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Índice

28 la batalla por la antropologÍa


el legado de alfonso caso
Salvador Rueda

52 del gabinete de antigüedades al Mna


la identidad desenterrada
Eduardo Matos

72 los aÑos de prUeba


la historia inédita de Un origen
Miruna Achim

94 la galerÍa de los Monolitos


historia de la creación de la sala Mexica
Colette Almanza

116 el MUseo olvidado


Un sUeÑo natUralista
Frida Gorbach

126 los dibUjantes del MUseo nacional


la constrUcción de Un conociMiento visUal
Thalía Montes

158 el espejo qUe retrata


Un Modelo a Medida: el MUseo del trocadero de parÍs
Antonio Saborit

168 la UtopÍa constrUida


el MUseo en el bosqUe de chapUltepec
Ana Garduño

188 raMÍrez vázqUez, el estratega


la arqUitectUra coMo herraMienta
Frida Escobedo

220 cronologÍa
del MUseo nacional de México
al MUseo nacional de antropologÍa (1825-1964)
Claudia Barragán

269 notas

273 directores del MUseo nacional


de antropologÍa (1825-2014)
María Trinidad Lahirigoyen y Ana Luisa Madrigal
los aÑos de prUeba
la historia inédita de Un origen

MirUna achiM
E l primer medio siglo de vida del Museo Nacional
de México se conoce tan poco que ha dado
lugar a especulaciones diversas. Hay quienes han
Anticuaria (1805-1808) y en sus viajes particulares.
Por lo tanto, lejos de representar la ruptura con el
pasado colonial de México, el Museo Nacional venía
querido reconocer en aquel pequeño museo, que ocupó a dar continuación a prácticas y proyectos forjados
entre 1825 y 1867 unos cuantos salones y parte del en los espacios de sociabilidad y en las oicinas
patio de la céntrica Nacional y Pontiicia Universidad del virreinato.
de México, un espacio para imaginar la identidad de Por otro lado, quienes se ocuparon en un
la nación mexicana, y quienes no han visto en la principio de él eran hombres educados en las escuelas
mezcla singular y bizarra de sus objetos sino un ensayo y seminarios de la Nueva España. Ignacio Cubas,
algo malogrado hacia la construcción de un museo a cargo temporalmente del Museo durante su primer
nacional. Algunos historiadores han pensado los año, había sido miembro de la Junta de Antigüedades
estantes y escaparates abigarrados del Museo como creada por el virrey José de Iturrigaray para revisar
dispositivos para disciplinar el gusto, la mirada y el los resultados de las expediciones de Guillermo
patriotismo del público, mientras otros han reparado Dupaix; Isidro Ignacio de Icaza, primer conservador
en que el amontonamiento de objetos y el hecho de del Museo, había estudiado teología en la Real y
que el Museo permaneciera cerrado tan a menudo Pontiicia Universidad de México; Pablo de la Llave,
no servían para educar. Finalmente, hay quienes han el encargado de las colecciones de historia natural y,
recordado el museo de la primera mitad del siglo xix a partir de 1831, presidente de la Junta Directiva,
como un heroico paso original que culminaría en había sido ayudante en el Real Gabinete de Historia
el Museo Nacional de Antropología (MNA) casi un Natural de Madrid en la segunda década del siglo xix;
siglo y medio después. inalmente, Lucas Alamán, el ministro cuya oicina
Aunque nada de lo que se ha dicho está del todo aprobaba los gastos del Museo y cuya correspondencia
equivocado ni es del todo cierto, hace falta escribir con prestigiosos naturalistas europeos aseguró la
la historia del primer Museo Nacional de México entrada e intercambio de objetos entre el Museo
no desde nuestras expectativas actuales, sesgadas Nacional de México y varios gabinetes transatlánticos
por las últimas teorías en boga, respecto a qué es y durante un tiempo, se había educado en el Real
qué hace un museo, sino para reconstruir qué fue Seminario de Minería.
y qué trató de hacer el Museo en medio de
circunstancias políticas, económicas y culturales muy
particulares. A grandes rasgos, la fundación del Museo
Nacional de México —que se debió en gran parte
U n decreto dictado por el presidente Guadalupe
Victoria en marzo de 1825 formalizó la
fundación del Museo Nacional y en 1831 el Congreso
a la voluntad y capacidad de cabildeo político de Lucas mexicano aprobó el reglamento redactado por Icaza
Alamán, el joven ministro de Relaciones Interiores para su administración. Allí se especiicaba, entre
y Exteriores de la Primera República mexicana— otras cosas, que el establecimiento comprendería
releja una tendencia generalizada entre los países antigüedades, productos industriales, historia natural
recién independizados de la América española: la de y un jardín botánico, que quedaba a cargo de una junta
crear museos nacionales o regionales. Así, Chile tuvo directiva compuesta por siete individuos y que el
su primer museo en 1822, Argentina y Colombia gobierno disponía de 3,000 pesos para la compra de
en 1823, Perú en 1826, Bolivia en 1838. Fundar objetos. Además del paso del Museo a la jurisdicción
museos se seguía de fundar naciones independientes. de una recién formada Dirección General de
Pero si el Museo Nacional de México era efecto del Instrucción Pública en 1833, estas decisiones oiciales
proceso de independencia de México, también era resumen la historia legal del sitio en su primer medio
legado del recién abolido virreinato. El núcleo de siglo. Pero la ley nunca fue lo mismo que la práctica
su colección lo integraban en aquel momento inicial y, aunque el Museo obtuvo reconocimiento oicial,
objetos de historia natural, reunidos en gabinetes esto no signiica que hubiera logrado visibilidad
privados en las postrimerías de la colonia, y antigüedades institucional o que contara siempre con el respaldo
y reportes anticuarios recogidos por el capitán oicial y material que necesitaba para llevar a cabo
Guillermo Dupaix durante la Real Expedición sus actividades.

