.
Era hijo de Juliano el Caldeo, que Los Oráculos caldeos se han perdi­
debió de vivir bajo el reinado del em­ do; sabemos que la obra estaba com­
perador Trajano (97-118); se le llama­ puesta en hexámetros y que contenía
ba así no por su origen oriental sino ideas platónicas, medioplatónicas (Nu-
por su conocimiento de «ciencias» cal­ m enio), neopitagóricas, estoicas y
deas (magia, astrología, adivinación). orientales, siendo calificada de «biblia
Escribió una obra titulada Sobre los dé- de los neoplatónicos». Entre éstos,
mones, en cuatro libros, hoy perdida, Porfirio, Jám blico, Siriano y Proclo
en la que afirmaba la existencia de dedicaron mucha atención a su inter­
amuletos para cada parte del cuerpo, pretación y comentario.
citando expresamente los amuletos te- Su contenido — al margen de las
lesiúrgicos caldaicos. Una fuente muy ideas filosóficas— es extraordinaria­
tardía (Anastasio, en el s. vn) le cita mente variado, incorporando supersti­
como rival de Apuleyo y de *Apolonio ciones orientales, magia y teúrgia, me­
de Tiana en la purificación de Roma tafísica y astrología. Se conservan
durante una pestilencia; en este «con­ algunos fragmentos de estos Oráculos
curso» entre magos, Juliano se mostra­ en numerosas citas de autores como
ría como el más poderoso, capaz de li­ Proclo, Damascio y Pselo. Fueron re­
berar a la ciudad de la epidemia gracias cogidos por primera vez por Kroll, dis­
a su dom in io sob re las fu erzas cutidos y traducidos luego por Lewy y
demoníacas2. La competición teúrgica magníficamente publicados por Des
entre los tres personajes carece, sin Places.
embargo, de base histórica. A Juliano el Teúrgo se le atribuyen
En un pasaje, Pselo3 sostiene que otras obras también perdidas: una con­
Juliano el Caldeo, en el momento en sagrada a la teúrgia (Theurgika), otra
que iba a engendrar a su hijo, pidió al dedicada a la técnica de la animación de
dios Ensamblador (o Supremo) del uni­ estatuas (Telestiká), unos oráculos en
verso un alma arcangélica para él; una verso (Logia diepóri) y tratados donde
vez nacido, le puso en contacto con revelaba los secretos de la teúrgia.
todos los dioses y, en particular, con el Algunos autores le hacen protago­
alma de Platón: por medio del arte nista del célebre episodio de la «lluvia
hierático elevó a su hijo hasta la visión milagrosa», aunque todo parece indi­
directa del alma del filósofo para inte­ car que, en realidad, su autoría corres­
rrogarle sobre lo que quisiera. ponde al mago *Arnufis. Sozomeno5
Dicho pasaje ha sido interpretado recuerda un «m ilagro natural» de
(E. R. Dodds) en el sentido de que Juliano el Caldeo, que hizo reventar
Juliano el Teúrgo hizo de médium para una piedra con la sola fuerza de su pa­
su padre con el fin de que éste pudiera labra. Anteriormente Luciano6 alude
recibir oráculos. en uno de sus escritos a un Caldeo que
Heredó de su padre, Juliano el Cal­ resucitaba muertos, atraía a las ser­
deo, la ciencia oracular y el arte de pientes mediante fórmulas sagradas,
ponerla en versos. Es posible que los etc., y en el que algunos autores mo­
Oráculos caldeos fueran escritos por el dernos (Cracco Ruggini) han creído
padre y el hijo; Proclo4 habla de los reconocer a uno de los Julianos.

185
JULIO AQUILA

1 .1,433; 1,434. / 2. Anast., Sin. Quaest. et es identificado por unos (Müller) con
resp., X X = PG, 89, coll. 517-532. / 3. Psel., un liberto de Mecenas2 (el amigo per­
27. / 4. In Cra., 72,10-11. / 5. HE, I, 18. / 6.
sonal del emperador Augusto) inven­
Philops., 12.
tor de una técnica taquigráfica; otros
[Bibl.: Ediciones de los oráculos: E. Des (M. Torelli) proponen identificarlo
Places, Oracles Chaldaiques avec une choix con C. Iulius Aquila, praefectus Aegyp-
de commentaires anciennes, Paris, 1971; F. ti en el año 10/11 d.C.
García Bazán, Oráculos caldeos con una se­
lección de testimonios de Proclo, Pselo y M. 1. NQ, 1 4./2. Suet., fr. 136 Reifferscheid;
Itálico, Madrid, 1991. Estudios: M. Lewy, Dion Cass., LV, 7, 6.
Chaldaean Oracles and Theurgy. Mysticism
Magic and Platonism in the Later Román
Empire, Cairo, 1956; H. D. Saffrey, «Les
Néoplatoniciens et les Oracles Chaldai­ JU N IO /Junius (s. i d.C.).— Mago (ni­
ques..: REAug, 27 (1981), pp. 209-225.] gromante) rom ano consultado por
Druso Libón, en época del emperador
Tiberio (14-37 d.C.), para que con sus
JU LIO AQUILA / Iulius Aquila (s. i encantamientos hiciera aparecer las
d.C.).— Autor de diversos tratados so­ sombras infernales. Libón fue denun­
bre Disciplina Etrusca que fueron con­ ciado por el propio Junio ante el cón­
sultados por Séneca1 y Plinio (en los sul Fulcinio Trión (31 d.C.).
libros I y XI de su Naturalis Historia).
Sin duda de origen etrusco (Acvilna}), 1. Tac., Ann., II, 28.

186
L

L A M P Ó N / L am pó n (4 8 0 -4 1 0 bemos situar poco antes del año 443


a.C.).— Célebre adivino (mantis) ate­ a.C.— con el filósofo Anaxágoras de
niense, amigo de Pericles1. Gozó de Clazomenes, maestro y amigo de Peri­
gran consideración2 al destacar como cles, a p rop ósito de un prodigio.
cresmólogo (intérprete de oráculos), Plutarco9 narra que un día le fue mos­
sacrificador y experto en el arte de la trado a Pericles la cabeza de un carne­
extispicina3 y exégeta4. ro (nacido en una de sus propiedades)
Según algunos estudiosos (A. Koer- que sólo tenía un cuerno. Lampón, al
te) es probable que Lampón pertene­ ver que ese cuerno había surgido sóli­
ciese a la familia de los Eumólpidas. do y fuerte en medio de la frente del
También se cree que pudo ser hijo de animal, declaró que la potencia de los
O lim piodoros5 y nieto de Lampón. dos partidos que dividían a la ciudad
Debió de nacer en torno al año 480/ de Atenas (el de Pericles y el de Tucídi­
470 y morir hacia el 410 a.C. des), se convertiría en la de un solo
De él conocemos varias intervencio­ hombre, en la de aquel en cuya casa
nes: a) el decreto ático relativo a la ofren­ había aparecido ese prodigio. Pero
da de las primicias de Eleusis contenía Anaxágoras, cortando el cráneo del
una enmienda dictada por Lampón tras animal en dos, hizo ver que el cerebro,
una consulta oracular6; b) participó en en forma puntiaguda, no había ocupa­
la fundación de la colonia de Thurioi do su lugar y que se había desplazado
(443 a.C.) encabezando a un nutrido desde la caja craneal hasta el lugar don­
grupo de adivinos conocidos colectiva­ de partía la raíz del cuerno.
mente como thourio-mánteis; tenía la Inicialmente la admiración de los
función de aconsejar a la expedición, asistentes se volcó hacia Anaxágoras
velar para que fuese fundada bajo bue­ pero cuando Tucídides, el enemigo
nos auspicios y celebrar los cultos fun­ político de Pericles, fue derrotado y el
dacionales adecuados7; c) Tucídides8 gobierno pasó a manos de Pericles, to­
cita en primer lugar el nombre de dos alabaron a Lampón. Lampón fue,
Lampón entre los atenienses que nego­ sin embargo, objeto de burlas por par­
ciaron la paz de Nicias (abril 421) y lue­ te de los comediógrafos de su tiempo
go la alianza con Esparta (mayo 421). (Cratinos, Lisipo, Antífanes) y es cita­
Pero Lampón es conocido sobre do varias veces en las comedias de
todo por su enfrentamiento —que de­ Aristófanes10.

187
LARGINO PRÓCULO

Según los escoliastas", Lampón vi­ astrológicas y no las propias de un ha­


vió al menos hasta la representación de rúspice. Dice primero que Próculo ha­
Las aves de Aristófanes (410 a.C.). bía pronosticado en Germania que el
Cratinos le cita aún después en su obra emperador moriría el mismo día que
Nemesis, como si todavía viviera, lo él. Ya ante el emperador, éste dio or­
cual parece dudoso. den de encadenarle bien, ya que que­
ría, dijo, ser testigo de la ejecución.
1. Plut., Mor., 812 d. / 2. Aristof., Nub., Próculo le contestó: «Tú no quieres
332; Schol. Av., 521; Eupolis, Fr. 297 Koch; matarme. Porque yo no estoy predesti­
Kratinos, Fr. 57-58 Koch; Plut., Per., 6 ,2 .1 i . nado a morir por ti».
Thytes: Schol. Av., 521; Schol. Nub., 332. / 4.
Eupolis. / 5. Herod., IX, 21, 3. / 6 . 1G, I, 2, Condenado a muerte, su ejecución
76,47. / 7. Aristof., Av., 521; Diod., 11,10,3 fue demorada hasta que Domiciano se
ss. / 8. V, 19, 2; 24, 1. / 9. Per., 6, 2. / 10. hubiese salvado del peligro. Pero, en­
Nub-, 332; Aves, 521. / 11. Schol. Av., 521. tretanto, el emperador fue asesinado y
Próculo logró salvar su vida, recibien­
[Bibl.: Obst, «Lam pón»: RE, X II, 1 do del nuevo emperador, Nerva, una
(1924), cois. 580-584.] suma de 400.000 sestercios. Un prece­
dente casi idéntico de perdón concedi­
do por el sucesor en el trono se produ­
L A R G IN O PR Ó C U L O / Larginus jo unos años antes con el astrólogo
Proculus (s. i d.C.).— Astrólogo, pero *Apolonio, a comienzos del reinado de
quizá también mago y harúspice, dete­ Claudio (41 d.C.).
nido y llevado ante el emperador Do- Se ha especulado (H. Cramer) con
miciano el 18 de septiembre del 96 las razones por las que el nuevo empe­
d.C. (el día de su asesinato), acusado rador, Nerva, recompensó económica­
de violar el edicto del año 11 d.C. (de mente al astrólogo: a) ¿tenía ya en
maiestas). Germania sospechas Próculo de que
Su detención se produjo en la pro­ algo iba a suceder en el trono de
vincia de Germania por hacer profe­ Roma?; b) ¿rehusó Próculo a dar el
cías (oficialmente prohibidas) sobre la nombre de Nerva bajo tortura sabien­
m uerte del em p erad o r. L argin io do que sería el sucesor de Domiciano?
Próculo no negó su culpabilidad pero Las relaciones secretas entre Nerva y
como ciudadano romano apeló ante el Próculo nunca podrán ser conocidas
emperador. Suetonio1 y Dion Cassio2 pero sin presuponerlas es difícil expli­
son nuestras únicas fuentes sobre lo car ese generoso donativo.
sucedido. El historiador latino no cita
a Próculo pero hace de él un harúspi­ 1. Domit., 16,1. /2 . Ep., 67,16,2. / 3.67,
ce. Trasladado a Roma, Domiciano le 16,2.
preguntó por el significado de un true­
no recientemente escuchado, a lo que [Bibl: H. Cramer, Astrology in Román
Próculo le respondió que anunciaba un Law and Politics, Philadelphia, 1954, pp.
cambio de gobierno (sin precisar fe­ 274-275.]
chas). Los harúspices disponían en sus
libros de un calendario brontoscópico
donde se recogía el significado de los LEPTINES / Leptines (s. iv-m a.C.).—
truenos según el día en que se habían Astrólogo (mathematicus), quizá de
producido. El emperador decidió sen­ origen sirio, vinculado a la corte del
tenciarlo a muerte. rey Seleuco y conocido sólo por una
Dion Cassio3 ofrece más detalles, si anécdota de V alerio M áxim o (s. I
bien las técnicas a las que alude son d.C.).

188
LISfSTRATO

Éste1 nos dice que Antíoco, el úni­ leyó en uno de sus oráculos la promesa
co hijo del rey Seleuco, se había ena­ de que con el tiempo Mesenia — en­
morado perdidamente de su madras­ tonces en guerra— recuperaría su es­
tra Estratónice; pero dándose cuenta plendor1; decidió por ello enterrar una
de lo infame de aquel amor trataba de reliquia sagrada considerada como se­
disimularlo. Este afecto escondido le milla del porvenir. Los oráculos de
hizo caer en el lecho en una extrema Lico debían ser recientes y, pese a sus
languidez, ante la preocupación del pretensiones, nunca alcanzaron la ce­
padre por la suerte de su único here­ lebridad de los de *Bacis o ‘ Museo.
dero (h. 294 a.C.).
Leptines, sentado a la vera de An­ 1. Paus., IV, 20,4.
tíoco, observó que cuando entraba en
la estancia Estratónice, el joven se en­ L IS ÍM A C O / L ystm acb os (s. iv
cendía de rubor y su corazón latía con a.C.).— Adivino (onirócrito) griego,
más fuerza; en cambio, cuando salía de sobrino del célebre político Arístides;
ella, Antíoco palidecía y su corazón según Plutarco1 se ganaba la vida in­
excitado recobraba inmediatamente su terpretando los sueños en las inmedia­
ritmo normal. ciones del laccheion de Atenas sirvién­
Una observación más atenta le hizo d ose p ara ello de un p inákion
llegar a conocer la verdad: cogía disi­ oneirokritikón, es decir, de una «tabla
muladamente el brazo del príncipe, onirocrítica» considerada por unos
cuando entraba y cuando salía Estrató­ como un tipo elemental de libro o
nice, y descubrió que el latido de sus prontuario de los sueños y por otros
venas era más fuerte al entrar y más como un simple reclamo publicitario
débil al salir su madrastra. Inmediata­
para llamar la atención de los clientes.
mente informó de su descubrimiento al
rey Seleuco, quien no dudó en ceder a l.Arist., 23, 6; Demost., 20,115 ss.
Estratónice a su hijo Antíoco.

1. V, 7, ext. 1. L ISÍST R A T O / Lysístratos (s. vi-v


a.C.).— Adivino (exégeta) ateniense
que anunció a los griegos el desenlace
LEUCO / Leykos (s. iva.C.).— Adivino de la batalla naval de Salamina, frente
(mantis) griego, hijo de Sosímenes, ori­ a los persas (480 a.C.), muchos años
ginario de Delfos. Sólo es conocido antes de que ésta se produjese; señaló
gracias al hallazgo de una inscripción en que llegaría un día en que las mujeres
versos dísticos1datada en el siglo iv a.C. de Colias cocinarán con remos'.
Lico debió de morir en Eretria, lugar El oráculo no fue entendido y pasó
donde fue hallada la estela. De su acti­ desapercibido hasta que, después de la
vidad como adivino no sabemos nada. batalla, cuando los restos de las naves
enemigas fueron llevados por los vien­
l.IG , XII, 9/291. tos céfiros hasta la punta de la costa
del Atica llamada Colias, se aclaró su
significado.
LICO / Lykos (s. vi a.C.?).— Adivino
(cresm ó lo g o ) aten ien se, hijo de 1. Herod., VIII, 96, 2.
Pandion, fundador del culto de Apolo
Lykios. El héroe mesenio Aristómenes [B ibl: J . C . C arriè re , «O ra cle s et
(con quien colabo raba el adivino p ro d ig e s de Salam in e: H é ro d o te et
*Téoclo a comienzos del siglo v a.C.) Athènes»: DHA (1988), pp. 242-243.]

189
LOCUSTA

LOCUSTA / Locusta (s. i d.C.).— He­ un crimen tan odioso; fue, por tanto,
chicera gala («langosta» quiere decir su obligada por Nerón a preparar en su
mote), célebre por sus envenenamien­ presencia y en su propia alcoba un ve­
tos. En tiempos del emperador Clau­ neno mucho más rápido y efectivo. Lo
dio fue condenada por envenamiento; ensayó inmediatamente en un cabrito
Tácito' dice que, sin embargo, «fue lar­ y como éste viviera aún cinco horas, lo
go tiempo tenida como uno de los ins­ hizo cocer y recocer varias veces hasta
trumentos del reino», en alusión a que que, al término de muchos preparati­
sus servicios fueron solicitados por las vos, lo suministró a un cochinillo que
instancias oficiales. Fue ella precisa­ murió al instante. Sólo entonces dio la
mente quien elaboró el veneno que, orden de que lo llevaran al comedor y
echado en una seta y suministrado por lo pusieran en la copa de Británico,
el eunuco Haloto, acabó con la vida que cenaba con Nerón; aquél cayó ful­
del emperador Claudio (54 d.C.). minado al primer sorbo. Suetonio con­
Pocos años después intervino en el cluye afirmando que Nerón concedió
asesinato del joven Británico. Estaba a Locusta, por los servicios prestados,
entonces bajo la custodia de Julio la impunidad, vastos predios e incluso
Polión, tribuno de una cohorte preto- discípulos.
riana, siendo llam ada por N erón. La popularidad de esta hechicera
Suetonio2 dice que fue ella, como «ex­ está fuera de toda duda. Juvenal, citán­
perta en drogas», quien proporcionó el dola como Lucusta, dice que enseñaba
veneno al emperador. Pero al actuar a las mujeres inocentes «cómo llevar a
más lentamente de lo previsto, ocasio­ enterrar a sus lívidos esposos en medio
nando a Británico únicamente una des­ de las habladurías de las gentes»3.
composición intestinal, Nerón, inquie­
to, la golpeó con sus propias manos, 1. Ann., XII, 66, 2; XIII, 15. / 2. Ner., 33,
acusándola de haberle dado una medi­ 2-3 / 3. Sat., I, 71; cf. Dion Cass., LX, 34;
cina en vez de un veneno. Locusta se LXIV, 3.
excusó diciendo que había suministra­ [Bibl: S. M azzarino, «Locusta»: Or-
do una dosis pequeña para disimular pheus, 3 (1956), pp. 81-82.]

190
M

M A C A Ó N / Macháon (s. i d .C .).— poco antes del reinado de Decio (hacia


Esclavo que, el 1 de enero del año 38, el 248 o 249 d.C.), incitó a los alejan­
bajo el reinado de Calígula, tras intro­ drinos a perseguir a los cristianos. Eu-
ducirse en el templo de Júpiter Óptimo sebio de Cesarea3, sin nombrarlo, pa­
Máximo en el Capitolio, y subir al le­ rece referirse a él cuando le llama «el
cho (pulvinar) del dios, hizo «numero­ adivino (mantis) y autor de males».
sas y terribles predicciones»1. Después Macrino ocupó altos cargos en el
de matar a un perro que llevaba consi­ estado mayor de Valeriano y fue padre
go, se suicidó con un cuchillo. del futuro emperador Macriano (260-
261 a.C.).
1. Dion Cass., LIX, 9, 3.
1. apud Eus., HE, VII, 10,4. / 2. apud HE,
VII, 1 0 ,4 ./ 3. HE, VI, 41,1.
M ACRIANO / Fulvius Macrianus (s. [Bibl.: P. Paschini, «La persecuzione di
ni d.C.).— Según Dionisio de Alejan­ Valeriano»: Studi Romani, 6 (1958), pp.
dría1, «maestro» (didaskalos) y «jefe 130-137; M. Sordi, «Dionigi di Alessandria
(arcbisynagogos) de los magos de Egip­ e le vicende della persecuzione di Valeria­
to» en tiempos del emperador Valeria­ no in Egitto», en Paradoxos Politeia, Mila­
no (253-260 d.C.). Odiaba a los cris­ no, 1979, pp. 292 ss.]
tianos porque, en cuanto «hombres
puros y santos», con su sola presencia,
obstaculizaban sus encantamientos y M AGNO / Magnus (s. i d.C.).— Her­
ordenó por ello su persecución. mano de Craso y de Pisón Liciniano,
Siempre según el testimonio del au­ escribió sobre necromancia, siendo eje­
tor cristiano, Macriano sugería al em­ cutado por orden del emperador Clau­
perador realizar «iniciaciones im pu­ dio1. Lucilio2 le cita en un epigrama.
ras», «sortilegios abominables» y «ritos Algunos autores le han identificado
de mal auspicio»2, así como degollar a con Magno de Nísibis, célebre iatroso-
míseros niños, inmolar a hijos de padres fista que enseñó medicina en la Alejan­
infortunados, abrir entrañas de recién dría del siglo iv d.C. y al que Libanio3
nacidos y cortar y despedazar niños. cita en una de sus Cartas.
Probablemente (Cracco Ruggini) 1. Tac., Hist., 1,48,1. / l.Anth. Pal., 281.
fue él también quien, con anterioridad, / 3. O ., 763.

191
MALAQUÍAS

MALAQUÍAS / M al’akay (s. v a.C.).— por una oblación pura1; calamidad de


Ultimo de los «profetas menores» he­ los matrimonios mixtos2; las plagas de
breos. Sabemos que vivió en la comu­ langosta, la sequía, la esterilidad des­
nidad judía de después del Exilio. Su aparecerán cuando los diezmos sean
mensaje que dirige al pueblo de Israel debidamente pagados3.
está reunido en el libro del Antiguo
Testamento que lleva su nombre; di­ 1. 1, 6-2, 9. / 2. 2,10-16. / 3. 3, 6-12.
cha compilación es, sin duda, posterior
al 515 a.C., fecha en la que el Templo
de Jerusalén ha sido ya reconstruido; M A N E T Ó N / Manethón (s. i-ii
algunos autores la sitúan a mediados d.C.).— Astrólogo griego contemporá­
del siglo v a.C. neo quizá de *D oroteo de Sidón.
De los oráculos recogidos en el li­ Como éste, dio a conocer su obra en
bro merecen ser destacados dos; uno, forma versificada.
sobre «el día de Yahveh»: Su tratado principal, en seis libros,
los Apotelesmatiká, fue compuesto des­
En el día que Yo preparo constituirán pués del Pentateuco de Doroteo y acu­
mi posesión, dice Yahveh, / y los perdo­ sa una fuerte influencia suya. Se ha
naré como perdona un hombre / a su podido determinar (Downing) la fecha
hijo, que le sirve. / Volveréis, pues, a del nacimiento de Manetón a través del
discernir entre el justo y el impío / en­ horóscopo que él mismo nos dejó en su
tre quien sirve a Elohim y quien no le poema: el 27/28 mayo del 80 d.C.
sirve. / Pues he aquí que llegará el día
abrasador como un homo / y serán to­ Pero quiero proseguir con un nuevo
dos los soberbios / y todo el que obra la cambio en verso y recordar las estre­
impiedad cual rastrojo / y los abrasará llas de mi propio nacimiento, cuándo
aquel día por venir, dice Yahveh, / que y en qué signo estaba la a menudo bus­
no dejará de ellos raíz ni rama (MI 3, cada Eilethyia [diosa de los nacimien­
17-19). tos], me parió del útero de forma que
ella verificara por mucho tiempo que
Otro oráculo (quizás una adición el Destino me concedía enseñar, la sa­
tardía) sobre el retorno de * Elias, que biduría y la belleza poética de las es­
predecerá al «grande y terrible» acon­ trellas. El Sol estaba en Géminis y allí
tecimiento; una antigua tradición sos­ también estaba la bella Cypris [Venus]
tenía que el profeta Elias, arrebatado y el querido Faetón [Júpiter] y el dora­
al cielo, habría de volver a aparecer do Hermes [Mercurio] y en Acuario en
antes del día del juicio. aquél momento estaba la Luna y
Faenan [Saturno], y Marte estaba en
He aquí que Yo os enviaré al profeta Cáncer y Centauro estaba volviendo
Elias / antes de que llegue el día de Yah­ hacia mediodía arrastrando su arma.
veh grande y terrible, / para que vuelva Así el Destino determinó mi natividad.
el corazón de los padres a los hijos I y el
corazón de los hijos a sus padres, / no En VI, 132 señala la imposibilidad
sea que Yo venga y haya de consagrar de acceder a las constelaciones de los
el país a l anatema (MI 3, 22-24) reyes y emperadores, idea recogida
algo más tarde por Fírmico Materno1.
El libro que lleva su nombre incor­ Bajo el nombre de Pseudo-Mane-
pora varios oráculos más: el castigo de tón2 se agrupan diversas fuentes:
los sacerdotes por descuidar los sacri­ Hermes, Asclepios, *Nequepso-Petosi-
ficios que, a su vez, serán sustituidos ris y, en general, textos egipcios del si­

192
MANI

glo ni a.C. De hecho el tratado, dividi­ nica a sus padres la visión que el ángel
do en cuatro partes, data del siglo i a.C. le ha enviado y les convierte a la fe.
al ii d.C. y expone las teorías comunes Un año después, cuando Persia y
sobre la duración de la vida y el siste­ Roma intensificaban la guerra, viajó a
ma de las Iniciativas (es decir, el exa­ la India, de donde regresaría hacia el
men de una configuración planetaria 243, fecha en la que el rey Sapor I (fun­
en un momento determinado). dador de la dinastía sasánida) sucedía
a su padre Ardashir.
1. Math., II, 30, 4. / 2 Ed. de Kochly, Predicó desde entonces en Persia y
Leipzig, 1858. en el país de los partos contando con
el apoyo del rey. En Babilonia operó
su primera gran conversión: el herma­
MANI / Manes (216-274 d.C.).— Pro- no de Sapor, Mihrsah, no cree en la
feta fundador del maniqueísmo. Perte­ predicación del Apóstol ni en la exis­
necía a una familia noble, ya que tanto tencia del Paraíso de la Luz que éste
el padre, Patek o Patekios, como la promete, pero Mani, gracias a su po­
madre, Myriam, estaban emparenta­ der milagroso, le hace aparecer ante
dos con la dinastía arsácida que reina­ sus ojos el Paraíso, con sus dioses, el
ba en Persia. soplo inmortal de la vida y un maravi­
Su propia fam ilia (originaria de lloso jardín. El príncipe, que cayó a tie­
Mardinu, en el norte de Babilonia) su­ rra inconsciente, pasó a ser uno de sus
fría la crisis espiritual propia de la épo­ primeros fieles.
ca. Patek se estableció en Seleucia- En la primera de las tres ocasiones en
Ctesifonte (capital del Imperio); allí, que el rey conversó con Mani (abril del
en la Casa de las imágenes divinas, es­ 243) recibió de éste un escrito, el Sah-
cuchó por tres veces una misteriosa puhrogan («Escrito dedicado a Sapor»),
voz que le invitaba a renunciar al vino, cuya lectura le impresionó. Sapor le
a la carne y a las mujeres, tras lo cual autorizó a predicar libremente por el
se retiró a las zonas pantanosas de Ba­ Imperio y a acompañarle en sus campa­
bilonia, donde se unió a la secta de los ñas, llegando a ser una persona influ­
bautistas (quizá un movimiento judeo- yente en la corte.
cristiano). Esta conversión pudo haber Siempre protegido por el monarca,
influido notablemente en su hijo Mani. Mani escribió una amplia obra (Escri­
A los doce años (228-229) recibió turas maniqueas) y fundó una iglesia;
la visita de un ángel (at-Ta’um), quien muchos de sus discípulos dieron a co­
le probó ser su doble celestial; este ge­ nocer su doctrina en ciudades del
melo es el Paráclito, que en nombre de Oriente y Occidente.
Dios (rey del Paraíso de las Luces) edu­ Muerto Sapor (272), le sucedió uno
cará al profeta y le preparará para su de sus hijos, Bahram I (273-276). Bajo
misión. A partir de entonces tuvo al­ este nuevo reinado, Mobed Kartir asu­
gunas visiones en las que se veía a sí mió enormes poderes. Se le considera
mismo. Bien instruido, entró al servi­ fundador de la Iglesia nacional sasáni­
cio del rey Ardashir I. da, maestro de ceremonias, señor del
En abril del 240 (con 24 años) el templo del fuego de Anahita y jefe del
ángel se le apareció de nuevo para ini­ templo de la ciudad de Istar. Algunos
ciarle en su carrera como Apóstol de la autores le atribuyen el intento de hacer
Luz. El Señor le envía a salir del silen­ del zoroastrismo la única religión auto­
cio, a anunciar la verdad y a proclamar rizada del Imperio. El renacimiento del
públicamente las enseñanzas recibidas culto zoroástrico vino favorecido por
(quizá de tipo gnóstico). Mani comu­ las instancias oficiales así como por la

193
MANILIO

fusión de dos clases sacerdotales riva­ la ciudad. El resto del cuerpo fue se­
les: la de los magos (con sede en Siz, en pultado por sus discípulos en la ciu­
la Media) y la de los herbad (Persia). dad de Ctesifonte.
Fruto de esta fusión será el renacimien­ Hoy día Mani es visto como un pro­
to de la iglesia estatal zoroástrica y la feta, inteligente y cultivado (músico,
redacción canónica del Avesta. Bajo el matemático, pintor, astrónomo, médi­
mandato de Kartir, los magos persas co), que intentó conciliar Oriente y
comenzaron a hacerse más fanáticos e Occidente. En su doctrina no faltan
intolerantes, persiguiendo a los heréti­ elementos de la moral búdica, del cul­
cos (maniqueos) y a los adeptos de otras to mitraico e incluso de procedencia
religiones (cristianos). cristiana. En el llamado Evangelio de
En enero del 276, por orden de la infancia se cuenta que sus primeros
Bahram, Mani fue encarcelado en la años estuvieron marcados por las en­
ciudad de Gundesapur (Susiana). Los señanzas gnósticas.
maniqueos fueron acusados de apartar Tras su muerte el rey Bahram orde­
a los súbditos de la religión oficial y nó una dura represión del movimiento
ser incapaces de hacer algo provecho­ si bien no logró impedir su progreso,
so. El profeta se defendió ante el rey, que culminaría en los siglos siguientes.
inútilmente, recordando los muchos
milagros realizados y el bien hecho a la [Bibl.: H. Ch. Puech, Le manicheisme,
familia real; el fragmento de un ma­ son fondateur, sa doctrine, Paris, 1949; G.
nuscrito del Turquestán oriental pone Widengren, Mani und der Manichaismus,
en boca del profeta las siguientes pala­ Stuttgart, 1961; O. Klima, Manis Zeit und
bras dirigidas al monarca: Leben, Praga, 1962; L. J. R. Ort, Mani: A
religio-historical Description o f his Perso­
nality, Leiden, 1967; Fr. Decret, Mani et la
No 05 he hecho nada malo. Siempre he
tradition manichéenne, Paris, 1974; M.
hecho buenos servicios a vos y vuestra
Tardieu, Le manichéisme, Paris, 1981.]
familia. Y es grande el número de servi­
dores vuestros que he librado de demo­
nios y falsos espíritus. Grande es el nú­
M A N ILIO / Manilius (s. i d. C .).—
mero de los que he levantado de su
Autor de un poema en cinco libros titu­
enfermedad. Y grande es el número de
lado Astronómica, dedicado a la astro­
los que he redimido de toda clase de
nomía y astrología, compuesto entre los
fiebres y enfermedades. Y grande es
años 9 d.C. y 16 d.C., y dedicado al
también el número de los que murie­
emperador Tiberio. Aunque se le han
ron y he vuelto de nuevo a la vida (H. atribuido los más diversos lugares de
H. Osten, E l mundo de los persas,
origen, probablemente nació en Italia.
Madrid, 1965, p. 125).
El argumento del libro I, en el que
sigue al astrónomo Arato, es astronó­
Mani murió, semanas después, muy
mico y tiene como objetivo introducir
debilitado tras varios días de tortura
a los otros cuatro, de tema astrológico,
(en la cárcel llevaba tres cadenas en
sobre las propiedades de los cuerpos
las manos, tres en los pies y una en el
celestes, sobre las técnicas para elabo­
cuello que le impedían todo movi­
rar el horóscopo y sobre la influencia
miento y le causaban atroces dolores).
de cada constelación en el destino de
La pasión —que los maniqueos desig­ los hombres nacidos bajo tales signos.
naron con el término cristiano de
M anilio se enorgullecía de haber
«crucifixión»— se prolongó casi un
sido el primero en versificar en latín la
mes. Tras ser decapitado, su cabeza
materia astrológica1, si bien debió ha­
fue expuesta en una de las puertas de

194
M A N I L I O

cerlo sobre materiales anteriores escri­ signos en las distintas partes de la tierra
tos en prosa. (vv. 587-817); 7) males que afectan a
Siguiendo la reciente traducción es­ los signos que presiden los eclipses lu­
pañola de F. Calero, el contenido de nares (vv. 818-865); 8) epílogo de ca­
los libros astrológicos puede estable­ rácter filosófico (vv. 866-935).
cerse de la siguiente forma: Libro V: 1) proemio (vv. 1-29); 2)
Libro II: 1) proemio (vv. 1-149); 2) paranatéllonta o conjunción de dos
clasificación de los signos zodiacales constelaciones, una zodiacal y otra
según sus propiedades (vv. 15 0-269); 3) extrazodiacal, en su orto o en su ocaso
relaciones geométricas entre los signos (vv. 32-709); 3) magnitudes de las es­
(vv. 270-432); 4) tutela de los dioses trellas (vv. 710-745).
sobre los signos (vv. 433-452) y de éstos El poema de Manilio está elabora­
sobre cada una de las partes del cuerpo do también sobre ideas de la filosofía
(vv. 453-465); 5) otras relaciones entre estoica y, en particular, sobre la «sim­
los signos (vv. 466-692); 6) divisiones patía cósmica» que, en opinión de es­
de cada uno de los signos en dodecate- tos filósofos, garantizaba la validez de
morias (vv. 693-721), término emplea­ las predicciones astrológicas.
do también para indicar la posición de Se trata, pues, de una gran síntesis
la luna (vv. 722-737) y los dominios de donde confluyen temas tales como el
los planetas en cada uno de los signos destino, la presencia del mal, la evolu­
(vv. 738-787); 7) los cuatro puntos car­ ción y el progreso o la estructura social.
dinales en un nacimiento son el Medio
del Cielo, el Fondo del Cielo, el Horós­ 1. Astronom., 1 ,1-6 y III, 1-4.
copo o signo ascendente y el descenden­
te (vv. 788-855); 8) desarrollo de la vida [Bibl.: Ediciones: A. E. H ousm an, M.
a través de los doce lugares del Dodecá- M anilii Astronom ica. Editio minor, C am ­
tropos (vv. 856-959). bridge, 1 932; G . P. G oold, M anilius. Astro­
Libro III: 1) proemio (vv. 1-42); 2) nom ica, London, 1 9 7 7 ; Id., M. M anilii As-
división de la eclíptica con las doce tro n o m ica, L e ip zig , 1 9 8 5 ; trad u cció n
«suertes» (vv. 43-159); 3) modo de en­ e sp añ o la: F. C a le ro y M . J . E charte,
contrar la suerte de la Fortuna (vv. M anilio. A strologia, M adrid , 1996. E stu­
160-202); 4) cálculo preciso del horós­ d ios: V an W ageningen, «M an iliu s»: R E ,
X IV , 1 (1 9 2 8 ), co ls. 1 1 1 5 -1 1 3 4 ; F. F.
copo (vv. 203-509); 5) explicación de
Liihr, R atio u n d F atu m . D ich tu n g und
la «cronocratoría» (influencia de los Lehre bei M anilius, D iss., Frankfort a.M .,
signos sobre los años, los meses, los 1 9 6 9 ; L. Baldini M oscadi, «M agia e pro­
días y las horas (vv. 510-617); 6) des­ gresso in M anilio»: A &c R, 25 (1980), pp.
cripción de los cuatro signos trópicos 8-14; C. Salam m e, Introduzione agli A stro­
(Aries, Cáncer, Libra y Capricornio) y nom ica di M an ilio, N a p o li, 1 9 8 3 ; J . H.
excursus final (vv. 618-682). Abry, «L ’astrologie à Rom e: les Astronom i­
Libro IV: 1) proemio (vv. 1-118); 2) ca de M anilius»: Pallas, 3 0 (1983), pp. 49-
influencias de las constelaciones zodia­ 6 1 ; W. H übner, «M anilius als A strologe
und Dichter»; ANRW, II, 32. 1 (1984), pp.
cales en los nacimientos (vv. 121-293);
126-320.]
3) influencias de los decanos (signos
que dominan en cada división en 10
grados) (vv. 297-407); 4) partes dant-
nandae o grados nefastos en cada cons­ M A N ILIO A N T ÍO C O / M anilius
telación (vv. 408-501); 5) influencias Antiochus (s. i a.C.).— Plinio1le consi­
de algunas partes de los signos sobre los dera conditor astrologiae («fundador
nacimientos (vv. 5 02-5 84); 6) geografía de la astrologia» [en Roma]). Según el
astrológica, esto es, influencia de los naturalista latino llegó a Roma como

195
MÁNTICLO

esclavo, en época de Sila (quizá proce­ Gorgo y Mánticlo pidieron al tirano


dente de Siria), en el mismo barco que que no les obligase a cometer con los
su primo Publilio Lochio (gran mimó- griegos los mismos crímenes que los
grafo) y otros esclavos que más tarde espartanos habían cometido con ellos.
destacarían en el ámbito de las letras. Zancleos y mesenios vivieron en paz y
Según algunos autores fue padre del la ciudad pasó a llamarse Mesene3.
célebre astrólogo y poeta latino Mánticlo hizo levantar fuera de las
*Manilio. murallas de Mesene el santuario de
Heracles Mánticlo6.
1. N H , X X X V , 199.
1. IV, 16, 1. / 2. IV, 21, 2. / 3. IV, 21, 8. /
4. IV, 23, 5. / 5. IV, 23, 7-9. / 6. IV, 2 3 ,1 0 .

M Á N T IC L O / M ántiklos (s. vi-v [B ib l.: E h ren b erg, «M á n tik lo s»: R E ,


a.C.).— Adivino (mantis) griego, ori­ XIV , 2 (1930), cois. 1289-1290.]
ginario de Mesenia, hijo del también
adivino *Teoclo. Pausanias1le cita du­
rante su relato de la llamada «tercera MARCIO / Marcius (s. m a.C.).— Pro­
guerra mesenia» (hacia el 490 a.C.), si feta o adivino inspirado (vates) del que
bien algunos estudiosos dudan de su se creía había vivido en tiempos de la
historicidad. segunda guerra púnica (218-202 a.C.).
Según Pausanias, Mánticlo jugó un Cicerón es el único que menciona a
destacado papel durante el asedio del dos vates Marcii que serían hermanos
Hira por los espartanos (en los últimos nacidos de familia noble1. Pero él mis­
meses de la guerra). Figuró, junto a su mo habla de un Marcio (en singular)2.
padre, entre «los primeros» que se lan­ Del vates Marcio algunos gramáticos
zaron sobre los enemigos2. Después, recogen sentencias en versos saturnios
durante la retirada de los mesemos, el o en prosa rítmica.
rey Aristómenes puso de jefes de la re­ También se atribuyeron a Marcio
taguardia a su hijo Gorgo y a Mánticlo3. los carmina Marciana, distintos de los
Concluida la guerra, nombró a ambos anteriores, pero que Cicerón no men­
al frente de una expedición de mese­ ciona. Éstos, divulgados en el año 202
mos para establecerse fuera del Pelopo- a.C. (es decir, a finales de la segunda
neso. Desde Cilene, Gorgo y Mánticlo guerra púnica), estaban compuestos en
propusieron planes diferentes: aquél prosa con cadencia de hexámetros3. El
(como príncipe), apoderarse de Zacin- primero de estos carmina anunciaba
to, éste (en calidad de mantis), olvidar (evidentemente post eventum) la de­
Mesenia y el odio a los espartanos y rrota de Cannas:
navegar hasta Cerdeña4.
Pero Anaxilas de Regio (494-476 Descendiente de Troya, huye del río
a.C.) propuso a los mesenios asentarse Canna para que unos extranjeros no te
en Zancle (Sicilia) a cambio de que és­ obliguen a trabar combate en el llano
tos le ayudaran a expulsar a sus habi­ de Diomedes. Pero no me creerás hasta
tantes. Cuando los zancleos, acosados que hayas llenado de sangre el llano y
en tierra por los mesenios y en el mar desde la tierra fértil el río arrastre hasta
por los de Regio, se refugiaron en los el gran puerto a muchos miles de cadá­
altares y santuarios de los dioses, veres tuyos; que tu carne sea alimento
Anaxilas ordenó a los mesenios dar para los peces, las aves y las fieras que
muerte a los hombres y vender como pueblan las tierras, pues así me lo ha
esclavos a las mujeres y a los niños. dicho Júpiter (Liv., X X V , 12, 5-6).

196
MARCOS EL MAGO

sonar la trompeta militar'. Com o su


El segundo ordenaba dedicar juegos colega *L. Pituanio, fue hallado culpa­
a Apolo según el rito griego si se que­ ble del delito de m aiestas quizá por
ría que el enemigo (Aníbal) abandona­ haber participado en la conspiración de
se Italia: Druso Libón (16 d.C.) contra el empe­
rador Tiberio.
Romanos, si queréis expulsar de
vuestros campos a los enemigos, flagelo 1. Tac., Ann., II, 32, 3; cf. Suet., Ner., 49.
que viene de pueblos lejanos, mi opi­
nión es que debéis de ofrecer unos jue­
gos en honor de Apolo que se celebren M ARCO / Marcus (s. iv d.C.).— Ha-
cada año con regocijo en honor de rúspice de gran renombre en la Roma
Apolo; una vez que el pueblo haya su­ de mediados del siglo iv d.C. Muerto
fragado una parte de los fondos públi­ el emperador Joviano a comienzos del
cos, que los particulares contribuyan 364 d.C., la jefatura del ejército se re­
por sí y por los suyos; que presida su unió en Nicea para nombrar a un su­
celebración el pretor que sea el juez de cesor. Hasta la llegada de Valentinia-
más alto rango para el pueblo y la plebe; no, el nuevo emperador, se produjo
que los decénviros ofrezcan sacrificios durante diez días un vacío de poder
con víctimas según el rito griego. Si lo durante el cual nadie mantuvo «el ti­
hacéis convenientemente, os alegraréis món del Im perio»'; el historiador
por siempre y vuestra suerte irá a mejor; Amiano M arcelino recuerda que,
pues el dios que con bondad nutre vues­ tiempo antes, dicha situación había
tros campos aniquilará a vuestros ene­ sido anunciada en Roma por el harús-
migos (Liv., XXV, 12, 9-11). pice Marco mediante la inspección de
las entrañas2.
Un día después, el Senado instituía
los Ludi Apollinares. Hoy se cree que 1. Amm. M arc., XX V I, 1, 5. / 2. XX V I,
1 ,5 .
mientras el vates Marcio vivió en épo­
ca muy antigua, los Carmina Marciana,
[Bibl.: S. M ontero, Política y adivina­
compuestos posteriormente, le fueron
ción en el Bajo Imperio: emperadores y ha-
atribuidos falsamente para darles ma­ rúspices, Bruxelles, 1991, pp. 125-126.]
yor autoridad y credibilidad, siendo
ésta, quizá, la razón de que Cicerón no
los mencione.
MARCOS EL M AGO / Márkos (s. n
1. De div., I, 89; II, 113. / 2. I, 115. / 3. d.C.).— Fundador de los marcionitas
Liv., X X V , 12. gnósticos, fue acusado por uno de sus
rivales, el cristiano Ireneo de Lión
[Bibl.: W. Morel (ed.), Fragmenta poe- (nuestra única fuente sobre el persona­
tarum Latinorum, Leipzig, 1927 (reimp. je), de practicar todo género de técni­
Stuttgart, 1975).]
cas mágicas, con las que simulaba ha­
cer milagros, induciendo así a muchos
hombres y mujeres a seguir su doctri­
MARCIO EL ASTRÓLOGO / Publius na. También le llama «profeta capaz de
Marcius (s. i a.C.-i d.C.).— Astrólogo
comunicar a los demás el carisma pro­
ejecutado por los cónsules tras el decre­
fètico»1.
to de expulsión de astrólogos y magos
Marcos enseñó en el Asia procon­
de la época de Tiberio a la manera an­
sular; su proximidad a la teología de
tigua: fuera de la puerta Esquilina, tras
los Extractos de Teódoto ha animado

197
MARCOS EL MAGO

a algunos autores a adscribirlo a la es­ También afirma Ireneo que4 en el


cuela valentiniana oriental (J. Montse­ interior de Marcos residía un demonio
rrat). Sus discípulos enseñaron por el que le permitía no sólo profetizar sino
valle del Ródano, donde los encontró hacer profetizar a sus seguidoras (las
el obispo de Lión. mareosas). En esta labor de captación
Ireneo compara sus artes con las de se dedicaba, sobre todo, a las más ri­
*Anaxilao y dice que se muestra como cas, seduciéndolas con estas palabras:
un verdadero precursor del Anticristo.
Lo llama mago por su manipulación de Quiero que participes de mi gracia,
la materia eucarística2, utilizando como puesto que el Padre universal observa
tal el vino mezclado con agua. Marcos siempre a tu ángel en su presencia. El
fingía consagrar cálices que contenían lugar de la grandeza está en nosotros;
una mezcla de agua y vino; tras prolon­ es preciso que seamos uno. Recibe ante
gar mucho tiempo la invocatio (la ple­ todo de mí y por mí la gracia. Adámate
garía o anáfora eucarística), obtenía como esposa que aguarda a su esposo,
colores purpúreos y rojos [como la san­ a fin de que seas lo que yo soy, y yo sea
gre], de m odo que pareciese que la lo que tú eres. Recibe en tu tálamo el
Gracia, perteneciente a los seres supe­ semen de la luz. Toma en m í a l esposo,
riores, derramara su sangre en aquel ábrete a él y entrarás en él. Mira, la gra­
cáliz por medio de su epíclesis [Mar­ cia ha descendido sobre ti, abre la boca
cos]. y profetiza (Adv. Haer., I, 3).
Todos los asistentes deseaban ar­
dientemente probar aquella bebida Si la mujer respondía que no sabía o
para que también sobre ellos se derra­ no podía profetizar, Marcos insistía en
mase la gracia invocada por el mago. A las invocaciones diciéndole: «Abre la
continuación entregaba a las mujeres boca y di lo que te pase por la mente y
otras copas llenas de la mezcla orde­ profetizarás»5. Engañada por el mago y
nando consagrarlas en su presencia. excitada por la posibilidad de profeti­
Una vez realizada la consagración, en zar, la mujer se atrevía a hablar consi­
función de un sacerdocio ministerial, derándose, a partir de entonces, una
Marcos presentaba otro cáliz mucho profetisa. En agradecimiento, dice Ire­
mayor que el utilizado por la mujer neo, las mujeres pagaban a Marcos no
engañada en su consagración eucarís­ sólo con sus riquezas sino entregándo­
tica y trasvasaba el contenido del más se carnalmente a él, en su deseo de
pequeño, el de la mujer, al mayor apor­ unirse así al Uno. Para Ireneo, Marcos
tado por él, mientras decía las siguien­ representa, en definitiva, a los espíritus
tes palabras: «terrenales y endebles aunque audaces
y desvergonzados», enviados por Sata­
La gracia que existe antes de todo, in­ nás para perder a los que tienen fe en la
concebible e inefable, colme tu hom­ Iglesia6.
bre interior y multiplique en ti su co­ Por último, Ireneo acusa a Marcos
nocimiento, sembrando el grano de de administrar filtros amatorios y afro­
mostaza en la buena tierra (Iren., Adv, disíacos a algunas mujeres para degra­
Haer., I, 2). dar sus cuerpos. Muchas de ellas lo
confesaron, así como que, aunque él
Por efecto de esta fórmula sacra­ abusó físicamente de ellas, lo amaron
mental aparecía como un mago llenan­ con violenta pasión7.
do por completo el cáliz grande con el Si bien se ha discutido mucho so­
contenido del pequeño, hasta hacerlo bre la veracidad de las acusaciones de
rebosar3. Ireneo, lo cierto es que los papiros má­

198
MARSOS

gicos confirman las relaciones del MARSOS /M arsi.— Pueblo sabélico de


gnosticismo con las prácticas mágicas Italia central (en torno al lacusFucinus,
(F. Graf). en la actual Marsica) famoso por sus
prácticas mágicas y curativas. Docu­
1. Adv. Haer., 1,7. / 2. Adv. Haer., 1 ,7 . / 3. mentado desde el siglo vi a.C., vivía
Adv, Haer., I, 13, 2. / 4. Adv. Haer., I, 2. / 5. sobre todo del pastoreo. Las fuentes
Adt/. Haer., I, 3. / 6. Adv. Haer., I, 4. / 7. Adv. recuerdan su habilidad como encanta­
Haer., I, 5.
dores de serpientes y expertos en filtros
mágicos y hierbas medicinales.
[B ib l.: J . M o n tse rra t T o rr e n ts, L o s
Gnósticos, vol. I, M adrid, 1 9 8 3 ; J . Reiling, Desde el siglo rv a.C. los marsos te­
«M arcus gnosticus and the N ew Testam ent: nían fama como encantadores de ser­
Eucharist and Prophecy», en M iscellanea pientes y, en general, como expertos en
N eo testa m en taria, I, L eid en , 1 9 7 8 , pp. el comportamiento de dichos reptiles.
161-179.] Plinio1nos dice que este pueblo itálico
era experto en curar la mordedura ve­
nenosa de las serpientes y las heridas
M ARICCO / Mariccus (s. i d.C .).— utilizando el jugo de ciertas hierbas.
Adivino y mago de la tribu gala de los Silio Itálico, en la misma línea, señala
boyos (en el alto Loira) que hacia el 69 que los marsos eran capaces de dormir
d.C. utilizó la inspiración divina (pro­ a las serpientes2, así como curar las
bablemente ligada a dotes adivinato­ heridas causadas por éstas mediante
rias y taumatúrgicas) para incitar a los hierbas y encantamientos3. Aún en el
suyos al enfrentamiento con Roma. siglo ni, el célebre médico Galeno4 se
Tácito1 dice que llegó a arrogarse el dirigía a ellos para recabar informacio­
título de dios movilizando a cerca de nes técnicas sobre cierta especie de ví­
ocho mil hombres. Vitelio logró desba­ boras (la dipsás).
ratar los propósitos de Maricco y de la Del testimonio del propio Galeno se
fanatica multitudo que le seguía; Maric­ desprende, sin embargo, que durante la
co fue finalmente apresado y arrojado época imperial el término «m arsos»
a las fieras, pero como éstas no le des­ designaba sólo un grupo restringido de
garraban (la plebe le creía inmortal) fue expertos que trabajaba en Roma y no al
muerto en presencia del propio Vitelio. total de la población. Aulo Gelio5, en
un pasaje en el que —siguiendo a Pli­
1. Hist., 11,61. nio— com para a los marsos con los
*psilos africanos (también expertos en
[Bibl.: G . Zecch in i, «L a p ro fe zia dei mordeduras de serpientes), hace alu­
druidi sull’incendio del C am p id og lio nel sión a la endogamia practicada por
6 9 »: CISA, X , M ilano, 1984, pp. 121-131.] aquel restringido grupo de encantado­
res; el objetivo de esta costumbre no era
otro que el de preservar de influencias
MARMARIDAS / Marmarídae.— Tri­ extrañas la vis naturalis6 o la visgenita-
bu norteafricana de hechiceros famo­ lis1 de la raza.
sos por sus encantamientos y por sus Una noticia de la Historia Augusta
poderes para no ser atacados por las precisa el carácter sacral que revestían
serpientes venenosas (como los *psi- las prácticas y las tradiciones de los
los); según el poeta Silio Itálico1con el marsos, hasta el punto de asemejarse
solo contacto de su mano las cerastas mucho a una casta sacerdotal: Helio-
caían a tierra. gábalo, según el autor de la biografía,
se valió de los «sacerdotes del pueblo
1. Pun., VIII, 300-302. marso»8 para reunir muchas serpientes

199
MARTA

y soltarlas repentinamente al alba en particular sus «cantos somníferos» o


cuando la multitud se congregaba para las «hierbas cogidas en los montes
presenciar los juegos. marsos», fueron insuficientes, sin em­
Eustacio9 dice también que los bargo, para curarse de la mortal herida
marsos abastecían a Roma de las ser­ que una lanza le causó durante el com­
pientes necesarias para la elaboración bate.
de triaca. Las actividades de los marsos,
primero como pueblo y más tarde como 1. NH, VII, 2. / 2. Pun., V, 496: «chelydris
casta sacerdotal, debieron de ser muy cantara soporem» / 3. Putì., V, 497. / 4. XII,
316 K; cf. XI, 143 K. / 5. XVI, 11, 1-2. / 6.
amplias, pero una de las principales fue,
Plin., N H , VII, 14-15. / 7. Gel., XVI, 11. / 8.
sin duda, el comercio de productos usa­ HA, Vit. Heliog., 23, 2: «Marsicae gentis sa­
dos en medicina y en veterinaria tales cerdotes». / 9. Comm. in D.P., v. 376. / 10.
como la carne y el veneno de serpien­ Plin., H N , XI, 89; Lue., IX, 707. / 11. Adv.
tes, grasa de oso, ciertas hierbas, etc. Nat., II, 32. / 1 2 . A.S., lui., II, 9, p. 680. / 13.
Algunos autores10 sugieren igualmente Orig., I, 36, 9. / 14. Pan., V, 500-501. / 15.
Aen., VII, 750-758.
una actividad dedicada al comercio de
importación de venenos venidos del
[B ib l.: P hilipp, «M arsi»: R E , X IV , 2
exterior. En esta misma línea Arnobio11 (1 930), cois. 1 9 7 7 -1 9 7 9 ; C . Letta, I M arsi
habla de contravenenos vendidos por e il Fucino nella antichità, M ilano, 1972;
los marsos y psilos. S. Perea, «H aru spex legionis»; G erión, 9
Las Actas de los Mártires recuerdan (1991), pp. 175-193. Sobre Um brón: A. Fo,
la intervención de los encantadores de s.v. «U m brone», en Enciclopedia Virgiliana,
serpientes marsos en las torturas de los voi. V, pp. 384-385.]
cristianos. Tal es el caso, por ejemplo,
de santa Anatolia12, que en el siglo m,
en la Sabina (en las proximidades del MARTA / Martha (s. n a.C.).— Viden­
territorio marso), fue encerrada por el te y profetisa siria colaboradora de
sacerdote marso Audax, durante una M ario poco antes de las invasiones
noche, en un saco con una serpiente. cimbrias (h. 106 a.C.). Plutarco1 dice
Audax, antes de abrir el saco, invocó que acom pañaba al cónsul romano
junto a Mercurio a Gorgona; este he­ desplazándose en una litera con gran
cho es interesante, ya que los marsos aparato, profetizando y haciendo sacri­
decían descender de Phorcus, padre de ficios en su nombre. En la ceremonia
Equidna («Víbora», m onstruo con sacrificial se presentaba llevando un
cuerpo de mujer terminado por una doble manto de púrpura y sosteniendo
cola de serpiente) y de Gorgona. una lanza adornada de cintas y guir­
La divinidad principal de los marsos naldas2. Bajo esta apariencia, soste­
era la diosa m aga Angitia (según niendo una lanza, Marta se asemejaba
Isidoro13, del lat. atiguis), capaz de ha­ a una divinidad guerrera, lo que la ha­
cer bajar la Luna, detener con la voz el cía especialmente adecuada para pre­
curso de los ríos y desplazar los bos­ decir el desenlace de las batallas y la
ques14. suerte del ejército. Algunos autores
Virgilio cita al marso Umbrón15, sa­ creen, en este sentido, que no es difícil
cerdote y guerrero, como experto en que Marta, aprovechándose de la de­
estas artes. Coronado su yelmo con voción de Mario por Cibeles, le hubie­
rama de olivo es capaz de infundir el se atraído también hacia el culto a la
sueño «entre cantos y gestos de su diosa siria Atargatis, de características
mano» a víboras e hidras; con su arte muy similares a la profetisa.
también curaba las mordeduras de ser­ Poco antes de entrar en contacto
pientes. Sus conocimientos mágicos y con él, Marta había sido expulsada del

200
M A X I MI Ll A

Senado por pretender anunciar ante MASILIOS / Massilii.— Tribu norte-


sus representantes los acontecimientos africana famosa por sus prácticas de
futuros y predecir el comienzo de la hechicería. De sus representantes sólo
guerra. También se había dirigido a las conocemos a Temiso (Temisus), mago
mujeres, a las que dio prueba de sus y hechicero citado por el poeta Silio
cualidades durante un espectáculo de Itálico (s. i d.C .)1como un encantador
gladiadores; fue precisamente Julia, capaz de reforzar el hierro bajo los efec­
mujer de Mario, la que, impresionada tos de sus encantamientos. Fue él quien
por la veracidad de sus pronósticos, la forjó en un fuego mágico (cantato ...
dio a conocer a su marido (102 a.C.). igni) la espada que empuñaba el carta­
Mario fue el primero que en Roma ginés Aníbal (247-183 a.C.).
se abrió (si sinceramente o no, no lo
sabemos) al mundo de la adivinación 1. Pun., I, 431-432.
oriental, particularmente en su forma
natural o inspirada. Esta era, no obs­
tante, conocida ya en Italia gracias a los M AXIM ILA / Maximilla (s. n d.C.).—
episodios protagonizados por *Euno. Destacada profetisa montañista (secta
fundada por Montano que aparece en
1. Mar., 17. / 2. Mar., 1 7 ,4 . Frigia en los últimos decenios del siglo
ii d.C.).
Maximila es frecuentemente citada
[Bibl.: M ünzer, «M artha»: R E, X IV , 2
(1930), col. 2 0 0 1 ; F. C ham oux, «L a pro-
junto a Priscila o Prisca. Los datos bio­
phetésse M artha», en M élanges d ’H istoire gráficos sobre ambas mujeres son muy
ancienne offerts á W. Seston, Paris, 1974, escasos y proceden, en su mayor parte,
pp. 82-84.] de informaciones tendenciosas de sus
adversarios. Jerónim o1 dice que eran
nobles y ricas. Apolonio2 las acusa de
haber abandonado a sus respectivos
M A R T IN A / Martina (s. i d .C .).— maridos (tras haber recibido el don del
Hechicera experta en venenos (venéfi­ Espíritu Santo), de aceptar regalos y
ca). Es citada sólo por Tácito1, quien dinero3, de teñirse el pelo y pintarse
dice de ella que era «de triste fama en los ojos, amar el lujo, jugar a los dados
la provincia [de Siria] por sus envene­ y prestar dinero con intereses4. Tam­
namientos» y «muy querida» por Plan- bién acusaba a una de ellas (sin que se­
cina, mujer de Cneo Pisón (acusado pamos a cuál) de convivir con el már­
éste de haber envenenado a Germáni­ tir A lejandro5 y de perdonar los
co, sobrino de Tiberio, en el 19 d.C.). pecados. Se decía también que M axi­
Cneo Sencio, gobernador de Siria y mila murió ahorcada (hacia el 179
cónsul en el año 4 d.C., la envió dete­ d.C.), como su maestro Montano. Pero
nida a Roma por iniciativa de Vitelio, la ausencia de ataques a la moralidad
Veranio y otros que preparaban su de estas mujeres por parte de sus ad­
inculpación en el crimen. Sin embar­ versarios hace pensar que la conducta
go, al llegar a Brindisi (Italia) murió re­ moral de Maximila fue intachable.
pentinamente. Tácito2 recoge el rumor El papel jugado por M axim ila y
de que en una trenza de su tocado fue Prisca en los orígenes del movimiento
hallado veneno, sin que se hubiera en­ montañista no fue nada despreciable.
contrado en su cuerpo señal alguna de Según Hipólito, para quien los monta­
suicidio. ñistas se habían dejado «coger de la na­
riz por mujeres»6, ambas se considera­
1. Ann., II, 74, 2. / 2. Ann., III, 7, 2.
ban profetisas superiores a los

201
MAXIMO DE ÉFESO

apóstoles e incluso a Cristo. Para los lamentando ser tratada por sus adver­
montañistas, Maximila y Prisca eran, sarios como un lobo:
junto a Montano, los profetas que el
Señor había prometido enviar a los Me persiguen como a lobo lejos de las
hombres7; el Espíritu mandado por ovejas; yo no soy lobo, soy palabra y
Cristo había hablado por boca de espíritu y poder'6.
Montano y Prisca8. Los propios mon­
tañistas justificaban el profetismo fe­ Por su parte, Epifanio17 dice que
menino recordando los ejemplos de las Maximila se sentía enviada como se­
hijas de Felipe y de Débora. guidora, reveladora e intérprete de la
Los adversarios creían que M axi­ nueva doctrina religiosa y obligada a
mila y Prisca estaban poseídas por un aprehender — quisiera o no— el cono­
espíritu diabólico y las acusaban de cimiento de Dios.
profetizar en estado de éxtasis, tras De Prisca, la «santa profetisa», cono­
haber perdido la conciencia9. Es posi­ cemos algunos oráculos transmitidos
ble que después de ellas no hubiera por Tertuliano. Uno de ellos, conside­
existido dentro de la secta ningún otro rado como «anuncio evangélico», exal­
caso de profetismo10. Durante sus años ta la castidad como causa de la armonía
de ejercicio las dos profetisas llegaron interior e instrumento para tener reve­
incluso a elaborar nuevas normas so­ laciones útiles para la salvación18. Otro
bre los ayunos, las fiestas y el régimen («Soy carne y odio la carne») condena a
alim enticio11. N o faltaron intentos, aquellos que negaban la resurrección
por parte de algunos obispos orto­ de los cuerpos19.
doxos de Asia Menor, de «refutar el
espíritu que había en M axim ila»12 y de 1. E p„ 133, 4. / 2. Eus., HE, V, 1 8 ,3 ./ 3.
exorcizar a Prisca, pero la oposición de HE, V, 18, 7 .1 1 ./ 4. HE, V, 18, 1 1 ./ 5. HE,
sus seguidores lo impidió. V, 1 8 ,6 .1 0 . / 6. Refut., VIII, 19,1-2. / 7. Eus.,
H E, V, 16, 12. / 8. Cipr., Ep., 75, 7, 3. / 9.
Las profecías de estas mujeres goza­ Eus., H E, V, 16, 9; Epif., Pan., 4 8, 3-8. / 1 0 .
ron de especial popularidad en Asia (y Eus., H E, V, 17, 4. / 11. Hipol., Refut., VIII,
especialmente en Ancira) provocando 19, 2; Tert., De ieiun., 1, 3. /1 2 . Eus., HE, V,
el enfrentamiento de las iglesias. Ter­ 16, 16. / 13. H ip o l, Refut., VIII, 19, 1. / 14.
tuliano cita al obispo de Roma, quizá CTh, XVI, 5, 34. / 15. Eus., H E, V, 16, 18;
Epif., Pan., 4 8 ,2 ,4 . /1 6 . Eus., H E, V, 1 6 ,1 7 .
Ceferino (198-210), entre quienes, ini­
/ 17. Epif., Pan., 4 8 ,1 3 ,1 . / 18. De exh. cast.,
cialmente, manifestaron su adhesión al 10, 5 ./ 1 9 . De res., 1 1 ,2 .
movimiento.
De los oráculos de M axim ila y [Bibl. : C. M azzucco, «E fu i fatta m as­
Prisca existían varias compilaciones, chio». L a donna nel Cristianesim o prim iti­
realizadas por sus seguidores (Asterio vo, T orino, 1 989; M . J. H idalgo de la Vega,
Urbano es uno de ellos). Según sus de­ «El profetism o fem enino en la tradición
tractores, dichas compilaciones eran cristiana»: Studia H istórica, 9 (1991), pp.
valoradas en mayor medida que las 115-128.]
Sagradas Escrituras13. Todavía en el si­
glo iv circulaban por diversas provin­ M ÁXIM O DE ÉFESO /Máximos (371
cias, pues una disposición imperial del d.C.).— Famoso filòsofo neoplatóni-
año 398 ordena su destrucción14. co y teùrgo del siglo iv d.C., maestro
Se conservan algunos de los orácu­ del emperador Juliano1, condenado a
los de Maximila, generalmente de tono muerte en época de Valente. Teodore-
apocalíptico, anunciando la llegada de to dijo de él2 que parecía un filósofo,
guerras y revoluciones15. Asterio Urba­ pero que en realidad era un mago.
no recogió unas palabras de Maximila Originario de la ciudad de Efeso3,

202
MÁXIMO DE ÉFESO

pertenecía a una rica familia; fue discí­ Llegado Juliano al poder, en el 362
pulo de Edesio4 y maestro, entre otros, d.C. mandó llamar a sus dos principa­
de Eunapio, quien nos dejó algunos les maestros: *Crisantio y M áxim o7.
datos biográficos de M áxim o en su Ambos recurrieron a los augurios para
Vida de los sofistas5. Le describe como conocer la voluntad de los dioses,
un hombre, con barba gris, que emana­ quienes, sin embargo, dieron signos
ba «armonía» cuando se le escuchaba o prohibitivos y hostiles. Pero mientras
se le miraba, que movía rápidamente Crisantio quedó aterrorizado e intimi­
sus ojos y hablaba con rapidez; ni si­ dado y decidió no abandonar su ciu­
quiera los más elocuentes se atrevían a dad, Máximo, al contrario, determinó
contradecirle en los debates filosóficos. tener un encuentro en Constantinopla
Una de las primeras intervenciones con el nuevo emperador:
célebres de Máximo, según nos dice
Eunapio, tuvo lugar en el ámbito de la Sin embargo, Crisantio, pienso que has
magia (o de la teúrgia). A petición de olvidado que hemos sido educados para
Sosípatra llevó a cabo un hechizo creer que es el deber de los genuinos
—por medio de su «poder sacrificial» helenos, especialmente si éstos son
y de ciertas plegarias— para romper el hombres instruidos, no ceder en modo
encantamiento amoroso que sobre ella alguno ante los primeros obstáculos
había obrado Filométor6. que se encuentren; sino más bien lu­
En otra ocasión, cuenta Eunapio, char con los poderes celestiales hasta
Máximo invitó a Eusebio, otro maes­ conseguir que éstos se inclinen en favor
tro de Juliano, a entrar en el templo de de su servidor (Eunap., Vit. Sophist.,
la diosa Hécate en compañía de un VII, 3, 9).
grupo de discípulos. Tras rendir los
honores a la diosa, les dijo: De esta forma, Máximo ensayó to­
dos los métodos —propios de la teúrgia
Tomad asiento, queridos amigos, y ob­ o de la magia— hasta que obtuvo los
servad atentamente lo que va a ocurrir resultados que deseaba. Aunque debió
y en qué grado tan notable aventajo yo de ejercer en la corte un influyente pa­
a la m asa de las gentes comunes pel, siempre según Eunapio, Máximo
(Eunap., Vit. Sophist., 89). comenzó a hacerse insolente, llevaba
vestiduras demasiados costosas para un
Dicho esto quemó un grano de in­ filósofo y se fue haciendo cada vez mas
cienso y recitó para sí mismo un him­ inaccesible e irritable. Debió de ser du­
no. La imagen de la diosa comenzó rante estos años cuando, según Zósi-
primero a sonreír y luego pareció in­ mo8, acusó a Valentiniano de impiedad
cluso reír a carcajadas. Todos se ate­ hacia las leyes divinas a causa de su fe
morizaron ante la visión, pero M áxi­ cristiana.
mo les dijo: Fue entonces cuando el emperador
decidió llamar al filósofo griego Prisco
Que ninguno de vosotros se aterrorice que llegó finalmente a Roma en los
con estas cosas, pues ahora mismo has­ primeros meses del 363 d.C. Ambos,
ta las antorchas que la diosa lleva en Máximo y Prisco —junto con otros
sus manos se encenderán hasta dar lla­ sofistas y neoplatónicos— acompaña­
ma (Eunap., Vit. Sophist., 89). ron a Juliano en su célebre expedición
contra Persia; según Amiano, Juliano,
Antes de que acabara de hablar, las en su lecho de muerte (junio del 363)
antorchas ardieron en un torrente de discutió sobre la inmortalidad del alma
luz. con Máximo y Prisco’ .

