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C, Agosto 19 de 2021
SEÑOR
JUEZ DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ (REPARTO)
E.S.D
Mi padre, el señor (a) SOLANO VILLAMIZAR SAUL, quien en vida se identificó con
CC No. 13,245,096 de Cúcuta, falleció el 24 de diciembre de 2012.
Mediante Resolución No. RDP 19074 del 25 de abril de 2013 se reconoció la pensión
de sobrevivientes a favor de la menor Valentina Solano Hernández, identificada con
registro civil de nacimiento No. 33.631.083, en cuantía del 50% de la pensión
devengada por el causante, efectiva a partir del 25 de diciembre de 2012 y hasta que
llegue a la mayoría de edad, o cumpla 25 años de edad, siempre que acreditara
incapacidad para laborar en razón a sus estudios y el 50% restante que les pudiere
corresponder a las señora ALCIRA VILLAMIZAR DE SOLANO Y LUZ GRACIELA
ESTALANTE, fue dejado en suspenso, hasta que la justicia ordinaria emitiera
pronunciamiento al respecto.
Mediante Resolución No RDP 041642 del 19 de octubre de 2018, por la cual se da
cumplimiento a un fallo judicial proferido por el TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO
JUDICIAL DE CÚCUTA SALA LABORAL, se estipuló en lo pertinente:
Acorde con lo anterior el día 16 de julio de 2021, elevé una nueva petición a la UGPP
solicitando me restablezcan el pago de mi mesada pensional, y aporté la totalidad de
los documentos requeridos, en razón a que estoy acreditando mis estudios tal y como
lo establece la Ley 1574 de 2012.
“PARÁGRAFO 2. Para programas que se estén cursando en el exterior se deberán allegar los
documentos expedidos por la institución educativa en que se cursa el programa, donde conste la
dedicación de la persona a las actividades académicas curriculares con una intensidad académica
no inferior a 20 horas semanales. Igualmente se allegará la constancia de que la institución
educativa deberá estar certificada por la autoridad competente para operar en ese país.”
En ese orden de ideas, al efectuar la consulta que es a través de una plataforma pública
y del Gobierno Colombiano, se evidencia que la UNIVERSIDAD CATOLICA DE LYON,
es una entidad reconocida y acreditada no sólo en Francia sino también en Colombia
conforme al instructivo señalado por el Ministerio de Educación.
Señor Juez, al hacer el cambio a euros, mis gastos mensuales mínimos para sostenerme
son de 700 euros, (TRES MILLONES CIENTO CINCUENTA MIL PESOS
COLOMBIANOS ) y como se prueba en la certificación el año de escolaridad tiene un
costo de $4.642 euros, que al cambio son $20.889.000 (VEINTE MILLONES
OCHOCIENTOS OCHENTA Y NUEVE MIL PESOS M/CTE). En razón a que mi visa de
estudiante me impide trabajar. En Consecuencia, la posibilidad de continuar con mi
educación aquí en Francia depende en 100% de las mesadas pensionales que percibía
por la sustitución pensional de mi padre.
2. Mi DERECHO A LA EDUCACION puesto que del dinero que percibo por concepto
de pensión, yo pago mis estudios en la Universidad Católica de Lyon. No poseo bienes
inmuebles, como tampoco muebles como carros o acciones o elementos que me
generen algún tipo de renta. Mis gastos de alimentación, arriendo, educación salud,
vestuario y recreación los cubro en 100% con los dineros que provienen de la pensión
tanto de jubilación pagada por la FIDUPREVISORA, como la de pensión gracia
pagada por la UGPP.
3. Mi DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL por mi condición de estudiante, me
encuentro en situación de debilidad manifiesta puesto dependo social y
económicamente de los recursos de la mesada pensional que percibía , estoy en el
extranjero en condición de vulnerabilidad, que no puede superarse pues no hay
mercado laboral activo que me permita encontrar otra fuente de sustento mi visa de
estudiante no me permite trabajar, y por lo mismo requiero que mi estado de
vulnerabilidad sea considerado para levantar la suspensión del pago de mi mesada
pensional, porque he acreditado todos los requisitos exigidos por el legislador para
estos efectos conforme a la Ley 1574 de 2012.
¿Como puedo tener una vida digna aquí, si no tengo recursos que me permitan
soportar mis necesidades básicas? ¿Como puedo soportar una carga de no contar con
el derecho que me asiste a recibir la mesada pensional que me fuera reconocida para
poder solventar la vida en otro país donde la hacer la conversión de pesos a euros la
vida es mucho más costosa?
