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Sistemas sociales y ecológicos coincidentes en la pesca oceánica compleja Autor (es):

James A. Wilson Fuente: Ecología y sociedad, Vol. 11, N ° 1 (junio de 2006) Publicado por:

Resilience Alliance Inc.

URL estable: https://www.jstor.org/stable/10.2307/26267819

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ecológicos coincidentes en pesquerías oceánicas complejas. Ecologia y sociedad 11 ( 1): 9. URL [en línea]: http://www.ecologyandsociety.org/vol11/iss1/art9/

Síntesis
Sistemas sociales y ecológicos coincidentes en pesquerías oceánicas complejas

James A. Wilson 1

RESUMEN. Este documento considera la pesca oceánica como sistemas adaptativos complejos y aborda la cuestión de cómo las instituciones humanas
podrían adaptarse mejor a su estructura y función. Los ecosistemas oceánicos operan a múltiples escalas, pero el manejo de las pesquerías tiende a estar
dirigido a una sola especie considerada a una sola escala amplia. El documento argumenta que este desajuste de la escala ecológica y de gestión hace que
sea difícil abordar los aspectos de escala fina de los ecosistemas oceánicos, y conduce a derechos de pesca y estrategias que tienden a erosionar la
estructura subyacente de las poblaciones y el sistema en sí. Una transición exitosa a la gestión basada en el ecosistema requerirá que las instituciones estén
en mejores condiciones de economizar en la adquisición de comentarios sobre el impacto de las actividades humanas. Es probable que esto sea logrado por
instituciones multiescala cuya organización refleja la organización espacial del ecosistema y cuyas comunicaciones ocurren a través de una red policéntrica.
Una mejor retroalimentación permitirá la exploración de la ciencia a pequeña escala y el empleo de restricciones de pesca a pequeña escala, mejor
adaptadas al comportamiento de los peces y el hábitat. La escala y el alcance de los derechos de pesca individuales también deben ser congruentes con la
estructura espacial del ecosistema. Se puede esperar que los derechos basados ​en el lugar creen un horizonte de planificación privada más largo, así como
incentivos más fuertes para la adquisición pública y privada de conocimiento relevante del sistema. Una mejor retroalimentación permitirá la exploración de la
ciencia a pequeña escala y el empleo de restricciones de pesca a pequeña escala, mejor adaptadas al comportamiento de los peces y el hábitat. La escala y
el alcance de los derechos de pesca individuales también deben ser congruentes con la estructura espacial del ecosistema. Se puede esperar que los
derechos basados ​en el lugar creen un horizonte de planificación privada más largo, así como incentivos más fuertes para la adquisición pública y privada de conocimiento rele

Palabras clave: gobernanza de recursos; pesca sistemas adaptativos complejos; escala; esfuerzo de pesca; descentralización;
instituciones de gobernanza; incentivos; gobernanza multiescala; derechos de pesca; gestión de ecosistemas; gestión basada en
ecosistemas; redes policéntricas

tratar de construir una comprensión de estos vínculos

INTRODUCCIÓN
Recientemente, ha habido un desfile de artículos científicos
sobre cómo hemos sobrepescado el océano y cómo, en el
proceso, hemos desmantelado la estructura y el funcionamiento
de sus ecosistemas (Pauly et al. 1998, Jackson et al. 2001,
Myers y Worm
2003, Frank et al. 2005). Este resultado de la pesca parece ser de
mayor duración y más grave de lo que se había imaginado
anteriormente. Señala claramente la necesidad de diferentes
formas de gestionar la actividad humana en los océanos. Si existe
un consenso en torno a este problema, se refleja en los llamados
cada vez más fuertes para un cambio hacia la gestión basada en el
ecosistema (por ejemplo, NRC 1999 una,
si, Pew 2003, USCOP 2004, McLeod et al. 2005) y en una
creciente comprensión de la importancia de los vínculos
socio-ecológicos (ver también, Costanza et al. 1998, Folke et al.
1998, Hughes et al. 2005). Cómo
socioecológicos y luego incorporarlos a la gestión práctica de
los ecosistemas oceánicos, no es una cuestión de consenso. El
tradicional analítico más fuerte que intenta incorporar
interacciones humanas y naturales se puede encontrar en los
modelos bioeconómicos de una sola especie que constituyen
la base conceptual para la mayoría
administración. Este enfoque es explícito sobre las conexiones
económicas y biológicas, y ha sido el motor de muchas de las
innovaciones de gestión más obvias de las últimas décadas. Es un
intento razonable de comprender la influencia humana en los
sistemas oceánicos, pero uno debe preguntarse si ha disfrazado la
complejidad del océano de una manera que es adaptativamente
disfuncional. Este artículo, o ensayo, si se prefiere, está impulsado
por un profundo escepticismo sobre la idea fundamental que anima
la bioeconomía convencional, es decir, la presunta capacidad de
controlar

1 Universidad de maine

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resultados biológicos a nivel de poblaciones o poblaciones
particulares. En consecuencia, este artículo explora una
perspectiva alternativa, una que concibe el océano como un
ecosistema adaptativo complejo. Creo que este tipo de
exploración es importante porque, si uno comienza a mirar el
océano de esta manera, las restricciones apropiadas sobre la
pesca y las instituciones que necesitamos para una gestión
sostenible parecen ser muy diferentes de las que parecen
lógicas y prácticas si uno tiene la visión bioeconómica
convencional.
Por esta razón, aunque soy un científico social, el artículo
comienza con un bosquejo de un modelo mental del océano
como un sistema biofísico complejo. El propósito de este
bosquejo es describir la estructura amplia y la dinámica de este
tipo de sistema. El modelo se utiliza como una alternativa a la
especie heurística típica de reclutamiento de poblaciones.
Esboza una forma de concebir el orden en el mundo natural sin
depender de los conceptos de mecanismos de relojería
estocásticos.
Luego, el documento se dirige a un análisis de los tipos de
estrategias de pesca que se fomentan cuando la gestión
convencional se aplica en un entorno complejo, la naturaleza del
problema de sobrepesca resultante y por qué es probable que ese
resultado produzca, a largo plazo, Una erosión involuntaria de la
estructura y función del ecosistema. La sección final del documento
aborda la cuestión de cómo hacemos para diseñar instituciones que
faciliten una adaptación sostenible a los ecosistemas oceánicos. El
documento enmarca esta pregunta en términos de un problema en la
organización de las instituciones de gestión y el diseño de los
derechos de acceso individual. El punto general del documento es
que si esperamos hacer una transición a la gestión basada en el
ecosistema, tendremos que comenzar con arreglos institucionales
reformados, cuidadosamente diseñado para adquirir una mejor
retroalimentación sobre el efecto de nuestras acciones en el sistema.
Presumiblemente, el conocimiento científico y práctico que
obtenemos de la retroalimentación facilitará nuestra capacidad de
aprender y adaptarnos a la complejidad del océano.
UN MODELO MENTAL DE UNA PESCA COMPLEJA
Permítanme describir, en primer lugar, el modelo mental que creo que es
relevante para, al menos, las pesquerías de Nueva Inglaterra y el
Atlántico de Canadá, aunque el conocimiento que tengo de otros
sistemas me lleva a creer que la estructura amplia y la dinámica de este
sistema son no
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único. En el Atlántico noroccidental, en los últimos años, una
variedad de estudios tanto empíricos como históricos han señalado
la importancia de las adaptaciones de las poblaciones a un entorno
espacial y temporalmente complejo y, especialmente, la medida en
que la pesca ha afectado esas adaptaciones. Ames (1997,
2004) realizó entrevistas con pescadores retirados, por
ejemplo, ese indicar numerosos, ahora
extintas, poblaciones locales de bacalao, eglefino y abadejo a lo
largo de la costa de Maine. Una variedad de otros estudios
dibujan una imagen similar de un ambiente heterogéneo y
estresado, habitado por poblaciones adaptadas localmente (Frank
et al. 1994, Perkins et al. 1997, Sinclair et al. 1997, Taggart et al.
1998, Smedbol y Stephenson 2001 , Wroblewski 2001, Green y
Wroblewski 2001). El colapso de las grandes pesquerías de
bacalao canadienses (Hutchings y Myers 1995), los cambios
dramáticos en la estructura de las especies en Nueva Inglaterra
(Fogarty y Murawski 1998) y la pérdida de grandes depredadores
en toda la región contribuyen a una imagen de un sistema cuya
estructura tiene han sido seriamente erosionados (Steneck 1997,
Jackson et al. 2001, Pauly y Maclean 2003).
El enfoque bioeconómico convencional de las pesquerías intenta
simplificar esta complejidad al dividir el sistema en múltiples
componentes independientes de especies individuales cuya
dinámica a largo plazo está especificada por alguna versión de una
relación población / reclutamiento. La intención es llegar a una
comprensión práctica de la dinámica a largo plazo de cada acción
para que podamos cambiar nuestro comportamiento de una manera
que sea consistente con la sostenibilidad de la acción. Existe una
suposición importante y generalmente no declarada de que si esto se
hace para todas las poblaciones, el ecosistema más amplio también
se mantendrá.
Sin embargo, como dice John Holland (1998), existe un orden
oculto en los sistemas complejos que sugiere una forma diferente
de simplificar. Este orden no se concibe como el de un mecanismo
de relojería con relaciones causales claras y estables. Más bien,
se conceptualiza como un orden mucho más suelto y menos
predecible que surge de las restricciones generadas por el
comportamiento evolucionado de los elementos biológicos y
humanos del sistema. Aplicada al ambiente marino, esta
perspectiva comienza con la presunción de que la especie en este,
o en cualquier otro entorno natural, ha coevolucionado a una
escala temporal y espacial relativamente amplia, y se ha adaptado
localmente y relativamente rápido, en comparación con los
procesos evolutivos, para tomar ventaja de la

