Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Al tiempo que iniciaba mi educación secundaria, acudí junto a las Hermanas Carmelitas a
visitar un lugar de ancianos ubicado en una zona rural al oeste del país. Observé que habían
muchas niñas, que bajo el sol incasdescente de las 11 de la mañana y, a veces, con los pies
descalzados, algunas hasta cargando otros bebés, acudían a una pequeña bodega y allí
[…] Más de en una ocasión, deseé invitarlas a jugar con una pelota había traido
esperanzada de encontrar otros niños de la zona con los que compartir. Empero, tras
observar hacia fuera y concentrarme un poco más en las tareas que realizaban, me percaté
que en sus jóvenes rostros de 9, 10 y hasta 16 años de edad, se vislumbraba tristeza, mucha
Esto me extrañó, a pesar de que no indagué en el momento acerca de ello. Tras contemplar
este panorama, que no parecía muy alentador, simplemente me volví hacia mis compañeros
Al llegar a mi adultez, comprendí que el trasfondo de aquella obra era muchísimo más gris y
entristecedor que el hecho de que no pude jugar con ellas.“ (Arias, 2020)
mismas interrogantes que me formulé tras la conversación: ¿Por qué puedo ser niña y ellas
no? ¿Por qué yo puedo disfrutar de mi niñez y adolescencia, y ellas no? ¿Por qué yo puedo
deporte preferido y ellas no? ¿Por qué yo y ellas no? Recuerdo que en 5to grado de primaria
aprendí un artículo de la Constitución Dominicana Infantil que reza: “La familia, la sociedad
los derechos fundamentales de los menores de edad, es decir, niños, niñas y adolescentes”.
Vivimos en una misma isla, con la misma gente y bajo las mismas leyes. Naturalmente, no
En el 2017, un estudio revelado por Plan Internacional RD arrojó que una de cada cinco
adolescentes casadas conviven con una pareja de hasta 10 años mayor que ellas. Una de cada
cinco adolescentes no ha podido disfrutar de una de las etapas más felices e importantes en la
vida de un ser humano, por ser niña. Una de cada cinco adolescentes se ha convertido en
mujer sin nisiquiera saber que significa ello. Una de cada cinco adolescentes ha tenido que
decir adios a su vida, por las acciones de las personas supuestas a amarlas y protegerlas. ¡Qué
díficil es convivir con la fiera en tu mismísimo hogar y no poder escapar! Porque la oveja, es
¿No les conmueve que niñas que podrían ser sus hijas, sobrinas, nietas, hermanas, vecinas;
padezcan de lo que no tienen culpa alguna? ¿No les conmueve que sufran las consecuencias
de una ley irresponsable y permisiva que se preocupa más de aquellos ya grandes y formados
que de aquellos indefensos y que aún no conocen el mundo? Pero que al hacerlo, obtendrán
una imagen distorsionada de lo que son y deben ser. Trayendo a menudo tempranamente al
mundo, otros seres que se verán bajo la sombrilla del mismo yugo.
Al parecer se está ignorando que el matrimonio infantil jamás será un acto voluntario de los
ustedes los tomadores de decisiones, los que deben rezar por nuestra protección y debido
desarrollo. El matrimonio infantil, ya sea de unión libre o peor, avalado por la ley; no es una
lo saben.
Ya basta de permitir estos abusos bajo el resguardo de la ley. Ya basta de normalizar que
niñas traigan otros niños al mundo y sean prematuramente convertidas en mujeres, para
cuando verdaderamente hayan alcanzado esa etapa, su vida se haya consumido en la nada, así