PRETENSIONES
Resulta procedente señalar que me encuentro legitimada para promover la presente acción
constitucional, que promuevo la acción dentro del término oportuno tras la ocurrencia de los
hechos que suscitaron la infracción iusfundamental denunciada. Si bien pudiese pensarse que
cuento con otros medios judiciales de defensa, como la acción de nulidad y restablecimiento
del derecho para controvertir la actuación que hoy reprocho mediante la acción de tutela,
también lo es que ante la vulneración inminente de mis derechos fundamentales dicha acción
no sería oportuna para salvaguardar mis derechos con la finalidad de evitar un perjuicio
irremediable .
La Corte Constitucional1 al respecto señaló: En ese sentido, (ii) resulta desproporcionado que
el actor, Fabián Alejandro, acuda a las vías ordinarias para reclamar el derecho pensional. En
la actualidad no goza de la suma económica que garantiza su subsistencia y sus necesidades
vitales no dan espera a ser reconocidas mediante un proceso judicial que puede durar lo
suficiente para que sus derechos fundamentales se vean afectados. Dada la inminente afectación
del derecho fundamental al mínimo vital del actor y la situación económica de su familia, se
puede concluir que es ineficaz el medio ordinario judicial para que el actor reclame la
sustitución pensional. En consecuencia, la acción de tutela se configura como el mecanismo
principal y definitivo mediante el cual el demandante puede reclamar sus derechos
fundamentales alegados.
1
T-464 de 2017
La Corte Constitucional2 ha sostenido que la procedencia de la acción de tutela para reclamar
un derecho pensional se contrae a que (i) su falta de pago o disminución genere un alto grado
de afectación a derechos fundamentales como el mínimo vital; (ii) el accionante haya
desplegado cierta actividad administrativa y judicial para que le sea reconocida la prestación;
(iii) se acreditan, siquiera sumariamente, las razones para concluir que el medio judicial
ordinario es ineficaz y; (iv) exista mediana certeza sobre el cumplimiento de los requisitos
establecidos para que sea reconocido el derecho pensional.
2
Ibidem
por invalidez, para reclamar en su nombre la pensión que venía gozando el causante. El objeto
de las precitadas prestaciones es la protección del núcleo familiar cuyo sustento económico
queda desprotegido con el fallecimiento del afiliado o del pensionado que se encargaba de
proveerlo.
Por su parte, el literal c) de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993, consagra como
beneficiarios de tales prestaciones pensionales a los hijos estudiantes entre 18 y 25, en los
siguientes términos:
“(…) los hijos mayores de 18 años y hasta los 25 años, incapacitados para trabajar por razón
de sus estudios y si dependían económicamente del causante al momento de su muerte, siempre
y cuando acrediten debidamente su condición de estudiantes (…)”
27. Por ello, la Corte ha ordenado reanudar el pago de la mesada pensional, hasta
tanto los hijos beneficiarios cumplan 25 años de edad, siempre que acrediten que
cursan estudios o se configure alguna de las causales establecidas en la ley para
extinguir el derecho pensional. Lo anterior, se evidencia en los precedentes
jurisprudenciales que se pasan a explicar:
32. La Corte amparó los derechos fundamentales del actor, para lo cual reiteró el
precedente establecido en la Sentencia T-903 de 2003, argumentando que la calidad
de estudiante para efectos de acceder a la pensión de sobrevivientes no se predicaba
únicamente de aquellos estudiantes matriculados en instituciones de educación formal.
34. En esa oportunidad, la Corte definió que el alcance del derecho fundamental
a la educación genera igual respeto y protección para la educación formal y para la
educación no formal. Por esa razón, se indicó que no resulta factible generar barreras
para la obtención de las prestaciones derivadas de la seguridad social a quienes
optaron por la educación no formal. También sostuvo que la negación de la pensión
sustitutiva implica el despojo del sustento que se derivaba del pensionado mientras se
encontraba con vida. En ese sentido, la restricción de la entidad demandada no solo
desconocía el derecho fundamental al acceso y a la permanencia al sistema educativo,
sino que vulneraba los derechos constitucionales a la seguridad social y a la vida digna.
35. Finalmente, este Tribunal explicó que al negarse el reconocimiento y pago de
la pensión se colocó al accionante en una situación de debilidad manifiesta, si se tiene
en cuenta que este último carecía de los recursos necesarios y no podía acceder por sí
solo a los mismos para atender su existencia digna. Además de negarse el derecho a
optar por la institución más acorde con las posibilidades socio económicas.
37. Se concluyó que la entidad demandada exigió unos requisitos sin tener en
cuenta que habían sido declarados nulos por el Consejo de Estado. Este último Alto
tribunal concluyó que el Ejecutivo se había extralimitado en el ejercicio de la potestad
reglamentaria al exigir que el beneficiario de la pensión de sobrevivientes cursara
específicamente un nivel de educación formal, con una intensidad de por lo menos 20
horas semanales[23]. En consecuencia, la Sala de Revisión ordenó incluir en la nómina
de pensionados a las demandantes hasta que cumplieran 25 años de edad, siempre
que acreditaran estudios, según se establece en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993.
