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Proceso de verificación.

El proceso concursal ha sido calificado como un proceso universal. La universalidad del concurso requiere de
determinados instrumentos que aseguren la concurrencia para hacer efectivo el principio de concursalidad, según el
cual se debe asegurar la resolución de todas las cuestiones patrimoniales en un único procedimiento o través del
conocimiento por el mismo y único juez. Se busca asegurar el principio de universalidad subjetiva, de modo que
todos los acreedores de causa o título anterior a la presentación del concurso o a la declaración de quiebra deben
presentarse a verificar.

La regla general sigue siendo el fuero de atracción, es decir, todas las cuestiones patrimoniales deben ser resueltas
por el mismo juez, para que use el mismo criterio (aunque en la práctica el fuero de atracción sólo opera frente a los
procesos de ejecución) por esto mismo todos los acreedores deben presentarse ante el juzgado donde tramita el
concurso. Podemos decir entonces que la verificación de créditos es el nudo de la concursalidad, porque tarde o
temprano, todos deben verificar. Sea a través de la verificación tempestiva, la verificación tardía o a través del
pronto pago.

Es en la verificación donde las amplias facultades inquisitorias del juez adquieren su máxima expresión. El juez debe
investigar los hechos y analizar todo el material probatorio y puede apartarse del consejo del síndico y resolver en
contra de lo admitido por el deudor y los acreedores.

El proceso de verificación de créditos es una etapa necesaria del proceso concursal, cuya finalidad es reconstruir la
masa pasiva y determinar quienes pueden participar en el concurso, es decir, obtener el reconocimiento de la
legitimad de las acreencias, así como la graduación de ellas (quirografarias o privilegiadas).

Los titulares de créditos contra el concursado persiguen el propósito de ser considerados acreedores concurrentes,
esto es, acreedores habilitados para participar en el concurso, decidir sobre la propuesta de acuerdo y, en última
instancia, cobrar. Entonces, la sentencia que declara verificado o admisible un crédito, declara la calidad de acreedor
frente al concursado y a los restantes acreedores, otorgando derecho a participar y cobrar.

Caracteres de este procedimiento de verificación:


- Necesario  todos los acreedores deben verificar sus créditos.
- Causal  los acreedores deben formular el pedido de verificación indicando monto, causa y privilegio.
- Típico  sólo existe en los procesos concursales.
- Contencioso  el pedido del acreedor puede ser observado por otros acreedores, el síndico y el concursado.
Prevalece el interés general, porque cada acreedor que se admite implica que el pasivo se va a dividir teniéndolo en
cuenta.

Art. 31.- Solicitud de verificación. Todos los acreedores por causa o título anterior a la presentación y sus
garantes, deben formular al síndico el pedido de verificación de sus créditos, indicando monto, causa y privilegios.
La petición debe hacerse por escrito, en duplicado, acompañando los títulos justificativos, con dos copias
firmadas y debe expresar el domicilio que constituya a todos los efectos del juicio. El síndico devuélvelos títulos
originales, dejando en ellos constancia del pedido de verificación y su fecha. Puede requerir la presentación de los
originales, cuando lo estime conveniente. La omisión de presentarlos obsta a la verificación.
Efectos. El pedido de verificación produce los efectos de la demanda judicial, interrumpe la prescripción e impide
la caducidad del derecho y de la instancia.
Arancel. Por cada solicitud de verificación de crédito que se presente, el acreedor, sea tempestivo, incidental o
tardío, pagará al síndico un arancel equivalente al 10% del salario mínimo vital y móvil que se sumará a dicho
crédito. El síndico afectará la suma recibida a los gastos que le demande el proceso de verificación y confección
de los informes, con cargo de oportuna rendición de cuentas al juzgado, quedando el remanente como suma a
cuenta de honorarios a regularse por su actuación. Exclúyase del arancel a los créditos de causa laboral, y a los
equivalentes a menos de tres salarios mínimos vitales y móviles, sin necesidad de declaración judicial.
En principio es un trámite igual para todos los acreedores, cualquiera fuese la naturaleza de sus créditos. Entonces,
TODO acreedor que quiere ingresar al concurso debe necesariamente acudir a la verificación de créditos. Como
regla, ningún acreedor del concursado cuya acreencia fuera de causa o título anterior a la presentación de éste en
concurso preventivo puede aludir este proceso. La alternativa del pronto pago concedida a los acreedores laborales
no es una excepción a la concurrencia, sino una vía simplificada para obtener el reconocimiento del crédito y cobrar.

