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Se conoce como huella de carbono al indicador medioambiental que cuantifica la cantidad de gases de efecto
invernadero emitidos a la atmósfera, tanto de forma directa como indirecta, por individuos o empresas.
Estos GEI (o gases de efecto invernadero), por su composición química, tienen la capacidad de absorber una
parte del calor procedente del sol, haciendo que la temperatura de la tierra aumente. Algo que, a priori, no es
negativo, salvo que, como ocurre actualmente, se vierta más cantidad de gases de efecto invernadero de la
considerada como ‘normal’. Esto hace que se eleve la graduación de La Tierra, llegando está a niveles que
superan los ‘naturales’, lo que resulta nocivo para el ser humano.
Son varios los gases de efecto invernadero que ‘contabilizan’ en la medición de la huella de carbono,
destacando:
- Dióxido de carbono, o CO2: es el que la actividad humana produce en una cantidad más alta, bien de la
mano de los vehículos que conduce o a través de las fábricas que generan la mayor parte de los productos que
se usan a diario, entre otros casos. Sin ser inicialmente malo para el ser humano, su excesiva emisión es la que
le ha convertido en el GEI con mayor incidencia en el calentamiento global que asola el planeta.
- Metano, o CH4: alojado en las zonas frías del planeta, bajo inmensas capas de hielo (conocidas como
‘permafrost’), se halla este GEI de gran virulencia. De un tiempo a esta parte, y debido a las altas temperaturas
derivadas de una mayor emisión de gases de efecto invernadero, se están deshelando las superficies
congeladas que lo mantienen bajo tierra, lo que hace que el metano está ascendiendo a la superficie y
escapando hacia la atmósfera en mayores cantidades. Esto le hace peligroso, ya que es capaz de capturar más
calor que otros de su misma categoría.
- Óxido de nitrógeno, o N2O: si bien el CO2 está más presente, y tiene una mayor repercusión en la huella de
carbono, este GEI tiene un efecto que se estima lo supera en 300 veces. Sectores como el agrícola, por el uso
de fertilizantes con base de nitrógeno, las industrias textiles (con el nylon como principal material) o, también,
la quema de combustible realizada en motores de combustión interna resultan ser los principales causantes de
la llegada de este gas de efecto invernadero a la atmósfera.
- Hidrofluorocarburos, o HFCs: presentes en productos tan conocidos como los aerosoles o el líquido
refrigerante de los aires acondicionados y los frigoríficos, su emisión a la atmósfera puede generar, por su
composición inicial y su proceso de descomposición al interactuar con el calor que hay en ella, la eliminación
de un alto número de moléculas de ozono (por culpa del cloro que contiene), destruyendo con ello la capa de
este otro GEI que recubre nuestro planeta. Esto conlleva, a posteriori, una mayor incidencia de rayos UV-B en
La Tierra.
- Hexafluoruro de azufre, o SF6: es el gas de efecto invernadero más potente y nocivo, y por tanto más
peligroso, al contar con un alto poder de absorción del calor procedente del Sol (es 22.000 veces mayor que la
atribuida al Dióxido de Carbono). Esto hace que su creciente emisión a la atmósfera implique un ascenso más
que significativo de la temperatura media del planeta, con el correspondiente efecto que esto supone en el
cambio climático.
¿Qué tipos de huella de carbono existen?
Son dos los tipos de huella de carbono conocidos en la actualidad:
Huella de carbono por persona
La huella de carbono personal es aquella que produce un único individuo en su día a día con actividades
cotidianas como desplazarse al trabajo, alimentarse o apagar y encender la luz. Se estima que, actualmente,
está ya se mide en toneladas, lo que hace necesaria la toma de medidas para reducirla. Saber calcularla es el
primer paso para dar, como aseguran los expertos, para disminuir la incidencia del ser humano en el cambio
climático.
Huella de carbono de una empresa
Las compañías también llevan a cabo actividades (procesos de fabricación, de empaquetado, de transporte,
etc.) que generan la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que da pie a su propia huella de
carbono como empresa. Como ocurre con la huella de carbono personal, debe realizarse un cálculo inicial (si
antes no se ha llevado a cabo) y, tras él, un seguimiento de la misma, con el objetivo de analizar el efecto de
las medidas de eficiencia o energía tomadas para su reducción progresiva.
