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Tema: 2

LA EXPERIENCIA HUMANA DEL SUFRIMIENTO Y SILENCIO DIVINO: EL CREYENTE FRENTE A LA ADVERSIDAD

Materia: Diplomado Una Iglesia en salida y sus Periferias existenciales


Profa. Elizabeth Judd
Fecha: 26-07-2022
Exposición en equipo:
Oscar Gómez Notario
Maricela Vazquez Contreras
La importancia de convivir con nuestra fragilidad

Esto es lo que se vive en la actualidad


por las consecuencias del covid - 19

En los momentos de crisis


Se nos devela nuestra fragilidad, la exposición al cambio, la degeneración y la muerte
Podemos hablar de una crisis de fe
Sentido y esperanza
Sufrimiento y sentido para el hombre creyente

“pasa porque”

Me encuentro lejos de la
paz, he olvidado la dicha
¿Dios guarda silencio? me digo: Ha fenecido mi
Vigor y la esperanza que
me venia de Yahvé (Lam
3,17-18).
Señor, Dios mío, ¿quién soy para que Tú me abandones? Llamao, me
aferro, nadie me contesta. ¿Donde esta mi fe? Madre Teresa de Calcuta, Ven, sé mi luz. Las
cartas privadas de la Santa de Calcuta, Brian Kolodiejchuk [ed.], Barcelona, Planeta, 2008, pp. 231-232.

Cuando las cosas divinas son en si mas claras y manifiestas, tanto


mas son al alma oscuras y ocultas…San Juan de la Cruz, La noche oscura, libro
segundo, capitulo 5, numero 3.
*Si Dios deja de ayudarme, entonces yo tendré que ayudar…
*Hay en mí un pozo muy profundo. Y en ese pozo esta Dios.
*La vida es bella

Nunca olvidaré aquella noche en el campo de


concentración.
Elie Wiesel, en Sheila Cassidy, La gente del Viernes Santo, Santander, Sal Terrae,
1992, p. 14.
Profunda fe como apuesta voluntaria sobre la catástrofe sufrida que permanece como herida abierta sin respuesta a
pesar de la distancia: “Lo que yo intento es hablar a Dios. Incluso cuando hablo contra Él, le hablo a Él. E incluso
cuando estoy encolerizado con Dios, intento mostrarle mi cólera. Pero justamente ahí hay una confesión de Dios, no
una negación de Dios” / “Creo que es posible rebelarse contra Dios. En ocasiones la única fe del creyente consiste
en rechazar esa misma fe, o al menos en cuestionarla”.

Rubinstein: Cuando digo que vivimos en el tiempo de la muerte de Dios,


quiero decir que el vínculo que unía a Dios y al hombre, al cielo y a la
tierra, se ha quebrado. No veo otro camino que el de la “muerte de Dios”

Menciona Rubens, donde antes estuvo Dios, es lo que trata de expresar Paul
Celan en su “salmo” donde suple el nombre de Dios por Nadie: “Nadie nos
plasma de nuevo de tierra y arcilla, Nadie encanta nuestro polvo. Nadie.
Alabado seas tú, Nadie. Por amor a ti queremos florecer. Hacia ti. Una nada
Fuimos, somos, seremos Siempre, floreciendo: Rosa de nada, De Nadie rosa”
Sin embargo no es una “Nadiedad” equiparable al vacío, sino el salto de fe en
un acto de abandono frente a la posibilidad del abismo.Derrida: “Dirigirse a
nadie, no es exactamente lo mismo que no dirigirse a nadie.
Emmanuel Levinas, en Aimer la Thora plus que Dieu, apuntaba muy pertinentemente que:
“El Dios que se vela el rostro, pensamos, no es una abstracción de teólogos ni una imagen de
poetas. Es el momento en que el individuo no encuentra ningún recurso exterior, en que no
le protege ninguna institución, en que el consuelo de la presencia divina en el sentimiento
religioso infantil también se diluye, en que el individuo sólo puede triunfar en su conciencia,
es decir, necesariamente en el sufrimiento”. “En el camino que conduce al Dios único hay un
trecho sin Dios.

En términos muy semejantes se expresaba San Juan de la Cruz cuando


decía: Esta noche y purgacióndel apetito, dichosa para el alma, tantos
bienes y provechos hace en ella(aunque a ella antes le parece, como
habemos dicho, que se los quita), que así como Abraham hizo gran fiesta
cuando quitó la leche a su hijo Isaac (Gn. 21, 8), se gozan en el cielo de
que ya saque Dios a esta alma de pañales, de que la baje de los brazos,
de que la haga andar por su pie, de que también, quitándola el pecho
de la leche y blando y dulce manjar de niños, la haga comer pan con
corteza, y que comience a gustar el manjar de robustos, que en estas
sequedades y tinieblas del sentido se comienza a dar al espíritu vacío y
seco de los jugos del sentido, que es lacontemplación infusa.
Hay ciertamente en nuestro sufrimiento un elemento antitrágico, una nota de rebeldía, cuando saliendo de la pasividad total del padecimiento,
se busca el sentido a la desgracia y desventura. Se trata de erguirse frente al abatimiento y asumirlo como parte de la propia existencia y el
trayecto vital, significándola para que engarce con el continuum roto por el azar. No más hijos del azar y la fortuna,20 sino partícipes de un
proyecto propio avalado por lo sagrado (como elemento alterno extrahistórico legitimador) que confirma y refuerza el propio trayecto vital y su
legitimidad existencial.

En este sentido, bien embonan aquí nuevamente las palabras de Emmanuel Levinas: “Distinguir en la quemadura del sufrimiento, la llama del
beso divino. Descubrir el misterioso cambio del sufrimiento supremo en felicidad”.

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