203
MÁXIMO DE ÉFESO

Con el acceso al trono de Valenti- ra ni el honor de una tumba (Vit.


niano y Valente, Máximo fue castigado Sophist., 89).
con una fuerte multa acusado de haber­
se apropiado ilegalmente de bienes aje­ Así ocurrió, pues los conspiradores
nos; se trataría, según las fuentes paga­ que se habían conjurado de común
nas10, de una venganza de los nuevos acuerdo fueron detenidos o decapita­
emperadores. Fue enviado a Asia para dos. Máximo fue llevado a Antioquía,
que efectuara el pago de ese dinero, donde se encontraba Valente, y allí
pero allí fue detenido por las autorida­ compareció ante un tribunal; traslada­
des y sometido a una terrible tortura. do a su ciudad natal, Efeso14, el pro­
Cuando su sufrimiento se hacía ya irre­ cónsul Festo (371) ordenó su decapi­
sistible, pidió a su esposa que le diera tación15. De esta manera se cumplió
veneno para «ponerle en libertad»; qui­ una parte del oráculo; el resto del mis­
so ingerirlo inmediatamente, pero ella mo se cumpliría pocos años después,
insistió en morir antes. Muerta su espo­ cuando el emperador desapareció en
sa, sin embargo, Máximo no se suici­ una batalla contra los escitas (la de
d ó ". El filósofo y teúrgo quedó final­ Adrianópolis en 378), tan sangrienta
mente en libertad (366/367) gracias ala que ni siquiera pudo hallarse su cuer­
mediación del procónsul de Asia, Clear- po para darle sepultura.
co, amigo del emperador quien tam­ Eunapio concluye su breve biogra­
bién le permitió recuperar sus rique­ fía narrando lo sucedido a Festo, res­
zas12. Regresó a Constantinopla donde, ponsable de la muerte del filósofo. La
tras su escasó éxito en la oratoria públi­ noticia parece obedecer a la propagan­
ca, decidió reincorporarse a la lectura y da pagana de la época: había entrado
la enseñanza de la filosofía13. Festo en el templo de la diosa Némesis
Finalmente sabemos que en el 371 (diosa de la venganza) cuando tuvo una
Máximo, dado que «conocía las inten­ visión: Máximo había echado un lazo
ciones de los dioses», interpretó un os­ corredizo en torno a su cuello, se ha­
curo oráculo que es parcialmente cita­ bía apoderado de él y lo había arras­
do por Amiano Marcelino: trado a lo hondo del Hades para que
su caso fuera juzgado ante Plutón. Al
No correrá tu sangre sin venganza. El narrar el sueño, sus amigos le aconse­
enojo de Tisifón prepara en las llanuras jaron que ofreciese plegarias a la diosa
de Mimas terrible retribución a aquellos para que ésta no se le indispusiera; así
cuyos corazones arden en el deseo del lo hizo, pero, cuando salía del templo,
mar (Amm. Marc., X X IX , 1, 33). resbaló, cayó de espaldas y quedó ten­
dido sin habla; fue llevado a su casa,
M áxim o aseguró que el oráculo pero al momento expiró.
anunciaba la muerte del emperador Se conservan dos cartas dirigidas a
Valente pero también la de aquellos Máximo, una del emperador Juliano16
—incluido él mismo— que habían in­ y otra de Libanio17, pero ninguna de
tentado predecir el porvenir; concre­ sus obras.
tamente, según Eunapio, su interpre­
1. Jul., Or., VII, 235 A; Ep., 89 A; Amm.
tación fue: M arc., X X IX , 4 2 , etc. / 2. H E, III, 28. / 3.
Amm. M arc., X X IX , 1 ,4 2 ; Socr., III, 1. /4 . VI,
Después de una multiforme y general 9 ,3 ; VII, 1 ,5 ,1 0 . / 5. VII, 1,4 . / 6. Vit. Sophist.,
matanza de todos los hombres en la VI, 9 ,6 . / 7. Eunap., Vit. Sophist., VII, 3 ,9 ; Jul.,
cual nosotros seremos víctimas de la Ep., 26. / 8. IV, 2 ,2 . / 9. Vit. Sophist., VII, 4 ,9 ;
Liban., Or., XVIII, 272; Socr., III, 2 1 ,6 ; Amm.
carnicería, el emperador morirá de una
Marc., XX V , 3, 23. / 10. Zos., IV, 2, 2. / 11.
muerte extraña, y no recibirá sepultu­

204
MELAMPO

Vit. Sophist., VII, 4 ,1 6 -1 7 . /1 2 . Vit. Sophist., espartano despidió a sus aliados poco
VII, 5 ,9 - 6 ,1 ; 6 ,1 -2 . /1 3 . Vit. Sophist., VII, antes
6, del choque, quiso que Megistias
1-2. / 14. Vit. Sophist., VII, 6, 3-6; Amm.
regresara a Esparta para que no perecise
M arc., X X IX , 1 ,4 2 ; Soc., Ill, 1. /1 5 . Eun., fr.
39; Vit. Sophist., VII, 6 ,7 ; Amm. Marc., X X IX , en su compañía4. Pero éste se negó a
1, 4 2 ; Lib., Or., I, 158; Zos., IV, 15, 1. /1 6 . abandonarle, diciendo: «Fui enviado
Ep., 1 9 0 ,1 9 1 . / 17. E p., 694. como combatiente, no como mensaje­
ro»5; Megistias se contentó con despe­
[Bibl.: Praechter, «M axim us»: RE, XIV, dir a su único hijo, que servía en el ejér­
2 (1930), cois. 2 5 63-2565.] cito, sucumbiendo posteriormente en
la derrota.
Heródoto nos ha transmitido tam­
M Á XIM O / Máximos (s. iv d.C.).— bién el epitafio (un epigrama) que su
A strólogo neoplatónico, originario amigo el poeta Simónides redactó para
quizá de Efeso. Según la Suda1escribió su tumba:
un poema astrológico, Peri Katarchon,
del que se conservan 610 versos. Este es el monumento sepulcral del cé­
Según la posición de la Luna en el lebre Megistias, a quien un día mata­
Zodíaco y en las constelaciones de los ron los medos, después de haber atra­
planetas, en ella examina: 1) nacimien­ vesado el río Esperqueo; de un adivino
to; 2) compra de esclavos; 3) travesías que, a pesar de ver claramente que en­
marítimas y com ercio; 4) viajes; 5) tonces se le acercaban las Keres [perso­
matrimonio; 6) enfermedades; 7) tra­ nificaciones de la muerte], no soportó
tamientos quirúrgicos; 8) huidas [de abandonar a los jefes de Esparta
esclavos]; 9) educación del niño; 10) (Herod,, VII, 228, 3).
agricultura; 11) cautividad; 12) robo.
Filóstrato, autor griego del siglo m
d.C., le cita junto a *Aristandro de
1. s.v. «M áximos».
Licia como uno de los mejores adivi­
[Bibl.: Strauss, «M axim us»: RE, X IV , 2 nos en el arte de las visceras6 y a través
(1930), cois. 257 3 -2 5 7 5 .] de uno de sus personajes declara su
admiración por el adivino, «pues de­
seó participar en lo que sabía que les
M E G IST IA S / M egistías (s. vi-v iba a ocurrir, teniendo miedo, no de
a.C.).— Adivino (mantis) acarnanio1 morir, sino de no haber muerto junto
de la familia de los *Melampódidas, a tales hombres»7. Plutarco recuerda,
que vivió en época de las guerras mé­ de forma más abreviada, la historia de
dicas. Eliano2 le cita, junto a *Silano y Megistias, que, sin embargo, aparece
*Euclides, entre los «impresionantes con el nombre de Temísteas8.
expertos» en interpretar los significa­
dos de las distintas posiciones de las 1. Herod., VII, 221; F ilo s«., VA, VIII, 7,
48. / 2. HA, VIII, 5. / 3. H erod., VII, 219. / 4.
visceras. Herod., VII, 221. / 5. Mor., 221 D. / 6. VA,
M egistias form ó parte del grupo VIII, 7 ,1 5 . / 7. IV, 23. / 8. Mor., 221 D.
que, conducido por Léonidas, esperó a
los persas en el paso de las Termopilas [Bibl.: M iller, «M egistias»: RE, X V , 1
(480 a.C.). La primera noticia que tuvo (1931), p. 332.]
el ejército espartano de la proximidad
de sus enemigos la recibió de Megistias,
quien observando las víctimas sacrifi­ MELAM PO / Melámpous.— Adivino
cadas, anunció que al asomar la aurora (iatromantis) mítico, originario quizá
les esperaba la muerte3. Cuando el rey de Tesalia, aunque protagonizó en el

205
MELAMPO

Peloponeso, y especialmente en Tirin- Fílaco, admirado por la clarividencia


to y Argos, sus principales actuaciones. del adivino, le dejó en libertad rogán­
Cronológicamente se situaría en torno dole que curara la esterilidad de su hijo
al 1400 a.C., o quizá algo después, co­ Ificlo. Melampo accedió a condición de
incidiendo, por tanto, con el comien­ obtener las vacas. Con el propósito de
zo del Heládico Reciente III. curarle, Melampo sacrificó dos toros
Hijo de Amitaón y Eidomene, fue, que dejó abandonados para que fuesen
según Apolodoro1, el primero que des­ devorados por los pájaros y poder así,
cubrió la curación por m edio de al acercarse a las víctimas, escuchar su
lustraciones y drogas. Aparece mencio­ conversación. Supo de esta forma por
nado ya en la Odisea2 como adivino un buitre que, en una ocasión, Fílaco,
(mantis amymori) y su historia fue re­ mientras castraba carneros, había deja­
cogida en un poem a atribuido a do el cuchillo aún ensangrentado cerca
Hesíodo, la Melampodia, que no ha de Ificlo; el niño huyó asustado y él cla­
llegado hasta nosotros. vó el cuchillo en la encina sagrada cuya
Durante su niñez, unas serpientes corteza, con el paso del tiempo, acabó
que él mismo había criado le lamieron por ocultar el instrumento. Finalmen­
los oídos mientras dormía3. La creen­ te, Melampo reveló a Fílaco que, si una
cia griega de que el hombre adquiría vez descubierto el cuchillo, raspaba su
así el don de la adivinación explica las herrumbre durante diez días y se la daba
dotes adivinatorias de otras figuras a beber a Ificlo, éste engendraría un
míticas como *Héleno y *Casandra4. hijo5. Melampo acertó en su pronósti­
Al despertar se dio cuenta de que com­ co, pues Ificlo tuvo más tarde un hijo
prendía el lenguaje de los animales (en llamado Podarces. Entregadas las vacas
particular de las aves y los insectos) y a Neleo, pudo finalmente celebrarse la
que, gracias a ello, podía anunciar a los boda de Biante y Pero.
hombres el porvenir. Otra de las curaciones famosas de
La primera predicción conocida de Melampo fue la de un caso de histeria
M elampp fue hecha a su hermano, femenina colectiva en Tirinto. Según
Biante. Este quería casarse con Pero Hesíodo6, al llegar a la edad núbil, las
(hija de Neleo), para lo cual debía ro­ hijas del rey Preto (tres según Hesíodo
bar las vacas de Fílaco, guardadas por y Apolodoro, dos según Ferécides) ha­
un perro feroz. Incapaz de hacerlo por bían enloquecido al no querer aceptar
sí mismo, le pidió a Melampo que ro­ los ritos de Dioniso; según otra versión
base los animales; éste aceptó y le pre­ recogida por Apolonio7, por haber me­
dijo que sería descubierto durante el nospreciado la estatua de madera de
robo pero que, tras un año de cautive­ Hera. En su locura —que recuerda a la
rio, conseguiría las vacas. locura báquica— andaban errantes por
El pronóstico no tardaría en cum­ tierras argivas (Eliano8 dice que iban
plirse: sorprendido durante el robo, desnudas); atravesando después Arca­
Melampo fue conducido a una celda, dia y el Peloponeso corrían en el ma­
donde quedó bajo vigilancia. Transcu­ yor desorden por los montes, campos
rrido un año, escuchó la «conversación» o desiertos9. Su recorrido dejó una
de unos gusanos en lo oculto del teja­ gran cantidad de huellas. En la región
do: preguntando uno de ellos qué parte de N auplia, las construcciones que
de la viga estaba ya carcomida, otros Estrabón10 atribuye a los cíclopes pa­
contestaron que faltaba ya poco. Me­ saban por habitaciones de las hijas de
lampo pidió inmediatamente el cambio Preto” . Sólo en los textos latinos12 se
de celda, derrumbándose poco después menciona que la locura de las prétides
el techo de la que había abandonado. consistía en creerse vacas.

206
MELAMPO

Melampo, hasta entonces estableci­ los Prétidas y Biántidas, en que se divi­


do en Mesenia, se ofreció para curar a de el reino de Argos).
las muchachas a cambio de la tercera Algunos autores (C. Antonetti, P.
parte del reino. Cuando Preto rechazó Levéque), basándose en el texto de Pau­
tan alto precio, las doncellas enloque­ sanias, atribuyen también a Melampo la
cieron aún más y con ellas las demás purificación de Alcátoo tras haber dado
mujeres; según D iodoro13, la locura muerte a su hijo Calípolis; se trataría de
afectó a la totalidad de las mujeres una purificación semejante a la que
argivas. Éstas abandonaron sus casas, Melampo opera sobre las hijas de Preto.
mataron a sus hijos y marcharon al de­ De hecho, Melampo fue objeto de culto
sierto. Como la desgracia iba en aumen­ en la ciudad mégara de Egóstenes don­
to, Preto accedió a las condiciones im­ de, según Pausanias18, existía un santua­
puestas por Melampo, pero éste sólo rio con una estela que representaba a un
aceptó curarlas si su hermano Biante hombre de baja estatura; en su honor se
recibía otro tercio. Preto, temiendo que realizaban sacrificios (tbyousi) y se cele­
si se retrasaba la curación el iatromantis braba una ceremonia anual (heorté). Las
le pidiera aún más, aceptó el acuerdo. inscripciones19confirman el testimonio
Sólo entonces Melampo, acompañado de Pausanias, pues mencionan un Me-
de los jóvenes más fuertes, las persiguió latnpodeion así como una competición
con gritos y danzas frenéticas desde las llamada Melampodeia o agón tou Mé-
montañas hasta Sicione. En el acoso lampodos. En Egóstenes, Malampo pa­
murió una de las hijas, Ifinoe, pero las rece haber sido venerado como un dios
demás consiguieron recuperar su luci­ (théos pairóos), pero no se conoce que
dez mediante lustraciones. diera oráculos de ningún tipo. Las mo­
Aún en el siglo n d.C. Pausanias14 se nedas de la ciudad acuñadas en el siglo
hace eco de la leyenda que atribuía la ni d.C. le representan como un niño ama­
causa del insoportable mal olor del río mantado por una cabra.
Anigro a que Melampo había purifica­ Muchas leyendas vinculan a M e­
do en sus aguas a las hijas de Preto. Por lampo con Egipto. Según los egipcios20
su parte, Calimaco15, sostiene que Preto Melampo llevó a Grecia el culto de
erigió dos templos en honor de Artemis Dioniso así como los relatos míticos de
gracias a cuya intercesión M elampo Cronos. Para Clemente de Alejandría21
curó a las Prétidas: uno de Artemis Melampo importó de Egipto los mis­
Coria (juego etimológico entre Coria y terios de Deméter.
koúras, «hijas»), porque devolvió a
1. Bibl., II, 2, 2. / 2. XI, 291. / 3. Apol.,
sus hijas, y otro de Artemis Hémera
Bibl., I, 9, 11. / 4. Schol. a i I I , VII, 44. / 5.
(«amansadora», «apaciguadora») por­ Apol., Bibl., I, 9 ,1 2 . / 6. Fr. 131. / 7. Bibl., II,
que suavizó el carácter de aquéllas. Se­ 2. / 8. VH, III, 42. / 9. Baquil., X , 54-58;
gún Pausanias16el santuario de Peitó en Calim., Hymn. Dian., 236; Apol., Bibl., II, 2,
Sicione fue construido por Preto en el 2. / 1 0 . VIII, 6, 11. / 1 1 . Paus., II, 25, 9. / 12.
lugar donde sus hijas sanaron de su lo­ V irg., Buc., VI, 4 8 -5 1 ; Serv., ad. loe.;
Philargyr., ad loe.; Lact. Plac., Theb., III, 453.
cura. La leyenda de las Prétides parece
/1 3 . IV, 68. /1 4 . V, 5 ,1 1 . /1 5 . Calim., Hymn.
típicamente peloponésica. Dian., III, 235 ss. /1 6 . II, 7, 8. / 17. Bibl., 11,2,
Según Apolodoro17, Preto unió a sus 2. / 1 8 . 1, 44, 5. / 1 9 . IG, VII, 207, 208, 219,
hijas en matrimonio con Melampo y 223. / 2 0 . 1, 97, 4. / 21. Protr., XIII, 5.
Biante. A aquél le correspondió Ifiana-
sa, de cuyo matrimonio nacerían Antí- [Bibl.; J . Pley, «M elam pus»: RE, X V , 1
fates, Ecles, Mantio Abante, Biante y (1931), cois. 3 9 3 -3 9 9 ; G. M arenghi, «M ito
Prónoe, conocidos como los Melam- e M edicina. M elam po e la guarigione delle
Pretidi»; A ScR , 3 (1960), pp. 8-16; F. Vian,
pódidas (una de las tres casas, junto a

207
MELANCRERA

«M é lam p o u s et les P ro itid e s»: REA , 6 7 insisten en que sólo ellos eran posee­
(1965), pp. 2 5 -3 0 ; P. Scarpi, «M elam pus e i dores de un escrito muy antiguo (que
miracoli di D ionysos», en Perennitas. Studi remontan a Set, un «hijo de consola­
in onorediA . Brelich, Rom a, 1 980, pp. 431-
ción» de Adán y Eva) donde se decía el
4 4 4 ; E. Suárez de la T o rre, «Les pouvoirs
des devins et les récits m ythiques: l’exem ple
lugar y el día en que iba a nacer Jesús.
de M élam pous»: L E C , 60 (1992), pp. 3-21.] En la cadena de trasmisión de ese es­
crito arcano aparecen N oé y su hijo
Sem, Abraham y Melquisedec, «rey de
M ELA N CRERA / Melanchraíra .— Salem y sacerdote del Altísimo por
Nombre dado en ocasiones a la * sibila cuyo conducto llegó a conocimiento
a causa de la oscuridad de sus orácu­ de nuestro pueblo que los magos de­
los; lo recibe, por ejemplo, la profetisa cían proceder de Persia en tiempos de
*Casandra' o la sibila de Cumas. Ciro». Melkon, el portavoz y el más
importante de los magos, «tomó el li­
1. Licofr.,j4/e*., 1464. bro del Testamento», dirigido a Adán,
y lo ofreció al niño, diciendo: «Ábrelo
y léelo, pues está a tu nombre». Este es
M ELC H O R / Melkon (s. i a.C .?).— el texto de la profecía:
Uno de los magos «reyes» o «hijos de
reyes» que, según la tradición cristiana En el año seis mil, el sexto día de la
(evangelios canónicos y apócrifos), jun­ semana y a la hora sexta [666 es un
to a Baltasar y Gaspar, fueron a adorar número mágico que identifica al dia­
a Jesús recién nacido «siguiendo una blo] enviaré a mi H ijo unigénito, el
estrella». Como «magos» (Mágoi) son Verbo divino, quien tomará carne de tu
citados en el evangelio de M ateo' el descendencia y vendrá a ser hijo del
único de los sinópticos que alude a la hombre. E l te reintegrará a tu prístina
visita de los magos a Jerusalén y luego dignidad por los tormentos terribles de
a Belén en cumplimiento de la profecía su pasión en cruz. Y entonces tú, ¡oh,
hecha por Miqueas2, y también en el Adán!, unido a mí con alma pura y
Protoevangelio de Santiago3, en Act. cuerpo inmortal, serás deificado y po­
Pilatii'' y en el Evangelio del Pseudo drás, como yo, discernir el bien del mal
M ateo5 (que se refiere a ellos como (Ev. Armen. Inf., X , 23).
tnagi). El evangelista hace proceder a
los magos «de Anatolia», en tanto algu­ La tradición oriental habla de doce
nos códices del Protoevangelio y el magos y los armenios de quince. La
Evangelio armenio de la infancia, obra versión etiópica del Protoevangelio fija
ésta posiblemente del siglo vi, puntua­ también en tres el número de magos y
lizan claramente de Persia. Sin embar­ da los nombres etíopes: Tanisuram,
go, hay contradicciones en cuanto al Malik y Sissebá. Cuando, de vuelta a
número de los magos y a su condición, su países, éstos cuentan qué regalos
nunca claramente expresada. Sólo el han recibido a cambio de sus presentes
Evangelio armenio6 ofrece datos de in­ —oro, incienso y mirra— responden
terés que ha seguido la tradición occi­ que el niño les dio un trozo de pan,
dental (a través de san León Magno y que ellos «escondieron en la tierra». El
Máximo Tauronense): que los magos rey que los escucha les pide que desen­
eran tres, así como sus nombres: Mel­ tierren el pan y se lo lleven. Cuando
kon, rey de los persas; Gaspar, de los excavan la tierra, de donde estaba el
indios, y Baltasar, de los árabes. pan sale una llamarada de fuego; «por
En la entrevista que estos magos tal razón —acaba el relato— los ma­
mantienen con Herodes en Jerusalén, gos adoran todavía el fuego».

208
MELCHOR

El Líber de Infantia Salvatoris hace otras estrellas, por el fulgor de su luz.


alguna precisión más cuando se refiere Éste pareció debilitarse a vista del res­
a ellos como adivinos: plandor de Su venida. Pues esta estrella
es la palabra de Dios, ya que hay tan­
[José]... dijo a Simeón: «Creo que son tas palabras de Dios cuantas son las
unos adivinos (qui veniunt agnos esse): estrellas. Y esta palabra de Dios (como
pues efectivamente no están quietos un el mismo Dios) es inefable. Lo mismo
momento, están observando (el cielo) que es inenarrable esta estrella que fue
y no paran de conversar. Y me parecen nuestra compañera de viaje en la mar­
además forasteros, pues su vestimenta cha para venir hasta Cristo (De Inf.
es distinta de la nuestra: su traje es Salv., 94).
amplísimo y de color oscuro. También
llevan birretes en sus cabezas y llevan La redacción siríaca del Evangelio
una sarabaras (sarabarae) ceñidas a sus de la infancia, sin embargo, amplía la
piernas como [...] Mas he aquí que se noticia. Según este libro, el mismo día
han detenido y me han mirado. Ahora del nacimiento es enviado a Persia un
continúan sus pasos hacia nosotros» ángel guardián que se aparece en for­
(De Inf. Salv., 89). ma de estrella a los notables del reino,
«adoradores del fuego y de las estre­
llas», durante una fiesta. Entonces «tres
El manuscrito Hereford no habla hijos de reyes» toman tres libras de
sólo de agni, sino que «entre ellos ha­ oro, incienso y mirra (la historia y sig­
bía también augures que están a todas nificado de los dones está contenida en
horas contemplando el cielo» (inter eos el Libro de la caverna y de los tesoros,
quídam augures esse. Ecce enim omni que es la narración oriental más anti­
hora in caelum aspiciunt). A la pregun­ gua sobre los magos) y, ataviados con
ta de José de por qué están allí, los sus mejores trajes y con la tiara, siguen
magos contestan que «siguiendo una al mensajero, «el mismo que había
escritura antigua —una profecía— arrebatado a Habacuc y alimentado a
acerca de una estrella»7, alusión que se Daniel en la cueva de los leones». Si­
repite después: guiendo una profecía de ‘ Zaratustra,
llegan a Jerusalén, donde, en audien­
Tenemos nosotros escrituras de escri­ cia ante Herodes, dicen que «uno de
turas más antiguas que se refieren a El. sus dioses» les ha informado del naci­
En lo tocante a tu pregunta sobre el miento de un rey. Según la tradición
origen de nuestro conocimiento, escú­ cristiana tardía, Zaratustra era «el in­
chanos: Lo supimos por el signo de una ventor de la magia»8, y Persia era la
estrella que se nos apareció más res­ cuna del arte mágico (In Persida
plandeciente que el sol, de cuyo fulgor primum orta est ars m agicáf donde, en
nadie pudo hablar nunca. Y esta estre­ un tiempo mítico «llegó un gigante lla­
lla significa que la estirpe de Dios rei­ mado Nebroth, después de la confu­
nará en la claridad del día. Esta no gi­ sión de las lenguas, y enseñó a los per­
raba en el centro del cielo, como suelen sas a rendir culto al sol (al fuego)»10.
(hacerlo) las estrellas fijas y también los
Al salir los magos del palacio de
planetas, que aunque observan un pla­ Zaratustra, el mensajero (la estrella
zo fijo de tiempo [... ]m as sólo ésta no
que habían seguido) se convirtió «en
es errante. Pues nos parecía que todo el una columna de fuego». El manuscrito
polo no podía contenerla con toda su
Laurentiano de este texto precisa la
grandeza; y ni el mismo Sol pudo nun­ profecía de Zaratustra: «Una virgen
ca oscurecerla, como (lo hace) con
daría a luz un hijo que sería sacrificado

209
MENÉCRATES DE SIRACUSA

por los judíos y que luego subiría al cie­ Gayo, «M ito griego y literatura cristiana:
lo», y que el día del nacimiento les se­ los Reyes M agos», en E stu dios de religión y
ría anunciado por una estrella. La iden­ mito en G recia y Rom a. X Jo m a d a s de F ilo ­
tificación de Zaratustra con *Balaam logía clásica de C astilla y León, León, 1995,
pp. 103-122.]
(el profeta-astrólogo), por hablar de
una «estrella» en sus vaticinios, se debe
al empeño de los cristianos primitivos
de hacer de aquél un profeta mesiáni- M E N É C R A T E S D E SIRACUSA /
co apoyándose en la tradición antigua, Menekrátes (s. iv a.C .).— M édico y
la de los mazdeístas, según los cuales taum aturgo griego. Se atribuía una
Saosyant, su «mesías», había de venir y naturaleza divina y se denominaba a sí
aparecer en el Monte de la Revelación. mismo Zeus. Según Eliano1, envió al
Según este Evangelio árabe, el presen­ rey Filipo de Macedonia una carta que
te que los magos llevaron a su país (a decía: «A Filipo, M enécrates-Zeus:
Persia, dice la versión siríaca), de re­ que seas feliz». El monarca le respon­
greso, no era un pan, sino un pañal dió con otra, en la que sutilmente daba
mágico que les había dado María. a entender que estaba loco: «Filipo a
M enécrates: que tengas salud. Te
[Los magos] celebraron una fiesta y, aconsejo que viajes a la región de Anti-
según su costumbre, encendieron un cyra». En esta localidad de la Grecia
fuego y lo adoraron. Después arrojaron central crecía el eléboro, que se creía
el pañal sobre la hoguera y al momen­ un remedio contra la locura. También
to fue arrebatado y consumido por el otros autores confirman esta autode-
fuego. Mas, cuando éste se extinguió, nominación divina del médico2.
sacaron el pañal en el mismo estado Sus dotes especiales residían en la
que tenía antes de arrojarlo, como si el curación de los epilépticos. A quienes
fuego no lo hubiera tocado. Por lo cual, curaba los obligaba a entrar en su sé­
empezaron a besarlo y a colocarlo so­ quito y les daba nombre y dignidad de
bre sus cabezas, diciendo: «Esto sí que dioses (theios choros), peregrinando
es una verdad sin sombra de duda. Es por distintos países3.
portentoso que el fuego no haya podi­
do destruirlo» [«pues es el vestido de
1. HV, XII, 51. / 2. Clem. Alex., Protr., 54,
los dioses», añade la versión siríaca]. 3; Plut., Ages., 2 1 ; Mor., 191 A, 213 A. / 3.
Por lo cual tomaron aquella prenda y Ateneo, VII, 289.
la guardaron entre sus tesoros (Ev.
Árab. Inf., VIII).
[B ib l.: O. W ein reich , «M en ek ráte s,
1. M t II, 1. / 2. Miq 5 ,1 . / 3. X X I, 1. / 4. Zeus und Salm oneus»: T ü b. Beitr. Altertum
IX, 3. / 5. XVI. / 6. V y XI. / 7. De Inf. Salv., W issenschaft, 18 (1933).]
89. / 8. Isidor., Etym., V, 39, 7. / 9. Isidor.,
Etym., XIV, 3, 12. / 10. Isidor., Etym ., XIV,
3, 12 = Serv., adAen., I, 642.
MÉROPE / Merópe.— Adivino griego,
citado en la U f a d a Conocía el arte de
[B ib l.: M . R. Ja m e s, L atín In fan cy la m ántica y no dejó a sus hijos,
G ospel; a new text, with a paralel versión Adrastos y Anfios, ir a la guerra, pese a
from Irish, C am bridge, 1 9 2 7 ; texto del ms.
lo cual éstos desobedecieron; ambos
H ereford en pp. 3-9 5 ; G . M essina, IM a g ia
Betlem m e e una predizione di Z oroastro,
morirían más tarde abatidos por
Rom a, 1 933; U. M onnetey de Villard, «Le Diomedes.
leggend e orientali sui M ag i evan gelici»:
StT, 163 (1952), pp. 136-137; G . M oroch o 1. II, 831; XI, 329.

210
M I LTAS

M ETÓ N / Méton (s. v a.C.).— Astró­ Por su parte D iodoro10y Vitrubio“


logo ateniense que estudió el solsticio le citan, junto a Euktemon, como au­
de verano del 28 junio del 432 a.C.1. tor de la reform a del calendario
La aldea ateniense de Colona le debía lunisolar (un ciclo de 19 años destina­
la construcción de una fuente2. do a armonizar el año solar y el lunar).
Metón se había inscrito al servicio
del ejército ateniense poco antes de que 1. Ptol., Synt., III, 1. / 2. Aristof., Av., 992
éste emprendiese la célebre expedición ss. / 3. Elian., HV, XIII, 12. / 4. Alcib., 17. / 5.
Plut., Nie., 13. / 6. Nie., 13; Alcib., 17. / 7.
contra la isla de Sicilia (413 a.C.). Como
Plut., Nie., 11. / 8. HV, XIII, 12./9.A V ., 992-
conocía perfectamente el porvenir y la 1005./ 10. XII, 36, 2. /1 1 . IX, 7.
suerte fatal de la expedición3, intentó
evitar a toda costa embarcarse. Plutar­
co4 dice que, junto a Metón, también
M ILTA S/ Míltas (s. v-iv a.C.).— Adivi­
Sócrates (469-399 a.C.) se había mos­
no tesalio, colaborador del tirano Dión
trado contrario a la expedición naval,
de Siracusa (408-353 a.C.). Plutarco1
pues su «genio familiar» le había predi-
dice de él que, como el propio Dión,
cho el fatal desenlace.
pertenecía a la Academia de Platón.
Para evitar el destino, Metón simu­
Durante la expedición contra Dio­
ló una locura, dando fuego a su casa5.
nisio II (357-354 a.C.), Dión celebró
Plutarco afirma que fingió mejor su
un solemne sacrificio en honor de
locura que Ulises (que simuló estar
Apolo, con asistencia de todos sus se­
loco para no participar en la expedi­
ción contra Troya, siendo desenmas­ guidores, al término del cual se produ­
jo un eclipse de luna (8 de agosto del
carado por Palamedes).
357). Según Plutarco el fenómeno no
El propio Plutarco6 ofrece, sin em­
causó sorpresa a Dión, ya que sabía
bargo, otra versión: sostiene que Metón
calcular los períodos de los eclipses,
no fingió tal locura, sino que, habiendo
pero, siendo conveniente reforzar la
incendiado su casa por la noche, se pre­
moral de los soldados, muy atemoriza­
sentó en el ágora muy afligido y pidió a
dos, hizo intervenir al adivino Miltas
los ciudadanos que, en atención a la
quien dirigiéndose al ejército, dijo:
desventura que correría la expedición,
eximieran de ella a su hijo, que había
sido nombrado jefe de una trirreme7. Cobrad coraje [...] y concebid las ma­
yores esperanzas, pues la divinidad nos
Eliano8 dice que los arcontes le libera­
ron finalmente de su obligación militar. muestra por este signo que lo que signi­
ficaba era el oscurecimiento de cosas
Al margen de esta anécdota,
que entonces brillaban y que no ha­
Aristófanes5' cita a Metón como geó­
biendo cosa más brillante que la tira­
metra que pretende «medir las llanu­
nía de Dionisio, apagarían su esplen­
ras aéreas y dividirlas en calles». En la
dor en el momento en que llegaran a
comedia aparece ridiculizado como un
charlatán, resolviendo la cuadratura Sicilia (Plut., Dion, 24).
del círculo:
Sin embargo, poco después se pro­
Con esta otra regla trazo una línea rec­ dujo un segundo prodigio: el enjambre
formado por las abejas en la popa de
ta, inscribo un cuadrado en el círculo,
una de las naves de Dión. Interpretan­
y coloco en su centro la plaza; a ella
afluyen de todas partes calles derechas, do el significado del signo divino, Mil-
tas declaró reservadamente a Dión y a
del mismo modo que del sol, aunque es
circular, parten rayos rectos en todas sus amigos que temía que sus acciones,
que debían ciertamente traerle mucha
las direcciones (Av., 992 ss.).

211
MIQUEAS BEN-YIMLAH

gloria, no fuesen de larga duración y tándose ante Yahveh, declaró: «Yo le


que, después de haber florecido por seduciré». D íjole Yahveh: «¿De qué
breve tiempo, se marchitasen. Dión manera?». «Saldré — respondió— y me
moriría asesinado en el 353 a.C., cua­ haré espíritu de mentira en la boca de
tro años después de su llegada al poder. todos sus profetas». Dijo [Yahveh]: «Le
seducirás y aún triunfarás; sal y hazlo
1. Dion, 22. así». Ahora, pues, he aquí que Yahveh
ha infundido un espíritu de mentira en
[B íb l.: F ritz, «M ilta s»: R E , X V , 2 la boca de todos los profetas, y Yahveh
(1932), cois. 1678-1679.] ha predicho sobre ti cosa mala (1 R 22,
19-23).
MIQUEAS BEN-YIM LAH / Micaye­ El anuncio del profeta no puede,
hu (s. ix a.C.).— Profeta hebreo de cier­ pues, arrojar peores perspectivas para
ta fama, si bien no dejó ningún escrito. Ajab de Israel: los profetas cortesanos
Era hijo de Yimlah y no debemos con­ mienten, ya que Yahveh ha decidido su
fundirlo con el profeta menor del mis­ derrota.
mo nombre. Como el profeta *Eleazar, Ajab ordenó que Miqueas fuera de­
vivió bajo el reinado de Ajab, rey de tenido y encerrado en un calabozo has­
Israel, aliado de Josafat de Judá contra ta su vuelta; de esta forma se sabría si
los sirios. Ajab consulta primero a «cua­ Yahveh había hablado o no por boca
trocientos profetas», reunidos en la suya. El final se desarrolla como
corte de Samaría, quienes le animan a M iqueas lo había anunciado: Ajab
combatir contra la ciudad de Ramod muere en el combate contra el ejército
(Tel Ramíth, al este del Jordán). Pero sirio2.
aún queda un profeta de Yahveh,
Micayehu, hijo de Yimlah, a quien el 1. 1 R 22, 8 . / 2 . 1 R 22, 26-37.
rey odiaba, pues «nunca profetiza acer­
ca de mí cosa buena sino mala»1. Este,
no obstante, fue llamado por Ajab para MIQUEAS DE M ORESET / Micayehu
ser consultado también sobre la opor­ (s. vili a.C.).— Profeta hebreo origina­
tunidad de atacar Ramod, a lo que res­ rio de Moreset-Gat, al suroeste de Je-
pondió: rusalén, uno de los doce profetas me­
nores. Su actividad profètica debió de
Sube y tendrás éxito, pues Yahveh la ha comenzar poco antes de la caída de
de entregaren la mano del rey (1 R 22, Samaria (722), concluyendo en torno
15). al año 712 a.C. Es, pues, contemporá­
neo de * Isaías.
Pero el rey, notando el sentido iró­ El libro comienza dirigiéndose a los
nico de sus palabras, desconfía y le reinos del Norte y del Sur:
pide la verdad:
Palabra de Yahveh que fue dirigida a
He visto a Yahveh sentado sobre su tro­ Miqueas el M orastí en / los días de
no y todo el ejército del cielo se man­ Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá; /
tenía junto a El, a su derecha y su iz­ lo que vio sobre Samaria y Jerusalén. /
quierda. Y preguntó Yahveh: «¿Quién Oíd, pueblos todos; escucha, tierra, y
seducirá a Ajab para que suba y caiga cuanto llena, I y sea ‘Adonay Yahveh
en Ramot de Galaadf». Y uno contestó testigo contra vosotros, 'Adonay desde
de un modo y otro respondía del otro. su templo santo. / Pues he aquí que
Entonces surgió un espíritu y, presen­ Yahveh sale de su lugar y / desciende

212
MITROBARZANES

sobre las alturas de la tierra. / Se derri­ caba a ciertas divinidades; después le


ten los montes bajo El y los valles se escupía tres veces en la cara. Durante el
hienden I como la cera ante el fuego, camino de regreso le obliga a no mirar
cual aguas que se precipitan por una a la cara de quienes se cruzasen. Los
sima. / Por la prevaricación de Jacob es alimentos consistían en una mezcla de
todo esto, / por los pecados de la casa leche y miel, agua del Coaspes y el le­
de Israel (Miq 1, 1-5). cho era dispuesto sobre la hierba.
Cuando concluyó la fase preparato­
Algunos capítulos de su libro1 se ria, Mitrobarzanes purificó a Menipo
consideran añadidos más tardíos (N. en las aguas del Tigris, donde le lavó,
Fernández Marcos). Como otros pro­ secó su piel y le santificó con pequeñas
fetas de la época, sigue un esquema es- antorchas, al tiempo que murmuraba
catológico. un encantamiento. Después giró alre­
N o es ajeno a los problemas socia­ dedor de M enipo («hechizado por
les, dirigiendo duros ataques a las cla­ completo») para que no fuese dañado
ses altas y en particular a los ricos pro­ por los fantasmas, tras lo cual le con­
pietarios; es probable que el próspero dujo nuevamente a casa.
reinado de Jeroboam II hubiese acen­ Finalmente se entregaron a los pre­
tuado las diferencias entre ricos y po­ parativos de la navegación. Mitrobar­
bres. También desprecia a los profetas zanes se puso una túnica mágica («pa­
cultuales profesionales que vaticinan lo recida a la que visten los m edos»),
que conviene económicamente a los mientras que a Menipo le hizo poner­
más ricos2. se un gorro de marinero y una piel de
Miqueas condena el sacrificio como león y acompañarse de una lira (como
inútil, citando expresamente el tofet o Orfeo).
sacrificio del primogénito3, lo que otros Subiendo ambos a una barca donde
profetas posteriores como "Jeremías4y estaba dispuesto todo lo necesario
*Ezequiel5 volverán a hacer. para la ceremonia religiosa, descendie­
ron por el Eufrates hasta desembocar
1. 4-5; 7, 8-20. / 2. 2 ,1 1 . / 3. 6, 7. / 4. 7, en una laguna pantanosa; tras atrave­
31-33; 19, 4-6; 32, 3 5 ./ 5 . 20, 25-26. sarla, llegaron a un lugar solitario, cu­
bierto de bosque y carente de sol en el
que desembarcaron. Allí el mago or­
M ITROBARZANES / Mithrobarzánes denó cavar un hoyo y sacrificar ovejas
(s. ii d .C .?).— M ago babilonio, de derramando sangre en torno a él. M i­
blanca cabellera y barba blanca, quizá trobarzanes, entretanto, con una an­
histórico, citado en el Menipo, diálogo torcha encendida en la mano, comen­
satírico de Luciano de Samósata1. Tras zó a gritar con fuerza, invocando a
muchas súplicas, Menipo (un filósofo todas las deidades y, en especial, a las
de la escuela cínica protagonista de infernales.
varias de las obras de Luciano), logra En ese instante se abrió el suelo por
que el mago, a cambio de dinero, hi­ encantamiento y ambos descendieron
ciese de guía en su viaje (katábasis) al por la hendidura. Cerbero pudo ser
Hades (infierno). calmado con los sonidos de la lira. Tras
Mitrobarzanes comienza con un lar­ cruzar la laguna Estigia, y siempre
go ritual previo que dura 29 días a par­ guiados por el mago, realizaron el re­
tir de la luna nueva: baña en el Eufrates corrido infernal. Para regresar a la
a primera hora de la mañana a su clien­ vida, Mitrobarzanes señaló a Menipo
te; dirige al sol naciente un largo dis­ una luz que se filtraba del exterior: era
curso —ininteligible— en el que invo­ el antro de Trofonio (en Beocia), al

213
MOISÉS

que, tras despedirse del mago, logró libro sagrado. En otro papiro, un exor­
llegar el filósofo. cismo con invocación al Acéfalo, crea­
dor del cielo y de la tierra, se dice:
1. 6 -22 .
Yo soy Moisés tu profeta, a quien en­
tregaste tus misterios, que son celebra­
MOISÉS (Libros de) / Mósheh (Tiebr.), dos por Israel, tú mostraste lo húmedo
Moiisés (gr.), Moyses fíat.).— Del Moi­ y lo seco y todos los alimentos. Escú­
sés del Antiguo Testamento se hizo chame (PGM, V, 110).
uno de los magos más famosos en la
Antigüedad clásica. Tal asociación se
La receta mágica de un papiro6 para
basa fundamentalmente en el famoso
hacerse invisible y conseguir el amor de
capítulo del Éxodo1 en el que Arón y
una mujer está tomada de una obra ti­
Moisés compiten en gestas taumatúr­
tulada Diadema de Moisés, quizá algu­
gicas con los magos del faraón.
na colección mágica. Por su parte,
Los Hechos de los Apóstoles2 dicen
PGM, XIII, 1-5 y 344 (el papiro griego
también de él que fue instruido en
J 395 del M .° Antigüedades de Leiden,
toda la sabiduría de los egipcios y que
datado a mediados del s. iv d.C., que
era poderoso en palabras y obras, lo
contiene en dos redacciones la célebre
que equivale a decir que practicaba la
Kosmopoiía), recoge el libro sagrado
magia. Los medios judíos helenizados,
llamado La Mónada u Octavo Libro de
de donde provienen los Hechos, reco­
Moisés. Dentro de la Kosmopoiía se
nocían en Moisés a un mago, lo que
alude a otros escritos o colecciones de
se explicaba por su larga estancia en
Moisés como La llave 7, El Libro del
Egipto.
arcángel11o La epíclesis oculta de Moi­
Un amuleto de Acrae (Sicilia) descri­
sés a la luna y El décimo libro oculto de
be cómo Moisés se transforma en un
Moisés (XIII, 1078). La mención de
mago (physikós) después de haber su­
todos estos escritos permite pensar que
bido por la montaña sagrada3. El natu­
bajo el nombre de Moisés circuló en la
ralista latino Plinio4lo consideraba fun­
Antigüedad pagana un corpus de litera­
dador de una escuela mágica (magices
tura mágica, al estilo de los escritos
factio).
mágicos de Hermes, Tot, *O stanes,
Pero es posible que el mago Moisés
*Histaspes o *Zaratustra.
hubiese sido conocido ya en el mundo
pagano desde época helenística. Algu­
1. 7,8 ; 8,15. / 2 .7 ,22./3.IG , XIV, 2413,
nos autores (Bidez-Cumont) conside­ 17. / 4. NH, XXX, 11. / 5. III, 444. / 6. PGM,
ran, de hecho, que el catálogo pliniano VII, 620. / 7. XIII, 21 y 383. / 8. XIII, 974.
de los magos, del que Moisés forma
parte, remonta al filósofo griego Her- [Bibl.: Sobre el profetism o de M oisés:
mipo (s. m a.C.). Dos de los magos L. Perlit, «M ose ais P rophet»: EvTh, 31
egipcios que compitieron con Moisés, (1971), pp. 5 8 8 -6 0 8 ; F. G arcía López, «Un
*Iannes y Mambres (o Iambres), apa­ profeta com o M oisés. E studio crítico de Dt
recen ya en un texto apócrifo de época 18, 9-22», en N . Fernández M arcos (ed.),
Simposio Bíblico Español, M adrid, 1984,
helenística y, más tarde, también en los
pp. 2 8 9 -3 0 8 . Sobre el M oisés del paganis­
catálogos de los magos más celebres de m o: J . G . G ager, Moses in Graeco-Roman
la Antigüedad realizados por Plinio y Paganism, N ashville-N ew Y ork, 1 9 7 2 ; N .
Apuleyo. Fernández M arcos, «M otivos judíos en los
En los Papiros Mágicos Griegos5 su papiros m ágicos griegos», en Religión, su­
nombre es citado en un amuleto de perstición y magia en el mundo romano,
predicción que ha sido copiado de un Cádiz, 1985, pp. 101-127.]

214
MOPSO ARGONAUTA

MOPSO / Mópsos.— Adivino mitico por Plutarco4— donde las respuestas se


{mantis), hijo de Manto y nieto de *Ti- daban por medio de los sueños.
resias. Su nombre va unido, sobre
todo, al «concurso profètico» que 1. Tzetzes, ad Licofr., 427-430, 980. / 2.
mantuvo con ‘ Calcante, al que un orá­ XIV, 1, 27. / 3. Narr., 6. / 4 De Def. Orac.,
434 D-E.
culo —tal vez de *H élen o— había
anunciado que moriría el día que en­
[B ib l.: H . G re g o ire , «Ä p r o p o s de
contrase a un adivino más hábil que él. K aratepe: M o p so s et C halchas»: N C lio, 1-
El vaticinio se cumplió cuando en la 2 (1949-1950), pp. 162-165; R. D. Barnett,
ciudad de Colofón Calcante encontró «M o p so s»: JH S , 73 (1953), pp. 140-143;
al adivino Mopso. Entre ambos tuvo E. D o b lh o fer, «M o p so s, A rzt d er M e n ­
lugar el siguiente diálogo: schen»: Ö /H , 46 (1961-1963), pp. 5-14; D.
M etzler, «D er Seher M o p so s auf den M ü n­
Había allí un cabrahigo y Calcante pre­ zen der Stadt M o p so s»: Kem os, 3 (1990),
guntó: «¿Cuántos higos lleva?». Mopso pp. 235-250.]
contestó «Diez mil, un medimno y ade­
más un higo». Así era. Como hubiera
una cerda preñada, Mopso preguntó a MOPSO ARGONAUTA / Mópsos.—
Calcante: «iCuántas crías tiene en su Adivino oficial de la expedición de los
vientre y ciiándo parirá?». Le contestó: Argonautas, de origen tesalio o lapita.
«Ocho». Pero Mopso, sonriendo, dijo: Era hijo de Ampix, nieto de Pelias y
«La respuesta de Calcante es inexacta, descendiente, por tanto, de Poseidón1.
pues yo, como hijo de Apolo y Manto, En la mitografía posterior suele apare­
extraordinariamente dotado para la cer como hijo de Apolo2.
adivinación, veo que en su vientre no En el relato de Píndaro3, Mopso da
hay ocho como dice Calcante, sino a los Argonautas la señal favorable de
nueve, y que todos son machos y nace­ partida tras la observación de las aves y
rán mañana a la hora sexta» (Apolod., la extracción de suertes sagradas, anun­
Bibl. ep., 6, 3-4). ciando «dulces esperanzas». En unas le­
yendas, Mopso muere en el transcurso
Existen, no obstante, otros manus­ de la expedición (en Libia) víctima,
critos del texto de Apolodoro, con los concretamente, de la mordedura de
que coinciden ciertas fuentes', que una serpiente; por esa razón su tumba
ofrecen la siguiente variante: al perma­ fue levantada en las proximidades de
necer Calcante en silencio, M opso ase­ Cirene4. N o obstante Estra-bón5 cita la
guró que la cerda tenía diez crías, una localidad de Mopsion, en Tesalia, así
de ellas macho, y que pariría al día si­ llamada en honor del lapita Mopso.
guiente. Ferécides, según nos dice En otras tradiciones, Mopso figura
Estrabón2, sostiene que la respuesta participando en los juegos fúnebres
fue: «Tres cerditos, uno de ellos hem­ celebrados por los Argonautas en ho­
bra». Por su parte Conón’ afirma que nor de Pelias. Esta sería la más anti­
la rivalidad de los adivinos consistió en gua: según Pausanias6 en el célebre co­
formular vaticinios sobre el resultado fre de Cipselo, depositado en Olimpia,
de una guerra que iba a emprender el M opso aparece representado compi­
rey de los licios. tiendo en dichos juegos con Admeto
En cualquier caso, Calcante, apesa­ en la modalidad de pugilato.
dumbrado por su derrota, murió, siendo
enterrado en Nocio, cerca de Colofón. 1. Paus., V, 1 7 ,1 0 ; Hyg., Fab., 14, 128. /
Mopso tenía un santuario oracular 2. Val. Flacc.,A7g., 1,384; Stat., Teb., III, 521.
/ 3. Pit., IV, 190 ss. / 4. Licofr., Alex., 881 ss;
en Cilicia —citado aún en el siglo n d.C.

215
MUSEO

Apol., Arg., I, 65; 80; IV, 1502; Hyg., Fab., llegó a Eleusis en un tiempo en que la
XIV, 173; Sen., Medea, 652. / 5. IX , 5 ,2 0 ,2 2 . iniciación estaba presidida por Museo.
/ 6. V, 1 7 ,1 0 .
Como poeta fue considerado pre­
[Bibi.: B. Kruse, «M opsos»: RE, XV I, 1 decesor de Homero y Hesíodo, com­
(1933), cols. 241-242; E. Simon, s.v. «M op­ poniendo numerosas obras, entre ellas
sos»: U M C , VI, 1 (1992), pp. 650-652.] una Titanomaquia, una Teogonia, un
Himno a Deméter y una Eumolpia.
Según Pausanias11, en el poema ti­
M U SEO / Mousaios (s. vi a.C .?).— tulado Eumolpia Museo afirmaba que
Poeta, sacerdote y adivino semilegen­ el oráculo de Delfos era, en origen, de
dario griego. Según unos, siguiendo Poseidón y Gea (Tierra); ésta respon­
alguna tradición pro-ateniense1, era día por sí misma, mientras que el in­
originario de Eleusis. Era situado por térprete de Poseidón era Pircón:
los Eumólpidas en la cuarta generación
de su genealogía, es decir, como hijo Enseguida habló su palabra sabia Gea
de Antifemo2 (Orfeo, Tamiris y Linos Ctonia / y con ella Pircón, servidor del
aparecen en otros autores como padres ilustre que conmueve la tierra (Paus.,
de Museo). Otros le creían tracio3 y X, 5, 6).
compatriota, por tanto, de Orfeo; am­
bos nombres se asociaron frecuente­ Existen dudas sobre la autenticidad
mente en la leyenda a partir, sobre de estos pasajes. El propio Pausanias12
todo, del siglo v a.C. dice que de la obra de Museo lo único
También existían varias tradiciones auténtico es el Himno a Deméter.
sobre la identidad de su madre: ésta Como adivino13compuso perilyseis,
pudo ser una ninfa o, más concreta­ teletaí, katharm of4 y, sobre todo, orá­
mente, una musa4; pero la creencia culos. Estos habrían sido reunidos por
más generalizada es que Museo era *Onom ácrito15 y presentados a los ate­
hijo de Selene, es decir, de la Luna5. nienses en época de los Pisistrátidas (s.
De su esposa Deiope tuvo un hijo, Eu­ vi a.C.). Las profecías de Museo nunca
molpo, al que tradicionalmente se atri­ alcanzaron, sin embargo, la populari­
buyó la fundación de los misterios de dad de las de *Bacis. El hijo o el niño
Eleusis6. alimentado por las musas permaneció
Como Orfeo (algunos estudiosos le siempre como un poeta hierático en el
consideran, incluso, una «réplica» ate­ cual la presciencia se combinaba con la
niense suya), Museo pasó por ser un inspiración poética, aunque predomi­
gran músico7 (según Estrabón fue uno nando ésta (Bouché-Leclercq). Museo
de los fundadores de la música, junto a era, más que un cresmólogo, un chres-
Orfeo y Tamiris), capaz de curar en­ modós, y por tanto sus oráculos eran
fermedades con sus melodías. Durante más cantos místicos, inspirados por un
su juventud, Museo cantó sobre las soplo de entusiasmo religioso, que ver­
colinas de las Musas, obteniendo de daderas profecías.
Bóreas, como recompensa, el don de Sus predicciones relativas a las gue­
volar8. Según Aristóteles9 Museo afir­ rras médicas (s. vi a.C.) eran citadas
maba que para los mortales no existía como complemento de las de *Bacis16.
cosa más agradable que cantar. La única cita textual que se conserva de
Se le atribuía también la introduc­ los «oráculos de M useo» es recogida
ción en el Atica de los misterios de por Pausanias17 para corroborar la cer­
Eleusis, de donde fue sacerdote (hiero- teza de un oráculo de la ‘ Sibila. Se ale­
fante). D iodoro10 dice que Heracles gaba como prueba de que dos jefes ate­
nienses, T ideo y Adimanto, fueron

216
MUSEO

sobornados por Lisandro para traicio­ Tras morir a edad avanzada, Mu­
nar a los suyos en la batalla de Egospó- seo fue enterrado en la colina de las
tamos (405 a.C.): M usas15, o, según otra tradición, en
Falero20.
Pues sobre los atenienses vendrá una
lluvia salvaje, / por la maldad de sus 1. Aristoxenos, Fr. 91, Wehrli; Harpocr.,
jefes, pero habrá un consuelo I de la s.v. «M ousaios». / 2. Paus., X , 12, 11. / 3.
derrota; pues no pasarán desaperci­ Suidas, s.v. «M ousaios». / 4. Platon, Rep., II,
bidos a la ciudad y pagarán la pena 7. / 5. Scbol. Aristof. Ran., 1033; 1065. / 6.
(Paus., X , 9 ,1 1 ). Märmol de Paros, A 1 5 ./7 . X, 3 ,1 7 ./8 . Paus.,
I, 22, 7. / 9 .1 3 3 9 , b, 21-22. / 10. IV, 2 5 ,1 . /
I I . X , 5, 6. / 1 2 .1, 22, 7; IV, 1 , 5 . / 13. Sof.,
Heródoto18 se refiere también a un Fr. 1 1 1 ./ 1 4 . FGrH, 328, F, 208. /1 5 . Herod.,
oráculo de Museo en relación con otro VII, 6; Paus., I, 22, 7. / 16. Herod., VIII, 96;
episodio de las guerras médicas: la ba­ IX, 43. / 17. X , 9, 11. / 18. VIII, 96. / 19.
talla de Salamina. Una fuerte ráfaga de Paus., I, 25, 8. / 20. Anth. Pal., VII, 615.
viento Céfiro se llevó muchos de los
restos de naufragio hacia una playa del
[B ibl.: K . Freem an, The Pre-Socratic
Atica, llamada Colias, cumpliéndose Philosophers, O xford, 1966, pp. 19-21; G.
plenamente los oráculos pronunciados C olli, L a sabiduría griega, M adrid, 1996,
por Bacis y por Museo sobre esta bata­ pp. 2 9 7 -3 2 6 ; fragm entos: ibid., pp. 435-
lla naval. 440.]

