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Alonzo Fernandez 2001 S. Felipe II y Magia
Alonzo Fernandez 2001 S. Felipe II y Magia
*Capítulo do livro Historia Personal de los Austrias Españoles, Fondo Endereço para correspondência:
de Cultura Económica, 2001: 151-165. Publicado com a autorização do Blasco de Garay, 75 1º
autor e da editora. Resumo e notas são adaptações do editor de CCP. 28003 Madrid
** Catedrático Emérito da Universidade Complutense de Madrid, España
Acadêmico da Real Academia Nacional de Medicina (Espanha), E-mail: alonso-fernandez@biopsicologia.net
Diretor do Instituto de Psiquiatras de Língua Espanhola e Presidente
da Associação Européia de Psiquiatria Social.
Quentan que llebaron á firmar al Rey nuestro señor, que sea quias de santos como calaveras, mechones, huesos, dientes y pie-
en gloria, una libranza de quinientos mil ducados, y que puso zas anatómicas momificadas (manos, brazos y piernas). Había
á la margen estas palabras: “Buélbase á hazer esta libranza, puesto mucho esfuerzo y abonado bastante dinero para conseguir
porque está herrada en veite y zinco maravedises”, reacción estas piezas sacras cuyo destino final fue la instalación en El
que lleva al próprio Ibáñez a comparar al Rey con un relojero Escorial con el cuidado que exige un tesoro.
flamenco, que mira en ruedezillas y en las menudencias, que Su contrastado amor al arte lo convirtió en un fabuloso
pareze que admira, y si llegan á preguntar materias ondas y coleccionador de estatuas, mapas, astrolabios, pinturas y libros,
graves, no tiene talento ni substanzia para ellas; de donde le de los que había 14.000 en la biblioteca del monasterio. A Felipe
nazió al Rey nuestro señor hallar aquella menudenzia, y no II no se le puede regatear el mérito de haber atesorado la biblio-
alcanzar los lejos substanziales de que totalmente toda aquel- teca privada más importante del mundo. Si bien en la raíz de este
la partida de los qunientos mil ducados se iba á sumir en el comportamiento puede haber influido más la avidez coleccionis-
pozo airón y se irá á los pantanos de Flandes. ta que el amor al libro. Lo cierto es que por una vía o por otra ha
sido un idiscutible mecenas del arte y el creador de una gran
En la disciplina doméstica la máxima preocupación de Felipe biblioteca aunque su posesión de libros no se acompañase de la
era que los empleados no jugasen ni se emborrachasen ni riñesen, correspondiente curiosidad por hojearlos y leerlos. Seguramente
lo cual lo muestra como un personaje liberal, sobre todo si lo ello le ocurría porque después de revisar los incontables oficios y
paragonamos con la reina Isabel de Inglaterra que exigía mante- despachos en su mesa de trabajo no le quedaban energías ni ganas
nerse de rodillas ante ella tanto a los ministros como a los servi- para didicarse a los libros.
dores domésticos. Para que no quede como una cuestión pendiente si la dedi-
Felipe repetía también ropa. Su vestuario estereotipado, cación de Felipe a la adquisición de pinturas nacía más del amor
siempre de negro de la cabeza a los pies desde que cumplió los 40 al arte o de su espíritu coleccionista, es conveniente precisar que
años, o sea a partir de su tercera viudez, há dado ocasión a que se
con toda probabilidad influían en su gestión artística ambas ten-
le obsequiara con el apodo de “el demonio negro del Mediodía”,
dencias.
sin reparar que la inclinación a usar siempre el mismo atuendo,
El conjunto de los rasgos estructurales visto en el capítulo
incluso hasta las mismas prendas, era un rasgo patognomónico de
anteriorª y la trilogía de principios dinámicos aquí enunciados
la conducta obsesiva. Al humorista este planteamiento se lo há
denota la presencia de un profundo desequilibrio del tipo obsesi-
puesto fácil: “Si Felipe volviera a estar entre nosotros podría
vo-compulsivo en la personalidad de Felipe. Es evidente, pues,
echar la culpa de la leyenda negra a su sastre por el color elegi-
que nuestro rey tenía lo que tradicionalmente se llama en psiquia-
do”. El citado sobrenombre no puede haber sido de lo más infor-
tría una personalidad obsesiva o anacástica, lo que le hacía, en
tunado: Felipe era un hombre tan lleno de dudas y de contradi-
gran parte, ser víctima de sí mismo. A pesar de ello Felipe nos dio
ciones y tan acosado por problemas personales y de Estado que
el ejemplo de una dedicación sin límites al trabajo de gobernan-
en su interior no cabía el demonio; además no era un meridional
puro en su estirpe ni mucho menos por sus ritos y aficiones, y su te, siempre en el cauce limitado por supuesto de sus disponibili-
negrura, como ya hemos visto, era sólo virtual. dades, limitación más impuesta por los rasgos de su personalidad
El principio de la repetición, el regulador básico común de la que por el alcance de su inteligencia. No hay que olvidar a este
conducta del sujeto anancástico, o sea con una personallidad último respecto que la incidencia de los cuadros obsesivos alcan-
obsesiva, no sólo estaba presente en los hábitos cotidianos y en la za una cierta correlación positiva con la altura del nivel intelec-
forma de vestir de Felipe, sino también en sus inclinaciones ali- tual, de manera que la frecuencia de este trastorno tiende a acu-
mentarias. Acostumbraba Felipe a ingerir carne roja como único mularse en los grados de inteligencia altos.