Guillermo Dupaix, Descripción de monumentos antiguos mexicanos, 1794.


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Así lo maniiestan las peticiones de adquisición
de objetos por parte de sus encargados, a menudo
pospuestas o desatendidas: fue el caso del mineral
C omo lo relejan sus inventarios a lo largo de estos
años, el Museo acumularía antigüedades
prehispánicas y copias de algunas de las antigüedades
treinta. Pero el ediicio fungía en aquel momento
como cuartel para los soldados. En los cincuenta,
el entonces director del Museo, José Fernando Ramírez,
sucio y destructor [como] un animal puede ser un
soldado mexicano.”
Aunque indudablemente tenía algo de cierto
de plata de Batopilas, de los huesos de mamut de del Viejo Mundo, colecciones mineralógicas, conchas, volvió a insistir y pidió unos salones en el Palacio (incluso mucho), la pintoresca descripción de Tylor,
Texcoco, de las antigüedades de Chiapas que Icaza animales disecados, muestras de carbón mineral, Nacional sobre la calle de Moneda, donde el Museo como tantas otras crónicas de viaje, pretendía sobre
adquiriría para el Museo a inales de la década monedas, una copia de la Declaración de fue inalmente trasladado en 1867, por decreto del todo justiicar la exportación de antigüedades
de 1820. En un país dividido políticamente entre Independencia de los Estados Unidos, los retratos de emperador Maximiliano. mexicanas por extranjeros al argumentar que los
centralistas y federalistas, no era claro para todos los virreyes de la Nueva España y de la familia real Pero, si las autoridades federales no parecían mexicanos, como los “bárbaros” del sur de Europa,
por qué los objetos debían acabar en un museo de Francia, la armadura de Hernán Cortés, un ídolo de siempre dispuestas a resolver los problemas del Museo, no se interesaban por, o no sabían cómo, cuidar
en la capital del país. Lorenzo de Zavala, jefe político madera de Nueva Zelanda, un castillo de paja hecho a veces incluso agravaban su situación: por ejemplo, sus antigüedades. En México, como en la Grecia
del estado de México, por ejemplo, se opuso al traslado por un reo en la cárcel y hasta unos estantes con al convertir el ediicio de la Universidad en cuartel del siglo xix, existían, por cierto, leyes que impedían
a la Ciudad de México de los huesos del mamut falsiicaciones de antigüedades mexicanas. Por extraña militar. De la visita del futuro antropólogo británico la extracción de antigüedades, pero en México la ley,
desenterrados en Texcoco. Para 1830, empezaron a que parezca esta mezcla, el Museo Nacional de México Edward Burnett Tylor al Museo en el año 1856 expedida en 1827, era difícil de hacer cumplir:
aparecer museos —públicos y privados— en otros no era tan distinto de los demás museos de su tiempo, tenemos el siguiente testimonio: “Nos sorprendimos conlictos entre intereses centrales y regionales,
estados de la República, como el de Oaxaca y el de desde el de Londres hasta el de Filadelia. Más que la bastante cuando, al llegar a la puerta que abría al la pésima condición de los caminos, la misma
los padres Camacho en Campeche. Tampoco había gran diversidad de sus colecciones, el problema era patio, nos paró un centinela para preguntarnos topografía del país, que aislaba la capital del resto
un consenso sobre qué objetos tendrían que estar la falta de espacio para organizarlas y exhibirlas; dónde qué queríamos. La planta baja [del edificio] había sido de México por medio de un círculo de montañas,
en el Museo. Por ejemplo, a una circular del año 1827 poner todos sus objetos fue un problema desde los convertida en cuartel para los soldados. Como y la corrupción de los agentes de aduana hicieron
del gobierno federal dirigida a los gobiernos estatales primeros momentos después de la fundación del [este piso] se usaba para las piezas de escultura más más fácil que un pesado relieve de Palenque
para pedirles que mandaran a la capital “objetos Museo, e Icaza pidió más salones en la Universidad. pesadas, la escena era bastante curiosa. Los soldados saliera del país por vía marítima, desde Tabasco,
de importancia”, Chihuahua respondió enviando Después del fallido intento de acomodar la colección habían volteado algunos de los ídolos más pequeños en lugar de ser depositado en el Museo en la Ciudad
pedazos de plata, California remitió pieles de nutria de Lorenzo Boturini en el Museo —con la cara abajo y, sentados cómodamente sobre sus espaldas, de México. Si agregamos a ésto que muchos de
y modelos de canoas de la bahía de Kotzebue consecuencia de que los códices más representativos jugaban cartas. Con ídolos y otras piedras esculpidas los contrabandistas en antigüedades mexicanas
—procedentes del comercio con las colonias rusas de Boturini acabaran en manos del coleccionista apoyadas contra la Teoyaomiqui [Coatlicue], la gran eran a su vez agentes comerciales y diplomáticos,
en Alaska—, mientras que el jefe político de Yucatán francés Jean Marius Aubin y, inalmente, en la diosa de la guerra, un soldado emprendedor había es decir, gente que conocía muy bien el sistema
respondió diciendo que en su estado no había nada Biblioteca Nacional de Francia—, la Junta Directiva construido una conejera y criaba conejos allí. Uno se comercial y político mexicano, entendemos
digno de atención, más allá de algunos pájaros del Museo duplicó sus esfuerzos, solicitando el antiguo puede imaginar el estado del lugar dejado a las por qué el tráico en antigüedades mexicanas era
de bello plumaje. ediicio de la Inquisición a principios de los años anchas de un regimiento mexicano si sabe qué tan prácticamente inevitable.