217
N

N A H ÚM / Nehemyah (s. vil a.C.).— la presa en ella! / Oyese el chasquido del


Profeta hebreo, natural de Elqós; su látigo, estrépito de ruedas, galopar de
nombre significa «Dios consuela». Pa­ caballos / saltar de carros, la carga de la
rece haber vivido en el reino del Sur, caballería / el lampo de las espadas y el
pues sus oráculos se refieren casi siem­ fulgor de las lanzas, / la multitud de
pre a Judá, y debió de ser contemporá­ víctimas y la muchedumbre de muertos,
neo de “Jerem ías y de *Sofonías. Es / la infinidad de cadáveres, en cuyos
posible que, como éstos, colaborase en cuerpos se tropieza. / A causa [todo ello]
la célebre reforma religiosa del piado­ de multitud de prostituciones de la pros­
so rey Josías (hacia el 620 a.C.). tituta, / de hermosa gracia, maestra en
Fue autor de un oráculo contra hechizos, / que con sus prostituciones
Nínive escrito años antes del 612 a.C. embauca a las naciones y con sus hechi­
(fecha de la caída de la ciudad), pues zos a los pueblos (Na 3, 1-4).
Judá se encontraba todavía bajo la do­
minación asiria. Un oráculo anterior fue dirigido
El libro ha sido considerado de di­ contra la ciudad egipcia de Tebas (aquí
versa forma por los estudiosos: litur­ llamada No-’Amón), capital del Alto
gia de acción de gracias recitada en el Egipto, tomada, aunque temporalmen­
Templo de Jerusalén con ocasión de la te, en el 663, por el rey asirio Asurba-
caída de Nínive (Humbert, Selling), nipal1:
obra de contenido político-religioso
elaborada por un círculo político de éEres tú mejor que No-’Amón, asenta­
Jerusulén contra Nínive (Haldar), etc. da entre los canales del Nilo, / circuida
Suele dividirse (Fohrer) la liturgia en de aguas, cuyo baluarte era el mar, las
tres partes: a) promesa para Judá; b) aguas su m u ralla? I Etiopía, como
amenaza acompañada de motivación Egipto, era su fuerza sin límites; / Put y
contra Nínive; c) amenaza contra los libios eran tus auxiliares. / También
Nínive en boca de Yahveh. Así es anun­ ella al destierro marchó en cautiverio; /
ciada la inminente ruina de la ciudad también sus niños fueron estrellados,
asiria a causa de sus crímenes: en las esquinas de / todas las calles; / y
sobre sus nobles echaron suertes, / y
¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda ella todos sus magnates fueron aherrojados
mentira / llena de violencia! ¡No cesará con cadenas (Na 3, 8-10).

219
NASAMONES

1. Na., 3, 8-10. Desde el día en que establecí jueces so­


bre mi pueblo Israel, a ti he procurado
el descanso de parte de sus enemigos, y
NASAM ONES / Nasamónes.— Tribu a ti ha anunciado Yahveh que Yahveh
norteafricana de incierta localización, te haría una casa. Y cuando se cumplan
citada por las fuentes clásicas por sus tus días y reposes con tus padres, susci­
dotes mágicas y adivinatorias. Heró- taré detrás de ti a un vástago tuyo, sali­
doto es quien nos ofrece más detalles: do de tus entrañas y consolidaré su rea­
siguiendo el relato del amonio Etearco leza. El construirá una casa a mi
dice1 que los nasamónes que llegaron Nombre y consolidaré el trono de la
junto al territorio de los cireneos eran realeza para siempre (2 S 7, 11-13).
todos hechiceros. Probablemente (J.
Desanges) venían del oasis de Augila y Finalmente, consiguió la sucesión al
se asentaron en la zona de Bahr-el- trono para Salomón2, resolviendo la
Ghazal. difícil cuestión sucesoria. Dos de los
El geógrafo griego sostiene2 que, en hijos del profeta (Azarías y Zabud) des­
verano, dejando junto al mar a sus ani­ empeñarán altos cargos en la corte del
males, subían a la comarca de Augila rey Salomón.
para recolectar los dátiles; también ca­ Junto al «vidente» *Gad, Natán par­
zaban langostas que, tras dejar secar al ticipó en la organización de los coros
sol, eran trituradas con piedras y, mez­ de levitas encargados de la música sa­
cladas con leche, para ser consumidas. cra. Algunos autores le atribuyen una
Además de sus costum bres sexuales Historia de David y otra de Salomón
promiscuas y del uso especial de pactos que no se han conservado.
y juramentos, destacaban por sus prác­
ticas adivinatorias; sabemos que acu­ 1. 2 S 12,1-2; Sal 5 1 ,2 ./2 . 1 R l , 10-40.
dían a los sepulcros de sus antepasados
y, tras haberles suplicado, se acostaban [Bibl: M. Simón, «La prophétie de
sobre ellos: lo que se les aparecía en el Nathan et le temple»: RHPhR, 32 (1952),
sueño, les servía para guiarles en el fu­ pp. 41-58.]
turo.

NAVIO / Attus Navius (s. vi a.C.?).—


1. II, 33. / 2. IV, 172.
Legendario augur romano. Según la tra­
[Bibl.: J. Desanges, Catalogue des tribus dición1, siendo un joven de familia
africaines de l’Antiquité classique, Paris, modesta, cuidaba las ovejas cuando una
1962.] de ellas desapareció. Prometió entonces
a los dioses que si hallaba el animal per­
dido les ofrecería la cepa más grande del
N A T Á N / Náthán (s. x a.C.).— Profe­ viñedo familiar. Recuperado el animal,
ta hebreo que ejerció una considerable Ato Navio se situó en medio del viñedo
influencia sobre el rey David (1015- mirando hacia mediodía, dividió la pro­
975 a.C.) y su gobierno, como demues­ piedad en cuatro partes imaginarias y
tran tres hechos: Natán recriminó al observó el vuelo de las aves: en la sec­
rey por haber seducido a Bat-Seba y ción por donde éstas aparecieron, halló
dar muerte a su esposo, Urías1; aprobó una cepa de extraordinarias dimensio­
al monarca la construcción del templo, nes. Señalado por los dioses y reconoci­
si bien el mensaje revelado por el pro­ do por sus dotes, Ato obtuvo pronto
feta anunció que no sería él, sino su gran prestigio, siendo proclam ado
hijo y sucesor, quien lo construiría: augur del rey etrusco Tarquinio Prisco.

220
NEQUEPSO-PETOSIRIS

Al monarca, que proyectaba cam­ Nefotes a Psamético, rey inmortal de


biar el sistema de las tres primitivas Egipto, saludos. Puesto que el dios
centurias de caballeros, le advirtió que grande te ha restablecido como rey in­
tal reforma no podía llevarla a cabo, sin mortal y la naturaleza te ha constitui­
haber consultado primero la voluntad do como el mejor sabio, también yo
de los dioses a través de la observación quiero mostrarte el celo que hay en mí,
de las aves (auspicios). El rey, irritado, te envié esta práctica que con toda fa­
viendo que el adivino contrariaba sus cilidad proporciona sagrada energía, y
planes, le dijo: «Ea, pues, adivino, con­ si tú la examinas, admirarás lo maravi­
sulta los auspicios sobre si puede hacer­ lloso de este método. Lo verás a través
se lo que en este momento pienso». Ato del plato de visión directa, en el día que
Navio tomó su bastón augura] (lituus), quieras o en la noche, en el lugar que
observó el cielo y respondió afirmati­ quieras, contemplando al dios en el
vamente. Tarquinio se echó a reír y agua y recibiendo la respuesta oral que
sacó de su manto una piedra y una na­ procede del dios, en versos, los que tú
vaja y le dijo: «¡Pensaba pedirte que quieras. Te llevarás también al señor
cortaras esta piedra con la navaja!». del mundo y cualquier cosa que aña­
Impasible, Navio tomó los dos objetos das; y te hablará sobre otras cosas que
y —con ayuda de Júpiter— cortó la pie­ le preguntes (PGM, IV, 3).
dra en dos pedazos2.
La estatua de Ato fue levantada en 1. PGM, IV, 3.
el comicio, sobre el mismo lugar don­
de se produjo el hecho. Según Livio3
la piedra fue también colocada en este N EQ U EPSO -PETO SIRIS / Nechep-
mismo lugar para que sirviera a la sós-Petósiris (s. n a.C.).— Nombre que
posteridad como testimonio del pro­ recibe el texto fundamental de la astro-
digio. logia neoegipcia atribuido a dos perso­
Otras fuentes4 aluden a otro prodi­ najes de la historia de Egipto: el faraón
gio protagonizado por Ato Navio: el Nequepso y el sacerdote Petosiris. Ne-
trasplante milagroso al comicio de la quepso es citado por Manetón1 como
higuera (ficus) que se hallaba en el Lu- faraón de la XXVI dinastía (663-522
percal. Festo5 la denomina por ello a.C.), quizá el faraón Necho o Nechao
Ficus Navia. Se trataría (Coarelli) de II. La tradición antigua hacía de él un
un relato etiológico destinado a ilus­ autor de tratados astrológicos2. Petosi­
trar la ampliación de la primitiva ciu­ ris fue un sacerdote cuya tumba, cono­
dad palatina. cida antes del 341 a.C., era objeto de
culto. Ninguno de ellos tiene relación
1. Liv., I, 36. / 2. Liv., I, 36. / 3 . 1, 36. / 4. con los textos astrológicos de época he­
Plin,,N H , XV, 7 7 ./5 . 168L. lenística: sus nombres fueron escogidos
sin duda porque simbolizaban el pres­
tigio de la monarquía y del sacerdocio
NEFOTES / Nephótes (s. iv d.C.?).— egipcio, respectivamente.
Uno de los papiros griegos mágicos1, Se trata, en realidad, de una compi­
datado en la primera mitad del siglo iv lación hermética escrita en griego, en
d.C., recoge una (falsa) carta del mago Alejandría, hacia el año 150 a.C. (cita
Nefotes al faraón Psamético que con­ como no destruida la ciudad de Corin-
tiene instrucciones para una práctica de to), redactada de forma proféticamen-
lecanomancia y encantamiento amoro­ te oscura, lo que creó no pocas dificul­
so. El texto comienza de la siguiente tades interpretativas a la posteridad. La
forma: obra recoge, sin duda, junto al patri-

221
NESTORIO

monio babilónico y del antiguo Egipto Materno recordará la doctrina de Ne-


faraónico, elementos de la ciencia grie­ quepso-Petosiris sobre la carta de na­
ga, en particular el ordenamiento de cimiento del mundo (el thema mundi).
los planetas según la duración de sus c-d) Los dos últimos grupos de re­
revoluciones. N o sabemos con seguri­ ferencias entroncan claramente con el
dad si —como se pretende— los auto­ material hermético al que antes se alu­
res fueron efectivamente dos o si fue día. Los decanos parecen haber jugado
uno solo que se valió del prestigio de un destacado papel en la medicina as­
los personajes citados. trológica hermética; la influencia de la
El texto no ha llegado íntegro hasta astrología egipcia en el desarrollo de la
nosotros, pero disponemos de nume­ astrología hermética fue, desde el siglo
rosas alusiones posteriores a él que ii o i a.C., muy considerable.
podemos distribuir (T. Barton) en cua­ A pesar de haber incorporado el
tro grupos: contenido de otras obras astrológicas
a) Referencias a fenómenos astra­ griegas, el Nequepso-Petosiris acabó
les; se trata, probablemente de especu­ suplantando a todas ellas y transfor­
laciones egipcias de modelos mesopo- mándose en una auténtica «Biblia de
támicos quizá de época ptolemaica. los astrólogos» siendo eclipsada —sólo
Dichas citas se encuentran en autores en el siglo n d.C.— por la Tetrabiblos
muy tardíos: *H efestion de Tebas, de Claudio *Ptolomeo. Gozó, pues, de
Proclo, Lido. Los fenómenos incluyen: una considerable difusión en la Roma
eclipses, el orto de Sirio, fenómenos de comienzos del siglo i a.C.
meteorológicos y cometas en relación
con los signos zodiacales. Las predic­ 1. Manet., 48. / 2. Cf. Eusebio, apud
ciones servían tanto para Egipto como «Migne»: PL, 27 (1866), 364, 370 a.
para otros pueblos del entorno. El tér­
mino postquem para dichos textos se [Bibl.: Fragm entos en: E. Riess,
data en torno al año 150 a.C. Algunos «Nechepsonidis et Petosiridis fragmenta»:
de los textos hacen alusiones a aconte­ Philologus Suppl., 6 (1892), pp. 325-394,
cimientos fácilmente datables, como com pletada por la edición de Boíl en
son la guerra entre los griegos y los CCAG, VII, pp. 129-151.]
gálatas o determinadas invasiones bár­
baras en el norte de Grecia.
b) El segundo grupo de citas se re­ N ESTO RIO / Nestorius (s. iv d.C.).—
fiere a la astrología horoscópica. En Teùrgo, padre de Nestorio y Plutarco
una cita de *Vetio Valente, Nequepso (ambos sacerdotes atenienses) y abue­
es descrito recibiendo una revelación lo de Plutarco (escolarca ateniense de
nocturna hecha por una «voz del cie­ la escuela neoplatónica, nacido hacia
lo»; dicha revelación es transmitida el 350). Recibía revelaciones relativas
por el autor a lo largo de trece libros a la astrología1; Proclo, que le cita
en un estilo hermético. Las referencias como hieratikos anér y «experto (ho
suelen centrarse en el método astroló­ mégas) en todas las artes de la teurgia»,
gico usado para calcular la duración de le atribuye un milagro durante su visi­
la vida de un individuo o la fecha de la ta a Roma2.
concepción de su nacimiento o para Por su parte, Zósimo3describe cómo
hallar la posición de determinados sig­ hacia el año 375 d.C., siendo Nestorio
nos. También se discuten temas como hierofante de Atenas, recibió en sueños
los ciclos de períodos buenos y malos, una revelación que le ordenó honrar al
los viajes, los hijos o la fecha de la héroe griego Aquiles con ceremonias
muerte. En el siglo iv d.C. *Fírmico solemnes a cargo del Estado; cuando

222
NIGIDIO FÍGULO

Nestorio narró su vision a los magistra­ 1. IV, 105; cf. Mel., II, 7.
dos de la ciudad, éstos pensaron que
desvariaba a causa de su avanzada edad [Bibl.: Herrmann, «Neuroi»: RE, XVII,
y no le tuvieron en cuenta. El teúrgo 1 (1936), cois. 158-161.]
recurrió entonces a un subterfugio: fa­
bricó una pequeña imagen del héroe
que depositó en un templo en miniatu­ N IC O / Nikó (s. ii a.C.?).— Hechicera
ra y la situó a los pies de la estatua de griega (originaria de Larisa) citada en
Atenea, en el Partenón; finalmente un epigrama anónimo probablemente
cumplió en honor de la diosa y el héroe de época helenística1. Nico ofrenda a
los ritos tradicionales. Dicha celebra­ Afrodita un instrumento mágico, la
ción religiosa fue decisiva para la ciu­ rueda capaz «de traer por los mares a
dad, pues fue la única que quedó a sal­ un hombre y sacar de su alcoba a las
vo de un terrible terremoto que asoló la niñas». El instrumento es bien conoci­
geografía griega. do gracias a la descripción de Teócrito
Como hierofante, Nestorio ocupó en su Idilio II (*Simeta); en este caso
un gran cargo sacerdotal en Eleusis, tiene la particularidad de ser muy lujo­
siendo quizá él quien inició al empera­ so, con incrustaciones de amatistas,
dor Juliano en los misterios eleusinos. adornado con oro y ceñido por suaves
Eunapio silencia su nombre para no bandas de lana purpúrea.
delatarlo en tiempos de persecución
1. Anth. Pal., 726 = V 205.
del paganismo; pero en un pasaje que
se refiere a él4 sostiene —como Zósi-
mo— que tenía el don de conocer el
porvenir. N IG ID IO FÍG U LO / P. Nigidius
Figulus (98-45 a.C.).— Filósofo, adivi­
no, astrólogo y mago nacido en torno al
1. Proclo, In Remp., II, 6 4 ,6 . / 2. In Remp.,
año 98 a.C. (Cicerón1afirma que Nigi-
II, 6 4 ,6 ; II, 3 2 4 ,1 1 ss. / 3. IV, 1 8 ,1 -4 .14. Vit.
Sophist., 7, 3 ,1 -6 . dio era pretor en el 5 8 a.C., magistratu­
ra que en Roma solía alcanzarse a los
[Bibl. : E. Evrard, «Le maître de Plutar- cuarenta años). Fue contemporáneo de
que d ’Athènes et les orígenes du néo-plato- Varrón, am igo de Cicerón (según
nisme athénien»: AC, 29 (1960), pp. 108- Plutarco2, Cicerón afirmaba que los
133 y 391-406.] mejores y más importantes consejos,
con los cuales había salvado a la patria,
los había recibido de Nigidio) y segui­
NEURO S / Neurot.— Tribu escita fa­ dor de Pompeyo3, lo que le costó ser
mosa por sus prácticas de licantropía. enviado por César al exilio, junto a
H eródoto1 afirma que una generación otros pompeyanos. Cicerón se esforzó
antes de la expedición del rey persa por lograr que regresara a su patria e
Darío, es decir, a finales del siglo vi incluso es probable que preparara una
a.C., los neuros abandonaron su país cuarta Oratio ad Caesaris clementiam
invadido por una plaga de serpientes, en favor de su amigo (Della Casa).
viéndose obligados a refugiarse entre Nigidio fue un pitagórico conven­
los budinos. El historiador griego los cido, restaurando en Roma la doctrina
califica de hechiceros (góetas), ya que del filósofo griego (Cicerón4 usa el ver­
no existía ninguno de ellos que una vez bo renovare en el sentido de «restau­
al año no se convirtiera en lobo duran­ rar»). En la capital creó una sociedad
te unos días, volviendo después a recu­ (,sodalicium) secreta pitagórica que fue
perar la forma humana. acusada de sacrilegium5.

223
NIGIDIO FiGULO

Dentro de su abundante obra con­ algunos fragmentos en los Scholii Basi-


viene distinguir varios ámbitos: leensi, en los Aratea de Germánico y en
a) Como *Cecina, tradujo al latín los Scholii Strozziani. Cuando10 en el
numerosos libros de la antigua Discipli­ año 63 a.C. se informó a Nigidio acer­
na Etrusca6 que nos ha llegado indirec­ ca de la hora en que había nacido Octa­
tamente: conocemos de él un tratado, vio (el futuro em perador Augusto),
Sobre las entrañas (De extis)7, y un ca­ aquél anunció que acababa de nacer «el
lendario brontoscópico (Ephemeros dueño de mundo» (dominum terrarum
brontoskopia) en el que se aclaraba el orbi natum). Dicho episodio sugiere la
significado (político, social o económi­ idea de que Nigidio hacía frecuentes
co) de los truenos durante los diferen­ predicciones astrológicas de carácter
tes días del año. Dicho calendario, político.
transmitido por Lido8, parece tratarse En su Farsalia, Lucano le dedica
de un original etrusco que remonta a unos versos en los que aparece como
mediados del siglo m a.C., como se astrólogo, deduciendo de los astros la
desprende de las alusiones a las revuel­ proximidad de la contienda civil (48
tas sociales propias de la Etruria del 265 a.C.):
a.C.; así, se alude continuamente a una
división de las ciudades en dos partes O este mundo vaga sin ley alguna en el
en conflicto, pueblo y aristocracia: tiempo y los astros evolucionan con
movimiento no fijo, o, si los mueve el
Si truena (tal día), habrá guerras intes­ destino, se está preparando para la ciu­
tinas; si truena (tal día), el pueblo se dad y para el género humano una ca­
ceñirá las armas; si truena (tal día), se tástrofe ya próxima. ¿Se agrietarán los
adquirirán esclavos extranjeros; si true­ suelos y engullirán las ciudades, o un
na (tal día), habrá prosperidad y por aire hirviente estropeará el clima? ¿Ne­
otro lado rebeliones en la ciudad; si gará, infiel, sus mieses la tierra, o se
tuerta (tal día), será de buen augurio alterarán todas las aguas, inficionadas
para el pueblo, pero anunciará males de ponzoña? ¿Qué clase de catástrofes
para los poderosos por su discordia preparáis, dioses celestes, con qué azo­
(Lid., De Orí., 27). te ejerceréis vuestra cólera? Los últimos
días de muchos resultan coincidir en
Un caso revelador es el del 11 de una sola ocasión. Si la fría estrella de
septiembre: «Si truena, aquellos que Saturno alumbrara nociva sus negros
están sometidos a los nobles prepara­ fuegos en lo alto del cielo, Acuario ha­
rán una revuelta en la república». bría desatado el Diluvio de Deucalión
Nigidio Fígulo debió readaptar el y la tierra entera habría quedado inun­
texto etrusco a la realidad romana; se dada bajo un extendido mar. Si ahora,
han creído reconocer en él (C. Ampolo) Febo, abrumaras con tus rayos al cruel
referencias a las guerras civiles y tal vez León de Nemea, se declararían incen­
a sus protagonistas. En este sentido dios en todo el mundo y el éter se ha­
parece oportuno pensar que las familias bría inflamado, prendido por tus ca­
romanas (o etrusco-romanas) de ten­ rros. Pero no hay tales fuegos. En
dencia oligárquica hicieron uso de este cambio, tú, Marte, que enciendes al
calendario, convenientemente adapta­ Escorpión amenazante con su cola en
do por un Nigidio llevado de los temo­ llamas y le abrasas las pinzas, ¿qué gran
res político-sociales del siglo i a.C. cataclismo preparas? Pues el benigno
b) También tuvo conocimientos as­ Júpiter está hundido en un profundo
trológicos9 y escribió algunas obras so­ ocaso, y la salutífera estrella de Venus
bre esta materia de las que se conservan no brilla, el veloz Cilenio está parado:

224
NOADIA

Marte domina el cielo en solitario. ¿Por san Jerónimo13 se desprende que en el


qué los signos astrales han abandona­ año 45 a.C. Nigidio Fígulo sufrió el
do sus trayectorias propias y se dejan exilio, lo que hace suponer que, pre­
llevar apagados por el firmamento, en viamente, fue condenado, quizá en
tanto que refulge sobremanera el flan­ aplicación de la lex Cornelia de sicariis
co de Orion, el provisto de espada? Se et veneficis.
cierne inminente la furia de los comba­ d) Autor de tratados sobre gramáti­
tes, el poder de las armas transtomará ca, es calificado por Gelio de doctissi-
todo derecho con su brazo, al nefando musH, excelente conocedor de todas
crimen se le dará nombre de virtud, y las disciplinas15y una de las dos colum­
durará años tal desvarío. Por lo demás, nas —junto con Varrón— de la cultu­
¿de qué sirve implorar a los dioses que ra de la época16.
se termine? La paz llegará con un amo.
Prolonga, Roma, la serie seguida de tus l.A dQ ., Fr. 1 ,2 ,1 6 ./ 2 . Cíe., 27. / 3. Cic.,
desgracias y alarga por mucho tiempo Att., 1, 24. / 4. Tim., 1. / S. Ps. Cic., In Salí.
el desastre: ya sólo en medio de la gue­ Resp., 5 ,1 4 . / 6. Arnob., Adv. Nat., III, 40. / 7.
rra civil eres libre (I, 639-672). Macrob., Sat., VI, 9. / 8. Lido, De Ost., 27-38.
/ 9. Serv., ad Georg., 1,19. /1 0 . Aug., 94 ,5 . /1 1 .
Apul., De magia, 42. / 12. XLV, 1, 3-5. / 13.
Algunos autores (A. Luisi), conside­ Chron. OI., 183,4 = Helm, 156. / 14. NA, IV,
ran que en estos versos Lucano trató 9 ,1 ; 1 6 ,1 ; 1 7 ,7 ,4 . /1 5 . NA, X, 1 1 ,2 ; XI, 11,
de recoger lo que Nigidio Fígulo pro­ 1; XIII, 2 6 ,1 . / 1 6 . NA, XIX, 14 ,1 -3 .
nosticó al alba del día 19 de enero del
49 a.C. o quizá un año antes. El [Bibl.: Los fragmentos de su obra han
dominus del v. 670 podría referirse a sido recogidos por D. Liuzzi, Nigidio Figulo
Augusto (cf. la expresión dominum «astrologo» e «m ago». Testim onianze e
terrarum orbi natum antes citada). frammenti, Lecce, 1983. Sobre el personaje
c) Varias fuentes sostienen que N i­ y su obra: R. J. Getty, «The astrology of P.
gidio fue también mago11. Igualmente Nigidius Figulus»: CQ, 35 (1941), pp. 17-
22; A. Della Casa, Nigidio Figulo, Roma,
se le conoce como filósofo pitagórico
1962; A. Traglia, «Nigidio Figulo. Un gran­
que luchó por restaurar en Roma esta de erudito latino dimenticato»: Cultura e
doctrina; quizá fue ésta la razón (y no Scuola, 16 (1977), pp. 84-89; C. Ampolo,
la política) por la que se atrajo la ene­ «Lotte sociali in Italia centrale. Un docu­
mistad de César y su partido. Entre los mento controverso: il calendario brontos-
partidarios de esta «secta nigidiana» fi­ copico attribuito a Nigidio Figulo»: Opus,
guró probablemente el historiador Sa- 9-10 (1990-1991), pp. 185-197.]
lustio.
Según Dion Cassio12, Nigidio (ex­
perto en la interpretación de signos NOADIA / N oadia (s. v a.C.).— Pro­
celestes) fue acusado de haber practi­ fetisa hebrea sobornada por Tobiya
cado «artes reprobables», acusación (un notable de Jerusalén) en el momen­
que —probablemente— se refería en to en que Nehemías inicia la recons­
particular al ejercicio de la astrología o trucción de las murallas de la ciudad
de la magia adivinatoria; Nigidio fue para que amedrentara al profeta N e­
el primero en «crear las condiciones hemías y le hicieran cometer actos
del sueño» (es decir, la hipnosis) para sacrilegos’.
que el médium pudiese así responder a
lo que se le planteaba. De un pasaje de l . N e 6,14.

225
o

OFIOGENES / Ophiogenes.— Familia lleno de serpientes que, ante el asom­


originaria de Parium, puerto de Frigia bro de los presentes, le lamieron todo
(según Plinio1, en la isla de Chipre). Su el cuerpo sin hacerle daño.
nombre («hijos de las serpientes») les 1. NH, XXVIII, 30. / 2. Plin., NH, VII, 13.
emparenta con los ofidios. En ella sólo / 3. XXVIII, 31. / 4. apud Plin., NH, VII, 13. /
los varones —y no las mujeres— eran 5. XIII, 1, 1 4 ./6 . XXVIII, 30.
famosos por su capacidad para curar
las mordeduras de vívoras y serpientes
mediante una sencilla imposición de OFIONEO / Ophioneús (s. viii a.C.).—
manos2. Otra característica de este gru­ Adivino (mantis) griego, de origen
po étnico, en opinión del naturalista mesenio, que vivió en época de la «pri­
latino3, es su olor selvático, percepti­ mera guerra de Mesenia» (2.a mitad del
ble en primavera; su sudor y su saliva siglo v i i i a.C.). Suele dudarse de su his­
tenían efectos curativos. Varrón4 afir­ toricidad.
m aba que en las proxim idades de Según Pausanias1, era ciego de naci­
Parios, en el H elesponto, algunos miento y hacía sus profecías del si­
hombres utilizaban su saliva contra la guiente modo: preguntaba lo que había
mordedura de las serpientes. pasado y, conforme a esto, anunciaba
Previamente atraían sobre ellos mis­ privada y públicamente el porvenir.
mos la mancha lívida de la picadura Ofioneo, como Epébolo, se opuso a la
calmando así la inflamación y el dolor. elección de Aristodemo como rey de los
Según los mitógrafos uno de los ante­ mesenios, por haber matado a su hija
pasados de esta familia era una serpien­ (pese a lo cual accedió al trono)2. En el
te que se transformó en hombre, pero año vigésimo de la guerra mesenia,
Estrabón5 cree que aquél pudo proce­ Ofioneo recuperó la vista tras sufrir un
der de la tribu africana de los *psilos, fuerte dolor de cabeza3. Cuando se
transmitiendo sus secretos de genera­ aproximaba el final de la larga contien­
ción en generación. da, le fue comunicado a Aristodemo
Plinio6 es el único autor que cita a que el adivino Ofioneo había perdido
un miembro de esta familia, llamado la vista, quedando nuevamente ciego4.
Evegones: embajador en Roma, fue El monarca pudo entender entonces un
utilizado por los cónsules como expe­ oráculo dado por la Pitia con anterio­
rimento, introduciéndolo en un tonel ridad:

227
OLENO

...Y la corona de los coros tendrá am ar­ componentes de la delegación no hubie­


gos habitantes cuando en circunstancias sen sido advertidos por el hijo del adivi­
dos salgan de lo escondido (IV, 12, 3). no. De forma que éstos respondieron:
«No es precisamente aquí sino en Roma
Los «dos» que saldrían de lo escon­ donde hemos encontrado la cabeza».
dido, no eran otra cosa que los ojos de Oleno Caleño, al no poder engañar­
Ofioneo. Sabiendo Aristodemo que ya los ni apropiarse del presagio, les dijo:
no había esperanzas para su patria, se
mató sobre la tumba de su hija. Romanos, decid a vuestros conciudada­
nos que está determinado por el desti­
1. IV, 10, 6. / 2. Paus., IV, 10, 5-6. / 3. no que ese lugar donde habéis encon­
Paus., IV, 12, 10. / 4. Paus., IV, 13, 3-4. trado la cabeza que llegue a ser la
cabeza de toda Italia (DH, IV, 2).
[Bibl.: Wüst, «Ophioneus»: RE, XVIII,
1 (1939), cois. 646-647.]
Se trata, en realidad, de un mito que
relaciona etimológicamente al Capito­
lio con caput, «cabeza»3. Livio4 tam­
O L E N O / Olenus Calenus (s. vil
bién se hace eco del prodigio. Según
a.C.?).— Célebre adivino etrusco (qui­
Isidoro5 la cabeza del hombre llevaba
zá un harúspice), probablemente le­
una inscripción en caracteres etruscos.
gendario. Durante los trabajos de ci­
mentación del templo de Júpiter en el 1. IV, 59,2. / 2. NH, XXVIII, 15. / 3. Var.,
Capitolio de Roma (en época del rey LL, V, 41. / 4 . 1, 55, 5. / 5. Etim., XV, 31.
Tarquinio Prisco, a finales del siglo vil
a.C.) fue encontrada la cabeza de un
hombre recién degollado. Dionisio de OLÍMPICO / Olympichos (s. i d.C.).—
Halicarnaso' dice que tenía el rostro Adivino (mantis) citado por el poeta
igual al de una persona viva, con la san­ Nicarco1 (que vivió en Roma en época
gre que fluía del corte todavía caliente. de los Flavios). En un epigrama satíri­
Tarquinio decidió entonces enviar co un cliente le pregunta si debe em­
a una delegación romana ante Oleno barcarse a Rodas y cómo puede ase­
Caleño, el más prestigioso de los adi­ gurarse una buena travesía. El adivino
vinos etruscos, para que éste les reve­ le responde:
lase el significado del hallazgo.
Intuyendo el valor y el sentido favora­ Primero escoges un barco nuevo y no te
ble del presagio, Oleno trató de trans­ pongas en ruta en invierno, sino en la
ferirlo a su propia nación mediante estación de verano. Si respetas estos
una artimaña. Trazó sobre la tierra, consejos podrás llegar y volver, a me­
con su bastón, la figura del templo pre­ nos que un pirata te capture en alta
guntando continuamente: mar (Anth. Pal., XI, 162).

¿Entendéis querer decir esto, oh roma­ A juzgar por el nombre y la fecha en


nos? iE s aquí que surgirá el templo de que pudo haber vivido, quizá debamos
Júpiter Optimo Máximo? ¿Aquí habéis identificarlo con el adivino ‘ Olimpo.
encontrado la cabeza? (Plin., NH,
XXVIII 15). 1. Anth. Pal., XI, 162.

Según Plinio2 los Anales Máximos


sostenían que el destino prometido hu­ OLIM PO / Ólympos (s. i d .C .?).—
biese caído en favor de Etruria si los Adivino (mantis), probablemente his-

228
ONOMÁCRITO

tórico, del que se burla el poeta un especialista sacerdotal; 4) la expre­


Lucilio, quien escribió en Nápoles en sión celtíbera viros veramos inscrita en
tiempos de Nerón. En el epigrama, el los grafitos del santuario de Peñalba de
adivino es consultado por el boxeador Villastar (Teruel) puede traducirse li­
Onésimo para saber si vivirá mejor. teralmente por la expresión summus
Olimpo le contesta: vir, con la que Floro se refiere a
Olíndico; 5) su muerte también con­
Sí, si te retiras ahora. Pero si continúas cuerda con su carácter sacro. Cuando
boxeando, es Cronos quien determina la muerte le sorprende en su solitario
tu destino (Anth. Pal., XI, 161). intento de golpe de mano, ¿iba a llevar
a cabo algún rito de carácter mágico,
En otro epigram a satírico de afín a los que practicaban los druidas?
Lucilio1, Olimpo es consultado por Floro dice de él que si hubiese teni­
tres atletas Hylas (un pentatleta), Oné­ do éxito hubiese sido un maestro en los
simo (un luchador) y Menecles (un co­ dominios de la astucia y de la audacia.
rredor) para sabér cuál de ellos conse­
guirá la victoria. Olimpo examina las 1. Flor., I, 33,13-14; Liv., Per., 43.
entrañas de las víctimas y les dice:
[Bibl.: G. Sopeña, Dioses, ética y ritos.
Aproximaciones para una comprensión de
Todos seréis vencedores, a l menos que la religiosidad entre los pueblos celtibéricos,
a ti alguno te sobrepase, a ti que te de­ Zaragoza, 1987; Marco V. García Quinte-
rriben y a ti que te adelanten en la ca­ la, «El sacrificio humano adivinatorio célti­
rrera (Anth. Pal., XI, 163). co y la religión de los lusitanos»: Polis, 3
(1991), pp. 25-37.]
Es posible que este adivino proceda
de Olimpia, donde algunos manteis
llevan este nombre. O N IM A ST O / Onym astos (s. iv
a.C .).— Adivino griego, hijo de
1. Anth. Pal., XI, 163. Nikolaios de Thespis, citado en algunas
inscripciones datadas entre los años
312 y 304 a.C. En ellas' aparece como
OLÍNDICO / Olyndicus (s. n a.C.).— mantis durante una dedicación de los
Bajo la apariencia de un profeta beocios en honor de Apolo Ptoios.
(vaticinator), agitando una lanza de
plata que pretendía enviada del cielo, 1. IG, VII, 2723,1724, 2724 a, b.
se había ganado la confianza de los
numantinos. Con gran temeridad ata­
có por la noche el campamento del ONOM ÁCRITO / Onomákritos (s. vi
cónsul romano, siendo alcanzado por a.C.).— H eródoto1, de quien procede
la jabalina de un centinela1. nuestra información sobre este perso­
Quienes han estudiado al personaje naje de origen ateniense, dice que fue
(G. Sopeña, García Quintela) estable­ un cresmólogo («coleccionista de orá­
cen las siguientes conclusiones: 1) la culos») y compilador de los oráculos
lanza de plata recuerda a la del dios de “Museo. Algunos autores cristia­
Lug, símbolo del rayo; 2) el nombre nos2 sitúan la fecha de su nacimiento
del personaje lleva el radical al-, ol-, entre los años 580-576 a.C. pero pro­
«poderoso», que en irlandés aparece en bablemente ésta debió de ser posterior.
térm inos com o ollam , nombre del Onomácrito fue expulsado de Ate­
druida de más alto grado; 3) las cuali­ nas por uno de los hijos del tirano Pisís-
dades del profeta coinciden con las de trato, Hiparco (antes, pues, del 514

229
ONOMÁCRITO DE LOCROS

a.C.), con el que hasta entonces había 6 ,3 .1 4 . VII, 6 ,4 ./ 5 . VIII, 27, 5. / 6. Fr. 189
venido colaborando, cuando fue sor­ Kern. I 7. Ad Od.,V, 604.
prendido (por Lasos de Hermione) en
el flagrante delito de intercalar en la [Bibl.: Fragmentos: O. Kern, O rphico-
rum fragmenta, Berlín, 1922, núms. 182-
recopilación de Museo un oráculo se­
195. Estudios: Stoessl, «Onomakritos»: RE,
gún el cual las vecinas islas de Lemnos XVIII, 1 (1939), cois. 491-493.]
desaparecerían en el mar3. Ignoramos
si la interpolación de Onomácrito ha­
bía disgustado al tirano griego porque O N O M Á C R IT O D E L O C R O S /
constituía una acción deshonesta o por­ Onomakritos (s. vn a.C.?).— Adivino
que contrariaba las pretensiones del griego (mantis), originario de Locros y
gobierno de Atenas sobre las regiones compañero de Tales (quizá no Tales de
vecinas del Helesponto. Mileto sino un cretense a quien se lla­
Desterrado de Atenas, Onomácrito mó también después Thaletas). Aristó­
se dirigió a Susa, donde no tardó en teles1 dice que Onomácrito fue el pri­
unírsele Hipias, hermano de Hiparco, mer experto en legislación, aplicándola
expulsado en el 510 a.C. por los es­ en la isla de Creta donde vivía ejercien­
partanos; ambos entablaron amistad do el arte adivinatorio.
olvidando el pasado. Siempre según
Heródoto4, cuando Onomácrito reci­ 1. Pol., 1274a 27.
taba varios oráculos en presencia del
rey persa Jerjes, lo hacía con el elogio
del pisistrátida. Si alguno de estos orá­ OPIO PLÁ CIDO / M arcus Oppius
culos pronosticaba al rey persa algún Placidus (s. i d.C.).— Harúspice (ha-
tropiezo, lo silenciaba, mientras que, ruspex primario de sexaginta) a quien
por el contrario, escogía y entresacaba el ordo sanctissim us de Lugdunum
el que profetizaba éxitos como, por (Lyon), es decir, el ordo decurionum,
ejemplo, que era conforme al destino sufraga una sepultura, según consta en
que un puente fuese echado sobre el una inscripción1. Se ha pensado que
Helesponto por un persa. De esta for­ pudiera pertenecer a un Ordo roma-
ma Onomácrito fue alimentando la no-etrusco creado en esta ciudad de la
expedición persa que Jerjes proyecta­ Galia, pero parece más probable que,
ba contra los griegos (480 a.C.). aunque originario de Lyon, pertenecie­
Además de su actividad como adivi­ ra al célebre Ordo LX haruspicum res­
no sabemos que Onomácrito era tam­ taurado por el emperador Claudio.
bién un filósofo órfico, autor de unos
Orfiká sobre cosmogonía y teogonia de 1. CIL, XIII, 1821 = ILS, 4952 a.
los que se conservan algunos fragmen­
tos en la edición de O. Kern. Por su
parte, Pausanias5 dice que Onomácrito O RTÁ G O RA S / Ortbagóras (s. iv
compuso versos en honor de Dióniso a.C.). Adivino griego (mantis) de ori­
en los que presentaba a los Titanes gen desconocido, quizá corintio, que
como autores de los padecimientos del vivió en la primera mitad del siglo iv
dios. También es conocido como autor a.C. Es citado como Ortágoras por
de himnos «homéricos»6; un escolio T eopom po1 y Eforo2, mientras que
homérico7le atribuye la falsificación de Timeo3 le cita como Satyros y Clemen­
unos versos de la Odisea. te de Alejandría4 como Timaios.
Fue amigo y colaborador del tirano
1. VII, 6. / 2. Clem. Alex., S t r o m 1,131, de Siracusa, Timoleón. Antes de que
1; Eus., Praep. ev., X, 11, 30. / 3. Herod., VII, éste llegara al poder, Ortágoras, en

230
OS T A Ñ E S

compañía del propio Timoleón se en­ varios hijos a los que dio nombres sim­
trevistó con el im popular tirano bólicos (Yizreel, No-am ada, No-mi-
Tim ofanes (hermano de Timoleón) pueblo) en los que se expresa la cólera
para que depusiera la tiranía (365 de Yahveh contra la infiel Israel. Los
a.C.). Viendo que éste no cedía, Timo- anuncios de castigos son reiterados:
león se retiró a un lado, pero
Ortágoras y Esquilo (hermano de la No te alegres Israel; no jubiles como
mujer de Timofanes) le atravesaron los gentiles; / pues te has prostituido
con sus espadas5. abandonando a tu Dios; / amaste el sa­
lario de la prostitución / sobre todas las
1. FG rH , 115, F, 334. / 2. FGrH, 70, F, eras de grano. La era y el trujal no los
221. / 3. FGrH, 556 F 116.14. Strom., 1 , 135, sustentarán I y el mosto les fallará. No
1. / 5. Plut., Timol. , 4; Clem. Alex., Strom., I, morarán ya en el país de Yahveh, /mas
135.
Efraim regresará a Egipto, y en Asiría
comerán manjares impuros. / No ha­
rán a Yahveh más libaciones de vino /
OSEAS / Hosea' (s. viii a.C.).— Profe­ ni le ofrecerán los sacrificios de ellos; /
ta hebreo cuya actividad podemos si­ como pan de enlutados será su pan,
tuar entre los años 750 y 730 a.C. Pa­ todos cuantos lo coman se contamina­
rece que ejerció su ministerio en algún rán. / Pues su pan será sólo para sí mis­
santuario de Samaría antes, pues, de mos, no entrará en la Casa de Yahveh.
que la ciudad cayera (721 a.C.). Se / ¿Qué haréis en el día de la solemni­
considera que a juzgar por la forma de dad y en el día de la fiesta de Yahveh? /
expresarse debió ser educado posible­ Pues he aquí que se han marchado por
mente en una escuela sapiencial. desolación, / Egipto los recogerá,
Se caracteriza por sus profecías con­ Menfis los sepultará; / sus objetos pre­
tra la corte y, en general, contra todas ciosos de plata las ortigas los hereda­
las estructuras del Estado (rey, culto rán; / cardos habrá en sus tiendas (Os
del tem plo, sacerdocio, etc.). Para 9, 1-6).
Oseas la época dorada fue la del de­
sierto, cuando Israel no tenía reyes ni Después de la caída del reino del
funcionarios de palacio, ni sacerdotes Norte, amigos del profeta llevaron sus
(quienes deberían haber transmitido al profecías a Judá, donde serían revisa­
pueblo el espíritu de Yahveh), ni sacri­ das posteriormente. Oseas ejerció una
ficios, ni terafim'. El libro de Oseas notable influencia sobre "Jerem ías,
pone, pues, al descubierto los elemen­ que volverá a retomar los principales
tos sincretistas que se habían introdu­ temas de su predicación.
cido en la primitiva religiosidad judía.
Es posible que sus ideas continúen 1. Os 3, 4 . / 2 . Os 1 y 3.
—sin el elemento violento— la visión
política de Eliseo. La atrevida expre­ [Bibl.: P. G. Borgone, II libro del profeta
sión de «espíritu de prostitución» que Osea, Torino, 1990.]
dice haberse apoderado del pueblo en
sus relaciones con Yahveh se explica
por la experiencia personal del profe­ OSTANES / Vistana, Ostánes (s. vi-v
ta, ya que Oseas amaba a una mujer, a.C .).— Sacerdote, teólogo y mago
Gomer, devota de los cultos de Baal y persa que acompañó al rey Jerjes en la
Astarté y quizá antigua prostituta sagra­ campaña contra los griegos'.
da2. De ésta (si realmente se trata de una A su fanatismo religioso se atribuyó
sola mujer y no de dos diferentes) tuvo el incendio de la Acrópolis de Atenas2

231
OSTANES

así como la introducción en Grecia del mentos sobre recetas de la simpatía /


ocultismo iranio3. Se le consideró se­ antipatía de plantas y animales, al esti­
guidor de Zaratustra y, por tanto, sa­ lo de las de * Bolos de Mendes, al que
cerdote del culto oficial. algunos autores consideraron alumno
Para los rom anos era m agister suyo.
magorum omnium, siendo incluso vis­ Tanto sobre sus fuentes como sobre
to como el primero que trató sobre la autoría de muchos de estos escritos
magia «infectando» el mundo con este a él atribuidos en la Antigüedad existe
«arte monstruoso»4. Apuleyo5 le cita una notable polémica, especialmente
como mago junto a Carmendas, *Da- desde los estudios de Cumont.
migeron y * Moisés. Otros autores re­ Plinio11 cita a un segundo Ostanes
saltan su faceta como filósofo6. que figuró en la expedición de Alejan­
El único título conocido de su obra dro Magno (s. iv a.C.), pero es total­
es un Octateuco7, aunque quizá se tra­ mente desconocido.
te de un escrito tardío atribuido a él.
Conocem os su contenido por unos 1. Herod., VII, 40. / 2. Cic., De leg., II, 26.
pocos fragmentos: descripción de un / 3. Plin.,NH, XXX, 8./4. Plin.,NH, XXX. 12,
Dios superior8, demonología9, etc. 8. / 5. Apol., 90. / 6. Suda, s.v. «Ostanes»; Diog.
Laert., Proem., 2. / 7. Eus., 1,10. / 8. Fr. 7. / 9.
Bajo su nombre circularon tratados Fr. 9-16. / 10. Fr. 4. / 11. NH, XXX, 12, 8.
de astronomía10 así como uno sobre la
fuerza oculta de animales, plantas y [Bibl.: J. Bidez y F. Cumont, Les mages
piedras (los fragmentos 21-25 pertene­ hellénisés. Zoroastre, Ostanes et Hystaspe
cen a una Lithika). También se le atri­ d ’après la tradition grecque, I: Introduction,
buyen obras de alquimia y existen frag­ II. Les textes, Paris, 1938.]

232
p

PÁCULA ANNIA / Pacula Annia (s. n tumio llevara a cabo en el 186 a.C. la
a.C .).— Matrona de la Campania y célebre represión de las Bacanales, que
ciudadana romana que, según Livio1, en adelante fueron prohibidas en
introdujo como sacerdotisa del dios Roma.
Baco «cambios radicales» en dicho cul­
to, siempre «bajo inspiración de los 1. Liv., X X X IX , 13, 9. / 2. Liv., X X X IX ,
dioses» (tamquam deorum monitu). 13, 8; X X X IX , 15.
Esta mujer, calificada de «sacerdotisa-
vidente» (J. Bayet), fue la que comen­ [Bibl.: J . M. Paillier, Bacchanalia. La
répression de 186 av. J.C . à Rome et en
zó a iniciar a los hombres en los ritos
Italie, Roma, 1988.]
báquicos. Hasta entonces, las Bacana­
les eran celebradas en Roma exclusi­
vamente por mujeres2. Lo hacían atraí­
das no tanto por el exotismo del ritual PA FN U C IO / Pafnutius (s. i i i - i v
como por los nuevos valores que el d.C.).— Monje egipcio famoso como
dionisismo encerraba; su participación taumaturgo y exorcista. Según Rufino
constituía, además, una forma de reac­ de Aquileya había sido condenado por
ción contra la religión oficial, de cuyo el emperador Maximino a las minas
culto estaban excluidas. después de haberle hecho reventar el
Pácula Annia es también expresión ojo derecho y cortarle los tendones de
de uno de los principales aspectos de la pierna izquierda1. Según este mismo
las liturgias dionisíacas: el éxtasis pro­ autor eclesiástico2 con su sola palabra
fètico. Además de las danzas con rit­ expulsaba a los demonios y con su ora­
mos corporales bruscos, de la música, ción curaba a los enfermos, lo que ha­
de los vestidos de pieles, dicho ritual cía de él un «hombre de Dios» y no un
comprendía también vaticinationes. mago. Describiendo Rufino los mila­
Como consecuencia de las importan­ gros obrados por Pafnucio, que no
tes reformas de Pácula Annia, según eran inferiores a los protagonizados
Livio, los hombres, como posesos, ha­ por los Apóstoles siglos antes, recuer­
cían vaticinios entre frenéticas contor­ da que había devuelto la vista a los cie­
siones corporales. Esta fue una de las gos y puesto en pie a paralíticos.
razones de que, siguiendo instruccio­ Pafnucio llegó a ser nombrado obis­
nes del Senado romano, el cónsul Pos- po de una región de Egipto y participó

233
PÁMMENES

en los trabajos del concilio de Nicea l.Ann., XVI, 14./ 2. Suet., Domit., 10,5.
(325). / 3.Syncellus,td. Bonn,4 7 1 ./4 . HA, XVI,42.

1. HE, I, 4. / 2. HE, I, 4.
PANCRATES / Pankrátes (s. ii d.C.).—
Famoso mago egipcio (hierogramma-
PÁMM ENES / Pamménes (gr.), Pam- teys o «escriba sagrado»), originario de
menes (lat.) (s. i d.C.).— Según Tácito' Menfis, admirado por el emperador
Pámmenes era un célebre astrólogo Adriano, en cuyo honor escribió un
que fue desterrado en tiempos de N e­ poema y a quien acompañó durante su
rón; en Cerdeña, el lugar de destierro viaje por Egipto. En un papiro griego
(hacia el 66 d.C.), conoció y entabló mágico1 se recuerda a un Parates, pro­
amistad con Antistio Sosiano, castiga­ feta de Heliópolis, que demuestra al
do también con el exilio por haber emperador Adriano la fuerza de su
compuesto coplas infamantes contra magia haciendo enfermar en dos ho­
Nerón. ras, matando en siete y enviando sue­
Dándose cuenta de la importancia ños al emperador para demostrar toda
que el emperador concedía a las dela­ la verdad de su magia. Adriano, admi­
ciones y del partido que de ellas podía rado por sus técnicas, ordenó que se le
sacar, Antistio Sosiano decidió delatar­ duplicaran sus honorarios.
le: robó al astrólogo documentación Luciano nos ha dejado en su Philop-
con los horóscopos de ilustres perso­ seydés2 un cuadro de los principales
najes romanos, como Publio Anteyo rasgos de su personalidad. Con la cabe­
(que pagaba a Pámmenes una retribu­ za rasurada y cubierto con un vestido
ción anual por sus consultas por co­ de lino, como cualquier sacerdote egip­
rrespondencia) u Ostorio Escápula. cio, era alto, de labios gruesos y piernas
Sosiano escribió al emperador comu­ delgadas; siempre meditabundo, no
nicándole que Anteyo y Escápula hablaba muy bien griego. Luciano no
conspiraban contra el orden estableci­ duda en calificarle de «hombre divino».
do y especulaban no sólo con sus pro­ Tras permanecer durante 23 años de
pios destinos sino también con el del semiclausura en los santuarios subte­
emperador, por lo que fue llamado a rráneos de los templos egipcios, donde
Roma. Tras la denuncia, Anteyo se Isis le reveló los secretos de la magia,
suicidó inmediatamente; al segundo le salió al exterior para poner a prueba sus
fue enviado un centurión para que pu­ conocimientos. Luciano ofrece dos de­
siese fin a su vida2. Se supone (F. H. liciosos ejemplos de sus terástia: el pa­
Cramer) que Pámmenes fue condena­ seo de Pancrates en el dorso de los co­
do a muerte acusado de un crimen de codrilos3 o su poder para nadar entre
lesa majestad. fieras que se le sometían y le halagaban
Es probable que este astrólogo fue­ con las colas y la novela del mago
se también conocido en su tiempo aprendiz4.
como alquimista3. En cualquier caso es En ésta Luciano narra cómo Pancra­
recordado aún por los autores del si­ tes, al llegar a un lugar donde alojarse,
glo ii d.C .: Eliano4 cita una de sus cogía una tranca de la puerta, una es­
obras, Sobre los animales salvajes, en coba o una mano de mortero, lo vestía
la que Pámmenes aseguraba haber vis­ y pronunciando una fórmula mágica
to personalmente en Egipto escorpio­ de tres sílabas lo hacía andar y parecer
nes alados provistos de un par de agui­ un hombre. Este servidor traía agua,
jones y serpientes bicéfalas con dos guisaba, preparaba los alimentos y lo
patas en la cola. preveía todo siempre con la mayor des­

234
PELÉADAS

treza. Cuando ya no eran necesarios Euclides, un trabajo geográfico, con­


sus servicios, Pancrates pronunciaba servado en armenio, y libros sobre los
otra fórmula y la escoba o la mano re­ sueños y los ríos de Africa citados por
cuperaban su forma primitiva. Suidas.
Eucrates, un amigo del mago, des­
cubriendo la fórmula secreta, ordenó a 1. Suidas, s.v. / 2. VI, 180 ss.
la mano de mortero, convenientemen­
te vestida, traer agua. Esta trajo un án­
fora llena pero siguió trayendo agua PATRICIO: * Hilario.
hasta llenar la casa, negándose a obe­
decer la orden de detenerse. Eucrates
decidió entonces partir la mano en dos, PAULO DE ALEJANDRÍA / Paulus
pero cada parte cogió un ánfora y con­ (s. iv d.C.).— Astrólogo, quizá de ori­
tinuó trayendo agua de suerte que en gen alejandrino, de finales del siglo iv.
vez de uno resultaron dos criados. Al Fue autor de una Eisagogiká dedicada
llegar Pancrates y enterarse de lo suce­ a su hijo Kronammon que fue conclui­
dido, transformó a los aguadores en da el 14 de febrero del 378 d.C .1, un
m orteros. Inmediatamente después tratado muy elemental en 37 capítulos
desapareció, sin que se supiera cómo. en el que da repaso a la posición de
los planetas, a las estaciones, las fases
1. PGM, IV, 2447-2456. / 2. Phil., 34. / 3. de la Luna, la longitud del Sol en cada
Phil., 34. / 4. Phil., 35-36. día, etc.
Conservamos extensas partes que
permiten constatar en este tratado
PANIAS1S / Panyasis (s. i d .C .?).— pseudo-científico la influencia tanto de
Onirócrita griego, originario de la antigua tradición alejandrina como
Halicarnaso, que escribió una obra ti­ de las nuevas teorías, sobre todo de
tulada Acerca de los sueños, dividida *Ptolomeo.
en dos libros. *Artemidoro, que le cita Su importancia parece desprender­
con frecuencia en tono elogioso1, dice se del hecho de que entre los meses de
de él que fue una gran autoridad en mayo y julio del 564 d.C. se impartió
materia de interpretación de sueños. un curso sobre sus escritos (quizá diri­
N ada tiene que ver con el poeta lírico gido por Olimpiodoro) en la ciudad de
del mismo nombre. Alejandría. Esto parece indicar, a su
vez, que la astrología formaba parte de
1. Oneir., I, 2; I, 64; II, 35. la formación escolar (quadrivium) y
quizá de los estudios de filosofía, al
menos hasta el siglo vi. Suidas2 alude a
PAPPO / Pappus (s. iv d.C.).— Astró­ él también como filósofo.
logo que vivió en época del emperador
Teodosio1. Su cronología es, sin em­ 1. Paul. Alex., 20 p. 41, 4 / 2. s.v. 810.
bargo, insegura, pues el último eclipse
al que alude en su com entario al [B ib.: Edición: E. Boer (ed.), Eisa-
Almagesto de *Ptolomeo2 tuvo lugar el gogika, Pauli Alexandrini Elem enta
18 de noviembre del 320. En esta mis­ Apotelesmatica, Leipzig, 1958.]
ma línea, un manuscrito de Theon de
Alejandría lo sitúa en época de Diocle-
ciano (284-305 d.C.). Además de su PELÉADAS / Péleiai, Peleiádes.— Pro­
obra titulada Sinagoga, dejó varios co­ fetisas (prophétides) del oráculo de
mentarios a las obras de Ptolomeo y Zeus en Dodona (Epiro) y sacerdoti-

235
PELEADAS

sas de Dioné (hija de Océano y com­ peléadas y luego otra, hasta quedar en
pañera de Zeus). Contrapartida feme­ época tardía sólo una (como rival de la
nina de los *selos (Selloi), las peléadas *pitia de Delfos).
se identificaban con las palomas del Sobre sus técnicas oraculares no sa­
oráculo (en griego péleiai). Estrabón1 bemos mucho. Se ha propuesto (G.
señala que, entre los molossos y los Rachet) que la profetisa (o profetisas)
epirotas, la palabra tenía también el se sentaba bajo la célebre encina de
sentido de «m ujeres de avanzada Dodona para emitir su oráculo (de la
edad». misma forma que la pitia de Delfos se
A esta ambigüedad que caracteriza sentaba en el trípode), bien escuchan­
a las sacerdotisas del oráculo, mujeres do el ruido del viento en las hojas del
o palomas, se suma su propio nombre árbol, bien después de haber bebido de
(péleiai), que las califica de «negras» u la fuente sagrada. En el árbol vivían
«oscuras». Si eran negras, estas muje­ también las célebres palomas, pero no
res originarias de Egipto estaban en su parece que éstas fueran utilizadas
ambiente natural, ya que en la región como medio de adivinación.
del Epiro (que se llamaba Skotoyssa), Las láminas de plomo escritas con
habitaban las dríopes, descendientes de la respuesta oracular y halladas por los
Melaneo o de Mélas. arqueólogos permiten pensar que, con­
H eródoto2 revela los nombres de trariamente a lo que ocurría en Delfos,
las tres sacerdotisas dodoneas más an­ las sacerdotisas no eran consultadas de
tiguas: Promenia, Timarete y Nican- forma directa, sino que su respuesta
dra. Pausanias3 dice que las peléadas era redactada por los sacerdotes del
fueron las primeras mujeres que canta­ culto.
ron los versos: «Zeus fue, Zeus es, Elio Aristides6 dice que las sacerdo­
Zeus será, oh gran Zeus. Gea produce tisas de Dodona vaticinaban invadidas
frutos, por esto glorificad a la tierra por el espíritu del dios Apolo, lo que,
madre». de ser cierto, parece responder a una in­
El hecho de que Homero no men­ novación tardía. Por su parte Cicerón7
cione más que a los selos como intér­ es el único autor que habla de clerono-
pretes del oráculo ha hecho pensar mancia (extracción de sortes) en Do-
(Frazer) que el culto de la diosa Dioné dona.
y las palomas ha sido introducido tar­ De la legendaria sacerdotisa peléada
díamente en el santuario oracular. Sin llam ada Myrtila nos habla Eforo.
embargo, Pausanias4 sostiene que las Cuando los beocios entraron en gue­
peléadas eran más antiguas que rra con los pelasgos de Atica (en época
*Fem onoé, la primera intérprete de legendaria) ambos pueblos decidieron
Apolo en Delfos, lo que nos llevaría a consultar^ el oráculo de Zeus en
una época pre-doria; las peléadas pu­ Dodona. Eforo sólo nos transmite la
dieron, pues, haber desaparecido con respuesta dada por la sacerdotisa de
las invasiones dorias (G. Rachet). Cier­ Zeus, Mirtila, a los beocios: «Un sacri­
to o no, en cualquier caso, en época de legio os dará la victoria»8. Los beocios,
Heródoto (s. v a.C.) las tres sacerdoti­ desconfiaron de la respuesta, sospe­
sas fueron restablecidas en sus funcio­ chando que la profetisa servía los inte­
nes coincidiendo con la reaparición del reses de los pelasgos, por lo que, tras
culto de Dioné en Dodona. capturarla, la arrojaron a una hoguera
Por otra parte, un pasaje de las ardiente; pensaron que de esta forma,
Traquinias de Sófocles5 permite pensar si había mentido, el suplicio sería su
que quizá a partir del siglo v a.C. se castigo y que si —por el contrario—
suprim ió prim ero una de las tres había dicho la verdad, se cumpliría el