oportunidades de alimentación y refugio y / o para evitar las
amenazas de depredación de un mundo complejo y no lineal
(Conover 2000, Walters 2000). Por ejemplo, una oportunidad para
mejorar la supervivencia y la reproducción del arenque hoy debido,
por ejemplo, a un cambio fortuito en el agua
temperatura, se convierte en un
oportunidad para mejorar la supervivencia y la reproducción de
bacalao u otro depredador de arenque mañana. Este tipo de
respuestas ecológicas de una especie a otra, y a los cambios en
el ambiente abiótico, limitan la abundancia de las diversas
poblaciones y, como resultado, generan orden y diversidad en el
sistema (Levin 1999). Es este sistema de regulación de la
población, es decir, la función y estructura del ecosistema, lo que
parece haber erosionado a través de la pesca, la contaminación y
una variedad de otras intervenciones.
En este tipo de sistema, la regulación de las poblaciones es
"laxa" en el sentido de que las dinámicas resultantes no se
caracterizan fácilmente como fuertemente equilibrantes (Hixon et
al. 2002). Las respuestas de la población a menudo se
caracterizan por largas demoras, crecimiento exponencial y
sobreimpulso frecuente. Se necesita un tiempo para que el
tamaño de una población, digamos una especie de depredador,
responda a los cambios en una población de presas. Como
muestran innumerables modelos de depredador-presa, es
extremadamente difícil, incluso para modelos de dos especies,
lograr el equilibrio. El caos y otras dinámicas complicadas son
típicas; aumentar las dimensiones de estos modelos
simplemente agrava ese desorden aparente (Flake 1998). Para
complicar aún más la dinámica es el papel funcional superpuesto
de varias especies (Steneck 2001); En el lenguaje de la
economía, muchas especies tienden a ser buenos sustitutos
entre sí. Por esta razón, es difícil saber qué especies podrían
responder, por ejemplo, a una explosión de la población de una
especie de presa. La supervivencia de las larvas de peces de
una población de depredadores, en un punto particular de su
historia de vida, puede depender de cuántas larvas, si las hay,
son enviadas por las corrientes a un lugar donde, en el momento
correcto, el tamaño correcto, y la cantidad y el tipo de alimentos
se han derivado de otros lugares, o se han producido localmente.
A pesar de que hay una gran abundancia de presas, las
contingencias de este tipo de entorno complejo y no lineal
pueden dar como resultado una respuesta explosiva, o poca o
nula, de una población de depredadores en particular, o una
respuesta que se retrasa hasta que las condiciones de la historia
de la vida temprana sean solo bien. Más,
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La pregunta práctica planteada por este tipo de regulación de la
población no es si hay fuerzas en el sistema que limitan la
abundancia de poblaciones, obviamente las hay; más bien, es si
esas restricciones operan con suficiente fuerza, y de manera
oportuna, para que podamos predecir el resultado de nuestras
intervenciones en su dinámica. La experiencia del trabajo de la
población pesquera indica solo una capacidad limitada para
predecir nuestro efecto sobre el tamaño a corto plazo de las
cohortes de población ya reclutadas, por ejemplo, utilizando
modelos de rendimiento por recluta, y una casi ausencia de la
capacidad de predecir nuestro impacto en el reclutamiento
(Beverton 1998). En otras palabras, a nivel de la población, lo que
podemos medir y controlar
no está necesariamente relacionado con
sustentabilidad. Si no estuviéramos en esta situación, los
llamados a enfoques de gestión basados ​en el ecosistema
serían mucho menos convincentes. En general, parece que las
condiciones en el sistema biofísico, a diferencia de las
condiciones en la población, tienden a dominar el reclutamiento
y los resultados de la población a largo plazo. En un sistema
relativamente intacto con un buen número de especies
funcionalmente similares, se puede esperar que el rango de
variaciones en las poblaciones individuales, especialmente las
debidas a cambios en el reclutamiento, sea relativamente
rápido e irregular, mientras que se puede esperar que la
variación a nivel del sistema ser más lento y más estable
(O'Neill et al. 1986). En los sistemas que han perdido varios
componentes, o son naturalmente depauperados, se podría
esperar que la dinámica de compensación sea aún más flexible
y que conduzca a episodios altamente variables, episódicos, y
cambios impredecibles en la abundancia de poblaciones
individuales (Levin 1999, Holling y Gunderson 2002). Para
agravar aún más la dificultad de estas dinámicas,
especialmente desde la perspectiva social / de gestión, es la
tendencia de estos sistemas a cambiar a estados alternativos
en los que cambian los factores que regulan la abundancia de
poblaciones individuales. Estos cambios en el sistema ocurren
en casi cualquier escala en el sistema. Los volteos a escala
relativamente fina pueden acumularse a efectos sistémicos
amplios, e igualmente, los cambios a gran escala en el entorno
biofísico debido a cambios climáticos o oceanográficos o la
pesca en la parte superior de la cadena alimentaria (Myers y
Worm 2003) pueden imponer cambios dramáticos a lo largo de
la multa. componentes a escala del sistema (Steneck 1997,
Scheffer et al. 2001, Rietkerk et al. 2004).

al cambio humano y natural. Un aspecto particularmente
preocupante de este tipo de cambios, especialmente aquellos que
ocurren en respuesta a la pesca, es su tendencia a conducir
sistemas hacia estados degradados en los cuales una gran parte
de la actividad biológica se concentra en la red alimentaria (Pauly
et al. 1998 ) A medida que se pierden elementos individuales del
sistema, las restricciones del sistema se vuelven aún más flexibles
y la estructura se vuelve más vulnerable.
a ambos internos y externo
perturbaciones (Low et al. 2002).
Además, nuestra capacidad de observar y comprender estos
cambios en la estructura del sistema puede estar disimulada por
cambios compensatorios entre sus diversas poblaciones (Cooper y
Mangel 1999, Jackson et al. 2001). Es decir, la pérdida de algunos
componentes de la población puede mejorar el crecimiento y la
abundancia de los componentes restantes y, especialmente si
observamos el sistema solo a gran escala, podríamos notar poco o
ningún cambio a pesar de las diferencias significativas en la
estructura espacial subyacente. de
La población y el sistema.
Sin embargo, el efecto en el sistema es aflojar aún más la regulación de
la población, aumentar la variabilidad y, por lo tanto, la probabilidad de
que las poblaciones puedan ser empujadas más allá de los umbrales
mínimos o explotar en períodos de hiperabundancia.
Encontrar una forma práctica de simplificar esta complejidad significa
encontrar formas de monitorear e interactuar con el sistema para que
podamos obtener la mayor cantidad de comentarios posible sobre su
comportamiento y nuestro efecto sobre ese comportamiento. En ese
sentido, los atributos oceanográficos físicos, es decir, no vivos del sistema,
por ejemplo,
La topografía, las corrientes, la composición química y el patrón de
cambio estacional son los elementos más regulares del sistema.
Estos elementos están configurados de manera que están
fuertemente basados ​en el lugar, multiescala y diversos. Los patrones
reconocibles se producen, por ejemplo, en la escala del Atlántico
Norte, así como en la escala de un pequeño embalse. Se podría
dividir el Atlántico Norte, o cualquier otro sistema grande, en una
jerarquía anidada de componentes espacialmente definidos, algo
independientes, que varían en tamaño desde pequeños estuarios
hasta el Atlántico Norte en su conjunto, con cada componente
mostrando regularidades que reflejan fuertemente sus circunstancias
oceanográficas únicas. (Apollonio 2002).
Estas regularidades, o patrones, permiten comentarios que hacen
posible el aprendizaje y la adaptación. El comportamiento de los peces
y otros organismos, incluidos los pescadores, refleja fuertemente estos
lugares específicos
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Las regularidades abióticas y sus interacciones conducen a la formación
de una metacomunidad espacialmente estructurada (Guichard et al
2004, Kritzer y Sale 2004). Durante cualquier período corto, uno podría
observar una jerarquía de comunidades estructuradas a lo largo de las
líneas del sistema físico. Sin embargo,
estos estan abiertos
comunidades en el sentido de que los organismos no están confinados, en
general, a lugares particulares. Dependiendo de los detalles de sus
adaptaciones, pueden moverse rápida o lentamente de una parte del
océano a otra, por ejemplo, atunes vs. tunicados. Los componentes de la
población cuya composición genética puede ser indistinguible pueden
reproducirse en sitios separados, pueden ser relativamente sedentarios en
un lugar en particular o pueden migrar y mezclarse con otros componentes
de la población más grande. Pueden ocurrir todo tipo de patrones
espaciales complejos, así como un número igualmente grande de
interacciones complejas con otras especies, por ejemplo, en un ciclo anual
(por ejemplo, Cowen et al. 2000, Hixon et al. 2002, Robichaud y Rose
2004). La movilidad de un organismo hace que la percepción de la
dimensión espacial de la conexión ecológica cambie de acuerdo con la
escala temporal que uno adopta. Durante un corto período de tiempo, por
ejemplo, en cuestión de días, la mayoría de los organismos son más o
menos estacionarios y cualquier lugar pequeño puede considerarse
relativamente independiente de los demás; Dentro de cada localidad existe
una conexión relativamente directa entre los organismos. Con la distancia y
el tiempo, la fuerza de esa conexión se disipa rápidamente. Durante un
período de una temporada o un año, la movilidad de los organismos
aumenta y la extensión espacial de la conectividad aumenta. Durante una
década, todavía hay una conexión más amplia, pero está menos
estrechamente vinculada y es más difícil. Durante un período de una
temporada o un año, la movilidad de los organismos aumenta y la extensión
espacial de la conectividad aumenta. Durante una década, todavía hay una
conexión más amplia, pero está menos estrechamente vinculada y es más
difícil. Durante un período de una temporada o un año, la movilidad de los
sus organismos aumenta y la extensión espacial de la conectividad aumenta.
observar
Durante una década, (O'Neill
todavía hay unaet al. 1986).
conexión En consecuencia,
más amplia, pero está menos estrechamente
cuando uno observa el sistema por períodos de corta
duración, los subsistemas pequeños y generalmente
cambiantes rápidamente son la escala en la cual uno podría
observar más fácilmente la coherencia, capturar
comentarios y tener la mayor oportunidad de aprender
sobre el sistema; Este es un atributo importante al que Levin
(1999) se refiere como "feedback local estricto". Durante
períodos más largos, la coherencia y la retroalimentación
aparecen en subsistemas más grandes que cambian
lentamente, pero la capacidad de capturar retroalimentación
se ve obstaculizada por un número cada vez mayor de
eventos intermedios. Por lo tanto, qué es un sistema
abierto, cerrado o con fugas, y qué y qué tan bien se puede
observar y comprender depende de la escala temporal que
se adopte. Por estas razones,

Uno de los aspectos más significativos de esta perspectiva, en
comparación con el modelo mental convencional, es la sensación de
que el orden en el sistema es el resultado de procesos reguladores
relativamente laxos que no crean fuertes tendencias de equilibrio entre
las poblaciones del sistema. Este atributo hace que las intervenciones
humanas en el sistema sean difíciles de entender y sus resultados
difíciles de predecir y controlar. Es importante destacar que también
tiende a sesgar fuertemente nuestra capacidad de pronóstico hacia
extrapolaciones relativamente ingenuas de los estados actuales. En
general, ese sesgo parece estar relacionado con la masa del
organismo, la población o el sistema de interés; cuanto mayor sea la
masa, más fácil de monitorear, y más probable será su continuidad en
su estado actual, o tasa de cambio de estado, durante un período de
tiempo determinado (O'Neill et al.
1986). Por ejemplo, es extremadamente difícil pronosticar con éxito la
abundancia de cohortes de larvas y juveniles de peces, mientras que
es mucho más fácil pronosticar cambios en la abundancia de
cohortes de peces maduros ya reclutados. Este sesgo tiene
implicaciones importantes para la forma en que organizamos nuestra
observación del sistema, para nuestro sentido de los tipos de
resultados biológicos que podemos controlar o influir, y
especialmente para nuestra comprensión de la respuesta reguladora
de los pescadores a los diferentes tipos de derechos.
GESTIÓN CONVENCIONAL EN UN ENTORNO
COMPLEJO
Estas ideas sobre la complejidad de la estructura y función
del ecosistema están más o menos en la corriente principal
de la ciencia ecológica, pero ha sido difícil incorporarlas en
la ciencia y gestión de la pesca aplicada.
(Hutchings 2000,
Degnbol 2001, Hughes et al. 2005). Como cuestión práctica, a pesar
de nuestro conocimiento sobre la complejidad de estos sistemas, si no
los detalles de esa complejidad, actuamos como si la dinámica a largo
plazo de las poblaciones individuales estuviera regulada
principalmente por sus propios números. Creo que es justo decir que
hacemos esto porque, dada nuestra capacidad limitada para
monitorear el recurso y pronosticar los resultados de nuestras
acciones, parece ser una forma útil y práctica de actuar. Sin embargo,
si uno considera que los océanos tienen dinámicas espaciales y
temporales complejas, como se describe en el modelo mental anterior,
y ciertamente si considera el estado actual de
la Marina
entorno, es razonable ser escéptico sobre la viabilidad de
este enfoque. Se podrían identificar tres aspectos de la
gestión convencional que,
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juntos, son la fuente de este escepticismo. El primero se refiere a
la efectividad de la gestión basada en la idea de que podemos
afectar la sostenibilidad de una población mediante controles sobre
la mortalidad por pesca. Esta idea es la base de casi todo el
pensamiento sobre el diseño de la gestión.
instituciones y
especialmente, de los derechos de acceso apropiados para la
sostenibilidad a largo plazo. Sin embargo, no es un enfoque que los
gerentes hayan encontrado fácil de implementar, debido a la larga
cadena de eventos no lineales entre el desove y el eventual
reclutamiento hace
predicción extremadamente difícil. En consecuencia, el manejo
generalmente dirige su atención al rendimiento de peces más grandes,
ya reclutados, porque hacerlo es consistente con nuestras capacidades
limitadas para pronosticar cambios en la abundancia a corto plazo, no
porque esté necesariamente relacionado con la sostenibilidad a largo
plazo (Beverton 1998) .
En segundo lugar, el modelo mental descrito anteriormente y la evidencia
del complejo comportamiento espacial de las poblaciones de peces son
razones para ser escépticos sobre la capacidad, utilizando enfoques de
gestión convencionales, para igualar o asignar el esfuerzo de pesca a
poblaciones individuales y, por lo tanto, para saber qué poblaciones son
en realidad siendo pescado. En otras palabras, incluso si pudiéramos
pronosticar el efecto del esfuerzo de pesca en el reclutamiento, la
incapacidad de conocer las poblaciones que se están pescando requiere
cuestionar el resultado práctico y reglamentario de proceder como si
pudiéramos hacerlo. La tercera área del escepticismo se refiere a la
capacidad de tratar el sistema como si fuera descomponible en unidades
independientes específicas de la especie. Esta supuesta habilidad
conlleva suposiciones fuertes e ingenuamente optimistas sobre las formas
en que las intervenciones humanas se acumulan en el sistema en su
conjunto. Parece que hay pocas razones para esperar que las estrategias
de cosecha “óptimas” específicas de la especie a corto plazo se sumen a
un resultado del sistema que sea deseable. Estos tres problemas, es decir,
reclutamiento, complejidad espacial y los efectos acumulativos de nuestras
acciones son difíciles de separar. En la sección siguiente, enfatizo los
problemas de complejidad espacial, porque tienden a reunir las tres
preocupaciones.
Problemas de complejidad espacial.
En general, se acepta que la construcción de instituciones sólidas y
eficaces para la gestión de recursos requiere una estrecha
correspondencia entre la extensión espacial del recurso y las
instituciones utilizadas para gestionar el uso de ese recurso (Ostrom
1990, Folke et al. 1998, Young 2002) . Los desajustes tienden a
crear