Guillermo Dupaix, Antiquités mexicaines, París, 1834.


CEHM, GRUPO CARSO, FUNDACIÓN CARLOS SLIM

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Empezamos a vislumbrar en estas pocas páginas compuesta de setenta pájaros de África [y] diez y ocho
algunos de los retos más apremiantes a los cuales de México, disecados, armados y colocados en sus
se enfrentó el Museo Nacional de México durante nichos, e igualmente otra de mariposas e insectos con
las primeras décadas después de su fundación: la falta marco y vidrio”. A cambio de sus colecciones de
de recursos materiales (desde fondos hasta espacios) pájaros y mariposas, Baradère recibió del Museo copias
y de apoyo gubernamental para obtenerlos; de los reportes de las expediciones anticuarias de
la competencia extranjera por ciertos objetos, Guillermo Dupaix, junto con ciento cuarenta y cinco
especialmente antigüedades; y una situación política dibujos de antigüedades realizados por Luciano
muy inestable que difícilmente conducía al Castañeda, el acompañante de Dupaix. Del gobierno,
fortalecimiento de grandes proyectos nacionales. Baradère obtuvo permisos para llevar a cabo
Y, sin embargo, contra viento y marea, el Museo excavaciones anticuarias en diferentes sitios,
sobrevivió a su primer medio siglo. No fue el caso incluyendo las ruinas de Palenque y Mitla,
de todos los museos nacionales fundados en la América y se comprometió a entregar al Museo la mitad de los
española en la primera década después de la objetos encontrados a cambio de una indemnización,
independencia: algunos desaparecieron. Pero el en dinero o en especie: Baradère se llevaría consigo
lamante Museo Nacional que abrió sus puertas a Europa la otra mitad, a condición de que en el Museo
en la calle de Moneda a principios de los años setenta hubiera duplicados u objetos muy parecidos. Baradère
no había sido improvisado de la nada. Para 1867, también prometía, al regresar de sus expediciones,
el Museo contaba con una colección mucho más rica armar para el Museo otros cuarenta y dos pájaros.
que aquélla con la cual había empezado en 1823. Baradère nunca llegó a Palenque y tampoco
No se trató, como veremos a continuación, al recordar regresó a la Ciudad de México. Para inales de 1829
algunos episodios de su historia temprana, solamente se encontraba de vuelta en Francia, donde la colección
de ensayar estrategias para acumular cosas sino, al de antigüedades que había adquirido durante
mismo tiempo, de investirlas de valores —simbólicos, su estancia de casi dos años en México y, sobre todo,
cientíicos, políticos— que justiicaran su pertenencia sus copias de las expediciones de Dupaix, causaron
a una colección nacional. gran sensación entre las sociedades eruditas de París.
Unos años después, Baradère publicaría los

E n una carta fechada el 7 de abril de 1829, Icaza


informaba al Despacho de Relaciones Interiores
y Exteriores sobre un trueque entre el Museo y
manuscritos de Dupaix y las ilustraciones de Luciano
Castañeda en una edición lujosa de dos tomos,
Antiquités mexicaines, donde participaban, entre otros,
el viajero francés Henri Baradère, venido a México escritores de la talla del vizconde de Chateaubriand
en 1828 a establecer una colonia francesa en y algunos de los anticuarios más célebres del
Coatzacoalcos. Después del sonado fracaso del momento: el estudioso de antigüedades americanas
proyecto de colonización, Baradère llegó a la Ciudad David Bailie Warden y el decano de la egiptología
de México y ofreció al Museo “una colección Alexandre Lenoir.

Guillermo Dupaix, Descripción de monumentos antiguos mexicanos, 1794.


