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ACUERDO

En la ciudad de La Plata, a 26 de diciembre de 2018, habiéndose establecido, de conformidad


con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación:
doctores Soria, Negri, Genoud, de Lázzari, Kogan, se reúnen los señores Jueces de la
Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa
A. 73.367, "Fuente, Susana Ester y ot. contra Ministerio de Seguridad (Policía de la Provincia
de Buenos Aires). Pretensión anulatoria. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley".

ANTECEDENTES

La Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en la ciudad de San


Martín hizo lugar parcialmente a los recursos de apelación interpuestos por la parte actora (v.
fs. 524/538) y la demandada (v. fs. 520/522), y modificó los montos de condena que el
magistrado de primera instancia fijó. Impuso las costas a la demandada en su calidad de vencida
(art. 51, CCA, texto según ley 14.437; v. fs. 569/580).

Disconforme con dicho pronunciamiento, la parte actora interpuso recurso extraordinario de


inaplicabilidad de ley y de nulidad (v. fs. 586/600 vta.). Por su parte, la demandada interpuso
el de inaplicabilidad de ley o doctrina legal (v. fs. 601/611 vta.). La Cámara interviniente
mediante el decisorio de fs. 613/614 vta. concedió a ambas partes los recursos extraordinarios
de inaplicabilidad de ley, y denegó el de nulidad interpuesto por la actora.

Dictada la providencia de autos para resolver (v. fs. 627), agregado el memorial de la parte
actora a fs. 631/635, y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema
Corte resolvió plantear y votar las siguientes

CUESTIONES

1ª) ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal interpuesto
por la Fiscalía de Estado a fs. 601/611 vta.?

En su caso:

2ª) ¿Lo es el interpuesto por la parte actora a fs. 586/600 vta.?

VOTACIÓN

[…] Se omite transcripción primera cuestión

A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo:

I. Contra la misma decisión descripta al abordar la primera cuestión sometida a tratamiento, se


alzó el actor mediante sendos recursos extraordinarios de nulidad e inaplicabilidad de ley
(586/600 vta.). A su turno, el Tribunal de Alzada concedió el último de los mencionados,
rechazando la vía nulitiva por no reunir los requisitos previstos en el art. 296 del ritual (v. fs.
613/614 vta.), decisión esta última que ha adquirido firmeza en tanto no se ha interpuesto queja
por ante este Tribunal.

II. El recurso no puede prosperar.


II.1. Llega a esta instancia extraordinaria la pretensión recursiva del actor a fin de dar
tratamiento al recurso de inaplicabilidad de ley concedido por el Tribunal de Alzada.

Es menester destacar que en su presentación de fs. 586/600 vta., tras anunciar en el sumario y
en el capítulo destinado al objeto que se impetran ambos remedios procesales, dedica el
capítulo VI (intitulado "recurso extraordinario") a desarrollar los cuatro agravios que postula
(v. fs. 588/600 vta.). En dicho tramo, el recurrente engloba en una misma pieza, de modo
confuso e indistinto, argumentos de orden doctrinario y constitucional, cuya correspondencia
con los recursos que dice haber planteado (el de nulidad, denegado por el Tribunal de Alzada
y el de inaplicabilidad de ley o doctrina legal, concedido) no es discernible.

II.2. Ahora bien, de acuerdo con el criterio que adopté en la causa Ac. 88.638, "Iezzi", de fecha
5 de marzo de 2008, al adherir en un todo al voto de mayoría expedido por mi distinguido
colega doctor Hitters, considero que el recurso de inaplicabilidad de ley bajo tratamiento debe
ser desestimado en atención a su insuficiente fundamentación (arts. 279 y 297, CPCC).

En esa oportunidad, el colega mencionado recordó la reiterada doctrina de este Tribunal, por
la cual se descarta la posibilidad de fundar recursos extraordinarios diferentes (en el caso, el de
inaplicabilidad de ley y el de nulidad) en los mismos fundamentos o con agravios
entremezclados (causas Ac. 50.762, sent. de 7-III-1995; Ac. 57.323, sent. de 13-II-1996 y Ac.
61.024, sent. de 7-VII- 1998; e.o.), toda vez que en esta sede extraordinaria no cabe admitir
embates cuya promiscuidad argumental genere una confusión en la que no sea posible
desentrañar, con debida certeza, dónde comienza o finaliza uno u otro (doctr. Ac. 45.213, sent.
de 27-XII-1991; v. voto del doctor Hitters en la causa Ac. 91.830, sent. de 3-V-2006; Ac.
88.638, ya cit.).

