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Margarit

a
Gael Aquino
La acompañaban hojas de plátano en el almuerzo, aquél lúgubre aroma
resplandece todavía en mí, cenizas de palmera quemada, envolviendo el huevo
con un poco de sal. Todavía se siente, y es extraño darse cuenta de los pocos
momentos que, hasta los más molestos, se prenden en la memoria sofocándote,
extrañando lo malo. Porque todo viene y pasa por algo, así entendí.
Quizás ella no me espera, no entiendo el porqué no la encuentro, sabrá él si
supiera como llegué, pero, entonces ¿dónde está? ¿el perdido seré yo? El aceite
se le empapó en todos los deslices de los dedos, con esa señal ya sabía que una
buena requemada me esperaría.
A menos eso decían, todas las de la colonia aseguraban que fui de todo:
obediente, correcto, grosero, mal hablado. Al final, cosas que ni yo me acordaba.
Tito me prestaba su trompo, mi pasatiempo, era bastante viejo y su color se
oscurecía entre más y más batallaba con el tiempo. 
Una, dos, y tres; para intentar bailarlo.
"Primero tienes que enrollarlo bien. Después entre tus dedo, los dos. ¡Así lo
aprietas bien para después, con harto coraje lo tiras" ¡Cómo nos reíamos cuando
por fin lo lograba! siempre pensé que el trompo podría tardar mucho más girando,
pero nunca se pudo. 
Ayer dejó de girar, y hoy ya no lo puedo volver a hacer.
—A veces quiero volver a esos tiempos — exclama—. ¿Tú no?
—La verdad, no. Una que otra cosa quizá, no mucho.
—Bueno, en eso tienes razón, pero —hace una pausa por un segundo—. A veces
quiero volver a tener ocho años, para no pensar en otra cosa más que
pendejadas.
Suelto una carcajada recíproca, como si fuera una clase de imán y que todo lo
estúpida sea gracioso, ese es el punto.
El de camisa rayas azules le suelta un zape al de amarillo porque le rompió su
trompo a picotazo. Joaquín y yo nos cagamos de risa aquella vez. Hasta nos
escucharon, pero era inevitable. El de amarillo comenzó a llorar porque el de rayas
le tiró su trompo al otro lado del muelle.
Pero, remontando a la pregunta, creo que todos extrañaremos ese día en el que te
subes a un mundo de mejillas que ni las moscas tocan, donde todo es bueno, este
mundo en su momento estará lleno de color blanco. Pasarán los años y se
deteriora, con un lindo marco gris, pero de lindo quizás no tenga nada. Solamente
quiero volver a soñar y pensar que todo será eterno, que un día la calle será
infinita y nunca acabaré su recorrido. Justo así pensaba, y sucedió. ¿Qué
extrañaremos entonces? Porque hoy el gris es oscuro, más que el negro junto a lo
que se supone es la oscuridad.

(...) Y pensé
Solamente les diré
Siempre vendrán
Tiempos mejores (...)

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