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“La Muerte a través de la luz”

Una mirada al origen de la fotografía


post mortem en México.
Montserrat Castañeda

EECYRZRR Escuela Estatal de Conservación y Restauración de Zacatecas Refugio Reyes.

Presentado por la Unidad Académica de Antropología de la Universidad Autónoma de Zacatecas


en el marco del décimo cuarto festival de la muerte.

Introducción
La humanidad ha buscado rendir culto a la muerte a través de una serie de ritos
que gozan de un gran simbolismo cultural, espiritual y religioso.
Al tener plena conciencia de ella como un hecho natural e inapelable, se trató de
buscar alivio al vacío interno y doloroso que causaba este suceso mediante una
etapa de duelo que buscaba la resignación ante la pérdida inevitable de un ser
querido.
El duelo llevado a cabo, formaba parte de un proceso gradual en el que la
aceptación de este lamentable evento se obtenía a partir de exteriorizar la aflicción
a través de una ideología promovida por la sociedad decimonónica en donde se
exigía seguir un régimen estricto de reglas donde el individuo se vería involucrado
en una práctica funeraria que poseía gran valor simbólico. Cada acto implicado en
el desarrollo de esta rutina fúnebre se centraba en evocar el respeto por la muerte
misma.
Esta serie de actividades comprendían desde la labor que brindaba el hacedor de
féretros, hasta la del sepulturero y el cura que efectuaba la ceremonia, así como
también cumplía vital importancia el tiempo que se destinaría a guardar el luto.
De manera alternativa se sugirió que este duelo podía manejarse y resultar más
llevadero a través de la apropiación de un momento post mortem generado por
una imagen, la cual serviría para conmemorar al difunto por un tiempo prolongado.
El arte fue sin duda el método más recomendado para hacer posible una
aceptación más rápida de lo acontecido en dónde los medios más recurrentes
eran los retratos pictóricos del difunto, los cuales más tarde serían utilizados en
menor medida gracias a la practicidad de la producción de imágenes que trajo
consigo la fotografía.
Con el surgimiento de la fotografía en el S XIX se dió un cambio innovador en la
manera de generar una imagen que resultara aún más fiel a las ya representadas
a través de la plástica por los artistas.
El daguerrotipo, fue el primer procedimiento fotográfico anunciado y difundido
oficialmente en el año de 1839, que fue perfeccionado más tarde por Louis
Daguerre a partir de las experiencias generadas por Niepce.
Rápidamente este invento se popularizó entre la elite, dejando un poco de lado los
retratos realizados por pintores, cobrando cada vez más un número considerable
de seguidores, lo cual tuvo como consecuencia un creciente número de
daguerrotipistas que prestaban sus servicios para retratar personas.
Gracias a la fotografía se logró generar un recuerdo tangible, que en el caso de la
muerte se utilizó como medio de consuelo para los vivos y un vigente recuerdo de
los difuntos.
Por los motivos antes mencionados y con la intención de rememorar la fugacidad
de la vida, nace el retrato post mortem.
La Muerte
La palabra muerte procede del vocablo latino mors, mortis que daría lugar con el
paso del tiempo al verbo morir.1
El concepto de muerte suele referirse a un fenómeno inherente a la vida de
cualquier ser vivo; significa el fin natural de un ciclo, un proceso que en
determinado momento se vuelve irreversible.
Para el ser humano la muerte suele ser un acontecimiento que sucede a la vida y
en un constante recordatorio de que la existencia terrena tiene caducidad, el
hombre lo ha buscado representar trasladándolo a la estética del arte.
Antecedentes del retrato post mortem en la plástica.
Durante mucho tiempo, el recuerdo del ser querido se limitó a sus objetos
personales, los rituales en su honor, la disposición de su sepultura y, en el caso de
que lo hubiere, la contemplación de su retrato. 2 Con el fin de rendir homenaje a los
muertos, se buscó la manera de representar a los difuntos generando una
iconografía importante en torno a la muerte.
La pintura, antes incluso que la fotografía, se convirtió en uno de los elementos
artísticos más habituales para realizar retrato post mortem. La idea de inmortalizar
a un difunto no surgió exactamente en el periodo romántico con el surgimiento de

