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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA DE DERECHO

TEMA:

MONOGRAFIA:
“Libertad Económica y Contrato”

Autor: De La Cruz Rivera Frank Manuel

Curso:

“Contratos Parte General”

Docente:

MBA. ABOG. Blanca Lizbeth Carrasco Delgado

Pimentel – Perú
2022
INTRODUCCION 3

1. LIBERTAD ECONÓMICA Y CONTRATO 4

1.1 RESOLVER LA VENTAJA ESTRATEGIA DEL CUMPLIMIENTO NO SIMULTANEO: 5


1.2 REDUCIR LOS COSTOS DE TRANSACCIÓN: 5
1.3 LAS REGLAS CONTRACTUALES AYUDAN ASIGNAR RIESGOS EN CASO DE LAS PARTES
NO PUEDAN PREVERLOS: 6
1.4 CONTRATOS OBLIGATORIAS Y CONTRATOS NO OBLIGATORIAS: 6
2.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONTRATO 7
2.3. LAS BASES DE LA CONTRATACIÓN 7
2.4. LA AUTONOMÍA PRIVADA. 8
2.5. EL INTERVENCIONISMO ESTATAL 9
2.6. LA FUERZA OBLIGATORIA DEL CONTRATO 9
2.7. LA BUENA FE CONTRACTUAL 9
2.8 LA RELATIVIDAD DE LOS CONTRATOS 9

BIBLIOGRAFIA: 10
INTRODUCCION

En el presente trabajo hemos visto por conveniente realizar una monografía del tema”
La Libertad Económica y Contrato” profundizando su historia en el derecho romano las
personas por las mismas necesidades de subsistencia se apropiaban de las cosas y
de sus utilidades, disfrutando de la cosa adquirida de una forma pacífica, esto no
estaba tipificado o normado y por ende este se realizaba sin ninguna regulación legal.
Pero ahora en la actualidad lo encontramos regulada en nuestro código civil y han
dejado de ser rudimentarias, poniendo en peligro la igualdad de los derechos y
obligaciones que habrán entre las partes.
Por ende empezamos desde su evolución histórica del contrato, donde vemos la
evolución de los contratos y la forma en que se codifica en nuestro ordenamiento
jurídico actual; las bases de la contratación, aquí vemos los principios que permite su
funcionalidad; la autonomía privada; en esta nos habla de la libertad e inclusión y
libertad de configuración interna; y como último punto del avance de esta monografía
hemos agregado la intervencionismo estatal.
De este modo hemos podido profundizar la evolución de los contratos asi como su
codificación en la actualidad, de qué modo ha cambiado ha mejorado y en que
magnitud es estado interviene en estos.
1. LIBERTAD ECONÓMICA Y CONTRATO

