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“LA REBELIÓN DE ENAGUAS:” EL CUERPO Y

LA VOZ DE LA NEGRA
EN LA LUCHA POR LA LIBERTAD EN LA
JAMAICA COLONIAL

Verene A. Shephard, Ph.D.


University of the West Indies

Primero, permítanme agradecerles al Dr. Alfonso Munera y a los


organizadores de este congreso el posibilitar mi primera visita a
Colombia. Permítanme también decir que me alegro mucho de que
mi ponencia caiga hoy, primero de agosto, aniversario ciento
sesenta y tres de la manumisión en el caribe Británico. Voy a leer
en español mi ponencia que fue traducida por mi esposo. Como mi
español no es muy bueno, voy a pedir que ustedes tengan paciencia
conmigo. Yo necesito decir eso en caso de que se le ocurra a
alguien hacerme una pregunta en español después de la ponencia.
Las mujeres de Jamaica, especialmente las esclavizadas
negras, desempeñaron un papel fundamental en la lucha por la
libertad en la Jamaica colonial. Esto significa que la resistencia a la
esclavitud no era el territorio exclusivo de los hombres rebeldes y
que, a diferencia de lo que han argumentado investigadores
anteriores, tampoco se acomodaban las mujeres más fácilmente a la
esclavitud. Bernard Senior, un oficial militar británico, activo en la
supresión de la rebelión de navidad de mil ochocientos treinta y uno
en Jamaica, en describir ejemplos de fingirse enfermos y de
insolencia, reconoció que “las mujeres tanto como los hombres
eran igualmente delincuentes.”1 Otros relatos de la Jamaica de los
siglos dieciocho y diecinueve atestiguan el espíritu de rebelión de
las esclavizadas: algunos se referían a ellas como demonios
femeninos y “rebeldes de enaguas”. En mil ochocientos dieciseis el
latifundista M.G.Lewis hizo este apunte en su diario:
2 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

Todas las mañanas mi agente me deleita con algún incidente


fresco de desobediencia. Parece esta mañana, que todas las
mujeres se niegan a llevarse la basura,… y sin fingir de ninguna
manera: por eso había que parar el molino y cuando el capataz de
esa estación insistió en que cumplieran con su deber, una diablita
feroz, una tal Whaunica le agarró la garganta y trató de
estrangularle. Fue necesario llamar al agente y a lo largo esta
rebelión de enaguas se suprimió.2

“Rebelión de enaguas,” quizás pueda llamarse metáfora de


la resistencia de las esclavizadas, era un rasgo normal de la
esclavitud en la Jamaica colonial. Es claro que molestaba a los
esclavizadores y en fin socavaba tanto la eficiencia de la plantación
que desempeñaba un papel clave en la abolición de la esclavitud.
Un análisis de la resistencia a base de género en la Jamaica
colonial mostrará las maneras de las cuales las mujeres participaban
en el proyecto de la libertad. A pesar de cinismo continuo en la
academia sobre la legitimidad de historia enfocada en la mujer,
investigadores radicales, en sus esfuerzos por compensar por la
miopía anterior de debate, han hecho hincapié en que no había
experiencia homogénea de esclavitud y que el análisis de las
condiciones de pueblos esclavizados, y de veras de la sociedad
afectada por el sistema de esclavitud, debe tener en cuenta las
diferencias de género. Como parte de este proyecto de distinción,
han comenzado estudios sobre la especificidad del control de los
esclavos a base de género y de las luchas de los esclavizados por la
libertad, y se ha demostrado que mientras que las luchas del período
de la esclavitud eran inherentemente colectivas porque se concebían
en la conciencia de comunidades esclavizadas, las relaciones de
género en la esclavitud definían de muchas manera las acciones. De
esta manera, la ideología en contra de la esclavitud no estaba libre
de género.
Los especialistas han demostrado conclusivamente que en el
movimiento contra la esclavitud participaban negras como
protestadoras no violentas, como cimarronas, como líderes en áreas
de cultura social y como madres; y sus diversas estrategias en busca
de la libertad funcionaban en el núcleo de la cultura de
supervivencia de comunidad. Tal información ofrece un argumento
Verene A. Shephard 3

contrario a las teorías racistas y sexistas de los latifundistas y de


otros escritores contemporáneos quienes argumentan que las
esclavizadas se acomodaban a la esclavitud más fácilmente que los
esclavizados y que sacaban provecho económico del sistema de la
esclavitud.