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Junto con las ambiciosas publicaciones sobre Para esos tres números de la Colección de las
antigüedades mexicanas tituladas Antiquities of Mexico, antigüedades mexicanas que ecsisten [sic] en el Museo
editadas por Lord Kingsborough en Londres, el libro Nacional, Icaza recurrió al artista prusiano Jean-Frédéric
de Baradère dio un impulso importante al estudio del Waldeck, ya asociado con la ilustración de
México antiguo, y particularmente a las investigaciones antigüedades mexicanas —Waldeck había colaborado
sobre la relación entre las antiguas civilizaciones en un libro sobre Palenque antes de llegar a México—
de México y las del Viejo Mundo. Y, aunque para el y uno de los pocos hombres en el México de entonces
siglo xix las comparaciones entre el México antiguo que sabía manejar una prensa litográica. Durante los
y Egipto, China o India no eran nuevas, la publicación siguientes años, la colaboración del Museo con artistas
de las expediciones de Dupaix en inglés y en francés extranjeros, como Maximilien Franck y Carl Nebel,
dio rienda suelta a especulaciones de todo tipo en torno entre otros, se estrecharía. En este contexto, la decisión
a la naturaleza de estas relaciones. El Nuevo Mundo de Icaza de encargar una copia de los documentos de
no era tan nuevo a in de cuentas. Dupaix, con el propósito de que se publicara en
En cuanto al Museo, no recibió los cuarenta Francia, no es difícil de entender. Era una manera de
y dos pájaros que le prometía Baradère a su regreso, dar visibilidad al Museo mismo, de presentarlo como
ni su parte de las antigüedades que éste reunió participante en las incipientes redes donde se traicaban
durante sus viajes por México. Además, las colecciones conocimientos sobre las antigüedades americanas y,
de pájaros que Baradère le había cedido antes de irse a veces, los objetos mismos. En esto, Baradère no le
cayeron presa de la polilla muy pronto. Aun si el fallaría a Icaza: en su prólogo al libro incluyó un largo
francés hubiera respetado su parte del trato, desde reconocimiento al Museo y la predicción de que
casi dos siglos de distancia es difícil no pensar pronto se convertiría en la institución propia de un
que Icaza se equivocó o se dejó engañar al apoyar país civilizado.
las condiciones del canje con Baradère. Cambiar Por otro lado, habría otra razón de peso en la
documentos que relacionamos con la memoria decisión de Icaza de tratar con Baradère: en el Museo
de la nación por una colección de pájaros disecados Nacional, que reunía antigüedades y objetos de
sería incomprensible en la actualidad. historia natural entre sus acervos, los pájaros exóticos
Hoy asumimos de antemano que los manuscritos de Baradère tenían un atractivo particular.
y las antigüedades no son transferibles y que la El presupuesto reducido del Museo impedía que
elección entre objetos arqueológicos provenientes de emprendiera grandes expediciones, naturalistas
épocas perdidas en la noche de los siglos o pájaros o anticuarias, y, muchas veces, los objetos llegaban
Lord Kingsborough, Antiquities of Mexico (Códice Kingsborough), Londres, 1830-1848.
suplidos sin cesar por la naturaleza es un acto carente CONACULTA-INAH-BIBLIOTECA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA al Museo por canje o por donación. Los pájaros
de sentido. Sin embargo, en su carta al Despacho de africanos que Baradère ofrecía no sólo eran exóticos
Relaciones Interiores y Exteriores, Icaza se jactó y, por lo tanto, imposibles de adquirir de otra manera,
de las ventajas del canje que celebró con el francés. sino que, a decir del encargado de la colección de
Y claramente el Despacho también apreció el historia natural, Pablo de la Llave, estaban bien
intercambio, porque lo aprobó. Hay, como vemos, y el viajero francés constituía un contacto inicial entre de manuscritos y dibujos de las expediciones de preservados, en un momento en el que la taxidermia
una evidente discrepancia entre los juicios de valor el Museo y sus visitantes extranjeros, quienes Guillermo Dupaix. No olvidemos que una copia distaba mucho de la perfección. Efectivamente,
de los directivos del Museo Nacional y los de cualquier apenas empezaban a interesarse por las antigüedades de los reportes de las expediciones había llegado al intercambiar pájaros por antigüedades, Icaza pone
visitante del Museo mínimamente informado de mexicanas. En este sentido, no había reglas ni a España en 1820, donde fue guardada en la Biblioteca de maniiesto que las antigüedades mexicanas no
hoy en día. Pero, más que atribuir tal divergencia protocolos sobre cómo actuar ante el interés de los de la Universidad de Sevilla hasta 1969, cuando tenían el valor simbólico, comercial o cientíico que
de opiniones a un grave error de entendimiento o de viajeros, ni sobre quién era digno de conianza y quién el historiador José Alcina Franch la publicó inalmente. fueron adquiriendo a lo largo de los años y a través
cálculo por parte de Icaza, la tarea del historiador es no. Estas reglas se construirían poco a poco, y, El proyecto del mismo ministro Alamán de publicar de intercambios como el que celebraron Icaza y
explicar por qué y bajo qué lógica Icaza optó por los de hecho, unos años después, Icaza dudaría sobre si los manuscritos de Dupaix reunidos en el Museo Baradère. Pero, antes de que fueran apropiadas como
pájaros de Baradère y en qué contextos podría resultar permitir o no que los extranjeros emprendieran nunca se cumplió. Como tampoco fructiicó más allá objetos para la ciencia y para la nación, era necesario
“notoriamente ventajosa” la transacción entre el Museo excavaciones en México. de tres números, por falta de suscriptores, el proyecto que las antigüedades mexicanas dejaran de asociarse
y el viajero francés. ¿Qué nos dice este intercambio Por otro lado, es muy probable que Icaza viera del propio Icaza de una publicación periódica con a ciertas prácticas tradicionales, como por ejemplo
sobre el Museo Nacional en 1828? Ante todo, hay que en Baradère una oportunidad para dar a conocer ilustraciones y descripciones de las antigüedades los usos que seguían teniendo entre las comunidades
reconocer que el trato entre el conservador mexicano al mundo una de las joyas del Museo: la colección del Museo Nacional. y pueblos de indios.

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Guillermo Dupaix, Antiquités mexicaines, París, 1834. Guillermo Dupaix, Antiquités mexicaines, París, 1834.
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E ntre 1842 y 1843, el empresario José de Garay
y Garay llevó a cabo un viaje de reconocimiento
al istmo de Tehuantepec con el propósito de determinar
a ir allí, enfrentando las aguas turbulentas de la laguna,
para pedir lluvia. Garay reduce la magia a una
explicación geológica: la isla emitía un ruido fantasmal,
la viabilidad y las ventajas de un canal interoceánico como el sonido de campanas, cuando las piedras
a través del istmo. El presidente Antonio López sieníticas se golpeaban unas contra otras.
de Santa Anna le había concedido a Garay propiedad A pesar de sus recelos y ante amenazas —no
sobre los terrenos baldíos de los dos lados del futuro especiicadas— por parte de los expedicionarios,
canal y derechos exclusivos de construcción y de aduana, los vecinos de San Mateo accedieron a atravesar
y Garay, deseoso de capitalizar las promesas del la laguna, pero, una vez en la isla, no hubo conminación
proyecto, se dirigió al istmo para coleccionar datos que los hiciera subir el cerro para ayudar a colocar
cartográicos, topográicos, meteorológicos, botánicos, las señales. Los cientíicos de la capital tuvieron
mineralógicos y etnográicos. El resultado de sus que subir solos y regresaron con unos “ídolos” de barro
reconocimientos fueron unos cuantos artículos y un incensario, que depositarían en el Museo
en periódicos capitalinos y un libro de 188 páginas: Nacional de México.
Survey of the Isthmus of Tehuantepec, Executed in Aunque visiblemente sorprendidos al ver los
the Years 1842 and 1843, with the Intent of Establishing objetos, los indios ingieron no saber nada de ellos
a Communication between the Atlantic and Paciic y no contestaron preguntas sobre sus signiicados.
Oceans, publicado en Londres como carta de Días después, trataron de “robar” de vuelta los “ídolos”,
presentación de Garay ante inversionistas extranjeros. pero un miembro de la expedición se los impidió.
La Comisión del Istmo de Tehuantepec empezó Era obvio que, al mover los ídolos de su lugar,
sus trabajos en el sur del lugar, en el pueblo de los expedicionarios habían provocado gran trastorno
San Mateo, sobre la orilla de la laguna de Divanamar, entre los lugareños y Garay pensaba que sabía por
en medio de la cual se levanta, a unos trescientos qué: las estatuas conservaban pedazos de cera fresca,
metros sobre la supericie del mar, la isla volcánica lo cual implicaba que los “ídolos” todavía servían como
Ídolo de Tehuantepec, principios del siglo XX. Boletín del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, 1913.
de Manopostiac. Para los cientíicos de la expedición, CONACULTA-INAH-BIBLIOTECA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

