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El 25 de Junio de 1824 se creó la provincia de Manabí y con ella tres cantones manabitas:
Portoviejo, Jipijapa y Montecristi. El suelo manabita en la época precolombina estuvo habitado
por pueblos aborígenes que integraban dos reinos: El Reino de los Caras y el Reino de los
Manta.
Sellada la independencia del dominio español, el 24 de mayo de 1822, esta tierra pasa a ser
Departamento del Sur y a formar parte de la Gran Colombia, fundada por el libertador Simón
Bolívar, quien hizo la creación de la provincia de Portoviejo, el 2 de agosto de 1822, la misma
que no tuvo personería jurídica ya que estaba dirigida por un juez político que obedecía
órdenes del Gobernador de Guayaquil. Solamente contaba con dos cantones: Portoviejo y
Montecristi.
Cuando se llevó a cabo la creación formal de la provincia, su área territorial ascendía a 25.620
kilómetros cuadrados. Pero en 1825 pierde Atacames, en 1878, en el Gobierno de Veintimilla
pierde Muisne (antiguo Mompiche), ya que ambas comarcas fueron anexadas a Esmeraldas.
En la rica vivencia histórica de Jipijapa, en agosto de 1822, fue parroquia de Portoviejo, pero
asciende a la categoría de tercer Cantón, con la Ley de División Territorial del 25 de Junio de
1824, promulgada por el Congreso de Bogotá y permanece sin fraccionarse, sin perder parte
alguna de su territorio, con la división política integrada por las parroquias Jipijapa, Paján y tres
en 1861, con Julcuy, llegando a trece en 1945, año en que la Asamblea Constituyente, crea el
Cantón 24 de Mayo, quitándoles las parroquias de Sucre, Bellavista y Noboa, al este de su
territorio, y en 1950 pierde también las parroquias del suroeste del territorio: Paján, Guale,
Lascano y Campozano, porque el Congreso de este año crean al nuevo cantón Paján, y
nuevamente se fracciona el territorio con la cantonización de Puerto López que nace con la
parroquia Machalilla, por lo que actualmente Jipijapa cuenta con 10 parroquias, 7 rurales,
Puerto Cayo, Pedro Pablo Gómez, Membrillal, La Unión, Julcuy, América y el Anegado y tres
urbanas, Manuel Inocencio Parrales I Guale, San Lorenzo de Jipijapa y Dr. Miguel Morán Lucio.
Con esta heredad naciente y la falacia de la desmembración territorial por un nulo laudo
arbitral con Montecristi, hay la ineludible obligación del cambio y posicionamiento de los
nuevos gobernantes de esta región universitaria, de visionar y apuntar con la tecnológica, la
potencialidad turística, artesanal, emprendedora y hospitalidad, se concreten por ejemplo
obras hídricas macros de los publicitados trasvases Sancán, Daule, para fortalecer la
reactivación productiva con el grano de oro el Café y mayor diversidad agropecuaria, capaz
que de vigorice la línea de conservación de sus bosques primarios y secundarios,
complementándola con el combate a la corrupción, la familiarización enraizada en los espacios
públicos y la ruta de concreción de generación de empleo, vías de primer orden,
transformación de la materia prima y su comercialización para que Jipijapa y la región sur, se
vigoricen y si no hay atención, visionar la provincia del Sur para acabar con el actual
centralismo.