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TEMA: El tiempo en San Agustín NOMBRE: María Guzmán GRADO: Decimo A

ANALISÍS: El tiempo, en una palabra, se insinúa por todos los costados de la existencia humana, nos plasmamos
con el tiempo, nos hacemos cargo de él constantemente, y, por ende, de cierta manera comprendemos qué es el
tiempo; de otro modo no podríamos vivir la vida humana que vivimos.
Siento que se puede comparar el tiempo y el alma, están sujetas básicamente, ya que naturalmente que el hombre mide
el tiempo con el alma, pues es allí donde quedan impresas las percepciones del tiempo.
Por otro lado, tenemos un fenómeno aún más fuera de toda lógica que sería la extensión del futuro y del pasado que
no tienen ninguna existencia. ¿Cómo podemos decir que el futuro tiene extensión si aún no existe? ¿cómo podemos
decir que el pasado fue largo o fue corto si ya no existe? simplemente porque esta sensación queda en el alma y es ella
la que nos deja la impresión de que fue larga y corta. El alma tiene tres funciones con respecto al tiempo: espera,
atiende y recuerda. Estas tres acciones representan los tres tiempos de los que estamos hablando:
Espera: Futuro
Atiende: Presente
Recuerda: Pasado
Esta acción del alma sucede sobre todo cuando queremos cantar una canción que no conocemos. Esperamos como va
a ser, prestamos atención a la letra y a la música y finalmente la volvemos a cantar cuando la recordamos.
Finalmente, esta sería la solución a la cuestión del tiempo según San Agustín, es el alma la que puede retener todo
pensamiento futuro y pasado.

SINTESIS: Agustín parte diciendo que si el presente no tuviera ni pasado ni futuro entonces sería eternidad, y por lo
tanto no podríamos hablar de tiempo. Así, el presente necesita del pasado para ser tiempo, pues de otra forma sería
eternidad. Ahora, el presente deja de ser una vez que es pasado; lo que significa, que el presente para existir debe tener
tendencia a no-ser (de otro modo sería eternidad).
Pasado: Hablado esto, San Agustín se propone analizar el pasado y el futuro. No podemos referirnos al pasado de
ninguna forma, ni siquiera diciendo que ''fue larga la estancia'', pues dicha estancia ya no existe. Es decir, la única
forma de referirse al pasado, es refiriéndose al presente. Para entender el presente, San Agustín recurre a un pequeño
símil de los cien años.
Presente: Cuando está en el primer año, el hombre tiene 99 días futuros. Cuando está en el segundo año, el hombre
tiene 98 días futuros y un día en el pasado. Lo mismo pasaría si lleváramos el símil a un año, el hombre en el primer
mes tendría 11 meses futuros y cuando pase al segundo tendrá 10 futuros y 1 pasado.
Futuro: Mucho menos podríamos decir que el futuro tiene un intervalo largo, pues aún no existe. Y si existe, es
gracias al presente porque el futuro pasa a ser presente una vez que pasa por él.

CONCLUSIÓN: ¿Qué diremos pues de estos tres tiempos: pasado, presente y futuro? ¿Acaso tendremos que decir
que el pasado y el futuro no existen por sí solos a menos que pasen por el presente?
Al menos en el pasado, todo lo que tenemos de él nos queda en la memoria. Ahora, si nos queda en la memoria,
entonces está en el presente porque a medida que lo podemos evocar en la memoria estarán presentes; lo mismo
ocurre con el futuro.
Todas las cosas que existen se ven en el presente, pero es la memoria la que también las tiene. Por ejemplo, podemos
predecir que el sol saldrá. La imagen que tenemos del sol saliendo, es una imagen presente en nuestra mente y la
predicción sería decir ''el sol va a salir''. Por lo tanto, podemos retener el pasado y el futuro llevándolos al presente por
medio de la memoria, el pasado y el futuro sólo pueden existir por medio del presente.

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