Voces ausentes, voces de ventriloquía:


Dadas las características del colonialismo, no debe
sorprendernos el hecho de que la “rebelión de enaguas” era una
parte tan fundamental del sistema de la esclavitud. La verdad es que
no tenemos acceso directo ni a las voces ni a las opiniones escritas
de las que trataban de libertarse. En cambio tenemos que investigar
fuentes secundarias que representan las voces de ellas; porque es
muy difícil hallar opiniones escritas por mujeres.
Por escépticos que estemos de la autenticidad y de la base de su
autoridad, no tenemos más remedio que aceptar estas fuentes
secundarias; porque nos permiten progresar hacia descubrir cómo
participaban las esclavizadas en el proyecto de emancipación.
En primer lugar estas fuentes indirectas indican que la
esclavitud y el colonialismo justificaban suficientemente la
resistencia femenina; porque la historia del caribe, como la de otras
regiones antes colonizadas, se ha visto caracterizada por el dominio
imperial y por sistemas de explotación que han generado
inevitablemente una lucha adversaria por la liberación.

Más causas de la resistencia: abuso del cuerpo de la mujer en el


campo:
El abuso del cuerpo de la mujer era un factor claro en su
participación activa en el proyecto de la emancipación. Aunque no
puede negarse que tanto los esclavizados como las esclavizadas
sufrían bajo el sistema esclavizador de dominio, sin embargo no se
puede negar que se abusaba sexualmente mucho más a las mujeres.
Sus cuerpos eran el sitio de la contienda del poder, primero por
constituir ellas la mayoría de los obreros de campo y en segundo
lugar por sus papeles de criadas y concubinas. A pesar de la
4 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

disparidad sexual en la trata ilegal de cautivos africanos


como obreros de campo, las mujeres excedieron en número las
brigadas de campo que ejercían las labores más arduas. Mientras
predominaban las mujeres en los campos y en las casonas como
criadas y cuidaban de los enfermos en las enfermerías, los hombres
tenían que enfrentar una gama más amplia de labores.

El abuso sexual
Además del abuso de los cuerpos por
el régimen arduo del campo, las mujeres se veían expuestas mucho
más que los hombres al abuso sexual –“sexplotación”. Ni los
estatutos ni los códigos de la esclavitud coloniales investían a los
esclavos de derechos sobre sus propios cuerpos, sino que transferían
y consolidaban tales derechos dentro de la persona legal de los
esclavizadores.3
El mejor ejemplo del abuso sexual “la sexplotación” de las
esclavizadas negras se ve en los diarios de Thistlewood que
trataban del capataz blanco y ganadero, Thomas Thistlewood, quien
poseía y dirigía haciendas en la Jamaica occidental. Thistlewood
guardaba anotados detalles (más de diez mil folios) que revelan que
mientras que trabajaba en las estancias y en las plantaciones de la
Jamaica occidental, abusaba a casi todas las esclavizadas de esas
propiedades. En su primer año en el cañaveral Egypt violó a once
esclavizadas en cincuenta y tres ocasiones. Al fin de mil setecientos
cincuenta y tres designó como su “esposa” a Phibbah, la criada
criolla en el cañaveral Egypt (pero no se comportaba fiel a ella).
Cuando estableció en mil setecientos sesenta y ocho su propia
hacienda, Breadnut Island Pen, alquiló a Phibbah de su dueño y se
la llevó de concubina a su hacienda.
Thistlewood no era único ni en su actitud para con las
negras ni en su trato de ellas. En mil ochocientos veinticuatro,
Robert Wedderburn, un manumitido de Jamaica e hijo de un colono
blanco escocés, subrayó de esta manera el abuso de criadas
esclavizadas de su padre, James Wedderburn:

La casa de mi padre estaba llena de esclavizadas, quienes eran


todas el blanco de su lujuria. Entre ellas se pavoneaba él como
Verene A. Shephard 5

