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LA VISIÓN PURITANA

DE LA SANTIDAD
(Dr. Joel Beeke)
Sumario
1. Redención universal y moral
2. Verdadero arrepentimiento
3. Una guerra santa
4. El ser interior, privado
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INTRODUCCIÓN
Los puritanos escribieron mucho sobre cómo vivir una vida santificada, poco de lo que ellos
predicaban y escribían contiene alguna cosa extraña o única, cuando evaluamos su herencia
doctrinal. Lo que es especial sobre la visión puritana de la santidad es su plenitud y
equilibrio, antes de su forma distinta.
La definición puritana clásica de santificación es bien conocida la podemos encontrar en el
catecismo menor de Westminster, preguntas 35 y 36:
¿Qué es la santificación?
R. La santificación es aquella obra de la libre gracia de Dios, por la cual somos
completamente restablecidos a la imagen de Dios y puestos en capacidad de morir más y
más al pecado y de vivir píamente.
¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la
santificación, o que se derivan de ellas?
Los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación
o que se derivan de ellas, son:
- La seguridad del amor de Dios
- La tranquilidad de la conciencia
- El gozo en el Espíritu Santo
- El crecimiento en gracia
- La perseverancia en ella hasta el fin
De estas dos preguntas es obvio que la santificación en la mente puritana envuelve todo el
vivir cristiano todo el proceso de ser confrontado a la imagen de Jesucristo. Es un proceso
que comienza en el nuevo nacimiento, y continúa durante toda la vida del creyente hasta el
último suspiro. Los puritanos querían ver a las personas creciendo vigorosamente en la
seguridad del amor de Dios, en una gran paz de conciencia y en una autentica alegría en el
Espíritu Santo. Ellos decían que el camino para recibir estas bendiciones es a través de la
obra santificadora del Espíritu. Ellos advertían a su pueblo “si usted no busca la
santificación, no solamente deshonrará a Dios, sino también empobrecerá su propia vida
espiritual.”
¿Qué es lo que ellos realmente querían decir por santificación?
A continuación, mostramos cuatro elementos en la visión puritana.
1. Renovación universal
y moral
Primero, Santificación para los puritanos es una obra divina de renovación, envolviendo un
radical cambio de carácter, el cual brota de un corazón regenerado, que es algo más
profundo que cualquier psicoanalista o consejero podría alcanzar. Dios opera en el corazón,
y, como resultado del cambio de corazón, viene un nuevo carácter.
La obra de renovación es (usando el lenguaje Puritano) Universal. Eso significa que ella
toca y afecta cada área de la vida entera de la persona. Pablo nos muestra en 1 Timoteo 4:4-
5 que todo es santificado en cada esfera de la vida.
Santificación es algo interno que debe encender nuestro corazón el centro de nuestro ser, y
es algo externo que se debe transportar sobre cada detalle de nuestra vida. 1 Tesalonicenses
5:23 dice: “y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro señor Jesucristo.”
Muchos puritanos predicaban sobre este texto. La santificación debe ser Universal.
En segundo lugar, santificación es también algo moral, decían los puritanos. Con eso ellos
querían decir que ella produce frutos morales. Sobre los mismos frutos nosotros podemos
leer en Gálatas 5 “Amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad”, si usted preguntase a un
puritano ¿Qué significan estos frutos cuando los consideras todos juntos? Él le dirá que esos
frutos representan el perfil moral del propio Señor Jesucristo.
Eso es lo que el Espíritu está haciendo en la santificación, Él está moldeando al creyente a
imagen de Cristo. Él está produciendo las cualidades de Cristo en la vida de su propio
pueblo. El pueblo de Dios es aquel en el cual la “naturaleza de Cristo” (la suma total de su
vida humana) se encuentra nueva, aunque ahora en imperfecta expresión. Este es el
concepto Puritano de santificación.