serios impedimentos para la conservación que son
especialmente obvios cuando la variedad de peces es lo
suficientemente amplia como para cruzar las fronteras
políticas nacionales. Sin embargo, se presta mucha menos
atención a los tipos de desajustes que ocultan
adaptaciones a escala fina y más complejas de las
poblaciones de peces. Supongamos, por ejemplo, que los
administradores están tratando con una población de una
sola especie que se extiende sobre un área grande.
Suponga que los administradores proceden como si esa
especie pudiera separarse del resto del ecosistema y como
si su abundancia pudiera mantenerse principalmente a
través de la elección adecuada de una tasa de captura que
maximizara el rendimiento de los peces ya, o por ser
reclutados para el población. Para complicar ligeramente
los supuestos biológicos habituales,
Si los gerentes no estuvieran al tanto de estos componentes
separados espacialmente, o si lo estuvieran y, debido a los costos
administrativos u otras restricciones, procedieran como si
estuvieran tratando con un solo grupo homogéneo, las
evaluaciones y otras estimaciones del estado de esta
metapoblación reflejarían Un promedio de sus componentes. Tal
número podría ser una estimación razonable de los números
totales en la metapoblación, y podrían conducir a una estimación
razonable de la tasa de mortalidad por pesca necesaria para
maximizar el rendimiento promedio por recluta en toda la
metapoblación (Cooper y Mangel
1999). Sin embargo, esas medidas lo harían
disfrazan efectivamente la estructura a escala fina y la dinámica a largo
plazo de los componentes locales de las poblaciones. Lo más
importante, cualquier estimación de la mortalidad por pesca permisible
para la metapoblación en su conjunto ignoraría el hecho de que los
pescadores racionales concentrarían selectivamente su esfuerzo en
aquellos componentes de la población localizados que fueron más
abundantes en cualquier momento (Wilson 2002, Wilson et al. 2000) .
En otras palabras, a diferencia de los administradores, los pescadores
prestarían mucha atención al espacio heterogéneo
aspectos de la
metapoblación y no pescaría "en promedio". A medida que
florecía cada población local, la preponderancia del esfuerzo de
pesca cambiaría para aprovechar las eficiencias de la tasa de
captura que producía cada floración.
En estas circunstancias, el nivel potencial de mortalidad por
pesca que podría aplicarse a cada componente sería la cantidad
que los administradores tenían
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calculado para toda la metapoblación y, en cada caso, el nivel
potencial de esfuerzo sería superior a lo apropiado para cualquiera
de los componentes locales de la población. El resultado para cada
componente sería el acceso abierto de facto, incluso con controles
estrictos, es decir, de precaución, a nivel de metapoblación sobre la
mortalidad por pesca. Cada pescador se esforzaría por encontrar el
componente local más abundante o rentable para pescarlo de la
manera más eficiente posible y luego, a medida que disminuya la
tasa de captura, y teniendo en cuenta los costos probables de la
búsqueda, salga a buscar el siguiente más, ahora primer
componente local más abundante o rentable. por
pescadores,
La competencia exitosa en este tipo de régimen regulatorio
requiere adaptaciones que usualmente enfatizan la
tecnología móvil grande que es capaz de ubicar y cosechar
agregaciones de peces de manera eficiente en un amplio
rango de manejo, que no es el rango de las poblaciones.
Mancur Olson (2000) compara este tipo de incentivos con
los de un "bandido errante". La frase de Olson es colorida,
pero en esta situación el comportamiento es completamente
legal y fomentado por la escala de las reglas de pesca
creadas por los administradores. Para el pescador en esta
situación, las presiones competitivas significan que siempre
deben pensar en el próximo lugar para pescar; cualquier
idea de administración que puedan albergar sobre la
ubicación actual de la pesca es claramente inconsistente
con el interés propio,
Por supuesto, si los administradores se dieron cuenta de que se
enfrentaban a una metapoblación espacialmente simple como
esta, podrían estar en condiciones de establecer límites
apropiados que les permitieran hacer coincidir la mortalidad por
pesca con las capacidades de crecimiento de cada
componente. Entonces, el problema de la pérdida de los
componentes de la población podría abordarse más fácilmente.
Sin embargo, parece más probable que una metapoblación de
peces en cualquier tipo de sistema complejo no se separe en
componentes espacialmente distintos a lo largo de su ciclo de
vida. Considere, por lo tanto, una biología un poco más
complicada en la que una metapoblación se caracteriza por
componentes que están segregados en ciertas épocas del año
y / o durante etapas particulares de la vida y mezclados en
otros, por ejemplo, separados durante el desove y mezclados
en las zonas de alimentación.
Con este tipo de patrón espacio-temporal, incluso si los gerentes
supieran o sospecharan una metapoblación

estructura, habría poco que pudieran hacer para igualar el esfuerzo de cada
componente a menos que la pesquería se llevara a cabo en un momento del
ciclo de vida del pez durante el cual los componentes se separaron. Por
ejemplo, la pesquería canadiense de arenque de huevas ( Clupea harengus) en entender y es probable que sean el resultado de eventos de escala fina que
la Bahía de Fundy tiene lugar en las zonas de desove y parece ajustarse a
estas circunstancias (Stephenson 1998). Sin embargo, cuando una
pesquería se lleva a cabo en momentos en que los componentes de la
población se mezclan, el resultado dependería de las interacciones a escala
fina de peces y pescadores. Si los componentes de la metapoblación se
mezclaran aleatoriamente en el espacio, una búsqueda económicamente
eficiente conduciría al esfuerzo aplicado en proporción a la abundancia de
cada componente. Si los peces se segregaran en agregaciones o
cardúmenes asociados con cada componente de la población, el esfuerzo
pesquero podría dirigirse más que proporcionalmente a las agregaciones
más densas y, dependiendo de las interacciones a gran escala de peces y
pescadores, podría amenazar la integridad a largo plazo de aquellos
componentes. Otros patrones de mezcla y separación más complicados y
cambiantes podrían ser posibles y plausibles desde una perspectiva
ecológica. Además, se podría esperar que los patrones de mezcla cambien
de un año a otro o de una temporada a otra a medida que cambian la
abundancia de los diversos componentes de la población, el
comportamiento de los peces y los otros atributos biofísicos del sistema. Es
probable que cada patrón de mezcla conduzca a impactos únicos y, dadas
las evaluaciones de la población a gran escala, indetectables en la
estructura de la metapoblación (Cooper y Mangel 1999). Este tipo de
comportamiento espacialmente complejo puede parecer que hace que la
gestión a gran escala sea fatalmente defectuosa, pero esto no es
necesariamente correcto. En esto, y en el caso espacialmente simple, Las
tendencias de los pescadores a cambiar entre las poblaciones de peces y
las poblaciones de peces y las tendencias para compensar el crecimiento
mitigarían efectivamente el deterioro de la gestión (Wilson y Townsend
1986). Uno podría ver el resultado como tropezar de uno a otro episodio de
sobrepesca de componentes locales, mientras que siempre es perdonado
por un sistema resistente. Sin embargo, si la pesca tendía a empujar los
componentes de la población a través de un umbral más allá del cual la
reproducción exitosa se veía amenazada, incluso si solo ocasionalmente, y
si el efecto de cruzar ese umbral era relativamente a largo plazo, como
parece ser el caso (Jackson et al. 2001, Ames 2004, Frank et al. 2005),
entonces uno esperaría que el manejo a gran escala conduzca, a largo
plazo, a la erosión de la estructura espacial de la población, en Uno podría
ver el resultado como tropezar de uno a otro episodio de sobrepesca de
componentes locales, mientras que siempre es perdonado por un sistema
resistente. Sin embargo, si la pesca tendía a empujar los componentes de la
población a través de un umbral más allá del cual la reproducción exitosa se
veía amenazada, incluso si solo ocasionalmente, y si el efecto de cruzar ese
umbral era relativamente a largo plazo, como parece ser el caso (Jackson et
al. 2001, Ames 2004, Frank et al. 2005), entonces uno esperaría que el
manejo a gran escala conduzca, a largo plazo, a la erosión de la estructura
espacial de la población, en Uno podría ver el resultado como tropezar de
uno a otro episodio de sobrepesca de componentes locales, mientras que
siempre es perdonado por un sistema resistente. Sin embargo, si la pesca
tendía a empujar los componentes de la población a través de un umbral
más allá del cual la reproducción exitosa se veía amenazada, incluso si solo ocasionalmente, y si el efecto de cruzar ese umbral era relativamente a largo plazo, como parece s
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a pesar de los controles restrictivos sobre la mortalidad por pesca a nivel de
la metapoblación. La gran dificultad que esto plantea para el manejo es que
los factores que determinan los umbrales de la población no son fáciles de
son difíciles de monitorear. En cualquier momento, el tamaño mínimo viable
para un componente de la población es indudablemente el resultado de
muchos factores. Una combinación inusual de eventos comunes podría
hacer que una población sea inusualmente sensible o inusualmente
resistente a la pesca. Por ejemplo, una tormenta seguida de una caída
repentina de la temperatura, acompañado por la migración hacia el interior
de una gran población de depredadores podría empujar a una población
local de presas a un área restringida y crear excelentes condiciones de
pesca en las que la tasa de captura de los pescadores se mantuvo alta
hasta que la población fue empujada por debajo del tamaño necesario para
una reproducción exitosa. Además, a medida que el número de elementos
evolucionados en el sistema biológico disminuye con el tiempo debido a la
pesca, las respuestas compensadoras que restringen y mejoran las
poblaciones se debilitan. Esto aumenta la variabilidad de la población y la
probabilidad de que cualquier componente individual del sistema explote en
hiperabundancia o sea empujado más allá de su nivel mínimo viable y se
pierda. Las técnicas modernas de pesca agravan el problema. Las
tecnologías eficientes de búsqueda y captura permiten que los barcos
continúen pescando parches pequeños cuando de otra manera tendrían que
salir a buscar otros con mayor densidad. Con cada pérdida local, las
restricciones que crean orden en el sistema se aflojan aún más, la
resiliencia disminuye aún más y aumenta la probabilidad de una mayor
pérdida de la estructura de restricción, lo que lleva a una cascada hacia un
estado de sistema alternativo diferente y generalmente degradado (Pauly et
al. 1998, Rietkerk et al.2004). Este tipo de resultado es cualitativamente
diferente y una forma de sobrepesca mucho más seria que la contemplada
por la perspectiva convencional. y aumenta la probabilidad de una mayor
pérdida de la estructura de restricción, lo que lleva a una cascada hacia un
estado de sistema alternativo diferente y generalmente degradado (Pauly et
al. 1998, Rietkerk et al. 2004). Este tipo de resultado es cualitativamente
diferente y una forma de sobrepesca mucho más seria que la contemplada
por la perspectiva convencional. y aumenta la probabilidad de una mayor
pérdida de la estructura de restricción, lo que lleva a una cascada hacia un
estado de sistema alternativo diferente y generalmente degradado (Pauly et
al. 1998, Rietkerk et al. 2004). Este tipo de resultado es cualitativamente
diferente y una forma de sobrepesca mucho más seria que la contemplada por la perspectiva
Algunos ejemplos a escala fina
El efecto a largo plazo de la pesca en la estructura y función
ecológicas es el resultado acumulado de un gran número, o en
ocasiones pequeño, de eventos discretos a pequeña escala. Tres
ejemplos de Maine serán suficientes para describir estos efectos, pero
casi cualquier pesquería en el mundo probablemente arrojará una
historia similar. Primero, hasta la llegada de los arrastreros, el bacalao
( Gadus morhua), el depredador dominante en el