Solón en su gran serallo o como un gallo bántam sobre su propio


estiércol.... Mi madre (Rossanna) era la meta de su lujuria brutal. 4

Mientras que algunas mujeres se hallaban manumitidas a


causa de sus lazos sexuales con blancos que mandaban, muchas
otras continuaban existiendo dentro del contexto de relaciones de
poder desigual. Cyrus Francis Perkins captó esta realidad en forma
de ficción. La esclavizada Catherine, al parecer “esposa” del
capataz Jackson, sabía que sus promesas frecuentes de manumitirla
eran vanas. Así,

...hoy no es la primera vez que yo esté oyendo sus promesas de


comprarme. Supongo que usted va a comprarme de la misma
manera de la cual Jack Mowatt compró a Sally...comprarla cuando
le dio la gana y venderla al cansarse de ella...” 5

Por treinta y tres años Thistlewood mantuvo a Phibbah


como esposa; pero nunca logró comprarla.6

El camino de la manumisión (1): el cuerpo y la voz en la


resistencia:
Hay muchísimos datos que demuestran que las esclavizadas
no cedían el cuerpo de buena gana para la reproducción ni para
labor productiva; ni permitían sumisamente que los blancos les
abusaran el cuerpo. Utilizaban una gama de estrategias para
trastornar el sistema de la esclavitud y para libertarse el cuerpo de
formas brutales de esclavización y la mayoría de éstas están bien
conocidas: el fingirse enfermas, mentir, robar, envenenar,
comprarse y fugarse. El cimarronear era una forma común de
arrebatar el cuerpo al sitio de opresión y las crónicas están llenas de
ejemplos de cimarronas. Por supuesto que se reconoce que Nanny
era el ejemplo perfecto de la cimarrona rebelde. Pero había otras.
Los cuerpos de las esclavizadas representaban el método
preferido de los esclavizadores en sus esfuerzos por controlarlas; y
6 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

por eso las esclavizadas utilizaban el cuerpo, la voz y la mente en el


proyecto de la emancipación. Esto lo hacían a pesar de las
consecuencias físicas (algunas únicas al género) de tales acciones:
flagelaciones (como las aplicadas por Thomas Thistlewood a
Mimba, Juba, Cynthia, Jenny y a Deborah por el robo de víveres de
su hacienda); violación (se ve en las acciones de Thistlewood y de
James Wedderburn.); ahorcamiento, destierro de la isla,
encarcelamiento, quemar con hierro de marcar, ejecución en la
horca, desmembramiento...
Las mujeres empleaban el lenguaje gestual para mostrar su
descontento con la esclavitud. Cynric Williams, en su recorrido de
Jamaica en mil ochocientos veintitrés cuenta que entre un grupo de
esclavizados enjuiciados por ofensas había “una joven en particular
quien en su defensa dijo que se la había abusado mucho y que en
una ocasión había recibido doscientos treinta latigazos en una
flagelación”. Por no creerle a ella el juez, “la ninfa negra sin vacilar
se desnudó las nalgas, en las cuales no había señal alguna; y como
parecía que ella lo había hecho de desprecio y de burla, le
ordenaron dos docenas de latigazos”.7
Las esclavizadas cantaban canciones de liberación y
utilizaban la voz para maldecir a los que las compraban en subastas
y generalmente las maltrataban.
Las mujeres les pedían a abogados que se despidiera a
capataces impopulares o particularmente duros y también iban de
huelga para obligar cumplimiento con su petición. También se
arrimaban a la huelga por no recibir o por ver reducidos los favores
de costumbre como por ejemplo la oportunidad de cultivar víveres e
ir al mercado; porque los esclavos generalmente entendían que la
negociación de cierto grado de autonomía era una manera de no
sólo sobrevivir la esclavitud, sino de imponer su poder como
obreros de los cuales dependían las actividades productivas del
cañaveral y de otras propiedades.
De esta manera está muy claro que los esclavizados
utilizaban formas de trato colectivo tradicionalmente asociadas con
jornaleros.8
Las domésticas también hallaban otras maneras de acosar y
de frustrar a sus esclavizadoras y algunas tomaban la medida
Verene A. Shephard 7

extrema de desmembramiento quitándose partes del cuerpo


necesarias para la reproducción.

