A LAS PERSONAS La igualdad ante la ley.— Inviolabilidad, inmunidad y prerrogativas procesales.— Responsabilidad -del Presidente y Vice-Presidente de la República.— El juicio político. Naturaleza y trámite.— Responsabilidad de los Ministros de Estado y otros dignatarios.— Los casos de Corte.— Responsabilidad de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.— Inviolabilidad e inmunidad parlamentaria.— Inviolabilidad de los diplomáticos.— Derecho extraterritorial e inmunidad jurisdiccional. LA IGUALDAD ANTE LA LEY.— La organización social antigua y medieval reconocía castas, hombres libres y esclavos, fueros, etc., que determinaba jurídica y políticamente el reconocimiento de la desigualdad de las personas, incluso en algunos casos los tribunales no eran los mismos para juzgar a uno u otro según la clase de cada uno. La injusta desigualdad determinaba que los nobles, los poderosos eran castigados con penas más suaves y menos deshonrosas que las impuestas a los humildes y plebeyos a quienes se reservaron las penalidades más duras e infamantes. Los fueros, es decir leyes especiales protectoras para algunos sectores sociales que los privilegiaban, eran la máxima expresión de la desigualdad. La Revolución Francesa que es uno de los más notables cambios políticos, sociales y económicos producidos en la historia, instaura el principio de igualdad, incluso en el orden punitivo. Primero aprueba la ley de 21 de febrero de 1790 que establece que los delitos del mismo género serán sancionados por el mismo género de penas, cualquiera que sea el rango y el estado del culpable. Principio de igualdad de la ley incorporado a la "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano" y la Constitución de 3 de septiembre de 1790. A raíz de esta revolución en el campo jurídico de la igualdad de las personas ante la ley, que supone la desaparición de la desigualdad jurídica ante la ley, que forma parte de las garantías de la persona, reviste hoy dos aspectos: 1) Todos están sometidos a las mismas leyes penales, a todos se aplican las mismas penas; 2) Todos son objeto de idéntica protección penal. En el fondo la igualdad de las personas en materia penal se plasma en la proporcionalidad entre delitos y penas, como dice BECCARIA: "Es necesario reprimir los delitos más peligrosos con las penas más severas, y reservar los castigos más suaves a los menos importantes". Es evidente que lo que destruye la desigualdad y las contradicciones es la justicia. La importancia política y jurídica de la igualdad de las personas ante la ley ha determinado su inclusión en las constituciones de los países. En Bolivia ha estado presente desde la Primera Carta Magna. En los primeros años del presente siglo se suprimieron los fueros eclesiástico, militar y cualquier otro que pudiera existir. Nuestra actual Constitución en su artículo 6° establece lo siguiente: "Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídicas, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos, libertades y garantías reconocidas por esta Constitución, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen, condición eco-nómica o social, u otra cualquiera. La dignidad y libertad de la persona son inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber primordial del Estado". No obstante lo dicho por razones de las funciones que se desempeñan en los organismos estatales, plantean excepciones al principio de igualdad que son: la inviolabilidad, la inmunidad y las prerrogativas procesales. INVIOLABILIDAD, INMUNIDAD Y PRERROGATIVAS PROCESALES.— Hay excepciones al principio de igualdad de las personas ante la ley, que algunos' autores llaman privilegios, provenientes, según los casos, del derecho público interno v del Derecho Internacional. Florian divide las excepciones al principio de igualdad en dos: a) exención total o parcial de la aplicación de la ley penal o de la jurisdicción de un país y, b) aplicaciones de la ley penal bajo ciertas condiciones particulares. En cambio MEZGER las considera como restricciones personales de la validez de la ley penal, causa por la que las pone en el Derecho Procesal Penal y no en el derecho sustantivo. Grispigni a su vez cree que nos hallamos en presencia de una causa personal de exclusión de una pena, rechaza el criterio de que se trate de un límite a la fuerza obligatoria de las leyes penales, una causa personal de exclusión de la pena, criterio con el que está de acuerdo Antolisei. En el fondo las excepciones al principio de igualdad de la ley penal es su no aplicación a ciertas personas en razón de las funciones que ejercen, es una inmunidad jurisdiccional que funciona de distinto modo, según se trate del Jefe de