1
Díaz Dulce Laura (2015). “Vida después de la muerte”
2
Rivas Fernández Ana González. (2010). “La estética de lo sublime y la amada moribunda:
cine y fotografía como expresión visual de un motivo Literario” Universidad Complutense de Madrid
la fotografía, existen representaciones simbolicas de defunciones producidas en
las civilizaciones antiguas.
Tal es el caso de los egipcios y sus representaciones mortuorias en dónde de
manera específica se hará mención del conjunto pictórico de la tumba de
Sennedjem , un funcionario de segundo nivel que trabajó para dos de los faraones
de la XIX Dinastía: Seti I y Ramsés II en Deir el-Medina 3 un poblado egipcio
fundado por el faraón Tutmosis I.
En esta imagen se puede apreciar claramente una representación del Dios Anubis
momificando el cadáver de Sennedjem.
Más tarde la práctica de elaborar un retrato post mortem fue habitual entre las
órdenes religiosas y el ambiente nobiliario durante la edad media perdiendo auge
en el periodo romántico después del surgimiento de la fotografía; estas
representaciones fueron conocidas como “Memento Mori” que significa “Recuerda
que Morirás”.
Esta frase surge de un lema dicho en la antigua Roma el cual hacía referencia a una frase dicha
por los siervos como consejo a los generales que llegaban victoriosos de batalla; el lema completo
era el siguiente:

“Memento mori

Memento te hominen ese

Respice post te

Hominen te esse memento”

Que se traduciría en lo siguiente: “Recuerda que morirás, mira tras de ti, recuerda que eres un
hombre y no un Dios”; la finalidad de esta frase era eliminar en el héroe el sentido de superioridad,
recordándole su calidad de ser terrestre y mortal.4

Se han conservado en la actualidad representaciones de momentos post mortem


en los que los artistas han plasmado a manera de interpretaciones personales
algunos casos como la muerte de Cristo en la obra denominada “La lamentación
de Cristo” del artista renacentista Andrea Mantegna , la cual muestra una escena
que presenta a Cristo muerto, tendido sobre una losa de mármol de forma casi
perpendicular al espectador, logrando un gran impacto visual gracias a la escorzo
representado de manera violenta en la pintura.
Otro caso a tomar en cuenta es el del afamado pintor Michelangelo Merisi da
Caravaggio con la pintura que lleva por nombre “La muerte de la Virgen” que fue
elaborada por el artista en un momento en el que se ponía en duda la asunción de
la virgen María; era en aquel entonces un tema debatido y no resuelto por la

3
Sanz Elena (2017) “Pinturas de ultratumba.” Muy Historia Recuperado desde :
https://www.muyhistoria.es/h-antigua/fotos/fotos-pinturas-ultratumba/fotos-tumba-sennedjem___1381
4
Leonor TAIANO C. (2008 – 2013) “Persistencia y desacralización del concepto del Memento Mori en la
cultura occidental” Universitetet i Tromsø, Noruega.
doctrina católica. Esta obra causó censura y polémica ya que Caravaggio utilizó el
cadáver de una prostituta para representar a la virgen.
En el caso de las órdenes religiosas se solía retratar a los miembros más
destacados en el momento de su muerte; en la imagen aparecían sobre el lecho
mortuorio o el ataúd vestidos con sus hábitos, a veces acompañados de una más
o menos extensa leyenda acerca de su vida; sostenían con sus manos un crucifijo
y en el caso de las monjas eran habituales las flores rodeando su cuerpo.
Los ejemplos de estos retratos van desde niños difuntos hasta monjes y monarcas
inmortalizados, estos datan aproximadamente desde comienzos del siglo XVI, fue
entrando el S XIX con el nacimiento de la fotografía que el retrato post mortem en
la plástica perdió popularidad.

Imagen 1.1 La lamentación de Cristo –


Imagen1.0 El dios Annubis momificando el
Andrea Mantegna Andrea di Bartolo Cini
cadáver de Sennedjem 1480 Pinacoteca de Brera Fuente:

Imagen 1.2 La muerte de la Virgen – Caravaggio


1606 Museo del Louvre Fuente:
Imagen 1.4 Horace Vernet: Napoleón en Imagen 1.5 Diego Velázquez: “El Fraile San
su lecho de muerte 1826 Fuente: Simón de
Rojas 1624. Fuente