Deben verificar los acreedores anteriores pero también sus garantes. Es muy común que en el ámbito comercial se
constituyan garantías, por ejemplo, al pedir un crédito, el fiador de un contrato de locación, de un mutuo bancario,
etc.

A partir de este art. 32 se regula la verificación tempestiva, o sea, la solicitud dentro del plazo fijado en la sentencia
de apertura concursal. Vencido este término, la verificación se considera tardía y se rige por el art. 56 de la LCQ.

El proceso de certificación está pensado para un crédito que tenga un buen soporte documental; pero no, por
ejemplo, créditos de responsabilidad civil (mala praxis, accidente). Se soluciona mediante la continuación del juicio
de conocimiento respectivo y con la sentencia que se dicte en el mismo, el titular pide la verificación. No se lo
considerará tardío a este acreedor a los efectos del pago de las costas en el incidente.

Trámite de la verificación tempestiva.

El procedimiento diseñado por el legislador para determinar el pasivo concursal comienza con la solicitud (demanda)
de verificación que debe presentar ante el síndico cada acreedor interesado en adquirir la calidad de acreedor
concurrente. La oficina del síndico es el lugar donde, además, deben concurrir a informarse el concursado y todos
los solicitantes de verificación acerca de las restantes solicitudes a fin de controlarlas. Prácticamente toda la
verificación tempestiva se resuelve fuera de los tribunales, ya que el informe individual se hace después de haberse
formulado las observaciones e impugnaciones. Ello explica el arancel que debe abonar cada peticionario de
verificación.

El plazo para presentar la solicitud se fija en la sentencia de apertura del concurso y en la sentencia de quiebra (15-
20 días desde que se estime que finalizará la publicación de edictos). Antes del vencimiento del plazo los pretensos
acreedores deberán concurrir al domicilio del síndico y formular por escrito su petición indicando monto, causa y
privilegio, y adjuntando los títulos justificativos del crédito.

La ley le asigna a dicho pedido los “efectos de la demanda” porque suspende la prescripción, impide la caducidad del
derecho y de la instancia, y además, delimita los términos de la pretensión: el síndico no podrá aconsejar ni el juez
conceder más de lo pretendido, ni siquiera en un grado mayor (por ejemplo, si no invocó un privilegio, no se le
puede conceder el mismo).

La petición del acreedor debe hacer mención a la causa, es decir, al hecho o acto jurídico generador del crédito. El
acreedor debe suministrar todos los datos necesarios para que los restantes acreedores, el síndico y el juez puedan
conocer cuál es la fuente de la relación obligacional y comprobar la real existencia del crédito, su medida y prioridad.

Solicitar la verificación es una carga procesal; y su incumplimiento se derivan consecuencias desfavorables para
quien la incumplió: el riesgo de que prescriba el derecho del acreedor no concurrente o de que caduque la instancia
del proceso pendiente contra el concursado; posible caducidad del derecho, cuando su subsistencia depende de
ciertos actos no factibles de ser cumplidos por dado el estado concursal del deudor; imposibilidad de acceder y
participar del concurso, decidir sobre la propuesta, cobrar.

