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Módulo II.

Jesús, anunció e inició un tiempo nuevo

Pagola, J. A. (2016). Anunciar hoy a Dios como buena noticia. (pp 82-101)


Madrid: PPC

TESTIGOS DEL DIOS DE LA VIDA Antes de adentrarnos en la experiencia nuclear del testigo voy a señalar
algunos rasgos y actitudes de quien trata de vivir desde la experiencia de
un Dios amigo del ser humano y siente la llamada a ser su testigo.
En diferentes momentos he venido insistiendo en la necesidad urgente de
testigos en la Iglesia de hoy. Sin testigos no es posible la transmisión de la a) Arraigado en la vida
experiencia de Dios vivida por los primeros discípulos en su encuentro
con Jesús. Hoy, lo mismo que en tiempos de Jesús, no faltan escribas, El testigo vive en la realidad de hoy. Su vida no discurre al margen de
doctores y jerarcas, pero, ¿hay testigos que se hayan encontrado con los problemas, interrogantes y sufrimientos que se viven hoy en el
Jesús, capaces de comunicar la experiencia del Dios vivo que han mundo. Su visión de la vida está enriquecida por la experiencia que vive
descubierto en él? de Dios, pero no vive en otro mundo, en otro tiempo, en otra esfera.
Las preguntas que llevo dentro no son fáciles de responder: ¿quién es Está en la vida. La ama y la vive apasionadamente, como Jesús. Sabe
testigo del misterio de Dios? ¿Qué vive ese testigo? ¿Qué es lo decisivo en leerla con mirada evangélica. Se esfuerza por descubrir los «signos
su experiencia? ¿Qué es lo que comunica? ¿Cómo lo hace? ¿Cómo se positivos» que emergen aquí o allá, intuye las «huellas» de Dios, que está
sitúa en medio de esta sociedad tan indiferente e incrédula? ahí acompañando a la gente en sus gozos y en sus penas. Sufre cuando a
Pero es aquí donde comienzan a brotar en mí no pocas dudas. ¿Qué sé veces ve que la Iglesia se sitúa «desde fuera» y «por encima» de todos,
yo de todo esto? ¿Qué puedo decir? Y, si no hablo desde mi experiencia, juzgando y condenando a un mundo en el que ella no parece reconocerse,
¿desde dónde puedo decir algo auténtico? Por desgracia, mi experiencia como si fuera depositaria de una «santidad» especial y exclusiva que la
de Dios es pobre. Esto ha de quedar claro desde el principio. Lo que voy colocara fuera de la condición común, débil, vulnerable y pecadora de los
a decir proviene más bien de mi reflexión, mi intuición y mi deseo. Pero seres humanos. El testigo del Dios de Jesús no sabe vivir sin compartir
lo que me anima a decir algo es haber podido conocer de cerca a amigos las incertidumbres, crisis y contradicciones del mundo actual, pues vive
y amigas que para mí han sido y son pequeños «testigos de Dios». habitado por una convicción inamovible: «Dios ha amado tanto al mundo
También yo quiero contribuir con mi modesta aportación a que en que ha entregado a su Hijo unigénito» (Juan 3,16).
nuestras comunidades cristianas escuchemos la llamada a ser testigos del Al testigo de Dios no le preocupa solo la crisis religiosa o los retos a los
Dios encarnado en Jesús: un Dios amigo de la vida. que se enfrenta hoy la Iglesia. Sufre los retos, crisis y sufrimientos de la
humanidad entera: la fuerza del mal y de la injusticia, el hambre y la
miseria en el mundo, el sometimiento de la mujer al varón, la impotencia
ante el sufrimiento y la muerte, la crisis de esperanza. Sabe que Dios se
1. La condición del testigo preocupa de todos. Comparte la incertidumbre propia de la condición
humana: siente que no hay evidencias ni certezas para nadie, ni para el
que pertenece a una tradición religiosa ni para el que vive de otras determinada manera. Alentado por el Espíritu de Jesús, intuye y percibe
convicciones. Entiende, comparte y sufre la que, aunque la fe religiosa está en crisis, sigue viva en la mayoría de la
«ausencia de Dios», tan generalizada en la sociedad occidental, pues la gente la «confianza fundamental en la vida». Parece que no se puede
padece también en su propia carne. vivir sin creer en algo, sin confiar en alguien, sin proyectarnos hacia un
El testigo del Dios encarnado en Jesús termina situándose en el mundo futuro mejor.
y en la vida desde una actitud abierta y universal. No le basta con Desde su propia experiencia, el testigo cree que Dios está en el fondo
plantearse qué retos ha de asumir la Iglesia en el mundo actual. Él siente de cada vida y sigue comunicándose con cada persona por caminos que
y vive las cosas de otra manera: ¿a qué retos, sufrimientos y amenazas no pasan necesariamente por la fe religiosa ni por la Iglesia. Por eso vive
hemos de enfrentarnos las mujeres y los hombres de hoy? ¿Qué es lo que atento a esa acción del Espíritu que se le regala a cada persona
podemos vivir, contagiar y proponer los seguidores de Jesús en este juntamente con la vida. No hay nadie que esté abandonado por Dios,
mundo? nadie que viva privado de su bendición. El testigo vive con esta
convicción: todos
b) Simpatía con las víctimas de la increencia «vivimos, nos movemos y existimos» en Dios; todos «lo buscamos y
encontramos a tientas, aunque no se encuentra lejos de cada uno de
El testigo sabe que vive en una sociedad fuertemente marcada por la nosotros» (Hechos de los Apóstoles 17,27-28). El testigo no se siente mal
increencia. Está en contacto con hombres y mujeres que han abandonado entre quienes no creen en Dios. Se siente cercano, en «simpatía mística
«algo» que un día vivieron. Nosotros los llamamos «increyentes», porque con las víctimas de la incredulidad», que diría E. Schillebeeckx 1.
no aceptan nuestra fe religiosa; en realidad son personas que viven de Comprende los sentimientos de Jesús, que, al ver a la gente, «sentía
otras convicciones. Detrás de cada vida, en el fondo de cada manera de compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor»
vivir hay una manera de creer: fe en Dios, fe en un Misterio último, (Marcos 6,34).
