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INTEGRANTES

Melany Haideet Peralta Trinidad


Mahiara Zandonai Cibils
Lucia Monserrat Olmedo Aguinagalde
TEMA
Alfalfa

PRADERAS Y FORRAJES
ALFALFA

¿Qué es alfalfa?
Llega a alcanzar una altura de un metro Es una leguminosa forrajera que se utiliza
fundamentalmente para aportar proteína de gran calidad, macronutrientes, micro,
minerales y vitaminas de forma natural en la ración del ganado. Además, es una fuente
importante de fibra efectiva, muy necesaria para animales rumiantes.

La Alfalfa se utiliza como alimento de ganado vacuno, ovino, porcino, caballos y aves
de corral, la alfalfa es utilizada como heno en regiones que tienen elevadas horas de
radiación solar, escasas precipitaciones y temperaturas elevadas durante el periodo de
producción.

Es una planta que se utiliza ampliamente como pasto y con este propósito se cultiva
intensivamente en el mundo entero. Tiene un ciclo vital de entre cinco a doce años
dependiendo de la variedad utilizada, así como del clima, en condiciones benignas puede
llegar a veinte años, desarrollando densas agrupaciones de pequeñas flores purpuras. Sus
raíces suelen ser muy profundas, pudiendo medir hasta 4,5 metros.

De esta manera, la planta es especialmente resistente a la sequía, con un genoma


tetrapoide, es una especie que muestra auto toxicidad, por lo que es difícil para su
semilla crecer en cultivos ya existentes, se recomienda que sus cultivares se roten con
otras especies (maíz o trigo) antes de resembrar.

USOS

La Alfalfa como todas las leguminosas poseen nódulos que contienen las bacterias
Sinorhizobium meliloti, con habilidad de fijar nitrógeno, incrementando el N del suelo,
incluso las personas pueden ingerirlas en ensaladas y jugos, pues se ha demostrado que
contiene cantidades de nutrientes; sales minerales, en especial calcio, potasio, hierro y
fosforo, vitaminas (C, D, E y K).

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SIEMRA DENSIDAD

La densidad de siembra recomendada es de 10 a 12 kg de semilla por hectárea, la que


deberá ser depositada a una profundidad no mayor a 2 cm. La alfalfa suele sembrarse
pura, lo más probable es que la siembra se haga sobre terreno preparado con
anticipación, pero también puede realizarse en siembra directa.

REQUERIMIENTOS CLIMATICOS

Se produce en áreas irrigadas, cálidas, áridas o semiáridas y con una larga estación de
crecimiento. Estas condiciones son óptimas para la floración y polinización de la alfalfa
y permite una cosecha en tiempo.

Inversamente, alta humedad relativa del aire y lluvias al momento de la floración


reducen la producción de semillas.

Jiménez y Martines (1894); Horrocks y Vallentine (1999), mencionan en su


investigación que la variación de temperatura y humedad, afectan el crecimiento de las
especies forrajeras. Sin embargo, por otro lado, Alcántara y Trejo (2007), consignan que
la adquisición de recursos ambientales (luz, CO2, temperatura y humedad), depende de
la proporción de hojas, tallos y raíces de las plantas que, mediante los procesos
fisiológicos de fotosíntesis, adsorción de aguas y nutrientes, crecimiento y desarrollo,
determinan la productividad de las plantas. El mayor crecimiento, división y
alargamiento celular.

Por ello, las condiciones edafológicas de un ambiente particular, determinan los patrones
de crecimiento estacional de las especies forrajeras predominantes; en igualdad de
condiciones de manejo, las diferencias de producción total y estacional, dependerán de
la especie y de su integración con los elementos climáticos, tales como la precipitación,

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tasa de evaporación, temperatura, viento, horas e intensidad luminosa (Hernández-
Garay y Martínez, 1997).