Si bien la falta de concurrencia no extingue el crédito, debe tenerse presente el acortamiento de la prescripción de
las acciones del acreedor por el concursamiento del deudor (art. 56), lo cual, en los hechos, puede equivaler muchas
veces a la extinción creditoria por falta de verificación.
Créditos eventuales. También pueden solicitar verificación eventual o preventiva los garantes de las deudas del
concursado que tuvieran la posibilidad de repetir contra él en caso de tener que afrontar el pago al tercero. Esto se
da aunque (conforme al art. 1586 CCCN) el concurso o la quiebra del deudor principal no haga inmediatamente
exigible la obligación del fiador entonces, éste puede verificar el crédito que eventualmente tendría contra el
concursado, en caso de hacerse efectiva la garantía y pagar al acreedor.

La verificación de este crédito eventual sólo se realiza para el caso en que dicho crédito se convierta en actual (por el
pago del garante al tercero acreedor) durante el concurso, en cuyo caso el garante sustituye al tercer acreedor en el
ejercicio de los derechos pertinentes. Si el garante paga (en nombre del deudor), el deudor se libera de su deuda con
el acreedor satisfecho, pero este garante que pagó, se convierte en acreedor del deudor y le puede requerir el pago
(en concepto de reembolso).

Los acreedores con garantías reales no están eximidos de solicitar la verificación.

Créditos pendientes de plazo. El art. 353 del CCCN establece que la apertura del concurso del obligado al pago NO
hace caducar el plazo de la obligación, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito, y a todas las
consecuencias previstas en la legislación concursal. Esto implica que las obligaciones sujetas a plazo no se tienen por
vencidas y por lo tanto inmediatamente exigibles a los efectos del concurso, sino que dicho plazo no caduca y sigue
corriendo. Entonces, el acreedor de una obligación AÚN NO EXIGIBLE participa del concurso preventivo, para lo cual
la ley reconoce que tiene derecho a verificar el crédito pendiente de plazo.

Si el crédito es verificado o admitido, se computa a los efectos del cálculo del pasivo y de las mayorías, y el titular de
la acreencia a pazo puede votar el acuerdo.

Si el concurso se tiene por desistido, esta obligación no puede exigirse hasta el vencimiento. Tampoco podría
exigirse, después de la homologación del acuerdo preventivo, un crédito privilegiado pendiente de plazo y no
incluido en el acuerdo, pues tal acreencia no resulta novada por efectos del art. 55. Pero si hay quiebra indirecta,
todos los créditos, incluidos los privilegiados con plazo pendiente, se aceleran por efecto del art. 128 de la LCQ.

¿Ineficacia? La ineficacia es improponible en un concurso preventivo puesto que por los tiempos procesales es
imposible plantearla directamente en una verificación tempestiva.

Créditos posteriores al concurso. Los acreedores de estos créditos están excluidos de la carga de verificar y del
concurso en sí, porque a ellos no les alcanza los efectos de la apertura concursal. Por lo tanto pueden proseguir sus
juicios individuales contra el concursado e incluso pedir la quiebra necesaria de éste.

Gastos de conservación y justicia. Tampoco deben verificarse estos créditos, cuyo pago debe hacerse cuando
resultes exigibles (art. 240 LCQ)

Obligaciones documentadas en títulos valores cambiarios.

Mediante los fallos plenarios “Translinea” y “Difry” se estableció respecto de los créditos instrumentados en pagarés
y cheques, que el portador de un título abstracto debía declarar y probar la causa si fuese su beneficiario inmediato
o las determinantes de la adquisición del título por ese portador si no existiera dicha inmediatez (o sea, si el título
circuló). Lo requerido era una adecuada justificación del crédito, pero imponer esta carga de efectuar una
contundente demostración de la causa del crédito importaría la casi segura desestimación de toda insinuación
fundada en títulos abstractos.

La exigencia causal tiende a proteger a los verdaderos acreedores de los pseudo acreedores a quienes el concursado
entregaba títulos abstractos para manejar las mayorías. Así, es requerible del acreedor, un relato de las
circunstancias en que se desarrolló la operación qu motivó la creación o transmisión del título y el aporte de
elementos indiciarios que sustentes esa versión. En caso de oposición del deudor, deberá ofrecer información
corroborante o complementaria para formar convicción sobre la inexistencia de una legítima acreencia.
Créditos reconocidos en sentencias dictadas en juicios tramitados en sede extracontractual.