Imagen 1.6 Retrato de Hannibal Gustav Wrangel


1643 Fuente: Imagen 1.6 Retrato de niño fallecido
1684 Fuente:
Contexto Romántico del S XIX y surgimiento de la fotografía post mortem.
El romanticismo surge en Alemania y Reino Unido a finales del S XVIII como una
reacción de oposición contra el pensamiento ilustrado que buscaba guiar al
individuo por medio de la razón. Sin embargo los románticos se contraponían a
dicho movimiento debido a que pensaban que otorgarle prioridad a la razón,
convertía al ser humano en un autómata de su propia existencia.
En una provocación por rescatar el tradicionalismo y los valores de la edad media,
el renacimiento nace como una conducta ideológica que ha de reivindicar esta
postura. La libertad es entendida como esa eterna musa que ha de apropiarse del
instinto primario del ser en su estado más puro.
La naturaleza se vuelve gran motivo de inspiración para el pensador romántico en
ella encuentra el sosiego para tener ese momento de introspección que lo ha de
conectar con su espiritualidad.
Esta conexión espiritual que genera logra despertar un interés por lo desconocido,
lo sobrenatural y una excepcional fascinación por la muerte.
La fascinación por la muerte se traduce innegablemente en un duelo; con la
aparición de la fotografía el retrato post- mortem en la pintura fue desplazado.
Esta invención del francés Louis Daguerre consistía en introducir en una caja, una
plancha de metal que se cubría por encima de nitrato de plata. Una vez sacada la
foto, era extraída la plancha y se trasladaba al laboratorio donde el fotógrafo
procedía a revelar la imagen en el laboratorio.
Es en el año de 1846 -apenas siete años después del nacimiento oficial de la
fotografía- cuando se realizan los primeros daguerrotipos post-mortem. 5
La fotografía post mortem toma relevancia en un aspecto cultural y estético
después del concepto generalizado de muerte que se dió en torno al luto de la
reina Victoria de Inglaterra tras la muerte del príncipe Alberto en el año de 1861.
De este hecho deriva una normativa de estricto seguimiento durante el periodo de
luto llevado a cabo por las mujeres victorianas, dando lugar a la nueva usanza
funeraria de aquella época, adoptándose un código de etiqueta particular dónde el
negro – siendo ausencia de luz- es elegido como color en la vestimenta para
llevar el luto.
Pronto se dio gran importancia en la manera de presentar la escena y el fotógrafo
puso total énfasis en ello y logró adecuar el cuadro según el caso que se le
presentara. Esto se relaciona estrechamente con la forma de lidiar con el rigor
mortis y evitar estropear la escena, ya que había ocasiones en que esto
imposibilitaba situar el cadáver sentado o mantenerlo de pie por lo que se optaba
5
Rodríguez Ramírez Besay (2016) “La fotografía post-mortem: imaginarios colectivos, memorias y
discursos sobre la muerte.” Universidad de la Laguna.
por situarlo en una cama o en un sofá a manera de simular que permanecía
dormido, lo cual resultaba efectivo ya que así se suavizaba el dramatismo de la
muerte. Las técnicas para mejorar la imagen se fueron perfeccionando y se
implementaron artefactos como trípodes los cuáles ayudaban a sostener el
cuerpo del difunto proporcionando mayor realismo a la foto, simulando vida con los
ojos abiertos, como si la muerte no hubiese acontecido.
Esto provocó que se generara un ambiente teatralizado en torno a la
representación de este tipo de imágenes, logrando que la composición
escenográfica desarrollara una amplia retórica logrando que el hecho cautivara y
hablara por sí mismo. Para aumentar el sentido simbólico de las escenas estas se
acompañaban por flores o solían colocarse relojes que marcaran la hora de
deceso del difunto.
Cabe destacar que las condiciones de vida de una persona promedio del siglo XIX
era de unos 44 años y la mortandad infantil era amplia ya que 57 de cada 100
niños moría antes de cumplir los cinco años (Baeza, 2015). 6 Este factor aumentó
de manera considerable el uso del retrato post mortem como recurso cotidiano
cuando llegaba la muerte de algún miembro de la familia.
Retrato Post Mortem en México.
El retrato post mortem en nuestro país la época colonial
Pronto se hizo presente el fenómeno de la fotografía post mortem en nuestro país
La fotografía de difuntos o post-mortem se originó en París, Francia, a mediados
del siglo XIX, se extendió hacia otros países de Europa y finalmente llegó a
México.
Las imágenes no eran tomadas en el ataúd o en el cementerio, generalmente se
realizaban en el hogar del difunto, el cual era vestido con sus mejores galas.
La foto podía ser de grupo, con los familiares vivos, con amigos, o un retrato de
manera individual. El cuerpo del difunto era acomodado en un sillón, en la sala o
en alguna posición que lo mostraba como si estuviera con vida.
Las fotografías de niños difuntos eran llamadas de “angelitos”, debido a la
inocencia de las criaturas que encontraban una muerte a tan temprana edad.
Si eran aún bebés, podían ser retratados en sus carriolas; si el menor fallecido
tenía hermanos, la foto era de grupo; a veces los tomaban con sus juguetes,
recostados sobre alguna cama.