Una vez elaborado el cálculo de la huella de carbono, mediante las correspondientes herramientas de cálculo
certificadas o validadas por un organismo competente, el usuario de la misma podrá utilizarla internamente
(por ejemplo, si tiene que informar de su estado no financiero o entregarlo a un proveedor o cliente que lo
necesita). Además, también puede registrarla en MITECO, oficializando la misma. En dicho registro también
se puede incluir la acción sostenible que ha determinado la empresa para mitigar el impacto de su huella
(como puede ser, entre otras, la plantación de árboles).
Alcances 1, 2 y 3 ¿qué son?
Una vez sabemos qué es la huella de carbono y sus tipos, y antes de proceder a su cálculo, es importante
detenerse y conocer los 3 tipos de emisiones (conocidas como alcances 1, 2 y 3) que también influyen en su
medición:
- Alcance 1: son directas y hacen referencia a la quema de combustibles fósiles (tanto en el ámbito de
vehículos como en el ámbito de calentamiento de inmuebles o para sistemas de producción).
- Alcance 2: son indirectas y hacen referencia a aquellas que se generan por el consumo de electricidad.
- Alcance 3: son indirectas y hacen referencia a las emisiones producidas por la actividad realizada. Influyen,
sobre todo, en la métrica final de la huella de carbono de las empresas.
Calculadora de Alcance 1 y 2: permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a las
actividades de una compañía o de una persona en particular, contemplando tanto las emisiones directas
(procedentes de combustibles de edificios, fugas de gases de equipos de climatización o refrigeración o el
consumo de combustibles de vehículos) como las indirectas (consumo de electricidad). Además, posibilita
cuantificar la reducción de emisiones que pueda suponer la aplicación de un plan de mejora determinado, o
comparar los resultados de emisiones entre años diferentes.
Calculadora de Alcance 3: permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a otras
emisiones indirectas, como los viajes de trabajo de transporte externos, servicios subcontratados como la
gestión de residuos, la limpieza o la seguridad, así como la compra de productos.
El cálculo de la huella de carbono permitirá, además de obtener el dato en sí mismo, reflexionar sobre los
puntos donde hay que actuar para reducir las emisiones. La información deberá incluirse en un plan de
reducción que albergue las medidas que se van a poner en marcha y la cuantificación de la estimación de las
reducciones que conllevarían. Además, las personas físicas o jurídicas públicas o privadas, y trabajadores
autónomos pueden optar a certificar y registrar su huella de carbono.
LISTE Y EXPLIQUE TRES (3) MEDIDAS QUE USTED UTILIZARIA A CORTO,
MEDIANO Y LARGO PLAZO EN SU HABITAD PARA MITIGAR EL IMPACTO DE
SU HUELLA DE CARBONO PERSONAL
1. Adquirir electrodomésticos de bajo consumo: la compra de una lavadora, una secadora o un frigorífico
con etiqueta A+++ disminuye el impacto que su puesta en marcha tiene en el medio ambiente, ya que gastan
una menor cantidad de agua y de luz. Además, y como ya ocurría con las energías renovables, reduce
sustancialmente no solo la huella de carbono sino también la factura que llega a casa.
2. Consumir la energía de forma eficiente: su uso indiscriminado tiene como consecuencia la elevada
producción de GEI, los cuales terminan en la atmósfera. ¿Cómo se puede reducir su emisión y, con ello, la
huella de carbono? Utilizándola eficazmente, siguiendo unas pequeñas pautas entre las que se incluyen el
evitar el consumo fantasma, el apagar y encender la luces cuando se salga de una habitación o el aprovechar la
luz del sol, se conseguirá que su impacto sea menor.
3. Uso de energías renovables: emplear energías limpias, procedentes de fuentes inagotables (como el sol,
por ejemplo), hacen posible el reducir la huella del carbono, al no emitir ningún tipo de gas de efecto
invernadero. Para ello, y siguiendo con el ejemplo, se recomienda la instalación de placas solares (tanto en
casas como en industrias, oficinas, o en cualquier edificio público o privado) con las que ayudar tanto a la
conservación del planeta como al ahorro en la factura de la luz.