Muchos de los acreedores optan por ingresar al concurso en base a sentencias que se dicten en las causas no
atraídas y que sirven de título para requerir la verificación. Podemos encontrar:

1. Créditos reconocidos en sentencias dictadas antes de la apertura del concurso o la declaración de quiebra:

a) Crédito reconocido en sentencia dictada en proceso ejecutivo  la causa del crédito no es la sentencia ejecutiva,
es el negocio jurídico. La jurisprudencia ha determinado que la sentencia ejecutiva constituye un título válido para la
verificación de créditos.

b) Crédito reconocido en sentencia dictada en proceso de conocimiento pleno  cuando un acreedor invoca la
sentencia y pretende la verificación del crédito con sustento en aquella, lo que se discute es el derecho de propiedad
de ese acreedor que ha incorporado a su patrimonio un bien nacido de la sentencia, y el derecho de defensa de los
restantes acreedores. Por ello, estos últimos están legitimados para resistir la admisión del crédito si tienen razones
fundadas que justifiquen su oposición.

2. Créditos reconocidos en sentencias dictadas con posterioridad a la apertura del concurso en procesos “no
atraídos” cuya continuación está autorizada en ley.

Este tipo de pronunciamientos es un título verificatorio, ya que es el título que sustentará una verificación que se
debe tramitar por la vía de incidente si el concurso todavía está en trámite, o por la acción individual que
corresponde si el concurso ya se ha declarado finalizado. Estas verificaciones se denominan tardías.

Verificación de obligaciones con pluralidad de deudores concursados.

En el caso de obligaciones mancomunadas, el deudor solo está obligado por su parte o fracción. Por ende, en
supuesto de concurso, el acreedor solo puede verificar el crédito en la extensión que corresponda a la parte del
deudor concursado.

Por el contrario, si se trata de obligaciones solidarias, frente al acreedor, cada deudor responde por el total. ¿Qué
puede hacer el acreedor frente a los concursos de deudores solidarios? Verificar la totalidad del crédito en todos los
concursos. Tiene la posibilidad de cobrar en todos los concursos, pero tiene como límite el monto total de su crédito.

Verificación de honorarios judiciales.

La causa es el trabajo profesional, la actividad procesal realizada en juicios promovidos con anterioridad a la
presentación concursal o sentencia de quiebra.

Se diferencia:

- Si el pretenso acreedor actuó en nombre y representación del concursado o fallido. En este caso, el concursado es
deudor en virtud de la relación que generó dicha representación convencional ejercida en el proceso.

- Si el acreedor actuó extraconcursalmente en nombre y representación del tercero acreedor. Si hay condenación en
costas contra el concursado, la misma funciona o constituye la causa del crédito. Si no existe, hay independencia
absoluta de los honorarios respecto del crédito principal. Si el crédito principal está admitido, resulta procedente el
reconocimiento de la acreencia del profesional como accesorio de aquél, por la necesidad de litigar que provocó el
deudor concursado.

Art. 32 bis.- Verificación por fiduciarios y otros sujetos legitimados. La verificación de los créditos puede ser
solicitada por el fiduciario designado en emisiones de debentures, bonos convertibles, obligaciones negociables u
otros títulos emitidos en serie; y por aquel a quien se haya investido de la legitimación o de poder de
representación para actuar por una colectividad de acreedores. La extensión de las atribuciones del fiduciario, del
legitimado o del representante se juzgará conforme a los contratos o documentos en función de los cuales haya
sido investido de la calidad de fiduciario, legitimado o representante. No se exigirá ratificación ni presentación de
otros poderes (Incorporado por ley 25.589).
La regla contempla con amplitud la legitimación activa para la verificación de los créditos de los acreedores
mencionados más arriba. No sólo el fiduciario, sino también cualquier sujeto investido de legitimación o poder de
representación por sus respectivos representados o por la colectividad de acreedores respectiva, pueden solicitar la
verificación.