la cima de la isla prometía ser un punto ventajoso


desde el que llevar a cabo triangulaciones y formar así
cartas topográicas. Pero, al pedir ayuda a los indios objetos de culto para el pueblo, con el consentimiento que hubieran fabricado los “ídolos” del cerro de
de San Mateo para cruzar la laguna, éstos se la tácito de curas indolentes. Según Garay, la agitación Manopostiac; para el jefe de la expedición, los objetos
negaron categóricamente. La gente del pueblo, nos de los locales delataba, por un lado, el miedo de eran seguramente de antigua manufactura zapoteca
informa Garay, pensaba que la isla tenía propiedades quedarse sin sus dioses de la lluvia y, por el otro, y los huaves, incapaces de explicar sus signiicados,
mágicas —en zapoteco, manopostiac quiere decir la incomprensión de que unos españoles —término sólo los usaban en sus rituales trasnochados.
“cerro encantado”— y por lo tanto sólo se arriesgaba que empleaban los indios para hablar de todo A sus lectores de periódicos en la Ciudad
extranjero— hubieran escapado sin castigo tras de México y a los inversionistas del otro lado del
profanar a los dioses de la comunidad. Atlántico, Garay ofrecía una parábola de la lucha
El incidente le sirvió a Garay como preludio de México por entrar en la modernidad, una parábola
de unos cuantos apuntes de corte etnográico: compartida también por la literatura anticuaria de
los habitantes de San Mateo eran étnicamente huaves sus tiempos. Había en México dos grupos de gentes:
y habían emigrado a Divanamar desde el sur. por un lado, proyectistas, escritores, inversionistas,
Garay pensaba que los huaves estaban emparentados quienes hablaban el lenguaje de las ciencias,
con los indios del Perú y que nada tenían que ver de la ingeniería y de los negocios internacionales
con sus vecinos zapotecas, el único grupo indio que, y socializaban alrededor de colecciones de
para él, mostraba inteligencia, diligencia, antigüedades; por el otro, indios degenerados,
jovialidad y podía ufanarse de tener un bello sexo. silenciosos, atrasados, quienes constituían
En cambio, los huaves formaban una raza física y un lastre para todo intento de modernizar al país.
moralmente degradada, de aspecto repugnante, La caracterización etnográica de los huaves
que vivían en la barbarie más grosera. Tan atrasados y las antigüedades que los desmentían como
eran los huaves a ojos de Garay que éste no pensaba legítimos dueños se volvían en la narrativa de Garay