confianza en unos valores, defensa de la persona como valor supremo,
búsqueda de amor... Nosotros reservamos el término «fe» para hablar de c) La vida está en buenas manos
la fe religiosa, pero quienes abandonan esta fe viven también de
convicciones, difíciles a veces de expresar, pero que los sostienen y les Esta convicción es fundamental en la experiencia del testigo de Dios: la
ayudan a vivir, luchar, sufrir y morir con sentido. vida está en buenas manos. El reinado de Dios sigue abriéndose camino
El testigo de Dios no los ve nunca como adversarios a los que haya que como «una pequeña semilla de mostaza» (Mateo 13,31), como un poco
rebatir o convencer. Con frecuencia se pregunta en qué creen las de «levadura» (Mateo 13,33). Nuestro pecado y nuestra mediocridad no
personas cuando dejan de creer en Dios, y descubre que las gentes tienen pueden bloquear la acción de Dios. Todos seguimos buscando y
sus convicciones, compromisos y fidelidades: su decisión de vivir de una luchando, sufriendo y gozando, viviendo y muriendo, sostenidos por el
perdón y la misericordia de Dios. y perdonados los invita a seguir su propia vida: «Vete a casa, con los
Por eso, el testigo se mueve con paz y libertad. No tiene que defender tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo» (Marcos 5,19);
nada; no tiene que rebatir, disputar ni combatir; no tiene nada que perder. «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Mateo 9,6).
Puede ser testigo sin miedos ni recelos, sin pretensiones ni intereses. Lo que motiva al testigo es la experiencia que él mismo vive. Lo dice
Sencillamente vive y comunica la experiencia que lo habita y le hace vivir. Pablo de Tarso:
Así dice J.-P. Jossua: «No les hago ni buscar ni encontrar a Dios a pesar «Nosotros creemos y por eso hablamos» (2 Corintios 4,13); «predicar el
suyo. Digo sencillamente mi fe: mi Dios, él, los busca y sin duda los evangelio no es para mí un motivo de orgullo; es algo que me incumbe:
encuentra por caminos que yo ignoro» 2. pobre de mí si no lo anunciara» (1 Corintios 9,16).

d) Lo que mueve al testigo de Dios 2. Testigo de un encuentro con Dios


Nadie se propone un día convertirse en testigo. Sería ridículo organizarse
la vida para dar testimonio. El creyente no busca tampoco –menos aún– La fe cristiana no es una doctrina, una ley o un rito. Es una vida. Por eso
ser original, llamar la atención o impactar. Sencillamente vive su Jesús no ha confiado su misión a maestros, doctores o liturgistas, sino a
experiencia y trata de ser fiel a Dios; solo a veces tiene ocasión de testigos: «Vosotros sois mis testigos» (Hechos de los Apóstoles 1,8). No
comunicar el secreto de su vida. El verdadero testimonio se da como «de hay testigos si no hay comunicadores de un encuentro vivo con el Dios
paso», como «añadidura», algo que la persona va irradiando con su revelado en Jesús.
manera de ser, vivir, creer y, sobre todo, de amar. a) Comunicación de una experiencia
El testigo no pretende convertir a otros: vive convirtiéndose él; no trata
de salvar a los demás: vive su propia experiencia de salvación; no se Un testimonio sin experiencia alguna de Dios es una farsa. Es la experiencia
esfuerza por hacer que crezca la Iglesia mediante la adhesión de nuevos la que motiva, impulsa y mantiene vivo el testimonio. El testigo no solo
miembros: vive abriendo camino al reino de Dios en la vida de las gentes. cree «teóricamente», sino que siente que cree; no solo afirma que la
No le mueve ningún interés proselitista. Recuerda la severa crítica de salvación está en Jesucristo, sino que la experimenta, la comprueba en sí
mismo, porque se siente amado por Dios. En Jesús vive «algo
Jesús al proselitismo de los escribas y fariseos, que se esforzaban por
inconfundible» que no encuentra en otra parte, algo decisivo en su vida,
lograr nuevos adeptos al judaísmo sin acercarlos al Dios del amor: «¡Ay aunque no lo pueda expresar de manera clara y precisa.
de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para No es fácil decir en qué consiste esta experiencia cristiana  . Baste
hacer un prosélito y, cuando llega a serlo, lo hacéis hijo de condenación el decir que «experimentar» es probar, verificar, conocer algo por contacto
doble que vosotros!» (Mateo 23,15). El estilo de Jesús es diferente. Alivia
personal, sentirse afectado interiormente. La experiencia que impulsa al
el dolor, ofrece el perdón, expulsa el mal, despierta la confianza, anuncia
testigo es algo real, pues transforma su vida. No es una ilusión. Es algo
la Buena Noticia de Dios, pero no retiene a nadie junto a sí. A los curados
cierto que él puede comprobar, aunque no siempre lo pueda expresar. Es Cuando uno se encuentra con Dios es para seguir buscándolo cada
algo preciso e inconfundible y no algo vago y etéreo. Es algo vital, no algo vez con más anhelo y verdad.
muerto. «Gusté de ti, y siento hambre y sed de ti», decía san Agustín . No le
Por eso el testigo comunica lo que vive, lo que está cambiando su buscaríamos si de alguna manera no lo hubiéramos encontrado. Y, sobre
vida, lo que la está transformando. Ofrece su experiencia, no su todo, no lo encontraríamos si él no estuviera buscándonos.
sabiduría. Irradia y contagia: no informa, no adoctrina, no instruye. Se Poco a poco, el creyente va intuyendo que es a Dios a quien en el
implica en aquello que comunica, no transmite un dato frío desde fuera. fondo, y aun sin saberlo, anda anhelando su corazón. Es Dios el que
Al testigo se le ve habitado por una convicción más que por grandes comienza a dar sentido a todo, el que va llenando todo de más claridad,
saberes acerca de la fe. Ofrece a otros lo que a él le hace bien. esperanza y vida. Un Dios que no llena el corazón del ser humano no es
un Dios en el que se pueda creer y confiar. Y si el testigo anuncia un Dios
b) Irradiación de un encuentro que no llena su corazón, ¿qué puede estar anunciando? Su testimonio no
puede decir mucho, no puede comunicar algo nuevo e inconfundible. ¿A
De la experiencia cristiana se pueden analizar muchos aspectos, pero lo
quién puede interesar?
importante es captar que el núcleo de esa experiencia es el encuentro
personal con el Dios vivo revelado en Jesucristo. Un encuentro que c) Sabernos amados por Dios
afecta a toda la persona, porque «toca» la inteligencia, el corazón y la
vida entera del creyente. Al comienzo, tal vez uno no percibe que esto es Más que decir muchas cosas sobre la experiencia cristiana, lo importante
lo principal y decisivo, pero poco a poco va experimentando que la fe no es ver cómo se siente y se capta a sí mismo el creyente en este encuentro
consiste en creer algo, sino en «creerle a alguien». Esto lo cambia todo. con Dios, pues es esto lo que va a transmitir y contagiar a otros. En pocas
Más que tener fe o poseer unas convicciones, ser creyente es saberse palabras podemos decir que la experiencia del testigo consiste en «vivir
habitado por la Presencia amorosa de Dios, «ser poseído», sentirse en y para el amor».