El juez no debe requerir ratificación ni presentación de otros poderes más allá de la documentación que exhiba y
justifique su calidad de fiduciario, legitimado o representante de la colectividad de acreedores. Por último, sobre la
base de las constancias emergentes de tal documentación ha de juzgarse la extensión de las atribuciones de aquél.

Art. 33.- Facultades de información. El síndico debe realizar todas las compulsas necesarias en los libros y
documentos del concursado y, en cuanto corresponda, en los del acreedor. Puede, asimismo, valerse de todos los
elementos de juicio que estime útiles y, en caso de negativa a suministrarlos, solicitar del juez de la causa las
medidas pertinentes.
Debe conservar el legajo por acreedor presentado por el concursado, incorporando la solicitud de verificación y
documentación acompañada por el acreedor, y formar y conservar los legajos correspondientes a los acreedores
no denunciados que soliciten la verificación de sus créditos. En dichos legajos el síndico deberá dejar constancia
de las medidas realizadas.

En la verificación tempestiva la tarea del síndico es trascendente y decisiva. El mismo desempeña una función
pública y actúa como órgano de colaboración, precisamente porque a partir de la verificación se debe sacar a la luz la
real composición de la masa pasiva. El síndico debe agotar los medios de investigación idóneos para formarse una
opinión cabal y fundada de cada crédito, a fin de volcarla luego como dictamen en el informe individual (art. 35 LCQ).

Para cada crédito se forma un legajo separado. Éste se inicia con el legajo que presentó el deudor respecto de cada
acreedor denunciado (art. 11 inc. 5 LCQ) o, en su defecto, con la solicitud de verificación de cada acreedor no
denunciado por el deudor en su presentación.

Art. 34 LCQ.- Período de observación de créditos. Durante los diez días siguientes al vencimiento del plazo para
solicitar la verificación, el deudor y los acreedores que lo hubieren hecho podrán concurrir al domicilio del síndico,
a efectos de revisar los legajos y formular por escrito las impugnaciones y observaciones respecto de las solicitudes
formuladas. Dichas impugnaciones deberán ser acompañadas de dos copias y se agregarán al legajo
correspondiente, entregando el síndico al interesado constancia que acredite la recepción, indicando día y hora de
la presentación.
Dentro de las 48 horas de vencido el plazo previsto en el párrafo anterior, el síndico presentará al juzgado un
juego de copia de las impugnaciones recibidas para su incorporación al legajo previsto en el art. 279.
Los trabajadores de la concursada que no tuvieren el carácter de acreedores tendrán derecho a revisar los legajos
y ser informados por el síndico acerca de los créditos insinuados.

El síndico incorpora la solicitud más los títulos justificativos al legajo de cada acreedor. Después de vencido el plazo
para solicitar la verificación, fijado en la sentencia de apertura concursal, se abre un período de 10 días (hábiles
judiciales), dentro de los cuales pueden formularse observaciones e impugnaciones a las pretensiones de verificación
de créditos. Pueden formularlas el concursado y todos los que hayan solicitado la verificación tempestiva de sus
créditos. Hay un control multidireccional.

Esto constituye una expresión del control multidireccional propio de la concursalidad, procurando un control
recíproco entre el concursado y los acreedores aspirantes a la concurrencia, y procura atraer la mayor cantidad de
información posible para la determinación del pasivo concursal, por eso mismo estas observaciones no generan
costas para quienes las realizan.
El síndico tiene un rol imparcial, propio de un órgano técnico auxiliar del juez. De ahí que debe facilitar los legajos
para su revisación por el deudor y por los solicitantes de verificación, recibir observaciones e impugnaciones, dar
constancia de ello al interesado, presentar copias de éstas, y tener en cuenta las argumentaciones de los
impugnantes como un dato más sumado a los fundamentos de la solicitud de verificación, a los detalles del legajo y a
la información recogida por el propio síndico, a fin de elaborar el informe del art. 35 de la LCQ.

