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El estado gaseoso es uno de las cuatro fases o estados de agregación de la materia, es decir, en los
que ésta puede percibirse, junto a los estados sólido, líquido y plasmático. La materia en estado
gaseoso se denomina “gas”. Se caracteriza porque sus partículas se encuentran muy poco unidas
entre sí.
Las moléculas de las sustancias en estado gaseoso no logran sujetarse unas a otras con firmeza y se
expanden a lo largo y ancho del contenedor en donde se encuentran y adaptándose a su forma. Esto
se debe a que vibran con mucha mayor energía y velocidad que en los líquidos o los sólidos.
A pesar de esta cohesión casi nula que tienen, los gases poseen una enorme capacidad para ser
comprimidos. Esto puede llevarse a cabo industrialmente durante su tratamiento para el transporte
(gases licuados).
Los átomos y moléculas de un gas se hallan alejadas entre sí y movilizándose a niveles de energía
muy elevados. Por eso, resulta imposible que permanezcan juntas y rígidas como en el caso de los
sólidos.
Debemos recordar que el estado de agregación de la materia, en principio, no altera las propiedades
químicas de las sustancias que la componen. Por lo tanto, la naturaleza química de los gases puede
variar enormemente: algunos pueden ser inertes, otros inflamables, corrosivos o tóxicos,
dependiendo de la reactividad química de sus elementos.
Se llama gases ideales a los gases hipotéticos o teóricos, imaginarios, compuestos por partículas
desplazándose aleatoriamente y sin interactuar entre sí. Este es concepto físico-químico útil para la
mecánica estadística, ya que permite la utilización de una ecuación de estado simplificada, conocida
como la Ley de gases ideales.
Es importante señalar que el punto de ebullición es distinto según el líquido del que se trate. Por
ejemplo, el agua hierve a los 100 °C y se convierte en vapor (gas).
Además de por ebullición, un líquido puede evaporarse a menores temperaturas. Esto se debe a
que las moléculas superficiales pueden tener energía cinética suficiente como para romper sus
enlaces con otras moléculas y liberarse a la atmósfera. Por eso se produce evaporación en
superficies como la del mar.
Sublimación de los gases
Es el proceso de cambio de fase que lleva del estado sólido al estado gaseoso, sin pasar antes por el
líquido. Aunque en determinadas condiciones de presión y temperatura puede ocurrir con el agua,
ocurre más frecuentemente con otras sustancias, como el yodo, que a 100 grados pasa
directamente de estado sólido a gaseoso.
Esto es lo que ocurre en la baja atmósfera cuando, tras alejarse de la superficie de la Tierra, el vapor
de agua evaporado se enfría y forma nubes, de las que caen de vuelta las gotas de agua hacia el
suelo: eso es la lluvia. También puede ocurrir cuando la humedad ambiental (estado gaseoso) entra
en contacto con una superficie fría, como una botella.
Sublimación inversa
También llamado cristalización, en algunos contextos específicos, este cambio de fase es contrario
a la sublimación, es decir, involucra el paso de gaseoso directamente a sólido, sin pasar antes por el
estado líquido. Tiene lugar bajo condiciones muy puntuales de presión, que fuerzan las partículas
del gas a juntarse hasta formar estructuras moleculares rígidas.
Un ejemplo habitual de sublimación inversa se da en los polos de la Tierra, en las cumbres de las
montañas o en cualquier otro ambiente donde la temperatura es tan baja, que no se forma agua
líquida a partir de la humedad, sino hielo y nieve.