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Resumen:

“Estructura socioeconómica de México”

Materia:

Globalización y contexto socioeconómico de México

Docente:

Lic. Santa Karina Carrillo Mirazo

Carrera:

Contaduría pública

Matrícula:

35201001

Alumno:

Mendoza García, Francisco Javier

Lugar y fecha:

La Paz, Baja California Sur, a 15 de julio de 2022.


Los derechos económicos, sociales y culturales: cimientos de la
ciudadanía global.

La ciudadanía global reivindica un espacio de participación en el ámbito transnacional.


Desde esta óptica, es desde la que se encuadra el modelo de democracia global en el
marco de los movimientos transnacionales de la sociedad civil. Si algo caracteriza a la
realidad actual es que es muy heterogénea, y está compuesta por distintos agentes cuyas
actividades van desde lo local hasta lo global. Cada vez estamos más conectados e
interactuamos con muchas realidades distintas, lo que exige comprender y aceptar la
diferencia.

Los derechos económicos, sociales y culturales constituyen un todo indivisible e


interdependiente con los derechos civiles y políticos. Sin embargo, se reconoce que el
ejercicio de los primeros difícilmente puede ser automático y que exige esfuerzos
económicos y políticos importantes, que garanticen su concreción progresiva. Estos
esfuerzos se confunden con los procesos democráticos orientados a determinar los
niveles de nutrición, salud, educación, vivienda y otros derechos o bienes de valor social
que pueden garantizarse en forma sostenible a todos los ciudadanos, de los mecanismos
de provisión (pública, privada o mixta) y de los recursos públicos necesarios.

Esto nos remite al proceso político de constitución de pactos sociales y fiscales


nacionales, pero cada vez más globales, en los que se considere que el acceso a dichos
bienes es producto de una decisión política sobre asignación de recursos destinados a
velar por la observancia de los derechos civiles. Estos pactos deberían basarse,
asimismo, en un debate político sobre el papel del Estado y la relación entre las políticas
económicas y el desarrollo social, que permita concertar acuerdos sobre las prioridades y
el ritmo de progreso posible en la aplicación gradual de los derechos o bienes de valor
social. No obstante, el respeto de estos derechos sigue siendo una responsabilidad
básicamente nacional, y no existen hasta ahora políticas o mecanismos internacionales
claros, definidos y estables que permitan que las voluntades y realizaciones de los países
trasciendan la esfera nacional. Por otra parte, la aplicación de estos derechos se
circunscribe a los Estados y no cubre explícitamente a otros agentes importantes, como
las empresas. Por último, la exigibilidad de estos derechos no tiene hasta ahora incentivos
claros, ni existen métodos que garanticen su aplicación.
La exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales debe evolucionar
gradualmente, de evaluaciones regionales y nacionales sobre su cumplimiento hacia una
exigibilidad política mucho más clara, no sólo en foros internacionales sino, y sobre todo,
en foros nacionales representativos, en los que se discutan las evaluaciones
internacionales de la aplicación efectiva de los compromisos adoptados por los países.

La responsabilidad por la observancia de los derechos, su desarrollo y su aplicación


supera las fronteras de lo nacional y lo estatal. Por lo tanto, es fundamental el
establecimiento de alianzas entre múltiples actores. Consciente de ello, las Naciones
Unidas han hecho un amplio llamado al sector empresarial de todos los países, a través
del Convenio Global, a promover el respeto de los derechos humanos en ese ámbito,
tanto en sus prácticas como mediante el respaldo de políticas públicas adecuadas sobre
derechos humanos, el respeto de los derechos laborales básicos y la protección del medio
ambiente. Este tipo de iniciativas, y otras de la sociedad civil, deben contribuir a la
consolidación de una verdadera cultura basada en los derechos humanos, que es la
esencia de la construcción de la ciudadanía global.

Derechos de la sociedad civil

El principio de universalidad de los derechos humanos es un factor clave del derecho


internacional y dota a los derechos humanos de su condición de ser inalienables e
intransferibles. El fenómeno de la globalización obliga a replantearse el concepto de
ciudadanía tal y como lo conocíamos hasta ahora. La vida política, económica y cultural
de la comunidad traspasa las fronteras nacionales puesto que la interdependencia entre lo
local y lo global, promueve la necesidad de consolidar estructuras y diseñar instrumentos
que garanticen los derechos de los ciudadanos de acuerdo con principios democráticos.

La ciudadanía global se constituye como un elemento integrador de la sociedad. Nos


hallamos por tanto ante un estatus que reconoce unos derechos, un proceso y una
práctica que permite a los ciudadanos compartir valores y normas de convivencia, que les
dotan de un sentimiento de pertenencia en el marco de una identidad colectiva y global.

Los derechos y el desarrollo humanos comparten una misma visión y un mismo objetivo:
garantizar, para todo ser humano, libertad, bienestar y dignidad.
Conclusión

La ciudadanía global hace por ello referencia a un sentido de pertenencia a una


comunidad más amplia, haciendo hincapié en la interdependencia política, económica,
social y cultural y en las conexiones establecidas entre los niveles local, nacional y
mundial. Es por ello por lo que la educación para la ciudadanía global aspira a ser un
factor de transformación, que permita hacer llegar los conocimientos, las habilidades, los
valores y las actitudes que se necesitan para poder formar a personas que contribuyan a
un mundo más inclusivo, justo y pacífico. Adquieren aquí un papel fundamental conceptos
como educación para los derechos humanos, educación para la paz, educación para el
desarrollo sostenible o educación para el entendimiento internacional.

Con la ciudadanía global, apostamos por la comprensión de las identidades, las


relaciones y la pertenencia; la comprensión de los valores compartidos y de humanidad
común; el desarrollo de la apreciación de la diferencia y la diversidad y el respeto por
ellas; así como por la comprensión de las relaciones entre la diversidad y las dimensiones
comunes.

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