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herramientas para medir la distancia entre los huaves
y algún ancestro mucho más ilustrado. Había una
insoslayable discontinuidad, genealógica e intelectual,
P ara la década de 1850, el estudio de las
antigüedades mexicanas —una empresa más
internacional que nacional a lo largo de las
cuartas partes de los objetos eran falsos! Despechado
por los expertos, Pingret llevó su caso ante la opinión
pública, presentando algunas de sus piezas en la
década de 1830 pero, en la “Descripción”,
la información correspondiente a cada objeto ha
crecido considerablemente, complementada por
entre los indios contemporáneos y las antigüedades primeras décadas del Museo— recibió un importante litografía de L’Illustration, que acompañó con información de índole histórica, iconográica
prehispánicas en su posesión, y esta supuesta impulso en México. En 1856, José Fernando Ramírez explicaciones bastante extravagantes en torno al tema y bibliográica. Tomemos como ejemplo la igura
discontinuidad se convertiría, a lo largo de todo el retomó su cargo en el Museo, después de haberlo del sacriicio humano en el México prehispánico. erguida en el centro de la litografía, identiicada
siglo xix, en la justiicación para despojar a los indios dejado durante unos años, forzado al exilio por la En defensa de la autenticidad de sus objetos, Pingret con el número 24: una estatua de pórido basáltico,
de sus “ídolos”. última dictadura de Santa Anna. Ramírez pasó gran alegaba que no había en México un verdadero interés de 1.44 m de altura, que Ramírez describe como
En la narrativa de Garay, reclamar “ídolos” parte de su exilio en Europa, de donde regresó con en las antigüedades y concluía, como lo había hecho “una divinidad mexicana, colocada antiguamente
era sólo un paso previo a reclamar las “tierras baldías” copias de manuscritos y códices mexicanos, mas Maximilien Franck antes, que por lo tanto no existía sobre un altar, en la cúspide de la montaña de
de los dos lados del canal, y los dos actos tenían apuntes y observaciones sobre las antigüedades que vio un mercado de falsos. Aunque el artículo no tuvo Tepepulco, hoy Peñón Viejo o del Marqués, donde
una coartada común: los indios no sabían cómo usar en museos, gabinetes y colecciones en Londres, París, mayor efecto entre los círculos anticuarios de París, Cortés tuvo una reñida y sangrienta refriega.
las tierras o las antigüedades, o hacían uso equivocado Turín y Viena. Armado de materiales nuevos o las acusaciones de Pingret no podían pasar Encontrose derribada, mutilada y cubierta de tierra,
de ellas. En nombre del progreso, las tierras serían desconocidos, Ramírez emprendió la tarea de formar inadvertidas para Ramírez, cuya dirección del Museo al abrir las fortiicaciones que allí se construyeron
reconocidas, estudiadas, transformadas en terrenos un inventario detallado —que nunca llegaría a había coincidido en parte con la estancia de Pingret en 1847”. Un examen minucioso lleva a Ramírez
aprovechables. De la misma forma, el paso de los completar— de las antigüedades del Museo Nacional. en México. Para el mexicano no se trataba solamente a pensar “que primitivamente [la estatua] estaba
“ídolos” de los huaves al Museo Nacional encerraba En 1856 presentó un adelanto en su “Descripción de de reparar el orgullo personal o nacional, ni de lanzarse pintada de colores, distinguiéndose perfectamente
una promesa, la de asegurar la conservación de los algunos objetos del Museo Nacional de Antigüedades contra un blanco fácil; según Ramírez, el artículo de el rojo, azul y negro. Sobre éstas se dio una lechada
objetos, por un lado, y un acto de desencantamiento de México”. Dicho trabajo formaba parte del célebre Pingret, donde “la incorrección del dibujo se disputa de cal, ordenada, probablemente, por los primeros
por el otro: los dioses de la lluvia, centro de devociones libro México y sus alrededores, un álbum de treinta con la fantasía de las explicaciones”, constituía misioneros, para más desigurarla”. Aunque Ramírez
supersticiosas, se volverían objeto de los rituales más y una litografías de “monumentos, trajes y paisajes” un ejemplo más de cómo la historia, la arqueología coniesa que “la iconología mexicana se encuentra
racionales de las incipientes ciencias arqueológicas. evocativos de la vida nacional mexicana, publicado y la etnografía de México se escribían del otro lado todavía muy atrasada para ijar de una manera precisa
Es decir, serían medidos, pesados, descritos, por la imprenta de Decaen. Ramírez empezaba del Atlántico. Era imperativo empezar a enmendar un nombre y atributos de la deidad para estudiarla
descifrados, con más o menos éxito, para ocupar su “Descripción” con una crítica puntual: “El terreno algunos de los errores más comunes. iconográicamente”, la “cara ennegrecida de la pieza”
su lugar en series y colecciones de objetos similares de la antigüedad mexicana permanece todavía virgen, —que, aclara, “no es un defecto de la litografía”—
en museos y gabinetes. Sus descripciones e
ilustraciones circularían por medio de libros, periódicos
y correspondencia particular entre anticuarios para
no obstante los millares de volúmenes históricos que
han caído sobre él […]. Muchísimos no son más
que hojarasca […] a la espera de que una mano diestra
L a “Descripción” era el correctivo que Ramírez
ofrecía en una primera instancia, “una página
muy pequeña y casi meramente descriptiva [en cursivas
lo lleva a especular que se trataba de una deidad
“protectora del comercio y de la seguridad de los
caminos”: las manchas “forman una costra de casi
reforzar las formas “correctas” de hablar de las y paciente ejecute en [los estudios anticuarios] lo que en el original] tomada de ese gran libro que aguarda un milímetro de espesor, [debida] al humo de la
antigüedades y marginalizar toda otra forma de ejecutó la de Dios en el caos.” Como ejemplo de lo tiempos más bonancibles”, tiempos que turiicación. Cuántos años han debido transcurrir
aproximarse a ellas. más pernicioso que se había escrito en el campo de desafortunadamente nunca llegarían. ¿En qué consiste —se admira Ramírez— para que ésta se formara
Como la historia de los ídolos de Divanamar las antigüedades mexicanas, Ramírez citaba el artículo el método descriptivo de Ramírez? Desde el punto en una estatua colocada al descubierto, expuesta
hay muchas: a lo largo del siglo xix, pero también de Édouard Pingret aparecido en el periódico parisino de vista visual, en una litografía que toma como a todas las inclemencias, batida por vientos continuos.
del xx, las antigüedades del Museo Nacional llegaron L’Illustration. modelo la litografía en el artículo de Pingret: el mismo Su culto debió ser extraordinario”.
a ocupar sus lugares en salones y vitrinas dejando Entre 1850 y 1855, el pintor francés Édouard espacio reducido, atiborrado de objetos, aunque, hay En otros casos, propone hipótesis mucho más
atrás las huellas de sus usos pasados. La historia Pingret (1788-1875) había vivido en México, donde que reconocerlo, la rendición de las antigüedades del detalladas sobre los usos o signiicados de los objetos.
de las complicadas relaciones de clase y raza que se ganó la vida pintando escenas costumbristas y Museo es mucho más detallada y cuidadosa que la de De la pieza que ocupa el lado derecho de la ilustración,
constituyeron las antigüedades mexicanas como retratos, entre ellos, el del presidente Arista. Es muy Pingret. La ilustración de Ramírez viene acompañada designada con el número 26, “vulgarmente” conocida
objetos de la ciencia y de la nación es todavía una probable que Ramírez conociera a Pingret en México de una serie de explicaciones, enumeradas de 1 a 42, con el “nombre de Piedra de los Sacriicios”, Ramírez
historia por contar. En cuanto a los “ídolos” de pero, si no, hubiera tenido la oportunidad de que corresponden a objetos en la litografía. cuenta que había sido estudiada previamente. Para
Tehuantepec, no todos acabaron en el Museo: encontrárselo de nuevo en París, donde Pingret Los números 8 y 26 merecen mención aparte, bajo la Antonio de León y Gama, quien escribió a inales
Garay y su gente dejaron algunas vasijas de barro en regresó, como tantos otros viajeros, con una colección categoría de “Armas y Divisas”. Cada objeto es a la vez del siglo xviii, la piedra era una especie de calendario
un barco y, durante la noche, éstas se rompieron sin de antigüedades mexicanas que pretendía vender al texto e imagen y reúne un conjunto de datos sobre solar, con el símbolo del sol tallado sobre su cara
posibilidad de arreglo o de recuperar sus signiicados Louvre. Pero, cuando el conservador de la sala el aspecto formal de la pieza, su tamaño (altura, latitud, superior y treinta danzantes representando a los quince
entre los pedazos rotos. El coleccionismo es también mexicana del Louvre, Adrien de Longpérier, mandó espesor o diámetro), material de fabricación, lugar pueblos que veneraban el sol esculpidos sobre la
una forma de destrucción. a dos expertos en antigüedades mexicanas, Jean Marius de proveniencia y circunstancias de su descubrimiento. circunferencia cilíndrica.
Aubin y Brasseur de Bourbourg, a examinar la En sí, esta manera de presentar la carta de identidad Por su lado, Humboldt pensaba que la piedra
colección de Pingret, éstos juzgaron que ¡más de tres de una antigüedad se había vuelto normal desde la conmemoraba las conquistas de un rey azteca y fungía