6
Baeza, A. (2015, Julio 28). “Fotografía post mortem: la moda que se impuso en el siglo XIX.”
[Página Web]. La Tercera. Disponible en:
http://www.latercera.com/noticia/cultura/2015/07/1453-640543-9-fotografia-post-mortemla-moda-que-
se-impuso-en-el-siglo-xix.shtml [Consultado el 09 de septiembre del 2017]
En México varios fotógrafos se dedicaron al negocio mortuorio. Juan de Dios
Machain, fotógrafo jalisciense, tomó cientos de fotografías; Romualdo García,
fotógrafo de Guanajuato, se convirtió en un especialista.
La comercialización de la fotografía hizo que en los periódicos de la época se
publicaran anuncios de artistas que retrataban “cadáveres a domicilio” 7

Los artistas pintaron el tema de la Virgen y los angelitos. Pero es en México donde
se popularizó esta temática. Se mencionan artistas como Juan
Correa, José de Ibarra, Miguel Cabrera y Miguel Gerónimo Zendejas. La constante
en sus pinturas es la tranquilidad con que la virgen recibe su muerte
10 que constituye La Dormición. Los símbolos están presentes como la palma y la
corona. Cuando pintan a los niños muertos 10 hacen como si fueran adultos
empequeñecidos, con dignidad, reflejando su condición aristocrática. En
ocasiones los pintan vivos, de pie, con los ojos abiertos. Se sabe que están
muertos por la leyenda de su deceso, la rosa en la mano y la mirada sin brillo. A
veces no hay coherencia entre la edad real y aquella con la que 10 representan.
En ocasiones la imagen se reduce a 10 esencial, al rostro. Modernamente se ha
seguido esta tradición cultural con artistas como Frida Kahlo, Siqueiros, Ledesma,
OIga Costa y Reyes Ferreira.
En Colombia, artistas como Fernando Botero, quien plasmó en la pintura y en la
escultura a su hijo muerto, y Alfonso Quijano, Carlos Granada y Augusto
Rendón, entre otros, cuyo arte es testimonio de la muerte violenta de los niños
colombianos.
LA FOTOGRAFÍA DE LOS ANGELITOS
Antes de la invención de la fotografía era frecuente, entre las clases pudientes,
hacer el retrato del niño muerto. Después de 1839, con la llegada de la fotografía,
el retrato fue común y dio oportunidad a las clases pobres de tener el recuerdo
tangible del niño desaparecido, que quedará en la memoria hasta el reencuentro
final en la otra vida. En Colombia, la fotografía de difuntos, especialmente de
niños, es tradicional desde 1848. Se recuerdan los fotógrafos
Demetrio Paredes, en Bogotá, Melitón Rodríguez y Benjamín de la Calle, en
Medellin, éste último .un exponente inspirado y capaz de sacarle partido poé-
tico»13. Los fotógrafos pueblerino s eran quienes más trabajo funerario tenían con
los niños muertos.

7
Recuerdo a mi padre, maestro de escuela en una pequeña población del norte de
Antioquia, Colombia, quien a la vez con su pequeña cámara de fuelle, comprada a
un alemán que se aventuró por esos parajes durante la segunda guerra mundial,
se convirtió en el fotógrafo del pueblo y retrató a muchos niños muertos. Aún hubo
médicos, como el Dr. Justiniano Turizo, quien después de luchar para que el niño
no muriera lo fotografiaba una vez se convertía en ángel. Fue médico y fotógrafo
rural en los pueblos del oriente de Antioquia. En México son conocidas las de Juan
de Dios Machain a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
La fotografía, como parte del ritual, expresa la aspiración a la vida trascendente. El
.angelito» se convierte en modelo para los vivos y mediador en el cielo. .Tengo un
angelito en el cielo» se oye decir con frecuencia. De mis recuerdos de amanecer
en casas de pueblos son los insomnios causados por contemplar desde la cama
las fotografías en tamaño gigante de niños muertos colgados en la pared. Esa
imagen conservada con piedad y respeto es la constancia de la entrada de un
nuevo ángel al cielo. La fotografía es catarsis ante la pérdida del hijo. Fija la
memoria en el recuerdo, constate el ascenso al cielo y proporciona el consuelo
necesario para seguir en la vida. El niño muere pero la vida continúa. Las
fotografías muestran al niño con los atributos que lo distinguían, solos o
acompañados por los padres o los padrinos con la familia. No son fotografías
artísticas, solo excepciones. No tienen alardes técnicos. Sólo el aplomo y
solemnidad con que los acompañantes ven el objetivo de la cámara, la ternura con
que miran al pequeño y el lazo afectivo que los une. .Se establece un juego de
miradas que delata el pathos de estos hombres... esos retratos se constituyen en
verdaderas imágenes escatológicas pues su motivación principal no es
individualizar a los retratados sino captarlos en un gesto que retiene la tesitura
ante la muerte como un acto que renueva la vida.
Romualdo García – Juan de Dios Machain: “Fotógrafos de la muerte”
Conclusiones

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