Por otra parte, parece obvio recordar que no es labor de la Corte suplir falencias de orden
técnico que mellan la viabilidad de la impugnación que se intenta en su sede extraordinaria
(arg. arts. 279 y 297, CPCC).

II.3. Según sostuvo el ministro cuyo pronunciamiento rememoro "...los recursos


extraordinarios tienen exigencias técnico-formales propias, de insoslayable cumplimiento, que
la Suprema Corte no puede dejar de lado, pues de lo contrario, se infringen normas de carácter
constitucional y legal que lo sustentan (arts. 161, Const. prov.; 279 y 296, C.P.C.C.)" (conf.
causa Ac. 88.638, cit.).

Tras recordar la aplicabilidad del principio dispositivo, también explicó que "...[p]or ello es
que en este campo se advierte una característica propia, conocida como 'principio de
formalidad' (ajeno, por supuesto, a toda connotación excesiva o formulista), del cual se deriva,
como uno de sus principales corolarios, la regla de la 'unicidad' recursiva, según la cual cada
resolución tolera -generalmente- un solo carril de impugnación (mi voto en la causa L. 75.147,
sent. del 6-VIII-2003, v. Barbosa Moreira, Comentarios ao Código de Proceso Civil, Ed.
Forense, 4° ed., v. V, p. 281)" (causa Ac. 88.638, cit.).

II.4. Que se admita deducir en un solo escrito más de un recurso (causa C. 91.909, "Porta",
sent. de 23-V-2007), no conduce a una solución diversa en la especie por cuanto tal posibilidad
tiene cabida si los fundamentos en que cada uno se asienta han sido debidamente deslindados
(causa Ac. 91.909, cit.), cosa que aquí no ocurre. La carga de exponer con claridad y precisión
los agravios que a cada recurso le corresponden no ha sido observada. Fiscalizar su
cumplimiento atañe al Tribunal, a quien le está vedado efectuar lecturas "creativas" o
"reconstructivas" de planteos carentes de los recaudos de suficiencia impuestos por el
ordenamiento (conf. mi voto en la causa A. 69.692, sent. de 21-XII-2011).

III. Por las razones expuestas, corresponde rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley articulado, con costas (arts. 60 inc. 1, ley 12.008, texto según ley 13.101, 68 y 298,
CPCC).

Voto por la negativa.

Los señores Jueces doctores Negri y Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez
doctor Soria, votaron la segunda cuestión también por la negativa.

A la segunda cuestión planteada, el señor Juez de Lázzari dijo:

I. No obstante que los remedios extraordinarios interpuestos -de nulidad e inaplicabilidad de


ley- contra la sentencia han sido presentados en un mismo escrito con una ilación continua, es
posible verificar específicamente los argumentos que corresponden en este caso particular al
recurso de inaplicabilidad de ley

En este sentido es dable precisar que los recaudos adjetivos legislados para la admisión de estos
medios impugnatorios en casación tienen por finalidad que cada uno de ellos tengan una
fundamentación autónoma, suficiente y diferenciada; en nuestro caso, la falta de separación
estructural de sendos recursos en el escrito postulatorio de fs. 588/600 vta. no impide deslindar
lo que es propio del recurso a tratar, ni obstaculiza la consideración sobre cuáles son los
argumentos que lo motivan. Es por ello que estimo admisible el recurso interpuesto.

II. La Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en San Martin, en


lo que al presente recurso interesa, en relación a la cuantía indemnizatoria ordenada por el
magistrado de primera instancia a favor de las accionantes, estableció que:

II.1. Para fijar la indemnización por el rubro "valor vida" consideró que a la fecha de la muerte
del señor L., éste se encontraba casado, tenía 50 años de edad y tres hijas -dos de ellas menores-
. También que se desempeñaba laboralmente como tornero en su propio taller, y que de las
distintas declaraciones testimoniales brindadas surgía que la familia tenía un buen nivel de vida
y que él era el único sostén económico. Agregó que a fin de acreditar éste último aspecto -
además de las declaraciones mencionadas-, solo se adjuntaron fotocopias de las constancias de
pago del colegio privado Instituto Educacional Almafuerte, al que concurrían dos de las hijas,
no habiéndose acompañado otro elemento documental que pudiera ser tenido en cuenta a esos
efectos. Por ello, consideró que no se podían establecer en forma fehaciente los ingresos del
causante al año 2013, y decidió mantener la suma fijada por el a quo en función del medio
ambiente, la edad de la víctima, sus circunstancias personales y el vínculo familiar.