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Antigüedades mexicanas que existen en el Museo Nacional de México, litografía de Casimiro Castro,
publicada en el libro México y sus alrededores: colección de monumentos, trajes y paisajes, México, 1855-1856.
ARCHIVO ARQUITECTO PEDRO RAMÍREZ VÁZQUEZ

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como una especie de altar. Para Ramírez, “ninguna de No se trata, sin embargo, ni en éste ni en otros o de su equivalente en náhuatl es prueba de ello—, conocimientos. A su vez, después de la restauración
estas conjeturas [estaba] enteramente fundada, aunque casos, solamente de una historia material del objeto Ramírez desdeña ésas y otras “explicaciones semejantes de la República, los nuevos políticos aprenderían
en ambas [había] algo de acierto”: se trataba de —aunque Ramírez no escatima anécdotas sobre el [que] se hallan en los catálogos de otras colecciones a dar signiicados nacionales a los objetos custodiados
“un monumento conmemorativo, a la par que votivo”. descubrimiento o los paraderos de las piezas— sino, que registré durante mi residencia en Europa; y estudiados por los curadores.
Por un lado, la piedra constituía una fuente histórica sobre todo, de su biografía intelectual, es decir, de aquí tantas ideas falsas, tantas interpretaciones Aunque la colección del Museo en su primer
importante al proveer datos, que “no se encontraban de la historia de las explicaciones e interpretaciones violentas, tantas analogías imaginarias y tantos medio siglo era, como vimos, sumamente heterogénea,
en ningún libro impreso ni manuscrito”, sobre la a las cuales fue sometida. La “Descripción” se lee, sistemas fantásticos, como se ven en la casi totalidad se vislumbran en ella sin embargo algunas tendencias
campaña militar emprendida en 1482 por el séptimo en parte, como un desile de autoridades en materia de los escritores de antigüedades americanas, aptos que serían reforzadas durante las últimas décadas
rey de los aztecas, Tízoc (1481-1486), contra “los de antigüedades mexicanas, incluyendo a Francisco solamente para recrear las diicultades y hacer más del siglo xix. Primero, el olvido paulatino de la
pueblos igurados en la circunferencia del cilindro”; Javier Clavijero, fray Servando Teresa de Mier, densas las tinieblas que envuelven ese interesante historia natural y la predilección por las antigüedades
por lo tanto, lejos de simbolizar “danzantes, como Humboldt, Franck, Nebel, Dupaix, Brantz Meyer, y casi inexplorado departamento de la arqueología”. como objetos de una colección nacional por excelencia.
suponía Gama”, estos personajes representaban Lord Kingsborough y los catálogos de varios museos Aunque la “Descripción” era sobre todo un Así, mientras Icaza había accedido a intercambiar
“grupos de vencedores y de vencidos”, dispuestos de europeos. Así, en su mayoría, los objetos seleccionados intento de dar a conocer algunos de los objetos del antigüedades para obtener pájaros emplumados,
dos en dos, el uno llevando asido el cabello del otro por Ramírez ofrecen al lector una especie de estado Museo —y muchos de las antigüedades representadas treinta años después Ramírez despediría al
y éste portando en la mano izquierda un haz de lechas de la cuestión especíico para cada pieza y una allí se volverían icónicas—, al mismo tiempo ponía taxidermista que emplumaba pájaros en el Museo;
con la punta hacia abajo, de la manera que se ven oportunidad para comparar y contraponer de maniiesto el trabajo del curador del Museo. la historia natural regresaría al Museo en el poririato,
los relieves de su género en los monumentos egipcios interpretaciones e hipótesis en torno a su uso o Al centro de este bodegón de cosas se encuentra pero no por mucho tiempo. Segundo, si los mexicanos
y asirios. Detrás de la cabeza de cada prisionero signiicado. Su profundo conocimiento de estos indudablemente Ramírez, quien combina erudición defendían —como lo habían hecho coleccionistas
un símbolo jeroglíico “da fonéticamente el nombre estudios le permite intervenir en debates vigentes, anticuaria y experiencia internacional con sus extranjeros— que los objetos eran de quienes los
de su pueblo”. Por el otro lado, explicaba Ramírez, como lo era la cuestión de la relación entre las conocimientos como local para sopesar hipótesis, estudiaban, se hacía patente que las antigüedades,
“la eigie del sol, grabada en alto relieve en el plano antigüedades mexicanas y las del Viejo Mundo. comparar especulaciones y proponer métodos para custodiadas durante siglos por comunidades indígenas,
del cilindro”, mostraba su calidad votiva. Como los Por ejemplo, Ramírez encuentra que la pequeña el estudio de las antigüedades mexicanas. pertenecerían en adelante al Museo; cualquier otro
romanos, los griegos y “todos los pueblos famosos igura sentada al lado izquierdo, identiicada Como respuesta a los coleccionistas extranjeros uso de las antigüedades sería olvidado a favor del valor
de la antigüedad”, los antiguos mexicanos “entendían con el número 2, muestra gran semejanza con las que insistían en que las antigüedades eran de quienes del objeto como pieza de colección. Tercero, más
que las grandes acciones debían referirse siempre antigüedades egipcias que él mismo había visto las estudiaban, Ramírez airma que los mexicanos allá de su espacio atiborrado de cosas, el Museo se
a la divinidad como causa primera y única en Turín, París y Londres. Sin embargo, más que estudian sus antigüedades. Unos años después, como hacía presente también en sus colecciones de papel:
dispensadora de los beneicios recibidos” y consagran postular un origen común a estos objetos, explica que, miembro del gabinete del emperador Maximiliano, fue a través de sus publicaciones, más que de sus
el monumento al sol, “una de las principales en ambos casos, se trataba de “una posición reverencial, dará una respuesta similar al marqués de Monthalon, colecciones abarrotadas, que pudo exhibir sus objetos
divinidades del imperio, en acción de gracias que se tomaba para orar o para hablar a un superior”. embajador de Francia en México, cuando éste y educar al público. En sí, este último punto encierra
por la victoria obtenida”. Por otro lado, Ramírez está interesado le espetó que los mexicanos eran tan bárbaros una lección importante para el historiador: el Museo
en comprobar los límites de la comparación entre los que no dejaban que los franceses se llevaran objetos Nacional era más que una colección de leyes y que