«cogido por Cristo Jesús» (Filipenses 3,12). El testigo no se siente más perfecto que otros: más bueno, más
«Creer» es una palabra que proviene del latín credere (de cor sacrificado, más entregado. Lo nuevo, lo diferente, está en que vive la
dare), y significa «entregar el corazón» a alguien. Por eso, creer en Dios experiencia de saberse amado incondicionalmente por Dios, y se le nota.
significa abrirse a su Misterio, intuir, aunque sea de lejos, su intimidad, La novedad está en «vivir en el amor». El creyente experimenta que lo
confiar en él, reconocerlo y sentirlo como el centro de mi existencia, más propio de Dios es el amor y, al mismo tiempo, capta que el ser
dejarme transformar por él. Este encuentro es gozoso, pero frágil. En esta humano está hecho para amar y ser amado: en el fondo, ¿qué es lo que
yo busco en definitiva tras todos mis esfuerzos? ¿Qué buscamos todos?
experiencia hay etapas y grados; hay progresos y retrocesos; hay
¿Qué es lo más esencial, aquello sin lo cual ya no sería posible vivir nada
crecimiento y apagamientos. Como todo encuentro amoroso es inacabable.
con sentido y alegría verdadera? Si en el encuentro con Dios no puede y quiere amarme. Dios no es «omnisciente» para poder
experimento que Dios es Amor, y si no me experimento a mí mismo controlarme día y noche, en todas partes, hasta lo más secreto de mi ser;
amado de manera incondicional, ese encuentro se da de manera teórica, Dios me penetra enteramente porque ama todo mi ser: nada queda fuera
abstracta, vaga. La experiencia clave es esta: yo no puedo vivir sin amor, y de su mirada amorosa.
mi suerte está en que en Dios encuentro, como en ninguna parte, amor y Sin embargo, a veces nos puede ocurrir algo nefasto. Confesamos que
solo amor. Dios es amor, pero luego proyectamos sobre ese amor nuestros fantasmas
No se trata de exponer teológicamente el amor de Dios, pero sí de y nuestros miedos. Recortamos y deformamos su amor desde nuestra
captar o presentir algo de lo que significa la afirmación central de la mediocridad y nuestros recelos. No nos atrevemos a creer que Dios es
experiencia cristiana: «Dios es amor» (1 Juan 4,8). Distraídos por la amor sin restricciones, amor incondicional e indestructible. Nos parece
actividad y las preocupaciones de cada día, no nos resulta fácil llegar «increíble», algo demasiado hermoso para ser verdad. Por eso hay tan
hasta las verdades más básicas de nuestra existencia, pero todos sabemos pocos testigos de Dios. Un lenguaje persistente y mal entendido que nos
íntimamente que no somos dueños de nuestro propio ser: yo vengo de lo sigue hablando de «la ira», «los castigos» y «el juicio» de Dios nos hace
desconocido y camino hacia lo desconocido. El Misterio me envuelve por ser prudentes. Volvemos a pensar que Dios nos ama con condiciones solo
todas partes. El origen y el destino último de mi ser se me escapan. En si sabemos corresponderle. De esta manera terminamos entendiendo y
Jesucristo voy descubriendo que ese Misterio silencioso, tremendo y viviendo la experiencia del amor de Dios, como si Dios no fuera amor,
fascinante al mismo tiempo, es Amor. sino alguien que ama como todos nosotros, incluso exigiendo más de lo
Detengámonos un poco. No es que Dios tenga amor hacia nosotros, que nosotros exigimos.
sino que es Amor. Todo su ser y su actuar es amor. De Dios solo puede Por eso, cuando oímos hablar de la justicia de Dios, adoptamos una
brotar amor. «Dios, ni sabe, ni quiere, ni puede hacer otra cosa sino postura defensiva. Siempre da miedo caer en manos de la justicia, mucho
amar» (A. Torres Queiruga). Dios nos ama siempre, nos ama desde más caer en manos de la justicia de Dios. Se nos olvida que la justicia de
siempre y para siempre. Nadie le obliga a ello, nadie lo motiva desde fuera. Dios es la justicia del amor, la justicia de alguien que solo nos puede juzgar
Él es así. El misterio de Dios consiste en amar. Él es el «eterno Amante» con amor infinito. Al juzgarnos, Dios no está sometido a ninguna ley. No
(Bruno Forte). Nunca retira a nadie su amor. es un juez que imparta justicia ateniéndose a unas leyes establecidas y
En Dios, el amor no es una actividad entre otras, sino que toda su externas a él. Dios solo se atiene a su amor infinito, y no tiene que
actividad consiste en amar. Si nos crea, solo nos crea por amor. Si justificar ante nadie su amor a los que no se lo merecen. Dios es solo
interviene en nuestra vida es por amor. Si nos juzga, nos juzga solo por amor y gracia. No es como nosotros. Por eso dice Pablo de Tarso que
amor y con amor. Desde esta fe, el testigo va ahondando en una Dios es justo, pues «justifica al impío» (Romanos 4,5). Ajustándose a su
experiencia nueva de Dios. Dios no es un ser «omnipotente» y peligroso, amor, Dios transforma al pecador y lo hace justo. Incluso llega a decir que
que puede hacer conmigo lo que quiera. Dios no lo puede todo, solo la justicia de Dios es un regalo: «Hemos recibido en abundancia la gracia
y el don de la justicia» (Romanos 5,17). cuando, habitado por ese amor, se siente atraído a vivir amando sin
Lo más decisivo y fundamental que comunica el testigo es esta restricciones, como ama Dios, que «hace salir su sol sobre buenos y
experiencia de ser amado incondicionalmente por Dios. Como dice H. Urs malos y hace llover sobre justos e injustos» (Mateo 5,45). El amor de
von Balthasar: «Lo primero que debería chocar de la fe de un cristiano a Dios que experimenta en su corazón es el mismo que vive, experimenta y
alguien que no sea cristiano es que esa fe se aventura demasiado» . dirige hacia toda persona que encuentra en su camino, aunque muchas
veces lo haga de manera pobre y torpe.