Hay diversos factores que determinan la magnitud del crecimiento de una pradera, tales
como las prácticas de fertilización, frecuencia y severidad de la cosecha, crecimiento
vegetativo y reproductivo de la planta, variedades utilizadas y tipos de suelo y clima
(Tablada 1998).

Horrocks y Vallentine (1999) mencionan que la capacidad que posee una pradera para
producir materia seca, depende de la disponibilidad de nutrientes, agua y principalmente
del grado de intercepción de la radiación solas por las hojas. Con el aumento de la
cantidad de hojas se tiene una mayor intercepción de luz, pero las hojas de los estratos
inferiores reciben menor intensidad y calidad de luz, por lo que provocan la reducción
del crecimiento o de la tasa de asimilación neta; por ello el mayor rendimiento de los
forrajes, coincide con el mayor índice de área foliar y la mayor masa foliar verde.

En las leguminosas y en particular con las alfalfas, al realizar prácticas agronómicas


como inoculación, encalado y fertilización, se aumenta el rendimiento y se eleva el N y
P en el follaje.

Así también el estudio consigna que el utilizar abonos orgánicos como fuentes de
nutrientes, ayudan a mejorar las propiedades físicas del suelo y por tanto se obtiene
mayores rendimientos de materia seca. La semilla de alfalfa comienza a germinar a
temperaturas de dos a tres grados, siempre que los factores restantes (humedad,
fertilizantes) no actúan como limitantes.

La germinación es más rápida cuando más alta sea la temperatura, hasta alcanzar el
óptimo, distintos son los requerimientos en temperaturas para las plantas en crecimiento
y producción forrajera como son registrados en el estudio realizados por los
profesionales en el área.

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Durante los meses fríos, la alfalfa detiene su crecimiento. Al iniciarse la elevación de la
temperatura, las cuales son propias de primavera y verano. La alfalfa, especialmente
algunas variedades toleran temperaturas muy bajas, con la temperatura media la
producción ya es importante.

REQUERIMIENTOS DE AGUA

La alfalfa es considerada como planta resistente a la sequía. Naturalmente la cantidad


necesaria de agua para el desarrollo de la alfalfa depende de varias condiciones de clima
(Temperatura, humedad ambiental, viento) y suelo.

En general, se considera que para producir un kg de MS por la planta de alfalfa se


necesitan 700 a 800 kg de agua, mientras que los cereales de invierno (cebada y trigo)
solamente necesitan de 500 a 600 y el maíz y el trigo de 300 a 350 kg. La limitación de
agua restringe la producción de la alfalfa, pero no llega a frenar por completo su
crecimiento, así también la alfalfa es sensible a la inmersión, especialmente cuando se
encuentra en periodo de crecimiento activo.

Durante el invierno aún puede tolerar el encharcamiento por periodos reducidos


(aproximadamente por dos a tres días) si el tiempo se prolonga o se encuentra el cultivo
en plena estación productiva, entonces los rendimientos descienden rápidamente, debido
al alto porcentaje de plantas que mueren al no poder respetar las raíces.

SUELOS

La alfalfa es una planta cuyo valor optimo de PH se sitúa en la zona de neutralidad,


tolera mejor la alcalinidad que la acidez. Sin embargo, cuando la alcalinidad valores
altos, la disponibilidad de ciertos elementos, tales como el fosforo, hierro, magnesio,
boro y zinc, es reducida llegando a algunos casos hasta limites inadecuados para la vida
de la planta.

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La salinidad en los suelos es consecuencia de distintas causas, al realizar riegos con mal
drenaje, puede producirse acumulación de sales por dificultad de eliminación de las
mismas.

Los problemas se complican cuando se utiliza agua con altos niveles de sales, aunque
solo sea temporalmente. En condiciones de cierta aridez, cuando a la escasez de
precipitación se una la intensa evapotranspiración, las sales llevadas a la superficie por
capilaridad no son obligadas a descender por lavado de las lluvias y la capa arable del
terreno va elevando el contenido de sales, por último, cuando la presencia de una capa
de agua salada próxima a la superficie permite la ascensión de las sales por capilaridad.