II.2. Con respecto al rubro "daño moral", cuestionado por ambas partes, consideró que la
muerte de un ser querido provoca profundas perturbaciones espirituales por más que los
afectados sean los hijos mayores de edad. El hecho dañoso los privó de gozar de la compañía
y del apoyo espiritual del esposo y padre. Estimó por ello que la traducción económica del
aludido quebranto que en el fallo se efectuó, no refleja -en el caso de las hijas- los sufrimientos
espirituales que a las reclamantes debió haberles provocado el evento dañoso (arts. 1.078 Cod.
Civ. y 165, CPCC). Por ello redujo la suma fijada para la señora Fuente al importe de pesos
cien mil ($100.000), y elevó la suma asignada por el juez de primera instancia al importe de
pesos cien mil ($100.000) a favor de cada una de las co-actoras M. A., A. R. y E. S. L..

II.3. Respecto del "daño y tratamiento psicológico", objeto de agravio de ambas partes, sostuvo
que la perito psicóloga de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de La Matanza había
informado que "los estados actuales descriptos, teniendo en cuenta que el hecho fue hace 6
años y todas ellas han realizado tratamiento psicoterapéutico aún persisten en ellas signos y
síntomas compatibles con Daño psíquico conformando un cuadro de Estrés Pos Traumático
Crónico en conmorbilidad con un cuadro de depresión en diferentes grados y formas según la
singularidad de cada actora, como fuera descripto supra las funciones de atención,
concentración y memoria se ven afectados y en cuanto a la esfera emocional también es
evidente la falta de motivación típica en estos cuadros[....]el costo promedio de profesionales
idóneos es actualmente en un razonable promedio de $ 150 la sesión. En el caso de la Sra.
Fuente y de L. R. y L. M. seria de una frecuencia bisemanal y en el caso de L. E. una vez por
semana[...]Según el Baremo Profesor Doctor Castex año 2002 la incapacidad Psíquica de
Fuentes Susana Ester es parcial y permanente y correspondiendo al 35% PTSD código
2.6.7[...]de L. M.[...]incapacidad psíquica parcial y transitoria del 20% grado moderado PTSD
código 2.6.7, L. A. R. incapacidad psíquica parcial transitoria del 25% de grado severo[...]y L.
E. incapacidad psíquica parcial transitoria del 10% de grado leve...", y en las explicaciones de
fs. 418/419 sostiene que "...el tiempo mínimo de tratamiento podría estimarse en dos años para
las hijas[...]respecto de la señora Fuente el tratamiento y las evaluaciones anuales en forma
permanente...".

En atención a lo expuesto, entendió que el resarcimiento por la incapacidad psicológica debía


ser rechazado. Ello así, en tanto consideró que en la pericia no se mencionó que la incidencia
del evento dañoso en la salud psíquica no pudiera ser revertida, sino que, por el contrario,
aconsejaba la experta un tratamiento psicológico, por lo que infirió que la terapia era útil y que
se revertirían las secuelas reseñadas.

Con ello estimó que sólo debía indemnizarse el concepto de gastos de tratamiento y no así el
daño en sí mismo.

En cuando a éste último estipuló que correspondía modificar las sumas fijadas en la instancia
de grado. Para ello redujo a la suma de pesos veintiocho mil ochocientos ($28.800) para la
señora Susana Fuente, considerando lo que surge del dictamen pericial, del que entiende se
desprende que: "...no se menciona que el daño resulta ser irreversible, por lo que se establece
un tratamiento razonable de acuerdo a la patología descripta de dos (2) años, dos (2) sesiones
semanales a un valor promedio del indicado por el perito de pesos ciento cincuenta ($ 150) la
sesión; y sumado a lo expresado por este Tribunal en precedentes análogos".

Por otro lado, en relación a las coactoras A. R. L., y M. A. L. -para cada una de ellas- consideró
correcto modificar las sumas fijadas en la instancia de grado, esto es, veintiocho mil
ochocientos pesos ($28.800) y de pesos catorce mil cuatrocientos pesos ($14.400) para E. S.
L.; en tanto surge del dictamen pericial -por un lado- un tratamiento psicológico aproximado
de dos años, dos sesiones semanales para A. R. y M. A. L.; y de dos años de tratamiento una
sesión semanal para E. S. L. a un valor promedio del indicado por el perito de ciento cincuenta
pesos ($150) la sesión.