sistema, se tomaron principalmente con gancho y línea. Debido a que el
bacalao no tiende a alimentarse cuando son parte de una agregación de
desove, el uso de la tecnología de anzuelo y línea crea un santuario
virtual para los peces durante su período de desove.
Desafortunadamente para el bacalao, tienden a reunirse en escuelas
densas en preparación para y durante el desove. Para un barco
rastreador, este comportamiento crea el objetivo final. Las entrevistas
con pescadores retirados que llevaron esta tecnología a la costa de
Maine durante las décadas de 1930 y 1940, hablan de grandes lances de
bacalao maduro y en funcionamiento de varias áreas de desove
relativamente pequeñas localizadas (Ames 1997, 2004). Muchos de
estos componentes de desove aparentemente discretos se extirparon en
los primeros 20-30 años de arrastre, y no se han restablecido en los
60-70 años desde entonces.
Parece haber ocurrido una experiencia similar con la pesquería de
arenque. Hasta la década de 1970 a lo largo de la costa del arenque
de Maine ( Clupea harengus) fueron capturados casi exclusivamente
con equipo pasivo, por ejemplo, vertederos y redes de cerco. La
ubicación de este arte estaba estrictamente limitada por la presencia
de orillas favorables, configuraciones de fondo y el comportamiento de
los peces. Buscar el pez no fue posible. Realizada de esta manera, la
pesquería persistió a un nivel de cosecha relativamente alto durante
más de 100 años. Con el advenimiento de los buscadores electrónicos
de peces, los cerqueros grandes y las redes de arrastre en el medio
del agua, los pescadores adquirieron una gran capacidad para
perseguir y extinguir escuelas individuales. Casualmente, la presencia
de peces en las aguas costeras ha disminuido considerablemente. La
pesca costera de artes pasivas desapareció a principios de la década
de 1980, a excepción de algunas operaciones en el extremo oriental
del estado (Graham 1982, Neal 2001). Al mismo tiempo, Las
evaluaciones del Servicio Nacional de Pesca Marina de las
poblaciones de arenque en todo el Golfo de Maine y en el Banco
Georges indican una metapoblación relativamente abundante. Sin
embargo, aunque la abundancia de la metapoblación puede no haber
disminuido, ha habido un cambio significativo en la distribución
espacial de los componentes de esa población. Esto podría pasarse
como un simple cambio en los hábitos de los peces, o podría indicar
una pérdida sustancial de muchos componentes de la población,
acompañada de un crecimiento compensador de los que quedan. Por
supuesto, es discutible si esta nueva tecnología fue responsable de la
pérdida de los componentes costeros de la población. Sin embargo, el
momento de su introducción y su escala son totalmente consistentes
con esa posibilidad.
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El erizo de mar verde ( Strongylocentrotus droebachiensis) La pesca en
Maine proporciona otro ejemplo aleccionador de nuestra incapacidad
para unir las características del esfuerzo de pesca con el
comportamiento de las poblaciones naturales. Esta pesquería es una
pesca costera perseguida por buzos y pequeñas embarcaciones que
utilizan redes de arrastre ligeras. Fue iniciado en Maine sobre
1986, alcanzó desembarcos máximos a principios de la década de 1990, y
en 2000 prácticamente había desaparecido. La reproducción se realiza
mediante desove por difusión y requiere densidades locales suficientes para
el éxito. Una vez que las larvas se asientan, los erizos son sedentarios. La
población tiende a agregarse en parches asociados con repisas, arrecifes y
otras características físicas que proporcionan condiciones favorables para la
alimentación, la supervivencia y el desove (Steneck et al.
2004). Los pescadores, por supuesto, se sienten atraídos por estos
parches locales. En los primeros años de la pesquería, el esfuerzo
se concentró en los parches más abundantes y de fácil acceso. A
medida que se pescaron estos parches, la pesca se desplazó a los
parches menos abundantes y menos accesibles. En los parches
pescados, las algas comenzaron a crecer y dominar. Luego se
desarrollaron nuevas poblaciones de micropredadores en las algas
y evitaron el reclutamiento de erizos (Varinec 2003), protegiendo
efectivamente las algas de la herbivoría del erizo y creando, por lo
tanto, un cambio en el sistema local. Este proceso procedió,
generalmente, de oeste a este a lo largo de la costa. A todos los
efectos prácticos, la metapoblación de erizos se pescó pieza por
pieza, y estos cambios en el sistema local se acumularon hasta la
pérdida casi completa de la pesquería. Visto desde una escala
amplia, se habría observado un ciclo clásico de auge y caída de la
sobrepesca. Visto desde una escala más fina, se habría observado
la sucesiva "eliminación" de cientos de parches locales,
contribuyendo a la pérdida de toda la pesquería (Jones 2005). El
elemento común en estos tres ejemplos es que la interacción del
comportamiento de los peces y los artes de pesca a gran escala
parece haber llevado a la extirpación de las agregaciones locales
de estos organismos. Si esas agregaciones fueran simplemente
parches efímeros de una población más grande, se habrían
esperado pocos daños a largo plazo. Sin embargo, esas
extirpaciones parecen haber tenido efectos ecológicos a largo plazo
y, en consecuencia, sería razonable concluir que su impacto
acumulado ha tenido un efecto perjudicial significativo, no solo en
las poblaciones directamente, sino en el sistema en su conjunto.
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Desacuerdos en una pesquería compleja optimizar numérico objetivos para individual

Nuestra concepción científica de los sistemas oceánicos es el filtro que
determina nuestra percepción de las formas en que el comportamiento
humano afecta a esos sistemas. El modelo mental descrito anteriormente
genera una perspectiva que sugiere dos formas diferentes de sobrepesca.
Uno es más o menos consistente con la perspectiva convencional. Ocurre
en el contexto de un ecosistema relativamente resistente en el que los
controles contundentes sobre la mortalidad por pesca no coinciden con las
poblaciones individuales. El desajuste se manifiesta en los incentivos de
bandidos itinerantes que fomentan el agarre y la ejecución, en lugar del
poblaciones en una que apunta, en cambio, a mantener las circunstancias
de un sistema saludable, es decir, no intenta producir resultados
particulares, especialmente a nivel de existencias.
COMENTARIOS DE GESTIÓN EN UN
ENTORNO COMPLEJO
Este cambio en el objetivo de la gestión, es decir, hacia el

comportamiento de administración a cualquier escala por debajo de la
escala de gestión. A pesar de estos efectos no deseados y mientras cada
componente de la población siga siendo reproductivamente viable, se puede
esperar que los controles convencionales a gran escala sobre la mortalidad
funcionen, más o menos, porque se puede esperar que las respuestas
adaptativas tanto de los pescadores como de los peces compensen la
incapacidad de la administración de igualar el esfuerzo con los
componentes de la población. El gran peligro de los controles
convencionales a gran escala es que tienden a generar fuertes incentivos
para estrategias y tecnologías de pesca eficientes que operan a una escala
fina, es decir, más fina que la escala de las reglas de manejo, y tienden a
aumentar las posibilidades de que los elementos individuales de La
estructura del ecosistema se extirpará ocasionalmente, es decir, los
componentes de la población, el hábitat, etc. Esta es la segunda forma de
sobrepesca, lo que podría denominarse sobrepesca ecológica. La pérdida
del individuo El gran peligro de los controles convencionales a gran escala
es que tienden a generar fuertes incentivos para estrategias y tecnologías
de pesca eficientes que operan a una escala fina, es decir, más fina que la
escala de las reglas de manejo, y tienden a aumentar las posibilidades de
que los elementos individuales de La estructura del ecosistema se extirpará
ocasionalmente, es decir, los componentes de la población, el hábitat, etc.
Esta es la segunda Componentes del sistema
forma de sobrepesca, eso marcasobrepesca prácticas
lo que podría denominarse
La sobrepesca ecológica tiende a ser duradera, erosiona la estructura
subyacente del ecosistema y, a medida que se acumulan estas
pérdidas, aumenta la probabilidad de que el sistema, a cualquier
escala, pueda cambiar a un estado alternativo generalmente
degradado. Esta perspectiva sobre la sobrepesca sugiere fuertemente
la necesidad de alejarse del énfasis en los controles a gran escala en
los resultados de la pesca, es decir, la mortalidad por pesca, y hacia
restricciones de entrada que sean más fáciles de adaptar y más
propensas a proteger los rasgos de comportamiento a escala fina de
los peces individuales y poblaciones. El objetivo general debe ser el
mantenimiento de la estructura y el proceso del ecosistema (Hutchings
2000, Pitcher 2001). Parte del argumento a continuación es que un
cambio en los objetivos de gestión junto con un cambio en la
gobernanza nos permitirá usar controles de entrada para hacer
coincidir más eficazmente el comportamiento humano con los
ecosistemas. En una luz ligeramente diferente, esta perspectiva
reestructura el problema de gestión de uno que intenta predecir,
manipular y
mantenimiento de la estructura del ecosistema, implica un problema de
aprendizaje colectivo relativamente sustancial (Friedmann 1987,
Gunderson 1999, Folke et al. 1998). Esta sección del documento no
aborda ese problema de aprendizaje directamente. En cambio, se trata
de una pregunta más limitada: ¿cómo podríamos diseñar nuestras
instituciones de gestión y los derechos de pesca de los individuos para
que, juntos, generen la mayor cantidad de comentarios públicos
posible sobre el efecto de nuestras acciones en estos sistemas?
Presumiblemente, nuestra capacidad de aprender y adaptarnos
depende de manera crítica de nuestra capacidad de obtener
comentarios sobre los resultados de nuestra acción. El argumento es
que las circunstancias que determinan esa capacidad son
principalmente una función de cuán bien combinamos la organización
de nuestras instituciones de gestión y los términos de acceso
individual con las dimensiones espaciales, temporales y de
comportamiento del entorno, lo que Ostrom llama congruencia (1990 )
Sin embargo, la congruencia es costosa. A medida que intentamos
crear un ajuste más estrecho entre las jerarquías organizacionales de
los sistemas humanos y naturales, creamos más límites, más
cumplimiento y mayores costos de coordinación. En la medida en que
podamos lograr una compensación razonable entre los beneficios de
un mejor ajuste y los costos de ese ajuste, relajamos las limitaciones
ecológica.de
La recursos que
pérdida del limitanEl
individuo elgran
tipo peligro
de ciencia y gestión
de los controlesque
convencionales a gran esc
podemos hacer. Por lo tanto, la organización adecuada nos facilita la
adquisición y aplicación de conocimientos utilizables del mundo
natural. Del mismo modo, los derechos bien combinados crean
circunstancias en las cuales los individuos tienen un incentivo egoísta
para actuar y adquirir conocimiento que sea consistente con la
solución de nuestro problema colectivo de adaptación. Juntas, las
organizaciones y los derechos que coinciden con el sistema son una
base necesaria, pero no una garantía, de una gobernanza efectiva.

