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La formación inicial universitaria se estructura sobre la base de un diseño

curricular que comprende distintos elementos curriculares que dibujan agrandes


pinceladas las concepciones onto-epistémicas, axiológicas, praxiológicas y
metodológicas; las corrientes del pensamiento filosófico, psicológico, sociológico y
educativo asumidas que marcan el accionar docente en la administración del
currículo en función de la misión institucional y las exigencias socio-educativas y
políticas del país, con el fin de cumplir la formación que está orientada por un perfil
de egreso que contempla los hacer es que el futuro docente puede ejecutar una
vez recibida ésta.

Diversos autores han conceptualizado las corrientes o enfoques de la formación.


Torre de la y Barrios (2000) identifican las siguientes: orientación artesanal,
orientación academicista, orientación técnica, orientación personalista, orientación
práctica y orientación social-reconstruccionista. En cambio Gimeno Sacristán
(2002) esboza cuatro orientaciones básicas, a saber: el curriculum como una
suma de exigencias académicas, el curriculum como base de la experiencia, el
legado tecnológico y eficientista en el curriculum, el puente entre la teoría en la
acción – el curriculum como configurador de la práctica.

Por su parte, Pérez Gómez (en Gimeno Sacristán y Pérez Gómez,2008) menciona
cuatro perspectivas: académica, técnica, práctica y dereconstrucción social. Cada
una de estas corrientes considera la práctica profesional como uno de los
elementos curriculares de la formación. Pérez Gómez (en Gimeno Sacristán y
Pérez Gómez, op.cit.) afirma que la función del docente y los procesos de su
formación y desarrollo profesional deben considerarse en relación con los
diferentes modos de concebir la práctica educativa. Ésta ha sido criticada hasta
los actuales momentos por la forma en que fue concebida desde el paradigma
cientificista – mecanicista en la mayoría de los diseños curriculares y en la
administración de los programas de formación docente: espacio para la
integración de los componentes curriculares y la demostración lineal de las
capacidades con énfasis en la teoría.
Muy particularmente la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL)
presentó para 1999, a juicio del autor, un diseño curricular de avanzada y de alto
nivel de formación con tendencias hibridas pues se asumen diferentes corrientes
del pensamiento integrados con una visión holística que atendió, en un tiempo
determinado, a un proceso socio-histórico y político del país.

La práctica profesional lleva consigo la huella que deja la formación inicial


universitaria recibida por el docente. Pensar el currículo que se debe desarrollar
para formar a este profesional de manera integral y holística, para que dé
respuestas a los requerimientos y exigencias sociales en la actualidad, requiere
por un lado examinar y entender la realidad escolar desde el propio contexto y; por
el otro, comprender la naturaleza de la práctica profesional en todas sus
dimensiones y alcances

La UPEL conceptualiza la práctica profesional partiendo de edicto presentado por


el Ministerio de Educación (1996) a través de la Resolución .En este sentido, en el
documento base del diseño curricular (UPEL, op. cit.) se define como un
componente del currículo que se integra en función del perfi lprofesional del
egresado con los componentes de formación general, formación pedagógica y
formación especializada. El componente de práctica profesional se concibe como
un eje de integración y de confrontación teórico –práctica de la formación docente,
distribuido a lo largo de la carrera. Las experiencias de aprendizajes que se
generan en este componente permiten, en la intervención pedagógica, la
validación de teorías y la construcción de un apraxis que consolida el perfil
profesional

Al respecto, en la fase administrativa se pretende que el estudiante adquiera


competencias para gerenciar instituciones educativas, ubicándolo en el contexto
actual que se dirige hacia la descentralización, desconcentración de funciones y
gestión autónoma de los planteles.

La función gerencial es de suma importancia para trabajar en forma


organizada, el sistema escolar como cualquier organización que presta servicios,
requiere también de una gerencia que responda a sus características y
necesidades.

El director o gerente educativo debe velar por el éxito del funcionamiento


académico-administrativo del plantel a su cargo, es el responsable ante la
comunidad de la calidad educativa de su institución, para lo cual, debe incorporar
en su modelo gerencial funciones inherentes a su desempeño como:
planificación, coordinación, administración, organización y supervisión, pero en la
mayoría de los casos éstos gerentes no poseen la capacitación necesaria para
emprender efectivamente esta misión.

La Fase Integración Docencia Administración tiene como propósito


desarrollar, integrar y ejercitar en el estudiante competencias orientadas al
ejercicio docente – administrativas, requeridas por el perfil del Gerente Educativo
para los Niveles de Educación Básica, Educación Preescolar y la Modalidad
Educación Especial.

Esta Fase pertenece al componente de práctica profesional, está ubicado


en el nivel de Profundización , es de carácter práctico: que exige la ejecución
de diversas tareas, ejercicios, actuaciones, trabajos de campo, realización de
producciones intelectuales y experimentación bajo la dirección, asesoría y
supervisión del profesor, requiriendo de ambientes e instrumentos especiales,
independientemente de las estrategias y la modalidad de administración.

El desarrollo de La Fase Docencia Administrativa,

representa una elemento muy importante dentro de la

profesión docente, debido a que brinda la oportunidad de

cumplir y conocer la parte administrativa a través de la

realización de la práctica profesional en una

institución educativa, insertando al estudiante (pasante) dentro de la organización


y funcionamiento de los planteles.
Es importante señalar que la puesta en práctica me ha permitido darme cuenta
que los gerentes o directores han buscado mejorar el funcionamiento de las
instituciones, aunque se puedan percibir algunos detalles y muchas veces se
hacen notorios, por lo que se hace necesario investigar más a fondo sobre los
procesos administrativos a niveles institucionales, con la finalidad de solventar
cualquier falla que afecta el correcto desempeño de las instituciones educativas.

Desde la reforma de la LOE, se ha desarrollado todo un proceso de evaluación de


las instituciones con la finalidad de optimizar el buen funcionamiento de las
mismas. La escuela como formación educativa no ha sido la excepción y sus
instituciones han sido objeto de evaluaciones para detectar los problemas
existentes y resolverlos con el fin de mejorar el ejercicio institucional.

Es de hacer notar que para el logro de un buen cometido dentro de la pasantía, es


necesario cumplir con el desarrollo de la práctica profesional, con un total de 40
horas académicas presenciales, las cuales servirán de soporte al aprendizaje lo
cual ayuda al pasante a cumplir cabalmente con las actividades de esta fase
orientada a la administración educativa.

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