Para el testigo de Dios, el amor no es simplemente una ley o un valor
d) Poder vivir amando
moral. El amor es la vida misma vivida de manera auténtica y sana. La
El testigo vive sostenido por ese amor increíble de Dios, disfrutando de vida vivida desde su verdadera fuente y orientada positivamente hacia su
ese amor. Sin ese amor se sentiría vacío, le faltaría precisamente lo que le verdadera plenitud. Dicho de otra manera, la fuerza vital que circula por
hacer vivir. Inundado por el Amor de Dios puede amar; sintiéndose nuestro ser buscando expansión y plenitud solo está orientada de forma
amado puede vivir amando. Comienza a entender con una hondura nueva positiva y acertada cuando está impulsada por el amor y cuando está
el mandato de Jesús: «Como el Padre me amó, yo también os he amado dirigida hacia el amor. La vida es vida cuando es vivida desde el amor y
a vosotros; permaneced en mi amor» (Juan 15,9). Muchas cosas se hacia el amor.
pueden y se deben hacer en la vida, pero esto es lo esencial: permanecer Por eso, el amor reaviva la capacidad afectiva y la inteligencia del
en el amor. Vivir en y para el amor. Como Jesús, que, habitado por el testigo, su sensibilidad y vitalidad, sus gestos y su palabra, su
amor del Padre, no sabe hacer otra cosa sino amar, y amar justificando personalidad entera. El testigo puede hacer a lo largo del día muchas
incluso a los que lo están crucificando: «Padre, perdónalos, porque no cosas y muy diferentes, pero siempre está haciendo lo mismo: amar. El
saben lo que hacen» (Lucas 23,34). amor da unidad a su actividad, lo relaciona todo con la «fuente interior».
El teólogo canadiense B. Lonergan considera que creer es «estar El amor estimula lo mejor que hay en él, hace crecer sus energías,
enamorado de Dios». Nada nos acerca mejor al núcleo de la fe cristiana despliega su creatividad, pone color en la rutina diaria, da sabor interno a
que la experiencia del enamoramiento. Como todo enamoramiento, el lo que hace. El amor arraiga al testigo justamente en lo más hondo de su
enamoramiento de Dios nos rescata del aislamiento, nos libera de miedos, ser, que es Dios, misterio de Amor.
nos atrae hacia él y nos hace vivir amando. «Estar enamorado de Dios
es, como puede experimentarse, estar enamorado sin restricción alguna.
3. Testigo de una nueva vida
Todo amor es entrega de sí mismo, pero enamorarse de Dios es
enamorarse sin límites, calificaciones, condiciones ni reservas» 7. Demos un paso más: ¿qué es exactamente lo que transmite el testigo?
Todo enamorado tiende a vivir en la persona amada. Así le sucede al ¿La experiencia de su encuentro con Dios? No parece posible, al menos
creyente, que de alguna manera llega a vivir en Dios. Y es entonces
directamente, pues todo encuentro interpersonal es, en cuanto tal, Junto a esa experiencia de saberse amado, el creyente vive la
incomunicable, intransmisible. ¿Cómo pueden comunicar dos experiencia de verse reafirmado en la vida: mi ser vacilante, frágil y
enamorados su experiencia amorosa a un tercero? Lo mismo sucede con cambiante, lleno de miedos, fantasmas e inseguridad, amenazado siempre
la fe. De hecho, yo solo conozco mi experiencia con Dios, mi fe. Pienso por la soledad y la decepción, herido por la humillación del pecado y la
que también otros viven esa experiencia, pero yo no la conozco. Será culpabilidad, sin poder huir del envejecimiento y de la muerte, este ser
semejante a la mía, pero es diferente, es su experiencia. mío hambriento de vida, solo en ti, mi Dios, encuentra paz, seguridad,
Lo único que puede hacer el testigo es sugerir, indicar, atraer, invitar a dignidad, luz, libertad, verdad. No son palabras; es experimentar a Dios
otros a que hagan su propia experiencia. Y la mejor invitación es como un Dios vivo y que da vida. Cuando, de alguna manera, aunque sea
presentar su propia vida: una vida atractiva, interesante, una vida nueva, muy humilde y pobre, no es experimentado así, Dios se convierte en algo
transformada, «salvada». Sin duda hay modos distintos de vivir la fe, y no postizo, añadido artificialmente a la vida, alguien del que no se puede ser
todos resultan igualmente creíbles, no todos invitan con la misma fuerza. testigo, solo maestro o predicador.
¿Podemos sugerir el estilo de vida de un verdadero testigo? Este Dios no me pide apartarme de la vida para encontrarlo, no me
exige renunciar a nada humano para ser suyo, no está celoso de mi
a) Una experiencia de vida más plena felicidad, no me reclama sacrificar lo bello y hermoso de la vida, no genera
desconfianza ante el placer, no me hunde en la culpabilidad. Empiezo a
El creyente, enamorado de Dios, no solo cree. Quiere creer, le gusta creer, entender que lo que da verdadera gloria a Dios es un ser humano lleno de
le hace bien creer, pues experimenta a Dios como «fuente de vida». vida 8. Lo que le agrada es vernos vivir de manera digna y dichosa.
Otros entienden y viven a Dios de otra manera; la tradición teológica La huella más clara, el indicio más fidedigno de este Dios en la
habla de Dios de diferentes formas. También el testigo conoce palabras, existencia del testigo es que transforma su vida y la hace más digna y más
conceptos, símbolos que hablan de diversos aspectos de la divinidad. Pero dichosa en cualquier situación: en el gozo y en el dolor, en la salud y en la
quien vive animado por el Espíritu de Jesús va sintiendo cada vez con enfermedad, en la amistad y en la soledad, en la inocencia y en la
más fuerza que es Jesús quien le hace vivir y que son ciertas sus palabras: culpabilidad, en la vida y en la muerte.
«Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan
10,10). Su experiencia más decisiva de Dios se puede tal vez expresar así: b) El testimonio de la propia vida
«Estás muy presente en mi vida, pero siento también tu ausencia;
conozco tu presencia inconfundible, pero eres un Dios oculto; estás Lo que el creyente presenta, pues, como testimonio de Dios es su vida. Y
dentro de mí, pero me trasciendes. Tú eres mi Dios. Más allá de esto lo decisivo en esa vida no es propiamente la santidad moral, sino la actitud
apenas sé nada de ti. Solo que me amas y me haces vivir. Por eso te ante Dios, la orientación hacia el Amor, la huella que Dios va dejando en
busco y te encuentro en Jesús como en ninguna otra parte». esa existencia. En el testigo marcado por Dios van emergiendo unas
actitudes que todos pueden captar. Son las actitudes de Jesús, de serlo en la medida en que pierde fuerza comunicativa.
«el testigo fiel» (Apocalipsis 1,5). Así las ve J.-P. Jossua: «Actitudes que El testigo no es un extraño. Es una persona profundamente humana a
me gustan, sobre las que querría establecer mi vida y de las que estoy quien no le preocupa mucho si sus manos están vacías o llenas. Él vive
persuadido que despiertan en el fondo de mí mucha mayor alegría que amando y buscando el bien para todos de forma sencilla y gratuita, sin
sus contrarias. La fraternidad, la dulzura, la serenidad, el perdón, la paz que le inquiete no ver frutos en su entorno. Al testigo le preocupa y le
contagiosa, la pureza de un corazón sin envidia, el cuidado por la ocupa la vida de los demás. Contagia la vida que lo habita, aunque no lo
dignidad humana y la justicia... me parece que representan lo mejor que pretenda ni se dé cuenta de ello. El testigo interpela con su presencia,
existe en esta tierra» . pero no culpabiliza, sino que invita, anima y acompaña hacia una vida
Al testigo se le percibe como a alguien que va configurando su vida mejor. Al testigo le duele todo lo que daña la vida, la dignidad y la paz de
esforzándose, aunque sea de manera modesta y humilde, por seguir los las personas. Por eso ayuda a recuperar la dignidad perdida, contagia
pasos de Jesús: su acogida incondicional a todo ser humano, y de manera confianza, conjura miedos, contribuye a que la pasión por la vida supere
preferente al pequeño y desvalido; su compasión por toda desgracia y el pesimismo y el desaliento. El testigo enseña a vivir buscando a Dios.
sufrimiento; su pasión por defender la dignidad de la persona por encima En un mundo donde se dice que Dios está ausente, el testigo atestigua
de todo; su misericordia para toda flaqueza, humillación o pecado; su que algo sabe de Dios y de su presencia, algo sabe del ser humano, algo
lucha apasionada por todo lo digno y justo; su esperanza inquebrantable, sabe del amor. En un mundo aparentemente satisfecho, pero con «sed de
sin falsas ilusiones; su benevolencia con el extraño y diferente; su pasión misterio», el testigo testimonia que algo sabe de la «fuente», algo sabe de
por la verdad, esa capacidad de ir al fondo de todo por encima de cómo se calma la sed de felicidad plena que hay en el ser humano. En un
formalismos y legalismos engañosos; su libertad para hacer el bien; su mundo marcado por la ciencia, la técnica y la informática, pero donde
manera de buscar y salvar lo que parece perdido; su deseo de infundir persiste la sed de lo «sagrado», el testigo señala que lo más sagrado es el
confianza y liberar de miedos; su abandono total en manos del Padre. En ser humano herido por el mal. En un mundo donde se acusa a Dios del
el fondo de esta vida está Dios; en el fondo de quien sigue a Jesús se mal inexplicable, el testigo hace ver con su vida que Dios está donde se
presiente una presencia de Dios que es buena noticia para todos. sufre y donde se lucha contra el sufrimiento: en las víctimas, sosteniendo
su vida y su dignidad; en los que luchan contra el sufrimiento alentando
su combate.
c) Un estilo de comunicar vida
d) Una vida que despierta interés
El testigo no solo presenta su vida. Lo hace comunicando vida. Por eso
Este estilo de vivir y de generar vida puede despertar interés y hacer más
no vive aislado en su mundo, encerrado en sus pequeños intereses. Vive
creíble la fe, pues Dios comienza a interesar en la medida en que se
acompañando, escuchando, comunicando, compartiendo. El testigo deja
puede intuir que responde a los anhelos del corazón humano. La gente se
interesa por algo cuando siente que allí hay algo que coincide con lo que de manera liberada y gozosa.
anda buscando. La vida del testigo despierta interés cuando en ella se
pueden captar una orientación, una síntesis vital, unos recursos, una 4. Humildad del testigo
alegría, una fuerza interior que apuntan hacia un Dios que responde a
nuestro deseo más hondo, que es «la alegría de vivir», y no hacia un Dios No hemos de confundir nunca el testimonio auténtico con el testimonio
que genera inseguridad, miedo, culpabilidad o asfixia de la vida. espectacular. El testigo no es una vedette. Sin duda hay personas
Es decisivo ver si el Dios que se intuye en la vida del testigo genera excepcionales, fuertes y atractivas (Martin Luther King, Óscar Romero, el
vida o la ahoga. Porque, como dice José María Castillo, un Dios que no abbé Pierre, Madre Teresa de Calcuta). Están los santos, cuya vida
ayuda a vivir de manera dichosa y digna, por más que nos digan que es idealizada por la tradición puede atraer e invitar a la experiencia de Dios.
bueno, que nos quiere y que es Padre, es un Dios inaceptable y hasta Sin embargo, lo que hace que la experiencia cristiana se vaya
insoportable, al menos para mucha gente. Porque, como es lógico, todo comunicando de unas generaciones a otras son los «pequeños testigos»,
ser humano quiere ser feliz. Y es que el deseo de felicidad es la sencillos, discretos, conocidos solo en su entorno, personas
apetencia más profunda que cualquier persona lleva inscrita en lo más profundamente buenas y cristianas.
hondo de su ser. De manera que atentar contra la felicidad de vivir [...] Es peligroso hablar de «testigos profesionales». Puede ser una ilusión
es la agresión más grande que se puede cometer contra el ser humano, falsa pensar que la «vida consagrada» o el «ministerio presbiteral» hacen
sea quien sea. Pero si resulta que Dios es una amenaza, una prohibición sin más del religioso, la religiosa o el presbítero un «testigo de Dios». La
constante, una carga pesada, una censura de lo que haces o dejas de calidad del testigo y su credibilidad provienen de su persona y no tanto de
hacer, en definitiva, algo o alguien que nos complica la vida más de lo su función o estado de vida.
que la vida ya está complicada (que es mucho), entonces se comprende
que haya tanta gente que prescinde de Dios, que no quiere saber nada de a) Desde la debilidad
ese asunto o incluso que rechaza abiertamente todo lo que se refiere a
Dios, a la religión y a sus representantes en este mundo. Un Dios que es Ser testigo es una gracia y una exigencia. No tenemos por qué
percibido como un problema, como una dificultad o como un conflicto envanecernos ni gloriarnos de nada. No tenemos tampoco por qué
para nuestra felicidad, por más argumentos divinos y humanos que le quejarnos de ninguna ingratitud o ausencia de fruto. El verdadero testigo
echemos encima, es y será siempre un Dios inaceptable e incluso se alegra en su propia experiencia, no se quema ni se hunde en el
detestable, aunque mucha gente no se atreva a decirlo así . desaliento.
