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SINOPSIS

Nápoles, inicios del siglo XX. Giuseppe Moscati es un médico con brillante futuro
que consigue plaza en uno de los mejores y más difíciles hospitales de la región: “el
hospital de los incurables”. Moscati, dedicará toda su vida al cuidado y atención de
los enfermos, en especial de los más pobres, sumergiéndose en sus casas, en sus
vidas y de convertirse en su único pilar de apoyo y supervivencia. En su camino se
cruzará la joven aristócrata Elena, que hará replantearse a Giuseppe su futuro y
su camino. Su fama en lo personal y en lo profesional hizo de Giuseppe Moscati
una de las personas más queridas en la Nápoles del 1900.

CRÍTICA

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cine, todo ello desde la óptica del humanismo cristiano. Para resumirlo nos remitimos a nuestro lema: Pensando el cine,

cambiando el mundo.

  
[Mª Ángeles Almacellas – CinemaNet]

Se trata de una versión reducida, para la gran pantalla, de la serie televisiva italiana en
dos capítulos que narra la vida de Giuseppe Moscati, eminente médico de Nápoles de
principios del siglo XX, que dedicó su vida al cuidado de los enfermos, especialmente
los más pobres y desvalidos y que fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 1987.
Es probable que el éxito de audiencia de la televisión en 2007 no sea secundado por el
público en los cines, porque se deja sentir que no era ese su destino y lo que resultaba
muy bueno para ver desde el sillón de casa queda desvirtuado y no está a la altura de la
magia que encierra la oscuridad de una sala de cine.
La trama argumental presenta una adaptación bastante libre de algunos episodios reales
de la biografía de Moscati, mientras que otros son totalmente fruto de la imaginación.
Incluso se permite alguna licencia, fundamentalmente en la última escena, que le resta
credibilidad y solidez al conjunto. De todos modos, el film conserva lo esencial de la
personalidad y la vida del joven médico napolitano: hombre muy inteligente y
entregado, primero a sus estudios y luego a su profesión, que hubiera podido alcanzar
una altísima posición social y económica, pero eligió consagrar todo su esfuerzo a
la atención a los más necesitados.

Puesto que la historia está basada en hechos reales, que permanecen muy vivos en la
memoria colectiva de los napolitanos, el desarrollo de la acción resulta bastante
previsible. Sin embargo, en ningún momento decae el interés del espectador, porque
lo importante, en cada uno de los temas que se van desgranando, no es tanto qué sucedió
sino por qué; lo esencial no es el hecho acaecido, sino cómo lo afronta Moscati, cuál es
su respuesta a cada situación. En la vida de Moscati, tal como la presenta Giacomo
Campiotti, no hay casualidades, sino decisiones libres de un joven que tenía muy
claro que el valor supremo de la vida es el amor y la entrega generosa a los demás.
Esta certeza constituyó la luz, el horizonte y el referente que, en cada momento, en cada
encrucijada, le indicaban cuál era la opción adecuada. Recibió muchas heridas en el
camino, tuvo que asumir renuncias dolorosas y sufrir, no pocas veces, la amargura de la
incomprensión, el abandono y la soledad. Pero supo llenar su vida de sentido hasta los
bordes y gozó de esa auténtica felicidad que sólo puede brindar la paz interior, el
sentirse firmemente vinculado con lazos de amor indelebles a los demás, principalmente
a los más débiles e indefensos, y, sobre todo, la entrega confiada y la adhesión
incondicional al Dios que ama al hombre con la ternura de un padre.

En síntesis, no obstante, sus limitaciones y su largo metraje, Moscati: el médico de los


pobresresulta una película muy interesante y entretenida, que mantiene viva la atención
del espectador, hace pasar un buen rato de sonrisas y emociones e invita a la reflexión y
al diálogo sobre temas de hondo calado.

[Marta Gª Outón – Colaboradora de CinemaNet]

Moscati fue un hombre que, al igual que su padre, destacó en su carrera llegando a
convertirse en una de las referencias más importantes de Italia. Su labor, tal y como
vemos en la película, se centra en el Hospital de los Incurables, un centro que recogía a
los más miserables de la sociedad y que se convertiría en un núcleo de peregrinaje de
todos los enfermos del sur de Italia. Vivió en Nápoles durante el siglo XX y era
proveniente de una familia aristocrática. A pesar de su exitosa carrera, Moscati
aprovechará sus talentos para dedicar su vida al cuidado y atención de los enfermos, en
especial de los más pobres, y para todos cuanto le rodeaban, se convirtió en un
importante pilar de apoyo y de redención, interviniendo en múltiples acciones
benéficas, por ejemplo, en la ayuda social tras la erupción del Vesuvio o como médico
de guerra tras el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Giacomo Campiotti es el director de esta bellísima cinta italiana. Ya había dirigido


algunas producciones televisivas (Bakhita o Zivago) y otras películas, y en su último
trabajo, Prefiero el paraíso, ha logrado que se le valore internacionalmente con una
excelente crítica. El director demuestra en sus obras una especial atención hacia los
argumentos que transmitan un sentido transcendental y que resalten el valor del
amor como pilar del alma humana. Por tanto, en esta producción, Moscati, Campiotti
se centra más en el lado más humano del santo, donde vemos cómo logra acceder a
quien más lo necesita con gestos de caridad y bondad.

Aunque la película pueda resultar larga, la biografía del santo es asombrosa y atrae la
atención de cualquier público por el valor de su mensaje. La obra ha sido filmada de
un modo muy clásico, aunque dinámico, con un movimiento casi imperceptible de la
cámara, que acompaña a los personajes en todo momento, como si fuera la mirada de
otro sujeto más partícipe de la narración.