236
PEREGRINO PROTEO

oráculo y, por tanto, la victoria sería dor de Asia2. Luciano dice también que
suya. Los dodoneos detuvieron a los estranguló a su padre porque no podía
asesinos y los juzgaron ante un tribu­ soportar a un viejo que había sobrepa­
nal compuesto por dos peléadas y dos sado ya los sesenta años3. Cuando el
sacerdotes varones. suceso se divulgó, se condenó a sí mis­
Pero los beocios fueron absueltos, mo al destierro y anduvo sin rumbo de
dada la igualdad de votos; el oráculo un sitio a otro hasta que — en las pri­
era obedecido sustrayendo cada año de meras décadas del siglo ii d.C.— entró
uno de sus templos un trípode para en contacto con una comunidad cris­
enviarlo secretamente a Dodona. Esta tiana establecida en Palestina.
leyenda trata de explicar por qué los Allí estudió la «admirable doctrina»
beocios en sus consultas oraculares a de los cristianos hasta llegar a hacerse
Dodona no recurrieron, desde enton­ «profeta», «guía de los actos religio­
ces, a las peléadas sino a su sacerdocio sos», «jefe de la sinagoga», «único y
masculino, los citados selos. para todo» de la comunidad. Según
Luciano, los cristianos le reverencia­
1. VII, Fr. 2-3 / 2. II, 57. / 3. X , 1 2 ,1 0 . /4 . ban «como a su propio dios»4 (aunque
X , 12; X , 5. / 5. v. 171. / 6. Or., 171. / 7. De siempre después de Cristo) y le dieron
divin., 1,34. / 8. apud Strab., IX, 2 ,4 ; c£. Plut., funciones de legislador. N o sólo inter­
Prov., 9; Foc., ¡3(6/., 987.
pretaba y explicaba algunos de sus li­
[Bibl.: A. H. Krappe, «Les Péleiades»: RA,
bros, sino que él mismo escribía los
36 (1932), pp. 77-93; G. Rachet, «Le sanc- suyos; imbuido de la paideia griega,
tuaire de Dodone: origine et moyens de era llamado «el nuevo Sócrates», lle­
divination»: BAGB (1962), pp. 86-99;H . W. gando en una ocasión a ser encarcela­
Parke, The Oracles ofZeus. Dodona, Olym- do5. Enterado de ello el gobernador de
pia, Ammon, Oxford, 1967; A. Gartziou- Siria, un hombre culto que gustaba de
Tatti, «L’Oracle de Dodone. Mythe et rituel»: la filosofía, quizá siguiendo el ejemplo
Kemos, 3 (1990), pp. 175-184.] del filósofo griego, decidió dejarlo en
libertad y expulsarlo de la provincia6.
Peregrino volvió a su tierra, don­
PEREGRINO PROTEO / Peregrinas de encontró una gran hostilidad de la
Proteus (s. n d.C.).— Filósofo cínico población, que no había olvidado la
que, por su estilo de vida, reunió mu­ muerte de su padre. Siempre según el
chas de las características de un profeta panfleto de Luciano, para aplacar a
e incluso de un theios anér («hombre la población se presentó ante la asam­
divino»). Conservamos una biografía blea con el atuendo que en la época
suya obra de Luciano de Samósata (So­ llevaban los filósofos cínicos o estoi­
bre la muerte de Peregrino) que consti­ cos: el cabello largo, un sucio manto,
tuye nuestra fuente principal aunque es una alforja que colgaba del costado y
muy contraria a su figura. un cayado en su mano. Anunció ante
Nacido en Parion (Asia Menor), sus ella que hacía entrega al pueblo de
primeros años fueron agitados y oscu­ todo la herencia que su padre le ha­
ros si hemos de creer a su biógrafo. bía dejado. El odio y las amenazas se
Sorprendido cometiendo adulterio en tornaron así en elogios, olvidándose
Armenia, Peregrino fue apaleado y la muerte en la que Peregrino estaba
tuvo que escapar por el tejado1. Poco implicado7.
tiempo después por corromper a un Partió, pues, por segunda vez, deam­
muchacho tuvo que pagar tres mil bulando de un sitio a otro, siempre
dracmas a los padres de éste a cambio protegido y sustentado por las comuni­
de no ser denunciado ante el goberna­ dades cristianas hasta que fue acusado

237
PEREGRINO PROTEO

de contravenir una de sus normas: la de te y a mostrar entereza en el sufrimien­


«comer algo prohibido»8. Luciano no to 14. Teágenes de Patras, su apologista
nos dice qué norma había infringido, y aretólogo, atribuía esta decisión a su
pero todo apunta a que comió carne de deseo de imitar a Heracles y a *Empé-
víctimas sacrificiales (eidolotbyta), lo docles. Luciano, su enemigo, sostiene
que el Nuevo Testamento condena*. que lo hacía por su «pasión por la glo­
Peregrino, expulsado por los cristia­ ria», como Eróstrato que, en el 356 a.C.
nos, se vio obligado así a buscar refugio incendió con ese único propósito el
en Egipto, donde realizó prácticas ex­ templo de Artemis en Efeso15.
traordinarias de ascetismo siguiendo a Los modelos que Peregrino debió
su maestro, el filósofo cínico Agatóbulo de seguir al escoger la forma de su sui­
de Alejandría. Luciano dice que llevaba cidio no fueron Heracles ni Empédo-
la mitad de la cabeza rapada, el rostro cles, que se arrojaron al Oeta y al Etna
embadurnado de barro y se hacía azo­ —respectivamente— pero en solitario;
tar o se masturbaba ante la gente que le el fin que buscaba Peregrino —y en
rodeaba para hacer una demostración cierta forma Luciano parece llevar ra­
de lo que él llamaba un «acto indife­ zón— era mucho más espectacular,
rente»10. como anteriormente habían hecho ya
Desde Egipto, Peregrino viajó hasta dos conocidos brahmanes, Caíanos y
Roma; pero no tardó, ya en la capital Zamaros. El primero se arrojó a una
del Imperio, en ser expulsado de ella pira en presencia de Alejandro Magno
—quizá en el 152, bajo el gobierno de en Susa (324 a.C.); el segundo se sui­
Antonino Pío— por no recatar su len­ cidó también ante Augusto y otros ini­
guaje y por exponer sus inquietantes ciados en Eleusis (20 a.C .)16.
opiniones, contrarias muchas de ellas a Durante los años anteriores a su
la figura del emperador. El suceso le dio muerte, Peregrino cambió el nombre
una gran fama, siendo com parado a de Proteo por el de Fénix, el pájaro
otros ilustres filósofos como Musonio indio que se arroja a una hoguera cuan­
Rufo (expulsado por Nerón y más tar­ do llega a la ancianidad. También reci­
de por Vespasiano), Dion de Prusa o taba viejos oráculos según los cuales,
Epícteto (ambos desterrados por Ves­ obligadamente, él se iba a convertir en
pasiano)11. un espíritu guardián de la noche. M a­
El último de sus viajes lo hizo Pere­ nifestaba igualmente su deseo de que
grino a Grecia; en Olimpia, donde se se le dedicasen altares y se levantase en
estableció, asistiría a cuatro Juegos su honor una estatua de oro17.
Olímpicos consecutivos: los de 153, Teágenes decía que la Sibila había
157,161 y 165 d.C .12. A los griegos les anticipado una predicción que anun­
trató de persuadir en sus discursos de ciaba la fundación de un oráculo y un
que alzaran sus armas contra Roma; santuario en el sitio donde el cuerpo
quizá atacó también a uno de los prime­ de Peregrino había sido incinerado:
ros ciudadanos, Herodes Atico, si bien
en 157 debió retractarse de sus afirma­ Pero cuando Proteo, el mejor con mu­
ciones13. Pero en los años siguientes su chos de todos los cínicos, / tras encen­
popularidad, según Luciano, fue en dis­ der un fuego en el recinto del tonante
minución y pocos eran los que ya le Zeus, / saltando entre las llamas, lle­
prestaban atención. Difundió entonces, gue al inmenso Olimpo, / entonces, sin
durante los Juegos Olímpicos del 161, distingos, a todos los que comen los
la noticia de que cuatro años después se frutos de la tierra / exhorto a que lo
quemaría vivo con la intención de ense­ honren, como a héroe excelso que ca­
ñar a los hombres a despreciar la muer­ mina en la noche / y comparte el trono

238
PEREGRINO PROTEO

con Hefesto y el imperioso Heracles brahmanes' Otros acudieron para re­


(Peregr., 29). coger del fuego alguna reliquia. Un
hombre contaba que, después de su
N o obstante, Luciano recoge tam­ cremación, había visto a Proteo vestido
bién un pretendido oráculo de ‘ Bacis de blanco coronado de olivo silvestre;
concerniente al mismo asunto: otros, que le habían visto salir volando
de la pira subido a un buitre20. Es posi­
Cuando el cínico de muchos nombres ble que discípulos suyos llegaran a fun­
en un fuego imponente / salte, exalta­ dar un santuario oracular sobre el sitio
do en su espíritu por loca ansia de glo­ de la pira e incluso que, en honor suyo,
ria, / entonces los otros perros con se realizaran procesiones nocturnas de
hopo, sus seguidores, / deberán imitar antorchas.
el destino del lobo que se va. / Y el que, La vida de Peregrino es, no obstan­
por ser cobarde, busque escapar a te, m encionada también por otras
Hefesto, / con piedras, al instante, lo fuentes. Aulo Gelio tuvo ocasión de
hiciera todo Aqueo, I no vaya a ser que, conocerle personalmente, visitándolo
aún frío, quiera hablar con ardor, / tras en una choza situada en los alrededo­
de colmar su alforja con oro de la usu­ res de Atenas. En sus Noches Aticas2'
ra; / tres veces cinco talentos posee en vierte grandes elogios hacia su figura
la bella Patras [Peregr., 30). (virum gravem et constantem, dice de
él), señalando que recogía de su boca
Cuando llegó la fecha anunciada, «palabras de profunda moral y gran
una enorme multitud, que en aquellos utilidad». Todo parece indicar que por
días permanecía en Olimpia para ver aquel entonces Peregrino aún no había
los juegos (165 d.C.), asistió al discur­ asumido el cognomen de Proteus (Pro­
so del filósofo; unos censuraban a teo era un adivino, hijo de Zeus), lo
Proteo, otros aprobaban su intención. que debió hacer sólo cuando, tras
En Harpina, en los alrededores de la abandonar Atenas, se estableció en
ciudad, se hallaba preparada la pira. Olimpia. Menos aún el de Fénix (que
Cuando salió la luna, Proteo hizo su adoptó en el último año de su vida).
aparición vestido del modo acostum­ Disponemos también de otros dos
brado. Le acompañaban varios cínicos, testimonios contemporáneos más, am­
entre los que se encontraba su amigo bos cristianos del Oriente griego:
Teágenes portando la antorcha que Tatiano22 y Atenágoras23. Este último
encendería la pira. También el filósofo menciona una estatua de Peregrino
llevaba la suya; una vez encendida la Proteo en su ciudad natal, Parion, fa­
hoguera, se desprendió de la alforja y mosa porque daba oráculos poco des­
el manto y se quedó de pie cubierto de pués de su muerte (aunque él no creía
una tela sucia. Después pidió incienso que Peregrino fuese quien los emitie­
para echarlo al fuego y, volviendo su se); la noticia confirma el testimonio
mirada hacia el Sur, dijo: «Espíritus de Luciano, quien —como hemos vis­
maternos y paternos, acogedme bené­ to— aseguraba que las ciudades grie­
volos». Dicho esto saltó al fuego y ya gas erigirán estatuas al nuevo héroe cí­
no se le vio, rodeado de las inmensas nico. Atenágoras cita el suicidio de
llamaradas que se alzaban18. Proteo como un hecho reciente y fa­
Muchas personas pensaban encon­ miliar para M arco Aurelio y Lucio
trarlo todavía vivo al día siguiente pues Vero, a quienes va dirigido su escrito.
se había difundido la noticia de que, al Entre las referencias a Proteo, ya
salir el sol, subiría a la pira, tras dirigir m uerto, destaca una de Filóstrato,
al astro su saludo, como hacían los quien escribió un tratado titulado Pro-

239
PERI ALA

téa, kyna é sophistén («Proteo el Cínico a.C. surgió en Esparta una querella
o Sofista») en el que recuerda la invec­ entre sus dos monarcas: Cleómenes y
tiva de Proteo contra el lujo del ninfeo Demarato. Aquél discutía la legitimi­
construido por Herodes Atico, si bien dad de su colega, ya que sostenía que
años después debió elogiar la filantro­ no era hijo del rey Aristón. Ante tal
pía de este ilustre ciudadano. discusión, según Heródoto', los espar­
Algunos autores consideran que tanos decidieron consultar al oráculo
Proteo intentó fundar una nueva reli­ de Delfos si Dem arato era hijo de
gión a base de elementos tomados de Aristón.
la filosofía cínica y de la religiosidad Pero la consulta fue preparada por
popular. Cleómenes, quien, por medio de Co-
Los oráculos emitidos por Peregrino bón (hijo de Aristofantos, personaje
(ya muerto) en su santuario y quizá al­ muy influyente en Delfos) persuadió a
guno de los que emitió en vida pasaron la profetisa Periala para que declarara
a formar parte de colecciones tardías. que Demarato no era hijo de Aristón,
como así hizo. Sin embargo, la intriga
1. Luc., Peregr., 9. / 2. Peregr., 9. / 3. fue descubierta: Cobón tuvo que aban­
Peregr., 10. / 4. Peregr., 11. / 5. Peregr., 1 2 ./6 . donar Delfos y la profetisa Periala fue
Peregr., 14. / 7. Peregr., 14-15. / 8. Peregr., 16.
destituida de su cargo.
/ 9. Cf. Hch 15,28; 1 Cor 8. / 10. Peregr., 17.
/ 11. Peregr., 18. / 12. Peregr., 19-31. / 13.
Peregr., 20. / 14. Peregr., 21-23. /1 5 . Peregr., 1. VI, 64-66.
22. / 16. Arrian., Anab., VII, 3 ,6 ; Dion Cass.,
LIV, 9 ,1 0 . / 17. Peregr., 27. /1 8 . Peregr., 35-
36. / 19. Peregr., 39. / 20. Peregr., 39-41. / 21.
PERPETUA / Vibiana Perpetua (s. n-m
M4, VIII, 3; XII, 11. / 22. Oratio ad Graecos, d.C.).— Profetisa montañista. Pertene­
25, 1. / 23. Legatio pro Christianos, 26, 3-4.
ciente a una rica familia africana (quizá
[Bibl.: Trad. tratado de Luciano; M. C.
de Thuburbo Minus), fue célebre por su
Giner Soria, Luciano de Sam ósata. D iscur­ profetismo onírico y carismàtico.
so s Sagrados, Madrid, 1989. Estudios: M. Como otras profetisas de esta secta
Caster, L u d en et la pensée religieuse de son cristiana ( * Maximila, Prisca), advir-
temps, Paris, 1937; J. Schwartz, D e morte tiendo que el Espíritu Santo le había
Peregrini, Paris, 1951; R. Pack, «The enviado el don de la profecía, abando­
Volitization of Peregrinus»: AJP, 67 (1946), nó libremente a su marido y su hijo
pp. 344-345; G. Bagnani, «Proteus and (contaba unos 22 años) para abrazar
Christians»; H istoria, 4 (1955), pp. 107-
—pese a la oposición de su padre— las
112; C. P. Jones, C ulture an d Society in
L u d a n , Cambridge, Mass., 1986; M.-O.
ideas de Montano.
G oulet-Cazé, «Le cynisme é l ’époque En tanto que practicante de una
impériale»; ANRW , II, 36.4 (1990), pp. religio illicita y en aplicación estricta
2720-2823; F. Gaseó, «Vida y muerte de de un edicto del emperador Septimio
Peregrino Proteo», en H eterodoxos, refor­ Severo, Perpetua fue detenida junto a
m adores y m argin ad os en la A ntigüedad otros cristianos y encarcelada en Car-
C lásica, Sevilla, 1991, pp. 91-106; D. Clay, tago. Fue allí cuando recogió por es­
«Lucian of Samosata: Four Phílosophical crito —a modo de diario— sus sueños
Lives (Nigrinus, Demonax, Peregrinus, Ale-
y visiones (que, tras una reelaboración,
xander Pseudomantis)»: ANRW, II, 36.5
(1992), pp. 3406-3450.]
figuran en las Actas de los Mártires);
este diario de sus experiencias religio­
sas (de cuya autencidad, no obstante,
han dudado algunos especialistas),
PERIALA / Pert'alla (s. vi-v a.C .).— constituye un material inapreciable
Pitia de Delfos. A finales del siglo vi para el estudio del imaginario cristia­

240
PERPETUA

no con respecto a una instrospección para su estatura, le impide llegar al agua


psicológica y religiosa (M. J. Hidalgo). y saciar su sed. Siglos después, Agustín
Durante su encarcelamiento Perpetua de Hipona2trataría sobre el significado
se erigió, además, en guía moral de los de esta visión de Perpetua.
mártires que compartían con ella su Trasladada a una nueva cárcel don­
misma suerte. de, junto a otros cristianos, fue someti­
En la primera de las visiones se le da a tortura, Perpetua tuvo una nueva
muestra una escalera que llega hasta el visión onírica de su hermano: Dinócra-
cielo. A su pie se tiende un dragón tes, gracias a su oración y sacrificio, está
cuya misión es impedir que nadie suba libre de su pena: el estanque bajó su
por la escalera; a los lados de ésta exis­ nivel hasta la altura del ombligo del
ten toda clase de instrumentos de hie­ niño, quien se sacia de agua con la ayu­
rro: espadas, lanzas, puñales, arpones, da de una copa de oro que jamás se
etc., de manera que quien subiera de­ agota. Libre de su sed, Dinócrates se
bía hacerlo con precaución, sin des­ pone a jugar gozoso como un niño más.
viarse, mirando siempre hacia lo alto. Es la intercesión de Perpetua, su ora­
Perpetua, tras invocar el nombre de ción, la que logra sacar a su hermano
Jesucristo, pisa la cabeza del dragón del purgatorio y llevarlo al cielo.
como si se tratara del primer peldaño Finalmente, la víspera del día en
de la escalera y sube hasta la cima. Allí que iba a ser llevada al anfiteatro de
accede a un enorme jardín donde un Cartago para ser arrojada a las fieras,
anciano pastor ordeña sus ovejas ro­ la mártir tuvo una última visión: en
deado de miles de personas vestidas ella ve cómo unos jóvenes la desnu­
de blanco. El pastor saluda a la recién dan quedando convertida en un hom­
llegada y le ofrece un bocado del que­ bre con la apariencia de un atleta. Se
so que hacía; Perpetua lo toma con las habrá de enfrentar no a animales sal­
manos juntas mientras los presentes vajes sino a un gladiador egipcio. Las
responden «Amén». En este preciso condiciones de la lucha son anuncia­
instante Perpetua se despierta de su das públicamente por un hombre de
sueño. enormes dimensiones: si el egipcio
Sin duda el único elemento extraño, vence a la mujer, la pasará a filo de
dentro del sim bolism o cristiano, lo espada, pero si vence al egipcio, reci­
constituya el bocado de queso que reci­ birá un ramo. El combate comienza y
be Perpetua en actitud de comulgante. la victoria cae del lado de la joven
Según Epifanio1, los montañistas co­ cristiana, quien, aclamada por el pú­
mulgaban con pan y queso (por lo que blico, sale por la puerta de los vivos
eran llamados artotyritas). Por tanto (porta sanavivaria) mientras sus con­
bien la mártir o el redactor de las actas trincantes son rematados en el spolia-
(o ambos) pudieron ser montañistas. rium. En este momento despierta y
Tras esta visión, Perpetua siente la comprende el sentido de la visión: el
convicción de que la espera el marti­ combate que al día siguiente le espe­
rio. La escalera, erizada de armas, no ra sería más bien con el diablo que
era sino el camino que había de reco­ con las fieras3.
rrer para llegar al Paraíso. Perpetua Hasta aquí las notas que Perpetua
vuelve a tener nuevas visiones. dejó escritas y sobre las que el colector
En la primera ve a su hermano Dinó- de la Passio elaboró el relato de forma
crates, muerto a los siete años de un más o menos fidedigna.
cáncer en la cara, que sale del purgato­
rio, sofocado y sediento para acercarse 1. Haer., 49. / 2. De natura et origine
a un estanque: el borde, demasiado alto animae, I, 20. / 3. De natura, I, 20 ss.

241
PETOSI RI S

[Bibl.: Las visiones de Perpetua están haberlos desoído. Yo te conjuro, espíri­


recogidas en las D. Ruiz Bueno (ed.), Actas tu de todo demon, para que digas de
de los M ártires, Madrid, 1968, pp. 397- qué clase eres. Pues yo te conjuro por el
459. Sobre el texto: J. Amat, «L ’authen­
sello que puso Salomón sobre la lengua
ticité des songes de la Passion de Perpétue
et de Félicité»: Augustinianum , 29 (1989),
de Jeremías y habló...».
pp. 177-191. Sobre la mártir: E. Corsini,
«Proposte per una lettura della Passio Per- 1. PGM, IV, 24.
petuae», en Form a Futuri. Studi in onore
del cardinale Pellegrino , Torino, 1975, pp.
524-527; L. Robert, «Une vision de Perpé­ PIRCOS / Pyrkói.— En Delfos, adivi­
tue»: CRAI (1982), pp. 229-276; M. J. H i­ nos descendientes del divino Pyrkon,
dalgo, «El profetismo femenino en la tradi­ hijo de Poseidón1, especializados en
ción cristiana»: Studia H istórica, 9 (1991), prácticas empirománticas (adivinación
pp. 115-128.]
a través del fuego). Algunas inscripcio­
nes de la M agna Grecia2 atestiguan
que, cuando se dedicaba un templo, los
PETOSIRIS: *Nequepso-Petosiris. adivinos hieróscopos tenían a los «ob­
servadores del hum o» (kapnaygai)
como ayudantes.
PIBEQUIS / Pibekis (s. iv d.C.?).— Un
papiro m ágico griego1 atribuye al 1. Paus., X, 5, 6. / 2. CIG, 5763.
mago Pibequis un «remedio contra los
posesos»:
PITÁ G O RA S / Peithagóras (s. iv
Remedio probado, de Pibequis, contra a.C.).— Adivino griego (mantis) cola­
los posesos. Toma aceite de olivas no borador de Alejandro Magno en los
maduras con mastigia y pulpa de loto, últimos meses de su expedición, quizá
y ponlo a hervir con mejorana incolora tras la desaparición de *Aristandro.
y di: «[fórmula], sal de fulano». Los relatos de Plutarco1 y Arriano2
En lo tocante a la fabricación del constituyen nuestras fuentes principa­
amuleto, escribe en una lámina de es­ les sobre él.
taño: [fórmula], y cuélgala al cuello del Según Arriano (que sigue un relato
paciente, para espantar a cualquier que Aristóbulo escuchó de boca del pro­
demon a l que tema. Realiza el conjuro pio Pitágoras), Apolodoro, uno de los
poniéndote de frente. «compañeros» de Alejandro, a cuya ex­
Esta es la fórmula del conjuro: «Te pedición se unió cuando éste regresó de
conjuro por el dios de los hebreos, Je ­ la India, escribió una carta a su hermano
sús [fórmula], tú que te muestras en el Pitágoras (en Babilonia), experto en
fuego, tú el que está en medio de la tie­ adivinar el futuro mediante la observa­
rra y de la nieve y de la niebla; Tanetis, ción de las visceras de las aves; el propó­
que descienda tu ángel, el inexorable, y sito de la misiva era que vaticinara acer­
exorcice al demon que rodea a esta cria­ ca de su propia seguridad, pues, según le
tura que Dios formó en su santo Paraí­ hizo saber en una segunda carta, temía
so; porque yo te lo suplico, santo Dios, a Alejandro y a Hefestión.
por Amón [fórmula]. Te conjuro [fór­ Pitágoras sacrificó una víctima para
mula], Te conjuro a ti, que fuiste con­ inquirir primeramente a propósito de
templado por Israel en una columna Hefestión y al no descubrir el lóbulo
luminosa y en una nube durante el día, de la víctima (uno de los peores presa­
que salvó a su pueblo del Faraón e hizo gios haruspicinales), escribió a Apolo­
caer sobre el Faraón las diez plagas por doro afirmándole que no temiera de él

242
PITIA

ya que en poco tiempo iba a desapare­ unión amorosa con la divinidad que la
cer; dicha carta llegó el día antes de inspira (E. Fehrle). Esquilo y Eurípides
que Hefestión muriera. la llaman «vieja» y D iodoro Siculo2
A continuación Pitágoras sacrificó precisa que, al ser elegida, debía tener
otra víctima a propósito de Alejandro no menos de 50 años.
y tampoco se pudo encontrar el lóbulo La pitia pronunciaba sus oráculos en
del hígado del animal, por lo que es­ trance extático tras ser «poseída» por
cribió una nueva carta a su hermano Apolo, transform ándose en medium
en idénticos términos que la anterior. del dios; generalmente se la represen­
Sin embargo, Apolodoro no guardó taba en un estado de agitación alocada,
el secreto, dando parte a Alejandro de como las ménades o las * sibilas, si bien
lo sucedido, lo que éste agradeció. Una en autores tardíos com o Lucano3 la
vez llegado a Babilonia, el macedonio pitia es descrita en un estado de quie­
preguntó a Pitágoras por los indicios tud corporal.
en los que se había basado para hacer Solía admitirse que en el adyton del
su anuncio; éste le remitió a la ausen­ templo (también llamado manteion o
cia del lóbulo del hígado de la víctima. khrestériari) la pitia recibía las exhala­
Al preguntarle Alejandro qué significa­ ciones provenientes del subsuelo que
ba dicha anomalía, el adivino le con­ le facilitaban la inspiración profètica.
testó: «Algo muy serio»3. Alejandro, Dicha tradición es recogida por auto­
lejos de irritarse por esta respuesta, res greco-romanos como Cicerón4, Es-
aumentó su estima hacia él por haberle trabón5, Diodoro6, Plutarco7 o Justi­
revelado sin engaño toda la verdad4. no*, pero se trata, probablemente, de
Más tarde Pitágoras vaticinó tam­ una invención helenística, según han
bién las muertes de Pérdicas (cuando señalado algunos autores modernos
iba a atacar a Ptolomeo en el 321 a.C.) (Gruppe, Dodds).
y de Antígono (en vísperas de la batalla El trance de la pitia parece más bien
contra Seleuco y Lisímaco en 301 a.C.). un fenómeno de autosugestión análo­
go al trance de las ménades. La teoría
1. Alex., 73,3-5. / 2. Anab., VII, 18, 2. / 3. del «vapor adivinatorio»9 (pneüma)
Anab., VII, 18, 4. / 4. App., BC, II, 152. debió ser sugerida por la convicción de
que bajo el templo existía una caverna
(stómion), de la cual habla ya Esqui­
PITIA / Pythía.— Nombre genérico de lo10, de donde emanaban las exhalacio­
la sacerdotisa y profetisa del oráculo nes; las excavaciones arqueológicas,
de Apolo en Delfos (Fócida). Desde sin embargo, no han probado su exis­
que en el siglo viii a.C. el dios llegara a tencia. Algunos autores (G. Roux)
Delfos se practicaban en el santuario creen que dicha «caverna» o «brecha
ritos adivinatorios que exigían la inter­ en el suelo» fue, en realidad, una cons­
vención también de numerosos sacer­ trucción artificial.
dotes. El nombre de pythía proviene A esta sugestión contribuían unos
de python, la serpiente telúrica mata­ rituales previos que la pitia debía cum­
da por Apolo en Delfos. Las pitias eran plir antes de transmitir la respuesta del
escogidas entre las familias —honradas dios: bañarse (quizá en la fuente Cas­
pero no ricas— de Delfos, y se com­ talia); beber de una fuente sagrada; re­
prometían a mantener su virginidad citar determinadas oraciones y ofrecer
(«pura y casta a lo largo de su vida», sacrificios; entrar en contacto con el
dice Plutarco1); en el pensam iento dios por medio del laurel (árbol que le
griego la castidad de la profetisa está estaba consagrado y que se encontra­
generalmente vinculada con la idea de ba en la parte occidental del templo)

243
PITIA

sosteniéndolo entre sus manos o mas­ Conocemos pocos nombres de pi­


ticando sus hojas o quizá inhalando las tias. Mítica es Manto (Manto), hija del
fumigaciones de las hojas quemadas; célebre adivino tebano “Tiresias. Los
sentarse sobre un trípode áureo sobre mitógrafos la presentan guiando a su
el que apoyaba el lebete redondo. Este padre ciego por los caminos de Beocia
último era el acto ritual que establecía después de que los argivos hubiesen
el contacto definitivo con el dios. tomado la ciudad de Tebas. Pero Tire-
Otros elementos conocidos del adyton sias murió en Haliarto, antes de llegar
eran: el omphalos (piedra divina que a Delfos. A este santuario se dirigía
señalaba el centro del mundo), una es­ Manto cautiva, para ser ofrecida en
tatua de oro de Apolo sosteniendo en sacrificio, ya que los argivos, victorio­
su mano una copa de libaciones, una sos, habían ofrecido a Apolo consagrar­
antigua representación del dios talla­ le lo más bello del botín13.
da en madera de ciprés, la tumba de En Delfos permaneció Manto algún
Dioniso y los altares de Poseidón y tiempo perfeccionando el don de la
Hestia. profecía y desempeñando la función de
Al comienzo la pitia profetizaba pitia; se pretendía incluso14 que dado
sólo un día al año, pero, en el siglo n que había dejado redactados oráculos
d.C., según nos dice Plutarco", era versificados, Homero tomó de ella al­
consultada una vez al mes. El orden de gunos versos. Concluido este período
la consulta se decidía por sorteo entre de formación, el dios la envió, junto
los presentes, si bien existía el privile­ con otros tebanos, a colonizar Asia
gio de la promanteía o «prioridad ora­ Menor, donde fundó la ciudad de Cla­
cular». Los consultantes debían pagar ros, cerca de Colofón, célebre por su
una tasa al santuario por la consulta santuario oracular de Apolo.
efectuada; no obstante, la ciudad de Según Pausanias15, en Claros fueron
Delfos podía eximir del pago de dicha atacados por los cretenses, siendo con­
cuota (atélia) a determinadas persona­ ducidos ante Racio. Cuando éste supo
lidades. La consulta no era efectuada por Manto quiénes eran y por qué ve­
directamente a la pitia, sino por me­ nían, se casó con ella y admitió a sus
diación de unos «profetas» que, a su compañeros entre los suyos. De este
vez, transmitían la pregunta verbal­ matrimonio nació un hijo, el también
mente o por escrito adivino *M op so,é.
Sus palabras eran, por lo general, Existen, no obstante, otras versiones
muy concisas y enigmáticas, ambiguas diferentes. Para unos, el padre de Mop-
en ocasiones, que exigían su interpre­ so fue el propio dios Apolo. Para otros,
tación por parte de un clero masculino Manto se unió a Alcmeón, de quien
especializado. A éste pertenecían los tuvo un hijo, Anfíloco17; pero ésta pa­
cinco hosioi («sagrados», «santos»)12, rece tratarse de una Manto distinta,
elegidos entre las familias más nobles quizá una hija del adivino *Poliido.
de Delfos. En la Eneida de Virgilio18 aparece
Las respuestas eran dadas, por lo Manto como adivina, esposa de Tíber
general, en estado de «locura profèti­ y madre de Ocno (fundador de Man-
ca», pero también «por suerte», esco­ tova = Mantua). Ovidio, que la califi­
giendo una entre varias soluciones o ca de «conocedora del porvenir», la
nombres propuestos. presenta con los rasgos de una pitia o
El templo de Apolo en Delfos era el sibila, empujada por una fuerza divina
más famoso de los santuarios de este y dictando el siguiente vaticinio:
dios, pero tanto en Grecia como en Asia
Menor existían otros muchos. Isménides [ = tebanas], marchad en tro-

244
PITIS DE TESALIA

peí y ofreced a Latona [madre de son oracle et ses dieux, Paris, 1975 ; A. Piñe-
Apolo] y a los dos Latonígenas [Apolo ro, «Sobre la inspiración de la Pitia deifica.
y Diana] piadoso incienso acón, paña- Breve historia de una polémica»: Durius, 3
(1975), pp. 406-416; J. Fontenrose, The
do de plegarias, y entrelazad vuestros
Delphic O racle. Its Responses and O pératio­
cabellos. Por mi boca lo manda Latona ns, California, 1978; M. Delcourt, L ’oracle
(Met., VI, 159-162). de Delphes, Paris, 19 81 ; A. Iriarte, «La Pitia:
figura histórica y personaje literario», en A.
Según Servio19, Manto se trasladó a Pérez Jiménez (ed.), E studios sobre Plutar­
Italia tras la muerte de su padre. Este co, Málaga, 1990, pp. 187-193.]
comentarista añade que, según otras
fuentes, Manto era hija de Heracles.
Conocemos otras dos mujeres del mis­ PITIS D E TESA LIA / Pítys (s. i
mo nombre: la hija del adivino *Polii- d.C.?).— Mago citado en el iv de los
do y la de *MeIampo. papiros mágicos griegos, tradicional­
Aún en tiempos de Pausanias, en el mente llamado Gran Papiro Mágico
siglo ii d.C., se exhibía en Tebas una Parisino. Fue hallado en Tebas y per­
piedra donde Manto se había sentado tenecía quizá a la biblioteca de un
llamada el «sillón de Manto»20. gnóstico egipcio (L. Lenormant), sien­
También Xenocleia es mítica, mien­ do datado en el siglo ni o ¡v d.C.
tras que históricas parecen *Aristónica Sobre la identificación del mago
y *Periala. Pitis (que se autodenomina rey) exis­
La importancia político-religiosa de ten grandes dificultades. Quizá (K.
los oráculos de Delfos se mantuvo has­ Presidanz, F. Graf) se trate de Bithus
ta el siglo iv d.C., si bien su auge se de Dyrrhachium, médico y mago men­
sitúa entre los siglos vu y iv a.C. cionado por Plinio1 inventor de dos
recetas que neutralizaban el poder no­
1. De Def. Orac., 435d. / 2. XVI, 26. / 3. civo de la sangre menstrual; durante la
Fars., V, 64 ss. / 4. De div., I, 38 y 79; II, 117. regla la mujer debía evitar pasar delan­
/ 5. IX , 3, 5, 419. / 6. XVI, 26. / 7. De Def.
te de un espejo o debía llevar consigo
Orac., 42. / 8. XXIV , 6 ,9 . í 9. Strab., IX, 3 ,5 ,
419. / 10. Choeph., 807 y 953. / 11. De Def. un salmonete (mulleus).
Orac., 9; Q G, 9. / 1 2 . 1'lut., De Def. Orac., 49. Jám blico2 pudo haber transforma­
/1 3 . Apolod., III, 7 ,4 ; D iod.,IV ,66,6 (Dafne); do el nombre en Bitys, un «profeta
Paus., VII, 3, 3; IX, 2 3 ,2 . / 14. Diod., IV, 66. egipcio», autor de un escrito dirigido
/ 15. VII, 3, 2. / 16. Apolod., Ep., 6, 3. / 17. al rey Ammon; ambos nombres pare­
Eurip., apud Apolod., III, 7, 7. / 18. X , 198-
200. / 1 9 . Ad Aen., X , 198. / 20. IX, 10, 3.
cen ficticios.
Pitis aparece en el citado papiro
[Bibl.: A. M om igliano, «M anto e como autor de conjuros de diverso tipo:
l’oracolo di Apollo Clario»: RFIC (1934), a) Como autor de una fórmula para
pp. 313-321; R. Flacelière, Le fonctionne­ evocar a los démones de los muertos al
m ent de l’oracle de Delphes au tem ps de Plu- servicio del mago:
tarque, Paris, 1938; P. Boyancé, «Sur les
oracles de la Pythie»: REA, 40 (1938), pp. Fórmula de evocación, del rey Pitis,
305-316; R. Flacelière, «Le délire de la sobre cualquier cráneo. Petición a
Pythie est-il une legende?»: REA, 52 (1950),
Helios de la entrega [de un demonj.
pp. 3 0 6-324; P. Amandry, L a m antique
apollinienne à Delphes, Paris, 1950; H. W.
Ponte de pie frente al sol saliente y di de
Parke y D. E. W.W ormell, The D elph ic esta manera: [fórmula]. Fórmula de éste
O racle, 2 vols., London, 1956; Fauth, (Pitis) a Helios cuando el sol se pone:
«Pythia»: R E, X XIV (1963), cols. 517-547; [fórmula]. Quema en su honor armara
J. Defradas, Les thèmes de la propagande e incienso en grumos y retírate. Consul­
delphique, Paris, 1972; G. Roux, Delphes, ta: hiedra de trece hojas. Empieza por el

245
PI T U A N I O

lado izquierdo pintándolas una por una va a explicar, la figura que te será co­
con tinta de mirra; corónate con ella y municada y, en forma circular, la fór­
pronuncia los mismos nombres también mula; pónlo debajo también, al instan­
sobre el cráneo; la misma incripción en te lo traerá a tu lado y, si no se resiste,
la frente, con las expresiones acostum­ sin demora, sin dejar pasar ni un solo
bradas [fórmula]. La tinta: sangre de día. Muchas veces no se utilizará la
serpiente y polvo de oro sublimado hoja de lino, sino que por segunda vez
(PGM, IV, 1930-2005). se pondrá la tablilla cuando tú lo orde­
nes que se ponga a tu servicio.
b) Como autor de una receta necro- El conduce hacia ti y hace enfermar
mántica incluida en una carta a *Osta- y envía sueños y conjura y obtiene sue­
nes (que, en realidad no fue rey, sino ños para ti a la vez. Esto es lo que con­
consejero del rey persa Jerjes al que sigue la práctica sola; según lo que bus­
acompañó en su expedición contra los ques a l realizar la práctica, debes
griegos y una autoridad en prácticas modificar únicamente los formularios.
mágicas3): Muchos magos que llevaban consigo
sus utensilios los dejaron y utilizaron
Al rey Ostanes saluda Pitis. Puesto que este [demon] como asistente y realiza­
en cada ocasión me escribes sobre la ron lo que antes se ha descrito con toda
consulta de los cráneos, creí necesario rapidez; pues él es quien, sin ningún
comunicarte que este procedimiento es tipo de palabras superfluas, sino con
muy deseable y capaz de satisfacerte lo toda sencillez, realiza rápidamente las
necesario. A continuación te adjunto el palabras antedichas [fórmula] (PGM,
procedimiento, pero después se te mos­ IV, 2005-2140).
trará la tinta. Toma una piel de asno y
ponía a secar en la oscuridad; luego c) Y por último se le atribuye la fór­
graba sobre ella la figurilla que se te va mula de una consulta a un cadáver:
a describir y, en forma circular, la fór­
mula siguiente: [fórmula]. Después di­ Consulta de Pitis el tesalio a un ca­
rígete de prisa al lugar donde alguien dáver. Escribe en una hoja de lino esto:
está encerrado o donde hay alguna cosa azel balemacho (doce letras). Tinta:
desechada (del muerto) si no puedes con bermellón y mirra quemada y
tener un cadáver, y extiende la piel en zumo de artemisa cruda y siempreviva
el suelo en dirección a la puesta de sol. y lino. Escribe y pónla en la boca [del
Vete a tu casa y se hará presente por muerto] (PGM, IV, 2140-2144).
completo y se pondrá a tu lado aquella
noche. El te contará cómo murió y te 1. NH, XXVIII, 82; cf. Solin., I, 38. / 2.
preguntará antes si puede hacer algo o De mysteriis, VIII, 5; X, 7. / 3. Plin., NH,
prestarte algún servicio. Toma una hoja XXX, 8-11.
de lino y dibuja, con tinta que se te va
[Bibl.: Las tres recetas de Pitis en: J. L.
a explicar, la diosa que te será indicada
Calvo Martínez y D. Sánchez Romero, Tex­
y, en forma circular, la fórmula que si­ tos de magia en papiros griegos, Madrid,
gue (y pon sobre la cabeza de él la hoja 1987, pp. 148-153. Estudios: K. Preisen-
extendida y estará junto a ti por entero danz, «Pitys»: RE, X X , 2 (1950), cois.
en sueños a través de la noche y te ro­ 1882-1883.]
gará diciendo: «Ordena lo que quieras
y lo haré): [fórmula]
Cuando estuviere de acuerdo, ponte PITUANIO / L. Pituanius (s. i a.C.-i
en pie enseguida, tom a un papiro d.C.).— Astrólogo arrojado desde la
hierático y dibuja, con la tinta que se te roca Tarpeya acusado (junto a P.

246
POLÍCRITO

*M arcio) de haber participado en la poco antes de morir, a su amigo *Tra-


conjura de Druso Libón contra el em­ silo2. Este debió de aprovecharla con
perador Tiberio en el año 16 d.C .1 éxito, pues, gracias a ella, se convirtió
en un adivino de gran prestigio.
1. Tac., Ann.y II, 32, 3.
1. Syll., 3, 92. / 2. Isocr., 19, 45.

PNUTIS / Pnoüthis (s. m d.C.?).— Uno [B ibl.: Ziegler, «Polem ainetos»: RE,
de los papiros griegos mágicos1, data­ X X I (1954), cois. 1251-1252]
do en el siglo m d.C., conserva una
«carta» del mago Pnutis, «escriba sa­
grado», dirigida a Cérix sobre la forma PO LÍCRATES / Claudius Polycrates
de conseguir un «demon asesor». (s. m d .C .).— Perteneciente a los
El texto comienza así: *Yámidas, prestigiosa familia de adivi­
nos originaria de Olimpia, su nombre
Pnutis saluda a Cérix que adora al figura entre los adivinos citados en las
dios. Como iniciado, he designado para tablas sagradas1 de la 256 y 261 olim­
ti este asesor (libro) para que no cometas píadas (245-265 d .C .), junto al de
errores cuando celebres esta [práctica] Claudio Tisameno.
sagrada. Dejando aparte todas las pres­
cripciones que se nos han transmitido en 1. I G , 2665
innumerables libros, te he mostrado una
sola, entre todas las que describen cómo
captara este asesor para tu servicio, [con PO L ÍC R IT O / Polykritos (s. ii
el deseo de que] captéis a este santo [ase­ a.C.?).— Magistrado etolio transfor­
sor] y solamente... oh amigo de los espí­ mado en fantasma después de muerto
ritus aéreos que circulan, me habéis con­ y padre de un niño cuya cabeza profe­
vencido con palabras llenas de divina tizaba. El personaje es citado, junto a
sabiduría [...] pero ahora te he enviado su hijo, por Flegón de Trales (s. n d.C.)
este libro para que aprendas todo. Pues en su obra Sobre los prodigios'.
la palabra de Pnutis tiene poder para Polícrito era un magistrado de Eto-
convencer a los dioses y a todas las dio­ lia de la segunda mitad del siglo i i a.C.
sas (I, 2, 45-54). casado con una mujer de Lócride. Tras
haber compartido con ella el lecho du­
1. PGM, I, 2. rante tres noches, murió. La mujer per­
maneció, viuda, en la casa, dando a luz
un niño que tenía dos órganos genita­
PO LEM ÉNETO / Polemaínetos (s. v les, el masculino y el femenino. Asom­
a.C.).— Adivino (mantis) griego, de brada por el nacimiento, la familia lo
origen desconocido, que vivió en la llevó al ágora para que la asamblea de­
segunda mitad del siglo v a.C. Algunos liberara sobre él.
autores (A. Wilhem) han tratado de Los adivinos y especialistas en pro­
identificarlo con un [Pol]e[m]aínetos digios dieron al nacimiento interpreta­
que aparece citado en una inscripción ciones diversas; unos creían que anun­
griega de finales del siglo v a.C. como ciaba la separación de los locrios y de
epistates ateniense1, pero dicha identi­ los etolios, mientras otros creían que
ficación no es segura. era necesario purificar la ciudad expul­
Las fuentes le atribuyen la autoría sando a la madre y al niño fuera de las
de una obra Sobre la mántica (Peri tes fronteras para quemarlos.
mantikes) que Poleméneto entregó, Pero, de repente, apareció ante la

247
POLlCRITO

asamblea Polícrito, que llevaba un Tras su discurso, Polícrito esperó


atuendo negro. Cuando cesó el tumul­ con impaciencia la decisión de sus con­
to y la turbación de los presentes, pro­ ciudadanos. Pero viendo que la mayor
nunció con voz tenue estas palabras: parte de ellos, atemorizados por lo su­
cedido, se oponía a su deseo, pronun­
ció de nuevo estas palabras:
Yo, ciudadanos, estoy muerto de cuer­
po pero por buena disposición y deferen­
Ea, pues, ciudadanos, si os acontece
cia hacia vosotros estoy vivo. Y ahora
alguna desgracia considerable a causa
acudo ante vosotros tras haber suplica­
de vuestra irreflexión, no me echéis la
do a los que gobiernan los infiernos por
culpa, sino a la suerte que os conduce
vuestra conveniencia. Así, pues, os pido
de esta manera hacia lo peor, la cual,
a vosotros que sois mis conciudadanos
al mostrarse adversa también hacia mí,
que no os perturbéis y que no os disgus­
me fuerza a actuar de forma contraria
téis por esta aparición sorprendente.
respecto a mi propio hijo (Fleg., 1,2).
Pido a todos vosotros, tras haber hecho
votos por la salvación de cada uno, que
Dicho esto, ante la indecisión de la
me devolváis el hijo que ha nacido de
multitud, se apoderó del niño, lo desga­
mí, para que no le suceda nada violento
rró en pedazos y lo devoró. La gente,
después de que hayáis tomado vosotros
entre gritos, le lanzó piedras para expul­
otra decisión ni se convierta en el inicio
sarlo del lugar pero Polícrito no sólo se
de acontecimientos penosos y difíciles a
mostró incólume sino que devoró todo
causa de vuestra querella conmigo. Pues
el cuerpo del niño a excepción de su
no me es posible contemplar con indife­
cabeza, haciéndose finalmente invisible.
rencia que el niño sea quemado por
La incertidumbre y la confusión de
vosotros a causa de la locura de los adi­
los etolios aumentó aún más decidién­
vinos que os han hecho predicciones.
dose enviar una comisión a Delfos para
Así, pues, os perdono porque después de
interrogar al oráculo de Apolo sobre
haber contemplado una tal visión ines­
lo sucedido. En ese instante la cabeza
perada no sabéis cómo debéis afrontar
del niño que yacía sobre el suelo emi­
correctamente los hechos presentes. Así
tió un oráculo de los acontecimientos
pues, si me obedecéis con confianza,
venideros:
estaréis alejados de los temores presen­
tes y de los males porvenir. Pero si adop­
Oh muy renombrado pueblo innume­
táis otra decisión bien distinta, temo por
rable que habita la tierra, / no te enca­
vosotros que por haberme desobedeci­
mines hacia el santuario de Febo y ha­
do vayáis a caer en desgracias irremedia­
cia el templo flagante, / pues no tienes
bles. Así, pues, por la buena disposición
las manos limpias de sangre en el aire, /
que mantenía cuando todavía vivía y al
sino que existe una mancha ante tus
haberme presentado ahora de manera
pies en el interior del camino. / Apren­
inesperada, os predigo lo que os convie­
de de m í y renuncia al camino del trí­
ne. Así, pues, esto pretendo de vosotros,
pode; / pues te voy a exponer con deta­
que no os demoréis ya por más tiempo,
lle toda la sentencia del arte profètica.
sino que una vez que hayáis adoptado
I Pues en este día, una vez transcurrido
las decisiones correctas y hayáis presta­
el año, / está determinada la muerte
do atención a mis palabras me entre­
para todos, en cambio viven las almas /
guéis el niño con palabras de buenos
de los locrios y etolios mezcladas unas
augurios. Pues no me permiten prolon­
con otras por decisión de Atenea. / No
gar por más tiempo mi estancia quienes
habrá descanso del m al ni siquiera por
dominan elmundo infernal (Fleg., 1,2).
breve tiempo; / pues ya las gotas de san­

248
POLIDAMANTE

gre se han vertido sobre la cabeza, / y la écrivains du deuxième siècle et l ’Etrusca


noche se ha extendido sobre todas las Disciplina), suppl. 65 (1966), pp. 123-133.]
cosas, ly el cielo se ha vuelto negro. / Y
de inmediato la tenebrosa noche se ha
precipitado sobre toda la tierra, / viu­ POLIDAM ANTE / Polydámas.— H é­
dos todos en su casa dejan caer sus roe y adivino troyano repetidas veces
miembros en el umbral, / ni la mujer citado por la Ilíada, hijo de Frontis y
dejará nunca el dolor, ni los hijos / que de Pántoo, sacerdote de A polo en
se lamentan en las cámaras, abrazados D elfos1. Según el poema homérico,
a los padres; / pues tal oleada descen­ Príamo, rey de Troya, envió una dele­
dió de lo alto para todos. / ¡Ay! ¡Ay!, gación a consultar el oráculo délfico,
me lamento continuamente por mi pa­ pero los embajadores se trajeron con­
tria que sufre calamidades / y por mi sigo a Pántoo para que, en el futuro,
madre, muy desgraciada, a la que más Troya mantuviese relaciones durade­
tarde abatió el destino. / Todos los dio­ ras con el santuario oracular. Según
ses oscurecerán el linaje / de los locrios otra versión, Pántoo fue raptado y lle­
y de los etolios, cualquier simiente que vado a la fuerza por Antenor, uno de
quedara, / porque la muerte no tocó mi los enviados de Príamo, que se había
cabeza y no todos los / miembros in­ enamorado de él.
tactos de mi cuerpo se han vuelto invi­ Fue Pántoo quien, según versiones
sibles, / han abandonado la tierra. / más tardías, explicó a los troyanos el
¡Pero venga!, mostrad mi cabeza a la significado de la respuesta que Apolo
aurora, I y ñ o la ocultéis en el interior había dado a los troyanos en Delfos2.
de la sombría tierra; / y ellos cuando Murió durante la toma de la ciudad de
hayan dejado atrás su país / que se en­ Troya por los aqueos, siendo recorda­
caminen hacia otro y hacia el pueblo do por Virgilio en su Eneida3.
de Atenea, / si es que de manera conve­ Polidamante era la segunda autori­
niente podéis lograr alguna liberación dad del ejército troyano después de
de la muerte (Fleg., 1, 2). Héctor. Destaca como guerrero (ma­
tando a Mecisto y a Oto e hiriendo a
Cuando los etolios terminaron de Peneleo4, protegido por Apolo5), como
escuchar el oráculo llevaron a un lugar excelente consejero de los troyanos
seguro a sus mujeres, a sus hijos pe­ (propone un plan de ataque a la mura­
queños y a los ancianos a la espera de lla del campamento enemigo; sugiere
los acontecimientos futuros. Al año si­ a Héctor que reúna a los jefes troya-
guiente se desencadenó la guerra entre nos; aconseja a éstos, después de su
etolios y acarnanios y se produjo una derrota, que busquen refugio en Ilion
terrible masacre en cada uno de los dos y después de la muerte de Héctor que
bandos. entreguen a Helena) y como intérprete
de signos.
1. Fleg., 1 ,2. Polidamante se nos presenta como
hombre de sabios consejos, continua­
[Bibl.: Fragmentos de Flegón: F. J. G ó­ mente increpado por Héctor, su contra­
mez Espelosín, Paradoxógrafos griegos. Ra­ partida heroica. En la Ilíada, dirigién­
rezas y maravillas, Madrid, 1996, pp. 170- dose a Héctor, interpreta un prodigio
174. Sobre el personaje: L. Brisson, que había sido observado por todos:
«Aspects politiques de la bisexualité: l’his-
toire de Polycrite»: EPRO (Hommages á M.
J. Vermaseren), 68, I (1978), pp. 80-122, No marchemos para entrar en batalla /
Leiden; Ch. Guittard, «Le témoignage de con los dáñaos en tomo de sus naves. I
Phlegon de Tralles»: Caesarodonum (Les Pues así ha de cumplirse, en mi opi­

249
POUFIDES

nión, / si, en verdad, este agüero ha ve­ Hiperasia (en la Acaya) donde dio sus
nido / por los troyanos que estaban an­ oráculos2. Un autor tardío, Ferécides3,
siosos / de atravesar la fosa: / un águila dice que vivió en Eleusis como marido
de altísim o vuelo / que iba dejando de Aichme. Polifides tuvo un hijo,
aparte, hacia la izquierda, / a las hues­ *TeocIímeno, y una hija, Harmónide.
tes troyanas I y llevaba apresada entre N o debemos confundirlo con el héroe
sus uñas / una roja serpiente color san­ sicionio del mismo nombre.
gre, t enorme, viva, aún jadeante, / que
de pronto soltó, / antes de haber llega­ 1. XV, 253. /2 . XV, 254-255. / 3. FGH, I,
do a su nido, I y no pudo cumplir el 91,116.
cometido, / para el que la llevaba entre
sus garras, / de dársela a comer a sus
polluelos. / Así nosotros, si de los PO LIID O / Polyidos.— Adivino
aqueos / las puertas y murallas con gran corintio (m antis) descendiente de
fuerza / lográsemos romper y nos ce­ *M elampo con el cual se emparenta
dieran I terreno los aqueos, / no habre­ (en la genealogía que conoce Homero)
mos de volver desde las naves / por los de la manera siguiente: Melampo tuvo,
mismos caminos y con orden, / sino que entre otros hijos, uno llamado Mantio
dejaremos detrás nuestro / a muchos de del que nació Ecles; éste, a su vez, tuvo
entre las huestes troyanas, / a los que un hijo, Cérano, padre de Poliido.
los aqueos / matarán con el bronce, / Su nombre parlante (poly-eidos: «el
luchando en defensa de sus naves. / Así que ve mucho» o «sabe mucho») es
respondería un adivino / que en su alma muy apropiado para un adivino. Es
supiera claramente / de los prodigios el mencionado ya en la Ilíada', donde se
significado / y a l que las huestes le hi­ narra la muerte de su hijo Euquenor
cieran caso (XII, 217-229). (nacido de su matrimonio con Eurida-
mía). Poliido le había vaticinado que
Pero Héctor le responde que él ni podía elegir entre dos destinos: morir
vuelve su atención hacia las alas des­ de enfermedad en su casa o caer en el
plegadas ni hace caso de ellas6. Su fama campo de batalla a manos de los troya-
no parece haber sido olvidada en los nos. Euquenor escogió lo segundo,
siglos siguientes, pues Eliano, en el si­ siendo muerto por Paris.
glo ii d.C., le cita aún —junto con *Ti- Pausanias2 recoge una tradición
resias, * Poliido y *Teoclímeno— en­ megarense según la cual las hijas de
tre los ornitóscopos más famosos7. Poliido (Asticratea y Manto) estaban
enterradas en el Dionysion de la ciu­
1. III, 146; XIV, 450; XVI, 808; XVII, 40. dad construido por el propio adivino
/ 2. Serv., ad Aett., II, 318; Eustath., II., XII, (en el que también depositó la estatua
228. / 3. II, 318 ss. /4 . XIV, 425,449 ss.; XV, cultual del dios).
339; XVII, 597. / 5. XV, 520. / 6. XII, 238. / Poliido interpretó a Belerofonte el
7. HA, VIII, 5.
sueño que éste tuvo en la fuente Pirene,
en el que la diosa Palas Atenea le dio las
PO LIFID ES / Polipheídes.— En la instrucciones pertinentes para domar a
Odisea se dice de él que fue «el mejor Pegaso; las palabras de la diosa fueron3:
adivino en la tierra al morir Anfiarao»1.
Era hijo de Mantio y, por tanto, nieto ¿Duermes, Rey, estirpe de Eolo? / ¡Va­
de *M elam po y recibió del dios Apolo m os1., para los caballos recibe este em­
el don de la profecía. brujo, / y muéstralo a tu padre, «el D o­
Tras una discusión con su padre, mador», sacrificándole un cándido toro
abandonó Argos para establecerse en (Pind., O/., XIII, 67-69).

250
POLIIDO

Junto a estas palabras la diosa le de madurez, es totalmente negra). Des­


dejó a su lado derecho un bocado de pués, «por medio de sus dotes adivina­
oro. Al narrárselo a Poliido éste le or­ torias», logró hallar al niño; otras fuen­
denó cumplir lo ordenado en el sueño tes son más precisas: Higino y Eliano7,
cuanto antes y que quizá siguiendo a Eurípides, mencio­
nan una lechuza como instrumento de
...cuando la bestia de dura pezuña / in­ esta averiguación. De los fragmentos
molara al dios poderoso, al «Que-ciñe- conservados del Poliido de Eurípides
la-Tierra», / al punto erigiera un altar parece desprenderse que el vuelo de las
a Atenea Ecuestre (Pind., OI., XIII, 80- aves, es decir, la ornitomancia, se utili­
82). za más de una vez para resolver situa­
ciones de este tipo.
De esta forma, Belerofonte pudo Sin embargo, Minos exigió al adivi­
capturar al caballo Pegaso y con él ma­ no que resucitara a su hijo y lo encerró
tar a las Amazonas y la Quimera mos­ con el cadáver. En estas circunstancias
trando así su fuerza y, con ello, su ino­ Poliido vio cómo una serpiente se acer­
cencia ante Yóbates, rey de Licia, que caba al cuerpo de Glauco; por temor a
lo había calumniado. que el cadáver sufriese algún daño o a
Poliido aconsejó a Ifito, hijo de que el animal pudiera morderle, arro­
Eurito, que no fuera a Tírinte a recu­ jó una piedra contra la serpiente y la
perar las yeguas de su padre; le dijo mató. Pero poco después llegó otra: al
simplemente que «no era convenien­ ver muerta a la anterior, se alejó, re­
te»4. Ifito no obedeció y murió a ma­ gresando junto a ella con una hierba
nos de Heracles. La contemporaneidad que extendió a lo largo de su cuerpo;
de Heracles y Poliido se adecúa bien a tan pronto como le fue colocada la
las dataciones que se obtenían de las hierba, la serpiente revivió. Poliido
distintas genealogías: Heracles se si­ contempló aquel hecho admirado y,
tuaría hacia el 1280 a.C. y la guerra de aplicando la misma hierba al cuerpo de
Troya, en la que muere el hijo de Polii­ Glauco, lo resucitó (otras tradiciones
do, hacia 1250. sostienen que fue Asclepio quien resu­
La figura de Poliido se ajusta tam­ citó a Glauco8).
bién a la de un iatromantis, pues libró Minos recobró, pues, a su hijo pero
de la locura al rey de Misia, Teutrante, no permitió que Poliido regresara a
y se le atribuía la resurrección de Glau­ Argos hasta haber enseñado a Glauco
co, el hijo de Minos, ahogado en una el arte adivinatorio. Poliido, obligado
jarra de miel en la que desapareció. por el rey, le instruyó, pero, ya a pun­
Según Apolodoro5, el rey emprendió to de zarpar, ordenó a Glauco que le
una intensa búsqueda y consultó con escupiese en la boca: cuando éste así lo
los adivinos el modo de encontrarlo. hizo, olvidó la ciencia que acababa de
Los Curetes le informaron que en sus adquirir.
rebaños había una vaca que cambiaba
su color dos veces al día (siendo pri­ 1. XIII, 663-672. / 2. I, 43, 5. / 3. Pind.,
mero blanca, luego roja y después ne­ OI., XIII, 75; Schol. Hom. Od., X X I, 22, 67-
69. /4 . Schol. Hom. Od., X X I, 22. / 5. III, 3. /
gra6): quien mejor pudiera describir el
6. Hig., Fab., 136. / 7. Hig., F2; Elian., HA, 5,
color de esa vaca sería también capaz 2. / 8. Apolod., III, 10, 3; Hig., Fab., 49.
de devolverle vivo a su hijo. Convoca­
dos los adivinos, Poliido, hijo de [Bibl.: E. Bernet, «Polyidos»: RE, XXI,
Cérano, comparó el color de la vaca 2 (1952), cois. 1647-1657; E. Suárez de la
con la zarzamora (que empieza siendo Torre, «El adivino Poliido», en Homenaje a
blanca, luego se enrojece y, en estado Luis Gil, Madrid, 1994, pp. 243-267.]