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Costos de transacción y gobernanza multiescala
La ordenación pesquera es costosa. Tenemos que gastar recursos,
decidir qué datos necesitamos sobre el medio ambiente, adquirir
esos datos, analizarlos, discutir sus usos, tomar decisiones,
implementarlos y, lo más importante, aprender de todo este proceso
para que comprendamos mejor el efecto de nuestro acciones en el
sistema. Los costos suelen ser sustanciales y nos obligan a poner
límites a la información y el conocimiento que podemos adquirir y
qué políticas podemos aplicar a un sistema complejo.
Los principios organizacionales que se aplican para la adaptación y la
eficiencia. gestión de la pesca,
Los procesos de gestión que pueden mejorarse con el tiempo
son los mismos que se aplican a la organización de cualquier
empresa grande, y casi todas las pequeñas, ya sea
son gobiernos
corporaciones o cooperativas. Para cualquier organización,
cuanto mayor es la heterogeneidad y cuanto más rápido es el
cambio en su entorno, mayores son los requisitos de información
para una adaptación exitosa. Los costos de adquirir y usar esa
información están determinados en gran medida por la estructura
de la organización, es decir, si es relativamente centralizada o
multiescala, es decir, descentralizada, y la forma en que esa
estructura se corresponde o no con su entorno.
Si imaginamos que estamos en un entorno estable y simple,
una organización diseñada para
la toma de decisiones centralizada parece eminentemente racional.
Los gerentes enfrentan bajos costos de transacción. Debido a que la
retroalimentación es regular y contiene poco ruido, el conocimiento
que adquieren se acumula y envejece lentamente. En estas
circunstancias, pueden, incluso a través de prueba y error, encontrar
un resultado colectivo óptimo e idear reglas para asegurarse de que
ese tipo de resultado ocurra. Sin embargo, en un entorno complejo,
nuestro sentido de toma de decisiones racional cambia de manera
significativamente importante. Por ejemplo, Frederick Hayek (1945)
señala que los tomadores de decisiones centralizados no pueden
lidiar con la diversidad de sistemas económicos complejos, porque
saben muy poco acerca de las condiciones locales. Su ignorancia no
es necesariamente ignorancia de principios científicos o de
procedimientos analíticos rigurosos; es ignorancia de las condiciones
locales engendradas por lo alto, costos no soportables de monitoreo,
análisis, toma de decisiones y la capacidad de reaccionar dentro de
un marco de tiempo apropiado a las condiciones locales. El
problema que señala es uno que surge en sistemas complejos en los
que
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los detalles de tiempo y lugar son importantes para los resultados
del sistema. Estos detalles imponen límites significativos a la
capacidad del tomador de decisiones para actuar con plena
racionalidad y, a menudo, hacen que los resultados de la toma de
decisiones bien intencionada y centralizada sean ineficaces,
repletos de consecuencias no intencionadas y, en última
instancia, irracionales (Scott 1998). Estas mismas ideas
generales surgen de las nuevas contribuciones institucionalistas
a la teoría de la organización (por ejemplo, Arrow 1974,
Williamson 1985, Simon 1996). Una corporación, o cualquier otra
organización grande, enfrenta costos significativos asociados con
la adquisición de conocimiento de su entorno y operaciones.
Estos costos obligan a la organización a enfrentar dos
compensaciones fundamentales entre: (1) el control centralizado
es decir, un
y multiescala de la producción de bienes y servicios dentro de su
propio marco organizacional, y (2) producción dentro de su propio
marco organizacional y la compra o adquisición de esos mismos
bienes y servicios en el mercado o por medio del gobierno. La
mayoría de las innovaciones significativas en la organización
industrial son cambios que economizan los costos de las
transacciones y, por lo tanto, hacen posibles nuevas formas de
organizar la producción. Una línea de ensamblaje, por ejemplo,
con su repetición continua de las mismas tareas utilizando los
mismos materiales para producir el mismo resultado, tiene la
intención de estandarizar las actividades a nivel local para que
los gerentes centrales puedan coordinar la producción de manera
eficiente. Sin embargo, como cualquier persona que haya
trabajado en una fábrica sabe, incluso en estas circunstancias
deliberadamente simplificadas, los detalles del tiempo y el lugar
traseros sus cabezas feas,
A medida que el entorno local de una organización se
vuelve más diverso y cambiante, la
aumentan los costos de transacción de la organización centralizada. Si los
gerentes intentan mantener un control centralizado en estas circunstancias,
descubren que no es factible un gran conjunto de políticas potenciales,
porque la adquisición e implementación de información es demasiado
costosa. Por ejemplo, en las pesquerías, los controles numéricos de
captura, las áreas cerradas y las restricciones de artes son opciones de
política que generalmente son factibles, incluso si son imperfectas, a gran
escala. Sin embargo, las políticas que están diseñadas para responder a la
información oportuna sobre los movimientos y el comportamiento de los
peces a pequeña escala, las condiciones del hábitat y otros tipos de
atributos ecológicos a gran escala de los organismos y las poblaciones,
especialmente aquellos sujetos a cambios rápidos, generalmente no son

práctico, porque los costos de las transacciones de
monitoreo, análisis y decisión a esta escala tienden a ser tan
importantes cuando los realiza una autoridad centralizada.
En las pesquerías, el manejo a múltiples escalas puede
mejorar estos problemas, pero solo cuando la estructura
del sistema administrado imparte cierta independencia a
los subsistemas locales, una propiedad que Simon (1996)
llama casi descomponible. La casi descomposición
significa que algunos eventos a nivel local o subsistema
tienen impactos y retroalimentación que se retienen dentro
de esa localidad (Frenken et al. 1999, Levin 1999). En
ausencia de cierta independencia local, todo está
conectado a todo lo demás y es irremediablemente
complejo. El modelo mental descrito anteriormente
argumenta que la independencia relativa de los
subsistemas, tal como se define por las regularidades de
las características físicas y oceanográficas, proporciona
una forma consistente de simplificar la complejidad del
ecosistema. Calas, bahías, plataformas costeras, cuencas
y amplios regímenes oceanográficos se colocan con días,
ciclos lunares, estaciones,
independiente
subsistemas
En principio, el número de niveles en esa jerarquía anidada puede
ser extremadamente grande, sin embargo, como una cuestión de
gestión práctica, su profundidad es una cuestión de economía. El
grado deseable de anidación, o el número de niveles en la jerarquía,
depende de la compensación entre los beneficios de la mejor
retroalimentación que se puede obtener a nivel local y los costos
más altos asociados con el mantenimiento de más límites. Se puede
esperar que este último aumente exponencialmente con la creación
de más niveles, por lo tanto,
limitando la cantidad práctica de devolución
organizativa que podría funcionar. Sin embargo, dada la escala
generalmente amplia de la gestión actual, es probable que los
esfuerzos para crear unidades de gestión cada vez más
pequeñas no encuentren rendimientos decrecientes.
Hay varias maneras en que se puede esperar que aparezcan
estos beneficios de la devolución. Una implicación importante de
la descomposición es que cada problema de gestión en el
sistema no tiene que ser coordinado o resuelto simultáneamente.
Por lo tanto, los costos de transacción de la gestión se reducen
cuando hay unidades de gestión de nivel inferior relativamente
independientes, que corresponden a subsistemas, simplemente
porque la información sobre
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Las actividades cuyos impactos están contenidos dentro de una
localidad determinada no tienen que pasar de arriba a abajo de la
jerarquía organizacional y no necesitan ser objeto de una
coordinación explícita. Las decisiones de gestión se pueden
dividir en una agrupación eficiente de subsistemas jerárquicos
espacialmente anidados en los que la escala a la que se produce
la retroalimentación se refleja tanto como sea posible en la escala
de autoridad de decisión o, en el lenguaje de la economía, en el
que los costos y beneficios de Las decisiones pueden ser casi
internalizadas. Estas eficiencias de la organización multiescala
reducen los costos de transacción de la gobernanza y permiten
hacer más por el mismo gasto de recursos.
El aislamiento parcial de los subsistemas locales significa que los
desastres naturales o provocados por el hombre también están
parcialmente aislados, y la tendencia a la propagación de los shocks
locales a través del sistema se amortigua. Esto proporciona
resistencia al sistema más amplio, pero también significa que los
costos potenciales de los experimentos de gestión se reducen
considerablemente. La casi descomposición significa que es posible
encontrar circunstancias ecológicas locales que sean más
homogéneas, más autónomas, más fáciles de monitorear y, por lo
tanto, más susceptibles de un buen diseño experimental de lo que
sería posible en una disposición heterogénea a gran escala. Es más
probable que los buenos diseños experimentales sean creíbles para
los usuarios de los recursos y, por esa razón, es más probable que
se realicen. Visto desde otro ángulo, en sistemas multiescala con
muchas unidades de gestión locales, la probabilidad de cometer
errores, así como el costo de esos errores es mucho menor de lo que
cabría esperar en un régimen centralizado, y por esta razón es más
probable que ocurra la experimentación. Uno de los límites más
significativos para la eficiencia que se puede obtener de una
organización multiescala surge del hecho de que la organización
ecológica rara vez se ajusta
la rígida jerarquía de humanos
organigramas. En este sentido, los sistemas ecológicos son
abiertos y con fugas, y su gestión exitosa requiere una costosa
comunicación y coordinación entre las organizaciones. A este
respecto, Vincent Ostrom (1991) escribe sobre la tendencia de
las entidades organizativas relativamente independientes a
crear redes policéntricas; es decir, redes que se comunican
hacia arriba y hacia abajo en la jerarquía organizacional, como
se supone que lo hacen de acuerdo con la mayoría de los
organigramas, y a través de la escala y fuera de la jerarquía, de
una manera que no se ajusta a los organigramas. Lo mas