El Ser humano, esta considerado como un ser económico desde el inicio de los
tiempos, por el simple hecho de que la necesidad de supervivencia va a imponer y
acudir a su entorno para obtener las cosas y las utilidades. Satisfacer ese interés se
trasladará al régimen normativo de la religión, de la moral, y, finalmente, del derecho,
será entonces el concepto de propiedad, sea individual, familiar o comunal, con el
objeto de asegurar el disfrute pacífico de las cosas. Anteriormente en aquellas
sociedades primitivas, el régimen económico se basaba en el autoconsumo, es por
ello que las familias, o los grupos sociales reducidos, producían los bienes que
necesitaban, por lo que esa sociedad , solo se preocupaba en proteger sus
necesidades, siendo lo único como el derecho patrimonial que se requería para
mantenerse en el orden de sus comunidades.
Ante ello, toda sociedad comenzará un lento periodo menos complejo, que va a surgir
desde el inicio de las clases en la sociedad, pues serán los que han gobernado, los
que tenian una religion, asi como aquellos que producían, eran esencialmente los que
iban a cumplir con la finalidad de obtener un orden dentro de la sociedad, ante ello, el
grupo político privilegiado va a superar el autoconsumismo, con la demanda de la
obtención de bienes dentro del lugar, o lejos de él, originando un negocio exterior.
Adelantando la tecnología ha originado excedentes, no teniendo perjuicio de los
sujetos más fuertes, que van a lograr acumular excedentes, con la separación de los
miembros de la sociedad por mayor riqueza o pobreza, con la capacidad de
satisfacción compleja de sus necesidades.
La solicitud de bienes conlleva la oferta de los mismos, por lo que surgirá una nueva
situación que va a modificar la estructura de la sociedad. El autoconsumismo deja de
ser la única fórmula económica; por el contrario, empezará a ganar importancia el
intercambio de bienes, el comercio, y, con ello, la producción se hará para concurrir al
mercado, esto sera dirigido a terceros. Reiteradamente, los cambios que se realicen
en la sociedad obligan al derecho, pues, van a surgir reglas para que los bienes se
intercambien. En ese contexto, la denominación del bien no va a ser suficiente para
que puedan enfrentar las necesidades, por lo que se inician las ideas de “vínculo”,
“obligación” y “contrato”, como mecanismos jurídicos que explican el intercambio
económico.
La fabricación se especializa, puesto que cada agente realiza un tipo diferente de bien,
por lo que, lo hará con una mayor eficiencia, mejorando su aptitud así como la
productividad, trayendo como resultado la necesidad de realizar un cambio a través de
la comercialización, desde un ambiente económico; pero que origine los elementos
que obliguen al contrato, desde el ámbito jurídico.
La riqueza del mercado surgirá cuando se trasciende la autonomía económica, la
desintegración del trabajo, la determinación de cada persona en su producción, así
como la intromisión del estado en término de árbitro, pero no cuando se creen
riquezas, y será su interposición, por varios factores, siendo de mayor excelencia
actualmente.
El sustento figurado de la economía de mercado, conjuntamente del respeto por la
libertad, va a encontrarse en el bienestar general que se lograra mediante la liberación
de las fuerzas productivas, de la invención, de la creatividad y de la privación del
esfuerzo por el sujeto que va a protagonizar la acción. En ese sentido, serán los
individuos que cuenten con la libertad de producir, de realizar comercio, de poder
contratar, de trabajar, así como la libertad en el uso, disfrute y disposición de los
bienes.
El mercado es el terreno indeterminado en el que converge la oferta y la demanda, los
vendedores y los compradores, siendo requerida una figura técnica que pueda vincular
ambos intereses contrapuestos: “el contrato”, así como del derecho que sea objeto del
intercambio: “la propiedad”. En forma genial, el profesor italiano Emilio Betti había
realizado la advertencia con claridad que la propiedad se sustenta en la idea primitiva
de “apropiación exclusiva”, sin tener una relevancia de la alteridad; mientras el
contrato se basa en la idea de “colaboración” entre las partes, pues, ambos se
precisan mutuamente, lo que, a diferencia de la propiedad, acepta la alteridad.
Para esclarecer el contrato es una transacción de un bien o servicio de una persona a
otra es la voluntad de ambas partes, en la cual ambas salen beneficiadas.
Y a eso se lo denomina un concepto el precio de reserva, este es el precio asignado
al bien o al servicio de la parte que va a trasferir aquel bien.

El derecho contractual cumple 4 funciones estos son

1.1 resolver la ventaja estrategia del cumplimiento no simultaneo:

En este se hace el intercambio en el mismo tiempo y por ende existe ningún


documento.