Estado, Ministros, Parlamentarios, Diplomáticos y otros. Es pues un privilegio que no se fundamenta como en la antigüedad en la tradición, familia, situación social o económica, sino, como ya hemos dicho, en la función que se ejerce y mientras ésta dure, no existiendo ninguna de por vida. a)Inviolabilidad que afecta a la acción, por motivo de la cual una persona goza de una verdadera prerrogativa penal, es irresponsable penalmente tanto en el orden político como en los delitos comunes. Su razón política estriba en mantener al Jefe de Estado al abrigo de cualquier acción, judicial y en la independencia de los poderes, puesto que la independencia del Poder Ejecutivo desaparecería si no respeta la inviolabilidad. b)La inmunidad que se refiere a los parlamentarios, senadores y diputados, es funcional, por lo que son inviolables por las opiniones y votos emitidos en el ejercicio de sus funciones y tampoco pueden ser enjuiciados. En el fondo es una impunidad destinada a garantizar el libre ejercicio de la representación. c)Privilegio de dilación procesal, por el cual mientras se ejercen ciertos cargos no pueden ser procesados, dejándose el enjuiciamiento para cuando dejen la función privilegiada. d)Antejuicio como prerrogativa procesal de los ministros, diputados, senadores y otros señalados por ley, afecta al derecho penal procesal y da la jurisdicción privilegiada, se concede por el cargo que se ejerce. e)La extraterritorialidad de los diplomáticos, ya explicada anteriormente. f)Privilegio de no procesamiento ni sanción del Jefe de Estado extranjero. Se consideran que esta fuera del alcance de la ley penal del país que visita, se fundamenta en el hecho de que el Jefe de Estado extranjero representa a su país y no es posible, por tanto, que quede sometido a la ley extranjera. RESPONSABILIDAD DEL PRESIDENTE Y VICE PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.— JUICIO POLÍTICO. — NATURALEZA Y TRAMITE.— En la monarquía se establecía que el rey es inviolable, es decir inmune a la ley, en algunos casos como en las monarquías absolutas, se lo consideraba que estaba por encima de la ley. En las monarquías constitucionales, en las que los reyes gozan de prerrogativas penales, son irresponsables, no sólo en el orden político sino también en el común. En lo que toca al Presidente de la República y al Vice-Presidente, en nuestro país se deben distinguir dos situaciones diferentes: delitos comunes y los delitos señalados por la ley de 31 de octubre de 1884, llamada Juicio de Responsabilidad contra los Altos Dignatarios del Estado, que son: traición a la patria, violación de las garantías individuales y malversación de fondos públicos. Por delitos comunes cometidos durante el ejercicio de sus funciones los dos primeros magistrados solo podrán ser juzgados cuando hayan terminado sus funciones (artículo 18) y por los delitos mencionados en la ley de 31 de octubre de 1884 podrían ser juzgados aún cuando estén en el ejercicio de sus funciones, gozando para esto privilegios procesales, pues el artículo 68 de la Constitución señala que el Congreso procederá como gran jurado sumariamente, juicio conocido como político sobre cuya naturaleza no hay acuerdo en la doctrina ni en la legislación positiva. En Estados Unidos, el juicio político tiene una tendencia disciplinaria y no penal, cuya finalidad es destituir a un funciona-rio y declararlo incapaz para ejercer cualquier cargo público como en el caso de Nixon que perdió la presidencia por el asunto de Watergate, en principio fue inhabilitado, pero el Presidente Ford lo rehabilitó usando una facultad constitucional del Presidente. Pero si la conducta del Presidente fuese delictiva corresponde a los tribunales ordinarios juzgarlo sin ningún privilegio. En Inglaterra, que sigue el sistema parlamentario, el Parlamento es el que juzga y sanciona la conducta del funcionario, pues tiene atribuciones políticas, judiciales y penales. En Bolivia de acuerdo a la ley de 31 de octubre de 1884 modificada por la de 23 de octubre de 1944 el juicio político es mixto, el Congreso hace de sumariante como gran jurado y la Corte Suprema de Justicia el plenario dictando sentencia. El procedimiento es el siguiente: la demanda- de responsabilidad se lee en sesión de Congreso y sin discusión y sin debate se dispone que pase a la Comisión Mixta de Policía Judicial del Congreso. En el juicio de responsabilidades contra el General Banzer en 1979, se cometió el error procesal de presentar la demanda y debatirla, lo que enervo el juicio e impidió que se termine, quedó pues en trámite. La Comisión Mixta de Congreso instruye el sumario en el término de 15 días. Concluido el sumario se eleva el