La vida del testigo podrá despertar interés si se puede captar que, para El testigo es consciente de sus limitaciones y debilidades. Lo que
él, Dios no es un problema, una dificultad, un estorbo para ser feliz, sino venimos diciendo del testigo no ha de llevarnos a un cierto idealismo del
lo mejor que ha encontrado para vivir a gusto, intensamente, sin miedos, testimonio. Somos testigos sin dejar de ser débiles y pecadores. Nunca
estamos a la altura de lo que anunciamos. No podemos legitimar nuestra es siempre una vivencia, pero jamás una posesión» 11. Nos atrae, lo
palabra con nuestra santidad personal ni con la de la Iglesia. Nuestra buscamos, nos abandonamos a su Misterio de amor, pero sin poder verlo
experiencia de Dios «la llevamos en vasijas de barro, para que parezca «cara a cara». Así habla Job de la presencia de Dios: «Si pasa junto a mí
que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros» (2 no lo veo; me roza y no me doy cuenta» (Job 9,11).
Corintios 4,7). Por otra parte, tampoco nuestras debilidades y pecados Sin embargo, el testigo vive esta experiencia insondable con gozo
son un signo decisivo en contra. La fuerza del testigo está en su voluntad interior, pues el misterio de Dios es Misterio, pero cercano. Dios no es una
sincera de vivir desde la fe y el amor. Ya encontrará Dios su camino hacia lejanía que se difumina en el enigma total; es Misterio que envuelve mi
cada persona. Lo que no ha de hacer el testigo es vivir tenso e inquieto. ser y me penetra, Misterio que envuelve la vida, las cosas, el mundo. La
No hemos de olvidar, además, que el testimonio de cada uno es parcial vida está fluyendo de él; él llena la creación entera. Vivimos en Dios.
y fragmentario. Otros testigos lo podrán enriquecer y ampliar. En unos No es la separación, sino la comunión y la cercanía total, lo que nos
destacará más la solidaridad con el débil y el excluido; en otros, la alegría hace vivir en el misterio de Dios. «Su presencia es tan cercana, tan sin
y la esperanza; en no pocos, la oración, la acogida o la lucha por la distancia, que es posible perder la perspectiva y no verle» 12. Esta
justicia. El testigo no ha de forzar su propia personalidad; lo importante es trascendencia de un Dios inmanente y cercano no conduce al olvido, sino
testimoniar lo esencial. que intensifica el deseo y la búsqueda; es una cercanía que hace crecer el
A veces el testigo se siente rodeado de indiferencia o rechazo. De anhelo y la relación amorosa.
hecho, el testimonio del cristiano apenas encuentra hoy apoyo social o El testigo sabe que solo puede hacer presente a este Dios de manera
cultural. El pluralismo actual invita al relativismo, la desconfianza y el simbólica. Los símbolos, los gestos, las palabras, son «signos humildes»
escepticismo: la fuerza del testigo parece diluirse y perderse. Esta que pueden invitar a ir más adelante, a buscar más hondo. Por eso el
«desnudez» es dura, pero casi siempre permite al testigo ofrecer su testigo se acerca, acoge, acompaña, abraza, perdona, se compadece,
testimonio con menos ambigüedad y sin apoyos socio-culturales que sabiendo que, a pesar de su pecado y debilidad, su vida y su persona
oculten a Dios. pueden ser para alguien «símbolo» de la presencia de Dios.

b) Testigos del Misterio


5. El lenguaje del testigo
La verdadera humildad y fragilidad del testigo proviene, sin embargo, de
otro hecho fundamental: Dios es Misterio. Lo que testifica el creyente es Es claro que la palabra más importante del testigo de Dios es su propia
algo que lo supera y trasciende a él mismo; algo que no puede demostrar vida. Pero no por eso renuncia a hablar de Dios ni a dialogar sobre él.
a nadie, solo sugerir, señalar, invitar. Dios es siempre un Dios escondido ¿Con qué palabras? ¿Con qué lenguaje?
que se revela ocultándose, Presencia que nos trasciende. Por eso, «Dios
a) La palabra del testigo necesita mentir para hablar de Dios.

Antes que nada hemos de recordar que nuestras palabras no agotan nunca b) Hablar de Dios
la realidad de Dios. Incluso las fórmulas dogmáticas, por muy perfectas
que quieran ser, no definen ni delimitan el misterio de Dios, solo orientan Para hablar de Dios como testigo no basta utilizar un lenguaje ortodoxo.
y apuntan hacia él. Dios es siempre mayor que nuestras palabras; Es necesario además que ese lenguaje que quiere ser correcto «toque» a
nosotros creemos en Dios, no en nuestras fórmulas humanas sobre él. El las personas, sintonice con la experiencia real de la gente, alcance al ser
testigo comete un error si pretende imponer una formulación o si cae en humano en aquello que es vital para él. Hemos de evitar rechazos que
discusiones teológicas. puedan originarse por malentendidos de lenguaje y tratar de hablar de
Hemos de atender bien la llamada que hace la primera carta de Pedro: modo que la experiencia de Dios pueda ser mejor percibida e intuida. Por
«Estad siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de otra parte, no es bueno quedarse siempre en las formulaciones más
la esperanza que hay en vosotros. Pero hacedlo con dulzura y respeto» (1 seguras, aunque, de hecho, no digan nada a las personas. El lenguaje del
Pedro 3,15-16). No se trata de ofrecer respuesta a las preguntas que nos testigo tiende a ser incisivo y actual, no inocuo y anacrónico. A veces me
puedan hacer de carácter teológico o doctrinal, sino de dar razón de la pregunto por qué muchas veces el lenguaje de Jesús resulta más vivo,
esperanza que hay en nosotros, es decir, de la experiencia que ilumina directo y actual que nuestro lenguaje eclesiástico. Un verdadero testigo,
nuestra vida. El testigo no tiene por qué sentirse en apuros porque no se que vive buscando a Dios, siente más de una vez la necesidad de
ve seguro ni competente para dar una respuesta doctrinal. Lo que él ha de encontrar un lenguaje nuevo para la fe.