251
POLES

POLES / Pólles (s. i d.C.?).— Natural PRAXÍDICO / Praxidikos (s. n a.C.).—


de Aegae (Cilicia) escribió sobre la adi­ Astrólogo griego de época helenística,
vinación en general (Suidas cita sus es­ divulgador de la astrología greco-
critos sobre los símbolos «viáticos») y oriental en Occidente. Criticó algunos
sobre la adivinación etrusca en parti­ tratados, atribuidos a *Zaratustra, so­
cular1. bre la influencia de los planetas en las
guerras y catástrofes, si bien de su obra
1. Suidas, s.v. «Pólles»; Lyd., Osí., 2. sólo se conservan algunos fragmentos.
Plinio1 alude a una obra astrológica
PO STU M IO / Gaius Postumius (s. i titulada Praxídica (¿quizá una simple
a.C .).— Harúspice de Sila, quizá de traducción?) que no nos ha llegado; en
origen etrusco. Sabemos por las Memo­ dicho fragmento, Accio, su autor, acon­
rias de este político y militar romano1 seja sembrar cuando la Luna está en
que cuando, hacia el año 89 a.C., éste Aries. Algunos autores han identifica­
se hallaba realizando un sacrificio en el do a este Accio con el poeta trágico
campamento romano levantado cerca Lucio Accio que vivió en Roma entre
de la ciudad de Ñola (Italia), apareció los años 170 y 90 a.C.
de repente una serpiente de debajo del
altar. El harúspice Cayo Postumio, in­ 1. NH, XVIII, 200.
terpretando favorablemente el prodi­
gio, exhortó a Sila a pasar con el ejérci­
to a la ofensiva. Sila siguió su consejo y PRISCA.— *Maximila.
ante la ciudad de Ñola expugnó el cam­
pamento de los samnitas2.
Cicerón3 vuelve a mencionar nue­ PROMENIA.— *Peléadas.
vamente el prodigio sin dar crédito a
su significado sobrenatural, ya que
atribuye el éxito de la operación mili­ PROTÁGORAS DE NICEA / Prota­
tar al talento de Sila y no a la oportuna goras (s. m a.C.).— Astrólogo griego de
predicción del harúspice. la primera mitad del siglo m a.C. Su
tratado principal llevaba el título de
1. Cic., De div., I, 72. / 2. Cic., De div., I, Synagogaí, del que quedan unos pocos
72. / 3. De div., II, 65. fragmentos; se le reconoce como una
autoridad en determinados aspectos
del horóscopo. Diógenes Laercio1 re­
PO TENSE.— "'Emilio Pótense. cuerda que Euforión hizo el elogio fú­
nebre del astrólogo. N ada tiene que
ver con el filósofo del mismo nombre.
PRAMNAS / Prámnai.— Filósofos y 1. IX, 56.
magos indios citados por Estrabón1.
Opuestos a los brahmanes (que estu­
diaban filosofía y astronom ía), los PSILOS / Psylloi.— Pueblo africano
pramnas vivían en las montañas, vesti­ que habitaba la región de Sirte (costa
dos con pieles de ciervos, y llevaban sud-occidental de Libia), conocido
sus alforjas llenas de raíces y drogas (como los * mar sos y los *ofiogenes)
con las que pretendían curar a los en­ por sus poderes sobre las serpientes.
fermos, ayudándose de encantamien­ Estas sólo atacaban a quienes no perte­
tos mágicos y amuletos. necieran a dicha tribu1. Según Plinio2
en sus cuerpos existía, de forma con­
1. XV, 1,70. natural, un veneno mortal para las ser­

252
PSI L O S

pientes que eran hipnotizadas por su los psilos succionaban el veneno. Con
olor (en otro pasaje3 insiste en que bas­ gran rigor científico, Celso11 observa
ta el olor de los psilos para poner en que no hay nada de extraordinario en el
fuga a las serpientes). El poder de los hecho de que los psilos curen las mor­
psilos sobre las serpientes pasaba sólo deduras de las serpientes succionando
a los hombres, no a las mujeres. Cuan­ el veneno de las heridas, desde el mo­
do aquéllos tenían dudas sobre la legi­ mento en que esta operación podía ser
timidad de sus hijos, solían exponer­ realizada por cualquier persona.
los, recién nacidos, a las mordeduras Como los *m arsos, los psilos some­
venenosas de un áspid ya que si eran tían a las serpientes con el simple con­
legítimos salían indemnes de ellas4. tacto de su mano12. N o obstante, los
Además de por su inmunidad, los psilos eran capaces también de preve­
psilos eran conocidos por su habilidad nir las mordeduras de serpiente en los
para curar las mordeduras de serpien­ campamentos del ejército romano pri­
tes5. Plinio6 y también Estrabón7 dicen mero mediante ensalmos y palabras
que la saliva de los psilos era un antído­ mágicas y después encendiendo un fue­
to contra el veneno de las serpientes. go en torno al perímetro del campa­
Sobre la antipatía entre los psilos y las mento en el que quemaban ciertas hier­
serpientes Plinio vuelve a insistir más bas (yezgo, gálbano, tamariz, costos,
adelante8. panacea, centaura, cervato, cañaheja,
Lucano nos ofrece una descripción alerces, abrótano) mezcladas con cuer­
detallada del tratamiento dado por un nos de ciervo13.
psilo a los soldados de Catón afecta­ Silio Itálico14 cita al psilo Athyr, al
dos por picaduras de serpientes: que califica de doctus, por ser capaz de
desarmar a la serpiente de su funesto
Pues ante todo delimita los miembros veneno y probar la legitimidad de un
con saliva, que frena el virus y reduce la niño, si ésta era dudosa, aproximán­
infección a sola la herida; entonces re­ dolo a una cerasta.
vuelve con su lengua espumeante nu­ Otro psilo, Synhalus, es citado tam­
merosísimos encantamientos en ininte­ bién por el poeta. Dice de él que sobre­
rrumpido m urm ullo: el curso de la pasaba a los demás en el arte de curar
herida no le concede resollar, o es que una herida con el jugo de las hierbas15
los hados no le permiten callarse lo más (herbarum [...] sucis) y de extraer frag­
mínimo. Y realmente, con frecuencia la mentos de hierro mediante un encanta­
ponzoña, aun ya infiltrada en los enne­ miento (cantu)16, siendo capaz, además,
grecidos meollos, huye ante los encan­ de hacer dormir a una serpiente (chely-
tamientos; mas si algún veneno se retra­ dré) con el solo contacto de su mano17;
sa excesivamente en escucharlos y, aun esta última técnica la había aprendido
evocado y conjurado, se resiste a salir, en el país de los garamantes (donde se
entonces, tendiéndosele encima, lame encontraba el santuario de Júpiter
la lívida herida succionándole el vene­ Amon). Curaba también las mordedu­
no con la boca, le restaña los miembros ras de las fieras18. En los Púnica es lla­
con los dientes y, conseguido su inten­ mado por el cartaginés Aníbal para cu­
to, escupe la muerte que ha extraído del rar a Magón, herido en la batalla de
cuerpo yerto; y los psilos son capaces de Cannas (216 a.C.).
acertar, gustando el veneno, la especie
de serpiente cuya mordedura han neu­ 1. Plin., NH, XXVIII, 30; Solin., II, 29;
tralizado (Fars., IX, 922-937). Gel., NA, XVI, 11,1; Luc., Fars., IX, 891./2.
NH, VII, 14. / 3. NH, VIII, 93. /4 . Luc., Fars.,
IX, 900 ss.; Plin., NH, VII, 14. /5 . Eiian., HA,
Plutarco9 y Plinio10 confirman que

253
PTOLOMEO SELÉUCO

1,5 7; Paus., IX, 28,1. ¡6.N H , VII, 14. / 7. XIII, uno de los astrólogos favoritos de Ves­
1,14. / 8. XXI, 78.19. Cat. mm., 56. /10. NH, pasiano5. De esta forma, pese a la acu­
XXVIII, 30. /11. V, 27,3 B ./12. Sil. Ital.,Pan.,
sación pendiente por un crimen de
VIII, 499. / 13. Luc., Fan., IX, 913 ss. / 14.
Pun., 1,411-413. /15. Pun., V, 352-353. / 16. maiestas, Ptolomeo Seléuco no sólo
V, 353-354. / 17. V, 354. / 18. V, 358. fue perdonado sino que pudo seguir
ejerciendo su arte en la corte imperial.
[Bibl.: H. Treidler, «Psylloi»: RE, XXIII, Es difícil que Ptolomeo viviese en el
2 (1959), cols. 1464-1476] momento en que Domiciano decreta
una nueva expulsión de astrólogos (89
PTOLO M EO SELÉUCO I Ptolemaios y 93 d.C.); no obstante, su sólida posi­
(s. i d.C.).— Astrólogo originario de ción pudo haberle permitido permane­
Alejandría que sirvió a las órdenes del cer en Roma.
emperador Otón. Antes de que éste lle­
gara al poder, quizá en la Lusitania, 1. Plut., Galba, 2 3 ,4 . / 2. Hist., I, 22, 3. /
3. Sat., VI, 557-559. / 4. Suet., Vite/., 14, 4. /
donde Otón vivía exiliado (69 d.C.),
5. Tac., Hist., II, 78.
Ptolomeo le había anunciado repetidas
veces que Nerón no le quitaría la vida
y que moriría antes que él así como que PTO LO M EO / Klaúdios Ptolemaios
llegaría a gobernar en Roma, lo que
(h. 100-178 d.C.).— El más famoso
acabó cumpliéndose (15 de enero-25
astrónomo y astrólogo de la Antigüe­
de abril del 69)1. dad. De su biografía sólo sabemos que,
Tácito2 señala que Ptolomeo era nacido en Pelusium (Egipto), vivió en
uno más de los muchos astrólogos que la Alejandría del siglo n d.C.
acompañaban a Popea (primera espo­
Como astrónomo escribió una obra
sa de Otón) y le acusa de ser instigador
en trece libros, Sytttaxis mathematica
del crimen de Galba, a quien los preto-
o Almagesto (nombre transmitido por
rianos asesinaron para proclamar a
la traducción medieval árabe) donde se
Otón. Se cree (H. Cramer) que Juve­
recogían sus observaciones efectuadas
nal se refiere a él en los siguientes ver­ entre marzo del 127 y febrero del 141
sos de una de sus sátiras: «El principal
y que llegaría a ser considerada como
de ellos [de los astrólogos] es el que ha la «suma astronómica» de la Antigüe­
sufrido más destierros, aquel por cuya
dad. Hiparco es una de sus fuentes
amistad, y documento de fidelidad, ha principales. Utilizando un método co­
sido asesinado un ciudadado ilustre
herente trata en ella de los movimien­
[Galba] y es temido por Otón»3.
tos del Sol y de la Luna, de los eclipses,
Cuando Otón se suicidó tras ser de­
de la teoría de los cinco planetas y de
rrotado por Vitelio (69 d.C.), Ptolomeo las estrellas fijas.
debió huir de Italia, si bien no puede Pero como astrólogo su fama no fue
descartarse que se llevase a cabo alguna
menor, dejando un célebre tratado ti­
acción legal contra él. También su des­
tulado Tetrabiblos (según Robbins) o
aparición pudo producirse cuando el
Apotelemástica (según Bóll), que utili­
nuevo emperador decretó la expulsión
zaba como fuente principal el célebre
general de los astrólogos, en el verano
compendio astrológico de *Nequepso-
de aquel mismo año4.
Petosiris. En él trataba, de manera crí­
Pero con la caída de Vitelio y el ad­
tica y racional, las diversas ramas de la
venimiento de Vespasiano (69 d.C.) se
astrología: la astrología «pura», la ge-
inicia una nueva fase de su vida. Ptolo­
netlialogía, los pronósticos sobre la
meo regresó a Roma donde, a través
duración de la vida y una clasificación
de su amistad con *Balbilo (hijo del
minuciosa de las estrellas fijas, planetas
famoso astrólogo *Trasilo), llegó a ser

254
PTOLOMEO

y signos, según su secta, su sexo, su po será delgado, de baja estatura, ca­


carácter benéfico o maléfico y número bellos lisos, ojos negros, con un exce­
de categorías. so de sequedad en su temperamento.
Ptolomeo delimita con claridad1los El Tetrabiblos de Ptolomeo excluye,
límites de esta astrología, que debe di­ por tanto, muchas doctrinas común­
ferenciarse claramente tanto de la as­ mente aceptadas por los astrólogos de
trología no científica de los caldeos y la época y que juegan un destacado
charlatanes como de la astronom ía papel en la literatura astrológica cono­
matemática. Respecto a ésta la astrolo­ cida hasta entonces (por ejemplo silen­
gía aparece a un nivel de menor digni­ cia los conceptos de katarchai, parana-
dad epistemológica, lo que justifica, al tellcmta, oktotopos, dodekatopos, etc.).
mismo tiempo, la adopción de un len­ Pero también es cierto que en su obra
guaje propio y la introducción de con­ están presentes otras doctrinas astroló­
tenidos que no son absolutamente se­ gicas que no siempre son coherentes
guros ni rigurosamente demostrables con sus ideas. Así la doctrina de los
(S. Fazzo). La astrología ptolemaica no Zodiacos3, que Ptolomeo intenta inte­
es, ni pretende ser, un cuerpo de saber grar en la teoría fundamental de la ac­
deductivamente estructurado sino que, ción física de los planetas, aunque a
en conformidad con el orden natural, veces, olvidándose de ello, se entrega a
intenta disponer la materia de lo gene­ su práctica tradicional.
ral a lo particular2. Partiendo, pues, de la base de que la
Por ello la divide en dos partes: As­ astrología no es ni una práctica supers­
trología Universal y Astrología Genet- ticiosa ni una ciencia exacta, en los ca­
liaca (o individual). N ada hay en la pítulos 1,2 y 1,3 lleva a cabo una defen­
vida de los hombres que no sea deter­ sa de ella: primero4 intenta demostrar
minable; cuando se establece el mo­ la presencia de una influencia determi­
mento del nacimiento de un hombre nante de los astros sobre el mundo;
en relación con los cuerpos celestes, después5 argumenta la posibilidad de
podemos definir con precisión absolu­ formular previsiones por medio de los
ta su sexo, la salud, el carácter, la du­ astros y finalmente (1,2,14-20) estable­
ración de la vida, las enfermedades, los ce los límites de posibilidad de tales
períodos críticos y los felices, la rique­ previsiones. Prueba de todo ello es que
za, la profesión, el matrimonio y los Ptolomeo concluye como «necesario»
hijos, las amistades, los viajes y, desde (anankaion) que los seres vivos sufren
luego, la muerte. la acción de los astros y como «consi­
En la Astrología Genetlíaca la ope­ guiente» (akolouthon) que la forma con
ración más importante era la deter­ la que nacen está determinada por las
minación del horóscopo. Determinar configuraciones celestes.
inequívocamente el punto de intersec­
ción del Zodiaco con el horizonte También con pocos argumentos puede
oriental de un tema natal era posible, aparecer evidente a todos que la natu­
según Ptolomeo, mediante el uso de raleza etérea difunde y ejerce un cierto
ciertas tablas. Así, si cuando nace una poder sobre lo que está en la tierra so­
persona Saturno se halla en el hori­ metido al devenir, porque los primeros
zonte oriental, aquélla será de cuerpo elementos, el fuego, el aire, son circun­
robusto, cabellos negros y rizados, es­ dados y modificados por cambios que
tatura normal y tendrá un exceso de se producen en el éter y circundan y
frío y humedad en su temperamento. hacen volver consigo todo el resto: la
Si, por el contrario, Saturno se halla tierra, el agua y todos los animales y
sobre el horizonte occidental, su cuer­ las plantas que allí habitan.

255
PTOLOMEO

El Sol, junto a la atmósfera, regula la en su Tetrabiblos, de distinguir dos in­


disposición de todo aquello que está so­ terpretaciones diferentes de la función
bre la tierra, en todo sentido: no sólo de los astros en la astrología: como
regula, con el ciclo estacional, la repro­ causa de los acontecimientos o como
ducción de los animales, el crecimiento simples signos6. S. Fazzo considera que
de los frutos, las crecidas de los ríos, la esta cuestión explica la tendencia de
transformación de los seres vivos; sino muchos estudiosos modernos (Gundel,
que influye también en el curso del día Long) a separar, en el conjunto de las
recalentando, deshumedeciendo, desen­ doctrinas astrológicas, una form ula­
friando en sucesión ordenada, según las ción fuerte de otra más moderada. Sin
configuraciones que se producen en nues­ embargo, el propio Ptolomeo deja la
tro cénit. La Luna, siendo el astro más cuestión abierta, pues señala que ésta
próximo a la tierra, ejerce sobre ella una se resolverá definitivamente sólo cuan­
grandísima influencia, ya que la mayor do se establezca la naturaleza propia y
parte de los seres, animados o inanima­ sustancial (el hypokeimenori) de los
dos, son simpatéticos con sus cambios de astros, lo que él admite no saber7. De
fase: los ríos aumentan o disminuyen, los igual forma, tampoco se atreve a dicta­
mares cambian su ímpetu al surgir o es­ minar sobre la relación entre la repeti­
conderse, plantas y animales, parcial o ción de los ciclos astrales y la de los
totalmente, crecen junto a ella y decre­ acontecimientos humanos.
cen juntos. También el paso de las estre­ Pero en otro pasaje sale sorprenden­
llas da muchísimas indicaciones de calor, temente en defensa del astrólogo, a
de ventosidad, de nieve, en la atmósfera cuya impericia con tanta frecuencia se
y de todo ello dependen también las con­ atribuían los errores en el ejercicio de
diciones de la tierra. su disciplina:
De igual forma, también las configu­
raciones recíprocas de los astros, con­ Está claro que si uno se aplica a este arte
vergiendo y mezclándose los influjos, con el más sincero espíritu de búsqueda,
producen muchísimos y variados cam­ también le puede suceder que se equivo­
bios; al determinar en general la cuali­ que, no a causa de los motivos mencio­
dad, prevalece el poder del Sol y después nados [impericia, deshonestidad], sino
otros astros cooperan o se oponen: la por debilidad del arte respecto a la gran­
Luna constantemente y con toda evi­ deza de los fines que se propone (I, 2).
dencia, los demás en modo menos os­
tensible y periódicamente, sobre todo La figura de astrólogo es rehabilita­
cuando se elevan, se esconden o se da por Ptolomeo (S. Fazzo) poniendo el
aproximan. acento sobre la «debilidad» de la astro­
Considerado todo esto, no sólo es logía. Esta es débil no sólo en cuanto
necesario que los seres ya existentes «ciencia física» que es sino también por
sean sometidos a la influencia de los las numerosas concausas (synaitía) que
movimientos astrales, sino que deberá escapan a la investigación del astr ológo:
parecer consiguiente a cada uno que
también las semillas, en su formación, Por lo que concierne a l pronóstico indi­
desarrollo y crecimiento se modelen y vidual, es necesario considerar numero­
tomen forma de las características cua­ sas concausas de no poco peso y desde
litativas del universo circundante en luego poco casuales que actúan sobre
aquel momento (I, 2-6). las características del ser que se forma.
En primer lugar está la variedad del se­
Este texto nos conduce al proble­ men que determina los caracteres de la
ma, también abordado por Ptolomeo especie [...] Además, los lugares de naci­

25 6
PTOLOMEO

miento producen notables diferencias alejandrino, perteneciera más al ámbi­


entre los seres que se constituyen: los to de la prognosis que al de la mantiké;
nascituri se resienten mucho de la diver­ se diferencia, pues, claram ente, de
sidad de las regiones, sea en el cuerpo o otras formas de adivinación y se aproxi­
en el alma. Además de estos factores, la ma —por el contrario— a disciplinas
nutrición y las costumbres concurren en con una base cognitiva de tipo científi­
cierta medida en la conducta de vida del co y caracterizadas por las diversas for­
individuo (I, 2, 18-19). mas de pronóstico, tales como la astro­
nomía, la meteorología o la medicina.
Respecto al problema del destino8, La figura del astrólogo profesional se
Ptolomeo sostiene que no todos los parece más en la obra de Ptolomeo a la
acontecimientos que el astrólogo pre­ del médico que a la del adivino o el
dice son ineluctables sino que deberá m ago12, aunque, eso sí, consciente de
ser el propio astrólogo quien diga cuá­ sus límites y los de su téchne.
les lo son y cuáles pueden ser evitados Además de estas dos obras capita­
o mitigados mediante ciertos reme­ les, Ptolomeo fue autor de otros mu­
dios. En el caso de que tales remedios chos trabajos como una Geografía y el
no sean aplicados los acontecimientos Carpos o Centiloquium (epítome en
seguirán su curso, pero no porque sean cien aforismos del Tetrabiblos).
necesarios o inevitables, sino a causa Influyó sobre muchos astrónomos y
de la ignorancia de los hombres. Tales astrólogos, como “ F ir mico Materno,
remedios, en todo caso, no se oponen *Hefestion, * Paulo de Alejandría. Re­
al destino, sino que actúan también torio le venera hasta el punto de llamar­
ellos mismos conforme a él9. le «divino Ptolomeo».
Ptolom eo subraya tam bién que
cuando los acontecimientos previstos 1. Tetr., 1,1. / 2 . 1,21. / 3 . 1, 9; 1,10. / 4 . 1,
sean ineluctables el pronóstico tampo­ 2,1 -1 ,2 ,6. / 5 . 1,2, 7-1,2 ,1 1 ./ 6 .1 ,2-VII, 12.
/ 7 . 1, 2 ,1 0 . / 8 . 1, 3-VI, 8 / 9 . 1, 3,12. / 1 0 .1,
co será inútil; los verdaderos beneficios
3, 3-5. / 11. SHA, AS, 4 4 ,4 . / 1 2 .1, 2,20.
del pronóstico astrológico son otros
mucho más importantes: «armonizar y [Bibl.: Ediciones del Tetrabiblos: F. Boll-
habituar el alma a pensar el futuro A. Boer (eds.), Apotelemastica, Lipsiae,
como si estuviese presente y disponerla 1957; S. Feraboli (ed.), Claudio Tolomeo,
a acoger los acontecimientos con sere­ Le previsioni astrologiche (Tetrabiblos), M i­
na imperturbabilidad»10. lano, 1985. Estudios: Boíl, Studien über
De esta forma el Tetrabiblos, rom­ Claudius Ptolemaeus. Ein Beitrag zur
piendo la vieja conexión entre astrolo- Geschichte dergriechischen Pbilosophie und
gía y fatalismo astral, hace a aquélla Astrologie, Leipzig, 1894; Lammert, «Ptole-
maios»: RE, XXIII, 2 (1959), cois. 1854-
compatible con el concepto de libertad.
1858; W. J. Tucker, Ptolemaic astrology, a
Al dotar Ptolomeo a la astrología del complete commentary on the Tetrabiblos of
mismo rigor científico que la astrono­ Cl. Ptolemy, Kent, 1961; Id., L ’Astrologie
mía, aquélla experimentó un extraordi­ de Ptolémée, Paris, 1981; S. Fazzo,
nario auge dentro de los ámbitos oficia­ «Alessandro d’Afrodisia e Tolomeo: aristo-
les e institucionales rom anos; así se telismo e astrologia fra il II e il »1 secolo
explica que, pocos decenios después, d.C.»: RSF, 4 (1988), pp. 627-649; Id., «Un
bajo la figura de Alejandro Severo (222- arte inconfutabile. La difesa dell’astrologia
235 d.C.), profesores de astrología fue­ nella Tetrabiblos di Tolom eo»: Rivista di
storia della filosofía, 2 (1991), pp. 213-244;
ran llamados por primera vez a enseñar
G. Aujac, Claude Ptolémée, astronome,
en Rom a con cargo al E sta d o ". N o astrologue, géographe. Connaissance et
sorprende, pues, que la astrología, tal représentation du monde habité, Paris,
como fue concebida por el astrónomo 1993.]

257
Q

Q U E R E M Ó N / Chairémon (s. i i al x i i . Sabemos por ellos que escribió

d.C.).— Ignoramos las fechas exactas tres tratados: Hieroglyphica, Aegyp-


del nacimiento y muerte de este céle­ tiaká y Perí kometon. Es probable que
bre adivino, uno de los más importan­ también publicara otro tratado sobre
tes de la Antigüedad, que vivió a me­ gramática cuyo título desconocemos.
diados del siglo i d.C. La Suda' nos Queremón fue un filósofo estoico
dice que fue maestro del joven Nerón, (como se desprende de algunos frag­
probablemente antes de que Séneca mentos conservados5), pero también
asumiera esta función en el año 49 d.C. un hierogrammateis («escriba sagra­
Con anterioridad, según sabemos do») perteneciente, por tanto, a la je­
por esta misma fuente2, fue director de rarquía sacerdotal egipcia. Entre las
una escuela de gramática en Alejandría obligaciones de los hierogrammateis
y quizá trabajó en el Museum de esta figuran: la localización de animales sa­
misma ciudad. Es también probable grados, el examen de candidatos para
que Queremón formase parte de una el sacerdocio egipcio, la interpretación
embajada alejandrina desplazada a la de sueños, la adivinación del futuro y
corte del emperador Claudio en el año la conservación de los escritos sagra­
40 d.C. con algún tipo de petición. dos egipcios. Este último cometido ex­
La mayor parte de su producción plica que Queremón escribiese un tra­
literaria debemos situarla entre los años tado sobre jeroglíficos que tuvo gran
30 y 65 d.C. Queremón debió de morir influencia aún en la Antigüedad tardía.
poco antes del 96, fecha en que Marcial El fragmento más interesante de su
le cita en uno de sus epigramas3 enton­ obra6, preservado gracias al filósofo
ces recién publicado (Schwyzer). neoplatónico Porfirio, es un retrato
Hay que descartar la posibilidad de idealizado de la vida de los sacerdotes
que nuestro Queremón sea aquel al egipcios, descritos como filósofos as­
que Estrabón4 cita acom pañando a cetas que viven en los templos someti­
Elio Galo durante su viaje por el Nilo dos a purificaciones y a todo tipo de
(23 a.C.). privaciones y entregados a la contem­
De Queremón no se conserva nin­ plación del mundo divino y al estudio
guna obra y nuestra fuente de infor­ de todas las ciencias (particularmente
mación se limita a autores de los siglos de la astrología).

259
QUINTILA

Como otros egipcios helenizados, zación de las mujeres que formaban


Queremón fue anti-semita: el fragmen­ parte de ella.
to 1 conserva su particular versión del Algunos autores atribuyen a
Exodo. Probablemente a la tensión en­ Quintila (y no a Priscila) la visión
tre griegos y judíos en la ciudad de Ale­ onírica de Cristo en forma de mujer
jandría obedece su presencia en la cita­ con un hábito resplandeciente, que ca­
da embajada del año 40 d.C. minaba a su encuentro. De él recibió la
Las ideas de Queremón constitu­ sabiduría así como revelaciones sobre
yen, pues, una mezcla de religión egip­ el carácter sagrado de la ciudad de
cia, conceptos filosóficos estoicos y ri­ Pepuza (Frigia), donde bajaría la Jeru-
tos mágicos y astrológicos. salén celeste. Por esta razón no tarda­
ron en dirigirse hacia dicha localidad
1. s.v. «Alex. Aigaios». / 2. s.v. «Dyon. multitud de hombres y mujeres, con el
Alex.»/ 3. XI, 56. /4 . XVII, 806. / 5. Frs. 5, 6, propósito de poder ver a Cristo2.
9 y 1 2 ./6 . Fr. 10.
Los quintilianos no ocultaron sus
preferencias por Eva, ya que fue la pri­
[Bibl.: Fragmentos y biografía: P. W.
van der Horst, Chaeremon, Egyptian Priest
mera en comer del árbol de la sabidu­
and Stoic Philosopher, Leiden, 1987; P. W. ría. Asimismo defendían la legitimidad
van der Horst, «The way of Life of Egyptian del profetismo femenino, evocando los
Priests according to Chaeremon», en M. ejemplos de la hermana de Moisés y
Heerma van Voss (ed.), Studies in Egyptian de las hijas de Felipe (lo que ha sido
Religión Dedicated to J. Zandee, Leiden, considerado por algunos como la pri­
1982, pp. 61-71.] mera «lectura feminista» de la Biblia).
Durante sus asambleas siete vírge­
nes con antorchas y vestidas de blanco
QUINTILA / Quintilla (s. n d.C.).— entraban para dar los oráculos al pue­
Profetisa montañista quizá contempo­ blo. Con el hábito especial, sus lágri­
ránea de *Priscila. Según Epifanio1 se mas y lamentos, conmovían a los pre­
separó del movimiento montañista ori­ sentes hasta hacerles llorar y les
ginario para fundar su propio grupo de inducían al arrepentimiento.
seguidores (quintilianos o pepucianos)
caracterizado por una cierta radicali- 1.Pan., 4 9 ,1 -3 .12. Epif.,Pa«., 49,1,2-4.

260
s

SAL VIO / Salvius (s. 11 a.C.).— Escla­ Una noche, cuando descansaba jun­
vo sirio con dotes adivinatorias que to al Arca, oyó una voz que le llamaba.
protagonizó en Sicilia la llamada «se­ Era la voz de Yahveh, que le anunciaba
gunda revuelta servil» (104-100 a.C.). su propósito de castigar a Eli a causa
Como T u n o , recurrió a técnicas adi­ de la mala conducta de sus hijos hacia
vinatorias (en concreto a técnicas ha- él. El anuncio fue comunicado por
ruspicinales, conocidas por los sirios y Samuel a Eli. Desde entonces, Samuel
por los cananeos') para consolidar su recibió revelaciones divinas con mucha
carisma como cabeza del movimiento frecuencia y su fama como verdadero
servil. profeta de Yahveh comenzó a exten­
derse por todo Israel2.
1. Diod., XXXVI, 4, 4; 5,1-2. La primera de las predicciones no
tardó en cumplirse. En la batalla de
Afee, los israelitas fueron claramente
SAM UEL / Shamuel (s. xi a.C.).— Úl­ derrotados por los filisteos; el Arca fue
timo de los «jueces» hebreos y profeta capturada y los hijos del sacerdote Eli
(«vidente»), desempeñó un papel deci­ cayeron entre las víctimas. Al serle
sivo en el establecimiento de la monar­ anunciado los acontecim ientos, Eli
quía en Israel, revelando las exigencias murió3.
de Yahveh en relación con su pueblo, Se inició entonces un largo período
su política y sus jefes. de dominación de Israel bajo el yugo
Era hijo de Elcaná (de Ramá, en el de los filisteos. Samuel hizo ver a su
país de Suf) y de Ana; ésta fue estéril pueblo que lo sucedido era consecuen­
durante mucho tiempo hasta que las cia de haberse apartado de Yahveh y
oraciones de los esposos fueron escu­ adorar a los ídolos:
chadas. Como agradecimiento por el
nacimiento de Samuel («Nombre de Si os convertís a Yahveh con todo vues­
Dios»), el niño fue llevado al santuario tro corazón, apartad de en medio de
de Siló, donde era custodiada el Arca de vosotros los dioses extranjeros y las
la Alianza, para ser consagrado al servi­ Astartés y disponed vuestro corazón
cio de Yahveh1. Allí fue instruido en la hacia Yahveh y servidle a El solo; y El
Ley, ejerciendo como ayudante del sa­ os librará del poder de los filisteos
cerdote Eli. (1 S 7, 3).

261
SAMUEL

Siguiendo el consejo de Samuel, los había tenido una nueva revelación de


israelitas arrojaron a los ídolos y sirvie­ Yahveh anunciándole la llegada de
ron a Yahveh como dios único siendo Saúl, al que debía ungir como jefe de
convocados en Mispah, donde realiza­ Israel. Cuando finalmente tuvo lugar
ron un ayuno para expiar sus pecados. el encuentro, el profeta reconoció in­
Por su parte, Samuel ofreció en holo­ mediatamente a Saúl, diciéndole:
causto un cordero lechal en honor de
su Dios para que los salvara de los filis­ Yo soy el vidente. Sube delante de m í a
teos. Cuando el ejército filisteo se pre­ la altura y comeréis conmigo hoy y
sentó, los israelitas salieron de Mispah mañana temprano te dejaré partir y te
y los derrotaron, expulsándolos del te­ manifestaré todo cuanto encierra tu
rritorio. Para conmemorar la victoria, corazón. En cuanto a las asnas que per­
Samuel levantó una piedra en un lugar dieron hace tres días, no te inquietes
al que llamó Eben-ha-’Ezer, «la piedra por ellas, pues han sido halladas. Ade­
de la ayuda»4. Samuel fue elegido juez más ¿para quién es todo lo más precia­
de Israel: todos los años visitaba las ciu­ do de Israelf éNo es para ti y para toda
dades de Bet-El, Gilgal y Mispah; des­ la casa de tu padre? (1 S 9, 19-20).
pués regresaba a su casa en Ramá, don­
de juzgaba a los israelitas y donde había Según una segunda versión, fueron
ordenado edificar un altar en honor de las suertes sagradas las que designaron
Yahveh. a Saúl. Samuel convocó a todas las tri­
Dos hechos parecen decisivos para bus de Israel en Mispah, y la tirada a
explicar que los ancianos pidieran a suerte cayó en la tribu de Benjamín.
Samuel que instituyera sobre ellos, por Después mandó acercarse a la tribu de
primera vez, una monarquía. Por una Benjamín por familias y tocó la suerte
parte, los hijos del profeta, jueces tam­ a la familia de Matrí y mandó acercar­
bién, no eran íntegros y la continuidad se a la familia de Matrí por individuos
no parecía garantizada; por otra, la y recayó la suerte en Saúl5. Este intenta
amenaza de los filisteos sobre Israel era esconderse pero le encuentran; Samuel
continua. Inicialmente Samuel intentó dijo entonces dirigiéndose al pueblo:
resistir a la petición recordando que
sólo Yahveh gobernaba sobre Israel; éHabéis visto a l que ha escogido Yah­
pero decidió transmitir las palabras de veh f En verdad, no hay uno como él en
su pueblo «a los oídos de Yahveh», todo el pueblo (1 S 10, 24).
quien le respondió:
En los años siguientes Saúl derrotó a
Escucha su voz [la del pueblo] y nóm­ los amonitas, consolidando así su auto­
brales un rey (1 S 8, 22). ridad como rey; fue proclamado ofi­
cialmente como tal en Gilgal, delante
Sobre la elección de Saúl como rey de Yahveh y en presencia de Samuel6.
de Israel existen dos versiones. Según Poco después éste, «viejo y encane­
la primera, Saúl buscaba las burras de cido», declinaba la judicatura, pronun­
su padre; su criado le indicó que en ciado un discurso de cierto tono anti­
Ramah vivía un hombre de Dios, muy monárquico. Recordó a su pueblo la
estimado, que «todo cuanto predice justicia, a lo largo de su vida, de sus
sucede puntualmente». Ambos decidie­ sentencias y decisiones e insistió en que
ron entonces buscar al «vidente» para aunque ahora existía un rey, sólo Yah­
que, a cambio de medio siclo de plata, veh era su señor. Les recomendó por
les informase del lugar donde se en­ último que sirvieran a su Dios y escu­
contraban los animales. Pero Samuel charan siempre su voz, pues de lo con­

262
SAMUEL

trario la mano de Yahveh pesaría so­ que él, lanzándose al botín, se había
bre ellos7. Para probar la veracidad de apartado8; al rechazar la palabra de
sus palabras les dijo: Yahveh —le anunció— Él también le
rechazaría de la dignidad real. A pun­
éNo es hoy la siega de los trigos ? Voy a to ya de marcharse el profeta abando­
invocar a Yahveh, y enviará truenos y nando a Saúl, éste le cogió por el ex­
lluvia, para que comprendáis y veáis tremo del manto y se lo rasgó. Samuel
cuán grande es el delito que habéis co­ se dirigió de nuevo hacia el rey anun­
metido a los ojos de Yahveh al pedir ciándole la próxima llegada de su su­
para vosotros un rey (1 S 12, 17). cesor, David:

Tras invocar a Yahveh, éste envió Yahveh ha arrancado hoy de sobre ti la


truenos y lluvias, lo que inspiró gran realeza de Israel y la ha entregado a
temor del pueblo hacia su Dios. Sin prójimo tuyo mejor que tú. Sin embar­
embargo entre el monarca y el profeta go, el que es la Gloria de Israel, ni mien­
no tardaron en surgir varios conflictos. te ni se arrepiente, pues no es un hombre
Declarada la guerra a los filisteos, Saúl para arrepentirse (1 S 15, 28-29).
había recibido de Samuel la orden de
esperar siete días antes de ofrecer el Finalmente, para cumplir la justicia,
sacrificio que debía inaugurar el com­ el propio Samuel dio muerte a Agag, el
bate; pero el rey, inquieto ante las de­ rey de Amalee, «descuartizándolo» con
serciones de su ejército, decide realizar sus propias manos9. Fue la última vez
personalmente la ofrenda. Samuel le que ambos, rey y profeta, estuvieron
recrimina su desobediencia a las ins­ juntos. Samuel se retirará a Ramá, don­
trucciones recibidas de parte de Yahveh de llorará por el héroe al que había
y le anuncia que la realeza no permane­ hecho rey, hasta que Yahveh le ordena
cerá en su estirpe: mirar hacia el futuro y ungir a un nue­
vo rey en la persona de David10.
H as obrado neciamente. ¡Si hubieras El Libro de Samuel vuelve a citar a
observado la orden que Yahveh, tu Dios, Samuel en el momento en que David,
te había dado! En verdad, ahora Yahveh huyendo de Saúl, todavía rey, se refu­
habría afirmado para siempre tu realeza gia en Ramá junto al profeta". Samuel
sobre Israel. Pero ahora tu realeza no se vive entre «nabíes» o «hijos de profe­
consolidará: Yahveh se ha buscado un tas» inspirados; se trata de profetas que
hombre conforme a su corazón y le ha viven en pequeñas comunidades y se
constituido jefe sobre su pueblo, porque entregan a éxtasis colectivos con la
no has observado lo que Yahveh te había ayuda de la música y una violenta ges­
ordenado (1 S 13, 13-14). ticulación. Con estas prácticas proféti-
cas, quizá de origen cananeo, tratan sin
Aún Saúl cometerá una segunda fal­ embargo de luchar en favor de la reli­
ta religiosa. Samuel había ordenado gión nacional. La figura de Samuel, al
que se practicara el anatema contra el frente de estos grupos, como más tar­
enemigo condenado por Yahveh: de la de *G ad, «el vidente de David» o
hombres, animales y la totalidad del la de *Natán, anuncia ya el profetismo
botín debían ser destruidos. Pero Saúl clásico que comenzará con * Elias.
excluyó al rey de Amalee, Agag, y lo Al morir Samuel, fue enterrado, en­
mantuvo cautivo; sus hombres, ade­ tre lamentaciones, en la ciudad de
más, se guardaron lo mejor del botín. Ramá, si bien posteriormente surgie­
El profeta recordó a su rey que Yah­ ron versiones diferentes sobre la loca­
veh le había marcado un camino del lización de su tumba.

263
SÁTIRO

N o obstante, aun muerto, sus po­ SÁTIRO / Sátyros (s. iv a.C.).— Hijo
deres siguieron siendo invocados. Saúl, de Lisianax, pertenecía a la familia de
acorralado por sus enemigos políticos los *Yámidas de Elis, lo que hace su­
y por los filisteos, se hallaba atemori­ poner que fue un mantis, si bien de su
zado, sin saber cómo actuar. Yahveh actividad como tal nada sabemos. Por
no contestaba a sus ruegos «ni por los el contrario, tenemos noticias de que
sueños, ni por los ‘Urim, ni por los fue un destacado deportista, lo que
profetas»'2. Pese a haber desterrado de entonces no era incompatible con la
Israel a los nigromantes y adivinos para profesión de adivino. Pausanias1 dice
ajustarse a la Ley, contraviniendo sus que triunfó cinco veces en las pruebas
propias normas, decidió consultar per­ de pugilato en Nemea, dos en Pitó y
sonalmente a una nigromante clandes­ dos en Olimpia. En honor suyo fue le­
tina, una «pitonisa» que vivía en En- vantada una estatua2, obra de Silanión
Dor, a la que pidió que evocase la de Atenas (hacia el 328 a.C.)
sombra de Samuel, quien no tardó en
subir de la tierra cubierto con un man­ 1. VI, 4 ,5 . / 2. Plin., NH, XXXIV, 51.
to. Al exponerle Saúl su situación, el
profeta le respondió:
SELOS / Selloi.— Profetas del oráculo
¿Y por qué me consultas a mí, puesto de Zeus en Dodona (Epiro), cuyas res­
que Yahveh se ha apartado de ti y se ha puestas obtenían, entre otros medios,
hecho tu adversariof Ha obrado Yah­ interpretando el sonido de las hojas de
veh respecto de ti conforme predijo por un roble sagrado al ser sacudidas por el
mi medio; y ha arrancado el reino de viento. Com o intérpretes del dios en
tu mano y lo ha dado a David, tu com­ este santuario están documentados ya
pañero. Como no escuchaste la voz de en la Ilíad a', donde son designados
Yahveh y no pusiste en ejecución el ar­ como hypophetai («profetas» o «intér­
dor de su ira contra Amaleq, por eso ha pretes» de Zeus). En el momento de
obrado hoy contigo Yahveh de esa ma­ separarse de su amigo Patroclo, Aquiles
nera. Y Yahveh pondrá también a Is­ invoca la protección de Zeus de Dodo­
rael contigo en poder de los filisteos, y na recordando que es allí donde moran
mañana estaréis tú y tus hijos conmi­ los selos «que no se lavan los pies y
go. También a l ejército israelita entre­ duermen en el suelo».
gará Yahveh en manos de los filisteos Un texto de Hesíodo2 trata de de­
(1 S 28,16-19). mostrar que, antes de pasar a ser una
casta sacerdotal, los selos constituían
Según el Libro de las Crónicas, la un pueblo. Estos tendrían como ante­
muerte trágica de Saúl y los suyos fue pasado epónimo al leñador Helos (los
consecuencia no sólo de sus pecados selloi eran también llamados Helloi),
sino de haber evocado a los muertos13. que abandonó su hacha cuando, dispo­
La batalla de Gelboé, protagonizada niéndose a cortar una encina, fue ad­
por los temibles carros filisteos, hizo vertido por una paloma que se había
cumplir todas las predicciones formu­ posado en sus ramas del gesto de impie­
ladas por la sombra de Samuel. dad que iba a cometer3. Para algunos
autores (A. Lesky), Helo sería la divini­
1.1 S 1,1-2 y 9-20. / 2 .1 S 3,1 9 . / 3.1 S dad prehistórica del hacha doble.
4 ,1 -1 8 ./4 .1 S 7, 7-12./5.1 S 10,17-22./6. La costumbre de no lavarse los pies
1 S 1 1 ./7 . 1 S 1 2 ./8 .1 S 15, 18-19./9. 1 S no está atestiguada en el ritual griego y
15,31-33. / 10.1 S 15, 9-35. / 11.1 S 19,18- se ha pensado en una influencia venida
20. / 12. 1 S 28, 6. / 13. 1 Cro 10, 13-14.
del exterior, posiblemente de origen

264
SEPTIMA

semita (M. Delcor). De hecho, para SEMAYA EL NAJLAM ITA / Semaya


Estrabón4 los selos eran bárbaros. (s. vi a.C.).— Falso profeta hebreo en
Un autor tardío, Filóstrato, describe el exilio de Babilonia (dos primeros
un conjunto artístico levantado en tercios del siglo vi a.C.), al que ataca
Dodona en el que se representaba a los "Jeremías (profeta verdadero) con un
profetas de Zeus; de éstos afirma que oráculo de Yahveh:
son gentes que viven al día y que no se
procuran medios de subsistencia y as­ Así habla Yahveh respecto a Semaya el
piran a ganarse el favor de Zeus sobre­ najlamita. Por cuanto Semaya os ha
viviendo únicamente con lo que está a profetizado sin que Yo le haya enviado
su alcance. De los sacerdotes represen­ y os ha hecho confiar en la mentira, por
tados, uno estaba encargado de las guir­ eso así afirma Yahveh: He aquí que cas­
naldas, otro de las preces, un tercero de tigaré a Semaya, el najlamita, y a su
los pasteles para el sacrificio, otro de los descendencia; no poeseerá hombre al­
granos de cebada y de los cestos; final­ guno que habite en medio de este pue­
mente otros dos se ocupaban de los blo ni verá el bien que a mi pueblo voy
sacrificios mientras impedían que se a hacer porque ha predicado la insu­
despellejase a la víctima5. rrección de Yahveh (Jr 29, 31-32).
A mediados del siglo v a.C. Heró-
doto6, que visitó Dodona, no mencio­ Jeremías dirigió también oráculos
na a los selos y sí la existencia de tres contra otros «falsos profetas» en el exi­
promanteis («profetisas»), llam adas lio como *Ajab y *Sedecías.
*peléadas (Peliai). Más tarde, Estra­
bón7 aludirá a esta sustitución del sa­
cerdocio masculino por el femenino en SEPTIM A / Séptima (s. ii d. C .).—
el santuario de Dodona. Hechicera africana autora de un encan­
tamiento mágico (devotio) para atraer
1. XVI, 233-235. Cf. Schol. 11, XVI, 234. a un hombre llamado Sextilio. El texto,
/ 2. apud Schol. Sofocl. Trach., 1169; Strab., una tablilla1 proveniente de Hadru-
VII, 7,10./ 3. Filostr., lmag., II, 33. / 4. Strab., mentum (Sussa), se halla redactado en
VII, 7, 10. / 5. Filostr., lmag., II, 33. / 6. latín pero utilizando caracteres griegos:
Herod., II, 55 ss. / 7. Strab., IX, 2 ,4 .
Yo te invoco [...] por el gran dios y por
[Bibl.: A. Lesky, «Hellos-Hellotis»: WS, los Antérós y por aquél que tiene un
46 (1927-1928), pp. 48-68; M. Delcor, gavilán sobre la cabeza, y por las Siete
«The Selloi of the Oracle of Dodona and
Estrellas, a fin de que, a partir del mo­
the Oracular Priests of Semitic Religions»,
en Religion d ’Isräel et Proche Orient ancien, mento en que haya depositado este en­
Leiden, 1976, pp. 116-123.] canto, Sextilio, hijo de Dionysia, no
duerma, que arda y delire, que no duer­
ma ni hable, sino que piense en mi,
Séptima, hija de Amoena; que arda y
SEMAYA / Semaya (s. x a.C.).— Pro­
delire de am or y deseo por mí, que el
feta hebreo colaborador del rey
alma y el corazón de Sextilio, hijo de
Roboán de Judá (935-914 a.C.), al que
Dionysia, ardan de amor y de deseo por
se le atribuyen unas Actas que llevan
mí, Séptima, hija de Amoena. Y tú, Abar
su nombre1.
Barbarie Eloe Sbaoth Pachnufis Pytime-
ni, haz que Sextilio, hijo de Dionysia, no
1.1 R 1 2 ,2 2 - 2 4 ;2 C r o ll,2 ;2 C r o l2 ,5 . pueda conciliar el sueño, sino que arda
de amor y de deseo por mí; que su espí­
ritu y su corazón se consuman así como

265
SERAPION

todos los miembros de todo su cuerpo, muerte, así como que sería sucedido en
a él, Sextilio, hijo de Diortysia. De lo el trono por el prefecto del pretorio
contrario, yo descenderé a l santuario Macrino, el cual tampoco viviría mu­
inviolable de Osiris, romperé su ataúd cho tiempo. Según el historiador Dion
y lo arrojaré para que sea arrastrado por C assio1 esta predicción le costó ser
el río. Pues yo soy el gran Decán del gran arrojado a los leones pero, una vez en
dios Achrammachalala. la arena, con el simple contacto de su
mano logró que los animales no le ata­
La imprecación iba dirigida a un casen. Serapion pudo escapar a la eje­
difunto cuyo nombre, aunque figuraba cución invocando a «ciertos espíritus»,
al principio, no se ha conservado. Se­ pero el aplazamiento de la pena capi­
gún algunos autores (Bréal, Bernand) tal solo duró un día más.
Sextilio debía de ser un liberto y Sépti­
ma una esclava. La operación mágica, 1. LXXVIII, 4,4-5.
como sucede en otros casos, trata, pues,
de salvar las barreras sociales.
Los dioses invocados pertenecen a SIBILA I Síbylia.— Nombre que recibe
varios panteones. El «gran dios» nom­ la sacerdotisa encargada de enunciar los
brado en primer lugar es, quizá, Osi- oráculos de Apolo, invadida por el dios
ris. Al final del texto la hechicera (al estilo de la * pitia o de *Casandra),
Séptima se dirige a él amenazando con pero sin estar ligada a ningún santuario.
descender en la cámara donde reposa El término aparece por primera vez
su momia (Osiris, dios de los muertos hacia el año 500 a.C. en la obra de He-
era custodiado por otros dioses para ráclito de Efeso1, designando a una
impedir que su cuerpo fuera nueva­ sola profetisa. Ésta parece ser la única
mente despedazado por su enemigo conocida hasta el comienzo de la épo­
Tifón); al final del texto la maga se ca helenística; así, Eurípides cita una
presenta precisamente como uno de sola, a la que llama Libissa en el prólo­
los Decán que montan guardia en tor­ go de su tragedia, perdida, no sabemos
no al sarcófago de Osiris, mostrando si titulada Lamia o Busiris2. Heródoto
así a los dioses su enorme poder. no la menciona, lo cual parece deberse
Séptima cita también a dioses grie­ (Hildebrant) a que la profetisa habría
gos como Antérôs y utiliza algunos de permanecido confinada durante siglo
los epítetos judíos de Yahveh. y medio en centros de poco renombre,
considerada en general como un pro­
1. A. Audollent, Defixionum Tabellae, ducto importado de algún culto ex­
París, 1904, núm. 270. tranjero. Aristófanes3 considera ridicu­
la y absurda la creencia de esta sibila.
[Bibl. : M. Bréal y G. Masperó, «Tabella Platón4, que también se refiere a una
devotiones de la nécropole romaine d ’Ha- sola, habla de ella con respeto, como
drumète (Suesse)»: Bibliothèque égyptolo- profetisa inspirada que adivina el por­
gique, 2 (1893), pp. 297-303; A. Audollent, venir, y análoga a la pitia de Delfos.
Defixionum tabellae, Paris, 1904, núm. Aristóteles5 asocia las sibilas a los adi­
270; A. Bernand, Sorciers grecs, Paris, 1991, vinos que llevan el nombre de *Bacis.
pp. 299-301.] Uno de sus discípulos afirma que la
primera sibila es contemporánea de
Solón (594 a.C.) y Ciro6.
SERAPION / Serapion (s. m d.C.).— Es, pues, en el siglo iv a.C., cuando
Astrólogo egipcio que en el 217 d.C. se consolida la creencia en una plurali­
predijo al em perador Caracalla su dad de sibilas7, lo que también sucede

2 66
SIBILA

con el adivino *Bacis. Su número irá suelen ser citadas como madres y Apolo
en continuo aumento hasta que como padre, amante o hermano. De
Varrón8, en el s. i a.C., establece una igual forma se hace frecuente alusión a
lista de diez sibilas con arreglo no a un los viajes de las sibilas: la eritrea se ha­
criterio cronológico, ni onomástico, bría desplazado a Cumas17, la frigia se
sino conforme al lugar donde ejercían habría desplazado a Delfos18, la marpe­
su actividad profètica: 1) la sibila per­ sia habría visitado Sam os, Claros,
sa; 2) la sibila libia; 3) la sibila dèlfica; Délos y Delfos1’, etc. Según se ha ob­
4) la sibila cimeria; 5) la sibila eritrea; servado (J. J. Caerols), los lugares a los
6) la sibila samia; 7) la sibila cumana; que se desplaza la sibila coinciden con
8) la sibila helespóntica; 9) la sibila centros del culto apolíneo; en algunas
frigia; 10) la sibila tiburtina. ocasiones (Hildebrant), la sibila susti­
Otros cánones posteriores, como el tuye a la sacerdotisa del culto apolíneo
de Suidas o la Crónica Pascual (del s. x local.
d.C.), incluyen otros nombres más. En La sibila profetiza en estado de éx­
esta misma línea, pocos son los autores tasis20, como la pitia, si bien no parece
de época imperial romana que aceptan perder su personalidad en el momento
la relación de Varrón, puesto que la en que es poseída por Apolo. Cuando
reducen y varían sus nombres. Así: vaticina lo hace apoyada en una roca,
Marciano C apela9 nombra dos (una según declaran Herófila de Eritras en
eritrea, Simáquide, que vivía en Cumas, su epitafio y la sibila de Delfos21. La
y otra frigia, llamada Herófile); un es­ sibila cristiana anunciaba el futuro sen­
coliasta de Aristófanes10, tres (una her­ tada en el Capitolio en medio de oli­
mana de Apolo, una eritrea y otra de vos22. En la Eneida23 de Virgilio sus
Sardes); Solino11, también tres (una oráculos vienen registrados en hojas de
dèlfica, una llamada Herófile y una ter­ palmera que el viento dispersaba en el
cera de nombre Aniena); un escoliasta antro continuamente.
de Licofrón12tres (una sibila de Cumas, Si bien sibilas como la cumana nos
hermana de Apolo, la eritrea y la de son presentadas alcanzando una ex­
Sardes), traordinaria longevidad, existieron lu­
Otros autores creen que las sibilas gares que reclamaron para sí el em­
fueron cuatro; así, Tibulo13 (Amaltea, plazamiento de su tumba (la Tróade,
la marpesia Herófile, Fito Graia y la Eritras, Cimme, Sicilia).
Aniena del Tíbur), Eliano14 (eritrea, Ofrecemos a continuación la clasifi­
samia, egipcia y la de Sardes) y Pausa- cación varroniana (s. i a.C.) de las sibi­
nias15 (la libia, la de Marpeso o Eritras, las, enumeradas por el erudito latino24:
la de Cumas y la de Babilonia o egipcia, 1) Sibila persa.— Una de las sibilas,
llamada Sabe). Clemente de Alejan­ también llam ada caldea, hebrea o
dría16 habla de nueve (Samia, Colofo­ babilonia. Su nombre era el de Sabe
nia, Cumana, Eritrea, Tesalia, Tespro- (Sábbe) o Sambethe. Según Pausa-
tia, Fito, Taraxandra y Macétide). nias25, quien la cita por primera vez,
Por lo general se consideraba que la era hija de Beroso y Erimante, mien­
sibila de Gergos o Gergitio era la más tras otros la presentan como hija o
antigua o, al menos, una de las prime­ nuera de Noé; ambos aparecen repre­
ras, en disputa con la de Eritras. Era en sentados en las monedas de la ciudad
el templo de Apolo de esta localidad de Apamea del siglo ni d.C. Anuncia
donde la sibila ejercía su actividad pro­ los sucesos de la torre de Babel y las
fètica. victorias de Alejandro Magno. La iden­
Sobre la filiación de las sibilas no tificación de la sibila babilónica con la
existía acuerdo, si bien Hidole y Lamia judía debió de operarse en el seno de

267
SIBILA

la comunidad judía de Alejandría, en o en M arpeso (sibila helespóntica);


torno al s. 11 a.C. (J. J. Caerols). Para como ésta, su nombre sería Herófila31.
algunos sería contem poránea de la Una sibila posterior localizada en esta
sibila eritrea, llamada AtenaideM. misma ciudad recibe el nombre de Ate-
Los Libros Sibilinos judíos contie­ naide32.
nen textos datados en el siglo u a.C. ya 6) Sibila samia.— Llamada Foito,
que en época helenística los judíos re­ Fito, *Femónoe o Herófila, se la sitúa
hicieron oráculos para introducir en en torno a la fundación de Bizancio o,
ellos ideas monoteístas. Los cristianos según otros autores, en torno al año
atribuyeron a la sibila catorce libros 712 a.C.33. Pausanias34, sin embargo,
compuestos entre los siglos Hy iv d.C. hace de Femónoe la primera pitia de
2) Sibila libia.— A veces llamada Delfos y la primera que cantó en hexá­
también egipcia, fue conocida en Gre­ metros. En el siglo vil d.C., Isidoro la
cia hacia mediados del siglo v a.C. llamará Samonota (nombre modifica­
(Bouché-Leclercq). Eurípides proba­ do de la isla).
blemente se refirió a ella en su Lamia. 7) Sibila cumana.— Conocida ya en
3) Sibila délfica.— Se presenta el siglo m a.C .35, fue la más famosa en­
como hija de Apolo, con frecuencia lla­ tre los romanos, especialmente gracias
mada Herófile27, a veces Artemis. Se­ a la Eneida de Virgilio, quien la rela­
gún algunos autores, la sibila délfica ciona con Eneas y los tiempos anterio­
sustituyó a la * pitia, establecida con res a la fundación de Roma. Fue este
anterioridad en el santuario28. Pausa- poeta quien fusionó en ella (Deifobe) a
nias2* cita un oráculo compuesto por la sacerdotisa de Hécate del Nekyo-
dicha sibila en honor de Apolo. manteion y a la de Apolo de Cumas
4) Sibila cimérica.— Conocida tam­ (Phoebi Triviaque sacerdos)36. Fue lle­
bién como itálica es considerada como vada a Cumas por Acates (escudero de
madre de Evandro. Posiblemente fue la Eneas). Allí, ante el templo de Apolo,
única sibila local conocida por los au­ encontró a Eneas, a quien invitó a sa­
tores latinos del siglo m a.C .30; residía crificar. Ya en el umbral del templo el
en las proximidades del lago Averno. dios comenzó a apoderarse de ella.
Debió de ser el poeta Nevio quien in­ Tras la plegaria y los votos de Eneas al
trodujo en la literatura latina el tema de dios Apolo, Deifobe, poseída ya por el
la consulta de Eneas a la sibila ciméri­ dios, le profetizó sus futuras guerras y
ca. Posteriormente debió de ser eclip­ también su probable triunfo:
sada por la sacerdotisa del templo de
Apolo en Cumas (sibila cumana), cuya Oh tú que ya has agotado los grandes
actividad como centro oracular debió peligros del piélago / (aunque faltan los
de llegar hasta finales del siglo rv a.C. más grandes de la tierra), a los reinos
En época augústea, Virgilio, apartán­ de Lavinio / llegarán los Dardánidas
dose de las citadas tradiciones litera­ (saca esa cuita de tu pecho) / y tam­
rias, otorgará a la de Cumas uno de los bién querrán no haber llegado. Guerra,
papeles más destacados de su Eneida. hórridas guerras, ¡y el Tt'ber espumante
5) Sibila eritrea.— Una de las sibi­ de la mucha sangre estoy viendo. / No
las, quizá la más conocida y de mayor te faltarán los campamentos dorios, ni
prestigio, como demuestra el hecho de un Simunte, / ni un Jan to ; ya otro
que la nueva colección de los Libros Aquiles ha nacido en el Lacio, I hijo
Sibilinos (76 a.C.) se recopile funda­ también éste de una diosa; y Juno, la
mentalmente en esta ciudad de Asia aflición de los teucros, / no andará le­
Menor. En las monedas se la llama jos tampoco cuando tú en la desgracia
theá y se la considera nacida en Eritras suplicante / ¡qué pueblos o qué ciuda­

268
SIBILA

des de Italia no habrás probado con Virgilio es el único autor que cita a
ruegos! / La causa de tamaño mal, de Deífobe com o nombre de la sibila.
nuevo una esposa huéspeda de los Varrón42 conoce los de Amaltea, He-
teucros, I y de nuevo un matrimonio rófila y Demófila. Dicha elección pa­
forastero. I No cedas tú a estos males y rece explicarse por el origen troyano
hasta sigue avanzando lleno de valor / de la adivina; Livio y Servio43 creían
por donde te permita tu Fortuna. De la que la sibila cumana había llegado a
salvación el camino primero / (nunca Italia del exterior. En este sentido
lo creerías) habrá de abrirte una ciudad Glauco, su padre, es el nombre no sólo
griega (VI, 83-97). de una divinidad marina sino también
de varios personajes troyanos.
Tras pasar los efectos del éxtasis, La sibila cumana era distinguida por
Eneas pide que le acompañe a través del la tradición anterior a Virgilio de la
infierno para encontrar a su padre sibila cimeria. Nevio44 y Pisón45 la pre­
Anquises. Deífobe le impone dos condi­ sentan custodiando el Nekyomanteion
ciones: coger la rama de oro consagrada del Averno. Probablemente fue Nevio
a Juno inferna] y sepultar a Miseno. quien introdujo en la literatura la con­
Concluido el sacrificio a los dioses sulta de la sibila cimeria por parte de
infernales en la boca del Averno, Deí­ Eneas. Virgilio no hizo sino fusionar la
fobe entra con Eneas en la caverna que sacerdotisa de Hécate del Nekyoman­
conducía a las profundidades de la tie­ teion y la de Apolo de Cumas; en VI,
rra guiándole por el reino de los muer­ 35 aparece citada como «sacerdotisa
tos: le prohíbe el uso de la espada con­ de Febo y de Trivia». De esta forma no
tra los monstruos, le explica la suerte es difícil explicarnos el doble papel que
de los insepultos37 y consuela a Palinu­ desempeña Deífobe como sibila y guía
ro (piloto de la nave de Eneas) con el de Eneas en los Infiernos.
siguiente anuncio: Virgilio tampoco olvidó relacionar
a la sibila cumana con los Libros Sibili­
No confíes en torcer los hados con tus nos custodiados en época augústea en
súplicas, / pero guarda en tu corazón el templo de Apolo Palatino. En la pro­
estas palabras, consuelo de tu dura fecía de *H éleno46 se presupone la fi­
suerte. / Que los comarcanos, conmo­ jación por escrito de las respuestas; se­
vidos a lo largo y ancho en las / ciuda­ gún Varrón47 la sibila usaba hojas de
des por prodigios del cielo, expiarán tus palmera. En el s. iv d.C., Servio48 le
huesos / y un túmulo levantarán y ho­ atribuye un Carmen Euboicum o Chal-
nores rendirán al túmulo, / y tendrá el cidicum.
lugar para siempre de Palinuro el nom­ 8) Sibila helespóntica.— Una de las
bre (VI, 376-381). sibilas anteriores a la guerra de Troya,
la segunda más antigua49. Predijo que,
Después calma a Caronte y Cerbe­ para perdición de Asia y Europa, He­
ro38, aconseja a Eneas que abandone a lena se habría de criar en Esparta, y
Deífobo (hijo de Príamo), le describe que, a causa de ella, Troya sería toma­
el Tártaro, al que el héroe no puede da por los griegos.
entrar39 y le ordena poner la rama de Algunas fuentes la llaman Herófila;
oro ante la puerta de Júpiter40. Por úl­ había nacido en Tróade y según algu­
timo, Deífobe interroga a las ánimas nas tradiciones, más concretamente, en
felices dónde se encuentra Anquises41, Marpeso. Los habitantes de esta región
quien, una vez hallado, asumirá el pa­ mantienen estrecho contacto con las
pel de guía que la adivina venía desem­ gentes de Cime (Eolia), de donde par­
peñando. ten los colonos que fundarán Cumas,

