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DIA 1 – Es viernes, pero el domingo está llegando

“Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo


sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado,
como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.” Mateo 28:5-6

¡Qué semana! El domingo pasado, Jesús entró en Jerusalén montado en un burrito,


rodeado de una multitud mientras todos le gritaban: “¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mateo
21:9). Los discípulos estaban muy emocionados de presenciar el gozo entre la gente
al recibir a Jesucristo como el Mesías esperado. Parecía que todo estaba perfecto.

Pero de repente las cosas cambiaron. ¡Judas lo traicionó! ¡Los soldados lo


arrestaron! ¡Los discípulos lo abandonaron! ¡Pedro lo negó! ¡Falsas acusaciones
fueron lanzadas contra Él! ¡La gente lo maldijo! ¡Y finalmente, fue condenado y
murió en una cruz!
Habían sido 3 años y medio de una jornada maravillosa, pero ahora era viernes por
la noche. El silencio en el aire era ensordecedor. Su líder, su rabino, su esperanza,
Él estaba muerto. No se suponía que terminaría así. No era para ser así.

El viernes trajo muerte y el sábado trajo silencio y miedo. Había tantas promesas,
tantos planes, tantas cosas por hacer y ahora todo parecía desaparecer.

¡Pero el domingo llegó! Lo que parecía ser el final fue solo el comienzo, porque
Jesucristo resucitó exactamente como lo había prometido.

Todo cambió. Lo que parecía estar perdido y sin esperanza ahora tiene una nueva
vida. La muerte, entierro y resurrección de Jesucristo nos trajo no solo la salvación,
sino también la seguridad de que Él es fiel y que todas Sus promesas son verdaderas
y se cumplirán.

Una de las promesas más maravillosas de Jesucristo es que nunca nos dejaría ni nos
abandonaría, que siempre estaría con nosotros. Esto se cumpliría a través de Su
promesa de enviarnos el Espíritu Santo.
Sí, puede parecer que es viernes, rodeado de las tribulaciones de la vida y
afrontando todo solo, pero ha llegado el domingo y con él la confianza de que el
Espíritu Santo está contigo.

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre.” Juan 14.16

Dios nos envía su Espíritu Santo para consolarnos, enseñarnos, convencernos de


nuestros pecados, liberarnos, guiarnos, empoderarnos, darnos coraje y audacia,
ayudarnos a crecer en Cristo y fluir en los Dones y Fruto del Espíritu. . .

Por eso, queremos invitarlos a acompañarnos en este camino durante estos 50


días, hasta el día de Pentecostés, para que aprendamos a dejarnos mover por el
Espíritu.

Preguntas para la reflexión:

¿Cómo podemos estar seguros de que las promesas de Dios se cumplirán?

¿Cuál es la promesa de Jesucristo para aquellos que deciden seguirlo?

¿Cómo la presencia del Espíritu Santo en tu vida transforma tu vida diaria?

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