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Citas de textos de La Generación del Ochenta

1) “En mi obra, me opongo franca y decididamente a la inmigración inferior europea, que reputo
desastrosa para los destinos a que legítimamente puede y debe aspirar la República Argentina.”

“Tenemos, pues, este hecho contraproducente, por un lado, y además, otro muchísimo más
grave: para mejorar los ganados, nuestros hacendados gastan sumas fabulosas trayendo tipos
escogidos, y para aumentar la población argentina atraemos una inmigración inferior. ¿Cómo,
pues, de padres mal conformados y de frente deprimida, puede surgir una generación
inteligente y apta para la libertad? Creo que la descendencia de esta inmigración inferior no es
una raza fuerte para la lucha, ni dará jamás el hombre que necesita el país.”

¿Inocentes o culpables?, prólogo IV

Antonio Argerich

Disponible en: https://biblioteca.org.ar/libros/92757.pdf

2) “Apresurémonos a decir que la línea Sud-Americana que atraviesa toda la República Argentina, y
que va del Estrecho de Magallanes a Río de Janeiro, pasando por Buenos Aires y la Asunción, es
una de las mejores del mundo. La velocidad media es de 360 kis por hora. Antes se decía
Kilómetro, hasta que el ilustre matemático Inglés Fletcher hubo demostrado que, en este siglo
de viajes, un hombre de edad de ochenta años había perdido tres de su vida por decir
kilómetro, palabra que se hizo tan usual desde que se adoptó el sistema métrico Francés por
todos los pueblos del orbe.”

Buenos Aires en el año 2080, capítulo I, página 12


Aquiles Sioen
Disponible en: https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Buenos_Aires_en_el_a
%C3%B1o_2080_-_A._Sioen.pdf&page=12

3) “Algo insólito, anormal, parecía alterar la calma, la tranquila animalidad de aquel humano hacinamiento.
Sin reparar en los otros, sin hacer alto en nada por su parte, el italiano cabizbajo se dirigía hacia el fondo, cuando
una voz interpelándolo:
-Va a encontrarse con novedades en su casa, don Esteban.
-¿Cosa dice?
-Su esposa está algo indispuesta.
Limitándose a alzarse de hombros él, con toda calma siguió andando, caminó hasta dar con la hoja entornada de
una puerta, la penúltima a la izquierda.
Un grito salió, se oyó, repercutió seguido de otros atroces, desgarradores al abrirla.
-¿Sta inferma vos? -hizo el tachero avanzando hacia la única cama de la pieza, donde una mujer gemía arqueada
de dolor:
-¡Madonna, Madonna Santa...! -atinaba tan sólo a repetir ella, mientras gruesa, madura, majestuosa, un velo
negro de encaje en la cabeza, un prendedor enorme en el cuello y aros y cadena    —8→   y anillos de doublé,
muchos en los dedos, hallábase de pie junto al catre la partera.
Se había inclinado, se había arremangado un brazo, el derecho, hasta el codo; manteníalo introducido entre las
sábanas; como quien reza letanías, prodigaba palabras de consuelo a la paciente, maternalmente la exhortaba:
«¡Coraque Duña maría, ya viene lanquelito, é lúrtimo... coraque!...»
Mudo y como ajeno al cuadro que presenciaban sus ojos, dejose estar el hombre, inmóvil un instante.
Luego, arrugando el entrecejo y barbotando una blasfemia, volvió la espalda, echó mano de una caja de
herramientas, alzó un banco y, sentado junto a la puerta, afuera, púsose a trabajar tranquilamente, dio comienzo
a cambiar el fondo roto de un balde.
Sofocados por el choque incesante del martillo, los ayes de la parturienta se sucedían, sin embargo, más
frecuentes, más terribles cada vez.
Como un eco perdido, alcanzábase a percibir la voz de la partera infundiéndole valor:
E lúrtimo... coraque!...”
En la sangre, capítulo I

Eugenio Cambaceres

Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/en-la-sangre--0/html/fef4abe6-82b1-11df-acc7-


002185ce6064_2.html

4) “Hay en esta generación un tipo de escritores dotados de sensibilidad literaria y de variada cultura,
que figuran en nuestra bibliografía como autores de muchos volúmenes, pero desprovistos de ese
espíritu de continuidad que en el pensamiento y en la obra crea la unidad orgánica del verdadero
libro. A estos escritores, para agruparlos de algún modo, se me ocurre llamarlos “prosistas
fragmentarios.” (Ricardo Rojas, Historia de la Literatura Argentina, p. 426)

“…cuando se refiere a Mansilla no evita señalar que si no fue un “gran escritor” eso se debió
principalmente a cuestiones estrictamente personales y no a las condiciones desfavorables que le
ofrecía el medio en el que se desenvolvía: “Faltó madurez a su cultura, concentración a su
pensamiento, disciplina a su prosa para ser el gran escritor que, por sus facultades nativas, hubiera
podido ser” (Id. p. 434)

Citado por Patricio Fontana, en Vida, Escritura y Sacrificio. Ricardo


Rojas y “los prosistas fragmentarios”. Uba-Conicet. Revista de
Letras.

Disponible en: https://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/11887/Vida%2c%20escritura%20y%20sacrificio.


%20Ricardo%20Rojas%20y%20los%20%e2%80%9cprosistas%20fragmentarios%e2%80%9d.pdf?
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