269
SIBILA

en Italia, llevando consigo el culto de piedra, / antes doncella cantora y aho­


Apolo y los oráculos de la sibila. ra para siempre muda, / debo a la suer­
Los habitantes de Alejandría te dura esta tierra. / Pero también des­
Tróade decían que Herófile fue guar- canso cerca de las ninfas y Hermes / y
diana del templo de Apolo Esminteo y abajo tengo parte del reino de antaño
que fue allí donde vaticinó a Hécuba (X, 12, 6).
sobre su sueño; pero, según H. W.
Parke, se trata de una leyenda inven­ Pausanias aclara que junto al sepul­
tada en época helenística cuando esta cro de la sibila se levanta un Hermes y
ciudad controlaba la Tróade y recla­ a su izquierda brotaba agua de una
maba para sí la actividad profética de fuente junto a las imágenes de las nin­
la sibila de Marpeso. No obstante los fas. Su roca, desde la que solía profeti­
eritreos también vindicaban para sí la zar, se guardó en Delfos, donde tam­
nacionalidad de la sibila. bién fue vista por Pausanias.
Herófila pasó la mayor parte de la 9) Sibila frigia.— Recibe diversos
vida en Samos, visitando luego Claros, nombres, tales como Artemis, Herófile,
Délos y Delfos, donde realizaba sus Saríside, Casandra o Taraxandra.
predicciones subida sobre una piedra 10) Sibila tiburtina. En origen era
que llevaba consigo. Pausanias50 sostie­ una ninfa itálica, de carácter local. La
ne que, interpretando el sueño de Hé­ posterior popularidad de las sibilas ex­
cuba, predijo la guerra y la destrucción plica que ambas acabaran confundién­
de Troya por culpa de Paris. Según dose. Su nombre es Aniena o Albúnea.
Dionisio de Halicarnaso5', predijo el Varrón52 dice de ella que era adora­
desembarco de Eneas en Italia y el fi­ da como diosa de Tibur (Tívoli), a ori­
nal del peregrinar de los troyanos. llas del Anio, en cuyo cauce se dice que
En Délos se recordaba un himno a se encontró una estatua con un libro
Apolo que Herófila compuso enloque­ en la mano. Una tradición pretendía
cida por el dios; ella se llamaba a sí que Albúnea atravesó el río llevando
misma Ártemis y «esposa de Apolo». en su regazo las sortes sin que éstas se
Pero Pausanias dice que en otras oca­ mojaran53. Horacio54 la recuerda como
siones declaraba ser hija de madre in­ una diosa de las aguas de Tibur (Tívoli)
mortal (una de las ninfas del Ida) y de y alude a la domus Albuneae resonan-
padre mortal: tis, quizá una de las grutas que se abren
en las montañas próximas a la ciudad
Yo he nacido de mortal y de diosa, / de latina. El nombre de Albúnea aparece
una ninfa inmortal y de un padre co­ también en una inscripción hallada en
medor de peces, / de una madre nacida Tívoli, hoy depositada en el Museo
en el Ida, y mi patria es la roja ¡ Nazionale Romano55.
Marpeso, consagrada a la madre, y el En la Eneida56, Albúnea es una sel­
río Aidoneo (X, 12, 3). va en la cual había una fuente de aguas
sulfurosas donde Latino consultó el
Murió en Tróade y se creía que su oráculo del dios Fauno. Los arqueólo­
sepulcro estaba en el bosque sagrado gos modernos tienden a identificar el
de Apolo Esminteo. Sobre su estela, lugar en la localidad de Solforata, en la
Pausanias leyó los siguientes dísticos, vía Ardeatina, a unos seis kilómetros
compuestos probablemente en época de Lavinium, donde existían unas
helenística: aguas sulfúricas. En favor de esta hi­
pótesis vino el descubrim iento, en
Yo soy aquella sibila intérprete de Febo 1940, de unos restos arquitectónicos
/ y ahora me pudro bajo esta losa de (del siglo iv o ni a.C.) en una colina

270
SIBILA

próxima a aquella localidad y materia­ 4; Serv., ad Aen., VI, 321. / 18. Heraclid.
les epigráficos (cipo de Tor Tignosa) Pont., Fr. 130 W. / 19. Paus., X, 12. / 20.
Virg., Aen., VI. / 21. Plut., De Pyth. or., 398c;
con importantes dedicatorias al Lar Paus., X, 12,1. / 22. O rae. Baalbek, II, 12-13.
Aenias y a las Parcas. / 23. III, 444. / 24. Varr., Gramm., 179. / 25.
Servio57 señala que sus escritos se X, 12, 9. / 26. Nicanor, 146, FGH, 1; Callist.,
conservan, junto con los Libros 124, FGH, 14; Strab., XVII, 143; Varr.,
Sibilinos y los Carmina Marciana en­ Gramm., 179. / 27. Chrysipp. Stoic., 1216;
tre los documentos oficiales de la reli­ Paus., X, 12; Apollod., 422; Clem. Alex.,
Strom., I, 108. / 28. Paus., X, 12; Suda., s.v.
gión romana. En la Edad Media circu­ «Síbylla Kaldaía». / 29. X, 12. / 30. Nev.,
laban aún profecías atribuidas a la Bellum Poenicum, Fr. 12; Calp. Piso, 41. / 31.
sibila tiburtina. Heraclid. Pont., Fr. 130 W. / 32. Calisth.,
Después de la clasificación de 124, FGH; Strab., XVII, 143. / 33. Eratosth.,
Varrón no faltaron otros intentos por 241, FGH, 26; Isid., VIII, 8, 4. / 34. X, 5, 7. /
35. Ps. Arist., 838, 5-14. / 36. Aen., VI, 35. /
alargar la lista de las sibilas: Suidas
37. Aen., VI, 322 ss. / 38. Ant. rerum div., Fr.
(s.v. «Síbylla») añade la tesalia (identi­ 56a, 10 Cardauns. / 39. Aen., VI, 562. / 40.
ficada con M anto, hija del adivino Aen., VI, 628. / 41. Aen., VI, 669. / 42. apud
*Tiresias, representada en monedas de Serv., ad Aen., III, 444; Inst, div., I, 6, 10. /
las ciudades de Tricca y Pelimna), co­ 43. Liv., I, 7, 8; Serv. ad Aen., VI, 321. / 44.
lofonia (llamada Lampusa, hija del Bellum Poenicum, Fr. 12. / 45. Varr., apud
Lact. Inst, div., I, 6, 9. / 46. Aen., III, 441-
adivino Calcante), tesprótica, siciliana 460. / 47. apud Serv., ad Aen., III, 344; VI,
(cuya tumba según Solino58 se encon­ 74. / 48. ad Aen., VI, 322 ss. / 49. Paus., X,
traba en Lilibeo), rodia, lucana y la 12,2; Suidas, s.v. «Herophila». / 50. X, 12, 5.
sarda. La Crónica Pascual59, compila­ / 51. I, 55. / 52. apud Lact., Inst. Div., I, 6,
ción del siglo x d.C., cita doce sibilas 12; Suidas, s.v. «Sibylla Kaldaia». / 53. Tib.,
(las diez de Varrón más la judía y la II, 5, 69-70. / 54. Carm., I, 7,12-13. / 55. CIL
XIV, 4262. / 56. VII, 82-84. / 57. Ad Aen., VI,
rodia), sin duda con el propósito de 35. / 58. II, 17; 5, 7. / 59. Chr. Pasch., 201
igualar su número con el de los Após­ Bonn, / 60. Ad Aen., VI, 71; Varr., Ant. rerum
toles (J. J. Caerols). div., Fr. 56a, 12. / 61. De Pyth. or., 398d.
Existen escasas referencias de un
culto a una sibila que, si existió, debió [Bibl: P. Corsen, «Die Sibylle im 6.
de ser anulado por el de Apolo; tan sólo Buch der Aeneis»: Socrates 1 (1913), pp.
una alusión en Servio®’. Como Thea, 1-16; Rzach, «Sibyllen»; RE, II, A, 2
aparece sólo en las monedas de Eritras. (1923), cois. 2073-2103; Th. Zielinski, La
Sibylle, Paris, 1924; J. Hubeaux, «Deipho-
Suele ser representada como una
be et la Sibylle»: AC, 8 (1939), pp. 97-
mujer sin edad determinada, vieja en 109; S. Eitrem, «La Sibylle de Cumes et
ocasiones, a veces parcialmente desnu­ Virgile»; 5 0 , 24 (1945), pp. 88-120; J. H.
da (quizá en alusión a su virginidad). Waszink, «Vergil and the Sibyl of Cumae»:
Según Plutarco61, la cara de la sibila Mnemosyne, 4 (1948), pp. 4 3 -5 8 ; M.
muerta era identificada con la Luna. Guarducci, «Albunea», en Studi in onore
G. Funaioli, Roma, 1955, pp. 77-99; R. J.
1. Diels, Vorsokr., 22B, 92; Plut., De Pyth. Clark, Catabasis: Vergil and the Wisdom-
orac., 397c; Clem. Alex., Strom., I, 70, 3. / 2. Tradition, Am sterdam, 1979, pp. 204-
Varr., apud Lact., VI, 1, 6. / 3. Eq., 61; Pax, 2 11; H. W. Parke, Sibyls and Sibylline
1095,116. / 4. Fedr., 244a-b; Thg., 124d. / 5. Prophecy in Classical Antiquity, London,
Pr., 354, 35. / 6. Cic., De div., I, 34; Elian., 1988; J. J. Caerols, Los Libros Sibilinos en
HV, 12, 35. / 7. Heracl. Pont., apud Clem. la historiografía latina, M adrid, 1989; E.
Alex., Strom., I, 108, 3. / 8. Gram., 179. / 9. Suárez de la Torre, «Sibylles, Manrique
II, 159. / 10. Schol. Aristof. Av., 962. / 11. II, inspirée et collections oraculaires»: Ker-
18. / 12. Schol. ad Lyc., 1278. /1 3 . II, 5, 67- nos, 7 (1994), pp. 179-205; M. Caccamo
69. / 14. HV, 12, 135. / 15. X, 12. / 16. Caltabiano, s.v. «Sibyllae», en LIM C, VII,
Strom., 1 ,132, 3. / 17. Ps. Arist., Mir., 838, 5- 1, pp. 753-757.]

271
S I LA

SILA / Sylla (s. i d.C .).— Astrólogo Silano^ se refiere al momento en que la
consultado por el emperador Calígula expedición había llegado a Heraclea.
al que, según Suetonio1, predijo su Los estrategos realizaron sacrificios
muerte inmediata. sobre el lugar pero Silano de Ambracia
ya no se encontraba presente, pues ha­
1. Calig., 57, 5. bía huido de Heraclea en un barco. En
su lugar le sustituyó otro adivino, * Are-
xión de Arcadia.
SILANO / Silanós (s. v a.C.).— Adivi­
no (hieróscopo) originario de Ambra- 1. Jenof., Anab., passim-, Filóstr., Vit.
Apoll., VIII, 7, 48. / 2. Anab., I, 7, 18. / 3.
ciajuna colonia de Corinto fundada en Anab., V, 6, 17-18. / 4. Anab., V, 6, 34. / 5.
el Epiro) al servicio del príncipe persa Anab., VI, 4, 13.
Ciro el Joven (quien encabezó una ex­
pedición para destronar a su hermano
Artajerjes hacia el año 400 a.C .)1. SILAS / Syllas (s. i d.C.).— Cristiano
En vísperas de la batalla de Cunaxa de la comunidad de Jerusalén, quizá
Ciro le dio tres mil dáricos porque ciudadano romano, muy estimado por
once días antes le había anunciado en sus dotes como «profeta». Su nombre
el curso de un sacrificio que el rey no es una forma aramea de Saúl («solicita­
presentaría batalla en diez días2, como do por Dios») y es llamado Silvano en
así fue. las epístolas de Pedro y Pablo.
Posteriormente le vemos al servicio Junto con Pablo, Bernabé y Judas
de Jenofonte (mercenario de Ciro al Barsabás se trasladó hasta Antioquía
frente de los Diez Mil), cuando aquél para dar a conocer a la comunidad
decidió fundar una ciudad. Antes de cristiana las decisiones tomadas en el
comunicar sus proyectos a ningún sol­ Concilio de Jerusalén1. Allí Judas y
dado llamó a Silano; éste, que quería Silas exhortaron y animaron a los her­
regresar cuanto antes a Grecia, pues manos con un largo discurso2. Poste­
había conseguido mantener intacta la riormente, acompañó a Pablo hasta
suma entregada por Ciro, reveló al Filipos (Macedonia), donde una escla­
ejército la intención de Jenofonte de va «que tenía el don de la adivinación»
permanecer en tierras persas para fun­ iba detrás de Pablo y Silas gritando:
dar una ciudad y tener fama y poder3.
Al producirse las primeras divisio­ Estos hombres son esclavos del Dios
nes en el seno de la expedición, Jeno­ Altísimo que os anuncian el camino de
fonte habló públicamente para decir la salvación (Hch 16, 17).
que tras los últimos sacrificios el adivi­
no Silano le había comunicado que las
Pablo la liberó de un «espíritu divi­
víctimas eran favorables, pero que las
no» que habitaba en su interior, pero los
entrañas ponían de manifiesto un en­
amos de la muchacha, que se beneficia­
gaño y conspiración contra él. Después
ban económicamente de su actividad
propuso abandonar el proyecto y re­ adivinatoria, denunciaron a los misio­
gresar a Grecia. Como no todos que­
neros y lograron encarcelarlos. Aquella
rían, Silano4, gritando, intentó decir
noche, cuando Pablo y Silas cantaban
que lo justo era que se marcharan los
un himno a Dios3, se produjo un fuerte
que quisieran, pero los soldados lo
terremoto que abrió las puertas de la
amenazaron con castigarle si le sor­
cárcel y libró de los grilletes a todos los
prendían escapando.
presos. El carcelero, postrado ante Pa­
La última alusión de Jenofonte a
blo y Silas, se convirtió al cristianismo.

272
S I M ET A

Silas predicó con Pablo en Tesalóni- vantamiento de muchos en Israel, y


ca4 y en Berea, donde fueron hostiga­ para [ser] una señal que se discute (y a
dos y perseguidos por las comunidades tu misma alma la traspasará una espa­
judías de estas ciudades. Su nombre da), para que se revelen los pensamien­
aparece junto al de Pablo en la epístola tos de muchos corazones (Le 2, 34-35).
que éste dirige desde Corinto a la Igle­
sia de Tesalónica. Años después, entre Lucas recuerda también a otra per­
el 62 y el 64 d.C., Silas redactó la carta sona sencilla y de poco relieve social,
que Pedro dirigió a las comunidades ’''Ana, que, como Simeón, dotada del
cristianas de Asia M enor’. espíritu de profecía, reconocerá en
Cristo al Mesías.
1. Hch 15, 22-32. / 2. Hch 15, 32. / 3.
Hch 16, 22. / 4. Hch 17, 4 y 6 ./ 5. 1P5, 12. 1. Le 2, 25.

[Bibl.: J. Winandy, «La prophétie de


S IM E Ó N / Simeón (s. ia.C.).— Profeta Symeón (Le II, 34-35)»: RB, 72 (1965), pp.
citado por el Nuevo Testamento. Vivía 321-351.]
en Jerusalén y, según Lucas, era un
anciano «justo y religioso», es decir,
exacto en el cumplimiento de los debe­ SIM ETA / Simaítha (s. m a.C .?).—
res morales déla Ley1. El Espíritu Santo Hechicera citada por el poeta siracu-
le había revelado que no moriría sin ver sano Teócrito en el segundo de sus
antes al Mesías. Poseído por el Espíritu Idilios', para algunos autores históri­
reconoció a éste en el niño que sus pa­ ca. Locamente enamorada de Delfis,
dres, María y José, siguiendo la tradi­ que en los últimos días ha dejado de
ción judía, llevaban al Templo para la visitarla, Simeta, tras saber que le es
purificación de la madre y para la pre­ infiel, recurre con la ayuda de su tor­
sentación de Jesús como primogénito. pe esclava Téstilis a un rito mágico
Simeón lo cogió entre sus brazos y pro­ con el que pretende recuperar a su
nunció un cántico inspirado, que la Igle­ amante (simbolizado en una figurilla
sia conservaría posteriormente en su de cera).
liturgia, en el que se afirma que la sal­ El poema de Teócrito, quizá el me­
vación mesiánica es universal y espiri­ jor texto para conocer la magia erótica
tual, no restringida a Israel: de época helenística, se inicia con un
preámbulo en el que se nos describen
Ahora, Señor, puedes dejara tu esclavo los preparativos nocturnos de la hechi­
¡ [ir] en paz, según tu palabra; / porque cera. Esta recurre al laurel, a filtros y a
mis ojos vieron tu salvación, / la que un vaso coronado con lana purpúrea:
preparaste a la vista de todos los pue­
blos: / luz para revelación de las nacio­ ¿Dónde están mis ramos de laurelf
nes, / y esplendor de tu pueblo Israel Traémelos, Téstilis. iY dónde las póci­
(Le 2, 29-32). mas de amor ? Corona el tazón con la
vedija purpúrea de una oveja, y así ataré
Sorprendidos los padres por cuanto
al amado que tan duro me es, y que van
el profeta decía de su hijo, Simeón los
para doce los días que, el miserable, ni
bendijo y, dirigiéndose a María, anun­
aun se me acerca, sin saber si estamos
ció que Jesús era la «señal» dada por
muertas o vivas, ni tocar, enemigo, a mi
Dios que todos deben reconocer pero
puerta. Sin duda que se le han llevado
que muchos rechazarán:
para otra parte Amor y Afrodita su espí­
Mira, éste está puesto para caída y le­ ritu ligero [...] Mas ahora lo ataré con el

273
S I M E TA

fuego. ¡Ea, Luna, muestra tu hermoso Mas mi dolor dentro del pecho no guar­
brillo! Pues a ti, diosa, te cantaré con da silencio, / sino que toda me abraso
voz queda, y a Hécate soterraña, que por aquel que, cuitada de mí, en vez /
incluso a los perros hace temblar cuan­ de hacerme su esposa me ha llenado de
do sobre los sepulcros de muertos y ne­ oprobio sin ser ya doncella. / ¡Mágica
gra sangre transita. ¡Salve Hécate terri­ rueda, arrastra tú a mi casa a mi hom­
ble!, y hasta el fin préstame asistencia, bre! I Por tres veces una libación te de­
haciendo estas pócimas no menos efica­ dico, Señora, por tres / veces esta fór­
ces que Circe ni que Medea ni que la mula pronuncio: «Que ya si a su lado
rubia Perimeda! (vv. 1 ss.). yace / mujer, ya si hombre también, a
tal grado se olvide de ellos / cuanto
El núcleo del poem a consta de dos Teseo una vez, según dicen, un día se
partes: en la prim era se recoge el con­ olvidó de / Ariadna la de trenzas her­
juro con su lenguaje ten eb roso (no mosas». / ¡Mágica rueda, arrastra tú a
exento de cierto hum or); el elemento mi casa a mi hombre! / La fárfara crece
clave es la rueda (como instrum ento en Arcadia y con ella en el monte /
m ágico) que Simeta maneja durante el enloquecen todas las potras y yeguas
ritual, quizá girándola cada vez que veloces. Que así / también vea yo a
pronuncia la fórm ula del estribillo: Delfis y como un loco llegue a esta casa
/ desde el gimnasio aceitoso. / ¡Mágica
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a rueda, arrastra tú a mi casa a mi hom­
mi hombre! t Primero he aquí la harina bre! /Esta orla Delfis perdió de su capa:
de cebada que se consume en el / fuego ahora yo hilo a hilo la / arrojo en el
[...] Espolvorea [Téstilis] a la vez que fuego cruel. ¡Ay! Amor doloroso, epor
ve diciendo: / «De Delfis los huesos es­ qué me has / chupado toda la negra san­
polvoreo». / ¡Mágica rueda, arrastra tú gre de mi cuerpo, como sanguijuela /
a mi casa a mi hombre! / Delfis me ha del pantano ofertándote a mí? / ¡Mági­
lastimado y yo por causa de Delfis que­ ca rueda, arrastra tú a mi casa a mi
mo el / laurel. Que lo mismo que éste hombre! / De salamandra machacada
crepita abrasándose y tan /presto pren­ te llevaré mañana una mala poción. / Y
dió y ni cenizas vimos de él, así se con­ tú ahora, Téstilis, toma y vete a untar
suma en / la llama la carne de Delfis. / sobre su umbral / este emplasto de hier­
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a bas (en tanto que yo aún ahora tengo /
mi hombre! / Tal como yo derrito esta atada mi alma y él no me hace caso) y
cera con ayuda de la diosa, así se / de­ di en murmullo: / «De Delfis los hue­
rrita de pasión al momento Delfis el sos abraso». / ¡Mágica rueda, arrastra
mundo. Y tal como /gira, por Afrodita tú a mi casa a mi hombre! (vv. 16-64).
movido, este disco de bronce, que así /
aquél venga a girar a mi puerta. / ¡Má­ La segunda y últim a parte (vv. 65-
gica rueda, arrastra tú a mi casa a mi 166) es una rem em oración sentimen­
hombre! / Quemaré ahora el afrecho. Y tal que Sim eta hace en presencia de la
tú, Artemis, que puedes mover / las Luna (invocada com o H écate) del en­
puertas de acero del Hades y todo cuentro con el am ado y su posterior
cuanto haya más firme / [...] (Téstilis, infidelidad.
por la ciudad aúllan las perras: en las /
encrucijadas anda la diosa. ¡Deprisa, 1. Idil., II, 1-166.
haz que el bronce retumbe!) / ¡Mágica
rueda, arrastra tú a mi casa a mi hom­ [Bibl.: J. B. Sutphen, «Magic in Theokrit
and Vergil», en Studies in honour o f Gil-
bre! / He aquí que guarda silencio la
dersleeve, Baltimore, 1935, pp. 315-328; A.
mar y guardan silencio los I vientos.

274
SIMÓN MAGO

S. F. Gow, Theocritus, vol. II, Cambridge, así al Espíritu Santo. Simón, maravilla­
1952, pp. 25 ss.; F. Graf, La Magie dans do, intentó comprar a los Apóstoles el
l ’Antiquité gréco-romaine, Paris, 1994, pp. poder de transmitir el don de Dios
200-216.] («Dadme también a mí ese poder: que al
que le imponga yo las manos reciba al
Espíritu Santo»2), siendo duramente cri­
SIM Ó N / Simón (s. i a.C./i d.C.).— ticado por Pedro («¡Que tu dinero se vaya
Adivino e intérprete de sueños, de ori­ contigo a la perdición, porque creiste
gen esenio, contemporáneo de Arque- poder comprar con dinero el don de
lao (hijo de Herodes el Grande, etnar- Dios»3). El término simonía designa por
ca de Judea desde el año 4 a.C.). ello el tráfico de cosas santas.
Según Flavio Josefo, Arquelao soñó Justino M ártir (100-165 d.C .),
que unos bueyes comían nueve espigas, copaisano de Simón (había nacido en
las mayores y más llenas. Para conocer Naplús y éste en Gitton), se refiere a
su significado llamó a unos adivinos él en su Diálogo con el hebreo Trifón
entre los que se encontraba Simón. asegurando que Simón Mago era ve­
Éste le dijo que las espigas simboliza­ nerado por sus seguidores como si fue­
ban años y los bueyes grandes cambios ra un dios; también Hechos4 afirma
en las cosas de la vida, porque al arar que todos decían de él: «Este es la
los campos revolvían toda la tierra y la fuerza de Dios que se llama Grande».
trocaban; y que había de reinar tantos Justino refiere que Simón se hacía
años cuantas espigas eran en el sueño y acompañar siempre por una cierta He­
que, después de haber visto muchos lena que había ejercido la prostitución
cambios y mutaciones en todas sus co­ (en la ciudad de Tiro, según Ireneo) y
sas, había de morir1. que había sido rescatada por él. A par­
Nueve años después de haber llega­ tir de estos hechos biográficos Simón
do al cargo, en el año 5/6 d.C. (es de­ elaboró un sistema gnóstico cuyos
cir, durante el principado de Augusto), puntos fundam entales eran los si­
fue juzgado y destituido a petición de guientes: sus seguidores — samaritanos
los notables de Judea y Samaría, sien­ o no— le adoraban como el «primer
do exiliado a Vienna, en la Galia. Dios» y reconocían en Helena «la Idea
primordial procedente de él»5. A tra­
1. BJ, I, 6; Ant. Iud., XVII, 13, 3.
vés de esta Idea o Ennoia primordial
habían sido creados todos los seres,
permaneciendo Simón por encima de
SIM Ó N MAGO / Simón Magus (s. i
ellos.
d.C.).— Llamado «el M ago» tanto en
Ireneo6 aclaró el sistema de Simón
los Hechos de los Apóstoles1 como en
asegurando que Simón se había pre­
otras fuentes, vivía en Sam aría a la
sentado entre los judíos como Hijo,
muerte de Cristo. Por sus prácticas
en Samaría como Padre, en otras na­
mágicas tenía atónitos a los habitantes
ciones como Espíritu Santo; decía de
de Samaría (una zona propicia para el
sí m ism o que era la sublim issim a
sincretismo religioso), pero él mismo
Virtus y super omnia Pater (lo que
quedó vivamente impresionado por las pone de manifiesto la influencia de
curaciones y por los milagros del diá­
los Evangelios sobre el pensamiento
cono Felipe, siendo bautizado por él y
de Simón). Por medio de Helena con­
convirtiéndose a la nueva religión.
cibió desde el principio con la mente
Cuando Pedro y Juan llegaron a
crear los ángeles y arcángeles, pero
Samaría, muchos acudieron a ellos para
tras haberlos engendrado, Helena fue
que les impusieran sus manos y recibir
hecha prisionera por la envidia de

275
SIMÓN MAGO

aquellos seres. M altratada por sus un homicidio, obligándole después a


carceleros para que no acudiese a su entrar en un nuevo cuerpo que Simón
padre, Helena se vio obligada a tra­ había creado del aire; presumía así de
vés de la Historia a encarnarse de un una obra superior a la que Dios hizo
cuerpo de mujer a otro; pasó por el creando a Adán, pues mientras éste
cuerpo de Helena de Troya hasta que había sido formado de la tierra él había
finalmente se refugió en un prostíbu­ creado al niño del aire.
lo de Tiro. Fue Simón quien la liberó Fue finalmente el apóstol Pedro
de sus cadenas y descendió hasta los quien desafió a Simón ante el empera­
hombres haciéndose semejante a ellos dor Nerón10. Simón logró volar duran­
para salvarlos. te algún tiempo, cosa que impresionó
En Roma, según nos dice Justino7, a Nerón, pero Pedro superó sus pode­
fue levantada una estatua en honor de res mágicos al hacerlo caer. Simón
Simón con la inscripción Simoni Deo murió a causa de las heridas, sin que
sancto («al dios santo Simón»). Sin llegara a producirse nunca la resurrec­
embargo, la noticia parece falsa, pues ción que él mismo había anunciado (a
en el zócalo de la estatua (hallado en condición de ser sepultado vivo).
1574) se lee Semoni Sanco Deo Fidio; Aunque el carácter mágico de su
es decir, se refiere a la diosa sabina actividad ha sido considerado por al­
Semo Sanco, que tenía un templo en gunos como una simple calumnia, la
Roma. Probablemente en una de sus frecuencia de las prácticas mágicas en
visitas a Roma Justino leyó errónea­ el judaismo de la época no hace inve­
mente la inscripción relacionándola de rosímil, en opinión de otros (J. Mont­
forma equivocada con el mago Simón. serrat), tal atribución.
En cualquier caso la noticia confirma­ Según Ireneo", sus discípulos po­
ría que muchos atribuían al mago una seían una estatua de Simón que repro­
naturaleza divina. ducía la figura de Júpiter (quizá como
Simón practicó la magia en muchas Pensamiento de Dios) y otra de Helena
ocasiones, tras haber aprendido dicho en figura de Minerva (es decir, Atenea,
arte en Egipto, fundando finalmente que nació de la cabeza de Zeus).
una escuela; sus seguidores (simo- Sólo Hipólito12registra la noticia de
nianos) también practicaron la magia, que Simón habría escrito una obra ti­
utilizando, según Ireneo8, exorcismos tulada Grande declaración (Apópbasis
y encantamientos y entregándose, me­ megále), de la cual no tenemos otra in­
diante filtros excitantes, a los espíritus formación.
demoníacos e inductores de sueños.
Se atribuye a discípulos de Simón 1 .8 ,9 ss. / 2. Hch 8,19. / 3. Hch 8,20. / 4.
Mago un evangelio apócrifo titulado 8,10. / 5. Just., Apolog., 1,26. / 6. Adv. Haer.,
Evangelio de los cuatro rincones y jui­ 1,23,1-4. / 7.Apolog., 26,1-3./ 8.Adv. Haer.,
cios del mundo. Estos gnósticos simo- I ,23,4. / 9. Abrahamus Ecchellensis, Praefatio
itt coneilium Niceanum ex arabicis Orienta-
nistas tenían «la magia como profesión
lium eodicibus latine donata. / 10. Ps. Clem.,
y llevaban colgados al cuello hilos de Homil., 2, 22 ss.; 4, 4, ss.; Hechos de Pedro. /
color morado y rosáceo en señal de un II. Adv. Haer., I, 23, 4. / 12. Philosoph., VI,
pacto hecho con el diablo», según escri­ 7-20.
be Abraham Echelense en un escolio-
prefacio al concilio de Nicea9. [Bibl.: J. M. A. Salles-Dabadie, Recher-
Los exorcismos de Simón eran prac­ ches sur Simón le Mage, París, 1969; K.
ticados siempre con fines personales Beyschlag, Simón Magus und die christliche
(Luck). Pretendía haber evocado el es­ Gnosis, Tübingen, 1974; G. Lüdemann,
píritu de un niño inocente, víctima de Untersuchungen zur simonianischen Gno-

2 76
SOFONÍAS

sis, Gottingen, 1975; J . D. M. Derret, SOFONÍAS / Sepanyak (s. v i i a.C.).—


«Simon Magus»: Conoscenza religiosa, 4 Uno de los profetas menores judíos.
(1981), pp. 397-414.] Era de noble linaje, aunque no parece
que descendiera directamente del rey
de Judá Ezequías, como se ha pretendi­
SIRA / Síra (s. i a.C .?).— Sira de do; por el contrario, su padre, Kus, fue
G ádara aparece citada, junto a la quizá un etíope y no un judío.
tesalia Filina de Tesalia, en un papiro Su actividad profètica tuvo lugar en
mágico1 (el más antiguo de la colec­ tiempos del rey Josías de Judá (639-
ción, datado hacia el siglo i a.C.), en 609 a.C .)1, pocos años antes de que
hexámetros griegos, como autora de éste llevara a cabo su reforma religiosa
un conjuro contra todo tipo de que­ (621); debió ser contemporáneo, pues,
maduras del que sólo se conserva un de los profetas *Nahún y ‘ Jeremías.
fragmento: En el Antiguo Testamento un libro
de profecías lleva su nombre. De ellas
... el iniciado en los misterios se quemó, algunas se adecúan bien a la época de
se quemó en el monte más alto [...] siete Josías.
fuentes de lobos, siete osos, siete leones. Así, las m aldiciones contra los
Siete muchachas de ojos oscuros sacan «etíopes» (bajo cuya denominación
agua con cántaros oscuros y apagaron quizá se oculten los egipcios de la X X V
un fuego inextinguible (PGM, XX). dinastía, derrotados en el 605 en la
batalla de Karkemish) y los asirios:
1. PGM, XX.
También vosotros, etíopes, sois muer­
tos por mi espada. / Luego extenderá
su mano contra el Norte, y destruirá
SIRO D E PA LESTIN A / Syros (s. n Asiría, I y convertirá a Nínive en una
d.C.).— Taumaturgo y exorcista cita­ desolación, un lugar árido como el de­
do por Luciano de Samosata1. Era fa­ sierto. / Y se echarán en medio de ella
m oso porque, en ciertas fases de la los hatos, toda clase de partidas de ani­
luna, era capaz de hacer sanar a epilép­ males; / tanto el pelícano como el eri­
ticos con los ojos en blanco y la boca zo, pernoctarán entre sus capiteles
llena de espuma. Primero preguntaba a (Hab 2, 12-14).
estos enfermos por qué parte del cuer­
po se les había metido el demon. Los De igual forma se puede atribuir a
enfermos solían callar, pero el demonio Sofonías la maldición contra Jerusalén
respondía en griego u otra lengua y re­ y los dirigentes del pueblo de Judá por
velaba quién era, de dónde venía y no haber escuchado la voz de Dios por
cómo se había introducido en el cuer­ los profetas:
po del paciente. Después, Siró le exhor­
taba a salir y, si no le obedecía, le ex­ ¡Ay de la rebelde y mancillada, la ciu­
pulsaba por medio de amenazas. dad opresora! / No ha escuchado voz,
Algunos autores modernos han creí­ no ha aceptado corrección, / en Yahveh
do ver en este personaje, sin demasiado no confía, a su Dios no se acerca. / Sus
fundamento, una referencia a Cristo. jefes, en medio de ella, son leones ru­
Siró parece haber sido un contemporá­ gientes; / sus jueces lobos nocturnos
neo de Luciano y, por tanto, debió ha­ que no dejan hueso para la mañana si­
ber vivido en el siglo ri. guiente. / Sus profetas son fanfarrones,
hombres pérfidos; / sus sacerdotes han
1. lncred., 16. profanado el Santuario, han violado la

277
SÓSTRAT O

Ley. / [ ...] / Por eso, espérame en el día isla por Támiras3, adivino ligado a la
en que me levantaré como un testimo­ familia de los *Ciniras.
nio; / pues mi resolución es reunir a las Los pronósticos anunciados debie­
naciones, congregar los reinos, / para ron ser favorables, pues Tácito dice
derramar sobre ellos mi ira, todo el fu­ que Tito llegó junto a su padre con los
ror de mi cólera / porque con el fuego ánimos acrecentados y con gran con­
de mi celo será devorada toda la tierra fianza en el porvenir.
(So 3, 1-8).
Otros oráculos dirigidos contra los 1. Tacit., H ist ., II, 1; Suet., Tit., 5, 1. / 2.
filisteos, los moabitas y los hijos de H ist., II, 4, 2. / 3. Tacit., Hist., II, 3, 1.
Amón2 son más tardíos y no parecen
proceder del profeta.
Un sello inscrito con el nombre de SPURINNA.— *Espurina.
Sofonías y datado en el siglo vi fue ha­
llado en Lakish. La inscripción parece
referirse al profeta. Si esto es cierto,
Sofonías fue padre de un Jeremías (pro­ SUDINES / Soudínes (s. ni a.C.).— As­
pietario del sello) perteneciente a al­ trólogo y adivino colaborador del rey
gún colegio de profetas. de Pérgamo, Atalo I (241-197 a.C),
con quien luchó frente a los gálatas (h.
240 a.C.). Polieno1 le llama «adivino
1. S o l, 1 ./2 . So 2, 4-11.
caldeo», lo que hace pensar que no era
de origen griego. Estrabón2le cita tam­
[Bibl.: K. Seybold, Satirische Prophetie.
bién como astrólogo, junto a Seleuco y
Studien zum Buch Z efanja, SBS, 120, Stutt-
gart, 1985; P. R. House, Zephaniah. A Pro- Naburiano. Sus conocimientos astroló­
phetic Sram a, Bible and Literature Series, gicos debieron de ser grandes, pues
16, Sheffield, 1987.] *Vetio Valente, cuatro siglos después,
utilizaba todavía sus tablas lunares3.
También debió de tener conoci­
mientos de hepatoscopia. Según Fron­
SÓSTRATO / Sóstratos (s. i d.C.).— tino4, durante el reinado de Eumenes
Sacerdote y hieróscopo del templo de (197-159 a.C .) com etió un célebre
Afrodita de Pafos. Durante el viaje de fraude: grabar en el hígado de una víc­
Tito, hijo del emperador Vespasiano, tima caracteres que prometían la vic­
a Judea, hizo una escala en Pafos (Chi­ toria en vísperas del combate contra
pre), atraído por la fama del oráculo los galos.
de Afrodita. Primero interrogó al orá­ Polieno5 narra con más detalle el
culo sobre su travesía marítima y des­ engaño, si bien lo sitúa en época de
pués, tras sacrificar una buena canti­ Atalo I. Según este autor fue el monar­
dad de víctimas, sobre su propio ca quien (quizá por oden del adivino),
futuro1. Según Tácito2 fue Sóstrato, después de triturar agalla de roble, es­
sacerdote de la diosa, quien vio que cribió en su mano derecha —de iz­
las entrañas de las víctimas se mostra­ quierda a derecha— las palabras: «vic­
ban propicias y concordes y que la toria del rey». Cuando se extraían las
diosa asentía a sus designios; pidién­ entrañas de la víctima colocó la mano
dole a Tito una entrevista a solas le bajo ellas, imprimiendo la inscripción
descubrió su futuro. Del relato taciteo en el hígado aún caliente y blando.
se desprende que, al menos, una de las Sudines, tras examinar los lóbulos, la
técnicas empleadas por Sóstrato debió vesícula y otras partes del hígado, dio
ser la hepatoscopia, introducida en la la vuelta al lóbulo «descubriendo» la

278
SUDINES

inscripción que anunciaba la victoria sophalo y astolos). Quizá se trate del


del rey. El monarca disimuló el fraude mismo personaje, ya que a ^Trasilo, as­
y enseñó el signo al ejército que, lleno trólogo del emperador Tiberio, se le
de ánimo, venció a los gálatas. atribuía también un Lapidario.,
Plinio6 cita repetidam ente a un
Sudines, autor de un tratado sobre las 1. Strat., IV, 20. / 2. XVI, 1 ,6 ./ 3 .A n thol,
IX, 12, p. 339, 21 (Pingree). / 4. Strut., 1 ,11,
virtudes mágicas de las perlas y piedras
14-15. / S. Strat., IV, 20. / 6. NH, IX, 35,112;
preciosas (ónix, cristales, ámbar, chry- 36, 37; XXXVI, 7, 59; XXXVII, 2 ,2 5 , 34.

279
T

TAGES (Libros de) / Tages.— Profeta Numa o con la ninfa etrusca *Vegoia.
etrusco legendario al que se vincula­ Aunque se le atribuía la revelación del
ban los orígenes de la Disciplina Etrus- contenido de los libros sagrados
ca. Cicerón1, Ovidio2 y otros autores3 etruscos, sin embargo sólo una parte
narran con ligeras variantes lo sucedi­ viene explícitamente referida a él; con­
do a un campesino mientras araba en cretamente a: a) los libri haruspicini, es
el territorio de la ciudad de Tarquinia: decir, aquellos relativos al ámbito del
vio cómo un terrón se movía espontá­ sacrificio y a la lectura de los designios
neamente y sin que nadie lo empujara divinos en las entrañas de las víctimas y
y enseguida tomaba forma de hombre: b) los libri Acherontici (que formaban
era Tages, un sabio pero con forma de parte de los libri fatales), relacionados
niño. A los gritos del campesino todos con la vida de ultratumba. Lido6, autor
los etruscos se concentraron sobre el bizantino del siglo vi d.C. pero bien
lugar aprendiendo de él los fundamen­ informado, atribuía a Tages una obra
tos de la disciplina o adivinación etrus- sobre el valor adivinatorio de los terre­
ca; los lucumo-nes (o reyes etruscos) m otos (tá seismotropiká), traducida
pusieron después por escrito esas en­ por ""Vicelio al latín, y otra sobre los
señanzas. truenos, manejada y quizá completada
Para los etruscólogos se trata de un por *Nigidio Fígulo.
mito etiológico del saber adivinatorio Durante la Antigüedad tardía, las
de los etruscos creado en el momento obras de Tages cobraron una autori­
de máximo esplendor de la Dodecá- dad enorme, siendo comparado con
polis o Liga de doce ciudades etruscas. figuras como Platón, Pitágoras o Só­
Fue entonces cuando se elaboraron crates. Los autores cristianos no duda­
unas normas rituales que sirvieron de ron en considerar a Tages un equiva­
vínculo entre los populi a los que, se­ lente de los profetas, m ientras los
gún Festo4, iban dirigidos los precep­ griegos lo asim ilaron a Hermes
tos de Tages. Chtonio. En Macrobio7 aparece ligado
El origen divino del fundador de la a la fundación de ciudades.
doctrina viene asegurado por su genea­ Otra fuente de primer orden para el
logía; según Festo5, Tages era hijo de conocimiento de este personaje es la
Genius y nieto de Júpiter. Algunos au­ iconografía. Un espejo de Tuscania
tores han intentado com pararlo con (datado hacia el 300 a.C., hoy en el

281
TAGES

Museo Arqueológico de Florencia) re­ presentada mediante un personaje mas­


presenta a un personaje joven cubierto culino togado en acto de sacrificar. Los
con un gorro puntiagudo, típico de los etruscólogos creen posible que tales
harúspices, indagando el interior de un representaciones remonten a un culto
hígado (concretamente palpando con tarquiniense en honor de Tarconte
los dedos el processus pyramidalis) que atestiguado, quizá, en uno de los elogia
sostiene con la mano izquierda; le hallados en las proximidades del llama­
acompaña la inscripción Pavatarchies do Ara della Regina. Fue frecuente­
(Tages?). Aparece junto a otros perso­ mente relacionado con Tages.
najes, entre los que sobresale un hom­
bre barbado acompañado por la ins­ 1. De div., II, 50-51; II, 80. / 2. Met., XV,
cripción Tarchunus, quizá Tarconte 552-559. / 3. Luc., Fars., I, 636; Estac., Silv.,
(tarchnte, Tárkori). V, 2, 1; Colum., X, 344 ss.; Censor., IV, 13;
Se trata de un adivino legendario Arnob., II, 69; VII, 26; Amm. Marc., XXI, 1,
etrusco. Según las fuentes8 era hijo (o 10; Serv., adAen., 1,2; II, 781; VIII, 398. /4 .
492, L, s.v. «Tages». / 5. 492, L, s.v. «Tages».
hermano) de Tirreno, quien le encargó
/ 6. De ost., 2-3. / 7. Satur., V, 19, 13. / 8.
fundar las doce ciudades de Etruria Str., V, 219; Licofr., Alex., 1242 ss. / 9. Aen.,
(para otras fuentes fundaría sólo Tar- X, 153. / 10. Lido, De ost., 3. / 11. Colum.,
quinia, Cortona, Pisa y Mantua). En la X, 346.
Eneida9 de Virgilio aparece como jefe
de la flota y del ejército etrusco aliado [Bibi.: S. Weinstock, «Tages»: RE, IV,
con Eneas protagonizando episodios A, 2 (1932), cols. 2009-2011; J. R. Wood,
(como la lucha contra los rútulos o las «The myth of Tages»: Latomus, 39 (1980),
tropas de Mecencio) en los que demos­ pp. 325-344; J. R. Wood, «The Etrusco-
traría su valor. Latin liber Tageticus in Lydus de ostentis»:
Pero además de ser un héroe ligado MPfcL, 16 (1981), pp. 94-125; D. Briquel,
a los orígenes lidios de los etruscos y a «La religion étrusque à la fin de la période
la fundación de ciudades (en especial impériale. Tagès contre Jésus», en Mélànges
offerts à Raymond Chevallier, Luxembourg,
de Tarquinia), las fuentes antiguas le 1994, pp. 106-119.]
atribuyen una especial función en la
llam ada Disciplina Etrusca. Fue él
quien (según Lido10) recogió de Tages
los contenidos sobre la adivinación TAGES / Tages (s. iv d.C.).— Harúspi­
haruspicinal transmitiéndolos después ce, quizá de origen etrusco, sacerdote
a todo el pueblo etrusco. Para Colu- supremo (magister haruspicum) del
mela11 fue el primero en circundar los prestigioso Ordo LX haruspicum y co­
campos con vides blancas con el fin de laborador del emperador Diocleciano
evitar que fueran alcanzados por los (285-305 d.C.).
rayos de Júpiter. Según Lactancio1, poco antes de la
En las representaciones artísticas li­ llamada «gran persecución» del año
gadas a la ciudad etrusca de Tarquinia 303 d.C., Diocleciano se entregaba, en
la imagen de Tarconte aparece con fre­ Antioquía, a sacrificar animales con el
cuencia; así, en el citado espejo de Tus- fin de escudriñar el futuro en sus visce­
cania aparece un personaje, identifica­ ras. Pero los harúspices que colabora­
do como avl(e) tarchunus («Aulo de ban con él no veían en las visceras las
Tarchon») y representado com o un señales de costumbre, lo que les obli­
harúspice, que asiste a Pavatarchies gaba a sacrificar una y otra vez.
(¿Tages?) en su examen hepatoscópico. Entonces Tages declaró que la cau­
En el llamado «trono de Claudio» pro­ sa de que los sacrificios no diesen re­
veniente de Cerveteri, Tarquinia es re­ sultado era que personas profanas (es

282
TARQUENNA

decir, los cristianos) estaban presentes utilizado en la época para dar mayor
en la ceremonia2. fuerza a la acción mágico-religiosa. Di­
Según Lactancio, Tages, furioso, cha práctica era utilizada por los
ordenó que sacrificasen no sólo los orfeotelestas en sus ritos purificatorios.
ministros del culto, sino también todos Según Eliano5, que le cita como
los que se encontrasen en palacio y, «purificador», fue hecho venir siguien­
caso de que se negasen, que fuesen do el oráculo de la pitia de Delfos. En
obligados a ello a fuerza de azotes3. la Antigüedad fue frecuentemente
Asimismo dio órdenes escritas a los je­ comparado con el también cretense
fes de las unidades militares para que *Epiménides, ya que ambos efectuaban
se obligase también a los soldados a ritos catárquicos siguiendo tradiciones
realizar los sacrificios so pena de que locales. Polimnesto de Colofón escri­
quienes desobedeciesen fuesen expul­ bió para los espartanos unos versos
sados del ejército. sobre Taletas6.
El historiador cristiano señala tam­
bién4 que, poco después, el emperador 1 .1, 14 ,4 . / 2. 9, 926. / 3 . 1, 38. / 4 . FHG,
Diocleciano envió un harúspice al orá­ II, 24 F 4. / 5. HV, XII, 50; cf. Plut., Mor.,
culo de Apolo Milesio para consultar 1146, B. 16. P a u s.,1 ,1 4 ,4 .
al dios sobre la conveniencia de iniciar
una persecución contra los cristianos.
Es posible que este harúspice, hombre TALO / Thallus (s. n d.C.).— Joven
esclavo utilizado por el literato y filó­
de confianza del emperador, haya sido
el propio Tages. sofo neoplatónico Apuleyo (s, n d.C.)
para que le revelara el porvenir.
1. De mort. persec., 10,2. / 2.1 0 , 2-3.Apuleyo
/ 3. fue acusado de haberlo lleva­
10, 4 ./ 4 . 11, 7. do a un lugar apartado para obligarle a
que le revelara el futuro, según él mis­
[Bibl.: S. Montero, Política y adivina­ mo cuenta1. El filósofo enumera las
ción en el Bajo Imperio: emperadores y ha- cualidades que deben reunir estos ni­
rúspices, Bruxelles, 1991, p. 141.] ños profetas para que la «fuerza divi­
na» pueda encontrar una morada dig­
na en su interior: un bello cuerpo sin
TALETAS DE G O RTIN A / Thalétas tara, espíritu delicado y palabra fácil2.
(s. vi a.C.?).— Taumaturgo cretense Apuleyo se defendió de la grave acu­
(nacido en la ciudad de Gortina, según sación que se le hizo, alegando que Talo
Pausanias1) llamado por Esparta para era epiléptico y, por tanto, impuro para
«curar» (o armonizar) a sus habitantes, acoger en su espíritu a la divinidad.
enfrentados socialmente, y liberar al
país de una pestilencia; para ello recu­ 1. Apul., Apol., XLII, 5.12. Apol., XLIII, 4.
rrió a la música (según Marciano Ca-
pella2, a su cítara).
Diógenes Laercio3 lo hace contem­ TAM IRAS.— *Ciniras.
poráneo de Hesíodo, Homero y Licur­
go, pero según Glauco de Regio4Tale-
tas vivió después de Arquíloco, a TA R C O N TE.— *Tages.
mediados del siglo vi a.C.
Taletas es un «maestro de la ver­
dad» (M. Detienne) y como tal pudo T A R Q U E N N A / Tarquenna (s. i
modificar una realidad desfavorable a.C .?).— V arrón1 nos transmite una
con su palabra y la música, medio éste fórmula mágica, atribuida a Tarquen-

283
TARQUICIO PRISCO

na, destinada a tratar ciertos dolores de Éste trata sobre el significado de los
pies: tonos polícromos que pueden aparecer
sobre la lana de las ovejas, de los cua­
Cuando a uno comienzan a dolerle los les el purpúreo afecta, en especial, al
pies si piensas en ti puedes curarlo; yo emperador:
pienso en mí, cura mis pies. La tierra
tenga el daño, la salud permanezca Si la oveja o la cabra se colorean de
aqu í[en mis pies] (Var., RR, I, 3). púrpura o de oro, al príncipe del orden
y de la estirpe (principi ordinis et gene-
Se ha pensado (A. M. Tupet) que la risj aumentará su munificencia con
locución verbal dolere coepissent hace suma prosperidad, la estirpe propaga la
alusión a un dolor intenso, pudiéndo­ descendencia en esplendor y la hace más
se tratar de un ataque de gota. Tar- vigorosa (Macr., Satur., III, 7, 2).
quenna prescribía recitar en ayunas la
fórmula mágica veintisiete veces, tocar b) Macrobio nos informa igualmen­
la tierra y escupir. te de otra de sus obras, un Ostentarium
Los autores modernos se han esfor­ Arborarium, donde se recoge una lista
zado por identificar a este personaje. de los árboles y plantas leñosas con las
Para unos podría tratarse de Tarconte que poder quemar vivos los monstra o
(*Tages), mítico fundador de la ciudad prodigios, es decir, aquellos seres ani­
de Tarquinia al que se atribuirían cu­ males o humanos nacidos con defor­
raciones milagrosas. Sin embargo des­ maciones físicas:
de los estudios de J. Heurgon se le
identifica con *Tarquicio Prisco, céle­ Los árboles que están bajo la protec­
bre harúspice contem poráneo de ción de los dioses infernales y que ale­
Varrón. jan los males se llaman infelices (de
mal augurio): son el linterna, la caña
1 .RR, 1,2,27. sanguínea, el helecbo, el higo oscuro y
aquellos que producen bayas negras y
[Bibl.: J. Heurgon, «Tarquitius Priscus frutos negros; análogamente el acebo,
et l’organisation de l’ordre des haruspices el peral selvático, el ciruelo y el arbus­
sous l’em pereur C lau de»; L atom us, 12
to espinoso con los que es necesario
(1953), pp. 4 0 2 -4 1 7 ; A. M. Tupet, La
magte dans la poésie latine, Paris, 1976, pp.
hacer quemar los prodigios y los presa­
172 ss.] gios funestos (portenta prodigiaque)
(Macr., Satur., III, 20, 3).

c) Los libri haruspicinales y


T A R Q U IC IO PRISCO / Tarquitius fulgurales y d) parte de los libri ritua­
Priscus (s. i a.C.).— Harúspice de ori­ les', especialmente aquellos que con­
gen etrusco y uno de los primeros tra­
cernían al ritual de las asambleas pú­
ductores al latín de la llamada Disci­
blicas (ritus comitialis), también se
plina Etrusca, que compendiaba los debían a Tarquicio.
libros de adivinación de este pueblo.
Sus traducciones y comentarios fue­
Probablemente luchó en la batalla de
ron consultadas hasta el final de la
Ascuium (90 a.C .) como oficial de
Antigüedad, con su nombre, (ex)
Cneo Pompeyo Estrabón. De su obra
Tarquitianis libris, como sabemos por
conocemos:
Amiano Marcelino2, que los cita du­
a) Un Ostentarium Tuscum o reco­ rante la expedición persa del empera­
pilación de prodigios, del que Macro­ dor Juliano (363 d.C.), es decir, cuatro
bio nos ha conservado un fragmento. siglos después de la muerte de su au­

284
TARUCIO DE FIRMO

tor. Amiano menciona incluso un titu­ Varrón (117-27 a.C.), contemporá­


las donde se recomendaba, en caso de neo y amigo de Tarucio, llegó a incluir
aparecer un cometa, no librar combate el horóscopo en una de sus obras per­
ni llevar a cabo actos de guerra3. didas (el libro VI de los Disciplinarum
Un epigrama atribuido a Virgilio libri IX).
asocia irrespetuosamente el nombre de Nuestra información sobre este as­
Tarquitio Prisco con el de Varrón en­ trólogo procede de Cicerón y Plutar­
tre otros retores «llenos de viento»4. co. C iceró n 1, que también le trató
Dos inscripciones de la ciudad (familiaris noster), dice que Tarucio
etrusca de Tarquinia, de la época de era un perfecto conocedor de la «doc­
Claudio, fijadas en la sede del Ordo LX trina caldea» (in primis Chaldaicis ra-
haruspicum, nos informan de él y de tionibus eruditus) y que hizo remontar
su hijo5. Este había aprendido de su el dies natalis de Roma a la fiesta de
padre la ciencia de los rayos (lo que Pales (Palilia o Parilia, el 21 de abril)
hace pensar que la disciplina se trans­ cuando la luna se encontraba en la
mitía como una herencia en línea pa­ constelación de Libra.
terna), sucediéndole a su muerte en la Por su parte Plutarco2 comienza re­
cátedra de haruspicina. Ambos elogia cordando que la fundación de Roma
de los Tarquitii debieron de ser redac­ se produjo un 21 de abril (del 753 a.C.)
tados por iniciativa de un tercer Tar- durante la conjunción eclíptica de la
quitius que fue, a mediados del siglo i luna con el sol. Además, sostiene que
d.C., consejero del emperador Claudio fue Varrón quien antes del año 44 a.C.
en su política religiosa contra las su­ propuso a Tarucio, excelente especia­
persticiones extranjeras. Durante cerca lista en astrología, que determinase el
de 30 años enseñó en Roma el arte de día y la hora de nacimiento de Rómu-
la haruspicina. lo. Tarucio cumplió el encargo y tras
enterarse de las acciones de Rómulo y
1. Plin., NH, II y XI. / 2. XXV, 2, 8. / 3. de las circunstancias de su muerte, con­
XXV, 2, 8 ./4 . Append. Verg., Cataletton, V, cluyó que la madre de Rómulo le ha­
3. / 5. CIL, XI, 3370 y 7566. bía concebido

[Bibl.: J. Heurgon, «Tarquitius Priscus ...el año primero de la segunda Olim­


et Porganisation de l’ordre des haruspices»: piada /772 a.C.], en el mes choiak de
Latomus, 12 (1953), pp. 402-417.] los egipcios, el día vigésimo tercero [24
de junio] y a la hora tercia, en que el
sol sufrió un eclipse total, y el naci­
T A R U C IO D E FIR M O / Lucius miento exacto en el mes thoyth, el día
Tarutius Firmanus (s. i a. C.).— Lucio vigésimo primero [24 marzo], a la sali­
Tarucio (Firmanus parece indicar su da del sol; y que Roma fue fundada por
lugar de origen, Firmum, y no su él el día noveno del mes pharmouthí [4
cognomen), es un astrólogo conocido, de octubre], entre la hora segunda y
sobre todo, por su elaboración del ho­ tercia (Plut., Rom., 12, 4).
róscopo de la ciudad de Roma. A fina­
les del mundo helenístico los astrólo­ El uso de los nombres egipcios de los
gos creían que el futuro de una ciudad, meses pone de manifiesto la práctica
como el de un particular, comportaba sincretista propia de la época; Tarucio
una duración determinada que podía parece haber conocido y consultado la
llegar a conocerse observando la posi­ obra atribuida a í'Nequepso-Petosiris.
ción de los astros en el momento de su De ambas fuentes (bastante escépti­
fundación. cas, por cierto, con el método de Ta-

285
TEÉNETO

rucio), se desprende que existía una ban sitiados por los peloponesios y
tradición, sin duda anterior al propio beocios, el adivino Teéneto elaboró
Tarucio, según la cual Roma había sido con Eupómpides un plan consistente
fundada el 21 de abril, coincidiendo en que todos los sitiados salieran con­
con la fiesta de las Parilia. Lo que el juntamente, atravesando las barreras
astrólogo romano «aportó» fue la de­ de los enemigos2. La mitad desistió
terminación de la constelación bajo la por considerarlo muy arriesgado, pero
cual Roma había sido fundada (llama­ cerca de doscientos cincuenta hom­
da Libra por los romanos y zigós por bres se ofrecieron voluntariamente:
los griegos, es decir, «yugo» o «yugo éstos, aprovechando las inclemencias
de la balanza»). La «elección» del sig­ de una noche invernal, lograron esca­
no zodiacal parece haber sido hecha par, rompiendo el cerco enemigo, has­
porque prometía a la capital la domi­ ta llegar al Ática5. Quienes optaron
nación universal; quizá Varrón, con su por permanecer fueron ejecutados por
consulta al astrólogo, pretendía buscar los espartanos o sometidos a esclavi­
una justificación del imperialismo ro­ tud (agosto del 427 a.C.); Platea, arra­
mano. Es precisamente en la obra de sada, pasó a manos del Estado espar­
Varrónj donde encontramos la prime­ tano. Aunque nada nos dice Tucídides
ra definición de Libra. hay que suponer que tanto Teéneto
Tarucio fue autor de un tratado, en como Eupómpides, autores del plan,
griego, titulado De astris (Sobre las es­ figuraron entre los escapados, si bien
trellas), que Plinio cita4 como una de el historiador añade que a Atenas sólo
sus fuentes en materia astrológica. Al­ llegaron 212 hombres, pues algunos
gunos autores (Bouché-Leclercq) con­ de los que ya habían emprendido la
sideran que Tarucio fue un harúspice huida decidieron regresar en el último
interesado por la astrología, lo que no momento a Platea.
parece probable.
1. Tuc., III, 20, 1. / 2. Tuc., IV, 20, 2. / 3.
1. De dw., II, 47, 98. / 2. Rom., 12, 4; cf. III, 20, 1-2.
Lyd., De mens., I, 14. / 3. LL, VII, 14; cf. Q.
Cicerón, Carm., Fr. 8. / 4. N H , «ind. auct.»,
XVIII.
TELÉN IC O / Telénikos (s. v a.C.).—
[Bibl.: W . K roll, «Tarrutius»: RE, IV, A, Adivino griego (mantis), probablemen­
2 (1932 ), cois. 2 4 0 7 -2 4 0 9 ; A. G ra fto n , te de origen ateniense, que vivió en la
«T he H o ro sc o p e o f th e F o u n d a tio n of segunda mitad del siglo v a.C. Teléni-
Rom e»: CPh, 81 (1986), pp. 148-153; J. H.
A bry, «L’H o ro sc o p e de R om e (C icéron, co formó parte de la expedición ate­
D iv., II, 98-99)», en Les Astres. Les corres­ niense a Egipto, donde debió de morir
pondences entre le d e l, la terre et Vhontme, en los primeros años de las operacio­
M ontpellier, 1996, pp. 121-140.] nes militares (459/458 a.C.).
Telénico es conocido sólo a través de
una inscripción1que recoge su nombre
T EÉN ETO / Theaínetos (s. v a.C.).— entre los caídos de la tribu Erechthei's.
Adivino (mantis) griego, hijo de Tol- Conocemos a Teleas, hijo de un Teléni-
mides1, quizá originario de Platea, que co, del demos ático de Pergase, que era
vivió en la segunda mitad del siglo v escritor hacia el 415/42; quizá se trate de
a.C. durante la llamada guerra arqui- un hijo o nieto del mantis.
dámica.
En el invierno del 428/427 a.C., 1 . 1G, 1:, 929/128. / 2. ¡G , I; 246/174; cf.
cuando los habitantes de Platea esta­ Aristof., A v 1025.

