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Reporte de lectura

Privatización y cambio estructural. Telmex, un caso de liberalización fallida

Como es ya sabido, entre los cambios que se dieron en el gobierno de Salinas de Gortari,
fue la implementación de lleno de la política neoliberal. Entre los preceptos que afirma el
neoliberalismo es la privatización de empresas paraestatales, para que se fomente un clima
de competencia y eficiencia en el mercado en el que exista el monopolio gubernamental.
Este es el caso de Teléfonos Mexicanos, Telmex. Sin embargo, la privatización de Telmex
resultó ser mas bien un cambio de monopolio público por un cuasi-monopolio privado, con
avances tecnológicos pero con serias limitaciones en cuanto a cobertura y eficiencia
económica. Al momento de la privatización, el gobierno puso en práctica medidas en
relación a esta, como la modernización y extensión de las líneas telefónicas (poco antes de
la venta de Telmex), una reestructuración financiera frente a la preventa de la compañía (se
redujeron los impuestos y deudas  y aumentaron las tarifas), la creación de una filial de
Telmex (hoy Telcel) y la restricción de la región en cuanto al costo de las tarifas. Ahora,
antes de vender Telmex, el gobierno tenía cuatro opciones sobre la manera en que se
vendería, decantándose por la venta de la empresa con un alto grado de integración
horizontal, digamos que junto a Telmex, también venían incluidas en el paquete algunas
otras empresas dependientes de esta. Ya desde aquí se puede observar como el gobierno
buscaba favorecer al grupo de empresarios que se quedaran con la empresa, además de
garantizar su preponderancia en el mercado, punto que se tocará a continuación. Cuando se
privatizó en 1990, el gobierno modificó su título de concesión, en el cual se establecían
normas en cuanto a la relación empresa-industria y empresa-consumidor, las relaciones con
la autoridad, los ajustes tarifarios y la ampliación de cobertura y calidad, y la interconexión
de otros proveedores a la red telefónica: todo esto con miras a favorecer a la empresa.
Además la Cofetel (Comisión Federal de Inntercomunicaciones), instrumento que regulaba
algunos de los aspectos marcados en el título de concesión de Telmex. El problema con la
Cofetel es que normalmente velaba en favor de los interese de Telmex, inclusive varios de
sus directivos habían trabajado con anterioridad en esta empresa. Para dar un resumen de
cómo se dio la privatización y liberalización de esta empresa, podríamos decir que este
proceso consistió en tres etapas: el monopolio estatal (1972-1990), durante el cual el
abonamiento y conexión a la red, y la larga distancia son muy caros; las tarifas domésticas
locales son relativamente más bajas que las comerciales; además, hay subsidios cruzados;
después vendría la época del monopolio privado (1990-1995), en el cual se renivelan las
tarifas y se ejerce el poder de mercado; en general, estas son muy elevadas; al final tenemos
al sistema imperante actual, el de la empresa dominante (1996-), época durante la cual las
tarifas empiezan un descenso lento debido a la entrada de competidores, pero se
manifiestan relativamente muy elevadas. Para concluir, se puede decir con total seguridad
que la privatización de Telmex, desde el punto de vista empresarial, no podría calificarse de
otra cosa que de rotundo éxito, sin embargo, desde el punto de vista social, los resultados
de las reformas estructurales no son igualmente favorables. La baja densidad teléfonica fue
uno de los problemas graves esgrimidos para justificar la privatización argumentándose que
el gobierno no contaba con los recursos para mejorarla de acuerdo con las necesidades del
país. Sin embargo, el tiempo ha pasado y la densidad telefónica seguía siendo sumamente
baja.

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