informe en conclusiones, el que recién debe ser discutido en sesión de Congreso. En el caso de que se pronuncie el Congreso por dos tercios de votos por la acusación, pasa a conocimiento de la Corte Suprema de Justicia, quien hace el plenario y dicta el fallo final, tal como lo dispone el artículo 127, inciso 69 de la Constitución que dice: "Fallar en única instancia en los juicios de responsabilidad contra el Presidente y Vice Presidente de la República y Ministros de Estado por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, cuando el Congreso les decrete acusación conforme al artículo 68, atribución 12". Como vemos en nuestro sistema legal, el Presidente y el Vice Presidente en los delitos comunes que cometen serán juzgados después que terminen su mandato, es decir por una parte gozan de prerrogativa procesal y de inmuni-dad. Por los delitos de traición a la patria, definida en el artículo 17 de la Constitución y en el 109 del Código Penal; atentado contra las garantías individuales que están en el Título Segundo de la Primera parte de la Constitución (Artículo 5 al 35 inclusive) y por malversación de fondos públicos definido en el artículo 144 del Código Penal, serán juzgados en juicio político, con una acción mixta en la que interviene el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. RESPONSABILIDAD DE LOS MINISTROS DE ESTA-DO Y OTROS FUNCIONARIOS.— Los Ministros de Estado tienen las siguientes responsabilidades: a) Responsabilidad política: son responsables de los actos administrativos en su respectiva secretaría conjunta-mente con el Presidente de la República. Pues no todos los actos engloban al Gabinete en pleno, pero sí en aquellos actos que van respaldados por un Decreto Supremo, en el que firma refrendando la firma del Presidente. También políticamente son responsables solidariamente por los actos y decisiones tomadas en Consejo de Gabinete. (Ver artículo 101 de la Constitución Política del Estado). b)Caso de corte: Los Ministros no tienen inmunidad sino que gozan de caso de corte. De acuerdo al artículo 68, inciso 12 el Congreso conoce sumariamente de las demandas contra los ministros de Estado en los delitos menciona-dos por el artículo 17 de la ley de 31 de octubre de 1884 o sea por: 1) traición a la patria;; 2) infracción del texto ex-preso de la Constitución y de las leyes; 3) malversación de los fondos públicos; 4) hacer gastos más de los presupuestados; 5) soborno o cohecho en los negocios de su cargo o nombramientos de empleados públicos; 6) por violación de las garantías individuales. El Congreso hace de sumariante y la Corte Suprema de Justicia dicta el fallo en única instancia de acuerdo al artículo 127, inciso 6° de la Constitución y Ley de 23 de octubre de 1944. c)Responsabilidad Penal: par los demás delitos que no están especificados anteriormente serán juzgados por la justicia ordinaria, una vez que concluyan sus funciones, tal como lo establece la última parte del artículo 18 de la ley de responsabilidad de los Altos Dignatarios del Estado. LOS CASOS DE CORTE.— RESPONSABILIDAD DE LOS MAGISTRADOS DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.— Los casos de corte son aquellos enjuiciamientos que no se hacen ante los jueces que juzgan al común de la gente, sino por tribunales señalados por ley en atención a la investidura de las personas a juzgarse. No gozan de inmunidad sino de jurisdicción especial, para esto debe distinguirse los delitos sometidos a la jurisdicción especial y los que conoce la jurisdicción ordinaria: a) Caso de Corte: La ley de 7 de noviembre de 1890 llamada "Juicio de Responsabilidad de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia", dispone que los magistrados de la Corte Suprema serán juzgados en caso de corte por el delito de prevaricato, que presenten las siguientes figuras: 1) los que juzgan. contra ley expresa, en perjuicio de la causa o de tercero interesado, por afecto o desafecto a alguna persona o corporación; 2) los que juzguen por soborno o cohecho, dado o prometido directamente o por interpósita persona; 3) los que intervienen y fallan en causa en que son interesados personalmente, o conociendo que lo es algún pariente suyo legal, consanguíneo, dentro del cuarto grado o a fin dentro del segundo; 4) los que dan consejo a alguno de los que litigan o son juzgados ante ellos, con perjuicio de la .parte contraria (artículo 2° y 39 de la ley de 7 de noviembre de 1890. El caso de corte es para juzgar por prevaricato a los magistrados de la Corte Suprema por mandato del artículo 66, inciso 19, que dispone que el Senado los juzgará en única instancia por acusación de la Cámara de Diputados a la denuncia de cualquier