El efecto que ocasiona la salinidad es que limita la absorción de agua por la planta,
probablemente por diferencias en la presión osmótica entre la raíz y las partes aéreas. El
aumento de salinidad en el suelo produce disturbios en el equilibrio entre la raíz y la
parte aérea y por ello, aquellas plantas con mayor desarrollo radical aparecen con mas
resistentes a la salinidad ya que las raíces alcanzan niveles del suelo donde la salinidad
no es ya tan extrema y resulta mas tolerable.

La acidez es probablemente uno de los factores que resultan de mayor trascendencia en


la limitación del área de cultivo en la alfalfa en todo el mundo. El PH optimo para el
cultivo de la alfalfa seria 7.2, siendo necesario recurrir a encalados siempre que se
estuviera por debajo de 6.8. La acidez del terreno determina fundamentalmente: a) la
nodulación y consecuentemente, la nutrición nitrogenada de la planta, b) la utilización
del ion calcio y c) la adsorción de los iones aluminio y magnesio, con los posibles
efectos tóxicos que ocasiona un exceso de los mismos.

El Rhizobium meliloti, es la bacteria nodulante en la alfalfa, es una especie neutrófila


que no se produce con pH inferior a 5. Para PH inferiores a 6 conviene encalar los suelos
cuando menos cada dos años, con el objetivo de prolongar la vida del cultivo.

Existe una cierta incompatibilidad, en relación a su absorción por las raíces de la alfalfa,
entre los iones calcio, por un lado y el aluminio y magnesio, por el otro, ya que la acidez

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del suelo se encarga de acentuar a favor de estos últimos, los cuales son tóxicos para la
planta.

DRENAJE DEL SUELO

La alfalfa se desarrolla óptimamente en suelos profundos y bien drenados. Cuando


existen encharcamientos por periodos prolongados, las raíces mueren lentamente por
asfixia, lo cual puede evitarse con un buen trazo de riego que permita una distribución
uniforme del agua en el terreno.

Paralelamente los excesos de humedad traen consigo l acumulación de sales en los


horizontes superiores de suelo, las sales prefieren los suelos profundos, donde
encuentran espacios suficientes para extender y desarrollar sus abundantes raíces.

Se ha determinado que la profundidad del suelo tiene un efecto directo sobre el


rendimiento de esta especie forrajera, siendo inversamente proporcional, esto es que a
menores profundidades del suelo el rendimiento de la alfalfa es menor , de esta forma
para lograr mejores producciones, se deben seleccionar suelos de profundidad igual o
superior a 40 cm, cuando el suelo tiene dificultades de drenaje, el agua se estanca,
expulsando el aire de los poros del mismo y empobreciéndose paulatinamente el
oxígeno.

Las raíces por la falta de oxigeno se asfixian, si el drenaje mejora, el agua de riego o
lluvia se renueva con frecuencia en el suelo y ella trae disuelto el oxígeno, puesto de esta
manera al alcance de las raíces de la planta.

SIEMBRA

En cada uno de los ambientes, la siembra se realizará en hileras, separadas unas de las
otras a una distancia aproximada de 80 cm, respetando los linderos con las otras
subparcelas, para un total de 20 hileras en toda la parcela.

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RECOMENDACIONES DE FERTILIZACION

Los requerimientos de nutrientes para la alfalfa son relativamente altos comparados con
otros cultivos. Cada tonelada de MS de alfalfa retira cerca de 25-30 kg de nitrógeno (N)
por hectárea, 18-25 kg de potasio (K), 12 kg de calcio (CA), 3 kg de fosforo (p) y entre
4-8 kg de sodio (S) y magnesio (MG) por hectárea. Los requerimientos de fosforo y de
azufre son muchos mas altos que para potasio, Magnesio (MN), Zinc (Zn), hierro (FE) y
boro (B).