"¿La resistencia ginecológica?"


Como después de mil ochocientos siete cuando se abolió la
trata de africanos cautivos los cuerpos de las esclavizadas se ponían
más esenciales a la reproducción de la población esclavizada y de
esa manera a la perpetuación de la esclavitud, trataban de emancipar
los úteros antes encadenados, negándose a parir hijos que corrieran
el riesgo de que se los esclavizara. Varios esclavizadores atestiguan
el uso de agentes de aborto y la desgana de parir de parte de las
esclavizadas. Escribió Thistlewood que esclavizadas como
Mountain Lacy a propósito trataban de abortar sus embarazos
tomando varias hierbas. Matthew Gregory Lewis confirmó la
tendencia hacia la resistencia ginecológica. Comentó que "De veras
creo que las negras pueden producir hijos a gusto; y en los casos de
esterilidad es algo parecido a la situación en la cual las gallinas
frecuentemente no ponen huevos porque no les gusta su situación."9

Cuerpos en marcha; resistiendo el abuso sexual


Las esclavizadas mantenidas o no por blancos como
queridas resistían el abuso sexual aunque no había ley que las
protegiera del abuso sexual. Un examen cuidadoso de los diarios de
Thistlewood revela que no se seducía fácilmente a Phibbah; y
aunque su "relación" con Thistlewood duró más de tres décadas,
ella trató de mantener algo de autonomía durante estos años. Los
diarios de Thistlewood contienen prueba de que Phibbah aun
después de llegar a ser "esposa' a veces le hacía caso omiso. El dos
de febrero de mil setecientos cincuenta y cuatro escribió: "Phibbah
no habló conmigo todo el santo día." El viernes de la misma
semana escribió –Phibbah me lo negó. Con el transcurso del tiempo
y en tanto que se maduraba la relación, ella se quejaba de su
infidelidad y de vez en cuando le negaba su cariño.

El camino de la manumisión (2): rebelión armada:


La rebelión armada se utilizaba menos que las estrategias
cotidianas de resistencia, y cuando se utilizaba, participaban
relativamente pocos esclavos. Cuando lo hacían, tanto los hombres
8 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

como las mujeres creaban la cultura de rebelión abierta que


caracterizaba el mundo de la esclavitud. A pesar de la tendencia
hacia asignar a las rebeliones armadas nombres asociados con sus
líderes identificables – la rebelión de Sam Sharpe, la rebelión de
Tacky etcétera, las esclavizadas tanto como los esclavizados
ordinarios desempeñaban papeles al parecer relacionados con el
género. Participaban esclavizadas en las conspiraciones y en las
rebeliones violentas de mil seiscientos setenta y tres, mil seiscientos
noventa, mil setecientos setenta, mil ochocientos veinticuatro y mil
ochocientos treinta y uno/treinta y dos. Generalmente se cree que la
rebelión de mil ochocientos treinta y uno/treinta y dos fue la que
influyó más en convencerles a las autoridades de la necesidad de
promulgar el auto de manumisión.
Bernard Senior mencionó tres ejemplos patentes de mujeres
involucradas en esta lucha armada. Primero, en plena rebelión en la
parte occidental de Jamaica, soldados de los regimientos de St
Elizabeth y de Westmoreland buscando rebeldes tropezaron con con
una esclavizada vieja coja y rodeada de pucheros de hierro con
víveres. Interrogada sobre sus actividades ella afirmó que ella y
otras mujeres debían estar preparando desayuno para los rebeldes en
un campamento cercano; pero que al recibir las noticias de que dos
regimientos estaban cerca del campamento, los rebeldes huyeron,
aunque ella no sabía a dónde. Como la cojera le impedía escaparse
descendiendo por los pasos empinados, ella había decidido quedarse
allí mismo para entregarse pidiéndoles “perdón a los señores”. 10
Sin embargo los soldados se pusieron sospechosos de la
manera de la cual, a pesar de la supuesta cojera la vieja se movía
entre los pucheros agitándolos por turno. Resultó que todos los
pucheros de víveres estaban envenenados para atrapar a los
soldados; porque se esperaba que fuera posible persuadirles a
consumir la comida.
El segundo, aunque el destacamento de un capitán estaba
apostado cerca del terreno cultivable en la hacienda Stracy, una
esclavizada llamada Susan, que llevaba puesto un delantal con el
letrero “Firme soy, no puedo cambiarme: he elegido bien, para
nunca vagar”, sirvió de guía para un grupo que había ido en busca
de alimento. La mayor parte del grupo se escapó con víveres y
solamente se capturó a Susan y a dos esclavizados.11
Verene A. Shephard 9