R amírez complementa la descripción jeroglíico-


histórico-iconográica con datos concretos.
El monumento es “de pórido de basalto, muy sólido,
objetos del antiguo México y los del Viejo Mundo,
y para esto se sirve de un pequeño objeto, en el piso,
enfrente hacia la derecha, identiicado con el
del Museo para estudiarlos: “Seríamos bárbaros
si lo permitiésemos.”
unos cuantos salones en el ediicio de la antigua
Universidad. A lo largo de cincuenta años, existió
a través de sus publicaciones, su correspondencia,
de 2.67 m de diámetro, sobre 0.53 m de alto; los relieves
del cilindro tienen 0.21 m de alto” y la cara horizontal
“alza de su plano 0.025 m”. Fue “descubierto” el 17 de
número 37, que describe como un “instrumento de
barro muy duro, usado hasta hoy por las mujeres
indígenas, con el nombre de malacate”. En el Museo
E l Museo Nacional inaugurado en la calle de
Moneda en 1867 era el fruto del largo proceso
de ajuste, aprendizaje y supervivencia del museo
sus relaciones con diplomáticos, soldados,
contrabandistas, coleccionistas nacionales y extranjeros,
editores, artistas y comunidades indígenas. Es allí
diciembre de 1791 y enterrado de nuevo, “de manera Nacional de México, escribe, hay muchos objetos de fundado en 1825 sin más guión que el de coleccionar donde hay que empezar a buscarlo.
que la supericie plana quedaba a la ras del suelo”, hasta esta clase, que varían en forma, adorno y material, antigüedades y objetos de historia natural. Durante
el 10 de noviembre de 1824, cuando se trasladó al “según la calidad de las personas a que pertenecían”. las primeras décadas después de su creación, aprendió
Museo Nacional. Finalmente, Ramírez remite al lector También los hay en los museos de Turín y de Londres, a ser no tanto un museo nacional —porque, además,
interesado a un “dibujo exacto” de esta pieza en la y Ramírez difícilmente puede escapar de la oportunidad como proclamó Mariano Otero, entre otros, ni la
“hermosa colección” de Carl Nebel. Ramírez presenta de rechazar la descripción de estos objetos en el nación ni el espíritu nacional existían en esos años
así una especie de “biografía” de la pieza, desde su catálogo del Museo Británico como “objetos cónicos de desacuerdo y guerra civil— como un museo.
creación y sus posibles usos en la época prehispánica, perforados y ornamentados conelementos nativos, Es decir, el Museo aprendió a competir por objetos
hasta sus percances entre inales del siglo xviii, cuando aparentemente empleados como botones”. con otras instituciones y a hacer visible su colección
fue desenterrada y nuevamente enterrada, y principios Explicando que los antiguos mexicanos no ante los ojos de mexicanos y extranjeros y, por lo tanto,
del xix, cuando llegó al Museo. usaban botones —y la ausencia de la palabra “botón” a poner de maniiesto su trabajo como generador de

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Guillermo Dupaix, Antiquités mexicaines, París, 1834. Guillermo Dupaix, Antiquités mexicaines, París, 1834.
CEHM, GRUPO CARSO, FUNDACIÓN CARLOS SLIM CEHM, GRUPO CARSO, FUNDACIÓN CARLOS SLIM

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