comunicar no es su seguridad teológica o su capacidad de fundamentar Por otra parte, hemos de recordar que no todo tiene la misma
racionalmente la fe, sino su esperanza, el dinamismo que le hace vivir importancia en la fe cristiana. El Vaticano II habló de una «jerarquía de
confiando en el Dios revelado en Jesús. Esta esperanza ha de exponerla verdades» 14. En estos momentos de crisis religiosa hemos de centrarnos
con «dulzura y respeto», sin imposiciones de ningún género, sin en lo esencial, pero sabiendo que no siempre lo que destaca la teología
conciencia de superioridad, sin minusvalorar o menospreciar a quien no coincide con lo que realmente más puede «decir» a las personas de hoy.
comparte la misma fe 13. Un testigo se preocupa sobre todo de hablar de aquello que, siendo
El lenguaje del verdadero testigo es humilde. No busca testimoniar a esencial, puede interpelar y acercar más y mejor a la experiencia de Dios.
Dios con expresiones felices. Sabe que no está ahí el testimonio de Dios. Para ello es necesario cuidar y purificar nuestro lenguaje acerca de
Las metáforas más hermosas se agotan; los conceptos más sublimes Dios con el fin de que pueda aparecer como Buena Noticia para el
pueden ser engañosos. El testigo evita términos y expresiones que a él no hombre y la mujer de hoy. Una presentación inadecuada de Dios creador
le dicen nada. No utiliza un lenguaje que no responda a alguna puede hacer pensar en un Dios celoso de su poder, dictador arbitrario de
experiencia suya. No cae en tópicos y fórmulas vacías de vivencia. No toda clase de leyes y prohibiciones. Una palabra ambigua sobre la
redención como expiación del pecado por el Crucificado puede llevar a acompañando a cada persona en sus gozos y desgracias, en sus alegrías y
captar a Dios como un ser justiciero que solo sabe perdonar cuando su sus penas?
honor ha quedado satisfecho y aplacado. Un lenguaje inapropiado sobre ¿Por qué no hablar de un Dios que no deja solo a nadie y tiene sus
Dios omnipotente puede sugerir un Dios inaceptable y peligroso para la caminos para encontrarse con cada uno de sus hijos, sin que tengan que
autonomía y libertad del ser humano. pasar necesariamente por los caminos que nosotros le dictamos desde la
Iglesia?
c) Hacia un lenguaje diferente sobre Dios ¿Por qué no pensar más en un Dios que ama el cuerpo tanto como el alma
y el sexo tanto como la inteligencia; un Dios al que le encanta ver a sus
En general se puede decir que en la conciencia de no pocos cristianos
hijos e hijas llenos de vida, disfrutando de su creación?
anida la imagen de un Dios, Ser supremo, Señor omnipotente y
¿Por qué no recordar más a un Dios que sufre en la carne de los
sempiterno, Rey soberano, Juez de vivos y muertos. Este Dios que
hambrientos y miserables de la tierra; un Dios que está en los oprimidos,
durante mucho tiempo ha atemorizado a tantos, hoy no da miedo, pero
sosteniendo su dignidad, y en los que luchan contra la opresión,
tampoco atrae. No es fácil enamorarse de un Rey soberano, de un Juez
alentando su esfuerzo liberador?
supremo o un Ser todopoderoso.
¿Por qué no escuchar más a un Dios que despierta siempre nuestra
Sin traicionar el verdadero contenido de su fe, al testigo le va brotando
responsabilidad y pone en pie nuestra dignidad; un Dios que está con
de su experiencia un lenguaje que permite vislumbrar que Dios, antes que
nosotros para «buscar y salvar» lo que tantas veces nosotros
nada, es Amor (1 Juan 4,8). Sin ninguna pretensión de definir nada, voy
estropeamos y echamos a perder?
a sugerir un lenguaje marcado por una orientación que puede encontrar
¿Por qué no esperar en un Dios que nos libera de miedos y quiere
hoy más eco y mejor acogida.
desde ahora para todos paz y bienestar; un Dios que, lejos de provocar
¿Por qué no hablar más de un Dios Amigo, enamorado de sus
angustia ante la muerte, estará también entonces abrazando con ternura a
criaturas; un Dios amante que no sabe, ni quiere, ni puede hacer otra
cada persona mientras agoniza, rescatándola para siempre a la vida que
cosa sino amar, pues en su ser más íntimo solo es Amor; un Dios que es
nunca acaba; un Dios al que es una suerte poder encontrar ahora mismo
feliz amando a sus criaturas?
en el mundo y en el fondo de nuestro corazón?
¿Por qué no recordar a un Dios servidor humilde de sus criaturas, que
no busca «ser servido, sino servir»; un Dios al que lo único que le
interesa es vernos vivir de manera digna y dichosa, conviviendo como 6. El testigo en medio de la increencia
hermanos que se cuidan unos a otros?
¿Por qué no admirar más a un Dios grande que no cabe en ninguna El creyente se encuentra hoy conviviendo con personas que no
religión y en ninguna Iglesia, pues habita en todo corazón humano comparten su fe. Las encuentra incluso en su propia familia y entre sus
amigos. La indiferencia o la increencia es el ámbito en el que de ordinario Dios por encima de todas las cosas?
se mueven hoy no pocos conocidos nuestros con los que hasta hace unos Los alejados de la práctica me estimulan a buscar a Dios con más
años nos encontrábamos en la eucaristía del domingo. sinceridad. Conociendo la lucha interior, el deseo de verdad y la búsqueda
sincera de más de uno, puedo percibir que el Espíritu de Dios está
presente en el corazón humano y tiene sus caminos para atraerlo hacia su
a) Aprender de los increyentes Misterio. Me recuerdan que la fe es búsqueda, pregunta y deseo más que
posesión tranquila y rutinaria. Por eso nos podemos sentir bien junto a no
Con frecuencia, los cristianos hablamos del testimonio que hemos de dar creyentes que también buscan la verdad y el sentido de su vida.
en medio de esta sociedad descreída, pero apenas pensamos en escuchar Los increyentes nos obligan a buscar un lenguaje más sencillo y
y dejarnos enseñar por la vida de aquellos que no comparten nuestra fe. accesible, menos vacío de experiencia y de vida. Los tópicos, las frases
Se diría que no hemos de aprender nada de los no creyentes, y no es así. sabidas, la repetición de las fórmulas dogmáticas, la recitación del credo,
En todo ser humano, animado por el Espíritu de Dios, podemos escuchar las citas bíblicas gastadas... no bastan para comunicar y transmitir la
una llamada que nos invita a buscarlo con más ardor y fidelidad. experiencia de Dios.
