Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
H
oy vamos a retomar el tema del objeto a desde otra
perspectiva, que está ligada al amor. Es decir, cómo in
terviene lo que llamamos en psicoanálisis el objeto a,
en el amor.
Recuerdan que partimos de la idea de objeto a como resto y
de la relación del resto con la causa; vimos también la diferencia
entre el resto como causa y el resto como desperdicio.
Ubicamos la noción del resto como causa del lado del objeto
a, tal como Lacan lo ubica en el seminario X .12 Después eso va
a tener muchas derivaciones a lo largo de su enseñanza, espe
cialmente en los diez seminarios subsiguientes; al menos hasta
el seminario XX.
Por otro lado, vimos la relación entre el objeto a y la angus
tia, y cómo la angustia tiene que ver con lo que en el campo de lo
simbólico no puede ser nombrado, no puede ser significantizado,
aquello que Lacan ubica del lado de lo real.
Pensando lo real por fuera de lo simbólico, siempre lo real
está ligado a la certeza. Ustedes vieron la fórmula lacaniana de lo
que retorna en lo real tiene un efecto de certeza. En el caso de la
angustia es lo que no engaña, y después Lacan habla de la certi
dumbre, que no es exactamente lo mismo. No me voy a detener
en esto pero ya saben que todo lo que engaña está del lado de lo
simbólico e imaginario, que engañe no quiere decir que no sea
central para la vida de la gente o que eso no tenga todo su valor;
es más, saben que Freud habla de la realidad psíquica y lo que
cuenta es la realidad psíquica.
En Freud la disyuntiva está entre la realidad objetiva y la
realidad psíquica; lo que cuenta es la realidad psíquica pero no
F. N.: Decimos que la escena tiene que ser reprimida prim aria
mente y si interviene la represión suponemos que el padre in
tervino como función. Tiene que haber algo perdido, sí, pero a lo
que apunto es que ese hombre se excita ante cierta circunstan
cia. Y quizás él desconozca esto, porque no va a decir: “Me enamo
ré de un c u l o Dirá: “Me enamoré de una mujer”. Pero esa m ujer
tiene que tener ciertas condiciones. Llegado a un punto, esa condi
ción erótica está vacía de sentido, aunque esté atravesada por el
Edipo. Esto es parte de un conflicto entre hombres y m ujeres.
La obsesión emanada de la escena primaria se transfirió a la
escena con la institutriz y siguió actuando merced al nuevo im
pulso en ella adquirido. Pero la condición erótica experim entó
una modificación que testimonia la influencia de la segunda es
cena pues quedó transferida desde la postura en la m u jer a su
actividad en la misma. Es decir qUe, a partir de la segunda esce
na, ya no sólo se va a excitar con una mujer agachada sino con
Clase 5 El objeto a (II Parteé 77
zapato, y no por ello es fácil; porque tal vez la mujer debía calzar
45 y no es fácil hallarla.
Esto también da cuenta de la metáfora de la que n os h abla
Lacan: cuando alguien puede sustituir a la madre por otra mujer,
está haciendo uso de una metáfora.
La gente no viene al consultorio diciendo: “Yo tengo metáfora
paterna ” o uyo no tengo metáfora paterna*. No. La su stitución de
una mujer por otra nos habla del uso de la m etáfora paterna.
En la psicosis esto se presenta de un modo m u y particular.
Schreber no podía hacer esa sustitución y él mismo se tra n sfor
mó en la mujer de Dios. Él tenía muchas poluciones n octu rn as y
eso da cuenta del fenómeno elemental que es insoportable para
Schreber, eso no responde a ninguna condición erótica, eso está
fuera de control. Allí no hay ninguna orientación.
Si no se produce esa primera sustitución eficaz, p odem os te
ner algunos casos de neurosis en donde la metáfora no se puso en
función. Una cosa es que esté inscripto y otra que esté funcionando.
El príncipe sabe que tiene que buscar una m ujer que en tre
en su zapato, mientras que el psicótico no tiene n ingún zapato.
Hemos trabajado el aspecto edípico del asunto y le a greg u é
un aspecto más que tiene que ver con la relación al objeto, q u e no
está en la primera enseñanza de Lacan.
Para Schreber el problema no fue el nombramiento sino cu a n
do él tiene que asumir funciones, algo puede estar in scripto p ero
no necesariamente quiere decir que se haya puesto en fun cion es.
Este doble momento de la inscripción y la puesta en fu n cion es,
acontece en la neurosis. En la psicosis aparecerá la d escom p en sa
ción cuando se le requiera la credencial.
Suponemos que cuando alguien tiene que enfrentar algo de la
paternidad y la sexualidad, se requiere algo del nombre del padre.
En el caso de que no haya se enfrenta aun abismo, un agujero; en
la neurosis cabe la posibilidad de poner en funcionamiento la me
táfora y podrán aparecer, por ejemplo, los síntomas ante eso.
Clase 5 El objeto a (II Parte) 81