El tercero, un grupo de soldados persiguiendo a rebeldes que


habían cautivado a quince blancas, capturó a una joven negra quien,
al oírlos acercarse, había abandonado la tarea de llenar de agua
cinco calabazas. Según Senior, la esclavizada “pidió perdón:
reconoció haber abandonado sin ni licencia ni causa el servicio de
su amo; pero (por su larga ausencia) negó saber de la insurrección”.
Confesó haber oído hablar que tan pronto como el ministro bautista
volviera de Inglaterra, todos los esclavos se verían manumitidos;
pero dijo que ella había abandonado la hacienda porque no pensaba
que hubiera problema en que se libertara anticipadamente. 12
Por querer los soldados saber por qué una persona
necesitaba tanta agua, ella dijo que vivía sola en el bosque y que iba
a lavar toda su ropa ese día y que por eso quería llevar mucha agua.
Uno de los soldados, pensando que ella estaba mintiendo, la ordenó
guiarlos al lugar en el cual los rebeldes estaban guardando a las
cautivas. Ella se puso a hacerlo- o por lo menos eso lo creían los
soldados. La verdad es que ella estaba conduciéndolos a otra parte;
pero desafortunadamente se dieron cuenta de esto muy pronto. En
realidad ella era miembro del grupo rebelde y estaba encargada de
suministrar agua al campamento en el cual se guardaba a las
cautivas.
Lo que parece claro de estos cuentos anecdóticos es que
durante unas insurrecciones armadas había una división de papeles
a base de género. En mil ochocientos treinta y uno/treinta y dos
mientras que los esclavizados dirigían los asaltos armados militares,
las mujeres desempeñaban papeles de apoyo no militares. A las
mujeres se les asignaba el maniobrar estratégico: suministrar agua,
servir de guías a los terrenos de víveres, ayudar a vigilar a los
cautivos, envenenar, servir de centinelas aun de intermediarias en la
etapa final de la rebelión. En las estancias involucradas en la
rebelión, las mujeres preparaban comida para los grupos de rebeldes
que se paraban para reabastecerse. Entre los hombres también había
división de papeles. Claro estaba que “Papá Jefe”, Sam Sharpe era
el que mandaba; pero según Senior, “... {el coronel} Gardiner se
encargaba de todos los movimientos militares. 13
10 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

El camino de la manumisión (3) ¡dos tipos de labor al mismo


tiempo no!
Además de contribuir a la manumisión por sus actividades
de resistencia, las esclavizadas contribuían de otra manera a la
libertad. La abolición de la trata de africanos cautivos en mil
ochocientos siete les complicó la situación de los esclavizadores
británicos. No podían importar nuevos obreros, aunque lograban
alternar internamente los que tenían.14

La única opción que les quedaba era hacer parir a las


mujeres; pero allí estaba el dilema: ¿Cómo podían ellos asegurarse
de que ellas ejercieran al mismo tiempo ambas formas de labor?
Ésta era una situación difícil. Las mujeres eran el eje de las
actividades de campo, las fuerzas de antiesclavitud estaban
clamando por la manumisión y los esclavizados estaban luchando
por la libertad.. Una solución sería mejorar o reformar las
condiciones de las mujeres en el grupo etario de las fecundas; pero
esto significaría reducir el trabajo arduo de estas mujeres que
también estaban en el grupo etario más económicamente
productivo. En fin quedaba claro que el género afectaría la
manumisión; porque la labor y la reproducción, necesitadas las dos
al mismo tiempo, eran por eso incompatibles.