plato al mediodía y a la tarde, incluso todos los viernes y demás El clima familiar gélido y severo en que se crió y creció el
días de vigilia, para lo cual había recibido la oportuna dispensa príncipe, constituye el entorno más propicio para que los niños
papal. Esta entrega a la ingestión de “carne poco hecha” en las desarrollados en este ambiente sean afectados más tarde por algu-
principales comidas del dia constituyó una circunstancia que tuvo na especie de trastorno obsesivo o incluso por sintomatología
que haber favorecido la instauración del reumatismo gotoso en la neurótica de otra estirpe. Recordemos que la rigurosa y fría edu-
edad involutiva, así como el curso progresivo tomado por esta cación que recibió Felipe se potenció en este sentido con la
enfermedad. ausencia del padre, el fallecimiento de la madre cuando todavía
La tendencia a la repetición adquiría su mayor énfasis en el no había cumplido los 12 años y su iniciación como gobernante
afán de coleccionar objetos. Felipe era un coleccionista apasiona- con la regencia de España a la temprana edad de 15 años.
do. Hacía colecciones de los objetos más diversos desde reliquias La cuestión de si Felipe fue afectado o no por episodios
y amuletos hasta mapas, instrumentos científicos y objetos de arte depresivos es uno de los enigmas que le acompañaron a la tumba.
como pinturas sin prescindir de acumular, siempre con orden Aquí vamos a estabelecer una discusión en torno a este problema,
naturalmente, plantas exóticas y animales selvajes. Disponía el rey cuya orientación nos resulta más accesible de lo que el lego en
de cuatro grandes cajas repletas de espinas de Cristo y de reli- ciencias psíquicas pudiera prever.
a) Mundo propio o intimidad (Eingenwelt), mundo compartido o interacción con los demás (Mitwelt) y mundo de las cosas o manejo de los utensilios (Umwelt),
trascendidos por las dimensiones existenciales básicas de la distribución del espacio y la organización del tiempo.
siva designada depresión endosituativa, etiqueta diagnóstica coin- se mostrado en el pasado suficientemente duro y cruel con sus
cidente con la abjudicada a los episodios de dacaimiento vital adversarios religiosos.
sufridos por su padre. Los sentimientos de culpa depresivos suelen ser más desatina-
Si bien Felipe II y Carlos V coincidieron en su afán de defen- dos que proporcionales a los hechos, puesto que surgen de una
der a la Cristiandad frente al turco y frente a los protestantes, conciencia moral distorsionada que sobrevalora el pequeño detal-
Carlos más desde un ámbito europeo y Felipe ya desde el solar his- le y que tiende a autorresponsabilizarse de desgracias e infortunios
pano, en los otros aspectos muestran dos formas de gobernar com-
acaecidos sin responsabilidad propia. En esta linea figuraba el
pletamente distintas. Carlos V, el rey guerrero, presente en todas
delirio de culpa de Carlos como un desatino ético que le hacía sen-
las batallas, contrapuesto a Felipe II, cuya presencia sólo se apro-
ximó a la batalla de San Quintín, pero sin personarse en la prime- tirse responsable / culpable de los avances territoriales de los lute-
ra línea ni siquiera en sus aledaños. Carlos V viajero, en tanto que ranos. Se asemeja bastante este sentimiento de culpa carolino al de
Felipe dirige desde la Corte los asuntos de sus vastos dominios. un famoso padrino mafioso depresivo que embargado por la
Carlos amigo de la entrevista con los aliados y con los rivales; depresión en Sicilia se acusaba de haber sido incapaz de matar a
Felipe, en cambio, más dado a conversar con los papeles que con sus hijos cuando años atrás se habían negado a seguir sus pasos
las personas. Carlos, autor de grandes discursos en varias lenguas, ingresando en la Cosa Nostra. Frente a estas formas de autoculpa-
y en contraste Felipe retraído y silencioso, denotando más debili- bilidad depresiva donde la realidad queda invertida o caricaturiza-
dad e inseguridad que prudencia, y capaz de expresarse sólo en da en forma de una extraña convicción delirante, potenciada en
lengua castellana. Carlos con aire de magnate europeo, en tanto los casos mencionados por una supuesta fidelidad a Dios o a la
que Felipe permanecía anegado por la humildad y el recatamien- Mafia, surge la reacción de culpa adecuada y ajustada a los hechos
to e instalado en el secreto de las sombras, por cuya doble motiva- protagonizados por uno mismo, como le ocurrió al sanguinario rey
ción, la conjunción de la humildad y el secretismo, no permitió Macbeth en la magistral pieza teatral de Shakespeare.