Asimismo, juzgó que los montos señalados no llevarían intereses desde que el perjuicio se
produjo, sino a partir de la notificación de esa decisión judicial, habida cuenta de que las sumas
serán percibidas de una sola vez -lo que permitirá su adecuada inversión- y serán aplicadas a
solventar erogaciones que todavía no han sido realizadas.

II.4. Por último, en lo que se refiere a la tasa de interés aplicable al resto de los rubros, señaló
que regía por vía de analogía, lo dispuesto por el art. 622 del Código Civil. Así apuntó que ello
configuraba la doctrina legal en la materia, en tanto esta Corte ha dicho que: "...si el interés
previsto en el art. 622 del Código Civil tiende a resarcir al acreedor el daño patrimonial causado
por la falta de cumplimiento oportuno de la obligación, no debe perderse de vista que
necesariamente habrá que tener en cuenta cuál podría haber sido la inversión ordinaria al
alcance del acreedor si hubiese recibido la acreencia en término. Desde este ángulo es
indudable que cualquier institución bancaria le hubiese abonado única y exclusivamente la tasa
pasiva vigente al momento de la inversión o sus sucesivas renovaciones. La aplicación de otra
tasa alteraría inexorablemente el fin propuesto distorsionando esa finalidad".

Asimismo, agregó que también ha decidido este Tribunal que "corresponde aplicar a los
créditos reconocidos judicialmente la tasa de interés que paga el Banco de la Provincia de
Buenos Aires en los depósitos a treinta días, vigente durante los distintos períodos de aplicación
y hasta su efectivo pago". Con ello confirmó la sentencia de primera instancia que aplicó la
tasa de interés que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires por sus depósitos a 30 días.

III. Mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal, la parte actora
denuncia absurdo en la apreciación de los escritos postulatorios y en la valoración de la prueba
producida en autos, solicitando la modificación de los rubros indemnizatorios que le fueran
otorgados, como la tasa de interés aplicable al caso.

III.1. En primer lugar, se agravia de que la Cámara consideró erróneamente que habían
demandado por responsabilidad lícita del estado, cuando en rigor de verdad surge de su escrito
inicial que reclamaron por "cumplimiento irregular" del desempeño policial del que resultó
muerto el señor L..

Señala que sólo para el supuesto de un eventual déficit probatorio que no permita acreditar que
el disparo provino de alguna de las armas de los agentes policiales (que consideran que no llegó
a darse en el caso), dejó a salvo la responsabilidad lícita del Estado, la que mantenía igual plena
vigencia.

Agrega que, si bien ya la sentencia de primera instancia consideró que la responsabilidad estatal
resultaba de su accionar lícito, y con ello hizo lugar a la pretensión, les estaba vedado cuestionar
el tipo de responsabilidad que se atribuyó, en tanto se había satisfecho su interés indemnizatorio
y no tenían agravio alguno que permitieran discutirla. Aduce que introdujo el tema al momento
de contestar los agravios expuestos por la parte demandada.

Respecto del absurdo que denuncia indica cuales son las pruebas que acreditan la ilicitud del
actuar policial, y apuntan: los elementos recolectados por la fiscalía enunciados en el
requisitorio de elevación a juicio de la IPP; los informes criminalísticos que dan cuenta de
impactos de bala sobre rejas, persianas y mampostería de la ochava del taller de tornería, de los
que surgen la línea de fuego proveniente de la policía; los testimonios, y por último la decisión
policial de seguir disparando desde una distancia cercana a los noventa o cien metros, cuando
ningún peligro inminente debía ser contrarrestado.
Consideran que dicha prueba más el hecho de que se violaron los arts. 6 y siguientes de la ley
12.155 de Organización de Policías de la Provincia de Buenos Aires, bastan para calificar como
irregular el accionar de los agentes de seguridad.

Con todo ello se agravia de que la sentencia de Cámara sostenga que: "...no tiene relevancia la
circunstancia de que no se haya podido acreditar -de modo indubitable- que la bala que causa
la muerte del Sr. L. haya provenido del arma de un policía", cuando el juez de grado si lo había
tenido por acreditado.

III.2. En segundo lugar, se agravia de la modificación efectuada sobre el rubro daño psicológico
y gastos de tratamiento.

Señala al respecto que de la pericia psicológica surge que: "...Según el Baremo Profesor Doctor
Castex año 2002 la incapacidad Psíquica de Fuentes Susuna Ester es parcial y permanente y
correspondiendo al 35% PTSD código 2.6.7". Ello, entiende, se traduce en la irreversibilidad
del daño.