¿Libres por fin?:


Pues bien hombres y mujeres negros desempeñaban papeles
fundamentales en su propia liberación de la esclavitud; y las negras
esclavizadas representaban en la sociedad esclavizada la fuente
principal de oposición feminista. Hombres y mujeres esclavizados
se apropiaron concretamente la idea de que en su calidad de
forzadas súbditas coloniales tenían un interés personal en el
proyecto instructivo del progreso humano. El sistema de la
esclavitud hacía de ellas “mujeres rebeldes” y producía entre ellas
solamente un tipo de radicalismo organizado que puede reconocerse
dentro del pensamiento político moderno-la lucha contra la
esclavitud. A pesar de la importancia indiscutible de las fuerzas
económicas 15 y de la reforma política, a pesar de las pretensiones,
mayormente exageradas a mi parecer, del activismo humanitario
como factor de la manumisión, hoy en día generalmente reconocen
Verene A. Shephard 11

los historiadores que fue la lucha sostenida en el terreno mismo que


selló el asunto de la abolición. Los esclavizados no le dieron al
gobierno británico más remedio que responder con la ley de
manumisión en mil ochocientos treinta y tres.
La promulgación del auto de manumisión en mil
ochocientos treinta y tres no terminó sistemas de dominio; y por eso
en el período mil ochocientos treinta y cuatro a mil ochocientos
treinta y ocho continuó el activismo de las mujeres enfocado en el
propósito de la libertad inequívoca. Junto con sus homólogos
protestaron contra la introducción del período de transición de
neoesclavitud eufemísticamente llamado sistema de aprendizaje
programado a durar hasta mil ochocientos treinta y ocho para los
obreros de campo y hasta mil ochocientos cuarenta para los demás.
Thomas Holt observó que el predominio de mujeres entre los
líderes y activistas durante los años del aprendizaje era irónico dado
que la ley de manumisión se concibió y se escribió en un género
plenamente masculino.16 Sin embargo como durante la esclavitud
las mujeres representaban un porcentaje desproporcionado de los
obreros de campo en aprendizaje, no debe sorprendernos el que las
mujeres ofrecían la resistencia más militar al sistema de
aprendizaje.17
Con el tiempo los métodos utilizados para controlar a las
mujeres desataron una ola de protestas tan grande que una vez más
la situación inquietante de las mujeres llegó a ser el centro del
activismo contra la esclavitud y fortaleció el clamar por el cese
inmediato del aprendizaje.

Al fin y al cabo llegó “la manumisión completa” en mil


ochocientos treinta y ocho.
__________________________________
Ponencia traducida del inglés por Bramwell G. Shepherd del
Centro Latino
Kingston, Jamaica.
28 de julio de 2001.
12 “La Rebelión de Enaguas:” El Cuerpo…

Referencias:

1. Bernard Senior, Jamaica as it was, as it is, and as it may be


(London, 1834), p. 171.
2. Matthew Gregory Lewis, Journal of a West Indian
proprietor (London, 1834), p. 87.
3. Hilary Beckles, Centering woman (Kingston, 1999), p. 23.
4. Robert Wedderburn, The horrors of slavery (London, 1824).
Published as Ian McCalman, ed., The horrors of slavery and
other writings of Robert Wedderburn (New Jersey, 1991),
pp. 46-47.
5. Cyrus Francis Perkins, “Busha´s mistress, or Catherine the
fugitive” (unpub., 1855), chap. 2.
6. Beckles, Centering woman, pp. 38-58.
7. Cynric Williams, A tour through the island of Jamaica
(London, 1824).
8. See Mary Turner, ed., From chattel slaves to wage slaves:
the dynamics of labour bargaining in the Americas
(Kingston & London, 1995), pp- 37-47.
9. Lewis, Journal, p. 41.
10. Senior, Jamaica, pp. 205-206.
11. Ibid., p. 212.
12. Ibid., p. 215
13. Ibid., pp. 264-265.
14. This is clear from the Returns of the Registration of Slaves.
15. See the line taken by Eric Williams in Capitalism and
slavery (Chapel Hill, 1944)
16. Thomas Holt, The problem of freedom in the age of
revolution (Baltimore, 1992), p. 64.
17. Ibid., and Swithin Wilmot, “Not ´full free´: the ex-slaves
and the apprenticeship system in Jamaica, 1834-1838”,
Jamaica Journal, 17: 3 (1984), pp. 2-10.

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