Un aspecto notable de las redes policéntricas, al menos desde la
perspectiva de la eficiencia, es la motivación egoísta que define su
estructura. Las organizaciones inician la comunicación fuera de la
jerarquía de la que forman parte para proteger y promover sus
propios intereses. La selectividad de estos incentivos genera un
proceso de autoorganización que restringe los flujos de información
a un tema y volumen que las organizaciones afectadas consideran
económico (Levitt y marzo de 1988). Esto es importante en la
gestión de la pesca porque los peces y otros organismos tienden a
cruzar cualquier límite humano fijo. Para una organización local,
esta apertura significa una pérdida de control. Las organizaciones
en otros lugares pueden afectar su bienestar, generalmente de
manera adversa
mediante interceptar pesquerías
Por lo tanto, para proteger sus propios intereses, se puede
esperar que una organización local identifique y aborde los
eventos ecológicos significativos que cruzan los límites de
su jurisdicción Esto es
inmediatamente obvio a escala de los estados nacionales, pero
exactamente los mismos incentivos organizacionales surgen a escalas
locales (Young 2002). Sin algún tipo de control local, los incentivos
dominantes para los participantes son los del bandolerismo itinerante;
con la organización local, por otro lado, cada localidad tiene una
necesidad imperiosa de prestar atención a lo que sus vecinos están
haciendo con los peces. En consecuencia, el resultado de esta
preocupación es que el flujo de información en un sistema multiescala y
de escala cruzada se vuelve autoorganizado, eficiente y fuertemente
orientado a resolver las externalidades ecológicas que surgen debido a
los límites humanos necesariamente imperfectos. Además, cuando la
administración se comunica a varias escalas diferentes, y en muchos
lugares diferentes a la misma escala, su capacidad para comprender
cómo los fenómenos locales afectan o se propagan a escalas más
amplias, y cómo los eventos de escala más amplia impactan a más
escalas locales se mejora considerablemente. Como tal,
local
La organización y las redes policéntricas se complementan entre sí.
Refuerzan las circunstancias institucionales que facilitan fuertes
incentivos de conservación y facilitan la asignación de recursos para la
adquisición de la información necesaria para actuar sobre esos
incentivos. Por lo tanto, el interés propio de las organizaciones locales
inyecta en el sistema un interés de conservación transfronterizo y de
múltiples escalas que básicamente está ausente en un régimen
centralizado. Las capacidades mejoradas de gobernanza son otra
consecuencia importante de la organización multiescala. La
gobernanza es más fácil, pero ciertamente no se garantiza el éxito,
entre grupos más pequeños de personas que están
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en contacto razonablemente frecuente entre sí (Ostrom
1990, Acheson 2003). Las interacciones repetitivas, las
circunstancias homogéneas compartidas y las ventajas de
comunicación del contacto cara a cara permiten participar
en procesos deliberativos, desarrollar garantías sobre las
intenciones de los demás y, en consecuencia, desarrollar
reglas que de otra manera no serían factibles. Puede ser
posible acordar restricciones de artes particulares o
tiempos y lugares de pesca u otras circunstancias de
cosecha que, en un entorno centralizado, impersonal, de
movimiento lento, no sería exigible o incluso realista de
considerar. Esto le da a la gerencia un alcance mucho más
amplio para la experimentación, y es otra razón para
esperar una tasa más rápida de aprendizaje, adaptación y,
presumiblemente, una mejor conservación.
etc.
que cuidado
La partición de la toma de decisiones en todo el sistema reduce el
número de personas que deben participar en una escala particular.
Esto tiende a crear algunas de las ventajas del contacto repetitivo
cara a cara. Las comunicaciones multiescala y de escala cruzada
limitan la dinámica interna del grupo en todas las escalas para que
sean menos propensas a los impases y excesos que parecen surgir
con frecuencia en grupos pequeños, el lado más oscuro del
contacto repetitivo cara a cara. Esto ocurre porque la
descomposición imperfecta del sistema expone continuamente
pequeños grupos, en todas las escalas, a otros elementos en el
sistema. Esto aumenta la probabilidad de que se conozcan políticas
o conocimientos alternativos y, por lo tanto, aumenta las
posibilidades de aprendizaje y adaptación continuos.
En resumen, desde una perspectiva social y de gestión, la
importancia de las adaptaciones coevolucionarias basadas en el
lugar de los organismos y poblaciones marinos es que estas
adaptaciones crean un grado de coherencia del ecosistema local.
Esto hace posible simplificar la complejidad del ecosistema a través
de la organización de gestión multiescala basada en el lugar. Un
acuerdo social / organizativo multiescala que sea congruente con el
sistema natural de esta manera aumenta nuestra capacidad de
obtener retroalimentación del sistema y reduce los costos de
gestión de las transacciones. Esto tiende a relajar las limitaciones
en la aplicación práctica de nuestras concepciones científicas y, por
lo tanto, expande el conjunto de políticas de gestión
económicamente viables. Esto nos coloca en una mejor posición
para abordar los muchos impulsores de un sistema complejo y, lo
más importante,

experimentar, aprender y adaptarse al medio ambiente oceánico.
Incentivos apropiados
Sin embargo, estos beneficios de la congruencia organizacional son
significativamente limitados en sistemas en los que los fenómenos de
escala fina son importantes para el funcionamiento del sistema. A esta
escala, lo que cuenta es la toma de decisiones del individuo, no las
decisiones colectivas de un grupo. En un sistema relativamente simple,
por ejemplo, como en una concepción convencional de una sola especie,
las limitaciones de escala fina en la efectividad organizacional no parecen
ser significativas. Los derechos construidos alrededor de un solo
impulsor, como la mortalidad por pesca, se pueden hacer cumplir con
relativa facilidad y no se espera que sus costos constituyan una barrera
significativa para una gestión eficaz. Sin embargo, si uno adopta una
visión de los sistemas oceánicos que pone énfasis en múltiples
impulsores, muchos de los cuales operan a escalas finas, aumenta la
opinión de uno sobre la importancia de las adaptaciones a escala fina, al
igual que la visión de los costos de no lograr esa adaptación. Con una
complejidad de escala fina, a medida que la organización se convierte en
una escala más fina, los límites se hacen más numerosos y aumenta la
frecuencia de las externalidades ecológicas, es decir, los efectos que se
extienden más allá del alcance del tomador de decisiones local. A los
individuos y grupos se les presentan cada vez más oportunidades de
ganancia a expensas de sus vecinos. Esto aumenta los costos de
monitoreo y aplicación y tiende a compensar los beneficios de una mejor
retroalimentación. Si no se resuelve este problema a escalas locales,
pueden producirse la pérdida de los componentes del sistema local y
acumularse en un fallo del sistema en su conjunto.
El desarrollo de incentivos apropiados no es, por supuesto, un
problema exclusivo de la pesca. Es, en cierto sentido, un problema
principal de la gobernanza humana. La pregunta es cómo podríamos
organizar nuestra propia gobernanza para que los individuos y los
grupos tengan la libertad de usar su propia inteligencia para su propio
beneficio sin, al mismo tiempo, poder transferir costos o adquirir
beneficios no compensados ​de otros. La solución al problema está en
las instituciones que utilizamos para gobernar nuestro
comportamiento individual y colectivo (McCay y Acheson 1987,
Ostrom 1990). Las instituciones son el conjunto de normas,
costumbres, reglas y leyes coevolucionadas y / o diseñadas que nos
dan expectativas relativamente seguras sobre el comportamiento de
los demás y, por esa razón, nos permiten participar en una acción
colectiva. Las instituciones limitan el comportamiento egoísta, pero
también abren la puerta
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a nuevas y diferentes oportunidades que de otro modo no estarían
presentes. Si creamos reglas que prohíban el traspaso, nos
negamos la oportunidad de ir a la tierra del otro, por ejemplo, para
recolectar los frutos de la producción natural, pero al estar de
acuerdo creamos las oportunidades a largo plazo mucho más
beneficiosas que surgen de La posibilidad de un cultivo seguro
contra el robo. Por lo tanto, cuando desarrollamos reglas efectivas
que prohíben la intrusión, nuestros incentivos egoístas se alejan de
la búsqueda de actividades que son individualmente beneficiosas,
pero que probablemente tengan un efecto colectivamente
perjudicial, hacia la búsqueda de actividades que son individual y
colectivamente beneficiosas.
El problema de la sobrepesca es el mismo tipo de problema. Implica
el establecimiento de reglas que restrinjan las actividades pesqueras
individuales y, por lo tanto, cierren muchas oportunidades a corto
plazo. Si esas reglas de restricción son efectivas, crean mayores,
pero diferentes, oportunidades de pesca que sirven mejor a los
intereses a largo plazo tanto de los individuos como de la sociedad.
Sin embargo, para que las reglas sean efectivas en un entorno
complejo y cambiante, es extremadamente importante que los
términos de los derechos individuales se diseñen de manera que
coincidan con las dimensiones espaciales y funcionales de los
componentes individuales del sistema natural. Considere un ejemplo
terrestre simple en el que los titulares de derechos individuales
tienen acceso exclusivo a un terreno. Dichos derechos crean
circunstancias en las que los titulares de los derechos pueden
aprender a ajustar su propio comportamiento de una manera que
mejore la producción natural o, aún más, para que puedan aprender
a cultivar cultivos o animales deliberadamente. El resultado final
dependerá casi por completo del conocimiento de los titulares de los
derechos y su capacidad para utilizar ese conocimiento para influir
en la producción. Si la historia de la vida y las dependencias
ecológicas relevantes de los organismos de interés para los titulares
de derechos están bien contenidas dentro de los límites de su tierra,
su capacidad para capturar comentarios sobre los efectos de sus
acciones y, en consecuencia, para aprender, se mejora
considerablemente. En la medida en que este no sea el caso, gran
parte del valor potencial de su derecho está fuera de su control, y su
futuro depende en cierta medida de las acciones de otros. En estos
casos y en ausencia de acuerdos sobre acciones o restricciones
mutuas, cada titular de derechos debe aprovechar las oportunidades
que transfieren sus propios costos de producción a su vecino y / o
roban los beneficios de los esfuerzos de sus vecinos. Por ejemplo,
en muchos sistemas terrestres,