Aduce que la Cámara ha incurrido en arbitrariedad manifiesta en tanto luego de trascribir la


pericia, sostiene que el daño no es irreversible, cuando surge de ese informe lo contrario.

Sostiene que la incapacidad psicológica de la viuda, habiéndose determinado por la perito en


un 35% que calificó de permanente, debe ser indemnizada con absoluta independencia del
resarcimiento que le corresponde por los gastos de tratamiento. Señala que no es óbice para
ello que Susana Fuente sea ama de casa ya que tal actividad posee por sí misma un valor
económico y que en todo caso la merma de las capacidades para realizarlas hace presumir la
necesidad de recurrir onerosamente a terceros para su realización. Agrega asimismo que no
necesariamente debe indemnizarse una disminución económica, siendo ya reconocido
jurisprudencialmente que también deben indemnizarse aspectos extra lucrativos.

Asimismo, sostiene que para que dicha incapacidad no se agrave necesariamente habrá de ser
asistida con tratamiento psicológico durante toda su vida, y no durante dos años como estimó
la Cámara, quien se aparta injustificadamente de lo recomendado por la perito. Con ello
sostiene que ante una expectativa promedio de vida en el país para el sexo femenino de 78
años, y dado que requiere atención permanente de dos sesiones semanales (conf. surgiría de la
pericia), el gasto en que se incurrirá será de $343.200 -conf. monto de la sesión indicado por la
pericia-, suma que considera deberá cuantificarse a valores vigentes a fecha de la sentencia
definitiva.

Se agravia también de que no se fijaron correctamente los intereses para las sumas que
corresponden al tratamiento psicológico. Para ello sostiene que siendo imperativo de la
indemnización integral la cuantificación de los rubros que la integran determinados al tiempo
más próximo posible a la sentencia, resulta absurdo valuar el tratamiento de todas las actoras a
valores vigentes a la fecha de la pericia (que fija en $150 el valor de la sesión en junio de 2011,
es decir dos años antes de la sentencia), y a la vez disponer que, respecto de dichas sumas
depreciadas, corra el interés desde que quede firme el decisorio, pudiendo pasar varios años
hasta dicho momento, lo que denuncia resulta absurdo.

III.3. Respecto del valor vida, se agravia de que la Cámara no tuvo por probado el elevado nivel
económico que proporcionaba el difunto a la familia confirmando por ello el monto otorgado
por el juez de primera instancia.
Para ello señala que la suma de $350.000 confirmada, resulta ilógica toda vez que representaría
un ingreso de $1.073, cuando la categoría inferior del personal doméstico percibía a septiembre
de 2013 la suma de $3.220, resultando una suma irrisoria con la que sería imposible sostener
un hogar. Agrega que para ese mismo año el salario mínimo vital y móvil ascendía (con SAC)
a $3.575 y el convenio colectivo para un tornero sin antigüedad era de $7.000 mensuales.

Acusa que tampoco se consideró el testimonio del señor Walter Daniel Suarez, del que surge
que el día de trabajo de un tornero, como el señor L., representaba entre 100 y 130 dólares; y
agrega que la Cámara debería haber recurrido a su propia experiencia para entender que una
familia de cinco integrantes no puede sostenerse con un importe mensual inferior a $12.000,
como mínimo.

Aduce que con dicha suma ridículamente se podría sostener a toda la familia en el elevado
nivel de vida que el propio Tribunal de Alzada reconoce que tenían, por lo que considera
contradictoria tal resolución.

Indica al respecto que según doctrina de esta Corte es necesario no sólo mencionar las pautas
que se tienen en cuenta para establecer el monto del rubro, sino que se impone "proporcionar
los datos para reconstruir el cálculo realizado" permitiendo sólo así evaluar la justicia del
resultado alcanzado en un fallo que pueda ser considerado efectivamente derivación razonada
de las constancias del expediente, lo que aduce no ocurrió en autos.

III.4. Por último, se queja de la tasa de interés aplicada a los rubros otorgados. Sostiene que
ningún poseedor de capital colocaría su dinero en el Banco de la provincia de Buenos Aires
para recibir la tasa de interés pasiva que éste paga, cuando puede optar por cualquier otra
entidad privada que paga mucho más.

Aduce que la tasa pasiva dispuesta no cumple siquiera mínimamente la función de


compensación por la indisponibilidad del capital.

Reconoce la doctrina de este Tribunal conforme la cual se aplica la tasa pasiva de dicho banco,
pero señala que debe ser cambiada ya que resulta injusta y destruye salvajemente la reparación
integral que debe otorgarse.