2 8 6
TELMESIOS

TELÍADAS / Telliádai.— A esta familia y del adivino Telias, hechas por


de adivinos, originaria de la Elide, se Aristomedonte de Argos.
refieren Heródoto1y Filóstrato2. Se ha­
cían descender de “Telias. Heródoto 1. Herod., VIII, 27, 3; Paus., X, 1, 8. / 2.
cita a *Hegesístrato como el «más insig­ VIII, 2 7 ,3 ./ 3. X, 1, II. /4 . VI, 18. /5 . Polien.,
VI, 1 8 . / 6. X, 1, 10.
ne de los Telíadas». Ya en el siglo I a.C.
Cicerón3 parece aludir a la familia en
[Bibl.: Fiehn, «Telliadai»: RE, V, A, 1
pasado. (1934), cois. 405-406.]
Las fuentes citan la empiromancia
entre las técnicas de los Telíadas. Los
autores m odernos se inclinan por
creerla relacionada (una rama?) con T E L M E SIO S / Telmessioí, Tel-
otras dos «familias» eléadas de adivi­ messeis.— Los Telmesios, como los
nos: la de los *Yámidas (Wilamowitz) ‘ Galeotas de Sicilia, no sólo formaban
y la de los *Clitíadas (Weniger). una familia cuyos secretos en materia
adivinatoria se transmitían de padre a
1. IX, 37,1 . / 2. VA, V, 25./ 3. Dediv.,1,91. hijo, sino que constituían una comuni­
dad étnica {genos) caracterizada por
sus estrechos vínculos religiosos. Se
TELIAS / Tellías (s. vi-v a.C.).— Adi­ suponía que descendían de Telmissos.
vino (mantis) griego de la familia de Para ellos el arte adivinatorio no era
los *Telíadas, originaria de la Elide, una ciencia personal sino una capaci­
que vivió en época de las guerras mé­ dad innata de todos los miembros del
dicas1. clan. Dicho don se manifestaba, pues,
Según Herodoto2ayudó a los focen- entre todos los miembros del genos, es
ses en la lucha desesperada contra los decir, entre los hombres, mujeres y ni­
tesalios poco antes de las guerras mé­ ños del clan'.
dicas. El espíritu inventivo de este adi­ En Asia Menor existían dos ciuda­
vino, unido a la angustiosa situación des con el nombre de Telmessos: una
de los focenses, refugiados en el en Caria (cerca de Halicarnaso) y otra
Parnaso, parece explicar lo narrado en Licia. Parece ser de aquélla de don­
por el historiador griego: Telias emba­ de procedían los telmésidas a juzgar
durnó con yeso, de pies a cabeza, a 600 por algunas inscripciones (ss. iv-m a.C.)
focenses, los más valientes del ejército, relativas al oráculo de Apolo en la ciu­
que recibieron todas sus armas. El adi­ dad. Plinio2 llama a la ciudad religio-
vino les dio la orden de que, durante la sissimam urbem.
noche (con luna llena, según Pau- Arriano3 cita al génos en la leyenda
sanias3 y Polieno4), matasen a cualquie­ del rey frigio Gordio. Siendo éste aún
ra que no viesen blanquear. Los centi­ un hombre pobre que sólo poseía un
nelas de los tesalios se sorprendieron puñado de tierra para trabajar y dos
al verles, pensando que eran fantasmas yuntas de bueyes (una para arar y otra
(phásma)5 o apariciones. Al terror de para llevar el carro), un águila se le
los centinelas siguió el de todo el ejér­ posó sobre el yugo permaneciendo en
cito tesalio, lo que permitió a los fo­ él hasta que fue la hora de desuncir los
censes no sólo dar muerte a muchos de bueyes. Maravillado por lo que vio,
ellos sino capturar sus armas, la mitad Gordio decidió ponerlo en conoci­
de las cuales fue consagrada en Delfos. miento de los adivinos Telmesios. Al
Pausanias6 refiere que por estos he­ llegar al poblado se encontró con una
chos los focenses enviaron como joven que estaba sacando agua, a la que
ofrendas a Delfos las estatuas de Apolo contó lo que le había sucedido. Ella le

287
TEMISTEAS

ordenó que regresara a aquel sitio e hi­ 1. A ir., Anab., II, 3, 4. / 2. NH, II, 30, 6. /
ciera un sacrificio a Zeus, pero Gordio 3. Anab., II, 3. / 4 . 1, 78. / 5. Cíe., De div., I,
pidió a la muchacha que le acompaña­ 91; Arr., Anab., IV, 4, 3. / 6. Telmiss., 537
Koch = ap. Athen., 7, 308-309. / 7. Schol.
ra para celebrar el sacrificio conforme Greg. Naz., Or. 1 c. lulian. 7 = PG, 3 6 , 1022.
a sus indicaciones; de sus relaciones
con la muchacha nació un hijo llama­
do Midas. T EM IST EA S / Themistéas (s. vi-v
En los años siguientes se produjo una a.C .).— Adivino griego (m antis) de
guerra civil entre los frigios. Un orácu­ origen desconocido. Plutarco1 le atri­
lo había anunciado que un carro les buye un vaticinio al rey espartano
traería un rey que pondría fin a su gue­ Leónidas similar al del adivino *Megis-
rra fraticida. Cierto día apareció el jo­ tias (con el cual parece confundirse): la
ven Midas, acompañado de sus padres, derrota de su ejército y su propia muer­
e hizo detener el carro ante la asamblea te en la batalla de las Termópilas. El rey
entonces reunida. Los frigios, recor­ quiso entonces enviarle a Esparta con
dando el oráculo, reconocieron en él al el pretexto de anunciar lo que iba a
hombre que los dioses les habían anun­ suceder, pero en realidad para que no
ciado, haciendo de él su rey. muriera con los demás; sin embargo, él
Los Telmesios fueron consultados no quiso apartarse de Leónidas y le
también por el rey de Lidia, Creso dijo: «Fui enviado como combatiente,
(560-546 a.C.)4, cuando las inmedia­ no como mensajero»2.
ciones de la ciudad de Sardes fueron
invadidas por serpientes que eran co­ 1. Mor., 221, C. / 2. Herod., VII, 221;
midas por los caballos, ofreciendo la Plut., Mor., 88, C.
siguiente interpretación del prodigio:
un ejército extranjero estaba a punto
de llegar al país de Creso y, una vez TEM IST O C LEA I Themistókleia (s. vi
en él, sometería a sus habitantes, pues a.C .).— Pitia citada también com o
la serpiente era hija de la tierra, y el Theocleia' y Aristokleia1. Según Dióge-
caballo, enemigo y venido de fuera. nes Laercio3, Pitágoras recibió de
Cuando los consultantes regresaron a Temistoclea los dogmas de Delfos. Pa­
Sardes con la respuesta, Creso ya ha­ rece tratarse de una de tantas tradicio­
bía sido hecho prisionero por los per­ nes que vinculaban al filósofo con el
sas. culto de Apolo.
Las formas de adivinación practica­
1. Suda, s.v. «Pythagoras». / 2. Porph., Vit.
das por los Telm esios fueron: a) la Pyth., 41. / 3. VIII, 21,8.
hepatoscopia o haruspicina5; b) la ob­
servación del vuelo de las aves
(Aristófanes6habla de melanopterygon T E O C L ÍM E N O / Theoclymenos.—
korakínon); c) según los escritores cris­ Adivino griego (mantis), originario de
tianos también la adivinación por sue­ Argos, hijo de *Polifides y descendien­
ños7. A juzgar por el más famoso de los te de *M elampo. En la Odisea' el pro­
Telm esios, *A ristandro, adivino de pio Teoclímeno nos dice que, tras ha­
Alejandro M agno, aquéllos también ber dado muerte a un hombre, tuvo
debieron de destacar en la interpreta­ que abandonar su patria y buscar refu­
ción de prodigios y portentos. gio en Pilos; allí se encontró a Teléma-
La obra de Aristófanes titulada Hoi co, a quien acompañó hasta Itaca.
Telemesses parodiaba probablemente Sus virtudes mánticas son puestas
las supersticiones asociadas al lugar y a de manifiesto en el poema homérico
sus habitantes. en tres ocasiones:

288
TÉOCLO

a) Cuando al desembarcar en ítaca, Recriminado por uno de los preten­


en compañía de Telémaco, interpreta dientes, que le considera un loco y de­
a éste, favorablemente, un presagio del sea arrojarlo de la casa de Ulises, Teo-
que todos habían sido testigos: un hal­ clímeno añade (en la que será su última
cón, «mensajero de Apolo», que voló intervención en el poema):
sobre Telémaco desde el lado derecho,
desplumó una paloma al pasar cayen­ Para nada, i oh Eurímaco!, quiero de ti
do sus plumas esparcidas en tierra cer­ compañía; / ojos tengo y oídos y tengo
ca de Telémaco: dos pies bien servibles / y una mente por
dentro cabal y sin tacha. Con ellos / a la
No sin orden de un dios, ¡oh Teléma­ calle me iré, porque veo el desastre que
co!, / ha sido este vuelo del halcón a tu viene / sobre todos vosotros; ninguno
diestra; / bien veo que es ave agorera; / podrá desviarlo / ni rehuirlo entre tanto
nunca habrá otro linaje más regio que galán como en casa de Ulises / el divino
el tuyo / en las tierras y las gentes de insultáis a los hombres tramando mal­
Itaca; / el mando será siempre vuestro dades (XV, 364-370).
(XV, 531-534).
1. XV, 271-278.
b) Cuando predice, en presencia de
Penélope, que Ulises no está lejos: :
TÉO C LO / Théoklos (s. vi-v a.C.).—
Venerable consorte de Ulises Laértida, Adivino griego contemporáneo y rival
tu hijo / no ha llegado a entender, pero de *Hecas. Pertenece a la rama mesenia
tú graba en ti mis palabras, / pues te de la familia de los *Yámidas de Élide.
voy a augurar con verdad sin dejar nada Era hijo de Eumantis y padre del tam­
oculto; / y por Zeus ante todo otro dios, bién adivino *Mánticlo. Como en el
por la mesa en que hoy / me acogiste y caso de aquél no sabemos con seguri­
la casa del hombre sin tacha a que lle­ dad si participó en la segunda o —como
go, / te aseguro que Ulises ya está en el parece más probable— en la tercera
país de sus padres; / en él duerme, en él guerra mesenia (h. 490 a.C.)
anda, investiga estas obras perversas / y Pausanias1le cita en el bando mesenio
prepara en su mente a esos hombres desde los comienzos de la guerra, reali­
desgracia y ruina; / tal señal de las aves zando los sacrificios propiciatorios de la
noté cuando estaba sentado / sobre el batalla contra los lacedemonios. Lo cier­
sólido barco y, al punto, mostréla a tu to es, pues, que aparece como consejero
hijo (XVII, 150-161). y colaborador del jefe del ejército
mesenio, Aristómenes.
c) Cuando anuncia la muerte a los También se narra2 que durante la
pretendientes de Penélope: batalla, Téoclo prohibió a Aristómenes
que fuese más allá de cierto lugar don­
¡Desgraciados! éQué mal os aflige? Su­ de había un peral silvestre en el que
midos en noche / vuestros rostros están, —como fruto quizá de una visión—
las cabezas, las mismas rodillas; / el so­ dijo que se hallaban los di oscuros. Pero
llozo os abrasa, las caras se os cubren de Aristómenes, llevado de su furia, des­
llanto; / las paredes chorrean de sangre, obedeció al adivino y, al llegar al ár­
las vigas hermosas; / el vestíbulo llenan bol, perdió el escudo; los lacedemo­
y pueblan el patio fantasmas / que a las nios pudieron salvarse en la huida
sombras se lanzan del Erebo; el sol en el gracias precisamente a que Aristóme­
cielo! se ha eclipsado, una niebla funes­ nes trataba de recuperarlo. Sólo algún
ta recúbrelo todo (XX , 350-357). tiempo después, cuando por indica­

289
TEÓCRITO

ción de la "'pitia de Delfos descendió cabrahigo. A mí me marca el dios un


al antro de Trofonio en Lebadea, pudo fin común con el de la patria; tú, en
hallar allí su escudo. cuanto puedas, salva a los mesenios,
La tercera guerra mesenia se prolon­ sálvate a ti mismo (IV, 21, 10).
gó durante once años; en realidad, se
transformó en un asedio lacedemonio Dicho esto, Téoclo corrió hacia los
del monte Hira, donde los mesemos se enemigos gritándoles unas palabras
habían refugiado. Según Pausanias, en que luego resultarían proféticas (pro­
el último año se cumplió lo que el dios fecía que parece ex eventu si admiti­
Apolo había anunciado a Aristómenes mos que se refiere a lo que sucederá en
y Téoclo cuando, trasladados a Delfos la Esparta del siglo iv a.C.):
para consultar sobre su salvación, la
pitia les dio la siguiente respuesta: ¡No siempre disfrutaréis alegres lo de
los mesenios! (IV, 21, 10).
Enseguida que el macho cabrío beba el
agua arremolinada del Neda / dejaré de Después se lanzó contra los enemi­
sostener a Mesenia; pues cerca estará gos y, tras matar a algunos de ellos,
la ruina (IV, 20, 1). cayó herido de muerte, satisfecho —
dice Pausanias— por su final5.
Los mesenios temían que los ma­ Los mesenios, dirigidos por Gorgos
chos cabríos bebiesen de las aguas del (hijo del rey Aristómenes) y por un
N eda (que separaba el territorio nuevo adivino, * M ándelo, acabaron
m esenio del eleo), pero el adivino estableciéndose en la ciudad de Zancle
Téoclo al ver un cabrahigo (trágos) (Sicilia).
nacido junto al Neda cuyas hojas se
mojaban el el río, comprendió a qué se 1. IV, 16, 1 ./2 . IV, 16, 5. / 3. IV, 21, 2. /
refería la pitia. Ocultando el verdade­ 4. XXI, 3 - 6 ./S. IV, 21, 10-11.
ro significado a los demás, llevó a Aris­
tómenes al cabrahigo para hacerle ver [Bibl.: Türk: RE, V, A, 2 (1934), col.
que ya no tenían salvación. 1997; P. Oliva, Esparta y sus problemas so­
ciales, Madrid, 1983.]
A partir de entonces los mesenios
comenzaron a perder sus posiciones
frente a los espartanos. Durante los
últimos días del asedio Téoclo y su hijo TEÓ CRITO / Theókritos (s. iv a.C.).—
Mánticlo (junto con Aristómenes) en­ Adivino griego (mantis) al servicio del
cabezaron el ataque contra los enemi­ ejército beocio en la batalla de Leuctra
gos3 aun sabiendo que no tardaría mu­ (371 a.C.). Plutarco1le atribuye la cer­
cho en llegar la derrota final de los tera interpretación de un prodigio en
mesenios. Es más, recorrían la ciudad vísperas del célebre combate: habien­
animando a los suyos a ser valientes, do recibido Pelópidas en sueños la or­
recordándoles el heroísm o de los den de inmolar a los manes de las hijas
jonios frente a Lidia4. de Esquedaso (violadas y muertas por
El último día de la guerra, viendo el los espartanos) una virgen rubia, para
cansancio de los mesenios, Téoclo se poder así alcanzar la victoria sobre sus
presentó ante Aristómenes y le dijo: enemigos, decidió consultar a los adi­
vinos sobre la oportunidad de cumplir
¿Por qué soportas inútilmente esta fa­ el mandato divino. En esto, una yegua
tiga? Está escrito que Mesenia caiga, y se escapó de la manada del campamen­
la desgracia que vemos hace tiempo nos to y, tras llegar hasta donde estaban
la advirtió la pitia y recientemente el aquéllos, se detuvo. Todos se fijaron

290
TEOTECNO

en el color de la crin, resplandeciente a Agripa «bienandanzas increíbles»,


como el fuego, y en la suavidad de su pero cuando examinó el horóscopo de
relincho. Augusto se levantó de un salto y se
Teócrito, tras reflexionar unos ins­ postró a sus pies.
tantes, se dirigió a Pelópidas excla­ El biógrafo latino dice2 que a partir
mando: de ese momento tuvo Augusto tanta
confianza en su destino, que hizo pu­
¡Noble Pelópidas, he aquí la víctima!; blicar su horóscopo y acuñar monedas
no esperemos ya otra virgen sino que de plata con la efigie de la constela­
acepta e inmola ésta que la diosa te pre­ ción de Capricornio, bajo la cual había
senta (Pelop., 22). nacido. Sin embargo, Suetonio no pa­
rece estar en lo cierto, pues las prime­
Siguiendo el consejo de Teócrito, ras emisiones monetales con dicho,
llevaron a la yegua al altar donde, tras tema fueron emitidas años después de
dirigir plegarias y ponerle coronas, fue su visita a Apolonia y el horóscopo de
inmolada. El triunfo tebano en Leuctra Augusto fue publicado sólo en el año
sobre los espartanos probó el acierto 11 d.C .3.
de la interpretación de Teócrito.
1. Aug., 94,12. / 2. Aug., 9 4 ,12. / 3. Dion
1. Pelop., 22. Cass., LVI, 25, 2.

T E O D O R O / Theódoros (s. iv-m TEÓRIDE / Theorís (s. iv a.C.).— Adi­


a.C.).— Adivino (mantis) al servicio de vina (mantis') y sacerdotisa (hiéreia2)
Pirro (328-272 a.C.), rey del Epiro. originaria de Lemnos3. El orador grie­
Según Plutarco1, a punto de firmar go Demóstenes (384-322 a.C.)4, dice
Pirro una paz con Lisímaco y Ptolo- de ella que era una hechicera y una
meo, Teodoro realizó un sacrificio pú­ pharmakís (envenenadora); la acusa de
blico previo al acto de juramento. Tra­ componer sortilegios y pretender cu­
jeron un macho cabrío, un toro y un rar a los enfermos de epilepsia así
carnero, pero éste último murió de re­ como de enseñar a los esclavos a enga­
pente, lo que causó risa a los presen­ ñar a sus amos. Tras un juicio fue cul­
tes. Sin embargo, el adivino Teodoro pada de aseheía (impiedad), siendo
prohibió a Pirro que hiciese el jura­ condenada a muerte por los atenien­
mento alegando que aquel prodigio ses, junto a toda su familia5. Es posible
significaba la muerte de uno de los tres que Teoride fuese también sacerdotisa
reyes. Pirro se apartó de la paz por esta de algún culto extranjero, quizá el de
causa. Sabazio.

1. Pin., 7. 1. Filocoro, FGrH, 238 F 60. / 2. Plut.,


Demost., 14, 6. / 3. Demost., XXV, 79. / 4.
Demost., 14. / 5. Demost., XXV, 79 ss.
TEÓ G ENES / Theogénes (s. i a.C.).—
[Bibl.: Ziehen, «Theorís»: RE, V, A, 2
Astrólogo griego que desde su obser­ (1934), cois. 2237-2238.]
vatorio en Apolonia (Epiro) reveló, en
el invierno del 45/44 a.C., el futuro a
Agripa y a Octavio (Augusto), años T E O T E C N O / Theóteknos (s. ih-iv
antes, pues, de que éste accediese al d.C.).— Mago y profeta de Antioquía
poder (31 a.C.). (Siria) que trataba de fundar un orácu­
Según Suetonio1, Teógenes anunció lo con una estatua de Zeus Philios

291
TESALIOS

cuando fue muerto (313 d.C.) por or­ velar el futuro: transfunde sangre hir-
den del emperador romano Licinio por viente al pecho abierto, lim pia de
haber animado a Maximino Daia a lu­ podre los meollos y le administra en
char contra sus enemigos y a perseguir abundancia el «virus lunar»; éste es
a los cristianos. Por ello Eusebio1 dice m ezclado con espuma de perros
de él que era hombre temible, charla­ hidrófobos, entrañas de lince, vérte­
tán, malvado y que no hacía honor a bras de hiena, meollos de ciervos ceba­
su nombre («hijo de Dios»), Teotecno dos con serpientes, etc.
llegó a ser nombrado, según dice el Viene a continuación una plegaria
propio Eusebio, curator civitatis de que consta de dos partes diferenciadas:
Antioquía. en la primera emite sonidos similares al
ladrido de los perros, al aullido de los
1. HE, IX, 2-3. lobos, a los gemidos del búho y el vam­
piro, al silbido de la serpiente, todos
ellos en «una única voz». La segunda
TESALIOS / Thessalii.— Los habitan­ parte va dirigida, ya en el lenguaje hu­
tes de la región griega de Tesalia, y en mano, a las divinidades infernales (Caos,
especial sus mujeres, eran famosos por Perséfone, Hécate, Cerbero, Caronte):
sus prácticas de hechicería. Conocemos
pocas hechiceras tesalias históricas Si os invoco con boca suficientemente
(*Aglaonicé, *Filina), pero la literatura sacrilega y mancillada, si jam ás canto
latina se interesó frecuentemente por estos ensalmos ayuna de carne huma­
ellas siendo especialm ente celébres na, si a menudo he lavado pechos to­
Ericto, Meroe y Mícale. Aun tratándo­ davía llenos de espíritu humano, des­
se de recreaciones poéticas será útil re­ pués de hacerlos rajar, con cerebro aún
cordarlas, especialmente para conocer caliente, si todo crío del que he coloca­
sus técnicas. do cabeza y entrañas en vuestros pla­
La primera, Ericto (Ericthó), prota­ tos iba a vivir, obedeced a mis ruegos.
goniza el libro VI de la Farsalia' de No reclamamos un alma oculta en la
Lucano (39-65 d.C.). Es Sexto Pompe- gruta del Tártaro y de tiempo acostum­
yo, hijo de Pompeyo Magno, quien en brada a las tinieblas, sino una que aún
el poema decide consultar a Ericto so­ desciende, abandonada la luz poco ha;
bre su suerte en las guerras civiles de todavía está parada en la primera hen­
finales de la República. La hechicera didura del lívido Orco; aunque preste
parte para el campo de batalla en bús­ oídos a estas hierbas, una sola vez ha­
queda de un cadáver que conservara los brá de llegar a los Manes. La sombra
pulmones para poder hacerle hablar. Se pompeyana de un soldado, hace poco,
trata, pues, de una escena de uno de los nuestros, cántelo todo al
nekyomanteía (consulta adivinatoria a hijo de su jefe, si es que las guerras civi­
través de la sombra o el alma de un les merecen vuestro beneplácito (Fars.,
difunto), como la protagonizada ya por VI, 706-719).
Ulises en la Odisea (a ’’Tiresias). Ericto
viste un manto variopinto, lleva el ros­ Algunos autores (F. Graf) conside­
tro descubierto (apartando los mecho­ ran que esta plegaria adopta la estruc­
nes del rostro) y ciñe su cabellera con tura de cualquier plegaria greco-roma­
una guirnalda de víboras. na, articulada, pues, por una invocatio,
El ritual es simple. Después de ha­ una narratio y, finalmente, unas preces.
llar un cadáver y transportarlo hasta el Pero, naturalmente, tanto la plegaria
bosque, el cuerpo del soldado muerto como los sacrificios constituyen una
es preparado con el fin de hacerle re­

292
TESALIOS

inversión deliberada del culto ordina­ Dime lo que requiero a cambio de una
rio romano. gran recompensa; pues si dices la ver­
Ericto, viendo que sus palabras no dad, te haré inmune a las artes hemo-
surten el efecto esperado, recurre a una nias mientras dure el mundo: en tal se­
segunda plegaria muy distinta de la pulcro y con tales leños incineraré tus
anterior: esta vez es una invocación miembros al son de una fórmula de la
mágica (carmen) dirigida en un tono Estigia, que tu sombra no volverá a es­
amenazante e imprecatorio: cuchar encantada a ningún mago. Sea
éste el precio de haber vivido por se­
Tisifone y tú, Mégera [dos de las tres gunda vez: ni palabras ni hierbas osa­
Furias o Erínias], indiferente a mis pa­ rán interrumpirte el sueño de un pro­
labras, écómo no empujáis con crueles longado Leteo una vez que haya dado
azotes, a través del vacío Erebo, a esta yo la muerte. A los trípodes y adivinos
alma desgraciada? Ya os provocaré yo de los dioses les cuadra un hado enig­
a salir mentándoos el nombre auténti­ mático: vuélvese cerciorado quienquie­
co, y abandonaré los canes estigios en ra pregunta la verdad a las sombras y
la luz de aquí arriba; os perseguiré, acude esforzado a los oráculos de la
guardesa, por tumbas y funerales, os muerte inexorable. No andes con mi­
arrojaré de los túmulos y os echaré de ramientos, te lo ruego: di las cosas por
todas las urnas. Y a ti, escuálida su nombre, di los lugares; presta tu voz
Hécate de lívido rostro, te mostraré a para que por ella los hados hablen con­
los dioses, ante los que sueles presen­ migo (Fars., VI, 762-774).
tarte con otra fisonomía, y te impediré
cambiar tu cara del Erebo. Difundiré, Finalmente el cuerpo sin vida del
Hennea [Perséfone], qué manjares te soldado prorrumpe en llanto y describe
retienen bajo el peso de la tierra, a cos­ los principales acontecimientos que
ta de qué pacto amas al tétrico rey de marcarán las guerras civiles romanas.
la noche, qué lacras sufriste que deter­ Tras el relato, reclamó nuevamente la
minaran a Ceres a no volver a llamar­ muerte. Nuevas fórmulas mágicas y
te. A ti, el peor de los árbitros del uni­ hierbas son precisas para que el cadáver
verso [Plutón], te introduciré al Titán, se desplome pero, al no mostrarse efec­
hendiendo tus cavernas y una súbita tivas, Ericto decide levantar una pira
luz diurna te herirá. ¿Me obedecéis, o funeraria donde el cadáver es quemado.
será preciso dirigirme a aquel a cuya La hechicera tesalia Mícale (Mycá-
invocación jam ás la tierra deja de tem­ le) es citada por Séneca (4-65 d.C.) en
blar sacudida, que contempla descu­ su tragedia Hércules en el Eta (vv. 525
bierta a Górgona y castiga a la Erinis ss.). La «docta Mícale» era la única en­
con sus propios látigos, que habita los tre todas las magas a quien seguía la
Tártaros fuera del alcance de vuestra luna. A ella se atribuía una pócima, con
mirada, para el que vosotros sois los la que debían empaparse las vestiduras
dioses de arriba, y al que perjura por del esposo o la persona amada en caso
las ondas de la Estigia? (Fars., VI, 711- de que una «odiosa rival» la hubiera
749). robado el lecho.
Finalmente, la hechicera tesalia
Al momento el cadáver se incorpo­ Meroe es citada en las Metamorfosis de
ró («fue despedido por la tierra», dice Apuleyo (h. 155 d.C.). Se la describe
Lucano). La hechicera, dirigiéndose a como mujer entrada en años pero to­
él, le promete que, si habla y revela el davía muy elegante. Uno de los perso­
futuro, nadie volverá a interrumpir su najes de la novela, Sócrates, la encuen­
sueño eterno: tra al frente de una taberna en las

293
TÉSALO DE TRALES

proximidades de la ciudad de Larisa; su amor, la había mentido y, además,


comparte con ella su excelente mesa, y se preparaba para huir. Introduciéndo­
después la cama, pero aquélla le roba se de noche en su habitación en com­
todo cuanto posee. pañía de su hermana Pantia, Meroe
Entre las «virtudes sobrenaturales» atraviesa con su espada el cuello de
de Meroe, Apuleyo cita2 su capacidad Sócrates, recogiendo cuidadosamente
para rebajar la bóveda del cielo, sus­ en un odre la sangre que brotaba. Des­
pender en los aires la tierra, petrificar pués, introduciendo la mano derecha
las aguas, disolver las montañas, invo­ por la herida, Meroe extrajo el cora­
car a los poderes infernales, hacer des­ zón de la víctima. Finalmente, Pantia
cender sobre la tierra a los dioses, os­ puso una esponja cubriendo la herida
curecer las estrellas o iluminar el entreabierta al tiempo que formulaba
Tártaro. un conjuro: «Atención, esponja, ten
M ás adelante, tras señalar que es cuidado: eres hija del mar, no pases
capaz también de que se enamoren de por el río». Concluida la operación las
ella los habitantes de la comarca e in­ hermanas se retiraron, no sin antes
cluso los indios y los etiopes3, el perso­ orinar sobre la cara de Lucio, el prota­
naje pasa a enumerar otros prodigios gonista.
más creíbles que Meroe hizo en pre­ A la m añana siguiente, cuando
sencia de muchos testigos: transformar Lucio se disponía a suicidarse, Sócra­
o convertir a uno de sus amantes en tes se levanta con vida11 creyendo que
castor4; a un cantinero que le hacía la todo había sido un sueño. Pero, poco
competencia, en rana5; a un abogado después de reanudar el viaje, apenas
que había hablado contra ella, en bo­ había tocado con los labios la superfi­
rrego6; a la mujer de otro de sus aman­ cie del agua para calmar su sed, la heri­
tes que se había burlado de ella y que da de su cuello se abrió saliendo por
estaba encinta la condenó a un emba­ ella la esponja empapada en sangre; el
razo permanente (de más de ocho conjuro de Pantia se había mostrado
años)7. efectivo y el cuerpo de Sócrates quedó
Los habitantes de la zona, indigna­ inánime sobre el río.
dos con ella, decidieron condenarla a
morir bajo una lluvia de piedras pero 1. vv. 624-830. / 2 . 1, 8, 4. / 3 . 1, 8, 6. / 4.
Meroe se adelantó: valiéndose, sobre I, 8 ,2 . / 5 . 1, 8, 3. / 6 . 1, 8 ,4 . / 7 . 1, 8,6 . / 8 . 1,
una fosa, de ciertas devotiones sepul­ 9, 1-3. / 9 . 1, 9, 4. / 1 0 .1, 9, 5. / 1 1 .1, 13-17.
crales, retuvo a todos encerrados en
[Bibl.: En general: J. Cazeaux, «La The-
sus respectivas casas durante dos días
ssalie des magiciens», en B. Helly, L a The-
completos, haciendo imposible forzar ssalie. Coll. M aison de l ’Orient, Lyon-Paris,
las cerraduras, arrancar las puertas o 1979, pp. 265-275. Sobre Ericto: R. Gor-
perforar las paredes8. Sólo cuando las don, «Lucan’Erichto», en H o m o V iator:
gentes juraron no castigarla e incluso C la ssic a l E ssa y s fo r } . B ram b le, Bristol,
protegerla en caso de sentirse amena­ 1987, pp. 231-241. Sobre la magia en Luca-
zada, se aplacó y liberó a toda la ciu­ no: W. Fauth, «Die Bedeutung der Nekro-
dad’ . A quien había encabezado la opo­ mantie-Szene in Lucan Pharsalia»: RhM ,
sición contra ella, lo transportó (con 118 (1975), pp. 325-344; L. Baldini, «Os-
servazioni sull’episodio mágico del 1. VI
su casa y su solar) a otra ciudad situada
de!laFarsaglia»:SF/C (1976), pp. 140-147.]
en la cúspide de una roca abrupta10.
Meroe lleva a cabo en un albergue
su venganza sobre Sócrates (compañe­
ro de viaje de Lucio, el protagonista de TÉSALO D E TRALES / Thessalós (s. i
la novela), quien había menospreciado d.C.).— Médico de época neroniana,

294
TÉSALO DE TRALES

originario de Tralles (Caria) y funda­ mento de volver a casa, pues ya había


dor de la escuela metódica que fue ins­ avanzado mucho en medicina, me puse
truido por Imouthis-Asklepios, dios a recorrer las bibliotecas en busca de
protector de la magia, para iniciarse en ciencia; y, habiendo descubierto un li­
la astrología y en la aplicación de las bro de Nequepso que contenía veinti­
hierbas. Al menos es lo que pretende cuatro maneras de tratar el cuerpo y
una carta (apócrifa) de Tésalo, preser­ todas las enfermedades según cada sig­
vada en un tratado astrológico1. no del zodíaco por medio de piedras y
Tésalo se dirige a un sacerdote egip­ plantas, quedé turbado por la grandeza
cio residente en D ióspolis (Tebas), maravillosa de la empresa. Pero no ha­
quien le propone conversar con el fan­ bía en ella, según parecía, m ás que
tasma de un muerto o con la divinidad vano humo de una fatuidad real: pues
misma. Tésalo opta por hablar con el preparaba la píldora helíaca preconiza­
dios Asklepios. En el texto que a conti­ da por el autor y sus otras recetas y fra­
nuación se reproduce, traducido de la casaba en todos los intentos que hacía
versión francesa, Tésalo relata su ex­ tratando las enfermedades. Este error
periencia religiosa: me pareció más cruel que la muerte y
fui consumido de malhumor, pues ha­
Tésalo a César Augusto, ¡salud! Mu­ biéndome fiado ciegamente de esta
chos han intentado durante su vida, obra, había alabado en una carta a mis
Augusto César, dedicarse al secreto de familiares la virtud de estos remedios y
las cosas maravillosas, pero ninguno de les había anunciado que regresaría solo
ellos ha podido todavía llevar a buen cuando hubiese adquirido la experien­
término su proyecto, a causa de las ti­ cia necesaria.
nieblas fatales que vienen a cubrir su
espíritu: yo soy, pues, aparentemente, En su narración, Tésalo recuerda
el único de todos aquellos que han exis­ que abandonó la ciudad de Alejandría
tido desde el comienzo de los tiempos, a causa de las burlas de sus colegas
en haber compuesto un tratado m ara­ médicos. Puesto que no deseaba tam­
villoso. En efecto, si bien he emprendi­ poco volver a casa, decidió recorrer
do una tarea que sobrepasa los límites Egipto en la idea de realizar su expe­
de las fuerzas humanas, he sabido co­ riencia o, si fracasaba, suicidarse. Su
ronarla con el fin que le era debido, alma «le predecía sin cesar» que ten­
aunque es cierto que no sin muchas dría un contacto con los dioses, por lo
pruebas y peligros. que tendía continuamente sus manos
Después de haber ejercido en la cien­ hacia el cielo suplicándoles una «visión
cia de la gramática en Asia y haber lle­ durante el sueño» o «una inspiración
gado a ser el más sabio de los hombres de lo alto» que le revelara la forma de
de este país, decidí sacar provecho, por llevar a cabo sus proyectos.
algún tiempo, de mi ciencia. Haciendo,
pues, vela hacia esa ciudad a la que to­ Habiendo, pues, llegado a Dióspolis, la
dos se apresuran a ir, Alejandría, provis­ capital más antigua de Egipto, que p o­
to de una buena suma de plata, frecuen­ see multitud de templos, me establecí
té los filólogos más prestigiosos y todos en ella; allí se encontraban, en efecto,
me hicieron alabanzas por mi am or al multitud de sacerdotes amantes de las
estudio y mi rapidez en comprender. letras y sabios en muchas ciencias. El
Yo era también asiduo de las leccio­ tiempo pasa, mi amistad por los sacer­
nes de los médicos dialécticos, pues ar­ dotes iba en aumento y yo les pregunté
día de una pasión increíble por esta un día si quedaba algo de la fuerza
ciencia. Como había llegado el m o­ operatoria de la magia. Vi entonces que

295
TÉSALO DE TRALES

la mayor parte de ellos se indignaba por abajo, habiéndome encerrado en la ha­


mi temeridad en concebir tales esperan­ bitación y pidiéndome que me sentara
zas; sin embargo uno de ellos, que ins­ frente al trono donde el dios tenía que
piraba confianza por la seriedad de sus aparecer, evoca a Asclepio gracias a la
costumbres y su gran edad, no defrau­ virtud de las palabras misteriosas, sa­
dó mi amistad. Me aseguró que tenía el liendo después de cerrar la puerta con
poder de producir visiones por medio llave. Yo estaba, pues, sentado estupe­
de un plato lleno de agua. Le invité, facto de cuerpo y alma a la vista de un
pues, a ciar un paseo conmigo por la espectáculo tan maravilloso (pues nin­
parte más vacía de la ciudad sin decirle guna palabra humana sabría describir
lo que deseaba. Llegamos hasta un bos­ los rasgos de este rostro ni el esplendor
que de los alrededores, de gran tranqui­ de los ornamentos), cuando el dios, le­
lidad, y allí me arrojé de repente con­ vantando su mano derecha, me saluda
tra el suelo y, lleno de lágrimas, le besé en estos términos: «¡Oh feliz Tésalo,
los pies. Y como, extrañado ante lo in­ hoy un dios te honra, y pronto, cuando
esperado de mi acción, me preguntara hayan sabido de tus éxitos, los hom­
por las razones de mi comportamiento, bres te tendrán en reverencia como a
le contesté que mi vida estaba en sus un dios! Interrógame, pues, sobre lo
manos, que era necesario que conver­ que quieras; yo te responderé con agra­
sara con un dios y que si, tal cosa no do sobre todas las cosas». Pero aunque
sucedía, estaba dispuesto a quitarme la yo apenas podía hablar, fuera de m í y
vicia. Entonces, levantándome del sue­ con el alma fascinada por la belleza del
lo y consolado con los mejores propó­ dios, sin embargo, le pregunté por qué
sitos, me prometió cordialmente aten­ había fracasado ensayando las recetas
der mis peticiones y me ordenó un de Nequepso. Sobre ello el dios me dijo:
ayuno de tres días. Yo, atraído por sus «El rey Nequepso, hombre sensato que
promesas, le besé la mano y le cubrí de estaba en posesión de todo poder mági­
agradecimientos, llorando como una co, no recibió de ninguna voz divina
fuente: pues es una ley de la naturaleza ninguno de los secretos que tú quieres
que una alegría inesperada provoca aprender; dotado de una sagacidad na­
más lágrimas que la pena. Después, tural, había comprendido la afinidad
abandonando el bosque, comenzamos existente entre las piedras y las plantas
a ayunar, y estos tres días, en la impa­ con los astros, pero no sabía los mo­
ciencia en que me hallaba, me parecie­ mentos y los lugares en los que era ne­
ron otros tantos años. cesario recolectar las plantas. El creci­
Cuando llegó el tercer día, a partir miento y la muerte de todos los frutos
de la aurora, fui a saludar al sacerdote; de la estación dependen del influjo de
éste había preparado una habitación los astros; además, el espíritu divino
con todo lo que era necesario para la que su extrema sutilidad hace pasar a
consulta; por mi parte, siempre previ­ través de toda sustancia, se expande en
sor, había llevado, sin decírselo al sa­ particular abundancia en los lugares
cerdote, papel y tinta para tomar nota que alcanzan los influjos astrales en el
de lo que se dijera. El sacerdote me pre­ transcurso de su revolución cósmica
guntó si deseaba conversar con el fan­ (CCAG, VIII, 3, 134-151).
tasma de algún muerto o con un dios:
«Con Asclepio», le dije, añadiendo que Tésalo recibió del dios un largo tra­
culminaría mi dicha si me dejara co­ tado (Sobre las plantas sometidas a los
municarme con el dios a solas. El me doce signos del zodíaco y a los siete pla­
lo prometió de m ala gana (su rostro así netas), prototipo de una ciencia profa­
lo mostraba), pero me lo prometió. Allí na revelada por un dios. En el epílogo

296
TI M A R C O

de la versión latina, Tésalo pregunta al por los romanos bajo el gobernador


dios si existe alguna planta que haga al Cupio Fado, es decir, entre los años 44
hombre inmortal; Asklepios le respon­ y 46 d.C. Había persuadido a gran par­
de que muchas, pero que no es bueno te de los judíos a seguirle hasta el río
para el hombre que las conozca. Des­ Jordán anunciando que, como profeta
pués desaparece y sube al cielo. («mago» le llama sin embargo Flavio
Josefo), a una orden suya se abrirían las
1. CCAG, VIII, 3, 134-151. aguas del río y que de esta manera les
haría fácil el cruce. El procurador ro­
[B ibl.: Fragm entos en P. Boudreaux mano truncó el intento lanzando la ca­
(ed.), C atalogus Codicum Astrologorum ballería contra la multitud y detenien­
Graecorum VIII, 3, Bruxelles, 1912, pp. do a Teudas, al que más tarde se le
132-165. Estudios: P. Boudreaux, «Notes
decapitó la cabeza que sería enviada a
sur quelques manuscrits grecs des bibliothè­
ques de Rome. I. Thessalos l’astrologue»: Jerusalén.
MEFRA, 26 (1906), pp. 351-364; F. Cu- Suele ser identificado con un agita­
mont, «Ecrits hermétiques, II: Le médicin dor citado en el Nuevo Testamento2.
Thassalus et les plantes astrales d ’Hermes Sabemos que, poco antes de la sedición
Trism égiste»: Revue de Philologie, 42 de *Judas el Galileo, se sublevó al fren­
(1918), pp. 85-108; A. J. Festugière, «L’ex­ te de 400 hombres. El fariseo Gama-
périence religieuse du médicin Thessalos»: liel, dirigiéndose al Sanedrín (ante el
Revue Biblique, 48 (1939), 45 ss.; H. V. que comparecían los apóstoles Pedro y
Friedrich, Thessalus von Traites: griechisch
Juan), recuerda que «no hace mucho»
und lateinisch, Meisenheim am Glan, 1968.]
Teudas se alzó diciendo «que él era al­
guien», se le adhirieron cuatrocientos
T E U C R O /Teukros (s. ia.C .).— Astró­ hombres, cayó muerto y todos los que
le obedecían se disolvieron. Recomien­
logo babilonio de época helenística.
Escribió en griego una obra, Sphaera da, pues, permanecer al margen de los
barbarica, com puesta quizá en Asia Apóstoles en la idea de que, igual que
Menor, en la que describía el cielo y las Teudas y Judas, fracasarán.
estrellas fijas; también recogía en ella El Teudas de Gamaliel es uno de los
los términos egipcios, babilonios y grie­ muchos profetas y agitadores que apa­
gos de las constelaciones. El resultado recieron a comienzos del siglo i d.C.
es una obra que, al menos, triplicaba el Es posible que Flavio Josefo come­
catálogo elaborado por Arato. ta un error situando al personaje cua­
Su trabajo fue consultado a comien­ renta años después de la época en que
zos del Imperio por Asclepíades de realmente vivió.
Mirlea y por *M anilio; más tarde por
1 .Ant.Jud., XX , 5 ,1 . / 2 .1 Hch 5, 36.
los astrólogos Antioco y Retorio (s. vi
d.C.) y, en Persia, por Abu M a’shar,
que lo tradujo del persa al árabe. Por
T1MARCO / Timarchos (s. iv a.C.).—
su parte Ibn Ezra de Toledo, en el siglo
Adivino griego (mantis), citado por
xn d.C., lo tradujo al hebreo.
Plutarco en su diálogo Sobre el demon
1. II, 3.
de Sócrates'. El diálogo tiene lugar en
Atenas en un círculo aristocrático pro-
tebano, donde se pide a Cafisias, her­
mano de Epaminondas, que narre el
TEUDAS / Theudas (s. i d. C.).— Pro­ levantamiento de Tebas contra la guar­
feta judío (quizá zelota), citado por el nición espartana de la Cadmea (379
historiador Flavio Jo sefo 1, ejecutado a.C.). El tema preferente de discusión

297
TIMEO

se centra en la naturaleza del demon por proclamarse vencedor en dos com­


socrático. peticiones de pancracio en Olimpia y
tres en Pitó2; sus éxitos deportivos le
1. Passtm. valieron la erección, en Olimpia, de
una estatua, obra de Agéladas de Argos.
[Bibl.: Traducción española del diálogo:
R. M. Aguilar, Plutarco. Obras morales y 1. Herod., V, 72, 4; Paus., VI, 8, 6. / 2.
de costumbres (M oralia), VIII, M adrid, Paus., VI, 8, 6.
1996, pp. 261-265.]

TIRESIAS / Téiresías. Célebre adivino


T IM EO / Timaios (s. i a.C.).— As­ (mantis) tebano y destacado protago­
trólogo griego del siglo i a.C. Según nista del llamado «ciclo tebano». So­
Antíoco1, fijó los siete «lugares» influ­ bre sus orígenes existe acuerdo en pre­
yentes del Dodekatopos, las cuatro es­ sentarlo com o hijo de Everes (un
quinas, los dos trigonios del horósco­ descendiente del esparto Udeo) y de la
po y el orto del centro celeste. Plinio2 ninfa Cariclo1. Su nombre se relaciona
le cita en varias ocasiones como ma- con téras («signo prodigioso»), sin
thematicus: recuerda su cálculo de la duda por su capacidad para interpre­
órbita de Venus y sus teorías tanto so­ tarlos (teratoskópos).
bre los desbordam ientos del N ilo3 En cambio, tanto sobre su ceguera
como la que sostenía que las hojas como sobre su arte adivinatoria circu­
caen cuando el Sol pasa a la constela­ laban tres versiones diferentes. Según
ción de Escorpión4. *Vetio Valente5 (s. una de ellas, quizá la más antigua, Ti-
ii d.C.) alude a él en uno de los capítu­ resias había sido castigado con la ce­
los de su obra, así com o Palchos6. guera, bien durante su infancia o ya en
Suidas cita entre sus escritos una Ma- la madurez, por revelar a los hombres
thematiká (de contenido astrológico) secretos que los dioses se reservaban
y Perí Physeos. para sí2. Otra, atribuida a Ferécides3,
sostiene que fue cegado por la Atenea:
1. CCAG, VIII, 3 ,1 1 6 ,3 ./ 2. NH, II, 38. / Tiresias vio involuntariamente a la dio­
3. NH, V, 55. / 4. NH, XVI, 8 2 ./5 . II, 3 1 ./6 .
sa desnuda mientras tomaba un baño y
CCAG, I, 97.
ésta, tapándole los ojos con sus manos,
los oscureció para siempre. La ninfa
Cariclo, que contaba con el afecto de
T IM E SÍT E O / Timesítheos (s. vi Atenea, le rogó que le devolviera la vis­
a.C.).— Adivino (mantis) griego, na­ ta pero no pudo; en cambio, purificó
tural de Delfos, colaborador del políti­ sus oídos para que pudiera interpretar
co ateniense Iságoras, en cuya facción el lenguaje de las aves y le regaló un
militaba. En el 508/507 a.C. tomó par­ báculo de cerezo silvestre que le per­
te en el intento de Iságoras, apoyado mitía caminar como si viese 4.
por el espartano Cleómenes, de apo­ Una versión casi idéntica, pero más
derarse de la acrópolis de Atenas y es­ detallada, es presentada por Calimaco
tablecer un régimen oligárquico, pero en su Himno al baño de Palas5-, cuan­
fue hecho prisionero por los partida­ do Atenea se bañaba en compañía de
rios de Clístenes, siendo condenado a Cariclo en la fuente Hipocrene, Tire­
muerte1. sias, que, sediento, se había acercado a
Con anterioridad, además de como ella, las vio involuntariamente. Atenea,
mantis, había destacado tanto por su diosa virginal y casta, no pudo consen­
valiente actuación en la guerra como tir que el mortal que la había visto des­

298
TIRESIAS

nuda quedara impune (si bien en el mos y la caída de Tebas, saqueada por
poema de Calimaco Atenea dice sólo los Epígonos). Hesíodo pone en boca
que se le castiga porque a los dioses no suya la siguiente plegaria a Zeus:
se les puede ver sin su consentimien­
to): cegó a Tiresias pero, apiadada por Zeus padre, ojalá, ojalá me hubieras
las súplicas de la madre, lo convirtió dado un tiempo de vida más corto y ver
en adivino de larga vida y le concedió en mis entrañas preocupaciones iguales
el privilegio de ser el único que, una a las de los hombres mortales. Pero aho­
vez muerto, pudiera conservar su arte ra ni un poco me honraste tú que me
adivinatorio en el Más Allá. La cegue­ hiciste tener un largo tiempo de vida y
ra es, en cualquier caso, una caracte­ vivir siete generaciones de hombres
rística común a muchos adivinos grie­ mortales (apud Tzetes, Licofr., 682).
gos (*Fineo, *Evenio).
Por su parte Hesíodo6, seguido por Sólo el apenas conocido Sóstrato10,
otros autores 7, ofrece la tercera ver­ que escribió un poema elegiaco titula­
sión: paseando Tiresias por el monte do Tiresias, se aparta de los autores que
Cilene halló unas serpientes copulan­ siguen la versión hesiodea, pues dice
do; tras herirlas (o tras separarlas) fue que el adivino cambió siete veces de
transformado en mujer. Siete años des­ sexo.
pués, pasando por el mismo lugar, vol­ Desde entonces Tiresias — en su
vió a ver otras dos serpientes acopla­ papel de transmisor de los anuncios
das y, actuando de la misma forma, divinos— aparece como un viejo, a
recuperó su sexo original. O vidio8 veces cansado de la vida, sin ambicio­
pone en boca de Tiresias el siguiente nes. Juega, sin embargo, un destacado
razonamiento: «Si el poder de los gol­ papel en Antígona y Edipo Rey de Só­
pes que recibís es tan grande que hace focles y en Las Fenicias y en L as
que se transforme en su contraria la Bacantes de Eurípides.
naturaleza de quien os los da, voy a Se le atribuían muchas profecías re­
heriros también ahora». Algunas fuen­ lativas a los acontecimientos más im­
tes añaden que el cambio de varón a portantes del llamado ciclo tebano:
hembra se produjo al golpear a la ser­ a) Revela a Anfitrión la infidelidad
piente hembra y el de hembra a varón involuntaria de su esposa, Alcmena
al golpear al macho. (Zeus había tomado la apariencia de
Finalmente, cuando Zeus y Hera Anfitrión), de la que nacería Heracles11.
discutían sobre quién disfrutaba más b) Descubre los crímenes de Edipo
en los encuentros amorosos, si la mu­ y aconseja a Creonte que expulse al rey
jer (como creía el dios) o el hombre para librar a Tebas de la mancha que
(como pensaba la diosa), decidieron éste le impone.
llamar a Tiresias, que conocía por ex­ c) Durante la primera guerra tebana
periencia el amor desde ambos sexos. (Expedición de los Siete Jefes), Tire­
Este dijo que, si el placer tuviera diez sias revela a los suyos que el único
partes, «una sola parte de diez goza el medio de salvar la ciudad y vencer a
hombre; las diez satisfacen a la mujer los argivos era que Meneceo, hijo del
deleitando su mente»9. Entonces Hera, rey tebano Creonte, fuera sacrificado
encolerizada por la respuesta, lo cegó, a Ares. El sacrificio de Meneceo pare­
pero, en compensación, Zeus le con­ ce ser una innovación de Eurípides. En
cedió el arte de la adivinación y una Las Fenicias el adivino dice a Creonte:
larga vida, en opinión de algunos anti­
guos, de hasta siete generaciones (se le Escucha entonces, pues, la senda de
hacía vivir entre los tiempos de Cad- mis predicciones (eso que, si lo hacéis,

299
TIRESIAS

salvaréis a la ciudad de los Cadmeos]. proximidades, era visitada aún en épo­


Debes sacrificar a este Meneceo en fa­ ca histórica. N o obstante, según otra
vor de la patria, a tu propio hijo, ya versión, Tiresias había sido capturado
que tú eres el que invoca a l destino por los argivos, junto a su hija Manto,
(.F e n 911-914). muriendo de fatiga en en el camino a
Delfos, cerca de Haliarto14.
Creonte reacciona violentamente También en plena época histórica se
contra el adivino, negándose a sacrifi­ mostraba en Tebas el lugar desde don­
car la vida de su hijo. Tiresias, tras ex­ de Tiresias observaba las aves con fines
plicarle las razones por las que había adivinatorios15; dado que no podía
caído tal desgracia sobre su familia, ter­ contemplar su vuelo, escuchaba con
mina exponiendo la difícil situación de atención su canto y el revoloteo de sus
los adivinos: alas. Por ello Sófocles puso en boca del
adivino las siguientes palabras dirigidas
En lo que de m í depende, todo lo sa­ a Creonte (con las que comienza a re­
bes. Guíame, hija, hacia casa. Quien se velarle la muerte inminente de su hijo):
dedica al arte de los presagios, pierde
su vida. Si se da el caso de que anuncia Lo sabrás, si das oídos a los presagios
dolores se hace odioso a aquellos a los de mi arte. Estaba yo sentado en mi si­
que pronostica los augurios. Y si dice tial de auspicios acostumbrado, puerto
mentiras por piedad hacia quienes le adonde afluían toda clase de aves,
consultan viola los preceptos de los cuando oigo un alboroto de pájaros
dioses. ¡Sólo Febo debiera dar oráculos extraño para mí, chirriando todos con
a los humanos, él que no tiene temor a funesta furia y en tumultuosa algara­
ninguno! {Fen., 954-959). bía; noté que con sus garras se estaban
destrozando cruelmente los unos a los
Meneceo, que ofrece voluntariamen­ otros, pues lo decía a voces el ruido de
te su vida por el bien de la patria al co­ sus alas (Antig., 1000 ss.).
nocer la predicción de Tiresias, es un
antídoto contra el egoísmo de los de­ En otras ocasiones la ceguera le im­
más, el mejor héroe ciudadano. Después pide examinar personalmente las visce­
de la inmolación de Meneceo se cum­ ras de las víctimas para conocer a través
plen las predicciones de Tiresias, pues de ellas el futuro. Recurre entonces a los
Capaneo escala la muralla de Tebas, «ojos», es decir, a la descripción que le
pero muere alcanzado por un rayo de hacen otros, como su propia hija.
Zeus, tras lo cual los argivos se retiran. Durante la época helenística y roma­
d) Cuando, tiem po después, los na, el nombre de Tiresias aparece aso­
Epígonos dedicieron atacar Tebas para ciado a varias leyendas: el adivino
vengar la muerte de sus padres, Tire­ aconseja al rey Penteo que no se opon­
sias aconsejó a los tebanos recurrir a ga a la introducción del culto a Dioniso
las negociaciones y abandonar de no­ en Beocia y revela la suerte de la ninfa
che la ciudad para evitar una matanza Eco después de su metamorfosis. Tam ­
general; enviado un heraldo a los ene­ bién predice la muerte de Narciso16.
migos, y subiendo a los carros a los ni­ Tiresias había recibido de Zeus el
ños y mujeres, los tebanos lograron privilegio de conservar, después de su
salir de la ciudad y salvarse 12. Sin em­ muerte, el don de la profecía. Ya en
bargo, esa misma noche, al llegar a la los poemas homéricos, Ulises —por
fuente llamada Tilfusa, sediento y can­ indicación de Circe— emprende su
sado de andar, Tiresias bebió de ella y viaje al país de los cimerios para evo­
m urió u . Su tum ba, situada en las car la sombra del adivino {necyoman-

300
TIRESIAS

teíá) con el fin de conocer cómo re­ dos de orgullo te comen los bienes / pre­
gresar a Itaca: tendiendo a tu esposa sin par con ofer­
tas de dotes. / Verdad es que a l llegar
¡Oh Laertíada, retoño de Zeus, Ulises vengarás sus violencias; mas luego / que
mañanero!¡ ¿Cómo ha sido, infeliz, que, a los fieros galanes des muerte en tus
a la luz renunciando del día, í has venido salas, ya sea / por astucia, ya en lucha
los muertos avery el lugar sin contento? leal con el filo del bronce, t toma al
/ M as aparta del hoyo, retira el agudo punto en tus manos un remo y empren­
cuchillo, / que yo pueda la sangre beber de el camino / hasta hallar unos hom­
y decir mis verdades (Od., XI, 90 ss.). bres que ignoren el mar y no coman I
alim ento ninguno salado, ni sepan
Tiresias, empuñando un cetro de tampoco / de las naves de flancos pur­
oro, anuncia a Ulises que llegará a su púreos ni entiendan los remos I de ex­
patria solo y en un barco extranjero; pedito manejo que el barco convierte
que tendrá que vengarse en ella de los en sus alas. / Una clara señal te daré,
pretendientes de Penélope, pero que bien habrás de entenderla: / cuando un
después deberá partir nuevamente con día te encuentres al paso con un cami­
su remo al hombro hasta que llegue a nante / que te hable del bieldo que lle­
un país cuyos habitantes, no conocien­ vas a l hombro robusto, / clava al punto
do el mar, le preguntarán qué bieldo en la tierra tu remo ligero y ofrece / al
es ése que lleva: allí deberá realizar un real Posidón sacrificios de reses hermo­
sacrificio expiatorio en honor de Po- sas, / un camero y un toro, un montés
seidón, tras el cual podría regresar nue­ cubridor de marranas; / luego vuelve a
vamente al hogar. Finalmente le anun­ tu hogar, donde harás oblación de
cia su propia muerte que le llegará, en hecatombes / uno a uno a los dioses que
edad avanzada, lejos del mar: pueblan el cielo / anchuroso; librado
del mar, llegará a ti la muerte, / pero
Claro Ulises, en ansias estás de tu dul­ blanda y suave, acabada tu vida en la
ce regreso, / pero un dios te lo va a ha­ calma / de lozana vejez; entretanto tus
cer penoso. No pienso que olvide l el gentes en tom o / venturosas serán. E s­
que bate la tierra las iras que puso en tas son las verdades que anuncio (Od.,
su pecho / al entrar en furor contra ti, XI, 100-137).
que cegaste a tu hijo; / mas con todo,
entre muchos trabajos vendréis a la La imagen del adivino impartiendo
patria / si decides tu gusto frenar y el sus profecías desde el mundo de ultra­
ardor de tus hombres. / Una vez atraca­ tumba explica que en Orcómene exis­
da tu sólida nave en la isla / de Trina- tiera desde muy antiguo un oráculo de
cria después de escapar a las cárdenas Tiresias.
aguas, / unas vacas pastando verás en­ Se ha observado que las profecías de
tre recias ovejas: / son del Sol, el que Tiresias no están ligadas al dios Apolo.
todo lo mira, el que todo lo escucha. / Su saber le viene de Atenea o de Zeus
Si a esas reses respetas, atento tan sólo (Píndaro17 le llama «profeta de Zeus»),
a l regreso, / a la patria podréis arribar lo que explica el enorme prestigio de
aún con grandes trabajos; / mas si en este adivino a lo largo de la historia.
algo las ¿lañas, entonces predigo ruina /
para ti, tu bajel y tu gente. Y si tú la 1. Apolod., III, 6, 7; Teocr., Idil., XXIV,
esquivases, / irás tarde, en desgracia, 65; Ferecid., Fr. 16. /2 . Apolod., III, 6,7 . / 3.
con muerte de todos los tuyos, / sobre apud Apolod., III, 6, 7. / 4. Apolod., III, 6, 7.
nave extranjera y allí encontrarás nue­ / 5. vv. 57 ss. / 6. Fr. 275. / 7. Ovid., Met., III,
vos males: / unos hombres que henchi­ 316-318; Higin., Fab., 75; Ant. Lib., 17; Fleg.