2. Verdadero arrepentimiento
Santificación para los puritanos también consistía en arrepentimiento y rectitud. La principal
actividad es volverse del pecado a la obediencia. Arrepentimiento decían los puritanos, es
volverse del pecado, y eso es una actividad para toda la vida, nosotros debemos
arrepentirnos todos los días de nuestras vidas, y en la medida que así lo hacemos, debemos
también volvernos a la rectitud.
Arrepentimiento, ellos decían, es una obra de fe. Sin el Espíritu Santo no hay
arrepentimiento. El concepto Puritano de arrepentimiento va mucho más profundo que el
mero remordimiento o apenas decir “lo siento mucho”. La idea puritana de arrepentimiento,
Ciertamente comienza con remordimiento, pero el va más profundamente para un cambio
esencial de la vida. Arrepentimiento es un volver real. Es odiar las cosas que antes se
amaban y amar las cosas que antes se odiaban.
Arrepentimiento envuelve mortificación y vivificación, decían los puritanos. Por
mortificación ellos querían decir “colocar la espada sobre el pecado”; matar el pecado;
colocar el pecado a la muerte, como el apóstol dice en Romanos 6. Por vivificación ellos
querían decir volverse vivos para la justicia y darnos a nosotros mismos más y más para
practicar y exhibir el futo del Espíritu.
3. Una guerra santa
Tercero, la santificación para los puritanos es progresiva, operando a través de conflictos.
Los puritanos decían que el conflicto es indispensable en la santificación, porque los
residuos del pecado habitan aún en el cristiano, para su gran tristeza. Esto desemboca en una
gran guerra y muchas batallas.
Los pecados internos operan de adentro, decían los puritanos, en cambio el mundo ejerce la
presión impía exteriormente. El diablo que ejerce la función de líder, desea colocar aquellas
presiones externas y usarlas junto con las presiones internas para recuperar el territorio
perdido. Así, ahora una persona conquistada por el Espíritu Santo busca expandir y ganar el
territorio de la santificación universalmente en su vida, el diablo junto con el mundo y la
vieja naturaleza de la persona, forman una línea de frente de batalla del alma. Una guerra
santa está siendo luchada. Por eso Bunyan llamó su libro “La guerra santa”. santificación
envuelve un conflicto consigo mismo, con mi carne, con el mundo y con Satanás. Si un
cristiano no está batallando contra el pecado, los puritanos decían que esa persona se debería
preguntar si realmente era o no cristiana.
Un puritano pintó este retrato. Él dice que ser un cristiano es andar en un camino recto y
estrecho. De ambos lados del camino hay cercas. Atrás de las cercas Satanás. Tiene todos
los poderes del mal a su disposición. Él usa su ejército de demonios y ante nuestras
inconsistencias internas, y nuestra tendencia de caer en precipitaciones. Él usa todas estas
cosas como dardos y a cada paso que damos en la peregrinación espiritual él observa a
través y por encima de la cerca, mirando nuestro pie, nuestro corazón, nuestras manos, y
nuestros ojos. Cada paso del camino es una batalla.
Aceptando el esfuerzo Thomas Watson dice que el camino para el cielo es una “obra de
sudor” hay una batalla siendo luchada, pero la obra de santificación, felizmente, avanzará.
La santificación no está estancada. Los puritanos siempre empleaban las palabras de Pablo
en 2 Corintios 3:18 que afirman transformarnos de gloria en gloria si andamos en el
Espíritu. Así el verdadero cristiano es aquel que acepta que habrá conflictos pero que al
mismo tiempo descansa en la verdad de que la victoria final es suya. Él puede perder
muchas luchas, sin embargo la guerra será ganada, porque él está en Cristo. El Espíritu
Santo le guiará, y él avanzará progresivamente.