La tendencia a crear derechos de propiedad a pequeña escala
sin consideraciones de mayor escala ha llevado a problemas
ambientales imprevistos y de gran escala. Curtin (2002) cita la
transformación de grandes áreas de tierras de pastoreo en la
parte suroeste de los Estados Unidos en maleza inutilizable,
debido a las limitaciones de su derecho de propiedad y el deseo
de maximizar los ingresos, los rancheros individuales o la
Oficina de Administración de Tierras actúan para ellos,
suprimieron los incendios a gran escala necesarios para el
mantenimiento de un régimen amistoso de pastoreo dominado
por pastos. Muchos ejemplos agrícolas similares vienen
rápidamente a la mente, por ejemplo, el tazón de polvo de los
Estados Unidos en la década de 1930, la desertificación del
Sahel, la salinización de las tierras agrícolas irrigadas, la
escorrentía de nutrientes que conduce a la eutrofización de los
lagos, etc. En casi todos estos casos, los derechos no
coincidían con las escalas ecológicas relevantes, y esto alentó
un comportamiento de escala fina que condujo a la erosión del
sistema sobre el cual se basaban los derechos. Probablemente
sea justo suponer que los diseñadores del sistema de derechos
no se propusieron crear deliberadamente las circunstancias que
destruirían el valor de esos derechos. Su diseño probablemente
fue un reflejo de su modelo mental del sistema ecológico en el
que se encontraban. Sin embargo, en retrospectiva, está claro
que crearon regímenes de derechos que fomentaron
comportamientos que, con el tiempo, destruyeron o redujeron
significativamente el valor de esos derechos. Incluso cuando se
reconocieron estos efectos, los regímenes a menudo no podían
responder de manera efectiva, porque las personas que poseían
esos derechos estaban tan fuertemente invertidas en el capital
físico y humano apropiado para las expectativas que
acompañaban esos derechos en el momento de su
establecimiento y no para el estado erosionado de su sistema
recientemente reconocido (ver Diamond 2004). Las pesquerías
también están sujetas a una conexión inseparable entre nuestro
modelo mental del sistema y las expectativas que las personas
forman sobre las inversiones apropiadas en conocimiento y
capital. Por ejemplo, dado el modelo mental de función del
sistema a gran escala y específico de la especie que caracteriza
el manejo convencional, se esperaría que un régimen de una
sola especie que crea derechos individuales a una participación
en una cuota general, por ejemplo, una cuota transferible
individual, genere incentivos consistentes con la sostenibilidad a
largo plazo del recurso.
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El flujo de beneficios asociado con el derecho. Por ejemplo, las cuotas
compartidas generan este tipo de incentivos. Los titulares de cuotas
compartidas deberían estar, y en general están interesados, en una buena
aplicación, buenas evaluaciones de población y una mejor comprensión del
comportamiento de las especies a las que están vinculados sus derechos.
En la mayoría de los casos, estos intereses colectivos son lo
suficientemente fuertes como para generar esquemas de autoimpuestos,
esfuerzos científicos colaborativos y una variedad de otras acciones
colectivas que están casi completamente ausentes en los regímenes de
acceso abierto. Los efectos de eficiencia a corto plazo
que surgen en estos
Las circunstancias son claramente demostrables. La otra cara de esa
misma moneda es que cualquier conjunto de derechos también crea
fuertes incentivos para retener información o para resistir la
adquisición pública de ciertos tipos de conocimiento, también con el
fin de maximizar el flujo de beneficios disponibles para el titular de los
derechos. No es probable que los pescadores revelen dónde hicieron
ese gran recorrido ayer, ese pequeño y dulce agujero donde han
estado capturando constantemente durante las últimas semanas, la
captura secundaria en la que incurren o el hábitat para alguna otra
pesquería en la que resulta estar destruyendo mientras hace una
buena captura. Se podría esperar que los derechos de acceso
abierto conduzcan a una fuerte disposición a oponerse al desarrollo
de casi cualquier conocimiento que no sea necesario para la
explotación privada inmediata del recurso, simplemente porque
cualquier adición al conocimiento público tiene una gran probabilidad
de conducir a restricciones competitivas o regulatorias en el flujo de
ingresos derivado de ese derecho. Del mismo modo, el titular de una
licencia específica de especie o una cuota compartida no está
interesado en la adquisición pública de conocimiento de que su
comportamiento causa daños a otra pesquería o al sistema en su
conjunto y, por esta razón, es Es probable que retenga ese tipo de
conocimiento del dominio público y / o se oponga a su adquisición
pública. Oliver Williamson (1985) usa la frase "impacto de la
información" para caracterizar los incentivos que las personas
adquieren en estas situaciones; Como un dolor de diente, la
información simplemente no quiere salir. En consecuencia, debido a
que los derechos de pesca sesgan la adquisición de conocimiento,
Es importante que se adapten cuidadosamente al sistema natural
para que fomenten la provisión privada del conocimiento ecológico
necesario para la sostenibilidad, o en un idioma diferente, para que
podamos evitar quedar encerrados en los óptimos locales que son
inconsistentes con la sostenibilidad (Frenken et al. 1999).
Pescadores, pero también burocracias administrativas y científicas,

invierten mucho sobre la base de las expectativas creadas por el
régimen de derechos en el que trabajan y, solo por esa razón, sus
intereses privados, administrativos y científicos generalmente están
amenazados por el cambio (Finlayson 1994). Se interesan mucho
en la persistencia del régimen actual, ya sea colectivamente
beneficioso o no. Por ejemplo, un régimen de derechos ajustado a
una concepción de gestión a gran escala generalmente crea
fuertes incentivos para embarcaciones grandes y móviles que
pueden buscar eficientemente una escuela o una agregación de
peces y cosecharlos con un mínimo de costo y tiempo. Los
patrones de propiedad e inversión, los mercados de productos, el
procesamiento, los mercados laborales, la organización
administrativa y el conocimiento científico se adaptan a la escala
geográfica y tecnológica de la cosecha que surge de la interacción
de los derechos individuales. escala de gestión y los atributos del
recurso. Es probable que un cambio de gestión fundamental que
requiera, por ejemplo, derechos adaptados a un enfoque ecológico
a pequeña escala redefinir la eficiencia y el éxito empresarial en
términos de diferentes estrategias de pesca, tecnología diferente y
diferentes acuerdos de mercado, todos los cuales probablemente
amenacen la actual estrategias, inversiones y habilidades
comerciales y burocráticas.
Por estas razones, el diseño de derechos de acceso que sean
consistentes con la sostenibilidad depende de manera crítica de
nuestro modelo mental de estructura y proceso del ecosistema. Ese
modelo moldea nuestras expectativas sobre qué tipo de conocimiento
necesitamos para la sostenibilidad y el tipo de regímenes de derechos
apropiados para la adquisición de ese conocimiento. Complejidad
significa que siempre nos enfrentaremos con un conocimiento
imperfecto sobre el funcionamiento del ecosistema y nuestro efecto
sobre ese funcionamiento; Por esa razón, el diseño de los derechos
apropiados para este tipo de sistema debe evitar, en la medida de lo
posible, la tendencia hacia el enclavamiento dependiente de la ruta y
debe enfatizar los incentivos para la adquisición privada y pública de un
amplio conocimiento sobre el sistema. En este sentido, es interesante
que los derechos de facto que los pescadores crean para sí mismos en
un acceso casi abierto, Las condiciones de múltiples especies se
parecen más a los derechos de propiedad intelectual que al tipo de
derechos de tierras agrícolas que son el modelo implícito en la mayoría
de la literatura de pesca y propiedad común (Gatewood 1984, Wilson
1990). La razón por la cual estos derechos de facto se configuran de
esta manera se debe a la incapacidad de un pescador para producir
resultados biológicos específicos. Como resultado, lo que vale la pena
para cada individuo es la adquisición continua
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de información sobre la configuración actual del recurso. Este
conocimiento es su mayor activo, y es la razón por la cual los
pescadores tienden a ser tan reservados sobre dónde pescan. Sin
embargo, los buenos pescadores también son buenos cooperadores.
Un proceso de búsqueda coordinado, o simplemente el intercambio
recíproco de información sobre los resultados de la búsqueda
individual, amplía enormemente el conocimiento de un pescador de
las circunstancias actuales y, en
Al mismo tiempo, realiza contribuciones sustanciales a la
base de datos histórica que lleva en su cabeza y utiliza para interpretar la
información actual. Desafortunadamente para los pescadores, es difícil
incluso para un grupo pequeño mantener arreglos para compartir durante un
período apreciable. Esto se debe a que el valor de propiedad de la
información sobre la pesca actual es muy alto, y su intercambio o "venta" a
otros pescadores que no forman parte del acuerdo es muy fácil. Esto hace
que sea difícil monitorear, verificar y hacer cumplir los términos de su uso
compartido. Incluso si los términos del acuerdo no se rompen realmente, la
incapacidad de los pescadores para monitorearse de manera efectiva entre
sí y, debido a la complejidad del sistema, los términos necesariamente
ambiguos que especifican el contrato de intercambio hacen que sea difícil
mantener una atmósfera de confianza. Como resultado, los acuerdos de
intercambio cooperativo se rompen con frecuencia. A pesar de esto, este
tipo de arreglos son interesantes porque movilizan un conocimiento privado
valioso, pero seleccionan de una manera que resulta en un beneficio
colectivo, es decir, dentro del grupo de intercambio. Como tal, estos arreglos
proporcionan un modelo tentativo para un sistema de derechos, capaz de
abordar los requisitos de conocimiento de las pesquerías complejas. El
aspecto más problemático de dicho modelo se refiere al cálculo de
costo-beneficio individual que cada pescador se ve obligado a enfrentar al
decidir si contribuir con conocimiento privado al grupo público. En pocas
palabras, el problema es que cualquier información que un pescador
contribuya al fondo público tiene una buena posibilidad de ser traducida en
reglas nuevas y restrictivas y / o podría poner a sus competidores en una
mejor situación y, por lo tanto, reducir sus posibilidades de pesca. Lo único
que conducirá a la decisión de proporcionar conocimiento privado es la
expectativa de que esos posibles costos conduzcan a diferentes y mejores
oportunidades de pesca que son de beneficio neto para él como individuo.
En el caso de una búsqueda coordinada o recíproca, los resultados de la
información compartida son relativamente a corto plazo y generalmente son
fáciles de correlacionar con la recepción de información compartida. La
información que un pescador podría En el caso de una búsqueda
coordinada o recíproca, los resultados de la información compartida son
relativamente a corto plazo y generalmente son fáciles de correlacionar con
la recepción de información compartida. La información que un pescador
podría En el caso de una búsqueda coordinada o recíproca, los resultados
de la información compartida son relativamente a corto plazo y
generalmente son fáciles de correlacionar con la recepción de información
compartida. La información que un pescador podría