ciudadano, siendo necesario el voto de dos tercios de los presentes (artículo 62, inciso 4° de la Constitución). b) Responsabilidad Penal: Por los• otros delitos que no sean prevaricato, los ministros de la Corte Suprema serán juzgados en la jurisdicción ordinaria. En la legislación boliviana hay otros funcionarios que expresamente la ley les reconoce el caso de corte o de jurisdicción especial en razón de la importancia de la función que desempeñan. El artículo 127, inciso 7°, de la Constitución, establece que la Corte Suprema de Justicia fallará en única instancia, en las causas de responsabilidad seguidas contra. los Agentes Diplomáticos y Consulares, Comisarios Demarcadores, Prefectos de Departamento, Superintendentes Departamentales de Minas, Rectores de Universidad, Vocales de las Cortes Superiores, Fiscales de Gobierno y de Distrito y en general, contra los altos funcionarios con jurisdicción nacional que señala la ley, por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Lo dicho para la Corte Suprema de Justicia se aplica al Fiscal General de la Nación. Por la clásica división de los poderes del Estado, el Poder Legislativo juzga a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, puesto que no existe un tribunal, fuera del mencionado, con jurisdicción y competencia de conocer las demandas formuladas contra los miembros del Tribunal Supremo. En esta coyuntura el Poder Legislativo obra como jurado nacional. Los Alcaldes gozan de caso de Corte en la Superior del Distrito. INVIOLABILIDAD E INMUNIDAD PARLAMENTARIA.— Los representantes nacionales gozan, según nuestras leyes, de inmunidad e inviolabilidad, que en el fondo es una prerrogativa procesal. Gran parte de los autores no están de acuerdo en reconocer a los parlamentarios la inviolabilidad, puesto que, según ellos, es privilegio del rey que lo situaba fuera del alcance de las leyes. Con la eliminación de la Monarquía Absoluta este privilegio ha desaparecido. Luis Jiménez de Asúa dice "que la inviolabilidad protege la persona y por ende todos sus actos". De lo que se trata, dice el mismo autor, es de un ante juicio parlamentario para que el cuerpo legislativo decida si se puede o no procesar a un diputado o senador. La extensión y campo de acción de la inmunidad varía según la legislación de cada país. Tanto la inmunidad como la inviolabilidad son funcionales y no se establecen por la persona, pues, el representante nacional debe gozar de una total independencia de criterio y de una absoluta seguridad personal para el cumplimiento fiel del mandato popular. La inmunidad parlamentaria es irrenunciable, se la puede considerar como una extensión de la soberanía popular, sin embargo en la vía disciplinaria las cámaras pueden sancionar a sus miembros de acuerdo al Reglamento de Debates cuando en el uso de la palabra ofenden a otros. De acuerdo a nuestra Carta Magna tenemos dos situaciones diferentes, ya que se trata de la inmunidad o de la inviolabilidad parlamentaria: a) Inmunidad Parlamentaria: Consiste en que ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta la finalización de su mandato, sin discontinuidad, podrá ser arrestado, acusado o perseguido en ninguna materia a no ser que la Cámara a la que pertenece de la licencia para esto. Cuando un representante nacional es acusado, enjuicia-do, el juez de la causa debe pedir a la respectiva Cámara el desafuero o licenciamiento. La Cámara en sesión secreta, oye los cargos, los discute y vota por papeleta secreta por el desafuero que procede si se reúne dos tercios de votos en contra del diputado. El desafuero o licencia, significa que el representante nacional queda suspendido de sus funciones y ya no goza de la inmunidad, puede recobrarla si es declarado inocente o sobreseído con auto ejecutoriado. En materia civil, dice la Constitución, el representante no podrá ser demandado ni arraigado desde 60 días antes de la reunión del Congreso y a la terminación del período, hasta el término de la distancia para que se restituya a su domicilio. En el fondo el artículo 52 de la Constitución distingue materia penal y civil, la primera parte se aplica a materia penal y la última a civil. b) Inviolabilidad: El artículo 51 de la Constitución distingue de la inmunidad parlamentaria a la que se refiere el 52, la inviolabilidad. Se reconoce la inviolabilidad de los representantes nacionales _referida limitativamente, en todo tiempo, a las opiniones que emitan en el ejercicio de sus funciones. El concepto que nuestra Constitución da a la inviolabilidad no es clásico, de considerar a una persona fuera del alcance de la ley, sino la no censura, la impunidad por las versiones que emite en el parlamento en las sesiones camarales. INVIOLABILIDAD DE LOS DIPLOMÁTICOS.