Para justificarlo sostiene que en la actualidad la inflación es tal que la tasa pasiva, lejos de
reparar siquiera mínimamente el daño del acreedor por no recibir su crédito en tiempo
oportuno, lo licúa y destruye, a la par que provoca un inaceptable beneficio para el deudor
moroso.

Entiende que la tasa activa, al menos, se aproxima al objetivo de la reparación integral y es hoy
aplicada por prácticamente todos los fueros de competencia nacional. Al efecto cita doctrina
de las Cámaras Civiles de la Nación, donde se la ha aplicado.

Alega que si lo que se busca es reparar el sufrimiento injusto y la víctima no lo obtiene del
responsable en forma oportuna, por qué no pensar que se lo procurara el mismo adquiriendo el
dinero del mercado de capitales abonando la tasa activa. Estima que es mucho más lógico que
sea el deudor demandado judicialmente quien soporte el mismo costo financiero que hubiera
correspondido si hubiera debido buscar el dinero fuera del proceso para satisfacer la obligación.
IV. Adelanto que el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto por la actora
prospera parcialmente.

IV.1. Respecto al primer agravio esgrimido por la parte actora en relación a la atribución de
responsabilidad lícita, se señala que el mismo no es de recibo.

Ello así en tanto el argumento aducido por la parte recurrente en esta instancia resulta
extemporáneo, en tanto no fue oportunamente introducido en su apelación ante la Cámara, por
lo que llega firme a esta instancia.

Esta Corte ha sostenido que las cuestiones que, de manera novedosa y extemporánea se
introducen por primera vez ante la instancia extraordinaria, resultan ineficaces para habilitar el
Recurso Extraordinario de Inaplicabilidad de ley en tanto constituyen el fruto de una reflexión
tardía (doctr. causas C. 116.447, "Complejo Habitacional Barrio ODISA 824", sent. de 30-X-
2013 y C. 107.799, "Gondolesi, Carlos E.", sent. de 30-X-2013; e.o.).

En segundo lugar, porque como los propios recurrentes afirman, se hizo lugar a la demanda y
se indemnizaron todos los rubros reclamados y por tanto no se evidenció agravio alguno que
permita su revisión.

Al respecto tiene dicho esta Corte que el ejercicio de un camino recursivo, como toda acción
en justicia, no se reconoce sino a quienes justifiquen una afectación que legitime el acceso a la
vía judicial de carácter extraordinario, pues a falta de aquélla, no hay petición audible ante
dicha instancia (doctr. causa A. 72.024, "Astori Estructuras S.A.", sent. de 21-XII-2016; e.o.).

Por último, se señala que tampoco se vio afectado el principio de congruencia -como denuncia
la parte actora- en tanto no se alteró la relación procesal sustancial, siendo facultad de los jueces
de grado aplicar el derecho al caso traído por las partes. Tiene dicho esta Corte que la litis
determina los límites de los poderes del juez que debe pronunciarse sobre todo lo que se
reclama y sólo sobre lo que se pide: el principio iura novit curia tiene como límite el de no
alterar la relación procesal (doctr. causa L. 99.702, "Da Silva Guillermo, Juan Ignacio", sent.
de 30-III-2011), la que no fue alterada en autos.

IV.2. El segundo agravio, por el que se queja de la modificación efectuada sobre el rubro daño
psicológico y los gastos de tratamiento, merece acogida (conf. arts. 474 y 384, CPCC).
Veamos.

Como señala la parte actora, surge de la pericia psicológica agregada a fs. 405/417 y de la
aclaración de la misma agregada a fs. 425/426, que la señora Fuente sufre de una incapacidad
psíquica, parcial y permanente del 35% PTSD código 2.6.7. (v. último párrafo fs. 416 y que el
tratamiento y las evaluaciones anuales, deberán efectuarse en forma permanente, fs. 426,
aclaraciones).

Se evidencia manifiesto que el Tribunal de Alzada se apartó de las conclusiones brindadas por
la perito psicóloga, desinterpretando lo consignado en la pericia y en las aclaraciones de la
misma. En efecto sostuvo que el daño era reversible y que sólo se necesitaría tratamiento de
dos años para sanarlo, sin dar fundamento alguno que permitiera justificar tal proceder (art.
474, CPCC). á
No surge de los términos de la pericia que se haya estimado en momento alguno si el daño
sufrido por la actora -que resultara viuda-, es reversible. Al contrario, y a diferencia de lo
indicado para las restantes actoras, a las que se les diagnosticó daño psicológico transitorio,
respecto de la señora Fuente se concluyó que el mismo resultaba permanente.