proporcionar para fines reglamentarios, por otro lado, tendrá un
plazo mucho más largo y un pago mucho menos seguro. Para
tomar un ejemplo simple, si un pescador reportara grandes
agregaciones de peces mixtos juveniles y adultos, es posible que
un órgano rector elija cerrar la pesca en esa agregación. A corto
plazo, un cierre bien aplicado conducirá a una pérdida de captura e
ingresos para el pescador informante. Sin embargo, a la larga, al
menos mientras se requiera que los juveniles alcancen el tamaño
de cosecha,
la
pescador, pero solo como miembro de un grupo, posiblemente podría
encontrar mejores oportunidades de pesca. Si su expectativa de
beneficio futuro es positivo depende de manera crítica del sentido del
pescador del resultado biológico probable y de si es probable que
esté en condiciones de capturar cualquiera de los beneficios de ese
resultado. Tanto las expectativas de los pescadores sobre los
resultados biológicos como sobre su participación futura en ese
resultado son una función del régimen de gobernanza.
La forma en que la gobernanza afecta esas expectativas es el
tema de una gran literatura sobre recursos comunes (McCay y
Acheson 1987, Pinkerton 1989, Ostrom 1990, Hanna 1997). Entre
otras cosas, esa literatura ha llegado a enfatizar la importancia de
los grupos pequeños y las comunidades porque en estas
circunstancias, la elaboración de reglas es más fácil, el
cumplimiento es más alto y la aplicación es más barata. El
problema de “retroalimentación colectiva / sistemas complejos”
descrito aquí no contradice ninguna de las lecciones de esa
literatura. De hecho, un entorno complejo aumenta la importancia
de estas capacidades de gobernanza. Esto se debe a que el
cálculo de costo-beneficio que las personas deben tener en
cuenta en un entorno complejo no es sencillo. La "flexibilidad" de
los procesos reguladores naturales en este tipo de sistema
significa que cualquier conexión entre las restricciones de pesca y
los resultados biológicos es probable que sea ambigua, y cuanto
más largo sea el plazo y más específico de la especie el objetivo
de la restricción, menos seguro será el Salir. Como resultado, las
relaciones causales convincentes que a menudo se teorizan como
la base de la moderación egoísta tienden a estar ausentes o al
menos son tenues y siempre cambian.
El papel de la gobernanza en este tipo de situación no es
simplemente una cuestión de establecer y lograr el cumplimiento
de las reglas que tienen resultados bien conocidos. Hay un paso
previo crítico, es decir, la creación de condiciones que provocan
la provisión privada de conocimiento público sobre
la
medio ambiente y los jugadores humanos en ese
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medio ambiente. Este tipo de información es necesaria para tomar
decisiones colectivas razonables en un entorno complejo y es algo
que el régimen de gobernanza, especialmente la gobernanza
impersonal, no puede obligar. En consecuencia, debido a que el
costo individual de esas contribuciones privadas siempre es
positivo, lo que es importante para el pescador y para el colectivo
no es tanto el poder policial del estado, sino la expectativa de que
los términos bajo los cuales se proporciona la información
conducirán a beneficios resultados.
La gestión convencional hace todo lo posible por ignorar la forma en que
la complejidad afecta la elaboración de reglas y favorece, en cambio, un
modelo mental en el que el ecosistema y las poblaciones individuales
operan en algún tipo de mecanismo de mecanismo simple con clara,
aunque estocástica, causalidad y previsibilidad. Los derechos diseñados
usando este modelo mental producen un comportamiento consistente
con esa perspectiva, pero no necesariamente consistente con la
sostenibilidad. Los pescadores, por supuesto, persiguen su propio interés
lo mejor que pueden, independientemente de los derechos que se les
otorgue. Por ejemplo, cuando los derechos obligan a los pescadores a
pesquerías específicas de especies, esos derechos los exponen a las
dificultades de pronosticar, es decir, controlar los resultados a nivel de
especie. Esto no significa que no puedan desarrollar expectativas de
ganancia privada, pero sí significa que esas expectativas conducirán a
estrategias de pesca y a inversiones privadas en capital físico y humano
que reflejen los tipos de resultados biológicos que pueden producirse o
pronosticarse dados los términos específicos de la especie del derecho.
En particular, dado este desajuste particular de los derechos y el medio
ambiente, uno esperaría que un pescador maximizador racional tenga
una fuerte preferencia por el conocimiento y las actividades que enfatizan
relativamente predecible,
término corto
resultados, por ejemplo, maximizar su rendimiento de una clase de año
reclutado. Estas actividades no son necesariamente consistentes con la
sostenibilidad del sistema e, incluso con un excelente proceso de
gobernanza, pueden no hacer nada para prevenir, y pueden alentar
perversamente, la erosión de la estructura y función del ecosistema. De
manera similar, se puede esperar que los funcionarios públicos que
economizan que tienen la misma perspectiva temporal tengan fuertes
preferencias hacia políticas que respondan a estos incentivos privados.
El punto para los economistas es que el descuento que los individuos
aplican al valor futuro del recurso es una función de sus derechos, y que
los derechos de una sola especie crean fuertes sesgos a favor de las
altas tasas de descuento. Por otro lado, los derechos que son
congruentes con un subsistema, por ejemplo, un área particular del
océano,
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generar diferentes comentarios y patrones de aprendizaje egoístas.

Cambian la base de las expectativas individuales hacia cualquier
regularidad natural que sea consistente con el funcionamiento del
subsistema, no solo de una especie en particular. Si el número de
pescadores es limitado, tales derechos les dan la flexibilidad para adaptarse
a la variación compensatoria entre las poblaciones; Esto cambia su
horizonte de pronóstico individual a una escala temporal mucho más larga
de lo que probablemente sea el caso para cualquier población individual.
Tiende a internalizar las conexiones ecológicas y, por estas razones, en
presencia de una buena gobernanza, se puede esperar que tales derechos
generen fuertes incentivos para la adquisición privada y la provisión al
público de conocimiento sobre la dinámica a largo plazo de todo el
subsistema. Como se menciono anteriormente, Los derechos privados de
este tipo generarán, a través del proceso político, fuertes incentivos para la
adquisición administrativa y científica de conocimientos públicos
complementarios relevantes para el sistema. En efecto, se puede esperar
que un régimen de derechos basado en el sistema genere fuertes incentivos
para la adquisición de conocimiento público y privado que sea consistente
con la sostenibilidad del sistema y, lo que es más importante, reduzca la
tasa a la que se descuenta el futuro. Dichos derechos, por sí mismos, son
inadecuados para una solución al problema de los bienes oceánicos.
Todavía se requiere un buen gobierno para unir los derechos y la
organización ecológicamente congruentes en una solución colectiva viable.
Se puede esperar que un régimen de derechos basado en el sistema
genere fuertes incentivos para la adquisición de conocimiento público y
privado que sea consistente con la sostenibilidad del sistema y, lo que es
más importante, reduzca la tasa a la que se descuenta el futuro. Dichos
derechos, por sí mismos, son inadecuados para una solución al problema
de los bienes oceánicos. Todavía se requiere un buen gobierno para unir los
derechos y la organización ecológicamente congruentes en una solución
colectiva viable. Se puede esperar que un régimen de derechos basado en el sistema genere fuertes incentivos para la adquisición de conocimiento público y privado que sea
1) La organización del océano complejo.
Los ecosistemas se descomponen mejor o se conceptualizan
como un conjunto de subsistemas espacialmente anidados, casi
independientes.
2) Nuestra capacidad práctica para obtener buenos comentarios
El comportamiento de los sistemas oceánicos está limitado
principalmente por los costos de transacción colectiva en los que
incurrimos al adquirir conocimiento sobre su complejidad y
coordinar nuestro enfoque para su uso.
3) Una organización multiescala, congruente con
La estructura espacial del ecosistema, reduce los costos
de transacción de la gestión y facilita nuestra capacidad
colectiva de experimentar, aprender y adaptarnos a las
circunstancias locales y amplias de manera oportuna y
adecuada.
4) La capacidad de pronosticar estados futuros en el océano
sistemas es generalmente una función de la masa
biológica de la entidad bajo
consideración, es decir, abreviatura de organismos pequeños y
poblaciones pequeñas y más larga para organismos grandes,
poblaciones grandes y el sistema mismo.

CONCLUSIÓN 5) Los intereses personales de las personas y las

organizaciones los llevan a dirigir preferentemente su
El propósito de este documento es explorar la naturaleza de la adquisición del conocimiento del mundo natural, su
retroalimentación que surge de los vínculos socio-ecológicos en los adopción de nuevas tecnologías y su capital.
complejos sistemas de pesca adaptativa. En comparación con la inversiones hacia esos
gestión pesquera convencional, esta perspectiva lleva a diferentes actividades cuyos resultados pueden pronosticar y, dados
interpretaciones del impacto de la actividad humana en estos sus derechos, controlar.
sistemas y, por lo tanto, a diferentes ideas sobre cómo el
comportamiento social humano podría adaptarse mejor a la
estructura y función ecológica. En particular, desde esta perspectiva, 6) Los derechos individuales tienen que ser congruentes con la
estructura y función ecológica, es decir,
las estructuras de gestión, y basado en el sistema en lugar de basado en la especie, para
los derechos de pesca individuales que son los hijos intelectuales evitar incentivos de "bandido itinerante" y asegurar
de las teorías convencionales de poblaciones de peces a gran ese individuos egoísta
escala no logran vincular la actividad humana con la estructura y las acciones son consistentes con la escala temporal a largo
función ecológica. Tienden a alentar respuestas regulatorias que plazo requerida para la sostenibilidad, y
optimicen los objetivos bioeconómicos a corto plazo, previsibles;
Esto conduce a la erosión involuntaria de la estructura y función del
ecosistema y, en consecuencia, disminuye la sostenibilidad del 7) La ambigüedad de causa y efecto en un
sistema. sistema natural complejo otorga una alta prima a
la adquisición continua de

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sistema de información relevante y, por eso, en Centro Nacional de Análisis y Síntesis Ecológicos, Grupo de
relativamente personal formas de trabajo sobre gestión basada en ecosistemas oceánicos: el
gobierno que puede generar las garantías papel de la zonificación.
necesarias para presentar la provisión privada de
esa información.

Desde una perspectiva práctica, la mejora de la

retroalimentación con el fin de mejorar la ciencia y la
gestión requerirá una gobernanza multiescala que
LITERATURA CITADA Acheson, JM 2003. Capturando los bienes
comience a escala local, en la que los límites más
efectivos de las localidades estén definidos por la
comunes.
organización espacial del ecosistema. Requerirá,
Prensa universitaria de Nueva Inglaterra. Hanover, Maine, Estados Unidos.
además, una organización policéntrica que sea capaz de
establecer los flujos eficientes de información y los
intereses compensatorios necesarios para compensar la
Ames, EP 1997. Las zonas de desove de bacalao y eglefino del Golfo
capacidad siempre imperfecta de unir la organización
de Maine desde Grand Manan hasta Ipswich Bay. Páginas 55-64 en
humana con la complejidad de la organización ecológica.
Las implicaciones de las poblaciones pesqueras localizadas. Servicio
Esta organización tendrá que estar respaldada por los
de Recursos Naturales, Agricultura e Ingeniería, Ithaca, Nueva York,
derechos individuales de los peces que sean
EE. UU.
congruentes con la estructura espacial y temporal del
ecosistema, es decir, reglas y aparejos de pesca
Ames, EP 2004. Estructura del stock de bacalao del Atlántico en el Golfo
basados ​en áreas, multiespecies o subsistemas,
de Maine. Pesca 29: 1)
diseñados para acomodar el comportamiento de escala
fina de organismos individuales y poblaciones.
Apollonio, S. 2002. Perspectivas jerárquicas sobre las complejidades
marinas. Columbia University Press, Nueva York, Nueva York, Estados
Unidos.

Arrow, K. 1974. Los límites de la organización. Norton, Nueva York, Nueva

York, Estados Unidos.

Beverton, R. 1998. Pescado, realidad y fantasía: una visión a largo

Las respuestas a este artículo se pueden leer en línea en:
http://www.ecologyandsociety.org/vol11/iss1/art9/responses/ plazo. Reseñas en Biología de peces y pesca
8: 229-249.

Conover, DO 2000. Darwinian fishery science.

Expresiones de gratitud: Serie de Progreso de Ecología Marina. 208: 303-307.

En el transcurso de los diversos borradores de este documento, Cooper, A. y M. Mangel. 1999. Los peligros de ignorar la
he recibido comentarios útiles y desafiantes de varias estructura de la metapoblación para la
personas. Incluyen dos revisores anónimos, Spencer Apollonio, conservación de salmónidos. Boletín de Pesca
Dana Rice, Ted Ames, Heather Deese, Yong Chen, Carl 97: 213-226.
Wilson, Jim McCleave, Elinor Ostrom, Les Kaufman, Heather
Leslie y Charles Curtin. También quiero agradecer a mis Costanza, R., R. Andrade, P. Ataunes, M. van den Belt, D.
estudiantes en el programa de doble titulación en ciencias Boersma, D. Boesch, R. Catarino, S. Hanna, K. Limburg, B.
marinas que soportaron muchas de estas ideas cuando no Low, M. Molitor, J. Pereira , S. Rayner, R. Santos, J.
estaban bien formados y a los muchos pescadores de Maine y Wilson y M. Young. 1998. Principios de gobernanza
miembros de la Iniciativa Downeast que pacientemente (a sostenible de los océanos. Ciencias 281: 198-199.
veces) discuten estos asuntos. El apoyo para el trabajo que
lleva a este artículo proviene de Maine Sea Grant, el Programa
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