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Poco más de un año ha pasado desde que la pandemia por COVID-19 tomo lugar en nuestras

vidas, condicionando nuestro desarrollo como sociedad a normas dictadas por nuestros líderes a
nivel global y por profesionales especialistas en el tema, ha sido un período marcado por la
pérdida de vidas en el mundo entero, cifra que crece día a día cobrando la vida de muchas
personas. Sin embargo, el tan ansiado retorno a la normalidad parece acercase cada día más,
esto gracias al ingenio de la comunidad científica que dispone a la sociedad múltiples vacunas
que pueden reducir la gravedad y sobretodo la frecuencia con la que ocurren estas infecciones.

Paralelo a esto, la economía mundial pese a detenerse durante los primeros meses de pandemia
global ha empezado a tomar un ritmo mucho más dinámico de lo que se esperaba, lo que le ha
permitido seguir funcionando bien. A pesar claro, de la disminución de la movilidad social.
Esto ha conllevado a que los nuevos pronósticos de crecimiento para los años 2021 y 2022 sean
de 6% y 4%, respectivamente (Gopinath, 2021).

Si bien es cierto lo anterior parece ser un escenario esperanzador, esto va a depender mucho de
la velocidad de recuperación de cada uno de los países, esto claro tomando en cuenta los
aspectos vinculantes entre estos y sobretodo la evolución interna de los mismos, además, pese a
esto aún existe la certeza de que en muchos países el daño económico derivado de la crisis será
persistente.

Es muy probable que estas diferencias en las trayectorias de recuperación entre los países
marquen por sobremanera las disparidades en los niveles de vida de cada uno. Por ejemplo,
debido al fuerte estímulo fiscal que se ha dado en Estados Unidos, se prevé que este mismo
supere este mismo año (2021, año en el que se escribe el presente documento) su PBI previo a
la pandemia, mientras que otras economías no lo harían hasta 2022; otro gran ejemplo sería el
caso de China, que retomó su nivel de PBI previo al inicio de la pandemia tan solo a finales del
año 2020. En contraste a esta situación tomaremos el caso de Perú, cuya velocidad de
recuperación económica se ve condicionado a la lenta velocidad de vacunación, la magnitud de
las políticas económicas de respaldo que se tomaron y sobretodo los factores estructurales
como la fuerte dependencia del turismo en sus provincias (CEPAL, 2020).

Para evitar estas disparidades es muy necesario que se resuelva la crisis sanitaria en todos los
rincones del mundo. A la par de esto, las políticas económicas tendrían que limitar los daños
continuos, asegurar la recuperación de los países y sobretodo prepararse para un mundo ahora
transformado por la nueva normalidad con la que tendremos que vivir aún por un tiempo. Es
necesario que se dé un enfoque adaptado a cada situación, con políticas que se encuentren
calibradas para la situación particular por la que atraviesan cada uno de los países y por sobre
todo esto, estas políticas deben estar concentradas en su mayoría en el gasto sanitario.

CEPAL. (19 de Marzo de 2020). www.cepal.org. Obtenido de www.cepal.org:


https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves-efectos-la-economia-
mundial-impactara-paises-america-latina

Gopinath, G. (Abril de 2021). imf.org. Obtenido de imf.org:


https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2021/03/23/world-economic-outlook-
april-2021

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