1.2 Reducir los costos de transacción:

Para ellos se aplica reglas del código civil para reducir los costos de transacción,
estas reglas son supletorias y permite que no se pacte todo, es decir este protege el
bien, en el momento de entrega y evita el riesgo de perderlo.
1.3 Las reglas contractuales ayudan asignar riesgos en caso de las partes no
puedan preverlos:
Estas son casos fortuitos, fuerza mayores situaciones en la cual las partes no pueden
controlar ni prevenir el código civil requiere ciertas reglas para estas.
1.4 contratos obligatorias y contratos no obligatorias:
En los contratos obligatorios existen ciertos acuerdos de ambas partes, en esta se
cumplen las funciones y es válido ya que son racionales e informadas.
Como contratos no obligatorias tenemos las promesas las promesas de una persona
que hace hacia la otra, por ejemplo si yo hago la promesa a mi mama que tendré
buenas calificaciones, y mi madre no me cree y me hace firmar un contrato de
compromiso, este tipo de contrato es un tipo atípico que no está regulada en nuestro
código civil, y dentro de ello buscamos la causa si este contratación es exigible.
2.2. Evolución histórica del contrato
El contrato es una de las formas más comunes en la actualidad en que el hombre ha
utilizado para desarrollarse en el ámbito económico y social y se ejecuta a través del
intercambio de un bien o servicio haciendo que el individuo que la ejecuta se
enriquezca, este tipo de intercambio se puede ejecutar por diferentes medio uno de
estos son los contratos.
El tiempo romano estos intercambios se hicieron sin ninguna regulación legal , pero
conforme a ido pasando el tiempo esto se ha podido llegar a codificar y han dejado de
ser rudimentarias y de este modo se evita las violaciones que ponían antes el riesgo
de la equidad en las operaciones de los derechos y obligaciones que se generaba
entre ambas partes o los individuos.
Desde el punto de vista romana analizamos el origen del vocablo contrato,
etimológicamente proviene del latin contractus y su significado es pacto,es asi que el
contrato se remonta al derecho romano de la época imperial y la cual se reconocía
dos fuentes de obligaciones una de ellas es el contrato y las obligaciones pero en la
época del emperador Justiniano los bizantinos ingresaron 4 fuentes de obligaciones y
estas son :
Los contratos, delito, cuasicontratos, y cuasidelitos, y podemos recalcar que para el
emperador Justiniano el contrato no era más que el acuerdo de las voluntades capaz
de construir a una persona en contra de otra.
En el derecho romano los contratos solían requerir de un elemento material formalista,
y esta se constituyó casi en una solemnidad y este elemento adquirido por el derecho
romano evoluciono gradualmente hacia el con sensualismo.
Pero la llegada de los pueblos originarios hiso un retroceso respecto a la evolución en
la categoría de contrato, en cuanto estos pueblos se mezclaba un elemento formal con
elementos simbólicos y con miedo a la venganza privada.
Después una influencia mucho más moderna es la del derecho canónico, que
mantenía la obligación de veracidad y la de respetar la palabra dada por las partes.
En la actualidad esta figura del contrato, tal como lo solemos conocer no deriva de los
contratos romanos , si no los pactos, dado que en los decretales del papa Gregorio
IX(1234) se sancionaba la obligación de respetar los acuerdos o pactos que se dieran
mediante juramento. (Microsoft Word - capitulo2.doc, 2004)
2.3. Las bases de la contratación
El contrato desempeña el objetivo de regularizar el intercambio y retribución de bienes
o servicios en la sociedad, mediante el reconocimiento de ciertos principios que
permiten su funcionalidad:
a) libertad, pues se trata de actos de autonomía;
b) igualdad, en tanto ello avala la tutela de la operación;
c) patrimonialidad, pues se trata de una operación económica que sirve para la
satisfacción de intereses individuales y sociales;
d) normativa, en tanto el acuerdo es vinculante, por lo que crea normas privadas, lo
que genera seguridad jurídica, pilar de cualquier sistema económico que incentiva la
creación de riqueza.
Los principios base son los que fundamentan la noción misma del contrato, entre los
que se encuentra el “normativo”, pues el contrato tiene la función de crear normas para
asegurar las relaciones económicas. El famoso pacta sunt servanda constituye una
frase que resume la finalidad normativa del contrato, emparentada con la seguridad
jurídica.
2.4. La autonomía privada.
Cumple dos funciones:
Poder de constitución en las relaciones jurídicas, y poder de reglamentación del
contenido de esas relaciones jurídicas.
El principio de autonomía privada jamás ha sido absoluto, ni siquiera en el momento
cúspide del liberalismo. En este sentido, la autonomía privada, como prodigio social,
tendrá como base el contexto en que se despliega, por lo que sus límites dependerán
de los tiempos y de las concepciones imperantes en la sociedad. Por tanto, si la
autonomía privada tiene límites inmanentes, mayores o menores, entonces bien puede
decirse que no está en crisis la propia autonomía privada, sino más bien el modo en
que se concebía sobre la base de los postulados liberales.
Por tanto, “más que un problema de libertad, es un problema de sus límites