Los trabajadores que no tengan carácter de acreedores tendrán derecho a ser informados por el síndico, cuando así
lo requieran, sobre los créditos cuestionados. También podrán revisar los respectivos legajos de los acreedores. El
citado derecho de información, sin embargo, no incluye la posibilidad de realizar impugnaciones u observaciones, las
que quedan reservadas exclusivamente al concursado y a quienes hayan solicitado la verificación.

Art. 35 LCQ.- Informe individual. Vencido el plazo para la formulación de observaciones por parte del deudor y los
acreedores, en el plazo de veinte días, el síndico deberá redactar un informe sobre cada solicitud de verificación en
particular, el que deberá ser presentado al juzgado.
Se debe consignar el nombre completo de cada acreedor, su domicilio real y el constituido, monto y causa del
crédito, privilegio y garantías invocados; además, se debe reseñar la información obtenida, las observaciones que
hubieran recibido las solicitudes, por parte del deudor y de los acreedores, y expresar respecto de cada crédito,
opinión fundada sobre la procedencia de la verificación del crédito y el privilegio.
También debe acompañar una copia, que se glosa al legajo que se refiere el art. 279, la cual debe quedar a
disposición permanente de los interesados para su examen, y copia de los legajos.

Después de vencido el plazo para formular las observaciones e impugnaciones, el síndico tiene un término máximo
de 20 días (hábiles judiciales) para elaborar y presentar un informe individual por cada solicitud de verificación ante
el juzgado concursado. Excepcionalmente este plazo puede ampliarse (caso Vicentín).

Este informe es la expresión de opinión fundada del síndico sobre la procedencia o improcedencia de la verificación
de cada crédito y su graduación (privilegio, carácter quirografario, subordinado). La opinión debe ser resultado de la
valoración de todos los elementos probatorios presentados por el acreedor y de los recabados oficiosamente por el
funcionario.

Entonces, este informe es un verdadero dictamen técnico e imparcial que debe estar suficientemente respaldado en
los antecedentes de cada legajo, y en la información obtenida por el propio síndico al ejercer la labor instructoria
encomendada por el art. 33.

No es suficiente con que el síndico determine que un crédito debe ser o no admitido, sino que debe dar una
explicación al juez de las razones que lo motivan a opinar en uno u otro sentido. Si se aconseja la verificación, total o
parcial, debe detallar la cantidad líquida del crédito. El consejo del síndico no es vinculante para el juez, pero tiene
una influencia relevante en su decisión.

La ley 24.522 no prevé las impugnaciones a dicho informe. No obstante, pretorianamente se han viabilizado las
impugnaciones a este informe en supuestos de errores evidentes, permitiendo su incorporación al expediente y
confiriendo traslado al síndico para que ratifique o rectifique su opinión.

Art. 36.- Resolución judicial. Dentro de los diez días de presentado el informe por parte del síndico, el juez decidirá
sobre la procedencia y alcances de las solicitudes formuladas por los acreedores. El crédito o privilegio no
observado por el síndico, el deudor o los acreedores es declarado verificado, si el juez lo estima procedente.
Cuando existan observaciones, el juez debe decidir declarando admisible o inadmisible el crédito o el privilegio.
Estas resoluciones son definitivas a los fines del cómputo en la evaluación de las mayorías y base del acuerdo, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente.
Diez días (hábiles judiciales) después de presentado el informe individual y agregado al expediente, con copias, el
juez debe dictar la sentencia sobe verificación y graduación de los créditos. En ella resuelve sobre todas las
solicitudes formuladas al síndico tempestivamente. La decisión judicial debe ser fundada, como toda sentencia.

El dictamen del síndico no obliga al juez, ni siquiera en caso de ausencia de impugnaciones u observaciones a la
respectiva solicitud de verificación. El juez puede desestimar un crédito o privilegio aconsejado como favorable por
el síndico, así como admitir uno aconsejado desfavorable; todo esto como expresión del principio de inquisitoriedad
del proceso concursal.