— La inviolabilidad de los diplomáticos nos viene desde Roma, los feciales en Roma se amparaban en ella. Los diplomáticos gozan de independencia respecto a las leyes penales del país en el que ejercen sus funciones. Esta inmunidad se la justifica en los siguientes puntos: 1) el agente del país representa al Jefe del Estado ante la nación en la que está acreditado y no puede ser sometido a ley extranjera; 2) necesita libertad para cumplir sus funciones. Como consecuencia de esto, no pueden ser detenidos ni presos por cualquier delito cometido en el Estado ante el que ejerce sus funciones. Su duración comienza cuando empieza a representar al país y termina cuando cesa en el cargo. La inmunidad se extiende a la persona del diplomático, su familia y a su séquito muchas veces. Es así que el Código Bustamante en el artículo 298 dice: "Gozan de igual exención los representantes diplomáticos de los Estados contratantes en cada uno de los demás. así como sus empleados extranjeros y las personas de la familia de los primeros que viven en su compañía. También alcanza a los objetos, valijas, archivos, etc., y por cortesía, hasta el equipaje del Embajador y Ministro Plenipotenciario". La inmunidad de los diplomáticos lleva la extraterritorialidad al local que ocupa la sede y residencia diplomática, esto es que, los delitos que se cometen en ellos escapan al derecho del país en el que se ejerce sus funciones. Respecto a su naturaleza no hay acuerdo, por ejemplo Franz von Liszt cree que es una causal personal que exime de la pena; pero Binding y Manzini piensan que son responsables cuando cesan en el cargo. Se trata en el fondo de in-munidad penal y procesal en el territorio en que ejerce sus funciones, pero no en el país al que pertenecen. Pueden presentarse dos situaciones: cuando el diplomático acreditado en el extranjero comete un delito referente a sus funciones, que importa al país que representa, caso en el que se aplica el principio real o de protección, respondiendo ante su propio Estado. La segunda situación se presenta cuando se comete una infracción, de carácter común o político, que interesa al país ante el que está actuando. En este último caso, la comisión del delito no importa impunidad. La nación extranjera donde se halla, le declarará persona no grata y su país al removerle del puesto, le penará por el principio de representación. Sólo en el supuesto que corneta un delito político contra el Estado ante quién ejerce sus funciones, puede ser que la impunidad le proteja. El país víctima le declarará persona no grata, pero su propia Nación, que instigó sus acciones, no le castigará seguramente. El Instituto de Derecho Internacional en el Artículo 14 de la Resolución adoptada en Nueva York en 1929, dice: "En caso de delitos o crímenes contra el orden, la tranquilidad pública o la seguridad del Estado, la inmunidad de jurisdicción penal subsiste, sin que ella sea obstáculo para las medidas estrictamente necesarias de protección o de defensa que pueda verse obligado a tomar el gobierno ante el cual se halle acreditado el agente, o del país que atraviese. Las autoridades competentes podrán rodear el hotel; pero ninguna coacción directa podrá ser ejercida contra la persona, salvo caso de extrema urgencia. Los hechos imputados al agente deben ser puestos in-mediatamente en conocimiento de su gobierno, para que éste dicte las medidas adecuadas". En resumidas cuentas podemos decir que el diplomático real y materialmente es impune, sus delitos se penan extraterritoriaImente. DERECHO EXTRATERRITORIAL E INMUNIDAD JURISDICCIONAL.— Hay tratadistas que consideran la inviolabilidad acordada a los diplomáticos como un derecho extraterritorial, es decir que la ley penal de su país lo sigue y se le aplica aunque esté en una nación extranjera. La ley nacional sigue a la persona. Otros consideran que es una inmunidad jurisdiccional y personal, es decir que a la persona del diplomático no le alcanza la jurisdicción del país en el que ejerce sus funciones Los agentes consulares no gozan de los privilegios acordados a los representantes diplomáticos, por regla general y, en determinados países no son perseguidos, acusados ni detenidos, por delitos de escasa gravedad. El inciso 6° del artículo 1? del Código Penal Boliviano prescribe que: "Este código se aplicará: a los delitos cometidos en el extranjero por funcionarios al servicio de la Nación, en el desempeño de su cargo o comisión". Aplica el principio de extraterritorialidad, dentro de esa generalidad estarían comprendidos todos los funcionarios diplomáticos, agentes consulares, adjuntos, asesores, técnicos, etc.