Sentencia SU543/19
(…) El hecho de que el legislador haya contemplado al hijo estudiante como posible
beneficiario de la prestación, encuentra sustento también, como ya lo ha señalado la
Corte desde tempranos pronunciamientos, en (i) el deber del Estado de, entre otras
cosas, promover la formación integral del adolescente[66], (ii) el derecho de escoger
una profesión u oficio, (iii) el derecho al libre desarrollo de la personalidad y (iv) el
derecho a la igualdad de oportunidades en materia educativa[67]. Las condiciones
segunda y tercera están, necesariamente, ligadas. Acreditar solo una de ellas y no
ambas en su conjunto es suficiente para negar el reconocimiento y pago de la
prestación. Esto porque la dependencia económica que se le exige a esta clase de
peticionarios solo podrá ser tenida en cuenta si se da en razón de los estudios que
adelantan aquellos y que, en consecuencia, los sitúan en la imposibilidad de trabajar.
Así como ocurre con los hijos inválidos o los menores de edad, a quienes se les
reconoce la prestación debido a su imposibilidad de proveerse un sustento económico
por sus propios medios, la razón última que orienta el reconocimiento de la pensión
a los hijos mayores de 18 años, menores de 25, es que se encuentren vinculados a un
programa académico que por sus complejidades propias y por el tiempo que deben
destinarle, haga inviable la posibilidad de vincularse laboralmente. Dado que el
estudio se ha convertido en una exigencia imprescindible para recibir la prestación
pensional[68], históricamente ha existido la intención de establecer qué condiciones
entonces debe cumplir una persona para ser tomado por estudiante. Sobre el asunto
podrían advertirse dos perspectivas de análisis: una legal y otra que surge con ocasión
de la resolución de casos concretos efectuado por esta Corte.
Sin embargo, la suerte de esta última norma, así como del extracto de la Ley 797 de
2003 sobre el particular, fue la misma: ambos desaparecieron del ordenamiento
jurídico. En primer lugar, la Corte Constitucional, a través de la Sentencia C-1094 de
2003, estimó que, en apego al artículo 48 de la Constitución, no podía dejarse en
manos del Gobierno Nacional la regulación de un asunto ínsito del Régimen de la
Seguridad Social, pues ello era competencia exclusiva del Congreso de la República,
de manera que declaró la inexequibilidad de la expresión “y cumplan con el mínimo
de condiciones académicas que establezca el Gobierno”.
En segundo lugar, el artículo 15 del Decreto 1889 de 1994 fue modificado y luego
derogado en su totalidad. Modificado por la Sección Segunda del Consejo de Estado
en Sentencia del 11 de octubre de 2007[69], tras considerar que por restringir
excesivamente los derechos a la educación y al libre desarrollo de la personalidad, los
apartes “formal básica, media o superior” y “con una intensidad de por lo menos 20
horas semanales” debían ser declarados nulos. Y derogado en su totalidad tras la
sanción de la Ley 1574 de 2012 “por la cual se regula la condición de estudiante para
el reconocimiento de la pensión de sobrevivientes”.
Esta última norma, vigente en la actualidad, contempla reglas mucho más precisas
sobre el particular. Su objeto fue el de regular las condiciones mínimas para acreditar
la calidad de estudiante por parte del hijo que, además, dependía económicamente
del causante al momento de su fallecimiento[70]. La Ley contempla los siguientes
requisitos, a saber: (i) en educación formal, media o superior, el estudiante debe
dedicarse a las actividades académicas no menos de 20 horas a la semana[71] (esta
regla aplica también para quien adelante sus estudios en el exterior[72]), (ii) en
educación informal o educación para el trabajo, el estudiante tendrá que dedicar a
cada periodo académico del programa al que esté matriculado, como mínimo, una
intensidad de 160 horas[73], (iii) si el sistema académico se diseña con base en créditos,
deben tenerse en cuenta las horas no presenciales[74] y las prácticas (como las ad
honorem[75]) siempre que hagan parte del plan de estudios[76], y (iv) el cambio de
programa acaecido luego de finalizado un ciclo académico no traerá como
consecuencia la pérdida del derecho prestacional[77].
JURAMENTO
Para los efectos de que tratan los artículos 37 y 38 del Decreto 2591 de 1.991, manifiesto bajo
juramento que con anterioridad a esta acción no he promovido acción similar por los mismos
hechos.
ANEXOS
NOTIFICACIONES
Respetuosamente,