Sobre cada solicitud de verificación pueden darse las siguientes soluciones:

1) Si no hubo impugnaciones u observaciones:

a) Declaración de verificación: el crédito se declara “verificado” y tiene el máximo de efectos favorables para su
titular, dado que le habilita a decidir sobre la propuesta presentada para el acuerdo. Esta declaración es irrecurrible,
salvo dolo.

b) Declaración de “no verificación”: es recurrible por medio del recurso de revisión, sin embargo, este sujeto no
podrá participar, en caso de prosperar el recurso, en la etapa de negociación sobre la propuesta. (en la cátedra no
mencionan esta clasificación, si el crédito no es cuestionado por el síndico ni por los acreedores, el juez debe
declararlo verificado)

2) Si hubo impugnaciones u observaciones, o el síndico dictaminó desfavorablemente en el informe individual:

a) Declaración de admisibilidad por parte del juez: se habilita a su titular a participar en la decisión sobre la
propuesta de acuerdo en el período de exclusividad, pero es susceptible de recurso de revisión.

b) Declaración de inadmisibilidad por parte del juez: su titular no puede participar en la negociación sobre la
propuesta del acuerdo, pero puede cobrar si interpone un recurso de revisión ante la resolución que lo declara
inadmisible. El perjuicio es que no podrá negociar, si obtiene le reconocimiento como acreedor se le impone la
negociación de los otros acreedores.

Ninguna de estas resoluciones es apelable. Si son recurribles por la vía del recurso de revisión (art. 37 LCQ).

Art. 37.- Efectos de la resolución. La resolución que declara verificado el crédito y, en su caso, el privilegio, produce
los efectos de la cosa juzgada, salvo dolo.
La que lo declara admisible o inadmisible puede ser revisada a petición del interesado, formulada dentro de los
veinte días siguientes a la fecha de la resolución prevista en el art. 36. Vencido este plazo, sin haber sido
cuestionada, queda firme y produce también los efectos de la cosa juzgada, salvo dolo.

Contra la sentencia que declara admisible o inadmisible un crédito no procede un recurso de apelación, sino uno de
revisión, que se interpone ante el mismo juez del concurso, él lo tramita y resuelve. Este recurso procede contra la
sentencia que declara admisible o inadmisible el crédito (la decisión de verificación no es revisable, por lo tanto solo
se revisan aquellos créditos que tuvieron impugnaciones u observaciones).

Trámite. Puede ser interpuesto por el deudor o por cualquier acreedor. Según De Cesaris no se le reconoce
legitimación al síndico. Tramita por vía de incidente (art. 280 y ss.). Se corre traslado a las otras partes. El primer
decreto se comunica por cédula (no corre la notificación automática). Luego se produce la prueba (amplitud
probatoria); y después el juez resuelve. Recién después de resuelto el recurso de revisión, y cualquiera fuere el
resultado, se abre la instancia de alzada por vía de apelación contemplada en el art. 285 de la LCQ.

La pretensión del incidente de revisión queda fijada en la etapa de presentación de la solicitud de verificación. Si en
la solicitud no pido el privilegio, no puedo pedirlo en el incidente de revisión (pregunta examen). Si verifiqué mal, por
ejemplo, me olvidé de un privilegio, puedo desistir (hasta antes de la sentencia del art. 36, luego no) y luego reclamo
en la verificación tardía.

Plazo. Puede interponerse dentro de los 20 días –hábiles judiciales- posteriores a la fecha de la resolución
respectiva. La interpretación literal del texto nos lleva la conclusión de la notificación automática el mismo día de su
dictado, es decir, desde la fecha de la misma sentencia, no de su notificación. Sin embargo deben hacerse algunas
consideraciones a partir del fallo “Rafiki SA s/ quiebras”:

a) El inicio del plazo previsto en el art. 37 se cuenta a partir del día en que la sentencia de verificación del art. 36 fue
dictada (NO desde su notificación), cuando esa resolución se dictó al décimo día de presentado el informe individual
(plazo previsto en el art. 36), o sea cuando se dicta a término; o al décimo día a contar de la fecha en que,
previsiblemente y según lo dictado en el auto de apertura del concurso o la sentencia de quiebra, o en alguna
decisión judicial expresa modificatoria de la fecha inicial, ese informe debía ser presentado.