Lo primero que me enseñan los alejados de la fe es que Dios no es
una evidencia, sino un Misterio que nunca acabamos de comprender ni b) Algunas actitudes básicas
poseer. Con sus preguntas y sus críticas me pueden estimular a revisar la
imagen que me hago yo de Dios. Me hacen más humilde, porque me Para dejarnos estimular y enriquecer por los no creyentes hemos de
ayudan a no confundir a Dios con lo que yo predico acerca de él. Junto a adoptar algunas actitudes básicas. Lo primero es tomar en serio la postura
los increyentes es fácil sentir que Dios es un Misterio más grande que del otro, del diferente, del alejado. Comprender su posición. Nosotros lo
todos nuestros argumentos y teologías. llamamos «increyente», pero en realidad es una persona con sus propias
Los increyentes me invitan también a criticar representaciones interesadas convicciones. No hemos de calificarlo nosotros. Hemos de entender de
de Dios. Veo que niegan o dudan de Dios, pero no lo utilizan. Con ello me manera positiva su posición. Para nosotros, vivir abiertos a Dios de
recuerdan que no hemos de manipular el misterio de Dios subordinándolo a manera confiada es la respuesta más acertada al misterio de la vida, pero
nuestros pequeños intereses. Dios no está ahí como remedio fácil para el no creyente es un hermano y un amigo al que Dios acompaña con
resolvernos los problemas o proporcionarnos una respuesta cómoda a todo. amor infinito por otros caminos.
No lo hemos de utilizar ligeramente y de cualquier manera. Los no creyentes Hemos de respetar sinceramente su postura. Mi reacción no ha de ser
tratar de anular a toda costa las diferencias descalificando su posición
me obligan más de una vez a preguntarme en qué Dios creo yo en realidad.
¿Creo en el Dios del amor, de la justicia y de la vida? ¿Me seduce el Dios como fruto del orgullo, la mala fe o el pecado, ni tratando de debilitar a
de los pobres y desvalidos, el Padre defensor de los humillados? ¿Creo en toda costa las razones que presenta para no creer. La intolerancia con el
diferente no es signo de fe profunda: puede ser indicio de inseguridad, actitud básica en el diálogo es el amor. Desde esa experiencia vive el
debilidad y poca fe. El que vive arraigado profundamente en la testigo todo acercamiento al otro. No es posible el diálogo si no amamos
experiencia de Dios es tolerante y comprensivo, no necesita defenderse, al hombre y la mujer de hoy tal como son, con sus debilidades y
no teme perder nada. contradicciones, con sus interrogantes y su búsqueda. El diálogo es una
Hemos de comprender también su rechazo a la religión y a la Iglesia. forma de amar.
Nosotros hablamos a veces de un cristianismo ideal, pero ellos ven el Dialogar significa más en concreto compartir una búsqueda común del
cristianismo real, el que se ha dado a lo largo de la historia y el que captan misterio de Dios que nos desborda a todos. En el diálogo, cada uno aporta
hoy en no pocos sectores de la Iglesia. Es bueno escuchar sus prejuicios y sus experiencias, convicciones, interrogantes, dudas y deseos. Cada uno
críticas para conocernos mejor a nosotros mismos. Es sano conocer la dialoga desde su propia fe o su propia posición, sabiendo que es siempre
imagen que tienen de nosotros: a veces nos ven como idealistas e una aproximación parcial y fragmentaria a la verdad última.
ingenuos, poco libres para pensar por nuestra cuenta, poco valientes para Dialogar significa escuchar la verdad del otro, hacerle un espacio en mi
cuestionarnos nuestra fe, frenados por la jerarquía, sin capacidad de conciencia, dejarme interpelar no tanto sobre la fe, sino sobre mi fe, la
sacudirnos de encima «dogmas increíbles». Al escucharlos no es tan que realmente anima mi vida. El diálogo comienza cuando estoy
difícil intuir que en cada uno de nosotros hay también un creyente y un convencido de que tengo algo que aprender del otro. De lo contrario,
increyente, y que no siempre es fácil trazar entre ambos una frontera todo puede quedar en estrategia. El diálogo es posible cuando me acerco
clara. al otro en actitud sincera de confianza.
Lo que siempre podemos compartir es la experiencia humana, nuestro En el verdadero diálogo, el testigo se implica, confiesa su propia fe,
deseo común de paz y de justicia para todos, el dolor ante quienes sufren habla en primera persona, sin necesidad de estar apelando a la doctrina
violencia, hambre o miseria. Podemos captar también su modo de ver la dogmática o al magisterio de la Iglesia. Por otra parte, el diálogo supone
vida, sus razones para vivir, sus luchas y esperanzas. Pronto descubrimos un cierto despojamiento, pues acepto la mirada del otro sobre mí. El
que es un grave error pensar que los cristianos tenemos el monopolio del diálogo no ha de evitar cuestiones difíciles y problemáticas que a todos
amor solidario y la generosidad o la pasión por la justicia y la verdad. nos pueden dejar callados: el sufrimiento del inocente, la fuerza del mal,
la muerte. Por otra parte, en el diálogo se abordan las cuestiones vitales
que afectan al ser humano. No deberíamos olvidar las palabras de
c) El espíritu de diálogo Simone Weil: «Cuando quiero saber si alguien es creyente, no escucho
en primer lugar lo que me dice de Dios, sino cómo me habla del
No parece superfluo añadir todavía algunos aspectos que cuidar en la
hombre».
práctica concreta del diálogo. No hablo de estrategias, sino del espíritu
que ha de animar al testigo que vive alentado por el Espíritu de Jesús. La

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