301
TISAMENO

Tralles, 257 F 36; Lact. Plac., Theb., II, 95. / con dinero para que colaborara con el
8. Met., Ill, 328-330. / 9. Hes., Fr. 275. / 10. ejército espartano. Tisameno, hacién­
apud Eust., 1665, 40-64. / 11. Apolod., II, 4,
dose de rogar, puso entonces como
8. /1 2 . Apolod., Ill, 7, 3; Diod., IV, 66. / 13.
Paus., IX, 3 3 ,1 ; Diod., IV, 67, 1. / 14. Paus., condición que se le concediera la ciu­
VII, 3 3 ,1 ; IX, 18, 3. / 15. Paus., IX, 16, 1. / dadanía espartana con todos sus privi­
16. Ovid., Met., Ill, 349 ss. / 17. Nem., I, 60. legios e incluso, algo después, exigió
idéntica pretensión para su hermano
[Bibl.: C. Garcia Gual, «Tiresias o el adi- Agias. Atemorizados por la suerte de
vino como mediador»: Emerita, 43 (1975), la guerra contra los persas, los esparta­
pp. 107-132 = Mitos, viajes, béroes, M a­ nos cedieron finalmente a sus recla­
drid, 1996; L. Brisson, Le mythe de Tirésias. maciones, quizá poco después de la
Essai d'analyse structurale, Leyden, 1976; batalla de las Termopilas (480 a.C.);
A. Paparizos, «A utorité mantique et
según Heródoto los hermanos fueron
autorité politique: Tirésias et Oedipe»: Ker-
nos, 3 (1990), pp. 307-318; G. Ugoldini,
los dos únicos extranjeros que obtuvie­
«Tiresia e i sovrani di Tebe: il topos del liti- ron la nacionalidad espartana. En com­
gio»: MD, 27 (1991), pp. 9-36; N . Loreaux, pañía del ejército espartano Tisameno
The experiences o f Tiresias. The femenine participó en cinco expediciones: Pla­
and the Greek Mon, Princeton, 1995.] tea (contra los persas), Tegea (contra
tegeatas y argivos), Dipea, Itome (con­
tra los hilotas) y T anagra (contra
argivos y atenienses).
TISAM ENO / Tisamenós (s. v a.C.).—
Tisameno se convirtió no sólo en
Célebre adivino griego (m antis) y
garante de las victorias del ejército es­
sacrificador, hijo de *Antíoco y her­
partano sino en un hábil y prudente
mano de Agias, de la familia de los
consejero militar. Heródoto3 dice que
*Yámidas', originario, por tanto, de la
durante la batalla de Platea (479 a.C.),
Elide. Tisameno fue, a su vez, padre
las víctimas sacrificadas por Tisameno
de *Agéloco, abuelo de * Agias y quizá
anunciaron una victoria para los grie­
también de ‘ Tisameno. Vivió en épo­
gos si los invadidos se mantenían a la
ca de las guerras médicas, muriendo
defensiva, pero señales desfavorables
quizá tras la batalla de Tanagra (457
en caso de querer pasar el Asopo y ata­
a.C.)
car los primeros.
Heródoto2 dice que en una ocasión
En el asedio a los hilotas sublevados
Tisameno consultó a la pitia de Delfos
de Itome, los espartanos dejaron salir a
si tendría o no descendencia, a lo que
todos aquellos hilotas y mesenios que
la profetisa le respondió que saldría
lo desearan (con el fin de evitar una
vencedor en cinco famosas contiendas.
masacre inútil) obedeciendo, según dice
Pensó Tisameno que con esta oscura
Pausanias4, los consejos de Tisameno
respuesta la pitia se refería a los jue­
(secundado a su vez por el oráculo de
gos olímpicos, presentándose al pen­
Delfos). A su muerte se construyó una
tatlón (competición que comportaba
tumba a cargo del Estado para él y los
cinco modalidades atléticas), pero fue
suyos; sus descendientes siguieron ase­
vencido por su rival, H ierónim o
sorando espiritualmente al ejército es­
Andrio.
partano.
De su derrota dedujo inmediata­
mente que la respuesta de la pitia se 1. Herod., IX, 33, 1. / 2. IX, 33. / 3. IX,
refería no a las competiciones deporti­ 36. / 4. III, 11,8.
vas sino a contiendas militares. Los es­
partanos, que no desconocían la res­ [Bibl.: Schwahn, «Teisamenos»: RE, V,
puesta de la pitia, procuraron atraerlo A, 1 (1934), cois. 135-136.]

302
TRAS í BULO DE ÉLIDE

TISA M ENO DE ESPARTA / Tisame- adormidera y de otras hierbas análo­


nós (s. v a.C.).— Adivino griego (man- gas en dosis tan pequeñas que pesaban
tis), de la familia de los *Yámidas, qui­ menos de una dracma. No existía nada
zá nieto del anterior y hermano o hijo capaz de neutralizar este veneno que,
de *Agias. Natural de Esparta, vivió en además, conservaba su poder durante
la segunda mitad del siglo v a.C. un tiempo prolongado sin perder sus
Según Jenofonte1el nombre del adi­ propiedades. T eofrasto añade que
vino Tisam eno figuró en la lista de Trasias cogía la cicuta no de cualquier
cómplices de la conjura de Cinadón sitio sino de lugares «fríos y sombríos».
(398 a.C.). Cinadón debía de ser un es­ Su discípulo, Alexias, fue también ex­
partano libre, pero no ciudadano, qui­ perto en la preparación de venenos.
zá un espartano empobrecido, un hypo-
meion, que trataba de organizar una 1. HP, IX, 16, 8.
alianza de diversos grupos sociales con­
tra los espartanos. Sin embargo una
inform ación de lo que se tram aba, T R A SÍB U L O D E ÉLID E / Thrasy-
puesta en conocimiento de los magis­ boulos (s. m a.C.).— Adivino pertene­
trados (éforos), permitió la detención ciente a la familia de los *Yámidas, hijo
de los conjurados. de *Eneas. A mediados del siglo ni a.C.
Jenofonte describe con detalle los colaboraba con los mantineos. En una
funestos presagios que aparecieron en batalla contra el rey espartano Agis IV
varias ocasiones cuando el rey esparta­ (244-241) anunció a los de Mantinea la
no Agesilao estaba sacrificando; fue en­ victoria ayudándoles personalmente.
tonces cuando un delator —cuyo nom­ Los mantineos le elevaron una esta­
bre ha permanecido en el anonimato— tua, descrita por Pausanias1, en la que
reveló a los éforos que Cinadón estaba se le representaba con un perro sacrifi­
preparando una revuelta. Tanto cado a sus pies, en dos trozos y dejan­
Cinadón como Tisameno y otros cola­ do ver el hígado, y un lagarto trepan­
boradores debieron pagar duramente do hacia su hombro derecho. Algunos
el intento. autores (así Bouché-Leclercq, H. W.
Parke) han interpretado este hecho
l.H ell., III, 3, 11. como un deseo de Trasíbulo de combi­
nar el método de la extispicina con las
[Bibl.: Schwahn, «Teisamenos»: RE, V, técnicas adivinatorias de los *Galeotas
A (1936), col. 136.] de Sicilia.
Respecto a la primera de estas téc­
nicas adivinatorias habría sido un in­
TISIS.— *Epébolo. novador, pues hasta entonces la adivi­
nación griega aplicaba la extispicina a
las entrañas de las cabritos, los corde­
T O LO M EO .— *Ptolomeo. ros y terneros. Los adivinos chipriotas
habían añadido a esta lista el cerdo.
Trasíbulo seria, pues, el primero que
TRASIAS DE M ANTINEA / Thrasyas observó las entrañas del perro.
(s. iv a.C.?).— Fabricante y vendedor Pero, a juzgar por una serie de testi­
de drogas (farmacópola), citado por monios2, sabemos que el perro partido
Teofrasto1. Descubrió una droga de tal en dos mitades era utilizado en Grecia
eficacia que era capaz de hacer que el no como animal para la adivinación,
desenlace fatal fuera fácil e indoloro. sino en una ceremonia purificatoria del
Empleaba los jugos de la cicuta, de la ejército; dicho ritual, quizá de origen

303
TRAS(BULO

indoeuropeo, era utilizado por los ejér­ Trasilo era amigo y huésped del
citos macedonio y beocio. La estatua de mantis *Poleméneto, de quien heredó
Trasíbulo dedicada en Olimpia simbo­ sus libros sobre la adivinación y una
lizaría, pues, no las dos técnicas adivi­ parte de su fortuna, lo que le hizo muy
natorias citadas sino la predicción del rico. Fue éste también quien le inició
porvenir (mediante la observación de tempranamente en el arte de la adivi­
los movimientos del lagarto) y los ritos nación. Muerto su maestro, Trasilo
de purificación mágica del ejército en la ejerció el arte de la adivinación, via­
apertura de la campaña militar. jando por Grecia; tras un largo perío­
Plutarco3 cita a Trasíbulo entre los do ausente, regresó nuevamente a su
asesinos de Aristótimos, tirano de Elis ciudad natal.
(270 a.C.), y Pausanias4 como donante Isócrates le cita en uno de sus dis­
de una estatua del rey Pirro en cursos, la Eginética, cuyo asunto es el
Olimpia, lo que parece poco probable. siguiente: Trasíloco, hijo de la tercera
Agatino, hijo de Trasíbulo, recibió, a mujer del adivino Trasilo, adoptó en
su vez, una estatua de los habitantes de su lecho de muerte a un sobrino de la
Acaya5. primera mujer de su padre y le designó
para casarse con su hermana. Pero una
1. VII, 2, 4. / 2. Liv., XL, 6, 1-3; Curdo, hermanastra de Trasíloco, hija ilegíti­
X, 9, 12. / 3. Mor., 253, b. / 4. VI, 14, 9. / 5. ma de Trasilo, reivindicó la herencia.
Paus., VI, 13, 11.
Trasilo murió en el 395 a.C. según
sabemos por el propio Isócrates, con­
[Bibl.: S. Montero, «La estatua del adi­
vino Trasíbulo», en Hommage offert a Ro-
temporáneo suyo.
bert Turcan (en prensa).]
1. Isocr., XIX, 45.

T R A SÍBU LO / Thrasyboulos (s. m


d.C.).— Astrólogo consejero y amigo TRASILO DE ALEJANDRÍA /Tiberius
personal del emperador Alejandro Se­ Claudius Tbrasyllus (36 d.C.).— Céle­
vero (222-235 d.C.). Según la Historia bre astrólogo, de origen alejandrino, y
Augusta’ le predijo que necesariamen­ una de las más destacadas figuras de la
te moriría «atravesado por una espada filosofía y de las letras de su tiempo.
bárbara»; Alejandro se alegró creyen­ Nada sabemos de él con anteriori­
do que tendría una muerte digna de un dad a su establecimiento en Rodas.
emperador y un militar. Más tarde se Quizá eligió esta isla por su intensa
cumplió el anuncio de Trasíbulo pero vida intelectual que desde los tiempos
no como el emperador lo había enten­ de Panecio atrajo a destacadas perso­
dido: un germano de su propia guar­ nalidades de Roma (Cicerón, César).
dia le mató mientras dormía. Allí, en los círculos filosóficos en los
que quizá enseñó, tuvo ocasión de co­
1. AS, 62,2-4. nocer a Tiberio, quien voluntariamen­
te se había exiliado allí (6-2 a.C.).
Tácito no dice que ambos se cono­
TRASILO/ Thrásyllos (s. v-iv a.C.).— ciesen en los círculos intelectuales pero
Adivino (mantis'), originario de Sifnos ofrece una versión del primer encuen­
y padre de tres hijos (Sopolis, Trasíloco tro. Según el historiador1, Tiberio lle­
y una hija) a los que dejó en herencia vó al astrólogo a unas rocas de la isla
todo cuanto poseía. Estuvo casado tres con el fin de arrojarlo al mar si en el
veces; su última esposa era una respe­ transcurso de la conversación tenía al­
tada mujer de Seriphos. guna sospecha de él o se sentía enga­

304
TRASILO DE ALEJANDRÍA

ñado en sus pronósticos astrológicos. ciese de mediador cuando Trasilo pi­


Pero pronto quedó impresionado, pri­ dió la mano de la princesa Aka de
mero por pronosticarle su futuro y el Com magene; allí estaba establecida
imperio y, además, porque el astrólo­ una dinastía que venía mostrando tra­
go egipcio, averiguando a instigación dicionalmente un gran interés por la
de Tiberio su propio horóscopo, le astrología. El matrimonio debió de ce­
advirtió la amenaza de «un riesgo am­ lebrarse en torno al año 2 d.C.
biguo y casi extremo». Trasilo, una vez en la corte, pudo
Suetonio2 narra la anécdota —que haber influido sobre algunos astrólo­
sitúa poco antes del regreso de Tiberio gos como *M anilio, autor de un poe­
a Roma tras el exilio— con otras va­ ma astrológico titulado Astronómica
riantes: justo en el momento en que (H. Cramer); sobre él pudieron dejar­
Tiberio había decidido arrojarlo al se sentir, en concreto, algunas de sus
mar, por considerarle un farsante y nuevas teorías astrológicas como el
haberle confiado imprudentemente thema mundi, el heptazonos o la doc­
muchos secretos, Trasilo afirmó que trina de los doce lugares y la physis de
una nave que se divisaba a lo lejos era los planetas y signos zodiacales.
portadora de buenas noticias. Dion Trasilo llegó a mantener un trato
Cassio dice también3 que Trasilo «po­ directo y asiduo con el emperador Au­
seía una visión tan clara de todos los gusto, sobre todo en los últimos años
asuntos» que cuando divisó a lo lejos de la vida de éste (1 4 d.C.). Así se des­
la embarcación, comunicó a Tiberio prende de una conversación entre am­
que llegaba un mensaje de Augusto y bos mantenida durante la celebración
Livia invitándole a regresar a Roma, de un banquete en la isla de Capri que
como así fue. Suetonio reproduce8.
En cualquier caso, a partir de en­ Pero la influencia de Trasilo llegó a
tonces Trasilo pasó a formar parte de su cota más alta a partir del año 14,
su séquito como consejero y amigo4 cuando su amigo Tiberio llega al po­
(según Suetonio, como sapientiae pro- der. H. Cramer sostiene que antes del
fessoretn). Fue probablemente él quien 15 d.C. se produjo la boda entre la hija
le inició en los secretos y, sobre todo, de Trasilo y un caballero romano lla­
en la práctica de la astrología. Trasilo mado L. Ennio. Por otra parte, las rela­
obtuvo, gracias a Tiberio, la ciudada­ ciones de Trasilo con la familia impe­
nía romana3, pasando a llamarse Tibe- rial parecen haber sido —a excepción
rius Claudias Thrasyllus. de con Druso— bastante amistosas. Es
Entre ambos se entabló una amis­ probable que — como cree Cramer—
tad que duró hasta el final de sus vidas. existiera una alianza entre Trasilo y el
Para autores como Temistio6 aquella poderoso prefecto del pretorio, Seja-
llegó a ser un claro ejemplo de «famo­ no, (especialmente frente a las aspira­
sa am istad». Sólo el em perador ciones de Druso, asesinado en el 23
Juliano, en una carta7, contradice la d.C.); pero cuando el prefecto comen­
tradición popular sobre la buena amis­ zó a pensar seriamente en desplazar al
tad entre el emperador y el astrólogo. emperador en su propio provecho,
Una vez llamado Tiberio a Roma Trasilo se negó a traicionar su amistad
por Augusto en el año 2 d.C. (Augusto y le abandonó.
le nombró oficialmente como herede­ Durante estos años, Tiberio colec­
ro en el 4 d.C.), cionaba los horóscopos de los perso­
Trasilo viajó con él, estableciéndo­ najes más notables y según los resulta­
se en la capital del Imperio. Es posible dos del examen hecho por él mismo o
(H. Cramer) que el propio Tiberio hi­ por Trasilo se deshacía de los que esta­

305
TRIFOSA

ban llamados por los astros a ocupar Quizá por ello se cree (H. Cramer)
altos destinos9. De igual forma sabe­ que fue él (y no Trasilo de Mendes)
mos10que Trasilo, en colaboración con quien escribió un lapidario o tratado
Tiberio, examinó el horóscopo de Gal- sobre las propiedades de las piedras,
ba; anunciándole Trasilo que Galba Peri líthon, en tres libros, que con fre­
llegaría a ser emperador, pero en una cuencia eran puestas en relación con el
fecha avanzada (lo que sucedió en el Zodiaco. El Pseudo-Plutarco19 la atri­
69 d.C.) Tiberio decidió nombrarle buye a un Trasilo de Mendes.
cónsul (33 d.C.)11. Pero Trasilo fue conocido también
Pero Trasilo es descrito también por por su actividad como editor y filólogo.
las fuentes en su papel de moderador Basándose en los trabajos de los alejan­
del emperador: Suetonio12 dice que si drinos procedió a realizar un catálogo
Trasilo no hubiera inducido al empe­ de los escritos de Demócrito en trece
rador a aplazar algunas ejecuciones tetralogías. También cuidó una edición
haciéndole creer que le quedaban aún de Platón, si bien parece poco probable
muchos años de vida, aquél hubiera que fuera él quien diera una división
hecho perecer a muchas personas más. tetralógica a los diálogos platónicos.
También Dion C assio13 insiste en esta Plinio le cita como una de las fuen­
falsa predicción de Trasilo. tes de sus libros20, pero mucho más tar­
Cuando Tiberio se preocupó por la de * Ve ti o Valente21, en el siglo n d.C.,
figura de su sucesor, consultó también y Hefastion de Tebas” , en el iv d.C.,
a Trasilo; éste declaró que Cayo [es seguían utilizando sus trabajos. Trasilo
decir, Calígula, su futuro sucesor] «te­ debió de morir poco antes de Tiberio,
nía tantas probabilidades de ser empe­ en el año 36 d.C.23.
rador como de atravesar a caballo el
golfo de Bayas»14. Quizá para dar la 1. Ann., VI, 21. / 2. Tib., 14,6. / 3. LV, 11.
razón al astrólogo, Calígula —siendo / 4. Tib., 14, 4. / 5. CIL, III, 7107. / 6. Or., V,
ya emperador— hizo construir un gi­ 8; 11; 34. / 7. Epist. ad Themist., fr. 265, C-
D. / 8. Aug., 9 8 ,4 ./ 9. Dion Cass., LVII, 19. /
gantesco puente de madera que cruza­ 10. Tacit., Ann., VI, 20. /11. Dion Cass., LVII,
ba dicho golfo. 19, 4; Suet., Galb., 1. /1 2 . Tib., 62, 3. / 13.
Trasilo fue un escritor polifacético. LVIII, 27, 3. / 14. Suet., Calig., 19, 3. / 15.
Escribió un tratado de astrología titu­ Hefest., 8, 2, 99. / 16. Hefest., 100, 19; 101,
lado Pinax, que dedicó a un cierto 16-17. / 17. Schol. luv., VI, 576. / 18. Vita
Plot., 20. / 19. De fluuiis, XI, 4. / 20. NH, II, 9
Hierocles15, probablemente un sacer­
y 31. / 21. Anthologiae, 9, 11 ed. Kroll / 22.
dote rodio, lo que hace pensar que fue Cat., 6 , 100,11. / 23. Tib., 6 2 ,3 ; Dion Cass.,
redactado en la isla (W. Gundel); en él LVIII, 27, 1.
cita y maneja las obras de astrólogos
legendarios como *Nequepso y Her- [Bibi.: W. Gundel, «Thrasyllos»: RE, VI,
mes Trismegisto16. A, 581 ss.; C. Cichorius, «Der Astrologe
Según un escolio17, también fue au­ Thrasyllos und sein Haus», en Römische
tor de varios libros sobre pitagorismo Studien, Berlin, 1922, pp. 390-398; H. Cra­
mer, Astrology in Roman Law and Politics,
y platonismo que aún en el siglo iu d.C.
Philadelphia, 1954; J. Gagé, «Tibère à
seguían siendo consultados; Porfirio18
Capri: histoire, légende et thèmes astrolo­
los consideraba como los mejores en giques»: Revue des Etudes Italiennes, 8
esta materia. Los autores tardíos le (1961), pp. 25-35.]
atribuyen un tratado titulado Sobre los
siete tonos (Peri ton eptá témon) pero TR IFO SA / Tryphôsa (s. n d .C .).—
no queda ningún fragmento de él; el Nombre de la única sacerdotisa que
título, sin embargo, tiene resonancias conocemos del santuario oracular de
pitagóricas.

306
TU MA N T E

Dídima, en las proximidades de Mileto 1. W. Günther, Ist. Mitt., 30 (1980), p.


(el tercero en importancia de los tem­ 164, insc. núm. 5.
plos del mundo griego tras el Artemi-
sion de Efeso y el Heraion de Samos). TU M A N TE / Thoymantis (s. v a.C.).—
Es citada en una inscripción hallada en Adivino griego (mantis), quizá de ori­
el templo que se data en el año 200 gen ateniense, que vivió en la segunda
d.C .1. Pertenecía a una familia noble de mitad del siglo v a.C. Viajaba de un lu­
Mileto, lo que desmiente el requisito de gar a otro ofreciendo sus servicios, sien­
que las profetisas fueran necesariamen­ do muy celebrada su extrema delgadez.
te mujeres incultas de baja extracción Aristófanes1 dice de él que, privado de
social. Como en Delfos, el oráculo era todo hogar y derramando lágrimas
transmitido por el dios Apolo a través arrancadas por el hambre, se agarraba
del trance de su sacerdotisa; previa­ suplicante al carcaj del Apolo délfico
mente ésta se som etía a un baño para evitar el rigor de la miseria. El có­
purificatorio y a un período de ayuno. mico Hermipo2 también ridiculizaba el
Antes de ser entregada, la respuesta era hambre del adivino Turnante.
versificada por un «profeta».
1. Eq., 1268. / 2. Fr. 35 Koch.

307
u

U M B R IC IO M E L IO R / Umbricius sus manos las entrañas de la víctima,


Melior (s. i d.C.).— Harúspice perso­ exclamó que veía claramente en la ca­
nal del emperador Galba (69 d.C.). beza del hígado señales (semeiá) de re­
Originario de la colonia de Florentia, volución y un inminente peligro que
es conocido tanto a través de las fuen­ amenzaba al emperador. El historiador
tes historiográficas como de una ins­ griego añade también que Otón, pre­
cripción hallada en Tarento1 en la que sente en la ceremonia, estaba muy
se le menciona como haruspex Caesa- atento a lo que Umbricio decía y anun­
rum, es decir, de Vespasiano y sus hi­ ciaba; interpretando los signos harus-
jos. Fue también patrono del munici­ picinales a su favor, se ausentó con un
pio (patronus municipii). pretexto para unirse a los conjurados
Tácito2 dice que el 15 de enero del en el Foro. Aprovechando que el em­
año 69 d.C., al ofrecer el emperador perador y su harúspice seguían ocupa­
un sacrificio ante el templo de Apolo, dos inspeccionando pacientemente
Umbricio le anunció que las entrañas cada signo, Otón llevó a cabo su cons­
de la víctima eran de mal presagio, que piración y se adueñó del poder.
lo amenazaban asechanzas y que tenía Umbricio fue autor de un comenta­
un enemigo en su casa (éste no podía rio sobre Disciplina etrusca utilizado
ser otro que Otón, presente en la cere­ por Plinio5, quien le califica de harus-
monia, quien interpretó favorablemen­ picum [...] peritissimus. En el pasaje de
te el anuncio). Plinio éste afirm a que, según
Por su parte Suetonio, sin citar el Umbricio, los buitres ponen trece hue­
nombre del harúspice, dice3 que antes vos, que toman uno para purificar tan­
de ser asesinado el emperador, Umbri­ to los demás como el nido (que des­
cio le advirtió varias veces, mientras pués arrojan) y que acuden tres días
estaba realizando un sacrificio, que se antes a los lugares donde habrá cadá­
guardara de un peligro, ya que los ase­ veres.
sinos estaban cerca.
Pero es Plutarco4 quien ofrece ma­ 1. AEp, 52 (1930), 351. / 2. Hist., 1,27,2.
yor número de detalles; señala que / 3. Galb., 1 9 ,1 ./4 . Gafo., 24. / 5. NH, X, 19.
cuando sacrificaba Galba en su palacio
en presencia de los suyos, el harúspice [Bibl.: M. T orelli, «Senatori etruschi del-
Umbricio, en el momento de tomar en la tarda repubblica e delPimpero»: DArch, 3

309
URANIO

(1969), p. 290; D. Briquel, «Sur un fragment esfera de vidrio, quejarse a menudo de


d’Umbricius Melior»: Caesarodonttm (Les las errantes estrellas de Saturno y pro­
écrivains et l’Etmsca Disciplina de Claude à meter por pocas monedas la llegada de
Trajan), suppl. 64 (1995), pp. 17-26.] Júpiter. Debió de amasar una gran for­
tuna practicando la astrologia; el dine­
ro fue, sin embargo, dilapidado por su
URANIO / Uranius (s. iv d.C.).— As­ hijo Curetio, contra el que Claudiano
trólogo conocido a través de un poema dirige una durísima diatriba2.
de Claudio Claudiano1, quizá contem­
poráneo suyo. Éste dice que era experto
en disponer «astros engañosos» en una 1. Carni, min., 43. / 2. Carni, min., 44.

310
V

VALENTE / Valens (s. iv d.C.).— As­ lativo de Lasa. Los libros de Vegoia
trólogo consultado por el emperador aparecen citados en el corpus de agri­
Constantino (306-337 d.C.) sobre el mensores romanos en un pasaje que
horóscopo de la ciudad de Constanti- trata sobre la limitación de las propie­
nopla por él fundada. El día oficial es­ dades rústicas. A esos libros pertenece
cogido para la fundación (el 11 de la célebre «profecía» («decisiones de
mayo del 338 d.C.) el Sol se encontra­ Júpiter y de la Justicia») que Vegoia
ba en Tauro, la Luna y Saturno en Leo, reveló a Arruns Velthymnus; dicho
Venus y Júpiter en Cáncer, Mercurio y anuncio trata de la inviolabilidad de
Marte en Géminis'. Con base en estos los confines de las propiedades. Se
datos, Valente predijo que la ciudad conserva completa y dice así:
estaba destinada a vivir 696 años, es
decir, hasta el 10262. Con anteriori­ Sepas que el mar ha sido separado de la
dad, "T arad o había elaborado el ho­ tierra. Cuando Júpiter reivindicó la tie­
róscopo de la ciudad de Roma. rra de Etruria estableció y ordenó que
las llanuras fueran medidas y los cam­
1. CCAG, IX, 2, 177. / 2. Zon., XIII, 3. pos limitados. Conociendo la avaricia
humana y la pasión suscitada por la tie­
[Bibl.: D. Pingree, «The Horoscope of rra, quiere que todo fuese definido con
Constantinople», en Prismata. Naturwissen- signos de los confines. Estos signos,
schaftsgeschichtliche Studien. Festschrift W. cuando alguno, un día, llevado por la
Hartner, Wiesbaden, 1977, pp. 305-315.] avaricia al acabar el octavo siglo, no
contento con los bienes que ha recibi­
do, desee los de otros, serán violados
VEGOIA (Libros de) / etr. Vecuvia, lat. con maniobras dolosas, removidos y
Begoe.— Ninfa etrusca (cuyo nombre desplazados por los hombres. Pero
aparece citado otras veces en las fuen­ quien los haya removido y desplazado
tes como Begoe o Bacchitis) a la que se para engrandecer su propia propiedad
atribuía una obra sobre la interpreta­ y disminuir otras será, por este delito,
ción de los rayos. Su nombre es asimi­ condenado por los dioses. Aquellos que
lable al gentilicio etrusco Vecu (en par­ hayan desplazado los signos serán a l­
ticular en su forma femenina derivada canzados por las peores enfermedades
Vecuvia) que encontramos como ape­ y afligidos en los miembros más débi­

311
VÉLEDA

les. La tierra será después sacudida por ciente a la tribu de los brúcteros. Su
tempestades y tormentas que la harán nombre es de origen celta (vales, vele­
vacilar; las cosechas irán mal, serán ta) y significa, según algunos autores,
arruinadas por la lluvia y el granizo, «vidente». Tácito1, a quien debemos la
morirán bajo la canícula y serán des­ mayor parte de nuestra información
truidas por la herrumbre. Habrá nume­ sobre ella, dice que gozaba de gran au­
rosas discordias entre pueblos. Sepas toridad sobre los brúcteros, pues había
que estos castigos tendrán lugar cuan­ predicho los éxitos de los germanos y
do tales delitos se verifiquen (Gramati- el exterminio de las legiones romanas.
ci Veteres, [K. Lachman, ed.], pp. 350, Su figura debemos situarla entre los
17-351, 11). año 69 y 70 d.C. (siendo, pues, con­
temporánea de *M aricco) durante la
En general la profecía, que recuerda revuelta galo-germana encabezada por
ciertos pasajes del Génesis, es una im­ el jefe bátavo Ju lio Civil de quien
precación de venganza contra aquellos Véleda fue la auténtica inspiradora re­
que transgreden las leyes sobre la pro­ ligiosa y consejera política.
piedad de los campos decretada por El profundo respeto de su pueblo y
Júpiter. La profecía parece haber sido otras tribus vecinas hacia su figura se
dictada en un momento en que la tierra tradujo en su actuación como árbitro
etrusca estaba amenzada por la reforma ante la que se sancionaban pactos2 así
agraria de los Graco y de sus continua­ como en diversos actos de sumisión:
dores. Aunque existen muchas discre­ Véleda recibía de los suyos, como ges­
pancias sobre su cronología, la profecía to de ese reconocimiento, prisioneros
de Vegoia parece haber sido dictada romanos (como el propio legado de la
coincidiendo con el nacimiento del legión Munio Luperco) o regalos tan
noveno siglo etrusco, datado (según asombrosos como una trirreme captu­
Plutarco1) hacia el año 88 a.C. Fue pro­ rada a los romanos.
bablemente un harúspice quien, usur­ La santidad de esta virgo, identifica­
pando el nombre legendario de Vegoia da por muchos según Tácito con una
e imitando el estilo y las fórmulas de la diosa, explica las medidas para mante­
adivinación etrusca tradicional, reno­ nerla en un cierto aislamiento, hacién­
vó la maldición de los libros sagrados dose inaccesible incluso a los suyos3.
contra aquellos que removiesen los mo­ Pero la suerte de Véleda cambió ra­
jones (termini) limítrofes. dicalmente tras su captura y posterior
Los libri Vegoici o Vegonici (tradu­ traslado a Roma: aquélla se produjo
cidos al latín por *Tarquicio Prisco) durante la victoriosa expedición de
fueron conservados, por orden de Au­ Rutilio Gálico (78 d.C.) contra las tri­
gusto, en el interior del tem plo de bus germanas del Bajo Rin. Es probable
Apolo Palatino junto a los libri *Marcii que la sacerdotisa fuese exhibida en el
y a los libros sibilinos. triunfo celebrado en Roma por Gálico,
pero poco después debió de ser reclui­
1. Sita, 7. da en un templo en las proximidades de
Roma.
[Bibl.: A. Valvo, La «profezia di Vegoia». En el año 1926 fue hallada una ins­
Proprietà fondiaria e aruspicina in Etruria cripción en la localidad latina de Ardea
nel i secolo a.C ., Roma, 1988]
que, aunque en mal estado de conserva­
ción, conserva una respuesta oracular
no de Véleda pero sí sobre ella. Es pro­
VÉLEDA / Veleda (s. i d.C.).— Sacer­ bable (M. Guarducci) que Vespasiano
dotisa y profetisa germana pertene- consultase algún oráculo itálico o grie-

312
VETIO VALENTE

go cuando, recién capturada la profeti­ [Bibl.: S. Reinach, «Une prédiction ac-


sa, su presencia debía plantear no po­ complie», en Cuites, Mytbes et Religions,
cos problemas. De la inscripción pare­ III, París, 1908, pp. 302-310.]
ce deducirse que el oráculo recomendó
al emperador — en un tono más bien
irónico— que dedicase a la sacerdotisa VETIO VALENTE / Vettius Valens (s.
germana a labores de limpieza del san­ ii d.C.).— Astrólogo sirio (pese a su
tuario, lo que no sabemos si aquél final­ nombre latino), quizá originario de
mente cumplió. Antioquía. Pese a sus orígenes modes­
tos, durante la primera etapa de su vida
1. Hist., IV, 61 ss. / 2. Hist. IV, 65, 3. / 3. realizó un viaje a Alejandría (Egipto),
Hìst., IV, 65. donde posiblemente fue iniciado en la
astrología (cita con frecuencia a los
[Bibl.: M. Guarducci, «Veleda»: RPAA, «adivinos egipcios»). El astrólogo ára­
21 (1945), pp. 163-176; M. Guarducci, be del siglo viii d.C. Masallah1 narra
«Nuove osservazioni sull’epigrafe ardeatina sus maravillosas aventuras en Persia;
di Veleda»: RPAA, 25-26 (1950-1951), pp. de hecho en la astrología árabe Vettio
75-87; R. Merkelbach, «Das Epigramm aus
Valente gozó de gran reputación2, sien­
Veleda»; ZPE, 43 (1981), p. 241.]
do citado en estos tratados junto a filó­
sofos de prestigio como Platón o Aris­
tóteles.
VERTACO.— *Fulonio Saturnino. Su época es aún motivo de contro­
versias. N o obstante, la mayor parte de
los estudiosos (Riess, Kroll, Cumont,
VETIO / Vettius (s. i a.C.).— Adivino Neugebauer) cree que vivió en la
y augur romano. Según sabemos por Roma de los Antoninos y más concre­
Censorino', Varrón escribió sobre él tamente bajo el reinado de Adriano.
en el libro XVIII de sus Antigüedades Sería, por tanto, contemporáneo del
(obra perdida), señalando que era ce­ célebre astrólogo Claudio *Ptolomeo.
lebrado por su ciencia augural (in Sus Antologías, redactadas en grie­
augurio non ignobilem), de gran talen­ go en nueve libros (o quizá en diez),
to (ingenio magno) y que igualaba a los nos han llegado en mal estado. En ellas
más grandes adivinos (cuivis doctiori trata de compatibilizar dos doctrinas
in discrepando parem). tradicionalmente enfrentadas: la babi­
Varrón le oyó decir que si io que lónica y la de *Nequepso-Petosiris
decían los historiadores sobre los au­ (que sigue más de cerca); sin embargo
gurios tomados por Rómulo (cuando su exposición es a menudo contradic­
divisó doce buitres durante la funda­ toria tanto desde el punto de vista ter­
ción de Roma) era cierto, el pueblo minológico como desde el ideológico.
romano llegaría a vivir 1.200 años, ya Han sido señaladas (W, Kroll) analo­
que había pasado sin dificultad los 120 gías entre la obra de Valente y la de
primeros años. El hecho de asignar una astrólogos como Ptolomeo, *Fírmico
duración determinada a un pueblo (en Materno o el Pseudo *Manetón, lo que
este caso doce siglos al pueblo roma­ se explica por la consulta de fuentes
no) es de origen etrusco (*Vulcanio), comunes del siglo i d.C.
pero es difícil afirmar que Vetio, augur En ella se conservan, completos o
romano, haya sido influido por las parciales, cerca de 130 horóscopos
ideas religiosas etruscas. datados entre los años 37 y 188 d.C.
Del conjunto de libros de que consta­
1. De die nat., 17, 15. ba la obra, un Protréptico o exhorta­

313
VETURIO RUFO

ción al estudio de la astrología y un publicus et privatus, lo que autoriza a


Libro del Maestro se han perdido; es pensar (al menos para Iguvium) en la
posible que Valente hubiera querido compatibilidad entre sus funciones ofi­
fundar una escuela, como denotan sus ciales y las consultas privadas, eviden­
esfuerzos por hacer su contenido acce­ temente remuneradas.
sible a todos.
Algunos autores m odernos (T. 1. C1L, XI, 5824.
Barton) creen que siguió una tradición
esotérica o hermética de la astrología.
En el prefacio al libro VII dice que V IC E L IO /Vicellius (s. ia.C .?).— Iden­
debe exigirse un juramento a aquellos tificado por algunos autores modernos
que lean el libro para comprometerse (M üller, Wachsmuth) con *N igid io
a leerlo reservadamente, norma que Fígulo, sólo sabemos por un pasaje de
recuerda a los cultos mistéricos. De Lido1 que escribió sobre adivinación
igual forma, exhorta expresamente al etrusca (Disciplina Etrusca). Sobre su
lector a tratar sus revelaciones como fecha no existe acuerdo: para unos
en los misterios y a no revelar los se­ (Bardon), es anterior a Varrón, para
cretos a nadie. Con frecuencia cita el otros (Weinstock), posterior a *Ptolo-
Libro de Hermes. meo.
Es difícil determinar la naturaleza de
sus fuentes (cita con frecuencia a astró­ 1. De ost., 8, 22-27 Wachsmuth.
logos como *Critodemo —y en parti­
cular su Horasis—, Hipsicles, Trásilo,
Apolonio de Pergé y el tratado del Her- V IN D IC IA N O / Vindicianus (s. iv
mipo), ya que también debió de copiar d.C.).— Astrólogo citado por Agustín1.
textos hoy perdidos. A pesar de lo limi­ Abandonó la astrología para hacerse
tado de su obra gozó de una considera­ médico, al comprobar que los libros de
ble reputación hasta la Edad Media, astrología estaban repletos de falseda­
como lo demuestra su influencia sobre des y que no quería vivir engañando a
los astrólogos tardíos (*Hefestion de los demás. Fue él quien aconsejó a
Tebas, Anónimo del 379, Palchos, Re­ Agustín que abandonara la lectura de
torio, Teófilo de Edesa, etc.). obras de astrología y que empleara su
esfuerzo en cosas útiles. Agustín reco­
1. CCAG, V, 3. / 2. CCAG, I, 81 ss. ge las palabras que Vindiciano le diri­
gió en aquella ocasión:
[Bibl.: Fragmentos: CCAG, II, 83-117;
IV, 174; I, 2; D. Pingree, Vettius Valens. Tero tú que tienes la clase de retórica
Anthologiae, Leipzig, 1986; J. F. Bara, para vivir en este mundo, sigues esta
Vettius Valens d’Antioche. Anthologies, falacia [la astrología], no por necesidad
Livre I, Leiden, 1989. Estudios: O. de dinero, sino por libre curiosidad. Por
Neugebauer, «The chronology of Vettius
Valens’Anthologiae»: HThR, 47 (1954),
eso debes creer lo que te he dicho y con
pp. 65-67.] tanta mayor razón cuanto que yo traté
de aprenderla tan perfectamente que
quise vivir de ella sola (Conf., IV, 5).
VETURIO RUFO / L. Veturius Rufus
(s. ii d.C.?).— Una inscripción latina En otro pasaje2 Agustín vuelve a re­
menciona a este avispex exptispicius, cordar que, según Vindiciano, no exis­
es decir, experto en la observación del tía el arte de predecir el futuro, aun­
vuelo de las aves y de las entrañas de que a veces las conjeturas humanas
las víctimas que se declara sacerdos eran corroboradas por la suerte. Vin-

314
VULCANIO

diciano coronó a Agustín cuando éste 1. Ven., III, 54.


ganó un concurso literario durante la
celebración de las fiestas Quinquena­
les del 380.
VULCANIO / Vulcanius (s. i a.C.).—
1. Conf., IV, 3. / 2. Conf., VII, 6, 8. A través de Servio1 sabemos que este
harúspice, quizá de origen etrusco,
anunció en Roma, en el 44 a.C., ante
VOLUSIO / Volusius (s. i a.C.).— Ha- una asamblea, que el cometa visto por
rúspice citado (junto al médico Corne- el pueblo anunciaba el fin del «noveno
lio y al pregonero Valerio) por Cice­ siglo» etrusco y el comienzo del «déci­
rón1 com o colaborador de Verres mo». Aquel mismo año César murió
(propretor en Sicilia del 73 al 71 acu­ asesinado.
sado de concusión en el año 70) y par­
tícipe en el juicio contra Ninfón. l.A d Bwc., IX, 46.

315
Y

YAMIDAS / lamídai.— Prestigiosa fa­ ra más tarde los celebres juegos que
milia de ilustres adivinos, originaria de darían fama a la ciudad. Apolo le otor­
Olimpia (Grecia). Se decía descender gó el don de la profecía o, en palabras
de Yamo, héroe de Olimpia. Otro de de Píndaro, escuchar la voz que nin­
los primeros miembros míticos de la gún engaño conoce2.
familia sería Eúmantis («el buen adivi­ En Olimpia, los Yámidas transmi­
no»). tían el sacerdocio de Zeus y su oráculo
Son, sobre todo, Píndaro1 y sus es­ por línea hereditaria. Sus consultas se
colios quienes nos han transmitido su efectuaban en el gran altar de Zeus tan­
leyenda. Su madre, Evadne (hija de to mediante la extispicina (siendo ellos
Poseidón), fue amada por Apolo; de la quienes quizá la introdujeron en Gre­
unión nació Yamo, pero aquélla, aver­ cia) como mediante la empiromancia3.
gonzada de haber sido seducida aban­ Píndaro (que dedicó la sexta de sus
donó al niño, que fue alimentado con Olímpicas a *H agesias, miembro de
miel (símbolo de la adivinación) por los Yámidas por su triunfo en el carro
dos serpientes de ojos brillantes (sím­ de muías en el año 468 a.C. y muerto
bolo de la sabiduría). Cuando el padre dos años después en Siracusa, víctima
«humano» o adoptivo de Evadne, el de una revolución) menciona dichas
rey arcadio Epito, interrogó al oráculo técnicas adivinatorias:
de Delfos sobre el niño, el dios le res­
pondió que sería un célebre adivino y ¡Oh Madre de los certámenes de aúreas
padre de una estirpe de sacerdotes y coronas, Olimpia reina de la verdad!,
adivinos que nunca cesaría. Yamo fue donde varones adivinos, atisbando en
hallado oculto entre juncos y zarzas; llameantes ofrendas, tantean el desig­
su cuerpo estaba rodeado de violetas nio de Zeus señor de los rayos por si
en flor, por lo cual su madre decidió tiene oráculo alguno acerca de los hom­
llamarle así {ion, «violeta»). bres que en su corazón se esfuerzan por
Años después, Yamo invocó a ori­ lograr recompensa de grandes virtudes
llas del río Alfeo a su padre Apolo y a y respiro después de fatigas {Olimp.,
su abuelo Poseidón. Apolo, tras pedir­ VIII, 2-7).
le que siguiese su voz, le condujo hasta
Olimpia, donde le ordenó que se esta­ Sin embargo, el escoliasta de Pínda­
bleciese allí hasta que Heracles funda­ ro dice también de ellos que sacaban

317
YANNES

presagios de las pieles de animales sa­ Los nombres de los magos aparecen
crificiales que examinaban y disecaban también en un tratado apócrifo de Ni-
siguiendo un procedimiento especial4. codemo’ y en la Passio Petri et Pauli.
Pero los Yámidas fueron más cono­ El naturalista latino Plinio alude a
cidos por el libre ejercicio de su profe­ Yannes y Mambres4 formando parte de
sión. Según A. Bouché-Leclercq, los una «secta mágica». Apuleyo5 los cita
primeros miembros fueron Eumantis, entre los magos de mayor prestigio.
‘ Téoclo, ‘ Tisis, ‘ Epébolo y ‘ M án­
delo. Posteriormente los Yámidas se 1. Ex 7, 8. / 2. 2 Tm 3, 8. / 3. Cap. 5. / 4.
desgajaron en varias ramas asentadas NH, XXX, U ./S .A p o l., 90.
en diferentes lugares: a) Olimpia (has­
ta el siglo n d.C.); b) Arcadia (‘ Eneas, YED O .— ‘ Ido.
‘ A gesias); c) Esparta (‘ Tisam eno,
* Agéloco ‘ Agias, Sichares); d) Mesenia
(Téoclo, ‘ Mándelo, ‘ Epébolo), Siracu- Y EH U ! Yehu’ (s. x a.C.).— Profeta
sa (* Agesias) y Magna Grecia (‘ Calías). hebreo, cuyo nombre significa «[hom­
bre] de Dios», hijo del vidente ‘ Jananí.
1. Olimp., VI, 46-71. / 2. Olimp., VI, 66- Atacó y maldijo al rey de Israel Baasá
67. / 3. Schol. Pind. Olimp., VII, 111. / 4. por haber arrastrado a su pueblo a la
Schol. Pind. Olimp., VIII, 2-7. idolatría; anunció que la maldición de
Yahveh caería sobre su dinastía. Las
palabras divinas transmitidas por el
Y A N N E S (Libro de) / latines (s. i profeta fueron:
a.C.?).— En el Antiguo Testamento1,
unos magos egipcios, anónimos, com­ Por cuanto Yo le había exaltado del
piten contra ‘ Moisés y Aarón dotados polvo y constituido príncipe sobre mi
de poderes sobrenaturales gracias a pueblo Israel, y tú has marchado por el
Yahveh. San Pablo los llama Yannes (o camino de Jeroboam y has inducido a
Yambrés) y M ambres, nombres sin pecar a mi pueblo Israel, irritándome
embargo no egipcios, sino hebreos; el con sus pecados, he aquí que Yo decido
Apóstol parece recoger estos nombres lo que resta de Baasá y de su familia y
de algún escrito judío del siglo i. Afir­ dejaré tu casa como la de Jeroboam,
ma Orígenes que san Pablo2 conocía hijo de Nebat. Al que de Baasá muera
un libro sagrado que se titulaba El li­ en la ciudad le comerán los perros, y a
bro de Iannes y Mambres», pero éste quien muera de él en el campo le co­
no es citado por otras fuentes. merán las aves del cielo (1 R 16, 2-4).

318
z

ZACARÍAS / Zekaryah (s. vi a.C.).— Jerusalén restaurada; b) los cuatro


Profeta visionario y sacerdote hebreo, cuernos de la visión, símbolo de las
hijo de Berec1, que llamó a los judíos a potencias hostiles, son vencidos por
la reconstrucción del Templo de Jeru- ángeles bajo la forma de herreros; c) las
salén, cuyas obras se había paralizado murallas de Jerusalén no se han alzado,
como consecuencia de la oposición de algunos barrios están destruidos y son
los sam aritanos2. La reconstrucción pocos sus habitantes. Un ángel anuncia
comenzó en los inicios del gobierno que, a partir de entonces, Jerusalén va
del rey persa Darío, hacia el 520 a.C., a ser una ciudad abierta, sin murallas
concluyendo pocos años después3. que impidan el acceso; d) el sumo sa­
Del libro que lleva su nombre sólo cerdote Josué, denunciado por Satán el
se le atribuyen con seguridad los ocho acusador, es rehabilitado y adornado
primeros capítulos; los demás parecen con vestidos de alegría y gloria; e) el
obra de algún autor anónimo posterior candelabro de la visión, símbolo de
(Deutero-Zacarías). Las predicciones Dios, aparece flanqueado por dos oli­
de esta primera parte están fechadas vos que representan a Zorobabel y
entre los años 520 y 518 a.C. Josué, que velan sobre la tierra; f) y g)
Su profecía se orienta hacia la irrup­ el «rollo que vuela» y «la mujer en un
ción de la época escatológica de la sal­ celemín» tratan de la purificación de Is­
vación y a la organización de la comu­ rael; h) los carros, mensajeros de Dios,
nidad escatológica; sigue en este llevan su espíritu por todas partes del
sentido a * Oseas, *Amós, "Isaías y *Je- mundo.
remías.
Las imágenes de las ocho visiones 1. Za 1,1 . / 2. Esd 4. / 3. Esd 6,14-15.
apocalípticas que se describen en el li­
bro proceden tanto de concepciones
religiosas israelitas como de cultos ex­ ZA LM O X IS/ Zálmoxis (s. vi a.C.?).—
tranjeros. La figura de Dios es trascen­ Esclavo y discípulo tracio de Pitágoras,
dida mediante el recurso y la interven­ poseedor según los griegos de amplios
ción de ángeles mediadores que hacen conocimientos astrológicos y mágicos.
de guía en las visiones. Son éstas: a) in­ H eródoto', informado por los colo­
tervención del ángel de Yahveh: las nos griegos del Helesponto y del Mar
naciones hostiles serán aniquiladas y Negro, sostiene que Zalmoxis, tras re­

319
ZALMOXIS

cibir una educación helénica y habien­ (epifanía). Los elementos más caracte­
do sido liberado por su amo, el filósofo rísticos de su culto (andreon y banque­
Pitágoras, regresó cargado de riquezas tes ceremoniales, ocultamiento en la
a Tracia. Allí se hizo construir una sala morada subterránea y epifanía pasados
de recepción (andreon) donde acogía a cuatro años, inmortalidad del alma y
los principales ciudadanos; en el curso creencia en una existencia en el otro
de la fiesta les enseñaba que ni ellos ni m undo), hacen que Zalm oxis se
sus descendientes morirían jamás, sino aproxime, sobre todo, a los cultos mis­
que irían a un lugar en el que sobrevi­ téricos.
virían para siempre y gozarían de una El mito de Zalmoxis llamó podero­
felicidad completa. samente la atención de Platón5; Sócra­
Mientras tanto, se hizo construir tes considera en este diálogo a los mé­
una morada subterránea a la que des­ dicos del «rey tracio Zalm oxis»
cendió, viviendo en ella durante tres capaces de conferir incluso la inmorta­
años. Al cuarto año com pareció de lidad, pues su rey «es también un dios».
nuevo ante los hombres, quienes no A comienzos de la era cristiana, Es-
tardaron en creer en sus mensajes y, en trabón6 presenta una nueva versión del
particular, en la existencia de una vida mito de Zalmoxis, para lo que se sir­
después de la muerte. vió ante todo de los datos recogidos
H eródoto menciona también un por Posidonio (s. i a.C.). Zalmoxis fue
rito muy significativo: cada cuatro un esclavo de Pitágoras, pero de su
años, un mensajero era lanzado contra maestro habría aprendido no la doctri­
las picas o jabalinas sostenidas por tres na de la inmortalidad, sino la astrolo-
guerreros. El alma de este hombre sa­ gía, es decir, la ciencia de predecir el
crificado era recibida en la «morada futuro mediante la observación de los
subterránea», la gruta donde habitaba astros; según el geógrafo griego fue
Zalmoxis durante el tiempo que per­ también Pitágoras quien previamente
manecía oculto. Así se restablecía la le había puesto en contacto con los sa­
comunicación y se reactualizaba la cerdotes egipcios. Gracias a sus cono­
manifestación de Zalmoxis. cimientos astrológicos y mándeos rea­
La inspiración de Zalmoxis parece lizó grandes prodigios y logró que el
haber sido de naturaleza ctónica: como rey lo asociara al gobierno. Com o
otros profetas míticos (Minos, Rada- sumo sacerdote y profeta, Zalmoxis se
mantis, *Epiménides), desaparecía du­ retiró a una cueva situada en la cum­
rante tres años tras descender por una bre de la montaña sagrada Kogainon
cavidad subterránea. Diodoro2dice que donde sólo recibía al monarca y a sus
tenía comunicación con Hestia. N o servidores.
obstante otros mitógrafos griegos han En esta nueva etapa de la religión
tratado de establecer vínculos entre geto-tracia Zalmoxis aparece sensible­
Zalmoxis y Heracles3 o Cronos4. mente modificado respecto a la época
Pero es Eliade, máximo estudioso clásica: no existe alusión alguna a una
de la figura de Zalm oxis, quien ha estructura mistérica, tal y como apare­
ofrecido la interpretación más acepta­ ce en Heródoto. El culto del dios (de-
da. Los ritos de Zalmoxis son, en su mon) Zalmoxis está dominado por un
opinión, de tipo iniciático, muy simi­ gran sacerdote (identificado con aquél)
lar por tanto a los misterios griegos y que vive solitario en la cumbre de la
helenísticos (Orfeo, Dióniso). Del tex­ montaña pero que, al mismo tiempo,
to de Heródoto se deduce la existencia es consejero del rey.
de un complejo mítico-ritual de «muer­ Estrabón recuerda que cuando Bu-
te» (ocultación) y «retorno a la tierra» rebista reinaba sobre los getas, las fun­

320
ZARATUSTRA

dones de Zalmoxis eran desempeña­ hierbas y plantas mágicas conocidas


das por otro sacerdote y profeta con por los magos; los antiguos acostum­
conocimientos astrológicos y mágicos, braban a purificarse la mente y el cuer­
*Deceneo. po con el eléboro.
Algunos autores postularon que El aspecto astrológico de las ense­
este profeta inspirado había enseñado ñanzas de Zaratas, otra de las caracterís­
sus doctrinas místicas, así como la in­ ticas de los magos persas, aparece en el
mortalidad del alma, no sólo a las tri­ misterioso discurso que Záratas pro­
bus tracias sino también a los druidas7. nuncia ante Pitágoras relativo a las fuer­
La imagen de un Zalmoxis inspira­ zas metafísicas que actúan en el cosmos.
do por Apolo parece ser aún más tar­ Un pasaje de Aristoxeno conserva
día, cuando los neoplatónicos creyeron las palabras de Zaratas sobre sus pro­
reconocer en Pitágoras una encarna­ pias creencias:
ción del dios solar.
...hay dos dioses [démortes], uno celes­
1. IV, 94-95; Porf., Vit. Pyth., 24,15. / 2. tial, el otro infernal; el dios del infierno
1,94./3. Porf., Vit. Pyth., 14./4.D iog. Laert., produce la vida que hay en la tierra, el
VIII, 1,2. / 5. Cármides, 136. / 6. VII, 3 ,5 . / 7. del cielo forma el alma (principio de
Hippol., Philos., l, 2; Strab., XVI, 2, 38.
inda que existe en el cosmos como con­
[Bibl.: Russu, «Zalmoxis»: RE, IX, A, 2 trario a las cosas corpóreas, mortales,
(1967), cois. 2301-2305; M. Eliade, De creadas por la deidad infernal). El alma
Zalmoxis á Gengis-Khan. Etudes comparati- es un fuego que forma parte del aire y es
ves sur les religions et le folklore de la Dacie caliente y fría. Pues bien, ninguna de
et de l ’Europe orientale, París, 1970.] estas cosas pueden destruir ni contami­
nar el alma. Esta es la esencia de las
cosas (Hipol., Elench., 12, 12, 7).
ZARATAS / Zarátas (s. vi a.C.).— Sa­
bio y mago caldeo bajo el que preten­ Se trata de un pasaje de marcado
didamente estudió Pitágoras de Samos caracter dualístico, ajustado al mensa­
durante su estancia en Babilonia1. Al­ je oficial del zoroastrismo: dos dioses,
gunos han relacionado su nombre con uno del bien, el otro del mal. Pitágo­
el de Zoroastro (*Zaratustra), pero pa­ ras, siguiendo las enseñanzas de
rece tratarse de dos figuras distintas, Zaratas en Babilonia, concibió el cos­
ya que, además, Zaratas seguía la reli­ mos como una tensión entre las fuer­
gión de Zaratustra. zas del bien y del mal comprometidas
Según Porfirio, Pitágoras aprendió en una lucha eterna.
tres cosas de Zaratas: a) cómo purifi­
carse de las impurezas de la vida ante­ 1. Porf., Vit. Pyth., 23,12.
rior; b) cómo puede el sabio purificar­
se; c) cómo escuchar un discurso acerca [Bibl.: P. Gorman, Pitágoras, Barcelona,
de la naturaleza que examina los prin­ 1988, pp. 72-75.]
cipios metafísicos del cosmos.
Zaratas hizo de Pitágoras uno de los
puros e inspirados por la divinidad ZARATU STRA / Zarathustra (s. ix
mediante ritos m ágicos sagrados, a.C.?).— Profeta iranio, autor de los
aconsejándole, además, cómo podría Gatha, los más antiguos fragmentos
conservar esta pureza durante el resto del Avesta (libro sagrado del mazdeís-
de sus días. Los ritos de iniciación y la mo). La cronología de este personaje
pureza ritual por la que Pitágoras pasó sigue ofreciendo grandes problemas.
sin duda implicaban la utilización de Tradicionalmente se ha considerado

321
ZATCLAS

que vivió en torno al año 600 a.C. y El zoroastrism o se difundió por


que fue acogido en la corte de Histas- Irán occidental (tierras de medos y per­
pes o Vishaspa (identificado con el pa­ sas) en el siglo vn, siendo acogido por
dre del rey Darío I), pero la tendencia los magos. Con alguna frecuencia Z a­
actual es elevar la cronología hasta los ratustra aparece como Zaratus (lat.) o
siglos ix -v iii a.C. Zarátas (gr.), transcripción que remon­
Existe acuerdo (gracias tanto a las ta a la época de la penetración del zo­
noticias griegas como a los Gatha y la roastrismo en los ambientes caldeos.
Veda) en que su patria fueron las estepas Desde la época helenística circuló
bañadas por el Oxus y, en particular, la una abundante literatura sagrada, de
Chorasmia, en el Irán Oriental. Zara- tema mágico en su mayor parte, atri­
tustra fue un sacerdote (zaotar iranio, buida a Zaratustra. Hermipo3, autor de
botar indio) encargado de cantar him­ un tratado Sobre los magos escrito ha­
nos y realizar ofrendas al fuego pero, cia el año 200 a.C., señala que en la
con el paso del tiempo, fue transformán­ Biblioteca de Alejandría existía un gran
dose en un teólogo o profeta y fundador número de obras de Zaratustra que
de un nuevo movimiento religioso. contenían hasta un total de dos millo­
Su doctrina es conocida por los nes de líneas. Casi todo lo que se refe­
Gatha, la parte más antigua del Avesta, ría a la magia persa solía llevar el nom­
y descansa tanto en las relaciones del bre de este mago legendario: Dion
adorador con la suprema divinidad Crisòstomo4 conocía de él unos Him­
universal (Ahura Mazda) como en el nos que aludían a ceremonias mistéri­
dualismo entre el bien y el mal, en el cas; Nicolás de Damasco5 unos Orácu­
que el hombre está también implica­ los-, Filón de Biblos6, una Recopilación
do. El puede contribuir a la victoria del sagrada-, Clemente de Alejandría un
bien sobre el mal si, libremente, se ad­ tratado De la Naturaleza en cuatro li­
hiere a los valores de la verdad y de la bros; Plinio, un Lapidario. También se
justicia. Zaratustra defendía la existen­ le atribuyeron en época helenística li­
cia de dos diversos estados del ser bros de astrologia (Apotelesmatiká), de
(ahu) que suelen traducirse por «espi­ magia y de alquimia.
ritual» y «material».
De su propio testim onio1 parece 1. Y asn a46,1. / 2.Y asn a48,10. / 3. Fr. E,
desprenderse que el clero tradicional 4. / 4. Fr. 8, II, 142. / 5. Fr. D, 9. / 6. Fr. 11.
no aceptó sus enseñanzas, obligándo­
le a abandonar su tierra natal; posible­ [Bibl. : J. Duchesne-Guillemin, Zoroas-
tre, Paris, 1948; W. Hinz, Zarathustra,
mente el fondo del conflicto radicó en
Stuttgart, 1961; B. Schlerath (ed.), Z ara­
el rechazo, por parte del profeta, de thustra, Darmstadt, 1970; M. Boyce y F.
la práctica sacrificial que unía a la Grenet, A History o f Zoroastrianism , 3
muerte del animal bovino el uso de vols., Leiden, 1975-1991; G. Gnoli, Zo-
bebidas embriagantes y alucinógenas roaster’s Time and H om eland, N ap oli,
(como el haoma), condenado por Za­ 1980.]
ratustra como «orina» de una droga
tóxica2.
Una de las características, pues, de ZATCLAS / Zatchlas (s. n d.C .?).—
las enseñanzas de Zaratustra era su Sacerdote egipcio de D ióspolis la
acentuado antirritualismo (G. Gnoli), Grande (Tebas), famoso por sus técni­
si bien la plegaria tenía —mediante el cas necrománticas. Es conocido, sobre
uso tradicional de menthra o fórmulas todo, a través de la Metamorfosis de
sagradas— un importante lugar en la Apuleyo1, donde aparece sacando del
nueva religión. infierno al espíritu de un difunto y

322
ZMINIS DE TENTIRA

dando vida al cadáver para que pueda ZM INIS DE TEN TIRA / Zminis (s. iv
testificar en un juicio. d.C.?).— Mago, quizá de origen egip­
Apuleyo lo describe vestido con tú­ cio, autor de una receta para elaborar
nica de lino, calzado con sandalias de un «emisor de sueños». Se trata, pro­
fibra de palmera y la cabeza totalmen­ bablemente, de una figura histórica,
te afeitada. El «profeta», tras pronun­ aunque nada sabemos de ella. El obje­
ciar una plegaria, aplica cierta hierba tivo de la receta, recogida en los
en la boca del cadáver y otra en su pe­ Papiros Griegos Mágicos', es atraerse al
cho y, mirando hacia el oriente, invo­ demon bueno para que se introduzca
ca en silencio al Sol. Con este ritual, el en casa de cualquier persona y, duran­
milagro surte efecto: el cadáver se le­ te el sueño, transmita a ésta todo cuan­
vanta y comienza a hablar, pidiendo to se quiera que esa persona sepa. El
que se le deje en paz. Pero Zatclas le primer requisito es dibujar una extra­
increpa diciéndole: ña figura:

¡N o! H as de hablar, has de poner en Toma un lienzo puro y pinta en él con


claro ante el pueblo todo el misterio de tinta de mirra una figura de aspecto
tu muerte. ¿Crees acaso que mis encan­ humano y cuatro alas; que tenga la
tamientos carecen de virtud para invo­ mano izquierda extendida con las dos
car las Furias y atormentar tus miem­ alas del lado izquierdo y la derecha do­
bros agotados? (Met., II, 28). blada con los dedos doblados también;
sobre la cabeza, una diadema real, y un
El resucitado toma entonces nueva­ manto alrededor del antebrazo y dos
mente la palabra y, dirigiéndose al pue­ vueltas en el manto; sobre la cabeza,
blo, acusa a su mujer de haberle enve­ unos cuernos de toro. En las nalgas, la
nenado. cola alada de un pájaro. Que la mano
La práctica de la necromancia era derecha esté sobre el estómago, cerra­
habitual en Egipto, donde nacieron da; que una espada se extienda hasta
otros necrom antes fam osos como cada uno de los tobillos (PGM, XII, 5).
Nectanebo, cuya reputación no era in­
ferior a la del mago persa *Ostanes.
Para algunos poetas latinos, como 1. PGM, XII, 5.
Lucano2, Egipto era la cuna de esta téc­
nica adivinatoria. También los papiros
[Bibl.: Texto: J. L. Calvo Martínez y
mágicos egipcios aluden a ella.
M. D. Sánchez Romero, Textos de magia
en papiros griegos, Madrid, 1987.]
1. II, 28-30. / 2. Fars., VI, 451.

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