Es por ello que se considera absurda la conclusión arribada por la Cámara en cuanto establece
que no debe indemnizar el daño psicológico por separado de los gastos por tratamiento, y en
cuanto impone una limitación temporal de estos últimos, correspondiendo se revoque el fallo
recurrido en estos aspectos, y se dicte uno nuevo que tenga en cuenta la permanencia del daño
psicológico y la necesidad de su tratamiento de por vida.

Ahora bien, respecto a la solicitud de que se integren los valores vigentes de la sesión
terapéutica al tiempo más próximo posible a la sentencia, aplicándose intereses no desde que
ésta queda firme sino desde antes, señalo que, como bien lo estableció la Cámara, dichos
montos no llevarán intereses desde que el perjuicio se produjo, sino a partir de la notificación
de esa decisión judicial, habida cuenta de que las sumas serán percibidas de una sola vez -lo
que permitirá su adecuada inversión- y serán aplicadas a solventar erogaciones que todavía no
han sido realizadas, es decir futuras.

Sobre el particular las recurrentes alegan que resulta absurdo considerar que en la actualidad el
valor de la sesión siga siendo el fijado en ciento cincuenta pesos ($150) en el año 2011,
considerando que con tal valor no será posible afrontar el tratamiento.

Al respecto se señala que de admitirse la "actualización", "reajuste" o "indexación" de los


créditos se quebrantaría la prohibición contenida en el art. 7 de la ley 23.928, doctrina
plenamente aplicable en atención al mantenimiento de tal precepto luego del abandono de la
paridad cambiaria dispuesta por la ley 25.561 (doctr. causa B. 66.929, "Mardones, Néstor
Edgardo", sent. de 6-IV-2011; e.o.).

Tampoco ha demostrado la parte recurrente que efectivamente el valor de la sesión haya


fluctuado, y menos aún en cuánto habría incrementádose, motivo por el cual deja incólume lo
decidido por el Tribunal de Alzada, al no rebatir las consideraciones por ella efectuadas.

Esta Corte ha establecido que el concepto de absurdo hace referencia a la existencia, en la


sentencia recurrida, de un desvío notorio, patente o palmario de las leyes de la lógica o a una
interpretación groseramente errada del material probatorio aportado. Más no cualquier error,
ni la apreciación opinable, ni la posibilidad de otras interpretaciones, o supuestos intentos
similares, alcanzan para configurar tal absurdo. Es necesario, por el contrario, que se demuestre
un importante desarreglo desde la base del pensamiento, una anomalía extrema o una falla
palmaria en los procesos mentales, de manera que se ponga en evidencia la irracionalidad de
las conclusiones a las que se ha arribado. Y ello, por supuesto, debe ser eficazmente denunciado
y demostrado por quien lo invoca. En definitiva, para que este Tribunal ingrese a la
consideración de cuestiones fácticas al recurrente no le alcanza con argumentar que el hecho,
la valoración de la prueba, la relación dialéctica entre los hechos y las normas, pudo ocurrir o
hacerse de otra forma, tanto o más aceptable; resultando indispensable demostrar que, de la
manera que lo afirma la sentencia, no pudo ser (doctr. causa C. 120.316, "Calfin, Marina
Estela", sent. de 22-VI-2016, e.o.).

IV.3. No prosperan tampoco los agravios expresados sobre el rubro "valor vida". Veamos.
La Cámara específicamente en oportunidad de pronunciarse al respecto, estimó que a fin de
acreditar el nivel de vida que las actoras dicen que tenían con anterioridad al fallecimiento, sólo
se adjuntaron a fs. 83/87 fotocopias de las constancias de pago del colegio privado Instituto
Educacional Almafuerte, al que concurrían A. R. y M. A. L., no habiéndose acompañado otro
elemento documental que pudiera ser tenido en cuenta a esos efectos.

Por ello, consideró que los elementos obrantes en autos no permiten establecer en forma
fehaciente, que los ingresos del causante al año 2013 se encontrarían como mínimo en los doce
mil pesos ($12.000), como sostuvieron las actoras en su escrito recursivo.

Sostuvo que, ante la carencia de concreta acreditación de los ingresos del fallecido, se imponía,
al ejercicio discrecional de la tarifación, que el sentenciante acuda a criterios de parquedad,
pues esa defección no ha de generar indebidamente enriquecimiento para quien en definitiva
debía aportar la prueba perjudicando injustamente al deudor (citó arts. 165, tercera parte, CPCC
y 1.068, 1.083, 1.084, 1.085, Cód. Civ. y causa Ac. 22.190).

