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DECRETO 37-2016
El secreto bancario es aquella facultad que posee una entidad financiera, frente
las administraciones públicas, de no revelar los datos bancarios e información
privada de sus clientes. Consiste en la protección que los bancos e instituciones
financieras deben otorgar a la información relativa a los depósitos y captaciones
de cualquier naturaleza, que reciban de sus clientes. Se entiende que esta
información es parte de la privacidad de los clientes del sistema financiero. Si no
existiera esta norma, cualquier persona podría solicitar en un banco, por ejemplo,
información sobre los movimientos de las cuentas de una persona. El secreto
bancario es una legislación especial que permite y obliga a bancos y entidades
financieras a proteger y mantener confidencial la información sobre sus clientes
ante terceros, incluso aunque estos sean administraciones públicas o tributarias.
El secreto bancario se refiere a todo tipo de datos personales y económicos,
incluyendo depósitos, número de cuentas o transacciones. El verdadero secreto
bancario está protegido por ley, o incluso por la constitución, como es el caso del
legendario secreto bancario suizo y prevé severas multas o incluso penas de
cárcel para cualquier empleado de banco que revele datos sobre cuentas o
transacciones. Ni siquiera las Administración Pública o autoridades tributarias
tienen acceso directo a dicha información, la cual permanece únicamente en poder
de los propios bancos y sus correspondientes organismos reguladores financieros
o bancos centrales y sólo puede ser revelada mediante orden judicial. Si bien cabe
destacar que, con respecto a esto último, cada vez se producen un mayor número
de excepciones debido a cambios legislativos y presiones de los organismos
internacionales.
La introducción del secreto bancario en muchos aspectos fue muy positiva, ya que
garantizaba que los asuntos financieros de cada persona estuvieran
convenientemente protegidos. No obstante, también habría puertas a actividades
delictivas o fraudulentas, las cuales resultaban más difíciles de combatir debido a
la opacidad de las cuentas. Esto tuvo como consecuencia que países con fuerte
secreto bancario, especialmente los llamados paraísos fiscales, a menudo se
convertían en lugares perfectos para ocultar capitales procedentes del crimen
organizado y el narcotráfico. Estos territorios muchas veces no contaban con
políticas serias contra el blanqueo de capitales y no se contrastaba
suficientemente el origen de los fondos que eran depositados en las cuentas
bancarias. El secreto bancario fue en algún momento considerado como uno de
los principios bancarios más importantes. Guatemala al igual que otros países ha
trabajado arduamente para construir un sistema bancario sólido, modelando
prácticas bancarias promovidas bajo los acuerdos de Basilea, convenios sobre
lavado de dinero u otros activos y financiamiento de terrorismo, entre otras. Uno
de los pilares del sistema bancario guatemalteco es el secreto bancario, regulado
en la Ley de Bancos y Grupos Financieros; y en leyes como la Ley de Acceso a la
Información Pública y como un precepto constitucional dentro del ámbito del
derecho administrativo, se reconoce el carácter confidencial de las operaciones
bancarias, (Artículo 134 inciso d) de la Constitución Política de la República de
Guatemala). El secreto bancario no es, ni ha sido nunca totalmente impenetrable.
El artículo 63 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros de igual manera
contienen la salvedad de poder revelar la información a solicitud de las
autoridades bancarias y cuando exista orden de autoridad judicial competente.
No es retroactivo
A demás los congresistas aprobaron el artículo 75 que contempla la vigencia y
establecieron que todos los artículos de la referida reforma aplican para el futuro
en virtud que la ley no tiene efectos retroactivos, salvo en materia penal cuando
favorezca al reo. De tal manera que, si la SAT desea investigar periodos
anteriores, lo podrá hacer, pero para pedir información bancaria no podrá aplicar el
nuevo procedimiento que es un tanto “más rápido”.
Debe de mencionar que el proceso establecido en la Ley para que la SAT lleve a
cabo la solicitud ante Juez competente es únicamente proporcionar al Juez
información del contribuyente, el periodo del cual requiere información y el
propósito, fin o uso que pretende darle a la misma. Posteriormente, el Juez dará
trámite a la solicitud en plazo no mayor a tres días a partir de la recepción de esta,
y si se considera con lugar la solicitud presentada, se informará en un plazo no
mayor de tres días a la SAT y a las entidades que posean la información
requerida. Esta información debe ser entregada a la SAT en un periodo que no
exceda los ocho días; y si del análisis de la información obtenida la Administración
Tributaria establece la probabilidad de infracciones o ilícitos, notificará al
contribuyente en el caso de infracciones, y presentará denuncias ante el órgano
jurisdiccional correspondiente en el caso de determinar que se cometieron ilícitos
penales.
QUE INFORMACIÓN SOLICITARA LA SAT