que se escribiera una biografía suya. Carlos V siempre consumi-
dor, muere consumiendo alimentos, incluso cuando se retira a
Yuste para encarar la muerte bebiendo cerveza y vino, en tanto Summary
que el apartamiento de la bebida de Felipe II motivó que alguno The group of structural features of Felipe Second personality is
de sus cortesanos le comentara que si apredía beber lo suficiente subject to the command of three obsessive dynamic mechanisms:
podía llegar a ser un gran príncipe.
the principle of doubt, magic and repetition. The three were
La lista de contrastes en las tareas de gobierno y en el compor-
essential: the doubt mechanism, by its basic intervention in the
tamiento personal entre Carlos V y Felipe II podría hacerse inter-
minable. Eran en realidad personas antagónicas, que coincidieron regulation or deregulation of the interior mentality, the magic by
casi exclusivamente en la consagración de la pasión fanática reli- its oracle movement to reinforce the limited decision capacity of
giosa. Incluso en el corto espacio en que gobernaron juntos, o sea the king and the repetition because it was what counted for the
en el período de transición sucesório, hubo alguna discrepancia royal habits and practice. The obsessive personality or anancastic
entre ambos. A despecho de todo ello Felipe II no dejó nunca de has been described as pre-depressive personality and as typus
esforzarse en seguir las inclinaciones de su padre, sobre todo melancholicus, because between the features of this personality
aquellas dictadas con un énfasis tremendamente fanático desde el and the characteristics of melancholy or of depression there is pro-
sentimiento de culpa depresivo que le dominó durante los últimos found similarity to the point that it is possible to hide the depres-
años. sive status behind of a mental organization with no exteriorization,
Aquí se nos antoja trascender el contraste del sentimiento de in addition there is intense proclivity in the obsessive personality
culpa entre Carlos, que se reprochaba con carácter retroactivo to suffer from depressive estate.
haber actuado con un comportamiento demasiado débil frente a
los luteranos alemanes, y Felipe anegado en un fondo de culpa que
Key-words: Obsession; Obsessive-compulsive Personality
le hacía debatirse en dudas ilógicas y poco razonables a las que
Disorder; Typus melancholicus; Psychohistory; Psychopathology.
tenía que prestar atención presionado por el acoso de los temores
y las amenazas mágicas. Si trascendemos este contraste sin aban-
donar la vía de la realeza topamos con el rey Macbeth, famoso per- Bibliografía
sonaje dramático de Shakespeare – de la obra del mismo título
1. Chueca F. El Escorial, piedra profética. Madrid: Instituto de
publicada en 1623 – que nos ofrece un espeluznante sentimiento
España, 1999:30-41.
de culpa, más encajado en la lógica y la racionalidad puesto que se
refiere a los crueles y sanguinarios actos realizados por él mismo 2. Parker G. Felipe II, retrato inédito. Historia 16 1982; 7(69):39-
en forma de un regicidio y varios asesinatos para colmar su perver- 47.
sa ambición. La culpa transporta a Macbeth a que algunas de sus 3. Mousset A. Felipe II. Conferencia leída en el Ateneo de Madrid
víctimas se le aparezcan en forma alucinatoria, todo ello con un el 28 de marzo de 1917. Madrid: Librería General de Victoriano
sufrimiento terrible para aproximarse al grado de crueldad impli- Suárez, 1917.
cado en los asesinatos de su autoría. Los autorreproches de Carlos 4. Kamen H. Felipe de España. Madrid: Siglo XXI, 1997.
toman precisamente el sentido de lo más opuesto: el de no haber-