La fotografía se muestra sin contrastes, luminosa y cálida, que no distorsiona la


vista, sino que acompaña sin torpezas a la narración de manera muy delicada. Una
música igualmente suave, en su mayoría compuesta por instrumentos de cuerda y
viento, favorecen en transmitir una atmósfera dulce y emotiva. El pensamiento del
personaje acompaña la interpretación de la narración y nos revela su personalidad más
venerable.

Beppe Fiorelo interpreta al santo y su rostro amable y su expresión cálida retratan a la


perfección la presencia llena de espiritualidad de Moscati. Son las palabras y las obras
lo que hacen más importante a este personaje, ya que, a través de ellas, Moscati
transmitía el mensaje de amor a los semejantes, reflejo del Amor de Dios, que también
predicaba; luego, los diálogos se convierten en el fiel testamento de su obra. Giorgio
Piromalo fue el mejor amigo de Moscati y el actor Ettore Bassilo interpreta poniendo
especial énfasis en el carácter envidioso y soberbio de éste. Kasia Smutniak,en su
papel de Elena, presenta la diferencia entre el amor puro y verdadero –el suyo y el
de Moscati- frente al egoísta de Giorgio Piromalo y Cloe.

En la película descubrimos la aún presente discusión entre fe y razón, el valor de la


amistad como centro de lealtad, respeto y entrega, la generosidad y sacrificio por los
demás como fuente de amor, así como la benevolencia y el agradecimiento a Dios por lo
que se es y por lo que se tiene. Moscati se ha convertido en un ejemplo a seguir por
muchos médicos, pues él no veía pacientes, sino personas, y también para muchas
personas, ya que, con su forma de ser, demostró que no sólo salvó vidas, sino también
almas, tan sólo siguiendo el ejemplo de Jesús.

Giuseppe Moscati sería canonizado por el Papa Juan Pablo II el 25 de octubre de


1987.

Ficha técnica
 Título Original:
 Giuseppe Moscati, l'amore che guarisce
 Dirección: Giacomo Campiotti
 Guión: Giacomo Campiotti, Fabio Campus, Carlotta
Ercolino, Gloria Malatesta y Claudia Sbarigia
 País: Italia
 Año: 2007
 Duración: 124 min.
 Género: biopic, drama
 Interpretación: Giuseppe Fiorello, Kasia Smutniak,
Ettore Bassi, Carmine Borrino, Paola Casella, Giorgio
Colangeli, Marco Gambino, Emanuela Grimalda
 Música: Goffredo Gibellini
 Fotografía: Gino Sgreba
 Estreno en España: 18 de enero de 2013
A través de estos 5 datos conocerás la increíble vida de San
Giuseppe Moscati, reconocido médico de la primera década
del siglo XX.

1. Fue un médico brillante


Moscati nació el 25 de septiembre de 1880 en Benevento,
Italia. Se matriculó en 1897 en la facultad de medicina y,
cinco años más tarde, con tan solo 22 años, se graduó con las
mejores calificaciones de su promoción.

Además de estudiar medicina, se hizo experto en 20


especialidades diferentes para poder servir mejor a sus
pacientes y fue uno de los primeros en estudiar y aplicar la
insulina para el tratamiento de la diabetes, enfermedad que
tuvo su madre.

Fue nombrado miembro de la Real Academia Italiana de


Medicina Quirúrgica y recibió un doctorado en química
fisiológica.

San Giuseppe también supervisó el Instituto de Anatomía


Patológica local. En la sala de autopsias instaló un crucifijo
con una inscripción latina “¿Dónde están, oh Muerte, tus
plagas?”, tomada del Libro de Oseas.

2. Su trabajo fue su medio de santificación


Siendo ya médico se levantaba temprano para asistir a Misa y
recibir la Eucaristía. Después, se dirigía a las colonias pobres
para ver algunos enfermos y a las 8:30 a.m. iniciaba el
trabajo en el hospital.

Sus pacientes predilectos siempre fueron los pobres, a


quienes nunca les cobró dinero y atendía siempre con una
sonrisa y sin hacerse notar.

En varias ocasiones rechazó ofertas que prometían una


carrera académica de renombre, porque se dio cuenta que el
plan de Dios para él, era servir a sus pacientes pobres y
entrenar a sus pasantes.

Luego de fallecer el 12 de abril de 1927, los ciudadanos


decían “ha muerto el médico santo”, mientras que los pobres
lloraban la pérdida de su amigo y doctor.
3. Rezaba por sus pacientes y los invitaba a la fe
Giuseppe Moscati empleaba los más altos estándares de la
medicina y al mismo tiempo rezaba por sus pacientes y
trataba de persuadir a quienes estaban alejados de la fe, a
buscar los sacramentos.

Antes de examinar a alguien o realizar una investigación


médica, se colocaba en la presencia de Dios.

4. Quiso ser jesuita


Alrededor de los 30 años Giuseppe Moscati hizo un voto
privado de celibato y, durante un tiempo, pensó que tenía la
vocación para la vida religiosa. Los jesuitas a los que consultó
discernieron que Dios quería que permaneciera en el mundo
como médico.

5. Salvó vidas heroicamente


Unos años después de obtener su título de médico organizó la
evacuación de un hospital durante una erupción del Monte
Vesubio (el techo del hospital se derrumbó poco después de
que retirara a los últimos pacientes).

Con solo 31 años, ayudó a muchos enfermos durante una


epidemia de cólera y durante la Primera Guerra Mundial,
cuidó de los soldados heridos y moribundos del ejército
italiano.

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José Moscati, San Giuseppe Moscati

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