Las recurrentes, a fin de que se modifique el rubro en esta instancia extraordinaria, alegan que
el Tribunal de Alzada habría incurrido en absurdo al confirmar el monto de $350.000 fijado
por el magistrado de primera instancia, en tanto dicha suma representa $1.073 mensuales; suma
que no reflejaría el nivel de vida que fue acreditado.

Sostienen que el quantum debe ser edificado a partir de los elementos que surjan de la prueba
rendida, debiendo el juzgador proporcionar los datos del resultado alcanzado en un fallo que
pueda ser considerado derivación razonada de las constancias del expediente.

Al respecto considero que los agravios esbozados no son más que meras discrepancias con las
conclusiones arribadas por los magistrados intervinientes.

Tiene dicho esta Corte que aun cuando el análisis efectuado por el tribunal -sobre cuestiones
de hecho y de prueba- pueda resultar opinable, o discutible, esa circunstancia no es suficiente
para tener por demostrado el vicio invalidante de absurdo, habida cuenta que lo que habilita la
revisión casatoria no es cualquier equívoco o disentimiento. Antes bien, es necesario que se
configure un desarreglo en la base del pensamiento, una falla palmaria del raciocinio, es decir,
un error extremo (doctr. causa L. 118.645, "Yanuzzio, Sergio Gustavo", sent. de 23-V-2017),
una insostenible o grosera desinterpretación de las constancias objetivas que resultan de la
causa, siendo la única vía que autoriza la apertura de esta instancia extraordinaria para el
examen de cuestiones de hecho y prueba, lo que no ha sido acreditado en autos (doctr. causa
A. 72.918, "Illodo, Olga Josefa", sent. de 10-V-2017; e.o.). Por ello y en tanto el juez de grado
es quien determina que pruebas tendrá en cuenta, no habiéndose demostrado que se trata de
una conclusión absurda, es que corresponde rechazarse el presente agravio.

IV.4. Por último, no es de recibo el agravio vinculado con la aplicación de la tasa de interés,
por cuanto la posición asumida por el Tribunal de Alzada resulta coincidente con el criterio
sentado por este superior Tribunal -por mayoría- debiendo calcularse los accesorios conforme
la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a
treinta días, vigente al inicio de cada uno de los períodos comprendidos y, por aquellos días
que no alcancen a cubrir el lapso señalado, el cálculo debe ser diario con igual tasa, desde la
fecha del hecho dañoso hasta el día de su efectivo pago (arts. 622 y 623, Cód. Civ.; 7 y 768,
inc. "c", Cód. Civ. y Com.; 7 y 10, ley 23.928 y modif.; 31 bis, ley 5.827; conf. doctr. causas
C. 119.176, sent. de 15-VI-2016 y C. 118.885, sent. de 12-VII-2017).
V. Por todo lo expuesto, corresponde hacer lugar parcialmente al recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley interpuesto por la parte actora y revocar el pronunciamiento impugnado
en lo que respecta al rubro tratado en el punto IV.2., con los alcances allí indicados.

Los autos han de remitirse al tribunal de origen a fin de que, con debida integración, dicte un
nuevo pronunciamiento expidiéndose sobre la cuantificación del daño psicológico y gastos de
tratamiento de la señora Fuente (art. 289 inc. 2, Cód. cit.).

Las costas devengadas por el presente remedio extraordinario, atento al modo en que se
resuelve la cuestión, estarán a cargo de la vencida en lo que prospera y de la recurrente en lo
que se desestima (arts. 60 inc. 1, ley 12.008, texto según ley 13.101; 68 y 289 in fine, CPCC).

Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.

La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, voto
la segunda cuestión también por la negativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente

SENTENCIA

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario de


inaplicabilidad de ley interpuesto por la demandada (conf. arts. 279 y 289, CPCC). Costas a la
recurrente en su calidad de vencida (conf. arts. 60 inc. 1, ley 12.008, texto según ley 13.101;
68 y 289 in fine, CPCC).

Asimismo, se rechaza por mayoría, el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley


interpuesto por la parte actora (conf. arts. 279 y 289, CPCC). Costas a la recurrente en su
calidad de vencida (conf. arts. 60 inc. 1, ley 12.008, texto según ley 13.101; 68 y 289 in fine,
CPCC).

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

EDUARDO NESTOR DE LÁZZARI

HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA


LUIS ESTEBAN GENOUD HILDA KOGAN

JUAN JOSE MARTIARENA

Secretario

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