La creencia de la autonomía da la voluntad a poder proclamarse y repetirse a


condición de que se subraye prácticamente hoy como lo fue ayer y como lo será
mañana, es un problema de medida.
Los límites tradicionales de la autonomía privada son las normas imperativas, el orden
público y las buenas costumbres (arts. V, 1354 CC), con lo que se busca controlar la
vigencia de las normas de derecho público y la moralidad social.
Este modelo individualista se plasmó en los primeros Códigos, pero ello ha cambiado
dramáticamente desde la aparición y desarrollo del fenómeno de la contratación
masificada, en donde -de hecho- la configuración del programa de los derechos y
obligaciones se produce de forma unilateral, con el riesgo de que una parte se coloque
en situación contractual intolerablemente superior frente a la otra.
Este problema hizo intervenir a la jurisprudencia y al legislador, con miras en la
protección de la parte más débil de la relación jurídica, por lo que se busca equilibrar el
poder de negociación de ambos contratantes, lo que opera específicamente en el
ámbito de las relaciones con los consumidores (art. 65 Const.), y que antes operó en
el contrato de trabajo, cuya importancia como hecho regulador fue decreciendo para
dotar de mayor relevancia a las normas heterónomas.
El contrato laboral dejó de pertenecer al derecho civil, hasta el punto que esa materia
se convirtió en una disciplina jurídica autónoma: el derecho del trabajo. ¿Pasará lo
mismo con el derecho del consumidor? El futuro lo dirá. (BARRON, 2018)
2.5. El intervencionismo estatal
La intervención estatal en condición de árbitro, pero no en la creación de riqueza,
aunque su intervención, por diversos factores, es cada vez de mayor relevancia en la
actualidad.

2.6. La fuerza obligatoria del contrato

2.7. La buena fe contractual

2.8 La relatividad de los contratos


BIBLIOGRAFIA:

DÍEZ PICAZO, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de Derecho Civil, 2º edición,


Editorial Tecnos, Madrid 1980, T. I, p. 387.

Cit. CANCINO, Fernando. Estudios de Derecho Privado, Editorial Temis, Bogotá 1979,
p. 29.

DIEZ PICAZO, Luis y GULLON, Antonio, Op. cit., T. I, p. 389.

JORDANA FRAGA, Francisco. La responsabilidad contractual, Editorial Civitas, Madrid


1987, pp. 123-124.

Cit. GÓMEZ, Carlos José. Estudios sobre los contratos por adhesión a condiciones
generales, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá 1991, p. 40.

[6] “A diferencia de lo que ocurre en el moderno Derecho, el consensualismo no es


principio general en el Derecho romano clásico, en orden a la manera de concluir
negocios que engendren derechos reales y obligaciones. Esto significa que no es
suficiente para producir tales efectos el mero acuerdo de voluntades entre partes”:
GUZMÁN BRITO, Alejandro. Derecho privado romano, 2° edición, Thomson Reuters,
Santiago 2013, T. I, p. 789.

OLIVECRONA, Karl. Lenguaje jurídico y realidad, traducción de Ernesto Garzón


Valdés, Editorial Fontamara, México 2004, p. 27.

[8] “el formalismo inicial de los derechos romano y germánico fue cediendo
gradualmente paso al principio del consensualismo, según el cual los contratos se
concluyen mediante el consentimiento. Esta evolución fue determinada
fundamentalmente por la influencia del derecho canónico, por las necesidades
prácticas del tráfico comercial y por la doctrina del derecho natural. El primero y tercer
factores obedecen a razones teóricas, de carácter predominantemente intelectual, que
ponen de manifiesto el valor del consentimiento como elemento suficiente para la
formación del contrato. En cuanto al segundo factor, que posiblemente es el que ha
tenido mayor peso, se ha dicho que ‘la ley de los mercaderes impuso el respeto a la
palabra dada, menos por una idea moral que por razón de la necesidad práctica de
dejar de lado las formas para concluir rápidamente los negocios’ (Ripert y Bolaunger)”:
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. El contrato en general, Palestra Editores, Lima
2001, T. I, p. 131.

BORDA, Guillermo. Manual de Contratos, Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires 1978,
p. 114.

DE CASTRO Y BRAVO, Federico. El negocio jurídico, Editorial Civitas, Madrid 1985,


p. 12.

“La consecuencia más importante de la obligatoriedad de las relaciones jurídicas


creadas por el contrato, y la que realmente da sentido a dicha obligatoriedad, es su
intangibilidad o irrevocabilidad. Se entiende por intangibilidad (o irrevocabilidad) el que,
una vez formado el contrato por el acuerdo de declaraciones de voluntad, la relación
jurídica patrimonial que constituye su objeto, aun cuando no haya entrado en vigencia
(verbigracia, por existir una condición o un plazo), no puede ser modificada, sino por
un nuevo acuerdo”: DE LA PUENTE Y LAVALLE, El contrato en general, Op. Cit., T. I,
p. 316.

FERRI, Luigi. Lecciones sobre el contrato, traducción de Nélvar Carreteros Torres,


Editora Jurídica Grijley, Lima 2004, p. 9.

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