NITROGENO

cantidades apreciables de abonos de origen animal, como estiércoles, efluentes de


lechería u otras fuentes orgánicas de N, también reducirán la proporción de N fijado
biológicamente. La probabilidad de una respuesta al agregado de N es generalmente más
grande en suelos de textura gruesa con bajo contenido de materia orgánica. El
fertilizante nitrogenado puede requerirse para un máximo de producción y calidad del
alfalfar si las raíces estuvieran mal noduladas Esencialmente todo el nitrógeno,
requerido por la alfalfa ya establecido se lo proporciona la relación simbiótica con las
bacterias Rizobium fijadoras de N, además del N mineralizado por la materia orgánica
del suelo. En la región pampeana argentina, para alfalfas con una producción variable de
6 – 18 kg MS/ha, se ha encontrado una variación en la fijación simbiótica de 120 – 450
kg N/ha. Esto representa entre un 25 y 80% de lo que consume el cultivo. Las
aplicaciones de N al voleo en superficie en general no aumentan la producción, la
calidad o el vigor del stand. Por el contrario, lo más probable es que beneficie a las
gramíneas o malezas, que tienen mejores sistemas radiculares aptos para captar el N
disponible en superficie, lo que lleva, en consecuencia, a disminuir el stand en el
mediano plazo. Sin embargo, una aplicación moderada a baja, entre 20 a 40 kg de N por
ha, puede ser provechosa durante el establecimiento del stand de plantas antes de la
nodulación de las raíces. En planteos en los cuales se incorpora una avena u otra

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gramínea anual junto con la siembra de alfalfa, ese N aplicado sería probablemente muy
necesario para la producción y eventual aprovechamiento siguiente del grano o del
residuo que se vuelve al suelo.
Dosis de N utilizado en mayores cantidades pueden inhibir la nodulación, disminuir la
fijación simbiótica de N y favorecer la profusión de malezas, resultando en una
reducción de crecimiento o de calidad de la alfalfa cuando se la coseche.

BENEFICIOS PARA LA SALUD

Se utilizan las hojas de alfalfa, frescas o deshidratadas. Así, se le atribuyen propiedades


antianémicas, hemostáticas, antihemorrágicas, antiinflamatorias, vitamínicas,
remineralizantes, diuréticas, reconstituyentes, emenagogas, galactógenas, digestivas y
ligeramente hipolipemiantes.
Anemia ferropénica: Cuando el organismo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. El
aporte de hierro y otros minerales que proporciona la ingesta de alfalfa, de fácil
asimilación, ayuda a producir nuevos glóbulos rojos, lo que contribuye a plantar cara a
la anemia. Se destina igualmente a paliar la deficiencia en vitaminas y minerales, en
estados de debilidad, fatiga, estrés y también por menstruaciones abundantes y
persistencia de sangrados diversos. La vitamina K, presente en la alfalfa, le confiere una
gran capacidad antihemorrágica y hemostática. Se revela como una buena ayuda para
tratar hemorragias nasales, capilares, gástricas y uterinas, así como para aplicar sobre
hematomas producidos por algún golpe o contusión. Se muestra también útil para aliviar
el sangrado en hemorroides y varices, en tal caso en tratamientos de larga duración y en
combinación con hierbas mejor dotadas para tal finalidad.
La alfalfa se considera una buena aliada de la salud de la mujer. Se recomienda como
apoyo durante la menopausia. Y es que, puede actuar como un sustituto natural de las
hormonas por el efecto estrogénico que le confieren moléculas presentes en la alfalfa
como el cumestrol o las isoflavonas. Contribuye a aliviar algunos de los síntomas de este
periodo, como sofocos, sudores nocturnos, debilidad, migraña y fatiga crónica.

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ANEXOS

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BIBLIOGRAFIA
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