Por lo tanto, el plazo para el recurso es de 20 días contados DESDE EL DÍA SIGUIENTE al dictado de la resolución (no
se cuenta el día en que se dicta para el cómputo procesal de los plazos) cuando la misma se dicta a los 10 días de
presentado el informe individual. No se aplica la notificación automática de los martes y viernes para contar el plazo.

b) Si la citada resolución se dicta con anterioridad al tiempo en que previsiblemente debió ser producida (o sea, a los
10 días de presentado el informe individual), el plazo para interponer el recurso de revisión comenzará a contarse
desde ese previsible momento (a partir del día 10 de presentado el informe individual).

c) El inicio del plazo previsto en el artículo 37 se encuentra subordinado a la notificación por ministerio de la ley
(martes y viernes) de la resolución del art. 36, cuando dicha resolución fue dictada con posterioridad al momento en
que, previsiblemente, hubo de ser emitida.

Resumiendo:

 Si la resolución del art. 36 se dicta al día 10 desde que se presentó el informe individual, los 20 días para el
recurso de revisión cuenten a partir del día siguiente de dictada dicha resolución. El 37 sólo se aplica si la sentencia
sale el día que tenía que salir.

 Si la resolución se dicta antes del día 10, comienza a contarse el plazo de 20 días desde que se cumplan los 10 días
correspondientes (era el momento previsible).

 Si la resolución se dicta con posterioridad a los 10 días, opera la notificación por ministerio de ley, por lo tanto el
plazo se empieza a contar a partir del martes o viernes próximo.

Art. 38.- Invocación de dolo. Efectos. Las acciones por dolo a que se refiere el artículo precedente tramitan por vía
ordinaria, ante el juzgado del concurso, y caducan a los noventa días de la fecha en que se dictó la resolución
judicial prevista en el art. 36. La deducción de esta acción no impide el derecho del acreedor a obtener el
cumplimiento del acuerdo, sin perjuicio de las medidas precautorias que puedan dictarse.

El artículo consagra positivamente la acción, de creación pretoriana, que se conoce en derecho procesal como
revocación de la cosa juzgada fraudulenta. La irrevisibilidad de la sentencia de variación no es absoluta, pues
permite un reexamen de la aparente cosa juzgada obtenida mediante un proceso fraudulento, logrando la nulidad
de ese pronunciamiento.

Es una acción autónoma cuyo ejercicio no se encuentra supeditado ni limitado por la interposición o no del recurso
de revisión, porque tiende a demostrar el fraude o la intención de provocar un menoscabo en el patrimonio del
deudor. El trámite incidental es inaplicable, dado que esta pretensión se interpone por vía ordinaria. Se asigna
competencia al juez del concurso.
El plazo para ejercer la acción es breve -90 días- y se cuenta de la misma manera que el término para interponer el
recurso anterior (ver artículo anterior). El planteo de la revisión no suspende el término de la acción por dolo. Es éste
un plazo de caducidad, no de prescripción; por esa razón no necesita ser invocado por el beneficiario y el juez lo
debe hacer valer oficiosamente, desestimando la pretensión revocatoria pro dolo tardíamente postulada.

El vicio específico es el dolo. El hecho doloso debe referir a un engaño cometido durante el proceso de verificación
que ha gravitado decisivamente en el pronunciamiento judicial al punto de permitir que se admita un crédito
inexistente, o por un monto mayor, o menor al que corresponde, o asignándole un privilegio que no tiene.

El planteo es excepcional e inusual en los procesos concursales.

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