Además, hay un impedimento oculto, decían los puritanos, porque el cristiano
frecuentemente no es capaz de ver algún progreso en si mismo. Un puritano dice que una
mujer que barre su departamento puede pensar que limpió todo el polvo, hasta que la luz del
sol brille en su cuarto revelando todo el polvo restante, cuanto más el sol de justicia brille en
nuestros corazones, no importa cuánto podremos estar creciendo en santidad (y otros puedan
ver esto), veremos de modo creciente los motivos de nuestro corazón.
La cuestión importante no es “¿puedo verme creciendo más y más santo?” sino, ¿Cuando yo
miro atrás en mi vida, tres o cinco años atrás, Cristo significa más para mi hoy que antes?
¿yo pienso menos en mí mismo hoy que antes?¿Cristo está creciendo y yo disminuyendo?
¿estoy centrado en la apreciación de Cristo y en mi auto depreciación? Esta es la visión
puritana del auto examen con respecto a la santidad.
Otro modo puritano de evaluar el progreso en la santidad, es preguntar cómo estamos
actualmente luchando contra la tentación, si no estamos luchando contra las fuerzas que
presionan nuestra carne, Estamos retrocediendo. En orden, por lo tanto para hacer progreso,
el creyente debe orar al trono de la gracia: “ayúdame a ser fuerte hoy, señor. Ayúdame, a ser
puro hoy, ayúdame, a ser justo hoy”. Este es el constante deseo del cristiano que está
haciendo progresos en la santificación.
4. El ser interior, privado
En cuarto lugar, la santificación puritana es imperfecta, a pesar de ser invencible, en esta
vida ella nunca es completa, nuestro objetivo siempre excederá nuestro alcance. Muchas
personas no entienden a los puritanos en este punto. Piensan que ellos eran introspectivos, o
que ellos nos llevan a una esclavitud legalista, y ante esto mismo hay una depresión
espiritual. Eso no es verdad.
Los Puritanos ciertamente tenían un concepto profundo de pecado y justicia, en
comparación a muchos de sus detractores modernos que tienen un terrible y pequeño
concepto de pecado y justicia. Los puritanos sentían la imperfección de su santificación
precisamente porque tenían la regla de justicia de Dios delante de ellos. No se comparaban
con su prójimo sino con la santa ley de Dios.
Justicia para los puritanos era algo motivador del carácter. Lo que existe dentro de usted es
importante lo que usted dice refiriéndose a quién usted es por dentro.
Cierto puritano dice que un hombre es en su privacidad, el que realmente es a la vista de
Dios. Ellos querrían preguntarnos ¿Qué es lo que usted piensa al respecto?
¿Qué es lo que lo motiva? ¿Usted está realmente motivado por el amor a Dios? ¿Usted está
motivado por la solidaridad del samaritano para con los otros, amándolos, haciéndoles el
bien, y colocándose para el beneficio y bienestar espiritual de ellos? Este es el corazón de
una justicia puritana. Con este alto concepto de santidad ellos naturalmente sentían sus
imperfecciones. Tal vez esto en ningún lugar sea más vívidamente expuesto que en el
catecismo mayor de Westminster sobre los diez mandamientos léalos y note cuán precisos
son, cómo ellos sondean el corazón e insisten en que usted debe amar a Dios y a su prójimo
como a sí mismo.
Cuando, por tanto usted lee a los Puritanos mire cómo ellos pensaban para ellos mismos y
usted verá en sus diarios cómo ellos sufrían con su propia indignidad, recuerde que ellos se
están comparando con el perfecto Dios y con su santa ley. Ellos eran hombres y mujeres que
verdaderamente sentían el gemido de Pablo (en Romanos capítulo 7) “porque según el
hombre interior me deleito en la ley de Dios… ¿miserable de mí quién me librará de este
cuerpo de muerte”? Ellos sentían su necesidad de correr a Cristo todos los días para ser
lavados nuevamente. Y éste es el origen de toda genuina santidad.
Tal santidad es inevitable. Ella nunca morirá sino que ella un día será perfecta en y con
Cristo para siempre.

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